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Sermões

Tema 22: Evangelio de Lucas

[Capítulo 9-1] Niéguense a sí mismos y sigan al Señor (Lucas 9, 18-26)

Niéguense a sí mismos y sigan al Señor(Lucas 9, 18-26)
«Aconteció que mientras Jesús oraba aparte, estaban con él los discípulos; y les preguntó, diciendo: ¿Quién dice la gente que soy yo? Ellos respondieron: Unos, Juan el Bautista; otros, Elías; y otros, que algún profeta de los antiguos ha resucitado. El les dijo: ¿Y vosotros, quién decís que soy? Entonces respondiendo Pedro, dijo: El Cristo de Dios. Pero él les mandó que a nadie dijesen esto, encargándoselo rigurosamente, y diciendo: Es necesario que el Hijo del Hombre padezca muchas cosas, y sea desechado por los ancianos, por los principales sacerdotes y por los escribas, y que sea muerto, y resucite al tercer día. Y decía a todos: Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz cada día, y sígame. Porque todo el que quiera salvar su vida, la perderá; y todo el que pierda su vida por causa de mí, éste la salvará. Pues ¿qué aprovecha al hombre, si gana todo el mundo, y se destruye o se pierde a sí mismo? Porque el que se avergonzare de mí y de mis palabras, de éste se avergonzará el Hijo del Hombre cuando venga en su gloria, y en la del Padre, y de los santos ángeles».
 
 

¿Es necesario negar nuestra propia justicia?

 
Vivir por fe s seguir al Seor negando nuestros pensamientos humanos sin importar que hayamos hecho el bien o el mal ante Dios. Una vida de fe auténtica empieza negando nuestros pensamientos carnales. Nuestro Señor dice: «Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz cada día, y sígame» (Lucas 9, 23). Esta Palabra de Dios contiene el centro de nuestra vida de fe. Una vida de fe consiste en seguir la justicia del Señor al negarse a uno mismo después de recibir la remisión de los pecados. De la misma manera en que hemos recibido la salvación al negar nuestros pensamientos humanos, podemos seguir la justicia del Señor al negar nuestros pensamientos humanos después de haber recibido la remisión de los pecados.
Entonces, ¿por qué nos negamos ante el Señor? Porque no podemos seguir al Señor correctamente si tenemos justicia propia. En otras palabras, debemos negarnos a nosotros mismos y seguir al Señor ya hagamos el bien o no. ¿Cómo estamos? ¿Acaso no estamos siguiendo nuestros deseos incluso después de haber recibido la salvación de los pecados de Dios? ¿Acaso no estamos haciendo cosas basadas en nuestros pensamientos? Tenemos que dejar de ser los protagonistas. Debemos negar estos pensamientos. ¿Por qué? Nuestros pensamientos son malos. Es cierto. Nunca tenemos razón. Por muy poderosos que sean nuestros planes, nunca son correctos. Los pensamientos de Dios son mucho más justos y correctos.
Hermanos y hermanas, cuando recibimos la salvación de los pecados, lo hicimos a través de la justicia del Señor. Sin embargo, nuestra vida de fe tiene que ir bien cuando nos negamos a nosotros mismos todos los días. ¿Qué nos agoniza cuando vivimos con fe? ¿Cómo crece nuestra fe en esta agonía? Cuando nos negamos a nosotros mismos en obediencia a la voluntad del Señor. La razón por la que estamos agonizando es que no nos estamos negando a nosotros mismos. El hecho de que tenemos que negar nuestros pensamientos a diario nos molesta a diario. Nuestros corazones se preocupan cuando nuestros pensamientos chocan con la voluntad del Señor cuando pensamos que tenemos razón.
 
