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דרשות

Tema 24: SERMONES PARA LOS QUE SE HAN CONVERTIDO EN NUESTROS COLABORADORES

[24-38] La circuncisión como Alianza de Dios (Génesis 17, 1-15)

(Génesis 17, 1-15)
«Era Abram de edad de noventa y nueve años, cuando le apareció Jehová y le dijo: Yo soy el Dios Todopoderoso; anda delante de mí y sé perfecto. Y pondré mi pacto entre mí y ti, y te multiplicaré en gran manera. Entonces Abram se postró sobre su rostro, y Dios habló con él, diciendo: He aquí mi pacto es contigo, y serás padre de muchedumbre de gentes. Y no se llamará más tu nombre Abram, sino que será tu nombre Abraham, porque te he puesto por padre de muchedumbre de gentes. Y te multiplicaré en gran manera, y haré naciones de ti, y reyes saldrán de ti. Y estableceré mi pacto entre mí y ti, y tu descendencia después de ti en sus generaciones, por pacto perpetuo, para ser tu Dios, y el de tu descendencia después de ti. Y te daré a ti, y a tu descendencia después de ti, la tierra en que moras, toda la tierra de Canaán en heredad perpetua; y seré el Dios de ellos. Dijo de nuevo Dios a Abraham: En cuanto a ti, guardarás mi pacto, tú y tu descendencia después de ti por sus generaciones. Este es mi pacto, que guardaréis entre mí y vosotros y tu descendencia después de ti: Será circuncidado todo varón de entre vosotros. Circuncidaréis, pues, la carne de vuestro prepucio, y será por señal del pacto entre mí y vosotros. Y de edad de ocho días será circuncidado todo varón entre vosotros por vuestras generaciones; el nacido en casa, y el comprado por dinero a cualquier extranjero, que no fuere de tu linaje. Debe ser circuncidado el nacido en tu casa, y el comprado por tu dinero; y estará mi pacto en vuestra carne por pacto perpetuo. Y el varón incircunciso, el que no hubiere circuncidado la carne de su prepucio, aquella persona será cortada de su pueblo; ha violado mi pacto. Dijo también Dios a Abraham: A Sarai tu mujer no la llamarás Sarai, mas Sara será su nombre».
 
 

Ser circuncidado espiritualmente

 
En Génesis 17 Dios nos está enseñando todo sobre la circuncisión. La definición de la palabra circuncisión en el diccionario significa “la eliminación del prepucio de un varón”. Más específicamente la eliminación quirúrgica del prepucio del pene. Dios dijo que no solo los israelitas, sino todo el mundo debe ser circuncidado. Añadió que los que son circuncidados pertenecen a Dios, pero los que no son expulsados de Su pueblo. 
Cuando Abraham, el padre de la fe cumplió los 99 años de edad, Dios se le apareció y le dijo: “Soy Dios Todopoderoso”. Como dijo que es todopoderoso. La razón por la que les estoy diciendo esto es que Dios hizo que Abraham fuese justo cuando le obedeció y creyó en Su Palabra por completo. Leamos Génesis 15. Cuando Dios se le apareció a Abraham, le dijo: “El heredero de mi casa es Eliezer de Damasco” y Dios le contestó: “Este no será tu heredero, sino que tendrás uno que saldrá de tu propio cuerpo”. Entonces lo sacó fuera y le dijo: «Mira ahora los cielos, y cuenta las estrellas, si las puedes contar». Y le dijo: «Así será tu descendencia». Y creyó en el Señor y le fue contado como justiciar (Génesis 15, 5-6). 
¿Qué significa todo esto? Abraham creyó en la Palabra de Dios y Dios contó esto como justicia y le hizo justo. Dios hizo a Abraham justo e hijo Suyo a través de Su Palabra. Después de que Dios hiciese justo a Abraham, ordenó que todo niño varón en su casa fuese circuncidado sin falta. Hizo esto porque el Señor Dios mencionó la importancia de la circuncisión y sus implicaciones. 
 
 
¿Por qué es tan importante la circuncisión espiritual?
 
Leamos la Palabra de Dios detalladamente para averiguar por qué consideró la circuncisión tan importante. Dios le dijo a Abraham: “Camina ante Mí y sé recto”. Dios quiso que fuera completo en todas las cosas. 
Dios también nos dice que estemos por encima de todo reproche. Nos pide que estemos completos en nuestra fe. Si no tenemos fe, no podemos estar completos, aunque el Señor nos lo diga. Sin embargo, quien crea en Dios completamente está completo. Aunque seamos seres humanos insuficientes, estamos completos por nuestra fe en Dios. Cuando pensamos en este mandamiento de Dios de ser rectos, nos damos cuenta de que estamos sin culpa ante Dios y podemos caminar así ante Dios. Nuestras mentes, por supuesto, son inestables e insuficientes de todas las maneras, pero podemos estar sin culpa cuando creemos en Dios. Podemos estar sin culpa y caminar sin culpa por esta fe en Dios. No somos seres que puedan permanecer inestables e insuficientes para siempre. 
Dios nos está enseñando acerca de la circuncisión a través de Abraham y creo que esta instrucción es para los que estamos escuchando Su Palabra aquí hoy. Dios le dijo a Abraham que estuviese sin culpa. Esto significa que nosotros también debemos estarlo. Entonces, debemos averiguar por qué Dios dijo esto. 
En Génesis 17, 2 Dios dijo: «Y pondré mi pacto entre mí y ti, y te multiplicaré en gran manera». Dios dijo que haría un pacto con Abraham y lo multiplicaría. Este pacto es la promesa de la Palabra de Dios. Después de hacer un pacto entre ellos, Dios multiplicaría a Abraham y a sus descendientes a través de Su promesa. Esta promesa es cierta para todos los que tienen la misma fe que Abraham. 
Entonces, ¿cuál era este pacto? Este pacto era la circuncisión. En otras palabras, la promesa de Dios estaba basada en la circuncisión. Cuando Dios hizo esta promesa, dijo: “Si te circuncidas, serás Mi pueblo y Yo seré tu Dios. Si tus descendientes son circuncidados, serán también Mi pueblo y les daré la tierra de Canaán”.
Si es así, hermanos y hermanas, ¿no deberíamos ser circuncidados? ¿Está bien no ser circuncidados? ¿Qué significa precisamente este mandamiento de Dios? ¿Deberían ser circuncidados? Sí, absolutamente. Es necesario que seamos circuncidados. Por tanto, todos debemos circuncidarnos. La circuncisión no es una opción, sino que es obligatoria. Dios le dijo a todo el mundo, incluyendo Abraham, que haría un pacto con nosotros y nos multiplicaría en abundancia. Dijo que deberíamos ser circuncidados para que la promesa se cumpliese. 
Hermanos y hermanas, ¿pueden imaginarse cómo Dios puede multiplicarnos? Dios es la fuente de todas las bendiciones. Nos lo prometió claramente con Su propia Palabra. Dios está confirmando esta promesa a través de las Escrituras de hoy. Está haciendo esto a través del pacto de la circuncisión. Dios se le apareció a Abraham, quien recibió la remisión de los pecados al creer en la Palabra de Dios. Y le dijo a Abraham: “Soy tu Dios y el de tus descendientes. Té daré esta tierra de Canaán. Tus descendientes serán reyes”. ¿Qué dijo que deberíamos hacer para que esta promesa se hiciese realidad? Es cierto. Nos dijo que deberíamos ser circuncidados para mostrarle que le obedecemos y creemos en Él. 
 
