Search

Mahubiri

Tema 16: Evangelio de Juan

[Capítulo 15-1] Demos fruto en nuestras vidas de fe (Juan 15, 1-9)

(Juan 15, 1-9)
«Yo soy la vid verdadera, y mi Padre es el labrador. Todo pámpano que en mí no lleva fruto, lo quitará; y todo aquel que lleva fruto, lo limpiará, para que lleve más fruto. Ya vosotros estáis limpios por la palabra que os he hablado. Permaneced en mí, y yo en vosotros. Como el pámpano no puede llevar fruto por sí mismo, si no permanece en la vid, así tampoco vosotros, si no permanecéis en mí. Yo soy la vid, vosotros los pámpanos; el que permanece en mí, y yo en él, éste lleva mucho fruto; porque separados de mí nada podéis hacer. El que en mí no permanece, será echado fuera como pámpano, y se secará; y los recogen, y los echan en el fuego, y arden. Si permanecéis en mí, y mis palabras permanecen en vosotros, pedid todo lo que queréis, y os será hecho. En esto es glorificado mi Padre, en que llevéis mucho fruto, y seáis así mis discípulos. Como el Padre me ha amado, así también yo os he amado; permaneced en mi amor».
 
 
En el pasaje de las Escrituras de hoy nuestro Señor nos está diciendo que es la vid y Dios Padre es el labrador. Nos dice que somos las ramas de esta vid. El Señor también dijo que Dios Padre quita las ramas que no dan fruto, mientras que limpia a las que dan fruto para que den aún más. El Señor se complace con las ramas que dan mucho fruto. 
Un árbol frutal no tiene el lujo de escoger si va a dar fruto o no. Todo árbol debe dar fruto, ya que esa es su razón de existir. Un árbol frutal que no dé ningún fruto es completamente inútil. Estos árboles solo valen para hacer leña. 
Pensemos en algunos tipos de árboles frutales, como los perales, los manzanos y las viñas. ¿Tienen estos árboles algún uso más además de dar fruto? ¿Pueden construir una casa con perales? ¿Pueden utilizar los manzanos o las viñas como materiales de construcción? No, los árboles frutales sirven para dar frutos y son completamente inútiles como materiales de construcción. Comparados con otros árboles tienen demasiadas ramas y como todos los nutrientes van al fruto, el tronco es demasiado débil para soportar el peso de un edificio. En particular, los manzanos y los perales son tan débiles que a veces las ramas se parten si tienen demasiado fruto. Así que el agricultor debe limpiar las ramas cuando el árbol está en flor o empieza a dar fruto. 
El Señor dijo: «Yo soy la vid verdadera, y mi Padre es el labrador» (Juan 15, 1). El Padre, que es el labrador, cultiva la vid. Corta las ramas que no dan ningún fruto, y limpia las ramas que dan fruto para que den aún más fruto. Este pasaje implica que el fruto del Espíritu Santo es absolutamente indispensable para todas las personas nacidas de nuevo del Evangelio del agua y el Espíritu. En otras palabras, cuando nacen de nuevo, no tienen otra opción más que dar el fruto del Espíritu Santo. No pueden vivir sus vidas de fe como meros espectadores, ni pueden sentarse de brazos cruzados, sino que deben dar fruto abundante como un árbol frutal sano. 
¿Está bien no predicar el Evangelio del agua y el Espíritu aunque digan que han nacido de nuevo a través de este Evangelio y digan vivir con fe en él? No, no es aceptable. Deben dar los frutos del alma. En otras palabras, deben dar a luz a hijos espirituales predicando el Evangelio. Aunque no prediquen, deben al menos estar unidos con la Iglesia de Dios y participar en su obra de salvar a las almas perdidas a través del Evangelio del agua y el Espíritu. Deben aconsejarles y enseñarles para que escuchen la Palabra y la acepten por fe. Y cuando hayan sido salvadas, deben alimentar a estas almas para que crezcan y maduren adecuadamente. Además deben mantener a las almas recién nacidas de nuevo para que también den frutos espirituales. Así es como nace el fruto del Espíritu. 
De la misma manera en que todo árbol frutal debe dar frutos, no tiene ningún sentido que un creyente viva una vida de fe sin dar fruto. Quizás algunos creyentes creen que no deben hacer nada más, ya que han recibido la remisión de los pecados y van a ir al Cielo, pero me enoja ver a estos creyentes que no tienen ninguna consideración por dar fruto. Es triste ver que hay algunos creyentes que piensan que, como han recibido la remisión de los pecados de Dios, todo lo que importa es recibir bendiciones durante el resto de sus vidas, y piensan que no tienen que dar fruto. Si hay alguien que piense: «Yo solo quiero ir a la iglesia y hacer lo que quiera. Debería ser suficiente ir a la iglesia frecuentemente; no tengo que dar mucho fruto», esta persona debe cambiar ahora mismo. 
 
