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דרשות

Tema 16: Evangelio de Juan

[Capítulo 10-9] Sepa claramente que Jesús es el Cristo y créalo sí firmemente (Juan 10:17-27)

Sepa claramente que Jesús es el Cristo y créalo sí firmemente(Juan 10:17-27)
“‘Por eso mi Padre me ama, porque yo pongo mi vida para volverla a tomar. Nadie me la quita, sino que yo de mí mismo la pongo. Tengo poder para ponerla, y tengo poder para volverla a tomar. Este mandamiento recibí de mi Padre.’ Volvió a haber disensión entre los judíos por estas palabras. Muchos de ellos decían: ‘demonio tiene; y está fuera de sí. ¿Por qué le oís?’ Decían otros: ‘Estas palabras no son de endemoniados. ¿Puede acaso el demonio abrir los ojos de los ciegos?’ Celebrábase en Jerusalén la fiesta de la dedicación. Era invierno, y Jesús andaba en el templo, el pórtico de Salomón. Y le rodearon los judíos y le dijeron: ‘¿Hasta cuando nos turbarás el alma? Si tú eres el Cristo, dínoslo abiertamente.’ Jesús les respondió: ‘Os lo he dicho; y no creéis; las obras que yo hago en nombre de mi Padre, ellas dan testimonio de mí; pero vosotros no creéis, porque no sois de mis ovejas, como os he dicho. Mis ovejas oyen mi voz, y yo las conozco y me siguen.’”
 
 
En Juan capítulo 10, el Señor siguió diciéndoles que Él era el Cristo. Está escrito en los versículos 23-24: “y Jesús andaba en el templo, el pórtico de Salomón. Y le rodearon los judíos y le dijeron: ¿Hasta cuando nos turbarás el alma? Si tú eres el Cristo, dínoslo abiertamente.” Cuando Jesús estaba en este mundo, muchos Judíos pensaron que estaban siendo confundidos por Él. Pensaban que eran buenos judíos, que Jesús estaba ahora confundiendo a muchos de ellos para ir por mal camino. Es por eso que exigieron a Jesús que les dijera claramente si era realmente el ‘Cristo.’
La palabra Cristo significa ser ungido, lo que implica la aprobación de Dios Padre. Todo el que fue aprobado, seleccionado y usado por Dios, en la Biblia era un hombre ungido. Los reyes de Israel eran nombrados por Dios. El primer rey de Israel fue Saúl y el segundo fue David, ambos fueron ungidos por los profetas. El ‘ungido’ significa que Dios lo ha aprobado. Esto significa que su autoridad ha sido concedida por Dios.
Además de los reyes, profetas y sacerdotes fueron también ungidos. A veces, el aceite de oliva se derramaba sobre la cabeza de la persona a ser ungida. Cuando los reyes, sacerdotes y profetas eran nombrados, todos eran ungidos en la cabeza. Espiritualmente hablando, esto significa que Dios el Padre derramó el Espíritu Santo sobre ellos y los hizo su pueblo para llevar a cabo su obra.
Los judíos le dijeron a Jesús: “Si tú eres el Cristo, dínoslo abiertamente.” No tenían ni idea de que Jesús era en realidad el mismo Cristo enviado por el Padre para llevar a cabo la obra de salvar a toda la gente de este mundo de su pecado. Fue profetizado en el Antiguo Testamento: “He aquí que la virgen concebirá y parirá un hijo, y llamará su nombre Emanuel,” y la palabra Emanuel significa Dios está con nosotros. Dios Padre había prometido varias veces enviar el Salvador. Este Salvador no es otro que Jesucristo. La palabra ‘Jesús’ significa «el Salvador» y la palabra ‘Cristo’ significa rey. La Biblia dice que Él es el Rey de reyes, el Creador, y el Mesías que vino a salvarnos del pecado, y cumplió el ministerio del Profeta al hablar esta Verdad a nosotros.
Los judíos le dijeron a Jesús: “Si tú eres el Cristo, dínoslo abiertamente.” Entonces Jesús les dijo: “Se los dije, y no creéis. Las obras que yo hago en nombre de mi Padre, ellas dan testimonio de mí. Pero ustedes no creen, ya que no son de mis ovejas, como les he dicho a ustedes. Mis ovejas oyen mi voz, y yo las conozco y ellas me siguen.” A pesar de que el Señor les había dicho claramente, se negaron a creer. Él les había dicho innumerables veces que el Padre lo había enviado, que el Padre estaba obrando a través de Él, y que el Padre le aprobó. Está escrito en Juan capítulo uno, “En el principio era el Verbo, y el Verbo estaba con Dios, y el Verbo era Dios. Él estaba en el principio con Dios. Todas las cosas fueron hechas por Él, y sin él nada fue hecho, de lo que fue hecho.”
La Biblia habla de esta forma continuamente desde el principio. Jesús el Hijo de Dios, que vino a salvarnos del pecado, hizo este mundo, llegó a que brillara la luz de la salvación a este mundo, y nos salvó al liberarnos de la oscuridad. Los profetas de Dios en el Antiguo Testamento habían hablado también de Jesús como el Mesías y Salvador por venir, y cuando llegó la hora, Jesucristo vino a este mundo a través del cuerpo de una virgen. Después de haber venido así, Jesús llevó a cabo su obra de salvación como se había prometido y habló claramente que Él era el Cristo, pero los judíos se negaron a creer. Entonces Jesús les dijo que Dios era su propio Padre y que Él había existido incluso antes de Abraham, pero aún así no creyeron. Hay muy poco que se pueda decir a la gente incrédula obstinada para convencerlos de lo contrario.
