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דרשות

Tema 3: El Evangelio del agua y del Espiritu

[3-24] ¿Se ha cumplido el Evangelio por la sangre sola o por el agua, o por amb (Éxodo 12, 43-49)

¿Se ha cumplido el Evangelio por la sangre sola o por el agua, o por ambas?(Éxodo 12, 43-49)
«Y Jehová dijo a Moisés y a Aarón: Esta es la ordenanza de la pascua; ningún extraño comerá de ella. Mas todo siervo humano comprado por dinero comerá de ella, después que lo hubieres circuncidado. El extranjero y el jornalero no comerán de ella. Se comerá en una casa, y no llevarás de aquella carne fuera de ella, ni quebraréis hueso suyo».
 
 
Tanto el Antiguo Testamento como el Nuevo Testamento son igual de valiosos para nosotros, a los que creemos en Dios. No podemos ignorar ni una palabra en el Antiguo Testamento. Todo esto se deba a que las Palabras del Señor son las Palabra de vida. Y el Señor dijo: «El Cielo y la tierra pasarán pero Mis palabras no pasarán» (Mateo 24, 35). 
El pasaje de las Escrituras de hoy nos dice que quien quiera guardar la Pascua primero tiene que ser circuncidado. En otras palabras, sin estar circuncidado, nadie puede participar en la ceremonia de la Pascua. Debemos pensar en por qué Dios nos dio este mandamiento. 
Debemos entender la intención del Señor con este mandamiento de la circuncisión. La circuncisión es el ritual por el que se corta el prepucio del pene. ¿Por qué le dijo Dios a Abraham y a sus descendientes que se circuncidasen? Dios prometió que tomaría a los que fueran circuncidados, cuyos pecados fueron desechados, como Su pueblo. Por esta razón Dios les dijo a los israelitas que fuesen circuncidados. Los israelitas tenían que circuncidarse para ser el pueblo de Dios. La circuncisión era el mandamiento de Dios. Dios se convirtió en el Dios de los que no tienen pecados por la circuncisión del corazón por fe. Incluso en el Nuevo Testamento Dios es el Dios para los que eliminan sus pecados por fe. 
 
 

¿Qué es la Pascua?

 
La fiesta más importante para los israelitas era la Pascua. La Fiesta de la Cosecha era la siguiente. Pero para los israelitas la Pascua era la más importante porque Dios los sacó de Egipto después de 430 años de esclavitud. Cuando Dios salvó a los israelitas de Egipto, dobló el corazón del Faraón a través de diez plagas y llevó a los israelitas a la tierra de Canaán. Los israelitas fueron librados de la última plaga, la muerte del primogénito, por la sangre del cordero de la Pascua. Por esa razón Dios les dijo a los israelitas: “Guardad la Pascua”. 
 
 

Cómo participar en la ceremonia de la Pascua

 
Debemos entender que la circuncisión es obligatoria para cualquiera que quiera participar en la ceremonia de la Pascua. Si alguien no ha sido circuncidado, no podrá participar en la Fiesta de la Pascua. Para que los israelitas pudiesen participar en la Pascua tenían que circuncidarse antes. El pasaje de las escrituras de hoy nos dice que debemos estar circuncidados para guardar la pascua: «Y Jehová dijo a Moisés y a Aarón: Esta es la ordenanza de la pascua; ningún extraño comerá de ella. Mas todo siervo humano comprado por dinero comerá de ella, después que lo hubieres circuncidado. El extranjero y el jornalero no comerán de ella. Se comerá en una casa, y no llevarás de aquella carne fuera de ella, ni quebraréis hueso suyo. Toda la congregación de Israel lo hará. Mas si algún extranjero morare contigo, y quisiere celebrar la pascua para Jehová, séale circuncidado todo varón, y entonces la celebrará, y será como uno de vuestra nación; pero ningún incircunciso comerá de ella. La misma ley será para el natural, y para el extranjero que habitare entre vosotros» (Éxodo 12, 43-49).
¿Quién podía comer el cordero sacrificado en Pascua? En otras palabras, ¿quién podía guardar la Pascua? Solo los que fueron circuncidados entre los israelitas tenían el privilegio de guardar la Pascua. Como saben, el Cordero sacrificado de la Pascua es Jesús, que tomó los pecados del mundo. 
Entonces, ¿qué significa la circuncisión en el Antiguo y Nuevo Testamento? La circuncisión significa cortar el prepucio del órgano sexual de un hombre. Jesús también fue circuncidado ocho días después de nacer. Como Dios dijo que tenían que ser circuncidados primero, y que quien no se circuncidase no podría guardar la Pascua, la circuncisión no era una elección, sino un mandamiento de Dios. Si piensan que creen en Jesús, deben entender lo que significa la circuncisión en el Nuevo Testamento. 
 
 
¿Cuál era el ritual de circuncisión que Dios ordenó a Abraham que practicase?
 
Cuando leemos el libro de Génesis, vemos que Dios hizo una alianza con Abraham y sus descendientes, para que se circuncidasen. En Génesis 15, Dios prometió a Abraham que le daría la tierra de Canaán y tantos descendientes como estrellas hay en el cielo; y en el capítulo 17, Dios le dijo a Abraham que él y sus descendientes debían circuncidarse como alianza con Dios si querían ser Su pueblo. Dios dijo que la circuncisión del cuerpo era la señal de que se habían convertido en el pueblo de Dios y de que Él sería Su Dios. En Génesis 17, 7-8 Dios le ordenó a Abraham y a sus descendientes que se circuncidasen como señal de la alianza: «Y estableceré mi pacto entre mí y ti, y tu descendencia después de ti en sus generaciones, por pacto perpetuo, para ser tu Dios, y el de tu descendencia después de ti. Y te daré a ti, y a tu descendencia después de ti, la tierra en que moras, toda la tierra de Canaán en heredad perpetua; y seré el Dios de ellos».
 
 

¿Qué es la circuncisión espiritual?

 
Abraham confió en la promesa de Dios y Dios se lo contó como justicia. ¿Cuál fue la señal de la alianza que Dios estableció con Abraham y sus descendientes? La circuncisión. «Este es mi pacto, que guardaréis entre mí y vosotros y tu descendencia después de ti: Será circuncidado todo varón de entre vosotros» (Génesis 17, 10). La circuncisión es cortarse la piel del prepucio y simboliza pasar todos nuestros pecados a Jesús creyendo en el agua del bautismo de Jesús en el río Jordán. Espiritualmente es deshacerse de los pecados aceptando el bautismo del agua de Jesús y esta era la circuncisión de la salvación del Evangelio primitivo. Esto se refiere a la circuncisión de la remisión de los pecados que fue materializada en el bautismo del agua en el Río Jordán. 
La circuncisión en el Antiguo Testamento era un anticipo del bautismo de Jesús en el Nuevo Testamento y la alianza para la gente del Antiguo y Nuevo Testamento para convertirse en el pueblo de Dios. Dicho de otra manera, la circuncisión en el Antiguo Testamento era el bautismo de Jesús en el Nuevo Testamento. De la misma manera en que los pecados del mundo fueron pasados a Jesús cuando Juan el Bautista bautizó a Jesús mediante la imposición de manos, los descendientes de Abraham recibieron el signo de la alianza para ser el pueblo de Dios a través de la circuncisión de cortarse el prepucio. 
El bautismo de Jesús eliminó los pecados de los pecadores y los hizo santos. De la misma manera en que el prepucio se cortaba, los pecados se eliminaron cuando Jesús fue bautizado; y quien crea en que Jesús resolvió todos los problemas del pecado cuando Juan el Bautista puso las manos sobre la cabeza de Jesús está circuncidado espiritualmente y se convierte en parte del pueblo justo de Dios. 
 
 

La fe que desconecta a uno de Dios

 
Dios dijo que separaría a los que no estaban circuncidados de los israelitas. Entonces, ¿qué es la circuncisión? ¿Qué significa desde una perspectiva espiritual? La circuncisión física consiste en cortar el prepucio y la circuncisión espiritual del Evangelio primitivo consiste en pasar todos los pecados de la raza humana a Jesús. El bautismo que Juan el Bautista le dio a Jesús era la circuncisión espiritual que eliminaba los pecados del mundo y se los ponía encima al cuerpo de Jesús. Jesús fue bautizado por Juan el Bautista para que todos los pecados del mundo fuesen eliminados. 
Todos los pecados de la raza humana fueron transferidos a Jesús. Dios hizo una alianza con Abraham y sus descendientes e hizo que fuesen circuncidados para convertirse en el Dios de Abraham, el Dios de Isaac, el Dios de Jacob y el Dios de sus descendientes. Y se convirtió en el Dios de los que no tenían pecados por la circuncisión. 
La circuncisión que elimina los pecados era la promesa que Dios les dio a Abraham y a la gente que cree en el bautismo y la sangre de Jesús como su salvación. Dios era el Dios de los que estaban circuncidados. Por eso, después de que los israelitas saliesen de Egipto, Dios le habló a Moisés acerca de la alianza de la circuncisión: «Circuncidaréis, pues, la carne de vuestro prepucio, y será por señal del pacto entre mí y vosotros. Y de edad de ocho días será circuncidado todo varón entre vosotros por vuestras generaciones; el nacido en casa, y el comprado por dinero a cualquier extranjero, que no fuere de tu linaje. Debe ser circuncidado el nacido en tu casa, y el comprado por tu dinero; y estará mi pacto en vuestra carne por pacto perpetuo. Y el varón incircunciso, el que no hubiere circuncidado la carne de su prepucio, aquella persona será cortada de su pueblo; ha violado mi pacto» (Génesis 17, 11-14). 
Los que intentan creer en Jesús sin la circuncisión espiritual serán separados de la gente de Dios, ya que la circuncisión espiritual era el bautismo que Jesús recibió de Juan el Bautista que quitó el pecado del mundo. Los que creen en Jesús también tienen que aceptar la circuncisión en el Antiguo Testamento y el bautismo espiritual de Jesús para recibir la salvación de todos los pecados y recibir el Espíritu Santo para convertirnos en el pueblo de Dios. Para los que creemos en Jesús la circuncisión en el Antiguo Testamento y el bautismo de Jesús en el Nuevo Testamento son lo mismo. 
Si no entendemos el verdadero significado de la circuncisión o de la circuncisión espiritual que nos da la verdadera salvación, creemos en Jesús en vano; aunque creamos tener una fe sólida, estamos construyendo una casa de fe sobre la arena. Dios le dice a Su pueblo que se circuncide. Esto significa que quiere que todos los cristianos crean en la circuncisión espiritual, el bautismo de Jesús que ha lavado los pecados del mundo. Sin la señal de la circuncisión en el cuerpo no somos el pueblo de Dios. Los que no están circuncidados eran expulsados del pueblo de Dios. Por esta razón, Dios les ordenó a los israelitas que los extranjeros y esclavos también debían circuncidarse antes de celebrar la Pascua. Dios les avisó que serían expulsados si no eran circuncidados. Este mandamiento de Dios para los israelitas es aplicable a todo el que cree en Jesús. 
Éxodo 12 nos dice que los israelitas tenían que ser circuncidados antes de comer el cordero y verduras amargas que se comían durante la Fiesta de la Pascua. Debemos entender que los israelitas que comían el cordero y pintaban los postes de sus puertas con la sangre del cordero ya se habían circuncidado. Por tanto, quien participaba en la Pascua tenía que ser circuncidado. Así era cómo podían participar en la ceremonia. Dios había establecido en Su alianza que la gente que no estaba circuncidada debía ser expulsada del pueblo de Dios. En el sentido espiritual, es el pecado que lleva a la destrucción por la falta de fe. Por tanto, debemos reconocer que la circuncisión espiritual era la única manera de recibir la salvación del Señor. 
 
