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布道

Tema 24: SERMONES PARA LOS QUE SE HAN CONVERTIDO EN NUESTROS COLABORADORES

[24-14] ¿Es nuestra fe la misma que la de Abraham? (Romanos 4, 1-11)

¿Es nuestra fe la misma que la de Abraham?(Romanos 4, 1-11)
«¿Qué, pues, diremos que halló Abraham, nuestro padre según la carne? Porque si Abraham fue justificado por las obras, tiene de qué gloriarse, pero no para con Dios. Porque ¿qué dice la Escritura? Creyó Abraham a Dios, y le fue contado por justicia. Pero al que obra, no se le cuenta el salario como gracia, sino como deuda; mas al que no obra, sino cree en aquel que justifica al impío, su fe le es contada por justicia. Como también David habla de la bienaventuranza del hombre a quien Dios atribuye justicia sin obras, diciendo: Bienaventurados aquellos cuyas iniquidades son perdonadas, Y cuyos pecados son cubiertos. Bienaventurado el varón a quien el Señor no inculpa de pecado. ¿Es, pues, esta bienaventuranza solamente para los de la circuncisión, o también para los de la incircuncisión? Porque decimos que a Abraham le fue contada la fe por justicia. ¿Cómo, pues, le fue contada? ¿Estando en la circuncisión, o en la incircuncisión? No en la circuncisión, sino en la incircuncisión. Y recibió la circuncisión como señal, como sello de la justicia de la fe que tuvo estando aún incircunciso; para que fuese padre de todos los creyentes no circuncidados, a fin de que también a ellos la fe les sea contada por justicia».
 
 
Me complace mucho ver a todos los presentes escuchando la Palabra de Dios a pesar del frío. Antes de empezar el sermón de hoy me gustaría compartir una noticia buena con ustedes. El número de visitas a nuestra página Web ha aumentado drásticamente en los meses recientes, y hoy en día hay entre 15,000 y 20,000 visitas de todo el mundo. Hemos recibido muchos correos electrónicos de toda clase de personas dando testimonio de haber recibido la salvación gracias a nuestra página Web. Cuando nos anunciemos más en buscadores podremos predicar el Evangelio a más personas aún.
 
 

¿Quién tiene la misma fe que la de Abraham en esta era del Nuevo Testamento?