Entonces el Señor dijo en el versículo 27, “Mis ovejas oyen mi voz, y yo las conozco y ellas me siguen.” Jesús dijo que Él es el Hijo de Dios, nuestro Salvador y nuestro Creador y que Él nos ha salvado a través de la Verdad del Evangelio del agua y el Espíritu. Aquellos que creen en esto creen que Jesús es el Hijo de Dios Padre, Dios mismo, el Creador, su Salvador y el Mesías que los ha hecho hijos e hijas de Dios, de la oscuridad total. Eso es lo que creemos. Creemos que Jesús no es sólo el Hijo de Dios, sino también el Creador que hizo el universo y el Salvador que nos ha salvado. Aquellos que no creen esto no son las ovejas de Dios.
Jesús dijo: “Mis ovejas oyen mi voz, y yo las conozco y ellas me siguen.” Aquellos que creen que Dios Padre amó tanto al mundo que envió a su Hijo unigénito, creen que Dios Padre de hecho envió a su único Hijo unigénito a este mundo como su Salvador, borró todos sus pecados con el agua y la sangre, y por lo tanto los ha salvado. No hay ninguna razón por la qué alguien no pueda creer en esto, como está escrito: “Porque las cosas invisibles de Él, su eterno poder y deidad, se hacen claramente visibles desde la creación del mundo, siendo entendidas por medio de las cosas hechas, de modo que no tienen excusa” (Romanos 1:20). Dios ha revelado plenamente a nosotros lo que puede ser sabido de Él a través de la naturaleza de Su Palabra.
Así que si alguien reconoce a Dios, entonces él también reconocerá a Jesús el Hijo de Dios. Para que podamos ser salvos, Jesús tuvo que venir como el Salvador, ser bautizado por Juan el Bautista en el río Jordán, morir en la Cruz, resucitar de los muertos, y convertirse en el Salvador de aquellos de nosotros que creemos en el Evangelio del el agua y el Espíritu. No había otra manera. La única manera de que usted y yo fuéramos salvos del pecado, fue que Jesús naciera en este mundo, fuera bautizado por Juan el Bautista a la edad de 30 años, muriera en aquella Cruz, resucitara de los muertos, y a través de esto nos ha salvado; y es por la fe que llegamos a nuestra salvación.
¿Estaríamos salvados del pecado por vivir virtuosamente y hacer buenas obras? ¿Entre todos los incontables millones de personas, que es tan superior sobre nosotros ‘los creyentes en el Evangelio del agua y del Espíritu’ que fuéramos salvados de nuestros pecados, convertirnos en hijos de Dios Padre, y ser bendecidos tanto en cuerpo como en Espíritu como el sol naciente? No hay otra forma, excepto nuestra fe en Jesús. La Biblia dice: “Y en ningún otro hay salvación; porque no hay otro hombre bajo el Cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos” (Hechos 4:12). Esto significa que es imposible alcanzar la salvación al creer en alguien más que Jesús.
Fue dicho: “Mis ovejas oyen mi voz, y yo las conozco y ellas me siguen.” El Señor dijo que Él nos conoce ‘a los que creemos en el Evangelio del agua y el Espíritu’. Debido a este hecho, también lo conocemos y lo seguimos. Esto es natural. Hay un sinnúmero de personas que viven en este mundo, pero algunos de ellos creen que Jesús es su Señor, su Creador y su Salvador, y que Él ha borrado todos sus pecados con el Evangelio del agua y el Espíritu. Por otro lado, también existen aquellos que no creen en el Evangelio del agua y el Espíritu. En otras palabras, algunas personas en este mundo creen en el Evangelio del agua y el Espíritu, pero otros no. Si la gente cree en el Evangelio del agua y el Espíritu depende de si son realmente hijos de Dios o no. Dicho de otra manera, esto no depende de la voluntad de uno.
Dios es nuestro Salvador, la Verdad, el Camino y la Vida. Dios es la Verdad. A pesar de esto, la gente no puede alcanzar su salvación, porque sus corazones son malos y llenos de duda, así que ni creen ni reconocen la justicia de Dios, Su amor y el Evangelio de Dios dado, del agua y el Espíritu. Pero Dios es perfecto. Él dijo que Él nos conoce. Dios sabe todo sobre nosotros. No hay ninguna razón por la que no deberíamos poder seguirlo. ¿Hay algo que a Dios le falte para que no podamos creer en Él y seguirlo? ¿Hay alguna cosa que le falte a Jesucristo en lo absoluto?
Los que están en este mundo que no creen en el Evangelio del agua y el Espíritu, no creen en ‘este Evangelio’ porque no son ovejas de Dios. ¿Entonces usted puede preguntarse, “escogió Dios a algunos, pero a otros no?” La Biblia dice: “Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna” (Juan 3:16). Dios amó tanto al mundo. No dice aquí que Él amó a unos y a otros no.
Por supuesto, podemos encontrar la idea en la Biblia de que Dios ama a algunas personas pero no otras en las que está escrito: “Yo os he amado; y a Esaú aborrecí” (Malaquías 1:2-3). Dios ama a aquellos quienes son como Jacobo. Aquellos que son como Esaú, Dios odia. ¿Quiénes son estas personas, entonces? Los que son como Jacobo son débiles y deshonestos, pero se conocen a si mismos bien, pero en lugar de confiar en si mismos, se basan en la fe de sus padres de la carne, es decir, creen en el Señor Dios.