 

El Señor es la vid, y Dios Padre es el labrador

 
Dios dijo que si una rama no da frutos, es inútil y por tanto el labrador la corta. Pero si una rama da buen fruto, el labrador trabaja para limpiarla para que dé más frutos. Por tanto, en nuestras vidas de fe debemos dar fruto espiritual. Ahora que hemos nacido de nuevo a través del Evangelio del agua y el Espíritu, estamos viviendo nuestras vidas de fe con la Iglesia para poder dar frutos. 
¿Cómo podemos dar fruto entonces? Por supuesto, algunos de ustedes pueden dudar de su habilidad para dar frutos y preguntarse: «¿Qué puedo hacer yo por mi cuenta? ¿Qué puedo conseguir si ni siquiera puedo cuidar de mí mismo?». Es posible que piensen esto. Pero cuando el Señor nos dijo que permaneciésemos en Él, dijo: «Yo soy la vid, vosotros los pámpanos; el que permanece en mí, y yo en él, éste lleva mucho fruto; porque separados de mí nada podéis hacer» (Juan 15, 5). Como personas nacidas de nuevo por el agua y el Espíritu, somos las ramas de la vid. Así que mientras permanezcamos en la vid del Señor y el Señor permanezca en nosotros, podemos dar mucho fruto, aunque intentemos hacer las cosas por nuestra cuenta. Dios nos ayuda a dar frutos abundantes fácilmente, y por eso todo lo que tenemos que hacer es vivir en la vid. 
¿Qué significa permanecer en la vid? La vid se refiere al Señor y a la Iglesia de Dios. Dicho de otra manera, vivir sus vidas de de dentro de la Iglesia de Dios es vivir en la vid. ¿Qué significa permanecer en el Señor? Ustedes han sido salvados y han nacido de nuevo por el Evangelio del agua y el Espíritu, ¿pero qué significa permanecer en el Señor y no permanecer en el Señor? ¿Qué significa exactamente permanecer en el Señor? El Señor dijo que quien permanece en Él da mucho fruto, ¿pero qué quiere decir esto? Estas preguntas son especialmente importantes para los justos que han recibido la remisión de los pecados recientemente. 
Nuestro Señor dijo: «Si permanecéis en mí, y mis palabras permanecen en vosotros, pedid todo lo que queréis, y os será hecho» (Juan 15, 7). Permanecer en el Señor significa unirse al Señor. Unirse al Señor significa aceptar Su Palabra en nuestros corazones tal y como es, y creer en esta Palabra tal y como es. Esta es la fe por la que permanecemos en el Señor después de haber nacido de nuevo a través del Evangelio del agua y el Espíritu. Si creemos en la Palabra de Dios esto significa que estamos permaneciendo en el Señor. Como creemos en la palabra de Dios, la fe nace de nosotros, y como creemos que todo ocurrirá según esta Palabra, heredaremos el Reino de Dios por esta fe. Por tanto, por nuestra fe en Dios le oramos; por esta fe nuestras oraciones han sido contestadas por Dios; y por esta fe hemos dado fruto abundante de manera natural. Por eso el Señor dijo: «Si permanecéis en mí, y mis palabras permanecen en vosotros, pedid todo lo que queréis, y os será hecho» (Juan 15, 7).
Por tanto, como creemos en Jesús y hemos nacido de nuevo por el Evangelio del agua y el Espíritu, debemos saber lo que el Señor dijo en la Biblia para permanecer en Él. Todos nuestros pensamientos y decisiones deben estar basados en esta Palabra, y debemos vivir nuestras vidas de fe según esta Palabra. Si no tenemos la Palabra de Dios en nosotros, viviremos de cualquier manera según nuestros valores, sin tener en cuenta de que todos debemos vivir en el Señor. 
La Palabra que el Señor nos dio fue escrita por los siervos de Dios en un periodo de más de mil años. El Señor puso por escrito Su Palabra en un solo volumen: la Biblia. Por tanto, al creer en esta Palabra debemos ir al Señor, permanecer en Él y dar frutos abundantes. Por eso, quien nace de nuevo por el Evangelio del agua y el Espíritu al creer en Jesús debe aferrarse a la Palabra de Dios y creer en ella. Esta es la razón por la que debemos creer en la Palabra de Dios. 
La Palabra de Dios dice que cualquier rama que no dé frutos será cortada. También dice que las ramas que se marchitan, aunque estén unidas a la vid, serán reunidas y quemadas. Esto nos explica lo que nos ocurrirá si no damos fruto en nuestras vidas de fe. Las ramas que no dan fruto son inútiles, y por eso es natural que sean cortadas. ¿Qué significa entonces que las ramas que se marchitan a pesar de estar en la vid? Cuando una rama se marchita a pesar de estar en la vid quiere decir que no recibe los nutrientes adecuados de las raíces. En otras palabras, la rama no recibe los nutrientes espirituales necesarios de Jesús y Su Palabra. Para todos los que han nacido de nuevo a través del Evangelio del agua y el Espíritu, su alimento espiritual es la Palabra. Si no reciben esta Palabra, su alma y su cuerpo se marchitarán porque no tendrán suficientes nutrientes. Estas ramas marchitas se utilizan para hacer leña junto con las ramas que no dan fruto. 
 
 

