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Sermões

Tema 24: SERMONES PARA LOS QUE SE HAN CONVERTIDO EN NUESTROS COLABORADORES

[24-57] Jacob se convirtió en una fuente de bendiciones al confiar en la palab (Génesis 28, 10-22)

(Génesis 28, 10-22)
«Salió, pues, Jacob de Beerseba, y fue a Harán. Y llegó a un cierto lugar, y durmió allí, porque ya el sol se había puesto; y tomó de las piedras de aquel paraje y puso a su cabecera, y se acostó en aquel lugar. Y soñó: y he aquí una escalera que estaba apoyada en tierra, y su extremo tocaba en el cielo; y he aquí ángeles de Dios que subían y descendían por ella. Y he aquí, Jehová estaba en lo alto de ella, el cual dijo: Yo soy Jehová, el Dios de Abraham tu padre, y el Dios de Isaac; la tierra en que estás acostado te la daré a ti y a tu descendencia. Será tu descendencia como el polvo de la tierra, y te extenderás al occidente, al oriente, al norte y al sur; y todas las familias de la tierra serán benditas en ti y en tu simiente. He aquí, yo estoy contigo, y te guardaré por dondequiera que fueres, y volveré a traerte a esta tierra; porque no te dejaré hasta que haya hecho lo que te he dicho. Y despertó Jacob de su sueño, y dijo: Ciertamente Jehová está en este lugar, y yo no lo sabía. Y tuvo miedo, y dijo: ¡Cuán terrible es este lugar! No es otra cosa que casa de Dios, y puerta del cielo. Y se levantó Jacob de mañana, y tomó la piedra que había puesto de cabecera, y la alzó por señal, y derramó aceite encima de ella. Y llamó el nombre de aquel lugar Bet-el, aunque Luz era el nombre de la ciudad primero. E hizo Jacob voto, diciendo: Si fuere Dios conmigo, y me guardare en este viaje en que voy, y me diere pan para comer y vestido para vestir, y si volviere en paz a casa de mi padre, Jehová será mi Dios. Y esta piedra que he puesto por señal, será casa de Dios; y de todo lo que me dieres, el diezmo apartaré para ti».
 
 
Rebeca escuchó lo que Isaac le dijo a Esaú
 
En Génesis 27, que es el capítulo anterior del pasaje de las Escrituras de hoy, está escrito cómo Isaac bendijo a Jacob. Isaac era muy viejo y tenía una vista muy mala. En ese momento, cuando llamó a su primogénito, Esaú, y le dijo: “Déjame que te bendiga abundantemente antes de morir. Para ello, sal al campo y caza algo para hacerme mi plato favorito. Entonces comeré y te bendeciré”. Esaú salió al campo para cazar y hacerle un plato sabroso a su amado padre.
Pero Rebeca escuchó lo que Isaac le estaba diciendo a Esaú. Entonces Rebeca llamó a Jacob, su hijo menor, y le dijo: “Tu padre va a bendecir a tu hermano. Ha salido a cazar. Así que, haz lo que te digo rápidamente y finge ser Esaú para que tu padre te bendiga”. Jacob tenía miedo de obedecer a su madre al principio diciendo: “Madre, ¿cómo voy a hacerlo? Esaú es un hombre peludo pero yo no tengo tanto pelo. Si hago esto, mi padre se dará cuenta enseguida. Seguramente me maldecirá por engañarle en vez de bendecirme. No puedo hacerlo”.
Entonces Rebeca le pidió que le obedeciera asegurándole: “Si eso ocurre, que me maldiga a mí. Si las cosas salen mal, yo seré maldita, pero si van bien, tú serás bendecido. Así que obedece lo que estoy diciendo. Sal fuera y tráeme dos cabritos buenos. Entonces le haré a tu padre un plato sabroso y te lo daré. Ponte estas pieles de cabra. Entonces, ponte la ropa de tu hermano antes de ir a tu padre con esta comida”.
 