 
¿Cuál es la circuncisión que todo el mundo debe observar?
 
Ahora hay algo de lo que debemos hablar. Debemos recordar que los israelitas eran circuncidados antes de participar en la ceremonia de la Pascua. Abraham y sus descendientes se convirtieron en la gente de Dios al ser circuncidados. En el Antiguo Testamento, los que no eran circuncidados no podían convertirse en la gente de Dios; no tenían el derecho de participar en la Fiesta de la Pascua. Solo los que ponían su fe en la alianza y eran circuncidados podían convertirse en hijos de Dios. 
Los que creen en Jesús deben recibir la circuncisión espiritual que trae la remisión de los pecados y la ciudadanía del Reino de Dios. Los israelitas, que eran circuncidados en la carne, vivieron en Egipto durante 430 años bajo una esclavitud brutal con la providencia de Dios. Oraron a Dios para que los sacase de Egipto. Dios contestó sus oraciones. Podían salir de Egipto si ponían la sangre de un cordero en los postes de sus puertas. Cuando estaban a punto de celebrar la Pascua en el desierto, los que no estaban circuncidados tuvieron que ser circuncidados en la carne antes de participar en la fiesta. Los israelitas mataron un cordero y pintaron los postes de sus puertas con la sangre mientras al ángel de la muerte pasaba por sus casas. Así la muerte no entró por sus puertas, sino que pasó de lado; la muerte no cayó sobre ellos, sino que pasó. 
Desde Abraham los israelitas eran circuncidados a los 8 días de vida. Los israelitas que se convirtieron en el pueblo de Dios temieron a Dios y le pidieron que les librase de sus problemas. El pueblo de Israel que vivía en Egipto todavía tenía que ser circuncidado y solo los que eran circuncidados cuando tenían 8 días eran reconocidos como hijos de Dios. Esto es como la circuncisión de los pecados en tiempos de Jesús al creer en el bautismo Jesús. Recibieron la circuncisión en la carne porque creyeron en lo que Dios le prometió a Abraham. 
Cientos de años después Dios hizo la misma alianza de la circuncisión en la carne con la gente que estaba a punto de embarcarse en su viaje a la tierra de Canaán. Éxodo 12, 47-51 dice: «Toda la congregación de Israel lo hará. Mas si algún extranjero morare contigo, y quisiere celebrar la pascua para Jehová, séale circuncidado todo varón, y entonces la celebrará, y será como uno de vuestra nación; pero ningún incircunciso comerá de ella. La misma ley será para el natural, y para el extranjero que habitare entre vosotros. Así lo hicieron todos los hijos de Israel; como mandó Jehová a Moisés y a Aarón, así lo hicieron. Y en aquel mismo día sacó Jehová a los hijos de Israel de la tierra de Egipto por sus ejércitos». Dios ordenó que todo el que fuera a celebrar la Pascua tenía que ser circuncidado y quien quisiese participar en la Pascua sin ser circuncidado sería expulsado de Su pueblo. 
Dios nos está diciendo que debemos creer que la circuncisión de la carne en el Antiguo Testamento era la circuncisión espiritual que Jesús hizo para eliminar los pecados de los pecadores. 
1 Pedro 3, 21 dice: «El bautismo que corresponde a esto ahora nos salva (no quitando las inmundicias de la carne, sino como la aspiración de una buena conciencia hacia Dios) por la resurrección de Jesucristo». Les pido a los que creen en Jesús: “¿Creen en el hecho de que todos sus pecados fueron tomados por Jesús mediante Su bautismo?”. Si entienden y creen en la verdad del bautismo y la sangre de Jesús, se dan cuenta de que se han convertido en santos circuncidados en espíritu. Y creerán en la verdad espiritual de que sin el bautismo de Jesús no hay sacrificio de Su sangre en la Cruz. Si creen en la Cruz solamente y no en el bautismo de Jesús, que nos da la remisión de los pecados, se encontrarán lejos de la misericordia de Dios y permanecerán en pecado. 
La circuncisión en el Antiguo Testamento consistía en cortar el prepucio, pero la circuncisión espiritual para la salvación se consigue mediante la fe que cree en el bautismo de Jesús que tomó todos nuestros pecados y nos dio la salvación. Debemos creer que la verdad de la salvación del pecado empieza con el bautismo de Jesús y acaba con la sangre de Jesús. Al aceptar y creer en la Palabra del bautismo y la sangre de Jesús podemos convertirnos en hijos de la luz. Esta fe distingue a los nacidos de nuevo de los que no han nacido de nuevo. 
Nuestro Señor eliminó los pecados del mundo con Su bautismo y Su sangre y nos dijo que confiásemos en Él. Por tanto, si queremos tener el testimonio de Dios de que nos hemos convertido en Su pueblo, debemos creer en el bautismo de Jesús. De lo contrario, seremos arrojados de la presencia de Jesús. La circuncisión espiritual para la salvación de los pecados es el bautismo de Jesús, y la circuncisión en el Antiguo Testamento es la fe de cortarse el prepucio. La salvación se completa por la fe en el bautismo de Jesús y la sangre de Jesús, el Cordero de la Pascua. 
Lo que corresponde a la circuncisión de la carne en el Antiguo Testamento es el bautismo de Jesús en el Nuevo Testamento. Isaías 34, 16 dice que todas las palabras de Dios tienen su correspondencia: «Inquirid en el libro de Jehová, y leed si faltó alguno de ellos; ninguno faltó con su compañera; porque su boca mandó, y los reunió su mismo Espíritu». Las Palabras en el Antiguo Testamento tienen su correspondencia en el Nuevo Testamento, y viceversa. No hay ni un solo versículo que no tenga correspondencia. Entonces, ¿qué versículo en el Nuevo Testamento tiene su correspondencia de la carne en el Antiguo Testamento? El bautismo de Jesús en el río Jordán tomó los pecados del mundo. La circuncisión para la salvación de nuestras almas es el bautismo de Jesús en el Nuevo Testamento (Mateo 3, 13-17). 
 
 
¿Quién cree en las enseñanzas falsas? 
 
Hoy en día muchas personas solo creen en la sangre del Cordero de la Pascua. Piensan: “¿Qué circuncisión? Era para los judíos en el Antiguo Testamento. ¿Qué circuncisión tenemos que recibir en el Nuevo Testamento?”. Esto es cierto de alguna manera, pero no estoy hablando de la circuncisión de la carne; estoy hablando de la circuncisión espiritual de la que habló el Apóstol Pablo en el Nuevo Testamento. La mayoría de los cristianos ignora la circuncisión espiritual que nos da la remisión de los pecados. La circuncisión no requiere ninguna forma específica pero debemos recibirla en nuestro corazón por fe. No estoy diciendo que los que creen en Jesús deben ser circuncidados en la carne. Para nosotros la circuncisión de la carne no significa nada, pero la circuncisión espiritual para la salvación de nuestras almas es absolutamente necesaria, ya que podemos estar limpios de los pecados al creer en el bautismo de Jesús. 
La circuncisión espiritual es obligatoria para que un individuo nazca de nuevo. Quien crea en Jesús debe ser circuncidado espiritualmente. Esta es la única manera de eliminar los pecados del corazón. Nos hace justos. Nos hace sin pecado. Por tanto, debemos aceptar por fe el bautismo de Jesús recibido de la mano de Juan el Bautista en el río Jordan. El Apóstol Pablo también hizo hincapié en la circuncisión espiritual: «La circuncisión es la del corazón, en espíritu, no en letra; la alabanza del cual no viene de los hombres, sino de Dios» (Romanos 2, 29). Todo el mundo debe ser circuncidado en el corazón para la remisión de los pecados. Por eso debe recibirse la circuncisión espiritual. 
¿Pasaron sus pecados a Jesús? Incluso los que creen en Dios en la era del Nuevo Testamento deben ser circuncidados en el corazón por fe en Jesús. En el Antiguo Testamento una parte del prepucio se cortaba, pero en el Nuevo Testamento creer en la circuncisión espiritual en el corazón es un signo de ciudadanía del Reino de Dios. Debemos ser circuncidados espiritualmente al creer en el bautismo de Jesús. 
El Apóstol Pablo lo dice claramente en la Biblia. Dios salvó a los seres humanos de los pecados del mundo y los adoptó como Su pueblo, pero redime los pecados solo cuando alguien le pasa sus pecados a Jesús al creer en el bautismo de Jesús, al igual que se corta el prepucio de la carne. La circuncisión espiritual es la salvación de Dios: se consigue al creer que Jesús tomó todos los pecados del mundo a través de Su bautismo, cargó con el castigo para salvar a los creyentes, nos hizo justos y nos adoptó como hijos de Dios. Dios ve nuestra fe en el bautismo en la sangre y el bautismo de Su Hijo y nos reconoce como hijos Suyos. Creer en esto es la circuncisión espiritual y la remisión de los pecados. 
 
 

¿Cuál es la salvación que Jesús cumplió a través de Su bautismo y Su sangre? 