Pero la gente como Esaú no ven ninguna necesidad para el Dios de sus padres y madres. Ellos creen en sus propios arcos y sus propias flechas. Personas como estas disparan y matan a un jabalí y lo llevan a la casa sobre sus hombros, para hacer una comida especial y se jactan de cómo le dispararon ese día al animal y alardean de su fuerza y su habilidad. Pero debemos saber que Dios odia a los que son arrogantes como estos, confiando en su propia fuerza carnal. Visto espiritualmente, este tipo de personas no necesitan creer en la justicia de Dios, ya que ellos mismos se consideran buenos, justos, y rectos, fuertes e inteligentes, mientras todos los demás son injustos y totalmente estúpidos. Están convencidos de que aquellos los que creen en Jesús son débiles y frágiles, y que sólo los débiles creen y confían en Dios, y que las personas fuertes como ellos no tienen absolutamente ninguna necesidad de confiar en Dios. Es este tipo de personas las que Dios odia. ¿Que tan inteligentes pudieran ser, incluso si eran tan listos? Estarían muertos en cinco minutos sin respirar. ¿Qué de Verdad hay que ser tan arrogante? Son como enanos discutiendo sobre quien es alto, cuando no pueden ni sobrevivir estando infectados por una bacteria diminuta.
Así que Dios odia a esa gente y ama a aquellos que conocen sus defectos y confían en Dios totalmente. Aunque Dios ama a toda la gente en este mundo, Él aborrece a los que se jactan de sus propios méritos, incluso haciendo esto ante su mera presencia diciendo: “No tengo necesidad de su ayuda. Puedo vivir bien con mis propias fuerzas, muchas gracias, tal vez soy yo quien debería realmente ayudarlo.” Dios los llama arrogantes y vanidosos, nada más que siervos del diablo.
Así que vemos que hay dos clases de personas. Hay quienes conocen sus debilidades y defectos, y que realmente desean el confiar en Dios. Los que saben que Jesucristo enviado por Dios el Padre no sólo es el Verdadero Dios que creó el Universo y su Verdadero Mesías que los ha salvado, sino también el Señor de la vida que les ha dado la vida eterna, es exacto a esta gente a la que Dios da la Verdadera salvación y la vida eterna también a través del Evangelio del agua y el Espíritu. Dios ama a esas personas que creen en la Palabra dada por Dios tal y como es y que confían en Dios y le siguen, porque son insuficientes, porque Dios sabe todo acerca de sus debilidades.
Así que los que realmente conocen sus carencias y escuchan la Palabra de Dios dicen: “Yo creo en Dios sin importar lo que otros digan. Confío en Él. Cuanto más conozco a Jesucristo, más majestuoso y precioso es.” Tales personas son bendecidas ante Dios. Sin embargo, aquellos que no deseen o se niegan creer en la justicia de Dios piensan que son demasiado inteligentes y dicen así: Jesús no puede ser el Hijo de Dios. ¿No se llamó a sí mismo Hijo de Dios? Así que ¿no significa esto que Él fue hecho por Dios? Si Él fue hecho por Dios Padre, ¿entonces no puede ser una criatura, sino divina? “Esas personas que creen en sus propias fuerzas, el dinero, la sabiduría y la inteligencia son todos gente tonta.
Dios habló de los tontos en los Salmos, diciendo que el hombre que está en honra y no entiende, semejante es a las bestias que perecen” (Salmo 49:20). Para que Dios haga a los seres humanos sus hijos, los creó a su exacta imagen. Dios permitió dificultades en este mundo para que la gente lo buscara, que confiaran en Él y recibieran así la bendición dada por Dios para nacer de nuevo y disfrutar de las bendiciones y vida eterna. Es por ello que Dios los hizo, y sin embargo, algunas personas todavía no lo reconocen, no se dan cuenta de su honor, no se dan cuenta y no confían en el honor de Dios. Esas personas están condenadas a perecer. No son hijos de Dios. El Señor dijo esto muchas veces mientras estuvo en este mundo.
En la lectura de hoy de Juan capítulo 10 Jesús dijo: “Por eso me ama el Padre, porque yo pongo mi vida para volverla a tomar, Nadie me la quita, sino que yo de mi mismo la pongo. Tengo poder para ponerla, y tengo poder para volverla a tomar. Este mandamiento recibí de mi Padre.” En otras palabras, el Salvador dijo que Él daría su vida en este mundo. Dios Padre ama a Jesús de esta manera porque nuestro Señor aceptó todos nuestros pecados al ser bautizado y dar su vida en la Cruz, porque Él llevó a cabo la obra de salvarnos del pecado en obediencia a la voluntad de Dios Padre. La vida de Jesús no es algo que cualquiera pudiera recobrar, pero es algo que Él dio de su propia voluntad. El dijo que renunciaría a su vida por el bien de sus ovejas y su pueblo. El dijo que tenía el poder para darla, y tomarla de nuevo. Esto significa que Jesús recibió poderes de Dios Padre.
¿Qué sencillo es este pasaje, entonces? Aquellos que creen en la Palabra de Dios comprenden que Jesús no murió por no tener “poderes”. Si bien es cierto que Jesús fue crucificado a muerte en este mundo, no fue porque Él fuera impotente.