 

Jacob hizo lo que le pidió su madre al confiar en sus palabras

 
Cuando Jacob escuchó la promesa de su madre de que se llevaría la culpa y soportaría las consecuencias aunque las cosas fueran mal, obedeció y le llevó la comida sabrosa a su padre. Y le dijo a Isaac, su padre: “Padre, soy Esaú, tu primogénito. Te he traído tu plato favorito. Cómete esto y bendíceme”. El pasaje de las Escrituras dice que esto ocurrió cuando Isaac estaba muy mayor y sus ojos no veían. Isaac, que tenía la vista muy débil, no pudo distinguir si el hijo que le había traído la comida era Esaú. Así que dijo: “Por favor, acércate para que te toque” y tocó a Jacob, que llevaba pieles de cabra. Notó el pelo áspero y grueso. Como Esaú, su primogénito, era un hombre peludo, creyó que el hijo que tenía delante era Esaú.
Entonces Jacob, bajó su voz para decirle a su padre con confianza: “Padre, soy Esaú, tu primogénito. Te he traído tu plato favorito. Bendíceme”. Está escrito que confió en su madre y que se disfrazó de su hermano con sus ropas y con piel de cabra antes de llevarle el plato sabroso a Isaac. Isaac no estaba seguro así que tocó a su hijo y le olió. Isaac olió a Esaú en la ropa que llevaba. Convencido de que su hijo era Esaú, Isaac dijo: “La voz es de Jacob, pero el cuerpo es de Esaú”. Después se comió la comida e Isaac le bendijo de la siguiente manera:
«Y Jacob se acercó, y le besó;
y olió Isaac el olor de sus vestidos,
y le bendijo, diciendo: 
Mira, el olor de mi hijo, 
Como el olor del campo que Jehová ha bendecido; 
Dios, pues, te dé del rocío del cielo, 
Y de las grosuras de la tierra, 
Y abundancia de trigo y de mosto. 
Sírvante pueblos, 
Y naciones se inclinen a ti; 
Sé señor de tus hermanos, 
Y se inclinen ante ti los hijos de tu madre. 
Malditos los que te maldijeren, 
Y benditos los que te bendijeren», (Génesis 27, 27-29).
Isaac bendijo a Jacob de esta manera. Jacob es quien recibió estas bendiciones. Por lo que ocurrió aquí en Génesis 27, Esaú intentó matar a su hermano, quien le había quitado las bendiciones. Así que Jacob no tuvo otra opción que huir de su hermano Esaú.
 
 

Dios bendijo a Jacob por su fe

 
La Biblia nos dice que esto ocurrió cuando Isaac estaba perdiendo la vista. ¿Qué significa esto? Significa que Dios no nos mira a nosotros como nosotros lo hacemos, con los ojos físicos, sino que mira nuestra fe en Su Palabra de bendición y bendice a los que tienen esta fe. Esto es correcto. Dios no mira nuestras debilidades, insuficiencias, logros o fallos. Bendice solo a los que se presentan ante Él con su fe en Su Palabra y Su justicia para recibir Sus bendiciones; los bendice con las mismas bendiciones que le dio a Jacob. La Biblia dice que Isaac, como representante de Dios, bendijo a Jacob. Jacob recibió estas bendiciones, porque obedeció las palabras de su madre, que espiritualmente representan las instrucciones de la Iglesia de Dios. Las bendiciones que recibió salieron de su fe.
Cuando Isaac bendijo a Jacob, le dijo:
«Y Jacob se acercó, y le besó;
y olió Isaac el olor de sus vestidos,
y le bendijo, diciendo: 
Mira, el olor de mi hijo, 
Como el olor del campo que Jehová ha bendecido; 
Dios, pues, te dé del rocío del cielo, 
Y de las grosuras de la tierra, 
Y abundancia de trigo y de mosto» (Génesis 27, 27-28).
¿Qué significa esto? Significa que Jacob era el campo de las bendiciones de Dios. Dios les da las bendiciones del rocío del cielo, la gordura de la tierra y mucho grano y vino a los que tienen fe en la Iglesia de Dios.
También bendijo al rey de muchas naciones. Isaac siguió bendiciéndole, diciendo:
«Sírvante pueblos, 
Y naciones se inclinen a ti; 
Sé señor de tus hermanos, 
Y se inclinen ante ti los hijos de tu madre. 
Malditos los que te maldijeren, 
Y benditos los que te bendijeren», (Génesis 27, 27-29).
No solo le servirían las naciones, sino también su hermano Esaú. Quien maldijese a Jacob, sería maldecido por Dios, pero quien lo bendijese sería bendito también. En resumen, Jacob estaba muy privilegiado.
Debemos llevar nuestra comida sabrosa de fe a Dios para recibir las bendiciones espirituales como hizo Jacob. Entonces, ¿qué es esta comida sabrosa para Dios? Es creer en el Evangelio del agua y el Espíritu. Como Dios nos amó tanto, eliminó todos nuestros pecados para siempre con el Evangelio del agua y el Espíritu. Así, nos ha adoptado como hijos Suyos y nos ha bendecido con las bendiciones celestiales y la gordura de la tierra. Dios también bendice a los que nos bendicen y maldice a los que nos maldicen. En otras palabras, Dios bendijo no solo a Jacob, sino también a los que tienen la misma fe que tuvo Jacob.
 