 
Si no fuésemos circuncidados espiritualmente, no seríamos justos y prósperos
 
Como he mencionado anteriormente, la circuncisión significa la extracción del prepucio. Abraham se convirtió en justo al obedecer la Palabra de Dios y creer en ella. “Haré que tus descendientes sean tan numerosos como las estrellas del cielo”. Dios se le volvió a aparecer a Abraham y dijo: “Haré un pacto entre tú y Yo y te multiplicaré en abundancia. Debes ser circuncidado. Este es el pacto entre tú y Yo”. ¿Qué significa esto? Dios está reafirmando este mandamiento de que Abraham está sin culpa a través de la Palabra de la promesa, es decir, mediante la circuncisión. La Palabra de la promesa era la promesa de la circuncisión. 
Abraham fue circuncidado después de haber recibido esta promesa. Entonces, ¿cuál es la promesa de Dios para nosotros? Su promesa es la siguiente: “Seré tu Dios si te deshaces de tus pecados. Soy el Dios Todopoderoso. Te dejaré sin pecados”. El hecho de que Abraham fuese circuncidados muestra que se quedó sin pecados y se convirtió en un hombre justo al creer en esta Palabra de la promesa de Dios. De hecho, Abraham se convirtió en un hombre noble después de haber creído y ser circuncidado según la promesa de Dios. ¿Cómo cumple Dios Su promesa para nosotros hoy? Dice: “Eliminaré tus pecados completamente. Seré tu Dios al tomar todos tus pecados como te prometí. Soy perfecto. Soy el Dios Todopoderoso. Así que puedo eliminar todos los pecados completamente. Puedo hacerte santo para que heredes la tierra de Canaán, que es el Cielo”. Esta es la Palabra de la promesa de Dios como signo de la circuncisión. 
Dios dijo que la circuncisión no es una opción, sino que es un mandamiento el que debemos ser circuncidados. Esto se debe a que el signo de la promesa de Dios es la circuncisión. Al eliminar la parte más sensible de nuestro cuerpo, Dios nos prometió cortar nuestros pecados. Dios le dijo a Abraham: «Y pondré mi pacto entre mí y ti, y te multiplicaré en gran manera». Esto significa que Dios cortará todos nuestros pecados completamente y nos dará la bendición de la remisión de los pecados a todos los que obedezcamos y creamos en Su Palabra. 
 
 

A través de la circuncisión del corazón los pecados pueden ser eliminados completamente. 

 
Hermanos y hermanas, ¿por qué estamos hablando de la circuncisión? Porque es el signo de la promesa de Dios. Dios nos dio la Palabra de promesa. Dijo claramente que eliminaría todos nuestros pecados. Los que no están circuncidados no pueden ser salvados. Lo mismo ocurre con los que no obedecen el Evangelio del agua y el Espíritu y por tanto no pueden entrar en el Reino de Dios. 
Dios siempre hace promesas con Su Palabra. En el libro de Génesis, Dios hizo esta promesa: 
«Y pondré enemistad entre ti y la mujer, 
y entre tu simiente y la simiente suya; 
ésta te herirá en la cabeza, 
y tú le herirás en el calcañar» (Génesis 3, 15). 
Dios siempre cumple Sus promesas. ¿Cómo se cumplió la promesa anterior? Envió a Jesucristo, la semilla de una mujer, e hizo que Jesús tomase todos los pecados y que fuese crucificado al ser herido Su talón. En otras palabras, Su promesa fue que Dios mismo sería castigado para poder eliminar los pecados de Su pueblo, que Satanás había metido en él; y Su promesa fue cumplida por completo. Dios confirmó Su promesa con Su Palabra para poder dar el Reino de Dios a los que creen en Su Palabra, y así cumplió tres promesas. 
Hermanos y hermanas, Dios prometió que nos dejaría sin pecados y nos llevaría al Cielo. Y nos dijo que cortásemos el prepucio como un signo de Su promesa. Entonces nos dijo que circuncidásemos nuestros corazones (Deuteronomio 10, 16; 30, 6; Romanos 2, 29, Hechos 7, 51). Dios hizo una promesa con Su Palabra de que eliminaría todos nuestros pecados y cumplió esta promesa para los que creemos en ella. Su promesa era unilateral y la eliminación de los pecados también era unilateral. Dios es el Dios Creador que hizo los cielos y la tierra con Su Palabra. De la misma manera nos creó y nos hizo hijos Suyos con Su Palabra. 
Dios dijo: «Y pondré mi pacto entre mí y ti, y te multiplicaré en gran manera». Hermanos y hermanas, ¿no van a decir amén a esta Palabra? Sí, Dios nos lo prometió. Hizo una promesa clara a Abraham de que cumpliría este pacto y le multiplicaría en abundancia. Todo el mundo debe confesar: “Creo que Dios me hará esta promesa. Creo en Ti”. Estoy seguro de que Dios multiplicará a los descendientes de los justos cuyos pecados hayan sido eliminados al ser circuncidados. Estoy seguro de que multiplicará a los justos cuyos pecados han sido eliminados, tantos como las estrellas del cielo. 
 
