Search

דרשות

Tema 13: Evangelio de Mateo

[Capítulo 19] Los que son ricos en sus buenas obras de la carne, no pueden entrar en el Cielo (Mateo 19, 16-30)

Los que son ricos en sus buenas obras de la carne, no pueden entrar en el Cielo(Mateo 19, 16-30)
«Entonces vino uno y le dijo: Maestro bueno, ¿qué bien haré para tener la vida eterna? El le dijo: ¿Por qué me llamas bueno? Ninguno hay bueno sino uno: Dios. Mas si quieres entrar en la vida, guarda los mandamientos. Le dijo: ¿Cuáles? Y Jesús dijo: No matarás. No adulterarás. No hurtarás. No dirás falso testimonio. Honra a tu padre y a tu madre; y, Amarás a tu prójimo como a ti mismo. El joven le dijo: Todo esto lo he guardado desde mi juventud. ¿Qué más me falta? Jesús le dijo: Si quieres ser perfecto, anda, vende lo que tienes, y dalo a los pobres, y tendrás tesoro en el cielo; y ven y sígueme. Oyendo el joven esta palabra, se fue triste, porque tenía muchas posesiones. Entonces Jesús dijo a sus discípulos: De cierto os digo, que difícilmente entrará un rico en el reino de los cielos. Otra vez os digo, que es más fácil pasar un camello por el ojo de una aguja, que entrar un rico en el reino de Dios. Sus discípulos, oyendo esto, se asombraron en gran manera, diciendo: ¿Quién, pues, podrá ser salvo? Y mirándolos Jesús, les dijo: Para los hombres esto es imposible; mas para Dios todo es posible. Entonces respondiendo Pedro, le dijo: He aquí, nosotros lo hemos dejado todo, y te hemos seguido; ¿qué, pues, tendremos? Y Jesús les dijo: De cierto os digo que en la regeneración, cuando el Hijo del Hombre se siente en el trono de su gloria, vosotros que me habéis seguido también os sentaréis sobre doce tronos, para juzgar a las doce tribus de Israel. Y cualquiera que haya dejado casas, o hermanos, o hermanas, o padre, o madre, o mujer, o hijos, o tierras, por mi nombre, recibirá cien veces más, y heredará la vida eterna. Pero muchos primeros serán postreros, y postreros, primeros».
 

El otoño está cayendo sobre nosotros y acabamos de empezar nuestro ministerio en la segunda mitad de este año. Estoy agradecido por poder completar nuestro ministerio en esta mitad del año, aunque nos haya costado mucho, y doy gracias por que el Señor nos ha bendecido para servirle. Espero que el Evangelio siga predicándose en la segunda mitad de este año. 
Hoy en día, tenemos unas 100-150 personas que visitan nuestra página Web. (Nota del editor: este sermón data de poco después de que nuestra misión empezara su ministerio por Internet, y por tanto las estadísticas mencionadas en él son mucho más bajas que las cifras actuales. Por ejemplo, ahora nuestra página Web recibe más de 5000 visitas al día). Muchas de estas personas piden nuestros libros impresos o se descargan nuestros libros electrónicos. Como muchas de ellas, después de creer en el Evangelio gracias a nuestros libros, pasan los libros a sus familiares o amigos, podemos estimar que el Evangelio se está predicando a 300 almas al día.
Últimamente, los primeros tres volúmenes de nuestros libros en inglés han estado muy solicitados. Hace poco, calculamos que cada tres santos de nuestra misión estaban predicando el Evangelio a una persona cada día. Como cada vez hay más visitas en nuestra página Web, es como si cada tres santos estuviesen predicando el Evangelio a dos personas al día. El Evangelio está siendo proclamado de esta manera. Creo que Dios continuará en nuestro ministerio, para que así todo santo pueda predicar el Evangelio a diez personas al día. Estoy seguro de que cuando acabe este año, habremos predicado el Evangelio a unas mil personas. Estoy convencido de que Dios hará esto posible.
El Evangelio fue predicado a muchas personas en la primera mitad de este año, y nuestro ministerio para la segunda mitad también va bien. Me dijeron que hoy en día se están enviando unos mil libros al extranjero a la semana desde nuestro centro en Wonju City. Mil libros a la semana significa 150 libros al día, pero ¿podríamos permitirnos enviar 10000 libros diarios en esta segunda mitad? No me preocupo. Sé que Dios nos ayudará. Todos nosotros hemos trabajado muy duro en la primera mitad del año para servir al Señor. Hemos sudado mucho por este ministerio. Los trabajadores de nuestro ministerio en Corea han trabajado duro. Estoy seguro de que nuestros colaboradores del extranjero también han trabajado duro para predicar el Evangelio. Espero que Dios les de más bendiciones en esta segunda mitad del año, antes de nuestro retiro de invierno.
