(Mateo 22, 1-14)«Respondiendo Jesús, les volvió a hablar en parábolas, diciendo: El reino de los cielos es semejante a un rey que hizo fiesta de bodas a su hijo; y envió a sus siervos a llamar a los convidados a las bodas; mas éstos no quisieron venir. Volvió a enviar otros siervos, diciendo: Decid a los convidados: He aquí, he preparado mi comida; mis toros y animales engordados han sido muertos, y todo está dispuesto; venid a las bodas. Mas ellos, sin hacer caso, se fueron, uno a su labranza, y otro a sus negocios; y otros, tomando a los siervos, los afrentaron y los mataron. Al oírlo el rey, se enojó; y enviando sus ejércitos, destruyó a aquellos homicidas, y quemó su ciudad. Entonces dijo a sus siervos: Las bodas a la verdad están preparadas; mas los que fueron convidados no eran dignos. Id, pues, a las salidas de los caminos, y llamad a las bodas a cuantos halléis. Y saliendo los siervos por los caminos, juntaron a todos los que hallaron, juntamente malos y buenos; y las bodas fueron llenas de convidados. Y entró el rey para ver a los convidados, y vio allí a un hombre que no estaba vestido de boda. Y le dijo: Amigo, ¿cómo entraste aquí, sin estar vestido de boda? Mas él enmudeció. Entonces el rey dijo a los que servían: Atadle de pies y manos, y echadle en las tinieblas de afuera; allí será el lloro y el crujir de dientes. Porque muchos son llamados, y pocos escogidos».
El campamento de verano para discípulos empieza el 13 de agosto. Ayer visité el de In-jae, y fue una verdadera bendición. Este año han plantado muchas flores en el jardín del centro de retiro y han construido una piscina. La fuente del valle lleva mucha agua debido a las lluvias recientes, de manera que el agua salpicaba la parte inferior del puente que hemos construido en la entrada del centro.
El sonido de las rocas parecía un rayo caído del cielo. Así que pensé: «¿Son las rocas o un rayo? No suena como agua, así que debe ser un rayo». Cuando fui al puente, vi que había muchísima agua. Cuando volví del campamento vi las columnas del puente Livingstone casi sumergidas por completo. Las lluvias recientes han traído mucha agua. Por la gracia de Dios, el campamento no ha sufrido ningún daño, a pesar de las lluvias intensas. El único problema es que no hemos podido terminar los preparativos para el campamento de verano.
Sin nada que hacer estos días, pienso que los estudiantes de la escuela de misiones parecen aburridos, así que los enviaré al campamento en In-jae para que trabajen unos días. Es bueno para los estudiantes hacer algunos trabajos de limpieza y preparación para el campamento de verano. Cuando se trabaja allí, el trabajo no parece demasiado pesado. Yo esperaba estar allí durante una semana y ayudar, pero como había mucho que hacer aquí, tuve que volver. No se pueden ni imaginar lo bien que se está en el campamento de In-jae.
Se está bien cuando llueve y también cuando no llueve. Cuando estaba allí, llovió mucho, y la belleza de la lluvia no se puede comparar con la de ciudades como esta. En las ciudades la lluvia cae sobre los tejados, las carreteras y los coches. Cuando vemos gotas de lluvia deslizándose por los cristales de las ventanas, nuestros corazones se deprimen y se sienten tristes. Pero cuando miré por la ventana del campamento, vi la lluvia caer sobre los árboles en la montaña y la niebla que se había formado en el aire. Me encantan ese tipo de escenas.
Cuando era joven vivía en una casa de madera cubierta con un techo de asfalto. Esto era justo después de la Guerra de Corea en los años 50, cuando la mayoría de la gente construía sus casas con tablas de madera y utilizaba asfalto para los tejados. Se hacían esparciendo el asfalto sobre cartón y después poniendo arena encima. Después se clavaban a un techo de madera y así se completaba la casa.
Cuando llovía se escuchaba un sonido muy fuerte en el techo. Cuando llovía solo un poco, me gustaba escuchar el sonido de las gotas sobre el tejado. Incluso ahora me gusta el sonido de la lluvia. Como a veces había goteras, cuando llovía teníamos que poner cubos en el suelo. Cuando las gotas caían en los diferentes recipientes, hacían ruidos distintos, y no se pueden ni imaginar lo bien que sonaba. Cuando una gota de agua cae sobre un recipiente en concreto, hace un ruido como «plop», y cuando cae sobre otro hace «pop». Según recuerdo, el sonido variaba dependiendo del tipo de recipiente en el que caía.
