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Bài giảng

Tema 18: Génesis

[Capítulo 5-5] Los antecesores de la fe que conocían el tiempo de la destrucción establecido por Dios (Génesis 5, 25-32)

Los antecesores de la fe que conocían el tiempo de la destrucción establecido por Dios(Génesis 5, 25-32)
«Vivió Matusalén ciento ochenta y siete años, y engendró a Lamec. Y vivió Matusalén, después que engendró a Lamec, setecientos ochenta y dos años, y engendró hijos e hijas. Fueron, pues, todos los días de Matusalén novecientos sesenta y nueve años; y murió. Vivió Lamec ciento ochenta y dos años, y engendró un hijo; Y vivió Lamec, después que engendró a Noé, quinientos noventa y llamó su nombre Noé, diciendo: Este nos aliviará de nuestras obras y del trabajo de nuestras manos, a causa de la tierra que Jehová maldijo. Y vivió Lamec, después que engendró a Noé, quinientos noventa y cinco años, y engendró hijos e hijas. Y fueron todos los días de Lamec setecientos setenta y siete años; y murió. Y siendo Noé de quinientos años, engendró a Sem, a Cam y a Jafet».
 
 
Si miramos el pasaje de las Escrituras que hemos leído hoy, podemos ver que algunos antecesores de la fe sabían que el primer mundo acabaría. Estos eran Matusalén, Lamec y Noé. Matusalén era el abuelo de Noé y Lamec era su padre. Matusalén tuvo a Lamec a la edad de 187 y Lamec tuvo a Noé a los 182. Así que Matusalén tenía 369 años cuando Noé nació. El abuelo de Noé, Matusalén vivió 969 años y su padre Lamec 777. Cuando Noé tenía 500 años, tuvo a Sem, Cam y Jafet. En aquel entonces, Matusalén tenía 869 años y Lamec 682. Así, esto significa que el padre y el abuelo de Noé estaban vivos cuando Noé tuvo a sus hijos. En otras palabras, Matusalén vivió hasta que Sem, Cam y Jafet tenían unos 100 años.
Lamec, el hijo de Matusalén, tuvo un hijo, y lo llamó Noé. Noé significa descanso. Si miramos el pasaje de las Escrituras de hoy, dice: «Vivió Lamec ciento ochenta y dos años, y engendró un hijo; Y vivió Lamec, después que engendró a Noé, quinientos noventa y llamó su nombre Noé, diciendo: Este nos aliviará de nuestras obras y del trabajo de nuestras manos, a causa de la tierra que Jehová maldijo» (Génesis 5, 28-29). Y esto significa que Lamec llamó al recién nacido Noé, que significaba que salvaría a los que estaban agonizando por culpa de sus pecados.
En el pasaje de las Escrituras de hoy, el padre de Matusalén también aparece. Enoc, al caminar con Dios, entró en el Reino de Dios sin haber experimentado la muerte. Por eso la Biblia dice: «Por la fe Enoc fue traspuesto para no ver muerte, y no fue hallado, porque lo traspuso Dios; y antes que fuese traspuesto, tuvo testimonio de haber agradado a Dios» (Hebreos 11, 5). Otros antecesores de la fe vivieron cierto número de años y después murieron, pero Enoc caminó con Dios durante 300 años y después fue tomado. Esto nos adelante que el Señor vendrá de nuevo y nos llevará a los justos.
Si es cierto que Dios reveló el rapto de los creyentes a través de Enoc, entonces a través de su hijo Matusalén, su nieto Lamec y su bisnieto Noé, Dios reveló el fin del mundo. Sabían que Dios destruiría el mundo en el futuro. Entonces, Matusalén y Lamec profetizaron que Noé, al haber crecido en la fe, les aliviaría y daría paz, así que le pusieron ese nombre. No solo Noé, sino también todos los antecesores de la fe, sabían que este mundo sería destruido. Esto es lo que nos dice el capítulo 5 del Libro de Génesis.
¿Cuántos años tenía Noé cuando Lamec murió? Está escrito que Lamec tuvo a Noé a los 182 años y que después de tener a Noé, Lamec vivió 595 años y tuvo muchos hijos e hijas, y debió ir a Dios cuando Noé tenía 595 años. Como se dice que Matusalén vivió hasta que Noé tenía 600 años, vivió 5 años más después de la muerte de su hijo Lamec.
