(Gálatas 5:16-26, 6:6-18)“Digo, pues: Andad en el Espíritu, y no satisfagáis los deseos de la carne. Porque el deseo de la carne es contra el Espíritu, y el del Espíritu es contra la carne; y éstos se oponen entre sí, para que no hagáis lo que quisiereis. Pero si sois guiados por el Espíritu, no estáis bajo la ley. Y manifiestas son las obras de la carne, que son: adulterio, fornicación, inmundicia, lascivia, idolatría, hechicerías, enemistades, pleitos, celos, iras, contiendas, disensiones, herejías, envidias, homicidios, borracheras, orgías, y cosas semejantes a estas; acerca de las cuales os amonesto, como ya os lo he dicho antes, que los que practican tales cosas no heredarán el reino de Dios. Mas el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza; contra tales cosas no hay ley. Pero los que son de Cristo han crucificado la carne con sus pasiones y deseos. Si vivimos por el Espíritu, andemos también por el Espíritu. No nos hagamos vanagloriosos, irritándonos unos a otros, envidiándonos unos a otros.Hermanos, si alguno fuere sorprendido en alguna falta, vosotros que sois espirituales, restauradle con espíritu de mansedumbre, considerándote a ti mismo, no sea que tú también seas tentado. Sobrellevad los unos las cargas de los otros, y cumplid así la ley de Cristo. Porque el que se cree ser algo, no siendo nada, a sí mismo se engaña. Así que, cada uno someta a prueba su propia obra, y entonces tendrá motivo de gloriarse sólo respecto de sí mismo, y no en otro; porque cada uno llevará su propia carga. El que es enseñado en la palabra, haga partícipe de toda cosa buena al que lo instruye. No os engañéis; Dios no puede ser burlado: pues todo lo que el hombre sembrare, eso también segará. Porque el que siembra para su carne, de la carne segará corrupción; mas el que siembra para el Espíritu, del Espíritu segará vida eterna. No nos cansemos, pues, de hacer bien; porque a su tiempo segaremos, si no desmayamos. Así que, según tengamos oportunidad, hagamos bien a todos, y mayormente a los de la familia de la fe. Mirad con cuán grandes letras os escribo de mi propia mano. Todos los que quieren agradar en la carne, éstos os obligan a que os circuncidéis, solamente para no padecer persecución a causa de la cruz de Cristo. Porque ni aun los mismos que se circuncidan guardan la ley; pero quieren que vosotros os circuncidéis, para gloriarse en vuestra carne. Pero lejos esté de mí gloriarme, sino en la cruz de nuestro Señor Jesucristo, por quien el mundo me es crucificado a mí, y yo al mundo. Porque en Cristo Jesús ni la circuncisión vale nada, ni la incircuncisión, sino una nueva creación. Y a todos los que anden conforme a esta regla, paz y misericordia sea a ellos, y al Israel de Dios. De aquí en adelante nadie me cause molestias; porque yo traigo en mi cuerpo las marcas del Señor Jesús. Hermanos, la gracia de nuestro Señor Jesucristo sea con vuestro espíritu. Amén.”
¿Qué debemos hacer para andar en el Espíritu?
Nosotros debemos predicar y debemos seguir el bello evangelio.
El apóstol Pablo escribió sobre el Espíritu Santo en su epístola a los Gálatas. En Gálatas 5:13-14 él dijo, “Porque vosotros, hermanos, a libertad fuisteis llamados; solamente que no uséis la libertad como ocasión para la carne, sino servíos por amor los unos a los otros. Porque toda la ley en esta sola palabra se cumple: Amarás a tu prójimo como a ti mismo.”
En resumen, el mensaje es que desde que hemos sido salvados y nos hemos librado del pecado creyendo en el bello evangelio, nosotros no debemos tomar esta libertad como una oportunidad para complacernos en la lujuria de la carne, sino que a través del amor debemos servirnos unos a otros y debemos seguir el bello evangelio. Dios nos ha salvado de todos nuestros pecados, por lo que es justo que prediquemos el evangelio. Pablo también dijo “Pero si os mordéis y os coméis unos a otros, mirad que también no os consumáis unos a otros” (Gálatas 5:15).
Andad en el Espíritu para ser lleno del Espíritu Santo.
