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דרשות

Tema 9: Romanos

[Capítulo 12] Renueva Tu Mente Ante Dios

“Así que, hermanos, os ruego por las misericordias de Dios que presentéis vuestros cuerpos como sacrificio vivo, santo y agradable a Dios, que es vuestro culto racional” (Romanos 12:1).
¿Cuál es este “culto racional,” el cual es traducido como “acto espiritual de adoración” en la Nueva Versión Internacional (NIV), que debemos dar a Dios? Dar culto racional a Dios significa ofrecer nuestros cuerpos a él para hacer su obra de justicia. Ya que somos salvos, necesitamos presentar nuestros cuerpos y ser aceptables a Dios para esparcir la justicia del evangelio. El culto racional que debemos dar a Dios es poner nuestros cuerpos separados en santidad para dárselos a él.
En el capitulo 12, Pablo habla acerca de lo que es nuestro culto racional. Es no conformarse a este mundo, sino ser renovado por la transformación de nuestras mentes, para que podamos probar cual es la perfecta buena y agradable voluntad de Dios.
El culto racional es dedicar todos nuestros cuerpos y corazones a Dios. Entonces, ¿cómo pueden los justos vivir tal vida ante Dios? Pablo dice que no debemos conformarnos a este mundo, sino que seamos transformados por la renovación de nuestras mentes y debemos ofrecer nuestros cuerpos para las justas obras de Dios. Creer en la justicia de Dios, mientras ofrecemos nuestros corazones y mentes, también es un culto racional a Dios.
Este pasaje es muy importante ya que nos dice que no debemos conformarnos a este mundo y que en vez de eso debemos servir a la obra de Dios y ser transformados por la renovación de nuestras mentes.
No podemos dar adoración espiritual sin que primero se renueven nuestros corazones. Aún los justos no pueden dar sus cuerpos o sus corazones a Dios si dejan de creer en su justicia.
Podemos ser influenciados por esta generación, igual que sucedió en la generación de Pablo. Debido a que vivimos en el centro de una corriente fluctuante de esta generación pecaminosa, si no hubiéramos creído en la justicia de Dios, inevitablemente estaríamos siguiendo la corriente de esta era. Aún los justificados que creen en la justicia de Dios no pueden evitar totalmente el ser influenciados por la corriente secular, ya que viven sus vidas con la gente mundana. Es por eso que la Biblia nos dice que no nos conformemos a este mundo.
Entonces, ¿cómo pueden los justos ofrecer una adoración racional, un sacrificio santo a Dios con todo su corazón y con todo su cuerpo, mientras se está expuesto en este mundo? Esto solo es posible creyendo en el evangelio del agua y el Espíritu que renueva nuestras mentes incesantemente. Los justos pueden conocer y seguir la buena voluntad de Dios cuando renuevan sus mentes y son transformados por su justicia.
Pablo no esta diciendo esto debido a su ignorancia en los asuntos mundanos. Ni está dando lecciones religiosas a los creyentes diciendo, “Seamos buenos,” mientras permanecen en la ignorancia de sus circunstancias y de sus habilidades. La razón por la cual Pablo esta motivándonos a renovar nuestros corazones para servir a Dios se debe a que él sabe muy bien que los creyentes también pueden ser llevados por los caminos de este mundo.
Hayas nacido de nuevo o no, los cuerpos físicos no son muy diferentes los unos de los otros. Pero existe una grande diferencia entre aquellos que han nacido de nuevo y aquellos que no, es la fe en la justicia de Dios. Solo los justos pueden seguir al Señor renovando incesantemente sus mentes mientras creen en el evangelio del agua y el Espíritu.
Entonces, ¿qué puede renovar nuestros corazones? La fe en la Palabra del evangelio que proclama nuestra liberación completa del pecado es lo que renueva nuestros corazones. El Señor ha perdonado todos los pecados que cometimos con nuestros cuerpos y mentes por nuestras debilidades e iniquidades en la carne. Las mentes de los justos pueden ser renovadas debido a que nuestro Señor ha perdonado todos los pecados del mundo con su bautismo y su sangre sobre la cruz. Nuestras mentes, en otras palabras, han sido renovadas debido a que creemos en la justicia de Dios.
