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Tema 9: Romanos

[Capítulo 4-2] Aquellos Que Reciben Bendiciones Celestiales por Fe (Romanos 4:1-8)

(Romanos 4:1-8)
“¿Qué, pues, diremos que halló Abraham, nuestro padre según la carne? Porque si Abraham fue justificado por las obras, tiene de que gloriarse, pero no para con Dios. Porque ¿qué dice la Escritura? Creyó Abraham a Dios y le fue contado por justicia. Pero al que obra, no se le cuenta el salario como gracia, sino como deuda; mas al que no obra, sino cree en aquel que justifica al impío, su fe le es contada por justicia. Como también David habla de la bienaventuranza del hombre a quien Dios atribuye justicia sin obras, diciendo: ‘Bienaventurados aquellos cuyas iniquidades son perdonadas, y cuyos pecados son cubiertos. Bienaventurado el varon a quien el Señor no inculpa de pecado.’”
 


Bienaventurados aquellos cuyos pecados han sido Borrados

 
Yo doy gracias al Señor por haber salvado tantas almas en estos días. La Biblia habla acerca de la gente bienaventurada en Romanos capitulo 4, así que me gustaría hablar acerca de aquellos que han sido bendecidos.
“Como también David habla de la bienaventuranza del hombre a quien Dios atribuye justicia sin obras, diciendo: ‘Bienaventurado aquellos cuyas iniquidades son perdonadas, y cuyos pecados son cubiertos. Bienaventurado el varon a quien el Señor no inculpa de pecado’” (Romanos 4:6-8). La Biblia habla acerca de aquella gente que ha sido bendecida ante Dios. Verdaderamente bendecidos son aquellos cuyos pecados han sido borrados ante Dios y a quienes al Señor no culpa de pecado.
Antes de profundizar en las Escrituras, examinemos como está nuestro estado actual. La Biblia habla acerca de la gente bienaventurada que ha recibido la remisión de pecados. Vamos, entonces, a pensar si también nosotros merecemos ser bendecidos o no. 
No existe una sola persona en este mundo que no peque. La humanidad comete tanto pecado como una gruesa nube, como esta escrito en Isaías 44:22. Nadie es capaz de evitar el juicio de Dios sin la gracia de Jesucristo.
Fuimos liberados de nuestros pecados y del juicio de Dios, por el bautismo y la sangre de Jesús sobre la cruz, a través del cual el Señor nos dio la remisión de pecados. Más aún, ahora somos capaces de vivir debido al sacrificio que Jesucristo ofreció. ¿Podría posiblemente existir alguien que nunca cometa pecado a través de toda su vida? Si alguien es una persona que ha recibido la remisión de pecados o no, uno peca a través de toda su vida. Ya que continuamente cometemos pecados aún sin darnos cuenta, estamos destinados a recibir juicio debido a nuestros pecados.
Yo creo en este hecho, que una persona que posee una mínima cantidad de pecado irá el infierno. ¿Por qué? Porque la Biblia dice que la paga del pecado es muerte (Romanos 6:23). La paga del pecado, sea lo que sea, debería ser pagado y los pecados son perdonados solo después de que uno ha pagado el precio. El pecado solo trae juicio.
Vivimos en medio de toda clase de pecado, ambos, graves y pequeños, tales como el pecado debido a la ignorancia, los pecados cometidos con conocimiento y pecados cometidos por las iniquidades. Hablando estrictamente, no podemos evitar sino admitir nuestros pecados ante Dios, aún si tenemos buenas excusas que darle a él. ¿Estas de acuerdo con este concepto? No es correcto para nosotros el rehusarse a admitir nuestros pecados, aunque todos ellos hayan sido perdonados. Todos deben admitir las cosas que deban ser admitidas.
 