 

Nos hemos convertido en justos al creer en Su promesa

 
Dios le prometió a Abraham que se convertiría en su Dios y le dijo que fuese circuncidado como signo de que había cumplido esta promesa. Creo que Dios nos está diciendo lo mismo. Sus almas deben ser circuncidadas al confiar en esta promesa. Nos hemos convertido en hijos de Dios al creer en Su promesa. Gracias a Su Palabra de promesa nos hemos convertido en hijos de Dios justos. Dios nos ha hecho esta promesa clara. Y según esta promesa de salvación hemos recibido la remisión de los pecados y nos hemos convertido en Sus hijos. 
Algunas personas consideran que la circuncisión es opcional, pero la Biblia dice claramente: «La circuncisión es la del corazón» (Romanos 2, 29). En el libro de Génesis, Dios le advirtió a Abraham que, si sus descendientes no eran circuncidados, serían separados de Él. Hizo hincapié en la importancia de la circuncisión de manera clara y concisa. ¿Qué creen que significa esto? Significa que no es opcional. Quien quiera ser parte del pueblo de Dios e ir al Cielo debe recibir la remisión de los pecados sin falta. Solo aquellos cuyos pecados hayan sido eliminados a través de la circuncisión pueden entrar en el Cielo. Es mentira que puedan ser bendecidos e ir al Cielo solo por creer en Jesús, aunque tengan pecados en sus corazones. La circuncisión del corazón es obligatoria. Quien quiera ir al Cielo debe hacer que sus pecados sean eliminados a través de la circuncisión del corazón. Dios nos está diciendo que deberíamos recibir la remisión de los pecados al creer en Su promesa. 
 
 

El Cielo pertenece a los que están circuncidados

 
¿A quién dijo Dios que pertenece el Reino de los Cielos? Dijo que pertenece a los que están circuncidados en el corazón. Los que no están circuncidados nunca serán ciudadanos en el Reino de los Cielos. En otras palabras, los pecadores no pueden entrar en el Cielo pase lo que pase. Esto es lo que Dios dijo a nuestro padre de la fe, Abraham. Hermanos y hermanas, ¿vamos a ir al Cielo o no? Como estamos circuncidados en nuestros corazones y hemos recibido la remisión de los pecados, vamos a ir al Cielo sin duda. Esto está garantizado. ¿No es cierto? Dios dijo claramente que los que creen en Su Palabra de promesa y son circuncidados se convertirán en Su pueblo. Dios le dijo a Abraham: “Haré un pacto eterno contigo y tus descendientes, y seré tu Dios y el de tus descendientes”. De la misma manera, cuando estamos circuncidados de corazón, nos convertimos en el pueblo de Dios y entramos en el Reino de Dios como Abraham. 
 
 

La circuncisión del corazón es extremadamente importante

 
Debemos ser circuncidados de corazón. En otras palabras, debemos recibir la remisión de los pecados. Incluso entre los cristianos hay personas que preguntan: “¿Dónde pone eso? ¿Dónde hay una lógica que divide a los pecadores de los justos? ¿Acaso no está bien creer en Jesús como queramos? ¿Por qué creéis que vuestra fe es la única fe verdadera?” Si Dios no le hubiese dicho a Abraham que fuese circuncidado en Génesis 17, entonces podrían tener razón. Sería como así si Dios le hubiese dicho a Abraham que la circuncisión era opcional. Pero, ¿qué dijo Dios? Dijo que debía ser circuncidado. Avisó que sería expulsado del pueblo de Dios si no era circuncidado. 
Dios le dijo a Abraham: «Yo soy el Dios Todopoderoso; anda delante de mí y sé perfecto». ¿Qué significa esto? Está diciendo que podemos ser perfectos a través de Su promesa. A través de esta promesa de que eliminaría nuestros pecados, podemos estar completos. De hecho, Dios eliminó nuestros pecados con Su Palabra. Dios circuncidó nuestros corazones. Hermanos y hermanas, por favor, tengan esto en cuenta. Los que no han sido circuncidados en sus corazones, se apartarán del camino de la fe y acabarán en el infierno. El no ser circuncidado es ir al infierno. Por supuesto, no es necesario preguntar si la gente ha sido circuncidada cuando predicamos el Evangelio. Algunas personas podrían decir: “¿Qué es la circuncisión?”. Entonces responderían: “Si no han sido circuncidados todavía, esto significa que todavía son pecadores”. Aquí en Génesis 17, 14 está escrito: «Y el varón incircunciso, el que no hubiere circuncidado la carne de su prepucio, aquella persona será cortada de su pueblo; ha violado mi pacto». Si vamos por este camino, entonces acabaremos en discusiones sin fin. No pueden predicar el Evangelio con estas controversias. La circuncisión del corazón denota la remisión de los pecados al creer en la Palabra de la salvación de Dios, es decir, el Evangelio del agua y el Espíritu. 
Hermanos y hermanas, ¿cómo se convirtieron en personas perfectas? Nos hicimos perfectos a través de nuestra fe en la Palabra de la promesa de Dios. Por tanto, no puede ser cancelada. Dios nos hizo una promesa a los seres humanos, y estamos perfectamente sin pecados al ser circuncidados en nuestros corazones, lo que es irreversible. Muchos cristianos en este mundo dicen que no hay persona justa en este mundo citando Romanos 3, 10, pero esto no es cierto. De la misma manera en que Dios le prometió a Adán y Eva que les salvaría, tambien a los descendientes de Abraham y a toda la gente del mundo prometio que eliminaría todos sus pecados. Si creemos en esta promesa, todos seremos justos. Abraham se convirtió en un hombre justo cuando dijo “amén” a la promesa de Dios de que multiplicaría a sus descendientes como las estrellas del cielo. Abraham se convirtió en un hombre justo al creer en esta Palabra de promesa. 
Dios le prometió a Abraham: “Multiplicaré a tus descendientes hasta que sean tantos como las estrellas del cielo”. Cuando Abraham creyó en esta Palabra de todo corazón, Dios la contó como justicia y le dio la bendición de la remisión de todos sus pecados. ¿Y qué hay de nosotros? Nos prometió que limpiaría nuestros pecados tan blancos como la lana. ¿Acaso no creímos en esta promesa? Sí, creímos. La promesa de Dios se ha cumplido a través de Jesucristo, y hemos recibido la remisión de los pecados al creer en Jesucristo. 
Entonces, ¿qué significa la circuncisión? Nuestra circuncisión es como creer en la Palabra de Su promesa. De esta manera, nos hemos convertido en justos al recibir la remisión de los pecados a través de nuestra fe en la Palabra de promesa, es decir, la circuncisión del corazón. ¿Han sentido alguna vez como si su fe se hiciese inestable e imperfecta mientras viven una vida de fe? Si se han sentido así, no tienen por qué hacerlo más. Hemos comprobado que somos personas justas que han recibido la remisión de los pecados a través de la Palabra que Dios le dio a Abraham. Para tener una fe correcta en Jesús debemos conocer a Abraham y entender lo que Dios le dijo, y cómo se convirtió en un hombre justo. En Génesis 17 Dios le prometió a Abraham que le multiplicaría y muchas personas justas saldrían de él. Y cuando creyó en esta Palabra de promesa Dios le hizo un hombre justo y padre de la fe. 
 