 

No piensen que tiene algo de razón

 
Nuestros pensamientos humanos no siempre son correctos. Debemos considerarnos muertos. Una vida de fe empieza negando nuestros pensamientos y esta es la única manera de dar el verdadero fruto de la fe. Hermanos y hermanas, tengan esto en cuenta: la fe o la creencia consiste en negar nuestros propios pensamientos. Nuestros pensamientos humanos mueven nuestros corazones y nuestras acciones rápidamente. Cuando creemos que nuestros pensamientos humanos son correctos hasta cierto punto, es difícil seguir la voluntad del Señor. Por tanto, debemos negar nuestros pensamientos para seguir los pensamientos justos del Señor por completo Negar nuestros propios pensamientos es vivir directamente nuestra fe. Nosotros hemos recibido la salvación de los pecados gracias a Dios.
Digamos que no podemos negar nuestros pensamientos cuando seguimos la Palabra de Dios después de haber recibido la salvación. Esto significa que sentimos que tenemos razón y Dios no. Pensamos que nuestras ideas son más razonables, beneficiosas y justas. ¿Cuál debería ser el resultado? Abandonar la justicia del Señor. Los que hacen esto no pueden mantener la vida de fe. Por tanto, solo si negamos nuestros pensamientos carnales, podemos seguir al Señor completamente. Quien no siga la justicia del Señor no está negando sus pensamientos carnales.
Si queremos seguir la justicia del Señor completamente, debemos negar nuestros pensamientos humanos primero. De lo contrario, no podremos evitar enfrentarnos a la justicia de Dios sin conocimiento. Acabaremos abandonando la justicia del Señor sin querer. ¿Es bueno que los cristianos dejen la justicia del Señor? ¿Está bien negar nuestros pensamientos ante la Palabra de Dios y la voluntad del Señor? No. Incluso algunas cosas que pensábamos que eran correctas, son incorrectas.
 
 

Todo lo que considerábamos bueno no siempre es cierto

 
Nuestro Señor nos dijo que nos negásemos a nosotros mismos. Debemos negarnos basándonos en Sus enseñanzas. Hay un himno coreano que dice: «Ahora tengo una nueva vida en Cristo; las cosas viejas han pasado, todo se ha hecho nuevo. Serviré al Señor y le seguiré». Como dice la letra de este himno, necesitamos la fe en la justicia del Señor para seguirle. Como el Señor dijo: «Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo», necesitamos negar nuestros pensamientos todos los días. Quien pueda negarse a sí mismo y tome su cruz a diario será una persona que puede seguir al Señor de verdad. Solo una persona así puede probar la gracia del Señor a diario.
Hermanos y hermanas, lo que creemos no siempre es correcto. ¿Hay algún pensamiento humano que sea correcto? No. Por tanto, aunque estén convencidos de que sus pensamientos son correctos, deben admitir que no es así. Así es como deben negarse a sí mismos. Hay pensamientos malvados y correctos en nuestras mentes, pero ¿qué ocurre cuando llevamos a cabo los pensamientos de nuestras mentes? ¿Pueden garantizar que son correctos? No. Cuando nos damos cuenta de que lo que pensábamos no es correcto, podemos negar nuestros pensamientos completamente. Ninguno de nuestros pensamientos es correcto. Nuestros pensamientos son malvados como está escrito: «Y vio Jehová que la maldad de los hombres era mucha en la tierra, y que todo designio de los pensamientos del corazón de ellos era de continuo solamente el mal. Y se arrepintió Jehová de haber hecho hombre en la tierra, y le dolió en su corazón» (Génesis 6, 5-6). En otras palabras, las decisiones que tomamos con nuestros pensamientos humanos nunca son perfectas. Por tanto, solo cuando nos negamos ante la Palabra de Dios y la Iglesia de Dios podemos tener los pensamientos correctos ante Dios.
Hermanos y hermanas, no hay justicia en nuestra carne. Por tanto, debemos negarnos a confiar en nuestro juicio humano. Aunque pensemos bien, debemos negar nuestros pensamientos cuando son diferentes a la Palabra de Dios. ¿Por qué? Porque nuestra carne está corrupta y el Señor es la única Verdad y nuestro amor verdadero. ¿Están de acuerdo conmigo? De hecho, es muy difícil negarse a uno mismo y seguir al Señor a diario. Por tanto, no solo debemos negarnos por fuera, sino también por dentro. «Siento decirlo pero voy a vivir de esta manera. Quiero vivir así porque creo que es la manera adecuada. Me parece correcto vivir así». Estos pensamientos no son correctos. Debemos negar nuestros pensamientos. Hermanos y hermanas, ¿por qué no pueden algunas personas salvadas seguir al Señor? ¿Por qué es tan difícil que los nacidos de nuevo recientes sigan al Señor? Porque tienen sus propios pensamientos y justicia.
Lo mismo ocurre con los creyentes más antiguos. Es difícil para ellos seguir al Señor porque tienen mucha justicia propia. Si entienden que sus pensamientos humanos no son correctos, deben negarse. La noción de que los pensamientos humanos no son correctos es muy importante para nosotros porque no solo se aplica a nuestros conceptos, sino que también es una regla fundamental para seguir al Señor Dios. Como todo el mundo sabe esto, no podemos negarlo.
Pero, ¿qué ocurre cuando ignoran la verdad y mantienen su justicia propia? No hay manera de vivir la vida de fe así. El Señor nos ordenó negarnos. Si se niegan a negar su justicia y pensamientos su vida de fe habrá acabado. Echen un vistazo a la gente que una vez vivió en la Iglesia pero que abandonó la vida de fe de repente. Todas estas personas tenían justicia propia. Como pensaban que tenían razón y siguieron sus pensamientos propios, acabaron dejando la voluntad de Dios y se fueron lejos del Señor y de Su Iglesia.
 
