(Lucas 22, 7-38)
«Llegó el día de los panes sin levadura, en el cual era necesario sacrificar el cordero de la pascua. Y Jesús envió a Pedro y a Juan, diciendo: Id, preparadnos la pascua para que la comamos. Ellos le dijeron: ¿Dónde quieres que la preparemos? El les dijo: He aquí, al entrar en la ciudad os saldrá al encuentro un hombre que lleva un cántaro de agua; seguidle hasta la casa donde entrare, y decid al padre de familia de esa casa: El Maestro te dice: ¿Dónde está el aposento donde he de comer la pascua con mis discípulos? Entonces él os mostrará un gran aposento alto ya dispuesto; preparad allí. Fueron, pues, y hallaron como les había dicho; y prepararon la pascua. Cuando era la hora, se sentó a la mesa, y con él los apóstoles. Y les dijo: ¡Cuánto he deseado comer con vosotros esta pascua antes que padezca! Porque os digo que no la comeré más, hasta que se cumpla en el reino de Dios. Y habiendo tomado la copa, dio gracias, y dijo: Tomad esto, y repartidlo entre vosotros; porque os digo que no beberé más del fruto de la vid, hasta que el reino de Dios venga. Y tomó el pan y dio gracias, y lo partió y les dio, diciendo: Esto es mi cuerpo, que por vosotros es dado; haced esto en memoria de mí. De igual manera, después que hubo cenado, tomó la copa, diciendo: Esta copa es el nuevo pacto en mi sangre, que por vosotros se derrama. Mas he aquí, la mano del que me entrega está conmigo en la mesa. A la verdad el Hijo del Hombre va, según lo que está determinado; pero ¡ay de aquel hombre por quien es entregado! Entonces ellos comenzaron a discutir entre sí, quién de ellos sería el que había de hacer esto. Hubo también entre ellos una disputa sobre quién de ellos sería el mayor. Pero él les dijo: Los reyes de las naciones se enseñorean de ellas, y los que sobre ellas tienen autoridad son llamados bienhechores; mas no así vosotros, sino sea el mayor entre vosotros como el más joven, y el que dirige, como el que sirve. Porque, ¿cuál es mayor, el que se sienta a la mesa, o el que sirve? ¿No es el que se sienta a la mesa? Mas yo estoy entre vosotros como el que sirve. Pero vosotros sois los que habéis permanecido conmigo en mis pruebas. Yo, pues, os asigno un reino, como mi Padre me lo asignó a mí, para que comáis y bebáis a mi mesa en mi reino, y os sentéis en tronos juzgando a las doce tribus de Israel. Dijo también el Señor: Simón, Simón, he aquí Satanás os ha pedido para zarandearos como a trigo; pero yo he rogado por ti, que tu fe no falte; y tú, una vez vuelto, confirma a tus hermanos. El le dijo: Señor, dispuesto estoy a ir contigo no sólo a la cárcel, sino también a la muerte. Y él le dijo: Pedro, te digo que el gallo no cantará hoy antes que tú niegues tres veces que me conoces. Y a ellos dijo: Cuando os envié sin bolsa, sin alforja, y sin calzado, ¿os faltó algo? Ellos dijeron: Nada. Y les dijo: Pues ahora, el que tiene bolsa, tómela, y también la alforja; y el que no tiene espada, venda su capa y compre una. Porque os digo que es necesario que se cumpla todavía en mí aquello que está escrito: Y fue contado con los inicuos; porque lo que está escrito de mí, tiene cumplimiento. Entonces ellos dijeron: Señor, aquí hay dos espadas. Y él les dijo: Basta».
¿Qué tipo de Dios es Jesús?
Todos debemos orar siempre a Dios porque somos seres que pueden vivir correctamente en este mundo solo con la ayuda de Dios. Sé que Dios nos ayudará cuando oremos los unos por los otros y compartamos cosas difíciles. Esto se debe a que Dios es nuestro Padre Dios, y a que siempre escucha nuestras peticiones. Todos debemos orar con la fe que cree que el Señor definitivamente contesta nuestras oraciones. Debemos vivir en este mundo con esta fe.
