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Tema 9: Romanos

[Capítulo 6-3] Presenta tus miembros como instrumentos De justicia (Romanos 6:12-19)

(Romanos 6:12-19)
“No reine, pues, el pecado en vuestro cuerpo mortal, de modo que lo obedezcáis en sus conscupisencias; ni tampoco presentéis vuestros miembros al pecado como instrumentos de iniquidad, sino presentaos vosotros mismos a Dios como vivos de entre los muertos, y vuestros miembros a Dios como instrumentos de justicia. Porque el pecado no se enseñoreará de vosotros; pues no estáis bajo la ley, sino bajo la gracia. ¿Qué, pues? ¿Pecaremos porque no estamos bajo la ley, sino bajo la gracia? En ninguna manera. ¿No sabéis que si os sometéis a alguien como esclavos para obedecerle, sois esclavos de aquel a quien obedecéis, sea del pecado para muerte, o sea de la obediencia para justicia? Pero gracias a Dios, que aunque erais esclavos del pecado, habéis obedecido de corazón a aquella forma de doctrina a la cual fuisteis entregados; y libertados del pecado, vinisteis a ser siervos de la justicia. Hablo como humano, por vuestra humana debilidad; así como para iniquidad presentasteis vuestros miembros para servir a la inmundicia y a la iniquidad, así ahora para santificación presentad vuestros miembros para servir a la justicia.”
 
 

No podemos continuar en pecado, para mayor Gracia

 
El apóstol Pablo nos dice como deben de vivir los justos, después de haber sido salvados del pecado, en Romanos 6. Él clarifica de nuevo “la fe” con el bautismo de Jesús. Nuestros pecados fueron perdonados de una vez y para siempre, a través de la fe en el bautismo, la cruz y la resurrección de Jesús.
No podemos ser llenos de la justicia y de la salvación de Dios, sin el bautismo de Jesús. Si Jesús no hubiera quitado todos nuestros pecados cuando él fue bautizado, no podríamos decir que somos justificados después de recibir la remisión de pecados. 
Podemos decir con confianza que somos justos, ya que todos nuestros pecados fueron pasados a Jesús y porque èl fue crucificado y juzgado por todos nuestros pecados. Romanos capitulo 6 enseña ambos, la salvación por fe y la vida práctica del justo. Él dice, “¿Qué, pues, diremos? ¿Perseveraremos en el pecado para que la gracia abunde?” (Romanos 6:1). Él dice en los pasajes previos, “Pero la ley se introdujo para que el pecado abundase; mas cuando el pecado abundó, sobreabundó la gracia; para que así como el pecado reinó para muerte, así también la gracia reine por la justicia para vida eterna mediante Jesucristo, Señor nuestro” (Romanos 5:20-21). Los pecados del mundo no pueden exceder el amor y la justicia de Dios, a través de la fe en la palabra verdadera.
La Biblia dice que no podemos continuar en pecado para que la gracia sobreabunde, aunque nosotros que vivimos en la carne hemos recibido la remisión de pecados. “En ninguna manera. Porque los que hemos muerto al pecado, ¿cómo viviremos aún en él? ¿O no sabéis que todos los que hemos sido bautizados en Cristo Jesús, hemos sido bautizados en su muerte?, Porque somos sepultados juntamente con él para muerte por el bautismo, a fin de cómo Cristo resucitó de los muertos por la gloria del Padre, así también nosotros andemos en vida nueva” (Romanos 6:2-4).
 


