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Bài giảng

Tema 10: El Apocalipsis

[Capítulo 7-2] Tengamos una Fe de Batalla (Apocalipsis 7:1-17)

Let Us Have Faith That Battles
(Apocalipsis 7:1-17)
 
Los Cristianos de la actualidad deben conocer la verdad de la Biblia correctamente. Particularmente, a través de la Palabra del Apocalipsis, debemos tener un entendimiento apropiado del rapto de los santos y vivir con la fe apropiada.
Primero que nada, debemos darnos cuenta que el rapto ocurrirá en el punto medio de la Gran Tribulación, ligeramente después de los primeros tres años y medio del periodo de siete años. Por lo tanto, las iglesias y los santos deben tener una fe de batalla en el fin de los tiempos, para cumplir la voluntad de Dios de liberar a la humanidad del pecado y dar vida eterna como Él lo ha planeado en Jesucristo.
Dios permitió las actividades del Anticristo para cumplir esta voluntad de Él. El periodo durante el cual el Anticristo estará activo son los primeros tres años y medio del periodo de siete años de la Gran Tribulación. Dios permitió que el Anticristo persiguiera vigorosamente sus fines durante este periodo. ¿Por qué? Porque para cumplir Sus grandes propósitos en nosotros, Dios debe atar a Satanás en el hoyo sin fondo, y para hacer eso el Mismo Señor debe regresar a esta tierra en persona. Es por eso que nuestro Dios permitió al Anticristo que llevara a cabo sus actividades poderosamente durante los primeros tres años y medio del periodo de siete años de la Gran Tribulación.
Dios dio a todos Su Palabra de liberación del pecado y de vida eterna, y para cumplir esta Palabra, Él planeó la Gran Tribulación. En el pasaje principal, está escrito: «Después de esto vi a cuatro ángeles en pie sobre los cuatro ángulos de la tierra, que detenían los cuatro vientos de la tierra, para que no soplase viento alguno sobre la tierra, ni sobre el mar, ni sobre ningún árbol». Dios también ha planeado liberar a 144,000 de la gente de Israel de su destrucción, ya que Él le ha prometido a Abraham que Él sería su Dios y el Dios de sus descendientes. Para cumplir esta promesa, Dios concederá Su gracia de salvación sobre Israel y liberará a 144,000 de los descendientes de Abraham en el fin de los tiempos.
Para dar a los santos Su Reino del Milenio y eternamente el Cielo y la Tierra Nuevos, Dios ciertamente permitirá que la Gran Tribulación venga sobre esta tierra. Después de permitir la era del Anticristo durante la Gran Tribulación, entonces Dios prenderá a Satanás y lo encerrará en el hoyo sin fondo. La razón por la cual Dios permite la aparición del Anticristo y la Gran Tribulación es para cumplir Su promesa de salvar a Israel y conceder Su gracia dando vida eterna a los Gentiles, quienes serán vestidos en blanco a través de la Gran Tribulación.
Como tal, la Gran Tribulación y el reinado del Anticristo son los pasos por los que infaliblemente tendremos que atravesar. Debemos darnos cuenta que todas estas cosas que Dios ha permitido son parte de Su plan para salvarnos y vestirnos en Su gracia de vida eterna en el Reino de Cristo. Por lo tanto, debemos discernir clara y exactamente en qué era estamos viviendo ahora, y preguntarnos qué clase de fe debemos tener para vivir. En concreto, nuestra fe debe ser clara y segura.
Creemos en la Palabra de Dios. Y también creemos que esta Palabra será totalmente cumplida en ambos sentidos, espiritual y físicamente. La era actual, es una era que corre hacia el fin de los tiempos. Cuando el Anticristo y sus muchos seguidores surjan en los últimos tiempos, debemos pelear en contra de ellos y defender nuestra fe, aún a costa de nuestra propia vida en el martirio. Esta era se acerca rápidamente. Si creemos en la Palabra, debemos pelear en contra del Anticristo, el gran enemigo, y sus seguidores. Esta es la fe que lucha.
Batalla significa pelea. Pero al decir pelea, no me refiero a violencia, golpes o destrucción físicos. Más bien, batalla aquí significa defender la fe sin capitular bajo el Anticristo, el siervo de Satanás quien se opondrá al evangelio de la salvación que el Señor nos ha dado y quien perseguirá a los creyentes. Aquellos que son martirizados en el fin de los tiempos son aquellos que tienen el testimonio de Jesús y que han guardado la Palabra de Dios. Lo que testifican es a Jesús quien vino a través del evangelio del agua y el Espíritu.
La batalla es para defender la fe en el evangelio del agua y el Espíritu. Para defender este evangelio, aquellos que nacieron de nuevo creyendo en el evangelio del agua y el Espíritu dado por el Señor, deben unirse con los otros santos nacidos de nuevo en las iglesias nacidas de nuevo de Dios. Y debemos estar resueltos a entrar bravamente en la batalla con una determinación inquebrantable para proclamar nuestra fe a otros y salvar sus almas. Estar completamente listos para la batalla significa defender nuestra fe y también salvar otras almas; esta fe de la iglesia es el camino a la victoria que agrada a Dios. Los siervos de Dios y Sus santos siempre deben tener una fe de batalla.
¿Cómo es esta era, en la cual debemos vivir con mentes y fe lista para la batalla? La era actual está pasando por muchos cambios. Muchas “teorías” del rapto y la segunda venida del Cristo han aparecido y desaparecido, y junto con ellas la fe de la gente, de igual manera, ha estado cambiando.
Antes de que se avocara una nueva teoría del rapto en los principios de 1800, todos creían y predicaban una doctrina de rapto post-tribulación, la cual argumenta que Cristo regresará después de que los santos atraviesen toda la Gran Tribulación, y que su rapto y resurrección ocurrirá en este tiempo del regreso de Cristo. Pero la teoría del rapto pre-tribulación, la cual circuló gradualmente a principios de 1800, cambió completamente la teoría del rapto post-tribulación.
La teoría del rapto pre-tribulación argumenta que los creyentes en Jesús serán levantados al cielo antes que comience el periodo de siete años de la Gran Tribulación. Aunque esta teoría inicialmente fue rechazada por muchos, ahora virtualmente todos han terminado por creer en la teoría del rapto pre-tribulación, con unas cuantas excepciones. Pero la teoría del rapto pre-tribulación no encaja para nada con la Palabra de Dios, sino que hace que la Palabra de Dios y Su plan carezcan de significado. Sin embargo en los pensamientos y en las mentes de aquellos que ignoran la Biblia, esta teoría del rapto pre-tribulación ya ha sido firmemente plantada.
Los Apóstoles de los tiempos antiguos dividieron las eras de Dios en dos. Esta fue, la primera era de salvación por fe en Jesucristo, y la segunda era de la Gran Tribulación que sigue al paso de la primera era. Los académicos de hoy dicen que aunque entienden la primera era de salvación por la fe en Jesús, la segunda era de la Gran Tribulación, la era del regreso de Cristo y el rapto de los santos, es muy difícil de comprender.
La mayoría de los Cristianos que creen en la teoría del rapto pre-tribulación en su ignorancia de los tiempos, no puede sino tener una fe equivocada. Pretenciosamente predicen su propio día y tiempo del regreso de Cristo, o permitiendo que su fe se estanque ociosamente pensando que serán raptados antes de la Gran Tribulación –estos son los resultados de creer en esta teoría del rapto pre-tribulación. Muchísimos Cristianos han caído en la indolencia espiritual, pensando ellos mismos, “¿A quien le importa si el mundo encara tribulaciones? Yo seré raptado antes de la llegada de la Gran Tribulación, así que todo está bien.” Toda esta confusión ha sido traída por su falta de un conocimiento bíblico exacto del rapto
Scofield avocó la teoría del rapto pre-tribulación, y el resultado fue que las mentes de aquellos que creen en esta teoría han terminado en el naufragio en dirección de su propia comodidad, pensando, “Bien, seré raptado antes que llegue la Gran Tribulación a esta tierra, así que solo tratemos de vivir tan cómodamente como sea posible ahora.” Así, su fe se ha vuelto ociosa.
