Search

Mahubiri

Tema 16: Evangelio de Juan

[Capítulo 4-4] La mujer samaritana que tenía cinco maridos (Juan 4, 6-26)

La mujer samaritana que tenía cinco maridos(Juan 4, 6-26)
«Y estaba allí el pozo de Jacob. Entonces Jesús, cansado del camino, se sentó así junto al pozo. Era como la hora sexta. Vino una mujer de Samaria a sacar agua; y Jesús le dijo: Dame de beber. Pues sus discípulos habían ido a la ciudad a comprar de comer. La mujer samaritana le dijo: ¿Cómo tú, siendo judío, me pides a mí de beber, que soy mujer samaritana? Porque judíos y samaritanos no se tratan entre sí. Respondió Jesús y le dijo: Si conocieras el don de Dios, y quién es el que te dice: Dame de beber; tú le pedirías, y él te daría agua viva. La mujer le dijo: Señor, no tienes con qué sacarla, y el pozo es hondo. ¿De dónde, pues, tienes el agua viva? ¿Acaso eres tú mayor que nuestro padre Jacob, que nos dio este pozo, del cual bebieron él, sus hijos y sus ganados? Respondió Jesús y le dijo: Cualquiera que bebiere de esta agua, volverá a tener sed; mas el que bebiere del agua que yo le daré, no tendrá sed jamás; sino que el agua que yo le daré será en él una fuente de agua que salte para vida eterna. La mujer le dijo: Señor, dame esa agua, para que no tenga yo sed, ni venga aquí a sacarla. Jesús le dijo: Ve, llama a tu marido, y ven acá. Respondió la mujer y dijo: No tengo marido. Jesús le dijo: Bien has dicho: No tengo marido; porque cinco maridos has tenido, y el que ahora tienes no es tu marido; esto has dicho con verdad. Le dijo la mujer: Señor, me parece que tú eres profeta. Nuestros padres adoraron en este monte, y vosotros decís que en Jerusalén es el lugar donde se debe adorar. Jesús le dijo: Mujer, créeme, que la hora viene cuando ni en este monte ni en Jerusalén adoraréis al Padre. Vosotros adoráis lo que no sabéis; nosotros adoramos lo que sabemos; porque la salvación viene de los judíos. Mas la hora viene, y ahora es, cuando los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y en verdad; porque también el Padre tales adoradores busca que le adoren. Dios es Espíritu; y los que le adoran, en espíritu y en verdad es necesario que adoren. Le dijo la mujer: Sé que ha de venir el Mesías, llamado el Cristo; cuando él venga nos declarará todas las cosas. Jesús le dijo: Yo soy, el que habla contigo».
 
 
─ Intérprete de japonés: «Les presento al pastor que nos hablará hoy. Es el presidente de The New Life Mission. Se llama Pastor Paul C. Jong y ha escrito cincuenta libros sobre la Biblia. La mayoría de estos libros han sido traducidos a diversos idiomas del mundo, y ahora ha venido a Japón para presentarnos estos libros. Estoy agradecido por esta oportunidad de compartir gracia con el Sr. y la Sra. Kawashima y al Sr. y la Sra. Sakamodo. En este momento, el Pastor Jong predicará un sermón».─
“Hajimemashte.” (¡Encantado de conocerles!, en japonés). Soy el Pastor Paul C. Jong y les saludo a todos ustedes. Estoy más que encantado de estar aquí y le doy gracias a Dios por haber podido venir a Japón a conocerles a todos ustedes que creen en Jesús. No hablo japonés. Solamente he aprendido a saludar en japonés por ustedes.
Estudié calvinismo en un seminario presbiteriano. Hay dos tipos de nociones teológicas, el calvinismo y el arminianismo. Estos términos teológicos contienen algunas contradicciones cuando los comparamos con la Biblia. El primero afirma la soberanía suprema de Dios, y el segundo resalta la voluntad del hombre y tiene más pensamientos humanos. Estas dos nociones teológicas no tienen nada que ver con Dios ya que la teología como ciencia fue creada por los pensamientos egocéntricos del hombre.
No he venido a predicar mi propia denominación. Hemos venido desde Corea hasta Japón para compartir con ustedes el Evangelio del agua y el Espíritu que Dios nos ha dado, la Palabra de las bendiciones. Por tanto, no nos importa en qué teología o en qué denominación hayan vivido espiritualmente hasta ahora. Confío en que ustedes conocen la Palabra de Verdad por la que Jesús ha eliminado todos nuestros pecados, y espero que hayan recibido la remisión de los pecados. Hemos venido aquí a ayudarles a ir al Cielo por esta fe. Si estamos de acuerdo podremos convertirnos en hermanos y hermanas en Jesucristo.
Estoy predicando la Palabra de Dios desde una perspectiva interdenominacional. Quien crea en Cristo como su Salvador y haya recibido la remisión de los pecados y nacido de nuevo por esa fe es mi hermano o hermana. Por tanto, quiero leer la Palabra de Dios hoy y compartir la gracia con ustedes. Vamos a meditar acerca de Juan 4, 6-26 juntos.
Ahora son las 7:30 pm. Como tenemos tiempo suficiente, espero que estén cómodos mientras comparto la Palabra con ustedes. Estoy especialmente agradecido hoy por poder adorar junto con el Sr. y la Sra. Kawashima, el Sr. Sakamodo y el diácono Pak Sunok.
 