 

Los cristianos fieles son los que se niegan a sí mismos y siguen la justicia de Dios a diario

 
Solo cuando negamos nuestros pensamientos humanos podemos vivir una vida de fe correcta. Incluso lo que pensamos que es cierto no es cierto, así que debemos negarnos ante el Señor todo el tiempo. Hermanos y hermanas, ¿entienden lo que les estoy diciendo? Debemos entender esta verdad completamente para vivir una vida de fe correcta. Satanás, el Diablo, pone la justicia propia en nuestros corazones. Nos hace tercos también.
Pero debemos negar estos pensamientos. ¿Por qué? Porque es absolutamente incorrecto tener justicia propia. Desde su perspectiva, sus pensamientos siempre son correcto y beneficios. Sin embargo, la verdad es que solo son así durante un tiempo. Nunca tienen razón durante mucho tiempo. El sentido de justicia propia siempre sigue apareciendo en nuestros corazones. Por eso siempre debemos negarnos a nosotros mismos.
Miremos el Antiguo Testamento. Dios causó diez calamidades en Egipto cuando el Faraón se levantó contra la voluntad de Dios de liberar a los israelitas y una de estas calamidades era la plaga de granizo. Dios envió fuego con granizo por toda la tierra de Egipto y el granizo destruyó todas las plantas. Pero quedaron algunos brotes. Entonces, Dios envió la plaga de las langostas, y las langostas se comieron toda la hierba que quedaba. Pero la Biblia dice que había plantas que no habían brotado todavía. ¿Qué significa? Esto significa que sus pensamientos humanos todavía estaban debajo de la superficie.
Esto también significa que mientras vivamos, tendremos algo de justicia propia en nuestros corazones. Muchos de nuestros pensamientos humanos han sido revelados y los hemos abandonado ante Dios. Pero este no es el final y todavía nos queda justicia de nuestros pensamientos carnales en nuestros corazones. Por tanto, debemos negar la justicia que nos queda. Como aún tenemos justicia propia, debemos negarnos a diario. ¿Me entienden? La justicia propia permanece en nosotros. No sabemos cuanta justicia propia seguimos teniendo. Por eso debemos negarnos todos los días. Nuestra justicia propia siempre busca una oportunidad para aparecer y crecer. Cuando la justicia propia es demasiado grande, la gente abandona a Dios y Su justicia.
Dios nos ama incondicionalmente. Nos ama para siempre. Los siervos de Dios en la Iglesia aman a los santos también. Sin embargo, en los corazones del pueblo de Dios hay raíces de justicia propia. Por eso nuestra justicia propia aparece cuando puede. Cuando esto ocurre, actuamos como si tuviésemos razón. Aunque la justicia no sea de Dios sino nuestra, empezamos a defenderla. Entonces acabamos separándonos del Señor más. Hermanos y hermanas, quiero que recuerden esto. Deben negarse para poder seguir al Señor completamente. ¿Me entienden?
Si admitimos nuestros errores, podremos recuperar nuestra fe espiritual y seguir al Señor con fe. Aunque hagamos muchas cosas buenas, solo podemos seguir al Señor correctamente si negamos nuestra propia justicia. Lo importante es negarse a uno mismo antes de seguir al Señor. Solo cuando nos negamos a nosotros mismos podemos seguir al Señor completamente. Nuestra fe crece así. Nuestro crecimiento espiritual empieza al negar nuestros pensamientos humanos. No empieza al ganar conocimiento, intentar seguir al Señor, o tener mucha justicia propia; sino que empieza al negarse a uno mismo. La persona que se niega a sí misma es una persona madura espiritualmente, cuya fe ha crecido completamente.