Pero, ¿qué dice la Biblia acerca de la Gran Tribulación y el rapto? La Biblia habla del rapto en la mitad de la tribulación. Nos dice que ambos, Gentiles e Israelitas que creen en el evangelio del agua y el Espíritu dado por Jesús también sufrirán persecución por parte del Anticristo mientras atraviesan los primeros tres años y medio de la Gran Tribulación durante la era del caballo pálido.
Nos dice que durante los primeros tres años y medio de la Gran Tribulación, el Anticristo matará a los santos–esto es, los santos serán martirizados. También nos dice que todos los santos, ambos, aquellos que fueron martirizados y aquellos que no, serán resucitados en cuerpos gloriosos, y simultáneamente su resurrección, serán levantados en el aire en el rapto. Cuando los santos sean raptados en la mitad de la Gran Tribulación, este mundo llegará a su fin con el derramamiento de las plagas de los siete tazones. Entonces, el Señor regresará a esta tierra para juzgar a Satanás, el Anticristo y a sus seguidores.
Apocalipsis 13 nos dice que aquellos cuyos nombres no están escritos en el Libro de la Vida se rendirán todos al Anticristo y sus ídolos. En otras palabras, solo aquellos cuyos nombres están escritos en el Libro de la Vida no cederán ante el Anticristo y sus seguidores. Aquellos cuyos nombres no están escritos en el Libro de la Vida rehusándose a creer en el evangelio del agua y el Espíritu en sus corazones terminarán todos adorando y rindiéndose a Satanás y sus ídolos.
Es por eso que la Biblia nos dice que los santos permanecerán en la tierra durante la Gran Tribulación, todos ellos serán levantados poco después del punto medio de la Tribulación, todos ellos serán levantados en los aires con su rapto. Aquellos que se rindan a Satanás y reciban la marca del Anticristo durante el periodo de los siete años de la Gran Tribulación serán arrojados en el lago de fuego y azufre, pero aquellos cuyos nombres están escritos en el Libro de la Vida y que no se rindieron al ídolo, serán raptados en la mitad de la Gran Tribulación.
El verdadero rapto ocurrirá poco después del punto medio del periodo de siete años de la Gran Tribulación. Referencias bíblicas detalladas para el tiempo del rapto serán dadas en el volumen que sigue a este libro. Sin embargo, hablando del rapto pre-tribulación, hay mucha gente que cree el rapto ocurrirá muy pronto, o al contrario lo programan muy lejos y hablan del rapto post-tribulación. Los académicos hablan de la teoría del rapto pre-tribulación, aún cuando ellos mismos no están convencidos de su mérito, y así muchos de los que van a la iglesia se toman de esta teoría y creen en ella. Alguna gente dona todas sus posesiones a sus iglesias, o espera fanáticamente por la fecha determinada arbitrariamente del supuesto regreso de Cristo.
Tiempo atrás, miembros de una cierta denominación escogieron una vez una fecha y creyeron que Cristo regresaría en esa fecha de su elección. Así que todos subieron a una montaña, amarraron sus cuerpos con sogas y esperaron su rapto a la media noche. El tiempo pasó, a pesar del deseo con el que esperaron, Jesús no regresó. Así que, finalmente se rindieron, se quitaron las sogas y bajaron de la montaña avergonzados. Este tipo de fiasco, desafortunadamente, se ha vuelto muy común en el mundo Cristiano. Tales eventos absurdos no están limitados solo a Corea, sino que frecuentemente ocurren alrededor del mundo, en Europa, América, Asia, en todos lados.
Por lo tanto, lo que debemos saber con precisión es que Dios expresamente permitirá la Gran Tribulación aún a Sus santos de fe. Este es el Plan de Dios. La razón por la cual Dios permite la gran Tribulación de los santos es para cumplir todas Sus promesas–arrojar, a través de la Tribulación, a Satanás en el fuego eterno, cambiar esta tierra en un mundo nuevo estableciendo el Reino de Cristo durante mil años en donde los santos reinarán con Él, y conceder el Cielo y la Tierra Nuevos a los creyentes en Jesús. Esta es la voluntad de Dios quien ha permitido que la Gran Tribulación venga sobre nosotros a propósito.
El periodo de siete años de la Gran Tribulación todavía no ha comenzado. Si asumimos que los desastres naturales que hemos sufrido hasta ahora pueden ser comparados con los fueguitos que los bomberos pueden apagar fácilmente, los desastres que le esperan al mundo en la Gran Tribulación son extraordinarios, comparables con el fuego que quemará un tercio de los bosques del mundo.
El no ser movido y perseverar cuando tales desastres y plagas golpeen al mundo, los siervos y los santos de Dios deben todos tener una fe de batalla. Debido a que permaneceremos sobre esta tierra hasta la mitad de la gran Tribulación, debemos vivir los últimos tiempos con la clase de fe que nunca se rinde al Anticristo y sus seguidores. Con el corazón determinado de un soldado entrando a la batalla, debes predicar el evangelio del agua y el Espíritu por todo el mundo para salvar un alma más, incluyendo tu propia familia.
El mundo no siempre será así de pacifico. Pero aún cuando la confusión reine en el mundo y las tribulaciones abunden en nuestras vidas, siempre debemos vivir en fidelidad, creyendo que Dios nos protegerá hasta el último día. Las religiones del mundo y Satanás engañan a la gente con toda clase de palabras engatusadoras, robándoles y finalmente lanzando sus almas en el infierno. 
Aún ahora, innumerables personas y aquellos que pertenecen a grandes denominaciones creen en la teoría del rapto pre-tribulación, desviando a muchos a una fe equívoca. Aquellos que creen que serán raptados antes de la Gran Tribulación no ven la necesidad de preparar su fe para perseverar a través de la gran Tribulación. Piensan que todo lo que tienen que hacer es ser fieles en su vida actual y simplemente ser levantados en el aire cuando el Señor llame. Pero el rapto de los santos ocurrirá de hecho poco después de los primeros tres años y medio de la gran Tribulación, y así que deben preparar su fe para la Tribulación sin importar el momento en que Cristo regrese. Debemos creer que Dios salvará al pueblo de Israel y a muchos Gentiles durante el periodo de siete años de la Gran Tribulación.
El versículo 14 nos dice: «Estos son los que han salido de la gran tribulación, y han lavado sus ropas, y las han emblanquecido en la sangre del Cordero». Esto se refiere al martirio. Martirio significa morir por la justa obra de acuerdo a la fe de alguien. La fe más correcta para los santos que han sido liberados del pecado es creer en el evangelio, que el Señor ha hecho desaparecer todos nuestros pecados, y conservar esta fe. Pero Satanás siempre trata de derrumbar la fe de los santos. Por lo tanto. Debemos hacer guerra de fe en contra de Satanás.
Si nos rendimos a Satanás en esta guerra, seremos arrojados al infierno junto con el Demonio y sus siervos. Pero si peleamos y defendemos nuestra fe aún a costa de nuestra propia vida, seremos martirizados y entraremos al Reino de Dios por esta fe del martirio. Debido a que estamos en esta guerra de fe para defenderla, nuestra muerte será justa y gloriosa.
Por lo tanto, debemos tener la fe que pelea por las obras justas. Debemos creer que estamos comprometidos en una batalla por amor a otros para salvar sus almas, y debemos defender nuestra fe hasta el fin y triunfar en esta guerra para enviar a estas almas al Cielo. Hasta que recibamos esta corona de victoria, debemos vencer a Satanás en nuestra batalla en contra de él con la espada de la Palabra de nuestro Señor.
La gente nace una vez y muere una vez. No importa cuantos progresos haya tenido la ciencia médica, todos mueren eventualmente. Ya sea que la gente muera a la edad de 10 o 80, todos encararán el juicio del pecado de Dios. Aquellos que mueren sin haber creído en el evangelio del agua y el Espíritu dado por el Señor mientras estaban en esta tierra encararán su juicio y serán condenados para ser arrojados al fuego eterno. Aunque todos sus pecados fueron lavados por el agua y la sangre de Jesús, haciéndolos tan blancos como la nieve, debido a su pecado de no creer en esta verdad no fueron perdonados, estos incrédulos serán juzgados por todos los pecados que cometieron ante Dios y los hombres mientras estaban en esta tierra y pagarán el precio.
