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Kazania

Tema 13: Evangelio de Mateo

[Capítulo 24-1] Tengan la fe que les prepara para la segunda venida del Señor (Mateo 24, 1-8)

Tengan la fe que les prepara para la segunda venida del Señor(Mateo 24, 1-8)
«Cuando Jesús salió del templo y se iba, se acercaron sus discípulos para mostrarle los edificios del templo. Respondiendo él, les dijo: ¿Veis todo esto? De cierto os digo, que no quedará aquí piedra sobre piedra, que no sea derribada. Y estando él sentado en el monte de los Olivos, los discípulos se le acercaron aparte, diciendo: Dinos, ¿cuándo serán estas cosas, y qué señal habrá de tu venida, y del fin del siglo? Respondiendo Jesús, les dijo: Mirad que nadie os engañe. Porque vendrán muchos en mi nombre, diciendo: Yo soy el Cristo; y a muchos engañarán. Y oiréis de guerras y rumores de guerras; mirad que no os turbéis, porque es necesario que todo esto acontezca; pero aún no es el fin. Porque se levantará nación contra nación, y reino contra reino; y habrá pestes, y hambres, y terremotos en diferentes lugares. Y todo esto será principio de dolores».
 

Parece que siempre hay alguna fiesta. Acabamos de celebrar el Año Nuevo y ya casi estamos en el Año Nuevo Lunar. Las fiestas Chuseok (el día de Acción de Gracias coreano) llegará antes de que se den cuenta también. La Navidad va después de Chuseok, y después el año se habrá acabado. El tiempo pasa muy deprisa. Las familias que no son cristianas en Corea tienen que ofrecer servicios religiosos a sus antepasados en todas las fiestas; e incluso el día que murieron. Hay muchos días en los que los coreanos tienen que ofrecer oficios religiosos a sus antepasados. Por eso hay un dicho coreano que dice: «las ceremonias de los ancestros parece que siempre están ahí para los pobres». Estos días de culto a los ancestros pueden ser una gran carga económica para las familias pobres que luchan diariamente para tener algo que comer.
Un alma viva puede comer una sopa de fideos barata, pero no se la pueden ofrecer a ningún ancestro. Como dicen los coreanos: «Los días de culto a los antepasados siempre están ahí para las familias pobres», es lo mismo que le pasa a un inquilino cuando llega el día de pagar el alquiler. Este dicho demuestra lo difícil que es para una persona vivir de alquiler. Parece que el día de pagar el alquilar acaba de pasar cuando llega el del mes siguiente. Además hay que pagar las facturas de la luz y el agua, y la factura del seguro médico. Entonces pasa otro mes sin darse cuenta.
Espero que tengan un buen viaje de vuelta a sus casas en estas fechas. Recuerden mantener su fe intacta. Tengan unas buenas fiestas y disfruten de la comida en familia. Hay mucha comida deliciosa durante estas fechas especiales. Si no tienen donde ir, no duden en venir a mí. Pondré un cazo de agua al fuego y una cucharada extra de polvo de pimiento, y haré una sopa deliciosa. Mañana iré a In-jae. Allí veré a los ministros y revisaremos la versión editada de Sermones sobre Romanos antes de imprimirla. Deseo que las bendiciones de Dios estén sobre todos nosotros mientras hacemos esta tarea. Oro por que la voluntad del Señor, más que nuestros deseos, se cumplan en este mundo.
A menudo estoy más emocionado por publicar la versión en inglés de Sermones sobre Romanos que por la segunda venida del Señor, porque quiero compartir la justicia del Señor con todo el mundo a través de nuestro ministerio literario. Ha sido difícil evangelizar al mundo con el verdadero Evangelio porque la gente ha aprendido de falsos profetas. Si compartimos la justicia de Dios que está manifestada en el libro de Romanos, la gente entenderá el bautismo de Jesús y la justicia de Dios de la que Pablo habla.
Por otro lado, deseo la venida del Señor en mi corazón. En estos tiempos, necesito hablar de este tema, aunque ya he hablado de esto esta mañana. Vamos a centrarnos en el tema: « ¿Cuándo empezarán los desastres antes de la segunda venida del Señor?».
Cuando leemos Mateo 24, vemos que Jesús señaló el Templo de Jerusalén y dijo: «De cierto os digo, que no quedará aquí piedra sobre piedra, que no sea derribada». Los discípulos escucharon esto y le hicieron dos preguntas: « ¿Cuándo serán estas cosas, y qué señal habrá de tu venida, y del fin del siglo?».
