(Juan 1:29-39)
“El siguiente día vio Juan a Jesús que venía a él, y dijo: He aquí el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo. Este es aquel de quien yo dije: Después de mí viene un varón, el cual es antes de mí; porque era primero que yo. Y yo no le conocía; mas para que fuese manifestado a Israel, por esto vine yo bautizando con agua. También dio Juan testimonio, diciendo: Vi al Espíritu que descendía del cielo como paloma, y permaneció sobre él. Y yo no le conocía; pero el que me envió a bautizar con agua, aquél me dijo: Sobre quien veas descender el Espíritu y que permanece sobre él, ése es el que bautiza con el Espíritu Santo. Y yo le vi, y he dado testimonio de que éste es el Hijo de Dios. El siguiente día otra vez estaba Juan, y dos de sus discípulosY mirando a Jesús que andaba por allí, dijo: He aquí el Cordero de Dios. Le oyeron hablar los dos discípulos, y siguieron a Jesús. Y volviéndose Jesús, y viendo que le seguían, les dijo: ¿Qué buscáis? Ellos le dijeron: Rabí (que traducido es, Maestro), ¿dónde moras? Les dijo: Venid y ved. Fueron, y vieron donde moraba, y se quedaron con él aquel día; porque era como la hora décima.”
Pensemos Acerca de Cuan Débiles Somos
¿Qué tan débil es un ser humano? Mientras comenzamos a pensar acerca de esta pregunta, no debemos colocar nuestro corazón en lugares elevados. Una persona debe conocer su naturaleza básica y ser humilde de corazón.
¿Qué es un ser humano? Estoy preguntando lo que es un ser humano en su nivel fundamental. Cuando nos examinamos a nosotros mismos como seres humanos, ¿realmente vivimos con ideales elevados, habilidades excelentes, poder y perspectivas? En realidad, nos quedamos muy cortos de estas cualidades. Podemos tener ideales nobles en nuestra cabeza pero la gente no puede vivir al nivel de sus ideales por sí mismos. Somos tales seres humanos.
Una vez que vemos la realidad de nosotros mismos como seres humanos, descubrimos que no hay forma por la cual podamos obtener tan nobles ideales. Esa es nuestra realidad actual. Pero, con frecuencia nos sobre valoramos a nosotros mismos debido a la mala interpretación que tenemos de nuestra naturaleza básica. A partir de aquí, la gente lucha debido a que no se conocen a sí mismos. Esto se debe a que inicialmente la gente tiene una enorme fe en sí mismos, solo para decepcionarse a sí mismos cuando descubren sus propias debilidades.
Ciertamente, la gente ha estado tratando de obtener un nivel elevado viviendo virtuosamente, éticamente, religiosamente y en sus obras. Sin embargo, ¿cuál es la realidad? Aunque han puesto sus metas muy elevadas, ¿realmente pueden vivir a la altura de sus estándares? La gente se decepciona a sí misma una vez que encaran la realidad, ya que no conocen o no se admiten a sí mismos como verdaderamente son. La razón por la que la gente se decepciona de sí misma y se decepcionan de los demás ya que sus expectativas son muy elevadas. A partir de aquí, no debemos pensar tan elevadamente de nosotros mismos y considerarnos demasiado nobles.
Hoy, me gustaría compartir el mensaje de Juan 1:29-39 con ustedes. El versículo 29 del pasaje de la Escritura de hoy dice, “El siguiente día vio Juan a Jesús que venía a él, y dijo: He aquí el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo.”
¿Qué pecados de entre todos los pecados del mundo quitó nuestro Señor? ¿Tan solo quitó el pecado original? Y ¿acaso Dios lava todos nuestros pecados personales cada vez que ofrecemos nuestras oraciones de arrepentimiento? ¿Acaso Jesús toma todos los pecados que hemos cometido antes de que comencemos a creer en Jesús como nuestro Señor y Salvador? O, ¿Jesús tomó todos los pecados del mundo de una vez por todas como nos dice el pasaje de la Escritura de hoy? La Biblia menciona y nos dice que nuestro Señor ha tomado todos los pecados del mundo sobre Sí Mismo de una vez por todas.
Cometemos tantos pecados como “una nube espesa” mientras vivimos en este mundo (Isaías 44:22). Así, nuestro Señor dice que Él ha tomado todos los pecados del mundo a través del bautismo. Con mayor precisión, lo que estoy diciendo es que nuestro Señor ha tomado todos los pecados que cometemos por Su bautismo. Jesús sabe muy bien que no puedes evitar cometer pecado mientras que estas despierto o dormido. Repetimos nuestras vidas comiendo y durmiendo, y también repetidamente cometemos pecados como hámster en su rueda. Sin embargo, la Biblia dice que Jesús ha tomado todos los pecados del mundo que cometemos hasta el día del último suspiro de una vez por todas por medio de Su bautismo que recibió de Juan el Bautista.