 
“Señor Dios, creemos en Tu promesa”
 
Los seres humanos somos sucios. Sin embargo, nos convertimos en personas justas cuando creemos en Jesucristo y Su Palabra. Nos convertimos en justos al creer en Él. Nos convertimos en hijos de Dios y entramos en el Reino de los Cielos al creer en Su promesa de que será nuestro Dios. Dios nos prometió que nos multiplicaría en abundancia. Sé que Dios lo hará. Así que deben confesar lo siguiente: “Querido Dios, creo en Ti. Creo en Tu promesa”.
¿Nos hemos convertido en personas perfectas a través de la alianza de Dios todos los santos de nuestras Iglesias afiliadas de The New Life Mission por todo el país? Sí. ¿Se ha hecho esto realidad mediante una doctrina cristiana que nos hemos inventad? No, esto nunca se ha cumplido por algo que nos hayamos inventado. Se ha cumplido mediante la promesa de Dios hecha a Abraham. Se ha cumplido mediante la promesa que Dios les hizo a Adán y Eva. Nos hemos convertido en los justos a través de la promesa de Dios hecha a Abraham y Moisés. Como lo prometió, los verdaderos creyentes nos hemos convertido en justos. Somos perfectos. Aunque somos menos en número ahora, seremos multiplicados en abundancia en el futuro cercano. Hermanos y hermanas, somos seres perfectos. Somos perfectos a los ojos de Dios. Dios hizo la promesa y la ha cumplido por nosotros; así que no podemos seguir siendo pecadores, ya que hemos recibido la remisión de los pecados al creer en esa promesa. Somos completamente perfectos. Y nuestra fe en Su Palabra es completa. 
Dios le dijo a Abraham que le haría padre de muchas naciones. “Hago un pacto contigo y tú serás el padre de muchas naciones”. Hermanos y hermanas, ¿quién es el Maestro del universo? Es Dios Todopoderoso. De la misma manera en que Dios prometió a Abraham que le haría el padre de muchas naciones, los santos nacidos de nuevo que han recibido la remisión de los pecados también se han convertido en maestros de este mundo. Quiero que se conviertan en maestros del mundo al creer en esta Palabra. Así que, no deben de ser esclavos de este mundo. Cuando se convierten en maestros de este mundo, todo el mundo se someterá a ustedes. Cuando nos convertimos en maestros de este mundo al creer en la promesa de Dios, podemos reinar sobre todo lo que hay en el mundo. ¿Quién era el maestro del mundo antiguo? Abraham. Y hoy los maestros son los que hemos nacido de nuevo al creer en la Palabra de Dios. Somos los maestros de este mundo presente. Dios declaró: “Haré un pacto contigo y tú serás el padre de muchas naciones”.
Como saben bien, Abraham es el padre de la fe. Allá donde fuese, la gente se sometía a él y le obedecía. Reinaba sobre todo el mundo conocido en aquel entonces. Cuando confiamos en Dios de todo corazón podemos hacer lo mismo. Debemos poner nuestra fe en esto. Si no tenemos esta fe, acabaremos viviendo siendo esclavos de este mundo. Así que debemos orar: “Querido Dios, confiamos en Ti. Creemos que nos has permitido reinar en este mundo. Creemos que nos has hecho maestros de este mundo. Danos una fe valiente y fuerte”.
 
 