Somos sepultados con Jesús a través de su Bautismo en la muerte

 
Nuestra vieja naturaleza fue crucificada con Jesucristo. Esto significa que estamos muertos al pecado. Todos nuestros pecados fueron pasados a Jesús y èl murió en nuestro lugar. Por lo tanto, la muerte de Jesús es nuestra muerte al pecado. “Porque somos sepultados juntamente con él para muerte por el bautismo.” Nuestra vieja naturaleza carnal fue sepultada juntamente con él para muerte por el bautismo.
El Señor tomó nuestros pecados sobre él, a través de su bautismo y murió sobre la cruz en el lugar de los pecadores. Él era sin pecado por naturaleza. Sin embargo, él tomó todos los pecados de los pecadores sobre él y fue juzgado en lugar de ellos. ¿Crees esto? Él Mismo no necesitaba ser juzgado, pero nosotros que éramos pecadores fuimos juzgados en él, porque fuimos bautizados en Jesucristo.
El apóstol Pablo puso en gran énfasis sobre el bautismo de Jesús. Nosotros también predicamos acerca del bautismo de Jesús. No está mal predicar acerca de su bautismo desde un punto de vista fiel. Jesús quitó los pecados de los pecadores a través de su bautismo y murió por ellos, así como un pecador pasaba sus pecados, por la imposición de manos sobre la cabeza de la ofrenda y degollándola en la era del Antiguo Testamento.
Juan el Bautista bautizó a Jesús, el cordero de Dios. Él tomó todos los pecados del mundo sobre él, cuando él fue bautizado como la ofrenda por el pecado. Por lo Tanto, su muerte fue nuestra muerte y la muerte de todos los creyentes. Todos los que fueron bautizados en Jesucristo, fueron sepultados con Jesucristo. Aquellos que no son sepultados en Jesucristo no pueden ser salvos, creer, negarse a si mismos, ni vencer al mundo.
Sólo una persona que cree en el bautismo de Jesucristo sabe que él/ella murieron en la cruz en él. Esta persona reina y vence al mundo, negándose a si mismo. Él/ella pueden confiar en la palabra de Dios y creerla. Solo aquellos, que creen que el bautismo de Jesús es el método indispensable para que él cargara todos los pecados del mundo, pueden recibir la remisión de pecados, que es, su perfecta salvación.
La clave de la salvación a través de la remisión de pecados, es el bautismo y la sangre de Jesús. Si Jesús no hubiera tomado los pecados de los pecadores a través de su bautismo, su muerte no hubiera tenido nada que ver con nuestra salvación. La médula de la salvación es el bautismo de Jesús. Todos los pecados del mundo fueron pasados sobre Jesús, cuando Juan el Bautista lo bautizó a él.
 