Entonces, ¿cómo lo estamos hacienda? Sabemos en debemos negarnos pero no lo ponemos en práctica. Recuerden esto. Si no se niegan a sí mismos, no podrán crecer en la fe aunque sean buenos haciendo otras cosas. Por muy obedientes que hayan sido al Señor, verán que nada ha crecido en ustedes si no se niegan a sí mismos. Aunque su fe crezca, será en vano porque no habrán negado sus pensamientos humanos. Los que viven una vida de fe buena, los que son maduros espiritualmente, saben por qué tienen que negar sus pensamientos carnales y lo ponen en práctica.
Nosotros debemos saber cómo negar nuestros pensamientos humanos corruptos ante el Señor. Si piensan que son demasiado débiles para seguir al Señor, podrán negar sus debilidades y aferrarse a la justicia del Señor. Si creen que son demasiado buenos para eso, deben negar este pensamiento y seguir la perfecta justicia del Señor. La vida de fe consiste en negarse a uno mismo en todas las circunstancias. Recuerden que pueden seguir al Señor completamente cuando niegan sus pensamientos humanos.
¿Tienen justicia propia? ¿Tienen algún pensamiento correcto? No. No hay ningún pensamiento correcto, pero seguimos pensando que tenemos justicia. Por eso no podemos negar nuestros pensamientos carnales completamente. La gente no se puede negar a sí misma cuando cree que tiene razón. Pero, ¿qué pasaría si viviésemos así? Que seguiríamos acumulando justicia propia y perdiendo la justicia del Señor. Debemos admitir que no tenemos razón; debemos negar lo que tenemos de bueno, y lo que tenemos de malo. Solo entonces podemos estar ante Dios sin culpa y seguir al Señor. Solo estas personas pueden disfrutar de las bendiciones de Dios y vivir una vida bendita y bella para siempre.
Hermanos y hermanas, piensen en Mefiboset, en el Antiguo Testamento. Era cojo de los dos pies. Aunque conocía su estado, se negó a sí mismo y fue ante el rey David. «El rey me ha prometido que me mostraría su gracia». Se aferró a esta promesa y disfrutó de las bendiciones que el rey David le dio. Pero no fue con el rey cuando se marchaban a buscar un refugio durante la guerra. ¿Por qué? Porque tenía miedo de ser un estorbo para el rey si iba con él por culpa de su discapacidad. Cuando el rey David volvió le preguntó por qué no fue con él, y él le contestó: «No fui con vos porque no quería molestar».
Pero al rey David no le gustó lo que Mefiboset dijo, Ya que no había negado sus pensamientos carnales. No siguió al rey David según sus ideas, y se rebeló contra él, convirtiéndose en su enemigo. Y por eso todas sus pertenencias fueron entregadas a su siervo Ziba. ¿Por qué? Porque su siervo sí fue con el rey.