¿Ustedes oran con fervor? La oración es una manera de buscar la ayuda de Dios para resolver nuestros problemas. Sin embargo, la gente que no tiene fe no puede ir ante Dios con fe y buscar ayuda para los problemas difíciles que tiene. Primero debemos tener fe para orar al Señor, pero si piensan que su fe es débil, primero deben buscar ayuda de otros santos en la Iglesia. Pueden orar mejor si lo hacen con la gente que tiene fe. Aunque un santo tenga fe del tamaño de la semilla de mostaza, Dios escucha las oraciones y ayuda a los santos cuando unen sus corazones como ya he dicho y buscan la resolución del problema orando a Dios. Por tanto, ¿por qué se preocupan cuando pueden dar testimonio del poder de Dios si oran así?
Cuando leemos el Libro de Job podemos ver que incluso Satanás pide permiso al Señor: “¿Puedo molestar a Job? ¿Va a venerar a Dios por cualquier razón? ¿Puedo quitarle sus riquezas?”. No podemos decir que esto sea una oración de Satanás, pero pienso que es un tipo de oración ya que buscó a Dios. Cuando leemos la Palabra aquí, el Señor le dijo a Pedro: “Satanás quiere segarte como al trigo”. Esto significa que el Diablo le pidió a Dios: “¿Puedo tentar a Simón y ver si cree en Dios o no?”. En general, Dios deja que el Diablo haga estas cosas. Aunque Satanás ore así, Dios permite estas cosas. Dice: “Adelante, haz lo que quieras”.
¿Qué pasaría si Satanás tentase al Diablo así? Que la gente caería en la tentación de la misma manera en que si agitas un árbol, su fruto cae a tierra. Por eso los discípulos del Señor oraron: “Orad a Dios para no caer en la tentación”. Debemos orar siempre a Dios cuando estemos ante una situación difícil. Debemos orar individualmente primero y después orar con los que están por delante de nosotros en la fe. Debemos orar en las reuniones en cada grupo. Experimentaremos al Dios vivo a través de nuestra fe.
Curar a los enfermos no es la única manera de manifestar el poder de Dios. Orar a Dios y buscar Su ayuda en nuestras vidas diarias y resolver nuestros problemas a través de la ayuda de Dios es experimentar el verdadero poder de Dios y recibir respuesta a nuestras oraciones. Pero la gente que está muy ocupada no puede orar bien. Aún así debemos orar individualmente, juntos y orar por los hermanos y hermanas que están pasando por dificultades, orar por los obreros de Dios, por la predicación del Evangelio, y buscar la ayuda de Dios en todas las cosas.
Podemos titular la Palabra que hemos leído juntos “Jesús lo sabe todo porque es Dios, no un ser humano”. Podemos compartir lecciones del pasaje de las Escrituras de hoy con relación a este título para aprender acerca de la naturaleza divina y el poder de Jesús.
Antes de que Jesús muriese en la Cruz, la Pascua judía estaba cerca. En aquel entonces, Jesús les dijo a Sus discípulos que preparasen la Pascua para comerla con Él. Sin embargo, como el Señor era el Dios Todopoderoso y lo sabía todo, dijo: «He aquí, al entrar en la ciudad os saldrá al encuentro un hombre que lleva un cántaro de agua; seguidle hasta la casa donde entrare, y decid al padre de familia de esa casa: El Maestro te dice: ¿Dónde está el aposento donde he de comer la pascua con mis discípulos? Entonces él os mostrará un gran aposento alto ya dispuesto; preparad allí».
El Señor quiso tener comunión con Sus discípulos en la Pascua que conmemoraba el éxodo de los israelitas de Egipto y la liberación de la esclavitud. Quiso comer pan, beber vino, cenar con ellos y compartir la última Palabra. Esta Palabra quiere decir que el Señor sabía todo lo que iba a ocurrir en el futuro. No había nada que no supiera. Por eso el Señor pudo decir: Antes de que Jesús muriese en la Cruz, la Pascua judía estaba cerca. En aquel entonces, Jesús les dijo a Sus discípulos que preparasen la Pascua para comerla con Él. Sin embargo, como el Señor era el Dios Todopoderoso y lo sabía todo, dijo: «He aquí, al entrar en la ciudad os saldrá al encuentro un hombre que lleva un cántaro de agua; seguidle hasta la casa donde entrare».
Las Escrituras dicen que Jesús quiere usarnos
Cuando miramos el Evangelio de Lucas 19, el Señor dijo: «Id a la aldea de enfrente, y al entrar en ella hallaréis un pollino atado, en el cual ningún hombre ha montado jamás; desatadlo, y traedlo. Y si alguien os preguntare: ¿Por qué lo desatáis? le responderéis así: Porque el Señor lo necesita».