Para evitar la condenación del fuego del infierno ante Dios, debemos creer en el evangelio del agua y el Espíritu dado por Jesús que nos redime de todos nuestros pecados. El evangelio del agua y el Espíritu que nos expía de todos nuestros pecados es distinto del evangelio que cree solo en la sangre de la Cruz. Yo siempre he predicado el evangelio del agua y el Espíritu, ya sea en tiempos ordinarios o el tiempo que sea. Solo creyendo en el evangelio del agua y el Espíritu podemos recibir el Espíritu Santo y que se nos conceda la bendición de convertirse en hijos de Dios. Cuando creemos en Jesús, debemos mantenernos lejos y no creer en el falso evangelio hecho de solo la sangre sobre la Cruz.
El Antiguo Testamento habla del verdadero evangelio por la imposición de manos y el aguamanil. En el Nuevo Testamento, la Palabra de Dios nos dice que nuestros pecados fueron pasados sobre Jesús de una sola vez a través del bautismo que Cristo recibió. El aguamanil del Antiguo Testamento y el bautismo del Nuevo testamento, ambos se refieren a la misma fe en el evangelio del agua y el Espíritu que nos ha salvado de todos nuestros pecados –a través del bautismo de Jesús que pasó todos nuestros pecados sobre Él, Su muerte sobre la cruz y Su resurrección. Nadie puede ser salvo, sino por este evangelio del agua y el Espíritu.
Debemos continuar viviendo por nuestra fe en el evangelio del agua y el Espíritu hasta que lleguemos a la mitad de la Gran Tribulación. Debemos discernir estos tiempos, y vivir estos días que quedan como Dios quiere, predicando el Reino de Dios y llevando las buenas noticias a todos. El Señor nos dijo que mucha gente será salva durante estos últimos días.
Pocas plantas pueden sobrevivir en el desierto, como no hay agua, solo arena y la luz del sol quemante. Pero aún en este desierto desolado lleno solo por polvo caliente y seco, cuando la lluvia trae agua, las plantas pueden brotar, florecer y dar fruto en solo una semana. Todo lo que le falta al desierto es agua; las semillas enterradas bajo la arena, aunque no pueden brotar aún, no están muertas sino que continúan con vida, esperando la lluvia. Y cuando el rocío hace su camino a estas semillas secas, brotan inmediatamente. Las semillas brotan en un día, crecen al día siguiente, florecen y dan fruto en el tercer día. Y en el último día estas plantas dejan caer sus semillas en el piso y las semillas endurecidas una vez más se esconden bajo la arena.
Así como plantas del desierto que parece imposible sostenerse, ni siquiera un tallo o brote puede dejar de crecer cuando el agua es suplida, creemos que en los tiempos finales, también habrá almas en el mundo desértico que brotarán, florecerán y darán frutos si llegan al menor contacto con el agua del evangelio del agua y el Espíritu. Creemos que cuando las plagas de las siete trompetas se materialicen, muchos de los que oyeron de la Gran Tribulación antes a través de la Palabra se darán cuenta del evangelio plantado en ellos, guardado y en un instante brotará la fe del martirio.
Así que, cuando tú y yo seamos martirizados por defender nuestra fe, habrá mucha más gente de fe, levantándose como las plantas del desierto que crecen instantáneamente en pisos secos, quienes se nos unirán en nuestro martirio por rehusarse a recibir la marca y adorar al ídolo. Este evangelio del agua y el Espíritu que estamos esparciendo ahora permitirá que mucha gente abrace su martirio y los convierta en los trabajadores de Dios que continuarán peleando.
Desde los niños hasta los ancianos, todos somos soldados en el ejército del Señor. Siempre preparando nuestros corazones para la batalla, debemos vivir con la fe correcta, sin ser engañados por ninguna mentira como el pueblo de Cristo. Para aquellos de nosotros que ganemos la batalla, Dios nos dará la corona de victoria y recompensas indescriptibles. Por lo tanto, debemos vivir nuestras vidas sirviendo las justas obras de Dios, con la fe que pelea contra Satanás, contra todas sus mentiras y contra toda la maldad del mundo.
 


Dios Nos Dará una Fe Atrevida en el Tiempo de la Tribulación

 
Cuando la era del caballo pálido llegue, Dios nos dará sus señales. El versículo 1 dice: «Después de esto vi a cuatro ángeles en pie sobre los cuatro ángulos de la tierra, que detenían los cuatro vientos de la tierra, para que no soplase viento alguno sobre la tierra, ni sobre el mar, ni sobre ningún árbol». El viento aquí se refiere al viento de la tribulación que Dios levantará. Apocalipsis 7:1-8 nos dice que para salvar a la gente de Israel, Dios los sellará y así detendrá el viento, por un momento. Pero cuando el tiempo llegue–esto es, cuando la era del caballo negro pase, la era del hambre entre las siete eras de Dios- Dios abrirá la era del caballo pálido. Los cuatro vientos de la tierra serán entonces levantados, trayendo el viento de la tribulación al mundo.
Cuando sea el tiempo de abrir la era del caballo pálido, el temible viento de la tribulación comenzará a soplar, y muchos Israelitas serán muertos y muchos Gentiles, incluyéndonos nosotros, también morirán. Cuando esta era del caballo pálido llegue, la era de la tribulación infaliblemente comenzará.
Debido a que ahora es la era del caballo Negro, el viento del hambre está soplando alrededor del mundo. Cuando esta era termine, la era del caballo pálido comenzará, levantando el viento de la tribulación. El viento de la tribulación marca el comienzo total del periodo de siete años de la Gran Tribulación. Cuando Dios traiga la Gran Tribulación a este mundo por vez primera desde Su creación del universo y el comienzo de la historia humana–esto es, cuando el viento de la tribulación sople con la apertura de la era del caballo pálido –todo terminará, y también todo será renovado y comenzará de nuevo.
Debemos reconocer que cuando el caballo pálido llegue, la era de la tribulación también se abre. Mientras los gobernadores se unen, ciertos políticos controlarán el poder absoluto, y aquellos que no obedezcan sus órdenes y reglas serán arrojados a tribulación y muerte. La gente tendrá dificultades para vivir a través de la era del caballo pálido ya que estarán encarando grandes dificultades por los desastres naturales que serán soltados por las plagas de las siete trompetas, pero junto con estos problemas habrá circunstancias políticas de los tiempos que también serán muy amenazadoras. Pero aún en esta situación, Dios continuará obrando entre la gente, guiando a un innumerable número de Gentiles a su salvación.
Cuando el viento de la tribulación sople en la era del caballo pálido, la esperanza podrá ser encontrada en un solo lugar. Como nos dice la Palabra: «La salvación pertenece a nuestro Dios que está sentado en el trono, y al Cordero», esta sola esperanza se encuentra en nuestro Dios Padre y en Jesucristo. Cuando el temible viento de la Tribulación sea levantado, el Anticristo surgirá sobre esta tierra, uniendo no solo la esfera política del mundo sino también todas las esferas sociales, desde la economía hasta cultura y religión, en una integración global. Tribulación significa ir a través de temible persecución. Este es el viento que será levantado. Todas estas cosas ocurrirán repentinamente.
El viento de la integración económica está soplando por todo el mundo actual. Existe un fuerte movimiento hacia el libre comercio, eliminando paredes de tarifas entre los países miembros de varias organizaciones de intercambio. Bajo un sistema de intercambio proteccionista, solía ser difícil para los productos de un país mantener la competitividad de precios en otros países, ya que las tarifas impuestas durante los procesos de importación y exportación incrementaban sus precios, sin importar lo bajos que pudieran haber sido los precios de la exportación inicial.