 
La salvación que Jesús cumplió a través de Su bautismo y la sangre es para la salvación de los pecadores. La sangre del Cordero era el juicio de los pecados y el bautismo de Jesús era la circuncisión que eliminó los pecados y los pasó a Su cuerpo. Las iglesias cristianas de hoy en día no se encargan de esta circuncisión espiritual. Sin embargo, no debemos dejar de lado el bautismo de Jesús en el Nuevo Testamento mientras que la circuncisión de la carne en el Antiguo Testamento no vale para nada en el Nuevo Testamento. ¿Creerían en el bautismo de Jesús si hubiese eliminado todos sus pecados? Si dejan de lado el bautismo de Jesús, nunca encontrarán el Evangelio con el que Jesús tomó todos sus pecados a través del bautismo recibido de Juan el Bautismo para nacer de nuevo. 
¿Quién ignora la circuncisión espiritual a través del bautismo de Jesús que Dios mencionó? La Biblia nos ayuda a ver la conexión entre la circuncisión y la sangre del Cordero de la Pascua. Este es el secreto del bautismo de Jesús. La circuncisión espiritual es el Evangelio primitivo arraigado en el bautismo de Jesús. El Evangelio del Apóstol Juan era el bautismo del bautismo del agua y la sangre de Jesucristo. 1 Juan 5, 6 dice: «Este es Jesucristo, que vino mediante agua y sangre; no mediante agua solamente, sino mediante agua y sangre. Y el Espíritu es el que da testimonio; porque el Espíritu es la verdad». La Biblia nos dice que Jesús no solo vino por el agua o la sangre sino por el agua y la sangre. La siguiente lista da testimonio de nuestra salvación: el bautismo de Jesús, la sangre de Jesús en la Cruz y la resurrección de Jesús. El agua del bautismo, la sangre y el Espíritu Santo son testigos de la Palabra de que Jesús salvó a los creyentes de todos sus pecados. De nuevo, la prueba de que hemos sido salvados de todos nuestros pecados y hemos nacido de nuevo es el bautismo de Jesús, la sangre derramada en la Cruz y el Espíritu Santo. 
 
 

¿Por qué habla la Biblia sobre el bautismo y la sangre de Jesús?

 
El bautismo de Jesús y Su sangre es la Palabra que nos hace nacer de nuevo por el agua y el Espíritu. Éxodo 12, 23 dice: «Porque Jehová pasará hiriendo a los egipcios; y cuando vea la sangre en el dintel y en los dos postes, pasará Jehová aquella puerta, y no dejará entrar al heridor en vuestras casas para herir». Se dice que el Señor pasará, lo que significa que pasará el juicio. ¿Significa esto que creer en la sangre del Cordero de la Pascua nos da la remisión de los pecados? Pero el Nuevo Testamento dice: «¿O no sabéis que todos los que hemos sido bautizados en Cristo Jesús, hemos sido bautizados en su muerte?» (Romanos 6, 3). «¿Luego la ley es contraria a las promesas de Dios? En ninguna manera; porque si la ley dada pudiera vivificar, la justicia fuera verdaderamente por la ley» (Gálatas 3, 27). «El bautismo que corresponde a esto ahora nos salva (no quitando las inmundicias de la carne, sino como la aspiración de una buena conciencia hacia Dios) por la resurrección de Jesucristo» (1 Pedro 3, 21). Los discípulos siguieron hablando sobre el bautismo que Jesús recibió de Juan en el río Jordán en el Nuevo Testamento. Creer en el bautismo y la sangre de Jesús es la fe correcta que nos hace nacer de nuevo del agua y el Espíritu. 
Si les soy sincero, durante diez años creí solamente en la sangre de Jesús solamente. Siempre estaba ilusionado. En aquel entonces mi corazón estaba lleno de pecados. Aunque creía en Jesús con ilusión, seguía teniendo el problema del pecado. Pero cuando aprendí acerca de la circuncisión espiritual a través del bautismo de Jesús, nací de nuevo. Después de nacer de nuevo, me di cuenta de que la circuncisión en el Antiguo Testamento es el bautismo de Jesús en el Nuevo Testamento. Por eso confío en esto. 
“¿Está bien creer en la sangre de Jesús junto con el bautismo de Jesús? ¿Está basada mi fe en la Biblia?”. Después de nacer de nuevo al creer en el bautismo y la sangre de Jesús, empecé a preguntarme acerca de mi fe. “¿Es correcto creer solamente en que Jesús murió por mí sin el bautismo? ¿Sigue siendo mi Dios y mi Salvador aunque no crea que Jesús tomó mis pecados a través de Su bautismo?”. Yo me hacía estas preguntas mientras leía Éxodo 12. 
Hoy en día, los cristianos ponen su fe en la sangre derramada en la Cruz solamente y confiesan que Jesús es su Salvador mientras leen Éxodo 12. Pero todavía pienso que deberían volver a examinar su fe. Aunque confiesan que el Señor es el Cristo y el Hijo del Dios vivo, siguen teniendo pecados. Dicen que son salvados a pesar de tener pecados porque creen en Jesús como su Salvador. Pero la verdad es que esta fe no está basada en la Verdad. La fe de los nacidos de nuevo está puesta en el bautismo y la sangre de Jesús. 
Entonces, ¿qué nos dice la Palabra de Dios en Éxodo 12? Leí el capítulo detenidamente. Me pregunté a mí mismo: “¿Acaso no es problemático para los cristianos ignorar el bautismo de Jesús y confiar solamente en la sangre?”. Incluso antes de terminar el capítulo, averigüé que la verdad no es solo por la sangre. Pude confirmar la verdad de que la circuncisión espiritual verdadera s posible cuando creemos en el bautismo de Jesús y la sangre derramada en la Cruz. 
De Éxodo 12, 47-49 puedo ver que Dios quiso que se circuncidasen antes de comer el cordero que había sido sacrificado para la Fiesta de la Pascua. Por eso en Éxodo 12, 49 Dios dijo: «La misma ley será para el natural, y para el extranjero que habitare entre vosotros». En este versículo encontré la verdad de que los que no son circuncidados no pueden comer el cordero de la Pascua, lo que anticipó la llegada de Jesucristo. Por tanto, acepté el Evangelio del agua y el Espíritu en mi corazón cuando experimenté la circuncisión espiritual. Pude estar firme en la Verdad que limpió mi corazón completamente al aceptar el hecho de que todos nuestros pecados fueron pasados a Jesús a través de Su bautismo y que cargó con todo el juicio en nuestro lugar al derramar Su sangre en la Cruz. 
Me di cuenta de que la verdad de la circuncisión y la sangre del Cordero existía en ambos Testamentos para llevar a los israelitas a la salvación de los pecados del mundo: La circuncisión en el Antiguo Testamento era el bautismo de Jesús en el Nuevo Testamento: ambos son la circuncisión; una en la carne y otra en el corazón. Y la sangre del Cordero en el Antiguo Testamento era la sangre de Jesús derramada en la Cruz. Llegué a creer que Jesús no fue castigado por Sus pecados, sino que al tomar los pecados del mundo a través del bautismo de Juan el Bautista, se convirtió en el Salvador para el mundo. Los que creen que Juan el Bautista tomó los pecados del mundo en nombre de todo el mundo aceptan estas dos cosas: el bautismo y la sangre de Jesús. 
Sin embargo, los que dicen creer en Jesús pero se niegan a creer en Su bautismo no creen en la circuncisión espiritual. Por esa razón siguen teniendo pecados y se mantienen alejados de Dios aunque creen en Jesús. ¿Cómo pueden seguir siendo pecadores cuando han creído en Jesús durante tanto tiempo? ¿Cómo pueden vivir con culpa en este mundo y ser destruidos? Son patéticos. Como no aceptan el hecho de que sus pecados fueron eliminados por Jesús a través del bautismo espiritual que nos trae la salvación espiritual, no tienen otro remedio que permanecer en pecados. Como no aceptan el hecho de que sus pecados fueron tomados por Jesús a través del bautismo espiritual que nos da la salvación eterna, no tienen otro remedio que permanecer en pecado. Insisten que han recibido la remisión de los pecados al creer en la Cruz solamente, pero esta fe no hace a los creyentes completos. Los que solo creen en la sangre de Jesús no pueden recibir la remisión de los pecados por fe. ¿Por qué? Porque no tienen fe en el bautismo de Jesús que tomó todos nuestros pecados para siempre. 
Solo cuando creemos en el agua (el bautismo de Jesús) y la sangre de Jesús según la ley espiritual para la salvación que Dios nos ha dado, podemos ser salvados de los pecados. Y podemos convertirnos en el pueblo de Dios. Está escrito en la Biblia: «Examinaos a vosotros mismos si estáis en la fe; probaos a vosotros mismos. ¿O no os conocéis a vosotros mismos, que Jesucristo está en vosotros, a menos que estéis reprobados?» (2 Corintios 13, 5). Si insisten en solamente la sangre de Jesús como la circuncisión espiritual, deben examinar si pueden ser salvados completamente del mundo y renovar su fe. Los israelitas fueron salvados de todos los pecados del mundo al creer en la circuncisión y la sangre en el Antiguo Testamento; y somos salvados de todos nuestros pecados cuando creemos en el bautismo de Jesús y la sangre derramada en la Cruz que aparecen en el Nuevo Testamento. Los que creen en esta Verdad se convierten en la gente de Dios y Dios se convierte en su Dios. Mediante estas dos cosas, la circuncisión y la sangre del cordero (el bautismo de Jesús y Su sangre), pudimos convertirnos en hijos de Dios. Esta Verdad es la Palabra de nacer de nuevo a través del agua, la sangre y el Espíritu que Jesús mencionó. 
 
 

¿Cuál es la remisión de los pecados de la que habla la Biblia?