 
Leamos la Palabra de Dios juntos. Mi último sermón estaba basado en Romanos 3, pero hoy me gustaría predicar acerca del capítulo 4 de Romanos y explicarles quién tiene la misma fe que la de Abraham en esta era del Nuevo Testamento.
El pasaje de las Escrituras de hoy habla de la fe de Abraham. Está escrito en romanos 4, 3: «Porque ¿qué dice la Escritura? Creyó Abraham a Dios, y le fue contado por justicia». ¿Dice que la fe de Abraham fue aprobada por hacer algo virtuoso por su cuenta? No, eso no es lo que dice el pasaje. Si la fe de Abraham fue aprobada por Dios por hacer algo con mérito por su parte, entonces sería porque tenía algo de lo que estar orgulloso ante Dios y los hombres. Pero Abraham habría sido criticado como hombre carnal en vez de hombre espiritual. Pero la Biblia dice claramente que la fe de Abraham fue aprobada por Dios porque creyó en Su Palabra.
Como las Escrituras dicen claramente que la fe de Abraham fue aprobada por Dios porque creyó en Su Palabra, está igual de claro que nuestra fe puede ser aprobada como la de Abraham si creemos en el Evangelio del agua y el Espíritu, la Palabra de Dios. Por tanto, es imposible que una persona que no entienda el Evangelio del agua y el Espíritu, la Palabra de Dios, entienda la fe de Abraham. Quiero dejar claro una vez más que es imposible que los cristianos de hoy en día entiendan la fe de Abraham si no entienden primero la justicia de Dios revelada en el Evangelio del agua y el Espíritu. Esto se debe a que no pueden escapar de sus pecados si no creen en este Evangelio del agua y el Espíritu, y no pueden creer en este Evangelio si no lo entienden primero. Estos cristianos confundidos siguen siendo pecadores en corazón y espíritu. Son incapaces de escapar de sus pecados. Por eso se han perdido en su propia religión, intentando eliminar sus pecados en vano.
En el presente, quien no crea en el Evangelio del agua y el Espíritu no ha escapado de todos sus pecados y no puede encontrar a Dios. Romanos 4, 3 dice claramente: «Porque ¿qué dice la Escritura? Creyó Abraham a Dios, y le fue contado por justicia». Deben tener cuidado de no malinterpretar este pasaje, especialmente donde dice que Abraham creyó en Dios, o pensarán que todo lo que tienen que hacer para recibir la remisión de los pecados es creer en Dios a ciegas e incondicionalmente. Cuando la Biblia dice que Abraham creyó significa que Abraham aceptó la Palabra que le habló Dios en su corazón. La fe de Abraham fue aprobada por Dios porque negó sus pensamientos, aceptó en su corazón toda la Palabra de Dios y creyó en esta Palabra de todo corazón. Para que nuestra fe sea aprobada por Dios como la de Abraham, debemos acepar en nuestros corazones la Palabra del Evangelio del agua y el Espíritu como está revelada en ambos Testamentos.
El que Dios contase la fe de Abraham como justicia significa que Dios aprobó su fe como la verdadera fe. Incluso hoy en día todos los que creen en el Evangelio del agua y el Espíritu que constituye la justicia de Dios pueden tener una fe aprobada por Dios; pero si alguien no cree en este Evangelio su fe no podrá ser aprobada por Dios. El hecho de que la fe de Abraham fuese aprobada por Dios porque creyó en Dios es muy importante para todos los que vivimos en el presente. Se preguntarán: “Incluso hoy en día, ¿acaso no hay muchos cristianos que no creen en la Palabra de Dios sinceramente?”. Pero la triste realidad es que la mayoría de los cristianos de hoy en día creen en Dios a ciegas y no tienen la verdadera fe en Dios. Por supuesto, hay muchos cristianos que creen en Dios y en Su existencia. Después de todo sería difícil encontrar a alguien que no creyese en el Jesús crucificado como su Salvador. Pero no hay casi nadie que crea en el Evangelio del agua y el Espíritu que constituye la justicia de Dios. Los pocos santos que creen en el Evangelio del agua y el Espíritu no son los mismos que los cristianos confusos que dicen creer en Jesús como su Salvador a ciegas. En otras palabras, la fe de los que creen en el Evangelio del agua y el Espíritu es completamente diferente de la fe de los que creen solo en la sangre de Jesús derramada en la Cruz. Los cristianos de hoy en día dicen que solo la sangre de la Cruz constituye la salvación. Pero esta fe no es la que Dios quiere que tengan. Estos cristianos confusos piensan que la salvación se consigue a través de la sangre derramada en la Cruz solamente, pero este tipo de fe no puede librarles de todos los pecados. Esto se debe a que su fe no está puesta en el Evangelio del agua y el Espíritu.
Por el contrario, la fe de Abraham que aparece en el pasaje de las Escrituras de hoy es la misma fe de los que creen en el Evangelio del agua y el Espíritu que constituye la justicia de Dios. Abraham no creyó en Dios según sus propios pensamientos, sino que creyó en Dios según Su Palabra, y por esta fe Abraham fue aprobado por Dios.
¿Y qué hay de ustedes? Cuando decimos tener fe en Dios, ¿en qué creemos realmente? Creemos que Dios Padre envió a Su Hijo Jesucristo a este mundo para salvarnos, le hizo cargar con todos los pecados del mundo para siempre al ser bautizado por Juan el Bautista, hizo que fuese crucificado par ser condenado por nuestros pecados y lo resucitó de entre los muertos para convertirlo en nuestro Salvador. Dicho de otra manera, todos creemos de todo corazón en el Evangelio del agua y el Espíritu que constituye la justicia de Dios. Creemos que hemos sido salvados de todos los pecados del mundo a través del Evangelio del agua y el Espíritu que el Hijo de Dios nos ha dado. Por tanto estamos complaciendo a Dios, porque nuestra fe es la misma fe que la de Abraham. La Palabra de Dios es la medida de nuestra fe y por eso nuestra fe está completamente puesta en la justicia de Dios solamente.
Todos los que creen en el Evangelio del agua y el Espíritu creen en la justicia de Dios. Esta fe en la justicia de Dios consiste en creer que el Hijo de Dios nos amó tanto que tomó nuestros pecados sobre Sí mismo al ser bautizado por Juan el Bautista y cargó con la condena de esos pecados al ser crucificado. Cuando comparamos nuestra fe en el Evangelio del agua y el Espíritu con la fe de Abraham podemos ver fácilmente que son iguales. En tiempos del Antiguo Testamento, cuando Dios llamó a Abraham y le dijo que mirase las estrellas del cielo, le prometió a Abraham que haría que sus descendientes fuesen tantos como las estrellas del cielo. En aquel entonces, Abraham no tenía ningún hijo. Pero Dios había llamado a Abraham y le había dicho que haría que sus descendientes fuesen tantos como las estrellas del cielo. Y Abraham creyó en esta Palabra de Dios.
De esta manera, Dios también quiere que tengamos la misma fe que la de Abraham y nos dice: “Para salvaros de todos los pecados del mundo envié a Mi Hijo e hice que cargase con todos vuestros pecados para siempre al ser bautizado por Juan el Bautista. Entonces hice que fuese crucificado y derramase Su sangre hasta morir en vuestro lugar. Como Mi Hijo fue bautizado y crucificado hasta morir para redimir vuestros pecados y se levantó de entre los muertos, ahora os ha salvado de todos los pecados del mundo. Así que si creéis en esta Verdad, estaréis sin pecados completamente”. Dios nos ha dicho claramente que la fe en que Su Hijo nos ha salvado de todos los pecados del mundo es la misma fe que la de Abraham.
Abraham creyó en la Palabra de Dios aunque no era factible según los pensamientos humanos, y hoy creemos en el Evangelio del agua y el Espíritu que constituye la justicia de Dios. Esto significa que nuestra fe es igual que la de Abraham. Por tanto, como Abraham, al creer en la Palabra de Dios nuestra fe es aprobada por Dios. Como creemos que Dios nos ha salvado de todos los pecados del mundo a través de la Palabra del Evangelio del agua y el Espíritu, nuestra fe es aprobada por Dios. De la misma manera en que Abraham fue salvado al creen en la Palabra de Dios, nosotros hemos sido salvados al creer en la Palabra de Dios que manifiesta el Evangelio del agua y el Espíritu. Por tanto puedo decir con toda confianza que la fe de Abraham y la nuestra son iguales.
 
 
¿Cómo puede un pecador cristiano entender esta fe nuestra?
 
Aunque los cristianos de hoy en día creen en Jesús como su Salvador, sin el conocimiento de la justicia de Dios, no pueden entendernos a los que creemos en el Evangelio del agua y el Espíritu. Es también imposible que quien no crea en el Evangelio del agua y el Espíritu entienda la profundidad de la fe de Abraham. Después de todo, ¿cómo puede alguien que cree en la sangre de Jesús decir que su fe es la misma que la de Abraham que estaba puesta completamente en la Palabra de Dios? Abraham no solo escuchó a Dios hablándoles, sino que creyó en toda la Palabra de Dios de todo corazón.
De manera similar, creemos en la Verdad hablada de Dios de que nuestro Señor nos ha salvado de todos nuestros pecados al ser bautizado por Juan el Bautista, derramar Su sangre en la Cruz y levantarse de entre los muertos. A través del Evangelio del agua y el Espíritu podemos creer en la justicia de Dios revelada en ambos Testamento. El que creamos en la justicia de Dios significa que creemos que Dios nos ha salvado para siempre a través del Evangelio del agua y el Espíritu. Al haber venido encarnado en la carne de un hombre para salvarnos de los pecados del mundo el Señor fue bautizado por Juan el Bautista, derramó Su sangre en la Cruz y se levantó de entre los muertos; y creemos en esta Verdad como nuestra salvación. Como un héroe de la infancia plantándole cara al mal y venciéndolo, nuestro Señor nos ha salvado de todos nuestros pecados a los que creemos en el Evangelio del agua y el Espíritu al ser bautizado por Juan el Bautista, derramar Su sangre en la Cruz y levantarse de entre los muertos de nuevo, todo para salvarnos de los pecados del mundo. Creemos de todo corazón en esta Verdad de la salvación, el Evangelio del agua y el Espíritu. Esta fe está puesta en la justicia de Dios y en el Evangelio del agua y el Espíritu.
 
