(Juan 1:1-13)
“En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios. Este era en el principio con Dios. Todas las cosas por él fueron hechas, y sin él nada de lo que ha sido hecho, fue hecho. En él estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres. La luz en las tinieblas resplandece, y las tinieblas no prevalecieron contra ella. Hubo un hombre enviado de Dios, el cual se llamaba Juan. Este vino por testimonio, para que diese testimonio de la luz, a fin de que todos creyesen por él. No era él la luz, sino para que diese testimonio de la luz. Aquella luz verdadera, que alumbra a todo hombre, venía a este mundo. En el mundo estaba, y el mundo por él fue hecho; pero el mundo no le conoció. A lo suyo vino, y los suyos no le recibieron. Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios; los cuales no son engendrados de sangre, ni de voluntad de carne, ni de voluntad de varón, sino de Dios.”
¿Quién es Jesús? Jesús es el Amo que ha creado todo el universo y todo lo que hay en el con Su Palabra. ¿Quién es Jesús para nosotros? Jesús es nuestro Salvador. Jesús es el Señor y el Salvador quién vino a esta tierra como nuestro Redentor y nos salvó de todos los pecados del mundo con el evangelio del agua y el Espíritu.
Escrito está en Juan 1:3, “Todas las cosas por él fueron hechas, y sin él nada de lo que ha sido hecho, fue hecho.” Jesús creó el universo. Cuando Dios dijo en Génesiscapitulo 1, “Sea la luz” y fue la luz, y Dios dijo, “Produzca la tierra hierba verde, hierba que dé semilla; árbol de fruto que dé fruto según su género, que su semilla esté en él, sobre la tierra,” y fue así. Todas las plantas, la gente, y todas las cosas en el universo llegaron a existir por medio de la creación de Jesucristo.
Lo sorprendente es que este Dios Creador vino a esta tierra. La razón por la cual Jesús vino a esta tierra fue para permitirnos a cada uno de nosotros recibir la vida eterna con la remisión de los pecados dándonos el evangelio del agua y el Espíritu, el cual es la luz verdadera de la salvación. Así, el Apóstol Juan testificó acerca de Jesús, “Aquella luz verdadera, que alumbra a todo hombre, venía a este mundo. En el mundo estaba, y el mundo por él fue hecho; pero el mundo no le conoció. A lo suyo vino, y los suyos no le recibieron. Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios” (Juan 1:9-12). En otras palabras, para borrar todos nuestros pecados de una vez por todas, incluyendo aquellos que fueron heredados de nuestros antecesores de la humanidad, nuestro Señor vino a echar fuera la oscuridad de todos los pecados al darnos el evangelio del agua y el espíritu que es la luz verdadera de este mundo.
¿Por Qué la Gente Rehúsa Aceptar a Jesús en sus Mentes como el Salvador?
Jesús, el rey de reyes no vino a esta tierra con una apariencia atractiva que sería aceptada por la gente. Mucha gente se rehúso a aceptar a Jesucristo como su Salvador ya que no sacan sus ideas preconcebidas. La gente vive sin saber que aún son pecadores y por lo tanto son seres destinados al infierno. Han vivido sin darse cuenta porque deben creer en Jesús como su Salvador y que aún no conocen el evangelio del agua y el Espíritu. Existe mucha gente que no sabe que Jesucristo es el Hijo de Dios que vivió sobre esta tierra. Cuan ignorante es esta gente acerca del evangelio del agua y el Espíritu, y ni siquiera tratan de creer en Jesús quién vino por el agua y la sangre (1 Juan 5:6). Ni siquiera reconocen que son pecadores destinados al infierno por sus pecados. Después de todo, no son capaces de recibir a Jesús quién vino por el evangelio del agua y el Espíritu como su Salvador ya que no lo conocen a Él apropiadamente.
Jesús vino a esta tierra como Señor y Salvador, pero los Israelitas y muchos pecadores sobre la tierra no aceptaron a Jesucristo como su Salvador. Aunque Jesús vino a la tierra que Él Mismo creó para Su pueblo, aún así no aceptan ni reciben a Jesús como su Salvador. Jesús nació en Israel, en una pequeña villa del campo llamada Belén. Jesús nació en un pesebre donde vivía el ganado; la razón por la que Él vino fue para salvarnos del pecado, a todos los más tremendos pecadores de este mundo. Sin embargo, los pecadores que viven en este mundo insistieron en vivir en la oscuridad al rehusarse recibir a Jesús y decidieron sufrir por sus pecados. Esta gente deseaba ir al Cielo salvados de sus pecados, pero, debido a su falso conocimiento y a sus pensamientos, no pudieron cruzar la línea de la gente que recibió la salvación.
