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Tema 9: Romanos

[Capítulo 3-1] Introducción a Romanos Capítulo 3

Pablo dijo que la incredulidad de la gente, no hacía que la fidelidad de Dios no tuviera efecto. Continuando del capitulo 2, él apóstol Pablo señaló en este capitulo que los judíos no tenían ninguna ventaja sobre los gentiles. En este capitulo, Pablo comparó la ley y la ley de la justicia de Dios, antes el hablo de la ley de la justicia de Dios, la cual permite a los pecadores recibir su justicia y los guía a una vida verdadera. También enfatizó en este capítulo que la salvación del pecado no es a través de nuestras obras, sino a través de la justicia de Dios. 
El apóstol Pablo dijo que aún si los judíos y otra gente no cree en la justicia de Dios, su incredulidad no hace que su justicia no tenga efecto. Dios no puede mentir y la fidelidad de su justicia no desaparecerá. El efecto no será nulificado, solo porque los judíos no creen en su justicia.
La justicia de Dios, acerca de la cual Pablo predicó, no puede ser nulificada solo por la incredulidad de la gente. Quienquiera que crea en la salvación que Dios dio a los pecadores recibe la justicia de Dios, y esta justicia es perfecta, más allá de la moralidad humana o su pensamiento.
Pablo culpó a aquellos que hacían a Dios mentiroso y no creían en su justicia. Dios dijo que él salvó a la gente totalmente de sus pecados, a través de su justicia, pero ellos no creyeron esto, por lo tanto, lo hicieron a él mentiroso. Sin embargo, la justicia de Dios no es afectada por su incredulidad.
 
 

¿Cómo es revelada la justicia de Dios?

 
Aquellos que no creen en la justicia de Dios serán juzgados por sus pecados. Todos nosotros podemos confirmar la justicia de Dios con la salvación que él nos da. Aquellos que creen en su justicia reciben el perdón de pecados y obtienen la vida eterna. Por lo tanto, todos pueden ser bendecidos, creyendo en la fidelidad de la justicia de Dios.
La justicia de Dios no es falsa, sino verdadera. Todos son mentirosos ante Dios. Pero Dios obra como él prometió y cumple las promesas. Por lo tanto, la fidelidad de Dios vence sobre las mentiras humanas. Los seres humanos tienen que creer en la justicia de Dios. Dios no cambia lo que él dice, mientras que los humanos frecuentemente cambian sus actitudes de acuerdo a sus juicios circunstanciales. Dios siempre se mantiene verdadero en cuanto lo que él ha dicho a la humanidad.
Romanos 3:5 afirma, “Y si nuestra injusticia hace resaltar la justicia de Dios, ¿que diremos?” La injusticia de la humanidad revela la justicia de Dios.
La justicia de Dios es revelada aún más por nuestras debilidades. Esto se debe a como se dijo, el mismo Jesús actuó justamente para poder salvar a los pecadores de todos sus pecados. Por lo tanto, la justicia de Dios brilla aún más debido a las iniquidades de la gente. Esta verdad puede ser encontrada en el evangelio del agua y el Espíritu, la cual está llena con la justicia de Dios. La razón para esto es porque toda la gente peca hasta el día que muere y el amor de Dios es más grande que esos pecados. El amor de Dios salva a todos esos frágiles pecadores de sus pecados.
Nuestro Señor venció todos los pecados del mundo y completó su salvación a través del perdón de pecados. Ninguna persona puede vivir una vida sin pecado. Y ya que la gente estaba destinada a ir al infierno, Dios se ocupó de ello con su amor, y esta es su justicia.
Nosotros la gente éramos mentirosos desde el día en que nacimos y rechazamos la justicia de Dios, no creyendo en sus palabras. La humanidad estaba condenada ante Dios, ya que ninguna de sus obras, era aceptable a sus ojos. Pero Dios nos salvó de nuestros pecados con su amor, porque él se compadeció de nosotros. Toda la gente estaba lista a ir al infierno, por que eran corruptos por el engaño de satanás y todos ellos pecaron. Sin embargo, dio a su Hijo Unigénito para salvar a la gente de las manos del demonio y los poderes de la oscuridad.
El apóstol Pablo dijo que un ser humano puede tratar de comportarse decentemente cada día, pero él/ella no pueden evitar el cometer pecado durante toda su vida. Sin embargo, la maldad de esa persona revelará más el amor y la justicia de Dios. En verdad, los humanos no tienen justicia y así necesitan un mensajero como el apóstol Pablo. Él conoció y recibió la justicia de Dios, y así el Espíritu Santo moró en él. Es por eso que él pudo predicar su justicia. 
 