Hermanos y hermanas, debemos descartar nuestra justicia propia. Es más difícil negar lo que creemos que es correcto que lo que pensamos que es incorrecto. Ante el Señor, lo que consideramos correcto no es correcto. Por eso debemos descartar toda nuestra justicia. Sin embargo, Mefiboset no hizo eso. Pensó para sí mismo: «El rey va de camino a su refugio, ¿qué pasaría si fuera con él? Si tuviésemos que cruzar un río, ¿cómo me llevarían? ¿No les sería un estorbo si hubiese otra guerra?». Como pensaba que tenía razón, decidió no seguir al rey David. Como resultado, se convirtió en un enemigo del rey al seguir su propia justicia.
Hermanos y hermanas, nosotros también tenemos este tipo de justicia en nuestros corazones. Cuando empezamos a insistir en nuestra justicia, estamos destinados a negar a Dios enseguida. Esto nos impide que sigamos la justicia de Dios. Yo espero que todos podamos vivir por la fe que confía en la justicia del Señor. Hermanos y hermanas, el crecimiento espiritual es posible cuando nos negamos a nosotros mismos constantemente. Los que están dispuestos a seguir al Señor por completo deben negarse a sí mismos a diario.
¿Están negándose a sí mismo y siguiendo al Señor? ¿Niegan su propia justicia? Nuestra fe debe crecer después de recibir la salvación. Debemos negar nuestra propia justicia para que nuestra fe madure. No importa lo que pensemos: si el Señor dice que no tienen razón, tienen que negarse a sí mismos; si el Señor dice que está bien lo que ustedes piensan que está mal, Él tiene razón.
Hermanos y hermanas, solo cuando negamos nuestra propia justicia podemos seguir al Señor completamente. Debemos negarnos para siempre. ¿Tienen justicia propia? No. Deben negarla si la tienen. ¿Son demasiado débiles? Entonces deben negar sus debilidades y seguir al Señor por fe. Todo el mundo debe negar su justicia. Una vida de fe correcta se basa en negar su propia justicia y los pensamientos incorrectos. Cuando leí el pasaje de las Escrituras de hoy, me di cuenta de lo siguiente: «Tengo mucho que aprender. Me he estado negando a mí mismo, pero tengo que seguir negándome porque es la única manera de seguir al Señor. Debo negarme siempre». No ha sido fácil negarme y seguir al Señor, pero debo seguir haciéndolo.
Hermanos y hermanas, ¿no es esto difícil? Pero el Señor dice que debemos negarnos a diario para siempre. Así que debemos negarnos. Cuando estamos demasiado cansados para negarnos, podemos pensar desde la perspectiva humana: «¿Acaso no debería haber una graduación después de habernos comprometido a seguir a Dios?». Pero la verdad es que no hay una graduación en la vida de fe. Así que es bastante difícil pensar en esto desde una perspectiva humana. Hay un dicho coreano que dice: «Hay un día en que el sol brillará sobre los agujeros de los ratones». Hemos llegado hasta aquí esperando el día de la graduación, pero la verdad es que no hay ninguna graduación.
Cuando éramos jóvenes en la fe sabíamos que solo lo incorrecto debía negarse. Pero ahora lo que es bueno y correcto también debe negarse. Como hemos tenido que dejar lo que pensamos que es bueno o lo que de verdad queremos, cada vez es más difícil. Sin embargo, es el mandamiento de Dios y la verdad inamovible y la respuesta para todo. Deben darse cuenta de que esto es correcto. Deben aceptar esta verdad en su corazón al negarse a sí mismos y seguir al Señor a diario.
 
