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Tema 23: Hebreos

[Capítulo 12-2] La gente que tiene la raíz de toda amargura (Hebreos 12:12-17)

La gente que tiene la raíz de toda amargura(Hebreos 12:12-17)
“Por lo cual, levantad las manos caídas y las rodillas paralizadas; y haced sendas derechas para vuestros pies, para que lo cojo no se salga del camino, sino que sea sanado. Seguid la paz con todos, y la santidad, sin la cual nadie verá al Señor. Mirad bien, no sea que alguno deje de alcanzar la gracia de Dios; que brotando alguna raíz de amargura, os estorbe, y por ella muchos sean contaminados; no sea que haya algún fornicario, o profano, como Esaú, que por una sola comida vendió su primogenitura. Porque ya sabéis que aun después, deseando heredar la bendición, fue desechado, y no hubo oportunidad para el arrepentimiento, aunque la procuró con lágrimas”.
 
 
Durante los primeros siglos del cristianismo, tener fe en Jesús como el Salvador era la única arma que tenían los judíos exiliados mientras eran dispersados por los opresores romanos. Aunque creyeron en Jesús como su Salvador, vivieron con miedo constantemente en un punto muerto. Así que, en este contexto, algunos creyentes judíos empezaron a dejar la fe por miedo, por las cosas que les habían impuesto y por la ausencia de verdaderos líderes. Estos creyentes que abandonaron la fe tuvieron la oportunidad de convertirse en la raíz de la amargura. Los que se separaron de la iglesia mientras esta raíz de amargura empezó a germinar en sus corazones no pudieron evitar traicionar a su Dios y llevar a otros creyentes por el mal camino. Algunos de ellos incluso justificaban su maldad diciendo: “Aunque hayamos traicionado la gracia de Dios, tenemos suerte de estar vivos en un país extranjero”. 
Como en este ejemplo, los que se han convertido en la raíz de la amargura hoy en día quieren llevar al pueblo de Dios al mundo de nuevo. Queridos hermanos, lo que hacemos como creyentes del Evangelio del agua y el Espíritu es vivir por la voluntad de Dios, que es salvar a la gente de sus pecados. Por tanto, si alguien obstaculiza la predicación del Evangelio del agua y el Espíritu, son como la raíz de la amargura. Si estas personas están viviendo entre los justos en la Iglesia de Dios, deben ser identificadas y los verdaderos creyentes deben tener mucho cuidado con ellas. Por eso Dios nos advierte en las Escrituras: “Mirad bien, no sea que alguno deje de alcanzar la gracia de Dios; que brotando alguna raíz de amargura, os estorbe, y por ella muchos sean contaminados”. Estas personas dicen que creen en la justicia de Dios cuando no creen. 
 
 

La Iglesia de Dios está compuesta por los que creen en el Evangelio del agua y el Espíritu

 
Si encuentran a cualquier miembro de la Iglesia de Dios intentando llevar a otros creyentes al mundo, deben saber que esa persona es la raíz de la amargura. Por desgracia, estamos viviendo con esta gente hoy en día. Deberíamos darnos cuenta rápidamente de que este tipo de personas son la raíz de la amargura. Cuando se permite que la raíz de amargura eche raíces se deja de tener fe en el Evangelio del agua y el Espíritu, aunque se esté sentado en la Iglesia de Dios. Se convierten en embaucadores mientras llevan a los cristianos a un agujero oscuro. Si caen en su tentación, también se convertirán en la raíz de la amargura, aunque sean personas justas. Lo que dicen y hacen les embaucará. 
Por ejemplo, la gente que se convierte en la raíz de la amargura dirá: “Es maravilloso servir al Evangelio del agua y el Espíritu solo, pero ¿no deberíamos disfrutar también lo que el mundo ofrece para ser personas equilibradas?”. Siguen intentando tentarles, diciendo: “¿No está bien complacer nuestra carne, aunque sirvamos a la justicia del Señor?”. Deberíamos entender que Dios nos bendice física y espiritualmente cuando buscamos primero la justicia de Dios. Si esta verdad se nubla en nuestras mentes, lo que están diciendo puede empezar a tentarnos. Por eso los que se han convertido en hijos de Dios deberían tener cuidado con lo que escuchan y deben obedecer la voluntad de Dios. Por tanto, debemos rechazar esta tentación con fe en la justicia de Dios. 
 