 

La Palabra de Dios rompe la ignorancia humana

 
La gente suele pensar que será bendecida si hace algo bien para Dios. Pero la Biblia no dice eso. Nos dice que seremos bendecidos cuando vayamos a Dios con la fe que complace a Dios. De esta manera, la Palabra de Dios rompe los pensamientos humanos. Los humanos piensan que la unión con la gente les llevará al éxito, pero la Palabra de Dios dice que nuestros pensamientos humanos se oponen a Dios. Por ejemplo, en Génesis 11, los descendientes de Noé construyeron la Torre de Babel, pero fueron malditos por Dios a pesar de sus esperanzas y sueños. ¿Qué significa esto? Esto implica que Dios no se complace cuando los seres humanos se unen contra él, pero que le complace que tengamos fe en Su Palabra. Por tanto, solo esta fe en Su Palabra nos da bendiciones.
Podemos convertirnos en hijos de Dios si creemos en la justicia de este verdadero Dios. Podemos estar bendecidos para convertirnos en hijos de Dios a través de la fe en la justicia de Jesucristo. Dios bendice solo a los que creen que les ha dado estas bendiciones celestiales y las bendiciones de la gordura de la tierra. En otras palabras, Dios bendice a los que creen en la Palabra de Dios. La Biblia nos dice esto claramente. Esta es la razón por la que deberíamos dejar de lado todos nuestros pensamientos carnales ante la Palabra de Dios. Unirnos con la gente según nuestros pensamientos humanos no complacerá a Dios. Quiero que sepan que creer y obedecer la Palabra de Dios es la verdadera fe y la única manera de recibir Sus bendiciones.
 