Como vivía en un lugar así, supongo que la vista en In-jae me parece tan bonita. Ver el agua caer desde la fuente es muy bello. El agua de In-jae es de primera calidad. Les pedimos a las autoridades que hiciesen pruebas de calidad en el agua del campamento y averiguaron que era agua in contaminar y potable. Como no hay contaminación en In-jae, el agua está muy limpia. Cuando voy al campamento de In-jae mi corazón se siente sereno y vivo. El olor a tierra mojada y el sonido del agua me traen recuerdos de juventud. El agua es tan clara que uno se siente mal por meter los pies en ella.
Además nuestros hermanos del campamento de In-jae han sembrado maíz y ahora hay mucho por todas partes. Cuando vengan al campamento siguiente, podrán comer maíz. Queridos hermanos, por favor, vengan al siguiente campamento. El maíz se ha preparado justo después de recogerlo, y está tierno y sabroso. Nuestros compañeros y santos en el centro de retiro de In-jae han plantado el maíz para darles la bienvenida. Se ha plantado esta cosecha para que cuando los santos o siervos de Dios vengan al campamento, se pueda compartir comida.
Estamos viviendo en una era de calamidades. Pronto llegarán los días de las siete trompetas y cuando la última trompeta suene, el Señor nos levantará de entre los muertos y se nos llevará con Él. Estoy muy agradecido por que el Señor vaya a volver. Vivo esperando ese día. Hoy en día, el Evangelio se está difundiendo a través de papel o formato electrónico. Le doy gracias a Dios por darnos la gracia de poder predicar el Evangelio. Sé que esto es posible porque hemos servido al Señor, y el Señor nos ha ayudado. También sé que el Señor nos bendecirá y nos ayudará hasta el fin del mundo.
Últimamente hemos recibido muchos pedidos de libros desde muchos países a través de nuestra página Web. Hay buenas noticias. Creo que podemos difundir el Evangelio a 2/3 de la población mundial a través de Internet en unos pocos años. Este ministerio de Internet es algo maravilloso. Creo que trabajando por este medio conseguimos más que enviando a mil misioneros al mundo. Voy a apoyar este ministerio con todos los recursos financieros de ahora en adelante.
Como he dicho muchas veces, no queda mucho tiempo para predicar el Evangelio. Sin embargo, no podremos saludar al Señor sin haber pasado por desastres naturales y las calamidades de las siete trompetas. La afirmación de que veremos al Señor y nos iremos con Él sin haber pasado por la tribulación es falsa y no es bíblica. Esta noción es egocentrista. Los que creen en ella son tercos. Había gente así en nuestra Iglesia, pero ahora se han separado de nosotros.
Los que creen en la Palabra de Dios de manera incorrecta y son tercos, no aceptan el Evangelio por mucho que les prediquemos la Palabra de Dios. Intentan crear su propio evangelio. Me acusan diciendo: «Ese hombre habla del inminente fin del mundo, así que es un mentiroso. El Evangelio del agua y el Espíritu que predica también es falso». Intentan crear confusión y disputas en la Iglesia, y establecer una iglesia a parte. Gracias a Dios nos encargamos de que se fueran.
He hablado en sermones sobre el libro del Apocalipsis porque esperaba que nadie creyese como esas personas. He hablado sobre el Apocalipsis porque la gente tiene un entendimiento diferente sobre el fin de los tiempos. Pero tenemos que interpretar la Palabra de Dios tal y como es para contestar a esta pregunta: «¿Cuándo volverá Jesús? Si un predicador cierra la Biblia y dice lo que tiene en su mente, es un predicador falso. Cuando abrimos la Biblia, debemos decir lo que hay en ella. Yo estaba preocupado por que hubiese gente así entre nuestros colaboradores y por eso prediqué sobre estas cosas detalladamente. Asimismo hemos publicado libros sobre el Apocalipsis para que los siervos de Dios y los santos de todo el mundo conozcan la Palabra correctamente. Creer o no creer en lo que dice el libro del Apocalipsis depende de cada individuo.
En los últimos días de tribulación, sufriremos las tribulaciones de las siete trompetas y las siete copas. Solo cuando los días de las siete trompetas hayan acabado, llegará el Señor. Sin las calamidades de las siete trompetas, no vendrá el Señor. Está escrito en la Biblia que, de entre las siete trompetas, cuando la última suene, Jesús llevará a los santos al cielo con Él. Por tanto, la gente no debe interpretar la Biblia desde su punto de vista egocentrista. Los que han creado disputas y han dejado la Iglesia de Dios no han escuchado mis sermones correctamente.