Nuestras vidas de fe se acabarán si no damos frutos

 
La razón por la que vivimos nuestras vidas de fe es dar fruto. Servimos al Evangelio del agua y el Espíritu para dar más frutos del alma en nuestras vidas de fe. En otras palabras, para dar el fruto del Espíritu Santo. Todo lo que hacemos, ya sea evangelizar o predicar la Palabra, vivir nuestras vidas de fe, ir a la Iglesia a escuchar la Palabra, o crecer en la fe, lo hacemos para dar los frutos del Espíritu Santo. Vivimos nuestras vidas de fe para dar el fruto del Espíritu Santo. La vida de fe no se vive sin un motivo, sino que se vive para dar aún más frutos del alma. La vida espiritual consiste en enfrentarse al reto de dar más fruto espiritual. 
Como he dicho, su vida de fe consiste en dar frutos del espíritu al creer en la Palabra de Dios. Si están viviendo una vida de fe seca y aburrida y viven cada día sin una meta, no pueden dar frutos aunque vivan en la vid, por mucho tiempo que lleven viviendo con fe. Cuando escuchan la Palabra de Dios en la Iglesia, comunicada por el Espíritu Santo, deben escuchar con atención y aprender de lo que Dios está diciendo, lo que está enseñando y lo que les está pidiendo. 
Cuando leen la Biblia por su cuenta, pueden entender lo que dicen los pasajes porque tienen al Espíritu Santo dentro. El Espíritu Santo les da sabiduría. En vez de leer la Biblia sin ningún plan, ustedes guardan en sus corazones los pasajes que leen; y así tienen fe del tamaño de una semilla de mostaza; y esta fe consigue resultados asombrosos, y puede incluso mover una montaña. El poder de la fe es así de maravilloso. 
Por esa razón su vida de fe debe centrarse en la Palabra de Dios, y los que se mantienen firmes en esta Palabra de Dios permanecen en la vid y dan frutos abundantes. Este es el resultado final. Aunque no quieran dar frutos, siempre y cuando se mantengan en la vid, absorberán los nutrientes de las raíces y así darán frutos naturalmente. Quien vive en el Evangelio del agua y el Espíritu y cree en esta Palabra de Dios, dará frutos. Esto ocurrirá. Y por eso todos nosotros debemos vivir nuestras vidas de fe centrados en la Palabra. No pueden dar ningún fruto a no ser que sus vidas de fe estén basadas en la Palabra. ¿Cómo puede alguien dar fruto por su cuenta? ¿Cómo pueden ustedes dar frutos sin creer en la Palabra de Dios? Es imposible. 
 
 