 

El mensaje penetrante de la Epístola a los Romanos se trata de la fe en la justicia de Dios

 
En Romanos 4, 4-5, la Biblia habla de la justicia de Dios para explicar qué debemos creer para ser salvados de nuestros pecados diciendo: «Pero al que obra, no se le cuenta el salario como gracia, sino como deuda; mas al que no obra, sino cree en aquel que justifica al impío, su fe le es contada por justicia». La fe que se menciona aquí es diferente a cualquier fe en las obras propias.
Lo que el Apóstol Pablo está explicando aquí es que la fe en el Evangelio de la justicia de Dios. Intentar nacer de nuevo a través de nuestras buenas obras en vez de creer en el Evangelio del agua y el Espíritu de Dios es igual que intentar gratificar nuestros deseos carnales sin creer en la verdadera Palabra de Dios. Todos debemos caminar por fe en el Evangelio del agua y el Espíritu de Dios. La Biblia dice claramente que vivir sin creer en la justicia de Dios es maldad (Mateo 7, 23). Por eso el Apóstol Pablo está utilizando una parábola en el pasaje de las Escrituras para explicar la diferencia entre la fe en la justicia de Dios y cualquier otra fe.
Por ejemplo, si están trabajando en una empresa, no considerarían su salario como un regalo gratis. Pero si les pagasen sin hacer ningún trabajo, este dinero sería un regalo. Solo es cuestión de tiempo que una persona que trabaje en una empresa reciba un salario. Digamos que están trabajando en una empresa. Cuando reciben su salario, ¿piensan que su jefe les está dando dinero gratis? No, simplemente pensarán que es justo porque han ganado este dinero con su trabajo duro. De manera similar, los que tienen una vida de fe legalista piensan que merecen la gracia de Dios, creyendo que la gracia de Dios se la han ganado con sus propios méritos. Sin embargo, recibir la justicia de Dios a través de la fe es completamente diferente a recibir un salario en este mundo con trabajo duro. Por eso el pasaje de las Escrituras de hoy dice: «Mas al que no obra, sino cree en aquel que justifica al impío, su fe le es contada por justicia» (Romanos 4, 5).
Cuando Dios nos mira, nos considera personas sin pecados siempre y cuando tengamos fe en el Evangelio del agua y el Espíritu por muchos pecados que hayamos cometido. No importa qué tipo de pecados hayan cometido en el pasado, aunque se hayan emborrachado todo el tiempo y hayan cometido adulterio muchas veces, si creen en la obra justa de la salvación que Dios ha hecho por ustedes, Dios aprobará su fe sin falta. De esta manera, mientras crean en el Evangelio del agua y el Espíritu, Dios aprobará su fe y les dirá: «Vuestra fe es correcta. Habéis admitido vuestros pecados y ahora creéis que he borrado todos vuestros pecados con Mi justicia». Jesucristo nos ha dado el Evangelio del agua y el Espíritu para salvar a todos los pecados de sus pecados, y quien crea en este Evangelio de todo corazón es reconocido por Dios como una persona completamente sin pecados. Esto se debe a que todo el que tiene esta fe no tiene pecados. En otras palabras, todos los que creen en la justicia de Jesús han sido salvados de sus pecados. Por tanto, la única fe que es aprobada por Dios es la fe en el Evangelio del agua y el Espíritu.
Dios aprueba la fe de solo los que creen en Su obra justa como su salvación. Este es un mensaje muy importante que debemos predicar a 6500 millones de personas en este mundo que no conocen el Evangelio del agua y el Espíritu, y esta es la Verdad de la salvación en la que todos debemos vivir. Tengo toda intención de predicar esta Verdad del Evangelio del agua y el Espíritu a todos millones de personas que no conocen el Evangelio todavía. Cuando pienso en cuántas personas de todo el mundo siguen sin ser salvadas, estoy obligado a predicar el Evangelio aún más. Esto se debe a que, aunque muchos pastores en este mundo piensan que están predicando el Evangelio lo mejor que pueden, en realidad están predicando el evangelio del agua y el Espíritu del Señor. Hay muchos pastores en este mundo que hablan de la ética humana y solo dicen cosas sin sentido en sus sermones, pero mi meta es predicar este verdadero Evangelio a estos pastores.
 
 