Venimos a vivir con Dios y a caminar en vida Nueva
 
El apóstol Pablo dice, “Porque somos sepultados juntamente con él para muerte por el bautismo” (Romanos 6:4). Todos aquellos que fueron bautizados en Jesucristo tienen la redención por fe, fueron sepultados en él y tienen vida nueva dentro de él. Esta fe es una gran fe. La fe en su bautismo, es la fe que esta establecida sobre tierra firme.
“Porque somos sepultados juntamente con él para muerte por el bautismo, a fin de como Cristo resucitó de los muertos por la gloria del Padre, así también nosotros andemos en vida nueva. Porque si fuimos plantados juntamente con él en la semejanza de su muerte, así también lo seremos en la de su resurrección” (Romanos 6:4-5). Podemos estar unidos con Dios por la fe en el bautismo de Jesús.
Ahora, aquellos que creen en Jesucristo pueden caminar en nueva vida. Nuestra vieja naturaleza, que existía antes de nacer de nuevo murió, y llegamos a ser renovados, y ahora somos capaces de hacer nuevas obras, vivir en caminos nuevos y vivir por fe. Una persona nacida de nuevo no vive en el viejo estilo de vida y en la vieja forma de pensar. La razón por la cuál tenemos que negar nuestra vieja forma de pensar, se debe a que ésta murió sobre la cruz con Jesucristo.
2 Corintios 5:17 afirma, “las cosas viejas pasaron;he aqui todas son hechas nuevas.” El Señor fue bautizado en el río Jordán para quitar nuestros pecados, fue crucificado y se levantó de los muertos. Así, él salvó a todos los pecadores de sus pecados para hacerlos caminar en nueva vida. Nuestras cosas ‘viejas’ como la miseria, la dureza, la amargura y los corazones heridos ya pasaron. Ahora nuestras nuevas vidas han comenzado. Ser salvo, es el punto de partida de nuestras vidas. 
Dios le dijo a la gente de Israel que guardara la Pascua después de escapar de Egipto y entraron a la tierra de Canaán. El éxodo de Egipto simboliza el ser salvado de los pecados. Dios le dijo a la gente de Israel, “Habló Jehová a Moisés y a Aarón en la tierra de Egipto, diciendo: ‘Este mes os será principio de los meses; para vosotros será este el primero de los meses del año. Hablad a toda la congregación de Israel, diciendo: “El diez de este mes tomese cada uno un cordero según las familias de los padres, un cordero por familia. Mas si la familia fuere tan pequeña que no te baste para comer el cordero, entonces él y su vecino inmediato a su casa tomarán uno según el número de las personas; conforme al comer de cada hombre, hareis la cuenta sobre el cordero. El animal será sin defecto, macho de un año; lo tomareis de las ovejas o de las cabras. Y lo guardareis hasta el día catorce de este mes, y lo inmolará toda la congregación del pueblo de Israel entre las dos tardes. Y tomarán la sangre, y la pondrán en los dos postes y en el dintel de las casas en que lo han de comer. Y aquella noche comerán la carne asada al fuego, y panes sin levadura; con hierbas amargas lo comerán. Ninguna cosa comeréis de él cruda, ni cocida en agua, sino asada al fuego; su cabeza con sus pies y sus entrañas. Ninguna cosa dejaréis de él hasta la mañana; y lo que quedare hasta la mañana, lo quemaréis en el fuego. Lo comereis así: ceñidos vuestros lomos, vuestro calzado en vuestros pies,y vuestro bordon en vuestra mano; y lo comeréis apresuradamente; Es la Pascua de Jehová.’” Debemos recordar que Dios les ordenó comer la carne del cordero con pan sin levadura y con hierbas amargas en la fiesta de Pascua.
Existen muchas cosas amargas que llegan después de ser salvado de los pecados. Las hierbas amargas representan el negarse a uno mismo. Ciertamente existen dificultades, pero debemos recordar que estamos sepultados con Cristo. “Por que en cuanto murió, al pecado murió una vez por todas; mas en cuanto vive, para Dios vive. Así también vosotros consideraos muertos al pecado, pero vivos para Dios en Cristo Jesús, Señor nuestro” (Romanos 6:10-11).
Este es el corazón de estar unido a Jesús. Llegamos a estar unidos con Jesús, creyendo en su bautismo, la cruz y la resurrección, la cuál el cumplió. Su ministerio incluye su nacimiento, recibir el bautismo de Juan el Bautista, la crucifixión, resurrección, ascensión y su venida de nuevo para juzgar a los muertos. El creer en todas estas cosas es la fe verdadera, esto es, la fe en la salvación, juicio y justicia de Dios.
Romanos 6:10 afirma, “Por que en cuanto murió, al pecado murió una vez por todas; mas en cuanto vive, para Dios vive.” Jesús no lavó nuestros pecados en dos intervalos separados. Romanos 6:10-11 afirma, “mas en cuanto vive, para Dios vive. Así también vosotros consideraos muertos al pecado, pero vivos para Dios en Cristo Jesús, Señor nuestro” Nosotros de hecho estamos muertos al pecado, pero vivos para Dios. Ahora, estamos vivos para Dios. Tenemos vidas nuevas y hemos llegado a ser nuevas criaturas.
“No reine, pues, el pecado en vuestro cuerpo mortal, de modo que lo obedezcáis en sus conscupiscencias; ni tampoco presentéis vuestros miembros al pecado como instrumentos de iniquidad, sino presentaos vosotros mismos a Dios como vivos de entre los muertos, y vuestros miembros a Dios como instrumentos de justicia. Porque el pecado no se enseñoreará de vosotros; pues no estáis bajo la ley, sino bajo la gracia” (Romanos 6:12-14).
“Porque el pecado no se enseñoreará de vosotros; pues no estáis bajo la ley, sino bajo la gracia.” No tenemos pecado después de haber sido redimidos, no importa que debilidades puedan ser reveladas en nuestras vidas. Ciertamente tenemos debilidades porque aún estamos en la carne. Sin embargo, el pecado no tendrá dominio sobre nosotros. No existe condenación para nosotros, ya que hemos recibido la remisión de pecados a través de la fe en el bautismo de Jesús y del juicio por el pecado a través de su sangre, no importa que tan débiles seamos. Nuestras iniquidades son también pecados.
Es verdad que el pecado no puede tener dominio sobre nosotros. Dios hizo a los justos para que no fueran dominados por el pecado. El Señor lavó puramente nuestros pecados a través del bautismo de Jesús de una vez y para siempre, para que el pecado no tuviera dominio sobre nosotros, sin importar lo débil que podamos ser. Él dio el pago por el pecado en la cruz. Los creyentes están sin pecado porque el Señor dio totalmente la paga por el pecado.
Los justos ven que muchas debilidades e iniquidades son reveladas a ellos, pero el pecado no puede tener dominio sobre ellos y no existe ninguna condenación para ellos, cuando dependen del Señor por fe. Por lo tanto, siempre podremos caminar en nueva vida.
 