Después de nuestro culto de adoración, recogeremos las ofrendas para nuestras misiones en el extranjero, y la fecha límite será diciembre. Les pido que den la cantidad que sus corazones deseen. Algunos de ustedes pensarán: «No tengo dinero, ¿qué puedo hacer?». Pero si su corazón lo desea, podrán encontrar la manera de contribuir y si quieren participar en la obra de la Iglesia, Dios les dará lo necesario. Pero si no tienen esta mentalidad, y se dicen: «No puedo hacer ninguna contribución. Me gustaría, pero no puedo», entonces su fe morirá. Además, aunque el Evangelio se predique ahora, no tendrá nada que ver con ustedes. Esto impedirá que reciban las bendiciones de Dios, y aunque las circunstancias no les sean favorables, solo tienen que ofrecer su corazón y su fe al Señor. Si no pueden servirle directamente con sus posesiones materiales, pueden ayudar a la iglesia indirectamente. Todos deberíamos participar juntos en la predicación del Evangelio. Los que no pueden ofrecer ninguna contribución por ahora, pueden ayudar al ministerio con sus oraciones, y pueden tomar parte en la obra de la iglesia, aunque sea en una pequeña medida.
¿Se alegran de que llegue el otoño? Empieza a refrescar. No tenemos que utilizar el aire acondicionado, ni ventiladores. El tiempo es perfecto, con la brisa suave y el sonido de los grillos. Es el tiempo adecuado para echarse una siesta o leer la Biblia. Este verano ha sido duro para nosotros. Ha sido una estación muy dura. Cuando están muy cansados, deben admitirlo y tomarse un descanso para recargar las pilas durante un par de días, como estamos haciendo ahora. Pero si fingen no estar cansados, seguirán acumulando fatiga. Entonces morirán de cansancio antes de que el Señor venga. Si por lo menos le demuestran su debilidad a Dios, diciendo: «Señor, estoy muy cansado», su corazón y su fe serán renovados.
Recientemente este edificio que ahora estábamos alquilando, se vendió a otra persona. Pero el nuevo dueño no se va a mudar, así que no debemos preocuparnos. Aunque nos dijeran que nos fuésemos, podemos encontrar otro sitio. Aunque está bien vivir en el mismo sitio durante mucho tiempo, también está bien cambiar para enfrentarse a nuevas situaciones. Estamos dispuestos a trabajar siempre en cualquier situación. Hemos sacado buen partido de este edificio hasta ahora, pero como se le ha vendido a un agente inmobiliario, ahora tenemos que negociar el alquiler con él. Les pido que oren por esto, para que podamos conseguir un contrato de alquiler a buen precio.
Aunque hemos conseguido bastantes cosas en la primera mitad del año, espero difundir el Evangelio aún más en esta mitad. Me gustaría viajar con los alumnos de la Mission School, y predicar el Evangelio con ellos, y también me gustaría visitar a todas las iglesias que tenemos en Corea para predicar. Si es posible, de ahora en adelante, me gustaría concentrarme en mi esfuerzo por difundir nuestros libros, más que escribirlos. Hemos publicado muchos libros este año. Hemos trabajado muy duro para poner los cimientos del Evangelio. Hemos publicado una serie de volúmenes sobre el Evangelio del agua y el Espíritu, y ahora estamos haciendo un trabajo de última hora sobre el Credo de los Apóstoles para publicarlo. Siento que si seguimos trabajando como antes, podremos predicar el Evangelio por todo el mundo. Así que estoy convencido de que ahora podremos predicarlo con más fuerzas. ¿Están seguros de esto?
Ahora estamos predicando el Evangelio a muchos lugares del mundo a través de Internet. Nuestras hermanas han enviado muchos correos electrónicos para presentar nuestra página Web, y algunas de ellas pensarán: «Hemos trabajado tan duro y hemos enviado muchos correos, así que no quedan ya más sitios donde enviarlos», pero no deben preocuparse. Ayer el Rev. Shin me llamó y me dijo que según un colaborador de Portugal, hay muchos sitios cristianos allí. ¿Pensaban por casualidad qué deben hacer si no quedan sitios donde enviar correos? ¿No piensan que ahora no tienen nada que hacer? No se preocupen, les voy a dar una obra maravillosa.
Recientemente algunos japoneses han leído nuestros libros y han recibido la remisión de los pecados. Cuando las noticias del Evangelio se difunden a esta gente, aún más gente puede recibir la remisión de los pecados. Aunque hay muchas almas de todo el mundo que han recibido la remisión de los pecados, no sabemos cuántas son porque no todo el mundo se pone en contacto con nosotros. Aún estando aquí reunidos, la obra del Evangelio sigue llevándose a cabo y la gente sigue recibiendo la remisión de los pecados. Un pastor en África nos ha dicho que cree en el Evangelio del agua y el Espíritu y que lo está predicando a su congregación. También hemos recibido noticias de un pastor canadiense que está utilizando nuestros libros como libros de texto para los estudios bíblicos de su congregación. Pero esto es solo la punta del iceberg; el Evangelio está predicándose por todo el mundo con más fuerza, aunque no sabemos en qué medida. La obra maravillosa de Dios está en todas partes. Estoy convencido de que el Evangelio está siendo predicado por millones.
