(Juan 1:15-18)
“Juan dio testimonio de él, y clamó diciendo: Este es de quien yo decía: El que viene después de mí, es antes de mí; porque era primero que yo. Porque de su plenitud tomamos todos, y gracia sobre gracia. Pues la ley por medio de Moisés fue dada, pero la gracia y la verdad vinieron por medio de Jesucristo A Dios nadie le vio jamás; el unigénito Hijo, que está en el seno del Padre, él le ha dado a conocer.”
En el pasaje de la Escritura de hoy, podemos ver que Juan el Bautista, quién bautizó a Jesús, y el Apóstol Juan el escritor del evangelio nos dan testimonio acerca de Jesús, quién se ha convertido en nuestro Señor y Salvador: “Juan dio testimonio de él, y clamó diciendo: Este es de quien yo decía: El que viene después de mí, es antes de mí; porque era primero que yo” (Juan 1:15). Juan el Bautista dio testimonio acerca de Jesucristo diciendo, “Cuando Él venga, Él juzgará con fuego y liberará con el agua.” El Apóstol Juan dio testimonio acerca de Jesús, diciendo, “Porque de su plenitud tomamos todos, y gracia sobre gracia. Pues la ley por medio de Moisés fue dada, pero la gracia y la verdad vinieron por medio de Jesucristo” (Juan 1:16-17). Además, continua, diciendo, “A Dios nadie le vio jamás; el unigénito Hijo, que está en el seno del Padre, él le ha dado a conocer” (Juan 1:18). No hay uno entre nosotros que le haya visto a É por medio de los ojos naturales. Sin embargo, podemos verlo a través del Único Hijo Unigénito de Dios quién estaba en el seno del Padre. Esto significa que solamente Jesucristo, quién estaba en el seno del Padre, nos ha revelado como es Dios.
Realmente, nunca hemos visto a Dios con nuestros propios ojos. No podemos decir que hemos tenido un encuentro con Dios por medio de cualquier otro sentido. Entonces, ¿cómo fue posible que nosotros tuviésemos un encuentro con ese Dios y creyéramos en Él? Por medio del bautismo que Jesús recibió y por Su derramamiento de sangre sobre la Cruz, pudimos saber que Jesu8cristo el Hijo de Dios era el verdadero Salvador.
¿Alguna Vez has Recibido el Amor de Dios?
Cada Diciembre esperamos la Navidad. En ese día, recordamos la venida del Hijo Unigénito de Dios a este mundo. Ambos, el Apóstol Juan y Juan el Bautista sabían que el Hijo Unigénito de Dios, Jesús, era el verdadero Salvador de toda la humanidad y nos reveló eso a nosotros. Trataron de hacernos saber quién es Jesús para nosotros. Sabemos que Dios es el Dios del amor. ¿Qué clase de persona era Jesucristo quién apareció a todos nosotros? Sabemos que Él es el Hijo de Dios quién nos liberó de todos nuestros pecados, y que Él es el Dios verdadero que nos ama. Él es el verdadero Salvador para nosotros, Aquel que nos liberó de todos nuestros pecados.
Verdaderamente Dios nos amó, y no solamente con palabras. Dios nos mostró Su amor Él Mismo cuando nos liberó de todos nuestros pecados. Debido a que Él es el Dios del amor y la justicia, Él nos reveló que hemos sido liberados de todos nuestros pecados por Su propio amor y sacrificio, aunque todos los pecados deben ser juzgados y tomados en cuenta. Este amor de Dios fue revelado a nosotros por medio de Jesucristo el Hijo Unigénito de Dios.
La Verdad esencial de la Palabra de la Escritura es que Dios amó tanto al mundo que Él dio a Su Hijo Unigénito para liberarnos a todos de todos nuestros pecados. Si observáramos como Dios reveló Su amor por nosotros, sería de la siguiente manera. “Debido a que Dios nos amó de tal manera, Dios dio a Su Hijo Jesús para liberarnos de todos los pecados del mundo de una sola vez por medio del bautismo y el derramamiento de sangre de Jesús, y después convirtió a los creyentes en Sus propios hijos.” Así, Dios reveló como es Él por medio de Su Hijo Unigénito Jesucristo. Jesucristo dio Su vida completamente por nosotros para qué pudiéramos tener la Verdad de la salvación y ser libres de la condenación. A través de todo esto, Dios reveló Su amor por nosotros.
