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Tema 13: Evangelio de Mateo

[Capítulo 25-6] Los que están a Su derecha (Mateo 25, 31-46)

Los que están a Su derecha(Mateo 25, 31-46)
«Cuando el Hijo del Hombre venga en su gloria, y todos los santos ángeles con él, entonces se sentará en su trono de gloria, y serán reunidas delante de él todas las naciones; y apartarálos unos de los otros, como aparta el pastor las ovejas de los cabritos. Y pondrá las ovejas a su derecha, y los cabritos a su izquierda. Entonces el Rey dirá a los de su derecha: Venid, benditos de mi Padre, heredad el reino preparado para vosotros desde la fundación del mundo. Porque tuve hambre, y me disteis de comer; tuve sed, y me disteis de beber; fui forastero, y me recogisteis; estuve desnudo, y me cubristeis; enfermo, y me visitasteis; en la cárcel, y vinisteis a mí. Entonces los justos le responderán diciendo: Señor, ¿cuándo te vimos hambriento, y te sustentamos, o sediento, y te dimos de beber? ¿Y cuándo te vimos forastero, y te recogimos, o desnudo, y te cubrimos? ¿O cuándo te vimos enfermo, o en la cárcel, y vinimos a ti? Y respondiendo el Rey, les dirá: De cierto os digo que en cuanto lo hicisteis a uno de estos mis hermanos más pequeños, a mí lo hicisteis. Entonces dirá también a los de la izquierda: Apartaos de mí, malditos, al fuego eterno preparado para el diablo y sus ángeles. Porque tuve hambre, y no me disteis de comer; tuve sed, y no me disteis de beber; fui forastero, y no me recogisteis; estuve desnudo, y no me cubristeis; enfermo, y en la cárcel, y no me visitasteis. Entonces también ellos le responderán diciendo: Señor, ¿cuándo te vimos hambriento, sediento, forastero, desnudo, enfermo, o en la cárcel, y no te servimos? Entonces les responderá diciendo: De cierto os digo que en cuanto no lo hicisteis a uno de estos más pequeños, tampoco a mí lo hicisteis. E irán éstos al castigo eterno, y los justos a la vida eterna.» 
 

Hoy es miércoles, y no les había visto desde que nos vimos el Día del Señor, lo que me parece mucho tiempo. Últimamente he estado muy ocupado preparando los libros de sermones sobre el Evangelio de Mateo. Estoy muy contento de poder estar con ustedes a pesar de lo ocupado que estoy. Dios nos ha proporcionado una nueva traductora para traducir nuestros libros al inglés, y como tengo que darle material para traducir, estoy bastante ocupado. Pero he descubierto que estaba traduciendo el «Evangelio del agua y el Espíritu» como «el Evangelio» simplemente, según el estilo americano de traducir, así que le he pedido que corrija algunas expresiones. 
El Evangelio del agua y el Espíritu se está predicando por todo el mundo. Hoy han visitado nuestra página Web unas 1890 personas. Tras la publicación del segundo volumen de mi libro sobre el Tabernáculo, el número de visitas de nuestra página Web ha incrementado considerablemente. Como estamos anunciando nuestra página por Internet, creo que la gente está visitándola más. Según la Palabra: «Ganad amigos por medio de las riquezas injustas» (Lucas 16, 9), como hemos empezado a anunciarnos pagando con dinero, la gente de países que no conocíamos ha empezado a visitar nuestra página Web y ahora estamos enviando cientos de libros todos los días. Estamos enviando tantas copias de los libros que estoy muy contento porque la obra de Dios esté floreciendo. 
Ahora quiero predicar la Palabra de crecimiento espiritual a los nacidos de nuevo mediante sermones sobre todos los libros de las Escrituras. Como son alimento espiritual para los que han recibido la remisión de los pecados, por su fe en el Evangelio del agua y el Espíritu, deseo darles la Palabra de crecimiento espiritual en todos los idiomas. 