El Señor siempre profetiza las cosas que hará en el futuro utilizando ilustraciones de este mundo. Dice que ni una piedra del Templo de Jerusalén quedará encima de otra. A través de esta ilustración el Señor nos está diciendo que el mundo será destruido y por eso los discípulos le preguntaron: «¿Cuándo serán estas cosas, y qué señal habrá de tu venida, y del fin del siglo?».
El Señor utiliza realidades humanas para ilustrar la obra que hará en el futuro. El Señor habla del comienzo de los desastres diciendo: «Mirad que nadie os engañe. Porque vendrán muchos en mi nombre, diciendo: Yo soy el Cristo; y a muchos engañarán. Y oiréis de guerras y rumores de guerras; mirad que no os turbéis, porque es necesario que todo esto acontezca; pero aún no es el fin. Porque se levantará nación contra nación, y reino contra reino; y habrá pestes, y hambres, y terremotos en diferentes lugares. Y todo esto será principio de dolores» (Mateo 24, 4-8).
El comienzo de los dolores del que habla el Señor se refiere a los desastres que anunciarán los 7 años de tribulación. Nos está diciendo que antes de los siete años habrá naciones que se levanten contra naciones, hambrunas, y terremotos en varios lugares. La gran tribulación empezará después de que muchas personas digan ser Cristo.
Echemos un vistazo a Apocalipsis 6, 5-6: «Cuando abrió el tercer sello, oí al tercer ser viviente, que decía: Ven y mira. Y miré, y he aquí un caballo negro; y el que lo montaba tenía una balanza en la mano. Y oí una voz de en medio de los cuatro seres vivientes, que decía: Dos libras de trigo por un denario, y seis libras de cebada por un denario; pero no dañes el aceite ni el vino». Dice que cuando se abra el tercer sello, el período del caballo negro empezará, y será un tiempo de hambruna. Esto significa que, como hemos leído en el pasaje de hoy, habrá hambre y terremotos en diversos lugares, y que las naciones se levantarán contra las naciones. Después de eso llegará el caballo amarillo y entonces aparecerá el Anticristo y los israelitas morirán. Entonces, los que hemos recibido la remisión de los pecados entre los gentiles, seremos martirizados.
2 Tesalonicenses 2, 4 también habla de esto: «El cual se opone y se levanta contra todo lo que se llama Dios o es objeto de culto; tanto que se sienta en el templo de Dios como Dios, haciéndose pasar por Dios». Esto significa que, en el fin de los tiempos, un líder que dirá servir al Señor, se levantará contra Dios y dirá que es el Mesías. El Apóstol Pablo sigue diciendo: «Inicuo cuyo advenimiento es por obra de Satanás, con gran poder y señales y prodigios mentirosos, y con todo engaño de iniquidad para los que se pierden, por cuanto no recibieron el amor de la verdad para ser salvos» (2 Tesalonicenses 2, 9-10).
Al final mucha gente apoyará a Israel. Algunos se apartarán de Dios y un rey de los israelitas abandonará su fe y retará a Dios. Estas cosas harán que los israelitas entren en la tribulación. Antes de que esto ocurra a gran escala, la obra de Satanás estará presente, con falsos milagros y poder. Muchas personas dirán que son siervos de Cristo y de Dios y harán falsos milagros.
En nuestro país, hay mucha gente que hace falsos milagros. Pasará lo mismo en otros países. Como ya les he dicho anteriormente había un grupo llamado Righteous Brothers. El compositor del grupo, John Wimber, vino al Señor y dependió de Él después de que su fama se acabase. Cuando creyó en Jesús, dijo que quería ver todos los milagros de las Escrituras y también quiso hacerlos.
Como resultado, Satanás obró en él con mucho poder. Se manifestó un milagro a través de él. Mientras mucha gente estaba en un culto con él, puso las manos sobre mucha gente, y estas personas cayeron al suelo con grandes temblores y ruidos extraños, como «ji, ji» «mu, mu». También ocurrieron otros fenómenos extraños. La gente se quedó sorprendida. Pero todos estaban confusos porque no sabían si era la obra de Dios o de Satanás. Han pasado muchos años desde entonces, y muchas personas han intentado recibir el Espíritu Santo de esta manera. 