Verdaderamente, Dios nos enseña que este amor no se compara con nada de este mundo. Ahora, podemos sentir el amor de Dios por medio del evangelio del agua y el Espíritu. Los padres en muchas ocasiones dan sus vidas por sus propios hijos, los patriotas por sus países, y los amigos por sus amigos. Si una persona da su vida por causa de su propio país, lo ha hecho por una gran causa.
Sin embargo, no se compara con lo que Dios ha hecho por nosotros para liberarnos de todos nuestros pecados y darnos la vida eterna. Aún si una persona da su vida por su amigo, se debe a la amistad por un solo amigo, no alcanza el nivel del amor de Dios. Algunas veces, la gente da sus vidas por sus amantes. Aunque se sacrifican a sí mismos y escogen la muerte debido a que sus emociones son débilese incontrolables para sobrellevarlas, no puede ser comparado con el amor de Dios. Toda esta gente a lo sumo revela una pequeña fracción del amor de Dios.
Así, el amor de Jesucristo es especial. El Hijo Unigénito de Dios nos reveló Su naturaleza y no podemos comprender Su amor debido al sacrificio de Su propia vida por nosotros. Para dar nueva vida a nosotros los pecadores, Jesús fue predestinado para dar Su propia vida por nosotros. El amor de nuestro Señor fue el dar Su propia vida para qué pudiésemos ser reavivados y tener la verdadera vida. ¿Cómo podríamos discutir el amor de Dios por medio de ideales del amor entre la gente?
Cada nación tiene sus patriotas quienes sacrificaron sus propias vidas por sus propios países. Entonces, ¿Porqué se sacrificó Jesús a Sí Mismo? Fue para liberar a toda la humanidad de todo pecado e iniquidades. Ya que, los seres humanos, se estaban colapsando y muriendo debido a nuestros pecados, Él se sacrificó a Sí Mismo para darnos vida nueva. Debido a que Él nos amó, Él nos dio el evangelio del agua y el Espíritu para que pudiéramos tener nueva vida. Jesucristo nos vistió con la gloria y el honor de convertirnos en hijos de Dios y nos dio el poder y la autoridad para reinar sobre todas las cosas. Además, Él nos capacitó para vivir felizmente por toda la eternidad. Para hacer eso, Él reveló Su amor por nosotros. La razón por la qué Jesucristo llegó a ser sacrificio después de venir a este mundo fue como una muestra del amor de Dios.
Todas las criaturas vivas de este mundo existen por sí mismas. Sin embargo, el Hijo Unigénito de Dios vino a este mundo para dar verdadera vida a Sus criaturas. Su nacimiento y razón de ser fueron diferentes de las nuestras. El Hijo Unigénito de Dios, Jesús, nació y existió en este mundo para mostrarnos la clase de ser que Dios es. Jesús llevó a cabo las justas obras del bautismo y del derramamiento de sangre para realizar Su razón de existir en este mundo. Nuestro Señor demostró Su propio amor hacia nosotros, y ahora conocemos y creemos en ese amor.
Dice en la Biblia que Dios Padre nos amó de tal manera que Él dio a Su Hijo Unigénito por nosotros. Durante 33 años de Su vida en este mundo, Jesús vio que mucha gente tiene una vida muy dura debido a sus enfermedades y muerte y que Su gente sufría por la perdida de su tierra. Debido a sus pecados esta gente no podía evitar encarar su destrucción y su condenación, y perdieron la única vida que tenían. Antes de que Jesucristo viniera a este mundo, ninguna persona podía evitar el fuego eterno del infierno, en donde se convertirían en siervos de Satanás el Demonio y sufrirían eternamente, ya que no podían recibir la remisión del pecado.
Sin embargo, Jesús tenía compasión por todos. Así, Él recibió el bautismo sobre Su propio cuerpo, por lo cual todos los pecados de la humanidad fueron transferidos sobre Él, y derramó Su propia sangre sobre la Cruz para que pudiéramos tener vida nueva. Para permitirnos vivir eternamente por medio de la salvación de todos nuestros pecados, nuestro Señor se sacrificó a Sí Mismo, soportando todos los dolores y todo el sufrimiento. Este fue el amor de Dios dado a nosotros para liberarnos de todos los pecados del mundo, de la muerte y de la condenación. El evangelio del agua y el Espíritu dado por el Señor es el amor de Dios, el cual nos permite vivir eternamente al recibir vida nueva. La Verdad fue un regalo a nosotros del amor de Dios. Ahora cuando se nos pregunta quién es Dios, podemos responder en nuestra fe que Él es Aquel que se sacrifico a Sí Mismo para que pudiéramos tener vida nueva.