En Galatas 5:16 Pablo dice: “Digo pues: Andad en el Espiritu y no satisfagais los deseos de la carne” y en los versos 22-26 el dice: “Mas el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza; contra tales cosas no hay ley. Pero los que son de Cristo han crucificado la carne con sus pasiones y deseos. Si vivimos por el Espíritu, andemos también por el Espíritu. No nos hagamos vanagloriosos, irritándonos unos a otros, envidiándonos unos a otros.” Aquí, Pablo nos dice que si nosotros caminamos en el Espíritu, llevaremos el fruto del Espíritu. El Espíritu Santo nos exige que caminemos en el Espíritu. Pero nosotros vivimos en la carne.
Los seres humanos nacemos con una carne que no puede llevar el fruto del Espíritu. Aun cuando nosotros intentemos caminar en el Espíritu, nuestra naturaleza no puede cambiarse. Por eso sólo aquellos que reciben la vida en el Espíritu Santo creyendo en el bello evangelio pueden caminar en el Espíritu y pueden llevar el fruto del Espíritu.
Cuando la Biblia nos dice que andemos en el Espíritu, significa que debemos predicar el bello evangelio para que otros también puedan ser perdonados de sus pecados. Si vivimos para este bello evangelio, llevaremos el fruto del Espíritu. En otras palabras, no es una cuestión de la naturaleza humana cambiante. Cuando nosotros caminamos con este bello evangelio, nosotros podemos llevar el fruto del Espíritu, a saber amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza. El fruto del Espíritu nos ayuda a salvar a otros de sus pecados para que tengan vida eterna.
La lujuria de la carne contra los deseos Del Espíritu
Pablo dijo, “Porque el deseo de la carne es contra el Espíritu, y el del Espíritu es contra la carne; y éstos se oponen entre sí, para que no hagáis lo que quisiereis” (Gálatas 5:17). Desde que nosotros, quienes hemos sido redimidos, poseemos la lujuria de la carne y el Espíritu al mismo tiempo, estos dos elementos siempre se oponen entre sí. El resultado es que ni uno puede llenar nuestros corazones completamente.
El Espíritu nos lleva a desear, de lo más profundo en nuestros corazones, el predicar el bello evangelio y servir al Señor. Nos hace celosos para ocuparnos en las obras espirituales. Nos ayuda a salvar a otras personas de sus pecados predicando el bello evangelio de Dios.
Por otro lado, nuestros deseos avivan la lujuria de la carne para que no podamos vivir en el Espíritu. Éste es el conflicto eterno entre el Espíritu y la lujuria de la carne. Cuando una persona se consume con la lujuria de la carne, termina haciendo los deseos de la carne. La carne impone su deseo contra el Espíritu. Ellos se oponen entre sí, para que no podamos hacer las cosas que deseamos.
Entonces ¿Qué involucra el andar en el Espíritu? ¿Y qué tipos de cosas agradan a Dios? Dios dijo que predicar y seguir el bello evangelio es la clave para caminar en el Espíritu. Él da corazones para andar en el Espíritu a aquellos en quienes mora el Espíritu Santo, para que ellos puedan llevar una vida espiritual. El mandamiento que Dios nos dio fue el de llevar el fruto del Espíritu. “Andad en el Espíritu” fue un orden para guiar a otros para salvarse de sus pecados predicando el bello evangelio. Andar en el Espíritu Santo significa vivir una vida que agrade a Dios.
Para andar en el Espíritu, en primer lugar necesitamos que el Espíritu Santo more en nosotros. Primero tenemos que creer en el bello evangelio que Dios nos dio si nosotros deseamos recibir el gozo del Espíritu Santo que mora en nosotros. Si no creemos en el bello evangelio profundamente en nuestros corazones, no recibiremos la vida en el Espíritu Santo ni obtendremos la salvación de pecado, lo que significa que no podremos caminar en el Espíritu.
El Espíritu nos da el deseo de predicar el bello evangelio, servir al Señor y dar la gloria a Dios. Este deseo viene de un corazón que se dedica a Dios y a predicar el bello evangelio al mundo entero. También viene de un corazón que está deseoso de hacer cualquier cosa para predicar el bello evangelio. Aquellos que creen en el bello evangelio y reciben el Espíritu Santo después de que ellos son perdonados por sus pecados pueden andar en el Espíritu y dedicarse a predicar el evangelio. Ésta es su herencia espiritual.