El evangelio que predicó Pablo estaba basado en la Justicia de Dios

 
El evangelio que Pablo predicó estaba basado en la justicia de Dios. Pablo tuvo que predicar el evangelio porque Dios amó a los pecadores y los salvó de sus pecados. El amor de Dios de la liberación está en el evangelio del agua y el Espíritu. Por lo tanto, el perdón de pecados depende en nuestra creencia de la justicia de Dios. Sin embargo, el problema es que la gente generalmente piensa que tienen que vivir virtuosamente para ser salvos ante Dios. Los seres humanos no pueden ser buenos basados en sus instintos básicos; ser bueno exteriormente sólo se llega a convertir en un obstáculo para aceptar la justicia de Dios. La gente tiene que romper sus complicados pensamientos de vivir virtuosamente para poder aceptar el evangelio de la circuncisión espiritual, el cual dio Dios. 
Nadie sobre la tierra puede ser verdaderamente bueno. Entonces, ¿cómo pueden ser salvados los pecadores de todos sus pecados? Deben quitar el pensamiento de que deberían vivir una vida buena para ser salvos. Mucha gente se niega a rendir sus pensamientos y normas; por lo tanto, no pueden ser totalmente salvados de sus pecados. La justicia de Dios, la cuál es revelada en el evangelio de la circuncisión espiritual, nos hizo darnos cuenta de cómo nuestra injusticia, solo servía para demostrar el amor de Dios y cuan grande es su justicia. Por esta razón, aquellos que creen en la justicia de Dios se enorgullecen de su justicia y no de la suya propia. Los justos solo se jactan de la justicia de Dios y levantan su justicia muy alto, ya que viene de Dios.
El apóstol Pablo enseña el papel que juega la ley a los legalistas, quienes creen que irán al cielo si hacen buenas obras, pero si ellos no viven vidas virtuosas después de creer en Jesús, nunca podrán alcanzar la justicia de Dios. La ley es como un espejo que revela los pecados humanos. Pablo enseña que la gente tiene una fe ciega y que su fe es incorrecta. Esta es la enseñanza de Pablo y su guía a la justicia de Dios.
Pablo habla a aquellos que siguen a los falsos maestros, quienes no piensan que pueden ser justos y sin pecado, después de creer en Jesús. Él enseña a los incredulos a creer en la justicia de Dios y a ser libres de la condenación. Pablo dice que aquellos que no crean en la salvación por agua y sangre de Jesús están bajo juicio y ya que no creen en Dios, es apropiado que ellos sean juzgados. Él dice que los pecadores deben regresar a la justicia de Dios y recibir su justicia, para poder ser liberados del espantoso juicio. 
 


¿Entonces, podemos pecar más porque creemos en La justicia de Dios?

 
El versiculo 7 afirma, “Pero si por mi mentira la verdad de Dios abundo para su gloria, ¿porqué aun soy juzgado como pecador?” Entonces, ¿si somos llamados sin pecado, como podemos pecar libremente? Pablo demuestra este punto. Ya que Dios te salvó con su justicia, entonces ¿te es permitido mentir con mayor libertad? Si tú crees así, entonces tú deberías saber que tú no conoces la justicia de Dios y que estás calumniando su justicia.
Aún en la actualidad, existe mucha gente que calumnia la justicia de Dios en sus corazones; no es muy distinto de los días de antaño. Pablo escribió esta Escritura hace casi 2000 años y aún entonces, existía gente que estaba envuelta en sus propias formas de pensamiento.
Aún hoy, la mayoría de los cristianos, que aún no han nacido de nuevo, malinterpretan que si uno está limpio, él/ella pueden cometer pecados a propósito. Aquellos que no han nacido de nuevo calumnian a los justos, quienes han nacido de nuevo por el agua y el Espíritu, de acuerdo a los pensamientos de su carne y hablan mal de los santos que han nacido de nuevo. Los cristianos Nominales han calumniado a los cristianos que verdaderamente han nacido de nuevo, con sus pensamientos sin fe. La fe verdadera no puede ser entendida por la carne humana. El pecado es algo que haces toda tú vida. Ambos, los justos y los injustos pecan inevitablemente. Sin embargo, aquellos que rechazan la justicia de Dios están en pecado, mientras que aquellos que creen en ella, están sin pecado.
Pablo le dijo a los incrédulos, “¿Pues, qué, si algunos de ellos han sido incrédulos? ¿Su incredulidad habrá hecha nula la fidelidad de Dios? De ninguna manera” (Romanos 3:3-4). Sólo porque la humanidad no cree en la justicia de Dios, su incredulidad no puede anular su justicia. Si una persona cree en la justicia de Dios, el/ella son salvos. Sin embargo, si una persona no cree, él/ella no pueden recibir su justicia. Así es. La justicia de Dios se mantendrá firme por siempre. Aquellos que van al infierno, no creen en el bautismo y la sangre de Jesús y nunca podrán ser capaces de limpiar sus pecados. La justicia de Dios, que guía a los creyentes a nacer de nuevo, nunca quedará sin efecto solo porque la gente no cree en ella.
 

La obtención de la justicia de Dios es sin Considerar el esfuerzo humano
 
La obtención de la justicia de Nuestro Señor no tiene nada que ver con nuestro esfuerzo humano. Simplemente esta relacionado a nuestra fe en la verdad de que la justicia de Dios es la remisión de nuestros pecados. Una persona que cree en la verdad del agua y el Espíritu recibe la justicia de Dios por fe, pero aquel que no cree en la justicia de Dios recibe el juicio de acuerdo a la verdad de las palabras de Dios.
Por lo tanto, Dios envió a Jesús a este mundo e hizo de él una piedra de tropiezo y una roca de ofensa para aquellos que son desobedientes a la justicia de Dios. Existe mucha gente que voluntariamente pide el infierno porque no quieren creer en la justicia de Dios, aunque Jesús, una piedra de tropiezo y una roca de ofensa, les dio la justicia de Dios, haciéndose su Salvador. Aún a la persona más malvada le fue dado el camino de llegar a ser justo y obtener la vida eterna. Aún una persona que hace muchas obras buenas no puede ser librada de la destrucción si él/ella no creen en la justicia de Dios, la cuál le hace a él/ella recibir la remisión de pecados y nacer de nuevo.
Ya que la paga del pecado es la muerte, cualquiera que tenga pecado irá al juicio. Jesús llega a ser la piedra de tropiezo y una roca de ofensa para aquellos que quieren establecer su propia justicia y entran al cielo sin creer en la justicia de Dios. Por lo tanto, la razón por la que la gente va a la ruina, aunque de alguna forma creen en Jesús, es porque no creen en su justicia.
Alguna gente dice que ellos son pecadores quienes han sido salvados de sus pecados, pero no existe tal cosa ‘un pecador salvado.’ ¿Cómo puede uno llegar a ser pecador después de haber sido salvado del pecado? Uno está limpio, si uno ha sido salvado del pecado, y uno está con pecado, si uno no ha obtenido la salvación del pecado. No existirá una sola persona con pecado en el reino del cielo. Dios dice, “Por tanto, no se levantarán los malos en el juicio ni los pecadores en la congregación de los justos” (Salmo 1:5).
La gente se propone a sí misma la gran pregunta de cómo ellos pueden llegar a ser justos mientras cometen pecados todos los días. Sin embargo, no hay necesidad para que ellos se preocupen por eso. El llegar a ser justo, creyendo en la justicia de Dios solo es posible porque el Señor ya quitó los pecados del mundo, junto con los pecados futuros, se los tomo él, recibiendo el bautismo en el río Jordán y muriendo en la cruz, y así completar toda la justicia de Dios. Los pecadores pueden llegar a ser justos solo por creer en la justicia de Dios. ¿Continúas siendo deudor, aun cuando tus deudas ya han sido pagadas?
Nuestro señor eliminó todos nuestros pecados con su justicia. El Señor salvó a aquellos que tienen total fe en el evangelio del agua y el Espíritu, así que no existe ninguna condenación para ellos, no importa que tan débiles sean. Todos podemos llegar a ser justos, creyendo en la justicia de Dios.
 