El fruto falso es más predominante en las iglesias que se definen como ortodoxas

 
Hace algún tiempo se causó una gran conmoción en Corea porque surgieron varias sectas y herejías. Así que los líderes religiosos en Corea se reunieron en una convención formal para solucionar el problema y dialogar sobre el significado de la religión y la relación adecuada entre Estado y religión. Un representante de la comunidad cristiana dijo que la religión servía para beneficiar a sus seguidores y animarles a hacer buenas obras y traer armonía a los demás, para que los que no son creyentes, lo sean. No fue muy claro en estos puntos, sino que fue bastante abstracto. Después de hablar durante un tiempo dijo: «Dicho de manera simple, la religión no solo trata las creencias de los individuos y la vida de fe, sino la armonía de la raza humana. La religión contribuye a la armonía entre los humanos, hacer que sus seguidores sean mejores y hagan buenas obras, y les ayuda a mejorar y ser mejores personas. Esta es la misión de la religión y sus frutos».
Este hombre también dijo algunas palabras duras acerca del cristianismo ortodoxo y las herejías: «Hay muchas herejías en el cristianismo. Estas herejías son muy perjudiciales, ya que crean mucha confusión social. Así que el gobierno debería darnos la autoridad administrativa para erradicarlas. Aunque queremos erradicarlas, no podemos hacerlo porque no tenemos el poder necesario. Por eso nos está resultando tan difícil erradicar las herejías. El Estado debería darnos la jurisdicción administrativa sobre las herejías con suficientes dientes para erradicarlas todas».
Pero Corea tiene varias religiones. Las más importantes son el cristianismo, confucionismo, budismo y cheondogyo (una religión indígena de Corea), pero cada una de estas religiones tiene diferentes sectas. La convención recibió a representantes de todas las religiones, que expusieron sus ideas durante 10 o 15 minutos. Un profesor de una universidad budista fue a representar el budismo, mientras que el cristianismo estaba representado por un profesor de un seminario baptista. El profesor baptista dividió el cristianismo en dos categorías y dijo que solo el cristianismo ortodoxo es bueno y que las herejías son malas y que por tanto tienen que ser erradicadas. Entonces añadió que para conseguirlo el Estado tenía que dar a las iglesias ortodoxas una autoridad administrativa sólida. 
Después habló el profesor de la universidad budista. Habló de varios problemas generados por la religión. Dijo que, aunque la mayoría de las religiones principales dicen que son inmunes a la corrupción de las herejías, en realidad estas denominaciones y sectas establecidas que dicen ser ortodoxas son las que más problemas importantes tienen. Comentó que las religiones que se definen como ortodoxas se revisten de hipocresía como tumbas lavadas con cal, y que los practicantes de las religiones reconocidas por ser ortodoxas son los más problemáticos. Aunque este profesor era budista, seguramente había pensado en este problema durante mucho tiempo, ya que lo explicó a la perfección. Como muy bien dijo, los practicantes de la religión ortodoxa tienden a practicar el mal más que los herejes. 
Entonces el profesor que representaba al budismo dijo: «El problema con las religiones ortodoxas es que se embellecen a sí mismas para aparentar». Según este profesor los más ortodoxos son los más problemáticos. Entonces puso un ejemplo relacionado con el budismo. En el pasado, hubo un tiempo en Corea en que el budismo estaba tan corrupto que estaba podrido, y en ese mismo momento la nación estaba pasando por una de las crisis más duras de la historia. Pero, aunque el futuro del país estaba colgando de un hilo, los líderes budistas de aquel entonces estaban obsesionados con construir templos extravagantes, empeorando la situación económica del pueblo. En un momento de decadencia nacional, la religión estatal es la más decadente, y por eso esa época estaba llena de corrupción religiosa y decadencia nacional. 
Las iglesias coreanas son de las más grandes y tienen el mayor número de miembros. Hace algún tiempo, dos periódicos importantes de Corea publicaron artículos sobre las diez iglesias más grandes del mundo, y las cinco mayores estaban en Corea. Una de las características de las iglesias “ortodoxas” en Corea es la de competir por tener los edificios más grandes y extravagantes. 
Se dice que los indios practican su religión mirando hacia el mundo siguiente. No solo los indios, sino la mayoría de los practicantes de las religiones del mundo también miran hacia el mundo futuro, y practican sus religiones para tener una vida mejor después de la muerte. 
Sin embargo, los coreanos están más interesados en el presente que en el futuro o la vida después de la muerte. Así que todas las religiones que fueron introducidas desde el extranjero, ya fuese el budismo o el confucionismo, fracasaron en Corea. Como los coreanos están más interesados en la prosperidad presente, y la religión resalta la importancia del mundo futuro, es normal que los coreanos rechazasen estas religiones por no ser realistas. Así que toda religión extranjera, incluyendo el cristianismo, tuvo que cambiar su orientación para hacer hincapié en la prosperidad temporal para atraer a los coreanos, ya que ellos deseaban cumplir sus deseos en este mundo. Al final la religión se adaptó a estas personas. En vez de enseñar acerca del mundo futuro, dio importancia a la prosperidad en el presente, es decir que predicó a sus seguidores que prosperarían en este mundo, que sus negocios tendrían éxito, que encontrarían la pareja ideal, que sus hijos irían a universidades importantes, etc. Solo así, la gente que no estaba interesada en la religión empezó a ir en masa a los templos e iglesias, y la religión se adaptó al mundo presente y emprendió su camino hacia la corrupción. 
El budismo no es la única religión con este problema. El cristianismo también está corrupto. El cristianismo también ha abandonado su llamado evangélico original del Evangelio del agua y el Espíritu y se ha adaptado a la codicia de las personas. Entre las muchas denominaciones cristianas que existen, las que se definen como ortodoxas están particularmente corruptas. Esto se debe a que estas iglesias también se han adaptado a los que buscan simplemente la prosperidad. La religión debía hacer pensar a la gente en el problema de las almas y mirar hacia el mundo siguiente, es decir, el Cielo. Debía solucionar el problema de las almas y guiar a la gente hacia el Cielo. Sin embargo, en vez de llevar a la gente en esta dirección, los líderes religiosos se centraron en los problemas del mundo presente que todo el mundo quiere resolver. Así que solo enseñaron a la gente a recibir bendiciones en este mundo y la religión acabó en un estado de corrupción total. Este es el problema del que habló el representante del budismo. 