El Señor dijo todas estas cosas porque lo sabía todo, incluso el futuro. Cuando leemos los Cuatro Evangelio, podemos confirmar el hecho de que no había nada que el Señor no supiese aunque hubiese venido a este mundo encarnado en un hombre. ¿Acaso no les dijo el Señor de antemano que le dijesen al dueño que el Señor necesitaba el pollino porque sabía que el dueño les preguntaría cuando lo desatasen y se lo llevasen? Cuando los discípulos dijeron: “El Señor lo necesita”, como Él les dijo, el dueño les dejó llevarse el pollino sin resistirse. Incluso en la Pascua el Señor sabía lo que ocurriría e hizo que los discípulos preparasen la Pascua. El Señor estaba tranquilo y no estaba frustrado porque lo sabía todo acerca del futuro.
Sin embargo, ¿cómo somos? No somos seres divinos. Somos hijos de Dios y siervos de Dios. Lo sé y tengo esta fe, pero a veces quiero tener poder como Dios. Esto significa que a veces tengo pensamientos de arrepentimiento como: “Señor, lo sabes todo porque eres Dios. Sin embargo, siempre tenemos cosas necesarias para las que necesitamos Tu ayuda porque somos débiles y no seres como Tú”. Si lo supiésemos todo como Dios y tuviésemos el poder y la fuerza de hacer lo que quisiésemos, entonces, ¿qué nos quedaría para estar frustrados? Sería ideal que todos fuésemos así. Yo me siento igual. A veces pienso con arrogancia: “Me gustaría tener tanto poder como Dios”.
Jesús vino a este mundo a salvarnos: fue bautizado, fue crucificado, fue escupido, azotado y murió en la Cruz. Le humillaron por nuestra salvación. Sin embargo, es Dios y lo sabe todo y lo hizo todo según Su sabiduría inmensa. El Señor les dijo a los discípulos que preparasen la Pascua y dijo: “Os encontraréis a cierta persona cuando vayáis a esa aldea. Seguidle y preparar la Pascua en el aposento alto”. Y cuando los discípulos de Jesús fueron a la aldea como el Señor les había pedido, había un hombre que llevaba una jarra de agua. Seguramente ese señor se quedó sorprendido cuando los discípulos le siguieron. En realidad, seguramente los discípulos no tenían apariencias muy atractivas. El hombre se quedó sorprendido porque seguramente los discípulos llevaban ropas que parecían mantas, y no ropas finas. Seguramente el hombre salió corriendo porque le estaban siguiendo. Sin embargo, los discípulos de Jesús no se preocuparon de estas cosas y le siguieron y le dieron el mensaje al Señor. Por tanto, pudieron preparar la Pascua correctamente.
En realidad el Señor no preparó la mesa de la Pascua para cumplir la Pascua, la fiesta nacional de Israel. El Señor tuvo la Última Cena con los discípulos. El Señor se sentó con los discípulos en esa casa, cenó y habló con ellos. Les dijo: «¡Cuánto he deseado comer con vosotros esta pascua antes que padezca! Porque os digo que no la comeré más, hasta que se cumpla en el reino de Dios». Entonces tomó el cáliz, y dio gracias y dijo: «Esta copa es el nuevo pacto en mi sangre, que por vosotros se derrama; porque os digo que no beberé más del fruto de la vid, hasta que el reino de Dios venga». Y tomó el pan, lo partió y lo dio a Sus discípulos diciendo: «Esto es mi cuerpo, que por vosotros es dado; haced esto en memoria de mí». De la misma manera, tomó el cáliz después de la cena y dijo: «Esta copa es el nuevo pacto en mi sangre, que por vosotros se derrama. Mas he aquí, la mano del que me entrega está conmigo en la mesa».
¿Qué significa la Palabra del Señor? Significa que incluso mientras tomaba la comunión, el Señor sabía que Judas le traicionaría en breve. Cuando pienso en esto, parece que el Señor se sintió incómodo porque lo sabía todo. El Señor sabía lo que Judas haría en el futuro, así que seguramente pensó: “Judas Me va a vender aunque me sirva y Me llame Rabbi, Maestro”.