 

Los que tienen una fe débil deben tener cuidado de lo que dice la gente con la raíz de la amargura

 
En la Iglesia de Dios tenemos a mucha gente soltera que es muy susceptible a la tentación. La gente con la raíz de amargura les tentará diciendo: “¿Quién dice que tienes que dejar de servir al Evangelio? Pero ¿qué pasa por que disfrutemos de nuestras vidas mientras servimos al Evangelio? ¿No vamos a ser bendecidos en cuerpo mientras servimos al Evangelio del agua y el Espíritu?”. Si dicen estas cosas a los que son vulnerables con poca fe, pueden ser tentados y abandonar su vida de fe. Por esta razón, lo que les dicen a los justos es como una raíz de amargura. 
La voluntad de Dios para nosotros es seguir Su voluntad mientras predicamos el Evangelio del agua y el Espíritu. Su voluntad para nosotros está muy clara. Dios ordenó a Sus siervos y a Su pueblo que buscasen primero Su Reino y Su justicia. La razón por la que la voluntad de Dios debe ser comunicada a los justos es para que obedezcan y sigan la voluntad de Dios. La voluntad de Dios para nosotros es que prediquemos el Evangelio del agua y el Espíritu. Primero debemos servir a este verdadero Evangelio antes de cualquier otra cosa y esperar que Dios nos bendiga físicamente. Cuando necesitamos algo para nuestros cuerpos, solo necesitamos orar y esperar con paciencia. Entonces podemos experimentar cómo la mano de Dios satisface nuestras necesidades físicas. Si Dios dice que esperemos, debemos esperan pacientemente por fe. 
Poner las cosas carnales por encima de las cosas espirituales es el principio de una vida de fe malvada. Está mal decirle a alguien que satisfaga sus necesidades carnales antes de hacer la voluntad de Dios cuando estamos intentando hacer ambas. Nuestros cuerpos existen para hacer la obra espiritual. El Apóstol Pablo nos dijo: “Si, pues, coméis o bebéis, o hacéis otra cosa, hacedlo todo para la gloria de Dios” (1 Corintios 10:31). Esta Palabra nos dice que los justos viven por la gloria de Dios. Por tanto, una persona que tenga como prioridad su carne antes que la obra de Dios empezará a crecer la raíz de amargura. 
Los deseos de los que parecen la raíz de la amargura llevarán a los justos a caer en una tentación absurda. Por eso deberíamos reconocerlos y no escucharlos. Las cosas no pasarán como dicen que pasarán. El pueblo de Dios no cree en lo que dicen los mentirosos. Los mentirosos no afectarán a los que están comprometidos con la justicia de Dios y están decididos a hacer la obra de Dios primero. Aunque crean en la justicia de Dios como obreros Suyos, Dios les castigará si llevan a la gente por el mal camino. El autor del Libro de Hebreos nos advirtió acerca de este tipo de personas diciendo: “Mirad bien, no sea que alguno deje de alcanzar la gracia de Dios; que brotando alguna raíz de amargura, os estorbe, y por ella muchos sean contaminados”. 
Queridos hermanos, ¿piensan que la gente puede ser bendecida por Dios si desean llevarse a la gente de Dios que quiere seguir Su voluntad al camino de la destrucción? Si los justos escogen cuidar de sus necesidades carnales primero, ¿podrían vivir una vida victoriosa? Si esto ocurriese, deberían darse cuenta de que sus vidas no son rectas a los ojos de Dios y que deben arrepentirse inmediatamente. Seguir los deseos carnales no es más que malgastar el tiempo para los justos. El principio de esta vida puede parecer florecer, pero poco después fracasa. Cuando las señales espirituales en nuestros corazones están apuntando a la dirección incorrecta, nuestra carne y nuestra alma irán cada vez a peor. Lo siguiente que ocurrirá es la perdición del cuerpo y el alma. 
 
