(Apocalipsis 5:1-14)
Acabamos de ir a través de Apocalipsis 5. Aquí, la Palabra de Dios nos dice que el Señor es ambos, el que salva y el que juzga en el fin de los tiempos. ¿Quién es este Señor en quien nosotros creemos? La Palabra nos dice que Jesucristo es el Salvador para aquellos que creen en Él, el juez de toda la humanidad y el Rey de reyes.
Frecuentemente pensamos que Jesús es un Señor limitado. Pero nuestro Señor es el Juez de toda la creación.
El Señor nos liberó de todos nuestros pecados, juicio y destrucción dándonos el evangelio del agua y el Espíritu. Por lo tanto, el Señor llegó a ser nuestro verdadero Salvador y Dios. Al mismo tiempo, nuestro Señor es el Rey y el Juez de toda la creación. Hoy, despertemos nuestros corazones agradecidos para el Señor en quien creemos y en quien dependemos.
Del versículo 1 en adelante, vemos que a la diestra de Él quien estaba sentado en el trono, estaba un rollo, y que el Cordero–esto es, Jesucristo– rápidamente tomó este rollo. También vemos en el último versículo que el Señor se sentó en este trono. Esta Palabra nos dice que el Señor pronto será el Juez de toda la humanidad, a ambos por igual, creyentes e incrédulos. Por lo tanto, podemos saber y creer que Jesús es Dios quien se ha convertido en el Juez de todo.
Nuestro Señor no limita Su recompensa y castigo solo a nosotros quienes somos nacidos de Nuevo, sino que Él es el verdadero Juez y el Rey de reyes para toda la humanidad y para todo en el universo. La gente frecuentemente dice que ahora hemos entrado en el siglo 21. Este puede ser el tiempo para el regreso del Señor. Cuando decimos que el regreso del Señor es inminente, también decimos que de la misma manera la destrucción del mundo es inminente.
Lo que aquí podemos descubrir de la Palabra es que el Señor tiene la autoridad para ser el Juez de todo. El Señor vino a esta tierra en semejanza de hombre y a la edad de 30, Él tomó todos los pecados de la humanidad sobre Sí Mismo con Su bautismo todo de una sola vez. Y siendo crucificado hasta la muerte, Él fue juzgado por todos los pecados de la humanidad.
Solo Dios Padre puede recibir honor y adoración de cada humano y de cada criatura en el cielo y sobre la tierra. Pero el Hijo de Dios, Jesucristo, le fue dado el derecho de recibir honor y adoración junto con el Padre por obedecer y cumplir la voluntad de Dios Padre. Por lo tanto, Cristo pudo heredar del Padre toda Su jurisdicción.
A Jesucristo le fue dado el derecho de juzgar a cada humano, y cada humano es salvo o juzgado solo por Él. Es muy beneficioso para nosotros saber exactamente quién es el Señor que nos ha salvado. Este conocimiento es esencial para que nosotros guardemos nuestra fe firme también en el fin de los tiempos. Cuando creemos en el Señor con un conocimiento claro de la clase de poder que Él tiene, este conocimiento se convierte en una gran fuerza para nosotros.
El Señor que nos ha salvado es el Único que tiene la autoridad para juzgar a todos por lo bueno y lo malo. Debemos darnos cuenta y creer que este Señor es digno de recibir la misma adoración que Dios Padre. El pasaje nos dice que nuestro Señor vino a esta tierra y fue asesinado, y que con Su sangre Él rescató a los hombres para Dios de cada tribu, lengua, pueblo y nación, y Él hizo que fueran reyes y sacerdotes en la presencia de nuestro Dios para reinar sobre la tierra.
Entonces el pasaje nos dice que hubo voces de ángeles en el Cielo, que eran diez mil veces diez mil y miles de miles, alabando y adorando al Señor con fuerte voz: «El Cordero que fue inmolado es digno de tomar el poder, las riquezas, la sabiduría, la fortaleza, la honra, la gloria y la alabanza». Juan continúa con su testimonio de lo que vio y escuchó en el versículo 13: «Y a todo lo creado que está en el cielo, y sobre la tierra, y debajo de la tierra, y en el mar, y a todas las cosas que en ellos hay, oí decir: Al que está sentado en el trono, y al Cordero, sea la alabanza, la honra, la gloria y el poder, por los siglos de los siglos». Entonces, ¿a quién da gloria toda criatura? Es al Cordero quien está sentado en el trono que toda bendición, honor, gloria y poder son dadas por siempre.
