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Bài giảng

Tema 24: SERMONES PARA LOS QUE SE HAN CONVERTIDO EN NUESTROS COLABORADORES

[24-59] Guarden su fe en la justicia de Dios (Génesis 26:1-11)

(Génesis 26:1-11)
“Después hubo hambre en la tierra, además de la primera hambre que hubo en los días de Abraham; y se fue Isaac a Abimelec rey de los filisteos, en Gerar. Y se le apareció Jehová, y le dijo: No desciendas a Egipto; habita en la tierra que yo te diré. Habita como forastero en esta tierra, y estaré contigo, y te bendeciré; porque a ti y a tu descendencia daré todas estas tierras, y confirmaré el juramento que hice a Abraham tu padre. Multiplicaré tu descendencia como las estrellas del cielo, y daré a tu descendencia todas estas tierras; y todas las naciones de la tierra serán benditas en tu simiente, por cuanto oyó Abraham mi voz, y guardó mi precepto, mis mandamientos, mis estatutos y mis leyes. Habitó, pues, Isaac en Gerar. Y los hombres de aquel lugar le preguntaron acerca de su mujer; y él respondió: Es mi hermana; porque tuvo miedo de decir: Es mi mujer; pensando que tal vez los hombres del lugar lo matarían por causa de Rebeca, pues ella era de hermoso aspecto. Sucedió que después que él estuvo allí muchos días, Abimelec, rey de los filisteos, mirando por una ventana, vio a Isaac que acariciaba a Rebeca su mujer. Y llamó Abimelec a Isaac, y dijo: He aquí ella es de cierto tu mujer. ¿Cómo, pues, dijiste: Es mi hermana? E Isaac le respondió: Porque dije: Quizá moriré por causa de ella. Y Abimelec dijo: ¿Por qué nos has hecho esto? Por poco hubiera dormido alguno del pueblo con tu mujer, y hubieras traído sobre nosotros el pecado. Entonces Abimelec mandó a todo el pueblo, diciendo: El que tocare a este hombre o a su mujer, de cierto morirá.”
 
 
En el pasaje de las Escrituras de hoy aparece Isaac, el hijo de Abraham. Y Dios se le aparece a este Isaac y le habla. En la Biblia encontramos muchos casos de personas de fe que sufrieron hambrunas. Abraham fue a Egipto a causa de una hambruna, y Naomi y Lot también fueron a la región de Moab porque estaban pasando por una grave hambruna. Y como ven en el Libro de Génesis 26, el hijo de Abraham, Isaac, también fue a Abimelec por causa de una hambruna.
 
 

Dios nos dijo que no fuésemos a la tierra de Egipto

 
En el Libro de Génesis 26:2-3: “Y se le apareció Jehová, y le dijo: No desciendas a Egipto; habita en la tierra que yo te diré. Habita como forastero en esta tierra, y estaré contigo, y te bendeciré; porque a ti y a tu descendencia daré todas estas tierras, y confirmaré el juramento que hice a Abraham tu padre”.
Así que Isaac vivió en Gerar. No sé exactamente dónde está esta región de Gerar. Pero, a pesar de todo, estoy seguro de que esta Palabra de Dios, que dice que no vayamos a la tierra de Egipto por una hambruna, está dirigida a todos Sus siervos y la gente viviendo en estos días. Dios habló a todos los antecesores de la fe de la siguiente manera: “Aunque haya una hambruna grave, quedaros en la tierra de Canaán. Y no vayáis a la tierra de Egipto. Si obedecéis estas instrucciones, cumpliré todas las promesas que le hice a Abraham, el hombre de fe. Mis queridos siervos, no vayáis a la tierra de Egipto durante una hambruna fuerte. Vivid en la tierra que os he mostrado”. Dios dijo que Abraham había cumplido todas las leyes de Dios. Y esta era la razón por la que Dios había prometido cumplir todas las promesas que le hizo a él y a sus descendientes.
Mientras leía esta Palabra tuvo un pensamiento. “Dios le dijo a Abraham que cumpliese todos Sus mandamientos, estatutos y leyes. Pero ¿acaso no vendió Abraham a su propia mujer? ¿Es eso cumplir los estatutos y mandamientos de Dios?”. Dios no consideró las obras carnales de Abraham. Cuando Dios dice que Abraham había cumplido Sus mandamientos, estatutos y leyes, lo hizo porque vio la fe por la que Abraham había creído en Dios y cumplido esos mandamientos. Nadie puede decir que Abraham había cumplido todos los mandamientos de Dios. Incluso Dios mismo no puede decir eso si tiene en cuenta todas las obras de Abraham. Lo importante es que, aunque Abraham hubiera tropezado en ocasiones, su corazón tenía la fe perfecta situada en la justicia de Dios y fue adelante siguiendo a Dios con esa fe.
 