El problema del cristianismo de hoy en día y su solución

 
Para ver lo que está mal en el cristianismo de hoy en día, solo tienen que ver un canal de televisión cristiano. Hace poco tiempo vi a algunos ponentes hablando de la realidad del cristianismo actual en la televisión. Este debate tenía un moderador y los participantes incluían un doctor en psicología, otro doctor en teología y un pastor. El tema de la discusión se centró en la siguiente pregunta: “¿Se encuentra Dios en el cristianismo actual?”. El sistema de creencias del cristianismo actual está basado en las doctrinas y dogmas humanos y la meta de este debate era hablar de qué creencias eran las correctas ante Dios. Como manera de acercarse a este tema, los ponentes empezaron a hablar de una película que se había estrenado en corea hace poco y que había desatado una gran polémica entre los cristianos coreanos. Esta película estaba dirigida por un director coreano y se titulaba Secret Sunshine, y había recibido varios galardones prestigiosos en festivales de cine del mundo. El protagonista de esta película era una actriz coreana famosa llamada Do-yeon Jeon, que recibió el premio a la mejor actriz en el Festival de Cannes de 2007 por su papel en esta película. El argumento de la película es el siguiente.
Después de perder a su marido, una mujer se muda a una ciudad pequeña llamada Milyang (en español significa “el sol escondido”) con su hijo para empezar de nuevo. Sin embargo, su hijo es secuestrado y asesinado por el dueño del instituto de educación al que asistía. La película detalla el estado mental de esta mujer. Devastada por la muerte de su único hijo e incapaz de perdonar al asesino, la mujer busca consuelo en el cristianismo y durante un tiempo parece haber encontrado la paz.
Sin embargo, cuando visita al asesino de su hijo en la cárcel para perdonarle, el asesino le dice que Dios ya le ha perdonado. La mujer se enoja y no puede reconciliar el hecho de que el asesino diga que ha sido perdonado por Dios cuando ella no le ha podido perdonar todavía. Aunque su pastor intenta consolarla diciendo en su sermón que Dios puede perdonar incluso el pecado más atroz, le resulta muy doloroso e imposible entender cómo el asesino de su hijo puede haber sido perdonado por Dios sin buscar el perdón de la víctima.
Como resultado, renuncia a Dios y abandona su creencia cristiana en el perdón de Dios, pensando que es una mentira. Está convencida de que la remisión de los pecados prometida en la Palabra de Dios es una mentira. Más adelante, durante el servicio de adoración, cuando el pastor está a punto de predicar, la mujer se apodera del sistema de audio, sube el volumen y pone la canción “It’s All a Lie” (Es todo una mentira). La película sigue pero el tema principal es cómo la mujer tiene problemas para reconciliar las promesas del cristianismo con la dura realidad de su vida.
El moderador del debate abrió el debate diciendo: “Hoy en día el cristianismo se ve a menudo como una religión llena de mentiras, como vemos en la película. ¿Podemos encontrar a Dios en el cristianismo actual? ¿Dónde podría esta mujer encontrar consuelo?”. Los ponentes se unieron a la discusión y estuvieron de acuerdo, diciendo que si el cristianismo de hoy sigue predicando palabras vacías diciendo que Dios perdona todos los pecados, entonces Dios no se encuentra allí. Entonces todos apoyaron cambio, diciendo que las iglesias de hoy en día deben reformarse. También se dijo que para que esto ocurriese, los cristianos debían hablar con los que sufren y consolarlos sinceramente, en vez de proclamar perdón con palabras solamente. Así el debate llegó a su fin.
Mientras escuchaba este debate pensé: “Estas personas ni siquiera conocen el Evangelio del agua y el Espíritu de Dios, ¿cómo van a encontrar la respuesta a la pregunta que propone esta película, Secret Sunshine?”. Si la mujer en la película no obtiene la remisión de los pecados al creer en el Evangelio del agua ye l Espíritu, no podrá perdonar sinceramente al asesino de su hijo. Pero hay muchos pastores hoy en día que no conocen el Evangelio del agua y el Espíritu y siguen gritando palabras vacías diciendo que el Hijo de Dios les ha perdonado en la Cruz todos los pecados de todos los pecadores, aunque no tengan ni idea de cómo exactamente se recibe la remisión de los pecados de Dios. Por eso hay tantos cristianos que sufren por no conocer la Verdad del Evangelio del agua y el Espíritu y no pueden perdonar a otros sinceramente. Por supuesto, todo pastor que no haya nacido de nuevo enseña a su congregación a perdonarse los unos a los otros incondicionalmente y sin motivo. Pero, ¿puede alguien perdonar a los que les han hecho algo malo sin condiciones? No, esto no es posible. Solo cuando sabemos que el Señor ha eliminado todos nuestros pecados con el Evangelio del agua y el Espíritu podemos perdonar a los que nos han hecho daño. Pero las iglesias de hoy en día están enseñando a sus congregaciones cosas sin sentido y doctrinas ridículas.
Sin embargo, lo que todos debemos entender aquí es que el Hijo de Dios no solo dijo con palabras vacías que había eliminado todos los pecados de la raza humana, sino que en realidad cargó con todos ellos al ser bautizado por Juan el bautista, el representante de toda la humanidad. Dios Padre hizo que Su Hijo cargase con todos los pecados a través del bautismo que recibió de Juan el Bautista. Al dejar que Su Hijo fuese bautizado por Juan el Bautista Dios Padre pasó todos los pecados de la humanidad a Su Hijo ara siempre. Y al pasar nuestros pecados a Su Hijo, Dios Padre permitió que fuese crucificado hasta morir, que resucitase de entre los muertos y nos salvase de todos los pecados del mundo. Aunque somos tan débiles que cometemos pecados constantemente contra Dios y los hombres, nuestro Señor ha eliminado todos nuestros pecados para siempre con el Evangelio del agua y el Espíritu. Como Dios ha erradicado todos nuestros pecados con Su bautismo y sangre, todos debemos recibir la remisión de los pecados al creer en su obra de salvación. Dios nos está diciendo que creamos en el Evangelio del agua y el Espíritu y que encontremos las fuerzas para perdonarnos los unos a los otros.
 
 

Por casualidad, ¿creen que han recibido la remisión de los pecados solo al creer en la sangre que Jesús recibió en la Cruz?