Hemos estado hablando con nuestro traductor nepalí sobre la publicación de nuestra edición en nepalí, y al final hemos decidido publicar 1000 copias de nuestros libros allí. Podríamos haber enviado los libros desde aquí, pero como nos dijo que podía imprimirlos allí, le hemos permitido que lo haga. Hoy hemos recibido un correo electrónico del traductor nepalí diciendo que había impreso 1000 copias junto con el diseño de la cubierta. Por las fotografías que hemos visto, parece que el libro está bien hecho. Nos ha dicho que nos enviaría dos copias para que las viésemos. Ahora, con nuestro colaborador en Nepal que distribuye las copias de los libros, el Evangelio se podrá predicar bien allí. En países como Nepal, les enviamos dinero a los colaboradores y todo lo que tienen que hacer es imprimir los libros allí directamente. Asimismo en países de Sudamérica, como Chile y Argentina, todo lo que nuestros colaboradores tienen que hacer es imprimir los libros y enviarlos a los países vecinos. Pero esto no es tan fácil como parece, sino que es bastante difícil. Sin embargo, cuando los frutos de la salvación empiecen a salir, me sentiré muy feliz. 
Ha pasado bastante tiempo desde que empezamos a publicar nuestros libros para el crecimiento espiritual de los santos, pero todavía no hemos alcanzado la cantidad necesaria para un solo volumen. Sin embargo, publicaremos un libro de unas 300 páginas organizando el Evangelio de Mateo, capítulos 1 al 7, con unos 15 sermones. El volumen 1 del Evangelio de Mateo contendrá los primeros 7 capítulos, y el volumen 2 empezará en el capítulo 8. Al hacer libros como este para el crecimiento espiritual, ayudaremos a la gente de todo el mundo que cree en el Evangelio a crecer en la fe. Asimismo creo que la gente entenderá lo que Jesús dice en los cuatro Evangelios. Verles después de haber estado trabajando todo el día es muy reconfortante. 
A no ser que aprovechemos el tiempo, este pasa muy deprisa, como si fuera el viento. Si dejásemos al tiempo en paz diciendo: «Que pase el tiempo», de la misma manera en que pasa el viento y el agua, ¿cuándo completaríamos la obra de Dios en este mundo? Hemos trabajado mucho este año, pero aún así haremos más trabajo antes de que termine este año. Así podremos cubrir el mundo entero con el Evangelio lo más rápido posible. Me han dicho que hemos recibido nueve correos electrónicos hoy. Todos ellos decían que los remitentes habían recibido la remisión de los pecados. El número de personas que lee nuestros libros aumenta día a día, y hay gente que dice haber leído los 10 primero volúmenes de nuestras series sobre el Evangelio del agua y el Espíritu. Dicen que nuestros libros son muy interesantes. Me siento muy bien cuando oigo estas cosas.
Como ya saben, el pasaje de las Escrituras que hemos leído hoy habla cómo el Señor separa a las ovejas de los cabritos y cómo las pondrá en su lugar cuando venga al mundo con los ángeles santos y se siente en Su trono de gloria. Dijo: «Cuando el Hijo del Hombre venga en su gloria, y todos los santos ángeles con él, entonces se sentará en su trono de gloria, y serán reunidas delante de él todas las naciones; y apartarálos unos de los otros, como aparta el pastor las ovejas de los cabritos. Y pondrá las ovejas a su derecha, y los cabritos a su izquierda.» Entonces, como nuestro Señor es el Rey, les dirá a los que estén a Su derecha: «Venid, benditos de mi Padre, heredad el reino preparado para vosotros desde la fundación del mundo. Porque tuve hambre, y me disteis de comer; tuve sed, y me disteis de beber; fui forastero, y me recogisteis; estuve desnudo, y me cubristeis; enfermo, y me visitasteis; en la cárcel, y vinisteis a mí.»
El Señor vendrá con todos los ángeles santos y cuando se siente en Su trono de gloria, reunirá a todas las naciones. De la misma manera que un pastor separa a las ovejas de los cabritos, el Señor separará a las personas que hayan recibido la remisión de los pecados de las que no. Entonces les dirá a los que hayan recibido la remisión de los pecados: «Heredad el reino preparado para vosotros desde la fundación del mundo.» Como dirá al pueblo de Dios que herede Su reino, le felicitará por sus méritos. El Señor dijo en este pasaje que cuando tenía hambre, los justos le dimos comida, y que cuando tenía sed, le dimos de beber, que cuando era un forastero, le dejamos entrar en casa, y que cuando estaba en la cárcel, le visitamos. El Señor nos está felicitando por haberle ayudado cuando estaba en una mala situación. 