Sólo los justos pueden alabar al Señor

 
Los justos, cuyos pecados e iniquidades han sido perdonados y cubiertos, están libres del pecado y dan gracias a Dios. No podemos hacer otra cosa que dar gracias a Dios cada hora y cada minuto, siempre que venimos ante él, porque el Señor tomó todos nuestros pecados, aunque nuestros pecados son tantos como una gruesa nube. Damos gracias al Señor quien tomó todos nuestros pecados, siendo bautizado por Juan el Bautista en el río Jordán y recibiendo el juicio sobre la cruz en nuestro lugar.
Si el Señor no hubiera tomado todos nuestros pecados sobre él, a través de su bautismo, ni hubiera sido crucificado y muerto para dar la paga por el pecado, ¿podríamos atrevidamente llamarlo a él Padre? ¿Cómo podríamos alabar al Señor? ¿Cómo podríamos alabar el nombre del Dios y dar gracias a su regalo de salvación y darle la gloria a él? Todo esto se debe al regalo de la gracia de Dios.
Nosotros, como santos, podemos alabar al Señor y darle gracias a él en este tiempo porque nuestros pecados ya han sido borrados. A través del sacrificio de Cristo y del hecho de que él Señor tomó todos nuestros pecados, incluyendo los más pequeños, podemos alabar al Señor.
Aunque ya hemos sido perdonados de nuestros pecados, no podemos llegar a ser perfectos por nuestras obras mientras vivamos en la tierra. Todos nosotros somos débiles, pero nosotros, como justos, alabamos al Señor quien dio la paga de todos los pecados de los pecadores con su gracia. ¿Estas en tinieblas? Sin importar que clase de oscuridad pueda existir, si reconocemos el más pequeñito pecado ante Dios, si confesamos que hemos pecado ante Dios y si creemos en el Señor quien tomó todos estos pecados, la verdad del Señor nos permitirá alabar y darle gracias a él. Llegamos a ser santos que no podemos evitar alabar al Señor Jesucristo debido a su gracia y perdón de los pecados. Más aún, llegamos a ser los adoradores para Dios, después de recibir la gracia de la remisión de pecados en nuestros corazones. 
 

Si somos hechos justos sin obras, es el regalo de Dios
 
“¿Qué, pues, diremos que halló Abraham, nuestro padre según la carne? Porque si Abraham fue justificado por las obras, tiene de que gloriarse, pero no para con Dios. Porque ¿qué dice la Escritura? Creyó Abraham a Dios, y le fue contado por justicia. Pero al que obra, no se le cuenta el salario como gracia, sino como deuda; mas al que no obra, sino cree en aquel que justifica al impío, su fe le es contada por justicia” (Romanos 4:1-5).
El pecado humano es expiado solo después de que la deuda es pagada. ¿Estás seguro de que tú conciencia está limpia? Sin importar la clase de pecados que sean, nuestras conciencias pueden ser limpiadas después de que la paga por el pecado es dada. Por lo tanto, los pecadores fueron hechos justos por ser salvados.
En Romanos capítulo 4, Pablo dijo que los pecadores fueron salvados por Jesucristo, quien tomó todos los pecados del mundo sobre él en el río Jordán y fue crucificado para ser juzgado por sus pecados, usando a Abraham, el antepasado de la fe, quien creyó en la palabra de Dios, como un ejemplo. La Biblia dice que Abraham llegó a ser justo porque creía en Dios. Él no fue salvado por sus propias obras, sino por su fe en la palabra de Dios. Por lo tanto, Dios se lo contó por justicia. Abraham obtuvo la salvación al creer en las palabras de Dios y llegó a ser el padre de todos aquellos que creen. Él llegó a ser justo por creer en el pacto de Dios.
¿Cuál es la salvación del pecado y la gracia de Dios que fue otorgada sobre nosotros los pecadores? Pensemos acerca de esto para aclarar este punto. “Pero al que obra, no se le cuenta el salario como gracia, sino como deuda” (Romanos 4:4). Este versículo habla acerca de la salvación de Dios, quien nos salvó de todos los pecados. Habla acerca de la remisión de pecados. “Pero al que obra, no se le cuenta el salario como gracia, sino como deuda.” ¿Si un hombre recibe un salario por su trabajo, considerará su salario como gracia o como deuda? El apóstol Pablo explica la salvación, usando a Abraham como un ejemplo. Es natural que un hombre trabaje para recibir un salario a cambio de su trabajo. Sin embargo, si somos hechos tan justos como los santos, aún si no vivimos vidas perfectas, es a través del regalo de Dios, no a través de nuestros propios esfuerzos.
“Pero al que obra, no se le cuenta el salario como gracia, sino como deuda” (Romanos 4:4). La salvación a través del perdón de pecados se debe al bautismo y al derramamiento de sangre del sacrificio de Jesús. La salvación fue hecha posible a través de la gracia y el regalo de la remisión de los pecados. La humanidad no puede abstenerse de pecar, así que están forzados a admitir que han pecado. Ellos no pueden lavar sus pecados, no importa las doctrinas que ellos puedan creer o que tan intensamente ellos puedan orar por sus pecados.
La única forma en que los pecadores pueden lavar sus pecados, es creyendo en la salvación que dice que el Señor tomó los pecados del mundo sobre él, por medio del bautismo de Juan el Bautista en el río Jordán, y fue crucificado para recibir el juicio vicario por los pecados. Los pecadores no tienen la habilidad de pagar por sus propios pecados con ninguna clase de sacrifico hecho en su propio esfuerzo. Todo lo que los pecadores pueden hacer, es creer en la salvación a través del perdón de pecados. La única cosa de la que pueden depender es en la gracia de Dios.
Al recibir el bautismo en el río Jordán, Jesús tomó todos nuestros pecados en la manera más apropiada, y sacrificándose él mismo en la cruz, los pecadores fueron salvados de todos sus pecados. Esto incluye los pequeños pecados que cometemos, debido a nuestras debilidades que están bajo el engaño de satanás, y los pecados que son tan grandes como una elevada montaña. Por lo tanto, los pecadores reciben la salvación por la fe en el bautismo y la sangre de Jesucristo. A través del regalo de la salvación gratuita de Dios, nosotros que éramos pecadores, ahora somos justos.
 