 
Jesús abandonó Su trono celestial, vino a este mundo, recibió el bautismo de Juan el Bautista a los 30 años y se llevó todos los pecados del mundo. Este es el Evangelio primitivo. La sangre de Jesús simboliza el juicio por los pecados que tomó a través de su bautismo. Vino como el Salvado de la humanidad y libró a todos los pecadores de los pecados del mundo al darnos el agua y la sangre que constituyen el Evangelio primitivo. 
¿Nacemos de nuevo solamente mediante la sangre? ¡No! Somos salvados del pecado por el bautismo de Jesús y Su sangre. Me gustaría hacerles una pregunta a los que creen en la sangre de Jesús. ¿Se hacen justos los pecadores al creer solamente en la sangre de Jesús? ¿O acaso al creer en el bautismo de Jesús de la mano de Juan el Bautista en el río Jordán y la sangre derramada a la Cruz? Me gustaría preguntarles cuál es la verdad y la salvación real entre las dos. ¿Qué fe es la fe verdadera que la Biblia define entre la fe en solamente la sangre de Jesús y la fe en el bautismo y la sangre? La verdadera regeneración por el agua y el Espíritu viene de la fe en que Jesús vino en la carne como un hombre, tomó todos nuestros pecados a través de Su bautismo en el río Jordán, los llevó a la Cruz, fue castigado por esos pecados en nuestro lugar y nos salvó de todos los pecados y la condena. La fe en la sangre solo insiste en que Jesús pagó el precio por nuestros pecados de cualquier manera; fue maldito, azotado y herido para librarnos del juicio de nuestros pecados. Sin embargo, esta fe no es perfecta. Tenemos que aclarar una cosa aquí. ¿Cuál es la razón para que Jesús fuese crucificado?
La Biblia dice que el precio del pecado es la muerte, pero Jesús nunca pecó en Su vida en la tierra. Como es Dios mismo, el Ser espiritual, tuvo que tomar prestado el cuerpo de María para nacer como un ser humano. Pero es el Hijo de Dios, que no tiene pecados. Así que como Salvador, tuvo que ser bautizado por Juan el Bautista antes de ser crucificado. Al tomar todos los pecados a través del bautismo, llevó los pecados a la Cruz, derramó Su sangre y cumplió la salvación para los pecadores. 
Ahora vamos a aprender más sobre esta Verdad a través del sistema del Tabernáculo. Según el sistema de sacrificios del Antiguo Testamento, Aarón o los pecadores tenían que poner las manos sobre la cabeza de los animales a ser sacrificados (un cordero o una cabra) para pasar sus pecados y mataban al animal y quemaban su carne en el altar de los holocaustos. Considerando que el Antiguo Testamento es una sombra del Nuevo Testamento, ¿cuándo tomó los pecados del mundo antes de pagar la pena de los pecados? Quiero preguntarles: “¿Han pasado sus pecados a Jesús por fe como si le hubiesen pasado algo a alguien?”. En el Antiguo Testamento, los israelitas no podían matar a los animales antes de ponerles las manos encima. “La imposición de manos” significa “pasar algo”. En otras palabras, si un pecador o Aarón no ponían las manos sobre los animales del sacrificio para pasarle los pecados, no podían ofrecer un sacrificio a Dios. 
Levítico 1 habla sobre la imposición de manos sobre la cabeza del animal en todo el capítulo. Podían ser salvados de sus pecados al pasar sus pecados mediante la imposición de manos sobre el cordero o cabra y al matarlos y orecer su sangre y carne a Dios. En el Antiguo Testamento, los israelitas eran salvados por fe también. 
En Éxodo 12 la circuncisión y la sangre del cordero aparecen. Y en Éxodo 20 aparecen los Diez Mandamientos. Y el sistema de sacrificios del Tabernáculo les sigue. Cuando los israelitas tenían que ofrecer a Dios un holocausto, los sacerdotes tenían que pasar los pecados anuales de los israelitas mediante la imposición de manos sobre el animal del sacrificio, cortarle el cuello, rociar la sangre sobre el altar de los holocaustos y echar el resto de la sangre por el suelo. 
De la misma manera, los pecadores todavía pueden ser salvados al creer en el agua y el Espíritu de Jesús. 1 Juan 5, 1-10 dice que el bautismo y la sangre (Cruz) de Jesús salvan a los pecadores. En otras palabras, los pecadores pueden recibir la remisión de los pecados al creer en el bautismo y la sangre de Jesús. El bautismo de Jesús, Su sangre y el Espíritu constituyen la Verdad de nacer de nuevo por el agua y el Espíritu. 
¿Recibimos la remisión de los pecados al creer en la sangre de Cristo solamente? Los que intentan convertirse en nacidos de nuevo al creer en la sangre de Jesús solamente siempre tienen pecados en sus corazones. Sin embargo, podemos ser salvados de todos los pecados al creer en el bautismo de Jesús que constituye la circuncisión espiritual, que corresponde a la circuncisión en la carne del Antiguo Testamento. 
Todas las denominaciones tienen una fe diferente en Jesús. Sé que su fe no es correcta. La Iglesia presbiteriana defiende la doctrina de la predestinación; la Iglesia metodista cree en el arminianismo que es parecido al humanismo; la Iglesia baptista resalta el bautismo por inmersión; y la Iglesia de la santidad se centra en vivir una vida piadosa. Pero, ¿qué dice la Biblia de nacer de nuevo? La Biblia menciona el bautismo y la sangre de Jesús. Los que buscan la verdad basada en la Biblia encuentran correspondencia para cada versículo del Antiguo y Nuevo Testamento y creen así. 
 
 

¿Cuál es el secreto del bautismo de Jesús?

 
El bautismo de Jesús era la circuncisión espiritual para los que creen en Su bautismo. Dios dijo en el Antiguo Testamento que abandonaría a los que no estuviesen circuncidados. Debemos creer que la circuncisión espiritual para la salvación en el Nuevo Testamento es el bautismo de Jesús. Jesús recibió el bautismo de Juan el Bautista para salvar a la raza a humana del pecado, por el cual podemos ser circuncidados espiritualmente en nuestros corazones al creer en Su bautismo. Debemos contemplar profundamente por qué Jesús tuvo que recibir el bautismo de Juan el Bautista. 
La historia del bautismo de Jesús está escrita en el pasaje de Mateo 3, 13: «Entonces Jesús vino de Galilea a Juan al Jordán, para ser bautizado por él. Mas Juan se le oponía, diciendo: Yo necesito ser bautizado por ti, ¿y tú vienes a mí? Pero Jesús le respondió: Deja ahora, porque así conviene que cumplamos toda justicia. Entonces le dejó» (Mateo 3, 13-15). Jesús fue bautizado por el agua en el río Jordán, que es conocido como el río de la muerte. Juan el Bautista puso las manos sobre la cabeza de Jesús y lo sumergió. Este es el verdadero bautismo, es decir el bautismo por inmersión. Bautizar, “baptizo” en griego, significa sumergir debajo del agua. Jesús tuvo que tomar los pecados del mundo a través del bautismo que recibió en la forma de imposición de manos en el Antiguo Testamento. 
Como el bautismo que Jesús recibió de Juan el Bautista era para la circuncisión espiritual de toda la humanidad, dijo justo antes: «Permíteme hacer ahora, pues conviene así que cumplamos toda justicia». Era justo que Jesús tomase todos los pecados del mundo y se convirtiese en el Salvador de todos los pecadores, y que cargase con todos los pecados a la Cruz para morir. El bautismo de Jesús era el secreto del Evangelio del agua y el Espíritu, la Palabra que hace que los pecadores nazcan de nuevo. 
Lo primero que hizo Jesús cuando empezó Su vida pública fue ser bautizado por Juan el Bautista. He dicho que bautizar, “baptizo” en griego, significa sumergir bajo agua. Esta palabra significa “limpiar, enterrar, transferir o pasar”. En el Antiguo Testamento, los israelitas celebraban el Yom Kippur (Día de la Expiación) el décimo día del séptimo mes cada año al pasar los pecados anuales sobre dos chivos expiatorios. Después de pasar sus pecados mataban a la cabra y ofrecían su sangre como sacrificio. Entonces llevaban a la otra cabra delante de los israelitas, ponían sus pecados sobre ella mediante la imposición de manos del Sumo Sacerdote y la mandaban al desierto para que muriese allí. Todo este proceso está escrito en Levítico 16. Ese día el Sumo Sacerdote ponía las manos sobre la cabeza de la cabra y pasaban los pecados anuales de los israelitas. 
Jesús también tomó todos los pecados del mundo para siempre a través del bautismo que recibió de Juan el Bautista, el representante de toda la humanidad y uno de los descendientes de Aarón, el Sumo Sacerdote. El siguiente día después del bautismo, Juan el Bautista dio testimonio de Jesús diciendo: «He aquí el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo» (Juan 1, 29). Después de ser bautizado, después de que todos los pecados del mundo fuesen colocados sobre Él, cargó con todos los pecados del mundo como el Cordero de Dios, fue a la Cruz y pagó la pena de todos los pecados para salvar a la raza humana del pecado. Por tanto, la circuncisión espiritual para todo el mundo fue cumplida. Los que aceptan el bautismo de Jesús (la circuncisión en el Antiguo Testamento) y Su sangre derramada en la Cruz (la sangre del cordero de la Pascua) como su salvación pueden librarse de todos los pecados. Jesús salvó a los pecadores mediante Su bautismo y Su sangre. Esta es la circuncisión espiritual que le da a cada creyente la remisión de los pecados. 
 
 
¿Se consigue la salvación solo con la sangre? ¡No!
 
Dios nos habla de esto claramente en 1 Juan 5: «Porque todo lo que es nacido de Dios vence al mundo; y esta es la victoria que ha vencido al mundo, nuestra fe. ¿Quién es el que vence al mundo, sino el que cree que Jesús es el Hijo de Dios? Este es Jesucristo, que vino mediante agua y sangre; no mediante agua solamente, sino mediante agua y sangre. Y el Espíritu es el que da testimonio; porque el Espíritu es la verdad. Porque tres son los que dan testimonio en el cielo: el Padre, el Verbo y el Espíritu Santo; y estos tres son uno. Y tres son los que dan testimonio en la tierra: el Espíritu, el agua y la sangre; y estos tres concuerdan» (1 Juan 5, 4-8). 
¿Cuál piensan que es la prueba de que han sido salvados de los pecados del mundo? Es la fe en el Hijo de Dios, que vino por el agua y la sangre. ¿Qué nos hace vencer a este mundo? La Biblia dice claramente: «Este es Jesucristo, que vino mediante agua y sangre; no mediante agua solamente, sino mediante agua y sangre. Y el Espíritu es el que da testimonio; porque el Espíritu es la verdad. Porque tres son los que dan testimonio en el cielo: el Padre, el Verbo y el Espíritu Santo; y estos tres son uno. Y tres son los que dan testimonio en la tierra: el Espíritu, el agua y la sangre; y estos tres concuerdan» (1 Juan 5, 6-8).
Jesucristo vino a este mundo, fue bautizado, derramó Su sangre y nos salvó de la muerte. El Espíritu Santo es el testigo del hecho de que Dios el Creador se convirtió en el Salvador. El Evangelio primitivo es el testimonio del agua y el Espíritu con los que Jesús tomó todos nuestros pecados a través de Su bautismo en el río Jordán; derramó Su sangre en la Cruz, sufrió el castigo para salvarnos a los creyentes de todos los pecados. 
 
 

¿Cuál es el agua y la sangre que da testimonio de la remisión de los pecados?