Debemos poner atención a la Palabra que afirma que nuestro Señor ha tomado todos los pecados del mundo al ser bautizado. ¿Cómo somos? Escrito está en el Salmo 51:5, “He aquí, en maldad he sido formado, Y en pecado me concibió mi madre.” Así que, nacimos con pecado y aún continuamos cometiendo pecados en este mundo. ¡Mis queridos compañeros creyentes! ¿Acaso no cometemos pecados continuamente mientras estamos vivos? ¿Estoy en lo cierto? Al igual que la gente termina manchada con carbón cuando atraviesa por una mina o termina bebiendo si va a un bar, así, todos terminan cometiendo muchísimos pecados mientras viven en este mundo.
¡Queridos compañeros creyentes! ¿Acaso no estas cometiendo muchos pecados en este mundo? Si tú dices que no estas cometiendo ningún pecado, estas mintiendo. Sabemos que la gente continuara cometiendo pecados mientras viven en este mundo. Ya este u otro pecado, cometeremos pecados en este mundo. Así, para liberarnos de todos los pecados del mundo, nuestro Señor ha tomado todos esos pecados sobre Sí Mismo de una vez por todas al ser bautizado. Entonces, al cargar todos los pecados del mundo hasta la Cruz, en donde Él recibió el juicio por todos nuestros pecados derramando Su sangre preciosa, Él nos ha liberado de todos los pecados del mundo. Así, para los creyentes, no hay pecado de este mundo en ellos. Aunque somos débiles y deficientes en muchas áreas, los creyentes no tienen pecado en ellos debido a que nuestro Señor ha tomado todos sus pecados sobre Sí Mismo.
Es obvio que tú y yo no hubiésemos sido liberados de todos los pecados del mundo, si Jesús no hubiese sido bautizado por Juan el Bautista, por lo que Jesús tomó todos los pecados del mundo.
La Evidencia Bíblica de que Jesús Cargó Todos los Pecados de Este Mundo
Veamos la Palabra en Mateo 3:15-17. “Pero Jesús le respondió: Deja ahora, porque así conviene que cumplamos toda justicia. Entonces le dejó. Y Jesús, después que fue bautizado, subió luego del agua; y he aquí los cielos le fueron abiertos, y vio al Espíritu de Dios que descendía como paloma, y venía sobre él. Y hubo una voz de los cielos, que decía: Este es mi Hijo amado, en quien tengo complacencia.”
Cuando nuestro Señor trató de recibir el bautismo de Juan el Bautista en el Río Jordán, Él le ordenó a Juan el Bautista, “Deja ahora, porque así conviene que cumplamos toda justicia.” Entonces, Juan el Bautista obedeció y bautizó a Jesús.
Cuando Jesús recibió el bautismo, Él le ordenó a Juan el Bautista, “Deja ahora, porque así conviene que cumplamos toda justicia” (Mateo 3:15). Nuestro Señor tomó todos los pecados del mundo al recibir el bautismo y borró todos esos pecados al cargarlos hasta la Cruz. Nuestro Señor cumplió toda la justicia al recibir el bautismo de Juan el Bautista. Declarar que Jesús cumplió toda la justicia cuando Él recibió el bautismo significa que Jesús cargó todos los pecados del mundo por medio de Su bautismo.
Si fuésemos a declarar este incidente desde nuestra perspectiva, Su bautismo significa que todos nuestros pecados mundanos fueron transferidos sobre Jesús de una vez por todas. Nuestra fe fue hecha perfecta, debido a que Jesucristo tomó todos los pecados del mundo sobre Su propio cuerpo de una vez por todas por medio de Su bautismo.
Queridos compañeros creyentes. Tenemos fe en que Jesús tomó todos los pecados del mundo, pero también es verdad que cometemos muchos pecados hasta que morimos. ¿Cometemos o no toda clase de pecado mientras vivimos en este mundo? Desde el día de nuestro nacimiento hasta el día en el que morimos, cometemos pecado constantemente. Ya sean pecados con el pensamiento o en nuestras acciones, cada pecado que cometemos es un pecado de este mundo. ¿Nuestro Señor tomó o no esos pecados del mundo? Esta escrito en la Biblia que Él ha tomado todos esos pecados del mundo. Cuando Juan impuso sus manos sobre Jesús, todos los pecados del mundo fueron pasados sobre la cabeza de Jesucristo, y Jesús ha tomado cada pecado en este mundo. Fue cumplido de acuerdo a la misma manera en que la ofrenda por el pecado en el Antiguo Testamento (Levítico 1:4, 4:27-30, 16:21). Así, todo el pecado que cometemos en este mundo ya no existe. Jesús ha tomado todos los pecados del mundo, así que somos liberados de todos los pecados del mundo por nuestra fe.