La remisión del pecado es dada solo por gracia y Como regalo
 
El apóstol Pablo habla acerca de como un pecador es salvado de todos sus pecados. “Pero al que obra, no se le cuenta el salario como gracia, sino como deuda.” Él explica la gracia de la salvación, comparándola con la de los trabajadores de este mundo. Si un pecador, después de haber trabajado ante Dios, dice que él/ella obtuvieron la salvación de sus pecados, no es el regalo de Dios, sino de su trabajo. La remisión de pecados es dada solo por gracia y como un regalo. Ninguna de nuestras obras están incluidas en la gracia de Dios. ¿La salvación que recibimos fue un regalo de Dios para nosotros o no? Si, si lo fue. No teníamos otra opción que la de morir debido a nuestros pecados. Sin embargo, Jesucristo, nuestro Salvador, tomó todos nuestros pecados sobre él, siendo bautizado por Juan el Bautista en el río Jordán.
Fuimos salvados de nuestros pecados, creyendo en el hecho que Jesucristo dio la paga del pecado y murió por nosotros. Él nos santificó, tomando todos nuestros pecados a través de su bautismo y nos salvó de todos nuestros pecados, llevándolos a la crucifixión. Todo esto viene de la gracia salvadora de Jesús. El que nosotros hayamos sido librados, fue posible a través de la gracia de Dios. Es un regalo. Esta libre de cargos. Los pecadores fueron salvados por el amor de Dios hacia los pecadores. Jesús tomó todos nuestros pecados a través de su bautismo y salvó a los pecadores de todos los pecados en el mundo y de todos los juicios de Dios, siendo crucificado.
“mas al que no obra, sino cree en aquel que justifica al impío, su fe le es contada por justicia” (Romanos 4:5) Anteriormente, hablamos acerca de la persona que trabaja. La frase, “mas al que no obra” se refiere a aquellos que nunca hacen ninguna obra virtuosa con la intención de llegar a ser justos. Pablo continua con el resto del versículo diciendo, “sino cree en aquel que justifica al impío, su fe le es contada por justicia.”
Él usa a los impíos como un ejemplo para explicar la justicia de Dios. ¿Qué significa ser impío? Una persona ‘impío’ es aquella que nunca tiene temor de Dios y vive una vida perdida hasta su último aliento, lo cual es exactamente lo opuesto de ser piadoso. Esta palabra indica a alguien que peca ante Dios hasta el día en que él/ella mueren. Es verdad que la gente nace llena de pecado. Más aún, era la verdadera naturaleza de los humanos, el ser destinados a recibir el juicio de Dios debido a sus pecados.
Sin embargo está escrito, “mas al que no obra, sino cree en aquel que justifica al impío, su fe le es contada por justicia.” Aquí la frase “mas al que no obra” significa “aunque él no es piadoso.” ¿Somos piadosos ante Dios? —No, no lo somos.—
El Señor nos dice a nosotros, los impíos, “Estas libre de pecado y tú eres justo.” El Señor tomó la deuda de todos nuestros pecados y pagó por ellos. ¿Crees que Jesús pagó la deuda por los pecados totalmente? Para el creyente, su fe le es contada por justicia. “¡Tú estás bien. Realmente crees en esto. Tú eres mi pueblo justo. Tú no tienes pecado, ya que Yo los borré cuando fui bautizado por Juan el Bautista y siendo juzgado por todos tus pecados en la cruz!”
Dios tomó todos los pecados impíos de este mundo por el bautismo de Jesús, aunque toda la humanidad es impía. Dios envió a su Hijo Unigénito y tomó los pecados por su bautismo y él fue crucificado en el lugar de los impíos. Dios cumplió ambas leyes que dicen que la paga del pecado es muerte y la ley del amor de Dios al mismo tiempo. Él salvó a todos los pecadores de sus pecados.
Dios dice, “Si, ustedes están limpios de pecado. Mi Hijo te salvó. Tú has sido salvado,” a aquellos que creen que Jesús tomó todos los pecados del mundo en el río Jordán a través de su acto de justicia en favor de los pecadores. Por lo tanto, ellos son justificados, aún si no han sido piadosos. Dios dice que ellos son su gente libre de pecado, aunque son impíos él ve su fe en la salvación del Señor. Bienaventurada la persona a quien el Señor no culpa de pecado.
Dios nos pregunta si somos piadosos. “mas al que no obra, sino cree en aquel que justifica al impío, su fe le es contada por justicia.” ¿Hacemos buenas obras? No podemos hacer el bien, sino que sólo somos aptos para pecar. ¡Sin importar eso el mismo Dios nos salvó con el regalo de la salvación. Creemos en la salvación del Señor, principalmente, el bautismo y la sangre de Jesús!
 