 
El agua en el pasaje de las Escrituras anterior se refiere al bautismo de Jesús. Su bautismo es igual a la circuncisión en el Antiguo Testamento. El bautismo de Jesús es la correspondencia de la circuncisión en el Antiguo Testamento. Es la prueba de que todos los pecados de los pecadores fueron tomados por Jesús. Ahora, quien crea así puede presentarse ante Dios con confianza y confesar: “Jesús es mi Salvador. Es mi Señor. Ya no tengo pecados porque creo en el Evangelio del agua y el Espíritu, el bautismo y la sangre de Jesús. Soy un hijo del Señor. Dios es mi Dios. Jesús es mi Señor”. La única razón por la que podemos decir esto es porque tenemos fe en el bautismo y la sangre de Jesús. ¿Qué nos hace nacer de nuevo? El testimonio en nuestro corazón del bautismo de Jesús y Su sangre derramada en la Cruz constituyen el verdadero Evangelio que nos hace nacer de nuevo del agua y el Espíritu. 
Queridos hermanos cristianos, ¿solo mediante la sangre de Jesucristo podemos poner nuestra fe en Jesús y confesar que es nuestro Salvador? No es solo mediante la sangre de Jesús. Es mediante el agua y la sangre, el agua y el Espíritu. 
Miremos en la Biblia para ver qué dice sobre el agua, que es el bautismo de Jesús. Está escrito 1 Pedro 3, 21-22: «El bautismo que corresponde a esto ahora nos salva (no quitando las inmundicias de la carne, sino como la aspiración de una buena conciencia hacia Dios) por la resurrección de Jesucristo, quien habiendo subido al cielo está a la diestra de Dios; y a él están sujetos ángeles, autoridades y potestades». 
El Apóstol Pedro dijo que el bautismo de Jesús es el antitipo de la salvación, y la seguridad de la propia salvación está basada en el bautismo de Jesús. El bautismo de Jesús es la circuncisión en el Antiguo Testamento. De la misma manera en que los israelitas obedecieron la Palabra de Dios y practicaron la circuncisión para convertirse en hijos de Dios, el bautismo de Jesús tomó todos los pecados de los pecadores; y así la circuncisión en el Antiguo Testamento y el bautismo de Jesús implican lo mismo. ¿Creen en el testimonio de que el bautismo de Jesús es la circuncisión del Antiguo Testamento? 1 Pedro 3, 21 dice que el bautismo de Jesús es el antitipo de la salvación, ¿y van a seguir levantándose contra la Palabra escrita de Dios? 
¿Cómo puede una persona de este mundo vivir sin pecados? Pero Jesús fue bautizado por nuestra salvación y cumplió toda justicia. Mateo 3, 15 dice: «Permíteme hacer ahora, pues conviene así que cumplamos toda justicia». Como todos los pecados de toda la raza humana fueron pasados a la cabeza de Jesús, quien crea en Su bautismo se convierte en una persona sin pecados y justa, aceptando la Verdad de que Jesús tomó todos los pecados para siempre a través de Su Bautismo. Jesucristo tomó todos los pecados y derramó Su sangre al pagar la condena del pecado en la Cruz. 
Las dos cosas que salvan a los pecadores de todos los pecados son el agua y la sangre. Y Jesús cumplió estas dos cosas durante Sus 33 años de vida en la tierra. ¿Creen en el bautismo y la sangre de Jesús? Juan 1, 29 dice: «He aquí el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo». Jesús recibió el bautismo, tomó los pecados del mundo y los llevó a la Cruz. El Señor es el Hijo de Dios, el Creador y aún así cumplió la alianza de la circuncisión del Antiguo Testamento a través de Su bautismo. Los que aceptan el bautismo por agua de Jesús y Su sangre nacerán de nuevo mediante el Evangelio del agua y el Espíritu. El Señor será su Señor. Gracias, Señor. ¡Aleluya! El Señor ha cumplido Su promesa: nos ha salvado de los pecados del mundo. 
«El bautismo que corresponde a esto ahora nos salva (no quitando las inmundicias de la carne, sino como la aspiración de una buena conciencia hacia Dios) por la resurrección de Jesucristo» (1 Pedro 3, 21).
Esto no significa que no hagamos nada sucio con nuestra carne por solamente creer en Jesús como nuestro Salvador. Aunque cometamos pecados en la carne, hemos recibido la remisión de los pecados al creer que el bautismo de Jesús tomó todos nuestros pecados, cargó con la pena de todos los pecados y el bautismo y la sangre de Jesús nos dan la salvación a los creyentes. 
El nacer de nuevo al aceptar al Señor como nuestro propio Salvador ocurre en nuestro corazón y alma. Y también la remisión de los pecados. Sin embargo, todavía no podemos evitar cometer actos sucios y pecados con nuestra carne incluso después de nacer de nuevo en nuestro corazones, pero incluso esos pecados han sido redimidos. El bautismo de Jesús da testimonio a los que han sido salvados. Nos hemos convertido en justos a través del Evangelio primitivo del agua y el Espíritu cuando creemos en la Verdad de salvación que testifica que los pecados fueron pasados a Jesús durante Su bautismo. Esta es la fe de Abraham en el Antiguo Testamento y la justicia por fe a la que se refiere Pablo y el antitipo de la salvación que mencionó Pedro. 
¿Se cumple su salvación mediante la sangre de Jesús? No. ¿Es solo por el agua? No. La salvación de los pecados se cumple con el agua y la sangre. Jesús, el Hijo de Dios, vino a este mundo, tomó todos nuestros pecados, los llevó a la Cruz y pagó la pena de los pecados para poder salvar a todos los pecados. Recibimos la salvación al creer que Jesucristo tomó todos nuestros pecados a través de Su bautismo y sangre; sufrió el castigo por nosotros para que los pecadores pudiesen ser salvados. 
Como está escrito: «Porque ¿qué dice la Escritura? Creyó Abraham a Dios, y le fue contado por justicia» (Romanos 4, 3), recibimos la salvación cuando creemos en el bautismo y la sangre de Jesús. El Señor vino a este mundo, tomó los pecados a través de Su bautismo y pagó la pena por esos pecados al derramar Su sangre en la Cruz. El Evangelio del agua y la sangre nos salvó de los pecados del mundo. Los que creen en esta Verdad reciben la remisión de los pecados que nos hace nacer de nuevo. Podemos ser librados del pecado y nacer de nuevo al aceptar el Evangelio de la remisión de los pecados. 
Juan 1, 12 dice: «Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios». ¿Creen en Jesús como su Salvador que les salvó de los pecados a través de Su bautismo y Su sangre? Deben recibir la salvación que el Hijo de Dios cumplió a través del agua y la sangre. ¿Qué quiere Dios que hagamos? Quiere que creamos en Su Hijo. Y quiere que recibamos la remisión de los pecados por fe. Jesús vino a este mundo encarnado para redimirnos a todos los pecadores; a los 30 años recibió el bautismo para tomar los pecados del mundo para darnos la circuncisión espiritual; y murió en la Cruz como el Cordero de Dios al derramar Su sangre. Creer en el bautismo y la sangre de Jesús es la fe que nos hace nacer de nuevo. El Señor se convirtió en el sacrificio de todos los pecados a través de Su bautismo y sangre. Así es como nos salvó a todos del pecado. Esta es la fe que nos hace nacer de nuevo mediante el agua y el Espíritu. 
La Verdad que nos hace justos por fe es el Evangelio del agua y la sangre. ¿Es por la sangre de Cristo solamente? No. Es solo por la sangre y el agua. La Biblia nos dice que la salvación del pecado no es solo por la sangre de Jesús. Está escrito que el bautismo y la sangre de Jesús nos dio la salvación. El bautismo de Jesús se refiere a la circuncisión espiritual. Esta es la Verdad de la salvación que elimina los pecados. Fue castigado por los pecadores, por ustedes y por mí. Nos evitó ser castigados cuando creímos en el Evangelio de la salvación, Su sangre y Su bautismo, en nuestro corazón. Recibimos la salvación de los pecados del mundo por fe. Nuestros pecados son redimidos cuando creemos que el bautismo y la sangre de Jesucristo nos dieron la salvación perfecta. ¿Creen en esto? Espero que crean en este Evangelio del agua y el Espíritu. Oro para que pongan su fe en el Evangelio y reciban la vida eterna. 
 
 
Incluso el Apóstol Pablo creyó en esto
 
El Apóstol Pablo dijo: «la circuncisión es la del corazón, en espíritu, no en letra» (Romanos 2, 29). Recibimos la circuncisión espiritual al creer que Jesús vino a este mundo encarnado, tomó los pecados del mundo al ser bautizado y derramó Su sangre en la Cruz, y se levantó de nuevo de entre los muertos. Pablo dijo que la circuncisión espiritual debe estar en nuestros corazones. La circuncisión de nuestros corazones se cumple cuando creemos en el bautismo y la sangre de Jesús. Si quieren ser circuncidados espiritualmente en su corazón, deben aceptar el Evangelio del bautismo y la sangre de Jesús. Solo de esta manera podrán convertirse en verdaderos ciudadanos de Dios. La circuncisión del corazón consiste en creer en el bautismo y la sangre de Jesús. Los justos son las personas que creen en el bautismo de Jesús y Su sangre. 
 
 

¿Fue Juan el Bautista enviado por Dios?