 

Conocer a Jesús

 
Cierta mujer samaritana aparece en la Palabra que hemos leído hoy. Esta mujer fue al pozo al mediodía para sacar agua. En ese mismo momento Jesús estaba pasando por esa región de Samaria y le pidió a la mujer samaritana que le diera agua para beber. Entonces ella le preguntó: «¿Cómo tú, siendo judío, me pides a mí de beber, que soy mujer samaritana?».
Antes de continuar me gustaría hablar brevemente acerca de la región de Samaria, ya que tenemos que entender el contexto para poder entender este pasaje correctamente. Samaria era una provincia de Israel de sangre mezclada a causa de matrimonios interraciales cuando había sido invadida por las naciones gentiles de alrededor. Por eso los judíos puros pensaban que los samaritanos eran un pueblo sucio y los despreciaban. Por eso los judíos ni siquiera hablaban con los samaritanos. Así que, cuando Jesús le pidió a la mujer que le diera agua, la mujer se quedó sorprendida. Jesús le dijo a esta mujer que sospechaba de Él: «Si conocieras el don de Dios, y quién es el que te dice: Dame de beber; tú le pedirías, y él te daría agua viva».
Jesús quería que esta mujer le reconociese. Pero esta mujer no pudo reconocer quién era. Entonces Jesús dijo que le daría agua para beber que le quitaría la sed para siempre, y ella respondió: «Señor, no tienes con qué sacarla, y el pozo es hondo. ¿De dónde, pues, tienes el agua viva?». Entonces Jesús le dijo: «Cualquiera que bebiere de esta agua, volverá a tener sed; mas el que bebiere del agua que yo le daré, no tendrá sed jamás; sino que el agua que yo le daré será en él una fuente de agua que salte para vida eterna». Después de escuchar estas palabras la mujer dijo: «Señor, dame esa agua, para que no tenga yo sed, ni venga aquí a sacarla».
Entonces Jesús dijo: «Ve, llama a tu marido, y ven acá». A esto la mujer contestó: «No tengo marido». Jesús le dijo: «Bien has dicho: No tengo marido; porque cinco maridos has tenido, y el que ahora tienes no es tu marido; esto has dicho con verdad».
Hasta ahora hemos echado un breve vistazo a la Palabra en Juan 4. No podemos simplemente ver el argumento y decir: «Ya veo» cuando leemos la Biblia. Debemos saber que este episodio escrito en la Biblia fue escrito para que Dios nos pudiera dar el agua de la vida eterna. Podemos descubrir fácilmente varias cosas en estas palabras. En primer lugar, veremos que la mujer samaritana no era una mujer con honra. Y podemos ver que el corazón de Jesús quería darle el agua de la vida eterna. Aunque Jesús le pidió agua, Él no tenía ninguna intención de tomar el agua de esta mujer. Su intención era darle el agua que le quitaría la sed para siempre.
Una persona que de verdad cree en Jesucristo y ha encontrado al Salvador tiene esta fuente de agua rebosante en su corazón que le da vida eterna. Jesús dijo estas palabras a la mujer samaritana y a nosotros para darnos el agua viva. Con esta Palabra quiso decir que si bebemos de esta agua una sola vez, nunca tendremos sed de nuevo. Si una persona bebe el agua de este mundo, solamente se sentirá refrescado durante un momento y volverá a tener sed en poco tiempo. Pero si bebemos el agua del Cielo, el agua que está por encima del firmamento, nunca tendremos sed.
Está escrito en Génesis 1, 6-8: «Luego dijo Dios: Haya expansión en medio de las aguas, y separe las aguas de las aguas. E hizo Dios la expansión, y separó las aguas que estaban debajo de la expansión, de las aguas que estaban sobre la expansión. Y fue así. Y llamó Dios a la expansión Cielos. Y fue la tarde y la mañana el día segundo». Esto describe lo que Dios cumplió el segundo día de la creación. Dios nos dijo que hay dos tipos de aguas: las aguas debajo del firmamento y las aguas encima del firmamento. El agua de la tierra satisface nuestra sed solo cuando se bebe, pero el agua de encima del firmamento es el agua de vida que satisface la sed de nuestros corazones durante la eternidad. El agua de la tierra se refiere a los pensamientos del hombre, sus filosofías, literatura u obras virtuosas que demuestran la diligencia de las personas religiosas.
Jesús le dijo a la mujer: «Ve y llama a tu marido si de verdad quieres beber de este agua». Esta mujer samaritana estaba siempre bebiendo el agua de este mundo. Había vivido con cinco maridos y ahora estaba viviendo con el sexto porque nunca estaba satisfecha. Nosotros tenemos muchos maridos terrenales. Quiero hablar de esta parte durante un tiempo y después pasar al tema principal.
¿Por qué desea una mujer casarse? Porque piensa que un marido le dará una vida feliz y cómoda. Si esto es verdad podemos decir que todos nosotros tenemos seis maridos en este mundo. En primer lugar, la mayoría ama el dinero como su primer marido. Depende del dinero y cree que todo saldrá bien si tienen suficiente dinero. Piensan que todo se puede resolver con dinero y que estarán siempre satisfechos si tienen suficiente dinero. Pero la verdad es que tener montones de dinero no puede quitar la sed de nuestras almas. 