Benny Hinn es una de esas personas. Es un judío que predica en los EE.UU. Escribió un libro sobre el Espíritu Santo. Se puede ver qué fe tiene a través de este libro. Las cosas que dice no tienen sentido. Son muy graciosas. Dice que mientras oraba sintió una descarga eléctrica en su cuerpo. Tembló tanto que su cuerpo empezó a agitarse. En el libro hace hincapié en que esto fue una manifestación del Espíritu Santo. Este hombre afirmaba que el Espíritu Santo está en todas partes y escribió un libro titulado Buenos Días Espíritu Santo. Entonces los cristianos de nuestro país adoptaron ese título como lema. Cuando se levantaban, los cristianos solían darle los buenos días al Espíritu Santo. Esto se hizo muy popular en Corea. 
También hay una iglesia del movimiento Vineyard en Corea. Cuando la gente va a esta iglesia, fundada por John Wimber y sus seguidores, se tienen que levantar. El líder pone las manos sobre esta gente y entonces caen hacia atrás y empiezan a hablar en lenguas. La gente no adora de manera tranquila. En un rincón hay una persona ladrando como un perro, y en el otro una persona temblando compulsivamente. Hay gente que ruge como un león, y otra gente que tose como un señor mayor. Así el culto se convierte en un caos. 
La gente cree que esto es la obra del Espíritu Santo. Dicen que los que reciben la imposición de manos de estos líderes reciben el mismo tipo de poder. Por eso ministros y pastores de todo el mundo que visitan Norte América, pasan siempre en la Iglesia Vineyard, que está al lado del Aeropuerto Vineyard en Canadá. La gente va a esa iglesia y en lo que ocurre cuando reciben la imposición de manos, entonces vuelve a casa y hace lo mismo en sus países de origen.
En nuestro país también ocurren cosas muy extrañas. Algunas personas hablan de cosas extrañas como el Evangelio triangular. Algunos incluso hablan del cuadrangular o del pentagonal. Hay gente que interpreta el pasaje de 3 Juan 1, 2: «Amado, yo deseo que tú seas prosperado en todas las cosas, y que tengas salud, así como prospera tu alma» como un grupo de bendiciones que recibimos. Este es el tema central de sus sermones y hacen que sus iglesias aumenten en número prometiendo la prosperidad a sus seguidores. 
En la Iglesia de Berea los ministros sientan a la gente en el suelo y ponen una mano en el hombro de los creyentes, y con la otra les empujan la frente. Entonces los creyentes se caen hacia atrás. A veces el líder pasa por alrededor del círculo de creyentes y de repente le da en la cabeza a alguien mientras que un diacono le da con los pies. Si la persona no se cae, otro diacono la intenta tirar. ¿Qué pasa en ese caso? ¿Se cae? Por supuesto que sí. Y si no se cae, intentan otros métodos. Esta es la misma comedia que ocurre en las iglesias del movimiento Vineyard.
Muchos ministros coreanos han aprendido estos métodos, y hacen lo mismo en nuestro país. Profetizan y oran y dicen que han tenido visiones, y hablan en lenguas. La gente estúpida tiene envidia de esta gente e intenta hacer lo mismo. Pero eso no es hablar en lenguas. Es una mera repetición de palabras sin sentido. Hablar en lenguas es hablar en un idioma que algunas personas pueden identificar. Hablarle a Dios no se trata de repetir palabras que no se pueden identificar.
¿Les he hablado en lenguas alguna vez? Sí. Puedo hablar de este tema, porque he hablado en lenguas. No sé inglés, pero una vez hablé en inglés. Me tuve que morder la lengua porque estaba avergonzado, ya que estaba diciendo mis pecados. Así que me mordí la lengua, pero no paró. Me la volví a morder, pero seguí hablando. A la tercera vez, dejé de hablar. 
Estas cosas tan cómicas suceden en el mundo, especialmente en las iglesias pentecostales. No se centran en la Palabra, y su evangelio no es el Evangelio del agua y el Espíritu. No alcanzan la justicia de Dios porque no creen en ella. Solo quieren dos cosas: manifestar la apariencia de Satanás mediante su poder como siervos suyos; y parecer buenas personas con grandes principios morales y buenas maneras. Estas iglesias han caído en la tentación del Diablo. 
Muchos de sus ministros se llaman a sí mismos siervos de Dios. Algunos incluso se llaman Cristo. Un pastor dijo que caminaría por el río Han en Seúl algún día. Esta persona dice que fue a Filipinas y allí curó a mucha gente. Yo vi un cartel de la reunión que celebró allí y decía que en el cielo había visto una cruz y que había hecho muchos milagros. Dicen que incluso las piernas cortas se alargaron. Así que si tienen las piernas cortas, no se preocupen. Vayan a ver a ese pastor. Él pondrá sus manos sobre ustedes y sus piernas se alargarán.