Mientras predicaba sobre el libro del Apocalipsis, esta gente tenía algo en contra de mí. El líder de este grupo intentó crear disputas dentro de la Iglesia amenazándome con llamarme falso profeta si Jesucristo no volvía en junio del año siguiente. Pero mi predicación sobre el Apocalipsis estaba muy alejada de los pensamientos de esa persona, quien dejó de escuchar mis sermones. Entonces, él y sus seguidores empezaron a hablar de mis faltas con otros trabajadores del ministerio. Pero los siervos de Dios y los santos les regañaron en vez de escucharlos.
Cuando vuelva el Señor, todo lo que tenemos que hacer es ir con Él. Hasta que el Señor venga, ¿para qué debemos vivir? Para predicar el Evangelio. ¿Es cierto o no? Sí, es nuestro deber. Hasta entonces ¿hasta cuándo debemos predicar el Evangelio? Eso es lo importante. Después de predicar el Evangelio hasta los confines de la tierra, el Señor vendrá. Entonces nuestros esfuerzos cesarán.
Sin embargo, ¿es correcto que un agricultor espere al otoño sin haber sembrado nada? El agricultor tiene que esperar a que pase el verano y llegue el otoño y debe cultivar la tierra en primavera, plantar semillas, regarlas, dejar que salgan capullos, quitar las malas hierbas, etc. Si sigue cuidando la tierra, en otoño obtendrá frutos. Así que el agricultor debe estar preparado para el otoño y la recolecta. Entonces, cuando llega el otoño, el agricultor cosecha el campo. Pero si una persona espera hasta el otoño sin haber terminado su trabajo, esa persona se convertirá en un mendigo. Si esperamos hasta el día en que venga el Señor sin haber predicado el Evangelio, Jesús no vendrá. El Señor vendrá más tarde y nos regañará por ser siervos perezosos, y nos arrojará a la oscuridad.
La gente piensa que es bueno ser un líder. Al ser líder de una congregación y haber desempeñado altos cargos, uno se da cuenta de que estas posiciones son bastante incómodas. Los líderes se cansan mucho físicamente. Hay muchas cosas que tener en cuenta, muchas responsabilidades. Si hay alguien en nuestra congregación que desee estos puestos y busca la gloria personal, esa persona debe abandonar nuestra congregación, debe salir de la Iglesia de Dios, y buscar otro tipo de gente sobre la que pueda mandar. Esa persona tiene que actuar como rey o reina allí, porque en nuestras reuniones, nadie reina sobre nadie. No tenemos este privilegio.
Aquí, en la Iglesia de Dios, no hay nadie que pueda decir: «Sois mis siervos y yo soy el rey». Si alguien dice esto, queridos hermanos, quítense los zapatos y denle una bofetada con ellos en la cara. Nosotros vivimos por el Señor y el Evangelio. ¿Hay alguien entre nosotros que proporcione un servicio a otro? No. No es fácil tratar con todos ustedes individualmente, y como el Espíritu Santo está dentro de los que creen en el Evangelio, estas cosas no pueden ser toleradas.
Los santos de la Iglesia de Seúl dicen que han pasado por muchas dificultades hasta ahora. Un santo dijo que, como un trabajador del ministerio le odiaba tanto, le ofreció un sobre con dinero. Después de esto, el trabajador le trató muy cortésmente. Por favor, no den sobres con dinero a nuestros colaboradores. Esto estaría bien si lo hicieran como muestra de gratitud. Es un serio problema dar dinero a los trabajadores del ministerio porque piensan que les odian. ¿Es la Iglesia de Dios una organización política? ¿Somos candidatos electorales para la Asamblea Nacional? ¿Es nuestra iglesia un lugar donde la gente da sobres con dinero a los altos cargos a cambio de una nominación? No.
El ministro que acaba de dejar la Iglesia era considerado el líder de la Iglesia. Pero cuando se necesitaba ayuda, este líder no la ofrecía. Una vez, nuestra misión en Chung-ju necesitaba comprar un ordenador, y como era más barato comprarlo en Seúl, le pedí ayuda a un colaborador de la Iglesia de Seúl. Le llamé por teléfono y le dije: «El Pastor Ahn de Chung-ju viajará a Seúl, por favor, encuéntrele una tienda donde pueda comprar un ordenador barato y decente. Cuando llegue, ayúdele».
Así que, el Pastor Ahn concertó una cita para ir a la Iglesia de Seúl a las 9 de la mañana. Pero, cuando llegó a las 9, me dijo que las puertas de la iglesia estaban cerradas y que el colaborador que tenía que ayudarle estaba todavía durmiendo. Cuando el Pastor Ahn llamó a la puerta, la mujer del trabajador se levantó y dijo: «Mi marido trabajó hasta tarde ayer, así que aún está durmiendo. Ve tú solo a comprar el ordenador».