¿Por qué dijo esto el Señor? La verdad es que el Señor nos ha dado el Reino que ha preparado para nosotros porque hemos hecho estas cosas por el Señor, pero ¿de verdad le dimos de comer al Señor cuando estaba hambriento? Solo si hubiésemos tenido la oportunidad de conocer al Señor cuando estaba en el mundo, podríamos haberle dado algo de comer. Pero nunca hemos conocido al Señor en persona, ni una vez, entonces ¿cómo le hemos dado de comer? Por tanto debemos mirar este pasaje desde una perspectiva espiritual.
Los seres humanos están hechos a la imagen de Dios. Por esta razón el Señor está diciendo: «En cuanto lo hicisteis a uno de estos seres humanos, a mí lo hicisteis.» ¿Significa esto que cuando la gente está hambrienta o sedienta, le dimos de comer un plato de sopa o de arroz como si trabajásemos en una ONG? ¿Cuándo hemos hecho esto? Pero el Señor dice que los nacidos de nuevo les han dado comida a los pobres cuando tenían hambre. Sabemos por estas palabras que se está refiriendo al alimento para el espíritu. 
Estamos predicando el Evangelio del agua y el Espíritu por todo el mundo. Del mismo modo en que el Señor nos felicita por darle comida a la gente cuando estaba hambrienta, vestirla cuando estaba desnuda, y cuidar de ella cuando estaba enferma, estamos haciendo lo mismo espiritualmente. Somos voluntarios humanitarios espirituales. La gente que está hecha a la imagen del Señor está muriendo porque no ha comido la Palabra de Dios, y nosotros la estamos ayudando a recibir este alimento para el espíritu y a recibir vida actuando como cálices de la flor del Evangelio, y publicando libros y predicando el Evangelio del agua y el Espíritu de la Verdad de Dios. La gente lee nuestros libros y recibe la remisión de los pecados. Nos llegan mensajes de al menos 5 personas al día a través de nuestro correo electrónico. ¿Acaso hay muchas personas que enseñan el Evangelio del agua y el Espíritu en sus iglesias sin mandarnos correos electrónicos?
En realidad estamos haciendo la obra que merece el reconocimiento de Dios. Como hemos hecho esto en el pasado, incluso ustedes y yo estamos compartiendo el alimento espiritual con otras almas. Seguiremos pasándoles el Evangelio del agua y el Espíritu durante toda la eternidad. Creo en que la obra de predicar el Evangelio del agua y el Espíritu a las almas de todo el mundo se hace porque las cuidamos cuando están enfermas y las libramos del pecado cuando son prisioneras de sus pecados. La obra que nosotros hacemos es de esta naturaleza. 
No damos comida para el cuerpo. Desde el punto de vista de Dios, el que sirvamos al Evangelio es dar de comer a la gente, cuidarla cuando está enferma, vestirla cuando está desnuda y visitarla cuando está en la cárcel. En realidad, cuando la gente no puede seguir viviendo y muere de hambre y sed por la justicia, nosotros la vestimos con las vestiduras de la justicia de Dios y la alimentamos con el pan de vida. Asimismo, cuando está agonizando en la cárcel del pecado, la sacamos de ella con el Evangelio a través de nuestros libros, mediante los cuales recibe la salvación de sus pecados. Todas estas obras que hacemos ante Dios le satisfacen enormemente. 
Del mismo modo en que un pastor separa a sus ovejas de los cabritos, el Señor pondrá a los justos a Su derecha y a los pecadores a Su izquierda. Entonces dirá: «Heredad el Reino que he preparado para vosotros» a los de la derecha. La realidad es que nosotros somos los que estamos a la derecha de Dios, porque somos los que han recibido las bendiciones de Dios Padre y los que comparten el pan celestial con las personas que han sido creadas a imagen de Dios, y las vestimos, las alimentamos y las cuidamos. No me estoy poniendo medallas. La obra que hacemos tiene la imagen de Dios.