 
Los justos pueden ver lo que Dios quiere en vez de mirar solo su estado actual 
 
En vez de considerar solo este momento presente, los justos debemos pensar en lo que Dios nos está diciendo a nosotros. Y cuál es la voluntad de Dios para nosotros. Y al hacer esto debemos examinar la voluntad de Dios y concentrarnos en saber qué es. Y al darnos cuenta de esa voluntad de Dios y creer en ella de todo corazón, debemos seguirla. Al seguir la voluntad de Dios, debemos averiguar primero qué quiere decir la Palabra de Dios en vez de importarnos nuestras acciones. Al vivir nuestras vidas de fe, a menudo viene un momento en el que dudamos por haber estado atados a situaciones carnales y circunstancias adversas. Y en muchas ocasiones perdemos el juicio. Aun así, no debemos dejarnos gobernar por nuestros pensamientos y juicios. Debemos mantener nuestra fe perfectamente al creer en la justicia de Dios y pensar en lo que Dios nos está diciendo solamente.
Hemos leído aquí que Dios dijo: “Vivid en la tierra que os he mostrado. Si lo hacéis os daré todas las fortunas y bendiciones que le di a Abraham”. Debemos escuchar esta Palabra de las bendiciones que Dios nos ha dado. Solo entonces podremos vivir nuestra fe y seguir la Palabra de Dios, como hizo Abraham, mediante la fe que cree en la perfecta justicia de Dios.
Echen un vistazo a las vidas de Abraham, Isaac, Jacob y sus descendientes de fe. La bendición de Dios fue a ellos cuando vivieron en la tierra de las promesas creyendo en la Palabra de la promesa de Dios. Hoy hemos visto que Dios le habló a Isaac diciendo que no debía ir a la tierra de Egipto a causa de una hambruna. Y debemos entender que esta Palabra de Dios también va dirigida a nosotros. Sí, esto es cierto. No debemos permitir que nuestros corazones vivan en la tierra de Egipto porque nuestras circunstancias parezcan difíciles. Esta no es la voluntad de Dios. Cuando hubo hambruna por segunda vez, Isaac quiso ir a Egipto y por eso Dios se le apareció y le dijo que no fuera.
No debemos seguir este ejemplo de Isaac. Vendrá un tiempo en que pasaremos por dificultades. Vendrá un tiempo en que la Iglesia pase por dificultades y nuestros corazones también. En estos tiempos, debemos hacer lo que Dios nos está pidiendo. Y por eso debemos prestar atención a lo que Dios le dice a Su Iglesia. ¿Qué nos dice a nosotros, a Su Iglesia, en estos tiempos difíciles? Nos está diciendo que no vayamos a Egipto. Espero sinceramente que conozcan la voluntad de Dios a través de Su Palabra y vivan por fe disfrutando del poder de la voluntad de Dios.
 
 
Los justos deben vivir por fe como lo pidió Dios
 
Queridos hermanos, si seguimos viviendo en la tierra de Canaán como nos lo pidió Dios, es decir, si vivimos tranquilos en la Iglesia de Dios, nos dará todas las bendiciones que prometió a Abraham. Debemos creer en esto. Deben tener esta fe segura. En cualquier momento, deben tener un conocimiento claro de esta voluntad de Dios.
En el Libro de Génesis 26:7 está escrito: “Y los hombres de aquel lugar le preguntaron acerca de su mujer; y él respondió: Es mi hermana; porque tuvo miedo de decir: Es mi mujer; pensando que tal vez los hombres del lugar lo matarían por causa de Rebeca, pues ella era de hermoso aspecto”.
¿Qué significa esto? Algunos filisteos le preguntaron a Isaac acerca de su mujer. E Isaac mintió al rey diciendo que su mujer era su hermana. Por supuesto que era ella su medio hermana (Génesis 20:12). En realidad, Isaac era prima segunda de Rebeca. Así que era pariente de ella. Como se casaron, fueron considerados una pareja casada. Pero como tenía miedo de que le mataran porque su esposa era hermosa, este Isaac les dijo que era su hermana, en vez de decir que era su esposa. Por eso el rey Abimelec y sus súbditos quisieron tomar a la esposa de Isaac. Pero entonces, un día, el Rey Abimelec miró por su ventana y vio a Isaac mostrándole cariño a Rebeca.
El siguiente pasaje parece difícil de entender. ¿Era el rey Abimelec un enemigo de la nación de Israel? Pero después de ver a Isaac mostrar atención a Rebeca, ¿qué dijo? Génesis 26:10 dice: “Y Abimelec dijo: ¿Por qué nos has hecho esto? Por poco hubiera dormido alguno del pueblo con tu mujer, y hubieras traído sobre nosotros el pecado”. Aunque era un pecador, le dijo a Isaac que casi le había causado vergüenza. Originalmente era una masa de pecados y su trabajo habitual era cometer pecados. Pero ese rey Abimelec le dijo a Isaac: “¿Por qué nos has hecho esto? Por poco hubiera dormido alguno del pueblo con tu mujer, y hubieras traído sobre nosotros el pecado”.
Por supuesto, si había sido un hombre santo y creído en Dios, sus palabras tienen sentido. Pero este Abimelec no creía en Dios y cometía todo tipo de pecados todos los días. Por tanto, no era razonable que acusase a Isaac, quien había recibido las bendiciones de Dios. Dicho de otra manera, su acusación era ridícula.
Así que Abimelec ordenó a toda su nación: “El que tocare a este hombre o a su mujer, de cierto morirá” (Génesis 26:11). Queridos hermanos, hay una cosa que debemos dejar clara aquí. Estas palabras que se dijeron contra Abimelec son Palabras de Dios dirigidas a nosotros. Sí, esto es cierto. A través de este evento, Dios está hablándonos espiritualmente. En otras palabras, estas palabras nos están diciendo que la gente que tocase a Isaac o a su mujer moriría por ese pecado.
 