En segundo lugar la gente vive con honor como su segundo marido. Piensan que pueden estar satisfechos si reciben honor, alabanzas y respeto de los demás. ¿Pero creen que recibo esta agua vida en mi corazón solo porque algunas personas me respetan? Eso no da ninguna satisfacción real. La verdadera satisfacción viene cuando la gente conoce a Jesucristo por fe y se borran todos los pecados de sus corazones para siempre. Por tanto, no podemos tener satisfacción en el dinero o el honor.
En tercer lugar, la gente hace que el placer sea su marido. Piensan que tendrán satisfacción si tienen placer, como beber alcohol, cantar y bailar. Pero por mucho que busquen el placer, no se convertirá en el agua viva de sus corazones. Ese placer es el mismo que buscaba la mujer samaritana refrescándose durante un momento con un trago de agua, y después volvía a tener sed. El ser refrescado durante un momento cuando el agua pasa por la garganta no es lo mismo que tener el agua viva en nuestros corazones. Aun así, las personas matan sus propias almas con los placeres de este mundo. Obtener satisfacción a través de sus propias fuerzas y esfuerzos acabará matando sus almas.
Dios creó los corazones de la gente. Por tanto, nuestros corazones son un lugar sagrado donde podemos servir a Dios. Como fuimos creados por Dios, solo podemos estar satisfechos cuando tenemos a Dios en nuestros corazones. Por tanto, debemos aceptar la verdad de que no podemos encontrar satisfacción alguna en los placeres de este mundo.
Les estoy diciendo que no podemos disfrutar de la satisfacción en nuestros corazones al tener ningún tipo de poder o autoridad. Aunque una persona tuviese el poder de hacer que los pájaros se cayeran del cielo con una palabra, no tendría el agua vida en su corazón. Una persona solo tiene verdadera satisfacción cuando recibe la remisión de todos sus pecados y está limpio de pecado como la nieve. Por eso Jesús es la luz de Su gloria y la imagen expresa de Su Persona (Hebreos 1, 3). En otras palabras, como Jesús es el verdadero Dios, solo podemos estar verdaderamente satisfechos cuando Dios entra en nosotros y vive dentro de nosotros. Si de verdad queremos encontrar a Dios, tendremos gozo en nuestros corazones al recibir la remisión del pecado original y de los pecados personales que se cometen en este mundo para siempre al creer de todo corazón en el Evangelio del agua, la sangre y el Espíritu.
La “religión” no puede dar satisfacción a los corazones de la gente. Todos los actos religiosos del hombre, incluyendo orar diligentemente para intentar complacer a Dios, no le hacen feliz. Pero cuanto más esfuerzo pone, más sufre su corazón. 
Hasta este momento hemos hablado de los cinco tipos de maridos. Una persona no puede obtener satisfacción a través de estas cinco cosas: dinero, honor, placer, poder y autoridad y religión. Hay una cosa más que tener en consideración. Es el ego del hombre que intenta obtener satisfacción para sí mismo creyendo solamente en sí mismo. Contar con uno mismo solamente es absolutamente inútil. Por eso debemos encontrar a Jesús y esto solo es posible a través de la Palabra del Evangelio del agua y el Espíritu.
Hoy he conocido al Sr. y la Sra. Sakamodo y al Sr. y la Sra. Kawashima. Ya conocía a los Sakamodos antes, pero hoy ha sido la primera vez que he visto a los Kawashimas en persona. He oído que el Sr. Kawashima trabaja en un banco, y creo que es una posición de estatus intelectual. Pero todos los trabajos son iguales a la hora de creer en Jesús. Quiero preguntarles si han encontrado a Jesús de verdad creyendo en Él, y si han recibido la remisión de sus pecados en sus corazones.
El tema principal de mi sermón siempre será, ya esté en Corea o en el extranjero, el Evangelio de las bendiciones de nacer de nuevo del agua y el Espíritu. La razón por la que Dios nos dio la Palabra era darnos a conocer el Evangelio que dice: Jesús eliminó todos nuestros pecados a través del Evangelio del agua y el Espíritu y nos hizo nacer de nuevo y convertirnos en hijos de Dios, y al mismo tiempo nos convirtió en personas justas y nos hizo recibir la remisión de nuestros pecados. He traducido mis sermones en japonés y los he publicado en un libro que he traído aquí. El título de este libro es La bendición de nacer de nuevo del agua y el Espíritu.
No les estoy predicando para venderles el libro. Estoy aquí hoy porque quiero predicar la Palabra de Dios acerca de las bendiciones de nacer de nuevo a través del agua y el Espíritu (o el Evangelio de las bendiciones) a todo el que cree en Jesús. ¿Qué tenemos que hacer para nacer de nuevo del agua y el Espíritu ante Dios? Por eso voy a compartir la Palabra sobre este tema. ¿Cómo podemos nacer de nuevo del agua y el Espíritu? ¿Saben algo acerca de nacer de nuevo del agua y el Espíritu como Jesús dijo a Nicodemo en el capítulo 3 de Juan?
 