¿Existe Alguien Entre Nosotros que haya Visto a Dios Directamente?
Aún así, existía aquella gente que había visto el sacrificio de Jesús. Ellos fueron testigos de que para liberarnos de nuestros pecados, Jesús llevó todos los pecados de toda la humanidad por medio de Su bautismo, dio Su cuerpo en la Cruz en donde sangró hasta morir, y resucitó de entre los muertos. Podemos darnos cuenta y creer cuanto Dios nos ha amado por medio de sus narraciones.
Debido a que yo también creo en el evangelio del agua y el Espíritu, no es fácil articular el amor de Dios por medio de palabras. El amor de Dios es demasiado grande como para ser entendido. Sin embargo, yo soy capaz de experimentar el amor de Dios por medio del evangelio del agua y el Espíritu. Desde luego, yo estoy agradecido por el amor de Dios que vino por el agua y el Espíritu Santo. Yo creo que Jesús ha limpiado todos nuestros pecados y que Él nos ha dado el regalo de la vida eterna, de la gloria y del honor. Yo también creo que Él nos ha dado Su propia vida. Es verdad que aún no somos capaces de conocer y de sentir profundamente el amor de nuestro Señor, aunque creemos en el. Se debe a que no hemos amado a alguien hasta el punto de morir. Nunca hemos dado nuestras vidas a nadie más para que la persona tenga nueva vida y sea eterno. A partir de esto, yo mismo carezco del conocimiento y de la habilidad de sentir la profundidad del amor de Dios. Yo también creo que el amor de Dios es indescriptiblemente enorme. Aún así, yo creo firmemente una cosa en mi corazón. Es verdad para mí, para todos ustedes, y para los demás en este mundo que han recibido el amor de la salvación. El Único Hijo de Dios claramente demostró quién es Dios hacia nosotros. Por lo tanto, fuimos liberados de todos nuestros pecados. Yo ciertamente creo en eso. Yo estoy seguro que tú también crees lo mismo.
Por naturaleza nos encojemos cuando el clima es frío. Pero, esto no significa que nuestros corazones también se tengan que encoger. Aunque en nuestras acciones no somos perfectos, por compasión deseamos llevar el amor de Dios a las almas perdidas. Aunque no podemos amar a la humanidad tan perfectamente como Jesús, aún así deseamos ser instrumentos que lleven el amor de Dios. Aunque nos hagamos chiquitos en el frío del invierno, el pensamiento de la magnitud del amor de Dios por nosotros calienta nuestros corazones. Verdaderamente, cuando pensamos en Dios quién nos dio nueva vida sacrificándose a Sí Mismo, estamos muy agradecidos en nuestro corazón por ello. Aunque podamos empequeñecernos en nuestros cuerpos, tenemos descanso en nuestros corazones y nuestros corazones llegan a calentarse como si tuviéramos una fogata en ellos. Es bueno que podamos compartir Su amor ya que primeramente lo hemos recibido, a pesar de nuestras debilidades.
Si observamos la obra de la salvación de Jesús en este mundo, fácilmente podemos saber que Dios es así. Así, debemos creer. Viendo a Jesucristo, llegamos a confesar, “Ciertamente Dios es así. Ciertamente Jesús es Omnipotente, pero Él no abusó de Su poder. Ciertamente Jesús se humilló a Sí Mismo para dar vida nueva a toda la humanidad y así lavar nuestros pecados. Jesús se sacrificó a Sí mismo, y nos liberó de todos nuestros pecados por el perfecto amor del sacrificio, no un falso amor.” Y sabemos que Jesús nos ha vestido con la gloria de ser los hijos de Dios. Ciertamente debemos dar gracias, honor y gloria a Dios en nuestra fe por esta Verdad. Este invierno al igual que en todos los inviernos que vendrán, debemos pensar profundamente acerca del amor de Dios siempre que nos achiquemos por el frío. También, debemos servir al Señor y hacer la obra de Dios con esa clase de fe.