El Señor es el Salvador quién vino a salvar a los pecadores de todos los pecados del mundo. Sin embargo, mucha gente que vive en este mundo no reconoce que Jesús es el Salvador. La gente en el tiempo de Jesús no podía reconocer que Jesucristo era el Hijo de Dios y el Creador que hizo todas las cosas en el universo. Es por ello que los Israelitas y los Gentiles no podían aceptar a Jesús como su Salvador.
Así, tenemos que saber la verdad en cuanto a que Jesús Mismo, a la edad de 30, recibió el bautismo de parte de Juan para borrar los pecados de la humanidad, quién se hallaba bautizando en el Río Jordán. Tenemos que saber porque Jesús hizo eso. Jesús tuvo que recibir el bautismo para tomar todos los pecados del mundo de una vez por todas. Su llegada a esta tierra fue para limpiar todas las maldades y las malas acciones cometidas por todos los pecadores de todos los tiempos.
Jesús ordenó en ese tiempo a Juan elBautista, “Deja ahora, porque así conviene que cumplamos toda justicia” (Mateo 3:15). Este pasaje es la evidencia de que Jesús tomó los pecados del mundo al recibir el bautismo de Juan el Bautista.
Estas palabras significan que una orden que Jesús tomara los pecados de toda la gente al recibir el bautismo y al borrar sus pecados de una vez por todas. Jesús le dijo a Juan el Bautista, “Yo tengo que ser bautizado por ti para tomar todos los pecados de los pecadores y así salvarlos. Yo tengo que tomar todos los pecados que la gente esta cometiendo debido a sus debilidades por ello recibiré el bautismo-los pecados del presente, del pasado y todos los pecados de la gente que nacerá hasta el día en que la tierra deje de existir. Entonces, tú Juan el Bautista obedece y pon tus manos sobre Mí cabeza.” Así, para tomar los pecados de la humanidad, Jesús recibió el bautismo de Juan el Bautista, el representante de toda la humanidad. Por lo tanto, Jesús pudo limpiar los pecados de la humanidad de una vez por todas al recibirlos por medio del bautismo.
El bautismo que Jesús recibió fue de la siguiente manera. Fue realizado de igual modo que la imposición de manos conforme a las reglas del sacrificio del Antiguo Testamento. Dios puso este sistema de sacrificios, y si se seguían los estatutos correctamente, la gente de esos días podía pasar sus pecados al animal sacrificado, colocando sus manos sobre la cabeza del animal. Entonces, el animal sacrificado tenía que ser matado para extraer su sangre, y la gente quemaba la carne y la grosura sobre el altar y lo ofrecían ante Dios en lugar de su propia muerte. Es así como la gente del Antiguo Testamento podía recibir la remisión del pecado.
De igual modo, Jesús recibió el bautismo de Juan el Bautista para tomar todos los pecados y las maldiciones de toda la gente en este mundo. Esta es la Verdad del bautismo de Jesús que es revelado en la Palabra del Nuevo Testamento. Jesús recibió el bautismo de Juan el Bautista para tomar todos los pecados de los Israelitas de una vez por todas al igual que el Cordero en el Antiguo Testamento. Es por ello que tenemos que ser iluminados con lo que dice Jesús, “Deja ahora, porque así conviene que cumplamos toda justicia” (Mateo 3:15).
Jesús es el verdadero Salvador para toda la humanidad. Jesús ha dado la luz de la salvación con el evangelio del agua y el Espíritu a toda la humanidad. El Señor es Dios de poder y de salvación. El Señor es Dios de misericordia. Jesús tiene el poder para salvar a toda la humanidad del pecado.
Jesús vino a este mundo y manifestó la luz de la salvación en nuestras mentes. Ninguno de nosotros puede evitar vivir en la oscuridad del mundo debido a nuestros pecados. El Señor derramó la luz verdadera de la salvación en nuestras mentes con el evangelio del agua y el Espíritu. Jesús nos dice, “Yo he tomado tus pecados por medio del bautismo. Yo he llevado todo el juicio de todos los pecados en lugar de nosotros al derramar Mí sangre sobre la Cruz. Yo soy tú Salvador. Yo he borrado todos tus pecados.”