Como era su primera visita a Seúl, el joven pastor, se las vio y se las deseó para encontrar el distrito de compras de Yong-san, que es famoso por vender aparatos electrónicos a precios bajos. Pero resulta que ese día todas las tiendas estaban cerradas. Me dijo que volvió a Chung-ju sin poder haber comprado el ordenador, y que por eso tenía malos sentimientos hacia el trabajador. Como ese trabajador vivía en Seúl, podría haberle proporcionado información con tan solo hacer una llamada de teléfono y el pastor podría haber ido directamente a la tienda, y como era un colaborador de nuestra Iglesia, confió en él y le pidió ayuda. Pero al recibir este trato, se sintió decepcionado.
El trabajador del ministerio, que ahora se ha ido de la Iglesia, es hijo de la entonces directora del centro de retiro de In-jae. Me di cuenta más tarde de que la mujer había hecho muchas obras malas ante Dios mientras trabajaba allí. Una vez, un par de familiares de la hermana Eun-young Hwang fueron a In-jae porque su madre estaba allí.
Al llegar allí vieron una buena cosecha de pimientos, y preguntaron si podían coger unos pocos. Pero la directora del retiro les dijo: «Tienen que comprarlos». Así que vendió una caja de pimientos por 5 dólares a un familiar de una persona que trabajaba allí. ¿Pueden imaginarse lo mal que se sintieron? Además la hermana Eun-young Hwang envió algo de dinero a su madre por su cumpleaños, pero la directora se lo quedó y no se lo dio a la madre de la hermana Hwang.
Esto es solo la punta del iceberg de todo lo que ha ocurrido en la Iglesia. ¿Cómo no voy a hablar mal de esta gente? ¿Creen que me debería quedar callado? Esta gente, que venía a la Iglesia de Dios, decía que el Evangelio del agua y el Espíritu no era la Verdad. Como no creía en el Evangelio del agua y el Espíritu, no sabía como servir a sus hermanos y hermanas, y solo buscaban su propio beneficio.
¿Hay alguien aquí que pueda decir que el Evangelio del agua y el Espíritu no es la Verdad? Los seres humanos cometen pecados todos los días porque son insuficientes. Si no fuese por el Evangelio del agua y el Espíritu, ¿cómo podrían los seres humanos estar sin pecados? ¿Cómo podríamos decir que no tenemos pecados? El Evangelio el agua y el Espíritu es nuestra vida. Es la Verdad, como una perla tan valiosa que no se puede cambiar por nada. Por eso las Escrituras nos dicen que los que lo encuentran, van y venden todo lo que tienen y lo compran, porque saben que es algo muy valioso (Mateo 13, 45-46). Pero aún así, se deshicieron del Evangelio del agua y el Espíritu y se fueron al mundo. Es como jugar a las canicas con diamantes, sin saber que se trata de piedras preciosas. Es lo mismo que ocurre cuando los niños nativos cambian diamantes por caramelos.
A través del pasaje de las Escrituras de hoy, Dios nos habla de estas cosas. Dios nos habla de los que entran en el Reino de los Cielos. ¿Qué tipo de gente es la que entra en el Reino de los Cielos? Hace mucho tiempo, un rey prominente organizó un banquete para la boda de su hijo e invitó a mucha gente. Como el rey había invitado a mucha gente, cualquiera podría haber ido al banquete con tan solo ir vestido para la ocasión.
Del mismo modo en que la gente recibe hospitalidad y disfruta de la gloria al ir al banquete con la ropa adecuada, nosotros entramos en el Cielo de la misma manera. Dios invita a la gente a Su Reino. Dios invita a la gente diciendo que quien crea que Jesús nos ha salvado mediante el Evangelio del agua y el Espíritu, puede entrar en el Cielo. Sea quien sea, quien crea en el Evangelio del agua y el Espíritu tiene preparada la ropa de fe, y puede entrar en el Cielo. Esto significa que, aunque la gente ha recibido una invitación al Cielo, solo los que tengan las vestiduras de fe pueden entrar.
Por otro lado, la gente que no prepara las vestiduras, no puede entrar en el Cielo. Queridos hermanos, cuando vamos a una fiesta en alguna casa, habiendo sido invitados, nos vestimos de manera adecuada. Ya sea la vestimenta tradicional del lugar o un traje, todo el mundo se viste de manera formal. Incluso en las cosas del mundo mostramos esta cortesía. Pero, cuando se nos invita el Reino de los Cielos, ¿cómo vamos a ir sin la vestimenta adecuada?
Al invitarnos al Cielo, Dios comprueba que llevamos ropa adecuada para la ocasión. Ha hecho que, entre todos los que van al banquete, quien lleve un traje de boda, pueda comer, beber y disfrutar sin límites. Sin embargo Dios escoge a los que han ido al banquete sin el traje de boda y los arroja a la oscuridad. En el versículo 13 se dice: «Entonces el rey dijo a los que servían: Atadle de pies y manos, y echadle en las tinieblas de afuera; allí será el lloro y el crujir de dientes».