Pero tales paredes en las tarifas están cayendo. Un buen ejemplo puede ser hallado en Europa, en donde las tarifas han sido eliminadas. Por ejemplo, entre los países miembros de la Unión Europea (UE), ya no hay tarifas. Este es el comienzo de una mayor integración que vendrá, indicando el surgimiento de una unidad cultural y política. Este es un desarrollo sorprendente. Sin tarifas, un país puede vender sus productos en cualquier otro país. Esta es una transformación que rompe todos los esquemas del ambiente global económico. Si la UE completa con éxito su integración económica, la integración global económica se acelerará aún más.
Recientemente, Corea, China y Japón alcanzaron un acuerdo para proveer préstamos entre ellos en caso de una crisis financiera en el futuro en Asia, como la que absorbió la región en 1997. En la crisis de Asia de 1997, el apoyo financiero fue provisto por los Estados Unidos. Pero con este acuerdo, los tres países involucrados se han comprometido a proveer apoyo económico entre ellos, por si alguno encara una crisis de circulante o económica. Esto significa la formación de una alianza económica. Así como los países Europeos han eliminado tarifas y han perseguido la integración económica a través de la UE para buscar mayor prosperidad para sus países miembros, tres países del lejano Oriente también están uniendo sus recursos. Tal integración de países individuales y su desarrollo organizacional, eventualmente los guiará a una integración política.
La integración económica a través de la eliminación de tarifas significa el hecho de países individuales en una entidad supranacional. Cuando los desastres naturales de las siete plagas golpeen y el caos se acelere a través de todo el mundo, los representantes de tales organizaciones e instituciones internacionales se unirán para seleccionar un líder absoluto. En otras palabras, tratarán de traer orden a un mundo caótico, organizando a este en una sola entidad política y levantando un gobernante con poder absoluto.
El viento de la tribulación soplará en medio de este proceso. En lugar de respetar derechos individuales, atropellando los derechos de unos cuantos en beneficio de la gran mayoría será algo no solo aceptable, sino esperado. Este viento soplará cuando llegue la era del caballo pálido. Las bases de trabajo para tales eventos son puestas durante la era del caballo negro y su realización real llegará en la era del caballo pálido.
Cuando Corea fue golpeada por la crisis financiera de 1997 y sujetada bajo el tutelaje del Fondo Monetario Internacional, fue absorbida por calamidades económicas devastadoras. Los precios de los bienes raíces cayeron, la gente perdió sus trabajos en una noche y la clase media fue empujada a las calles. Dichas catástrofes económicas se han vuelto tan comunes en todo el mundo que difícilmente pasa un día en que esto ocurra en otro país. Este viento es el viento del hambre. Estamos en esta era de hambre, la clase de era en la que tu vida se vuelve inútil si no tienes dinero. En un futuro cercano, este viento del hambre será rápidamente seguido por el viento total de la tribulación.
Dios sostuvo los vientos de las cuatro esquinas del mundo por un tiempo y selló a 144,000 de entre la gente de Israel. Después de prever cualquier daño a ellos, Él soltó el viento de la tribulación. Cuando este viento de la tribulación abandone las manos de los ángeles, el viento de la Gran Tribulación soplará. El viento de la tribulación unirá al mundo, el cual, con el surgimiento del Anticristo se convertirá totalmente en dominio de Satanás e irán a través del periodo de siete años de los grandes desastres naturales de las plagas de las siete trompetas. Estas plagas de las siete trompetas serán seguidas por las plagas de los siete tazones.
Durante esta era del gobierno tiránico del Anticristo y de la desaparición de la fe, el hambre y la desnutrición alcanzarán su mayor nivel, forzando a la gente a sobrevivir de un gobierno que distribuye la comida. Todos en el mundo encararán esta era. La Palabra del Apocalipsis 7 nos provee con un esquema general de las cosas que han de venir.
¿Que más nos espera en esta era? La era del caballo pálido también estará marcada por los innumerables martirios de ambos, los Israelitas y los Gentiles. Cuando la Gran Tribulación llegue, solo nos queda la esperanza. El versículo 10 nos dice: «Y clamaban a gran voz, diciendo: La salvación pertenece a nuestro Dios que está sentado en el trono, y al Cordero». En otras palabras, nuestra salvación se encuentra solo en nuestro Dios quien se sienta en el trono y en el Cordero. Como podemos ver en el capítulo 4, el cual nos dice que un trono fue preparado para Jesucristo, no como un débil, sino como el Hijo de Dios, el Dios Todopoderoso y el Juez de todo. Dios Padre aún se sienta en Su trono. Así que cuando hablamos del Dios Trino, Dios Padre, Dios Hijo y Dios Espíritu Santo, todos son el mismo Dios. Así nuestra salvación actual pertenece a nuestro Dios y al Cordero –en concreto, a Jesucristo.
¿En dónde podremos encontrar esperanza cuando llegue la temida Tribulación? Cuando surja el Anticristo durante la Gran Tribulación, él hará una imagen de sí mismo y amenazará con matar a todos los rehúsen adorar la imagen, así como a todos los que no reciban la marca de su nombre sobre sus manos o en sus frentes (Apocalipsis 13).
En términos del medio ambiente, las condiciones naturales también alcanzarán los peores niveles posibles, fuego y granizo caen del cielo, terremotos golpean y siguen otras plagas. En esta situación ambiental empeorada, en donde la tierra se parte en dos con terremotos, el sol, la luna y las estrellas pierden su luz, y los mares y ríos mueren por las plagas, la situación política de los tiempos también será la peor de su clase. El Anticristo reinará con el gobierno más tiránico que sea posible, mientras asume el poder absoluto y subyuga a todos los líderes del mundo bajo su dominio.
 

¿Por qué Surge el Anticristo?
 
Debido a que en corto tiempo Satanás dará su poder al Anticristo en un intento de cumplir su último deseo–esto es, satisfacer su deseo de ser llamado igual que Dios por la gente y ser elevado por encima del Dios verdadero. Pero Satanás mismo sabe que este deseo no será cumplido. Sin embargo por última vez, él aún tratará de ser glorificado a través de la humanidad, matando a todos aquellos que no le obedezcan. Tal es el peor de todos los ayes que caerán sobre los santos. En este tiempo, los santos no tendrán otra opción que morir, debido a que el único en el que pueden confiar y poner su esperanza es en el Dios de nuestra salvación, Jesucristo nuestro Dios, quien nos ha salvado a través del evangelio del agua y el Espíritu. Solo podemos depender de este Dios y solo creyendo en Él podemos ser liberados de la muerte en el centro de estas horribles plagas y tribulaciones.
En estos últimos días, nuestra sola esperanza pertenece a “nuestro Dios quien se sienta en el trono y al Cordero de Dios.” Creyendo en nuestro Dios, los santos serán martirizados y por su fe en Él serán liberados de las terribles plagas y de la muerte. Apocalipsis 7 nos da los lineamientos de todo lo que ocurrirá durante el periodo de siete años de la Gran Tribulación.
Continuemos con los eventos que el viento de la tribulación traerá. Los versículos 9-10 nos dicen: «Después de esto miré, y he aquí una gran multitud, la cual nadie podía contar, de todas naciones y tribus y pueblos y lenguas, que estaban delante del trono y en la presencia del Cordero, vestidos de ropas blancas, y con palmas en las manos; y clamaban a gran voz, diciendo: La salvación pertenece a nuestro Dios que está sentado en el trono, y al Cordero». Cuando se le preguntó que quién era esa multitud de todas las tribus y lenguas vestidas de blanco y alabando al Señor, uno de los 24 ancianos respondió: «Estos son los que han salido de la gran tribulación, y han lavado sus ropas, y las han emblanquecido en la sangre del Cordero».
Esto nos dice que un innumerable número de gente será salvada en medio de la Gran Tribulación, en donde innumerables mártires se levantarán de la gente de todas las naciones, tribus y lenguas. En otras palabras, habrá una inundación de aquellos que creen en Dios como su único Salvador de todas las tribulaciones y plagas de los tiempos. En concreto, significa que la salvación solo es encontrada en el Dios de la Trinidad.