Debemos vivir por la fe en la salvación del Señor
 
Llegamos a alabar al Señor y a darle gracias por su regalo de amor y la gracia de la salvación de los pecados, conociendo la disponibilidad con la que él dio la paga por nuestros pecados, a través de su bautismo y la cruz, cuando admitimos que somos impíos ante Dios. Sin embargo, no podemos dar gracias a Dios si pensamos que somos piadosos.
Para la persona que cree en Jesucristo, quien justifica al impío, su fe le es contada por justicia. Aquellos que creen en la redención y juicio de Jesús, lo cual los hace justos, reciben los regalos de Dios. Nadie es piadoso ante Dios ya que cometen muchos errores al tratar de vivir piadosamente.
El hecho es que los humanos no pueden evitar el pecado por su impiedad. Por lo tanto, yo vivo por la fe en la salvación de Dios, aunque yo soy impío, vivir por fe no quiere decir vivir como a uno le agrada. Existe una cierta forma de vivir por fe, para alguien que ha llegado a ser justo por la fe.
Cada día, el evangelio de la salvación de Jesús es necesitado por los santos nacidos de nuevo. ¿Por qué? porque sus obras no son piadosas sobre la tierra y no pueden el evitar pecar toda su vida. Todo mundo debería de escuchar las buenas nuevas que dicen, que Jesús tomó todos los pecados del mundo a través de su bautismo. Los justos deben escuchar y recordar el evangelio todos los días. Entonces, sus espíritus pueden vivir y ser constantemente fortalecidos como un manantial. “mas al que no obra, sino cree en aquel que justifica al impío, su fe le es contada por justicia.” ¿Para quién es este mensaje? Este mensaje esta diseñado para toda la gente en este mundo, incluyéndote a ti y a mí.
La Biblia nos dice en detalle como Abraham fue justificado. A la persona que trabaja, la salvación de Dios no es apreciada y en lugar de ello él/ella la rechazarán. Tal persona no da gracias por el evangelio. Primero que nada, lo que el versículo 4 describe es a una persona que trabaja, esto es, trata de realizar obras virtuosas para entrar en el reino de los cielos. Esta clase de persona nunca da gracias por el sacrificio de Jesús. ¿Por qué no? Porque él/ella trabajan y realizan muchas obras virtuosas, mientras que ofrecen oraciones de arrepentimiento para ser perdonados por sus pecados cotidianos, y así él/ella piensan que sus propios talentos han obrado de tal manera que han recibido el perdón de sus pecados, él/ella no es agradecido por su gracia absoluta, la cuál es el evangelio. Por lo tanto, la persona no puede verdaderamente recibir el regalo de la salvación de Dios.
La Biblia dice, “mas al que no obra, sino cree en aquel que justifica al impío, su fe le es contada por justicia” (Romanos 4:5). Esto quiere decir que el Señor salvó perfectamente a aquellos que eran impíos y cuyos pecados no podían ser perdonados por sus propias obras. También nos muestra que la gracia de Dios es revelada al justo, quienes fueron salvados por recibir la remisión de pecados.
 