 
Jacob soñó durante su viaje fugitivo
 
Jacob le quitó las bendiciones a su hermano Esaú, así que Esaú intentó matarlo. Esaú pensó: “Los días de llorar por mi padre están cerca; entonces mataré a mi hermano Jacob”. Rebeca escuchó estas palabras y le dijo a Jacob que huyese para salvar su vida. Lo mandó a casa de su hermano, donde estaría seguro. El pasaje de las Escrituras de hoy de Génesis 28 describe que, cuando Jacob llegó a cierto lugar después de la puesta de sol durante su huida, tomó una de las piedras de ese lugar y la puso debajo de su cabeza para dormir. Entonces tuvo un sueño. La Biblia habla de lo que vio en su sueño. Leamos las Escritura juntos.
Génesis 28, versículo 12 al 15 dice:
«Y soñó: y he aquí una escalera que estaba apoyada en tierra, y su extremo tocaba en el cielo; y he aquí ángeles de Dios que subían y descendían por ella. Y he aquí, Jehová estaba en lo alto de ella, el cual dijo: Yo soy Jehová, el Dios de Abraham tu padre, y el Dios de Isaac; la tierra en que estás acostado te la daré a ti y a tu descendencia. Será tu descendencia como el polvo de la tierra, y te extenderás al occidente, al oriente, al norte y al sur; y todas las familias de la tierra serán benditas en ti y en tu simiente. He aquí, yo estoy contigo, y te guardaré por dondequiera que fueres, y volveré a traerte a esta tierra; porque no te dejaré hasta que haya hecho lo que te he dicho». Esto es lo que vio en su sueño.
Tuvo este sueño mientras huía de su hermano por engañarle para quitarle las bendiciones de sus padres de la fe. En su sueño vio una escalera que llegaba al cielo y a los ángeles de Dios subiendo y bajando por ella. Y el Señor estaba encima de la escalera diciendo: «Yo soy Jehová, el Dios de Abraham tu padre, y el Dios de Isaac; la tierra en que estás acostado te la daré a ti y a tu descendencia». El Señor Dios en este versículo se refiere a Jehová o Yaveh, que en hebreo significa “El que existe por Sí mismo”. Es el nombre del Dios trinitario. Este Dios le dijo a Jacob que le daría la tierra en la que estaba tumbado y esta tierra se refiere a la tierra de Canaán.
Debemos prestar atención a lo que Dios le dijo a Jacob. El Señor Dios dijo: «Yo soy Jehová, el Dios de Abraham tu padre, y el Dios de Isaac». Esto significa que Dios se convertiría en el Dios de Jacob también. Esto se debe a que fue bendecido por Isaac en el nombre del Señor. La oración estaba pidiendo las bendiciones de Dios en la forma de imposición de manos sobre la cabeza de Jacob mientras oraba. Pero el Señor Dios se le aparece a Jacob y le dice que es el Dios de los padres de la fe y el Dios de Jacob. “Yo soy Jehová, el Dios de Abraham tu padre, y el Dios de Isaac. Te daré esta tierra a ti y a tus descendientes. Te volveré a traer a esta tierra”. Esta Palabra de promesa implica que Jacob se convirtió en uno de nuestros antepasados de la fe y heredó las bendiciones de Dios. Esto también indica que Dios es el Dios de los que tienen la misma fe que Jacob. Dios no se convierte en Dios para cualquier persona incondicionalmente. Se convierte en Dios solamente para los que creen en Su Palabra. Esto siempre será cierto. Este Dios vive para siempre y se convierte en el Señor de los que creen en Su Palabra. Dios bendice a estas personas, las guía al Cielo y hace descender bendiciones celestiales y de la gordura de la tierra sobre ellas. A través de este mensaje de hoy, podemos aprender que Dios se convierte en el Dios de los que han recibido la remisión de los pecados y nos guía hasta el cielo. Esto es lo que Dios dijo. Prometió que le daría bendiciones porque Isaac había orado por Jacob. Esta promesa significa que Dios cuidará de Su gente, la llevará al Reino de los Cielos, estará con ella y la bendecirá. Dios les dará esas mismas bendiciones que dio a Jacob a los que se convierten en sucesores espirituales de la fe de Jacob. Los que hemos recibido la remisión de los pecados ahora nos hemos convertido en personas que reciben las mismas bendiciones que Jacob había recibido. Debemos sabe esto. Y debemos creer en esto.
Cuando Dios se le apareció a Jacob, dijo:
“Yo soy Jehová, el Dios de Abraham tu padre, y el Dios de Isaac. Soy tu Dios también. Aunque estéis huyendo, os traeré a esta tierra de nuevo. Y os protegeré. Maldeciré a quien os maldiga y bendeciré a quien os bendiga”. Esta es la alianza que Dios hizo con Su pueblo. Esto es lo que Dios le prometió a Su pueblo que había nacido de nuevo por el agua y el Espíritu. Nos prometió que no permitiría a nadie entrar en el Reino de los Cielos si no nacía de nuevo. Dijo: «De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de agua y del Espíritu, no puede entrar en el reino de Dios» (Juan 3, 5). Las bendiciones y promesas que Dios le mencionó a Jacob son las mismas bendiciones y promesas que les dio a los que han recibido la remisión de los pecados.
Entonces, ¿qué pasará a los que maldigan a los hijos de Dios? Dios los maldecirá sin falta. Por otro lado, Dios bendecirá a los que bendigan a los hijos de Dios. Vivan donde vivan, Dios llevará a Sus hijos a Su Iglesia, los llevará a Su Reino, los bendecirá de toda manera posible y los tratará como ciudadanos de Su Reino. Todas estas bendiciones son para todo el mundo que ha recibido la remisión de los pecados y se ha convertido en heredero de Abraham de manera espiritual al creer en la Palabra de Dios. 
Estas bendiciones son muy emocionantes. Los que hemos recibido la remisión de los pecados estamos verdaderamente benditos por Dios. Ustedes también pueden convertirse en la fuente y el recipiente de estas bendiciones solo si reciben la remisión de los pecados al creer en el Evangelio del agua y el Espíritu. Aunque la fuente de todas las bendiciones sea Jesucristo, quien tenga la justicia de Cristo al recibir la remisión de los pecados pueden convertirse en el campo de bendiciones y el recipiente de las bendiciones en este mundo, de la misma manera en que Dios le dijo a Abraham cómo convertirse en la fuente de todas las bendiciones. Queridos hermanos, ¿creen en esto? Sí. Al tener estas grandes bendiciones de Dios es muy emocionante para nosotros.
Dios ha bendecido a los que bendicen a Abraham. Y ha maldecido a los que se oponen a Abraham. Quien bendecía a Abraham estaba muy bendito, pero quien maldecía a Abraham, estaba maldito. ¿Qué significa esto? Esto significa que nosotros, los nacidos de nuevo por creer en el Evangelio del agua y el Espíritu, nos hemos convertido en personas muy especiales ante Dios. Entonces, ¿quién puede oponerse, antagonizar y perseguir a los que somos amados por Dios? Quien se atreva a perseguir al pueblo de Dios debería saber lo siguiente: Si quieren estar malditos, todo lo que tienen que hacer es perseguir a estos hijos de Dios.
 