Aunque Matusalén vivió más tiempo que ningún otro ser humano, murió justo antes del Diluvio y enseñó acerca del hecho de que el Diluvio llegaría. Los antecesores de la fe en todo el linaje habían estado diciendo que Dios destruiría el mundo. Entonces, cuando llegó el tiempo de Noé, él empezó a escuchar la voz de Dios. Matusalén había vivido hasta que Noé cumplió los 600 años, y como el Diluvio ocurrió cuando Noé tenía 600 años, Matusalén murió el año del Diluvio. El abuelo de Noé, Matusalén y su padre, Lamec, profetizaron que Dios destruiría el primer mundo, y esto ocurrió en tiempos de Noé. Y Matusalén murió el año que ocurrió el Diluvio.
El nombre Matusalén significa “hombre del dardo”. Es decir, era el que profetizó el tiempo establecido por Dios. Así que Lamec también conocía el tiempo de la destrucción. Así, cuando Lamec tuvo un hijo, lo llamó Noé, es decir, “el que alivia”. Esto significa que Noé sería el que les libraría del juicio de Dios. Porque tenía fe en que este mundo sería juzgado, llamó a su hijo Noé.
¿Qué podemos aprender de esto? Podemos aprender que a través de los antecesores de la fe Dios estaba hablando del hecho de que destruiría el mundo. Dios avisó de la destrucción del mundo en tiempos de Noé, pero también nos avisa de la destrucción de este mundo en estos tiempos. Y nosotros creemos también, como nuestros antecesores de fe. Cuando leemos la Palabra de Dios con fe, vemos que este mundo será destruido. La Biblia nos dice cómo este segundo mundo será destruido; este mundo será quemado por las guerras, el hambre, los terremotos y el juicio terrible de Dios. Aún más, nos dice que vendrá una nueva tierra y un nuevo cielo (2 Pedro 3, 10-13).
Hemos escuchado muchas veces que este segundo mundo será destruido también, pero la gente no cree ni piensa en esto demasiado. Sin embargo, Dios lo planeó y Sus planes se cumplirán. ¿Cómo sería estar en la piel de Noé, Lamec o Matusalén? Y si fuéramos Enoc, el bisabuelo de Noé, ¿cómo habríamos aceptado la Palabra de Dios que dice que destruiría el mundo? Se dice que Enoc siempre caminó con Dios y que fue tomado porque estaba complacido con él. El hecho de que Dios se lo llevase revela el rapto de los creyentes y el hecho de que caminase con Dios significa que vivió una vida de fe, creyendo en Dios. Y Matusalén, el hijo de Enoc, sabía que Dios se había llevado a su padre. Si ustedes hubiesen visto a su padre llevado al cielo sin dejar ningún cadáver detrás, ¿no se acordarían? Matusalén también creyó que Dios destruiría este mundo y se lo dijo a sus hijos.
Así, la fe que cree en los últimos días está mencionada en el capítulo 5 del Libro de Génesis, y en Génesis 6 está el contexto de por qué Dios no pudo evitar juzgar a este mundo. Como nuestros antecesores de la fe lo sabían y como la gente de fe que fue justa antes que nosotros sabía que el mundo sería destruido, debemos creer como ellos.
¿En qué tipo de mundo estamos viviendo ahora y qué plan tiene Dios? Al mirar este mundo ante Dios, es igual que en los días de Noé. Les puedo decir que es casi igual que cuando Dios destruyó este mundo. Somos pequeñas versiones de Noé. Esto significa que somos los que tenemos que predicar el Evangelio del agua y el Espíritu y subir abordo del arca de salvación a las almas para que cuando el mundo sea destruido no vayan al infierno.