Debido a que Dios nos dio el evangelio del agua y el Espíritu que nos ha salvado de nuestros pecados, y debido a que creemos en este evangelio, cuando el Anticristo aparezca y nos demande con amenazas que nos rindamos a él y clamemos a él como Dios, no cederemos a él. Mas aún, aún si algunos de nosotros nos rindiéramos al Anticristo, no habría garantía de sobrevivir, ya que tendrían que atravesar las desastrosas plagas y la última zanja de fanatismo de Satanás. Nada está garantizado en esta época.
Así que no tenemos otra opción que creer en Dios quien nos ha salvado. Atrevidamente abrazaremos nuestro martirio creyendo en Dios, quien nos dará el Reino del Milenio, y el Cielo y la Tierra Nuevos, ya que Él nos levantará de nuevo de entre los muertos, nos raptará, y nos dará toda la gloria y bendiciones del Cielo y la Tierra Nuevos. Es por eso que habrá mucha gente vestida con vestiduras blancas lavadas por la sangre del Cordero.
Verdaderamente habrá muchos mártires quienes mueren por su fe en Dios. Los santos y todos aquellos que son martirizados durante ese tiempo, de cada nación del mundo, darán su vida por su fe en Dios. Aquellos que creen en el evangelio del agua y el Espíritu que estamos predicando ahora abrazarán su martirio creyendo en Dios, que Él nos liberará de todos los horrores de las tribulaciones y plagas del tiempo. Solo Dios puede liberarnos de estas terribles plagas.
Yo te estoy diciendo todos los eventos significativos que ocurrirán durante el periodo de siete años de la Gran Tribulación. Cuando el viento de la Tribulación sople en este mundo, no quedará esperanza en este mundo. El mundo como lo conocemos ahora ya no existirá, con el cielo y la tierra que desaparecen como un rollo que se desenvuelve.
Entonces Dios creará una tierra nueva sobre esta tierra, hará que los mártires de la fe reinen sobre ella por mil años y cuando el milenio termine, los moverá a Su Reino eterno. Solo existe nuestro Dios quien nos ha liberado de nuestros pecados, quien nos salvará de la muerte y destrucción de la Gran Tribulación, y quien puede dar esperanza. Cuando el tiempo del martirio llegue, tú y yo, así como la gente de todo el mundo que escuchó y creyó en el evangelio, será martirizada con valor por creer en Dios quien nos ha salvado de nuestros pecados. Abrazaremos nuestro martirio con nuestra atrevida fe y en esperanza. Aquel que nos liberará de las terribles plagas y tribulaciones es nuestro Dios quien se sienta en el trono.
Así que, no podemos ser martirizados sin creer que Dios quien nos ha salvado de nuestros pecados es también el Dios que nos liberará de estas terribles plagas. Los mártires de este tiempo son aquellos cuyos nombres están escritos en el Libro de la Vida del Cordero. Pero nadie cuyo nombre no se encuentre en el Libro de la Vida será capaz de ser martirizado.
Este evangelio infaliblemente será predicado alrededor de todo el mundo, y todos en el mundo seguramente lo escucharán y lo conocerán. Debido a que predicamos incesantemente este evangelio ahora, el evangelio del agua y el Espíritu está siendo testificado por todo el mundo. Existen muchas almas en este mundo quiénes, cuando llegue la Gran Tribulación, pondrán su esperanza solamente en el Cordero, creerán en Dios aún a costa de sus propias vidas y serán capaces de abrazar su martirio. Y el evangelio del agua y el Espíritu, que permite que los nombres de los creyentes sean escritos en el Libro de la Vida, continuará siendo predicado.
Aquellos que creen en el evangelio del agua y el Espíritu serán martirizados en el fin de los tiempos. Apocalipsis 13:8 nos dice: «Y la adoraron todos los moradores de la tierra cuyos nombres no estaban escritos en el libro de la vida del Cordero que fue inmolado desde el principio del mundo». Es la verdad absoluta que todos los que no están escritos en el Libro de la Vida se rendirán a la Bestia, sin excepción.
Solo Jesucristo y Dios Padre pueden liberarnos de la Gran Tribulación de los últimos días. Ahora el Espíritu Santo mora en nuestros corazones. Yo creo que somos salvados por Dios, y aún si nos matan por Su amor, Dios nos levantará de entre los muertos de nuevo, nos levantará en el aire en el rapto, renovará cada y todas las cosas sobre la tierra, y nos permitirá vivir en el Reino del Milenio.
Esta era del caballo pálido destruida por el viento de la tribulación se nos acerca rápidamente. La era del caballo negro está corriendo rápidamente. Cuando termine, aparecerá la era del caballo pálido. A partir de ese momento, todo el mundo entrará en el periodo de siete años de la Gran Tribulación. Durando no más y no menos de siete años, este periodo de la Gran Tribulación ciertamente será cumplido ya que es el plan de Dios.
Supongamos por un momento que la gran Tribulación ya ha comenzado. Los árboles y los pastizales de todo el mundo se están quemando, el cielo está lleno de humo, el sol está escondido detrás de gruesas nubes contaminadas dejando al mundo en oscuridad aún durante el día, la gente está muriendo en todos lados, y aún oímos la voz de la gente que nos está persiguiendo. ¿En quién confiaremos? ¿Confiarás en Dios, quien te ha salvado de todos tus pecados, y quien ha prometido que vivirán de nuevo los mártires que no se rindieron al Anticristo y que nos llevará a Su Cielo y Tierra Nuevos, o preferirías no confiar en Él? ¡Claro que confiaremos en Dios! ¡Solo Dios es nuestra única esperanza! Ni la adulación al Anticristo ni la confianza en nosotros mismos pueden liberarnos; ni el esconderse en cuevas, ni aún el abandonar la tierra y escapar a una estación espacial -¡nada, nada nos liberará, solo Dios!
Cuando los cometas golpeen este planeta, toda la basura caerá sobre la tierra, destruyendo todo el planeta. Todo lo que Dios creó será destruido. Entonces la esperanza verdadera saltará en nuestros corazones. ¿En quién podemos poner nuestra esperanza en tal situación tan desesperada? Dios es el único hacia quien podemos mirar y buscar ayuda, ¡nadie, sino solo Dios nos ha salvado!
Debido a que hemos sido salvados creyendo en la Palabra del evangelio del agua y el Espíritu, damos gracias y alabamos a Dios por esta salvación. Pero cuando la Gran Tribulación llegue, agradeceremos y alabaremos a Dios con todo lo que tenemos porque también nos liberará de la muerte y de las terribles plagas. Solo Dios puede liberarnos de las manos del Anticristo. No hay nadie más sino solo Dios. Debido a que hemos colocado nuestra fe y esperanza en este Dios, y debido a que creemos y esperamos que Dios nos resucite y nos permita vivir en el Reino del Milenio, y en el Nuevo Cielo y Tierra en felicidad eterna, podemos sostenernos y vencer todas las tribulaciones que vendrán.
El tiempo vendrá cuando el Anticristo nos arrastrará a su imagen, demandando, “Inclínense ante esta imagen y llámenme Dios. Jesús no es Dios. Yo soy Dios, y yo soy el que te salvará.” Así cuando el Anticristo nos demande adorarlo, podremos estar aterrorizados, pero ninguno de nosotros que ha nacido de nuevo podrá jamás inclinarse ante su imagen. ¿Por qué? Porque después de forzarnos a tomar la marca, el Anticristo nos convertirá en sus esclavos, nos usará para matar gente y al final también nos matará.
El tiempo vendrá cuando este Anticristo se declarará a sí mismo como Dios. No dista mucho en el futuro cuando el Anticristo construirá grandes imágenes de sí mismo, demandará que todos en el mundo lo llamen Dios y creará coros para entonar alabanzas a él. Si la paz existe en este tiempo y el medio ambiente es saludable y hermoso, uno podría pensar que un nuevo mundo se ha abierto. Pero con los bosques quemados, la desaparición del sol y la oscuridad de la tierra, gente gritando mientras muere, basura y cuerpos medio quemados en las calles, ninguno de nosotros podrá jamás obedecer las órdenes del Anticristo de inclinarse ante su imagen y llamarlo como a nuestro Dios. Cada creyente nacido de nuevo sabrá en este tiempo que él es el Anticristo profetizado por la Palabra de Dios.