 
No debemos juntarnos con la gente que no cree en la justicia de Dios
 
¿Qué significa esto? La gente que no recibe la remisión de los pecados por no creer en el Evangelio del agua y el Espíritu debe identificarse claramente como pecadores. Sin embargo, muchas de estas personas suelen decir que son descendientes de Abraham, es decir, personas que han recibido la remisión de los pecados. La gente que no ha recibido la remisión de los pecados debe permanecer en su condición de pecadores para ser salvada de sus pecados. Pero ¿qué les ocurriría a estos pecadores que intentan vivir una vida de fe con los justos diciendo que también han recibido la remisión de los pecados cuando no es cierto? Aunque parezca irónico, la gente que ha recibido la remisión de los pecados no podrá predicar a estos cristianos falsos. La Iglesia de Dios debe predicar el Evangelio de la remisión de los pecados a estos creyentes falsos que no han nacido de nuevo todavía, pero la realidad es que los nacidos de nuevo no podemos hacer esto. Estas palabras pueden parecer difíciles, pero sé que me pueden entender.
Sí, esto es cierto. Aunque alguien que no crea en el Evangelio del agua y el Espíritu empiece a ir a la Iglesia de Dios, primero debe confesar que es un pecador. Pero si este pecador duerme con la gente de Dios y se hace una sola familia con ellos, esto será un gran problema. Si una persona nacida de nuevo se convierte en una familia unida en la carne con alguien que no ha nacido de nuevo, perderá la oportunidad de predicarle el Evangelio del agua y el Espíritu a esa persona más adelante. ¿Por qué? Porque el pecador no entiende que es también descendiente de Abraham desde una perspectiva carnal. Si Abimelec se acostase con la mujer de Isaac, estos problemas surgirían espiritualmente. Esto es porque Isaac era claramente un descendiente de Abraham. Por tanto, si alguien no ha recibido la remisión de los pecados y se convierte en descendiente de Abraham, no podrá tener un corazón pobre que puede escuchar el Evangelio verdadero del agua y el Espíritu y recibir la remisión de los pecados. Estoy diciendo que si la gente que no cree en el Evangelio del agua y el Espíritu se casa y se convierte en una sola persona con los que han recibido la remisión de los pecados, perderán para siempre la oportunidad de recibir la remisión de los pecados.
En el pasaje de las Escrituras de hoy, el rey Abimelec de los filisteos dijo: “El que tocare a este hombre o a su mujer, de cierto morirá”. Esto significa que los santos de la Iglesia de Dios nunca pueden mezclarse con los que no han recibido la remisión de los pecados y los justos no deben aceptar la fe de estos pecadores. La Biblia nos está diciendo que la gente que recibe la remisión de los pecados al creer en el Evangelio del agua y el Espíritu no debe mezclarse espiritualmente con los que no han recibido la remisión de los pecados. Dios dijo que, si esto ocurre, matará. Cuando algo así ocurre, todos morirán, en espíritu y carne.
Este rey de los filisteos era un enemigo de la nación de Israel. Por tanto, no tiene ningún sentido que se pusiese de lado de Isaac y dijese esto. Aunque la Biblia dice que Dios permitió que esas palabras saliesen de su boca. Incluso a través de la boca de un hombre filisteo, Dios declara que solo los descendientes de Abraham son Su pueblo. Lo que debemos entender es que, si somos descendientes de Abraham, debemos vivir en la tierra que Dios estableció y no debemos vivir juntándonos con la gente carnal. Esto significa que debemos guardar nuestra fe en la justicia de Dios. Dios nos está diciendo que los que hemos recibido la remisión de los pecados no debemos admitir a fe de esos pecadores cristianos solo porque sean buenos con nosotros. Sí, esto es correcto. Si los que creemos en el Evangelio del agua y el Espíritu siguiésemos viviendo con los que no han recibido la remisión de los pecados, moriríamos.
Dios nos dice que los que creemos en el Evangelio del agua y el Espíritu podemos hacer culpables a otros. Si vivimos una vida de fe con los que no han recibido la salvación de los pecados, les haremos culpables y acabarán muriendo sin falta. Por eso les suplico que no vivan sus vidas uniéndose a los que no han nacido de nuevo espiritualmente de verdad. Si somos personas que creen de verdad en el Evangelio del agua y el Espíritu y si somos descendientes espirituales de Abraham, como descendientes suyos debemos vivir nuestra fe al creer en la justicia de Dios, aunque pasemos por tiempos difíciles de vez en cuando. Cuando hacemos esto, Dios cumplirá todas las promesas de las bendiciones que había prometido a Abraham para nosotros. Dios nos prometió lo siguiente: “Maldeciré a los que os maldigas y bendeciré a los que os bendigan. Haré que vuestros descendientes se multipliquen como las estrellas de cielo”. Esto significa que cuando vivimos en la Iglesia de Dios con la misma fe que Abraham, Dios hará que los descendientes de la fe en este mundo sean muchos. Estas son las Palabras que Dios nos ha hablado.
Debemos darnos cuenta de que podemos ser un obstáculo para que la gente reciba la remisión de los pecados por su ignorancia espiritual. No debemos hacerles culpables. Estoy diciendo que no debemos vivir una vida de fe admitiendo su fe y juntándonos con ellos. No debemos decir: “No son tan diferentes de nosotros. Son como nosotros y por eso también tienen razón”. Si admitimos y reconocemos su fe incorrecta, estaremos reconociendo que su condición de pecadores no importa. La verdad es que van a ir al infierno por sus pecados. Queridos hermanos, tengan esto en cuenta.
Aunque los que no hayan recibido la remisión de los pecados intenten ponerse de nuestro lado y predicar este verdadero Evangelio de una manera parecida a la nuestra, no debemos dejarnos engañar. Hay una diferencia clara en la fe que tenemos comparada con la fe de un pecador. Dios vio esta fe de Abraham y dijo que había obedecido Sus estatutos y mandamientos. Esto significa que Dios obedeció la justicia de Dios por fe. Pero no significa que Abraham obedeciese la Palabra de Dios solo con sus acciones. Los que hemos recibido la remisión de los pecados verdadera al creer en la justicia de Jesucristo somos los descendientes espirituales de Abraham que comparten la misma fe con él. Por tanto, no debemos admitir ninguna fe falsa ni salvación falsa propagada y predicada por las religiones de este mundo. Dios nos dijo que guardásemos la fe en el Evangelio del agua y el Espíritu puro hasta el final. Solo cuando guardamos esta fe, nuestro Señor nos dará las bendiciones prometidas a Abraham.
 