 
Nos preguntamos: “¿Quién es Juan el Bautista quien bautizó a Jesús?”. Juan es el representante de toda la humanidad. Mateo 11, 11 habló acerca de esto. Jesús dijo: «De cierto os digo: Entre los que nacen de mujer no se ha levantado otro mayor que Juan el Bautista; pero el más pequeño en el reino de los cielos, mayor es que él. Desde los días de Juan el Bautista hasta ahora, el reino de los cielos sufre violencia, y los violentos lo arrebatan. Porque todos los profetas y la ley profetizaron hasta Juan. Y si queréis recibirlo, él es aquel Elías que había de venir» (Mateo 11, 11-14)
Jesús dijo que no hay hombre mayor que Juan el Bautista entre los que han nacido de mujer. Y continuó diciendo: «Desde los días de Juan el Bautista hasta ahora, el reino de los cielos sufre violencia, y los violentos lo arrebatan. Porque todos los profetas y la ley profetizaron hasta Juan». Los días de Juan el Bautista eran la última generación del Antiguo Testamento, el tiempo de la alianza de Dios. Esto se debe a que Jesucristo (el protagonista que cumpliría la alianza) apareció en la historia de la humanidad. 
Entonces, ¿quién va a cumplir la alianza del Antiguo Testamento? Juan el Bautista y Jesús. Juan el Bautista pasó los pecados del mundo a Jesús. ¿Quién es el último profeta en el Antiguo Testamento? ¿Quién es el Sumo Sacerdote? ¿Quién es el descendiente de Aarón? Jesús mismo testificó que es Juan el Bautista. Es el representante de todos los humanos y es el mayor hombre nacido de mujer. Moisés, Abraham, Isaac y Jacob fueron todos hombres nacidos de mujer. Pero entre todos los hombres del Antiguo Testamento y el Nuevo Testamento, ¿quién es el mayor hombre de todos? Es Juan el Bautista. Es el último profeta del Antiguo Testamento y el siervo de Dios enviado por Él. Por tanto pudo pasar todos los pecados del mundo a Jesús de la misma manera en que los Sumos Sacerdotes en el Antiguo Testamento ponían las manos sobre los corderos para pasar los pecados de los israelitas. Era el siervo de Dios que cumplió la circuncisión del corazón al bautizar a Jesús. 
Quiero que tomen la sangre de Jesús y Su bautismo como el testigo de la remisión de los pecados. Jesús ya había tomado todos los pecados del mundo a través de Su bautismo y pagó la pena de todos esos pecados. Este Evangelio tiene el objetivo de que creamos lo que Jesús ha hecho. Siempre que creamos en el Evangelio del agua y el Espíritu, que nos regenera, seremos descendientes espirituales de Abraham y podremos entrar en la genealogía de Jesucristo. Creo que algunos de ustedes han entrado en la genealogía de Jesús por fe, pero otros siguen fuera. Y el sol está a punto de ponerse. Así que deben poner su fe en el bautismo de Jesús y entrar en la genealogía de Jesús lo antes posible. Su fe en el bautismo y la sangre de Jesús será como recibir la unción espiritual para su salvación. Espero que entiendan el secreto de la fe de la unción espiritual que está preparado solamente mediante la fe en el Evangelio del bautismo y la sangre de Jesús. 
 
 

¿Por quién fue bautizado Jesús? 

 
Está escrito: «Mas Juan se le oponía, diciendo: Yo necesito ser bautizado por ti, ¿y tú vienes a mí? Pero Jesús le respondió: Deja ahora, porque así conviene que cumplamos toda justicia. Entonces le dejó» (Mateo 3, 14-15). Jesús recibió el bautismo para erradicar todos los pecados de la gente. Jesús es el Hijo de Dios y nuestro Dios. Es nuestro Creador. Vino a este mundo con la voluntad de Dios de hacernos pueblo Suyo. ¿De quién hablan las profecías del Antiguo Testamento? Hablan acerca de Jesucristo. Todas las profecías hablan de cómo Jesús vendría a este mundo y cómo se llevaría todos los pecados. 
Como se profetizó, Jesús vino a este mundo y tomó todos los pecados cometidos y por cometer de toda la humanidad, desde Adán y Eva hasta la última persona en el mundo. Ahora recibimos la salvación que Jesús cumplió a través de Su bautismo y Su sangre. ¿No entienden que esta es la Verdad? ¿Todavía tienen pecados? «Permíteme hacer ahora, pues conviene así que cumplamos toda justicia», dijo Jesús justo después de ser bautizado por Juan el Bautista. La palabra bautizar significa lavar. ¿Cómo pueden nuestros pecados ser eliminados a través del bautismo de Jesús? Porque todos nuestros pecados fueron pasados sobre la cabeza de Jesús. Y los pecados de nuestros corazones fueron eliminados. 
Como todos los pecados fueron tomados por Jesús a través de Su bautismo, los que lo aceptan en su corazón reciben la salvación de los pecados. Como el bautismo significa lavar los pecados, creer en el bautismo de Jesús es recibir la circuncisión espiritual en esta era del Nuevo Testamento. “La circuncisión es del corazón”. Cuando creemos de corazón que todos nuestros pecados fueron pasados a Jesús por Su bautismo, la circuncisión espiritual se practica. La circuncisión del corazón consiste en aceptar el bautismo de Jesús que tomó todos nuestros pecados. ¿Han sido circuncidados en sus corazones? ¿Cuándo su corazón está circuncidado, todos sus pecados son eliminados. Así es como se cumplió la justicia de Dios, es decir la salvación de todos los pecadores.
Jesús fue bautizado por Juan el Bautista. Juan el Bautista puso sus manos sobre la cabeza de Jesús para pasar los pecados del mundo a Jesús como los Sumos Sacerdotes en el Antiguo Testamento ponían las manos sobre los animales que iban a ser sacrificados para pasarles todos los pecados de los israelitas. En los días del Antiguo Testamento los israelitas llevaban animales puros, ponían las manos sobre sus cabezas, los mataban y entregaban la sangre de los animales a los sacerdotes para recibir la remisión de los pecados. Jesús fue bautizado para toma” todos los pecados sobre Su cuerpo. 
Después de que el Señor tomase los pecados del mundo, fue sumergido en el agua. Se sumergió en el agua. Esto simboliza la muerte y el juicio para los pecadores. Su inmersión en el agua se refiere a la sangre derramada en la Cruz por la pena de nuestros pecados. Entonces, salió del agua. Esto se refiere a la resurrección. Jesús resucitó de entre los muertos al tercer día. Esta es la prueba de que Jesús es nuestro Dios y que nos salvó perfectamente de los pecados. El bautismo de Jesús, Su sangre en la Cruz y Su resurrección al tercer día y el estar sentado a la derecha del trono de Dios Padre confirma que ha salvado a los seres humanos del pecado. ¿Creen en esto?
Quiero que tomen esta Palabra de confirmación en sus corazones. Esta es la Verdad. Solo si se recibe al Señor en el corazón se puede recibir la salvación de todos los pecados como está escrito: «Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios» (Juan 1, 12). 
Queridos hermanos, ¿saben ahora por qué Jesús fue bautizado? ¿Pueden creer ahora? El bautismo de Jesús tenía como objetivo tomar los pecados de la gente. Así es la circuncisión en el Nuevo Testamento. ¡El bautismo de Jesús! Es la circuncisión espiritual. Por esta razón, el Apóstol Pablo dijo que la circuncisión debe ser del corazón. Jesús nos salvó con Su bautismo y Su corazón. Jesús nos salvó con Su bautismo y Su sangre para que no dudemos de que nuestros pecados han sido eliminados. Ahora solo tenemos fe para decir sí en nuestra mente y corazón. ¿Es esto verdad? ¿Están de acuerdo?
 
 
¿Lo creen?
 
No estábamos allí pero hace 2,000 años que Jesús fue bautizado y crucificado. Lo único que podemos hacer es aceptar la Verdad del agua y la sangre de Jesús. “La circuncisión es del corazón”. Somos circuncidados en nuestra mente y corazón por fe. Recibimos la salvación por fe. En el Antiguo Testamento, los descendientes de Abraham, los circuncidados, fueron salvados por la sangre del cordero de la Pascua con la que pintaron los postes de sus puertas. 
Los que creen en el bautismo y la sangre de Jesús como la salvación no tienen nada de lo que tener miedo en este mundo, incluso en tiempos del juicio de Dios. Sin embargo, en cuanto a los que no aceptan el bautismo y la sangre de Jesús en el corazón, el juicio sin piedad de Dios caerá sobre ellos. ¿Por qué hay tantos cristianos que van por el mal camino? ¿Por qué están sufriendo? Porque creen que la sangre de Jesús les ha salvado sin conocer la Verdad del bautismo y la sangre de Jesús. 
¿Se consigue la salvación solamente con la sangre de Jesús? ¿Dice la Biblia que se consigue solo por la sangre? ¿Qué dice el Antiguo Testamento y el Nuevo Testamento? Las Escrituras nos dicen que nuestra salvación no se consigue solo por la sangre del Cordero, sino también por el bautismo de Jesús (1 Juan 5, 6-8). En el Antiguo Testamento los israelitas se convierten en el pueblo de Dios mediante la circuncisión de la carne y por la sangre del cordero de la Pascua. En el Nuevo Testamento se dice que la salvación se cumple mediante el bautismo de Jesús y Su sangre. Esta es la Verdad de la salvación que el Señor ha cumplido. Esto es exactamente lo que está escrito en la Biblia. Entonces, ¿es la Biblia la palabra del hombre? ¿No es la Biblia la Palabra de Dios?
¿Creen solamente en la sangre de Jesús? Si es así, deben tener pecados todavía. Deben alejarse de la fe incorrecta. Admitan que han ignorado el bautismo de Jesús en el río Jordán y arrepiéntanse. Deben aceptar la Verdad de que el Señor eliminó todos los pecados del mundo, incluyendo los suyos, a través del bautismo. Pueden ser salvados al creer en el bautismo y la sangre de Jesús, el Evangelio del agua y el Espíritu. 
¿Han confiado solo en la sangre de Jesús? Entonces, siguen estando en pecado. Pueden sentirse santificados cuando no tienen pecados, pero cuando pecan se sienten pecadores. Los sentimientos no están basados en la Palabra de Dios, sino en la carne. Pero no es demasiado tarde para poner su fe en el bautismo y la sangre de Jesús para ser circuncidados en su corazón y ser liberados de todos sus pecados. El ser liberado de todos sus pecados significa ser salvado de todos los pecados al creer en el Evangelio primitivo del bautismo y la sangre de Jesús. 
¿Creen en el bautismo y la sangre de Jesús como ejes de la salvación de sus pecados? Cuando creemos en esto, vemos lo que pasa poco a poco y tenemos paz en nuestros corazones. Entonces nos convertimos en justos, no por las obras, sino por la Palabra de Dios. Si han confiado solamente en la sangre de Jesús, me gustaría hacerles esta pregunta: “¿Se consigue la salvación de los pecados solo por la sangre de Jesús?”. La salvación del pecado no se consigue solo mediante la sangre, sino a través del bautismo y la sangre de Jesús, es decir el Evangelio primitivo. 
La salvación de los pecados se consigue mediante el Evangelio del agua y el Espíritu que consiste en el bautismo de Jesús de la mano de Juan el Bautista y Su sangre. El Espíritu se refiere a Dios. Dios vino a este mundo encarnado. «Y le llamarás Jesús, porque salvará a Su pueblo de sus pecados» (Mateo 1, 21). Esta era la profecía. Dios dijo a través de Su ángel: «He aquí que una virgen estará en cinta y tendrá un Hijo, y le llamará Enmanuel, que significa Dios está con nosotros».
Dios vino a este mundo encarnado en un hombre y fue bautizado para cargar con todos los pecados de los pecadores. Y pagó la condena de esos pecados en la Cruz. Así salvó a los pecadores. Esta Verdad de salvación fue cumplida por el agua y la sangre. “¿Reciben la salvación mediante la sangre de Jesús solamente?”. No. Hemos recibido la salvación mediante el bautismo y la sangre de Jesucristo. 
La razón por la que hay tantos falsos profetas y herejes en las comunidades cristianas es que la mayoría de los cristianos no conocen el bautismo por agua de Jesús. En Juan 8 Jesús dijo: «Y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres» (Juan 8, 32). Deben entender la Verdad. Deben entender por qué Jesús habló acerca de Su bautismo en la Biblia y por qué debemos poner nuestra fe en él. También debemos entender por qué Dios les dijo a los israelitas que fuesen circuncidados y por qué Dios mencionó la sangre del cordero de la Pascua. Si no creen en ninguna de estas cosas, no conocerán la Verdad que les hace nacer de nuevo. Jesús dijo: «De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de agua y del Espíritu, no puede entrar en el reino de Dios» (Juan 3, 5). La Biblia es el libro del secreto de la salvación. ¿Es solamente a través de la sangre de Jesús? El Apóstol Pablo solía hablar del bautismo de Jesús en sus Epístolas, por ejemplo, en Romanos 6 y en Gálatas 3. 
Leamos Romanos 6 primero. «¿O no sabéis que todos los que hemos sido bautizados en Cristo Jesús, hemos sido bautizados en su muerte? Porque somos sepultados juntamente con él para muerte por el bautismo, a fin de que como Cristo resucitó de los muertos por la gloria del Padre, así también nosotros andemos en vida nueva. Porque si fuimos plantados juntamente con él en la semejanza de su muerte, así también lo seremos en la de su resurrección; sabiendo esto, que nuestro viejo hombre fue crucificado juntamente con él, para que el cuerpo del pecado sea destruido, a fin de que no sirvamos más al pecado. Porque el que ha muerto, ha sido justificado del pecado. Y si morimos con Cristo, creemos que también viviremos con él; sabiendo que Cristo, habiendo resucitado de los muertos, ya no muere; la muerte no se enseñorea más de él. Porque en cuanto murió, al pecado murió una vez por todas; mas en cuanto vive, para Dios vive. Así también vosotros consideraos muertos al pecado, pero vivos para Dios en Cristo Jesús, Señor nuestro» (Romanos 6, 3-11)
Miren de nuevo el versículo 5. «Porque si fuimos plantados juntamente con él en la semejanza de su muerte, así también lo seremos en la de su resurrección». Dios nos está diciendo que el precio del pecado es la muerte y quien tiene pecados morirá, perecerá e irá al infierno. ¿Qué dice Mateo 5, 26 que va a pasar si mueren con el más mínimo pecado antes de tener la Verdad? Incluso si tienen el más mínimo pecado estarán sujetos al juicio del infierno. 
Sin embargo, tenemos a nuestro Salvador Jesucristo. Si hubiésemos tenido que pagar nuestra condena de muerte, no habríamos sido salvados, pero Dios envió a Jesús e hizo que tomase todos nuestros pecados y los castigó en nuestro lugar. En vez de morir por nuestros pecados, Dios hizo que Su hijo fuese crucificado cruelmente y derramase Su sangre hasta morir en nuestro lugar; así Dios nos ha salvado de todos nuestros pecados. La fe en el bautismo y la sangre de Jesús es la fe que nos hacer estar unidos con Jesucristo. 
El precio de los pecados es la muerte. Nosotros solíamos tener pecados. Y por eso teníamos que ir al infierno. La fe que nos une a Jesús consiste en creer de corazón que Jesús tomó todos nuestros pecados a través de Su bautismo en el río Jordán y pagó la condena de la crucifixión en nuestro lugar. Por tanto, Su muerte es mi muerte y Su bautismo tomó todos mis pecados. Esta fe nos permite estar unidos a Jesucristo. 
 