Ahora, necesitamos tener un entendimiento correcto de lo que hacemos ante Dios. Debemos discernir su perfecta voluntad, lo que él quiere de nosotros y lo que los justos nacidos de nuevo deben hacer. Debemos renovar nuestros corazones en estas áreas y servirlo a él. La voluntad de Dios para nosotros es que ofrezcamos nuestros cuerpos y mentes, dedicándonos como sacrificios santos a él. Podemos darnos a él como sacrificio, cuando renovamos nuestras mentes. La renovación de nuestras mentes viene de creer que Dios ha quitado nuestros pecados.
Existe una diferencia entre aquellos que han nacido de nuevo y aquellos que no. Solo los justos pueden renovar sus mentes creyendo en la justicia de Dios. Nosotros, los justos, siempre podemos hacer las cosas que agradan a Dios por fe, limpiándonos y renovando nuestros corazones, y negando los deseos mundanos de la carne. Los justos son diferentes de los pecadores, ya que pueden renovar sus corazones y siempre servir y caminar con el Señor.
 
 

Debes de renovar tu corazón con tu fe
 

Existen muchas celebridades en la televisión. La gente de este mundo esta ocupada tratando de imitar los estilos y las modas de estas celebridades. Por la televisión nos podemos enterar de las últimas tendencias. Podemos abrir el mundo con un control remoto. ¿Acaso tu vida no se ha conformado a este mundo?
Siento que este mundo está cambiando rápidamente. Aunque usamos billetes ahora, eventualmente usaremos dinero electrónico y tarjetas de crédito. Si el perder estas tarjetas electrónicas se convierte en una molestia, nos será dicho que usemos códigos de barras en nuestras manos o en nuestras frentes para mayor comodidad. También creo que habrá muchos desastres naturales en ese tiempo. Dispongamos nuestros corazones para renovar nuestras mentes y proclamemos el evangelio de Dios antes de que ese tiempo llegue, para que nosotros, los justos, no nos conformemos a este mundo.
Yo pienso en servir a Dios cada vez que despierto. Deseo proclamar el evangelio diligentemente ahora, ya que contiene su justicia, ya que no será posible proclamar su Palabra cuando llegue el tiempo de poner códigos de barras en nuestras manos y frentes. Incansablemente estoy trabajando en seguir la voluntad de Dios. Tal vez seré capaz de descansar cuando llegue el día en que ya no pueda hacerlo. Talvez regale mis posesiones a los necesitados cuando llegue ese momento.
Pero por ahora, solo puedo seguir la voluntad de Dios, separado para el evangelio y no conformándome a este mundo. Muchos de los justos en Roma que fueron salvados por el evangelio predicado por Pablo estaban conforme el tiempo pasó, conformándose al mundo y alejándose del Señor. Debemos aprender de esto y no seguir sus pasos.
Pablo escribió este pasaje en ansiedad, ya que los creyentes en Roma se estaban conformando a este mundo. “Sus cuerpos se están conformando a este mundo, pero existe algo precioso que podemos hacer. Renueven sus mentes. ¿Acaso el Señor no ha redimido todos tus pecados? Recuerda el justo evangelio de Dios y piensa en lo que le agrada a él. Renueven sus mentes y hagan obras completas y aceptables, persistiendo espiritualmente, no carnalmente.” Esto es lo que Pablo advirtió a los creyentes en Roma, así como lo hace hoy a nosotros.