Hasta el día en que vuelva el Señor, el Evangelio seguirá predicándose con gran vigor. El Evangelio será difundido sin cesar hasta que el mundo entero lo haya escuchado, y hasta que los que quieran creer, crean, mientras que los que no quieran creer, no crean. Estoy seguro de que Dios hará que esto suceda. Ustedes creen esto, ¿verdad? Mientras pasa el tiempo, la proclamación del Evangelio se acelerará. Hace poco nos alegramos al ver que el número de visitas de nuestra página Web había ascendido a más de 100 diarias, pero ahora tenemos más de 200 personas al día que piden nuestros libros. Al principio, solo enviábamos unos pocos libros al día, pero pronto empezamos a enviar 30 libros y después 50, y todos aplaudimos con gozo cuando llegamos a 100 libros al día. Después de un tiempo, parecía que no estábamos muy motivados, y nos conformamos con 100 libros al día. Pero estoy seguro de que una vez más aplaudiremos con gozo cuando lleguemos a 500 libros. Asimismo aplaudiremos cuando lleguemos a 1000 libros y 5000 al día. Quizá sea porque sus corazones están conformes, que no aumentamos el número de libros. 
No hay nada mejor que poder hacer la obra del Señor sin dejar que interfieran los asuntos del mundo, y ahora estamos predicando este Evangelio con toda dedicación. Nosotros disfrutamos al predicar el Evangelio, y Dios también. El título de nuestras reuniones de resurgimiento espiritual para esta segunda mitad del año es Exposiciones sobre el libro del Apocalipsis. Como dice el título, el tema principal es la cuestión de cómo cambiará este mundo en el futuro. Oro a Dios para que envíe a muchas almas a estas reuniones la semana que viene, y estoy seguro de que lo hará. Les pido a los alumnos de la Mission School y nuestros colaboradores que compartan la Palabra con estas nuevas almas. Es muy importante compartir la Palabra individualmente con todas las almas. Espero y oro que muchas almas vengan a nuestra reunión, tantas que nos quedemos sin espacio. Como dice la Biblia, la fe es la sustancia de las cosas que se esperan, y por eso debemos soñar. Debemos orar y confiar que Dios hará que este sueño se cumpla. ¿No creen que Dios nos contestará? Dios nos dará bendiciones a las iglesias. 
Hoy hemos leído Mateo 19, 16-30. En los versículos 16 al 17, está escrito: «Maestro bueno, ¿qué bien haré para tener la vida eterna? El le dijo: ¿Por qué me llamas bueno? Ninguno hay bueno sino uno: Dios». Este hombre pensaba que la vida eterna se podía recibir si se hacían cosas buenas. En otras palabras, pensaba que si hacía cosas buenas, recibiría la vida eterna y viviría para siempre en el Reino de los Cielos. Sin embargo, Jesús dijo que nadie es bueno aparte de Él. En realidad, hacer buenas obras aquí es creer en el Evangelio del agua y el Espíritu a través del cual Dios nos ha salvado, así como aceptar la remisión de los pecados. Es una virtud aceptar la remisión de los pecados que Dios nos ha dado, y también es una virtud predicar esta salvación que Él nos ha dado a los que no la conocen todavía.
 


¿Qué debemos hacer para recibir la vida eterna?

 
El hombre que se muestra en el pasaje de las Escrituras no estaba hablando desde la perspectiva de la fe, sino de sus propias buenas obras de la carne, de las virtudes de la humanidad. Por eso Jesús le dijo: «¿Por qué me llamas bueno? Nadie es bueno aparte de Dios». Este pasaje significa que no se entra al Cielo con las buenas obras. También significa que haber buenas obras no borra los pecados. Pero aún así, este hombre no lo reconocía, y cuando Jesús le dijo: «Si quieres entrar en la vida, cumple los mandamientos», él preguntó: «¿Qué mandamientos?». Jesús le dijo: «No matarás. No adulterarás. No hurtarás. No dirás falso testimonio. Honra a tu padre y a tu madre; y, Amarás a tu prójimo como a ti mismo». El hombre joven le contestó: «He cumplido estos mandamientos desde mi juventud. ¿Qué más me falta?». Jesús le dijo: «Si quieres ser perfecto, anda, vende lo que tienes, y dalo a los pobres, y tendrás tesoro en el cielo; y ven y sígueme». Está escrito que cuando el joven escuchó aquello, se fue resentido, porque tenía muchas posesiones.
Cuando Jesús le dijo al hombre que cumpliese los mandamientos, le preguntó con seguridad qué mandamientos debía cumplir. Así que Jesús se los nombró: «No matarás. No adulterarás. No hurtarás. No dirás falso testimonio. Honra a tu padre y a tu madre; y, Amarás a tu prójimo como a ti mismo». El hombre le dijo a Jesús: «He cumplido estos mandamientos desde mi juventud. ¿Qué más me falta?». Con esto quería decir qué otras cosas tenía que hacer, ya que había cumplido todos los mandamientos. ¿Qué dijo Jesús entonces? Dijo: «Si quieres ser perfecto, anda, vende lo que tienes, y dalo a los pobres, y tendrás tesoro en el cielo; y ven y sígueme». La Biblia dice que el joven se fue triste porque era muy rico.
Este pasaje deja clara una cosa. Habla de la justicia humana, y deja claro que nadie puede recibir la remisión de los pecados cuando está lleno de sus virtudes y su justicia humana. En otras palabras, la vida eterna no puede recibirse si se tiene demasiada justicia humana. Esto es lo que diferencia la mente de Dios de la mente del hombre. 