Los pensamientos humanos nos guían a la muerte
 
Los pensamientos humanos nos guían a la muerte y son originados en la mente carnal. Los pensamientos espirituales se originan de la fe en la justicia de Dios. Es posible para el demonio dominar los pensamientos humanos. Los seres humanos no tienen otra opción, más que pecar en su carne. Sin embargo, una persona que tiene fe en la justicia de Dios llega a ser justo por la fe en el bautismo y la sangre de Jesús. Uno no puede llegar a ser justo, evitando cometer pecados. Uno no puede ser totalmente sin pecado, al efectuar una transformación física, para alcanzar un estado de santidad. Es tonto para un cristiano pensar que él/ella pueden entrar al reino, al convertirse en una persona santa que nunca comete pecados enfrente de Dios.
Podemos ser salvados de nuestros pecados de una sola vez, creyendo en la justicia de Dios. Más aún, cada pecador puede ser completamente salvado de su pecado si él/ella creen en la gracia del evangelio del agua y el Espíritu, el cual guía a los creyentes a nacer de nuevo. Puede parecer imposible que uno llegue a estar sin pecado desde un punto de vista humano. Sin embargo, es posible por la fe en la palabra de Dios. Uno no puede vivir sin pecar a través del cuerpo humano, pero el corazón de uno puede llegar a estar sin pecado si uno verdaderamente cree en la justicia de Dios. Los cuerpos humanos necesitan satisfacer sus deseos y es imposible para los cuerpos abstenerse de pecar ya que constantemente desean placer. Dios habla la verdad, uno puede llegar a ser justo solo teniendo fe en el evangelio del agua y el Espíritu, que nuestro Señor ha dado. No podemos entrar al reino de Dios, haciendo buenas obras con nuestra carne. Solo podemos entrar al cielo creyendo en la justicia de Dios.
 

Existe una diferencia entre una mente carnal y una Mente espiritual
 
Las mentes carnales no pueden entender la verdad de que solo pueden llegar a estar sin pecado por fe y que ellos son capaces de llegar a ser justos, cristianos nacidos-nuevamente. Ya que ellos piensan que si uno se arrepiente de lo que hizo mal, él/ella pecarán al siguiente día.
Sin embargo, aunque no es posible para una persona llegar a ser justa a través de obras humanas, es perfectamente posible por la justicia de Dios. Esto es porque puede recibir su justicia creyendo en el bautismo de Jesús y en su sangre. La justicia de Dios es capaz de eliminar los pecados de toda la gente. Nos permite ser justos y llamar a Dios nuestro Padre. Por lo tanto, tú debes saber que la fe verdadera comienza con la fe en la justicia de Dios. La fe verdadera no comienza con la mente carnal, sino con la fe en las palabras de la verdad.
Mucha gente que no ha nacido de nuevo es incapaz de escapar de sus propios pensamientos, porque siempre se encuentran encerrados dentro de ellos. Esta gente nunca puede decir que han llegado a ser justos porque sólo piensan con mentes carnales, aunque dicen que creen en Jesús. Uno puede decir que él/ella están sin pecado, solo cuando él/ella creen en las palabras de la circuncisión espiritual, la cuál contiene la justicia de Dios. 
Por lo tanto, si una persona quiere recibir la justicia de Dios, él/ella deben escuchar las palabras de verdad de la gente verdaderamente nacida de nuevo y creerlas con sus corazones. El Espíritu Santo habita en cada santo que cree en la justicia de Dios. Espero que ustedes hermanos guarden esta verdad en su mente. Si realmente quieres recibir la bendición de nacer de nuevo, Dios te permitirá conocer a una persona nacida de nuevo que crea en su justicia.
 

¿Tú dices que no hay ningún justo?
 