Aquellos que tienen la vida en el Espíritu Santo obedecen al Espíritu Santo y andan en el Espíritu, debido a que el Espíritu Santo mora en ellos, aunque todavía tienen la lujuria de la carne. Pablo dijo, “Andad en el Espíritu .” Lo que él quiso decir es que debemos predicar el bello evangelio del agua y el Espíritu Santo que Jesús nos dio para que podamos ayudar a otros a ser perdonados por sus pecados.
A veces mientras andamos en el Espíritu, caminamos según la carne. La lujuria de la carne y el deseo del Espíritu luchan uno con el otro en nuestras vidas, y lo que tenemos que saber y reconocer claramente es que aquellos que tienen la vida en el Espíritu Santo deben vivir la vida andando en el Espíritu. Sólo de esta manera podemos vivir vidas llenas de las bendiciones de Dios. Si aquellos que tienen la vida en el Espíritu Santo se niegan a llevar el fruto del Espíritu, ellos terminan pereciendo llevando el fruto de la carne. Su fruta es perecedera y miserable. Ésa es la razón para que vivamos andando en el Espíritu.
Nosotros hemos oído “Andad en el Espíritu” pero algunos de nosotros podíamos pensar “¿Cómo puedo hacerlo cuando ni siquiera puedo sentir el Espíritu Santo dentro de mí?” Algunos de nosotros pensamos que sólo podríamos reconocer la vida en el Espíritu Santo si Dios apareciera y nos hablara directamente. Pero esto es un error. El Espíritu nos da el deseo de vivir para el bello evangelio del agua y el Espíritu.
Puede haber tiempos en que estemos seguros que Él mora dentro de nosotros pero no podemos sentirlo debido a que estamos caminando según la carne. Algunos incluso pueden pensar que Él está durmiendo dentro de nosotros. Ellos son los que han recibido el Espíritu Santo pero siguen caminado en la carne.
Estas personas sólo viven conforme a su propia carne y actúan como esta les dicta, pero sufre al final debido a los requisitos insaciables de la carne. Incluso algunos en quienes ya mora el Espíritu Santo tienden a vivir según la lujuria de su carne, debido a que piensan que es natural hacerlo así. Pero aquellos que someten a la carne en el futuro se vuelven esclavos de la carne.
El Señor nos dice que vivamos según el Espíritu. Esto significa sirviendo al bello evangelio. También significa que debemos consagrarnos completamente al bello evangelio del agua y el Espíritu. Regocijándonos en el evangelio y vivir por según el Espíritu. Nosotros tenemos que vivir así aprendiendo lo que significa caminar en el Espíritu. ¿Usted está caminando en el Espíritu?
Puede una persona en quien no mora el Espíritu Santo ¿Andar en el Espíritu?
Aquellos que no nacen de nuevo no saben lo que significa andar en el Espíritu. Así, muchas personas tratan de recibir el Espíritu Santo por mucho tiempo en su propia manera. Ellos piensan que la acción de desear el Espíritu Santo es igual que estar lleno con el Espíritu Santo.
Por ejemplo, cuando las personas se reúnen en ciertas Iglesias para el servicio, el ministro ora en voz alta y todos empiezan a clamar el nombre del Señor. Algunos de ellos hablan en lenguas como si estuvieran llenos con el Espíritu Santo, pero nadie, incluso ellos, puede entender lo que están diciendo. Entretanto, algunos de ellos se caen a tierra y sus cuerpos empiezan a temblar en éxtasis. Ellos han sido poseídos ciertamente por los demonios pero piensan que han recibido el Espíritu Santo. ¡Entonces viene el alboroto cuando las personas gritan, “Señor, Señor!” Ellos invocan al Señor, derraman lágrimas y aplauden. Este fenómeno normalmente lo llaman “estar lleno con el Espíritu Santo.”
¡El ministro habla en lenguas golpeando el púlpito, y las personas gritan “Señor! ¡Señor!” Ellos aman este tipo de atmósfera y algunos igualmente dicen que vieron una visión del árbol del conocimiento del bien y del mal en el jardín del Edén y que ven el rostro de Jesús durante su catalepsia impía. Ellos yerran sus hechos como resultados de su falta de entendimiento acerca de la Palabra de Dios y del Espíritu Santo.