Queridos hermanos, si queremos ir al Cielo, ¿qué ropa de fe debemos llevar? El Señor ha preparado para nosotros unas vestiduras que nos permitirán entrar en el Cielo, pero ¿qué tipo de vestiduras? El Evangelio del agua y el Espíritu. El Señor nos ha salvado al venir al mundo, tomar todos nuestros pecados mediante el bautismo en el río Jordán, cargar con todos los pecados del mundo, derramar Su sangre en la Cruz y resucitar al tercer día. Creer en este Evangelio es llevar las vestiduras de fe. ¿Qué vestiduras les permiten entrar en el Cielo? El que nuestro Salvador Jesús, el Hijo de Dios, nos ha salvado al venir al mundo, cargar con todos nuestros pecados al ser bautizado por nosotros y morir en nuestro lugar en la Cruz. Quien lleve estas vestiduras, entrará en el Cielo.
Solo los que están limpios, es decir, sin pecado, pueden entrar en el Reino de los Cielos. Solo los que están completamente limpios pueden entrar en el Cielo. Llevar las vestiduras significa creer en el bautismo de Jesús, en Su sangre derramada en la Cruz y creer que resucitó como el Salvador.
Debemos creer en la obra meritoria de Jesús, quien nació encarnado en un hombre, fue bautizado, cargó con los pecados del mundo, murió en la Cruz y resucitó de entre los muertos. Ahora está sentado a la derecha del trono de Dios Padre y juzgará a todos los pecadores que se han negado a creer en estas obras de Jesús. Creer que el Señor se ha convertido en el Dios de la salvación para los que creen en la obra de Jesús, es llevar las vestiduras de la fe.
Estas vestiduras son importantes. Como es el banquete del Reino de los Cielos, solo los que no tienen pecados pueden asistir, y deben llevar estas vestiduras especiales. ¿Cómo son estas vestiduras que el Señor ha hecho para nosotros? Cuanto más piensan en ellas, mejores son. Nosotros adoramos a Dios: «Hablando entre vosotros con salmos, con himnos y cánticos espirituales, cantando y alabando al Señor en vuestros corazones» (Efesios 5, 19). Alabamos al Señor porque nos ha dejado sin pecados por el Evangelio del agua y el Espíritu. Nos hablamos en salmos e himnos y canciones espirituales, y ofrecemos canciones de alabanza en unión con otros santos. Damos gracias y ofrecemos adoración, cantando canciones de alabanza. Esto es ofrecer el sacrificio de alabanza a Dios (Hebreo 13, 15).
¿Cómo de limpias están las vestiduras con la que Dios nos ha vestido? Como Dios nos ha vestido con estas vestiduras, podemos entrar en el Cielo. Pero, ¿cómo de ignorantes son los que no llevan estas vestiduras? ¿Cómo debemos prepararnos para entrar en el Reino de los Cielos? Solo por fe. Llevamos las vestiduras que Dios ha preparado para nosotros para que entremos en el Cielo por fe. Esta es la fe que nos da la salvación y que nos hace hijos de Dios. Esto es una bendición. Aunque mis sermones hablen de muchos temas distintos, con el pasaje de las Escrituras de hoy es imperativo que predique sobre las vestiduras con las que nuestro Señor nos ha vestido. Las vestiduras con las que nos ha vestido Jesucristo, quien vino por el agua y el Espíritu, son una bendición para nosotros. ¿Creen en esto?
El Señor lo ha hecho todo para que solo tengamos que tener fe en las obras que Él ha hecho por nosotros. Cuando pensamos en este Evangelio y en nuestras almas, debemos dar gracias al Señor. Estemos en una buena situación o no, debemos dar gracias al Señor siempre. Como llevando las vestiduras de fe, podemos ir al Señor cuando nos llame, siempre haciendo la obra poderosa que nos ha confiado por fe.
Como estamos en la gracia de la salvación por fe, debemos dar gracias al Señor desde el fondo de nuestros corazones y debemos alabarle. Como nuestros corazones están llenos de gozo, la alabanza sale de manera natural. Deseamos compartir y estar en comunión, y queremos terminar toda la obra que el Señor nos ha confiado. Como el Señor nos ha salvado y hemos recibido la salvación, podemos hacer la obra que Jesús nos ha confiado. Aunque no podamos hacer algunas obras, hacemos las que podemos unidos. Esto es muy bueno. ¿Dónde van a encontrar algo mejor que esto?