Aunque externamente pretendemos no conformarnos a este mundo, de hecho si lo hacemos. Aún así, podemos servir al Señor renovando nuestras mentes. Aunque en nuestra debilidad descubrimos lo duro que es no conformarse a este mundo, seguimos creyendo que nuestro Señor ha quitado todos nuestros pecados por la justicia de Dios. Así es como podemos servir a la justa obra de Dios, con nuestra fe en la justicia de Dios. Podemos seguir totalmente la buena y perfecta voluntad de Dios creyendo en él.
Debemos renovar nuestras mentes cada momento. Debido a que los justos, quienes están muertos a este mundo, somos más puros que la gente mundana, encaramos un riesgo mayor que la gente secular, de degenerar en pensamientos equivocados, mentes y cuerpos. Es por eso que debemos guardar nuestros corazones con fe en la justicia de Dios.
Ya que Cristo ha quitado todos nuestros pecados, nosotros solo necesitamos permanecer firmes en la fe, reafirmando el hecho de que nuestra fe ha sido hecha a la perfección. ¿Crees que nuestro Señor ha quitado todos tus pecados por la justicia de Dios? Si lo crees, entonces puedes hacer las obras de nuestro Señor en fe, sin importar toda la injusticia de tú pasado, ya que el Señor ha quitado de ti todo juicio y la condenación de tus pecados.Debemos renovar nuestras mentes creyendo en el evangelio del agua y el Espíritu. Esto es muy importante. Eventualmente todos dejaremos la iglesia y moriremos si no renovamos nuestras mentes creyendo en el evangelio del agua y el Espíritu en esta última era.
El vivir una vida de fe de renovación continua, es como andar en bicicleta cuesta arriba. El no renovar nuestra mente es como detenerse a la mitad de la subida y no darle a los pedales. Si no pedaleas, no solamente no avanzaras, sino que también retrocederás y te estrellaras.
El mismo principio se aplica a nuestra fe en la justicia de Dios. Vamos en bicicleta cuesta arriba. Es difícil alcanzar la cima por nuestra propia fuerza y voluntad. Necesitamos sostenernos firmemente de la justicia de Dios ya que seguimos aún en nuestra carne. No pasa un solo momento sin que tengamos un pensamiento carnal.
Nuestra voluntad en la carne es apta para rendirse fácilmente cada que nuestra fuerza se acaba. “Yo no puedo hacer esto. No me puedo adaptar a esto. El poder de mi voluntad es tan débil, pero el poder de la voluntad de ese hermano realmente es fuerte. Yo no tengo el poder, pero esa hermana tiene un gran poder. Yo soy tan débil comparado con aquellos hermanos y hermanas. Parecen ser idóneos para servir al Señor, pero yo no.” Cualquiera que no crea y se aferré a la justicia de Dios, eventualmente dejará de pedalear y se estrellará cuesta abajo.
¿Se aplica esto a un puñado de personas? Claro que no. Esto se aplica a todos. Un ciclista bien entrenado puede pedalear cuesta arriba con facilidad, pero a una persona débil le sería muy difícil. Sin embargo, el problema para los justos no está en su fuerza física–está en sostenerse firmemente en su fe en el evangelio del agua y el Espíritu. Es imposible llegar a la cima espiritual solo con la fuerza física. El ser fuerte o débil físicamente no tiene nada que ver con esto.
Recuerda que nadie puede vivir una vida de fe solo porque él/ella tiene una gran fuerza de voluntad. No debes compararte con otros y desmotivarte. Solo sostente de la justicia de Dios. El Señor nos sacará si incesantemente renovamos nuestras mentes con fe en la justicia de Dios. El evangelio de la salvación que recibimos será plantado en nuestros corazones y el Señor estará con nosotros si examinamos nuestros corazones diariamente. Debemos limpiar la impureza de nuestras mentes creyendo en la justicia de Dios y haciendo la obra del Señor.
Doy gracias a nuestro Señor por su gracia que nos ha permitido servirle a él por medio de la renovación de nuestras mentes. Nuestro Señor nos ha permitido correr a él siempre con nuestra fe.