También el Espíritu Santo nos enseña. Él nos dará corazones que nunca se rinden. Él no da corazones atrevidos, de la clase que dice, “¡Mátame si tienes que hacerlo, pero si yo muero el Señor vengará mi muerte sobre ti y Él me resucitará con seguridad!”. Creemos que así como nuestro Señor se levantó de los muertos en tres días, nosotros también seremos traídos de nuevo a la vida. Y el Señor nos raptará sin falta alguna.
 


Los Justos Nunca se Rendirán al Anticristo

 
Aquellos que escuchen esta Palabra de la promesa de Dios que destruirá el primer mundo y construirá el Reino del Milenio en su lugar, para dejar que los justos reinen en el por mil años, y nazcan de nuevo creyéndolo, nunca se rendirán al Anticristo, ya que el Espíritu Santo mora en sus corazones, ellos lo sabrán todo. Pero aquellos que no tienen al Espíritu Santo rogarán por sus vidas y se rendirán a Satanás, temiendo por sus vidas que se perderán si rehúsan seguir la corriente dominante de lo que parecerá ser un mundo nuevo. Así que cuando todos teman la muerte y se conviertan en sus esclavos, solo los nacidos de nuevo serán libres de este temor de muerte y atrevidamente abrazarán su martirio, en un hecho tan brillante como el sol naciente.
Los nacidos de Nuevo pueden hacerlo debido a que tienen la esperanza de que serán resucitados en cuerpos nuevos. Es por eso que aquellos habitados por el Espíritu Santo no solo no tendrán miedo a la muerte, sino que se enfrentarán al Anticristo y lo sacarán de balance con las atrevidas palabras que fluirán del Espíritu Santo. Puede que ahora sean tímidos, pero aquellos que están sellados por el Espíritu Santo por creer en el evangelio del agua y el Espíritu, a través del Espíritu Santo, hablarán las palabras que sus enemigos no podrán contestar. Nosotros creemos en esta Palabra de Dios. 
El Anticristo estará molesto mientras los santos le declaran, “¡Cómo te atreves a llamarte Dios! ¡Tú fuiste arrojado del Cielo, y pronto también serás arrojado de la tierra! ¡Tus días están contados ahora!” No solo unos cuantos, sino innumerables multitudes de todas las naciones del mundo se levantarán y estarán en contra del Anticristo. Entonces el Anticristo los matará a todos. En este tiempo, los santos no serán serviles aún si son puestos a muerte. Como la Palabra de Dios nos dice, que la “¡Salvación pertenece a nuestro Dios quien se sienta en el trono y al Cordero!”, moriremos en esperanza y con gran convicción de nuestra fe que fluye del Espíritu Santo.
Como el Libro de Hechos da testimonio, cuando Esteban fue apedreado a muerte, él miró al cielo y tuvo una visión del trono de Dios y a Jesús parado a Su diestra esperándolo. Aún mientras moría, Esteban oró por el perdón de aquellos que lo estaban apedreando, igual que Jesús pidió por el perdón de la gente que lo crucificó a Él. 
Así como Esteban, los santos martirizados del fin de los tiempos, siendo llenos del Espíritu Santo, no titubearán sino que serán atrevidos. Aunque ahora parezcan tímidos y su fe débil, todos aquellos que escuchen esta Palabra ahora tendrán una fe osada cuando este tiempo llegue. 
No temas. No hay nada que temer, porque todas estas cosas, desde el surgimiento del Anticristo hasta el viento de la tribulación, solo ocurrirán por el permiso de Dios y dentro de Su plan como lo manifiesta Apocalipsis 6.
El martirio no viene por nuestra propia fuerza de la carne. El martirio solo es posible por el poder del Espíritu Santo y nuestra fe en la verdad. En otras palabras, podemos ser martirizados creyendo en Dios, en la Palabra de Su promesa y en el hecho de que el Dios Todopoderoso es nuestro Dios.
Debes darte cuenta ahora que el martirio que Dios ha permitido dentro de las siete eras de Su plan es la providencia de Dios. No pensemos que nuestro martirio, una parte del plan de Dios para nosotros, en nuestro propio capricho, sino que en vez de eso creámoslo en nuestros corazones de acuerdo a la Voluntad de Dios. Creamos en la Palabra de Dios, que cuando el tiempo llegue para nuestro martirio, Dios nos dará mas de la fuerza suficiente para enfrentarlo.
En cada mundo existe un gobernador absoluto. Los santos nacidos de nuevo son gobernados por Dios, mientras que aquellos que no han nacido de nuevo son gobernados por el espíritu de Satanás. Cuando los tiempos finales lleguen, los nacidos de nuevo, siendo gobernados por Dios, recibirán la fuerza de Él para soportar todas las pruebas y las tribulaciones. En contraste, aquellos que son gobernados por Satanás no tendrán elección sino solo la de seguir su voluntad, quieran o no, ya que están bajo el dominio de Satanás.
Pero, ¿Quién tiene el mayor poder? Ya sea que seamos maldecidos o bendecidos está determinado por quién tiene el mayor poder entre Satanás y Dios. Finalmente quien sea salvo en el fin de los tiempos se decide por en quién creemos y seguimos, en las palabras de quien confiamos. Aquellos que han creído en Dios y en Su Palabra serán protegidos, bendecidos y les será dada vida eterna por Su supremo poder y autoridad por siempre. Pero aquellos que escucharon las palabras de Satanás y se rindieron a él serán arrojados en el infierno junto con él, quien no tiene poder para librar del infierno. Es por eso que Dios dio Su Palabra a través de Apocalipsis 1-7.
Del capitulo 8 en adelante, Apocalipsis menciona en detalle lo que pasará durante la era del caballo pálido. Primero que nada, las plagas de las siete trompetas descenderán sobre la tierra. De estas siete plagas, veamos la primera plaga encontrada en el versículo 7: «El primer ángel tocó la trompeta, y hubo granizo y fuego mezclados con sangre, que fueron lanzados sobre la tierra; y la tercera parte de los árboles se quemó, y se quemó toda la hierba verde». Con la plaga de la primera trompeta, granizo y fuego mezclado con sangre lloverá sobre la tierra. Esta no será la primera vez que lloverá fuego sobre la tierra, el planeta tierra ya ha sido golpeado por meteoros o cometas en varias ocasiones.
Hasta ahora, ninguno de ellos ha sido lo suficientemente catastrófico para traer devastación a toda la tierra, pero cuando la era del caballo pálido llegue, todo el viento de la tribulación correrá a través de la tierra. Cuando este viento se levante como un tornado y queme un tercio de los árboles y de la hierba y todos salgan corriendo a apagar el fuego arrasador.
La Palabra de Dios nos dice que después que los bosques del mundo son quemados por la primera plaga, una gran montaña en llamas caerá al mar –lo más seguro un cometa. Esto se elabora más con la tercera plaga: «El tercer ángel tocó la trompeta, y cayó del cielo una gran estrella, ardiendo como una antorcha, y cayó sobre la tercera parte de los ríos, y sobre las fuentes de las aguas». En otras palabras, un cometa chocará con la tierra. Como en la película Impacto Profundo, en donde un cometa cae en el mar y levanta olas tormentosas enormes, la tercera plaga traerá un desastre similar. Puede que la plaga no sea tan catastrófica como en esta película, pero los meteoros golpeando varios lugares de la tierra traerán daños significativos al planeta tierra. Las olas tormentosas matarán un tercio de las criaturas vivientes del mar y destruirán un tercio de las naves.