 
En la película Secret Sunhine, aunque esta mujer atormentada pensó que había recibido la remisión de los pecados en su corazón al creer en la sangre del Señor derramada en la Cruz, no pudo perdonar al asesino de su hijo. Así que pueden imaginar lo destrozada que se quedó cuando asesinaron a su hijo. Sin embargo, si hubiese recibido la remisión de los pecados verdadera a través de la Verdad del Evangelio del agua y el Espíritu, podría haber entendido fácilmente que Dios ya había redimido los pecados de ese asesino. Por supuesto, el problema es que esta mujer destrozada todavía no había recibido la remisión de los pecados al creer en el Evangelio del agua y el Espíritu, y por eso ¿cómo iba a perdonar a alguien que le había causado tanto dolor? Solo los que han obtenido la remisión de todos sus pecados de Dios al creer en el Evangelio del agua y el Espíritu pueden perdonar los pecados de los demás. El poder para hacerlo se encuentra en el Evangelio del agua y el Espíritu. La cara opuesta de esta moneda es que los que todavía no han sido redimidos de sus pecados al creer en el Evangelio del agua y el Espíritu de todo corazón no pueden perdonar a nadie que les haya causado daño.
¿Es posible entonces estar completamente convencidos de que hemos recibido la remisión de los pecados al creer en el Evangelio del agua y el Espíritu? Sí, es más que posible. Es completamente posible mientras creamos en el poder del Evangelio del agua y el Espíritu que el Señor cumplió en este mundo. El Evangelio del agua y el Espíritu tiene el poder de hacer que todo el que cree en él esté sin pecados.
Recientemente el hijo del Reverendo Billy Graham visitó Coreo y celebró una serie de reuniones de resurgimiento espiritual en varias ciudades. Algunos de ustedes puede que lo hayan visto en la televisión. Predicó en su sermón que todo el mundo tenía que recibir la remisión de los pecados para nacer de nuevo y pidió que todo el que quisiera nacer de nuevo saliese ante la presencia de Dios. Pero por supuesto no predicó el Evangelio del agua y el Espíritu. ¿Cómo puede alguien escapar de sus pecados y nacer de nuevo verdaderamente? ¿Puede alguien conseguir esto orando para que Jesús entre en su corazón o es esto posible solo si tenemos fe en el Evangelio del agua y el Espíritu? Aunque los pastores de hoy en día pueden hacer fácilmente que sus congregaciones crean en las doctrinas cristianas, no pueden predicar el Evangelio del agua y el Espíritu que elimina todos sus pecados para siempre, porque no conocen este verdadero Evangelio.
 
 
¿Por qué ha empeorado tanto el cristianismo de hoy en día?
 
La razón es simple: en primer lugar, hay demasiados pastores que no creen en el Evangelio del agua y el Espíritu y por tanto no han sido redimidos de sus pecados; y segundo, como los pastores mismos no creen en el Evangelio del agua y el Espíritu y los laicos no lo conocen y por supuesto no creer en él. Por mucho que una persona tenga formación de seminario y por mucho talento que tenga, si esa persona no conoce el Evangelio del agua y el Espíritu y por tanto no ha recibido la remisión de los pecados, no podrá borrar los pecados de los demás. Cualquier pastor que no haya sido redimido de sus propios pecados no puede llevar a su congregación a la remisión de los pecados y por tanto no tiene otro remedio que predicar solamente la sangre de Jesús derramada en la Cruz, que no es nada más que una de las doctrinas cristianas sin fundamento que prevalecen en el cristianismo de hoy en día. Los que escuchan los sermones de estos pastores no pueden eliminar sus pecados tampoco. ¿Es el Evangelio de la Cruz en vez del Evangelio del agua y el Espíritu lo que ha eliminad nuestros pecados? No, el Evangelio de la Cruz solamente no puede eliminar nuestros pecados. Por supuesto, si creen en Jesucristo solo como una religión, pueden decir que vino a este mundo a eliminar sus pecados son Su sangre valiosa solamente.
Sin embargo, todos debemos darnos cuenta claramente de que el Hijo de Dios vino a este mundo para eliminar nuestros pecados no solo con la sangre que derramó en la Cruz, sino también con el bautismo que recibió de Juan el Bautista, que conjuntamente constituyen la manera concreta por la que Jesús ha erradicado todos nuestros pecados. En otras palabras, es específicamente a través del bautismo recibido de Juan el Bautista, el representante de toda la humanidad para siempre. Entonces Cristo cargó con toda la condena de nuestros pecados en nuestro lugar al morir crucificado y se levantó de entre los muertos al tercer día. Así es como el Señor nos ha salvado a todos. Por Su amor el Señor nos ha librado de todos los pecados y la muerte, al cargar con todos nuestros pecados y entregar Su vida por nosotros. Esta es la Verdad de la fe cristiana. Y este es el Evangelio de la justicia que Jesús reveló en las Escrituras, el Evangelio del agua y el Espíritu. Como Dios Todopoderoso, Jesús no nos dijo con palabras solamente que había redimido todos nuestros pecados, sino que en realidad cargó con todos nuestros pecados y los eliminó.
Para salvarnos a todos los seres humanos de todos los pecados del mundo Dios Padre envió a Su Hijo a este mundo encarnado en un hombre, pasó todos los pecados del mundo a Su Hijo al hacer que recibiese el bautismo de Juan el Bautista, hizo que Su Hijo fuese crucificado hasta morir y lo resucitó para que se convirtiese en nuestro Salvador. Nuestro Dios no nos ha salvado solo de palabra. Nos ha salvado de manera justa y concreta a través de Su buena obra de salvación al cargar con nuestros pecados, ser condenado por ellos y levantarse de entre los muertos para convertirse en nuestro Salvador. Dios no nos ha salvado de los pecados del mundo solo con palabras. Nos ha salvado de manera concreta y real a través de Su buena obra de salvación, al cargar con todos nuestros pecados, ser condenado por ellos y levantarse de entre los muertos. En resumen, el Señor ha salvado a toda la raza humana a través de Su bautismo y sangre.
 
 

Por tanto, hemos sido salvados de nuestros pecados a través de nuestra fe en el Evangelio del agua y el Espíritu