Al recibir el bautismo de Juan, Jesús tomó todos los pecados que cometemos en este mundo. Por lo tanto, debemos creer como dice la Biblia. Sin ninguna excepción, Jesús ha tomado cada pecado que es cometido en este mundo por medio de Su bautismo. Recibimos la remisión del pecado creyendo en esto. Debido a que Jesús recibió el bautismo de Juan el Bautista, Jesús pudo tomar todos los pecados del mundo y llevar esos pecados hasta la Cruz, en dónde Él fue crucificado hasta Su muerte para dar la paga por esos pecados. Esta es la Verdad del evangelio del agua y el Espíritu, por el cual podemos recibir la remisión del pecado.
Algunos teólogos interpretan la frase “He aquí el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo” para decir, “Ahí está el Cordero de Dios que quita el pecado original.” Ellos dicen que Jesús tomó el pecado original de toda la gente, y por lo tanto, los pecados que cometemos en este mundo deben ser lavados ofreciendo oraciones de arrepentimiento. Esto es una mala interpretación del versículo de la Escritura. Ellos han agregado interpretaciones de sus propias mentes, las cuales no están mencionadas en la Palabra de Dios, dando a los creyentes confusión y una mala interpretación.
Queridos compañeros creyentes, Jesús tomó todos los pecados del mundo al recibir el bautismo en el Río Jordán y Él cargó todos esos pecados hasta la Cruz. Jesús tomó completamente todos los pecados que cometemos en este mundo. Esta es la base bíblica que nos permite recibir nuestra salvación por medio de nuestra fe. No existe lugar en la Biblia en donde diga que Jesús tomó solamente el pecado original. Más bien, la Biblia dice que cuando Jesús recibió el bautismo de Juan el Bautista, Él tomó todos los pecados del mundo sobre Sí Mismo de una vez por todas.
Nosotros, toda la humanidad, cometemos pecados durante toda nuestra vida en este mundo. Estos pecados son llamados los pecados del mundo. Al decir el mundo, queremos decir el mundo desde el primer momento de la creación hasta el fin del mundo, y todos los pecados que la gente comete desde su nacimiento hasta su muerte se les llaman los pecados del mundo. Los pecados del mundo incluyen desde los pecados que fueron cometidos por Adán, el primer ser humano, hasta los pecados que serán cometidos por el último humano. Todo el mundo comete pecados. Sin embargo, Jesús tomó todos los pecados del mundo al ser bautizado por Juan el Bautista y Él pagó todo el precio por esos pecados derramando Su sangre sobre la Cruz. Es así cómo Él nos ha liberado de todos los pecados del mundo.
Creemos en la Palabra escrita de Dios como es, mientras que los teólogos creen eso. Así, esto es lo que los teólogos dicen –dicen que Jesús solamente ha tomado el pecado original.-Pero, lo que ellos creen carece expresamente de sentido común y es meramente un pensamiento sin base que salió de sus propias cabezas. Ellos argumentan, “¿Cómo pudo Jesús haber tomado los pecados que aún no han sido cometidos? Jesús debe haber tomado aquellos pecados que cometimos hasta el momento de nuestra conversión y el pecado que heredamos desde la matriz de nuestras madres.” Debido a que ellos tratan de comprender la complicada Verdad de Dios con su limitada inteligencia, ellos hacen estas afirmaciones vacías. Afirmando que Jesús solo tomó nuestro pecado original y no todos nuestros pecados por medio de Su bautismo esta es la afirmación más absurda que una persona puede hacer.
Queridos compañeros creyentes, pensemos en nosotros mismos. Debido a que cometemos pecados en este mundo hasta que morimos, Jesús tuvo que tomar de una vez por todas cada pecado del mundo por medio de Su bautismo. Así, Jesús cumplió toda la justicia de Dios así como lo menciona la Escritura, “Deja ahora, porque así conviene que cumplamos toda justicia. Entonces le dejó” (Mateo 3:15). Para hacer la justa obra de eliminar todos los pecados del mundo, nuestro Señor recibió el bautismo de Juan el Bautista y cargó todos los pecados del mundo hasta la Cruz, en donde Él fue crucificado y abandonado hasta desangrarse hasta la muerte. El bautismo que Jesús recibió y Su derramamiento de sangre sobre la Cruz fue la mismísima justicia de Dios la cual nos fue dada a nosotros para revivirnos de nuestro destino a la condenación. Al recibir el bautismo de Juan el bautista y al mismo tiempo recibir el juicio de muerte por todos nuestros pecados en lugar de nosotros, Jesús borró todos los pecados del mundo sin ninguna excepción. Este es el evangelio del agua y el Espíritu por medio del cual Dios nos ha liberado de todos nuestros pecados. Queridos compañeros creyentes, ¿crees así? Claro que sí.