Presenta tus miembros como instrumentos de la Justicia de Dios
 
El Señor ha bendecido a los justos para vivir vidas nuevas cada día. Sin embargo, ¿pueden continuar pecando? Ciertamente no. Romanos 6:13 afirma, “Ni tampoco presentéis vuestros miembros al pecado como instrumentos de iniquidad, sino presentaos vosotros mismos a Dios como vivos de entre los muertos, y vuestros miembros a Dios como instrumentos de justicia.”
“Pero gracias a Dios, que aunque erais esclavos del pecado, habéis obedecido de corazón a aquella forma de doctrina a la cual fuisteis entregados; y libertados del pecado, vinisteis a ser siervos de la justicia” (Romanos 6:17-18).
Nosotros que hemos sido justificados y hemos sido liberados del pecado y hemos sido hechos esclavos de la justicia de Dios, quienes podemos ser justos por gracia. Hemos sido completamente libres del pecado y hemos sido hechos justos. Llegamos a ser justos, quienes podemos trabajar por su justicia.
Pero, ¿que haremos con nuestra carne después de tener la redención? ¿Cómo debemos comportarnos nosotros mismos con la carne después de haber sido salvados? La Biblia dice, “asi ahora para santificación presentad vuestros miembros para servir a la justicia” (Romanos 6:19). ¿Qué hace la carne, aunque estamos salvados de los pecados? La carne normalmente cae en pecado, aún si no tenemos pecado en nuestro corazón. Por lo tanto, podemos escapar de caer en pecado cuando presentemos nuestra carne como esclavos de justicia. Esto también quiere decir, que nosotros simplemente debemos presentar nuestra carne para obras justas, porque hemos sido hechos justos.
 

