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布道

Tema 24: SERMONES PARA LOS QUE SE HAN CONVERTIDO EN NUESTROS COLABORADORES

[24-30] Debemos obedecer la voluntad de Dios por fe (Jueces 3, 1-11)

Debemos obedecer la voluntad de Dios por fe(Jueces 3, 1-11)
«Estas, pues, son las naciones que dejó Jehová para probar con ellas a Israel, a todos aquellos que no habían conocido todas la guerras de Canaán; solamente para que el linaje de los hijos de Israel conociese la guerra, para que la enseñasen a los que antes no la habían conocido: los cinco príncipes de los filisteos, todos los cananeos, los sidonios, y los heveos que habitaban en el monte Líbano, desde el monte de Baal-hermón hasta llegar a Hamat. Y fueron para probar con ellos a Israel, para saber si obedecerían a los mandamientos de Jehová, que él había dado a sus padres por mano de Moisés. Así los hijos de Israel habitaban entre los cananeos, heteos, amorreos, ferezeos, heveos y jebuseos. Y tomaron de sus hijas por mujeres, y dieron sus hijas a los hijos de ellos, y sirvieron a sus dioses. Hicieron, pues, los hijos de Israel lo malo ante los ojos de Jehová, y olvidaron a Jehová su Dios, y sirvieron a los baales y a las imágenes de Asera. Y la ira de Jehová se encendió contra Israel, y los vendió en manos de Cusan-risataim rey de Mesopotamia; y sirvieron los hijos de Israel a Cusan-risataim ocho años. Entonces clamaron los hijos de Israel a Jehová; y Jehová levantó un libertador a los hijos de Israel y los libró; esto es, a Otoniel hijo de Cenaz, hermano menor de Caleb. Y el Espíritu de Jehová vino sobre él, y juzgó a Israel, y salió a batalla, y Jehová entregó en su mano a Cusan-risataim rey de Siria, y prevaleció su mano contra Cusan-risataim. Y reposó la tierra cuarenta años; y murió Otoniel hijo de Cenaz».
 
 
Ha llovido mucho durante el campamento de formación de discípulos. ¿Cómo están? Yo me quiero ir a casa porque estoy cansado de tanta lluvia. Pensaba que el tiempo estaba pasando deprisa porque creía que era jueves, pero alguien me ha recordado que es miércoles. El Pastor Baek dijo que ha disfrutado de este campamento, y yo también creo que ha sido divertido. Hemos trabajado mucho para predicar el Evangelio hasta ahora, y me ha gustado reunirnos para escuchar la Palabra y descansar. Nosotros, los trabajadores del ministerio, no tenemos mucho tiempo libre durante el año y solamente descansamos en estos campamentos. ¿No es verdad? Por supuesto siempre hay excepciones. Las mujeres de los ministros han estado muy ocupadas cocinando durante este campamento. Ellas están aún más ocupadas en este momento. Han trabajado mucho.
Ha llovido mucho. Ayer, dijeron que llovería entre 100 y 200 mm de lluvia en esta región central. Nuestros colaboradores del ministerio están muy contentos cuando llueve tanto porque sus negocios de preparación para la resistencia al agua son muy prósperos durante este tiempo. Están muy contentos cuando llueve porque los tejados tienen goteras. Están trabajando mucho para el Evangelio a través de esta misión de tiendas de campaña. Hace mucho tiempo el Apóstol Pablo también trabajó haciendo tiendas para servir al Evangelio y pienso que nosotros estamos haciendo este trabajo como los predecesores de la fe.
Sería ideal que pudiesen venir al campamento de discípulos y escuchar la Palabra de Dios cómodamente, comer buena comida y descansar sin estar ansiosos por nada. Hemos intentado construir algunos edificios y extender sus baldaquines para que no se mojen, pero el agua aún así se mete en el edificio. Ha entrado agua en la entrada de donde se alojan los hermanos. Así que me pregunto cuántos más edificios tendremos que construir para evitarlo.
Por cierto, está lloviendo a mares. Espero que Dios nos proteja de todos los peligros. Y no quiero que paseen a los pies de la montaña porque me preocupa que haya desprendimientos. Los que hayan aparcado al pie de la montaña deberían mover sus coches y prepararse por si hay desprendimientos. Todos debemos hacer lo que podamos y orar a Dios y confiar en que Él nos proteja. Entonces caerá la lluvia suficiente sin causar daños.
Hemos leído la Palabra del Libro de Jueces, capítulo tres, y quiero predicar un sermón corto y tomar el almuerzo a continuación, pasar un tiempo juntos y descansar bien.
 