Cuando la gente se cree estas cosas, demuestra lo simple que es. En la Iglesia Vineyard, John Wimber dice haber curado a muchos niños con Síndrome de Down, pero se demostró que era mentira. Aunque las piernas se hubieran alargado de verdad, ¿es eso realmente importante? La ciencia puede hacer que eso ocurra. La iglesia se debería centrar en salvar almas, no en practicar la medicina. Los ministros deberían dedicar sus energías a salvar a las almas y dejar que los médicos se ocupen de los enfermos. Muchos ministros hacen cosas como esas. 
Vivimos en tiempos extraños. Ahora muchos ministros han intentado hacer obras milagrosas, pero esas cosas ya no funcionan porque mucha gente ya sabe que son falsas. La gente se ha dado cuenta de estos trucos. Vivimos en el fin de los tiempos. Estamos cerca de la segunda venida del Señor. Deben tener cuidado con estos estafadores.
¿Qué ocurrirá en el fin de los tiempos? Que oiremos sobre desastres y catástrofes. Las naciones se levantarán contra las naciones. Habrá hambruna y terremotos. Entonces llegará la tribulación de los siete años que anuncia la segunda venida del Señor.
Estas cosas sucederán como prólogo del fin de los tiempos: guerras, hambrunas y terremotos. Imaginen que hay un terremoto enorme en Corea. ¿Qué nos pasará? La infraestructura de Corea se vendrá abajo y no podremos predicar el Evangelio. Ahora estamos predicando el Evangelio, pero no podremos hacerlo cuando empiecen todos estos desastres. ¿Qué pensaremos cuando empiecen? ¿Qué nos pasará? ¿Respetaremos a nuestros hermanos y hermanas en Cristo o los odiaremos? El Apóstol Pablo dijo en 1 Tesalonicenses 5, 8-10: «Pero nosotros, que somos del día, seamos sobrios, habiéndonos vestido con la coraza de fe y de amor, y con la esperanza de salvación como yelmo. Porque no nos ha puesto Dios para ira, sino para alcanzar salvación por medio de nuestro Señor Jesucristo, quien murió por nosotros para que ya sea que velemos, o que durmamos, vivamos juntamente con él».
¿Qué debemos hacer cuando empiecen las hambrunas, los terremotos y cuando las naciones se levanten contra las naciones? El Apóstol Pablo dijo: «Poneos la coraza de la fe y el amor, y el yelmo de la salvación». Dijo que debemos llevar el yelmo de la salvación. Esto nos permite vivir en el paraíso del Reino Milenario después de haber sido recogidos por el Señor en Su segunda venida. El pueblo de Dios debe entender lo valiosos que son los hermanos y hermanas nacidos de nuevo. Deben amarse y cuidarse. Por eso Pablo dijo: «Por lo cual, animaos unos a otros, y edificaos unos a otros, así como lo hacéis. Os rogamos, hermanos, que reconozcáis a los que trabajan entre vosotros, y os presiden en el Señor, y os amonestan; y que los tengáis en mucha estima y amor por causa de su obra. Tened paz entre vosotros» (1 Tesalonicenses 5, 11-13).
Muchas personas, incluso hoy en día, no creen que estas cosas sucederán en el fin de los días. Así que el Apóstol Pablo, en 1 Tesalonicenses 5 dice: «Pero acerca de los tiempos y de las ocasiones, no tenéis necesidad, hermanos, de que yo os escriba. Porque vosotros sabéis perfectamente que el día del Señor vendrá así como ladrón en la noche; que cuando digan: Paz y seguridad, entonces vendrá sobre ellos destrucción repentina, como los dolores a la mujer encinta». Pablo les dijo esto a los no creyentes. Pero los que creemos en el Evangelio del agua y el Espíritu, y conocemos la justicia de Dios, sabemos cuándo volverá el Señor. Pablo dijo: «Mas vosotros, hermanos, no estáis en tinieblas, para que aquel día os sorprenda como ladrón. Porque todos vosotros sois hijos de luz e hijos del día; no somos de la noche ni de las tinieblas. Por tanto, no durmamos como los demás, sino velemos y seamos sobrios» (1 Tesalonicenses 5, 4-6). Los que nacemos de nuevo somos hijos de la luz, y ese día no llegará como un ladón en la noche. A través de las Escrituras sabemos que el Señor va a venir. Sabemos exactamente cuándo sucederá y podemos prever lo que ocurrirá en el mundo. Aunque los siete años de la tribulación no han llegado todavía, sabemos que habrá guerras, terremotos y hambrunas en el mundo.