Si tenemos una fe legalista en vez de rumiar sobre el amor de Dios, seremos nada. Si creemos en el evangelio del agua y el Espíritu, el cual es el amor de Dios, debemos estar revestidos con el verdadero amor de la Verdad al permanecer firmes en esta Verdad dada por el Señor. Debido a que se nos dio y se nos revistió con el amor de Dios, estamos dando testimonio a todos en este mundo. Estamos sirviendo al evangelio del agua y el Espíritu, aunque nos sentimos muy exhaustos debido a las obras de Dios que tenemos que realizar cada día. Siempre que nos sentimos exhaustos al servir a nuestro Señor, debemos recordarnos del amor de Dios, al igual que la mujer Zulamita quién se encontraba trabajando duro como la encargada del viñedo vistiendo el amor del Rey Salomón. Debemos ir hacia delante sosteniendo firmemente las manos de nuestro Señor a pesar de todas las tribulaciones por el evangelio del agua y el Espíritu, como está escrito:
“Mi amado habló, y me dijo:
Levántate, oh amiga mía, hermosa mía,
Y ven.
Porque he aquí ha pasado el invierno,
Se ha mudado, la lluvia se fue;
Se han mostrado las flores en la tierra,
El tiempo de la canción ha venido,
Y en nuestro país se ha oído
La voz de la tórtola” (Cantar de los Cantares 2:10-12).
Cada vez que tú y yo oramos, yo espero que Dios escuche nuestras oraciones. El Señor esta respondiendo con la Palabra de arriba, “Levántate, oh amiga mía, hermosa mía, y ven.” Puedes conocer el amor de Dios por estas respuestas de Dios.
Algunas veces nos cansamos por el duro trabajo. También, hay momentos en que buenas y malas cosas nos ocurren. Yo deseo que las cosas se mejoren mientras pasa el tiempo, pero las preocupaciones con respecto a la obra de Dios crecen en mi corazón con el paso del tiempo. El evangelio del agua y el Espíritu, el cual es la Verdad de Dios, debe predicarse hasta el fin del mundo. Esto solamente es posible si continuamos creyendo y viviendo para nuestro Señor. Aunque nosotros los siervos de Dios y Su pueblo somos débiles y deficientes en muchas formas, debemos ser fieles a nuestro llamado en el conocimiento y en la fe en el amor de Dios. Me preocupa que lleguemos a rendirnos en nuestras tareas debido a que nos amamos a nosotros mismo demasiado, en ves de expandir el evangelio, el cual proclama el amor de Dios que libera a los pecadores de todos sus pecados por puro amor hacia nosotros.
Cualquiera que no piense en el amor de Dios vive egoístamente por el beneficio personal. Cualquiera que viva para sí mismo no conoce el amor de Dios. Debido a que es claro que Dios nos amó, aunque todos vayan tras sus deseos de la carne, nosotros los creyentes del amor de Dios no podemos vivir solamente para nosotros sino que debemos seguir proclamando el evangelio del agua y el Espíritu. Debido a que hemos recibido el amor de Dios, ahora se haya en nuestro corazón. A partir de aquí, podemos amar a otros y sacrificarnos a nosotros mismos por el bien de los demás. Nosotros también podemos tener tal fe y podemos practicar el amor de Dios de acuerdo a nuestra fe.
En algún momento no conocíamos o no habíamos recibido el amor de Dios, y en ves de vivir para los demás vivíamos solamente para nosotros mismos. Sin embargo, ahora hemos cambiado. Entre más conocemos de nuestro Señor, y mientras nuestras nuevas vidas espirituales crecen, el Señor nos permite compartir el amor que hemos recibido a pesar de nuestras debilidades y deficiencias. Llegamos a reconocer que es correcto que nosotros compartamos lo que pertenece a Dios, aunque es una pequeña parte, hasta el día en que nos encontremos con el Señor.
Creemos con certeza que el amor sacrificial de Dios ha borrado todos los pecados del mundo. Jesucristo realmente ha venido a este mundo por nosotros en semejanza de hombre y recibió el bautismo para que todos nuestros pecados pudieran ser transferidos sobre Él. Más aún, Él murió sacrificado sobre la Cruz. Aunque Dios es el Todopoderoso quién creó el universo y todo en él, Él ha llegado a ser la propiciación por todos nosotros para cumplir el evangelio del agua y el Espíritu.