 

Dios quiso probar a los hijos de Israel

 
Está escrito en Jueces 3, 1-4: «Estas, pues, son las naciones que dejó Jehová para probar con ellas a Israel, a todos aquellos que no habían conocido todas la guerras de Canaán; solamente para que el linaje de los hijos de Israel conociese la guerra, para que la enseñasen a los que antes no la habían conocido: los cinco príncipes de los filisteos, todos los cananeos, los sidonios, y los heveos que habitaban en el monte Líbano, desde el monte de Baal-hermón hasta llegar a Hamat. Y fueron para probar con ellos a Israel, para saber si obedecerían a los mandamientos de Jehová, que él había dado a sus padres por mano de Moisés».
¿Qué les dijo Dios a los israelitas aquí en esta Palabra? Dios dijo lo siguiente a Moisés: “Si entras en la tierra de Canaán, deberás destruir a las seis naciones de esa tierra y a sus ídolos; No te unas a ellos; y obedece siempre los mandamientos de Dios como el pueblo circuncidado de Dios. Entonces estaré contigo y te protegeré y bendecirá siempre”. Dios prometió esto.
Entonces Josué llevó a los israelitas a la tierra de Canaán, luchó contra los gentiles allí y tomó mucha tierra, pero no pudo estar con ellos para siempre porque murió y fue a Dios. Entonces cada tribu de Israel estaba luchando con sus enemigos a menudo. Entonces pasó el tiempo y la gente que había conocido la tierra creció. Todas estas personas, que habían visto la obra de Dios que había hecho a través de los siervos de Dios, como Moisés y Josué, murió y la siguiente generación estuvo a cargo. Esta generación no había conocido ninguna tierra ni la Palabra de Dios que había hablado a través de Moisés.
Entonces Dios los probó para ver si seguirían la Palabra de Dios. Dios había dejado vivir a los cinco líderes de los filisteos, cananeos y sidonios y heveos hasta entonces para que luchasen contra los israelitas para ver si seguirían la ley de Dios y a Dios como Su pueblo porque Dios les había dicho a los israelitas que no vivieran en paz con ellos, que no fueran cordiales con ellos y no creyesen en sus religiones y sus ídolos. Los israelitas tenían que seguir la Ley de Dios y seguirle como Su pueblo. Por tanto, Dios les hizo luchar guerras para ver si le iban a obedecer o no. Dicho de otra manera, Dios estaba probándoles para ver si cumplían los mandamientos que les dio a través de Moisés, pero ellos no los cumplieron. Acabaron uniéndose a los gentiles y adorando a sus ídolos. Y por si fuera poco se casaron con las hijas de los gentiles y les dieron a sus hijas a los hombres gentiles. Así la sangre se mezcló. Dios no estaba contento con esto. Por tanto, Dios hizo que los israelitas viviesen como esclavos durante muchos años.
Nuestro Dios quiso ver si íbamos a obedecer o no los mandamientos de Dios. ¿Qué nos mandó Dios? Nos mandó que predicásemos el Evangelio del agua y el Espíritu por todo el mundo. Y quiere probarnos para ver si vamos a obedecer y seguir este mandamiento. Dios nos guía y nos da Su gracia dependiendo de si le obedecemos o no. Debemos saber esto.
Dios les ordenó a los israelitas que fuesen a la tierra de Canaán, luchasen contra la gente de allí, que no adorasen a los ídolos en los que creían y no se casasen con los gentiles. De manera similar, Dios nos ha ordenado a los que vivimos en el Nuevo Testamento que prediquemos el Evangelio del agua y el Espíritu por todo el mundo. Y Dios nos ha ordenado a los justos que nos unamos solamente con la gente justa de la Iglesia de Dios y vivamos por la predicación del Evangelio; También nos ha pedido que no nos unamos con los que no han nacido de nuevo, que no tengamos relaciones con ellos y no dependamos de los dioses en los que creen. Y Dios examina con cuidado si escuchamos Sus mandamientos. Hemos alabado la justicia del Señor después de recibir la remisión de los pecados y hemos llegado hasta este punto mientras servimos al Evangelio del agua y el Espíritu aunque hayamos tenido dificultades. Sin embargo, incluso ahora mismo, Dios quiere ver si estamos manteniendo nuestra fe, defendiendo nuestros corazones y predicando este Evangelio del agua y el Espíritu; mira si nos hemos unido a la gente del mundo. Esto es lo que le importa. Esta era la voluntad de nuestro Señor.
Hemos estado sirviendo al Señor durante mucho tiempo. Entonces, a veces deseamos en nuestro corazón que el Señor venga pronto. A veces sentimos que no tenemos más fuerzas para seguir trabajando, que nuestros sistemas inmunitarios están destrozados y por tanto no podemos hacer la obra de Dios más porque no nos quedan fuerzas.
 