 
Sin embargo, el problema es que la mayoría de los cristianos de hoy en día no conocen el Evangelio del agua y el Espíritu aunque digan creer en Jesús, y por tanto no pueden predicar el verdadero Evangelio. Piensan que pueden manifestar el amor de la redención de Jesús con sus palabras vacías sobre su amor, arrepentimiento y buenas obras. Esta es precisamente la razón por la que el cristianismo moderno sigue sin poder ser la verdadera luz de la salvación en este mundo. ¿Piensan que los pastores de hoy en día pueden predicar el amor de la redención de Jesús con tan solo satisfacer las necesidades temporales de todo el mundo? Quizás estas buenas obras pueden expresar el amor del Señor un poco. Muchas almas perdidas pueden empezar a creer en Dios tocadas por las obras buenas de los denominados buenos samaritanos.
Pero el mandamiento del Señor de amar a nuestro prójimo como nos amamos a nosotros mismos solo puede llevarse a cabo si predicamos el Evangelio del agua y el Espíritu y les ayudamos a recibir la remisión de los pecados. El amor carnal es temporal, como un trozo de carbón que acaba en cenizas cuando se quema. En contraste con esto, el amor verdadero de Dios dura para siempre porque nos ha salvado de todos nuestros pecados para siempre a través del Evangelio del agua y el Espíritu. Por tanto, el Evangelio del agua y el Espíritu revela que Dios nos ha salvado de todos los pecados del mundo por Su amor. El Señor no nos salvó de los pecados del mundo con tan solo palabras, sino que nos amó a través del Evangelio del agua y el Espíritu.
Ahora, ¿están seguros de que sus pecados han sido eliminados según las Escrituras? Podemos verificar esto en las Escrituras y creer con toda seguridad que todos los pecados del mundo han desaparecido gracias al Evangelio del agua y el Espíritu. Con esta convicción, el Apóstol Pablo declaró:
«Como también David habla de la bienaventuranza del hombre a quien Dios atribuye justicia sin obras, diciendo: Bienaventurados aquellos cuyas iniquidades son perdonadas, Y cuyos pecados son cubiertos. Bienaventurado el varón a quien el Señor no inculpa de pecado» (Romanos 4, 6-8).
 
 

La Biblia dice que aquellos cuyas iniquidades son perdonadas y cuyos pecados están cubiertos están bendecidos