Los discípulos de Jesús no creían en Él como el Dios de la salvación cuando Él caminó sobre el agua. Por lo tanto, mientras Jesús estaba en este mundo tuvo que hacerles saber claramente a Sus discípulos quién era Él como Dios y ser perdonados de todos sus pecados. Debido a eso, Jesús mostró Su poder a Sus discípulos al caminar sobre el agua. Y la mayor parte del tiempo, Él actuó como una persona común. Jesús se humilló a Sí Mismo como una persona de apariencia débil y vino como nuestro Salvador. Nuestro Señor es el Cordero de Dios sacrificado, humillándose a Sí Mismo para completar Su obra de la salvación: Él tomó todos nuestros pecados sobre Sí Mismo al recibir el bautismo de Juan el Bautista en el Río Jordán. Y para poder recibir los tremendos y justos juicios por todos nuestros pecados, Él ofreció Su propio cuerpo para ser crucificado sobre la Cruz. Él nos ha liberado a nosotros los creyentes totalmente al recibir vicariamente agresiones e insultos. Por el amor de nuestro Señor, hemos llegado a ser poseedores de nueva vida. Para recobrar a toda la mandad al status de gente creada a la imagen de Dios, Él ha enseñado el evangelio del agua y el Espíritu a todos. Debido a eso, llegamos a creer.
Sin embargo, existe mucha gente que no cree o k sabe esto. Es por ello que el Señor nos amonesta para compartir Su amor con ellos. Por lo tanto, hemos compartido la Palabra de Dios, continuamos compartiendo por nuestra fe, y continuaremos compartiendo en el futuro. La gente ha recibido la misma salvación al igual que nosotros, han sido vestidos con el amor de Dios, y han recibido la vida eterna ya que llegaron a conocer y a creer en Dios, quién se ha revelado a ellos por medio de Su Hijo Unigénito a través del evangelio del agua y el Espíritu que compartimos.
Así, yo solo doy gracias a Dios. No existe ninguna otra cosa más que darle gracias a Él. Ya que el Hijo Unigénito de Dios nos ha revelado quién es Dios, y a recibir la salvación de todos nuestros pecados creyendo en Él. Pudimos tener un encuentro con Jesús debido al amor de Dios. Hemos llegado a ser Su propio pueblo vistiendo el amor de Dios. Damos gracias a Dios por nuestra fe en el evangelio del agua y el Espíritu.
Dios Ha Revelado Su Amor por Nosotros A Través de Su Hijo Unigénito
Aunque nadie ha visto a Dios, la gente ha llegado a conocer, ver y creer en Dios a través de Jesús. Esto es verdad. Esa gente religiosa que es altamente considerada como personas de inteligencia, no han aportado nada a la redención de los pecados de la humanidad. Sakyamuni murió bajo un árbol bo mientras meditaba acerca de los gozos y de las tristezas de la vida. Él solamente se preocupaba por resolver los problemas de los gozos y las tristezas de la vida. Puesto de manera diferente, él comenzó a pensar en como resolver su propio problema y llegó de alguna manera a una conclusión, pero tal conclusión no tenía nada que ver con resolver los problemas de pecado de todos. ¿Logró lavar los pecados de cada uno de nosotros? ¿Qué hizo para borrar nuestros pecados, para recibir vicariamente el juicio por nuestros pecados, para ayudarnos a evitar la ira de Dios sobre nosotros, o para ayudarnos a recibir las bendiciones?
No importa cuan ansiosas estén las personas religiosas por hacer eso, en primer lugar, simplemente les falta la habilidad para hacer esas cosas por nosotros. Todos los sabios de este mundo son así. Ninguno de ellos puede tomar nuestros pecados sobre su cuerpo para lavar los pecados de cada persona. Solo el Hijo de Dios Jesucristo, quién es nuestro Salvador, pudo tomar los pecados de cada uno de nosotros al recibir el bautismo y sé sacrificó a Sí Mismo por nuestra felicidad, y vida eterna.