 

Ahora hemos gastado todas las fuerzas que teníamos al principio

 
Ahora debemos mostrar nuestras fuerzas para completar la fase intermedia de nuestro ministerio y servirlo con todas nuestras fuerzas al final de los tiempos. Así que espero que nuestro Señor nos dé fuerzas todos los días. Hay algunos santos que prefieren vivir con la comodidad de sus circunstancias presentes ya que hemos predicado el Evangelio del agua y el Espíritu mucho hasta ahora. Algunos entre nosotros piensan que hemos conseguido bastante progreso en la fe y hemos servido al Evangelio del agua y el Espíritu de manera satisfactoria. Por tanto, piensan que ahora pueden recibir respeto y amenidades mientras sirven al Señor. Como todos somos seres humanos en la carne, a veces pensamos que debemos primero cuidar de nosotros mismos para hacer la obra de Dios. Sin embargo, Dios mira a ver si estamos siguiendo Sus mandamientos y quiere que prediquemos el Evangelio del agua y el Espíritu aún más por todo el mundo. Esto se debe a que Dios quiere salvar a las almas del pecado continuamente. Esto es lo que interesa a Dios. Dios quiere que prediquemos el Evangelio del agua y el Espíritu.
Dios no quiere que nos unamos a la gente del mundo ni que vivamos en la comodidad de nuestros pensamientos carnales, sino que mira a ver si estamos predicando el Evangelio del agua y el Espíritu, que es el mandamiento del Señor Dios. Por tanto, debemos primero llevar a cabo el mandamiento de Dios por fe sin importar las dificultades que pasemos en la carne. Debemos seguir pidiendo fuerzas si no tenemos, orar para ser sanados de nuestras enfermedades si estamos enfermos físicamente, y predicar el Evangelio del agua y el Espíritu por el mundo entero sin cesar aunque nuestra situación presente sea difícil. Debemos seguir publicando libros electrónicos e impresos y enviarlos a todo el mundo para su salvación. Sin embargo, caeremos en el mismo pecado espiritual de los israelitas si reposamos pensando carnalmente que es suficiente servir al Evangelio hasta aquí con nuestras habilidades limitadas.
Algunos de ustedes se preguntarán si estoy diciendo que debemos trabajar más aunque algunos de ustedes hayan hecho la obra de Dios diligentemente lo mejor que pueden hasta ahora. Sin embargo, estoy diciendo que lo hemos hecho para obedecer el mandamiento de Dios. Entonces, ¿hasta cuándo debemos seguir haciendo esta obra? Estoy diciendo que debemos hacerla hasta que vayamos ante el Señor, hasta que nos convirtamos en los últimos evangelistas del mundo y hasta que el Señor venga a nosotros de nuevo como el Señor del Advenimiento. Bien, incluso los que sois mayores estáis sirviendo al Evangelio con fe ahora. Hay muchas veces en las que siento que no puedo hacer esto más. Me resulta difícil corregir mis manuscritos y revisarlos mientras estoy sentado junto a mi escritorio todo el tiempo. Por ejemplo, cuando