Por supuesto esto sucederá después de que el Evangelio haya sido compartido con todo el mundo. Esto ocurrirá en nuestro país también cuando el Evangelio haya sido predicado. Después de que el Evangelio del agua y el Espíritu haya sido compartido con todo el mundo, ¿cómo nos sentiremos cuando ocurran estas cosas? Por eso el Señor dijo: «Poneos el yelmo, la esperanza de la salvación». Sé que el Señor vendrá y nos resucitará por segunda vez y nos hará vivir como reyes en el Reino Milenario del que nos habló.
El Señor dijo: «Poneos la coraza del amor». Los nacidos de nuevo se preocupan por sus hermanos y hermanas cristianos. Para ellos no hay nada más valioso. Si dividimos a la gente en dos grupos, tenemos a los justos y a los malvados (Mateo 13, 49). Lo más valioso para nosotros es Dios y los justos. El Señor nos dijo: «Poneos la coraza de amor y el yelmo de la esperanza de la salvación». Tenemos que mirar hacia el futuro con conocimiento y tratar al pueblo de Dios como gente valiosa. Incluso la persona más egoísta tolerará a los demás y los verá como compañeros que van al Reino de Dios. 
Estas circunstancias tendrán lugar en esos tiempos y ocurrirán cosas en nuestros corazones. Debemos entender el fin de los tiempos. ¿Cuándo será el comienzo de los desastres que anuncia el fin de los tiempos? Debemos creer en la Gran Tribulación que durará siete años y que empezará después de las hambrunas, los terremotos y las guerras, que ya están teniendo lugar. 
Por tanto debemos entender que la Gran Tribulación está cerca. Este proceso tendrá lugar en un período de tiempo corto. En ese momento, llevaremos el yelmo de la esperanza de la salvación. Tenemos al Espíritu Santo en nuestros corazones porque hemos recibido la remisión de los pecados al creer en el Evangelio del agua y el Espíritu ante el Señor. Por eso entendemos que el Reino del Señor vendrá a este mundo tal y como está escrito en el Padrenuestro: «Hágase Tu voluntad así en la tierra como en el Cielo». El Señor vendrá y lo renovará todo, y Su Reino estará en este mundo. Seremos reyes en Su Reino durante mil años. 
Por eso esperamos ese día y respetamos a nuestros hermanos y hermanas en Cristo. Viviremos así en el futuro. Pensemos en esta situación durante un momento. Digamos que el mundo entero queda devastado por los terremotos. ¿A quién buscaremos entre todo este caos? ¿Buscarán a sus familias o a sus hermanos y hermanas en Cristo? Yo buscaré a mis hermanos y hermanas en Cristo porque ustedes son mis verdaderos hermanos. Yo tengo familia carnal, pero mi relación con ellos ha acabado. Algunos creyentes, que tienen una fe débil, no saben quiénes son sus verdaderas familias. Pero cuando ocurran estas cosas, sabrán que los hijos de Dios, que han recibido la justicia de Dios al creer en el Evangelio del agua y el Espíritu, son sus verdaderos hermanos. Esta es su verdadera familia en Cristo.
En ese momento, sabrán esta verdad. Debemos pensar en esto y tener fe esperando la segunda venida del Señor. Debemos prepararnos en nuestros corazones para las cosas que ocurrirán en el futuro. Debemos vivir considerando qué tipo de personas debemos ser entonces y de qué cosas debemos tener cuidado cuando esto ocurra. Esta es la fe de los justos que viven en el fin de los tiempos. 
Creo que estas cosas nos sucederán cuando hayamos acabado de predicar el Evangelio por todo el mundo. El Señor anunciará el fin del mundo cuando acabemos de predicar el Evangelio. El mensaje de la salvación fue predicado por todo el mundo a través de los judíos en el Antiguo Testamento. Pero el Evangelio será predicado por todo el mundo a través de los coreanos en el fin del mundo. Por eso creo que debemos proteger nuestro país. 
Incluso ahora Dios nos está protegiendo de una manera especial. ¿Cómo puede una nación que ha recibido ayuda del Fondo Monetario Internacional recuperarse tan rápidamente? Nuestro himno nacional dice: «Que Dios proteja a esta nación hasta que el Mar del Este y el Monte Baekdoo se sequen». Este es un gran verso que contiene el deseo por la protección de Dios sobre este país. Dios nos ha protegido y nos ha permitido compartir el Evangelio. 