¡Queridos Compañeros Creyentes! ¿Somos Tú y Yo Seres de Este Mundo?
Debido a que tú y yo vivimos en este mundo, mientras estamos aquí, cometemos pecados. ¿Cuántos pecados cometemos tú y yo en este mundo? La gente comete pecados en este mundo hasta el día en que mueren. El Señor nos está diciendo que los pecados que cometemos en el mundo son tan incontables como las nubes que cubren todo el cielo. Veamos Isaías 44:22 juntos.
“Yo deshice como una nube tus rebeliones,
Y como niebla tus pecados;
Vuélvete a mí, porque yo te redimí.”
Honestamente, si fuésemos a contra todos los pecados que cometemos durante nuestras vidas en este mundo, ¿cuan numerosos serian nuestros pecados? ¿Cometemos o no muchos pecados al vivir en este mundo? Cometemos tantos pecados como una espesa nube. Algunas religiones dicen que aún cuando abrimos los ojos cometemos pecados. Cometemos pecados aún mientras dormimos. Estar despierto es pecado. En total, toda nuestra vida como seres es pecaminosa en si misma. ¿Cuánto pecado piensas que hay en el mundo, ya que comenzamos a pecar tan pronto como abrimos nuestros ojos? Existe muchísimo pecado en este mundo que es descrito como una espesa nube.
Cometemos tanto pecado en este mundo que el Señor los describió como “una nube espesa.” La Biblia se refiere a los pecados que cometemos en este mundo como transgresiones. Él dijo, “Sus transgresiones son como una nube espesa,” y Él dijo que Él ha borrado todos estos pecados de una vez por todas por la Verdad del evangelio del agua y el Espíritu. Mientras que la gente comete infinidad de pecados mientras vive en este mundo, nuestro Señor borró todos esos pecados en un instante por medio de Su bautismo por Juan el Bautista y por Su derramamiento de sangre.
Así, Jesús dijo, “Yo deshice como una nube tus rebeliones, y como niebla tus pecados; vuélvete a mí, porque yo te redimí.” Nuestro Dios Padre envió al Señor Jesús a este mundo y nos redimió para liberarnos de todos nuestros pecados. Nuestro Señor ha expiado todos nuestros pecados al aceptarlos por medio de Su bautismo y dando la paga por ellos con Su derramamiento de sangre. Al recibir el bautismo sobre Su cuerpo, nuestro Señor tomó todos nuestros pecados del mundo sobre Sí Mismo. Al ofrecer Su cuerpo para ser crucificado sobre la Cruz, Él sangró hasta morir. Así, Él nos liberó de nuestros pecados por medio de Su bautismo y derramamiento de sangre al borrarlos completamente por medio del evangelio del agua y el Espíritu. Al tercer día de que Él murió vicariamente en lugar nuestro, Él se levantó de entre los muertos y se convirtió en nuestro Salvador.
El Señor dice, “Yo te redimí” (Isaías 44:22). Hemos sido liberados de todos nuestros pecados creyendo en el evangelio del agua y el Espíritu. El evangelio del agua y el Espíritu es importante para todo aquel que cree en Jesús. Estrictamente hablando, este evangelio del agua y el Espíritu es necesario para todo el que vive en este mundo, y su importancia no esta limitada únicamente a los creyentes.
Debido a que constantemente cometemos pecado en este mundo, Jesús vino a este mundo y tomó todos nuestros pecados por Su bautismo y derramamiento de sangre. Por medio del bautismo, Jesús tomó todos los pecados del mundo y cargó esos pecados hasta la Cruz en el Gólgota. Este evangelio del agua y el Espíritu ha eliminado todos los pecados de los que viven en este mundo. A aquellos que han recibido la remisión del pecado y a aquellos que todavía no han recibido la remisión del pecado, este evangelio es una necesidad. Jesús nos trajo salvación al tomar todos los pecados del mundo sobre Su propio cuerpo por medio de Su bautismo y crucifixión sobre la Cruz. Este evangelio declara que Jesús ha resucitado de entre los muertos y nos ha traído salvación, y por lo tanto es un evangelio que necesita todo el mundo. Esto ciertamente son noticias buenas y de bendición. El evangelio del agua y el Espíritu es el único evangelio por el cual nuestro Señor nos liberó al venir a este mundo.