Pero la persona que trabaja no considera su gracia Como gracia
 
Romanos 4:5 es aplicable a alguien que reconoce a Dios y cree en sus palabras, así como lo hizo Abraham. Creemos en el Señor que salvó al impío. Existen dos clases de gente entre los cristianos: aquellos que aún trabajan para ser salvados de sus pecados y aquellos que han sido absolutamente librados de sus pecados. Como esta escrito en los versículos 4 y 5, “Pero al que obra” y “ no se le cuenta el salario como gracia” rechaza la gracia de la remisión de pecados, porque él viene a Dios con obras después de creer en Jesús.
La gente no puede hacer otra cosa que permanecer como pecadores porque ellos ofrecen sus obras a Dios. La Doctrina de la Justificación es una doctrina cristiana que afirma que un creyente puede y debe ser santificado gradualmente, poco a poco, hasta el día en que muere, y así guía a los creyentes a rechazar el regalo de la remisión de pecados y a pelear con Dios. La Biblia no dice que una persona llegue a ser justa gradualmente. Aquellos que tratan de santificarse gradualmente, orando por el perdón de pecados, haciendo el bien y limpiando su inmundicia son aquellos que trabajan. Esta es la gente que merece ir al infierno como siervos de satanás. No pueden ser contados por justicia, ya que rechazan la gracia de Dios.
Ninguno de nosotros es piadoso. Sin embargo, mucha gente cree y se dirige en la dirección equivocada en este momento. Ellos creen que sus pecados actuales son perdonados cuando se arrepienten diariamente, sabiendo que Jesús lavó todos sus pecados pasados. Hacen esto porque piensan que son un poco piadosos. Muestran su bondad y limpieza ante Jesús. Al final, se quedan cortos de la remisión de pecados, el regalo de Dios.
 

¿Quien es bendecido?
 
Los santos que son liberados de todos sus pecados llegan a ser justos por tener fe en Jesús. La respuesta a la pregunta de que clase de persona puede llegar a ser justa es esta: Una persona que conoce sus iniquidades bien y no es capaz de ofrecer oraciones de arrepentimiento por sus pecados, es apta para llegar a ser justa por fe, entre muchos otros. Sólo aquellos que no son buenos para hacer buenas obras, hacer oraciones, actuar piadosamente y que son pobres en espíritu recibirán el regalo de la salvación de pecados de Jesús. Serán hechos justos. Esta gente no ha hecho buenas cosas ante Dios.
La única cosa que han hecho es admitir francamente sus pecados, diciendo, “Yo he pecado. Soy un pecador que no tiene otra opción que ir al infierno cuando muera.” Entonces Jesucristo le da a él/ella el regalo de la salvación completa que él ha logrado. Creyendo en el hecho de que el Señor fue bautizado por Juan el Bautista en el río Jordán para tomar todos los pecados y fue crucificado, verdaderamente les permite a los pecadores ser salvados de todos sus pecados en sus corazones. Fueron vestidos con la bendición de ser hijos de Dios. Es el regalo de Dios para los pecadores, el ser salvos de todos sus pecados ante él. Yo doy gracias al Señor, Jesucristo, por haber sido librado de la muerte.
En el versículo 6, el apóstol Pablo describe al hombre bendecido por Dios “aparte de las obras.” Él aclara las siguientes tres partes que conciernen a las “obras.” Primero, “Al que obra,” luego, “Al que no obra” y finalmente “sin obras.” La Biblia dice “Como también David habla de la bienaventuranza del hombre a quien Dios atribuye justicia sin obras, diciendo: ‘Bienaventurados aquellos cuyas iniquidades son perdonadas, y cuyos pecados son cubiertos. Bienaventurado el varon a quien el Señor no inculpa de pecado.’” (Romanos 4:6-8). “Haber sido imputado por el Señor” no significa que Dios cuente a una persona como sin pecado, aunque él/ella tiene pecado, pero él verdaderamente quiere decir que la persona realmente no tiene pecado.
Dios nos dice de la bienaventuranza de la humanidad. La gente que ha sido perdonada por sus pecados es feliz, ¿o no? Nadie es más feliz que nosotros. Nadie es más feliz que una persona que ha recibido la remisión del pecado. Quiere decir que quienquiera que tenga pecado, aún una pizca, será juzgado por Dios, y nunca podrá ser feliz. Sin embargo, los justos son felices porque tienen la remisión de pecados. Dios dice, “Bienaventurado el varon a quien el Señor no culpa de pecado” (Romanos 4:8).
“Cuyos pecados son cubiertos” quiere decir que el Señor ha borrado todos los pecados de la humanidad. David también dijo, “Bienaventurado aquellos cuyas iniquidades son perdonadas.” Bienaventurados aquellos cuyas pecados son perdonados, aunque pecan cada día en este mundo. Los justos, que han recibido la remisión del pecado, han sido salvados por los pecados de toda su vida, a través de Jesucristo. Los justos son verdaderamente felices.
 