Cuando tal viento de la tribulación comience a soplar, reconoceremos la llegada de la era del caballo pálido. En el futuro, cuando veas las noticias irrumpiendo en tu televisor diciéndote que está lloviendo fuego del cielo y que un tercio de los bosques del mundo hacen humo, debes darte cuenta que lo que se esperaba finalmente ha llegado. Cuando los gobiernos movilicen a todos, desde niños hasta ancianos para apagar el fuego, tú ciertamente debes reconocer que el principio del fin finalmente ha llegado.
Para aquellos de nosotros que creemos en el evangelio del agua y el Espíritu ahora, la esperanza de la salvación que nos liberará de estas terribles plagas solo se encuentra en el Todopoderoso Dios. Cuando el Anticristo nos mate, seremos martirizados, ya que no tenemos poder terrenal para enfrentarlo, sin embargo seremos martirizados con gran gozo. El Dios Todopoderoso resucitará a aquellos de nosotros que abracemos el martirio en medio de esta horrenda Tribulación en fe y el Señor se convertirá en nuestro Pastor y nos guiará a los ríos del agua de vida.
Habiendo construido el Reino de Dios, Él nos llevará ahí, en donde nunca más sufriremos ni por fuego, ni por sed, ni por el daño del sol. La palabra nos dice que Dios vivirá con nosotros en este Reino, nos confortará, enjugará nuestras lágrimas y nos permitirá vivir en la gloria por siempre, para que nunca más suframos.
 

Permanece Firme sobre la Palabra de la Promesa
 
Cuando habito en la Biblia, mi corazón se llena de esperanza por el Espíritu Santo, y me doy cuenta que solo Dios puede liberarnos de estas terribles plagas. “¡Ven, Señor Jesús!”. Yo creo en nuestro Señor. Yo creo que Él me liberará de la horrible Tribulación, así como Él me ha liberado de todos mis pecados. Yo creo que Él liberará a mis compañeros santos también. Yo creo que mi salvación, aún antes del advenimiento de los últimos días, pertenece a nuestro Dios quien se sienta sobre el trono y al Cordero, y yo creo que tu salvación, también, se encuentra en Dios.
El mundo pronto será llenado por plagas y desastres con la llegada de la Gran Tribulación. Pero sin importar lo difícil que se vuelva este mundo, yo creo que nuestro Dios nos liberará de las tribulaciones y plagas del tiempo y de la persecución de nuestros enemigos, ya que Dios nos ha liberado de todos nuestros pecados, nos ha dado el derecho de convertirnos en Sus hijos y nos ha hecho así.
Aquellos que no son nacidos de Nuevo están mucho más descarriados que nosotros. ¿Cuán miserable será el no tener a Dios para tener confianza absoluta, cuando todo se esté quemando y el caos corra por doquier? Alguna gente sin lugar a dudas se sostendrá de su propia religión, ya sea Budismo o Islam, pero no encontrarán esperanza en ellas. Existirá mucha gente que terminará encarando su muerte en tal desesperación. Nosotros, también, encararemos el mismo caos y las mismas dificultades que esta gente. Pero nuestros corazones son diferentes a los de ellos. Nosotros quienes estamos preparando nuestra fe ahora somos diferentes del resto, ya que Dios nos ha hecho sin pecado a través del evangelio del agua y el Espíritu.
Juan 1:12 nos dice: «Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios». En otras palabras, Dios nos ha sellado con el derecho de convertirnos en Sus hijos, diciéndonos, “Ustedes son Mis hijos.” Él nos ha dado este derecho grande y glorioso. Nosotros somos los hijos de Dios. Cuando creemos en el evangelio del agua y el Espíritu, ¿existe algún pecado en nuestros corazones? ¡Claro que no! De todas las cosas, ¿no nos hemos convertido en hijos de Dios? ¡Claro que sí! Si a los hijos de Dios les falta el conocimiento de la Escritura y tienen muchas limitaciones, ¿significa que Dios no los protegerá como Padre? ¡Claro que no! Así como los padres dan más atención y cuidado a sus hijos que les falta conocimiento, Dios da más fuerza y más protección a aquellos de nosotros que somos débiles.
Cuando el caos corra libremente con la llegada del tiempo del Anticristo, Dios mantendrá a Sus hijos fuertes a través del Espíritu Santo, y les dará fe, esperanza y atrevimiento. Debido a que Dios nos dará tenacidad, no tendremos temor. No hay nada que temer excepto al temor mismo levantándose en nuestros corazones. La gente puede evitar lo que pasa alrededor de ellos escapándose, pero el temor en sus corazones no puede ser removido no importa adónde corran. Ni escondiéndose en sus recámaras, ni en los sótanos, ni en refugios anti-bombas pueden escaparse de este miedo que atrapa sus corazones.
Los corazones de los santos, en contraste, no tienen miedo sino solo tenacidad, y así ellos pueden encarar su martirio con coraje, diciéndose, “Lo que había de venir finalmente ha llegado. ¡Es tiempo del regreso del Señor! ¡Pronto Él nos llevará!” es aquí cuando ocurrirá el rapto –no en un día normal como hoy, sino cuando un tercio del mundo se esté quemando en llamas. Pero antes de que la Tribulación empeore aún más, Dios levantará a los santos en el aire.
¿De verdad crees que Dios ha puesto las siete eras para ti? Apocalipsis 6 nos dice que sí. Como Él ha dispuesto, Dios traerá todo sobre los santos como está escrito. Así que, aquellos que han sido expiados por sus pecados son grandemente bendecidos, pero aquellos que han dudado y no han creído están destinados a la enfermedad y terminarán en el infierno. Dios nos dice qué horrendas plagas vendrán en el futuro, y cuando estas plagas terminen, aquellos que no han nacido de nuevo serán arrojados en el lago eterno de fuego y azufre. Es por eso que Dios nos ha dado un mundo pacífico ahora y el por qué Él nos ha confiado con Su evangelio en un tiempo tan pacífico.
Dios vino a esta tierra hace aproximadamente 2,000 años en la carne de un hombre. Por nosotros, Él recibió el bautismo para tomar todos nuestros pecados y morir sobre la Cruz, liberándonos de todos los pecados del mundo. Como nuestro Salvador, Él nos salvó. Él nos concedió Sus bendiciones que nos han permitido ser salvos creyendo en Dios y en Su salvación. Esta es la gracia de Dios. Este es el evangelio que nos ha liberado de todos nuestros pecados y del juicio de Dios, enviando al Hijo Unigénito de Dios a nosotros, pasando todos los pecados sobre Él y juzgando a Su propio Hijo en lugar nuestro. Creyendo en esto ahora, llegamos a ser vestidos con la gracia de Dios y recibimos vida eterna de Él. Debido a que creemos en esto, nos hemos convertido en hijos de Dios, Él nos llamará y nos protegerá cuando la Tribulación de los últimos días se convierta en el momento más severo.
En este tiempo los hijos de Dios y los hijos de Satanás se distinguirán claramente los unos de los otros. Sus diferencias inequívocas resaltarán obviamente. Esto será más elaborado en detalle más adelante. Lo que debes recordar por ahora es que cuando la Gran Tribulación llegue a nosotros y seamos martirizados, seremos resucitados y levantados ante Dios. No importa si alguien cree en esto o no; esto pasará sin importar nada, ya que Dios dijo que Él levantará los vientos y así hará que todas estas cosas pasen.
El versículo 1 nos dice: «Después de esto vi a cuatro ángeles en pie sobre los cuatro ángulos de la tierra, que detenían los cuatro vientos de la tierra, para que no soplase viento alguno sobre la tierra, ni sobre el mar, ni sobre ningún árbol». Dios está deteniendo estos vientos para que no soplen ahora. Puesto de otra manera, esto significa que cuando Dios lo permita, estos vientos soplarán de las cuatro esquinas de la tierra. Cuando sea permitido por Dios, los ángeles de Dios soltarán estos vientos y entrarán en la era del caballo pálido. Cuando el viento de la Gran Tribulación así empiece a soplar, trayendo desastres naturales y guerras en todos lados del mundo, todos estarán en el mismo centro de todas las calamidades. Pero así, hasta ahora, Dios ha sostenido estos vientos firmemente.