corregía los borradores de mi tercer libro se me hinchó la espalda porque tuvo espondilitis por estar sentando tanto rato. Entonces les pedía a mis colaboradores que me caminasen por la espalda. Me sentía mejor después de esto, pero después todo el cuerpo se me entumecía. No sabía que era espondilitis. Todo lo que quería era publicar este libro para obedecer la voluntad de Dios. Sentía mucha presión y pensaba que iba a morir por mi enfermedad física. Por tanto, pensé que por lo menos tenía que acabar esta obra antes de morir y sufrí mucho intentando encontrar las fuerzas para completarla. Trabajé mucho durante ese tiempo pensando que iría al Cielo si Dios se me llevaba. Solía trabajar hasta las tres o las cuatro de la mañana en aquel entonces. No solo trabajaba yo, sino también todos los trabajadores del ministerio. Así a veces pienso que hemos hecho suficiente porque parece muy difícil ahora. Y no solo me parece difícil a mí, sino que también veo que el Pastor Jaesuk Jim y todos los ministros y hermanos y hermanas trabajan duro en sus papeles para ayudar a que el Evangelio florezca completamente. Así he pensado si es mejor reducir nuestro trabajo para poder seguir haciendo la obra justa hasta el final.
Sin embargo, ¿en qué nos convertiríamos si no predicásemos el Evangelio de Dios? ¿Qué nos ocurriría si no hiciésemos la obra de Dios? Que nos sentiríamos mal por no hacer la obra de Dios, aunque nos canse físicamente. Si dejamos de servir al Evangelio, tanto nuestros cuerpos como nuestras mentes se deteriorarán. Se corromperán en cuanto dejen de hacer esta obra justa. Esta es la condición de los seres humanos. Pueden escoger ser un instrumento de la justicia o del pecado. Hacemos más obras carnales si hacemos menos obras justas y viceversa. Cuando decidimos vivir según la voluntad de Dios, podemos hacer la obra de Dios abundantemente en Su gracia. Por tanto, como tenemos que hacerlo de todas formas, he llegado a la siguiente conclusión: “Haré esta obra justa hasta que vaya al Señor. No solo yo, sino todos, porque el Señor nos hace que trabajemos como dicen las Escrituras, que podemos hacer todas las cosas en el Señor, quien nos da fuerzas. Esto es cierto”. Nuestros corazones se ensucian cuando no nos dedicamos a hacer la obra de Dios. Nuestros corazones se hacen miserables y sucios cuando no hacemos la obra que se nos ha encomendado. Por el contrario, nuestros corazones se llenan de vida y de gozo cuando hacemos la obra de Dios aunque nuestros cuerpos estén cansados. Somos así. Es difícil para ustedes apoyar al Evangelio como las copas de las flores del Evangelio (Éxodo 25, 31-39). Sin embargo, ¿qué harían si no estuviesen trabajando en este ministerio literario? Por supuesto, pueden visitar a todo el mundo a su alrededor para predicar el Evangelio del agua y el Espíritu. Entonces las almas recibirán la remisión de los pecados.
 