Moody’s Investors Service, el servicio de investigación de crédito internacional dice que subirá el crédito de Corea un punto y bajará el de Japón otro punto. La economía japonesa está teniendo problemas para salir de su depresión. Pero nuestra economía está creciendo cada vez más. La gente de Japón y la de Corea tienen diferentes características. Nuestra gente gasta mucho y no ahorra. Pero la mayoría de los japoneses trabaja duro y ahorra cada céntimo que gana. Pero no disfrutan de la vida. Aunque trabajan duro durante toda su vida, nunca se dan un capricho. Dicen que los japoneses añaden pescado a la sopa de fideos solo cuando reciben el salario. En días especiales, añaden pescado a comidas normales. Puede que su país sea rico, pero la economía individual no está muy bien. 
Los japoneses son tan tacaños con la comida que tienes que pagar extra por Kim chi en un restaurante. Esto nunca pasa en Corea. No pueden comer todo lo que quieran en un restaurante en Japón. El hermano Sakamoto, de Japón, se quedó de piedra cuando vino al campamento de formación espiritual el pasado verano y vio como comíamos platos rebosando de arroz, sopa y Kim chi. Dijo que le sorprendieron dos cosas de Corea: una, que comíamos todo lo que queríamos; y la otra las grandes rocas en la colina Misiryoung. Las rocas le parecieron muy peligrosas. Decía que hay muchos terremotos en Japón y por eso han tenido que construir estructuras para sujetar todas las rocas que parezcan peligrosas. Él piensa que Corea es un país maravilloso cuando ve que los coreanos ignoramos estas rocas peligrosas y conducimos cerca de ellas. También comemos y hablamos debajo de ellas. Creo que estamos viviendo muy bien en Corea porque Dios nos está protegiendo de manera muy especial.
Sin embargo, los desastres de las siete trompetas y las siete copas empezarán después de las hambrunas, los terremotos y las guerras. Estos desastres llegarán. Debemos preparar nuestros corazones porque estos desastres nos ocurrirán a todos. Esto no es ficción, sino realidad. Debemos creer en la Palabra de Dios y pensar qué tipo de fe debemos tener en el corazón. También debemos pensar cómo vivir nuestras vidas espirituales cuando ocurran estas cosas y debemos preparar nuestra fe ahora. Por eso estoy predicando este sermón antes de tiempo. 
En esos tiempos no podremos reunirnos de esta manera para compartir la Palabra de Dios. Todos estaremos intentando escapar de los terremotos. Algunos no sobrevivirán. Algunos de nosotros moriremos. Puede que tengamos que decir: «Una hermana y un hermano ya se han ido. No he visto su cuerpo, pero así mejor. Nos encontraremos al otro lado del Jordán. Es bueno que se haya ido con fe antes que nosotros». ¿Nos volveremos a encontrar? Sí. Cuando venga el Señor, todos los justos se volverán a encontrar. 
Debemos pensar en esto ahora, porque será demasiado tarde cuando llegue la tribulación y no estemos preparados. La Palabra de Dios dice que habrá hambre y terremotos durante el fin de los tiempos. Cuando haya hambruna, no habrá comida y la gente morirá. Si no hay comida, habrá guerra. Actualmente hay hambrunas y terremotos por todo el mundo. 
Hay muchos países que no tienen suficiente comida. No creo que sea una exageración decir que la mayoría de los coreanos viven bien y tienen suficiente comida. Aunque acabamos de entrar en la lista de países avanzados, somos uno de los países que más comida y mejores condiciones de vida tiene. La gente de nuestro país come bien y vive bien. No hay muchos países que tengan las mismas condiciones de vida. La pobreza prevalece en el mundo. Estos son signos de que la tribulación va a empezar. 
Debemos tener fe en la segunda venida del Señor. Debemos prepararnos ahora, tanto espiritual como físicamente. Si estamos satisfechos con tan solo predicar el Evangelio, perderemos nuestra fe cuando lleguen los desastres. Debemos preparar nuestros corazones ahora y abrocharnos el cinturón de la fe. Pase lo que pase en el futuro, o tengamos la situación que tengamos ahora, debemos vivir por fe, esperando la segunda venida de nuestro Señor. Cuando el Señor esté a punto de venir, habrá todo tipo de dificultades, y por eso tenemos que estar preparados para cuando llegue ese momento. Este es el tipo de fe que espera la segunda venida del Señor y se prepara. 