Gloria, alabanza y adoración de la humanidad solían estar solo reservada para Dios, el Padre de Jesucristo. Pero debido a que Jesucristo ahora tiene la misma autoridad que el Padre por venir a esta tierra y liberar a la humanidad de sus pecados, destrucción y juicio, por esta salvación expiatoria a Él le fue dada toda la gloria juntamente con el Padre y se convirtió en nuestro Salvador digno de toda adoración.
El solo pensar acerca de esto, que el Señor quien se sienta en el trono, quien es el Señor y el Juez de todo, es nuestro Salvador, nos trae una gran gloria que llena nuestros corazones. Así es–el Señor es el Rey de reyes, el Dios de la creación por quien todo en el universo fue creado.
Debido a que nuestro Señor es el Dios de la creación, quien vino a esta tierra y nos salvó por Su agua y sangre, Él es digno para cada humano y para que todo en este universo se arrodille ante Su trono y de toda adoración, alabanza y honor a Él. Nuestra fe es grandemente fortalecida y nuestros corazones están muy motivados por el conocimiento de que este Señor es quien se sienta en el trono de gloria como el Juez de todo.
Alguna gente piensa que Jesús es uno de los cuatro grandes sabios, pero el Señor no es un hombre de ninguna manera. El Señor es nuestro Dios quien ha creado, ha hecho y nos ha salvado. Por lo tanto, nunca podremos comparar al Señor de nuestra propia creación con simples seres humanos. Ni Sócrates, ni Confucio, ni Buda, ni ningún otro ser humano puede ser comparado a nuestro Señor. Jesús solo vivió durante 33 años para salvarnos. Pero Su sustancia es la misma que Dios. Puede que esta no sea una buena metáfora, pero así como los seres humanos dan a luz seres humanos, Jesucristo es Dios ya que es Él Hijo de Dios Padre.
Por lo tanto, Jesús es Dios Mismo, nuestro Dios de la creación. Pero el Señor vino a esta tierra para salvarnos. Debido a que Él nos salvó, Él es digno de recibir toda la gloria de nosotros, y nosotros debemos creer firmemente en nuestros corazones que Jesús no es una criatura, sino el Creador. ¡Cuán gozosos y agradecidos estamos!
Nuestro Señor Quien Puede Cumplir el Plan de Dios
Nadie sino el Señor puede abrir el rollo sellado con siete sellos. Este rollo sellado con siete sellos es el rollo de Dios de la promesa. Dios creó todas las cosas en el universo, incluidos nosotros, en Jesucristo. Aún antes de la creación, Dios ha puesto un plan en Jesucristo para hacernos Sus hijos. Nuestro Señor recibió este rollo sellado para cumplir el propósito de Dios de la creación y Su plan para salvarnos y para juzgar a la humanidad.
La Palabra de Dios nos dice: «Y ninguno, ni en el cielo ni en la tierra ni debajo de la tierra, podía abrir el libro, ni aun mirarlo». En otras palabras, no había nadie que fuera capaz de completar finalmente el Plan de Dios. Solo Jesucristo puede hacer esto. ¿Por qué? Porque Dios ha planeado todo a través de Su Hijo.
También esto significa que el Señor tiene la autoridad del juicio para poder abrir el rollo sellado con los siete sellos, el plan de Dios Padre. Con esta autoridad Jesús cumplió cada aspecto del plan del Dios Trinitario tomando sobre Si Mismo todos nuestros pecados con Su bautismo y salvándonos, siendo castigado por estos pecados sobre la Cruz en lugar nuestro. El Señor nos ha hecho Sus sacerdotes ante Dios liberándonos del pecado a través de Su sacrificio y el precio de Su propia vida.
Jesucristo también ha convertido a aquellos que creen en Su salvación que reinen con Él. Como nos dice la palabra de Dios, “Reinaremos sobre la tierra,” cuando el Señor regrese a esta tierra, Él conquistará todas las cosas de nuevo y traerá el Reino del Milenio a su realización sobre la tierra.
Este sermón también está disponible en formato de libro electrónico. Haga clic en la portada del libro a continuación.