Es muy inmaduro no deshacerse del deseo de buscar la gloria y de discutir por un puesto alto en la Iglesia. ¿Creen que es bueno tener un alto cargo en la Iglesia? No. Es bueno tener algo que comer y que llevar, y poder hacer obras justas. Por eso el Apóstol Pablo dijo: «Así que, teniendo sustento y abrigo, estemos contentos con esto» (1 Timoteo 6, 8). Estoy agradecido por que Dios se ha ocupado de nuestras necesidades de comida, vestimenta y casa, y por que nos ha permitido hacer obras justas. Si vivimos por el Señor cuidándonos, para no enfermar, y si vivimos por el Evangelio sin problemas de comida, vestimenta o casa, estamos satisfechos.
No necesitaremos nada más. Asimismo, no perderemos los nervios con los que se oponen a nosotros. ¿No creen que la avaricia rompe el saco? Dios nos ha dicho que busquemos Su Reino y Su justicia primero. Estamos satisfechos con vivir predicando el Evangelio del Reino de Dios. Él nos dará todo lo que necesitamos si seguimos viviendo en fe y estando agradecidos. Estoy muy agradecido por esto.
Hay gente que se opone al Evangelio del agua y el Espíritu a través de correos electrónicos, sin decir quién son ni en qué creen. Si fueran valientes, se darían a conocer y harían lo que creen que es correcto. Pero hay gente que se esconde detrás de la pantalla del ordenador y hace afirmaciones que no tienen sentido. Yo no trato con gente así. Dios no dejará en paz a los que se oponen a los que creen en el Evangelio del agua y el Espíritu. Creo que Dios se vengará de ellos por nosotros. Le pedimos a Dios y Él nos deja ver con nuestros ojos lo que les hará. Esta gente no tiene nada que hacer con nosotros. Por cierto, nunca los veremos en el Cielo.
Esta gente solo habla de la sangre derramada en la Cruz. Entonces yo voy directo al grano y pregunto: «¿Cómo se ocupan de los pecados que cometen hoy?». Algunas personas contestan diciendo: «Jesús se encargó de esos pecados al morir en nuestro lugar en la Cruz». Sin embargo, esto es incorrecto. Si fuese así, ¿para qué estableció Dios el sistema de sacrificios en el Antiguo Testamento? ¿No creen que la gente será arrojada del Cielo por tener pecados ya que solo han creído en la sangre en la Cruz y por tanto no han preparado sus vestiduras? Por eso Jesús dijo: «Porque muchos son llamados, y pocos escogidos» (Mateo 22, 14).
Hemos recibido la salvación porque Dios nos ha escogido en Jesucristo y nos ha dado la salvación en el Señor. No es que hayamos recibido la salvación por decir que creemos incondicionalmente sin tener fe en el Evangelio de Verdad. Estamos en Cristo por fe. Llevamos las vestiduras limpias al creer que Jesús nos ha salvado por el agua y la sangre, de acuerdo con el sistema de sacrificios, tal y como se nos prometió. Jesús nos ha salvado por Su voluntad establecida desde antes de la creación.
Como Dios nos ha salvado perfectamente, recibimos la salvación por fe. ¿Somos salvados por practicar el ascetismo? ¿Creen que la gente alcanza la santidad y la pureza mediante la disciplina física? En Corea, había un monje budista famoso cuyo nombre era Sung-chul. Durante 10 años ejercitó la disciplina física sentado en una pequeña habitación mirando a una pared sin tumbarse. Durante toda su vida llevó la misma ropa y vivió como si hubiese trascendido los deseos humanos. Muchos budistas le alabaron diciendo: «Es un Buda viviente».
Sin embargo, cuando estaba a punto de morir, dejó escrito un poema diciendo: «Como he engañado a tantos hombres y mujeres durante mi vida, mis pecados han llenado los cielos, y han llegado más alto que el Monte Sumi (montaña legendaria que se cree es la más alta del mundo). Caeré como carne viva en el pozo del infierno, y mis remordimientos se dividirán en miles de púas entrelazadas». Esto refleja el hecho de que había pecados en su corazón, y este poema confiesa el hecho de que los pecados no desaparecen mediante la disciplina física. La gente le llamaba Buda viviente, pero el hombre sabía que era un hipócrita y que caería en el infierno. El fingió ser santo, pero en realidad confesó que había engañado a muchos hombres y mujeres.
Los cristianos de hoy en día son así. ¿No creen que les gusta fingir ser santos? Como la gente tiene pecados en sus corazones, ¿puede ser justa con tan solo fingirlo? Si una persona ora durante el culto o camina, ¿es justa? El Señor nos ha salvado al venir al mundo, ser bautizado, y morir en la Cruz. Nosotros somos justos porque tenemos fe en este hecho.