 
Dios prometió bendecir a Jacob
 
Queridos hermanos, cuando leemos los capítulos después del pasaje que hemos leído hoy, vemos lo que le pasó a Jacob después de recibir la oración de bendición de su padre. Al recibir esta oración entera de bendición de su padre, su hermano mayor, Esaú, le odió por eso, y entonces se fue a casa del hermano de su madre para refugiarse. Lo que es poco habitual es que, cuando los justos huyen, suelen ir a casa de sus parientes por parte de madre. De todas formas, cuando iba de camino a casa de su tío, se quedó dormido en el desierto. Tomó una piedra y se la puso debajo de la cabeza y se quedó dormido. En su sueño vio una escalera que iba desde la tierra hasta el Cielo. Encima de esa escalera, vio a ángeles subiendo y bajando.
En su sueño, Dios se le apareció y le habló. En el Libro de Génesis 28:13-16 leemos: “Y he aquí, Jehová estaba en lo alto de ella, el cual dijo: Yo soy Jehová, el Dios de Abraham tu padre, y el Dios de Isaac; la tierra en que estás acostado te la daré a ti y a tu descendencia. Será tu descendencia como el polvo de la tierra, y te extenderás al occidente, al oriente, al norte y al sur; y todas las familias de la tierra serán benditas en ti y en tu simiente. He aquí, yo estoy contigo, y te guardaré por dondequiera que fueres, y volveré a traerte a esta tierra; porque no te dejaré hasta que haya hecho lo que te he dicho. Y despertó Jacob de su sueño, y dijo: Ciertamente Jehová está en este lugar, y yo no lo sabía.” Nuestro Dios le dio las bendiciones a Jacob de esta manera. Dios le prometió que los descendientes de Jacob serían tantos como el polvo de la tierra y que le cuidaría y guardaría. La Biblia sigue diciendo: “Y se levantó Jacob de mañana, y tomó la piedra que había puesto de cabecera, y la alzó por señal, y derramó aceite encima de ella. Y llamó el nombre de aquel lugar Bet-el, aunque Luz era el nombre de la ciudad primero” (Génesis 28:18-19). Aquí la palabra “Bethel” significa “la casa de Dios”.
En Génesis 28:20-22 leemos: “E hizo Jacob voto, diciendo: Si fuere Dios conmigo, y me guardare en este viaje en que voy, y me diere pan para comer y vestido para vestir, y si volviere en paz a casa de mi padre, Jehová será mi Dios. Y esta piedra que he puesto por señal, será casa de Dios; y de todo lo que me dieres, el diezmo apartaré para ti”.
Dios se le apareció a Jacob en un sueño y le dijo personalmente que se convertiría en su Dios y desde ese momento todo lo que Jacob tenía que hacer era creer en esta Palabra de Dios. Para su referencia, nuestro Dios que aparece hoy a través de la Palabra de Dios, se la aparecía a la gente de fe a través de sueños durante el Antiguo Testamento. Este mismo Dios que había hablado a los antecesores de fe durante el Antiguo Testamento también le habló a Jacob en su sueño prometiendo: “Te daré todas las bendiciones que le di a Abraham. Vayas donde vayas, te cuidaré y te devolveré a esta tierra; porque no te dejaré hasta que haya cumplido lo prometido”. Ahora que Dios le había hablado a Jacob así, todo lo que tenía que hacer era darle gracias a Dios diciendo Amén y aceptarlo todo por fe. Y al hacer esto por fe, todas estas bendiciones serían suyas. Si los justos esperan que las bendiciones de Dios se cumplan por fe, todas las promesas que Dios le hizo a Jacob se cumplirán en sus vidas.
Pero ¿qué hizo Jacob aquí? Le ofreció una oración de promesa a Dios. Le prometió: “Si haces esto o lo otro por mí, construiré una iglesia aquí”. ¿Qué tipo de oración era esa? Muestra que la fe de Jacob en la Palabra de Dios todavía era insuficiente. De esta manera, los justos debemos tener el tipo de fe que cree en Dios y Su Palabra de todo corazón.
 
 

Cuando esperamos a que se cumpla la Palabra de Dios por fe sin importarnos nuestra situación actual esas promesas se cumplirán sin falta