“Andad en el Espíritu.” Esto es lo que Dios le dice a aquellos que nacen de nuevo. Significa hacer las cosas que le agradan a él. Pablo comparó las obras de la carne con el fruto del Espíritu Santo. Él dijo, “Mas el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza; contra tales cosas no hay ley” (Gálatas 5:22-23).
“Andad en el Espíritu” significa predicar el bello evangelio y salvar a otros de sus pecados. Si nosotros lo hacemos así, podremos llevar el fruto del Espíritu. El fruto del Espíritu es el amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre y la templanza y nosotros solo podremos llevar este fruto cuando vivimos para el bello evangelio. Si uno sirve y predica el bello evangelio, sacrificándose para él, entonces se puede vivir una vida espiritual llena del Espíritu Santo.
Como fruto del Espíritu, “la bondad” significa hacer hechos buenos. También significa virtud. Mantenerse virtuoso para el bello evangelio y hacer algo para beneficio de otros es la bondad. Lo más bueno a la vista de Dios es predicar el evangelio para el beneficio de otros.
Y la “bondad” es sentir compasión por las personas. Aquellos que tiene gracia para con otros estarán en paz sirviendo al evangelio con paciencia y bondad. Aquel que anda en el Espíritu está contento al ver la obra del Señor cumplida, ama su trabajo, ama a otros y es fiel en todas las cosas. Aunque nadie les dio una obligación que hacer, los que tienen el gozo de vivir en el Espíritu Santo son fieles en su trabajo hasta que éste sea cumplido. Es bondadoso y mantiene la templanza. Él tiene el fruto del Espíritu. La persona que tiene el Espíritu Santo dentro de sí tiene que andar en el Espíritu. Sólo si lo hace así, puede llevar el fruto del Espíritu.
Usted también puede llevar el fruto del Espíritu si usted anda en el Espíritu. Pero si usted no lo hace así, usted terminará caminando en la lujuria de la carne. Las Escrituras dicen en Gálatas 5:19-21, “Y manifiestas son las obras de la carne, que son: adulterio, fornicación, inmundicia, lascivia, idolatría, hechicerías, enemistades, pleitos, celos, iras, contiendas, disensiones, herejías, envidias, homicidios, borracheras, orgías, y cosas semejantes a estas; acerca de las cuales os amonesto, como ya os lo he dicho antes, que los que practican tales cosas no heredarán el reino de Dios.”
Las obras de la carne son evidentes
Las obras de la carne son evidentes. La primera obra de la carne es el “adulterio” que significa llevar a cabo una relación impropia con el sexo opuesto. El segundo es “la fornicación.” El tercero es “la inmundicia.” El siguiente es “la Lascivia,” qué significa ser lujurioso. El quinto es “la idolatría,” que significa servir a los ídolos en lugar de Dios. El sexto es “la hechicería.” El séptimo es “el odio.” Si una persona sin el Espíritu Santo anda según la carne, él no puede más que mostrar su odio por los demás según su naturaleza pecadora. El octavo es “los pleitos.” Esto significa reñir con nuestros amigos o familiares. Los otros son “celos, iras, contiendas.” Todos éstos son característicos de las personas que andan en la carne.
El décimo las “disensiones.” Cuando una persona sólo anda según la carne, es imposible para él hacer la obra de la iglesia y en el futuro terminará dejando la iglesia por su propia voluntad. El undécimo son las “herejías.” Quién anda en la carne lo hace así para satisfacer su propia voluntad. Pero esa vida es tan diferente de la voluntad de Dios que en el futuro queda fuera del bello evangelio. La herejía significa tergiversar la verdad bíblica. Nadie que tenga fe en la Palabra de Dios y la vida en el Espíritu viene a quedar fuera de la voluntad de Dios. Las “envidias, homicidios, borracheras, orgías, y cosas semejantes a estas” también son obras de la carne. Aquellos que sólo caminan según la carne practican tales cosas hasta el fin. Por eso el Señor dice, “Andad en el Espíritu.” Nosotros, los que hemos nacido de nuevo, tenemos que caminar en el Espíritu.