Este evangelio del agua y el Espíritu tiene poder como la dinamita. La gente que construye una autopista usa dinamita cuando una montaña bloquea el camino. Hacen un hoyo en la roca y ponen la dinamita adentro, y entonces la detonan desde una distancia segura. Seguido, se tiran al piso y se cubren a si mismos. Un momento después, hay una gran explosión. Una roca más grande que este podio vuela hasta los cielos y cae en el suelo. Y una roca más grande que esta iglesia es partida en pedazos. Después de que el polvo llena el aire y el ruido pasa, vemos toda una montaña reducida a pequeñas rocas como moronas de pan. Las máquinas y los grandes camiones de volteo vienen a cargar y a quitar todas las rocas pequeñas. Después de todo esto, la rocosa montaña desaparece por la dinamita sin dejar ningún rastro.
Los pecados que cometemos en este mundo son tan numerosos como esas rocas. Los pecados que cometemos ante Dios son como una espesa nube. El Señor vino a este mundo y tuvo que ser bautizado por Juan el bautista para abolir todos nuestros pecados. Y Él cargó todos esos pecados hasta la Cruz y fue crucificado a muerte. Cuando Él fue bautizado, todos los pecados que la gente cometió y que cometerá hasta el día en que morimos fueron transferidos a Cristo. La gran masa de pecados de más de 6 billones de gente en este mundo fue totalmente volada y abolidos en ese instante por la Verdad del evangelio del agua y el Espíritu. Al recibir el bautismo y el juicio por todos nuestros pecados, Jesús ha pagado el precio por todos los pecados del mundo-todos los pecados futuros que serán cometidos por las generaciones venideras en este mundo así como todos los pecados pasados cometidos por todos los que han vivido en este mundo hasta ahora desde los días de Adán y Eva-y nos trajo salvación. Aquellos que conocen y creen en Jesucristo como su Salvador quién vino a este mundo por el evangelio del agua y el espíritu, no tienen más pecado en ellos. Este es el poder del evangelio del agua y el Espíritu por el cual nuestro Señor nos ha liberado de todos los pecados del mundo.
Debido a que el evangelio del agua y el Espíritu tienen el sorprendente poder de borrar todos los pecados de la gente en este mundo, quien sea que crea en el ha sido completamente limpiado de todos sus pecados de una vez por todas. Esta es la Verdad que se aplica a todo el mundo sin ninguna excepción. Así, alguna gente cree en esto y otros aún no. Aquellos que creen en el evangelio del agua y el Espíritu no tienen pecado, pero aquellos que aún no creen tienen sus pecados por la eternidad. Ya que tú y yo hemos aceptado en nuestro corazón el amor de Dios revelado en el evangelio del agua y el Espíritu, hemos recibido la salvación por todos nuestros pecados.
Todos los pecadores tienen necesidad del evangelio del agua y el Espíritu. Es necesario para ambos, para los que aún no han recibido la remisión del pecado y también para aquellos que han recibido la remisión del pecado por su fe en el evangelio del agua y el Espíritu. Aquellos que han recibido la remisión del pecado no pueden evitar cometer pecado en este mundo debido a sus debilidades y deficiencias. Aún así Jesús el Cordero de Dios tomó todos los pecados del mundo de una vez por todas por medio de Su bautismo de parte de Juan el Bautista. Él ha tomado sin excepción cada pecado cometido por la gente durante sus vidas.
Cuando escuchas este evangelio del agua y el Espíritu, debes creer en tú corazón que todos los pecados del mundo ya han sido expiados completamente por el bautismo de Jesús por parte de Juan el Bautista y por Su derramamiento de sangre sobre la Cruz. Debemos vivir victoriosamente, recordándonos a nosotros mismos diariamente que Jesús ha tomado todos los pecados del mundo-aún aquellos que son cometidos después de que hemos recibido la remisión del pecado por nuestra fe.
Jesús es el Cordero de Dios quién tomó todos los pecados del mundo. Jesús ha lavado todos los pecados del mundo por medio del bautismo que Él recibió. Queridos compañeros creyentes, ¿fueron o no tus pecados-los pecados que ya has cometido y los pecados que cometerás en el futuro-tomados por Jesús por medio de Su bautismo y por el derramamiento de sangre? Si crees en esto, ya no tienes más pecado. Jesús recibió el bautismo y después fue a la Cruz.
Entonces, ¿debes cometer pecados intencionalmente? Queridos compañeros creyentes, ¿cometerías pecados si te digo que lo hagas ya que ya fueron lavados? Si les digo, “¡Gente! ¿Cometan estos pecados hoy en este lugar,” lo harías, sin una conciencia culpable, cometan estos pecados? Eso sería insensato. No cometemos pecados porque alguien nos diga o no que los cometamos. Siempre estamos cometiendo pecados porque vivimos en carne humana. Por eso, siempre debemos creer en el evangelio del agua y el Espíritu y profesar nuestra fe en ello. Debemos meditar en la fe de la Verdad de la salvación en nuestro corazón.