 
A menudo nuestros corazones que creen en el Señor van de un lado a otro y caen en un estado de debilidad. En resumen, nuestros corazones desfallecen fácilmente. ¿Cuál creen que es la razón por la que nuestros corazones dudan tan a menudo? La razón es que nuestra fe es débil. Queridos hermanos, Dios nos ha salvado de todos nuestros pecados por Su justicia. Por tanto, debemos tener fe en la Palabra de Dios donde Dios dice que nos guiará por el buen camino mientras vivamos en Su Iglesia solamente. Cuando esperamos la promesa de Dios al tener fe en Su Palabra, la promesa que nos hizo se cumplirá. ¿Creen en esto?
Pero nuestra fe suele desviarse según la situación. Esta no es la verdadera fe. Si esto ocurre, será como si Jacob estuviese ofreciendo una promesa a Dios por su fe débil. Pero Dios declaró la promesa de Su bendición a Jacob sin esperar nada a cambio. Y por eso ahora, todo lo que tenía que hacer era creer en la Palabra de Dios diciendo: “Amén” y por esa fe, todo se habría cumplido. Pero dijo: “Si Dios me hace volver, construiré la casa de Dios aquí mismo”. En realidad, si hubiese sido un hombre de fe que creía en la Palabra de Dios, no debería haber ofrecido una oración de promesa. Si Dios dijo que estaría con Jacob y le haría volver a ese lugar, entonces le haría volver a ese lugar de seguridad. Si Dios dice que les dará esta tierra, entonces Dios se la dará. Si Dios dice que multiplicará a sus descendientes, entonces sus descendientes serán multiplicados mientras esperan pacientemente con fe. Esta es precisamente la fe correcta que cree en la Palabra de Dios.
Queridos hermanos, ¿qué hace Satanás cuando intenta confundir nuestros corazones? Nos hace mirar a nuestras circunstancias una y otra vez. Miren a Lot, el sobrino de Abraham. Cuando vio estos pastos verdes y ricos al sur, dejó a Dios y fue a la tierra de Sodoma, pensando: “¡Vaya! Debería ir allí”. Queridos hermanos, no debemos seguir las corrientes de este mundo con corazones que no creen. Solo deberíamos seguir a Dios y Su Palabra con la fe que cree en Su justicia. Lo que estoy diciendo aquí es que debemos seguir al Señor Dios a través de la fe que cree en Su Palabra dentro de nuestros corazones. Queridos hermanos, debemos vivir nuestras vidas de fe creyendo en la Verdad del Evangelio del agua y el Espíritu, que es la justicia de Dios. Ahora podemos vivir una vida de fe verdadera porque hemos sido salvados de todos nuestros pecados y porque hemos recibido la remisión de todos ellos. Dios nos habla a los que somos así. Nos dijo: “No vayáis a Egipto a causa de la hambruna. Vivid en la tierra que prometí a Abraham”.
¿Qué significa esto? Nos está diciendo que mientras vivamos en esta tierra prometida a Abraham, nos bendecirá y cumplirá la promesa de la Palabra personalmente. Como Dios dijo esto, debemos creer y tener fe. Y mientras vivimos en la Iglesia de Dios por la fe que cree en Su justicia, Dios nos dará todas las bendiciones que nos ha prometido, incluyendo la tarea valiosa de predicar el Evangelio del agua y el Espíritu. Debemos entender esta voluntad de Dios muy bien.
Por supuesto, debido a nuestras circunstancias presentes, nuestros corazones no pueden estar en paz, ni por un solo día. En un año ocurren muchas cosas, y en un solo mes, pueden ocurrir muchos sucesos e incidentes, y nuestros corazones pueden dudar a causa de ellos. Pero en estas circunstancias debemos mantener una fe más fuerte en la Palabra de Dios. Si vivimos dentro de la Iglesia de Dios con nuestra fe firme que cree en la justicia de Dios y si queremos unir nuestros corazones en la Iglesia, Dios nos dará todas las bendiciones que desee darnos y cumplirá toda la obra que quiera hacer a través de nosotros. Queridos hermanos, ¿creen en esto?
Mientras realizamos ministerios dentro de la Iglesia de Dios hay momentos en que nuestros corazones cambian a causa de una situación. Y en estas ocasiones mi corazón es débil y piensa: “¿Debo hacer esto de esta manera o de la otra?”. Pero, incluso en momentos como este, encuentro respuestas a estas preguntas a través de la Palabra de Dios preguntándome: “¿Qué me está intentando decir Dios acerca de esta situación? ¿Qué les dijo a los antecesores de la fe en momentos como este?”. De esta manera, aumenta mi sabiduría, mi juicio se expande y mi corazón descansa a través de la Palabra de Dios. Al hacer esto, encontré la paz verdadera en mi corazón.
Dios nos habló a Sus santos y siervos. El Dios que nos salvó de todos nuestros pecados y nos concedió todas las bendiciones nos hizo una petición diciendo: “Pase lo que pase, aunque haya una hambruna grave en la Iglesia, no vayáis a Egipto. Si no vais a Egipto y os quedáis donde estáis, si vivís dentro de la Iglesia de Dios sin falta, cumpliré lo que os he prometido”. Por tanto, queridos hermanos debemos escuchar esta Palabra. Debemos creer en esta Palabra y centrar nuestros corazones claramente.
Queridos hermanos, ¿qué nos ocurrirá si nuestras situaciones se hacen difíciles? ¿Debemos pensar entonces: “No hay otra manera además de esta fe de creer en el Evangelio del agua y el Espíritu. Debe haber otra manera que no sea creer en la justicia de Dios”? Si hacen esto, estarán mirando a otros grupos cristianos y su corazón se separará de la presencia de Dios y morirá. Y cuando esto ocurra, ¿podrán vivir una vida de fe mejor dejando la Iglesia de Dios y yendo a otro lugar? ¿Serán los sermones diferentes y mejores? ¿Será la Palabra de Dios diferente y los consejos diferentes? No, esto no puede ser. Si ese lugar es un lugar que ofrece consejos según la Palabra de Dios, sea el lugar que sea, será igual. Y si recibiesen ayuda contraria a la Palabra de Dios y si recurriesen a métodos humanos, sería muy diferente, por supuesto. Pero, si son personas que siguen la Palabra de Dios como nosotros, también son los descendientes de Abraham espiritualmente.
Mientras viven sus vidas de fe dentro de la Iglesia de Dios y las cosas se hacen difíciles, quizás se vayan a otra denominación e intenten vivir una vida de fe nueva allí. Entonces deben recordar una cosa claramente. No debemos dejar la tierra que Dios nos ha dado para vivir en ella. Los justos no deben separase de la Iglesia de Dios para ir a la tierra de Egipto. Estoy diciendo que, aunque sus corazones tengan dificultades y parezca que haya un lugar donde la carne se pueda refugiar, no deben ir allí. Claramente por fe debemos vivir en la tierra que Dios nos ha prometido.
Entonces, ¿dónde está esta tierra exactamente? Hace mucho tiempo, en los días del Antiguo Testamento, esta tierra era la tierra de Canaán, pero hoy en día esa tierra de Canaán se refiere a la Iglesia de Dios espiritualmente. Esto se refiere a la verdadera Iglesia. En otras palabras, si vivimos en la tierra de Canaán, es decir, en la Iglesia de Dios, Dios cumplirá todas estas promesas que nos dio a través de nosotros, los justos. ¿Creen en esto? Así que es importante vivir por la fe correcta que cree en la Palabra de Dios. Esto es lo que nos está enseñando Dios en el Libro de Génesis, capítulo 26. Estas cosas se nos han revelado claramente en este capítulo de la siguiente manera: (1) No hacer que la gente del mundo peque; (2) si son descendientes de Abraham con la fe verdadera, no mezclen esa fe con la fe falsa de la gente de este mundo; (3) no reconocer su fe; (4) guiarles uno a uno a Jesucristo para que puedan recibir la remisión de los pecados mediante la justicia de Jesucristo; (5) y hacer que se conviertan en el pueblo de Dios. Todas estas cosas son posibles solo cuando viven en la Iglesia de Dios.
 
 

Los justos no deben dejar la Iglesia de Dios por muy difícil que sea su situación