 
 

Porque yo se que en mi no habita ningún bien
 

Pablo dice en Romanos 7:18, “Yo sé que en mí, a saber, en mi carne, no mora el bien. Porque el querer el bien está en mí, pero no el hacerlo.” Pablo sabía muy bien que no existía nada bueno en su carne. Que nada bueno habita en la carne, es la regla.
Pablo reconocía que nada bueno habitaba en su carne. Él sabía que no importaba que tanto amara la ley y que tanto se esforzara por vivir por ella, simplemente no podía hacerlo. El corazón quiere renovarse para seguir al Señor, pero la carne constantemente quiere retirarse de los campos de batalla.
Es por eso que Pablo se lamento en Romanos 7:21-24, “Por lo tanto, hallo esta ley: Aunque quiero hacer el bien, el mal está presente en mí. Porque según el hombre interior, me deleito en la ley de Dios; pero veo en mis miembros una ley diferente que combate contra la ley de mi mente y me encadena con la ley del pecado que está en mis miembros. ¡Miserable hombre de mí! ¿Quién me librará de este cuerpo de muerte?”
¿Cómo definió Pablo su cuerpo? Él lo definió como el “cuerpo de muerte.” ¿Qué hay con tu cuerpo? ¿No es también el cuerpo de muerte? ¡Claro que lo es¡ el cuerpo mismo es un cuerpo de muerte. Solo quiere cometer pecado e ir a donde el pecado abunde. “¡Miserable hombre de mí! ¿Quién me librará de este cuerpo de muerte?” Y esto es lo que Pablo dijo, “¡Doy gracias a Dios por medio de Jesucristo nuestro Señor! Así que yo mismo con la mente sirvo a la ley de Dios; pero con la carne, a la ley del pecado” (Romanos 8:25).
Pablo señalo que existen dos leyes. La primera es la ley de la carne. Solo busca seguir los deseos de la carne y habita en los pensamientos de la carne que son totalmente contrarios alo que a Dios le agrada.
La segunda es la ley del Espíritu de vida. La ley del Espíritu quiere guiarnos al camino correcto que Dios quiere que sigamos. La ley del Espíritu desea lo que es contrario a la ley de la carne. Nosotros los cristianos estamos atrapados en medio de las dos, tratando de decidir a donde ir.
Algunas veces continuamos siguiendo lo que la carne desea, pero cuando renovamos nuestra mente, seguimos la obra deseada de Dios por el Espíritu. La razón por la que hacemos esto–esto es, ofrecer nuestros cuerpos como sacrificio a Dios e inmediatamente después hacer los deseos de la carne–se debe a que todos tenemos carne. Por lo tanto, debemos renovar nuestras mentes siempre por el Espíritu Santo.
Aunque salvos, nos conformamos a este mundo fácilmente debido a que aún estamos en la carne. Debido a que todos los demás en este mundo viven sus vidas conformándose a este mundo, somos influenciados por ellos fácilmente. Por lo tanto, existe solo un camino por el cual podemos seguir a Dios, y ese camino es la renovación de nuestras mentes. Podemos vivir siempre por las renovaciones de nuestras mentes. Así es como podemos seguir a nuestro Señor, hasta que el venga de nuevo.
Si solo miramos a nuestra carne, ninguno de nosotros puede seguir las Justas obras de Dios y estaríamos condenados a la destrucción. Pero podemos seguir al Señor renovando nuestras mentes y sosteniéndonos de su justicia con todo nuestro corazón. Debemos renovar nuestras mentes y seguirlo a él. Es por eso que Pablo dijo en Romanos 8:2, “porque la ley del Espíritu de vida en Cristo Jesús me ha librado de la ley del pecado y de la muerte.”
Lo que la ley no pudo hacer ya que era débil por la carne, Cristo lo ha hecho por la justicia de Dios. Como afirma Romanos 8:3, “Porque Dios hizo lo que era imposible para la ley, por cuanto ella era débil por la carne: Habiendo enviado a su propio Hijo en semejanza de carne de pecado y a causa del pecado, condenó al pecado en la carne.”