¿Cometes pecados intencionalmente, por medio de los pensamientos o de las acciones, ya que crees que Jesús ha tomado todos tus pecados que cometes mientras vives en este mundo? De ninguna manera. Debido a que conocemos la paga del pecado, cada vez más amamos la justicia de Dios con gratitud y fe hacia Jesús, quién llevó todos nuestros pecados por nosotros. Jesús ha tomado todos nuestros pecados-ambos, aquellos que hemos cometido intencionalmente o sin intención. Todos nuestros pecados fueron transferidos a Jesús de una vez por todas cuando Él recibió el bautismo de Juan el Bautista.
Tenemos que revisar diariamente para ver si hay pecado en nuestro corazón, comparando nuestro corazón con la luz del evangelio del agua y el Espíritu. ¿Tomó o no Jesús los pecados que cometemos en este mundo? Si todos nuestros pecados fueron transferidos sobre Jesús cuando Él fue bautizado por Juan el Bautista. Si ese no es el caso y nuestros pecados no fueron transferidos sobre Jesús, aún tendríamos los mismos pecados. ¿Se transfirieron tus pecados o no sobre Jesús? ¿Fueron todos tus pecados transferidos sobre Jesús o no? ¿Fueron todos tus pecados transferidos sobre Jesús cuando Él fue bautizado por Juan el Bautista? El Señor declaró, “Deja ahora, porque así conviene que cumplamos toda justicia. Entonces le dejó” (Mateo 3:15). Al recibir el bautismo, el cual fue el proceso más apropiado, todos nuestros pecados fueron transferidos sobre Él. En los tiempos del Antiguo Testamento, el Sumo Sacerdote Aarón transfirió todos los pecados de los Israelitas sobre el cordero del sacrificio de una sola vez. De igual modo, cuando el representante de toda la humanidad, Juan el Bautista, bautizó a Jesús, todos los pecados del mundo fueron transferidos sobre Él de una vez por todas. ¿Todos tus pecados, entonces, fueron o no transferidos sobre Jesús? Todos ellos fueron transferidos completamente.
Veamos la Palabra de Dios en Levítico. “y pondrá Aarón sus dos manos sobre la cabeza del macho cabrío vivo, y confesará sobre él todas las iniquidades de los hijos de Israel, todas sus rebeliones y todos sus pecados, poniéndolos así sobre la cabeza del macho cabrío, y lo enviará al desierto por mano de un hombre destinado para esto. Y aquel macho cabrío llevará sobre sí todas las iniquidades de ellos a tierra inhabitada; y dejará ir el macho cabrío por el desierto” (Levítico 16:21-22).
Aarón fue el primer Sumo Sacerdote de los Israelitas. El trabajo del Sumo Sacerdote era transferir todos los pecados de Israel una vez al año en el 10º día del séptimo mes para su beneficio. Traían dos chivos y ofrecían uno a Dios para quitar todos los pecados de los Israelitas de una sola vez por medio de la imposición de las manos del Sumo Sacerdote.
Una vez que ponía sus manos sobre el sacrificio, lo cortaba y lo ofrecía a Dios. Los sacerdotes del Antiguo Testamento siempre estaban cansados. Tenían que permanecer de pie todo el tiempo y ofrecían sacrificio sin ningún tiempo para descansar. El pecador traía a los sacerdotes una oveja sin defecto y decía, “¡Sacerdote! He cometido un pecado hoy.” Entonces, el pecador ponía sus manos sobre el sacrificio y pasaba sus pecados sobre él. Entonces, el sacerdote encargado tomaba ese sacrificio y lo cortaba para ofrecerlo a Dios. Como se podrá imaginar, se necesitaban muchos sacerdotes para expiar los pecados de cada Israelita. Pero, en el 10º día del séptimo mes, solo el Sumo Sacerdote realizaba un ritual de sacrificio para transferir todos los pecados de los Israelitas de una sola vez.
En el Día de la Expiación, antes de que el Sumo Sacerdote realizara un sacrificio por los Israelitas, él transfería sus propios pecados y los pecados de su familia a un toro (Levítico 16:6). Solo después de haber realizado ese sacrificio, realizaría el sacrificio por los pecados de su gente con dos chivos (Levítico 16:15-23). Imponía sus dos manos sobre la cabeza del primer chivo y oraba, “¡Dios! Los Israelitas han cometido graves pecados contra Ti. Han servido a otros dioses ante Ti, y han cometido asesinatos y adulterio. Fueron celosos y arrogantes. Se robaron unos a otros y se pelearon unos con otros.” El Sumo Sacerdote transfería todos sus pecados y luego degollaba al chivo, extrayendo su sangre. La sangre del sacrificio era rociada al lado oriental del Arca del Pacto dentro del Lugar Santo.