 
Queridos hermanos, ¿qué nos dice Dios en el pasaje de las Escrituras de hoy? Nos dice que no debemos dejar la Iglesia de Dios a causa de nuestras dificultades. Queridos hermanos, ¿entienden esto? Si nos quedamos y no dejamos la Iglesia de Dios, Él nos guiará por el camino adecuado. Desde cierta perspectiva, hay momentos en que dudamos mucho como seres humanos, pero la verdadera fe se encuentra claramente en la relación entre Dios y el hombre. Mientras vivimos una vida de fe, lo que debemos mantener firme es una relación fiel entre Dios y los seres humanos. Una relación leal se establece cuando perseguimos la justicia de la Palabra de Dios y cuando nos concentramos en lo que Dios nos prometió, en lo que nos dio como bendiciones y en lo que cumplirá a través de nosotros. Aunque cambien mi situación real, en cuanto a la relación con Dios, debo seguir la justicia del Señor por fe. Queridos hermanos, ¿entienden esto?
Dios nos prometió que salvaría a todos los pecadores y los bendeciría a través de ustedes. Nos ha prometido lo siguiente: “Dentro de la Iglesia de Dios, os guiaré y bendeciré. A través de vosotros, salvaré a multitud de personas. Les prometo estas cosas y las cumpliré sin falta”. Si esto es lo que Dios ha dicho, entonces todo lo que podemos hacer es seguir al Señor tranquilamente por fe. Si seguimos la justicia de Dios de esta manera, la voluntad de Dios se cumplirá completamente. Dejar que las circunstancias dicten nuestros pensamientos, por ejemplo: “¿Hay algún lugar mejor en el que vivir?” es seguir nuestras circunstancias. No es seguir la Palabra de Dios de todo corazón. La verdadera fe consiste en confiar en la justicia de la Palabra de Dios a pesar de las circunstancias difíciles y seguir a la Iglesia de Dios compartiendo una relación con Dios en el verdadero Evangelio.
¿Habrá momentos difíciles mientras viven la vida de fe? Y ¿acaso no buscan soluciones humanas en estos tiempos, pensando que podrían vivir mejor? ¿No tienen estos pensamientos a menudo, aunque no sean una realidad todavía en su corazón? Pero buscar soluciones humanas de esta manera no es la verdadera fe. Todo lo que Dios prometió solo se cumplirá si pensamos en lo que Dios nos ha dicho, recordamos esa Palabra de Dios, nos aferramos a esta promesa y esperamos pacientemente por fe, en vez de buscar soluciones humanas que nos llevarán a la destrucción. No estamos bendecidos porque hayamos hecho algo bien. La voluntad de Dios se cumplirá si creemos en Su Palabra, esperamos pacientemente y llevamos a cabo la justicia de Dios por fe. En el Libro de Génesis 1 leemos: “Y dijo Dios: Sea la luz; y fue la luz” (Génesis 1:3). La luz apareció porque el Dios Todopoderoso dijo que apareciese. Si creemos en la Palabra Omnipotente de Dios y seguimos adelante por fe, Su Palabra se cumplirá en nosotros y para nosotros. La fe que cree en esto es la verdadera fe.
Así, el punto de partida de la fe debe ser la Palabra de Dios. Esto es extremadamente importante. Seguir la justicia del Señor basando nuestra fe en esto es muy difícil al principio. Pero, cuando nuestra fe está firme en nuestra creencia en la Palabra de la justicia de Dios, entonces, incluso entre cualquier tipo de dificultades en nuestra vida de fe, esta fe nuestra que mantiene la Palabra de Dios en nuestros corazones vencerá en cualquier batalla de nuestras vidas. Cuando nos aferramos a la Palabra de Dios de esta manera, esta Palabra de Dios reinará sobre nuestras vidas y nos traerá bendiciones en nuestras vidas. Por tanto, todos necesitamos esta fe en la justicia de la Palabra de Dios. Estoy diciendo que, incluso entre la Iglesia de Dios y por nuestros aspectos personales, necesitamos una fe que nos permita seguir la justicia del Señor absolutamente. Asimismo, debemos tener esta fe que nos permite unirnos a la Iglesia de Dios. En realidad, necesitamos estos dos tipos de fe. Los que creen en la justicia de Dios, serán como su fe, pero los que no caerán en el mundo porque habrán sido convencidos por las situaciones humanas.
Sean cuales sean las circunstancias en las que nos encontremos, si tenemos esta fe que cree en la justicia de Dios, Dios nos guiará por el camino justo en la Iglesia de Dios. Pero ¿qué ocurrirá si seguimos nuestras circunstancias en vez de creer en la justicia de Dios? Debido a esta falta de fe que tiene lugar por seguir dichas circunstancias, tendremos problemas y nos encontraremos con obstáculos. Queridos hermanos, ¿tienen la fe que cree en la Palabra de Dios dentro de sus corazones? De la misma manera en que Dios se lo prometió a Abraham, muchas naciones e individuos recibirán y disfrutarán las bendiciones de la salvación gracias a los que creemos en el Evangelio de la justicia de Dios. ¿Tienen fe en que Dios hará que nuestros descendientes se multipliquen tanto como las estrellas del cielo? Si es así, todo lo que tendrán que hacer es tener esa fe y esperar pacientemente. Si predicamos la Palabra de Dios con esa fe y seguimos creyendo en Sus promesas a pesar de nuestras situaciones difíciles, todo se cumplirá según esa fe.
Hay muchas ocasiones en las que la fe de los santos empieza a dudar. ¿Cuándo empieza a dudar? Esto ocurre cuando no se aferran a la Palabra del agua y el Espíritu a través de la que Dios les ha salvado y la Palabra de las bendiciones que Dios les ha prometido después de salvarles; su fe dudará y mirarán las circunstancias en las que se encuentran y al final buscarán las cosas del mundo si la situación persiste. Asimismo, cuando las circunstancias aprietan, estarán frustrados y defraudados. De hecho, hay muchos santos así en situaciones difíciles. La gente que no se mantiene firme en el Evangelio del agua y el Espíritu que contiene la justicia de Dios no entiende que toda la Palabra de Dios es la Palabra que les dio personalmente. Esta Palabra que Dios le dio a Isaac está dirigida a nosotros. Está dirigida a nosotros claramente. Por tanto, si creemos esta Palabra, podremos estar convencidos de que esta Palabra de promesa se cumplirá confesando: “Sea cual sea nuestra situación, mientras no me vaya de la Iglesia de Dios, Dios cumplirá lo que me ha dicho”. Y como tenemos esta fe en esta voluntad de Dios, podremos esperar pacientemente. De esta manera, cuando entendemos correctamente la voluntad de Dios, podemos esperar pacientemente incluso en circunstancias difíciles. Pero ¿qué ocurrirá cuando no entendemos la voluntad de Dios? Estaremos buscando diferentes caminos, pensando que, si hacemos esto o lo otro, sin creer en la Palabra ni aferrarnos a ella. Podemos buscar los caminos humanos porque no podemos aferrarnos a la Palabra de Dios y porque no creemos en ella. ¿Quién es el representante de estas personas? Es Lot, el sobrino de Abraham. ¿Cuál fue el destino final de Lot? Como no se aferró a la Palabra de Dios y Sus promesas, buscó soluciones humanas y al final fue maldecido por abandonar la justicia de Dios.
Sí, esto es cierto. Si seguimos dependiendo en las circunstancias, nos dejaremos llevar por ellas. Sin embargo, si creemos en la Palabra de Dios, habrá un cambio cuando las circunstancias sean difíciles. Esto se debe a que la Palabra de Dios es la Verdad, la vara y la roca. Si de verdad creemos en esta Palabra de Dios las situaciones malas se volverán buenas y al final nuestras circunstancias estarán bendecidas. Pero ¿qué ocurriría si buscásemos soluciones humanas para cambiar las circunstancias sin conocer esta verdad? Si hacemos ciertas cosas a través de medios humanos sin creer en la Verdad, esta situación puede cambiar durante un período de tiempo corto, pero cuando pase el tiempo y veamos los resultados, se encontrarán atrapados en esa situación una vez más.
 