Necesitamos ejercitarnos para la piedad
 
¿Estamos sin pecado, aunque la carne sea débil, después de la salvación? Es cierto que aquellos que creen en el bautismo de Jesús, la cruz, la resurrección, el advenimiento y el juicio final de Jesús, no existe el pecado. Están sin pecado. Nosotros solo tenemos que presentar nuestra carne a obras de justicia y nuestros corazones también quieren trabajar por la justicia. Pero la carne no es buena para trabajar por su justicia. Así 1 Timoteo 4:7 afirma, “Ejercítate para la piedad.” Tenemos que ejercitarnos para la piedad.
Es hecho en un tiempo muy corto. Cuando damos folletos del evangelio a otra gente, podemos avergonzarnos si nos encontramos gente conocida. Podemos evitarlos y regresarnos a casa porque nos sentimos avergonzados al principio. Sin embargo, si lo intentamos varias veces, pensando, ‘Mi vieja naturaleza ya murió,’ y luego tomando valor diciendo, “!Iras al infierno si no tienes la redención, así que recibe este folleto y léelo para que obtengas la redención¡” Cuando actúas de esa forma, puedes presentar tu carne para justicia.
Romanos capitulo 6 nos dice que presentemos nuestros miembros como esclavos de justicia para santidad. Debemos presentar nuestros miembros como esclavos de justicia. Debemos ejercitarlo muchas veces. No es hecho en un periodo corto de tiempo. Debemos tratar una y otra vez. Llegaremos a conocer lo interesante que es asistir a la iglesia. No debemos pensar, “Lo creo, pero me gustaría creerlo todo en casa. Obviamente yo ya se lo que mi pastor predicará.” Ambos, la carne y el corazón deben estar en la iglesia. La fe crece en el corazón, solo cuando presentamos nuestros miembros como esclavos de justicia.
Debemos presentar nuestros miembros para el trabajo de justicia. ¿Entiendes lo que estoy diciendo? No debemos dejar de reunirnos y de conocer a líderes. Cuando vas al mercado, es mejor que te aparezcas por la iglesia, abras la puerta y digas, “Voy de camino al mercado y pase por aquí. ¿Qué hay de nuevo?” Ir a la iglesia con frecuencia es presentar tus miembros como esclavo de justicia.
Entonces el líder dirá, “Hermana, déjeme ver, ¿puede limpiar esto?”
“O.K.”
“Y, por favor regrese esta noche.”
“¿Para qué?
“Tenemos reunión de jóvenes esta noche.”
“O.K. Regresaré esta noche.”
Estamos ocupados en el mundo, pero ¿a donde tenemos que presentar primero nuestra carne, cuando la gente del mundo nos pida que vayamos a sus reuniones?
Debemos presentarnos a la iglesia. Debemos asistir a la iglesia, aunque se nos pida que cenemos con nuestros colegas de trabajo. No debemos permitir que nuestra carne este en un restaurante, aunque nuestros corazones estén en la iglesia. Si hacemos que nuestra carne escape del mundo y que este en la iglesia, ambas, nuestra carne y nuestro corazón estarán cómodos.
¿Qué piensas? Si tú carne frecuenta otros lugares carnales, llegaras a ser enemigo en contra de Dios, en contra de tú voluntad, aunque tú corazón quiera estar unido a la iglesia.
 