 
Todo el mundo comete pecados al no seguir los mandamientos de Dios, pero los que han sido redimidos de estos pecados al creer en el Evangelio del agua y el Espíritu están bendecidos. Si podemos cubrir nuestros pecados para siempre de la presencia de Dios al creer en el Evangelio del agua y el Espíritu, nadie puede ser más feliz que nosotros. ¿Con qué Evangelio ha cubierto el Señor nuestros pecados? ¿Es con el Evangelio del agua y el Espíritu o solo el evangelio de la sangre derramada en la Cruz? ¿Qué nos da refugio del mundo tormentoso? ¿Cuál es el escudo que nos protege de todos los venenos del mundo? ¿Qué es lo que cubre todos nuestros pecados? Es el Evangelio del agua y el Espíritu. De hecho, como Dios ha eliminado todos nuestros pecados con el Evangelio del agua y el Espíritu, quien crea en esta Verdad está sin pecados para siempre. El Hijo de Dios ha eliminado todos nuestros pecados al ser bautizado por Juan el Bautista, morir en la Cruz y levantarse de entre los muertos; y esta obra de salvación es más que capaz de cubrir y erradicar nuestros pecados durante la eternidad. Este es el amor eterno de Dios por todos nosotros. El Dios en el que creemos es el Dios del amor que ha cumplido toda la justicia. Por el amor profundo que Dios tuvo por todos nosotros, Dios Padre y Jesucristo han eliminado todos nuestros pecados. Y este amor y poder se encuentran en el Evangelio del agua y el Espíritu.
Como Dios nos ha dado la salvación del Evangelio del agua y el Espíritu en nuestros corazones, hemos sido salvados de todos los pecados del mundo al creer en esta Verdad. Sin embargo, aunque haya verdaderos creyentes como nosotros en este mundo, hay muchos más cristianos con una fe equivocada. Solo al creer en el Evangelio del agua y el Espíritu podemos recibir la remisión de los pecados. Solo al tener fe en la Verdad Dios nos ha librado de los pecados del mundo podemos conseguir la salvación eterna para siempre. Todos los que hemos sido salvados de todos los pecados del mundo al creer en lo que Dios ha cumplido por nosotros podemos convertirnos en la luz del mundo. Como creemos en la obra justa de la salvación de Dios con sus corazones, hemos recibido la remisión de los pecados.
Cuando miramos el cristianismo de hoy en día, podemos ver que hay muchos cristianos, tanto pastores y laicos, que dicen creer en Jesús como su Salvador, pero podemos ver la triste realidad de que no creen en el Evangelio del agua y el Espíritu revelado en las Escrituras. Vivir una vida cristiana así sin darse cuenta de que Dios ha eliminado todos nuestros pecados es como caminar con los ojos vendados. Por eso el cristianismo moderno está empeorando tanto por todo el mundo, como un coche que se cae por un precipicio. En Alemania, por ejemplo, hay casi tantos budistas como cristianos. Pero ¿es igual el Evangelio del agua y el Espíritu predicado entre los Apóstoles que las enseñanzas budistas? No, por supuesto que no. Pero el cristianismo de hoy es día está en esta condición.
Aunque todos los cristianos del mundo dicen creer en Jesús como el Salvador, estas son solo palabras, ya que no creen en el Evangelio del agua y el Espíritu. En casi todos los países europeos el cristianismo ha empeorado tanto que muchas iglesias siguen prácticamente vacías, con tan solo un puñado de personas mayores. Pero, a pesar de esto, la mayoría de las personas se identifican a sí mismas como cristianas cuando se les pregunta en encuestas. ¿Qué explica este fenómeno? Creen en Jesús solamente como una herencia cultural. Esto se debe a que los líderes cristianos de hoy en día siguen sin conocer el Evangelio del agua y el Espíritu. Como estos pastores no conocen el Evangelio del agua y el Espíritu, no pueden predicarlo y por tanto no hay ninguna manera de que las congregaciones escuchen el verdadero Evangelio de la remisión de los pecados.
Por eso muchos cristianos están muriendo hoy en día. Además, incluso si la gente cree en el Evangelio predicado por los líderes cristianos, no pueden ser salvados de sus pecados. Como resultado, muchos pastores en los países occidentales se han reducido a un papel ceremonial de presidir bodas y funerales. Este es un problema creciente en las comunidades cristianas por todo el mundo. El cristianismo no está cumpliendo su papel de predicar el Evangelio del agua y el Espíritu en ninguna parte del mundo. Casi ningún cristiano de hoy en día cree en la justicia de Jesús. Estos cristianos nominales solo practican la religión. Si el cristianismo fuese una religión sin sentido, ¿creeríamos en Jesús como nuestro Salvador? Aunque la gente crea en Jesús, n puede escuchar el Evangelio del agua y el Espíritu. La triste realidad que sale de todo esto es que la mayoría de los cristianos de hoy en día hablan de amor solo con palabras vacías. Esto se debe a que no conocen el verdadero significado del amor de la verdad (2 Tesalonicenses 2, 10).
Hay una iglesia metodista grande cerca de mi casa. Un día, mientras pasaba al lado de esta iglesia, escuché a alguien caminando y diciendo: “Todos los cristianos son ladrones”. ¿Son los que van a la iglesia hoy en día ladrones como decía este hombre? Desafortunadamente, muchos de ellos son de una integridad moral cuestionable. Si visitan una cárcel, verán que hay muchos cristianos allí. Estos cristianos no pueden evitar estar en la oscuridad porque no pudieron superar la maldad de este mundo por una simple razón: no tuvieron la oportunidad de escuchar el Evangelio del agua y el Espíritu. La fe de los cristianos de hoy en día es como el título de la canción popular “It’s All a Lie”. Esta es la canción que la mujer en Secret Sunshine puso en el culto de adoración exterior cuando el pastor estaba a punto de predicar. Puso esta canción porque estaba enojada y quería enseñarle a todo el mundo que el sermón del pastor no era más que una mentira. Y así es cómo la mayoría de los que no son cristianos ven el cristianismo actualmente. Y a mí me entristece y disgusta cuando veo en la televisión como estos mentirosos animan a su audiencia a creer en lo que ellos mismos no creen.
Nadie en este mundo, tanto los cristiano y no cristianos, pueden amar a otras personas sin el Evangelio del agua y el Espíritu. Si no creen en el Evangelio del agua y el Espíritu no pueden amar a su prójimo. Dicho de otra manera, si no entendemos el amor de Dios revelado en el Evangelio del agua y el Espíritu, nosotros también seremos mentirosos. Es imposible que alguien ame a Dios y al prójimo de verdad si no nace de nuevo primero al creer en el Evangelio del agua y el Espíritu. Como Dios nos amó primero a través del Evangelio del agua y el Espíritu también podemos amar a Dios y al prójimo. Dicho de otra manera, cuando creemos de todo corazón en el Evangelio del agua y el Espíritu, el poder de Dios, podemos entender a la gente con sus debilidades. ¿Cómo podríamos amar a otras personas si el amor de Dios no hubiese venido a través del Evangelio del agua y el Espíritu? ¿Cómo podemos decir que amamos a los demás si no predicamos el Evangelio del agua y el Espíritu a esas personas? ¿Cómo podemos amarlas si no conocemos el verdadero amor del Señor?
Después de todo el Señor no nos amó solamente con palabras vacías, sino que nos demostró Su amor con Sus acciones y por eso nos está diciendo que ha eliminado nuestros pecados. Nacido en este mundo y encarnado en un hombre nuestro Señor aceptó nuestros pecados y cargó con ellos al ser bautizado; entonces fue a la Cruz y derramó Su sangre por nosotros, pasando un dolor indescriptible en nuestro lugar; se levantó de entre los muertos al tercer día, y así nos ha salvado para siempre. Así es como el Señor ha demostrado Su amor por nosotros. Lo que nuestro Señor ha hecho por nosotros por su amor es erradicar todos nuestros pecados para siempre con el Evangelio del agua y el Espíritu. Y Dios nos ha salvado a todos los que creemos en esta Verdad que dice que Cristo ha eliminado todos nuestros pecados con el Evangelio del agua y el Espíritu. Esto significa que Dios aprobó a todos los creyentes en este verdadero Evangelio, porque Dios mismo aceptó todos nuestros pecados a través de Juan el Bautista y fue condenado por ellos para siempre. De esta manera, a los ojos de Dios, los que han recibido la remisión de los pecados son verdaderamente felices. De hecho, nadie es más feliz a los ojos de Dios que los que creen en el Evangelio del agua y el Espíritu.