 
Nuestro ministerio literario es una gran arma
 
Queridos hermanos, el ministerio literario que estamos haciendo es la mejor manera de hacer las misiones en el mundo. Hoy en día no respetar la privacidad de una persona es de mala educación. Les recibirán de manera fría si van a una persona y le preguntan: “¿Tiene pecados en su corazón?”. Esta manera de predicar el Evangelio está anticuada. La gente diría que están locos si fuesen a predicarles el Evangelio a la gente de hoy en día diciendo: “¿Tienen pecados?”. Sin embargo, nuestra fe también moriría si no hiciésemos estas obras espirituales.
Debemos dedicarnos a hacer la misión del mundo ante la presencia de Dios. Debemos obedecer el mandamiento de Dios en estos tiempos. Dios nos está observando. Debemos predicar el Evangelio hasta que vayamos a Dios. Dios nos aprecia y nos dice: “Me habéis servido diligentemente y habéis trabajado mucho”. Sin embargo, nos dice que sigamos haciendo esta obra. Esta es la voluntad de Dios. Dios nos dice que trabajemos sin cesar. Lo correcto es que Dios nos pida esto porque se sacrificó para salvarnos de los pecados del mundo e hizo una obra aún más difícil que la que estamos haciendo ahora.
Hay una gran diferencia entre la calidad de los testimonios de salvación que nos enviaron en el año 2006 y el 2007. Hay una gran diferencia en la profundidad de su fe. El contenido de los testimonios de salvación que nos enviaron nuestros lectores en el año 2007 es mejor y el del 2006 no tan bueno, mientras que los testimonios de salvación que nos enviaron en el 2005 son peores que los del 2007. Esto significa que la fe de nuestros lectores se está haciendo más fuerte porque hemos publicado muchos libros que contienen el verdadero Evangelio y se los hemos enviado a nuestros lectores gratis. Esto significa que no han recibido la remisión de los pecados al leer solo un libro, sino que han resuelto algunos problemas difíciles sobre cómo nacer de nuevo y han confirmado su fe al leer muchos de nuestros libros. Han creído en el Evangelio del agua y el Espíritu en sus corazones al leer nuestros libros. Y algunos han solicitado ser colaboradores nuestros para distribuir nuestros libros porque han creído que este Evangelio es correcto y es la verdad de la salvación. Están haciendo la obra de Dios ahora con nosotros porque el Evangelio del agua y el Espíritu se ha asentado en sus corazones.
Por tanto, seguirán haciendo esta obra de Dios. Haremos esto hasta que el Señor nos diga que dejemos de predicar el Evangelio. Queridos hermanos, ¿cuánto más podemos servir al Evangelio del agua y el Espíritu en el futuro? Las calamidades de los desastres naturales ya han empezado en este mundo. Nuestro país, Corea, está intentando negociar acuerdos de comercio libre con muchos países. No firmarlos nos resultaría poco beneficioso. Solo los países poderosos sobrevivirán en el futuro. Y en el área de los negocios solo sobrevivirán las empresas grandes. Es así. Dicen que hay que invertir en la Bolsa ahora. Dicen que si se invierte en la Bolsa no se gana dinero inmediatamente pero en 10 años habrá una gran diferencia entre una persona que invierta y otra que no. Algunos han invertido y serán muy ricos y otros que no han invertido estarán arruinados.
Sin embargo, el Señor dijo: «No os hagáis tesoros en la tierra, donde la polilla y el orín corrompen, y donde ladrones minan y hurtan; sino haceos tesoros en el cielo, donde ni la polilla ni el orín corrompen, y donde ladrones no minan ni hurtan» (Mateo 6, 19-20). Estamos invirtiendo en la Misión Santa de predicar el Evangelio del agua y el Espíritu porque no podemos invertir en las Bolsas de este mundo. Somos personas muy sabias. ¿No lamentaríamos en la eternidad no haber aprovechado esta oportunidad que Dios nos ha ofrecido? Deben reconocer que la oportunidad de hacer la obra de Dios solo viene una vez y esta oportunidad no viene de nuevo si la pierden. Y deben tener en mente que no pueden hacerse ricos instantáneamente invirtiendo en la Bolsa, sino que serán nada más que trozos de papel cuando llegue una crisis.
 
 

El pueblo de Dios debe hacer la obra espiritual, al contrario que la gente de este mundo