Durante los últimos días de este mundo está escrito que: «Y oiréis de guerras y rumores de guerras» (Mateo 24, 6), y ¿qué está pasando en estos tiempos? las guerras donde las naciones están destruyendo a los débiles ocurren sin cesar y los peligros de la guerra están por todas partes. Hoy en día no hay ningún lugar donde esconderse cuando hay guerras. Incluso en noches oscuras, gracias a la visión de infrarrojos, se puede encontrar todo y por eso no podemos escondernos en la oscuridad. Además, con el desarrollo de misiles con un sistema de guía muy preciso, se dice que se puede acertar en un objetivo desde cientos de kilómetros. Estamos viviendo en tiempos así. Las guerras continúan y el hambre empeora en este mundo, y por eso espero que se den cuenta de que el día en que Dios volverá no está lejos. Cuando las circunstancias sean idóneas para que Dios juzgue los pecados de la humanidad, Dios enviará grandes calamidades a la tierra y volverá de nuevo, como prometió. Entonces, la gente será juzgada por sus pecados por no creer en el Evangelio del agua y el Espíritu. Y para los que crean en el Evangelio del agua y el Espíritu, Dios construirá un nuevo cielo y una nueva tierra para que vivan allí. El Señor nos prometió que nos daría el Reino Milenario y un cielo y una tierra nuevos. Dios cumplirá lo que nos prometió.
A parte de nosotros hay muchas personas en este mundo que dicen que la destrucción del mundo es inminente. E incluso el Apóstol Pablo y Pedro dijeron lo mismo. El Apóstol Pablo, nuestro predecesor del Evangelio del agua y el Espíritu, era un hombre que vivió hace unos dos mil años. También habló del final del mundo como otros predecesores de la fe. Y ahora nosotros también creemos en esto. Por eso estamos predicando diligentemente el Evangelio del agua y el Espíritu. Del mismo modo en que Noé salvó a la gente de la destrucción al hacer que escapasen del Diluvio en el arca, nosotros también recibimos la salvación del juicio predicando el Evangelio del agua y el Espíritu a este mundo que Dios juzgará. Antes de que este mundo caiga en el abismo de la destrucción debemos hacer que la gente crea en el Evangelio del agua y el Espíritu y subirlos al arca de la salvación predicando el Evangelio diligentemente.
Está escrito en la Biblia que estos tiempos son como los días de Noé. ¿Cuánto pecado hay en este mundo? Cuando salgo de casa por la mañana, veo que delante de mi casa han dejado periódicos deportivos de propaganda, y mirando unas páginas me doy cuenta de que el contenido es tan lascivo que llena mi cabeza y la Palabra de Dios no cabe en mi cabeza. En algunas ocasiones he ojeado ese periódico gratuito pero su contenido es tan estimulante que me hace sentir deseos carnales y tiene un efecto negativo en mi fe. Así, si leyese un periódico del mundo cuando me levanto, mi estado espiritual no sería bueno durante todo el día. En los periódicos y en Internet hay muchos anuncios para adultos. Hace mucho tiempo, cuando iba a un arroyo en un valle de una montaña miré a dos mujeres que se estaban bañando y los hombres no les quitaban los ojos. Sin embargo, hoy en día, uno puede ver todo tipo de cosas indescriptibles si enciende la computadora. Así que la gente vive en un mundo interior de placeres sensuales sin saber si Dios existe o no y sin saber que un día irá al infierno.
En estos tiempos el Señor va a cumplirlo todo según las promesas que hizo en la Biblia. Dicho de otra manera, Dios va a cumplir todo lo que nos ha prometido. Todas las cosas prometidas en el Libro del Apocalipsis se cumplirán en nuestros tiempos. Empezando con Adán, todos los antecesores de la fe que aparecen en el capítulo 5 del Génesis sabían que cuando la humanidad se llena de pecado por completo, Dios la destruye.
 
 

El juicio descenderá cuando el mundo se llene de pecados

 
Los antecesores de la fe sabían que Dios destruiría este mundo lleno de pecados y hablaron de ello. Sin embargo, pocos aceptaron y creyeron en esto. Lo crean o no la promesa se cumplirá por completo. Y nosotros experimentaremos esto en los últimos días.