Todos los seres humanos cometen pecados a lo largo de sus vidas y deben presentarse ante Dios para ser condenados por sus pecados. Sin embargo, para los que creen en el Evangelio del agua y el Espíritu está esperando el Reino de los Cielos que Dios ha preparado para ellos. Aunque cada vez más gente de todo el mundo cree en el Evangelio del agua y el Espíritu que constituye la justicia de Dios, todavía hay muchas personas que no están salvadas. Por eso no puedo evitar predicar el Evangelio del agua y el Espíritu de esta manera. No tengo otra opción que predicar el Evangelio del agua y el Espíritu por todo el mundo. Lo que estoy diciendo aquí no solo va dirigido a ustedes, sino a todo el mundo. Estoy hablando a todas las almas del mundo cuando digo que el amor de Dios es perfecto y que nos ha dado Su salvación justa y perfecta. Si quieren ser verdaderamente felices en cuerpo y alma, todo lo que tienen que hacer es creer en el Evangelio del agua y el Espíritu de todo corazón.
¿Recuerdan a Abraham y cómo su fe fue contada como justicia? Cuando Dios llamó a Abraham y le dijo: “Mira a tu alrededor. Mira al cielo. Haré que tus descendientes sean tantos como las estrellas del cielo”, Abraham creyó en la Palabra de Dios y por eso Dios aprobó su fe. Y hoy, tal y como se lo prometió a Abraham, Dios ha hecho que sus descendientes sean tantos como las estrellas del cielo. ¿Quiénes son los descendientes de Abraham? Son los judíos. Hay unos 15 millones de judíos ahora, no solo en Israel, sino en todo el mundo. La promesa de la Palabra de Dios a Abraham se ha cumplido. Estos 15 millones de judíos de todo el mundo son los descendientes de Abraham. Esto es verdad.
Pero lo más importante es que los nacidos de nuevo somos los verdaderos descendientes de Abraham y los herederos de su fe. De la misma manera en que la promesa de Dios a Abraham se cumplió por su fe, si creen en la Palabra de Dios, todos sus pecados también desaparecerán por cuenta de su fe. Dios cumplirá esta promesa sin falta si creen en Su Palabra. También les bendecirá en todos los aspectos de sus vidas porque entonces serán descendientes espirituales de Abraham.
Cuando Abraham escuchó la Palabra de Dios y fue aprobado por creer en Su Palabra, Abraham era pastor con su sobrino Lot. Como eran pastores nómadas, tenían que estar viajando de un lado a otro para buscar pastos para sus rebaños según las estaciones. Después de un tiempo, cuando el rebaño del sobrino de Abraham, Lot, creció, se quiso separar de Abraham e ir por su camino. Entonces Abraham le dijo a Lot: “Vamos a separarnos si es lo que tú quieres. Si vas a la izquierda, yo iré a la derecha; si vas a la derecha, yo iré a la izquierda”.
Así que Lot dejó a Abraham y fue por su camino, escogiendo los llanos del Jordán. El llano que Lot escogió era una tierra fértil con mucho pasto y agua. Como Lot era pastor, podemos ver que este era el lugar ideal para su rebaño. Abraham, por otro lado, fue en dirección contraria, a una zona montañosa, ya que le había prometido a Lot que iría en la dirección contraria a la suya. Entonces Dios se le apareció a Abraham y le dijo: “Levanta tus ojos y mira a tu alrededor. Toda la tierra que ves se la daré a tus descendientes”. Así que, encima de aquella montaña, Abraham miró toda la tierra que había debajo. Esta tierra es actualmente Israel. Dios se la había dado a los descendientes de Abraham como había prometido.
Más adelanta, cuando Dios volvió a llamar a Abraham de nuevo para hacer una alianza con él, les dijo a Abraham y a todos sus descendientes varones que fuesen circuncidados como señal de la Alianza diciendo: “Tú y todos tus descendientes varones seréis circuncidados. Reconoceré como descendientes tuyos y como Mi pueblo a los que estén circuncidados”. Abraham entonces hijo lo que Dios le había dicho exactamente, y se circuncidó a sí mismo y a sus hijos. La circuncisión consiste en quitar el prepucio y es una señal de la alianza de Dios con Abraham, todavía practicada por el pueblo judío.
Ahora, podría simplemente pasar por alto la circuncisión aquí y pasar a otro tema, pero es importante hablar de esto más detalladamente porque contiene una lección espiritual importante. ¿Abraham y el pueblo de Israel se convirtieron en el pueblo de Dios porque recibieron la circuncisión o fueron aprobados como Su pueblo por su fe? ¿Acaso la fe de Abraham fue aprobada por creer en la Palabra de Dios antes de recibir la circuncisión o fue Abraham aprobado por su fe después de ser circuncidado? Claramente Dios vio su fe y le bendijo por ella antes de ser circuncidado.
Esto nos enseña que tener fe en Dios no tiene nada que ver con nuestras propias obras, sino que tiene que ver con creer en la Palabra de Dios, y por esta fe Dios obra en nuestras vidas, no por nuestros propios esfuerzos o virtudes. Como creemos en la Palabra de Dios esta fe es aprobada por Él y de esto se trata la verdadera fe. Eso es lo que la Biblia nos está enseñando a través de Abraham y su circuncisión. Así la Biblia dice:
«Como también David habla de la bienaventuranza del hombre a quien Dios atribuye justicia sin obras, diciendo: Bienaventurados aquellos cuyas iniquidades son perdonadas, Y cuyos pecados son cubiertos. Bienaventurado el varón a quien el Señor no inculpa de pecado» (Romanos 4, 6-8).
¿Qué tipo de personas están aprobadas por Dios por su fe sin hacer ninguna obra por su cuenta? Dicho de otra manear, son los que creen en el Evangelio del agua y el Espíritu. En otras palabras, los que son aprobados por Dios son la gente de fe que cree en el Evangelio que revela la justicia de Dios. De hecho, como Abraham y David, los que han recibido la remisión de los pecados de Dios son los que creen en el Evangelio del agua y el Espíritu que proclama que Dios Padre ha eliminado y anulado sus pecados a través de Su Hijo. Por tanto, hoy en día, los que creemos en el Evangelio del agua y el Espíritu somos verdaderamente felices. Nadie es más feliz que nosotros. Nadie está tan bendecido como nosotros. Además, como estamos cualificados para predicar el Evangelio por todo el mundo y compartir las bendiciones de Dios con los demás, quien nos bendiga será bendecido y quien nos maldiga nos maldecirá. Esto se debe a que Dios nos ha bendecido como bendijo a Abraham por su fe (Génesis 12, 1-3). Así que espero que estas bendiciones sean predicadas y difundidas por todo el mundo. Asimismo, deseo que todos crean en la Palabra del Evangelio del agua y el Espíritu. Quiero que todos ustedes reciban las bendiciones de Dios por fe.
Estoy convencido de que ha llegado el momento de cubrir todo el mundo con el mundo con el Evangelio del agua y el Espíritu. Aunque haya un límite en cuanto podemos conseguir por nuestra cuenta, tengo fe en que si establecemos el camino correcto a seguir y adoptamos la política adecuada, Dios nos encontrará colaboradores por todo el mundo para dar testimonio completamente del Evangelio del agua y el Espíritu por todo el mundo y habrá colaboradores en todas las naciones para predicar este Evangelio. Creo de todo corazón que Dios cumplirá esto. Nuestro trabajo es encontrar la política adecuada y trabajar diligentemente en nuestro ministerio del Evangelio por fe, para que la obra de Dios se cumpla según Su plan. Hemos estado trabajando junto porque ha llegado el momento de que todas las profecías de la Palabra de Dios se cumplan en este mundo. Por tanto, debemos seguir predicando el Evangelio del agua y el Espíritu aún más vigorosamente y sin parar.
Oro a Dios para que proteja a todos Sus siervos que trabajan sin cesar en todos los rincones del mundo. Le pido que los bendiga. Aunque Dios nos ha bendecido a todos, oro porque nos ayude en todas las cosas y nos vista con Su gracia para que podamos hacer toda la obra que Dios nos ha confiado.
¡Aleluya!