 

Deben convertirse en un Jacob espiritualmente por fe

 
Hablando espiritualmente, todos somos Jacob. Debemos recordar que todos somos como Jacob en un sentido espiritual y seremos bendecidos ante Dios de la misma manera. Los que se han convertido en Jacobs espirituales, viven con orgullo en su fe, porque Dios les ha dado grandes bendiciones espirituales. No tienen nada de lo que avergonzarse. Los que han recibido la remisión de los pecados son valiosos y están bendecidos y comparten esas bendiciones con todo el mundo. Por eso los Jacobs espirituales son almacenes llenos de grandes bendiciones. Dios mismo se presentó ante Jacob y le dijo que es el Dios de Abraham y el Dios de Isaac y el Dios de Jacob. Dios protegerá y bendecirá espiritualmente y físicamente como su Dios a los que creen en la Palabra de Jesucristo.
Por tanto, si alguien quiere ser bendecido por Dios, tiene que creer en Su Palabra escrita en la Biblia; y debe creer en Jesucristo, quien vino por el agua y el Espíritu. Jesucristo vino a este mundo, fue bautizado a los treinta años por Juan el Bautista para cargar con todos los pecados del mundo, los llevó a la Cruz, murió en ella y se levantó de entre los muertos para darnos la bendición de nacer de nuevo. La gente del mundo debería saber ahora que Dios bendice a los que reciben la remisión de los pecados al creer en Jesucristo de todo corazón. Dios nos ha dado un mensaje maravilloso a través de la Biblia y nos dio bendiciones.
Sin embargo, Jacob no sabía que había sido bendecido abundantemente por Dios al principio. En otras palabras, su padre Isaac le dio una bendición, pero no se dio cuenta de en quién se había convertido. Por eso huyó de su hermano Esaú. Cuando su hermano Esaú sacó su espada diciendo: “Jacob, ¡me has engañado. Acepta el reto. Tú, maldito gusano”. Jacob empezó a huir diciendo: “Soy un gusano como tú dices. Me cortarás por la mitad con esta espada. ¿Por qué vienes a mí con tanta violencia?”.
¿Qué significa esto? Jacob recibió todas las bendiciones de su padre Isaac, pero no sabía que Dios se había convertido en su Dios. No experimentó ninguna bendición de Dios todavía, ni entendió que Dios le había dado las mismas bendiciones que sus antepasados habían recibido. Esa era la razón por la que Dios se le apareció y le dijo estas Palabras en un sueño durante su huida mientras dormía al lado de la carretera. Por primera vez entendió que Dios se había convertido en su Dios. Por tanto, trató ese lugar como templo de Dios, vertió aceite y lo llamo Betel. En hebreo Betel significa “Casa de Dios”. No fue hasta ese momento cuando se dio cuenta de que el Dios de Abraham también se había convertido en su Dios.
De la misma manera, ¿cuándo empezamos a creer que el Dios en el que hemos creído era nuestro Dios? Cuando estamos muy cansados y pasamos por muchas dificultadas, podemos llegar a la conclusión de que Dios es nuestro Dios, nuestro Salvador y Pastor. Podemos experimentar a este Dios de bendiciones en medio de situaciones difíciles. Sí. Jacob, en su huida también experimentó lo que no sabía.
En el Antiguo Testamento Dios solía hablar a la gente en sueños. Los ángeles de Dios solían entregar Sus mensajes. Pero, ¿cómo nos habla Dios hoy? Dios nos habla a través de esta Santa Biblia. Después de experimentar a Dios a través de Su Palabra en las Escrituras, hacemos la misma promesa que Jacob hizo a Dios, diciendo: «E hizo Jacob voto, diciendo: Si fuere Dios conmigo, y me guardare en este viaje en que voy, y me diere pan para comer y vestido para vestir, y si volviere en paz a casa de mi padre, Jehová será mi Dios. Y esta piedra que he puesto por señal, será casa de Dios; y de todo lo que me dieres, el diezmo apartaré para ti» (Génesis 28, 20-22). La gente dice estas cosas solo después de experimentar a su Dios personal a través de problemas aunque siempre haya sido Su Dios desde el principio. Deberían haber sabido esto hace mucho tiempo.