Somos los descendientes de Abraham

 
Todos los versículos de la Biblia relacionados con Abraham tratan de la fe. Leamos los versículos 7 y 8 del pasaje de las Escrituras de hoy. Dice: «Y estableceré mi pacto entre mí y ti, y tu descendencia después de ti en sus generaciones, por pacto perpetuo, para ser tu Dios, y el de tu descendencia después de ti. Y te daré a ti, y a tu descendencia después de ti, la tierra en que moras, toda la tierra de Canaán en heredad perpetua; y seré el Dios de ellos».
Dios dijo que establecería Su pacto con Abraham y sus descendientes para ser Dios para ellos para siempre. Este pacto fue establecido basado en la circuncisión. En otras palabras, Dios hizo esta promesa cuando recibió la remisión de los pecados al creer en Su Palabra. Dios dijo que sería Dios para los descendientes de Abraham a través de la circuncisión. Nosotros somos los descendientes de Abraham. El Creador Dios hizo este pacto con nosotros y se convirtió en nuestro Dios. El Dios Todopoderoso se convirtió en Dios para nosotros, los que hemos recibido la remisión de los pecados en nuestros corazones. No es el Dios de cualquiera, sino que es el Dios de los que han recibido la remisión de los pecados. ¿Creen en esta verdad de que Dios es el Dios de los que han recibido la remisión de los pecados? ¿Creen que Dios es su Dios? Dios es nuestro Dios. Dios no es el Dios de los que no han recibido la remisión de los pecados o no han recibido la circuncisión de los pecados en sus corazones. Él es Dios para nosotros, los que hemos sido circuncidados basándonos en Su Palabra de la promesa. Debido a esta fe pura, sé que Dios se ha convertido en nuestro Dios, nuestro Pastor que nos llevará por el camino correcto y cuidará muy bien de nosotros. 
Dios prometió a Abraham: “Haré un pacto contigo y te multiplicaré en abundancia”. Abraham se convirtió en un hombre justo al creer en ese pacto y engendró a Isaac. El nombre de Isaac significa “se ríe”. La risa sale de una persona cuando recibe la remisión de los pecados en su corazón al aceptar a Dios como su Dios. Hace que se ría desde lo más profundo de su corazón. 
Dios le prometió a Abraham: “Haré un pacto eterno con ustedes y seré tu Dios y el de tus descendientes”. Los descendientes en este contexto se refieren a nosotros. Sé que Dios se convertirá en nuestro Dios. Creo que seremos personas justas a través de esta Palabra de Dios. Sé que Dios se ha convertido en nuestro Dios, el de los que han recibido la remisión de todos sus pecados. Le doy gracias a Dios por esto. Dios es nuestro Dios sin duda. No es el Dios de los pecadores, sino el Dios de los santos que creen en Él correctamente. Es el Dios de los que han recibido la remisión de los pecados al creer en la Verdad. 
 
 
Los que estamos circuncidados y somos los maestros de este mundo han recibido una gran garantía
 
Es maravilloso que Dios se haya convertido en nuestro Dios y nos haya hecho completos. Es una bendición a través de Jesús el que tengamos esta garantía, esta seguridad en nuestro corazón. No tenía esta convicción fuerte en mi corazón en el pasado, pero desde que empecé a creer en Jesús y en Su Palabra de promesa correctamente, todo se hizo claro. Solía ser muy indeciso y a menudo los vendedores ambulantes se aprovechaban de mí. Con este corazón tan lleno de dudas solía comprar muchas cosas que no eran necesarias. Me pasaba lo mismo en mi vida de fe. No podía poner mi fe en una cosa correctamente, e hiciese lo que hiciese, me engañaba. Pero ya no me dejo engañar más. Esto se debe a que tengo una fe fuerte en la Palabra de Dios y creo firmemente que soy el maestro del mundo. 
Hermanos y hermanas, cuando tienen fe en la Palabra de Dios de esta manera, nunca serán engañados. ¿Cómo de precisa es la Palabra de Dios? Dice: “Haré un pacto con ustedes y tus descendientes y me convertiré en tu Dios y en el de tus descendientes”. Al creer en esta Palabra de promesa, Abraham recibió la remisión de los pecados al ser circuncidado. 
Lo mismo me ocurrió a mí. Recibí la remisión de los pecados y fui circuncidado a través de la Palabra de Dios. Tengo la señal de esta fe como la de Abraham. Los pecados en mi corazón fueron extraídos y pasados a Jesucristo cuando fue bautizado, quien los eliminó. Ahora tengo la marca en mi corazón que muestra que nuestros pecados fueron eliminados. Esta marca está grabada con la justicia de Dios. Justo donde mis pecados fueron eliminados la justicia de Dios fue grabada, probando que me he convertido en un hijo de Dios a través del bautismo y la sangre de Jesucristo. 
Espero que crean de todo corazón que Dios es nuestro Dios. Dios dijo esto no solo a Abraham, sino a todos nosotros. Dios dijo en el versículo 8: «Y te daré a ti, y a tu descendencia después de ti, la tierra en que moras, toda la tierra de Canaán en heredad perpetua; y seré el Dios de ellos». Este pasaje de las Escrituras es también para nosotros. Como nos había prometido, Dios nos dio la tierra de Canaán a todos, es decir, el Reino de los Cielos, como posesión eterna. La tierra de Canaán en la Biblia simboliza el Cielo, el lugar de donde brota leche y miel. 
Vemos que todo hombre de fe en la Biblia había entrado en la tierra de Canaán. ¿Qué significa esto? Esto implica que la gente que cree en el Señor y Su Palabra correctamente, recibe la remisión de los pecados y va al Cielo. Dios creó el Cielo de esta manera y permitió que solo los que están circuncidados en sus corazones entren en el Cielo. Y Dios prometió que sería el Dios de todo el que tiene la misma fe que Abraham, Isaac y Jacob, como Él quiere. Sé que el Dios de las bendiciones, que se convirtió en el Dios de Abraham, se ha convertido en nuestro Dios. Le doy gracias a Dios por darme esta fe. 
«Dijo de nuevo Dios a Abraham: En cuanto a ti, guardarás mi pacto, tú y tu descendencia después de ti por sus generaciones. Este es mi pacto, que guardaréis entre mí y vosotros y tu descendencia después de ti: Será circuncidado todo varón de entre vosotros. Circuncidaréis, pues, la carne de vuestro prepucio, y será por señal del pacto entre mí y vosotros. Y de edad de ocho días será circuncidado todo varón entre vosotros por vuestras generaciones; el nacido en casa, y el comprado por dinero a cualquier extranjero, que no fuere de tu linaje. Debe ser circuncidado el nacido en tu casa, y el comprado por tu dinero; y estará mi pacto en vuestra carne por pacto perpetuo» (Génesis 17, 9-13).
El pasaje anterior significa que solo los que están circuncidados son verdaderamente justos. Dios le dijo a Abraham aquí que él y sus descendientes deben cumplir el pacto. ¿Quiénes son estos descendientes de Abraham? La gente dice que los seres humanos somos descendientes de Adán. Es cierto. Todo el mundo es descendiente de Adán. En otras palabras, todos somos descendientes de un hombre. Pero Dios les ordenó a todos los varones que fuesen circuncidados. Este es el pacto de la circuncisión de Dios. Es el pacto de Dios para eliminar los pecados de nuestros corazones y para que nazcamos de nuevo como los justos. Todos los seres humanos nacen como descendientes de Adán, es decir, pecadores. Por tanto, necesitan ser circuncidados para convertirse en descendientes de Abraham. No podemos convertirnos en hijos de Dios por sangre. Esto no se puede conseguir por la carne ni por la voluntad humana. Incluso un siervo de Dios debe ser circuncidado. Dios dijo que todo hijo varón debe ser circuncidado, así como cualquiera que sea comprado con dinero. 
Dios le dijo a todo varón que fuese circuncidado. Les pidió que fuesen circuncidados. Como Dios dijo esto, todos los seres humanos deben ser circuncidados sin falta. Sin ser circuncidados no podemos convertirnos en el pueblo de Dios. Dios le dijo a Abraham que sus descendientes debían ser circuncidados también. “Debes ser circuncidado y también todos tus descendientes después de ti en todas sus generaciones”. Esto significa que solo la circuncisión puede llevar a todo el mundo a la remisión de los pecados. Sean quien sean deben ser circuncidados para convertirse en el pueblo de Dios. ¿Qué pasaría si pensasen: “Mi padre ha recibido la remisión de los pecados, pero ¿es necesario que sea circuncidado? ¿Deberían todos los pecadores recibir la remisión de los pecados? ¿Puede optar por no recibir la remisión de los pecados?”. Por favor, recuerden lo siguiente: Dios declaró que solo los que han recibido la remisión de los pecados pueden convertirse en Su pueblo. Y quien tenga pecados todavía será expulsado del Reino de los Cielos. Por tanto, debemos ser circuncidados de corazón ante Dios. Podemos convertirnos en el pueblo de Dios solo si hemos recibido la remisión de los pecados ante la presencia de Dios. ¿Entienden que esta circuncisión y la Palabra del pacto son lo mismo? Confíen en esta Verdad. La circuncisión y la remisión de los pecados son las señales de que Dios nos salvaría. 
Cuando Abraham creyó esta promesa de Dios, se convirtió en justo y entonces Dios le dijo que fuese circuncidado como un signo. Les dice a sus descendientes que sean circuncidados de esta manera también. La promesa que Dios le hizo a Abraham fue la siguiente: “Haré que tus descendientes sean tan numerosos como las estrellas del cielo. Limpiaré vuestros pecados pesados para siempre”. Y esta es la promesa que se le da a todo el mundo. Dios quiere que seamos justos como Abraham al creer que el Señor fue circuncidado en nuestros corazones. Eliminó todos los pecados de nuestros corazones y los eliminó completamente. ¿Creen en esto?
Deben darse cuenta de lo importante que es ser circuncidado. Dios le dijo: “Debéis ser circuncidados en la carne de vuestros prepucios. Esto será un signo del pacto entre nosotros”. Queridos hermanos, debemos cortar los prepucios de nuestros corazones y los pecados de nuestros corazones sin falta. Y debemos creer que Jesucristo tomó nuestros pecados. Debemos eliminar nuestros pecados con esta fe. Esta es la señal del pacto de Dios. La señal del pacto de Dios de que nos limpiaría de nuestros pecados es la circuncisión. En otras palabras, eliminar todos nuestros pecados de nuestros corazones es la señal de ser el pueblo de Dios y la señal de recibir la remisión de los pecados. 
 