 

Creemos en el Evangelio del agua y el Espíritu de todo corazón

 
Queridos hermanos, ¿creemos o no en el Evangelio del agua y el Espíritu? Como creemos en el Evangelio del agua y el Espíritu, queremos que este Evangelio sea predicado a todo el mundo y apoyamos este ministerio con gozo. Pero hay muchos que no están contentos con el Evangelio del agua y el Espíritu o con que se predique por todo el mundo. El sentimiento de ira e incomodidad con el éxito en la propagación del Evangelio del agua y el Espíritu indica que la gente se está oponiendo a la voluntad de Dios. 
Si nos oponemos a Dios hasta que nos sentamos celosos de Su voluntad, nos convertimos en enemigos de Dios. Y el resultado final es la destrucción. Aunque estemos celosos los unos de los otros, no debemos estar celosos de que el Evangelio de la justicia de Dios se propague. Pero debemos estar agradecidos a Dios y alabarle por la propagación de Su justicia. ¿Por qué? Como el Espíritu de Dios vive en nuestros corazones, los justos se regocijan por el éxito y el beneficio de la obra de Dios. 
 
 
La Biblia dice que el Espíritu Santo vive en los corazones de los justos
 
Está escrito: “Pero Dios nos las reveló a nosotros por el Espíritu; porque el Espíritu todo lo escudriña, aun lo profundo de Dios” (1 Corintios 2:10). Aunque seamos insuficientes, el Espíritu de Dios trabaja a través de nosotros. El Espíritu Santo nos hace darle gracias a Dios. El Libro de Hebreos fue escrito específicamente para los judíos dispersos que creyeron en Jesús. Este Libro también nos habla a los que trabajamos en la Iglesia de Dios, que es el cuerpo de Dios. Por tanto, todos debemos obedecer la voluntad de Dios y creer en el Evangelio del agua y el Espíritu. Deberíamos guardarnos de la gente que es la raíz de la amargura y manchan a otros en la Iglesia. 
Por esta razón, deberíamos buscarnos a nosotros mismos primero y después al resto del mundo en la Iglesia de Dios para ver si todos creen en el Evangelio del agua y el Espíritu y están siguiendo la voluntad de Dios. Aunque crean en el Evangelio del agua y el Espíritu, deben echar un vistazo a su fruto para ver si están dando mal fruto. Deberían examinarse a sí mismos para ver si el fruto de la justicia está creciendo. Entonces deben preguntarse a sí mismo si Dios se complace con lo que están haciendo ahora mismo. 
Deberían examinarse a sí mismos para ver si están complaciendo a Dios con su obra. Si no es así, hay un problema con su fe. Esto significa que el maestro de su alma no es Dios, sino el diablo. ¿Quieren vivir como esclavos del diablo? El Señor nos dice: “Así que, por sus frutos los conoceréis” (Mateo 7:20). Dios habla aquí sobre los que se han convertido en la raíz de amargura, pero todavía significan algo para nosotros. Si uno de nosotros se siente incómodo con el éxito en la propagación del Evangelio, entonces este corazón está ocupado por el diablo y no por el Espíritu Santo. Si uno de nosotros no está contento porque el Evangelio se esté propagando con éxito, esa persona tiene un espíritu malvado. El espíritu de esa persona es completamente diferente del Espíritu de Dios. 