Cuando Noé y su familia entraron en el arca y cerraron la puerta bien, el sonido de la lluvia se pudo escuchar de repente y momentos más tarde el arca se movió de un lado a otro y empezó a flotar en el agua. Entonces, Noé y su familia escucharon como la gente gritaba y los animales morían. Nosotros pasaremos por lo mismo. Verán como este mundo es destruido con sus propios ojos y serán martirizados. En el momento de la destrucción de este mundo, cuando veamos granizo caer del cielo, el agua convertirse en sangre, terremotos partiendo la tierra, fuego cayendo del cielo y el mundo destruyéndose por completo, los nacidos de nuevo no querremos vivir y esperaremos que vuelva el Señor diciendo: “Señor, por favor, vuelve”. Entonces el nuevo cielo y tierra nos estarán esperando. Cuando venga la tribulación los justos seremos martirizados porque ya no querremos vivir en este mundo. Cuando los seguidores del anticristo aparezcan ante nosotros y nos digan: “¿Vais a aceptar la marca o no? Si no recibís la marca, no comeréis. Recibid la marca para poder comer” y ustedes digan: “Comed bien vosotros y cuando vayáis de camino os caerá granizo y moriréis con la cabeza abierta” y les escupan en la cara, ¿no les matarán enseguida? En esos días muchas personas morirán y nosotros también lo haremos. Cuando este momento llegue, será mejor mantener nuestra fe y morir lo antes posible. No quiero vivir en un mundo así. La gente de todo el mundo se volverá loca. Si sus mentes siguen estando sanas, ¿cómo podrán vivir en un mundo así?
Hoy en día muchas personas han oído que el Señor volverá pronto, pero casi nadie cree en esto. Sin embargo, yo creo que viviremos estos eventos. Y, la gente que ha recibido la remisión de los pecados al creer en el Evangelio del agua y el Espíritu que estamos predicando recibiremos la salvación de este mundo, de la maldición del infierno y la condena del pecado. Además, Dios hará una tierra nueva y reinará como el Rey, y en ese momento también viviremos como reyes gobernando a los ángeles creados por Dios.
La Palabra de Dios se hace realidad muy rápido. Dios no quería destruir a la gente. Dios quiso hacer a los humanos hijos Suyos y vivir con ellos para siempre. Noé también conocía la voluntad de Dios. Por tanto, mientras vivió en este mundo, Noé también predicó la Palabra de fe. De Noé, salió Abraham. De Abraham salió David, y de David, Jesucristo. Y de Jesucristo venimos nosotros. Y la gente que ha recibido la salvación de los pecados a través de nosotros salió de nosotros y así sucesivamente. Todos los días recibimos muchas cartas de gratitud de gente de todo el mundo que ha recibido la remisión de los pecados a través de nuestros libros. Nuestra fe se predica así.
El Señor vendrá en nuestra generación. Cuando surjan guerras, la destrucción caerá sobre este mundo. Hoy en día estamos a punto de ver surgir al anticristo. Dios está preparado para destruir el mundo. Una persona que conozcamos ahora puede ser el anticristo. En otras palabras, habrá alguien que controlará el mundo que estará sumido en un caos por las guerras y desastres naturales, y esa persona habrá recibido su poder de Satanás, el Diablo, y puede existir hoy.
El mundo se sumirá en un caos rápidamente. Si una nación fuerte ataca a otras naciones pequeñas para proteger su bienestar y sus intereses, primero esos países débiles sufrirán, pero habrá países que luchen hasta fu fin. Y si esto ocurre, habrá guerras en todo momento. Hoy en día, el desarrollo de la ciencia y la tecnología hace que las naciones más débiles pueden crear armas nucleares y bioquímicas si lo desean. Entonces, cuando estas naciones débiles sean arrinconadas, utilizarán estas armas de destrucción masiva y sembrarán el terror. Y entonces, como reacción en cadena, las naciones serán llevadas trágicas guerras. Cuando ocurra una guerra mundial de repente, el mundo estará en un caos total y los líderes de cada nación intentarán resolver la situación.
Digamos que un líder, cuando el mundo esté sumido en el caos, puede solucionar la situación de manera brillante con el apoyo de la fuerza bruta de su nación. Entonces, como la gente será sancionada si no se adhiere a ese líder, obedecerá sus palabras. Entonces Satanás entrará en él y hará su obra, y así este mundo se acabará. El anticristo se proclamará Dios y establecerá ídolos. Y amenazará con matar a la gente si no recibe la marca del 666, que representa su nombre. Entonces, finalmente, integrará y eliminará todas las religiones y se convertirá en un dios. Esto ocurrirá en poco tiempo. Creemos en esto.
Los antecesores de la fe creyeron en la Palabra de Dios como nosotros. Lamec tuvo un hijo y lo llamó Noé, como está escrito: «Este nos aliviará de nuestras obras y del trabajo de nuestras manos, a causa de la tierra que Jehová maldijo» (Génesis 5, 29). Lamec creyó que a través de este hijo muchas personas recibirían la salvación. Noé no es el salvador, pero los ocho miembros de la familia de Noé recibieron la salvación al creer en las palabras de Noé porque había creído y seguido la Palabra de Dios. Matusalén y Lamec llamaron al chico Noé porque pudieron predecir esto.