Dios el Señor nos permite escuchar estas maravillosas y benditas noticias al derramar la luz verdadera en nuestras mentes oscuras. Brillantemente Jesús iluminó nuestras oscuras mentes al darnos las deliciosas noticias de la salvación que nos permite recibir la remisión de los pecados. Nuestro Señor borró claramente nuestros pecados para transformarnos en hijos de Dios libres del pecado. Así, ahora podemos profesar, “Jesús se convirtió en mí Salvador. Jesús borró todos mis pecados.”
Jesús dio la luz verdadera a toda la humanidad. No hay ningún otro Salvador verdadero ni antes ni después de que Jesús viniera. No ha existido ningún otro Salvador excepto Jesucristo. Nadie podía salvar a la gente del mundo de los pecados del mismo. Toda la gente es incapaz de salvarse a sí misma de sus debilidades, de sus malas acciones, de sus pecados y eventualmente del juicio. Por lo tanto, solamente Jesucristo es capaz de salvar a toda la gente de todos sus pecados.
Escrito está en Isaías 59:16,
“Y vio que no había hombre,
Y se maravilló que no hubiera quien se interpusiese;
Y lo salvó su brazo,
Y le afirmó su misma justicia” (Isaías 59:16).
El Mismo Señor planeó la salvación de la humanidad, vino a esta tierra para salvar a todos los pecadores de sus pecados con la Verdad del evangelio del agua y el Espíritu. Así, el Salvador de la humanidad Jesús vino como el Mediador entre Dios y nosotros, y Él tomó todos los pecados de la humanidad sobre Su cuerpo para romper la muralla de pecado que había separado a Dios Padre de nosotros. Él tomó el juicio por todos los pecados de la humanidad al derramar Su sangre sobre la Cruz, y entonces Él se levantó de entre los muertos para darnos nueva vida. Este acto de justicia fue suficiente para darnos la bendición de ser llamados hijos de Dios a todos nosotros los que creemos en Jesucristo como el verdadero Salvador. En nuestra mente hay gratitud por la fe ya que nuestro Señor vino como el Salvador con esa clase de salvación.
Tenemos que saber que Jesús es nuestro Salvador por medio del evangelio del agua y el Espíritu. Jesús vino a esta tierra para salvarnos de los pecados del mundo. Jesús se humilló a Sí Mismo en semejanza de hombre, tomó los pecados del mundo al recibir el bautismo de Juan el Bautista, recibió el juicio al derramar Su sangre sobre la Cruz, y de esa manera Él completó la salvación de la humanidad al levantarse de entre los muertos en tres días. Y, Él esta sentado a la diestra del trono de Dios Padre aún hasta este día. Ahora, cualquiera que cree en el hecho que Jesús es nuestro Salvador puede ser un hijo de Dios y entrar al Reino del Cielo.
Ahora, quienquiera que sepa y crea que Jesús tomó nuestros pecados cuando Él recibió el bautismo de Juan el bautista y que Él ha realizado toda la justicia de Dios de una sola vez al derramar Su sangre, esa persona recibirá la remisión del pecado, no importa cuan débil y deficiente sea la persona, y no importa cuantos pecados haya cometido. Es la verdad serás salvo de todo pecado si en tu mente crees en Jesucristo quién vino por el evangelio del agua y el Espíritu.
No podemos entrar al reino del cielo con dinero, pero podemos entrar creyendo en el evangelio del agua y el Espíritu. Llegamos a ser justificados creyendo en nuestro corazón en el evangelio del agua y el Espíritu. Al creer en el evangelio del agua y el Espíritu en nuestra mente, llegamos a ser hijos de Dios y podemos ser bendecidos. Es por ello que el único Salvador verdadero en todo el mundo es Jesús. El nombre ‘Jesús’ significa ‘él salvará a su pueblo de sus pecados’ (Mateo 1:21). Por lo tanto, el nombre Jesucristo es muy apropiado para Él quién es el Salvador de la humanidad.
Este mismo Jesús quién vino a este mundo, es el mismísimo Señor quién anteriormente creó al hombre del polvo, y sopló en las fosas nasales de Adán el aliento de vida para hacer de él un ser viviente. Y el Señor también hizo a Eva de la costilla de Adán. ¿Por qué Él creó a una mujer y se la dio a Adán? Fue para hacernos perfectos.