 

El Señor dijo que si alguien quiere nacer de nuevo del agua y el Espíritu, hay algo que debe saber de antemano

 
Juan 3, 5 dice claramente: «De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de agua y del Espíritu, no puede entrar en el reino de Dios». Dice claramente aquí que si alguien desea entrar en el Reino de Dios debe nacer de nuevo del agua y el Espíritu y la Verdad; y si alguien no ha nacido de nuevo del agua y el Espíritu no entrará en el Reino de Dios. He venido aquí para poder conocerles en persona y predicarles lo más valioso que he recibido de Dios, el Evangelio de nacer de nuevo.
¿Qué es lo primero que debemos hacer si queremos nacer de nuevo del agua y el Espíritu? Primero, debemos reconocer quiénes somos ante Jesús diciendo: «No tengo marido» como la mujer samaritana.
¿Cómo conoceríamos a este Jesús? Esta pregunta es muy importante. ¿Hay alguien entre nosotros que crea que Jesús era un hombre normal y corriente? En Mateo 1, 21 está escrito que el nombre significa: «porque él salvará a su pueblo de sus pecados». En otras palabras, significa que Jesús es Dios, quien se convirtió en un hombre y nos ha salvado de todos nuestros pecados. 
Jesús era Dios originalmente. Él creó el universo y todo lo que hay en él. En la Santa Trinidad, Jesús es Dios, el Hijo de Dios. Cuando Dios lo creó todo en el universo, no estaba trabajando solo. Y no estaba solo cuando nos creó.
Ahora debemos mirar en el Libro de Génesis. Génesis 1, 26-28 dice: «Entonces dijo Dios: Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza; y señoree en los peces del mar, en las aves de los cielos, en las bestias, en toda la tierra, y en todo animal que se arrastra sobre la tierra. Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creó. Y los bendijo Dios, y les dijo: Fructificad y multiplicaos; llenad la tierra, y sojuzgadla, y señoread en los peces del mar, en las aves de los cielos, y en todas las bestias que se mueven sobre la tierra».
Dios dijo “hagamos”. Esta frase significa que Dios no existe como una sola entidad. Cuando vemos estas palabras, sabemos que Dios existe como Dios Trinitario, es decir, Dios Padre, Dios Hijo y Dios Espíritu Santo, y nosotros hemos sido creados en la misma imagen de Dios. Cuando Dios nos creó, las tres Personas de la Trinidad (Padre, Hijo y Espíritu Santo) dijeron a la vez: «Hagamos al hombre a nuestra semejanza». Así lo dice la Biblia.
Si está escrito así, no es tener una fe correcta negar al Dios Trinitario. Hacer eso es tener una fe herética. Jesús es el Dios de la Palabra desde el comienzo de este universo. El Evangelio según Juan 1, 12 dice: «Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios». Desde el principio de la Creación, Jesús dijo: «Que haya luz» y hubo luz. ¿Quién era ese Dios que dijo que haya eso o lo otro? Era Jesucristo que vino a salvarnos de los pecados del mundo para siempre. ¿Quién dijo «que haya luz y hubo luz»? Jesucristo, el Espíritu de Dios. Antes de que Jesús viniese a salvar a los pecadores, era originalmente el verdadero Dios (1 Juan 5, 20). Por tanto, debemos saber y creer que Jesús es el Dios de la salvación y que es el verdadero Dios.
Jesús le dijo a esta mujer samaritana que llamase a su marido para darle el agua de la vida eterna. Debemos tener en cuenta que Jesús nos dijo que llamásemos a nuestros maridos cuando quiso darnos el agua de la vida eterna. ¿Creen en Jesús? ¿Han bebido alguna vez esta agua de la vida eterna? Esta agua de la vida eternal es el Evangelio del agua y el Espíritu, y cualquiera puede beber de ella siempre que quiera, pero solo a través de la Palabra del bautismo y de la sangre de Jesús. Pero trágicamente muchos cristianos todavía no pueden beber del agua de la vida, aunque lean esta Palabra de las Escrituras en particular y con frecuencia. Esto se debe a que nadie se la ha explicado correctamente.
Jesús es el Dios santo. Le dijo a esta mujer que llamase a su marido para traer sus pecados a Él. El agua de la vida eterna es el agua del bautismo que viene de Jesús y que elimina completamente los pecados. Si se desea recibir esta bendición de nacer de nuevo del agua y el Espíritu, se debe saber qué tipo de pecador se es ante Dios. No podemos decir que creemos en Jesús si no conocemos Su naturaleza. Si una persona cree en Jesús sin conocerse a sí misma, tendrá una fe como la de la mujer samaritana, que tenía que sacar agua todos los días y vivir una vida de fe vergonzosa, y seguirá siempre trabajando duro para conseguir agua para beber, pero seguirá teniendo sed.
 