Los versículos 9 y 10 afirman, “¿Qué, pues? Somos nosotros mejores que ellos? En ninguna manera; pues ya hemos acusado a judíos y a gentiles, que todos estan bajo pecado. Como está escrito: No hay justo, ni aún uno.” Escrito está que no hay justo, ni aún uno.
¿Que quiere decir esto? ¿Acaso estas palabras hablan de nuestra condición antes o después de nacer de nuevo? Todos éramos pecadores antes de nacer de nuevo. Las palabras “No hay justo” se refieren a la condición antes de que Jesús cumpliera el ministerio de eliminar todos los pecados del mundo. Uno no puede ser justo sin creer en Jesús.
Por lo tanto, las palabras ‘santificación incrementada’ llegaron a existir a través de la gente que servía en religiones herejes o a los ídolos. “No hay justo, ni aún uno.” ¿Acaso piensas que un pecador posiblemente puede llegar a ser justo a través del auto-entrenamiento y la cultivación? Uno no puede ser justo por sí mismo. 
“No hay justo, ni aún uno.” No existe ninguno que llegara a ser justo o que ha sido justo a través de su propio estilo de vida. No existe una sola persona que haya llegado a ser sin pecado a través de su propio esfuerzo. Solo es posible a través de la fe en la circuncisión espiritual que contiene la justicia de Dios. 
El versículo 11 también afirma, “No hay quien entienda, no hay quien busque a Dios.” No existe uno que entienda sus propias maldades. En otras palabras, no existe uno que entienda que él/ella será enviado al infierno. Un pecador ni siquiera es capaz de entender que él/ella es un pecador. Un pecador vive, mientras que no entiende claramente que él/ella irá al infierno debido a sus propios pecados. Uno trata de recibir salvación del pecado, entendiendo que él/ella merece ir al infierno debido a su pecado. Sin embargo, no existe ni aún uno que entienda su naturaleza pecadora ante Dios o que su destino es ir al infierno.
¿Somos seres útiles o inútiles frente a Dios? Toda la humanidad es inútil hasta que nace de nuevo. Aunque todos nosotros hemos llegado a ser justos gracias a él, ¿Acaso no éramos gente que alguna vez peleó contra Dios, se negó a creer en la verdad y aún lo culpa a él?
Entonces, ¿como puede un pecador glorificar a Dios? ¿Como puede un pecador, quien no ha arreglado sus problemas de pecado, alabar a Dios? La alabanza a Dios en una condición de pecador, no puede ser una adoración verdadera. ¿Cómo es posible que un pecador alabe a Dios? Un pecador nunca puede dar gloria a Dios, y él no acepta nada de tal persona. 
En nuestros días, los ministros de alabanza han sido esparcidos a través del mundo. Sin embargo, sólo aquellos que creen en la justicia de Dios pueden alabar a él. ¿Acaso piensas que Dios se agradará de la alabanza de un pecador? La alabanza de un pecador es como la ofrenda de Caín. ¿Por qué Dios aceptaría las alabanzas carentes de significado y los corazones pecaminosos de los pecadores?
El versículo 12 afirma, “Todos se desviaron, a una se hicieron inútiles; no hay quien haga lo bueno, no hay ni siquiera uno.” Aquellos pecadores que se han “desviado” no conocen las grandes obras que Dios ha hecho por ellos, y no creen en él o en la Palabra de verdad. Más aún, los pecadores no sólo se niegan a mantener la palabra de Dios o creer en ella, sino que siempre piensan en alternativas carnales basadas en sus propios pensamientos. Así, nunca pueden discernir entre lo que es correcto e incorrecto ante Dios.
Un juicio correcto sólo es posible por las palabras de verdad que contienen la justicia de Dios. Buenas decisiones y juicios correctos sólo pueden ser hechos dentro de la justicia de Dios. Deberías saber que todos los juicios legales no descansan en el interior de los humanos, sino dentro de la justicia de Dios. Todos los pensamientos humanos se han desviado y han rechazado la justicia de Dios. La gente dice, “Yo pienso así y creo de acuerdo a mis propios pensamientos, no importa lo que diga la Biblia.” Pero, espero que te des cuenta que aquel que no elimine sus propios pensamientos, tal como el anterior, es uno que rechaza la justicia de Dios con su necedad egocéntrica. Por lo tanto, el pensar de esta manera no le permite a uno volverse a la justicia de Dios. 
 
 
La mente carnal lo guía a uno a la muerte Espiritual
 
Aquel que no ha nacido de nuevo, es juez de sí mismo. Este tipo de personas en realidad no se interesan en lo que está escrito en la palabra de Dios, en lugar de eso, si algo es diferente de sus propios pensamientos, dicen que está equivocado y sólo están de acuerdo con una parte de las palabras que encaja con sus propios pensamientos. La Biblia afirma que los humanos se desviaron hacia sus propios pensamientos y se centran en sí mismos. Sí uno espera ser liberado de sus pecados en la forma más correcta, él/ella necesitan la misericordia y la justicia de Dios. Entonces, ¿cuál es esta justicia? 
La justicia de Dios es la misericordia de Dios y tú deberías saber que la palabra de Dios es el criterio para la misericordiosa justicia de Dios. “En el principio era el Verbo, el Verbo era con Dios y el Verbo era Dios” (Juan 1:1). ¿Quién es esta Persona quien es llamada “el Verbo”? ¿Quién es la Persona que estaba con Dios el Padre y el Espíritu Santo? Él es nuestro Salvador, Jesucristo. Jesucristo llegó a ser nuestro Salvador y el rey de reyes. Jesús es Dios. 
En Juan fue dicho que el Verbo estaba en el principio, y el Verbo estaba con Dios. Sí, el Señor Jesús es nuestro Salvador. El Verbo es Dios y él es la imagen misma de su sustancia (Hebreos 1:3). El Salvador es Dios. Por lo tanto, ya que el Verbo es Dios mismo, sus palabras de justicia son diferentes de los pensamientos de nosotros los humanos. Te tienes que dar cuenta que los pecadores se atreven a entender la justicia de Dios a través de su propia percepción, cuando son ignorantes en su justicia. Aquel que se mantiene firme por la justicia de Dios es una persona útil que será puesta en buen uso por Dios. Aquel que se mantiene firme guarda la palabra de Dios y es una persona de fe y es útil delante de Dios. Esta clase de persona también es bendecida. 
Toda la gente pelea contra Dios con sus propios pensamientos y pecados. Deberás saber que el tal pretende ser santo y bueno, o pretende ser amable y tener misericordia de otros, estas son obras hipócritas que vienen de los pensamientos humanos que pretenden engañar a Dios. El pretender ser bueno es en contra de Dios. Nadie es bueno sino sólo él. Si un cristiano no acepta el amor que él ganó y la justicia de su salvación sin haber nacido de nuevo, está en contra de Dios y es desobediente a la verdad.
¿Acaso crees que sólo aquellos que cometen grandes pecados en este mundo, recibirán la condenación de Dios? Todos aquellos que no crean en la justicia de Dios, no quedarán exentos de la furiosa ira de Dios.
Aquel que no cree verdaderamente en Jesús está lleno de una concepción imperativa de tener que vivir una vida buena. ¿Quién enseño tales ideas? Fue satanás quién lo hizo. Sin embargo, comenzando desde su nacimiento, los seres humanos no son capaces de vivir vidas buenas. Por lo tanto, la palabra de Dios nos dice que debemos recibir la remisión del pecado. ¿Acaso quiere esto decir que a propósito debemos hacer malas obras, para que la gracia sobreabunde? Ciertamente no. Desde que los seres humanos fueron infectados por el pecado, comenzando desde el día en que ellos nacieron, están destinados a ir al infierno debido a las heridas de la contaminación pecaminosa. Por lo tanto, Dios le dijo que recibieran la remisión del pecado que Jesús ya había preparado para ellos. Él es el Dios de la salvación, aceptando la palabra de su justicia, en nuestros corazones, la cuál es verdad.
 