Aquellos que no nacen de nuevo no tienen mas que la lujuria de la carne en sus corazones. Por eso ellos llegan a cometer “fornicación, inmundicia, lascivia, idolatría.” Los falsos ministros que no nacen de nuevo practican “la hechicería” en sus seguidores para persuadirlos a donar mucho dinero. Ellos les dan responsabilidades importantes y la posición más alta de la iglesia a aquellos que donan más y más. Aquellos que viven por la carne muestran su “odio” para con los demás. Ellos dividen las iglesias en muchas denominaciones, se jactan de su propia denominación y censuran a las demás como herejes. “Enemistades, pleitos, celos, iras, contiendas, disensiones, herejías, envidias” están todas en los corazones de aquellos que no han nacido de nuevo. Y serán lo mismo para nosotros los santos si sólo caminamos según la carne.
El Espíritu hace que el cristiano que ha Nacido de nuevo lleve el fruto del Espíritu Santo
Aquellos que nacen de nuevo deben vivir para predicar el bello evangelio. Como es muy duro para nosotros seguir al Señor solos, nosotros debemos servir al bello evangelio uniéndonos a la iglesia de Dios. Tenemos que orar juntos y consagrar nuestras energías para ser de aquellos que andan en el bello evangelio del Espíritu. Las personas que caminan en el Espíritu viven para predicar el evangelio del agua y el Espíritu. En otras palabras, caminar según la carne significa vivir la vida sólo para a sí mismo mientras que andar en el Espíritu significa trabajar para salvar las almas de otros. Muchos cristianos nacidos de nuevo llevan este tipo de vida. Ellos viven para el bien de otros.
Hay un número grande de personas alrededor del mundo que no han oído el bello evangelio ni una sola vez. Nosotros amamos a las personas en África y Asia. Amamos a todos en Europa y América así como en las islas más apartadas. Nosotros debemos mostrar nuestro amor presentándoles el evangelio del agua y el Espíritu.
Nosotros debemos andar en el Espíritu. No hay ninguna ley contra esto. “Mas el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza; contra tales cosas no hay ley. Pero los que son de Cristo han crucificado la carne con sus pasiones y deseos” (Gálatas 5:22-23). ¿Hay alguna ley que puede estar en contra de esto? No. Ésta es la ley del Espíritu que debemos obedecer. Pablo nos dijo que camináramos en el Espíritu. Así como nuestro Señor dio su vida por nosotros los pecadores, nosotros debemos predicar el evangelio a otros. Otros salvos de sus pecados están caminando en el Espíritu. Nosotros debemos caminar en el Espíritu.
Pablo dijo en Gálatas 5:24-26, “Pero los que son de Cristo han crucificado la carne con sus pasiones y deseos. Si vivimos por el Espíritu, andemos también por el Espíritu. No nos hagamos vanagloriosos, irritándonos unos a otros, envidiándonos unos a otros.” Nosotros debemos vivir para salvar las almas perdidas si nosotros vivimos en el Espíritu. Debemos hacer la obra del Espíritu y debemos caminar con Él. El Espíritu Santo que Dios nos dio nos guía a vivir con Jesucristo en nuestros corazones. El Espíritu Santo es el Rey de amor. Dios nos usa como vehículos de su amor.
Pablo dijo, “Pero los que son de Cristo han crucificado la carne con sus pasiones y deseos” (Gálatas 5:24). Él también dijo que aquellos que han nacido de nuevo han muerto junto con Jesucristo. Aquellos que nacen de nuevo ya se han muerto con Jesús. Nosotros no lo comprendemos, pero nos morimos con Jesucristo cuando Él fue crucificado para pagar por nuestros pecados. En otras palabras, el hecho de que Jesucristo fue crucificado significa que usted y yo nos morimos con él en la cruz. Su muerte fue nuestra muerte y su resurrección simboliza la garantía de nuestra resurrección. Usted y yo vivimos y morimos en Jesucristo a través de nuestra fe. Nosotros necesitamos tener esta fe. Nuestra fe nos lleva a andar en el Espíritu.