Dios envió a su Hijo Jesucristo a este mundo y condeno nuestros pecados en su carne. “Condenó al pecado en la carne” quiere decir que todos nuestros pecados fueron quitados y así fuimos hechos sin pecado. Fuimos liberados de nuestros pecados creyendo en la justicia de Dios. Para cumplir con las demandas de la justicia de la ley, Dios envió a su Hijo para quitar todos nuestros pecados a través de su bautismo y sangre sobre la cruz y para salvarnos de todos los pecados del mundo.
Después de recibir esta salvación, aparecen dos clases de personas: aquellos que viven de acuerdo a la carne y ponen sus mentes en las cosas de la carne y aquellos que viven de acuerdo al Espíritu y ponen sus mentes en las cosas del Espíritu. Debes entender que los pensamientos de la carne te guían a la muerte, pero los pensamientos del Espíritu te guían a paz y vida. Las mentes carnales son enemistad contra Dios.
No nos sujetamos a la Ley de Dios y nunca podremos hacerlo (Romanos 8:7). Aún los justos nacidos de nuevo caerán en los pensamientos de la carne si ellos no renuevan sus mentes. Si no creemos que Dios ha quitado todos nuestros pecados y no renovamos nuestras mentes, fácilmente caeremos en las obras de la carne y no podremos seguir al Señor. Es por eso que siempre debemos renovar nuestras mentes.
Pablo dijo que nosotros, los justos nacidos de nuevo, podemos caer en la carne siguiendo los pensamientos de la carne o seguir los pensamientos del Espíritu renovando nuestras mentes. Estamos balanceándonos en medio de los dos. Pero Pablo aún dijo, “Sin embargo, vosotros no vivís según la carne, sino según el Espíritu, si es que el Espíritu de Dios mora en vosotros. Si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, no es de él” (Romanos 8:9).
Somos el pueblo espiritual de Dios. En otras palabras, somos su pueblo. Aunque seguimos los deseos del mundo y nos conformamos al mundo en nuestras debilidades, aún somos nacidos de nuevo. Caemos en la carne cuando ponemos nuestra mente en las cosas de la carne, pero debido a que tenemos al Espíritu Santo morando en nosotros, somos el pueblo de Cristo. Para ponerlo de otra manera, nos convertimos en los justos, el pueblo de Dios.
Pablo dijo, “Nuestros cuerpos han muerto por Cristo.” Y añadio, “Pero si Cristo está en vosotros, aunque el cuerpo está muerto a causa del pecado, no obstante el espíritu vive a causa de la justicia” (Romanos 8:10). Nuestros pensamientos espirituales deben de ser despertados. Aún somos débiles y nuestros cuerpos se pueden desviar fácilmente hasta el tiempo de nuestra muerte. Pero nuestras mentes y pensamientos siempre deben de ser renovados creyendo en la justicia de Dios.
Pongamos nuestros ojos en la justicia de Dios siempre que nos demos cuenta del deseo del pecado en nosotros. Entonces podremos saber que la justicia del Señor ha quitado todos nuestros pecados. Mira la justicia de Dios y cree. Da gracias a él por quitar todos nuestros pecados y piensa en las obras de Dios. Piensa acerca de lo que es la voluntad de Dios, perfecta y agradable a él. Entonces tu mente siempre será renovada.
Debemos renovar nuestras mentes por fe y poner nuestras mentes en las cosas que agradan a Dios. Es así como los justos deben vivir. Solo haciendo esto podemos seguir al Señor hasta su venida. Yo se que todos estamos cansados de nuestras vidas diarias. Es duro trabajar y es duro ir a la iglesia. Todos están enfrentando dificultades. En ocasiones, envidio a Jesús cuando el clamó en su muerte, “Consumado está.” Tengo confianza en que nosotros también podremos decir, “Consumado está,” y ser libre de todas estas tribulaciones.