Los seres humanos siguen intentando conseguir la vida eterna con sus buenas obras y virtudes. Sin embargo, Dios nos dijo que olvidásemos nuestra propia justicia y creyésemos en Su justicia, es decir en la obra justa que ha hecho por nosotros, para poder recibir la vida eterna. Cuando nos acercamos a Dios, tenemos la tendencia a intentar crear nuestras propias virtudes y presentárselas a Dios, porque en realidad no tenemos verdaderas virtudes. Todo el mundo tiene esta tendencia, porque es instintiva. Sin embargo, cuando pasamos al pasaje de las Escrituras de hoy, vemos que Jesús nos está explicando lo que pasaría si siguiésemos presentando nuestra propia justicia ante Dios.
 


Es más difícil que un hombre rico entre en el Reino de los Cielos que un camello entre por el ojo de una aguja

 
Desde el versículo 23 en adelante, Jesús enseñó a Sus discípulos utilizando al hombre joven como ejemplo de que es más difícil que los ricos entren en el Cielo que un camello pase por el ojo de una aguja. ¿Pueden imaginarse a un camello pasando por el ojo de una aguja? Piensen en lo pequeño que es el ojo de una aguja. Es completamente imposible que un camello pase por un agujero tan pequeño. Pero aún así es mucho más difícil que un hombre rico entre en el Reino de los Cielos. En otras palabras, Jesús estaba diciendo que era aún más imposible que un rico entrara en el Reino de los Cielos.
¿De qué tipo de gente rica estaba hablando Jesús? El hombre rico aquí se refiere a alguien que es rico es su corazón. Echen un vistazo a este hombre joven. Está escrito: «Entonces vino uno y le dijo: Maestro bueno, ¿qué bien haré para tener la vida eterna?». El corazón de este hombre estaba lleno de sus virtudes humanas. Había hecho muchas buenas obras, tenía muchos méritos, cumplía toda la Ley y obedecía todos los Diez Mandamientos, y se preguntaba qué más podía hacer por su cuenta, convencido que era casi perfecto y que podría hacer lo que fuera. Por eso era rico en su corazón. En otras palabras, era un hombre rico porque su corazón estaba lleno de sus propias virtudes. El tener muchas virtudes es ser rico en el corazón. Jesús, sin embargo, dijo que era más difícil para un rico entrar en el Reino de los Cielo que un camello entrase por el ojo de una aguja. 
Pasemos a los versículos 23 al 24: «De cierto os digo, que difícilmente entrará un rico en el reino de los cielos. Otra vez os digo, que es más fácil pasar un camello por el ojo de una aguja, que entrar un rico en el reino de Dios». Jesús hizo esta comparación para ilustrar que era más fácil que un camello entrase por el ojo de una aguja, que un hombre rico entrase en el Reino de los Cielos. Todos saben lo que es un camello, ¿no? ¿Y una aguja? Hoy en día casi nadie utiliza una aguja, así que pocos sabrán lo que es. El ojo de una aguja es tan pequeño que una señora anciana tiene que pedirle a su nieto que se la enhebre. Si un dedo no puede pasar por el ojo de una aguja, menos un camello, que es un animal mucho más grande que una persona. Incluso la puerta más grande en su casa no puede dejar pasar a un camello.
Nunca podrán entrar en el Reino de los Cielos con sus virtudes humanas. Es más difícil que una persona con virtudes humanas entre en el Cielo que un camello pase por el agujero de una aguja. Incluso si hubiese alguna manera de que un camello pasase por el ojo de una aguja, es absolutamente imposible que alguien que tenga virtudes humanas entre. ¿Puede alguien malvado entrar en el Cielo? No, esta gente tampoco puede entrar. ¿Qué debemos hacer entonces? Jesús dijo: «Con los hombres esto es imposible, pero con Dios todo es posible». Esto significa que como Dios se convirtió en un hombre y vino al mundo con nosotros, y como nos ha salvado a través del Evangelio del agua y el Espíritu, todo lo que tenemos que hacer es creer. Pero los que tienen demasiadas virtudes humanas no creen en Jesús.
Hay muchas religiones en este mundo. Sin embargo, el cristianismo no es una religión, sino que es una fe espiritual. Pero veamos algunos aspectos de las religiones que tienen más seguidores en el mundo. Toda religión tiene sus doctrinas correspondientes. Los seguidores de Confucio, por ejemplo, enseñan que hay que vivir con honestidad y practicar virtudes, mientras que el budismo enseña que si una persona hace muchas obras buenas y acumula suficientes virtudes, se reencarnará en un ser mejor en la próxima vida. La gente se emborracha de la religión y sigue estas doctrinas. Pero hablaré de esto en otro libro. Cuando lo lean, entenderán bien qué está haciendo la humanidad y qué significa acumular virtudes humanas. Esto es lo que nos dijo el Señor en el pasaje de las Escrituras de hoy.
Cuando un hombre rico le preguntó: «¿Qué cosa buena debo hacer para recibir la vida eterna?». Jesús le dijo: «Ninguno hay bueno sino uno: Dios. Mas si quieres entrar en la vida, guarda los mandamientos». Entonces le contestó con los mandamientos principales. El hombre le preguntó otra vez: «He cumplido estos mandamientos, ¿qué me falta?». Jesús le contestó: «¿De verdad? Bueno, entonces vende todas tus posesiones y dáselas a los pobres. Entonces podrás entrar en la vida». Vender las posesiones significa abandonar todas las virtudes humanas.