Si usásemos el agua de todos los océanos como tinta y el cielo azul como nuestro pergamino, aún así no seriamos capaces de escribir acerca de todo el amor de Dios por nosotros. El amor de Dios es así de amplio. La gracia de la salvación por la cual se nos hace saber que Dios ciertamente es el Dios del amor se haya en el evangelio del agua y el Espíritu. ¿Quién te ha consolado, te ha liberado tú alma de todos sus pecados, y te ha dado vida eterna? Él es Jesucristo, quién es nuestro Salvador. No hemos recibido nuestra verdadera salvación de ninguna autoridad mundana sino de Jesucristo. Jesucristo es el verdadero Dios, el verdadero Salvador, y es el Rey del amor. Él no se puede comparar con ninguna persona de este mundo. Fundamentalmente Jesús es Dios Rey de reyes, quién gobierna sobre los ángeles arriba en el Cielo, el mundo visible y el mundo invisible.
Aunque no existe nadie que haya visto la Gloria de Dios, el Hijo Unigénito de Dios Jesucristo ha revelado al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo al venir a este mundo. Jesús ha revelado el amor y la justicia de nuestro Dios a través del sacrificio de Su bautismo y derramamiento de sangre después que Él vino a este mundo en semejanza humana. Junto con el evangelio del agua y el Espíritu, Él nos ha dado la remisión del pecado. De esta manera Dios nos ha mostrado Su amor. ¿Lo crees?
Queridos compañeros creyentes, cuando sus corazones están deprimidos y ustedes están exhaustos, piensen acerca de cómo el Hijo Unigénito de Dios Jesucristo nos ha revelado Su amor por nosotros. Y llevando en sus corazones el amor de Dios por ustedes y reconociendo y guardando ese amor, serás agradecido y feliz. Nada más en este mundo puede ser tu verdadero amor, felicidad o bendición. Debido a que Jesucristo ciertamente es el verdadero Dios y Salvador, solo Él nos puede dar el verdadero amor, felicidad y bendición.
Cuando doy testimonio a la gente de la remisión del pecado a través de nuestros libros, ciertamente me doy cuenta del poder del evangelio de Dios. Muchos pastores de diferentes lugares del mundo están diciendo que ni siquiera han oído del evangelio del agua y el Espíritu anteriormente. Y además ellos están testificando que han recibido el verdadero amor de Dios, la gracia de la salvación, la bendición de la vida eterna y la abundante paz del corazón.
Verdaderamente, no existe nadie que haya visto a Dios o sentido a Dios, aún así, hemos tenido un encuentro con Dios, recibido Su amor, y creído en Su amor. A partir de aquí, estamos extendiendo el amor de Dios por medio de nuestra fe. La gente por todo el mundo está teniendo un encuentro con Dios a través de nuestro servicio para el Señor. Ciertamente, no serían capaces de tener un encuentro con Dios, si no fuese por el evangelio de la salvación que les estamos testificando a ellos. Es debido al testimonio de Juan el Bautista, el Apóstol Juan y los otros Apóstoles por lo que pudimos tener un encuentro con Jesucristo. Si hubiesen conservado este evangelio verdadero solamente en sus corazones y se hubiesen abstenido de expandirlo, no hubiésemos tenido un encuentro con Dios.
Existieron muchos hombres de fe descritos como los escritores de la Biblia del Nuevo Testamento. Los cuatro evangelios fueron escritos por Mateo, Marcos, Lucas y Juan en turno; Hechos fue escrito por Lucas; el Apóstol Pablo escribió las Epístolas paulinas; el Apóstol Pedro, el Apóstol Juan, Santiago y Judas, el hermano de Jesús, también escribieron sus epístolas; finalmente, el Apocalipsis fue escrito por el Apóstol Juan.
Ellos fueron inspirados por el Espíritu Santo y escribieron acerca de lo que habían visto y escuchado mientras acompañaron a Jesús. Pero aún así encararon muchas dificultades para seguir la voluntad de Dios. A pesar de estas dificultades, ellos escribieron y nos dejaron el evangelio del agua y el Espíritu, el cual es la Palabra de Dios. Desde luego,, Dios los inspiro con un poder especial para que ellos no pudieran evitar escribir esto. Aún así, fue posible hacer la obra de Dios por medio de ellos ya que fueron obedientes a Dios. Si ellos hubiesen rechazado la voluntad de Dios, Dios hubiera realizado esto por otros medios. Sin embargo, debido a que obedecieron la Voluntad de Dios, pudimos conocer y creer en el amor de Dios aún hasta este momento.