Este individuo debería parar de dejarse llevar por un espíritu malvado y ser corregido. Debería arrepentirse y poner su fe en el Evangelio del agua y el Espíritu al creer en él de todo corazón. Una persona debe ir al Señor y poner su fe en Él, quien tomó todos los pecados del mundo con Su bautismo. Entonces, debería morir con Cristo y ser resucitado con Él para convertirse en Su trabajador fiel. Todos deberíamos convertirnos en trabajadores completos al creer en el Evangelio del agua y el Espíritu de corazón y dejar que Dios nos limpie. Esta vida de fe no es solo una acción puntual para nuestra salvación; deberíamos vivir por fe continuamente y a través del Evangelio del agua y el Espíritu hasta el día en que vuelva el Señor. Todos los seres humanos deben aplicar la Verdad de la salvación a sí mismos y convertirse en obreros de Dios al creer en ella de corazón para recibir la salvación de los pecados. 
La Biblia nos advierte continuamente diciendo: “No sea que haya algún fornicario, o profano, como Esaú, que por una sola comida vendió su primogenitura” (Hebreos 12:16). No debemos convertirnos en personas inútiles ante Dios. Muchas personas están siguiendo sus propios deseos en vez de la voluntad de Dios. Dios nos dice que nos apartemos de esta gente y nos separemos de ella. ¿Quién es esta gente? Esaú era uno de ellos. Son la raíz de la amargura. 
El Señor nos advierte: “No sea que haya algún fornicario, o profano, como Esaú, que por una sola comida vendió su primogenitura”. Esaú, el hermano mayor de Jacob, vendió su derecho de primogenitura a Jacob por un plato de lentejas en el Antiguo Testamento. Cuando volvió del campo le pidió a su hermano unas lentejas. “¡Hermano! ¿Has terminado de cocinar las lentejas? Estoy muerto de hambre. ¡Dame un plato de lentejas ahora!”. “No, no puedo”, contestó Jacob. “¿Por qué no? ¿Qué tengo que hacer para que me des esas lentejas? Haré lo que me pidas”. Entonces Jacob dijo: “Véndeme tu primogenitura. Como eres el hijo mayor, quiero tu primogenitura”. Esaú dijo: “De acuerdo, es tuyo”. Pensó para sí mismo: “Sé cazar. ¿Para qué me sirve este derecho de primogenitura de todas formas? Te lo puedes quedar, así que dame un plato de lentejas ahora”. 
Desde una perspectiva humana, lo que Esaú hizo es comprensible, pero desde una perspectiva espiritual sus pensamientos y acciones eran insensatas. Vendió el derecho de primogenitura por un plato de lentejas. La gente como Esaú tiene solo una meta en la vida y es conseguir riquezas en el mundo como su meta. Por tanto, ¿qué ocurre con los que creen en el Evangelio del agua y el Espíritu? ¿Siguen también la riqueza del mundo cuando nacen de nuevo al creer en el Evangelio del agua y el Espíritu? 
Como he mencionado antes, los cristianos nacidos de nuevo tienen los mismos deseos carnales que los que no han nacido de nuevo. Sin embargo, la gente que ha nacido de nuevo no persigue las riquezas solamente. Pero los que no han nacido de nuevo buscan las riquezas materiales justificando sus deseos carnales. Esta es la razón por la que Dios nos dijo que nos mirásemos bien para no ser profanos. Hebreos 12:17 dice: “Porque ya sabéis que aun después, deseando heredar la bendición, fue desechado, y no hubo oportunidad para el arrepentimiento, aunque la procuró con lágrimas”. 
 