¿Qué hizo Jacob cuando se encontró con dificultades? Siempre recordaba al Dios de Betel, diciendo: «Y levantémonos, y subamos a Bet-el; y haré allí altar al Dios que me respondió en el día de mi angustia, y ha estado conmigo en el camino que he andado» (Génesis 35, 3). Dios también se reveló a Sí mismo ante Jacob como Dios de Betel, diciendo: «Yo soy el Dios de Bet-el, donde tú ungiste la piedra, y donde me hiciste un voto. Levántate ahora y sal de esta tierra, y vuélvete a la tierra de tu nacimiento» (Génesis 31, 13).
Echemos un vistazo breve a qué tipo de dificultades tuvo Jacob y por qué cosas pasó. Jacob tardó 14 años en obtener dos mujeres mientras vivía en Padán Arán. Quiso volver a Betel con muchas posesiones de las bendiciones de Dios, pero decidió quedarse por el camino. Por desgracia, su hija Dina fue a ver a los gentiles y la violaron. Entonces los doce hijos de Jacob los convencieron de que fuesen circuncidados y los mataron a todos. Después de este incidente, Jacob tuvo tanto miedo que les dijo que enterraran todos los dioses extranjeros debajo de un árbol y subiesen a Betel, donde Dios se le había aparecido. De hecho, Dios ya le había dado a Jacob todo tipo de bendiciones incondicionales. Pero él calculaba mucho ante Dios y le trataba condicionalmente. En la lectura de las Escrituras de hoy leemos que después de que Jacob viese a Dios en su sueño, Jacob puso aceite en la piedra en la que había dormido aquella noche y prometió construir allí una casa para Dios. Hizo una promesa diciendo: «E hizo Jacob voto, diciendo: Si fuere Dios conmigo, y me guardare en este viaje en que voy, y me diere pan para comer y vestido para vestir, y si volviere en paz a casa de mi padre, Jehová será mi Dios. Y esta piedra que he puesto por señal, será casa de Dios; y de todo lo que me dieres, el diezmo apartaré para ti» (Génesis 28, 20-22). Como Jacob era un mero ser humano, es normal que pensase de esta manera. Lo único que le quedaba en su mente era que Dios se había convertido en su Dios. Era un descendiente de los padres de la fe como Noé, Abraham e Isaac. Su hermano había nacido de ese mismo linaje, pero solo Jacob se había convertido en un hijo de Dios. De la misma manera, entre tanta gente del mundo, solo los que creen en la Palabra de Dios y se convierten en nacidos de nuevo pueden ser reconocidos como hijos de Dios. Así que, Dios solo puede convertirse en el Dios de los que Él reconoce y solo puede bendecirlos. Jacob tenía que saber que había sido bendecido por Dios. Y también tenía que darse cuenta de esto aún más profundamente durante su vida.
Como su padre, Jacob también escogió solo a un hijo para bendecirle y no fue su primogénito tampoco. Recibir bendiciones de Dios no se decide según el orden de nacimiento. Aunque una persona sea el hijo mayor o menor, solo si confía en la Palabra de Dios completamente tiene el privilegio de ser bendecida. Las personas bendecidas son las que creen que Jesús eliminó todos sus pecados con el agua y el Espíritu. Son las personas que comparten sus bendiciones con otros por fe, y son las que predican la manera de ser bendecidos a otros por fe. Por tanto, debemos creer en el hecho de que nos hemos convertido en hijos de Dios y seguir predicando el camino de la fe de nuestras creencias en el Evangelio del agua y el Espíritu.
 