Pasemos a un ejemplo en la Biblia. En la última noche, antes de ser arrestado, Jesús se fue al monte de los Olivos a orar, y mientras oraba a Dios Padre para que se hiciera su voluntad, Judas se acercó a Jesús acompañado de soldados romanos y los principales sacerdotes. Llegaron armados con espadas, lanzas y antorchas. Entonces, Judas besó a Jesús. Cuando los judíos se saludaban en aquellos días, era costumbre el desearse paz el uno al otro, diciendo: ‘Shalom’, y se daban un abrazo y un beso en ambas mejillas. Esto confirmaba que no eran enemigos.
Judas había dicho a los principales sacerdotes y los soldados romanos que a quien besara, era Jesús, a quien estaban buscando. La Biblia describe esta escena de la detención de Jesús en Getsemaní de la siguiente manera: “Judas pues, tomando una compañía de soldados, y alguaciles de los principales sacerdotes y fariseos, fue allí con linternas y antorchas, y con armas. Pero Jesús, sabiendo todas las cosas que le habían de sobrevenir, se adelantó y les dijo, ¿a quien buscáis?: Le respondieron: a Jesús nazareno. Jesús les dijo: Yo soy. Y estaba también con ellos Judas, el que les entregaba. Cuando les dijo: Yo soy, retrocedieron, y cayeron a tierra” (Juan 18:3-6). ¿Jesús trató de escapar de ellos, o Él voluntariamente se entregó? No mostró ninguna resistencia a su arresto, para que pudiera entregar su vida por todos nosotros.
El Señor es el Maestro que creó todo el universo y toda la humanidad. Los soldados romanos no podrían prevalecer sobre Él con las armas. Incluso si tuvieran un fuerte ejército de millones, Jesús podría matar a todos con un solo gesto o palabra, allí en el acto. Si Él hubiera hecho esto, todos habrían muerto al instante. No es porque Jesús no tuviera poderes, que fue arrestado por los sumos sacerdotes y los soldados romanos y golpeado por ellos. El Señor entregó su vida voluntariamente porque Él había tomado todos nuestros pecados de una sola vez al ser bautizado, porque tuvo que soportar la condena de esos pecados, y porque nos podía salvar del pecado y obedecer la voluntad de Dios Padre, entregó el cuerpo en la Cruz y allí murió en nuestro lugar. La vida de Jesús fue entregada y retomada por Él mismo. Así es como Él nos ha salvado “a los creyentes en el Evangelio del agua y el Espíritu”, por ser bautizado, muriendo en la Cruz y resucitando de entre los muertos por nosotros. Aquellos que creemos en el Evangelio del agua y el Espíritu podemos recibir la vida eterna y el perdón de los pecados.
Pero aquellos que no desean o se niegan a creer en el Evangelio del agua y el Espíritu salen con todo tipo de excusas por su incredulidad. Ellos dicen: “¿Cómo puedo creer en el Evangelio del agua y el Espíritu? La Biblia es la historia de los judíos, y así que ¿cómo voy a creer en ella como la última Verdad de la salvación? Protestan con tanta vehemencia a pesar de que su inteligencia palidece en comparación con la sabiduría de Dios. Son tontos e ignorantes, y lo que es peor es que son tan obstinados. Pero siguen dando una excusa tras otra y se niegan obstinadamente a creer en Dios.
A través de todas las cosas que hizo nuestro Señor en este mundo ‘en el nombre de Jesús’, podemos ver que Él es verdaderamente el Hijo de Dios. ¿Él no fue al Monte de los Olivos a orar antes de ser crucificado? A pesar de que Jesús era Dios, sabía muy bien cuán terrible sería para Él ser crucificado en una Cruz romana. Es por eso que oró y rogó solemnemente al Padre para quitar su precio de sufrimiento, si fuera posible. Como Jesús había soportado en sus hombros los pecados del mundo, tuvo que ser crucificado para llevar la condena de estos pecados, pero aún pidió a su Padre que si fuera posible, quitara a la humanidad el pecado, sin ser crucificado.
Pero Dios Padre no puede mentir y no puede abolir la Ley de la salvación y el juicio que estableció. El hombre habla con una lengua bífida de cosas diferentes con su única boca. Mientras la gente puede hacer promesas y cambiarlas, la promesa de Dios no puede ser alterada. Así que porque Dios había dicho que la paga del pecado es muerte y que Él infaliblemente juzgaría y daría muerte a todos aquellos con pecado, decidió enviar a su Hijo para librarnos del pecado y la muerte. Y al hacer que Jesús recibiera el bautismo de Juan el Bautista; Dios había pasado todos nuestros pecados a Jesús de una vez por todas. Así, el Padre tuvo que hacer su juicio por el pecado en Su Hijo Jesucristo. En otras palabras, Él tuvo que poner a Jesús a la muerte de una manera física. Esto no era otra cosa más que el terrible sufrimiento de la Cruz. Es por eso que Jesús obedeció la voluntad de Dios Padre.