El hombre que representaba al cristianismo dijo que el cristianismo ortodoxo era maravilloso y que solo las herejías eran problemáticas, y por eso las iglesias ortodoxas deberían obtener jurisdicción sobre las herejías para poder erradicarlas. Otro hombre budista dijo que los practicantes de la religión que se definen como ortodoxos son los que causan los mayores problemas porque todos están corruptos, y entre ellos, los peores son los líderes religiosos. Dijo que la corrupción religiosa sale de la aceptación que estos líderes han mostrado ante los deseos de las masas, y en Corea la corrupción es peor porque la gente solo pide la prosperidad en el presente. 
Hay muchas denominaciones en Corea, pero entre ellas, hay una que ha dominado la comunidad cristiana coreana en los últimos 50 años. Esta denominación con tanta influencia está basada en un solo pasaje: «Amado, yo deseo que tú seas prosperado en todas las cosas, y que tengas salud, así como prospera tu alma» (3 Juan 1, 2). Esta denominación engaña a la gente predicando que todos los problemas carnales se resuelven si se cree en el cristianismo. Aunque esta denominación es más reciente que las demás, ha tenido mucho éxito en las comunidades cristianas coreanas. Las iglesias de esta denominación causan todo tipo de conmoción durante sus reuniones de adoración, utilizan todo tipo de instrumento musical y sus miembros gritan como locos: «¡Señor, bendíceme! ¡Lléname del Espíritu Santo!». Los miembros, cegados por este ambiente emotivo, realizan donaciones que se utilizan para construir edificios enormes. No se tarda nada en construir un edificio de grandes proporciones, quizás un año. En vez de servir a la iglesia por fe, los líderes se aprovechan de los miembros y hacen hincapié en la fe como un instrumento para conseguir bendiciones materiales en el presente. Enseñan que una persona puede recibir muchas bendiciones temporales si cree en Jesús y va a la Iglesia, y así incitan a sus miembros a donar dinero, prometiendo bendiciones a cambio. Estoy seguro de que muchos de ustedes saben de qué estoy hablando; es la iglesia que pide dinero a sus miembros constantemente. Cuando los miembros de esta iglesia no tienen dinero suficiente, tienen que pedir un préstamo para poder hacer donaciones. 
No hace mucho tiempo hubo una tendencia entre muchos cristianos en Corea de ofrecer tanto dinero como les fuera posible. Esto ocurrió porque malinterpretaron un pasaje del Libro de Malaquías para hacer hincapié en el diezmo. Este pasaje se encuentra en Malaquías 3, 8-10: 
«¿Robará el hombre a Dios?
Pues vosotros me habéis robado.
Y dijisteis: ¿En qué te hemos robado? 
En vuestros diezmos y ofrendas. 
Malditos sois con maldición, 
porque vosotros, 
la nación toda, 
me habéis robado. 
Traed todos los diezmos al alfolí
y haya alimento en mi casa; 
y probadme ahora en esto,
dice Jehová de los ejércitos, 
si no os abriré las ventanas de los cielos, 
y derramaré sobre vosotros bendición 
hasta que sobreabunde».
La verdad es que, en los tiempos de Malaquías, los corazones del pueblo de Israel habían abandonado a Dios. Se habían olvidado de Dios en sus vidas y ya no daban el diezmo ni ninguna ofrenda, y por eso Dios les reprendió de esta manera. Dios dijo que le estaban robando. Pero algunos pastores que no entendían el contexto de este pasaje y desconocían su significado verdadero, empezaron a predicar que si una persona daba el diezmo sería bendecida. Decían que si una persona ofrecía la mitad de su salario en vez de una décima parte, esta persona recibiría más bendiciones. Muchas personas siguieron esta enseñanza porque querían ser ricas. Así que empezaron a ofrecer muchas donaciones como si se tratara de una moda. Pero estas enseñanzas no tienen una base bíblica. 
Ahora mismo, el Evangelio del agua y el Espíritu no está siendo recibido muy bien en Corea. Por mucha pasión que pongamos en la predicación del Evangelio, la respuesta que hemos recibido es bastante fría, y nuestros esfuerzos han sido en vano. Muchos cristianos coreanos se niegan a escucharnos porque dicen que el Evangelio del agua y el Espíritu no se enseña en sus iglesias. Por lo menos deberían escuchar lo que la Biblia dice acerca del Evangelio del agua y el Espíritu, pero cierran sus oídos e insisten que sus denominaciones son ortodoxas y se enorgullecen de ello. Solo les importan las cosas banales, y no consideran lo que Dios y Su verdadero Evangelio les dicen. 
Incluso las personas seculares saben que el cristianismo en Corea está decayendo porque sus líderes se han comprometido con los deseos de las masas. Esto debe corregirse. ¿Por qué creen que se celebró la convención religiosa de la que les he hablado antes? El gobierno respaldó esta convención para prevenir el tipo de confusión social que tuvo lugar en 1999, cuando algunas sectas decían que el fin del mundo estaba cerca. En esa convención, algunos líderes religiosos se comprometieron con el gobierno, diciendo que intentarían resolver este problema si el gobierno les daba la autoridad para deshacerse de las herejías. Por supuesto, había otras personas que decían que la religión no debía estar gobernada por el Estado. Algunas personas se indignaron por el hecho de que esta convención estaba respaldada por el gobierno, diciendo que esto amenazaba la libertad de la religión. ¿Qué piensan ustedes? Lo que está claro es que, la religión es religión y debe seguir siendo así. 
¿Qué dijo nuestro Señor en el pasaje de las Escrituras de hoy? Dijo: «Yo soy la vid, vosotros los pámpanos; el que permanece en mí, y yo en él, éste lleva mucho fruto» (Juan 15, 5). El Señor nos dijo que permaneciésemos en Él. No es difícil permanecer en el Señor. Solo tienen que escuchar la Palabra de Dios con sus oídos, leerla con sus ojos, y creer en ella con sus corazones. Así es como permanecen en el Señor, y así es como deben vivir sus vidas de fe. Además, si permanecen en esta Palabra, el Señor permanecerá en ustedes, y ustedes permanecerán en el Señor. Así es como se pueden unir al Señor, caminar con Él y dar fruto abundante. como dijo el Señor: «Porque separados de mí nada podéis hacer» (Juan 15, 5), al creer en la Palabra de Dios pueden ir al Señor, y al creer en la Palabra de Dios pueden dar fruto abundante. 
 