 
Estoy pensando por qué Dios les dijo a los israelitas que no se uniesen a los gentiles y rechazasen las religiones de los gentiles cuando fueron a la tierra de Canaán. Es porque solo les esperaba la muerte espiritual y física cuando hicieron estas cosas. De manera similar, los que nos hemos convertido en el pueblo de Dios debemos darle gloria a Dios. Los justos perecerán cuando se unan a la gente de este mundo. Hacer esto es oponerse a la justicia de Dios. Los justos se convierten en enemigos de Dios si se unen a los gentiles.
La gente que no cree en el Evangelio del agua y el Espíritu se está oponiendo a la justicia de Dios. Las Escrituras llaman a la gente de este mundo cabras. Cuando les decimos que hagan algo así, van y lo hacen de otra manera, y cuando les decimos que lo hagan de esa manera, lo hacen de otra. Estamos intentando resolver sus problemas y ayudarles, pero no siguen nuestros pasos. Por tanto, si nos unimos a ellos estaremos en contra de Dios y dejaremos de servir al Evangelio. Seremos destruidos.
Uno de nuestros pastores me dijo: “El líder de una secta evangélica construyó una iglesia y por si fuera poco, compraron todas las casas de alrededor para hacer un aparcamiento más grande”. No sé cuántas casas compraros. Y este pastor anuncia sus cultos en el periódico y celebra reuniones de resurgimiento en lugares como estadios deportivos. Dicen que unas 600 personas van a esa iglesia. ¿Son 600 miembros un gran número? Hay muchas iglesias en el mundo que tienen 600 miembros. Normalmente en Corea, una iglesia con un edificio grande tiene más de 3000 miembros.
Entre los pastores o creyentes laicos todos los que hacen estas cosas como expulsar demonios están poseídos. Una persona que viene a una iglesia por primera vez para creer en Jesús empieza a hablar en lenguas inmediatamente aunque tenga pecados. ¿Puede una persona recibir la remisión de los pecados aunque no crea en el Evangelio del agua y el Espíritu? ¿Son obras de Dios hablar en lenguas extrañas, hacer ruidos raros y ser curados de enfermedades mediante la imposición de manos? ¿Se cumple la voluntad de Dios reuniendo a muchas personas de esta manera, acumulando dinero y construyendo una capilla enorme? ¿Es la voluntad de Dios que los justos se unan a los cristianos del mundo? Queridos hermanos, el número de colaboradores y santos que tenemos no es pequeño. Hay 240 países reconocidos oficialmente en el mundo. Podemos predicar el Evangelio a todo el mundo si cada persona va a un país y predica el Evangelio del agua y el Espíritu allí. Una persona puede incluso predicar el Evangelio a diez países. En este momento hay muchos de nosotros que estamos cubriendo diez o veinte países. Ustedes están trabajando así.
De esta manera la voluntad de Dios es que no nos unamos a los gentiles. Solo entonces podremos predicar el Evangelio tal y como es. Lo que Dios quiere de nosotros es que prediquemos el Evangelio del agua y el Espíritu, y debemos seguir haciendo esta obra sin cesar. Y el Señor prometió que nos daría la habilidad para hacerlo. El Pastor Jaesuk Kim me dijo que mi salud mejoraría si tomase dos pastillas de vitamina C después de cada comida, así que lo he estado haciendo. Gracias a este consejo no estoy tan cansado esta semana. Quiero que ustedes también tomen vitamina C con regularidad.
Durante algún tiempo pensé que no podría hacer esto porque estaba muy cansado. Todos nuestros ministros se sentían así. Los ministros jóvenes se han quedado dentro sentados en vez de jugar al fútbol. Solían salir a jugar aunque no se lo dijese yo, pero ya no juegan. ¿Por qué? Porque están descansando en vez de jugar, ya que están muy cansados físicamente. Hay muchos trabajadores que no juegan al fútbol aunque no estén cansados. Siempre hay excepciones. Hay hermanos y hermanas que quieren estar solos y no vienen cuando les pedimos que vengan a reunirse y no disfrutan de los juegos. Esto no es bueno espiritualmente, porque está escrito:
«Su deseo busca el que se desvía, Y se entremete en todo negocio» (Proverbios 18, 1).