 
¿Está bien creen en Jesús de una manera religiosa solamente?
 
Muchas personas creen en Jesús de manera religiosa, van a la iglesia con los ojos llorosos pidiendo perdón por sus pecados. Dicen: “Jesús, Jesús, creo que moriste en la Cruz por mí”. ¿Pero acaso hay alguna Palabra en la Biblia que les de la convicción de que sus pecados fueron redimidos? Insisten en que 1 Juan 1, 9 dice: «Si confesamos nuestros pecados, Él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados y limpiarnos de nuestra injusticia». La gente afirma que este versículo garantiza su remisión de los pecados cuando ofrecen oraciones de penitencia. Este versículo no habla de recibir la remisión de los pecados mediante oraciones de penitencia diarias, sino de recibir la salvación para siempre confesando que no han sido salvados. 
La Biblia dice: «Así que la fe es por el oír, y el oír, por la palabra de Dios» (Romanos 10, 17); «Y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres» (Juan 8, 32). La Verdad es sólida. Si Jesucristo hubiese muerto en la Cruz sin tomar todos nuestros pecados en el río Jordán, la fe en Él es inútil. Para que un creyente sea salvado de todos los pecados, debe creer de todo corazón en el Evangelio primitivo que consiste en el bautismo y la sangre de Jesucristo. Está escrito: «Y en ningún otro hay salvación; porque no hay otro nombre bajo el cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos» (Hechos 4, 12). Jesucristo tomó todos nuestros pecados y se convirtió en nuestro Salvador a través de Su bautismo. Como indica Su nombre, recibimos la salvación confesando con los labios (Romanos 10, 10). ¿Son pecadores? ¿O son justos? 
Está escrito: «Esto, pues, digo: El pacto previamente ratificado por Dios para con Cristo» (Gálatas 3, 27). Jesús pudo morir en la Cruz porque fue bautizado. Entonces se levantó de entre los muertos al tercer día y está sentado en la mano derecha del trono de Dios Padre. Así se convirtió en el Salvador de todos los que creen en Él. Si Jesús no hubiese recibido el bautismo (agua) ni hubiese derramado Su sangre en la Cruz, no podría ser nuestro Salvador. Solo cuando creemos en el Evangelio del agua y el Espíritu podemos ser salvados. 
 
 
Incluso el Hijo de Moisés
 
Queridos hermanos, están escuchando el secreto de la salvación sobre el bautismo del agua y la sangre de Jesús. Es una gran bendición escuchar esta Palabra de Dios. ¿Es la salvación solo por la sangre? Los descendientes de Abraham en el Antiguo Testamento podían ser salvados y se convierten en el pueblo de Dios a través de la circuncisión y la sangre del cordero de la Pascua. En los días del Nuevo Testamento nos convertimos en el pueblo de Dios al creer en el bautismo y la sangre de Jesús. La prueba también se nos da a través de Moisés. 
Dios le dijo a Moisés que fuera a Egipto y sacase a los israelitas de allí. Le dijo a su suegro, el sacerdote de Madián lo que Dios le había dicho y comenzó su viaje con su hijo y su mujer en un burro, y pararon para pasar la noche después de la puesta de sol. En aquel momento, un ángel de Dios se les apareció e intentó matar a Moisés. La mujer de Moisés, Séfora, conocía la razón. Así que tomó una piedra afilada, circuncidó a su hijo y le echó el prepucio a los pies de Moisés y dijo: «A la verdad tú me eres un esposo de sangre» (Éxodo 4, 25). Entonces el Señor dejó a Moisés irse. 
Dios le mostró Su voluntad de que mataría incluso al hijo de Moisés porque no estaba circuncidado. Para los israelitas la circuncisión era la señal de la promesa de Dios. Dios dijo que expulsaría a cualquier persona, incluso al hijo de un líder, que no estuviese circuncidado. Así que Dios avió a Moisés para salvar a su hijo. 
Está escrito: «Entonces Séfora tomó un pedernal afilado y cortó el prepucio de su hijo, y lo echó a sus pies, diciendo: A la verdad tú me eres un esposo de sangre. Así le dejó luego ir. Y ella dijo: Esposo de sangre, a causa de la circuncisión» (Éxodo 4, 25-26). La Biblia nos dice que Dios iba a matar a Moisés porque su hijo no estaba circuncidado. Los que no estaban circuncidados, fueran quienes fueran, eran expulsados de entre los israelitas. Solo los israelitas que habían sido circuncidados podían participar en la ceremonia y comer el cordero de la Pascua. 
El Apóstol Pablo era judío. Fue circuncidado cuando tenía 8 años; fue llevado a pies de Gamaliel, el mayor de los rabinos de aquel entonces, y entonces sabía exactamente por qué Jesús tuvo que ser bautizado en el río Jordán y morir en la Cruz. Él sabía la Verdad, el Evangelio primitivo con el que todos sus pecados podían ser eliminados solo por fe en el bautismo de Jesús y Su crucifixión; y predicó el bautismo de Jesús en todas las Epístolas incluyendo el Libro de Romanos y el de Gálatas. 
Por supuesto, el Apóstol Pablo habló a menudo de la sangre de Jesús, que es el punto final de nuestra salvación. Pero la sangre era el testigo final de toda la Verdad, y la verdadera circuncisión espiritual se consigue mediante el Evangelio primitivo del bautismo y la sangre de Jesús. Dijo que el bautismo de Jesús era indispensable para hacer que la sangre de Jesús fuese efectiva. A menudo hizo hincapié en la Cruz. ¿Por qué? Porque la sangre es el testigo final de nuestra salvación. Si Jesús no hubiese recibido el castigo en la Cruz al derramar Su sangre incluso después de tomar nuestros pecados, no podríamos haber recibido la perfecta salvación. La Cruz es el punto final del acto justo de Jesús por nuestra salvación. 
Si la fe correcta que cree en el bautismo de Jesús junto con la Cruz hubiese sigo guardada hasta ahora, los cristianos estarían sin pecados. Pero por desgracia los cristianos todavía no saben acerca del bautismo de Jesús, sino que creen en la sangre de Jesús solamente como su salvación, que es lo mismo que creer en una carcasa sin nada dentro. Así que siguen siendo pecadores por muchos años que crean en Jesús. 
 