Cuando apreciamos lo que el Señor hizo cuando vino a este mundo, podemos ver quien es Dios Padre en realidad. Aunque ninguno de nosotros ha conocido a Dios Padre con nuestros ojos, aún podemos saber quién es. En otras palabras, a través de Jesús no vemos a nadie que no sea Dios Padre. Dios ha permitido que nos demos cuenta, “¡Oh! Eso es lo que es en realidad Dios Padre. Él es el Dios del amor. Él es el Salvador. Él es el Mesías. Él es el Dios de la misericordia. Pero es también el Dios de la justicia. Salva a los que merecen ser salvados y juzga a los que merecen ser juzgados sin falta.” En resumen, a través de Jesús podemos saber quién es Dios Padre. Así que los que creen en Jesús aceptan a Dios Padre, y los que creen en Dios Padre pueden recibir a Jesús como su Salvador.
Aquellos que reconocen el amor de Dios pueden reconocer a Jesús como su Salvador que vino por el Evangelio del agua y el Espíritu. Yo reconozco que Jesús es mi Salvador. No estoy tratando de obligarlo a tener fe. Creo que Jesús es el Hijo de Dios Padre, pero al mismo tiempo, Él también es mi Dios y mi Salvador, yo creo que Jesús me ha salvado del pecado a través del Evangelio del agua y el Espíritu, y creo que Cristo soportó en sus espaldas todos mis pecados al ser bautizado, morir en la Cruz en mi lugar, y levantarse de entre los muertos por mí para traerme de vuelta a la vida. ¿También cree usted en Jesús así?
Aquellos que no creen que Jesús es realmente Dios, y que no desean o se niegan a creer en el Evangelio del agua y el Espíritu, no son ni ovejas, ni del pueblo de Dios. No es necesario odiar la manera de salvación de Dios. ¿Por qué? Porque Dios ama a todos por igual, indistintamente ha expiado los pecados de todo el mundo con el Evangelio del agua y el Espíritu. Por Su parte, Dios Padre ha borrado todos los pecados con el Evangelio del agua y el Espíritu por medio de Jesucristo. ¿Entonces qué tipo de personas creerían en el amor de Dios y el Evangelio del agua y el Espíritu, y qué tipo de gente no creería? Los que son como Jacob creen en el amor de Dios y el Evangelio del agua y el Espíritu, mientras que los que son como Esaú no creen. ¿Puede entender esto?
¿Está usted espiritualmente un Jacob o un Esaú? ¿Es usted astuto por la carne? ¿No es usted de hecho, muy ingenioso? ¿No tiene muchas iniquidades y debilidades? ¿Es alguno de ustedes, como Esaú? Los que son como Esaú dicen: “Estoy muy musculoso, he tomado varios suplementos, y creo que puedo hacer cualquier cosa si me decido a hacerlo. Así que no necesito confiar en el amor de Dios y en el Evangelio del agua y el Espíritu dado por Dios. Yo no creo en nada más que en mis propias fuerzas. Así que puedo hacer cualquier cosa y cualquier persona. Desprecio a la gente religiosa. En especial sobajo a toda persona que diga haber sido salvado del pecado al creer en la justicia de Dios y el Evangelio del agua y el Espíritu. ¡Son todos unos idiotas!” En realidad, son estas mismas personas los que son los tontos. Para el comunismo, los materiales son sus dioses. El comunismo es una ideología materialista. Así que sus seguidores sólo buscan materiales. A pesar de que hay un Dios que hizo estas materias, no confían en este Dios, pero si, en estos materiales.
¿Quiénes son los bendecidos por Dios entonces? Son los que son como Jacob. Si yo me veo a mi mismo, soy como Jacob. Uno de nuestros ministros una vez levantó una barra de un peso de 80 kilos con un brazo y pidió un peso más pesado, diciendo que era demasiado liviano. Me imagino que con los dos brazos podría fácilmente haber levantado 160 kilos. Si este ministro sólo confiara en su fuerza, se habría convertido en un hombre como Esaú. Sin embargo, él confió en Dios y continúo haciéndolo a pesar de que es un hombre tan poderoso, y que ha llevado a los santos por la fe en lugar de confiar en sí mismo.
¿Qué hay de nuestros cuerpos y espíritus? ¿Estamos llenos de fuerza? ¿Somos como esas personas que están llenas de sus propias habilidades, los asistentes para hacer dinero, que no les falta nada incluyendo la fama, que no tienen necesidad de confiar en nadie mas, y llaman a los que confían en Dios unos completos idiotas? Sabemos que esto no es lo que somos. Todos somos insuficientes.
Los seres humanos pueden parecer grandes triunfadores, pero en realidad no son nada. A menudo se dice que los sueños de la gente cambian a medida que se envejece. Un niño puede soñar el convertirse en Presidente, pero su sueño se vuelve menos ambicioso a medida que crece, queriendo convertirse en un médico más adelante, después, un servidor público y luego simplemente desea tener cualquier trabajo. Debemos saber cuán débil es en realidad nuestra carne, lo impotentes que somos, y lo insignificantes que somos ante Dios, debemos darnos cuenta de su amor y del Evangelio del agua y el Espíritu que nos ha dado. Es este el tipo de personas que confían en Dios.
Si alguien tiene alguna fuerza, es Dios quien le ha dado esta fuerza. La gente como Jacob vive confiando totalmente en Dios. Y el ser salvos creyendo en el amor de Dios y el Evangelio del agua y el Espíritu también se logra confiando en Dios. Es simplemente imposible que alguien pueda alcanzar la salvación por sus propias fuerzas. Confiar en Dios y en su obra es lo que tiene que ver con la fe. Confiando en que Dios nos ayude aún en nuestros asuntos todos los días, es también fe. ¿Por qué? Es porque conocemos el poder omnipotente de Dios. Esto es lo que nuestro Señor viviente nos está diciendo hoy. El Señor ha cumplido toda justicia con Su bautismo y sangre, y ahora está sentado a la diestra del trono de Dios Padre como el Salvador de vida de todos los que creen en el Evangelio del agua y el Espíritu.