Bienaventurados aquellos cuyos pecados son Cubiertos
 
Segundo, ¿qué clase de persona es feliz? “Bienaventurados aquellos cuyos pecados son cubiertos .” Siempre pecamos, pero lo que significa el tener los pecados cubiertos es que Jesús tomó todos nuestros pecados por su bautismo y crucifixión. ¿Entonces seremos juzgados por Dios Padre? ¿Han sido cubiertos todos los pecados de los pecadores? No seremos juzgados porque Jesús tomó todos nuestros pecados, derramó su sangre sobre la cruz y murió por nosotros porque estamos en él.
Bienaventurados aquellos cuyos pecados son cubiertos. La muerte, que es la paga del pecado, no cae sobre nosotros porque Jesús tomó todos nuestros pecados por el bautismo. ¡Aleluya! Somos felices. ¿Tenemos pecado? No. Aquellos que ni conocen a Jesucristo, quien vino por agua y sangre, ni saben que todos los pecados fueron pasados sobre él, cuando recibió el bautismo en el río Jordán, siempre tendran pecado aún si creen en Jesús fervientemente.
Sin embargo, aquellos que saben acerca de la verdad de la salvación y creen en ella no tienen pecado. Bienaventurados aquellos cuyos pecados son cubiertos. Bienaventurados son ellos que han pasado todos sus pecados a Jesucristo, al momento en que él fue bautizado por Juan el Bautista. ¿Quién es verdaderamente feliz en este mundo? Bienaventurados son aquellos que tienen al Salvador para ellos, a pesar de sus debilidades. Bienaventurados aquellos que creen en Jesús, el salvador, quien tomó todos sus pecados, incluyendo los más pequeños, y quien fue crucificado para ser juzgado en su lugar. 
 