 
Sus vidas de fe se viven para dar mucho fruto espiritual
 
¿Acaso no están viviendo con fe para dar fruto abundante? ¿Acaso la vida de fe se trata de apariencias o de conocimiento bíblico superficial? Si hablan con elocuencia como profesionales o políticos, ¿significa esto que están viviendo con fe? ¿Pueden decir que están viviendo bien si son humildes y educados? ¿O acaso una vida de fe se vive gritando el nombre del Señor como locos? Si esto no es cierto, ¿deben ayunar y orar hasta morir para vivir con fe? ¿O acaso se trata de enriquecerse por cualquier medio? ¿Es así como se vive una vida de fe? ¡Por supuesto que no! La vida de fe se vive como la vid que da fruto. 
El que la vid dé frutos significa que da fruto espiritual, es decir el fruto que salva vidas. Las ramas de la vid son muy débiles. Cuando se cortan por el tallo, se puede ver que están vacías por dentro. Además son muy delgadas, no más gruesas que un dedo, y por eso se queman fácilmente. Pero estas ramas huecas y delgadas dan uvas deliciosas y maduras que todos pueden disfrutar. La vid no es muy atractiva, pero como dan un fruto maravilloso, la gente la disfruta y el labrador la cuida. 
Nuestras vidas de fe son como esta vid que da fruto. De la misma manera en que una vid es completamente inútil si no da fruto, una vida de fe que no da fruto es inútil. Una vida de fe que da fruto es nuestra misión, y es la vida de fe correcta. Por eso todos debemos dar fruto en nuestras vidas. 
¿Da fruto la viña de repente? Aunque no se cuide la viña, ¿ven frutos en ella? No, por supuesto que no. Para dar uvas, las ramas tienen que absorber todos los nutrientes del tronco de la vid durante todo el año. La vid florece en primavera y empieza a dar uvas pequeñas. Estas uvas pequeñas se nutren para crecer hasta que se convierten en uvas maduras. La vid gasta toda su energía en dar fruto. Por eso la vid da uvas maravillosas y maduras. 
De la misma manera en que las ramas gastan toda su energía para dar fruto, nosotros debemos dedicar toda nuestra energía para vivir con fe. A veces no se salva a un alma el primer día que conocemos a esa persona. Para salvar a una sola alma debemos preparar nuestra fe antes. Nuestra fe crece mientras escuchamos y leemos la Palabra de Dios, y solo cuando nuestra fe ha crecido bastante podemos conseguir la meta de dar fruto. Esta es la vida de fe de la que habla la Biblia. 
¿Qué ocurre cuando las ramas no dan fruto? Que esas ramas son inútiles y por tanto el labrador las corta. Digamos que algunas ramas de la vid han florecido y han dado fruto por primera vez. Las ramas que hay al lado también deberían florecer y dar fruto. ¿Pero qué pasa cuando una rama no da fruto a pesar de haber florecido? El labrador verá que es una rama que no da frutos y la cortará sin dudarlo. El labrador sabe exactamente qué tipo de rama es. No dudará en cortar las ramas marchitas y en arrojarlas al fuego. 
Debemos vivir con la misión de dar fruto espiritual en nuestras vidas de fe, para que Dios no nos corte y nos arroje al fuego. ¿Estará contento nuestro Señor si no damos fruto? No, por supuesto que no. Por eso el Señor dijo que cortaría las ramas que no den fruto. Esto es lo que nos dice la Biblia y esta es la Palabra de la Verdad. 
A través del pasaje de las Escrituras de hoy, el Señor nos enseñó cómo deben ser nuestras vidas de fe en general. Entonces es necesario considerar si son una rama sin fruto que será cortada. Estoy seguro de que saben la respuesta. Algunos de ustedes pueden decir: «¿Qué quiere decir que debo dar fruto? ¡Es un dolor de cabeza! Debería ser suficiente que vaya a la Iglesia». Pero todo ustedes deben tener la meta en mente cuando van a la iglesia. 
¿Van a la iglesia para recibir el don de lenguas o curación para curar a la gente mediante la imposición de manos? ¿Les gustaría tener este don de curación? Hay personas que dice tener este poder y que construye centros de oración para atraer a la gente pero ¿significa esto que esa gente dé fruto espiritual? No. 
Deben servir al Evangelio del agua y el Espíritu que el Señor nos dio, y unirse con la obra de la Iglesia para participar en la obra de salvar a las almas que no han nacido de nuevo a través del Evangelio del agua y el Espíritu. Esto es lo que complace al Señor, y así es como damos fruto en nuestras vidas espirituales. No tienen que trabajar solos o trabajar directamente en el ministerio; si son fieles a la tarea que se les ha confiado, podrán ser una rama que da frutos. 
En una fábrica algunas personas operan las máquinas mientras que otras solo trabajan en el diseño. De la misma manera, las áreas en las que estamos trabajando en la Iglesia son diferentes para cada uno de nosotros. Para que una fábrica funcione bien, necesita personas con diferentes habilidades: las personas que diseñan el producto, las que empaquetan los productos terminados, y las que los venden. De una manera similar, nosotros debemos trabajar de diferentes maneras en la Iglesia con el talento que se nos ha dado a cada uno de nosotros, y solo entonces la Iglesia podrá crecer de manera adecuada. La Biblia dice lo siguiente en Romanos 12, 4-8: 
«Porque de la manera que en un cuerpo tenemos muchos miembros, pero no todos los miembros tienen la misma función, así nosotros, siendo muchos, somos un cuerpo en Cristo, y todos miembros los unos de los otros. De manera que, teniendo diferentes dones, según la gracia que nos es dada, si el de profecía, úsese conforme a la medida de la fe; o si de servicio, en servir; o el que enseña, en la enseñanza; el que exhorta, en la exhortación; el que reparte, con liberalidad; el que preside, con solicitud; el que hace misericordia, con alegría.»
 