Por naturaleza, ¿qué es un ser humano?
 
Los versículos 13-18 afirman, “Sepulcro abierto es su garganta; con su lengua engañan. Veneno de áspides hay debajo sus labios; su boca está llena de maldición y de amargura. Sus pies se apresuran para derramar sangre; quebranto y desventura hay en sus caminos; y no conocieron camino de paz no hay temor de Dios delante de sus ojos.” 
“Con su lengua engañan.” ¡Qué bien engaña toda esa gente! En Juan, se escribió, “Cuando habla mentira, de suyo habla” (Juan 8:44). “Estoy diciendo la verdad, es la verdad. ¿Me entiendes?” Todas las palabras de una persona que no ha nacido de nuevo, que fuertemente aseguran ser verdaderas, son falsas.
Una persona que todavía no ha nacido de nuevo. No puede hacer otra cosa que decir mentiras cada vez que él/ella hablan a la gente. Él/ella exageran en que todo lo que han dicho es verdad, pero es la evidencia paradójica que prueba que cada vez que él/ella dicen una mentira, engañan a la gente diciendo que es verdad. Todas las cosas que una persona que todavía no ha nacido de nuevo dice son falsas, por que él/ella no creen en la justicia de Dios. 
Un estafador nunca se pone en evidencia diciéndole a la gente que lo que hace es fraudulento. Habla como si fuera genuino. Él le habla a la gente sincera y realisticamente para hacer que confíen en él. “De verdad, de verdad, te digo la verdad. Si inviertes algo de dinero en esto, a cambio ganarás toneladas de dinero. Sólo invierte un millón de dólares y dentro de un año, ganarás dos millones más de lo que has invertido. Durante los dos próximos años, ganarás mucho dinero. Este es el más reciente tipo de negocios y es absolutamente seguro. Vamos, debes apurarte y decidirte por que tengo mucha gente esperando.” Esto es lo que un estafador le dice a la gente. Debes tener en mente que una persona que no ha recibido el perdón de pecados, práctica el engaño con su lengua. 
La Biblia dice que cuando satanás dice una mentira, de lo suyo habla. Todo lo que una persona que no ha nacido de nuevo dice es mentira. No debe sorprendernos que un ministro que no haya nacido de nuevo engañe a los miembros de la iglesia. Diciendo que se harán ricos si ofrecen grandes diezmos a la iglesia. Más aún, él puede decir que una vez que una persona llega a ser uno de los ‘ancianos’ de la iIglesia, la persona se enriquecerá por ‘las irresistibles bendiciones de Dios.’ ¿Por qué la gente se esfuerza tanto para ser un ‘anciano’? Se debe a las mentiras de los falsos ministros que aseguran que Dios lo llenará a uno con abundancia económica cuando se llega a ser un ‘anciano’. Existen muchos cristianos a los que se les ha privado de sus propiedades, después de intentar ser uno de estos ‘ancianos’. Han pagado devociones excesivas a estos ministros estafadores, por que deseaban ser ‘ancianos’.
De nuevo pongamos atención. La frase. “Como está escrito,” nos indica que los siguientes versículos son citas del Antiguo Testamento. En lugar de dar explicaciones adicionales, Pablo citó las frases exactas de la Escritura original: “En la boca de ellos no hay sinceridad; sus entrañas son maldad; sepulcro abierto es su garganta, con su lengua hablan lisonjas” (Salmo 5:9). “Sus pies corren al mal, se apresuran para derramar la sangre inocente, sus pensamientos, pensamientos de iniquidad; destrucción y quebrantamiento hay en sus caminos” (Isaías 59:7). La gente que va al infierno por que no conocen la justicia de Dios, son dignos de lastima. 
El versículo 19 afirma, “pero sabemos que todo lo que la Ley dice, lo dice a los que están bajo la Ley, para que toda boca se cierre y todo el mundo quede bajo el juicio de Dios.” 
La ley produce ira (Romanos 4:15). Dios da la ley a aquellos que todavía no han nacido de nuevo, para que se puedan ver ellos mismos como pecadores. La ley le enseña a cada pecador que él / ella es incapaz de vivir de acuerdo a su ley. Claramente fue dicho que Dios no nos dio la ley para que nosotros vivamos por ella. ¿Acaso Dios ha invalidado la ley? No, él no hace esto. Él nos dio la ley a través de Moisés para enseñarnos que somos pecadores. Él quiere que nos demos cuenta de nuestra naturaleza pecadora a través de la ley y no nos fue dada para que la guardáramos. El papel de la ley es el de señalar lo insuficiente lo inicuos que somos como seres humanos. 
Así, el versículo 20 afirma, “ya que por las obras de la Ley ningún ser humano será justificado delante de él; porque por medio de la Ley es el conocimiento del pecado.” Ninguna carne será justificada a sus ojos por las obras de la ley. No sólo para él mismo Pablo, sino para todos los otros siervos de Dios, “ya que por las obras de la Ley ningún ser humano será justificado.” No existe nadie que pueda guardar la ley, nadie sará capaz de hacerlo y nunca nadie lo ha hecho antes. Por lo tanto, la conclusión es que nadie puede ser justificado por las obras de la ley.
¿Podemos ser transformados por guardar la ley? Cuando vemos estos pasajes, fácilmente podemos pensar, que podemos llegar a ser santos, paso a paso, para finalmente alcanzar la santificación, viviendo buenas vidas a través de nuestras obras, después de llegar a ser creyentes de Jesús. Sin embargo, esto no es para nada verdad. El decir, que uno puede entrar en el reino del cielo, siendo santificado incrementalmente es absolutamente falso.
Todos aquellos que no han nacido de Nuevo aún continúan bajo la ley de Dios, la ley del pecado y de la muerte (Romanos 8:2). Esto se debe a que una vez que una persona llega a ser cristiano, él/ella piensa que deben vivir por las palabras de Dios. Los cristianos se sienten obligados a guardar la ley con sus obras, pero en la realidad, no pueden vivir, para nada, bajo la ley. Es por eso que hacen oraciones de arrepentimiento todos los días. No se dan cuenta que están cayendo en el lodazal de una religión sin esperanza.; llamada cristiandad. Esto prueba que el vivir este tipo de vida religiosa está mal desde el principio. El tratar de guardar la ley de Dios, después de malinterpretar la ley lleva al cristiano-religioso a una confrontación con la justicia de Dios, aunque la ley solamente existe para enseñar a la gente que somos pecadores. 
La doctrina de la santificación incremental en la cristiandad, es la misma doctrina religiosa, de las religiones paganas del mundo. Parecida a la doctrina de entrar al Nirvana en el Budismo, en la cristiandad, la doctrina de la santificación incremental afirma que la carne de uno se vuelve más y más santa después de que uno comienza a creer en Jesús, y finalmente uno es lo suficientemente santo como para entrar al cielo.
Aquel que ha nacido infectado por el pecado, sólo puede hacer el trabajo de esparcir el pecado durante toda su vida. La razón para esto, es que uno ya ha sido infectado con el pecado. El virus del pecado sale del cuerpo de uno, aún si uno no quiere esparcirlo. Solo existe una cura para esta enfermedad. Es escuchar y creer en la palabra del evangelio de verdad que contiene la justicia de Dios. Uno puede ser salvo de todo el pecado y aún recibir la vida eterna, si uno escucha y cree en las palabras de la verdadera remisión de pecados, la cuál nos permite recibir la circuncisión espiritual.
¿Cómo puede existir en este mundo una persona que viva perfectamente y de acuerdo a la ley, aún después de que él/ella es nacido de nuevo? No hay ninguno. La Biblia afirma, “Por medio de la Ley es el conocimiento del pecado.” (Romanos 3:20). ¿Acaso no es esta verdad clara y simple? Adán y Eva dejaron la palabra de Dios, no creyendo y cayendo en pecado, siendo engañados por satanás en la edad de la inocencia, y ellos llegaron a pasar todos los pecados a su descendencia después del incidente. Sin embargo, aunque todos los seres humanos heredaron el pecado de sus antecesores, ellos ni siquiera sabían que verdaderamente habían nacido como pecadores.
Desde el tiempo de Abraham, Dios dio a la humanidad conocimiento concreto sobre su justicia, para dejar que toda la gente recibiera la remisión de pecados, creyendo en la palabra de Dios.
 