Por eso nos regocijamos por los que creen en el Evangelio del agua y el Espíritu, cuando están juntos. No tienen que ser hipócritas entre ellos. Cuando hay algo bueno, los justos intentan comer más que los demás. Cuando vemos que alguien está sufriendo, nos apoyamos los unos a los otros por fe. Cometemos pecados todos los días porque somos insuficientes. ¿Qué es lo que nos ha dejado sin pecados? Las vestiduras. Las vestiduras del Señor que nos ha salvado por el agua y el Espíritu.
Si leemos el pasaje de las Escrituras de hoy, veremos: «Juntamente malos y buenos». Tenían que invitar a todos, ya fueran buenos o malos. Pero, por muy buena que sea una persona, si no lleva puestas las vestiduras de la fe, será arrojada. Aunque una persona sea llamada malvada por el mundo, como lleva las vestiduras apropiadas, no es arrojada. La gente no puede ir al banquete del Cielo según el criterio del bien y el mal que hay en este mundo. El factor importante que decide si uno puede ir al banquete o no es la fe en Dios. Esta fe es lo que importa.
Creer en Jesús es creer que Jesús nos ha salvado al venir al mundo, ser bautizado y morir en la Cruz. Solo por haber nacido de nuevo al tener fe en el Evangelio, ¿vivimos una vida santa por nuestra cuenta? Después de empezar a creer en el Evangelio, no hay nada que cambiar. Si ha ocurrido algún cambio es que ahora llevamos las vestiduras de la fe, sin pecados en nuestros corazones. No hay nada que haya cambiado en nuestras acciones después de empezar a tener fe. Hay personas que hacen cosas peores incluso después de haber nacido de nuevo. Por eso los nacidos de nuevo necesitan la Iglesia. Los justos deben hacer obras buenas. Hay muchas personas cuyo temperamento ha empeorado después de nacer de nuevo. Si no servimos al Señor después de haber nacido de nuevo, nos convertimos en gente peculiar. Por eso la Iglesia es necesaria para los justos.
Dejemos de demostrar nuestra propia justicia y creamos en la justicia de Dios estando agradecidos por ella. Demos gracias al Señor, quien nos ha dado las vestiduras apropiadas. Queridos hermanos, ¿están agradecidos? Si no dan gracias al Señor y no creen en el Evangelio, a pesar de haberlo escuchado muchas veces, yo ya no puedo hacer más. Para recibir la salvación, deben tener fe en la obra que Jesús ha completado. Los seres humanos tienen muchas faltas, pero ¿cómo pueden ser Dios? Los seres humanos son solo humanos. Por eso Dios nos ha salvado al venir al mundo encarnado en un hombre, tomar nuestros pecados mediante Su bautismo, morir en la Cruz y ser juzgado por todos nuestros pecados. El amó al mundo mucho. Este es el amor de Dios y esta es, sin duda, la obra justa de Dios.
Al creer en esto, podemos llevar las vestiduras de la salvación. Al llevar las vestiduras de boda de la salvación, nos hemos convertido en la novia de Cristo. Ahora, cuando el Novio venga, iremos a Él. ¿Por qué viene el Novio a la tierra? Para llevarse a Su novia. Si la novia no estuviese en este mundo, ¿para qué vendría el Novio? Para poder llevarse a la novia, el Novio la ha vestido con todo tipo de ornamentos. El Novio ha enviado todo lo necesario para que la novia esté preparada. ¿Nos envió todo el Señor o no? Sí. El Señor nos ha hecho perfectos. Estas son las vestiduras y este es el amor de Dios.
Voy a predicar sermones como este hasta el fin del mundo. Debemos vivir con nuestros corazones sumergidos en la gracia de Dios. Además, debemos vivir escuchando al amor de Dios, aunque lo hayamos escuchado a menudo, y estando agradecidos por él. Nos animales que no rumian son animales impuros (Levítico 11, 7). ¿Rumian los cerdos? No. ¿Y las vacas? Sí, las vacas rumian la comida. Una vaca se llena de hierba y mientras descansa al sol, la regurgita como un chicle, y mastica una y otra vez. Como las vacas tienen cuatro estómagos, guardan la comida y después la devuelven para volver a masticarla.
Las vacas se alimentan de hierba. Pero hoy en día se intenta hacer que las vacas crezcan más deprisa y se les da pienso. Dicen que esta es la razón por la que ha aparecido la enfermedad de las vacas locas. El cerebro de una vaca con esta enfermedad se derrite y se encoge, hasta que le causa la muerte. Según la Ley de Dios, las vacas tienen que alimentarse de hierba. Pero la gente ha ignorado este hecho, y ha aparecido una enfermedad tan horrible. Si la gente no sigue el curso natural de las cosas, este tipo de accidentes ocurren. Pero hay gente que no sigue la Palabra a pesar de haberla escuchado. Estas personas son las que contraerán la enfermedad espiritual de las vacas locas.