 

Primero debemos percibir y admitir correctamente que somos pecadores terribles si queremos nacer de nuevo a través del Evangelio del agua y el Espíritu

 
Si queremos vestirnos de la gracia de nacer de nuevo, debemos saber qué tipo de pecadores somos ante la presencia de Dios. Esta mujer samaritana vivió con cinco hombres, y estaba viviendo con el sexto cuando conoció a Jesús. ¿Cuántos maridos habría tenido esta mujer si hubiera seguir cambiando hasta que muriese? Podemos calcular que si tenía 35 años en aquel entonces, podría haber tenido unos cinco maridos más en el futuro. Este pasaje nos está hablando de la naturaleza débil que existe en cada uno de nosotros. Esto significa que cometemos pecados continuamente mientras vivimos en este mundo.
Nosotros nos hemos deshecho de cinco maridos hasta ahora, y ahora vivimos con el sexto; ¿cuántos maridos de las cosas del mundo tendremos en el futuro para estar satisfechos? Hemos pecado hasta ahora. Pecamos antes de creer en Jesús y seguiremos pecando después de haber creído en Él. Pero, ¿cuántos pecados cometeremos en el futuro? Si admitimos que hemos pecado hasta ahora, debemos saber que somos personas que no pueden evitar cometer pecados en el futuro también a causa de nuestras debilidades. Esto es cierto. Hemos cometido pecados hasta ahora pero somos personas que no pueden evitar cometer pecados en el futuro porque somos débiles.
Naturalmente nos decidimos a no cometer más pecados. Pero somos insuficientes. Cometeremos pecados porque somos personas débiles. La gente no puede evitar cometer pecados repetidamente, y no podemos evitar reconocerlo. Ustedes probablemente hayan experimentado lo siguiente: se dicen a sí mismos que no cometerán más pecados, pero cometen los mismos pecados en poco tiempo. Entonces prometen no pecar más, pero pecan. Esta es nuestra debilidad, incluyendo toda la gente del mundo. Por eso Jesús le dijo a la mujer samaritana que llamase a su marido. La mujer samaritana le dijo a Jesús: «No tengo marido». Debemos saber que el marido eterno que nos dará satisfacción en este mundo es Jesús, no puede haber ningún otro marido verdadero.
 
 
¿Por qué peca la gente cuando intenta no pecar?
 
En primer lugar, la razón es que somos débiles, y en segundo lugar, hemos heredado 12 tipos de pecados de nuestros antecesores comunes, es decir, de Adán y Eva. ¿Cuáles son los pecados que hemos heredado? ¿Cuáles dice la Biblia que son los pecados que hemos heredado? Jesús dijo que hemos heredado 12 tipos de pecados de Adán y Eva. Miremos en la Biblia para ver si dice eso.
Marcos 7, 20-23 dice: «Pero decía, que lo que del hombre sale, eso contamina al hombre. Porque de dentro, del corazón de los hombres, salen los malos pensamientos, los adulterios, las fornicaciones, los homicidios, los hurtos, las avaricias, las maldades, el engaño, la lascivia, la envidia, la maledicencia, la soberbia, la insensatez. Todas estas maldades de dentro salen, y contaminan al hombre».
Jesús dice claramente: «lo que del hombre sale, eso contamina al hombre». ¿Qué tipos de pecados heredó el hombre? ¿Y qué tipos de pecados comete? Pueden verlo en este pasaje de las Escrituras.
Si leen el contexto de este pasaje, verán que los fariseos estaban criticando a Jesús y a Sus discípulos porque no se lavaban las manos ni los pies antes de empezar a comer. Los fariseos se lavaban las manos y hasta los codos, los pies y las caras, y después se secaban con una toalla antes de sentarse a comer. Pero criticaban a los discípulos de Jesús porque comían sin lavarse bien.
Esto significa que vivían su religión bien y estaban limpios a los ojos de los hombres. Pensaban que estaban limpios y que Jesús y Sus discípulos estaban sucios. Eso era arrogancia. Díganme, ¿entra el pecado al corazón de un hombre a través de la comida solo por comer con las manos sucias? No. ¿Es un pecado no lavarse los pies y las manos bien? Por supuesto que es mejor lavarse antes de comer. Pero digamos que hay una guerra y no hay tiempo para lavarse las manos antes de comer. ¿Se convertiría la comida en pecado si comen sin lavarse las manos? Los pecados que envían a una persona al infierno no entran por la comida aunque se coma sin lavarse las manos.
 