Pablo habla acerca de la justicia de Dios aparte de La ley
 
Los versículos 21-22 afirman, “Pero ahora, aparte de la Ley, se ha manifestado la justicia de Dios, testificada por la Ley y por los profetas; la justicia de Dios por medio de la fe en Jesucristo, para todos los que creen en él, porque no hay diferencia.”
Se dice que la justicia de Dios está revelada, “testificada por la Ley y por los profetas.” “La ley y los profetas” implica el Antiguo Testamento. Ahora, Pablo habló acerca del evangelio de la justicia de Dios, que fue revelada a través del sistema sacrificial del tabernáculo. Las Escrituras claramente muestran la justicia de Dios, por lo cuál uno puede recibir la remisión de pecado, a través de la ofrenda por el pecado, la cual es revelada en todas las Escrituras.
Pablo declara que cualquiera que tiene fe en Jesucristo, puede indiscriminadamente obtener la justicia de Dios. El que uno sea salvo o no, depende de que uno sea creyente o incrédulo. Así, él dice que la justicia de Dios es revelada “por medio de la fe en Jesucristo, para todos los que creen en él, porque no hay diferencia.”
¿Cuál es la fe verdadera? ¿Quién es la sustancia de la fe? Es Jesucristo. Hebreos 12.2 afirma, “Puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe.” Debemos aprender la verdad de Dios de un santo nacido de nuevo y recibir la salvación en Jesucristo, creyendo en esta verdad y después viviendo por fe las palabras de Dios. Creyendo en la justicia del Señor con el corazón es tener verdadera fe.
Romanos 10:10 afirma, “porque con el corazón se cree para justicia, pero con la boca se confiesa para salvación.” Podemos llegar a ser justos, creyendo en el bautismo y en la sangre de Jesús con nuestros corazones y estar confirmados en nuestra salvación, confesando nuestra fe con la boca. La remisión de pecados no puede ser obtenida por nuestras obras, sino solo por la fe en la justicia de Dios. 
Los versículos 23-25 afirman, “Por cuanto todos pecaron y están destituidos de la gloria de Dios, y siendo justificados gratuitamente por su gracia, mediante la redención que es en Cristo Jesús, a quien Dios puso como propiciación por medio de la fe en su sangre, para manifestar su justicia, a causa de haber pasado por alto, en su paciencia, los pecados pasados.”
La Biblia afirma que todos hemos pecado, y que han caído de la gloria de Dios. Los pecadores no tenían otra opción, más que ir al infierno. Sin embargo, a través de la redención que es en Cristo Jesús y la justicia de Dios, la gente recibe la remisión de pecados gratuitamente. La gente quedó sin mancha porque creyeron en la justicia de Dios. Dios envío a Jesús como propiciación por su sangre y a través de la fe. 
Cuando vemos los versículos 25-26, escrito está, “A quien Dios puso como propiciación por medio de la fe en su sangre, para manifestar su justicia, a causa de haber pasado por alto, en su paciencia, los pecados pasados, con la mira de manifestar en este tiempo su justicia, a fin de que él sea el justo y el que justifica al que es de la fe de Jesús.”
Aquí la frase, “para manifestar su justicia” se refiere a la justicia de Dios, la cuál fue completada por el justo acto de Jesucristo. La razón por la cuál Jesús derramó su sangre sobre la cruz, fue porque antes de su muerte, él había cumplido toda la justicia de Dios, siendo bautizado por Juan en el río Jordán (ver Mateo 3:13-17). Dios el Padre hizo de Jesús un sacrificio para la propiciación por el pecado de este mundo, para poder hacer la paz entre los seres humanos y él. Jesús fue la encarnación de la justicia de Dios.
Jesús tomó todos los pecados del mundo, al recibir el bautismo de Juan. Jesús llegó a ser el Alfa y la Omega. Esto quiere decir que todos pueden recibir salvación del pecado, si él/ella creen en las palabras que afirman que el Señor borró todos los pescados del mundo, desde el principio hasta el final. 
La justicia de Dios, que Jesús llevó a cabo, nos permitió estar en paz con Dios. Fue hecho, para que sólo la persona que estuviera en paz con Dios entrara al cielo. Solo cuando yo comencé a creer en el evangelio de verdad, pude llegar a entender el versículo, “A quien Dios puso como propiciación por medio de la fe en su sangre, para manifestar su justicia, a causa de haber pasado por alto, en su paciencia, los pecados pasados.” En el tiempo de su paciencia, llegue a entender y a creer en la justicia de Dios a través de Jesús.