Deseo que tengan sabiduría para mirar hacia el futuro y prepararse creyendo en la Palabra de Dios. El hecho de que este mundo vaya a ser destruido puede parecer ficción y parece que vaya a durar miles y millones de año, pero este mundo será destruido tarde o temprano. Dios destruyó el primer mundo con agua y después creó el segundo mundo. Y dijo que este mundo también acabaría y entonces construiría el Reino Milenario y después quemaría este mundo para llevar a los justos a un cielo y una tierra nuevos, y espero que sigan viviendo por fe en estas palabras. Yo también creo.
Se dice que cuando terminemos de predicar el Evangelio del agua y el Espíritu por todo el mundo, el Señor volverá. Por tanto, debemos vivir día tras día con la fe que cree en la justicia de Dios en nuestros corazones. Incluso hoy debemos vivir por la predicación del Evangelio del agua y el Espíritu, y ante Dios, debemos vivir por fe en la justicia de Dios. Debemos vivir creyendo en la justicia de Dios en nuestros corazones hasta que vuelva el Señor. Cuando el fin llegue, todo se terminará rápidamente. Nosotros sabemos esto y vivimos con fe en Dios.
Por tanto, mientras proclamaba que los días de la tribulación estaban cerca, el Apóstol Pablo dijo: «Pero esto digo, hermanos: que el tiempo es corto; resta, pues, que los que tienen esposa sean como si no la tuviesen; y los que lloran, como si no llorasen; y los que se alegran, como si no se alegrasen; y los que compran, como si no poseyesen; y los que disfrutan de este mundo, como si no lo disfrutasen; porque la apariencia de este mundo se pasa» (1 Corintios 7, 29-31). El Apóstol Pablo había vivido sabiendo que el fin de los días llegaría. Por eso decía que debemos darnos cuenta de que las cosas materiales de este mundo serán quemadas. Y estaba diciendo que la gente sin riquezas debe vivir con la fe de que, porque cuando vuelva el Señor, renovará este mundo y construirá el Reino Milenario, y le dará toda esa tierra. La fe de Pablo es diferente a la fe de la gente carnal. La gente que tiene la misma fe que Pablo no le da importancia a las cosas de la tierra ni se deja llevar por ellas. Nosotros debemos seguir viviendo con la fe de nuestros antecesores de la fe. Quizás si nuestros corazones van en una dirección equivocada, debemos corregirlos con la Palabra mencionada aquí y seguir viviendo espiritualmente.
 
 

Debemos hacer la obra del Señor sabiendo que somos los últimos entre los que predican el Evangelio

 
Después de que Enoc engendrase a Matusalén, Dios se lo llevó. Entonces Matusalén, el “hombre del dardo” tuvo a Lamec y este tuvo a Noé. Después de que Lamec tuviese un hijo y le llamase Noé, dijo: «Este nos aliviará de nuestras obras y del trabajo de nuestras manos, a causa de la tierra que Jehová maldijo» (Génesis 5, 29). La gente de fe como Matusalén y Lamec sabía que Dios destruiría el mundo. En otras palabras, sabían que en los últimos tiempos estaban cerca. Y en realidad, como creyeron Matusalén y Lamec, el juicio de Dios cayó sobre el primer mundo en tiempos de Noé.
Lamec tuvo un hijo a los 108 años y lo llamó Noé. ¿Acaso no fue destruido el primer mundo en los días de Noé? Si calculamos la edad de Matusalén y Lamec podemos ver que vivieron hasta el Diluvio. Por tanto, el hecho de que Lamec dijese: «Este nos aliviará de nuestras obras y del trabajo de nuestras manos, a causa de la tierra que Jehová maldijo», y llamase a su hijo Noé, nos dice que pudo predecir la obra que Dios iba a hacer. En otras palabras, Lamec ya sabía que este mundo recibiría el juicio de Dios y sería destruido. Y estaba enfrentándose al hecho de que Dios salvaría este mundo a través de Noé.