Debemos ejercitar bien la carne con el Espíritu
 
Debemos presentar nuestra carne como esclavos de justicia, pero no quiere decir que la carne es perfecta. Debemos presentar nuestros miembros para obras de justicia una y otra vez, aunque la carne tiende a hacer lo que le agrada. Normalmente vamos por un camino conocido. Depende como esclavos de que presentaremos nuestra carne.
El apóstol Pablo dice, “Presenten sus miembros como esclavos de justicia para santidad. Presenten sus miembros como instrumentos de la justicia de Dios.” Depende en como controles a tu carne. Si controlas la carne para ir a beber, la carne automáticamente va a beber. Como resultado, la carne se apresura a ir al bar, mientras estás en la iglesia. Si te sientas en un bar, el corazón siente dolor,. Pero si te sientas en la iglesia, el corazón esta cómodo, aunque la carne tenga dolor.
La carne también tiene personalidad. La carne depende de cómo sea controlada por el corazón. La carne dice, “Me gusta el alcohol,” cuando somos bebedores. Pero la carne dice, “Lo odio,” cuando no bebemos. ¿Por qué? Porque la carne no esta controlada. Depende de cómo controlemos la carne, aunque nuestro corazón está santificado. El Espíritu Santo se hace cargo de nuestros corazones. El Espíritu Santo aún nos sostiene, aún cuando no estamos en la iglesia. Sin embargo, debemos presentar la carne como esclava de la justicia para santidad. Así que de cualquier modo asiste a la iglesia una y otra vez.
Aquellos que son salvos deben ejercitarse en piedad. La Biblia nos dice que obedezcamos la palabra de Dios y que seamos guiados por ella. La razón por la que debemos ser guiados por la palabra de Dios, se debe a que a la carne le gusta hacer lo que le agrada, pensando que la carne es nuestra. Debido a que vamos de compras, a bailar y a beber como nos place, es muy difícil sentarse y concentrase en el servicio de adoración en la iglesia. Así, un líder debe guiarnos. “Tienes que sentarte aquí y escuchar la palabra de Dios.” “o.k.”
Debemos ser pacientes, aunque nos aburra oír un sermón, pensando, ‘Tengo que sentarme aquí pacientemente. ¿Por qué estoy tan aburrido, aunque me puedo sentar en un bar por tres horas? ¿Por qué no puedo estar sentado aquí por lo menos una hora? ¡Solo una hora ha pasado desde que comenzó el sermón! He bebido durante cinco horas en un bar o jugado poker durante 20 horas sin tomar un descanso.’
Todo depende de como controles la carne. La carne que normalmente se sienta en la iglesia, odia ir a un bar. Sin embargo, para una persona que está bien controlada por la bebida, sentarse en la iglesia es como estar en el infierno. Quiero que permanezcas durante varios días y entonces aprenderás a permanecer.. Es muy duro, hasta que controles la carne. Debemos pasar nuestro tiempo en la iglesia, cuando queremos hacer otras cosas con nuestro tiempo.
Pasamos nuestro tiempo en la iglesia, hablando con los líderes, hermanos y hermanas, para estar bajo control. Estoy tan cómodo en la iglesia y no hay nada que me seduzca ahí. ¡Sin embargo, cuando ando por las calles, muchas cosas me seducen¡ Existen muchas tentaciones, como la ropa en las vitrinas de las grandes tiendas. Me toma 2 horas llegar a casa cuando veo todas las cosas a mi alrededor que quiero ver y al final me puedo desviar.
Voy a mirar cosas raras, si hay algo raro allá. Después me doy cuenta, ‘¿Cuándo llegaré a casa? Quiero que alguien me lleve a casa.’ Por lo tanto, no vayas de lugar en lugar cuando vayas a casa. Debemos ir derecho a casa después de los servicios de adoración, ir en el bus de la iglesia e ir directo a nuestro destino. Si tú piensas, ‘No pasen por mí para ir a la iglesia. Yo ire solito a la iglesia. Tengo dos piernas fuertes, así que no hay razón para que vaya en el bus de la iglesia.’ Puedes desviarte siendo tentado. Deberías de estar agradecido que puedas ir en el bus de la iglesia y de regreso a casa tan pronto como el servicio de adoración se termina, sin tener que preocuparte de cosas inútiles. Estás mejor leyendo tu Biblia, orando y a dormir tan pronto como llegas a casa....
Sería mejor que vivieras así. Un hombre puede pensar, ‘Tengo una fe fuerte. No tengo pecado. Me probaré algo a mí mismo. No beberé, aún si voy a un bar. Donde el pecado abundó, sobreabundó la gracia. Estoy lleno de la gracia.’ Si él piensa así y va a un bar, su amigo dirá, “Hola, tómate un trago.”
“No, ¿me has visto tomar? Yo deje la bebida.”
“tomate una copa de cualquier manera.”
“No.”
“¿Por qué no te tomas una sola copa de vino?”
Su amigo le sirve vino en un vaso y se lo da a él. Pero él piensa, “Estoy bebiendo refresco, aunque me tientes a beber alcohol.” Entonces se empieza a acordar de que él bebía tiempo atrás y piensa, ‘Que delicioso será. ¿Por qué no me ofreces vino de nuevo? Sólo me tomaré una copa.’ Se acaba el refresco rápidamente.
Entonces, su amigo se da cuenta de que él quiere beber y le llena el vaso de nuevo.
“Está suave. Lo puedes beber como un cocktail.”
“No, no debo. ¿Acaso no sabes que yo creo en Jesús?”
Sin embargo, finalmente se bebe el vaso de alcohol y su amigo sabe que es un bebedor.
“Solo bebé hoy.”
“o.k. Beberé hoy, pero tú deberías de creer en Jesús, o.k.? Yo no tengo pecados aunque bebo. ¿Pero tú, tienes pecado? Debes ser salvo de tus pecados.”
 