 

¿Por qué debe prevalecer la justicia de Dios?

 
Al vivir una vida de fe debemos darnos cuenta de que la fe que se aferra a la Palabra de Dios cree en esa Palabra y vive dentro de esa Palabra de la promesa, debe prevalecer. Cuando tienen esta fe que cree en la Palabra de Dios prometida en las Escrituras, pueden convertirse en personas ricas como Abraham y multiplicar a los descendientes de la fe como las estrellas del cielo. Queridos hermanos, ¿creen en esto?
Sí, esto es cierto. Debemos creer en la Palabra de Dios primero. Diga lo que diga el mundo, si seguimos creyendo en la Palabra de Dios firmemente, aunque nos ataquen con un martillo, no podrán vencernos porque creemos en la Palabra. Asimismo, por muy duras que sean las circunstancias, no dudaremos. Por eso las Escrituras dicen que Jesucristo, además de ser la justicia de Dios, es la Roca. Debemos creer en la Palabra de la justicia de Dios. Y cuando los santos y siervos de Dios creemos en la Palabra de Dios y estamos firmes en la fe, todas las promesas que Dios hizo a Abraham y todas sus obras se cumplirán a través de nosotros. Si cada uno de ustedes vive firme dentro de la Palabra de Dios por fe creyendo en ella, todas las promesas se cumplirán. Y entonces, como nos muestra el pasaje de las Escrituras de hoy, sus circunstancias también cambiarán.
Pero ¿qué ocurrirá si no creen en la Palabra de Dios? Entonces querrán cambiar sus circunstancias con la excusa de manifestar su propia sabiduría. Entonces seguirán atrapados en sus circunstancias y al final su fe cambiará. Así, en cuanto sean salvados, tienen que poseer esta fe que se aferra a la Palabra de Dios. Claramente necesitamos esta fe que se aferra a la voluntad de Dios y debemos llevarla a cabo mientras esperamos con paciencia.
Está escrito: “Es, pues, la fe la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve” (Hebreos 11:1). Esta es la conclusión del Libro de Hebreos acerca de esta fe. Si creemos en la Palabra de Dios y esperamos y creemos en las promesas que nos dio Dios, esas promesas, aunque no se puedan ver con nuestros ojos físicos, se harán realidad. Creo en esta Palabra. Diga lo que diga la gente y por muchas olas que nos agiten, si esto es lo que dice la Biblia, creo en esta Palabra de la Biblia tal y como es. Estoy diciendo que cuando leo la Biblia, sé que todas esas Palabras de Dios están dirigidas a mí. Muchos cristianos practican el silencio como un ritual. Pero lo que está claro es que estas Escrituras son la promesa de Dios para todos nosotros, los santos y siervos de Dios. Dios es nuestro Dios y Dios es mi Dios. La Palabra de Dios es la Palabra dirigida a mí y que me prometió a mí. Además, es la Palabra dirigida a la Iglesia de Dios donde nos reunimos.
Queridos hermanos, la situación de la Iglesia de Dios es difícil ahora. ¿Cómo podemos superar esta situación? No podemos superarla con nuestros métodos humanos. Solo mediante la fe que cree en la justicia de Dios podemos superar esta situación difícil. Solo este tipo de fe nos permitirá vencer y conquistar todas estas situaciones difíciles. Queridos hermanos, ¿quieren vivir una vida de fe completa? Si es así, crean en la Palabra de Dios Y después esperen pacientemente. Sigan haciendo la obra que el Señor les pide que hagan y sigan a la Iglesia. Mientras vivan en la Iglesia de Dios, sigan solo al Señor. Así, si creen en la Palabra de todo corazón y siguen a la Iglesia de Dios, esta Palabra de Dios se hará realidad en nuestras vidas. Dios hará que se cumpla en nuestras vidas. Esta es la verdadera vida de fe. Sin embargo, cuando la gente es salvada intenta hacer las cosas por su cuenta. Busca soluciones humanas, calculando las diferentes posibilidades. Pero no debemos ser así. No busquen los métodos humanos. Tengan solo la fe correcta.
Queridos hermanos, creen en la Palabra de Dios, ¿verdad? Si de verdad creemos en la Palabra de Dios y no bajamos a Egipto, sé que Dios hará que se cumpla toda la Palabra prometida a Abraham para nosotros. Cualquier persona puede tener este tipo de fe. Queridos hermanos, ¿creen en esto de verdad? A pesar de esta verdad, no pueden imaginar cuánta gente sufre pérdidas por tener esta fe. La fe consiste en llegar a tener fe creyendo. Si creen, Dios obra en sus vidas, pero si no creen, no obra en sus vidas. Si tienen fe en Su Palabra, su corazón estará seguro y este tipo de fe se manifestará en su vida y se hará realidad. Por otro lado, si no viven su fe creyendo en Su Palabra, sufrirán muchas pérdidas. Todos los días, lamentarán sus vidas difíciles diciendo: “¿Por qué he recibido esta salvación? ¿Por qué es tan difícil vivir una vida de fe como un santo?”.