 
Cada uno de nosotros tiene una tarea que llevar a cabo en la Iglesia de Dios
 
Debemos trabajar según el talento que Dios nos ha dado. Vivir en unidad de esta manera por el Evangelio del agua y el Espíritu es como podemos dar fruto en nuestras vidas diarias. ¿Qué podemos hacer para dar este fruto del Evangelio? ¿Y qué tipo de trabajo debemos hacer? Lo sabrán cuando empiecen a vivir en la Iglesia y empiecen a estar unidos a ella. El Espíritu Santo que vive en ustedes les ayudará a darse cuenta de lo que pueden hacer con la Iglesia y cómo pueden hacer su tarea. Cuando hagan la obra de Dios con lealtad, a su debido tiempo, Dios les dará más trabajo y ustedes podrán llevar a cabo sus tareas con las fuerzas que Dios les dé. De esta manera, si permanecen en la vid, podrán seguir absorbiendo los nutrientes y dando buen fruto. Al hacer esto, el Señor cuidará de ustedes y les amará. 
Cuando las ramas dan fruto, crecen nuevos capullos y cuando estos capullos se nutren adecuadamente, dan fruto. De esta manera, cuando predicamos el Evangelio a una persona nueva, esta persona recibe la remisión de los pecados y se convierte en una nueva rama, y cuando nutrimos a esta nueva alma, ella a su vez predicará el Evangelio del agua y el Espíritu a otras almas. Este ciclo se repetirá una y otra vez. Por eso los que creen en el Evangelio del agua y el Espíritu primero son tan importantes, porque son el canal por el que los nutrientes pasan a las almas que han recibido la remisión de los pecados recientemente. Cuando se absorben los nutrientes de las raíces, no solo se crece, sino que también se nutre a los nuevos capullos que están unidos a nosotros. Cuando este proceso se repite, las ramas pueden obtener los nutrientes fácilmente al permanecer en la vid, y no solo darán frutos abundantes, sino que también harán crecer nuevas ramas. Así es como la vid crece. Por eso, los predecesores de la fe deben seguir alimentando la fe de los que les siguen. Los predecesores de la fe deben dar el poder de la fe a todos los creyentes que les siguen. 
Siempre y cuando demos fruto en nuestras vidas, el Señor cuidará de nosotros. Si enfermamos el Señor nos cura completamente y nos protege para que podamos seguir creciendo. Sin embargo, si no damos ningún fruto, el Señor nos cortará por ser inútiles. Por tanto, debemos trabajar sin cesar hasta el día en que el Señor vuelva. Debemos seguir absorbiendo los nutrientes y extendiendo nuestras ramas. Por eso ninguno de nosotros puede decir: «Estoy cansado de todo este trabajo. He trabajado suficiente. No quiero seguir».
En realidad no hay nada que podamos hacer solos, porque no trabajamos con nuestras propias fuerzas, sino por la fuerza del Señor. Todo lo que tenemos que hacer es permanecer en la vid, el Señor Jesucristo. Así que mientras creamos en la Palabra de Dios, el Señor nos dará fuerzas para dar fruto, y así al permanecer en el Señor podremos dar fruto en el momento adecuado. De esta manera hemos dado fruto año tras año para ofrecérselo al Señor. La vid da uvas y se las ofrece al labrador cada año. Así el labrador cuida de la vid. El Señor cortará las ramas y las quemará si no dan fruto. Estas ramas solo pueden utilizarse como leña, ni siquiera se pueden utilizar como fertilizante. 
Lo que todos debemos recordar claramente es que la vida de fe se vive para dar fruto espiritual. Hagamos lo que hagamos, y sean cual sean nuestras circunstancias debemos vivir para dar fruto. No se desesperen y piensen: «No puedo hacer nada en mis circunstancias». Oren a Dios y entonces les dará fuerzas a través de sus oraciones. Si pueden predicar el Evangelio, predíquenlo; pero si no pueden predicarlo porque sus circunstancias se lo impiden, busquen otra manera de servir al Señor. Si pueden ser líderes, séanlo; si piensan que pueden servir al Señor desde atrás, apoyen al ministerio desde detrás. Así es como pueden dar frutos espirituales en sus vidas. Y esa es la meta de sus vidas. 
Sería desastroso si sucumbiesen a sus deseos y pensasen: «Como he recibido la remisión de los pecados al creer en el Evangelio del agua y el Espíritu, no necesito nada más». La Biblia dice claramente que si no sirven al Señor y no dan frutos después de nacer de nuevo al creer en el Evangelio del agua y el Espíritu, serán contados entre los hipócritas (Mateo 24, 51). El Señor considera a un creyente que no da fruto como alguien que no ha nacido de nuevo. Estas personas acabarán siendo más malvadas que los pecadores. Si alguien no vive con fe aunque sepa que debe dar fruto espiritual, y no comparte lo que tiene con los demás, esta persona no solo es malvada, sino que es incluso peor que los pecadores. 
Si hay algo que debemos entender en nuestras vidas de fe es lo siguiente: nuestras vidas de fe se viven solamente para dar fruto espiritual. El Señor nos dejó aquí, en este mundo, en vez de llevarnos con Él para que demos fruto. Nos ha puesto en este mundo para que salvemos a otras almas y sirvamos al Evangelio del agua y el Espíritu. Recuerden esto en sus corazones y den fruto. 
Hoy es el día de Acción de gracias. Pero en nuestra Iglesia no observamos estas fiestas, sino que solo celebramos la Navidad una vez al año. No observamos ninguna otra fiesta porque eso es lo que hacen los cristianos hipócritas. Pero trabajamos duro para dar más fruto en todo momento, oramos en todo momento y servimos al Evangelio del agua y el Espíritu diligentemente. Vivimos así porque dar más fruto es lo que debemos hacer en nuestras vidas, y esto es la Verdad. Por eso no estamos haciendo nada especial hoy para celebrar Acción de Gracias. Debemos estar siempre agradecidos a Dios y por eso no tenemos por qué darle gracias especialmente hoy. Los que no dan gracias al Señor todos los días son los que reúnen frutos de otras cosechas y realizan rituales religiosos en días como hoy. Hace poco vi un programa en la red cristiana en el que algunas personas adoraban a un montón de frutos y estoy seguro de que estas ofrendas solicitadas para preparar esa reunión de adoración eran generosas. ¿Qué hacen esos cristianos con todas esas ofrendas? ¿Acaso no están construyendo un edificio gigante? Eso es exactamente lo que hacen las iglesias que se consideran ortodoxas. Si dependiese de nosotros, habríamos gastado el dinero en imprimir y compartir nuestros libros para salvar aunque sea solo un alma más. 