El Sumo Sacerdote diría, “¡Oh Dios! Los israelitas han recibido los juicios por medio de este sacrificio. Todos los pecados de los Israelitas fueron transferidos sobre el sacrificio. Yo he transferido todos esos pecados. Y la sangre del sacrificio, la cual tomó todos los pecados de los Israelitas, esta aquí presente ante Ti. Ve esta sangre.” Mientras decía estas cosas, el Sumo Sacerdote rociaba la sangre siete veces. Había campanillas de oro pegados a la bastilla de su túnica, así que cuando rociaba la sangre siete veces, estas repicaban. La gente afuera del lugar santo podía escuchar los sonidos de estas campanas siete veces. Siete es el número de Dios, el cual implica “perfección.” La sangre del sacrificio cubría los cuernos del altar, y también era rociada en el piso al oriente del Arca del Pacto.
Aquel que ha cometido un solo pecado debe morir ante Dios. No hay perdón por el pecado sin la expiación apropiada ante Él. Puede existir perdón entre gente igualmente débil, ya que ambas partes han cometido pecados en algunas veces en sus vidas. Sin embargo, ante el Dios Absoluto, no puede haber perdón. Ante el Dios Absoluto, debes morir si tienes pecado. Esta es la justicia de Dios. Pero, existía una forma por la cual los Israelitas podían recibir la remisión de sus pecados. Si uno de ellos fuese a recibir la remisión de sus pecados. Tenía que traer un chivo expiatorio e imponer sus manos sobre él y así transferir todos sus pecados sobre él. Los Israelitas en los tiempos del Antiguo Testamento evitaban la muerte a consecuencia de sus pecados al transferir sus pecados sobre el chivo expiatorio al imponer sus manos sobre él y luego matándolo. Por este método, los Israelitas recibían la remisión del equivalente de un día de pecados.
En estos días, la gente puede recibir la remisión de sus pecados si creen en el evangelio del agua y el Espíritu. el cual afirma que Jesús tomó todos los pecados del mundo por medio de Su bautismo y muerte sobre la Cruz. No existe benignidad cuando nos referimos al pecado. Por lo tanto, debemos recibir la remisión del pecado, creyendo en la Verdad por medio de la cual Dios se ha ocupado de nuestros pecados.
El Sacrificio por la Redención Eterna
Sin embargo, la ofrenda diaria por el pecado es imperfecta e ineficiente, requiriendo de muchos corderos para el sacrificio. A partir de aquí, Dios nos ha concedido un mejor método para nuestra salvación. Fue el tener un ritual de sacrificio en el Día de la Expiación una vez al año en el 10º día del séptimo mes (Levítico 16:29), cuando el Sumo Sacerdote imponía sus manos sobre el chivo expiatorio y transfería todos los pecados de los israelitas para su beneficio. Así, el equivalente de un año de pecados de los Israelitas sería transferido sobre el chivo expiatorio. Y de una forma ceremonial, el chivo expiatorio sería guiado al desierto.
Queridos compañeros creyentes, una vez que el chivo expiatorio, sobre el cual se transferían todos los pecados de los Israelitas, era soltado en el desierto, eventualmente moría de sed. Jesús ha venido a este mundo como ese chivo expiatorio, el Cordero de Dios prometido. Jesús vino a este mundo y recibió el bautismo de Juan el bautista en el Río Jordán, para que Él llegara a ser el Cordero de Dios quién tomó todos los pecados del mundo. Juan el Bautista fue el mayor de entre aquellos nacidos de mujer y él también era un Sumo sacerdote, un descendiente de Aarón. Ahora, Jesús, el chivo expiatorio, y el Sumo Sacerdote Juan el bautista completaron la remisión del pecado que ha borrado todos nuestros pecados por toda la eternidad.
Al recibir el bautismo de Juan el Bautista, Jesús tomó todos los pecados del mundo de una vez por todas. Cuando Jesús estaba siendo bautizado Él le dijo a Juan el Bautista, “porque así conviene que cumplamos toda justicia.” Cuando Jesús fue bautizado, no solamente tus pecados y los míos fueron transferidos sobre la cabeza de Jesucristo, sino todos los pecados del mundo también. Jesús es el Cordero de Dios quién tomó todos los pecados del mundo. Por recibir el bautismo, Jesús cargó todos los pecados que cometemos en este mundo. Al hacer eso, Él nos ha liberado de todos los pecados que cometemos en este mundo. Nuestro Señor nos ha liberado de todos los pecados del mundo de todos los pecados del mundo por medio de Su Hijo Jesús.