Tengo fe en que Dios cumplirá todas las promesas que le hizo a Abraham si no vamos a la tierra de Egipto a pesar de las dificultades por las que pasemos y así no hacemos pecar a la gente del mundo. ¿Creen en esto también? Si hacen esto, será como si hubiesen sido bendecidos por Dios. Piensen en esto. Hemos creído en Su Palabra de todo corazón de esta manera. Si es así, ¿cambiarán sus circunstancias o no? ¿Acaso no cambiarán las circunstancias de varias maneras? Asimismo, ¿no tendrán lugar de diferentes maneras? A pesar de todo eso, ¿dudarán nuestros corazones o no? Mientras tengamos fe, nuestros corazones no dudarán. Si de verdad creemos, no dudaremos. Cuando tengamos un trabajo difícil y nuestras circunstancias no sean favorables, pensaremos que Dios nos dará algo mejor. Si pensamos esto por fe, recibiremos algo mucho mejor. Y no dudaremos. Nuestra fe no dudará. Sea cual sea la situación que surja, aunque dudemos por un momento, mientras sigamos aferrándonos a la Palabra, podremos decir con confianza: “Que sople el viento. Todo tendrá lugar según Su Palabra. Que pase lo que pase”. Y mientras seguimos haciendo esto, las circunstancias cambiarán en la dirección contraria, y las cosas malas se harán mucho mejor. Estos cambios ocurrirán.
Queridos hermanos, miren de dónde vino Abraham, nuestro padre de la fe. Salió a seguir la Palabra de Dios. Se aferró a la Palabra y siguió adelante, aunque no tenía ni idea de dónde iba. Por eso llamamos a Abraham “nuestro padre de la fe”. Aunque Abraham pasó por muchas situaciones difíciles durante toda su vida, siguió hasta el fin aferrándose a la fe. Y por esta razón Dios die que Abraham es el padre de la fe. Asimismo, Dios bendijo a Isaac por la lealtad de su padre Abraham, diciendo: “Multiplicaré tu descendencia como las estrellas del cielo, y daré a tu descendencia todas estas tierras; y todas las naciones de la tierra serán benditas en tu simiente, por cuanto oyó Abraham mi voz, y guardó mi precepto, mis mandamientos, mis estatutos y mis leyes” (Génesis 26:4-5). Abraham recibió el título de padre de la fe y hombre de la fe porque se había aferrado a la Palabra de Dios y porque vivió dentro de esa fe, la Palabra, a pesar de las circunstancias difíciles.
Esto también es cierto de nosotros. Nuestras circunstancias pueden cambiar de maneras diferentes, pero si nos aferramos a la Palabra de Dios y creemos en cualquier circunstancia, Dios nos llamará personas de fe y nos dará Sus bendiciones. Dios obrará en nuestras vidas. Dios nos dirá: “Sois personas de fe. Sois dignos. Habéis aprobado”. Y cuando Dios reconoce nuestra fe, nuestras situaciones cambian y obra en nuestras vidas como lo prometió en Su Palabra. A través de nosotros, llevará a cabo todas Sus obras. Queridos hermanos, ¿creen en esto?
Estoy diciendo que la fe en la justicia de Dios debe siempre ir por delante. Lo más importante es que creamos en la Palabra de Dios ante todo. Si tenemos fe en la Palabra de Dios, la situación cambiará y Dios obrará en nosotros según esa fe. Hoy Dios nos dice que no hagamos culpable a la gente. La Iglesia de Dios no debe hacer que los que no han recibido la remisión de los pecados sean culpables. No debemos dejar que vayan al infierno. Aunque las circunstancias sean difíciles, debemos vivir con paciencia y tranquilidad en la tierra prometida por Dios, la tierra que le prometió a Abraham, es decir la Iglesia de Dios, al unirnos a Sus hijos. Si vivimos en la tierra de Dios y creemos en ella y seguimos la Palabra de Dios como hizo Abraham, entonces Dios hará que nuestros frutos espirituales se multipliquen como las estrellas del cielo, de la misma manera en que Abraham le prometió que sus descendientes serían tantos como las estrellas del cielo. Debemos que creen en esa promesa y aferrarnos a ella. Debemos creer que el Dios de Abraham es nuestro Dios, su Dios y mi Dios. Debemos creer que la Palabra prometida a Abraham, Isaac y Jacob es la Palabra que nos ha prometido a nosotros. Y por esta razón, ese mismo Dios que obró a través de la vida de Abraham, obrará a través de nosotros. Queridos hermanos, ¿creen en esto? Debemos trabajar por fe.
Estamos fundando iglesias por toda Corea, pero ¿cómo estamos viviendo esto? ¿Son difíciles estas situaciones? Los pastores y evangelistas y sus mujeres están pasando por muchas dificultades. Aunque su fe sea clara, las situaciones siguen cambiando y las cosas parecen difíciles. Sin embargo, aun así, si seguimos teniendo la fe firme en la Palabra de Dios y si los predecesores de la fe esperan pacientemente con esta fe, Dios cambiará esas circunstancias. Todo lo que tenemos que hacer es vivir nuestras vidas de fe creyendo en la Palabra de Dios de esta manera.
Al aferrarnos a la Palabra de Dios, centramos nuestras fuerzas en vivir dentro de la fe en Su Palabra. Las circunstancias pueden causar dificultades, pero la fe nos permite vivir. La fe salva a los siervos de Dios y a Sus santos. Además, ese tipo de fe cambiará el ambiente. Por supuesto, es necesario mucho tiempo. De la misma manera en que los niños necesitan tiempo para crecer, los santos que han recibido la salvación y los siervos de Dios necesitan mucho tiempo para tener una fe fuerte. Sin embargo, si esperamos pacientemente en Su Iglesia, nuestras almas crecerán y se harán maduras durante ese tiempo. Si no vamos a la tierra de Egipto, es decir, mientras estemos dentro de la Iglesia por fe, sin buscar los métodos humanos nuestros frutos espirituales crecerán. Dios permitirá que crezcan. Crecerán gracias a Dios.
Dios es su Dios y mi Dios. Es nuestro Dios. Alabo a Dios por convertirse en nuestro Dios. Le doy gracias a Dios.