 
Los que buscan la riqueza material no tendrán lugar para el arrepentimiento, aunque lo busquen
 
Estas personas no pueden volver a Dios después de haber dejado a Dios por la riqueza del mundo. Si se hacen ricos al perseguir la riqueza del mundo, ¿pueden ser ricos espiritualmente? La promesa del Señor dice: “Buscad primero el Reino de Dios y Su justicia y todo lo demás se os dará por añadidura” (Mateo 6:33). 
Queridos hermanos, esto es lo que Dios dice. Cuando nos unimos para servir y seguir al Señor por la expansión del Reino de Dios, el Señor nos dará estas cosas. En la Biblia había un Rey David y un Rey Salomón. Salomón traicionó la voluntad de Dios y buscó la fama y la riqueza del mundo. ¿Tuvo una vida buena? Su padre el Rey David obedeció la voluntad de Dios, luchó contra los enemigos de Dios, vivió por la gloria de Dios, mientras que el Rey Salomón adoró a ídolos para recibir la aprobación de la gente. ¿Quién fue bendecido por Dios al final? Dios bendijo a David. 
El Rey David vivió por la gloria de Dios, mientras que el Rey Salomón, su hijo, vivió por sus propios deseos. ¿Qué le pasó a Salomón? Su reino desapareció con su pueblo. Llevó a su pueblo a adorar a ídolos y fue maldecido por Dios. Pero, el rey David se convirtió en un rey poderoso entre los países colindantes y llevó a su pueblo a ser bendecido por Dios. 
Los que creemos en el Evangelio del agua y el Espíritu también buscan la gloria de Dios. Los que creemos en el Evangelio del agua y el Espíritu hacen que la obra de Dios sea su verdadera prioridad. Los justos deberían hacer la obra de Dios incluso si sus obras son débiles. Deben llevar una vida así. El Espíritu Santo, que está en nuestros corazones, quiere que vivamos de esta manera. El Espíritu Santo nos guía a los creyentes del Evangelio del agua y el Espíritu. No se complace con nosotros si solo buscamos las cosas de la carne. 
Los que no tienen el Espíritu Santo en sus corazones, se contentan con las riquezas del mundo. Viven por la riqueza material y se convierte en su dios. En otras palabras, el dinero se convierte en su dios. Por esta razón, nuestro Dios nos advirtió que tuviésemos cuidado para que la raíz de la amargura no eche raíces en un grupo. Incluso entre los que creen en el Evangelio del agua y el Espíritu, esta raíz de amargura puede surgir. Aunque digan creer en el Evangelio del agua y el Espíritu, pueden convertirse en la raíz de amargura. 
Los discípulos de Jesús siguieron la voluntad de Cristo. Después de que Jesús ascendiese al Cielo, Sus discípulos fueron a todas partes y predicaron el Evangelio del agua y el Espíritu. El Apóstol Pablo también predicó el Evangelio del agua y el Espíritu mientras vivió. Lo que debemos saber es cómo estos seguidores vivieron sus vidas de fe después de que el Apóstol Pablo muriese. 
A veces me pregunto estas cosas ante Dios. “Si enfermo y Dios me lleva pronto, ¿seguirá adelante el Evangelio del agua y el Espíritu? ¿Podrán mis colaboradores llevar el culto bien? Debería prepararme para un momento así. Temo que muchas personas intentarán distorsionar el Evangelio del agua y el Espíritu cuando muerta”. A veces no dejo de pensar en esto. Sé que Dios les dará la fe verdadera a Sus siervos a Su debido tiempo para que puedan llevar a cabo la obra de Dios sin problemas. Sin embargo, se está acabando el tiempo demasiado rápido. 
Todos queremos predicar el Evangelio del agua y el Espíritu por todo el mundo cuanto antes. Quiero compartir el Evangelio rápidamente y recibir las bendiciones de Dios. Sé que Dios bendice a Su pueblo en la Iglesia de Dios, tanto física como espiritualmente. ¿Por qué? Cuando seguimos la voluntad de Dios, Dios quiere bendecir a los justos. La promesa del Señor dice: “Buscad primero el Reino de Dios y Su justicia y todo lo demás se os dará por añadidura” (Mateo 6:33). Cuando el Señor nos promete algo, cumple Su promesa sin falta. 