 
¿Se han convertido en el pueblo de Dios ahora?
 
¿Han sido eliminados los pecados de sus corazones completamente? ¿Están todos fuera? Dios nos dijo que circuncidásemos nuestros prepucios. Esto significa que debemos definir la línea de la salvación claramente en nuestros corazones. ¿Acaso Jesucristo no cargó con todos nuestros pecados a través de Su bautismo, murió en la Cruz y se levantó de entre los muertos por nosotros? Sí. ¡Aleluya! Debemos confirmar esta fe. Debemos creer que Jesucristo tomó todos nuestros pecados y decir: “¡Aleluya!”. No deben pensar: “¿Es Verdad que Jesús tomó todos nuestros pecados? Nadie habla de esto, pero ¿por qué habla de esto esta Iglesia siempre? ¿Acaso no es esta una enseñanza del Pastor Paul Jong que no se encuentra en ninguna otra comunidad cristiana?”. Pero recuerden lo que el Apóstol Pablo dijo en Romanos 2 acerca de esta cuestión importante: «La circuncisión es la del corazón, en espíritu, no en letra» (Romanos 2, 29). 
Hemos recibido la remisión de los pecados al creer que nuestros pecados fueron entregados a Jesús cuando fue bautizado. Nos convertimos en personas justas al creer en eso desde el fondo de nuestros corazones. Esta es la circuncisión del corazón. Recibir la remisión de los pecados es la señal del pacto de Dios. Recibir la remisión de los pecados es la señal de que nos hemos convertido en Sus hijos. Yo he recibido la remisión de todos mis pecados. ¿Y ustedes? ¿Han recibido la remisión de todos sus pecados? ¿No tienen pecados en sus corazones? Espero que crean en esto de todo corazón como la Verdad en vez de en doctrinas cristianas oscuras. No confíen en sus voluntades, sino en la Palabra de Dios. 
Dios dice: «Debe ser circuncidado el nacido en tu casa, y el comprado por tu dinero; y estará mi pacto en vuestra carne por pacto perpetuo. Y el varón incircunciso, el que no hubiere circuncidado la carne de su prepucio, aquella persona será cortada de su pueblo; ha violado mi pacto» (Génesis 17, 13-14). Los hombres que no hayan sido circuncidados serán expulsados del pueblo de Dios. Esta gente no estará entre los hijos de Dios. Esto es cierto. La gente que dice creer en Dios sin ser circuncidada, o sin recibir la remisión de los pecados, serán arrojados del pueblo de Dios. Arrojar a esta gente de la familia de Dios es el resultado natural ya que no cree en la Palabra de Dios. No creer en la promesa de Dios es lo mismo que traicionar la promesa de Dios. 
Dios nos prometió que eliminaría todos nuestros pecados. Jesucristo, que es el verdadero Dios, vino a este mundo como prometió. Como resolvió el problema de nuestros pecados en el río Jordán, Jesús fue circuncidado por nosotros allí. De la misma manera en que el General Naamán fue limpiado de su lepra debilitadora cuando sumergió su cuerpo siete veces en el río Jordán, Jesús fue bautizado para tomar todos nuestros pecados y eliminarlos de nuestros pecados. En otras palabras, Jesucristo eliminó todos nuestros pecados y maldades. ¿Ha eliminado Jesús todos nuestros pecados? Dios nos prometió esto y lo cumplió, pero ¿por qué siguen sin decidirse a creer? No hagan esto. Si rechazan esta circuncisión, serán llamados traidores de Dios. Y entonces Dios les considerará seguidores de Satanás. 
 