Cuando Jesús estaba en este mundo, la mayoría de la gente en ese momento no podía creer que Él era su Salvador o Mesías. ¿Entonces no todos creían? No, mucha gente si creía. Pero había más personas que se negaban a creer. En esta época también, la cuestión es si uno cree que Jesús es el Salvador que nació en este mundo, tomó los pecados de este mundo al ser bautizado por Juan el Bautista a la edad de 30 años, fue crucificado para derramar su sangre para morir, se levantó de entre los muertos, y ahora está sentado a la diestra del trono de Dios y aún está vivo. Ahora como antes, muchas personas no creen en Jesús como su Salvador, e incluso aquellos que profesan creer en Jesús predican ‘solo’ Su muerte en la Cruz en lugar del Evangelio del agua y el Espíritu. Sin embargo, también hay muchos que creen en esta Verdad. Nosotros, los Verdaderos creyentes creemos y profesamos que Jesús tomó nuestros pecados al ser bautizado, murió en la Cruz, resucitó de los muertos, y así se ha convertido en nuestro Salvador. Su bautismo significa que Él quitó nuestros pecados. Su muerte es nuestra muerte al pecado y la perdición, y Su resurrección es nuestra resurrección. Al confiar en Jesucristo, estamos sin pecado porque Él nos ha salvado. Estoy seguro de que usted también cree así.
¿Por qué digo esto? Es para preguntarle si realmente cree que Jesús es Verdaderamente el Hijo de Dios y nuestro Salvador, que nos ha salvado a través del Evangelio del agua y el Espíritu. En otras palabras, ¿usted realmente cree que Jesús es nuestro Salvador? Le estoy pidiendo que crea de Verdad en el Evangelio del agua y el Espíritu. Le estoy aconsejando que crea que Jesús es el verdadero Dios, el Creador y nuestro Salvador.
La palabra ‘Cristo’ significa el ‘ungido’ que cumple la voluntad de Dios Padre, es decir, el que nos salva del pecado. Como Dios Padre envió a Su Hijo Jesucristo a este mundo, Él tomó todos nuestros pecados al ser bautizado, morir en la Cruz, resucitar de entre los muertos, y de ese modo nos salvó del pecado de una vez por todas. Usted debe creer claramente que Jesucristo es ‘el Cristo’. Pocas personas han comenzado a creer en esto, pero ¿por qué tantos cristianos todavía se niegan a creer en este Jesús? La razón es porque abren la Biblia y sólo reciben la enseñanza de la moral y la ética, y sus líderes les dicen que practiquen la virtud. “Den muchas ofrendas. Si sirven y hacen mucho, se les honra en la iglesia y se convierten en un diácono o un anciano.” Esto en pocas palabras es lo que enseñan. Dado que los cristianos sólo se animan a competir unos contra otros, no están interesados en quién es Jesús realmente y cómo ha borrado sus pecados con el Evangelio del agua y el Espíritu, sino que solo quieren seguir haciendo cosas por ellos mismos, todo para ser elogiados y aprobados.
Es por eso que están muriendo espiritualmente. En pocas palabras, el fraude espiritual está fuera de control donde está ausente el Evangelio del agua y el Espíritu. Es lo mismo que los planes de mercadeo de multi-niveles de comercialización de niveles múltiples. ¿Qué es plan de mercadeo de multi-nivel o simplemente poner un esquema piramidal? Algunos forman una organización de ventas, suscriben a más y más gente como vendedores o vendedoras, y hacen mucho dinero para sí mismos muy rápidamente. Las iglesias son iguales. “Si evangeliza y trae a mucha gente, su rango en esa iglesia sube.” Esto es lo que los pastores están diciendo en realidad a sus congregaciones. Si un asistente de la iglesia evangeliza mucho, hace muchas ofrendas, y trabaja duro para la iglesia, entonces es aprobado, independientemente de si ha recibido la remisión de los pecados o no. Es por eso que hoy el cristianismo se ha convertido en un simple negocio mundano. Es un lugar de reunión de charlatanes defraudándose entre sí mediante la religión.
Yo creo que Jesús vino a este mundo hace mas de 2,000 años para salvarnos, tomó todos nuestros pecados al ser bautizado a la edad de 30 años, fue crucificado y murió mientras soportaba los pecados del mundo, se levantó de entre los muertos, y luego ascendió a la diestra de Dios Padre. Jesucristo se ha convertido en nuestro perfecto Salvador al venir a este mundo tierra por el Evangelio del agua y el Espíritu. Todos ustedes deben creer en esto. Usted debe saberlo claramente y creer en ello. Si usted cree en el Evangelio del agua y el Espíritu, sin duda será salvo. El Evangelio del agua y el Espíritu es digno de creer, al igual que Jesús. Debido a que somos débiles, vale la pena confiar.