Me gustaría enseñarles una cosa chistosa. El carácter Chino para personas es “人 (Ren).” Este carácter esta compuesto de dos líneas separadas que implican dos personas. Si hay una sola línea “ノ” en “人,” se cae. No puede permanecer. Por lo tanto, el hecho de que el carácter Chino “人 (Ren)” necesite dos líneas significa que dos personas, un hombre y una mujer, tienen que ser uno para llegar a la perfección. Así, la gente dice que si un hombre se casa con una mujer, este ha llegado a ser una persona completa.
Escrito esta, “Por tanto, dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y serán una sola carne” (Génesis 2:24). Este versículo esta hablando acerca de cómo un hombre y una mujer deben casarse y vivir felizmente juntos dando a luz a sus hijos. Es el estándar que Dios ha puesto para nosotros. El Apóstol Pablo nos enseña acerca del misterio del sistema del matrimonio, diciendo, “Grande es este misterio; mas yo digo esto respecto de Cristo y de la iglesia” (Efesios 5:32). Dios desea limpiarnos de todos nuestros pecados para hacernos Su novia y casarse con nosotros. En concreto, Dios ha puesto el sistema del matrimonio para ayudarnos a entender Su voluntad para nosotros: Él desea justificarnos borrando todos nuestros pecados para que podamos vivir con Él en Su reino por siempre.
Queridos creyentes, ¿podemos ir al Cielo por nuestras propias acciones? ¿Podemos ir al Cielo si vivimos virtuosamente? No. aunque estas son preguntas complicadas, acércate como si fueras un niño. Los adultos deben ser tan sencillos como niños para ser bendecidos por Dios. Ahora, te pido que seas sencillo al responder las siguientes preguntas.
Queridos creyentes, ¿puede un picador entrar al Cielo? No. Quién sea que tenga pecado en su corazón será arrojado al infierno. ¿Es posible que nosotros no cometamos pecado aún por un momento después de haber nacido en este mundo? No. Ninguna persona puede evitar cometer pecados. Entonces, ¿es posible o no entrar al Cielo para una persona que cometió un pecado una sola vez? No, no es posible. Entonces, es justo que a nadie de este mundo le sea permitido entrar al Cielo.
Entonces, ¿significa que no hay forma de ir al Cielo? No, no significa eso. Es por ello que el salvador es necesario para todos nosotros. Solo podemos ir al Cielo por medio del Salvador que nos salvó de todos los pecados, así que Dios nos hizo, y Él se hizo Hombre para borrar nuestros pecados después que nosotros caímos en pecado. Jesús es Dios Mismo quién vino a esta tierra usando el mismo cuerpo que nosotros.
Jesús ha tomado nuestros pecados, y los pecados de toda la gente en esta tierra sin ninguna excepción. Los pecados del mundo se los pasaron a Jesús, sobre Su cuerpo al recibir el bautismo de Juan. Al igual que el Sumo Sacerdote del Antiguo Testamento pasaban los pecados de su pueblo sobre un chivo expiatorio imponiendo ambas manos sobre la cabeza del sacrificio, Juan, el representante de la humanidad, impuso sus manos sobre la cabeza de Jesús. Jesús le dio la orden a Juan. “Deja ahora. Te ordeno. Pasa los pecados sobre Mí imponiendo tus manos sobre Mí cabeza.”
“La imposición de las manos” significa “pasar.” Jesús recibió la imposición de las manos de Juan quién es el representante de toda la humanidad. Los pecados del mundo pasaron a Jesús en esa misma hora.
Compañeros creyentes, aunque no sepas de qué trata la Biblia en todo su grosor, si entiendes y aceptas el evangelio del agua y el Espíritu aún en este breve tiempo, puedes ser salvo de todos tus pecados. Estoy predicando ahora el corazón de la salvación con el evangelio del agua y el Espíritu. Llegaran a ser los hijos de Dios creyendo en sumente en el evangelio del agua y el Espíritu. Aún si nunca has dado una ofrenda, aún si nunca has realizado una buena obra una vez en tu vida, iras al Cielo por la fe de creer en el evangelio del agua y el Espíritu.