Debemos estar preparados ahora. Será demasiado tarde si intentamos prepararnos cuando llegue el Señor. Debemos estar preparados con la fe que espera la segunda venida del Señor. Debemos esperar, para que, cuando llegue el momento, podamos superarlo sin miedo hasta el final. Debemos sufrir el martirio si es necesario. Podemos vivir con nuestra fe sin ningún problema si creemos que habrá hambruna, terremotos y guerras, y si estamos dispuestos a enfrentarnos a estos desastres. No tenemos nada de que preocuparnos cuando pasen estas cosas si creemos y estamos preparados por la fe. No hay nada de que preocuparse porque ya sabemos qué pasará y estamos preparados. 
El Señor dijo: «No vais a sufrir estas cosas inmediatamente porque sois los hijos de la luz. Los hijos de la oscuridad no conocen estas cosas y la destrucción les llegará como un ladrón. Sin embargo, todas estas cosas ya han sido reveladas a los hijos de la luz. Así que debéis estar preparados con fe. Tomad el yelmo de la salvación y estad alerta de los desastres. Tened amor en vuestros corazones y vivid por fe. Cuidad y respetad a vuestros hermanos». Debemos vivir como si estuviésemos en medio de los desastres y debemos preparar nuestros corazones por fe. 
Cuando tengamos que enfrentarnos a estos desastres, muchos morirán, y otros sobrevivirán y proclamarán el Evangelio. Los justos se buscarán los unos a los otros, pero algunos serán odiados y arrestados por sus familias, sufrirán cosas terribles y serán martirizados. Ocurrirán varias catástrofes. Estoy hablando de los santos de Corea en concreto. Muchas personas del mundo creerán en el Evangelio del agua y el Espíritu que predicamos por todo el mundo y recibirán la remisión de los pecados. Entonces lo proclamarán con poder. Al final los desastres ya habrán empezado y moriremos.
La Biblia habla de cómo los justos sufrirán el martirio. Tal y como está escrito, nos enfrentaremos al Anticristo que dominará el mundo. Si vamos a morir de todas formas, es mejor tener esperanza en el Reino, proclamar el Evangelio con poder e ir al Señor cuando nos llame. Ya muramos como mártires, o en accidentes, o por la persecución, vamos a proclamar el Evangelio. Como está escrito en el Apocalipsis, muchas personas de todo el mundo serán salvadas y morirán como mártires. Por la sangre de su martirio serán resucitadas e irán ante Dios con alabanza y adoración (Apocalipsis 7, 9-14).
El Señor, que vendrá de nuevo, nos está diciendo que nos preparemos para su segunda venida. ¿Lo entienden? Si quieren compartir el Evangelio, deben hacerlo ahora. Si quieren estar preparados, deben estarlo ahora. Si quieren hacer la obra de Dios, deben hacerla ahora. No hay otra alternativa. Por eso estamos proclamando el Evangelio cuando el fin está cerca. Por eso quiero publicar el libro sobre Romanos. Parece que hemos trabajado durante mucho tiempo para publicar este libro. Pero en realidad no nos ha costado tanto. Hemos distribuido muchos libros cristianos a gente de dentro y fuera de Corea porque muchos de nuestros colaboradores han trabajado con devoción.
Estamos distribuyendo unos 3000 libros a un colaborador de Nigeria. Un pastor de una organización en Nigeria nos ha pedido muchas veces 100.000 copias de nuestros libros. Esa cantidad llenaría dos contenedores. Cuando pensamos en la población de ese país, sabemos que 100.000 copias no son suficientes para hacer llegar el Evangelio a toda esa gente. Pero como una persona pide tantos libros, tenemos que recordar que sería muy beneficioso para la predicación del Evangelio. Así que de momento le enviaremos 3000.
Una persona puede tardar unos años en distribuir todas las copias. Tirar 100.000 libros a la basura puede costar mucho tiempo. Pero esta persona nos ha dicho que puede distribuirlos. Pensamos que tiene un gran corazón y hemos decidido enviarle 3000 libros de la edición inglesa. Es decir, 1000 copias de los volúmenes 1, 2 y 3 respectivamente. Entonces le enviaremos más cuando salga nuestro libro de sermones sobre Romanos. En el futuro, oraremos por que haya mucha gente como este pastor. 