En el pasaje de las Escrituras de hoy, cuando se le pregunta al Señor: «¿Cuándo hicimos estas obras?», Él contesta: «En cuanto lo hicisteis a uno de estos mis hermanos más pequeños, a mí lo hicisteis.» Aunque los pecadores tengan pecados en sus corazones porque no han nacido de nuevo por no haber aceptado en sus corazones el Evangelio del agua y el Espíritu y por no haber creído en él, son altos y nobles a los ojos de Dios porque Él los creó a Su imagen y semejanza. Por tanto, Dios felicita a los que estamos haciendo la obra de compartir el pan espiritual, el Evangelio del agua y el Espíritu, con toda la gente del mundo, y los que les alimentamos, vestimos, cuidamos y sacamos de la cárcel. La verdad es que la gente que está al servicio del Evangelio del agua y el Espíritu es la que recibirá las bendiciones de Dios Padre y la que heredará el Reino preparado por Dios Padre para vivir en Él. Desde el punto de vista de Dios, nosotros somos esa gente. 
Como ustedes y yo no somos perfectos, a veces se hace difícil vivir esta vida. Pero vivir por la justicia y hacer la obra de Dios cuidando de los demás, y dándoles vida, es bastante gratificante. Hace unos días un trabajador de la iglesia de Busan, que no había escuchado al ministro de esa iglesia durante algún tiempo, se fue de la Iglesia a casa de sus padres con su mujer e hijo. Si una persona no quiere vivir por el Evangelio, no podemos hacer casi nada, así que le devolvimos todo lo que había ofrecido al Señor y le dijimos: «Intenta sobrevivir en el mundo.»
Pero sus padres no le recibieron bien, ya que no les gustaba que su hijo adulto estuviera viviendo en su casa sin tener trabajo, así que volvió a la Iglesia diciendo que quería servir al Evangelio. Este hombre no tenía trabajo y un día se casó con una hermana nuestra que había recibido la remisión de los pecados, y empezó a vivir en la Iglesia. Como no sabía que este tipo de vida era un don de Dios, dijo que viviría mejor fuera de la Iglesia, pero al final volvió pidiendo que le dejásemos vivir en la Iglesia de nuevo porque estaba equivocado. Cuando se decidió a dejar la Iglesia, llegó a esta conclusión después de haber considerado varios factores, pero cuando tuvo problemas fuera de ella, dijo: «Quiero volver.» Lo que hizo fue una vergüenza. Como está escrito: «Así que, teniendo sustento y abrigo, estemos contentos con esto» (1 Timoteo 6, 8), una persona que vive en la carne debe estar satisfecha con tener comida y abrigo. Entonces, ¿qué podemos hacer por la justicia de Dios y para vivir con un espíritu de devoción hacia la humanidad, beneficiando el espíritu? ¿Cómo podemos vivir en este mundo haciendo que valga la pena?
A veces pienso que este hermano es joven espiritualmente y por eso hizo lo que hizo, pero espero que madure dentro de la Iglesia. En realidad ni yo ni él tenemos ninguna importancia. Por eso debemos estar agradecidos porque se nos ha permitido vivir sirviendo al Evangelio. Si no vivimos por el Evangelio, ¿qué podemos hacer en esta vida? ¿Qué más nos queda a parte de ganar dinero para sobrevivir? No queda nada más.
Está escrito: «No sólo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios» (Mateo 4, 4) y así la gente no puede vivir solamente comiendo el pan de la carne. Los nacidos de nuevo no pueden vivir solo si comen, beben y disfrutan de los placeres del mundo. Entonces ¿qué comen para vivir? La verdad es que para que nuestras almas vivan, debemos comer la Palabra que procede de la boca de Dios, recibir la vida eterna al comer el pan de vida y hacer la obra justa de compartirlo con los demás. Solo entonces podremos dar frutos espirituales mientras vivimos en la carne hasta que tengamos canas. 
Estamos pasando el Evangelio a la gente de todo el mundo. Estamos distribuyendo nuestros libros a esas personas y esta es la obra que hacemos por el Señor. El Señor nos dice: «¿Acaso no Me disteis comida, Me vestisteis, Me cuidasteis y Me sacasteis de la cárcel?» En realidad la obra que estamos haciendo merece que Dios nos recompensa. La gente que vive por el Evangelio del agua y el Espíritu puede recibir la recompensa de Dios que es heredar el Reino de Dios. Como hemos recibido la salvación de Dios sin haber hecho nada, la estamos distribuyendo gratis. Como hemos recibido todo gratis, estamos dándolo gratis. Como hemos recibido la salvación y el Evangelio, así como cosas materiales, la naturaleza, el aire y la luz, y todo lo que es necesario y bueno, y todo nos lo ha dado Dios, estamos dando gratuitamente, y Dios se complace con esto, por lo que trabajamos sin cesar. Nuestras almas se llenan de gozo al vivir así. Como el Espíritu Santo está dentro de nuestros corazones, nos sentimos útiles y contentos de hacer esta obra y estamos muy agradecidos al Señor por dejarnos hacerla.