Lo importante es donde cedemos a la carne
 
Los seres humanos son así. No son nada peculiares. Lo importante es donde presentamos la carne. Presenten sus miembros como esclavos de justicia para santidad. Presenten su carne para santidad, porque la carne no es santa. Use el beber como un ejemplo aquí. Pero las otras cosas son como está, depende de cómo controlemos la carne.
Somos salvos por fe en un suspiro y es eterno, pero la piedad de nuestros corazones y de la carne depende de donde presentes la carne. Sentimos que el corazón también se ensucia, cuando presentamos nuestra carne a la inmundicia, aunque el corazón está limpio. Entonces, llegamos a abandonar nuestra fe, ir en contra de la iglesia, tomar el nombre de Dios en vano y escapar de la presencia de Dios, siendo engañados por satanás. Llegamos a ser destruidos al final.
Por lo tanto, guárdate a ti mismo o serás destruido. Debes ser cuidadoso. ¿Cómo podemos enfrentarnos a nuestros pecados cotidianos, después de ser salvos? “mas cuando el pecado abundó, sobreabundo la gracia.” El Señor borró cuidadosamente nuestros pecados cotidianos, para que nunca más volviéramos a ser pecadores, aunque pequemos muchas veces.
Sin embargo, podemos tener un problema si la carne es dirigida hacia lo malo una y otra vez. ¿A dónde debemos presentar nuestra carne? La carne debe ir por el camino designado. He hablado hasta ahora para hacerte entender esto.
La carne llega a ser santa, así como el corazón es santo, y se convierte en esclava de justicia ante Dios cuando la presentamos como esclava de justicia. Debemos centrar nuestras vidas en la iglesia después de ser salvos, sino sabemos como vivir después de la salvación. La Biblia dice que la iglesia es como una posada. Bebemos agua, comemos comida espiritual y continuamos en comunión, así como debemos beber y hablar a cada uno en una posada.
La iglesia es igual que una posada. Continuamos en comunión y hablamos los unos con los otros en la iglesia, así que de cualquier forma vamos a la iglesia. Una persona que va a la iglesia normalmente, llega a ser una persona espiritual y una persona que normalmente no va a la iglesia no puede caminar en el espíritu, sin importar que tan grande fe haya tenido antes. La persona que viene a la iglesia regularmente automáticamente prospera espiritualmente, no importa que tan débil él/ella puedan ser. Esto se debe a la comunión espiritual, después de obtener la redención.
No existe otro lugar como la iglesia para que nosotros habitemos. Yo quiero que vengas a la iglesia de Dios tanto como te sea posible y continúes en comunión con su pueblo. Párate por la iglesia, asiste a cada servicio de adoración, escucha la palabra de Dios y consulta con los líderes de la iglesia en cualquier plan que tengas.
Debemos centrar nuestras vidas en la palabra de Dios y juntamente integrarnos a nosotros mismos. Entonces, podremos tener éxito en la vida de fe, sin falla. Podemos ser usados preciosamente y ser bendecidos por el Señor. Yo quiero que tú presentes tú carne y tú corazón como instrumento de justicia a Dios.
 
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La justicia de Dios es revelada en Romanos - Nuestro Señor Quien Llego a Ser la Justicia de Dios (I)