Dios nos ha dado el poder para andar en el Espíritu. Por consiguiente, quienes hemos sido perdonados de todos nuestros pecados debemos andar en el Espíritu. Aquellos que han recibido el Espíritu Santo deben estar agradecidos porque sus pecados fueron perdonados y deben dedicarse a predicar el bello evangelio para la salvación de los perdidos. Aunque uno sea perdonado por sus pecados y nacido de nuevo, este será apartado de la iglesia del Señor e incapaz de servirlo si vive en la lujuria de la carne. Usted y yo debemos vivir por el evangelio del agua y el Espíritu hasta el Día de nuestro Señor Jesucristo.
Nunca se vuelva vanaglorioso, sino viva la Llenura del Espíritu Santo
Pablo dijo, “No nos hagamos vanagloriosos, irritándonos unos a otros, envidiándonos unos a otros.” ¿Que es lo que significa vanagloria? Es caminar según la lujuria de la carne. Hay muchas personas en este mundo que viven para su propia vanagloria. Muchas personas aumentan riquezas, buscan la supremacía, el amor y la belleza mundana y viven para el aquí y el hoy. No hay fidelidad en ellos, y decaerán y desaparecerán conforme pase el tiempo. Por eso que las personas que caminan según la carne se les dice vanagloriosas. ¿Aun cuando las personas tienen riquezas, paz real y satisfacción en sus corazones? El fruto de la carne en el futuro se desmorona. Las cosas terrenales son inútiles a las almas de otros y sólo son para ellos mismos. Ellos sólo son buenos para su propia carne.
La Biblia dice, “Hay quienes reparten, y les es añadido más; Y hay quienes retienen más de lo que es justo, pero vienen a pobreza” (Proverbios 11:24). Aquellos que no nacen de nuevo tratan de tener demasiado dinero. Debido a que las cosas mundanas les significan todo a ellos, no hay lugar en su vida para cuidar de otros. Por eso ellos sólo aman y se preocupan de sus propias vidas. Pero dice la Biblia que hay quienes retienen más de lo que es justo, pero vienen a pobreza. Las personas caminan en la lujuria de la carne, y los resultados son igual que encontrarse con un ladrón y terminar muerto. Todas estas cosas son resultado de la vanagloria.
Aquellos que aman seguir los deseos del Espíritu
Pablo quiso vivir una vida en el Espíritu. Y así lo hizo. Él nos enseñó a vivir bien a través de la Palabra de Dios. Él dijo en Gálatas 6:6-10, “El que es enseñado en la palabra, haga partícipe de toda cosa buena al que lo instruye. No os engañéis; Dios no puede ser burlado: pues todo lo que el hombre sembrare, eso también segara. Porque el que siembra para su carne, de la carne segara corrupción; mas el que siembra para el Espíritu, del Espíritu segara vida eterna. No nos cansemos, pues, de hacer bien; porque a su tiempo segaremos, si no desmayamos. Así que, según tengamos oportunidad, hagamos bien a todos, y mayormente a los de la familia de la fe.”
Pablo aconsejó a aquellos que conocen la Palabra de Dios en compartir todas las cosas buenas con sus maestros. Él quiso decir “las cosas buenas” lo que agrada al Señor: Salvar las almas perdidas, a través de una vida andando en el Espíritu y predicando el evangelio. Aquellos que nacen de nuevo deben unirse a aquellos que enseñan y andan en el Espíritu y que también tienen la misma mente, amor y el mismo criterio.
“Haga partícipe de toda cosa buena al que lo instruye.” Las cosas buenas significan salvar a otros de sus pecados a través de la iglesia. Pablo nos dijo que hiciéramos todo en una misma mente, en una misma oración y en el mismo sentir. Nosotros debemos hacer la obra del Señor juntos.
Pablo dijo, “No os engañéis; Dios no puede ser burlado: pues todo lo que el hombre sembrare, eso también segara.” Aquí, “ser burlado” significa “ironía y risa con desprecio.” Así que “No os engañéis; Dios no puede ser burlado” significa no sea irónico ni se ría con desprecio de Dios. Por ejemplo, uno no debe tomar la Palabra de Dios ligeramente, traduciéndola en sus propias palabras y no creyendo en ellas. Pablo dijo, “todo lo que el hombre sembrare, eso también segará.” Esto significa que quién siembre carne cosechará corrupción, pero quién siembre en el Espíritu cosechará vida eterna.