He meditado sobre la Palabra de que la gente de fe como Matusalén y Lamec pensaron sobre los últimos días y habían creído en el hecho de que Dios juzgaría este mundo. Estas personas siguieron viviendo con la fe que conocía el futuro y por eso, después de tener un hijo y llamarlo Noé pudieron decir: “Este nos aliviará”. ¿Cómo pudieron ver que el mundo acabaría durante los días de Noé? Por puesto, Dios se lo hizo saber ya que revela Su plan a los siervos de Dios, es decir, los hijos de la Luz, mientras que lo escondió de la gente del mundo. Sabemos muy bien y creemos de corazón que Dios nos ha dado ojos capaces de ver que este mundo acabará pronto. Como Lamec predijo, después de tener a Noé, el hecho de que su hijo les protegería, salvaría y aliviaría, vemos claramente y anticipamos lo que pasará en este mundo en el futuro. Podemos ver con nuestros ojos de fe el hecho de que Jesucristo va a venir de nuevo al mundo y que un nuevo mundo empezará.
Hoy en día el cólera está extendido por África. En el pasado era una enfermedad mortal. Cuando era joven el cólera era una epidemia en Corea. Cuando una persona contrae el cólera, vomita, no puede comer y tiene una fiebre alta. Y al final se deshidrata y la mayoría muere. Yo vivía en un barrio de refugiados en Busan en aquel entonces y mis vecinos murieron de cólera. Entonces vinieron oficiales de prevención de epidemias, acordonaron la casa, la desinfectaron y no dejaron entrar a nadie. Sin embargo, nadie de mi familia murió de cólera entonces. Yo era joven, pero como no quería morir me dejé vacunar tranquilamente.
Cuando empiece a haber cambios en este mundo, sé que el fin del mundo llegará pronto. Ahora hay guerra en Oriente Medio. En el futuro se dice que el mundo será destruido por guerras y pestilencias. Estamos predicando el Evangelio del agua y el Espíritu, pero cuando hayamos terminado de predicarlo, vendrá la destrucción. Y tenemos la fe para ver el futuro como Lamec, uno de nuestros antecesores de la fe. Incluso los antecesores de la fe pudieron predecir que el mundo sería destruido. Así podemos ver que Lamec creyó en que el mundo sería destruido en los días de su hijo, y también podemos encontrar en la Biblia que todo se cumplió según su fe. ¿Cuánto tiempo creen que nos queda para vivir en este mundo? ¿No creen que serán unas décadas como mucho? Por tanto, debemos predicar este Evangelio con todas nuestras fuerzas porque creemos que el fin está cerca.
En el Libro de Génesis, capítulo 5, aparece una lista de los descendientes de Adán. Lamec tuvo un hijo y predijo la destrucción que vendría durante los días de su hijo Noé. Y como había creído, todo se cumplió. La gente de fe como Lamec y Matusalén murió antes del diluvio de Noé. Creyeron que Dios juzgaría al mundo y murieron predicando esta fe. Pero, ¿no es cierto que muchas personas no creyeron en esta verdad? En aquel entonces, una mayoría absoluta de personas no tenía fe, mientras que la gente de fe era escasa. La Biblia dice: «Los que en otro tiempo desobedecieron, cuando una vez esperaba la paciencia de Dios en los días de Noé, mientras se preparaba el arca, en la cual pocas personas, es decir, ocho, fueron salvadas por agua.» (1 Peter 3, 20). Aunque la gente de fe anunció a gritos el juicio inminente de Dios, para los que estaban sumidos en los placeres del mundo era como hacer entender las Escrituras a las vacas. Así Dios los juzgó por sus pecados con agua porque no había esperanza a Sus ojos. Para los que están agonizando por sus pecados el Evangelio del agua y el Espíritu que predicamos es precioso, pero para los que no son así es una historia sin ningún interés. Es simplemente un Evangelio inútil para ellos.
Creo que cuando el Evangelio del agua y el Espíritu en el que creemos sea predicado en todos los países del mundo el Señor vendrá. El Señor vendrá a este mundo y juzgará y maldecirá a los que estén sometidos al pecado. Hace mucho tiempo limpió el mundo con agua pero ahora debe limpiarlo con fuego. El Señor dijo que esto ocurriría rápidamente. Dijo: «¡He aquí, vengo pronto! Bienaventurado el que guarda las palabras de la profecía de este libro» (Apocalipsis 22, 7). Tengo fe en estas Palabras.