El Señor dijo: «A la verdad el Hijo del Hombre va, según lo que está determinado». Como nos dice la Palabra, el Señor sabía que tenía que ser crucificado en la Cruz porque había recibido el bautismo, porque había tomado todos los pecados del mundo sobre sí mismo. El Señor quiso decir: “Debe ocurrir de esta manera porque es la voluntad de Dios Padre e iré según esta Palabra escrita, pero maldito el que Me venda”. En realidad no tenemos nada más que hacer que creer en la Palabra porque nuestro Señor lo cumplió todo según la Palabra de Dios. Esto significa que debemos creer en la Palabra exactamente como está escrita en vez de intentar cambiar la Palabra.
¿Hay alguien en este mundo que tenga este poder? ¿Hay alguien que lo sepa todo acerca de su destino? No. Es cierto. No hay nadie que lo sepa todo como Jesús. Nunca ha habido nadie así y nunca lo habrá. Solo podemos ser sabios al creer en Jesús con este poder. No hay nada en el futuro que hacer que creer en Él. ¿Cómo podemos compararnos con Jesús? Seamos lo inteligentes que seamos ¿cómo podemos engañar a Jesús? No podemos. Por tanto, no deben ni siquiera competir con Jesús o intentar entender sus pensamientos de cualquier manera. Lo digo de nuevo: Jesucristo es quien lo sabe todo.
El Señor habló del Reino de Dios
El Señor dijo: “He venido a este mundo para servir. Serviros los unos a los otros. Estoy entre vosotros para servir”. Y el Señor dijo que nos daría el Reino que el Padre le había entregado y nos haría comer y beber en Su mesa en Su Reino, y sentarnos en tronos para juzgar las doce tribus de Israel.
¿Qué más les preguntó el Señor a Sus discípulos? Le dijo a Pedro: «Simón, Simón, he aquí Satanás os ha pedido para zarandearos como a trigo; pero yo he rogado por ti, que tu fe no falte; y tú, una vez vuelto, confirma a tus hermanos». Cuando Pedro dijo: “Señor, estoy preparado a ir contigo, hasta la prisión o la muerte”, el Señor contestó: «Pedro, te digo que el gallo no cantará hoy antes que tú niegues tres veces que me conoces». Esto significa que el Señor sabía de antemano lo que Pedro haría en el futuro, cómo era su carácter, cómo era su corazón y cómo era su fe.
El Señor quiso que viviésemos y siguiésemos estas cosas que el Señor ha dicho. El Señor les dijo a Sus discípulos: “Os recompensaré si pasáis por dificultades y sufrimiento conmigo” y les dijo las cosas que ocurrirían en el futuro. Por tanto, debemos creer en las cosas de las que el Señor habló.
El Señor también dijo: «Porque os digo que no la comeré más, hasta que se cumpla en el reino de Dios» y «Porque os digo que no beberé más del fruto de la vid, hasta que el reino de Dios venga». ¿Por qué dijo el Señor estas cosas? Aquí la palabra Pascua significa pasar. El significado es pasar a alguien que debería ser juzgado sin juzgarle. Por tanto, la Palabra nos está diciendo que Dios salvará a la gente que haya recibido la remisión de los pecados al creer en Dios. En realidad, no hay dolor, juicio ni tristeza cuando entramos en el Reino de Dios si recibimos la remisión de los pecados por fe; podremos vivir con el Señor en el Reino que el Padre nos ha dado, disfrutando de toda la gloria, el placer y el gozo como reyes en tronos. El Señor nos habló de estas cosas.
No puedo entender la Palabra de Dios que dice: “Os haré sentaros en tronos juzgando a las doce tribus de Israel. Os daré esa autoridad”. Sin embargo, podré entenderlo cuando lo vea, lo escuche y lo experimente porque el Reino Milenario se establecerá pronto. Aquí el Señor dijo tribus y esas tribus existen hoy. Cada israelita pertenecía a una tribu como la tribu de Levi, la tribu de Isacar o la tribu de Zebulón, y de la misma manera los creyentes tenemos diferentes dones y posturas. El Señor dijo que les daría el Reino del Padre a los que sufriesen tribulaciones con Él y permaneciesen con el a pesar de las dificultades. Esto significa que Él recibirá el Reino de Dios Padre y hará que esta gente reine sobre cada tribu. El Señor nos dijo estas cosas y quiere que creamos en la Palabra tal y como es. Debemos tener una fe firme. Sé que la gente debería seguir al Señor y trabajar por esa recompensa gloriosa si hay una recompensa para los que se dediquen al Señor.