La justicia de Dios fue cumplida en ‘el pasado perfecto’, el cual indica que ya ha sido cumplido. Recibimos la remisión de pecados por fe en la palabra de verdad que dice que Jesús eliminó todos nuestros pecados por su bautismo y sangre. Aunque nuestros espíritus han sido totalmente perdonados de una sola vez, nuestra carne no puede evitar el cometer pecado. Dios se refirió al pecado que cometemos en el mundo actual como ‘pecado cometido anteriormente.’
¿Por qué? Dios preparó el bautismo de Jesús como el punto de partida de la salvación. Por lo tanto, la remisión fue totalmente completada de una sola vez a través de la justicia de Dios, la cuál fue cumplida por Jesucristo. Los pecados cometidos en la carne en el presente, son pecados que ya han sido eliminados a través del bautismo de Jesús a los ojos de Dios. Todos los pecados del mundo ya han sido perdonados ante los ojos de Dios. ‘Pasar todos los pecados cometidos previamente’ significa ‘considerar la deuda por el pecado, como pagada.’ Todos los pecados del mundo, son pecados que ya han sido lavados por el bautismo que el Señor recibió y por su sangre en la cruz.
Por lo tanto, todos los pecados de la humanidad desde el principio del mundo hasta el final, desde el tiempo de Adán hasta el último día de la tierra y aún los pecados que la gente esta cometiendo actualmente, son los pecados ‘cometidos previamente’ que Jesús ya ha eliminado en el pasado. Aquellos que creen en la justicia de Dios están limpios. Esta verdad es que los pecados cometidos previamente ya han sido pasados. Aún los pecados que se están cometiendo en este mismo instante, también son parte de los pecados cometidos previamente y han sido perdonados ante los ojos de Dios. La gente de este mundo esta cometiendo pecados que ya han sido eliminados por el Hijo de Dios, quien fue enviado a este mundo a quitarlos. Los pecados que estamos cometiendo ahora mismo, son pecados que nuestro Señor ya ha eliminado. ¿Entiendes lo que esto significa?
Jesús dijo que él ya había borrado todos los pecados de este mundo por la justicia de Dios. Uno puede mal interpretar esto, si uno no entiende realmente el significado de este pasaje. A la perspectiva de Dios, los pecados que nosotros los seres humanos cometemos, son pecados que ya han sido puestos en el juicio, ya que él mismo fue bautizado en el río Jordán y fue juzgado en la cruz. La razón por la cuál Dios nos dice que no nos preocupemos acerca de los pecados, es porque Jesús vino a este mundo e hizo a la gente perfectamente justa de una sola vez.
Esta verdad, acerca de la que Pablo habla en este pasaje es muy importante para alguien que ya ha sido salvada, creyendo en la justicia de Dios. Sin embargo, la gente que aún no ha nacido de nuevo ignora la justicia de Dios e irán al infierno. Hermanos, deberían escuchar y entender totalmente la palabra de Dios. Sólo entonces será buena para el establecimiento y para predicarles el evangelio a otras personas. ¿Sabes que Dios culpa al mundo de pecado, justicia y de juicio, para finalmente mencionar su justicia? (Juan 16:9).
Dios envió a Jesús como propiciación por su sangre, a través de la fe, para demostrar su justicia, ya que en su paciencia, Dios había pasado todos los pecados que se habían cometido previamente y ya habían sido eliminados. Por lo tanto, fuimos hechos justos creyendo en la justicia de Dios.
En el versículo 26 está escrito, “con la mira de manifestar en este tiempo su justicia, a fin de que él sea el justo y el que justifica al que es de la fe de Jesús.” ‘En este tiempo,’ Dios nos permite tener vida eterna, él no quiere condenar al mundo. ‘En este tiempo,’ cuando Dios envió a Jesucristo ‘a manifestar su justicia,’ el Señor demostró la justicia de Dios por su bautismo y su sangre. Dios hizo a su Hijo unigénito venir a este mundo, ser bautizado y crucificado, y por lo tanto demostrarnos su amor y su justicia.
Dios cumplió toda su justicia a través de Jesús. Cada creyente de la justicia de Dios es justo. Nuestro Dios completó el acto de justicia de borrar todos los pecados del mundo de una vez y para siempre. ¿Entonces, podemos creer en la justicia de Dios con nuestro corazón? Dios dice que somos justos y sin pecado cuando creemos en su justicia. ¿Por qué? ¿Acaso no es un creyente en Jesús sin pecado, ya que él ha realizado el acto de justicia de lavar todos nuestros pecados? Un creyente en la justicia de Dios es justo porque él/ella están sin pecado. Ya que el Señor ha borrado todos los pecados que hemos cometido durante todas nuestras vidas, somos capaces de creer en la justicia de Dios. De otra manera, nunca hubiéramos podido recibir la justicia de Dios. 
 