Así que debemos predicar el Evangelio por todo el mundo rápidamente. Debemos traducir todos nuestros libros a todos los idiomas y distribuirlos. El que la gente crea o no depende de sus corazones. Como creemos que no nos queda mucho tiempo, debemos predicar este Evangelio del agua y el Espíritu rápidamente. Debemos plantar las semillas del Evangelio de salvación diligentemente para que cuando venga la tribulación, tengamos algo que cosechar. Incluso los que no han nacido de nuevo entre nuestros familiares deben recibir la salvación rápidamente. Aunque los miembros de su familia no les escuchen cuando llegue ese momento, creerán en el verdadero Evangelio. Cuando les llegue la tribulación se darán cuenta y creerán: “Todo está ocurriendo según la Palabra de Dios como predicaron”.
La gente de fe como Matusalén y Lamec creyeron en la Palabra de Dios y esperaron mucho tiempo. Incluso Noé esperó la promesa de Dios más de 100 años, preparando el arca. Todos los antecesores de la fe creyeron y esperaron, siendo fieles a sus tareas. Como ellos debemos esperar con fe y después irnos de este mundo al haber predicado el Evangelio del agua y el Espíritu por todo el mundo. Si no hacemos esta obra el Señor no podrá venir a juzgar el mundo. Por eso, los que hemos nacido de nuevo al creer en el Evangelio del agua y el Espíritu debemos predicar la justicia de Dios. Comparado con los inicios de nuestro ministerio literario, ahora mismo hemos progresado mucho en la predicación del Evangelio. Sin embargo, incluso ahora mismo hay muchas personas que necesitan escuchar el Evangelio. Si una persona de cada país recibe la remisión de los pecados y se convierten en trabajadores del Evangelio, el Evangelio se predicará más rápidamente porque así podremos distribuir nuestros libros a través de estas personas.
Creo que podremos predicar el Evangelio por todo el mundo muy pronto si trabajamos más diligentemente de ahora en adelante. Debemos orar juntos por la predicación del Evangelio, y debemos hacerlo con fe en la justicia de Dios. Y debemos servir al Evangelio del Señor completamente. Primero debemos predicar el Evangelio a nuestros familiares mientras predicamos el Evangelio por todo el mundo. Cuando el Señor venga, seremos tomados con Él. Y así disfrutaremos de la gloria en el Reino Milenario y después entraremos en el nuevo cielo y la nueva tierra.
En el nuevo mundo seremos reyes durante mil años con el Señor. Debemos tener fe en esto y vivir con esta esperanza. De la misma manera en que Lamec y Matusalén creyeron en la Palabra de Dios, debemos saber que el día llegará y esperar. Debemos tener fe y esperar las cosas que no han ocurrido todavía. Debemos creer que la tribulación llegará a este mundo, que el Señor volverá y nos hará participar en el rapo y que el Reino Milenario será creado y en él seremos reyes. Debemos creer que todo esto empezará cuando la predicación del Evangelio del agua y el Espíritu se cumpla. Ahora podemos esperar y vivir con fe. Si no creemos ni miramos hacia el futuro moriremos por no tener fe cuando la tribulación se nos venga encima como un ladrón. ¿Creen que este mundo estará en paz siempre? No, no es así.
En el pasaje de las Escrituras de hoy se muestra el linaje de Noé y nosotros también estamos incluidos en este linaje por fe. Después de Noé vinieron Sem, Cam y Jafet, y en el Nuevo Testamento los discípulos de Jesús como el Apóstol Pablo y Pedro están incluidos en esta genealogía. Y entonces sus nombres y el mío aparecerán también. Porque Dios ha tomado a los descendientes de Adán como Su pueblo, a los que han recibido Su amor y por eso están en el linaje de la fe al haberse convertido en hijos Suyos. Con nosotros continúa el linaje de la fe.