Sin embargo, ¿habrá solo cosas buenas? Como hoy hay muchas cosas que nos quitan fuerzas, nos hacen preocuparnos y estar cansados físicamente. Hoy mismo, ¿acaso no han recibido la remisión de los pecados muchas personas? Y a través de estas personas, ¿no creen que el Evangelio se predicará a muchas almas? Esto se debe a que estamos haciendo la obra de Dios a pesar de ser insuficientes. Así, aunque la justicia de la carne siga viniéndose abajo y aunque no siempre hagamos Sus obras perfectamente, la verdad es que seguimos agradecidos a Dios. La obra que están haciendo los hermanos y hermanas de la Iglesia de todo el país, así como todos los siervos de Dios unidos, es la obra de Dios. Asimismo hacer la obra de Dios por la gente que está hecha a imagen de Dios, es hacer esta obra por Dios. Y por eso, salvar al pueblo de Dios es la obra de vestir a esa gente cuando está desnuda. El ser utilizados para esta obra es una gran bendición por la que estamos agradecidos. 
¿Acaso no se dijo: «La paciencia es amarga, pero sus frutos son dulces?» Hacer la obra de la justicia no es fácil siempre, pero los frutos que se producen por nuestros sacrificios son muy dulces. Los siervos de Dios parecen cansados cuando se dedican por completo a la obra de la justicia. Pero aún así debemos hacer la obra de Dios esperando el día en el que el Reino de Dios, preparado para nosotros por Dios Padre, se nos entregue. En realidad, en nuestra carne no tenemos nada de lo que estar orgullosos, regocijarnos o estar contentos. Sin embargo, cuando nos damos cuenta de la voluntad de Dios en este mundo, debemos hacer que otras almas coman el pan de vida y reciban la salvación, alaben a Dios llevando las ropas de la justicia, y sean liberadas de la cárcel del pecado. Por todas estas cosas estamos agradecidos y debemos estas contentos, darle gracias y gloria a Dios, y seguir viviendo por fe. 
Por supuesto hay mucho trabajo difícil. Creo que todos ustedes tienen muchas dificultades por sí mismos. Pero también creo que, a medida que los ministros y trabajadores miran hacia el Señor, le sirven y le siguen sin cesar, el Señor resolverá todas esas dificultades. ¿No creen que el Señor se encargará de todas sus dificultades porque le han seguido y servido como buenos soldados? Yo estoy agradecido al Señor porque me ha permitido vivir para servirle así. ¿Son ustedes iguales que yo?
Si no hemos estado adorando al Señor porque hemos estado muy ocupados en este mundo, ¿para qué placer vivimos? Hay más de 6000 millones de personas en el mundo, y si no les pasamos el Evangelio como si no tuviésemos la habilidad para hacerlo, ¿para qué placer viviremos? ¿Qué placer nos quedará? ¿No son ustedes iguales? Estoy seguro de que sí. Estamos contentos porque podemos hacer la obra de Dios, así que si no la podemos hacer, ¿qué nos quedará para ser felices y buenos? Nada. Estoy seguro de que todos creen en esto porque tienen al Espíritu Santo en sus corazones. Además doy gracias a Dios porque nos ha dado la fe y las circunstancias adecuadas para poder estar contentos siempre, ofrecer oraciones de penitencia y estar agradecidos siempre. Doy gracias a Dios porque nos ha permitido, después de recibir la remisión de los pecados, hacer la obra de alimentar, vestir y cuidar de los necesitados, cuidar de los enfermos, liberar a los encarcelados y otras muchas cosas. Dios nos ha confiado estas obras y estoy agradecido porque podemos hacer esta obra maravillosa de Dios mientras vivimos en este mundo. Si no puedo hacer la obra de Dios más, entonces prefiero ir a Dios rápidamente porque no me quedará nada que hacer en este mundo. 