La Biblia nos dice solo cosas que son beneficiosas para nuestro espíritu. La Biblia nos habla del amor de Dios y de cómo nuestro Señor ha borrado nuestros pecados. Si no escuchamos la Palabra de Dios, no podemos vivir. Por eso el Espíritu Santo me hace hablar de este Evangelio del agua y el Espíritu siempre. Solo cuando hagamos esto, podremos meditar sobre el Evangelio. Solo cuando meditamos sobre el Evangelio del agua y el Espíritu, nuestra fe se hace firme una vez más. Además todos los residuos de nuestros corazones y los malos pensamientos desaparecen. Como nos hemos dado cuenta de que el Señor nos ha amado, estamos agradecidos por fe. Como estamos agradecidos, empezamos a servir al Señor. Como somos hijos de Dios que viven en el Señor, recibimos bendiciones de Dios. Todo esto ocurre de manera natural.
Entre ustedes hay gente que me conoce desde hace 10 años. Desde que nos conocimos hasta ahora hay una cosa que no ha cambiado, y es el hecho de que todavía estoy predicando el Evangelio del agua y el Espíritu. Puede que haya gente que diga: «Este hombre es un tanto peculiar. Parece que eso es todo lo que sabe». Otros pastores se preguntan cómo puede haber agua por encima del firmamento o por qué la esperanza de vida de la humanidad se ha acortado. También se preguntan: « ¿por qué el Pastor Jong solo predica sobre el Evangelio del agua y el Espíritu?». Sé de lo que hablan los pastores de este mundo. Sin embargo, como no es mejor hablar de cosas innecesarias, las omito y comparto más sobre la Palabra.
Estoy orando para que crean en el hecho de que Dios les ha puesto estas vestiduras. Como hemos recibido el amor de Dios y la salvación por la gracia de Dios, estamos predicando el Evangelio a la gente. Creemos en esto primero, y después se lo predicamos a la gente. Estamos viviendo en la gracia de Dios. Esta es la Verdad de vivir por fe. Si intentamos renovar nuestra fe, creyendo de una manera y después de otra, creando disputas sin creer en el Evangelio de Dios, no es una buena fe.
La fe es creer según lo que nos dicta el Espíritu Santo. Queridos hermanos, ¿creen en esto? La fe consiste en creer en paz en lo que Dios nos ha dado tal y como es. Ir a retiros en montañas y montar escenas llorando y gritando no es la verdadera fe. Debemos tener claro nuestro objetivo en la vida. El objetivo de nuestra vida es creer en el Evangelio del agua y el Espíritu, y dar gracias a Dios mientras predicamos el Evangelio. Todavía hay una gran cantidad de personas que no conocen la Verdad.
Si echamos un vistazo a la sección de libros de la New Life Mission, podemos ver que la gente está solicitando libros de todos los países del mundo. Países como Estados Unidos, Méjico, las Filipinas, Malasia, Australia, Sri Lanka, India, Brasil, Francia, Alemania, Chile, Argentina, Perú, Guatemala, Bélgica, Pakistán, Japón, Italia, República Dominicana, Gran Bretaña, Canadá, El Salvador, España, Rusia, etc. Incluso en Europa Occidental, donde historia del cristianismo data de cientos de años, nos envían sus comentarios sobre nuestros libros. Una persona dijo que había estudiado Teología y había sido pastor durante 50 años. Pero después de leer los volúmenes 1, 2 y 3 de nuestros libros en inglés, confesó que su vida había cambiado completamente y que había experimentado un gran cambio en su corazón. Han confesado que después de leer nuestros libros, el problema de sus pecados se resolvió y se han dado cuenta de lo que es recibir el Espíritu Santo.
Queridos hermanos, creer en lo que Dios nos ha dado y predicarlo es la vida que nosotros, la novia del Señor, deberíamos vivir. Por favor, no digan: «Soy tan insuficiente que no puedo seguir al Señor» o «Soy tan sabio que no hay nada más que quiera escuchar en la Iglesia». Hay dos maneras de formar a los que no han decidido vivir por el Evangelio todavía: bombardear a la persona con la Palabra hasta que se de cuenta de que pasa algo malo con ella, o hacer que esa persona haga la obra del Evangelio y así se rompa su propia justicia. Al hacer esto, esa persona se da cuenta de lo agradecida que está por este Evangelio. Se dará cuenta de lo bueno que es el Evangelio porque es absolutamente gratuito.
Le doy gracias a Dios por habernos vestido con las vestiduras de Su justicia. ¡Aleluya!