El Señor les dijo a Sus discípulo que tenían que llevar dinero cuando fueran a predicar el Evangelio. Pero, durante la comunión en la Pascua les dijo: «Pues ahora, el que tiene bolsa, tómela, y también la alforja; y el que no tiene espada, venda su capa y compre una». Antes, el Señor les dijo que no llevasen nada. Pero mientras estaban tomando la comunión les dijo que comprasen una espada aunque tuviesen que vender sus vestiduras. En ese momento, cierto discípulo trajo dos espadas y le dijo al Señor: “Aquí están las espadas”. Entonces Jesús dijo que era suficiente.
El Señor seguramente estaba frustrado en ese momento. Yo hubiese renegado al discípulo si hubiese estado en la situación de Jesús. Hubiese dicho: “Me has traído las espadas porque te he dicho que vendieses tus vestiduras para comprar una”. Esto se debe a que aquí comprar una espada quería decir que Jesús quería bendecirles al creer en Su Palabra con cualquier sacrificio.
Sin embargo, el Señor no quiero decir nada especial porque conocía el carácter, la debilidad y la tozudez de los discípulos. Por tanto, dijo: “Es suficiente”. Jesús pudo responder así porque es Dios. De lo contrario, si fuese humano, hubiera muerto por la desilusión. Cuando los discípulos llevaron pan al pozo de Jacobo en la ciudad de Sicar, el Señor también dijo: “Tengo alimento que vosotros no conocéis”. Esto era algo que los discípulos no podían entender. Por eso, probablemente pensaron que tenían que comer porque tenían hambre y se preguntaron por qué tenía que llevarlo por el campo sin darles nada de comer. Y como el Señor era su Maestro, pensaban que tenían que darle comida a su Maestro primero aunque no quisiese comer nada, y por eso le metieron la comida en la boca al Señor.
Al ver el comportamiento de Sus discípulos el Señor seguramente estaba frustrado. Por ejemplo, cuando el Señor dijo: “El Hijo del Hombre será vendido a los ancianos y los líderes religiosos y será ejecutado a manos de los gentiles”, Pedro dijo: “Eso no ocurrirá”. Se remangó, se quitó la camisa y dijo: “Si alguien quiere hacerte daño, lo mandaré a la tumba”. Sin embargo, ¿qué le dijo el Señor a Pedro? Le dijo: “Me negarás tres veces”. Pedro dijo: “No haré tal cosa. Te seguiré hasta las garras de la muerte e iré a la cárcel contigo”. Sin embargo, ¿qué pasó? Antes de terminar la noche, Pedro negó al Señor tres veces como el Señor había dicho.
Cuando el Señor terminó la cena, subió a la montaña con los discípulos y oró. En la región de Oriente Medio, como en Israel, el tiempo varía mucho, pero es un clima generalmente seco. Es un lugar bastante bueno para vivir porque la humedad no es alta. El Señor subió a la montaña con Sus discípulos para orar un día seco y agradable. Mientras Jesús oraba a Dios Padre, Judas llevó a los soldados para que arrestaran a Jesús. Las Escrituras dicen que el resto de los discípulos se resistieron y tomaron la espada e incluso le cortaron la oreja a un hombre, pero Jesús tomó la oreja que le habían cortado y se la curó. Aunque los Cuatro Evangelio parezcan Palabras ordinarias, son la Palabra de Dios que recoge solo la Verdad. Esto significa que los discípulos de Jesús escribieron exactamente las cosas de las que Jesús habló y lo que hizo. ¿Qué dicen los evangelios acerca de la oreja que le cortaron a ese hombre? Dicen que le cortaron la oreja, pero Jesús se la sanó.