¿Tiene la humanidad alguna virtud humana? No, de hecho, la humanidad está completamente falta de virtudes. Dios nos dijo: «Ayudad al prójimo y amarlo como si fuera vuestro propio cuerpo», ¿puede alguno de ustedes hacerlo? Por supuesto Dios es más que capaz de hacer esto. Después de todo, Jesucristo, Dios y Creador, abandonó Su trono de gloria en el Cielo y vino al mundo encarnado en un hombre para salvarnos. Asimismo aceptó todos los pecados de la humanidad sobre Su cuerpo a través de Su bautismo, fue a la Cruz, pagó la condena de los pecados que teníamos que pagar, fue crucificado para derramar Su sangre, murió en nuestro lugar, se levantó de entre los muertos, y nos salvó. Esto es algo que solo Dios puede hacer. ¿Tiene la humanidad alguna virtud? No. Aunque Dios dijo: «Amad a vuestro prójimo como a vosotros mismos», la gente se odia, se apuñala por la espalda y se hace daño. El confucianismo enseña a sus seguidores que deben amarse los unos a los otros, y el budismo y el islam también enseñan lo mismo, pero por mucho que lo enseñen, la humanidad sigue siendo incapaz de cumplir los mandamientos del amor. 
 


Aunque la gente piensa que tiene virtudes a su manera, nadie las tiene

 
Les voy a poner un ejemplo. Digamos que en una casa llena de gente hambrienta sin comida, aparece una barra de pan. Imaginen que todas estas personas son amigos y que están sentadas alrededor de la barra de pan y la están mirando. Todo lo que tienen es esta barra de pan que no es suficiente para alimentar a una sola persona. ¿Creen que alguno de ellos se ofrecería a morir de hambre y les ofrecería a los demás la barra? El que los seres humanos sean virtuosos o no se revela cuando ocurre alguna emergencia o se enfrenta a alguna situación extrema. Aunque la gente piense que es capaz de hacer buenas obras, ¿es buena la humanidad? No, la humanidad no es buena. Por eso Jesús dijo que nadie es bueno, aparte de Uno, Dios mismo. Solo Dios es bueno, y la humanidad no tiene virtudes.
Imaginen que están en la misma situación y no tienen más que una barra de pan. ¿La compartirían a partes iguales? Aunque compartiesen el pan, ¿no se pelearían por quién comería más? ¿O dirían a los demás que pueden comer más y que ustedes morirán antes? ¿Cuál de estas opciones sería la suya? No tengan en cuenta lo que otros harían, ¿qué harían ustedes si estuviesen en esta situación? Si fuera alguien más, podrían ser amables y decir: «seguramente él lo compartiría a partes iguales» o «se lo daría a sus amigos y les daría su parte».
Pero si fueran ustedes, ¿de verdad compartirían el pan a partes iguales? ¿O intentarían quitárselo? Si no, ¿les ofrecerían todo el pan y se sacrificarían? Si nada de esto se aplica a ustedes, ¿les arrebatarían el pan a sus amigos y se lo comerían entero? Cuando se enfrentan a estos problemas de verdad, las cosas no ocurren como ustedes pensaban.
Cuando era un niño, solía lavar los platos siempre. Solía seguir a mi madre a todos lados, agarrado a sus faldas, haciendo recados, cogiendo agua y haciendo el fuego cuando hacía arroz. En aquellos días, teníamos muy poco para comer. Así que, cuando mi madre hacía arroz, mezclaba el trigo con otros granos para que hubiese más. Un día, yo fui el que repartió la comida a los comensales. Cada plato era diferente, así que sabía de quién era cada plato. Era joven, pero aún así, ¿adivinan cuánta comida puse en cada plato? Puse poca comida en el plato de mi familia, pero puso mucho más en el mío. Me acuerdo como si fuera hoy. Aunque era joven, pensé: «Estoy haciendo esto porque es mi plato. Tengo que poner más arroz en el mío». El egoísmo aparece así incluso en mi propia familia, porque es natural.
Mis queridos hermanos, es normal que los hijos cuiden de sus padres, pero la naturaleza humana no lo permite. Me doy cuenta de lo que hice entonces y nunca lo he olvidado. Aunque he intentado vivir con virtud, cuando me miro objetivamente, veo que no lo he conseguido. ¿Es buena la humanidad? No. Cuando juzgan a alguien por su apariencia externa, pueden pensar que es una buena persona, pero se olvidan de todos lo demás y solo piensan en sí mismos. 
¿Piensan que son suficientemente buenos? Es absolutamente falso. Del corazón humano proceden doce tipos de pecados, incluyendo malos pensamientos, asesinato, adulterio, avaricia, inmoralidad sexual y hurtos. Por eso no debemos temer a las bestias salvajes, sino al hombre. Lo más terrible de este mundo es el hombre. Si se encuentran con un animal salvaje, al menos pueden escapar. Pero no pueden escapar de otros seres humanos. Aunque lo intenten, siempre encontrarán una manera de seguirles. La criatura más temible es el ser humano. 