Juan el Bautista fue despreciado y maldecido por mucha gente de su época. Aunque respetamos a los 12 discípulos de Jesús, mientras ellos aún estaban en este mundo, fueron despreciados e ignorados por la gente de su tiempo, tratados por debajo de los estándares humanos. Así, los discípulos tuvieron comunión con Dios en su fe en el evangelio del agua y el Espíritu y nos impartieron esta Verdad a nosotros. Debido a que los discípulos vivían por su fe, tú y yo podemos conocer el amor de Dios y quién es Dios. Siguiendo sus pasos, tenemos que servir al Señor y a Su evangelio para que otros también puedan tener un encuentro con Dios.
Aún ahora, no existe nadie que haya visto a Dios, pero cualquiera que crea en el evangelio del agua y el Espíritu puede sabes la clase de Persona que es Dios. Aquellos que han escuchado el evangelio del agua y el Espíritu por medio de nosotros dicen como sigue: “El amor de Dios es demasiado grande. Aunque he sido un buen pastor, nunca he conocido la Verdad del evangelio ni he tenido un encuentro con Dios hasta ahora.” Yo me siento motivado cuando veo a la gente regresando a la Verdad y se encuentran con Dios por el evangelio del agua y el Espíritu.
Queridos compañeros creyentes, parecería que nuestras debilidades, deficiencias y los pensamientos carnales se levantan hasta lo máximo ya que el clima se ha puesto más frío. Sin embargo, te pido que recuerdes este versículo de la Biblia. “A Dios nadie le vio jamás; el unigénito Hijo, que está en el seno del Padre, él le ha dado a conocer” (Juan 1:18). Debemos vivir nuestras vidas recordando esta Palabra, guardándola por fe, y meditando en ella siempre. Debemos aceptar en nuestro corazón el amor por el cual el Hijo Unigénito de Dios nos ha liberado de todos nuestros pecados, medita y propaga esto por medio de la fe. Cualquier cosa que hagas, yo espero que vivas una vida así. Meditemos sobre el amor de Dios, compartamos el evangelio, y luego ascendamos a Su Reino y vivamos ahí cuando el Señor regrese.
Cuando el clima enfría demasiado, pensamos en el calor de una silla junto a una fogata. No nos damos cuenta cuando el clima es tibio, pero extrañamos el calor tan pronto como viene el frío. Estamos en una época de invierno en donde nos faltan las comidas y los corazones calientes. ¿Cómo se siente nuestra alma si nuestro cuerpo se siente así?
Ciertamente, el Hijo Unigénito de Dios Jesucristo nos ha revelado quién es Dios y lo que es el amor de Dios. Él también nos revelo que Dios nos ha liberado de todos nuestros pecados por ese amor. Nuestro corazón recibe el calor, la comodidad, las bendiciones y la esperanza meditando y creyendo en ese amor. Yo pienso que debemos tener tal fe. No debemos pensar acerca de las obras de nuestra carne sino que en vez de eso pensemos acerca del amor de Dios. Existe algo que nunca debemos olvidar en nuestro corazón. Es el amor de Dios, con el cual Él nos ha liberado de todos nuestros pecados. Debemos vivir nuestra vida guardando el amor de Dios en nuestro corazón, no olvidándolo, sino meditando en el. Debemos vivir anticipando todas las bendiciones y la gloria que el Señor nos ha prometido. Queridos compañeros creyentes, ¿creen en esto?
Ciertamente, la Ley ha venido por medio de Moisés, y el regalo de la gracia, la Verdad, la salvación y el evangelio dador de vida ha venido por medio de Jesucristo. No recibimos nuestra salvación por habitar en la Ley, sino por conocer a Jesucristo y creyendo en nuestro corazón la Palabra de Dios del evangelio que Jesús nos ha dado. Dios viene a nuestro corazón como el Espíritu Santo y designa que hemos llegado a ser Sus hijos. Damos gracias ante Dios por medio de la fe provista por el Espíritu Santo y vivir por esa mismísima fe.