 
El pecado estaba en el corazón del hombre desde el principio
 
El pecado sucio ha estado en el corazón del hombre desde el principio; lo heredó de sus antecesores. Hay personas que piensan que el pecado existe en el corazón de la gente por alguna causa externa. Por desgracia muchas personas piensan así. Pero eso es incorrecto, y por eso tienen una fe incorrecta. Aunque una persona coma sin lavarse las manos, todas las cosas sucias cambian y pasan a través. Toda la comida entra en el estómago de una persona y luego sale de esa persona, pero los pecados del corazón siguen saliendo de su boca, su corazón y sus miembros.
¿Cuáles son los pecados verdaderos en una persona? El pecado esencial es el pecado heredado de nuestros antecesores y padres, de Adán y Eva. La Biblia dice:
«Engañoso es el corazón más que todas las cosas,
y perverso; 
¿quién lo conocerá?» (Jeremías 17, 9). El pecado del corazón de una persona está más sucio que cualquier otra cosa que podamos imaginar. El pecado en el corazón de una persona es más sucio que los excrementos. ¿Lo creen? 
Cuando pensamos en pastores o ministros, vienen a la mente estereotipos de personas con túnicas dando sermones de manera santa. ¿Estarían contentos si me presentara aquí con una túnica blanca y levantara las manos gritando aleluya y pareciendo santo por fuera? ¿O creen que sería mejor si hablase centrándome en la Palabra, aunque no llevara un traje? Ahora estoy predicando un sermón y no llevo un traje, porque hace calor. No es porque no lleve trajes, sino porque no conozco las reglas sociales. Me he quitado la chaqueta del traje porque hace calor, y si la llevara, sudaría mucho y ustedes se sentirían incómodos al verme así. Una persona no se convierte en un verdadero predicador solo porque lleve un traje. Creo que un verdadero predicador y misionero sale fuera y hace lo que dice, vive bien en su ambiente y enseña y predica correctamente la verdadera Palabra de Dios. Otra razón por la que no llevo traje es que quería estar más cerca de ustedes. Espero que entiendan por qué no llevo traje y que no estén ofendidos. 
Estoy seguro de que entenderán la Palabra porque son intelectuales. Creo que los japoneses siempre se fijan en los detalles en todos los aspectos. Por tanto, me gustaría leer y predicar la Palabra de Dios con todo detalle. Porque si ustedes escuchan esta Palabra durante algunas horas o lo que tarde, seguramente nacerán de nuevo del Evangelio del agua y el Espíritu. Y si creo que ustedes nacerán de nuevo del agua y el Espíritu, sé que proclamarán el Evangelio con todo detalle a los japoneses y a todo el mundo.
Estoy trabajando como director de la Escuela Misionera de The New Life Mission en Corea. Enseño la Palabra en esa escuela de la misma manera en que se la estoy predicando a ustedes ahora. Realizo estudios de la Biblia y enseño el Evangelio en diferentes reuniones de resurgimiento espiritual. Pero no voy a esas reuniones para recibir honorarios. Si alguien quiere escuchar esta Palabra, iré y la predicaré en cualquier momento, en cualquier sitio, tanto como sea necesario, ya sea durante una semana o más tiempo. Lo hago porque sé que podremos recoger una cosecha mejor que el dinero del mundo si predicamos la Palabra a las almas de los nacidos de nuevo, y hacer que reciban las bendiciones de nacer de nuevo por el agua y el Espíritu. Esta Palabra bendita de Jesús hace que la gente nazca de nuevo del agua y el Espíritu y que no se pueda comprar con nada más, ni diamantes ni nada valioso de este mundo.
Hay muchas personas en el mundo que creen en Jesús ahora. Pero pueden ver que no muchas personas han nacido de nuevo de verdad por el agua y el Espíritu. Podemos ver que es muy difícil encontrar a algún pastor que predique sobre cómo se puede nacer de nuevo del agua y el Espíritu, como Jesús le dijo a Nicodemo: «De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de agua y del Espíritu, no puede entrar en el reino de Dios» (Juan 3, 5). Esto significa que no han nacido de nuevo aunque Jesús le dijo claramente a Nicodemo: «Tienes que nacer del agua y el Espíritu para entrar en el Reino de Dios. Todos tus pecados deben ser borrados al creer en el Evangelio del agua y el Espíritu».
¿Cuántos ministros hay que prediquen esta importante Palabra del Evangelio del agua y el Espíritu? Los ministros que no han nacido de nuevo se pueden encontrar en cualquier parte. Predican lo siguiente: «Crean en Jesús y reciban las bendiciones terrenales para ser ricos. Crean en Jesús y sus cuerpos se beneficiarán, y recibirán muchas bendiciones; bendiciones en el cielo y en la tierra». Solo les dicen a sus fieles que reciban bendiciones cuando predican, como si fueran ellos los que dan las bendiciones. Algunas mujeres se levantan las faldas e intentan recibir algo. Muchos pastores predican la Palabra después de confundir a sus seguidores. Predican la Palabra después de hacer que llamen al Señor en voz alta tres veces y de que oren gritando. Pero deben predicar la Palabra de Dios con calma, creyendo con fe de manera relajada y sin alboroto.
Dios es una Persona Santa y dice que los corazones humanos están rebosando de los 12 tipos de pecados. Jesús dice en Marcos 7, 21-22 que los 12 tipos de pecados están en los corazones de la gente desde que nacen. ¿Qué dice Dios que hace sucia a una persona? ¿De dónde dice que viene el pecado que hace sucia a una persona? Nos dijo que esos pecados salen del corazón de una persona y esto la hace sucia. No dijo que una persona se hace sucia cuando el pecado entra en su corazón desde el exterior; sino que el pecado en el corazón de una persona sale y la hace sucia junto con el mundo.
Jesús dijo que los pensamientos malvados salen del corazón de una persona. ¿Han pensado alguna vez que los pensamientos malvados son pecados? ¿Creen que es pecado aunque solo sea un pensamiento y no una acción? Dios dijo que los pensamientos malvados son pecados. Aunque lo dijo, muchas personas no lo ven así. No piensan que los pensamientos malos sean pecados, sean los que sean, siempre y cuando una persona no los lleve a cabo. Pero Jesús inspecciona los corazones de las personas a fondo, mientras que los seres humanos solo podemos observar la apariencia externa.
Jesús mira los malos pensamientos en nuestros corazones e indica que son pecados. Él dijo que tener pensamientos lascivos y tener un corazón lleno de hurtos es pecado. Dijo que desear cometer asesinatos, matar a otras personas, es pecado. Dios dijo que una persona pecadora es la que tiene todas estas cosas en su corazón: «los malos pensamientos, los adulterios, las fornicaciones, los homicidios, los hurtos, las avaricias, las maldades, el engaño, la lascivia, la envidia, la maledicencia, la soberbia, la insensatez». Y Él juzga, diciendo que una persona así es pecadora e irá al infierno aunque solo tenga una cantidad de pecados pequeña.
Estos pecados son los que debemos considerar pecados graves y tratarlos como tales. Es importante saber si estos 12 tipos de pensamientos malvados y deseos están en nuestros corazones o no. Pero Dios dijo que sí existen en nuestros corazones. Debemos saber que estos 12 tipos de pecados están dentro de todos nosotros y los hemos heredado de Adán, por lo que debemos saber que somos pecadores desde que nacimos, porque nacimos con ellos en nuestros corazones y almas. Jesús dijo: «Todos vosotros tenéis 12 tipos de pecados en vuestros corazones. Por tanto cometéis estos 12 tipos de pecados continuamente. Por tanto, sois pecadores». ¿Son pecadores? ¿Son pecadores ante Dios? ¿Son pecadores para ustedes mismos?
Jesús reprendió a los fariseos diciendo: «Los pecados en vuestros corazones son más sucios que comer sin lavarse las manos». Podemos ver a través de este suceso que la perspectiva de Dios hacia el pecado y la perspectiva del hombre son diferentes. La gente no tiene que ser castigada según la ley si los pensamientos o deseos malvados no se convierten en acciones. Por tanto se creen que no tienen pecados. Esta es la perspectiva que tiene la gente, pero desde la perspectiva de Dios, las cosas son diferentes. Desde el punto de vista de Dios, aunque no se cometa una trasgresión, se siguen teniendo los 12 tipos de pecados heredados de Adán y Eva desde el principio en el corazón, y por eso las personas son pecadoras y cometen esos 12 tipos de pecados todos los días durante toda su vida.
Todos somos descendientes de Adán y Eva. ¿Acaso no nacimos en este mundo con estos 12 tipos de pecados en nuestros corazones? Todo el mundo nació así. Todos nacimos con estos 12 tipos de pecados. Por tanto, desde el punto de vista de Dios somos pecadores malvados. Fingimos no ser pecadores, ser buenos, ser justos y después intentamos mirar hacia otro lado, pero Dios dijo: «Sois todos pecadores. Si no habéis nacido de nuevo por el Evangelio del agua y el Espíritu, iréis al infierno. Entraréis en el lago de fuego y azufre».
 