 

Espiritualmente Jacob es la fuente de las bendiciones

 
Lo que debemos recordar a través del pasaje de las Escrituras de hoy es que Dios siempre trabaja con las personas para las que se ha convertido en Dios. Y Dios hace que esas personas sean una fuente de bendiciones a través de las que otras personas serán bendecidas. Esto es correcto. Los que hemos sido bendecidos por Dios ahora recibimos y entregamos bendiciones a todas las naciones del mundo (Mateo 28, 19-20). Se nos ha confiado esta Gran Comisión porque todos nuestros pecados fueron redimidos por completo y todos estamos bendecidos por Dios como lo hizo Jacob. Debemos tener fe en esta verdad. Están bendecidos definitivamente de la misma manera que Jacob. Dios nos habla de la misma manera en que habló a Jacob. Nos bendice de la misma manera. Necesitamos fe para creer en esto. ¿Me siguen?
Al vivir en este mundo, a menudo huimos como Jacob y tenemos momentos de problemas y de felicidad. Pase lo que pase, siempre debemos recordar: “Soy hijo de Dios. Soy siervo de Dios. Me he convertido en un recipiente de bendiciones de Dios”. Debemos confesarnos a nosotros mismos: “Dios bendecirá a los que me bendigan, pero maldecirá a los que me maldigan. Vayamos donde vayamos, Dios nos llevará a la tierra de Canaán. Dios es nuestro Dios y somos Sus personas escogidas”. Debemos tener esta fe y creer con esta fe.
De la misma manera en que Dios bendijo a Jacob y a los antecesores de la fe, bendice a Su pueblo en la actualidad de la misma manera. Lo que es importante es si tenemos o no fe como el pueblo de Dios. ¿Cómo de insensato y patético sería vivir sin conocer estas bendiciones que hemos recibido de Dios? Por tanto, debemos creer en que Dios nos ha bendecido. Hay una gran diferencia entre disfrutar de estas bendiciones y vivir una vida miserable y vergonzosa. Espero que todos los que hemos recibido la remisión de los pecados vivamos por fe, creyendo que Dios es nuestro Dios. Quiero que crean en el hecho de que el Dios todopoderoso les ha bendecido abundantemente. Hay muchas personas que dicen creer en Jesucristo en este mundo, pero nosotros, los nacidos de nuevo a través del agua y el Espíritu, somos las personas más benditas.
La Biblia habla de la Verdad de Dios comparando a Jacob y Esaú frecuentemente. Esaú era un hombre fuerte y un buen cazador que complacía a su padre trayéndole caza para su plato favorito. Por el contrario, Jacob era muy astuto, insuficiente y débil. Pero, ¿quién recibió las bendiciones de Dios al final? Este Jacob insuficiente. La razón por la que fue bendecido es que escuchó las instrucciones de su madre, palabra por palabra.
En la Biblia, la madre de Jacob, Rebeca, denota la Iglesia de Dios. Entonces, ¿de quién está hablando Isaac? Isaac representa a Dios. Dios no mira nuestras habilidades o fallos. Dios no mira si hemos hecho obras valiosas o no. Lo que Dios quiere de nosotros es que tengamos la misma fe que nuestros antepasados y que nos hayamos acercado a Él con esta fe. Dios nos dice que solo bendice a los que se acercan a Él con una fe verdadera.
Miren a los que han sido bendecidos por Dios. ¿Cómo están siendo bendecidos? Los que confirman la Palabra de Dios a través de la Iglesia de Dios y confían en la Palabra tal y como es, reciben bendiciones como Jacob. Dios nos está diciendo esto a través de esta Palabra escrita en el pasaje de hoy. ¿Qué dice? Cuando el hijo obedeció todo lo que su madre le dijo, pudo recibir todas las bendiciones que su padre le dio. Esto significa que somos bendecidos a través de la Iglesia de Dios al creer en la Palabra de Dios.