Solo podemos jactarnos de la justicia de Dios
 
Los versículos 27-31 afirman, “¿Dónde, pues, está la jactancia? Queda excluida. ¿Por cuál ley? ¿Por la de las obras? No, sino por la ley de la fe. Concluimos, pues, que el hombre es justificado por la fe sin las obras de la Ley. ¿Es Dios solamente Dios de los judíos? ¿No es también Dios de los gentiles? Ciertamente, también de los gentiles, porque Dios es uno, y él justificará por la fe a los de la circuncisión, y por medio de la fe a los de incircuncisión. ¿Luego, por la fe invalidamos la Ley? En ninguna manera, sino que confirmamos la Ley.”
Establecer la ley significa que no podemos ser salvados de nuestros pecados por nuestras obras. Somos criaturas débiles e imperfectos, pero la justicia de Dios nos hizo perfectos por su palabra. El creer en la palabra de justicia de Dios nos ha salvado. Aún después de haber sido salvados de nuestros pecados, nuestro Señor continua hablándonos, diciendo, “Tú eres insuficiente, pero Yo te santifiqué. Por lo tanto, tú deberías acercarte a Dios con su justicia.”
En el versículo 27, escrito está, “¿Donde, pues, esta la jactancia? Queda excluida. ¿Por cuál ley? ¿Por la de las obras? No, sino por la ley de la fe.” Uno debería saber la ley de la justicia de Dios, que Dios ha establecido y creer en esta ley de su justicia. “¿Por cuál ley? ¿Por la de las obras? No, sino por la ley de la fe.”
Debes saber que somos librados de nuestros pecados sólo cuando creemos en la justicia de Dios y no podemos ser salvados por nuestras obras. El capitulo 3 de Romanos habla acerca de esta parte a través del apóstol Pablo. “¿Su incredulidad habrá hecho nula la fidelidad de Dios? De ninguna manera” Un creyente de la justicia de Dios se mantendrá, pero aquel que no cree en la justicia de Dios caerá.
Romanos capitulo 3 revela la justicia de Dios claramente. Debes de considerar que Dios estableció la ley de su justicia para hacer que aquellos que crean en sus propios pensamientos caigan. Dios nos salvo totalmente de todo pecado. Por lo tanto, podemos ser salvos de todo pecado, creyendo en la palabra de Dios que revela su justicia. Hemos llegado a heredar el reino de los cielos y a tener paz con él, creyendo en su justicia.
Aquellos que no creen en la justicia de Dios no pueden tener paz en sus corazones. La pregunta de que si uno está bendecido o maldecido depende de si creen en la justicia de Dios o no. Si uno toma las palabras de la justicia de Dios, él/ella serán juzgados de acuerdo a la justa condenación de las palabras de Dios. La salvación se origina del amor de Dios y entonces recibimos la salvación de nuestros pecados, creyendo en su justicia. Alabamos a nuestro Señor quien nos dio esta fe en la justicia de Dios. ¡Demos gracias por el hecho de que tenemos la misma fe que tenía el apóstol Pablo! Alabamos al Señor.
También alabamos y damos gracias a él porque hemos sido liberados de todo pecado, creyendo en el bautismo de Jesús y en su sangre sobre la cruz. Si no hubiera sido por esta salvación, mediante la fe, la iglesia de Dios, nunca hubiéramos recibido la remisión de pecados. Nosotros verdaderamente creemos en la justicia de Dios con el corazón, y la confesión fue hecha para salvación con la boca. Damos gracias a Dios quien nos salvo de todo pecado con su justicia.
 
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La justicia de Dios es revelada en Romanos - Nuestro Señor Quien Llego a Ser la Justicia de Dios (I)