Los países alrededor del mundo están investigando intensamente en la producción de armas. Puede que venga el tiempo en que los grandes poderes tengan que dar tanto como el 30% de su PIB en gastos militares. Aún ahora, grandes cantidades de recursos están siendo canalizados al gasto militar en un esfuerzo para desarrollar cantidades masivas de armas nuevas y más mortales, por ejemplo, armas de destrucción masiva. Siempre que la economía se recupere, los extras son gastados en expansión militar.
Por ejemplo, los Estados Unidos están empujando el desarrollo de un sistema de defensa de misiles conocido como el “Plan Guerra de las Estrellas.” Cuando este sistema esté totalmente desarrollado, la guerra no solo será peleada en la tierra, sino también en el espacio, con satélites armados disparando hacia abajo con proyectiles nacidos en el aire y con sus propios misiles fuera de la atmósfera. La guerra en el aire entonces tomará un nuevo significado. Así que la pregunta que ahora se levanta es quién será el primero en desarrollar armas extra-atmósfera y dominar el espacio para uso militar.
Sin embargo, viendo tales desarrollos, podemos sentir que cuando Dios lo permita y cuando las atemorizantes plagas desciendan sobre la tierra, el gobernador profetizado con poder absoluto emergerá pronto.
Sin embargo, todas estas cosas, solo pueden ocurrir cuando Dios se lo permita. No importa lo difícil que se vuelva el mundo, creemos que Dios será nuestro Pastor, nos guiará a la fuente de agua viva y enjugará toda lágrima de nuestros ojos. Es por eso que los santos son abundantemente bendecidos.
Cuando tú crees en Jesús, no pueden creer en Él en cualquier forma que se te antoje. La verdadera fe es la de aquellos que creen en la Palabra de Dios.
Apocalipsis 7:14 nos dice: «Yo le dije: Señor, tú lo sabes. Y él me dijo: Estos son los que han salido de la gran tribulación, y han lavado sus ropas, y las han emblanquecido en la sangre del Cordero». Con “han lavado sus vestidos y los han emblanquecido en la sangre del Cordero,” significa que fueron martirizados por su fe en el Señor. Ten cuidado al interpretar este versículo; esto no se refiere a ser salvo creyendo solo en la sangre de la Cruz.
En lugar de eso, de lo que debes darte cuenta es que aquellos cuyos corazones no son habitados por el Espíritu Santo no son hijos de Dios, y que aquellos que no creen en el evangelio del agua y el Espíritu son lo que no creen en el evangelio para nada. Solo aquellos que creen en el evangelio del agua y el Espíritu pueden abrazar el martirio, vencer la Tribulación y así dar grande gloria al Señor.
Debido a que creemos en Dios, cuando el tiempo de las grandes tribulaciones y sufrimientos llegue, no perderemos nuestra fe, ni nos rendiremos a Satanás, sino tenazmente abrazaremos nuestro martirio con la fuerza recibida de Dios. Entonces seremos resucitados por el Señor y protegidos por Él. El Cordero se convertirá en nuestro Pastor y enjugará todas las lágrimas de nuestros ojos, y ya nunca más tendremos hambre, ni sed, ni nos dañará el calor, ni sufriremos por ninguna cosa. ¿Por qué? Porque Dios eliminará el sufrimiento por siempre, ya que habremos pasado a través de la Gran Tribulación. Es así de maravilloso el mundo llamado Cielo. Debido a que es un lugar tan maravilloso, la gente lo llama Paraíso o Cielo, como todo aquello que es bueno.
El Paraíso es un lugar de gozo interminable. En el Budismo, el paraíso esta reservado solo para aquellos que se han convertido en buenos, un Buda. Pero realmente alguien puede convertirse en Buda, ¿alguien puede convertirse en dios? ¡Claro que no! El mismo Sidarta dijo en su lecho de muerte, “Conviértete en un dios; solo si te conviertes en un dios podrás escapar de los horrores de este mundo”. Pero simplemente es imposible para alguien escapar del pecado y vencer sus fatales errores por su cuenta. Sidarta mismo falló al escapar, igual que todos los demás. Como la palabra nos dice: «Y en ningún otro hay salvación; porque no hay otro nombre bajo el cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos» (Hechos 4:12). Nuestra salvación es solo dada por Dios, Jesucristo quien creó el universo y a nosotros. Esta verdad, que Jesucristo es el Salvador que nos liberará de las terribles plagas es lo que Dios nos está enseñando a través del Espíritu Santo.
El Cielo es el lugar más maravilloso. ¿Quieres vivir por siempre en honor y gloria? ¿Quieres ser reconocido como precioso y vivir en felicidad eterna? ¿Quieres vivir en perfección y abundancia sin que nada te falte? El lugar al que Dios nos llama a vivir es tal lugar. Es el Cielo. Nada le falta, y nunca podrá ser encontrada la escasez, ni se derramará una lágrima.
Cuando Jesús fue crucificado, Él le dijo al ladrón que fue crucificado a Su lado, “hoy estarás conmigo en el Paraíso.” “Paraíso” literalmente significa un jardín de gozo. Es un lugar en donde uno puede deleitarse con todo gozo y felicidad. Lo que nos hace felices y regocijarnos sobre esta tierra sobreabunda en este lugar, al cual Dios nos llama a vivir. Cree en Él, y haz este Cielo, este Paraíso, este Reino de Dios tuyo. El Reino de Dios es perfecto y bueno, ya que ninguna imperfección de los reinos de la tierra se encontrará ahí.
Debido a que Dios es todopoderoso, Él nos dará este Reino. Debido a que nuestro Señor es el Dios Todopoderoso, Él liberará a Su pueblo y hará que nunca más derramen una lágrima, ni que sufran por nada. Él nos guiará a las fuentes de agua viva. Él nos llevará a vivir en el centro de la vida eterna, felicidad eterna y gozo eterno. Todas estas cosas son posibles, yo creo, debido a que Su poder es ilimitado.
Si el Dios que nos ha salvado no tuviera poder, también nosotros estaríamos sin poder. Pero Dios quien nos ha liberado tiene el absoluto poder ilimitado. Él nos ha hecho sin pecado con Su absoluto poder y así somos llamados Sus santos.
No importa qué clase de vida tengamos en esta tierra. Debido a que somos hijos de Dios y tenemos el poder del Rey de reyes, aún si nuestras vidas fueran peores que aquellos que no han nacido de nuevo ahora, cuando la era del caballo pálido llegue y el Señor regrese, Él seguramente nos llamará y nos dejará vivir en Su Paraíso. Nada nos faltará y reinaremos con poder absoluto, en donde aún los ángeles serán nuestros siervos. Los santos vivirán por siempre con todo esplendor y gloria.
Los santos nunca más morirán. Este es el sueño de todas las religiones–vivir eternamente, reinar y entrar al Cielo. Esta bendición no solo es para mí, sino que Dios también te la ha concedido a ti también.
Cuando el tiempo llegue, yo creo, Dios levantará el viento de la tribulación, y cuando este viento de la tribulación sople, Él nos fortalecerá para permanecer firmes en contra del Demonio y finalmente llevarnos. Y yo también creo que Él nos dejará vivir por siempre en felicidad.
¿Acaso Dios no nos prometió todas estas cosas? ¡Desde luego que sí! Él nos dijo: «No se turbe vuestro corazón; creéis en Dios, creed también en mí. En la casa de mi Padre muchas moradas hay; si así no fuera, yo os lo hubiera dicho; voy, pues, a preparar lugar para vosotros. Y si me fuere y os preparare lugar, vendré otra vez, y os tomaré a mí mismo, para que donde yo estoy, vosotros también estéis» (Juan 14:1-3). Esto es lo que nuestro Señor nos ha prometido. Toda la Palabra de Dios en Apocalipsis 20-22 es Su Palabra de promesa para nosotros.
¡Aleluya! Doy toda mi gratitud a Dios.
 
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Comentarios y Sermones sobre el Libro del Apocalipsis - ¿Acaso viene la Era del Anticristo, Martirio, Rapto y Reino del Milenio? (Ⅰ)