Escrito está, “Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios” (Juan 1:12). Dios da la bendición de la salvación a aquellos que creen en el evangelio del agua y el Espíritu en sus mentes. Dios también bendice a tales personas para que sean hijos de Dios. Nosotros los pecadores no tenemos ningún merito por nosotros mismos: y es justo que vaya al infierno después de recibir el juicio. Pero Dios nos amó de tal manera que nos dio a Su Hijo Unigénito. Su Hijo Unigénito vino a esta tierra y tomó todos nuestros pecados al recibir el bautismo en el Río Jordán y recibió todo el juicio por nuestros pecados derramando Su sangre sobre la Cruz. Y somos bendecidos por ser los hijos de Dios al creer en esta Verdad. Yo deseo que recibas a Jesús como tú Salvador creyendo en el evangelio del agua y el Espíritu con su mente, y ser salvo de los pecados del mundo.
¿Cómo Recibimos a Jesús como Nuestro Salvador?
“Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios” (Juan 1:12). ¿Le has recibido? Recibir a alguien solo es posible cuando conocemos bien al visitante. Si alguien toca a la puerta, decimos, “¿Quién es?” si es uno de nuestros conocidos, respondemos y abrimos la puerta de par en par, “¿Qué hay de nuevo? es bueno verte. Pasa.” Es así como recibimos a nuestros amigos.
Aún si no hemos conocido a Jesús personalmente, podemos recibirle en nuestro corazón ya que hemos llegado a conocerle bien por medio del evangelio del agua y el Espíritu. Sabemos que Jesús ha tomado todos nuestros pecados recibiendo el bautismo en el Río Jordán. Puedo garantizar que recibirás la remisión de tus pecados presentándote ante Dios. No puedo garantizar cosas de este mundo, pero puedo garantizarte la salvación, iras al Cielo, serás limpiado de tus pecados, serás parte de los justos, te convertirás en hijo de Dios, recibirás la vida eterna y las bendiciones celestiales. Puedo garantizarte todas estas cosas maravillosas al creer en Jesús quién recibió el bautismo de Juan. Con esta fe, puedo garantizarte que Jesús no solamente tomó tus pecados, sino además los pecados de tus descendientes, tus antecesores, todos los pecados desde Adán hasta la gente que nacerá en el último día de esta tierra.
Tú corazón es el Lugar Santísimo en donde Dios puede habitar. Recibe el evangelio del agua y el Espíritu con tu mente. Cree con tu corazón que Jesús es tu Salvador. Por mi mismo no tengo nada de que enorgullecerme. Sin embargo, la razón por la que puedo sentirme algo y jactarme en algunas ocasiones se debe todo a la gracia de Jesús y al poder del evangelio del agua y el Espíritu que Jesús me ha dado. De cualquier forma, realmente deseo que sean hijos de Dios hoy al creer en esto con sus propios corazones.
Llegas a ser hijo de Dios solo si conoces y crees en la Palabra del evangelio del agua y el Espíritu. Tienes que conocer la Verdad de la salvación correctamente. Si crees en Jesús sin conocer la Verdad de la salvación, terminaras convirtiéndote en un religioso hipócrita. ¿Cuántas iglesias en la actualidad solo intentan recibir dinero al igual que una empresa corporativa? Existen cosas buenas y cosas malas en las doctrinas Cristianas. Pero, si no conoces la Verdad del evangelio del agua y el Espíritu y nada más crees en las doctrinas del Cristianismo, no podrás evitar convertirte en un religioso hipócrita. Yo deseo que no caigas en estas falsas doctrinas del Cristianismo.
Estoy predicando el evangelio del agua y el Espíritu ante Dios. No predico otras cosas excepto el evangelio del agua y el Espíritu. Es claro que Dios desea dar; Él no desea recibir de nosotros. Dios nos da la salvación con el evangelio del agua y el Espíritu. Él borra nuestros pecados, nos permite ser hijos de Dios, nos da las bendiciones de Dios, y Él desea darnos todas estas bendiciones.
Dios nos bendice y nos salva. Tenemos que saber esto. Puedo garantizar tu salvación ante Dios sin dudar. Jesús tomó todos tus pecados cuando Él recibió el bautismo en el Río Jordán y Él cargó todo el juicio y castigo por los pecados que has cometido en toda tu vida sobre la Cruz. Y entonces Él se levantó de entre los muertos en tres días. Él se levantó de la tumba y se sentó a la diestra del trono de Dios Padre.
Compañeros creyentes, nuestro Jesús aún vive. Y Él aún busca gente que crea en Él recibiendo el evangelio del agua y el Espíritu. Jesús esta buscando gente que nazca no de sangre, ni de la voluntad de la carne, ni de la voluntad de hombre, sino de Dios y solo de Dios. Uno no puede ser salvo porque su padre sea un anciano o un pastor. Ni siquiera el hijo de un pastor puede ir al Cielo por la fidelidad de su padre. Cualquiera puede ser salvo del pecado e ir al Cielo solo cuando cree en el evangelio del agua y el Espíritu en su mente y recibe la remisión del pecado.