Nosotros estamos viviendo una vida de fe en la que debemos creer en la Palabra de Dios y seguirla tal y como es. No hay otra manera. No debemos pensar: “La Palabra de Dios es así, pero la voy a practicar a mi manera” porque no hay mayor Verdad en el mundo que la Palabra de Dios. La Palabra que nuestro Señor nos ha dado es la Verdad y no hay mentira en ella. La Verdad es la vida. La Palabra de Dios está viva y es poderosa (Hebreos 4, 12). Por tanto, la Palabra de Dios es totalmente diferente a las palabras del mundo. Cuando solo creemos en la Verdad, el Señor mira nuestra fe y dice siempre: “Es suficiente”. Cuando uno de Sus discípulos dijo: “He traído dos espadas”, el Señor contestó: “Es suficiente”. Cuando creemos en las Escrituras de corazón, el Señor mira nuestra fe y dice: “Es suficiente”. Por tanto, debemos creer en toda la Verdad. No hay nada más. Esto significa que no debemos ser maliciosos en nuestra vida espiritual.
Mientras Jesús estaba en este mundo, solía ir a las casas de los leprosos. Solía ir a la casa de Simón que había sido un leproso y cenar allí. Y también iba a casa de Lázaro a menudo. Lázaro de Betania tenía dos hermanas. Una de ellas se llamaba María y la otra Marta. Y cuando el Señor iba a esa casa, Marta siempre iba a la cocina y preparaba la comida mientras que María se quedaba junto al Señor y escuchaba la Palabra. Por tanto, Marta naturalmente se quejaba de su hermana. Jesús lo vio y le dijo a Marta: «Marta, Marta, afanada y turbada estás con muchas cosas. Pero sólo una cosa es necesaria; y María ha escogido la buena parte, la cual no le será quitada» (Lucas 10, 41-42). Estaba diciendo: “Es más valioso escuchar mi Palabra que preparar comida”. Esto significa que el Señor está más contento cuando escuchamos la Palabra de Dios y creemos en esa Palabra. Esto significa que el Señor no está contento si hacemos muchas cosas ante el Señor sin creer en la Palabra. Lo más importante es creer en la Palabra de Dios porque hay vida, bendiciones, felicidad, vida eterna, riqueza y gloria en la Palabra.
Por tanto, la Palabra y todas sus bendiciones se hacen nuestras cuando creemos en la Palabra de Dios. Debemos creer claramente que nuestro Señor Jesús es Dios, no un ser humano, Esta fe es muy importante. ¿Tienen poder para sanar una oreja cortada? No. ¿Saben todo lo que ocurrirá en el futuro? No. Sin embargo, Jesús lo sabía todo. Es el Dios omnipotente y omnisciente.
Incluso mientras Jesús estaba celebrando la Última Cena con Sus discípulos, sabía que sería llevado ante las autoridades. Sabía lo que pasaría después de que le atrapasen. Por tanto, el Señor dijo durante la Última Cena: “Este pan es Mi cuerpo. Es Mi cuerpo para vosotros”. Esto significa que Jesús tomó todos nuestros pecados sobre Sí mismo al recibir el bautismo sobre Su cuerpo. También dijo: “Este cáliz es Mi sangre derramada por vosotros”. Esto significa que derramaría Su sangre para pagar todos nuestros pecados con los que había cargado a través de Su bautismo. ¿Qué dijo por nosotros el Señor? La obra del Señor tomó nuestros pecados, recibió el juicio de los pecados en nuestro lugar y nos salvó del juicio. Nuestro Señor tomó el pan y dijo: “Tomad este pan. Es Mi cuerpo”. Con esta Palabra quiso decir: “He tomado todos vuestros pecados sobre Mi cuerpo. He entregado Mi cuerpo por vosotros para borrar todos vuestros pecados”. Y el Señor tomó la copa de vino y dijo: “Este cáliz es la nueva alianza de Mi sangre, que será derramada por vosotros”.
Debemos tener la fe que confiese: “Jesús es Dios, no es humano”. Debemos ser personas que tengan esta fe. Debemos ser personas que creen en la Palabra de Dios. Esta Palabra no se puede interpretar de ninguna otra manera. Esto es lo que significa cuando miramos el texto original escrito en griego.
Por tanto, debemos creer en la Palabra de Dios y que Jesús es Dios, que es el Hijo de Dios, y que es nuestro Señor Dios. Crean que este Dios tomó todos nuestros pecados y nos ha salvado de la destrucción y crean que nos hemos convertido en hijos de Dios a través de la fe. Podemos recibir la gracia de Dios si creemos en la Palabra de Dios correctamente y buscamos Su ayuda en este mundo. Debemos convertirnos en personas que creen así y que progresan continuamente y gradualmente aunque no puedan dar un gran salto. Quiero que se conviertan en santos que experimentan la gracia del Señor así. Amén.