El Evangelio según Mateo 1, 1 dice: «Libro de la genealogía de Jesucristo, hijo de David, hijo de Abraham» y entonces aparece la genealogía de Jesucristo. El capítulo 1 del Evangelio de Mateo habla de cómo podemos convertirnos en parte de la genealogía de Jesucristo. El capítulo 2 habla de que debemos creer en la Palabra de Dios y seguirla de la misma manera en que lo hicieron los reyes magos de Oriente cuando fueron a ver al niño Jesús y le llevaron regalos. Les costó bastante esfuerzo encontrarle ya que perdieron de vista la estrella que les guiaba debido a sus propias ideas, pero después volvieron a guiarse por ella. El capítulo 3 habla del Evangelio del agua y el Espíritu.
Tengo un cajón en mi habitación lleno de todos los sermones pasados grabados en cintas. Si miran dentro del cajón, verán que está lleno de documentos de sermones basados en las Escrituras del Antiguo y Nuevo Testamento. Como Jesús dijo: «Por eso todo escriba docto en el reino de los cielos es semejante a un padre de familia, que saca de su tesoro cosas nuevas y cosas viejas» (Mateo 13, 52), cuando es necesario me gusta sacar los documentos de mis sermones y publicarlos en libros después de haberlos revisado. Después, cuando sale un libro se traduce en varios idiomas del mundo. Cuando un libro nuevo en inglés se publica, se traduce en decenas de idiomas, y este trabajo es muy difícil. Pero como es la obra del Señor, todos mis colaboradores trabajan felices en esta obra. 
Un libro nuevo contiene mensajes para el crecimiento espiritual de los nacidos de nuevo, y ha sido escrito para que los que ya han recibido la remisión de los pecados al creer en el Evangelio del agua y el Espíritu puedan leerlo con facilidad. Cuando publico sermones en orden empezando por Mateo 1, creo que las almas de los nacidos de nuevo recibirán buen alimento espiritual. Tengo fe en que Dios nos ha encomendado la obra de dar de comer a las personas hechas a Su imagen, de vestirlas y visitarlas cuando están en la cárcel. 
En el pasaje de las Escrituras de hoy se dice que el Señor pondrá a las ovejas a Su derecha y por eso estoy agradecido porque nosotros podremos estar a la derecha del Señor. En mi corazón estoy convencido de que estaré a Su derecha cuando el Señor venga, incluso si viene ahora y divide las naciones a Su derecha e izquierda después de haberlas reunido. No estoy alardeando de tener una fe buena, sino que estoy tan convencido porque la Palabra de Dios reconoce que mi fe es verdadera y porque el Espíritu Santo lo confirma.
¿Y ustedes? ¿Van a estar también a Su derecha? Sí, estoy seguro. Yo estoy a Su derecha, así que ustedes también. Si estuviese a Su izquierda, ustedes también lo estarían. Esto se debe a que ustedes y yo creemos en lo mismo. La verdad es que recibiremos la misma recompensa el día que el Rey vuelva y diga: «Venid, benditos de mi Padre, heredad el reino preparado para vosotros.»
Ustedes y yo servimos al Evangelio uniendo nuestros corazones. Del mismo modo en que los 11 jugadores de un equipo de fútbol se unen, se pasan la pelota, marcan goles, ganan y reciben un premio, nosotros debemos unirnos como una sola persona con el mismo objetivo hasta el día en que estemos a la derecha de Dios. ¿Qué pasaría si estuviésemos en la izquierda? El Señor dijo: «Pero los cabritos a la izquierda», pero ¿cómo son los cabritos? Hacen lo que quieren y se vuelven contra su dueño. Las ovejas y las cabras se parecen en apariencia física pero son diferentes. Las cabras no obedecen y son más independientes. Aunque una oveja intente hacer lo que quiera de la misma manera, una vez el dueño la guía, la oveja le sigue. Cuando su dueño dice: «Vamos», y se va, la oveja le sigue, pero la cabra no le sigue aunque el dueño se lo diga.
Del mismo modo, la gente que ha recibido la remisión de los pecados, a pesar de sus fallos, sigue al Señor cuando Él le habla. Cuando el Señor dice: «Esto es correcto», la gente que ha recibido la remisión de los pecados le sigue, diciendo: «Sí, es correcto.» Sin embargo, los que no han recibido la remisión de los pecados no siguen al Señor hasta la muerte. Ponen cualquier excusa y se resisten a la voluntad de Dios. Por eso el Señor separa a las ovejas de los cabritos. La gente que ha recibido la remisión de los pecados es como ovejas que se dejan guiar por el Pastor, pero los que no han recibido la remisión de los pecados son cabritos que no siguen al Señor. ¿Qué pasaría si fuésemos como cabritos?