Entonces, ¿pecamos o no? aunque vivimos en este mundo, ahora no tenemos pecado. Hemos recibido la salvación de todos los pecados del mundo. Debido a que Jesús ha tomado los pecados del mundo por medio de Su bautismo, ahora ya no poseemos los pecados del mundo. Por medio de nuestra fe, hemos recibido la salvación de todos los pecados del mundo.
¿Cómo nos sentimos ahora que ya no tenemos ninguno de los pecados del mundo? ¿Cuál es el resultado de tener fe en esta Verdad? Hemos llegado a nacer de nuevo por el agua y el Espíritu (Juan 3:5). Hemos recibido la salvación escuchando y creyendo en el evangelio del agua y el Espíritu. Además, podemos compartir este evangelio con aquellos que aún no lo han escuchado. Ahora hemos obtenido tal deseo y tal responsabilidad. Debido a que hemos recibido la remisión de todos los pecados que cometemos en el mundo, deseamos entregar nuestras vidas al evangelio.
Ahora, deseamos ser los siervos del evangelio debido a que tenemos el deseo en nuestro corazón de compartir el evangelio del agua y el Espíritu con aquellos que aún no han escuchado estas buenas nuevas. Solo aquellos que creen en el evangelio del agua y el Espíritu están calificados para compartir la Palabra de Dios. Así, es una tarea que se nos encomendó a nosotros. Si todos ustedes creen en el evangelio del agua y el Espíritu, también habrán llegado a ser gente calificada. Aquellos de nosotros que hemos llegado a nacer de nuevo creyendo en el evangelio del agua del Espíritu desean hacer la obra de Dios y harán tales obras.
Queridos compañeros creyentes, me gustaría concluir con el pasaje de la Escritura, “He aquí el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo.”
¿Acaso no has cometido pecados en este mundo? Si, todos hemos pecado. ¿Quitó Jesús todos tus pecados que cometes en el mundo-ya sea que hayan sido cometidos en el pasado, se estén cometiendo ahora, o sean cometidos en el futuro-o no? Jesús los ha quitado todos. ¿Fueron o no transferidos sobre Jesús? Si, si fueron todos transferidos sobre Jesús. Entonces, ¿poseemos o no en nuestro corazón los pecados que hemos cometido en este mundo? Debido a que todos nuestros pecados han sido transferidos a Jesús, no tenemos ningún pecado en nuestro corazón.
Queridos compañeros creyentes, si estamos atados por nuestros propios pecados, somos incapaces de realizar las obras del evangelio y de seguir a Dios. Jesús ya ha tomado todos los pecados del mundo. Entonces, ¿Cuáles pecados podemos aún tener? No tenemos pecado, ya que Jesús ha tomado todos los pecados del mundo. A partir de aquí, tú y yo hemos recibido nuestra salvación por la fe. Aunque hemos cometido muchos pecados en este mundo, somos en este tiempo libres del pecado. Ahora, hemos llegado a poder servir en el evangelio del agua y el Espíritu como el pueblo libre del pecado de Dios. Ciertamente, este es el amor de Dios, la salvación de Dios, la gracia de Dios y la bendición de Dios.
¡Queridos compañeros creyentes! ¿Te sientes débil y deficiente? Jesús te ha liberado en la forma perfecta. Entonces, debemos poseer la fe concreta ya que hemos recibido nuestra salvación. Debemos vivir de acuerdo a la palabra de Dios con la convicción de que ya no tenemos pecado en nuestro corazón.
Aunque este espíritu en nuestro corazón es invisible a nuestros ojos desnudos, si sabemos y comprendemos la Palabra de Dios, somos libres del pecado y somos capaces de participar en las preciosas obras de Dios. El Señor dijo, “Y conocerás la Verdad, y la Verdad te hará libre.” La Palabra de la Verdad de Dios te ha emancipado de todos los pecados y te ha convertido en gente libre del pecado. Este es el mismísimo evangelio del agua y el Espíritu.
Nuestro Señor nos ha hecho gente libre del pecado. Jesús nos ha liberado de todos nuestros pecados al tomar todos los pecados del mundo. Yo doy gracias a Dios. Además, Él nos ha adoptado como colaboradores de Dios para que podamos habitar juntos en Su Iglesia.
Yo espero que Dios guarde nuestra fe hasta los últimos días y nos ayude a dar testimonio de Jesús, quién ha tomado todos los pecados del mundo. Yo doy gracias por la Palabra del evangelio del agua y el Espíritu, el cual Dios nos lo ha dado desde arriba.