 

La Ley de Dios dice: «Porque la paga del pecado es muerte»

 
Debemos examinarnos a la luz de la Palabra hablada. Debemos creer así porque es la manera correcta de creer. Jesús dijo: «Porque la paga del pecado es muerte» (Romanos 6, 23). También dijo que una persona va al infierno aunque solo tenga una cantidad de pecados pequeña.
Pero la pregunta es: ¿Quién no tiene pecados ante Dios? ¿Quién en este mundo no comete pecados? Todo el mundo es pecador. Pero aún así, la gente piensa que no tiene pecados ante Dios. En su hipocresía muchos fingen ser justos, buenos, y piensan que no tienen pecados porque están pulidos con una vida religiosa y recta.
Al principio Dios habló a Adán y Eva: «De todo árbol del huerto podrás comer; mas del árbol de la ciencia del bien y del mal no comerás; porque el día que de él comieres, ciertamente morirás» (Génesis 2, 16-17). Pero Adán y Eva cayeron en la tentación de la serpiente y comieron del fruto del conocimiento del bien y del mal. Incluso Satanás era un ángel al principio. Aunque no era Dios, intentó convertirse en Dios y al final se convirtió en el Diablo. Podemos ver lo peligrosa que es la arrogancia. Adán y Eva cubrieron sus cuerpos con hojas de parra después de caer en el pecado. Se vistieron con ropas hechas de hojas de parra para intentar cubrir los pecados que había en su corazón. Pero las hojas se empezaron a secar por el sol. Estas hojas de parra simbolizan la justicia humana. Ellos nunca pudieron resolver los pecados que habían cometido con su propia justicia o sus pensamientos.
Hay muchas personas que viven sus vidas religiosas hacienda buenas obras, solo obras, y obras justas. Las religiones del mundo no pueden eliminar los pecados del corazón de una persona. Las religiones pulen la apariencia exterior de una persona y la hacen parecer devota, pero no pueden eliminar ni un solo pecado del corazón de esa persona. Todas las actividades religiosas de este mundo son como las vestiduras de hojas de parra que Adán y Eva llevaron después de pecar.
Si una persona quiere nacer de nuevo por el agua y el Espíritu, debe saber lo santo que es Dios. Dios es la Persona perfectamente Santa sin un solo pecado; como está escrito en Juan 1, 5: «Dios es la luz y en Él no hay oscuridad». Pero la gente es sucia. La gente es sucia y tiene pecados ante el Dios Santo. Si queremos recibir gracia de Dios, debemos saber que somos pecadores sucios. Solo entonces podemos saber lo Santo que Dios es y recibir gracia y misericordia de Él. Si conocemos la santidad de Dios y nuestra propia suciedad, iremos en silencio ante Él y confesaremos nuestros pecados. Somos pecadores que no pueden hacer nada ante la presencia de Dios, salvo decir: «Soy un pecador». Por eso 1 Juan 1,9 dice: «Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad».
¿Qué significa confesar nuestros pecados? Significa que tenemos que admitir ante Dios los 12 tipos de pecados que hemos heredado de Adán y Eva y todos los pecados que cometemos en esta vida. Entonces, ¿qué pecados debemos confesar? Deben prestar atención al hecho de que la palabra pecados está escrita en plural. Está hablando de todos los pecados del mundo. Está diciendo que debemos confesar que cometemos pecados por los 12 tipos de pecados heredados de nuestros antecesores, Adán y Eva. Esto significa que hay que reconocer la Palabra del juicio de Dios que dice que una persona va al infierno cuando es juzgada por sus pecados. Como somos una masa de pecado siempre cometeremos pecados, queriendo y sin querer. Tenemos que confesar que somos pecadores porque seguimos cometiendo pecados aunque no deberíamos. El verdadero significado de este pasaje de las Escrituras es que debemos confesar que somos pecadores que cometen pecados hasta que mueren, que «soy ese tipo de pecador, un pecador que no puede evitar pecar, un pecador que peca hasta que muere». La verdadera confesión ante Dios es admitir lo siguiente: «Dios es Santo, y yo soy pecador desde el principio. Soy pecador ahora, he cometido muchos pecados hasta ahora y los cometeré hasta que muera».
 