El Señor les dice a los que están a Su derecha: «Venid, benditos de mi Padre, heredad el reino preparado para vosotros desde la fundación del mundo», pero les dice a los de la izquierda: «Apartaos de mí, malditos, al fuego eterno preparado para el diablo y sus ángeles.» El Señor está diciendo que arrojará al infierno a los que han abandonado al Señor y han vivido por el diablo y sus ángeles, es decir, a los que han actuado como siervos del diablo. El ángel caído es el Diablo. Los que escuchan al ángel caído y hacen lo que les dice son siervos del Diablo. El Señor les dice a estas personas que no han nacido de nuevo que vayan al fuego eterno preparado para los ángeles del Diablo. 
El fuego eterno es el infierno. Queridos hermanos, ¿Existen el Cielo y el infierno? Son lugares reales. De vez en cuando la gente dice que el Cielo y el infierno no existen, y esto significa que son lugares inventados. Si es así, ¿significa esto que la Palabra del Señor es una mentira? Está claro que el Cielo y el infierno existen. 
El Señor ha dicho que los que hemos nacido de nuevo debemos predicar el Evangelio, el pan de vida, a la gente. Como la gente muere si sus almas no toman el alimento del espíritu, de la misma manera que la gente muere si no come comida para el cuerpo, ustedes y yo debemos seguir predicando el Evangelio del agua y el Espíritu bajo el liderazgo de Dios. El Señor, refiriéndose a la mujer que ungió Su cabeza con perfume, nos dijo que recordásemos lo que había hecho para siempre. 
«Apartaos de mí, malditos, al fuego eterno preparado para el diablo y sus ángeles: porque tuve hambre, y no me disteis de comer.» Esto se les dijo a las cabras que hay a Su izquierda. En este mundo hay muchos ministros que hacen trabajo voluntario, pero la verdad es que el Señor está diciendo que no le dieron de comer. La gente que no ha nacido de nuevo hace la obra de dar comida para la carne a los que tienen hambre, pero ¿por qué creen que el Señor dijo que no le dieron de comer? Porque no alimentaron sus espíritus. El Señor estaba hablando del pan de vida, es decir del Evangelio del agua y el Espíritu.
Un ser humano consigue la vida eterna solo cuando ha tomado el alimento espiritual, es decir, el Evangelio del agua y el Espíritu. 
La verdad es que solo cuando la gente vive por fe en el Evangelio del agua y el Espíritu puede recibir la remisión de los pecados para toda la eternidad. Del mismo modo en que el Señor dijo que el hombre no vive solo de pan, sino de tener fe en toda palabra que procede de la boca de Dios, los seres humanos necesitan sustento tanto para el cuerpo como para el espíritu. Los que no han nacido de nuevo no le dieron comida, y cuando estaba desnudo, no le dieron ropa, y cuando estaba sediento, no le dieron de beber. 
Queridos hermanos, han recibido la remisión de los pecados y han estado sedientos espiritualmente en varias ocasiones. Pero cuando escuchan la Palabra de Dios, la sed desaparece porque sus espíritus y sus corazones han tomado el pan de vida. Mientras vivimos en este mundo hemos recibido la remisión de los pecados y seguimos viviendo diligentemente. Pero, ¿qué pasa cuando no vamos a la Iglesia durante una semana? En este caso nuestros espíritus se sienten vacíos y desesperados. Aunque nuestros cuerpos estén bien cuidados, si el corazón se siente vacío, sus espíritus están sedientos de la Palabra de Dios. Del mismo modo en que los que no han nacido de nuevo no le dieron de beber cuando tenía sed, no le pueden dar nada a las almas sedientas. ¿Cómo pueden dar los cabritos el pan para el espíritu? Es imposible porque ni siquiera tienen pan de vida para sí mismos. 