Vamos a enviar nuestros libros a todo el que quiera hacer la obra de Dios y diga: «Por favor, envíenme 10.000 copias de sus libros. Los distribuiré todos». No nos importa que los venda o los de gratis. Alguien recibirá uno de estos libros y entrará en contacto con el Evangelio, que es lo que queremos. Una persona de Filipinas, cogió uno de nuestros libros de una papelera y empezó a leerlo. Después nos envió un mensaje diciendo que había recibido la remisión de los pecados. 
La gente recibe la remisión de los pecados por medios distintos. Yo quiero que nuestros libros lleguen a la gente que busca la Verdad y que manifiesten el poder del Evangelio del agua y el Espíritu. Este Evangelio es el camino de la salvación para algunas personas, pero para otras, es la roca que les hace caer (1 Pedro 2, 6-8).
Estamos proclamando el Evangelio por todos los medios disponibles. Ahora estamos predicando el Evangelio del agua y el Espíritu a los extranjeros que trabajan en nuestro país. Estimamos que hay unos 500.000 trabajadores extranjeros en Corea. Si añadimos a ese número los que están de manea ilegal, la cifra es mucho mayor. Además llegarán turistas a ver la Copa del Mundo de la FIFA de 2002, que tendrá lugar en Corea y Japón.
Así que estoy pensando en llamar al Ministerio de Cultura y Turismo de nuestro país para preguntar si pueden distribuir nuestros libros gratuitamente a todos los turistas. Estaría bien que el gobierno permitiese esto. Vamos a imprimir miles de libros bajo el título Libro de Conmemoración del Mundial de Corea-Japón de 2002 y se los daremos a los turistas gratuitamente. El gobierno ha estimado que unos 50.000 ó 60.000 turistas chinos visitarán Corea, por lo que vamos a imprimir versiones en chino con el Evangelio del agua y el Espíritu. 
Debemos aprovechar esta oportunidad para hacer la gran obra del Evangelio. Mi cerebro no funciona muy bien últimamente. Lo que solía resolver en 5 minutos hace dos o tres años, ahora me cuesta 30 minutos, porque tengo problemas de concentración. No soy tan inteligente como era antes. 
Una vez fui a una barbería donde me llamaron abuelo. Miren mi pelo. Si me miran de lejos, no me ven las canas. Pero si se acercan más verán que mi pelo está completamente blanco. El otro día pensaba: «Mi corazón es más joven que yo». Les dije a los de la barbería: «Sí, tienen razón. Soy un abuelo». En mi corazón no estaba de acuerdo, pero cuando veo que mi mente no funciona tan deprisa, me digo a mi mismo: «Estoy viejo».
Pienso que debemos hacer mayores obras este año. Hemos enviado miles de libros a nuestros colaboradores en muchos países. Pero cuando el libro sobre Romanos esté publicado, mandaré miles de ellos. Me gustaría ver cómo el Evangelio del agua y el Espíritu llega a todos los rincones del mundo más rápidamente. El Evangelio debe compartirse con la gente más rápidamente porque hay mucha gente que está muriendo sin conocer el Evangelio del agua y el Espíritu. Debemos predicarlo por todo el mundo. 
De verdad quiero que el Evangelio llegue a todo el mundo, y quiero que todos ustedes sean siervos y santos que esperan la venida del Señor y se preparan para ella. Ahora estoy proclamando el Evangelio. Voy a vivir con fe esperando la segunda venida del Señor y tratando a los hermanos y hermanas en Cristo con esta fe. Quiero que vivan así también. Sé que necesitamos estar preparados en nuestros corazones porque los tiempos tranquilos no van a durar mucho. Pero no debemos tener miedo, sino que debemos dar gracias a Dios porque nos da la victoria. Aunque el Señor venga mañana, comeremos, beberemos y cumpliremos con nuestras responsabilidades, y estaremos preparados mientras compartimos el Evangelio hasta ese día.
Vivamos con este tipo de fe. Oro por que todos ustedes vivan agradecidos a Dios por este tipo de fe y porque descansen en las vacaciones y rejuvenezcan, y así tengan más fuerzas para servir al Señor. Aunque vamos a descansar en las vacaciones, no tenemos nada especial que hacer, a parte de comer bien. Sin embargo, como hemos descansado bien en Año Nuevo, me gustaría reunirme con algunos ministros para discutir ciertos temas, y para hacer algunas actividades durante las fiestas del Año Nuevo Lunar.
Sé que el Evangelio llegará a mucha más gente en el mundo cuando se publique Sermones sobre Romanos. ¡Aleluya!