La segunda venida de nuestro Señor está cerca. Hasta entonces, renovemos nuestras mentes sin conformarnos a este mundo. Ya que para seguir al Señor nuestros corazones necesitan sostenerse de la justicia de Dios, nuestras mentes deben de ser renovadas constantemente. Así es como podemos seguir al Señor hasta su venida. El tiempo está cercano.
Recientemente leí un artículo del periódico que mencionaba que el hoyo de ozono en el Antártico era tres veces más grande que los Estados Unidos. Leí también otro artículo acerca de la iniciativa de proyectiles de defensa. Este sistema es para derribar proyectiles en el aire y los experimentos preliminares han sido exitosos. Las implicaciones de estos desarrollos son claros: el ambiente será destruido paulatinamente, mientras que se multiplica la capacidad militar destructiva de muchas maneras.
Si un país aumenta su poder militar, ¿acaso sus rivales no aumentaran también su fuerza militar para igualarlos? Todas las naciones del mundo no estarán ociosas viendo a un país crecer en poder. ¿qué pasaría si se desatara la guerra entre estos grandes poderes?
Cuando algunas naciones tratan de desarrollar armas nucleares, los grandes poderes tratan de evitar que adquieran capacidad nuclear. Pero digamos que tales esfuerzos preventivos fallen y que el país en cuestión fuera capaz de adquirir armas de destrucción masiva y amenazara con usarlas. Entonces, el resto del mundo seguramente tratará de desarrollar nuevas armas para tratar con la situación.
Estas nuevas armas devastarían este mundo con fuerzas mayores que las armas nucleares. La guerra ya no es peleada con las armas del pasado. Matar seres humanos no será nada, ciudades enteras o países enteros serán borrados en un instante. La guerra nuclear no podrá localizarse, sino que llevará a una guerra mundial. Ya devastada por tal guerra, desastres aún mayores esperan al mundo en la forma de desastres naturales. La capa de ozono será destruida con mayor rapidez, marejadas y tormentas se levantarán por la deforestación. Entonces el anti-Cristo aparecerá con gran poder y conquistará este mundo.
Puede que digas que estoy llevando este escenario a los extremos, pero la naturaleza humana esta en su maldad fundamental. Las naciones construyen ejércitos y desarrollan nuevas armas, las cuales nunca serán usadas con buenos propósitos. Las armas nucleares solo pueden ser igualadas por la misma raza de armas de destrucción masiva. Las naciones se atacaran las unas a las otras, para que ellas mismas puedan sobrevivir. Otras naciones tratarán de dar balance poniéndose en contra de cualquier país que busque el dominio mundial. No importa cuales sean las intenciones, una vez hechas, las armas nucleares y las capacidades militares solo pueden ser usadas con malos propósitos.
Hace mucho, Pablo les dijo a los creyentes en Roma que no se conformaran a este mundo, sino que siguieran al Señor renovando sus corazones. Este es un pasaje muy apropiado para nosotros que vivimos en esta época. En estos últimos días debemos discernir lo que es la buena, agradable y perfecta voluntad de Dios y seguir al Señor con nuestra fe.
Aunque tenemos muchas limitaciones, nuestro Señor es el Dios Todopoderoso. El Todopoderoso habita en nosotros en la forma del Espíritu Santo. Aunque nuestros cuerpos físicos sean débiles, el Espíritu santo en nosotros es muy fuerte. El Espíritu santo renueva nuestras mentes por fe en la Palabra para que podamos seguir al Señor.
Dependamos todos en el poder del Espíritu Santo, renovemos nuestras mentes y sirvamos al Señor. Si el Señor regresa mientras estamos sirviéndolo a él, entonces vayamos con él. Hasta el día del regreso de Cristo, viviremos para proclamar la justicia de Dios. Renueva tu mente creyendo en la justicia de Dios. 
 
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La justicia de Dios es revelada en Romanos - Nuestro Señor Quien Llego a Ser la Justicia de Dios (II)