Dado que la humanidad es una raza malvada, ¿no es inevitable que la gente haga el mal? Aunque los seres humanos quieran vivir con virtud, no pueden evitar practicar el mal, porque su naturaleza es malvada. Esto es lo que dio lugar a la religión. Por eso algunas religiones como el confucianismo, el budismo, el hinduismo y el catolicismo han surgido. Como los seres humanos son demasiado malvados, a través de estas religiones se intenta compensar su maldad. 
 

Jesús dijo que es imposible entrar en el Cielo por sus buenas obras
 
Jesús dijo: «De cierto os digo, que difícilmente entrará un rico en el reino de los cielos. Otra vez os digo, que es más fácil pasar un camello por el ojo de una aguja, que entrar un rico en el reino de Dios». Nuestro Señor dijo que es más difícil que un rico entre en el Reino de los Cielos que un camello pase por el ojo de una aguja. Si esto es cierto, significa que los que son demasiado virtuosos por su cuenta, no pueden entrar al Cielo. Los que son ricos en sus corazones son los que menos posibilidades de entrar en el Cielo tienen, muchas menos que los que tienen muchas posesiones materiales. Los que son ricos en la fe, por supuesto, están a salvo. Si ustedes son ricos de corazón y quieren salvar a muchas almas en obediencia a la Palabra de Dios, después de haber recibido la remisión de los pecados, estarán bien. Sin embargo, no es aceptable que los que no han recibido la remisión de los pecados piensen en sus propios méritos y crean que hacen buenas obras. Es difícil que esta gente reciba la salvación, aunque Jesús se la haya dado. ¿Cómo de difícil es? Es más difícil que un camello pase por el ojo de una aguja. ¿Entienden esto, mis queridos hermanos?
Por eso el Señor nos está diciendo: «Con los hombres esto es imposible, pero con Dios todo es posible». En otras palabras, aunque es completamente imposible para los hombres alcanzar la salvación por su cuenta, con Dios es más que posible. ¿Cómo cumplió Dios la salvación de la humanidad? Está escrito: «Porque tanto amó Dios al mundo que entregó a Su único Hijo, para quien crea en Él no muera, sino que tenga vida eterna» (Juan 3, 16). Así es como Dios ha salvado a la humanidad. Dios ha borrado los pecados de la humanidad al enviar a Su único Hijo al mundo, al bautizar a este Hijo y pasarle los pecados del mundo, al hacer que los llevara a la Cruz, y al crucificarlo hasta la muerte. Esto es porque Dios ha hecho la buena obra por nosotros, la buena obra de salvarnos a los que hemos recibido nuestra salvación al creer en esta obra. Cuando Jesús dijo: «con los hombres esto es imposible, pero con Dios todo es posible». Estaba diciendo que Dios nos ha salvado. Mis queridos hermanos, todos deberíamos estar agradecidos a Dios por la remisión de nuestros pecados, deberíamos pensar en esto todos los días y grabarlo en nuestros corazones una y otra vez.
¿Somos los seres humanos buenos por naturaleza? No, como descubrimos una y otra vez por nuestra propia experiencia, no somos buenos. Incluso después de recibir la remisión de los pecados, a parte de lo que hacemos para servir a Dios y al Evangelio, todo lo demás es malvado. ¿No es cierto? Por eso precisamente Jesús dijo que debemos dejar nuestras virtudes de lado. Incluso después de recibir la remisión de los pecados, no debemos demostrar nuestra bondad humana. 
¿Cuál es exactamente la virtud de la humanidad? Tratar a otros con virtud carnal. Debemos dejar nuestros esfuerzos de ayudar a los otros en términos carnales y dejar de tener compasión humanista. Lo que debemos hacer es ser virtuosos espiritualmente. Debemos tener una fe espiritual. Ser virtuoso espiritualmente es creer que Jesucristo cargó con los pecados del mundo a través de Su bautismo y que borró nuestros pecados y nos ha salvado al ser crucificado, derramando Su sangre hasta morir, y levantándose de entre los muertos. También es predicar el Evangelio, orar por él y servirlo con la creencia de que Jesús ha borrado todos nuestros pecados. Respirar por el Evangelio, ganar dinero en su servicio y vivir por él, es vivir con virtud. Todo lo demás es malo. Por eso, cuando tenemos demasiadas virtudes propias, creemos en Dios al principio, pero después acabamos renunciando nuestra fe y apartándonos de Dios. 
Mis queridos hermanos, deben dejar de lado sus virtudes humanas. La humanidad no tiene ninguna virtud. Los seres humanos carecen de cualquier virtud en su naturaleza. Debemos reconocer que la virtud es servir al Evangelio del agua y el Espíritu una vez que creemos en Él. Está escrito en 1 Corintios 10, 31: «Si, pues, coméis o bebéis, o hacéis otra cosa, hacedlo todo para la gloria de Dios». Si tomamos este pasaje como el objetivo de nuestras vidas, debemos creer que todo lo que hacemos por este Evangelio es cierto. 