Queridos hermanos, ¿creen en todas las Palabras escritas en la Biblia? ¿Creen que los 7 años de la gran tribulación vendrán a este mundo? Cuando el Evangelio del agua y el Espíritu se predique completamente, tendrá lugar la tribulación de siete años. Y así aparecerá el anticristo, Satanás, el Diablo, tomará a la gente con su mano y la matará si no le sirve como un dios. Todo esto se cumplirá según la Palabra de la profecía. Cuando este mundo llegue a su fin, tendrá lugar el rapto y el Señor hará que seamos como reyes durante mil años al hacerlo todo nuevo. Debemos tener fe completa en esta Palabra de Dios. Esta Palabra de profecía no es ninguna novela o cuento de hadas. Es la realidad. Y por eso el Señor nos avisa: «Yo testifico a todo aquel que oye las palabras de la profecía de este libro: Si alguno añadiere a estas cosas, Dios traerá sobre él las plagas que están escritas en este libro. Y si alguno quitare de las palabras del libro de esta profecía, Dios quitará su parte del libro de la vida, y de la santa ciudad y de las cosas que están escritas en este libro» (Apocalipsis 22, 18-19).
De la misma manera en que Lamec predijo por fe qué tipo de mundo vendría, debemos creer en la Palabra del Señor. Cuando el Señor venga y todo esto se cumpla, los predecesores de la fe resucitarán primero y los que hayamos sobrevivido, escapando del martirio, cambiaremos en un instante y seremos raptados con el Señor. Entonces seremos reyes durante mil años con el Señor. Cuando ocurra esto, los antecesores de la fe como Matusalén y Lamec recibirán gloria. Si leemos la epístola de Hebreos, vemos que nada será perfecto sin nosotros.
Somos los últimos corredores del Evangelio. Cuando Dios haya terminado la obra de predicar el Evangelio a través de nosotros en los últimos días, resucitará a los que están durmiendo en sus tumbas y luego a nosotros también. Para todos los que creen en la Palabra de Dios así se cumplirá. Esto se hará realidad para los que crean en las promesas de Dios. Nuestros predecesores de la fe siguieron la Palabra de Dios primero. Y nosotros, los que hemos heredado su fe debemos servir al Evangelio con todo lo que tenemos como los últimos corredores en la larga carrera de relevos de la fe. Así que si el mundo es destruido todo se cumplirá según la Palabra de Dios. Y de esta manera la primera resurrección se cumplirá.
La gente que ha nacido de nuevo al tener fe en el Evangelio del agua y el Espíritu participará en la primera resurrección, pero los que no hayan nacido de nuevo participarán en la segunda resurrección que ocurrirá mil años después. La primera resurrección es el despertar de los que duermen en el Señor para hacerles vivir en el reino eterno del Señor. La segunda resurrección ocurre para arrojar al fuego del infierno a las personas que han vivido intoxicadas por el mundo sin tener fe en la Palabra de Dios.
Todos debemos seguir predicando el Evangelio al tener fe en la justicia de Dios y poner nuestras esperanzas en el Cielo. No ha habido un tiempo más favorable para predicar el Evangelio que la época actual. Dios ha hecho que sea fácil predicar el Evangelio. Aunque no puedan hacer un gran trabajo, mientras mantengan su fe y proporcionen apoyo material, el Evangelio se predicará más rápidamente. Los estados comunistas de todo el mundo han sido derrocados y ahora todos están en el proceso de aceptar el Evangelio del agua y el Espíritu. Hoy en día el ministerio callejero no está permitido en los países musulmanes, pero el ministerio literario es posible. Distribuir libros no es un problema. Siempre y cuando no estemos completamente expuestos, es posible predicar el Evangelio del agua y el Espíritu incluso en los países musulmanes. Podemos predicarlo a través de Internet también. Hoy en día incluso los lectores de países de Oriente Medio como Arabia Saudí están descargando muchos de nuestros libros electrónicos. La puerta del Evangelio del agua y el Espíritu se ha abierto de par en par. ¿Acaso no se está abriendo también Corea del Norte?
Deben creer en todas las Palabras escritas en la Biblia. Tengo fe en que cuando vuelva el Señor, seremos raptados, seres reyes durante mil años en los nuevos cielos y la nueva tierra con el Señor, y después entrar en el reino eterno después de completar un juicio más. Debemos mirar hacia el futuro con fe y trabajo, amor y esperanza.
Los que estamos viviendo en estos últimos días somos pequeñas versiones de Noé. Somos los últimos corredores de la fe en estos últimos días. Debemos conocer al Señor después de haber trabajado con una fe como la de Noé, quien vivió en los últimos días con una fe sólida. Aunque no haya nada que ver, debemos orar con fe, creer, esperar y cumplir el mandamiento del Señor como Noé.