Bienaventurada la persona a quien el Señor no Inculpa de pecado
 
Bienaventurados aquellos que creen en la verdad de la salvación y tienen al buen Pastor dentro de ellos. En tercer lugar, David dijo, “Bienaventurado el varon a quien el Señor no inculpa de pecado” (Romanos 4:8). 
Nosotros que poseemos la remisión de pecados somos justos, aunque somos débiles. Nuestra carne continua débil aunque seamos justos por fe. ¿Tomó el señor todos nuestros pecados a través de su bautismo? ¿Nos considera el Señor como los que vamos a ser juzgados? No. El Señor no admite que seamos juzgados, aunque seamos insuficientes y débiles. ¿Por qué el señor no nos culpa de pecado? Porque él ya dio la paga por el pecado y fue juzgado por nosotros. El Señor ni recuerda los pecados de la persona, quien es justa por fe, ni la considera para ser juzgada.
Bienaventurada la persona que es justa por fe. Bienaventurada la persona que nace de nuevo por agua y el Espíritu (Juan 3:5). Normalmente vamos tras cosas mundanas y perdemos su bendición, olvidando el hecho de que Dios nos salvó y nos bendijo. Estaremos en contra de Dios cuando perdamos su gracia. Debemos llevar la gracia de Dios en nuestras mentes. La salvación de Dios existe dentro de los creyentes.
El Espíritu Santo de Dios mora dentro de aquellos cuyos pecados han sido borrados. Sólo los justos no serán juzgados por Dios. Bienaventurados aquellos que no son juzgados por Dios en este mundo y en el reino de los cielos. ¿Por qué? Porque son contados como justos por Dios, recibieron su amor y se hicieron sus hijos.
Somos bendecidos por fe
Bienaventurados aquellos que llegaron a ser justos por fe. ¿Los nacidos de nuevo son bendecidos ante Dios? —Si.— El apóstol Pablo dijo, “Estad siempre gozosos. Orad sin cesar. Dad gracias en todo” (1 Tesalonicenses 5:16-18) porque él fue bendecido por fe como descendiente de Abraham, el padre de la fe. Somos descendientes de Abraham también. Abraham fue salvado por tener fe en la palabra de Dios, como lo hacemos nosotros. Dios habló a Abraham, “No temas, Abram; yo soy tu escudo, y tu galardon será sobremanera grande” (Génesis 15:1).
 “Y respondio abram: Señor Jehová, ¿que me darás, siendo asi que ando sin hijo, y el mayordomo de mi casa es ese damasceno Eliezer?” “Dijo tambien abram: Mira que no me has dado prole, y he aquí que sera mi heredero un esclavo nacido en mi casa.” Y lo llevo fuera y le dijo:“Mira ahora los cielos, y cuenta las estrellas, si las puedes contar. Y le dijo: Así será tu descendencia.” “Yo lo creo, Señor” Así, Abraham creyó en las palabras de Dios.
¿Puedes creer en la palabra de Dios, como Abraham, en este mundo? ¿No parece imposible que los humanos lo hagan? La esposa de Abraham era muy vieja para dar a luz a un hijo. Sin embargo, Abraham creyó en la palabra de Dios en un tiempo en que había poca esperanza. Por lo tanto, le fue contado por justicia ante Dios.
Jesús borró todos nuestros pecados. Jesús tomó todos los pecados sobre él por su bautismo y fue juzgado por nosotros con su sangre. Llegamos a ser descendientes de Abraham al recibir la remisión de los pecados y la salvación de Dios porque éramos tan impíos, mientras otros no creyeron. La Biblia dice, “Porque lo insensato de Dios es más sabio que los hombres, y lo débil de Dios es más fuerte que los hombres” (1 Corintios 1:25). Dios convierte a aquellos que creen en el evangelio de Dios en sus hijos, a través de su fe en el bautismo de Jesús (el agua) y su cruz (la sangre). Esto puede parecerle insensato a la humanidad, pero la salvación de Dios y su sabiduría de la remisión de pecados son de tal manera. También puede ser insensato desde un punto de vista humano, pero Dios salvó a los pecadores de todos sus pecados con su regalo gratuito.
Jesús llamó a uno de entre diez mil personas de las cuatro esquinas del mundo y los bendijo y los salvó y recibió alabanza a través de ellos. ¿Fuimos bendecidos o no? —Si, lo fuimos.— no te olvides que no fue por tus obras. Somos bendecidos porque creemos en las bendiciones que Dios nos dio, y porque él nos dio fe a través de sus palabras. Dios nos hizo sus hijos, viniendo por agua, sangre y el Espíritu (1 Juan 5:4-8), y porque él nos dio su amor.
Somos bienaventurados, aún si vivimos con muchas debilidades sobre la tierra. Yo realmente doy gracias al Señor. Él nos dio esas preciosas bendiciones, no nos culpó de pecado, perdonó nuestras iniquidades y nos cubrió, aún cuando nosotros, los impíos, no fuimos capaces de obrar para nuestra santificación. Hemos sido bendecidos con la salvación a través de nuestra fe.
 
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La justicia de Dios es revelada en Romanos - Nuestro Señor Quien Llego a Ser la Justicia de Dios (I)