Aunque sigo viviendo en este mundo, como ustedes, creo que es una bendición vivir completamente por el Señor y le doy gracias a menudo por vivir esta vida. ¿Cuántos deseos han intentado frenarnos si no estamos dedicados completamente a esta obra? Además, somos incapaces de llevar a cabo varias tareas al mismo tiempo, pero ahora que nos hemos dedicado completamente a la obra del Señor, ¿cuán agradecidos estamos? A no ser que sirvamos al Señor con toda dedicación, nos encontraremos con muchas dificultades. Estoy tan agradecido por que Dios me haya bendecido para servir al Señor con mi vida. Estoy tan contento de que mi corazón no esté dividido. Es también bueno para ustedes, si es posible, que vivan completamente por el Señor. Si dedican toda su vida al Señor sin pensar en otra cosa, evitarán perder el tiempo. Por supuesto, puede que estén inseguros, porque no han vivido así antes, pero cuando dedican todas sus vidas a Dios, descubren que están llenas de gozo. Después de todo, cuando viven por este objetivo, Dios les bendice.
Pasemos a los versículos 27 al 30: «He aquí, nosotros lo hemos dejado todo, y te hemos seguido; ¿qué, pues, tendremos? Y Jesús les dijo: De cierto os digo que en la regeneración, cuando el Hijo del Hombre se siente en el trono de su gloria, vosotros que me habéis seguido también os sentaréis sobre doce tronos, para juzgar a las doce tribus de Israel. Y cualquiera que haya dejado casas, o hermanos, o hermanas, o padre, o madre, o mujer, o hijos, o tierras, por mi nombre, recibirá cien veces más, y heredará la vida eterna. Pero muchos primeros serán postreros, y postreros, primeros».
Los que pierden tanto por el Señor, en realidad tienen mucho que ganar. En cuanto a las posesiones materiales, si las pierden por el Señor, recibirán mucho más del Señor. La vida eterna es una recompensa segura. Hemos sido salvados por fe, no por nuestras virtudes humanas, sino al creer en la justicia de Dios, en la salvación que Dios nos ha dado. Si hemos sufrido muchas pérdidas por el Señor, podremos ganar mucho más por el Señor. Esto es lo que Jesús quiso decir: «Los últimos serán los primeros, y los primeros, los últimos» (Mateo 20, 16).
¿Quiénes serán los primeros? ¿Quiénes son los avanzados espiritualmente? Los que han dejado muchas cosas por el Señor. Quien ha dejado todo por el Señor es el primero, y quien no ha perdido nada después de conocer al Señor, es el último. Los que han perdido mucho por el Señor son los espiritualmente avanzados. Cuando vemos a los últimos en la fe en el Señor, vemos que no han perdido nada por el Señor. Su fe es así todos los días.
Pero, ¿y los que han sufrido muchas pérdidas por el Señor, que corren por el Evangelio y prosperan en la tierra? ¿Han visto a alguien que sirva al Evangelio y que esté hambriento? Nadie que viva por Su Evangelio tendrá hambre. No son solo mis palabra, sino que Jesús también los dijo: «De cierto os digo que no hay ninguno que haya dejado casa, o hermanos, o hermanas, o padre, o madre, o mujer, o hijos, o tierras, por causa de mí y del evangelio, 10:30 que no reciba cien veces más ahora en este tiempo; casas, hermanos, hermanas, madres, hijos, y tierras, con persecuciones; y en el siglo venidero la vida eterna» (Marcos 10, 29-30). Ellos recibirán su recompensa. ¿Están de acuerdo conmigo? Además, es imposible que los que viven por el Señor pierdan su fe. Por eso es bueno vivir por el Señor.
Antes tenía muchos conocidos, amigos de mis años de seminario y familiares, pero cuando recibí la remisión de los pecados, los perdí. Mi corazón se rompía cada vez que perdía a uno, pero aún peor, ellos me perseguían. ¿Qué ocurrió después? Cuando fui a la Biblia, encontré la promesa del Señor que dice: «De cierto os digo que no hay ninguno que haya dejado casa, o hermanos, o hermanas, o padre, o madre, o mujer, o hijos, o tierras, por causa de mí y del evangelio, 10:30 que no reciba cien veces más ahora en este tiempo; casas, hermanos, hermanas, madres, hijos, y tierras, con persecuciones; y en el siglo venidero la vida eterna» (Marcos 10, 29-30). Creo en esta Palabra. Cuando perdí mi familia carnal, Dios me dio una familia espiritual enorme. De hecho, ustedes son mis hermanos, mis hermanas, y mi familia. Tengo mucha familia por toda Corea y por todo el mundo.
Cuando la gente del mundo alardea de sus familias, les contesto diciendo: «Es ridículo alardear de su familia cuando solo son unos pocos. ¿Saben lo grande que es mi familia? Tengo miles y millones de familiares. ¿Saben cuántos familiares tengo?». Si reuniese a mi familia entera y cada miembro de ella le diera un golpe en la cabeza a esta gente mundana, sus familias serían destruidas. No tengo ni que discutir con ellas, porque mi familia sería bastante para derrumbarlas.