Por esta razón la Iglesia de Dios es una organización crucial en este mundo. La Biblia describe la Iglesia como una madre. La Biblia también representa a Jesucristo como el Novio y a la gente que recibe la remisión de los pecados como esposas de Jesucristo. Esto es correcto. Desde una perspectiva espiritual, la madre de Jacob es la Iglesia de Dios y el padre de Jacob representa a Dios. Por tanto, la gente que cree en la voluntad y la Palabra de Dios que Él entrega a través de Su Iglesia recibe bendiciones como Jacob. Por eso todo el mundo debe creer en la Palabra de Dios que es predicada por esta Iglesia de Dios. La Iglesia de Dios predica la Palabra de Dios como está escrita. De esta manera, la Iglesia de Dios es una organización importante para todos los creyentes. La Iglesia de Dios es la madre de la fe. Todo el mundo es bendecido a través de la Palabra de la Verdad predicada por la Iglesia. ¿Creen en esto? Por tanto, debemos adorar y alabar a Dios dentro de esta Iglesia tan a menudo como podamos. Debemos mantener nuestros corazones en la Iglesia, hacer buenas obras en nuestros campos de misión respectivos y predicar la Palabra de Verdad a la gente mientras vivimos nuestras vidas.
La gente del mundo tiene oportunidades de recibir la salvación y bendiciones cuando hacemos brillar la luz de la Verdad en nuestros respectivos puestos. La gente no puede ser bendecida sin los que hemos nacido de nuevo antes que los demás. ¿Por qué? El Señor llamó a Jacob y a nosotros “el campo que Dios ha bendecido”. Según la Palabra de Dios, la gente del mundo es bendecida a través de nosotros, el campo de las bendiciones de Dios. Los que hemos recibido la remisión de los pecados al creer en el Evangelio del agua y el Espíritu debemos vivir por fe en que nos hemos convertido en el pueblo de Dios. No solo deberíamos creer que el Señor se ha convertido en nuestro propio Señor, sino también que el Señor nos ha dado el rocío del cielo y la gordura del mundo.
Aunque Dios les haya dado estas bendiciones, no valdría de nada creer como Jacob hizo al principio. No pueden recibir ningún beneficio de las bendiciones de Dios si tienen pensamientos y planes carnales. Deben confiar y seguir aunque no sepan cómo Dios les bendecirá. Dios nos dijo que los justos debemos vivir por fe.
El Señor se convirtió en el Dios vivo para Jacob. Le dio a Jacob bendiciones abundantes. Dios se convirtió en el Señor de los que creen en la Palabra que Jacob nos contó. De esta manera el Señor se convirtió en el Señor de los vivos, no de los muertos. Por esta razón el Señor dijo: “Soy el Camino, la Verdad y la Vida”. Como el Señor es el Dios eterno, nos da la salvación a los creyentes y los lleva al Cielo, pero arroja a los que no creen al fuego de sufrimiento eterno. Sí. El Señor no es el Señor de los muertos, sino de los vivos.
Somos los Jacobs en un sentido espiritual. Somos los Jacobs espirituales que deben vivir por fe. ¿Me siguen? Quien reconozca a los hijos de Dios y escuche sus palabras, recibirá bendiciones. Por el contrario, quien se opone a los hijos de Dios es maldecido. No hay ninguna excepción.
¿Piensan que los justos están mintiendo? No, no están mintiendo. Los que nacen de nuevo a través del agua y el Espíritu son personas nobles. Puede que parezcamos simples de alguna manera, pero los nacidos de nuevo estamos compartiendo la Palabra del Señor y todas las bendiciones de Dios; y ayudamos a los necesitados y les predicamos el Evangelio del agua y el Espíritu. Disfrutamos completamente de las bendiciones al confiar en esta Palabra del Señor.
Quiero que sepan que se han convertido en Jacobs en un sentido espiritual. ¿Me entienden? Somos Jacobs espirituales. Hemos recibido las mismas bendiciones que recibió Jacob. Han recibido estas mismas bendiciones. Esto es maravilloso. Le doy gracias a Dios por estas bendiciones.