Aquellos que han recibido el amor de Dios no pueden vivir sus vidas sin amar a otros, así que viven amando a todo el mundo. ¿Puedes vivir tu vida sin amar a los demás en este mundo? Queridos compañeros creyentes, la respuesta a esta pregunta “¿Porqué vive una persona?” es muy sencillo una vez que lo sabes. La respuesta correcta es que la gente vive por amor. Entonces, ¿porqué viven los Cristianos? También viven por amor, pero su amor es diferente del amor egoísta de la gente secular. Debido a que los Cristianos nacidos de nuevo han recibido primeramente el amor de Dios, ellos viven amando a Dios y a los demás.
Alguna gente dice, “Ahora que he recibido la remisión del pecado. Solo deseo vivir para mí mismo.” Pero ellos dicen esto porque no saben que no hay gozo en tal forma de vida. La vida vale la pena vivirse si la vives para los demás y te sacrificas a ti mismo por amor a los demás. ¿No te sientes así cuando estas sirviendo al Señor voluntariamente? Ciertamente así nos sentimos.
Si alguien me dijera que dejara de compartir el evangelio y tratase de evitar que difundiera el evangelio, trataría de buscar otros medios para hacerlo ya que sentiría que mi vida se volvería inútil sin compartir el amor de Dios con otras personas. ¿Qué realización tendríamos en nuestras vidas si no pudiésemos vivir realizando las obras de Dios? Antes de que naciéramos de nuevo, solíamos vivir para beber, comer y para disfrutarnos a nosotros mismos con nuestro entretenimiento favorito. Sin embargo, ¿aún tenemos satisfacción al vivir de esa manera aún ahora? La gente que recientemente recibió la remisión del pecado pudiera preocuparse acerca de su futuro diciendo, “¿Qué comeremos?” o “¿Qué beberemos?” o “¿Qué vestiremos?” Sin embargo, nuestro modo egoísta de vivir y nuestro propósito en la vida cambia en el momento en que nos damos cuenta lo que Jesucristo nos ha revelado acerca de quién es Dios.
Nos sentimos vivos cuando estamos difundiendo el evangelio del agua y el Espíritu. A partir de aquí, ahora compartimos el evangelio del agua y el Espíritu por todo el mundo y amamos a todos en todo el mundo. En el pasado, pensamos que con amar a nuestros vecinos era verdaderamente una gran tarea. Pero ahora ¿Cómo hemos cambiado? Hemos llegado a ser gente que ama a todos en este mundo. Dios ha hecho esto posible. ¿Estoy equivocado? Si no fuese por Dios ¿cómo habríamos cambiado?
Hubiésemos estado satisfechos en el pasado si hubiésemos construido una casa con gran sistema de calefacción, y si comiésemos deliciosa comida adentro. Sin embargo, ya no vivimos de esa manera. Aún si tenemos que vivir en un cuarto, viviríamos para los demás., sería lo mismo si viviésemos en una gran mansión. Ya sea que comamos o bebamos o hagamos otra cosa, debemos hacer estas cosas por el bienestar de los demás. Debemos vivir por el bienestar de aquellos que todavía no han recibido la remisión del pecado y proteger a otros que ya han recibido la remisión del pecado. ¿Es esto verdad también para ti?
La Biblia dice, “A Dios nadie le vio jamás; el unigénito Hijo, que está en el seno del Padre, él le ha dado a conocer” (Juan 1:18). ¡Con cuanta perfección revelo Jesús el amor de Dios por nosotros! ¡Con cuanta perfección nos liberó Jesús! ¡Cuan perfecta es la Verdad de la salvación en el evangelio del agua y el Espíritu! nunca nos hemos arrepentido por recibir nuestra salvación por medio de nuestra fe en Jesús, quién vino por el evangelio del agua y el Espíritu. No nos avergonzamos por creer en Él. Más bien estamos agradecidos con Dios por la más perfecta salvación y el por el perfecto amor. ¿No te sientes agradecido para con Dios? Claro que si.
Yo espero que todos ustedes crean en Jesucristo quién ha revelado el amor de Dios, guarden la fe en Su amor en sus corazones, y vivan cotidianamente por amor a la difusión de ese amor. Con el tiempo, nos encontraremos con nuestro Señor y disfrutaremos la gloria de Dios. Antes de eso, yo espero que obtengas las bendiciones de la remisión del pecado teniendo un encuentro con Dios por medio del evangelio del agua y el Espíritu.