 

La vida de fe es real

 
Es bastante difícil negar los pensamientos propios. Pero Dios es el Dios de la verdad. Lo que Dios ha dicho se cumplirá exactamente como Dios dijo. Después de recibir la remisión de los pecados al creer en el Evangelio del agua y el Espíritu, seguí al Señor basándome en la Palabra de Dios. «Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz cada día, y sígame» (Lucas 9, 23). Mientras seguía al Señor, pasé todo tipo de dificultades. Me separé de la gente y de la iglesia a la que iba; fue perseguido y lo perdí todo en el mundo. Pero el Señor dijo: «Y cualquiera que haya dejado casas, o hermanos, o hermanas, o padre, o madre, o mujer, o hijos, o tierras, por mi nombre, recibirá cien veces más, y heredará la vida eterna» (Mateo 19, 29). Cuando escuché la palabra por primera vez, pensé: «Aunque pierda a mis hijos o a mis padres o a mi esposa en este mundo, tendré cien veces más en el mundo venidero. Esto no tiene sentido», pero esto era lo único en lo que podía pensar. Tenía que seguir al Señor aunque esto me pasara porque ese es Su mandamiento, y porque el Señor mismo es justo.
Así que seguí al Señor pensando: «Si tengo que morir, tengo que morir; si tengo que perecer, pereceré». Sin embargo, todavía tenía cosas que negar. Tenía que negarme a mí mismo todos los días. No decía nada, pero estaba tan aburrido, enojado y sofocado como si estuviera atrapado en una red. Tenía ganas de romper todo lo que había a mi alrededor y de salir corriendo. Pero cuando me negué a mí mismo y confesé: «Solo Dios tiene razón. El Señor es justo» Dios obró en mí.
Hermanos y hermanas, cuando nos negamos a nosotros mismos, podemos romper la red que nos tiene atrapados. Cuando nos negamos completamente podemos salir de la red que nos ha atrapado. Cuando nos negamos de verdad, podemos seguir al Señor libremente como un pájaro que vuela por el cielo. ¿Están de acuerdo o no? Los seres humanos tendemos a encerrarnos. Por tanto, si quieren alejarse de sí mismos, deben negarse a sí mismos en primer lugar.
Algunos santos entre nosotros todavía tienen sus pensamientos y su justicia. No escuchan cuando se les avisa: «Si siguen sus pensamientos de esta manera, acabarán abandonando al Señor». Y como resultado, abandonan al Señor. Si hacen algo con sus propios pensamientos, el resultado será la separación del Señor. Por tanto, les pido que nieguen los pensamientos que tengan. Es correcto negarse a uno mismo. El Señor nos dijo esto porque nosotros no sabemos lo que es correcto. ¿Creen en esto?
Entonces, ¿cómo pueden negarse a sí mismos por fe? En primer lugar, deben admitir su maldad y sus debilidades con sus labios. Confesar con la boca es muy importante. Cuando recibieron la salvación fue a través de su confesión de fe como está escrito: «Que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo» (Romanos 10, 9). Lo que confiesen con la boca, será suyo.
Hermanos y hermanas, ¿cuántas cosas nos tienen atados? Las tenemos que negar todas porque no tenemos razón. Debemos conocer esta verdad y poner este conocimiento en práctica. ¿Están de acuerdo conmigo? Fueron salvados en un momento, pero negarse a uno mismo no tiene fin. Es duro.
Pero cuando sabemos que no tenemos razón, es fácil negarse. Cuando sabemos que no tenemos razón no es difícil negarse. ¿Entonces tenemos algo de justicia? No. ¿Tienen algo de sabiduría, pureza o bondad que sea útil? Cuando tienen justicia propia, están retando a Dios y caen presa de Satanás. Adán y Eva tuvieron su propia justicia después de comer del fruto del árbol del conocimiento del bien y del mal y fueron expulsados del Jardín del Edén con la Serpiente.
Lo mismo pasa hoy en día. Satanás, el Diablo, nos tienta para que nos levantemos contra Dios al invocar nuestra propia justicia. Incluso en este momento, Satanás nos está haciendo sacar la justicia que tenemos dentro. Hermanos y hermanas, ¿están sufriendo por culpa de Satanás, el Diablo?
¿Tienen justicia propia? Sí. Tenemos justicia propia escondida en nuestros corazones. Por eso debemos darnos cuenta enseguida de que no tenemos razón. Así podemos negarnos a nosotros mismos. Recuerden esto. Solo si se dan cuenta de que no tienen razón, podrán negarse a sí mismos. Cuando se niegan de esta manera, abrirán sus alas para volar. Podrán vivir libremente en la gloria de Dios haciendo la obra de Dios volando por encima de los océanos. Serán bendecidos con felicidad. Es posible a través del Señor solo porque salieron de sí mismos.
Hermanos y hermanas, se lo voy a decir una vez más. La justicia que tenemos en el fondo de nuestros corazones nunca es correcta. Por muy buenos que parezcan nuestros pensamientos, no son correctos. ¿Lo entienden? Debemos mantener esto en nuestros corazones.
Nos hemos convertido en uno en Cristo y en hijos de Dios. Ahora somos Suyos. Cuando negamos nuestra justicia y seguimos al Señor, reconociendo nuestros fallos y debilidades, el Señor nos glorificará y nos hará mejores. ¿Lo creen? Alabemos al Señor. ¡Aleluya!