Esta escrito, “Aquella luz verdadera, que alumbra a todo hombre, venía a este mundo” (Juan 1:9). Si recibes la Luz verdadera, la oscuridad de tu corazón se desvanecerá muy rápido, y entonces serás hijo de Luz. Si crees en tu mente que Jesús vino por el evangelio del agua y el Espíritu, serás salvo de todos tus pecados sin falla. Quiero decir que Jesús vino como Salvador por cada uno de nosotros. Aunque no sepas mucho acerca de las Escrituras, puedes ser salvo de tus pecados creyendo en el hecho que Jesús ha tomado todos los pecados del mundo y así Él ha realizado toda la justicia de Dios al recibir el bautismo en el Río Jordán. Dios remite nuestros pecados porque creemos en el evangelio del agua y el Espíritu. Deseo que creas en el evangelio del agua y el Espíritu. Cuando Jesús estaba muriendo sobre la Cruz, Él dijo, “¡Consumado es!” (Juan 19:30). Deseo que creas en esta Palabra. Ciertamente Él ha completado toda nuestra salvación con Su bautismo y sangre sobre la Cruz.
No podemos ver a Jesús con nuestros ojos físicos. Pero podemos creer en Él con nuestras mentes. Antes, claramente existía oscuridad en nuestra mente. Sin embargo, llegamos a escapar de la oscuridad debido a que alguien ha hecho resplandecer la Luz verdadera en nuestra mente. Este dador de Vida es Jesús. Tenemos que aceptar a Jesús en nuestro corazón conociendo ese hecho.
Y también tenemos que recordar que no podemos vivir en este mundo por siempre. Escrita esta, “Y de la manera que está establecido para los hombres que mueran una sola vez, y después de esto el juicio” (Hebreos 9:27). Vivimos durante 70 u 80 años en promedio, y moriremos algún día. Moisés también declaró,
“Los días de nuestra edad son setenta años;
Y si en los más robustos son ochenta años,
Con todo, su fortaleza es molestia y trabajo,
Porque pronto pasan, y volamos” (Salmo 90:10).
Algún día moriremos. Pero después de eso no es el fin para nosotros. Existe el juicio de Dios después de nuestra muerte y nos esperan el Cielo y el infierno. Por lo tanto, tenemos que recibir las bendiciones de la salvación mientras vivimos en esta tierra creyendo en Jesús y recibiéndole a Él en nuestra mente. Solo entonces, no habrá un mal juicio para nosotros en ese día. Y también podremos disfrutar muchas bendiciones en este mundo. Se debe a que Dios cambiará tu mente y tu familia.
Alguien puede decir, “Yo no. No puedo hacerlo. No soy una persona que creerá en Jesús. ¿Por qué? Una persona como yo no se le debe permitir creer en Jesús ya que nací con la naturaleza humana de cometer pecados. La iglesia se arruinará.” No te preocupes por eso. Solo si crees en el hecho de que Jesús tomó todos tus pecados y que recibió el juicio por esos pecados, entonces Jesús entrará en tu mente y cambiará tu mente pecaminosa por la mente de justicia y de amor virtuoso.
Compañero creyente, deseo que dejes todos tus pecados en Jesús. Deseo que confíes en Dios con tu mente débil y perversa que no puede hacer nada. Si confías en Él, Él se ocupará de tus iniquidades y debilidades. Se debe a que nuestro Señor es un Dios todo-poderoso para quién nada es imposible.
Todos nosotros tenemos que vivir preparándonos en nuestra mente el ir al Cielo en cualquier momento mientras vivimos en este mundo. Después de que hemos recibido la remisión de los pecados con el evangelio del agua y el Espíritu nos hemos preparado correctamente para ir al Cielo. Y si creemos en Jesús, recibiremos las bendiciones celestiales, no solo las bendiciones de este mundo, sino además las bendiciones del mundo venidero. También deseo que conozcas que la gracia de Dios no termina con tu generación sino será pasada a tus hijos. Si creemos en Dios, Él nos protege como nuestro Pastor. Él nos protege de los espíritus inmundos para que no puedan tocarnos (1 Juan 5:18).
Doy gracias a Jesús porque Él llegó a ser mi Salvador al igual que tu Salvador.