Cuando vivimos para predicar el Evangelio de Dios, añade el resto a nuestras vidas. Así que confesamos con confianza: “Te entrego mi vida. Dios, no sé qué será de mi vida, aunque haya recibido la remisión de los pecados al creer en el Evangelio del agua y el Espíritu. Lo que sí sé es que bendecirás mi vida. Así que quiero seguir Tu voluntad. He decidido vivir por Tu voluntad. Señor, Tú puedes cuidar de mí. Pase lo que pase, cuidarás de mí. Sé que Tu Palabra dice que harás que mi vida prospere. Si no vivo por Tu voluntad, estaré avergonzado y Tú también”. Bastantes personas en el mundo saben que creo en Dios. Sé que Dios bendice a Sus obreros en la Iglesia de Dios de la misma manera. Si primero hacemos la obra de Dios, Él se encargará del resto. 
Queridos hermanos, nuestra primera preocupación debería ser buscar la justicia de Dios y no la riqueza material. Si nuestras mentes y corazones tienen fe, entonces Dios nos dará todo lo que necesitemos en esta vida. Así que seguiré trabajando para Dios pase lo que pase. Seguiremos predicando el Evangelio del agua y el Espíritu por todo el mundo de esta manera. Sin embargo, Dios nos dijo que tuviésemos cuidado con los que hacen crecer la raíz de amargura y manchan a otros en la Iglesia de Dios. Nuestros corazones serán manchados si buscamos la riqueza del mundo en vez de buscar a Dios. Cuando nuestros corazones están sucios, es difícil volver a Dios. Cuando están deprimidos por las debilidades de sus acciones, pueden volver a Dios si piensan en el Evangelio del agua y el Espíritu. Pero, cuando el corazón se mancha, es mucho más difícil volver a Dios. 
Debemos tener cuidado de que nadie se convierta en la raíz de la amargura. En la Iglesia de Dios debemos tener cuidado de los que han permitido que crezcan raíces de amargura y estar alerta para no dejarnos llevar por el mal camino. Espero que escuchen este consejo por fe como si Dios se lo estuviese diciendo a través de la Iglesia de Dios. Sé que el Evangelio del agua y el Espíritu llenará al mundo entero pronto por nuestra fe en Dios. 
También creo que recibiremos bendiciones abundantes como Abraham e Isaac. Después de que el Evangelio del agua y el Espíritu sea predicado por todo el mundo, prosperaremos. ¿Se acuerdan de Abraham? Vivió una vida más próspera en cuerpo y espíritu cuando tuvo fe que cuando no la tuvo. Miren las vidas de la gente que vivió por fe en la Biblia. La gente de fe en la Biblia vivió con estas grandes bendiciones de Dios. Entonces, ¿por qué recibieron Pedro y Pablo tanta persecución? Eran predicadores del Evangelio. Los predicadores viajan por todo el mundo. Estamos viviendo nuestras vidas como pastores. Los pastores se quedan en un lugar, cuidan de las ovejas y las crían para poder predicar el Evangelio del agua y el Espíritu como evangelistas. Si no prosperamos, no podemos hacer la obra de Dios. Cuando vivimos una vida próspera, podemos llegar a más personas. 
Si encontramos a gente que tenga raíces de amargura en la Iglesia de Dios, quiero que cambie. ¿Por qué? Porque pueden destruir a los que tienen una fe débil. Por esta razón, oro a Dios por ellos. Como el Espíritu Santo busca, guía y bendice nuestros pensamientos y mentes, no hay que preocuparse. No somos nosotros los que estamos siguiendo al Señor; es el Espíritu Santo quien nos ayuda a seguir al Señor. Espero que Dios nos proteja, bendiga y sane cualquier raíz de amargura. También oro para que ninguno de nosotros sea destruido en espíritu al caer en la tentación de la gente que se ha convertido en raíces amargas. Dios quiere proteger a todo el mundo en Su Iglesia. Oro para que Dios nos proteja y nos dé Sus bendiciones.