Mis queridos hermanos, los primeros se refiere a los que siguen al Señor. Seguir al Señor es sacrificarse y vivir por Él. La salvación significa recibir la vida nueva del Señor. Esto es lo que nos está diciendo la Biblia. No es porque seamos buenos, sino porque Dios ha querido salvarnos. Por tanto, si aceptamos esta salvación por fe, al aceptar la bondad de Dios, podemos conseguir nuestra salvación. ¿Quién es bueno? ¿Nosotros o Dios? Dios es bueno. Dios es justo. Antes de que Jesús fuese bautizado, dijo: «Permíteme hacer ahora, pues conviene así que cumplamos toda justicia». Aquí toda justicia se refiere a que Jesús estaba a punto de recibir los pecados del mundo a través de Su bautismo. La Biblia describe a Jesús como el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo, y esto significa que Jesús cargó con todos los pecados del mundo a través de Su bautismo. Por tanto, nosotros no somos buenos, sino que Dios es bueno. ¿Creen en esto, en que Dios nos ha salvado?
Aunque seamos insuficientes, nunca perderemos la fe si nos unimos a Su Iglesia. Aunque sean insuficientes, entrarán en el Cielo si creen que Jesús tomó todos los pecados del mundo al ser bautizado, que cargó con los pecados hasta la Cruz, fue crucificado, se levantó de entre los muertos, ascendió a los Cielos, y se ha convertido en el Dios de la salvación. Así recibirán la vida eterna, que les permitirá entrar en el Cielo y así nunca morirán, sino que disfrutarán de la gloria y el esplendor para siempre. Por eso Dios es bueno.
Debemos servir al Evangelio con nuestros corazones unidos con el orden espiritual de la iglesia. Ignorar este orden espiritual es lo mismo que ignorar a Dios. Solíamos preguntar en broma a nuestros seguidores en la fe: «¿Cómo deben pensar en sus predecesores de la fe en la Mission School, incluso en los que solo llevan un semestre más que ustedes aquí?». Entonces contestaban: «Debemos considerarlos como compañeros de clase». Todo esto era para resaltar que los nuevos creyentes deben respetar a los predecesores de la fe y aprender de su ejemplo. No les decimos estas cosas ya, pero hace tiempo solíamos hacerlo, para enseñarles bien el orden que Dios había establecido. Nuestra misión es muy diferente a los seminarios del mundo.
Tenemos la tarea imprescindible de librar a todo el mundo que ha caído en la religión. Pero es casi imposible predicar el Evangelio directamente a todo el mundo, y por eso estamos publicando nuestros libros en otros idiomas y los estamos compartiendo con la gente del mundo.
Cuando pasaron 600 años desde la primera venida de Jesús, el cristianismo ya se había colapsado. Como el cristianismo había perdido su influencia y el Evangelio estaba muerto, surgió el islam para que muchas personas creyesen en él y dijeran que Allah y Dios eran el mismo. ¿Cómo puede ser Allah el mismo que Dios? ¿Estaba Allah allí cuando Dios creó los cielos y la tierra? Otros piensan que el sol es su dios. Sin embargo, el sol es una creación de Dios, ¿cómo puede ser el Creador? El cristianismo, en la época medieval llevó a cabo las cruzadas violentas para recuperar Jerusalén de manos de los musulmanes, pero al final fracasaron. Una fe incorrecta no puede corregirse fácilmente, y mucho menos con violencia. Con un libro puedo criticar los fallos de las religiones del mundo y presentar la absoluta justicia de Dios. 
Todas las religiones del mundo han ido por el mal camino. Por ejemplo, los budistas dicen: «Eres un dios, como yo; todo el mundo es divino». Así que les digo a los budistas: «¿Utilizáis el baño?». Entonces dicen que sí. Entonces digo: «¿Qué ser divino utiliza el baño? Hay que creer en un Dios verdadero. Solo entonces podremos ser hijos de Dios y llegar a un estado divino». Esto es cierto. Lo que nuestro Señor dijo aquí es cierto. Mis queridos hermanos, al creer en el Señor, somos salvados. Por fe hemos recibido la vida eterna, y por esta fe hemos alcanzado la justicia de Dios. Aunque no teníamos justicia nuestra, Dios ha hecho la obra justa por nosotros. Esta es la justicia de Dios. Para salvarnos, en otras palabras, Dios vino al mundo encarnado en un hombre, cargó con nuestros pecados al ser bautizado, los llevó a la Cruz y murió allí, se levantó de entre los muertos y nos ha salvado así. Él es nuestro Salvador eterno, porque vive para siempre.
Para salvarnos, Jesús, el verdadero Dios, nos dio el agua y el Espíritu en Sus 33 años de vida en el mundo. Esta es la justicia de Dios. Al creer en esta justicia, hemos recibido nuestra salvación, y ahora hemos sido salvados. Al vivir por esta justicia, podemos mantener esta fe, heredar la vida eterna, y recibir muchas bendiciones, tanto en la tierra como en la próxima vida para siempre. Aunque la humanidad tiene una tendencia pronunciada de intentar hacer buenas obras, basándose en los criterios humanos, en vez de servir al Evangelio, esto no es bueno. Lo verdaderamente bueno es servir al Evangelio. ¿Lo entienden? ¿Creen en esto? La verdadera virtud es servir al Evangelio.
Mis queridos hermanos, les pido que confíen en Dios en todo y que le oren. Dios nos ha bendecido, nos ha dado la vida eterna, y ha borrado todos nuestros pecados. Dios nos ha dado la remisión de los pecados para siempre. Creamos en este Evangelio y vivamos según la Palabra de Dios, en obediencia al Señor. Recibamos las bendiciones abundantes en nuestras vidas.