 

Las personas que admiten que son pecadoras totales pueden convertirse en justas perfectamente

 
Si una persona quiere recibir la gracia de la remisión de los pecados ante Dios, debe confesar que es una masa de pecados, una persona que pecará en el futuro y un pecador que no puede evitar ir al infierno. Debe creer en la obra que Jesús ha cumplido. «Soy una persona que no puede evitar ir al infierno. Dios, por favor, sálvame. Si no me salvas, iré al infierno. Soy un complete pecador y Tú eres el Dios justo y perfecto». Admitir que somos pecadores y que iremos al infierno es la verdadera confesión del pecado y es la actitud básica para recibir la gracia de Dios.
¿A qué tipo de pecadores llama Dios para que nazcan de nuevo el agua y el Espíritu? Dios busca a personas como esta mujer samaritana que reconoce sus pecados. Y Dios da la bendición de la remisión de los pecados y de nacer de nuevo del agua y el Espíritu. Dios elimina completamente todos los pecados y nos bendice si confesamos que somos pecadores al 100%, no solamente un poco pecadores.
¿Pero qué piensan las personas sobre sí mismas? ¿Creen que son grandes o pequeños pecadores ante Dios, ya crean en Él o no? Algunas personas dicen que no pecan mucho. Pero a los ojos de Dios son completamente pecadoras, aunque digan que son casi justas. Como son lo que dicen que son, no pueden recibir la completa remisión de los pecados, aunque Dios se la dé. Por eso debemos admitir ante la presencia de Dios que somos una masa de pecados y que no podemos evitar pecar hasta que morimos. Este tipo de persona puede ir ante Jesús y decir: «Soy una masa de pecados y peco hasta que muero. Voy a ir al infierno. Jesús, por favor, sálvame». Como esta persona sabe que es completamente pecadora y que irá al infierno, recibe la remisión de sus pecados al creer de todo corazón en el Evangelio que Jesús le da y que le hace nacer de nuevo por el agua y el Espíritu verdaderamente.
Los pecadores dicen: «Solo tengo pocos pecados y los he cometido porque otras personas me presionan. Por favor, perdóname estos pecados». Solamente traen ante Jesús unos pocos pecados cada día y le piden que les perdone esos pecados, y por eso no pueden recibir la remisión de todos sus pecados. Debido a que tienen tantos pecados en sus corazones, irán al infierno aunque crean en Jesús. Deberíamos saber qué dice la Palabra exactamente acerca de nosotros y no intentar enredar estas Palabras para darles otro significado. Esto es muy importante.
La mujer samaritana le confesó a Jesús: «No tengo marido». Esta mujer dijo que no tenía marido legal aunque había tenido cinco maridos anteriormente, y el hombre con el que vivía era solo su compañero. Dijo esto porque no tenía un marido legal. Por eso, nosotros no tenemos justicia o buenas obras ante la presencia de Dios. Por tanto, como ella, todo lo que podemos decir es que tenemos 12 tipos de pecados que heredamos de nuestros padres, y los pecados personales que cometemos todos los días en este mundo desde que nacemos hasta que morimos. Somos pecadores totales ante la presencia del Dios Santo y por eso tenemos que ir al infierno. Si Dios no nos perdona todos estos pecados, y si no nos salva de todos ellos, los llevaremos al fuego eterno y seremos atormentados para siempre. Somos pecadores destinados a eso.
Hermanos y hermanas, ¿son ese tipo de pecadores ante Dios? ¿Tienen solo unos pocos pecados o tienen muchos? ¿Son solamente un poco pecadores? ¿O son pecadores completos? Ante Dios si tienen un solo pecado son culpables de todos los pecados. Pero a pesar de esto podemos tener la gracia de la salvación de Jesucristo.
Quiero reunirme con todos ustedes de nuevo mañana si Dios lo permite. Si quieren escuchar, seguiremos con este tema, y espero que puedan venir a estas reuniones. Estaremos predicando hasta el viernes por la tarde. Yo estoy muy ocupado en Corea pero he hecho tiempo para visitarles aquí en Japón. Por tanto, valdría la pena que ustedes hicieran tiempo para venir a estas reuniones importantes.
¡Aleluya!