¿Qué segaremos si nosotros vivimos por el bello evangelio del agua y el Espíritu? Nosotros recibiremos la vida eterna y la salvación de nuestros pecados. Nosotros segaremos el fruto del Espíritu llevando las almas de otros a la redención de sus pecados y a la vida eterna a través de las bendiciones de Dios.
¿Pero qué hay de las personas que viven para su propia carne? Ellos cosechan corrupción y no hay nada más que muerte en su fin. No hay nada para ellos después de su muerte. El hombre nace con las manos vacías y muere con las manos vacías.
Si ellos hacen la obra de salvar a otros de sus pecados, ellos cosecharán el fruto del Espíritu y tendrán la vida eterna. Pero si siguen caminando según la lujuria de la carne, terminarán cosechando corrupción. Entonces él cosechará maldiciones y pasará esas maldiciones a otros. Por lo tanto, Pablo que sabía todo acerca de vivir por la fe nos aconsejó que no camináramos según la carne.
“No nos cansemos, pues, de hacer bien; porque a su tiempo segaremos, si no desmayamos. Así que, según tengamos oportunidad, hagamos bien a todos, y mayormente a los de la familia de la fe.” Pablo era un siervo de Dios que anduvo en el Espíritu. Cuando las personas ven en la Biblia que él caminaba en el Espíritu, algunos pueden pensar que el Espíritu Santo le habría pedido directamente que hiciera las cosas como así: “Pablo, vaya a la izquierda y reúnete con alguien” o “debes evitar a tal hombre.” Pero esto es falso.
Él anduvo en el Espíritu predicando el evangelio de salvación a otros y ayudando a salvar sus almas. Pablo también sirvió al Señor unido con aquellos que también anduvieron en el Espíritu. Entre cristianos, había personas que no andaban en el Espíritu sino más bien andaban según la lujuria de la carne. Ellos no le dieron la bienvenida a Pablo sino que se le opusieron e incluso lo calumniaron. Pablo dijo que él no quería nada con aquellos que lucharon en su contra y calumniaron a los discípulos de Jesucristo.
Si usted quiere andar en el Espíritu, usted tiene que vivir por el evangelio. El perseguido y circuncidado Pablo en Gálatas 5:11 dice, “Y yo, hermanos, si aún predico la circuncisión, ¿por qué padezco persecución todavía? En tal caso se ha quitado el tropiezo de la cruz.” Los circuncisos eran aquellos que abanderaron la práctica de circuncisión, diciendo, “aun cuando uno nace de nuevo por la fe en Jesús, tiene que ser circuncidado. Si él no se circuncida la carne de su prepucio, no es un hijo de Dios.” ¿Por qué lo perseguían? Pablo creyó que la redención y la bendición de vida eterna llegaron sólo por la fe en el bautismo de Jesús y su sangre en la cruz. Esto es lo que él predicó.
La fe que hace a las personas justas proviene de aprender la verdad y predicarla. Pablo consideró que la verdad del agua y el Espíritu para él fue muy importante. Él creyó que aquellos que conocieron la verdad pudieran andar en el Espíritu y que ya no había ninguna necesidad de ser circuncidados. Esto es lo que él predicó. Pero los circuncisos creían que la circuncisión era una parte esencial de la fe de una persona en la salvación. Sin embargo no hay otro evangelio enviado por Dios, y por consiguiente no debemos agregarle ni sustraerle nada.
Cuando Pablo anduvo en el Espíritu, fue ignorado y perseguido por sus compañeros judíos. “Todos los que quieren agradar en la carne, éstos os obligan a que os circuncidéis, solamente para no padecer persecución a causa de la cruz de Cristo. Porque ni aun los mismos que se circuncidan guardan la ley; pero quieren que vosotros os circuncidéis, para gloriarse en vuestra carne. Pero lejos esté de mí gloriarme, sino en la cruz de nuestro Señor Jesucristo, por quien el mundo me es crucificado a mí, y yo al mundo. Porque en Cristo Jesús ni la circuncisión vale nada, ni la incircuncisión, sino una nueva creación” (Gálatas 6:12-15). Y Pablo le dijo a los circuncisos, “Todos los que quieren agradar en la carne, éstos os obligan a que os circuncidéis, solamente para no padecer persecución a causa de la cruz de Cristo.”