 

Mi testimonio

 
Tenía veinte años cuando empecé a creer en Jesús. La gente dijo que Jesús murió por los pecadores como yo. Yo no conocía a Dios ni Su ley. No sabía cuánto había pecado, pero aún así vivía una vida muy feliz. Pero un día enfermé. Estaba tan enfermo que un día pensé que iba a morir. Pensé: “Voy a morir tarde o temprano. Quiero recibir la remisión de los pecados antes de morir. La gente dice que Jesús murió por la gente pecadora”. Así que creí en Él. La primera vez que creí, me sentí agradecido, pero seguía siendo un pecador día tras días durante diez años. Seguí siendo un pecador aunque creía en Jesús con entusiasmo. 
Aunque cantaba: «♪Llorar no me salvará», lloraba cada vez que pecaba. “Dios, por favor, perdóname. Por favor, perdona este pecado. Si me perdonas esta vez, lo haré mejor la próxima vez”. Cuando cometía pecados, pasaba tres días ofreciendo oraciones de penitencia. No comía porque tenía una conciencia culpable. Me encerré en un armario y lloré pidiendo perdón a Dios. Después de llorar sin consuelo, me sentí mejor como si pudiese escuchar la voz de Dios: “He limpiado mis pecados. ¡Aleluya!”. Salí del armario y empecé a servir a los demás bien. Y en el proceso no pude evitar cometer pecados de nuevo. 
Al principio era bueno cree en Jesús, pero a medida que pasó el tiempo, mis pecados se acumularon. Los pecados se acumularon como una pila de escombros. Los diez años de mi vida en Cristo hicieron aumentar los pecados en mi corazón aún más que cuando no era creyente. Me convertí en un pecador horrible. Lamenté mi vida religiosa: “¿Por qué me convertí en un creyente tan joven? Debería haber esperado hasta cumplir los 80, justo antes de morir. Estoy cansado de ofrecer oraciones de penitencia todos los días. Sé que debo vivir según la voluntad de Dios, pero no es fácil. Estoy cansado”.
Pero busqué y busqué a Dios. Así que estudié teología. Irónicamente, estudiar teología hizo que mi fe estuviese aún más vacía. Antes de empezar a estudiar teología, pensé: “No dormiré nunca en una cama caliente como San Damián. Ayudaré a los pobres. No estaré cómodo pero ayudaré a los necesitados”. Tenía estos pensamientos mientras leía la biografía del santo. Solía practicar el ascetismo orando de rodillas en el suelo de cemento durante horas. Eso parecía funcionar y me hacía sentir bien. 
Pero diez años más tarde, no podía resistirlo más. Así que lloré a Dios: “Dios, oh Dios, por favor, sálvame. Creo en Ti y todavía confío en Ti incluso cuando alguien me ponga un cuchillo en el cuello amenazándome para que no crea. Pero, ¿por qué está mi corazón tan vacío y oprimido? ¿Cómo puede ser que tengo más pecados de los que tenía antes de creer en Ti? Antes de creer en Jesús, no tenía muchos pecados, pero ¿por qué soy ahora peor pecador?”. Ahora puedo decir que era porque no conocía la Verdad y no había recibido la remisión de los pecados. Pero en ese momento estaba en agonía. 
¿Cómo podía decirles a los demás que creyesen en Jesús o que recibiesen la remisión de los pecados cuando yo estaba lleno de pecados? Así que me lamenté diciendo: “Querido Dios, me voy a graduar pronto. Voy a ser ungido como pastor, pero ¿cómo puedo decirles a los demás que reciban la remisión de los pecados cuando yo sigo siendo un pecador? En las Epístolas el Apóstol Pablo dijo: «Ahora si alguien no tiene el Espíritu de Cristo, no está en Él». Yo no tengo el Espíritu en mí. Creo que probablemente lo tuve, pero ¿por qué desapareció? ¿Está de viaje? ¿Qué está pasando, Dios?”. De hecho, estaba viviendo en una ilusión de que había sido salvado creyendo en Jesús de cualquier manera. Estaba agonizando. Lloraba mucho. No les puedo contar todo. 
Dios prometió que se revelaría a Sí mismo a los que le busquen. Así que Dios me encontró. Había sido un pecador aunque había creído en Jesús fervientemente durante 10 años. Sin embargo, cuando me di cuenta del secreto del bautismo de Jesús, la circuncisión espiritual en el Nuevo Testamento, todos mis problemas se acabaron. Todos los pecados del mundo desaparecieron. 
Cuando creen en el Evangelio primitivo que consiste en el bautismo y la sangre de Jesús sus pecados desaparecerán para siempre. Por muy insuficientes que sean, ya no tendrán pecados. Predicarán estas buenas nuevas a la gente y a los que aceptan estas noticias se les concede la remisión de los pecados y alaban a Dios con Aleluya. Les doy la enhorabuena a los que han recibido la remisión de los pecados. Alabo a Jesús porque nos salvó de todos nuestros pecados. Hemos recibido la remisión de los pecados con gozo. 
Nunca podemos expresar el gozo que tenemos al recibir la remisión de los pecados. Así que debemos cantar un himno que dice: “♪Jesús, el Nombre que no puedo decir suficientes veces. ♪El secreto en el Nombre, demasiado grande para compartir, se convirtió en un secreto. ♪La gente abandonó el Nombre como una piedra de construcción. ♪Pero el Nombre grabado en mi corazón es la piedra preciosa”. 
 
 

El Bautismo y la sangre de Jesús que salva a los pecadores suficientemente

 
Jesús nos salvó y lavó suficientemente a través de Su circuncisión espiritual, Su bautismo. Nos hizo el pueblo de Dios. A través de la redención de Jesús, Dios se ha convertido en el Dios de los nacidos de nuevo. De la misma manera en que prometió en el Antiguo Testamento, Jesús recibió el bautismo, cargó con los pecados del mundo a la Cruz, y murió para convertirse en el Salvador de los pecadores. Se convirtió en el Dios Salvador de todos los seres humanos. 
Los pecados resultan en el juicio. Pero Jesús fue bautizado y nos crucificó para salvarnos; y al derramar Su sangre valiosa nos salvó a nosotros; se levantó de entre los muertos al tercer día. Dios Padre lo levantó de entre los muertos. La vida de Jesucristo es nuestra vida y el testigo de que nos hemos convertido en hijos de Dios. El bautismo de Jesús eliminó todos nuestros pecados. La sangre de Jesucristo es la prueba de que cargó con la pena por nosotros. 
¿Tienen el testimonio en su corazón del bautismo y la sangre de Jesús? ¿Hemos recibido la remisión de los pecados mediante la sangre de Jesucristo? No. La salvación ha sido cumplida mediante el bautismo y la sangre de Jesús. Jesús ha cumplido la salvación. 
 
 

¿Qué es la herejía?

 
¿Siguen siendo pecadores a pesar de creer en Jesús durante veinte años? Si es así, su fe es una herejía. Una herejía es la fe en lo que es diferente a lo que dijo Dios. Tito 3, 10-11 nos advierte de las herejías: «Al hombre que cause divisiones, después de una y otra amonestación deséchalo, sabiendo que el tal se ha pervertido, y peca y está condenado por su propio juicio». Los que se condenan a sí mismos, los que se llaman a sí mismos pecadores diciendo: “Dios, soy un pecador a pesar de lo que digan los demás” son herejes. Dios les dice: “De acuerdo, sois pecadores. No sois hijos míos. Sois herejes. El fuego eterno os está esperando”. Los que creen en Jesús pero se niegan a aceptar el Evangelio del bautismo de Jesús son pecadores que se condenan a sí mismos y herejes ante Dios. 
 
 
¿Quiénes son los verdaderos creyentes? 
 
Cualquiera que crea en el Evangelio primitivo, es decir, en el bautismo y la sangre de Jesús, es una persona justa sin excepción. ¿Cómo podemos ser pecadores después de poner nuestra fe en Jesús? Los pecadores no pueden entrar en el Cielo. Los que se convierten en personas justas al creer en Jesús tienen testigos en ellos mismos, que son el bautismo y la sangre de Jesús. La obra de la salvación es lo que Jesús hizo en la tierra. Los que no creen en el Evangelio primitivo que dice que Jesús recibe el bautismo de nuestra salvación y tomó todos nuestros pecados serán abandonados por Dios. El Evangelio primitivo proclama que Jesús vino a este mundo, fue circuncidado en espíritu, tomó el castigo en la Cruz para salvarnos de la condena, se levantó de entre los muertos y se convirtió en nuestro Dios vivo. Quien crea en este Evangelio primitivo está salvado. Esta es la salvación por el agua, la sangre y el Espíritu (1 Juan 5, 4-8). El bautismo, la sangre y el Espíritu son los testigos de que Jesús nos ha salvado de los pecados del mundo. Son los testigos de la salvación que el Hijo de Dios ha cumplido por nosotros. 
Queridos hermanos, ¿aceptan el Evangelio primitivo? ¿Admiten que la salvación no se cumple solo por la sangre de Jesús, sino por el bautismo del agua, la sangre y el Espíritu? Dios tomó todos los pecados de los pecadores a través del bautismo de Jesús. Ha realizado la circuncisión espiritual para nosotros. Así es como eliminó todos los pecados del mundo. Y nos salvó completamente al pagar la pena con Su sangre en la Cruz. No solo tomó mis pecados sino también los pecados de mundo, desde los pecados de Adán hasta el último pecado de la última persona del mundo. Quien crea en lo que Jesús hizo en el mundo a través del agua, la sangre y el Espíritu recibe la salvación de todos los pecados. Esta es la Verdad y la sabiduría del Evangelio primitivo. 
Jesús eliminó todos los pecados del mundo mediante Su bautismo para que todos los seres humanos fuesen salvados. Ahora es imposible tener pecados cuando creemos en Jesús. Jesús nos levantó de entre los muertos. Jesús revivió a las almas perdidas cuando habían estado perdidas por culpa de Satanás, el Diablo. Encontró a las almas perdidas. Jesús nos encontró y recibimos la remisión de los pecados a través de Jesucristo, a través del agua, la sangre y el Espíritu. 
¿Ustedes también creen en esto? Quiero decirles que la salvación no es solo por la sangre sino también por el bautismo de Jesús y Su sangre derramada en la Cruz. Sé que la gente que dice haber sido salvada solo por la sangre de Jesús todavía tiene pecados en sus corazones. Todos solíamos pensar que éramos salvados solo por la sangre de Jesús. Pero esto no es verdad. Recibimos la salvación que nos hace nacer de nuevo al creer en Jesucristo, quien vino por el agua, la sangre y el Espíritu. 
Jesucristo nos hizo estar sin pecados al tomar todos nuestros pecados. ¿Es nuestra salvación solo por la sangre de Jesús? No. Es por el agua (el bautismo de Jesús), la sangre (Su muerte en la Cruz) y Su resurrección. El salvarnos por el agua y la sangre era parte de la providencia antes de la creación del mundo. Todo esto era la obra de la salvación de Dios. El nacer de nuevo y ser libres del pecado solo se consigue por la fe en el bautismo y la sangre de Jesús (1 Juan 5, 5-10). El Evangelio primitivo que Jesús mencionó estaba compuesto por el bautismo de Jesús y Su sangre en la Cruz. 
¡Alabemos al Señor! ¡Aleluya!
 
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LA SABIDURÍA DEL EVANGELIO PRIMITIVO