 
Traicionan a Dios cuando no creen en la Palabra de Dios
 
Dios hizo una promesa con Su Palabra y cumplió todas Sus promesas al venir a este mundo y eliminar todos los pecados del mundo. Dios dijo entonces que aceptaría a los que creen en esta Verdad como Su pueblo y que trataría a los que no creen como Sus enemigos. Si piensan: “Dios me tratará bien porque he estado trabajando duro. He sido pionero de cinco iglesias, así que no tendrá en cuenta mis fallos”. Si tienen pensamientos como estos, están muy equivocados. Conozco a muchas personas que han sido pioneras de más de 5 iglesias. Pero no han plantado iglesias al predicar la Verdad a las almas perdidas, sino que solo alardean de sus méritos a la gente. Les digo que ser salvados por Dios no tiene nada que ver con su propio trabajo. Puede que piensen: “Dios me salvará porque, mientras le he estado sirviendo, me he estado negando a mí mismo”. Pero este tipo de pensamientos son como traicionar a Dios. Si no creen en Su Palabra correctamente, aunque le hayan conocido, Dios les tratará como traidores. 
Conozco a alguien que tenía una casa de oración enorme. Solía ayunar durante cuarenta días dos veces al año. Se creó un calendario para hacer este ayuno dos veces al año y durante ese tiempo solo bebía agua. Dicho de otra manera, comía normal durante nueve meses y diez días, pero durante dos meses y veinte días no comía. Para mí ayunar un solo día es muy difícil, así que cuando veo a gente como él, me impresiona. Por supuesto que hay personas que ayunan solo para alardear. Hacen esto sin tener un corazón dedicado por hipocresía. Sin embargo, el director de una cierta casa de oración que estaba muriendo de cáncer en aquel entonces, oró y ayunó de corazón. La gente que oraba con él en esa casa de oración me dijo que estaba toda la noche despierto. Primero pensaban que era porque sentía mucho dolor, pero pronto se dieron cuenta de que estaba rogando a Dios para que le perdonase toda la noche mientras se arrastraba por el suelo de esa sala. Solía ser un revitalista popular que creaba grandes sensaciones entre los que buscaban bendiciones. Pero murió con ansiedad preocupándose por sus propios pecados. La vida de los que no creen es así. 
¿Por qué piensan que estaba agonizando tanto hasta el último momento antes de su muerte? Esto se debe a que no había recibido la remisión de los pecados y había traicionado el pacto de Dios. ¿Piensan que Dios perdonará sus pecados cuando ayunan y oran durante mucho tiempo? Dios nos prometió Su salvación y nos dijo que recibiésemos la remisión de los pecados al creer en Su Palabra de promesa. Pero este hombre no pudo recibir la remisión de los pecados porque solo confió en su ayuno durante dos meses cada año por su voluntad. No confiar en la Palabra de Dios completamente es traicionar a Dios y Su Palabra. Entre muchos pecados, el mayor pecado es no creer en la Palabra de Dios y este pecado es la blasfemia contra el Espíritu Santo. Tengan en cuenta esto. Todos los demás pecados pueden ser perdonados, pero los que no están circuncidados, los que no reciben la remisión de los pecados de esta manera pero dicen creer en Jesucristo están destinados a ir al infierno. 
 