Pablo les reprochó a aquellos que anduvieron según la lujuria de la carne. Ellos de hecho anduvieron según la lujuria de la carne y había muchas personas como ellos. Pablo terminó sus relaciones con ellos. Pablo les dijo, “Pero lejos esté de mí gloriarme, sino en la cruz de nuestro Señor Jesucristo.” Jesucristo fue bautizado por Juan para llevarse todos los pecados del mundo y murió en la cruz para salvar a Pablo y todas las personas que han sido llamadas por el Señor nuestro Dios. Pablo dijo, “Porque en Cristo Jesús ni la circuncisión vale nada, ni la incircuncisión, sino una nueva creación.” Pablo que estaba muerto al mundo vivió de nuevo a través de Jesucristo.
Nosotros estamos realmente muertos en Jesucristo. Pero a veces nos olvidamos de esta verdad. Nosotros debemos creerlo. Si nosotros no tenemos fe en esta verdad, estamos limitados por la lujuria de la carne y por nuestras familias, y esto nos impide andar con el Señor. Nuestra carne es tan débil que incluso nuestras familias no pueden ayudarnos a seguirlo. Sólo el Señor puede ayudarnos. Pero ahora nosotros hemos sido crucificados al mundo. ¿Cómo un hombre muerto puede ayudar a las personas vivas en los asuntos terrenales? Las personas que están muertas en este mundo no pueden poseer las cosas del mundo.
Jesús fue resucitado. Su resurrección nos permitió nacer de nuevo a una nueva vida espiritual. Aquí nosotros tenemos nuevo trabajo, nueva esperanza, nueva familia. Nosotros somos personas nacidas de nuevo. Nosotros, como soldados del cielo, tenemos la responsabilidad de predicar la Palabra de Dios. Pablo confesó que él se volvió un hombre ayudando a otros a lograr la salvación no a través de medios físicos sino usando métodos espirituales. Él dijo que él ya había muerto y había nacido de nuevo en Jesucristo. Esforcémonos a ser el tipo de personas que se atreven a dar la misma confesión de nuestra fe.
Pablo dijo en Gálatas 6:17-18, “De aquí en adelante nadie me cause molestias; porque yo traigo en mi cuerpo las marcas del Señor Jesús. Hermanos, la gracia de nuestro Señor Jesucristo sea con vuestro espíritu. Amén.” Pablo llevó las marcas del Señor Jesús. Él no cuidó de su salud por el Señor para andar en el Espíritu. Él ni siquiera podía escribir, cuando gradualmente había perdido su vista. Así algunas Epístolas Paulinas fueron escritas por sus compañeros como Tito cuando él estaba hablando la Palabra de Dios. Aunque él estaba débil físicamente, él estaba contento de poder andar en el Espíritu y dijo, “aunque este nuestro hombre exterior se va desgastando, el interior no obstante se renueva de día en día” (2 Corintios 4:16).
Pablo nos aconseja que seamos el tipo de personas que andan en el Espíritu. Él también dice, “Andar en el Espíritu significa vivir para el evangelio.” Usted y yo debemos tener presente lo que andar en el Espíritu significa. No debemos ser objetos de vanidad y en cambio si debemos servir y vivir para el evangelio. Caminemos en el Espíritu por fe el resto de nuestras vidas.
Ahora al creer realmente en el evangelio del agua y el Espíritu, el Espíritu está en nuestros corazones. Dios nos responderá si oramos de acuerdo con el evangelio. Llevar el fruto del Espíritu significa andar en el Espíritu y redimir a las almas. Usted puede llevar el fruto del Espíritu, a saber el amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre y templanza, cuando usted ande en el Espíritu y viva para el evangelio. Para predicar el evangelio del agua y el Espíritu, debemos sufrir, permanezca tolerante, ejercite la bondad y haga lo bueno para el perdido.
El fruto del Espíritu llega a aquellos que salvan almas perdidas haciendo lo correcto, predicando el evangelio que los guía a recibir la vida en el Espíritu Santo. Esto es lo que significa llevar el fruto del Espíritu y andar en el Espíritu.
Este sermón también está disponible en formato de libro electrónico. Haga clic en la portada del libro a continuación.