Vale la pena hacer la obra de Dios juntos y estar contentos y satisfechos con esta obra. Algunos predicadores están alardeando de celebrar reuniones de resurgimiento en estadios grandes con miles de personas. Pero eso no es nada. Algunos pueden pensar que digo esto porque me siento inferior porque no puedo hacerlo, pero estoy diciendo que estar reuniones no son nada a los ojos de Dios. Por supuesto que sí que tengo un complejo de inferioridad por mi estatura. Soy muy bajo, así que les he dicho a mis compañeros que no digan la palabra bajo delante de mí. Una vez, mientras estaba trabajando, le pedí a alguien que me pasase una viga baja y la que me trajo era demasiado baja. Así que le pedí que me trajese una más alta, y me preguntó que si me podría traer una “que le faltase”. Le dije que eso no sonaba bien y dijese corta. La razón por la que dijo “una que le faltase” es que me enfado mucho cuando alguien dice bajo delante de mí. Así que le dije que podía decir baja en vez de “una que le faltase” y todos nos reímos. Todos bromeamos así pero respetamos el orden de la jerarquía espiritual. Los ministros de Dios no envidiamos a la gente de este mundo. No estoy seguro de si han visto algunas fotos de nuestros colaboradores en el extranjero que están colgadas en las paredes de la capilla principal. Hay miles de fotos de nuestros colaboradores que nos han mandado y nosotros hemos seleccionado una docena. Estamos planeando seleccionar unas cuantas más durante el campamento de formación de discípulos del invierno que viene.
Obedecer los mandamientos de Dios es mejor que morir como mártires. Hacer las cosas que Dios nos pide predicando el Evangelio del agua y el Espíritu en la presencia de Dios es recibir las bendiciones de Dios. ¿Lo entienden? Simplemente trabajar diligentemente no es lo que complace a Dios. Debemos hacer las cosas que Dios nos pide que hagamos. Hagamos lo que hagamos, debemos pensar si estamos haciendo la obra de Dios ahora. Por lo menos debemos pensar si estamos haciendo la obra de Dios aunque estemos haciendo trabajo físico, y pensar si cuando los santos vienen aquí y se quitan los zapatos están incómodos y hacer todo lo posible porque no se resfríen. El agua potable aquí no sale como antes. Tuvimos que poner una fuente que nos costó 15 mil dólares americanos. Todas estas obras las hemos hecho para servir a los santos y estoy seguro de que estas obras son también la voluntad de Dios. De esta manera, debemos pensar en si estamos haciendo la obra de Dios o no.
Estamos sirviendo al Señor ahora con nuestros negocios, pero obedecer el mandamiento de Dios es valioso aunque a los demás les parezca poco. Queridos hermanos, ¿creen que solo los trabajadores del ministerio que están trabajando con documentos y computadoras son valiosos y que los que hacen trabajos físicos como fontanería no lo son? No hay diferencias de rango en la obra de Dios. Esta obra es valiosa y esa también, todas ellas son valiosas. Son valiosas porque obedecen el mandamiento de Dios. Por mucho que uno lo intente evitar, se comete el pecado de desobedecer la voluntad del Señor Dios si no se hace la obra que obedece el mandamiento de Dios en su corazón.
Dios les pidió a los israelitas que no se uniesen a los gentiles y no sirviesen a sus dioses cuando los israelitas fueron a la tierra de Canaán. Dios nos habla con todo detalle de esto en el Libro de Deuteronomio. Josué predicó la voluntad de Dios después de la muerte de Moisés. Sin embargo, los israelitas dejaron de seguir los mandamientos de Dios y abandonaron a Dios para unirse a las naciones gentiles y casarse con los gentiles. Habían creído en las religiones de los gentiles y vivido con ellos. Esta no era la voluntad de Dios. Dios les avisó de que les mandaría maldiciones si hacían estas cosas. Por tanto, los israelitas pagaron el precio de su desobediencia y fueron esclavizados.
Nosotros también nos sentimos así. Si mantenemos la fe en el Evangelio del agua y el Espíritu y obedecemos los mandamientos de Dios, Él contesta nuestras oraciones cuando le oramos para que nos dé fe y ayuda. Podemos vivir con prosperidad bajo la protección de Dios física y espiritualmente si vivimos así aunque la gente del mundo no nos ayude. Sin embargo, la maldición de Dios caerá sobre nosotros si nos unimos a la gente de este mundo aunque seamos el pueblo de Dios si nos unimos con sus religiones.
Debemos vivir una vida consagrada separados del mundo para obedecer la voluntad de Dios y predicar el Evangelio del agua y el Espíritu por todo el mundo. No debemos unirnos a la gente del mundo. No debemos considerarlos nuestros amigos. ¿Lo entienden? Debemos obedecer la voluntad de Dios. Y debemos llevarla a cabo. Debemos llevar a cabo la voluntad de Dios.
Queridos hermanos creyentes, verán lo maravilloso que es obedecer el mandamiento y la voluntad de Dios. ¿Es cierto o no? Estamos felices por haber obedecido la voluntad de Dios. Aunque algunos proyectos no hayan tenido mucho éxito, estamos contentos por haber obedecido la voluntad de Dios. Le damos gracias a nuestro Dios y le alabamos.