 
Deben conocer la importancia de la circuncisión espiritual
 
Podemos convertirnos en hijos de Dios porque hemos sido circuncidados. En otras palabras, nos hemos convertido en ciudadanos del Cielo porque hemos recibido la remisión de los pecados. El Dios del amor nos dio la Palabra de la promesa y la fe de creer en esta promesa para que fuésemos circuncidados de corazón como señal de este pacto. Nos convertimos en auténticos descendientes de Abraham por la gracia de Dios. Nos convertimos en personas de Dios a través de la Palabra de Su Promesa. Esto es muy gratificante. 
Quiero asegurarme de que todos creemos que esto es la Verdad. Nuestra fe es sólida. Somos Su pueblo, los que estamos circuncidados según Su Palabra. En aquel entonces los israelitas trataban a los que no estaban circuncidados como marginados; trataban a los gentiles como bestias. Pero nosotros habríamos estado circuncidados espiritualmente al creer en el pacto de Dios. Tenemos este signo definitivo en nuestros corazones de que hemos sido salvados por Jesús. De esta manera, nos hemos convertido en hijos de Dios sin culpa. 
¿Quiénes son ustedes? Son el pueblo de Dios circuncidado. Son el pueblo de Dios, separado de la gente común de este mundo. Este verano vamos a celebrar el Campamento Bíblico Nathaniel para estudiantes universitarios que hayan sido circuncidados. No todos los estudiantes universitarios pueden venir a este evento. Quien quiera asistir primero tiene que ser circuncidado. Si no quieren ser circuncidados, estarán desobedeciendo la voluntad de Dios y entonces no recibirán las bendiciones de Dios. 
Somos los que han heredado la misma fe que la de Abraham. Los siervos de Dios como el Apóstol Pedro y Juan también heredaron la misma fe. Estamos circuncidados; somos los santos consagrados ante Dios; hemos recibido la remisión de los pecados; somos personas perfectas a los ojos de Dios. Dios dijo: «Soy Dios Todopoderoso. Caminad ante mí y sed perfectos». Dios, quien hizo esta declaración, ha eliminado todos nuestros pecados. Y nos ha adoptado, a los santos sin pecado, como Su propio pueblo. Hermanos y hermanas, no son la gente común de este mundo. ¿Piensan que son iguales que los cristianos pecadores que hay por ahí? ¿Se dicen a sí mismos: “Soy igual que los demás cristianos aunque la denominación de mi iglesia sea un poco diferente”? No, esto no es cierto. Somos completamente diferentes de los cristianos de este mundo. Somos las semillas de Dios. Somos hijos de Dios. Somos las semillas de los justos. En otras palabras, somos las semillas de Jesucristo. 
Estén orgullosos del hecho de que son parte del pueblo circuncidado de Dios. Sigan siendo únicos. Cuando los que no estén circuncidados vengan a nuestra Iglesia y sugieran trabajar con nosotros, como somos hermanos y hermanas en Dios, debemos decirles: “¿Estás de broma?”. Esto es un insulto para nosotros. Tenemos respeto propio como personas de Dios que están circuncidadas. No vayan a pedir a cualquiera que ore por ustedes con imposición de manos. No trabajen con cualquier persona que se encuentren y mantengan su identidad pura ante Dios. No podemos caminar con los que no están circuncidados. No tiene sentido si aquellos que están circuncidados invitan a los que no están circuncidados a caminar con ustedes. ¿Por qué vamos a sentirnos pequeños ante ellos? Deberíamos decirles con confianza que deben ser circuncidados para ser tratados como nuestros hermanos creyentes. Son personas malditas que no han sido circuncidadas. 
Por supuesto, dirán cosas así: “¿Cuál es la diferencia entre nosotros?”.
Entonces debemos decirles con toda confianza: “Somos diferentes. Dios dice en la Biblia: “Todo niño varón será arrojado de Mi pueblo porque ha roto mi pacto”. ¿Han sido circuncidados? ¿Sí o no?”.
Si contestan: “¿Cómo lo sabe?”.
Entonces pregunten: “¿Tienen pecados en sus corazones?”.
Entonces dirán si son honestos contestarán: “Me temo que sí”.
Entonces contesten lo siguiente: 
“Por eso les estoy diciendo que no han sido circuncidados. Lean la Biblia detenidamente. Averigüen cómo el pacto de Dios está relacionado con la circuncisión. ¿Acaso la circuncisión no significa cortar? ¿Han sido circuncidados en su corazón o no?”. 
Entonces, responderán: “Hmmmm…”.
Entonces pregunten de nuevo: “¿Tienen pecados en sus corazones?”.
Contestarán: “¿Acaso ustedes no tienen pecados también?”.
Y ustedes deben decir: “No, no tenemos pecados”.
Después contestan: “¿No tienen pecados desde el principio?”.
Nosotros decimos: “No, solía tener pecados, pero Dios eliminó todos los pecados de mi corazón cuando Jesús fue bautizado y los eliminó en la Cruz”.
Espero que todos ustedes vivan con orgullo del pueblo de Dios. Vayan donde vayan, den testimonio a la gente de que se han convertido en hijos de Dios y no actúen como niños. Dios nos hizo una promesa diciendo: “Haré un pacto contigo y tus descendientes y te multiplicaré en abundancia”. Nuestro Dios es el Dios del pacto que siempre cumple Sus promesas. Siempre las cumple. Dios cumple todo lo que promete. 
 
 
Vivamos con orgullo como personas circuncidadas espiritualmente
 
Si nadie viene a nosotros, vayan a todas las universidades y tengan un estudio de la Biblia allí. Y den gracias a Dios diciendo: “Gracias por circuncidarnos” y canten alabanzas por la circuncisión del corazón. Gracias a Dios por circuncidarnos y compartir el pan de la vida, la Palabra de Dios. Oren a Dios según Su promesa que dice: “Haré un pacto contigo y te multiplicaré” y espérenle con paciencia. Si están firmes ante Dios con una fe fuerte, la promesa de que les multiplicaría se cumplirá. Habrá un aumento en el número de personas que quieren ser circuncidadas. 
Queridos hermanos santos, ¿somos el pueblo de Dios o no? ¿Estamos circuncidados o no? Estamos circuncidados. Somos diferentes del resto de la gente. Puede que parezca maleducado, pero puedo decirle a todo el mundo lo que quiero decirles. No me junto con ellos, pero no porque me sienta inadecuado, sino porque tengo el orgullo de una persona circuncidada. No hay nadie en los alrededores de Chuncheon City con el que pueda trabajar. Como han recibido la remisión de los pecados, vivir con los justos en Su Iglesia es la segunda mayor bendición de Dios. Dios prometió darnos la tierra de Canaán. Dios nos ha dado el Reino de los Cielos. Sí, la Iglesia de Dios es el Reino de los Cielos. Puede que digan: “¿Cómo es el Reino de los Cielos?”. Este es el Reino de los Cielos. El Cielo es un lugar donde los corazones se hacen puros y completos. Cuando estamos en este lugar celestial, Dios nos dará cosas en Su debido tiempo. 
Somos el pueblo de Dios circuncidado. Dios se le apareció a Abraham y dijo: “Soy el Dios Todopoderoso. Caminad ante Mí y sed perfectos”. ¿Creen en esto? “Sí, creemos. Creemos que Tú, nuestro Señor, te convertiste en nuestro Dios y eliminaste todos nuestros pecados como habías prometido. Creemos que estamos completos. Y también creemos que todas Tus promesas se cumplirán; creemos que nos escuchas cuando oramos; creemos que nos multiplicarás. Creemos que recibiremos bendiciones abundantes en este mundo. Creemos que cuidarás de nosotros, nos protegerás y obrarás en nosotros. Creemos que nos has bendecido. Creemos que puedes bendecirnos aún más”. Debemos confesar nuestra fe así ante Dios. 
Creo firmemente que todos los santos en esta Iglesia serán bendecidos y más felices. Creo en esto porque Dios es su Dios y el mío. Como dijo el Apóstol Pablo, yo también considero «Pues tengo por cierto que las aflicciones del tiempo presente no son comparables con la gloria venidera que en nosotros ha de manifestarse» (Romanos 8, 18). Creo firmemente que Dios les dará bendiciones del Cielo y bendiciones de la tierra (Génesis 27, 28) a Sus hijos circuncidados que siguen Su Palabra de todo corazón.