Cuando el Señor era un forastero, no le aceptaron en sus casas. Esta Iglesia es la Casa de Dios, y todos somos forasteros. Estamos reunidos en la Iglesia de Dios para compartir los unos con los otros, para vivir por el Señor y servir al Evangelio significa dar la bienvenida a los forasteros y alimentar a los que tienen hambre. Este tipo de vida es completamente diferente al de los pecadores que no les vistieron cuando estaban desnudos y no les cuidaron cuando estaban enfermos o en la cárcel. Los que cuidan de la gente que está atada al pecado, enferma en espíritu y en agonía, somos nosotros, los que estamos al servicio del Evangelio, y hemos nacido del Evangelio del agua y el Espíritu en la Iglesia de Dios. 
Por otro lado, los que no han recibido la remisión de los pecados se ponen contentos y oran por las bendiciones solo cuando uno de ellos entrega un sobre lleno de dinero en el púlpito. A pesar de esto, dicen: «¿Cuándo estuviste hambriento o sediento o fuiste un forastero, o estuviste enfermo o en la cárcel, y no te ayudamos?» Entonces el Señor dice: «En cuanto no lo hicisteis a uno de estos más pequeños, tampoco a mí lo hicisteis.»
El Señor dice: «E irán éstos al castigo eterno, y los justos a la vida eterna.» Todo el mundo ha sido creado a imagen de Dios. Por tanto, la gente desea vivir para siempre. Desea la santidad aunque no es santa, y desea crear algo aunque no tiene el poder de hacerlo. Como la gente ha sido creada a imagen de Dios, busca a Dios. Debemos saber que todo lo que hacemos, como pasar el Evangelio a los que buscan a Dios, hacer que la gente que ha recibido la remisión de los pecados coma el pan de vida predicándole la Palabra de Dios, que es el pan de vida, y cuidando de esta gente y guiándola cuando está enferma espiritualmente, son ejemplos de las obras del Espíritu Santo de Dios. Por tanto, nosotros estamos benditos para recibir la vida eterna y por eso podemos hacer esta obra ante Dios porque tenemos fe en el Evangelio del agua y el Espíritu.
Somos los que hemos recibido grandes bendiciones ante Dios. Esta obra que estamos haciendo es la que complace a Dios. Especialmente aquellas obras que hacemos a los que han recibido la remisión de los pecados son las mismas que hacemos a Dios. El Señor dijo: «En cuanto lo hicisteis a uno de estos mis hermanos más pequeños, a mí lo hicisteis», y por tanto nosotros estamos haciendo algo bueno para el Señor al predicar el Evangelio a la gente de todo el mundo sin cesar. Lo correcto es que los hermanos y hermanas que han recibido la remisión de los pecados ante Dios vivan ayudándose los unos a los otros, incluso en las necesidades carnales. El Apóstol Pablo nos dijo que hiciésemos el bien a los que son de la casa de la fe (Gálatas 6, 10).
Los que nos hemos convertido en el pueblo de Dios debemos amarnos, ser generosos, obedecer los mandamientos de Dios, creer en la Palabra de Dios, adorar a Dios por fe, y alimentar a la gente. Ahora mismo estamos haciendo estas obras. Le doy gracias al Señor que nos ha permitido hacer estas obras. Se dice que los justos entrarán en la vida eterna pero los pecadores sufrirán el castigo eterno. La verdad es que los pecadores van al infierno para sufrir el castigo eterno. Hacer el bien a los que han recibido la remisión de los pecados es hacer la voluntad de Dios. Si alguien hace el bien a los que han recibido la remisión de los pecados, esta persona recibirá las bendiciones de Dios. 
El Señor Dios le prometió a Abraham:
«Bendeciré a los que te bendijeren, 
y a los que te maldijeren maldeciré; 
y serán benditas en ti todas las familias de la tierra» (Génesis 12, 3). Si alguien hace el bien a los justos, esa persona recibirá las bendiciones de Dios, pero si hace el mal a los justos, esa persona recibirá el castigo de Dios. 
Por eso hay que hacer el bien más aún a los justos. Aunque una persona no haya nacido de nuevo, si hace el bien a los justos, recibirá una bendición. Las obras de los nacidos de nuevo ante Dios son las obras de pasar el Evangelio del agua y el Espíritu a todo el mundo y ayudar, alimentar, vestir y cuidar de todo el mundo espiritualmente. Por este motivo ustedes y yo debemos hacer estas obras por fe y orar a Dios para que nos de el poder de hacer estas obras. Le doy gracia a Dios que nos ha permitido hacer estas obras.