Si creemos en Jesús y el Evangelio del agua y el Espíritu, seremos salvos y llegaremos a ser hijos de Dios. Cuando un bebé cumple un año, debe ser capaz de ponerse de pie por sí mismo y dar su primer paso, y esto trae una gran alegría a sus padres. Del mismo modo, después de convertirse en hijo de Dios, si usted camina paso a paso, de acuerdo a la voluntad y satisfacción del Padre al creer en el Evangelio del agua y el Espíritu, su fe comenzará a crecer a medida que escucha la Palabra, entonces, esto por si mismo, hace a usted el objeto del amor de Dios. Esto no se logra ofreciendo algo propio.
¿Qué tan diferente es el Evangelio del agua y el Espíritu del Evangelio de la Cruz comparándose el uno con el otro? La gente no sabe la diferencia entre los dos Evangelios, pero en realidad son fundamentalmente diferentes el uno del otro. ¿Qué tan maravilloso sería si los pastores en este mundo fueran a predicar y enseñar el Evangelio del agua y el Espíritu a la congregación y primero, borrar los pecados de la gente y luego decirles de servir al Señor? Pero eso no es lo que hacen, sino que simplemente enseña el catecismo y bautizan a cualquier persona que asiste a la iglesia, sin condiciones. Cuando un miembro de la iglesia sirve bien, los pastores lo hacen un diácono, y si es aún más servil e hipócrita, lo hacen “anciano”. Si alguien en la congregación va mal en su negocio, le dicen que vaya a un seminario diciendo que Dios lo está llamando a través de estas dificultades. Algo está mal aquí. ¿Un cristiano va a un seminario teológico y se convertirse en un siervo de Dios sólo si resulta tener fracasos?
Debemos saber y creer claramente que Jesús es nuestro Dios y nuestro Salvador. Debemos creer así claramente. Como la Biblia dice: “Y conoceréis la Verdad y la Verdad os hará libres”, debemos conocer ‘esta Verdad’ sin lugar a dudas, es decir, el Evangelio del agua y el Espíritu. De lo contrario, iremos directamente al infierno desde nuestras bancas calientitas de la iglesia. Un famoso pastor dijo una vez que mientras aquellos fuera de la iglesia se fueran al infierno porque no conocieron a Jesús, el diablo se lleva innumerables cristianos al infierno desde los bancos de la iglesia. A pesar de que este pastor no tenía idea de cómo nacer de nuevo, sus palabras estaban en lo cierto, literalmente, porque sabía que había muchos cristianos que no han nacido de nuevo. ¿Qué quiero decir cuando digo que innumerable gente se va al infierno desde los bancos de la iglesia? Esto significa que a pesar de que las personas acuden a la iglesia regularmente, los que no deseen o se nieguen a creer en el Evangelio del agua y el Espíritu con toda seguridad, van al infierno.
Entonces, ¿qué es lo más urgente que usted debe saber y creer? Es nada menos que el Evangelio del agua y el Espíritu. Uno primero tiene que nacer de nuevo antes que pueda crecer en su fe, y entonces él puede hacer lo que está bien y servir al Señor. Sólo si se cree en el Evangelio del agua y el Espíritu, recibe el perdón de los pecados, y ha nacido de nuevo espiritualmente, entonces realmente puede crecer. Entonces, ¿cómo es posible crecer espiritualmente cuando ni siquiera han nacido de nuevo? ¿Puede un bebé crecer en el vientre de la madre, aún cuando no está embarazada?
Esto se conoce como embarazo imaginario, una condición en la que una mujer muestra todos los signos de embarazo a pesar de que no está realmente embarazada. Esto sucede a los animales también. Mi perra tenía una vez esta condición. Su abdomen le estaba creciendo como si estuviera preñada, pero cuando la llevé al veterinario, me dijeron que tenía un embarazo imaginario. Incluso los animales pasan por esto. Cuando se trata de la salvación, hay muchos cristianos que muestran esta salvación imaginaria. Es ridículo. Se imaginan que han sido salvados a pesar de que todavía tienen pecado diciendo, “Jesús, Tú eres mi Salvador. A pesar de que soy pecador, porque creo en Ti, Tú me apruebas como libre de pecado.” Esto es absurdo.
La Biblia dice: “Cree en el Señor Jesús. Usted y su familia serán salvados. El que reciba a Él, los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios. ¿Significa esto que cualquier persona se salva si sólo recibe a Jesús en la forma que decidan?” No, desde luego que no. Exacto, ¿Entonces, como lo recibimos a Él exactamente? Nosotros recibimos a Jesús sólo si aceptamos que Él nos ha salvado al venir a este mundo por el Evangelio del agua y el Espíritu. Debemos tener una comprensión clara de cuándo, dónde, cómo y por qué Jesús se convirtió en nuestro Salvador. La salvación sólo se alcanza si creemos en Jesús con una comprensión e idea claras. ¿Está bien decir simplemente que creemos aunque no lo entendamos muy bien?
Usted puede recibir a Jesucristo correctamente sólo cuando se conoce a detalle lo que ha hecho por usted. ¿Si alguno completamente desconocido pasara por su casa, sería imprudente el abrirle la puerta y darle la bienvenida gustosamente? No, por supuesto que no. En su lugar, diría: “¿Para que está aquí? ¿Qué le trajo aquí? Si usted no tiene ningún asunto, por favor, váyase.” Así como usted no daría la bienvenida a un extraño a su casa, del mismo modo Jesús no dará la bienvenida a cualquier persona que en realidad no lo conozca. Desafortunadamente los cristianos de hoy no conocen realmente a Jesús a pesar de que dicen creer en Él y así siguen. Están, en esencia, diciendo que confien en uno totalmente extraño. Pero esa fe ciega sin entender es inútil; antes de que realmente pueda creer en Jesús, primero hay que entender lo que ha hecho para salvarle.