Espero que ninguno de nosotros sea cortado de la vid del Señor. El Señor dejó claro que si solo hacemos lo que nuestra carne quiere, en vez de trabajar para dar los frutos del Espíritu, nos cortará. Si el Señor nos corta, nuestras vidas de fe se acaban. Todo se acaba en el momento en que Dios nos corta de la vid: «Sois inútiles y no tenéis remedio».
Los que son cortados por Dios no pueden vivir con fe y no pueden evitar vivir en el mundo. Aunque todavía piensen que han sido salvados, este pensamiento se disipa pronto. Entonces perderán todo su gozo y vivirán una vida miserable. En algunos casos extremos incluso acaban en un hospital psiquiátrico porque no encuentran satisfacción en la vida. No debemos permitir que esto nos ocurra a nosotros. Y para asegurar esto, debemos entender la razón de nuestras vidas de fe, y vivir nuestra fe para dar fruto. 
Nuestro Señor dijo: «Si guardareis mis mandamientos, permaneceréis en mi amor; así como yo he guardado los mandamientos de mi Padre, y permanezco en su amor» (Juan 15, 10). Dios Padre, que es igual a Jesus, le ordenó a Jesús que fuese bautizado por Juan el Bautista para borrar todos los pecados de la raza humana por nosotros, y como Jesús obedeció este mandamiento, se sentó a la derecha del trono de Dios Padre. Nosotros también debemos cumplir Sus mandamientos. ¿Cuáles son estos mandamientos? ¿Son los diez mandamientos solamente? No, todo decreto de Dios es un mandamiento. ¿Qué mandamiento nos ha dado Dios? Nos ordenó que amásemos al Señor y le temiésemos. Como nacimos de Dios, solo es cuestión de tiempo que creamos en Dios y le temamos. Esto es natural. Dios nos amó primero. Así que si amamos al Señor y nos vestimos de Su amor, podremos dar fruto abundante en nuestras vidas. 
Espero que ninguno de ustedes sea cortado de la vid. Oro porque esta tragedia no le ocurra a ninguno de ustedes. Incluso ahora estoy diciendo estas cosas porque no quiero que a nadie le ocurra eso. Les aviso a todos desde el fondo de mi corazón porque aún así habrá gente que sea cortada de la vid. Pase lo que pase, si se sienten insuficientes y no pueden hacer nada, no abandonen la Iglesia ni dejen de servir al Señor, porque entonces se enfrentarán a la muerte y la destrucción. 
Aunque todos tenemos muchas faltas, el Señor seguirá dándonos fuerzas. Nos dará fuerzas y bendiciones para servirle. Así que todo lo que tienen que hacer es permanecer en el árbol del Señor y servir al Evangelio del agua y el Espíritu en sus vidas. ¿Pero qué nos ocurrirá si no servimos al Señor? Que nos cortará de la vid. En cuanto esto ocurra, todas las bendiciones cesarán, los sanos enfermarán y morirán, y los que nunca han tenido problemas, los encontrarán por todas partes. Esto es lo que el Señor nos está enseñando en el pasaje de las Escrituras de hoy. 
Puede que piensen: «¿Cómo puede cortarnos Dios de la vid si nos ha salvado a través del Evangelio del agua y el Espíritu? No tiene sentido». Sin embargo, mis queridos hermanos, un creyente que no da fruto es completamente inútil para el Señor, de la misma manera en que una rama sin fruto es completamente inútil para el labrador. Esto no es algo que nosotros hayamos decidido, sino que ha sido determinado por el Señor. Por tanto, este aviso es para todos nosotros, sea cual sea nuestra posición en la Iglesia. Les pide que permanezcan siempre en el Señor pase lo que pase, aunque tengan muchos fallos. Les pido que crean que pueden hacerlo todo a través de Cristo, quien les da fuerzas. Esto es lo que creo. Si Dios me bendice con fuerzas, la oportunidad y el momento de hacer lo que se debe hacer, lo puedo hacer todo. Y en vida hago todo lo que tengo que hacer. 
¿Por qué es así? Porque no puedo hacer nada si no hago la obra del Señor. El Señor me ha dado fuerzas y tiempo para servir al Evangelio, así que, ¿quién saldría perdiendo si no sirviese al Evangelio? Yo saldría perdiendo. Por eso, para recibir la bendición de dar fruto debemos unirnos a la Iglesia, y cuando escuchamos la Palabra de Dios, no debemos considerarla palabra de hombres. Toda la Palabra de las Escrituras debe escucharse como Palabra de Dios, y cuando leemos la Biblia debemos creer que es la Palabra de Dios. Cuando permanecemos en esta Palabra tenemos una vida celestial dentro aunque nuestra fe sea casi invisible, y así podremos conseguir cosas maravillosas, al tener la Palabra en nuestros corazones. Aunque su fe sea débil Dios puede hacer grandes cosas a través de ustedes por esta fe que es tan pequeña como una semilla de mostaza. Podrán hacer todo lo que Dios prometió en la Biblia. Por eso deben vivir para dar fruto. 
Puede que tengan todo tipo de excusas para justificar por qué no dan fruto, pero no hay excusa cuando se trata de hacer la obra de Dios. La Palabra de Dios se da a todo el mundo por igual. Si no pueden llegar a un entendimiento individualmente cuando leen la Biblia por su cuenta, deben escuchar los sermones que se predican en la Iglesia de Dios. Escuchar estos sermones es absolutamente indispensable para que su fe crezca. Por eso hemos asignado muchos predicadores en la Iglesia. Lo hemos hecho para que puedan escuchar la Palabra de Dios mientras yo no esté. 
Todos debemos vivir por fe para dar fruto y todos debemos dedicar nuestras energías a este objetivo. Esto puede ser obvio, pero espero y oro que todos nos aferremos a esto, lo creamos de corazón y vivamos nuestras vidas de fe para dar fruto abundante. Creo que el Señor nos ordenó esto porque es lo que todos debemos hacer sin falta.