Usted debe darse cuenta claramente que Jesús es su Salvador que vino a este mundo por el Evangelio del agua y el Espíritu. Usted debe creer en esta Verdad. Usted no debe solo salvajemente afirmar que cree en Jesús y predicar sobre Él sin conocer en realidad el Evangelio del agua y el Espíritu. Este Evangelio del agua y el Espíritu es dinamita. Trae la alegre noticia de que el Señor ha borrado todos los pecados del mundo. Sin embargo, demasiados cristianos son ignorantes de este verdadero Evangelio y dicen que cualquiera puede ser salvado solo si cree ciegamente en Jesús.
Cuando a este tipo de cristianos se les pregunta, “¿Desde que usted cree en Jesús, debe estar libre de pecado, no?”, y dicen, “No, eso no es necesariamente el caso. Aunque creo en Jesús, todavía tengo pecado, porque nadie está sin pecado.”
Entonces, “¿qué es lo que hace usted con los pecados diarios que comete?” Ellos responden:
“Ya he obtenido la remisión de mi pecado original por arrepentirme, pero tengo que seguir ofreciendo oraciones de arrepentimiento todos los días para recibir la remisión de mis pecados personales.”
“¿Así que me está diciendo que usted tiene pecado?”
“Sí, todavía tengo pecado en mi corazón.”
¿Cómo puede haber quedado algún pecado si el Evangelio es dinamita y ha explotado y destruido todo? Esto significa que ‘los cristianos pecadores’ todavía no conocen el Evangelio del agua y el Espíritu. Estas personas realmente no tienen idea de que Jesús es el Hijo de Dios y nuestro Salvador. El Señor vino a este mundo como el Hijo de Dios y habló la Verdad del Evangelio del agua y el Espíritu como Profeta. Y como el Sumo Sacerdote del Reino del Cielo, Él llevó sobre su cuerpo todos los pecados de la humanidad ‘de una vez por todas’ al ser bautizado, y haber derramado toda su sangre en la Cruz, al llevar sobre sus hombros todos los pecados de este mundo, haberse levantado de entre los muertos, y habernos salvado a través de esto por completo. Debemos tener un claro entendimiento de esta Verdad y creer en ello con toda claridad. Debemos aceptar esta Verdad del Evangelio con el corazón.
¿Reconoce la Verdad del Evangelio del agua y el Espíritu? Mientras que usted debe creer en Dios de corazón, esto no significa que usted puede arbitrariamente no pensar con la cabeza y permitir el abrumarse de sus propias emociones. Si se le salen las lágrimas, no deje que su propia emoción lo venza. ¿Por qué necesita llorar? Es posible ser fiel a su sentimiento al derramar lágrimas, pero una vez que las lágrimas se secan, usted tendrá una sensación diferente. Cuando lloras, te sientes abrumado por el dolor, pero ¿qué pasa cuando dejas de llorar? ¿Ese sentimiento no desaparece en poco tiempo? ¿No te pones a reír por algún programa cómico de televisión? Las emociones cambian, pero ¿qué hay del conocimiento? ¿También el conocimiento cambia? No, no cambia. ¿Qué pasa con la Verdad del Evangelio? ¿Cambia la Verdad? No, no lo hace. Es por eso que la fe no es sólo acerca de nuestras emociones, sino que se basa en nuestro conocimiento de la Verdad del Evangelio y nuestra voluntad de abrazar esta verdad. En otras palabras, primero tenemos que conocer la Verdad antes de poder creer en Él y aceptarlo voluntariamente.
Tenemos que conocer la justicia de Dios. Tenemos que saber acerca de la justicia, del pecado y del juicio. ¿Qué es la justicia de Dios? Es la obra de la salvación que Jesucristo ha cumplido por nosotros. ¿Qué es el pecado entonces? El rechazar o negarse a creer en esta justicia de Dios es el pecado más grande. No creer en el Evangelio del agua y el Espíritu es el más grave de los pecados. El mayor pecado es no creer que Jesús es el Hijo de Dios, el Creador y Salvador, y no creer que Él vino a este mundo para salvarnos a través del Evangelio del agua y el Espíritu. ¿Qué hay del juicio entonces? Es el juicio final que les espera a todos: El que no cree en la Verdad del Evangelio del agua y el Espíritu será arrojado al fuego eterno del infierno, pero todo el que crea en esta Verdad, entrará en la vida eterna.
La Verdad de la salvación es simple y clara para que todos la puedan entender y creer en ella. Si usted piensa que es demasiado tarde, piénselo otra vez, aún hay tiempo para que usted cambie ahora mismo y crea en el Evangelio del agua y el Espíritu. Todo lo que tiene que hacer es escuchar ahora la Palabra y creer en el. Eso es todo lo que tiene que ver con la fe. La fe es siempre constante. No importa si usted ha sido un cristiano por mucho tiempo o no, pero lo que importa es si usted cree en la Palabra del Evangelio del agua y el Espíritu exactamente ahora y en este preciso momento.
Confío y oro por que todos ustedes crean en este verdadero Evangelio y reciban el perdón de todos sus pecados de una vez por todas.