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Tema 14: La Primera Epístola de Juan

[Capítulo 1-1] Jesucristo Es Dios (1 Juan 1:1-10)

Jesucristo Es Dios(1 Juan 1:1-10) 
“Lo que era desde el principio, lo que hemos oído, lo que hemos visto con nuestros ojos, lo que hemos contemplado, y palparon nuestras manos tocante al Verbo de vida
(porque la vida fue manifestada, y la hemos visto, y testificamos, y os anunciamos la vida eterna, la cual estaba con el Padre, y se nos manifestó);
lo que hemos visto y oído, eso os anunciamos, para que también vosotros tengáis comunión con nosotros; y nuestra comunión verdaderamente es con el Padre, y con su Hijo Jesucristo.
Estas cosas os escribimos, para que vuestro gozo sea cumplido.
Este es el mensaje que hemos oído de él, y os anunciamos: Dios es luz, y no hay ningunas tinieblas en él.
Si decimos que tenemos comunión con él, y andamos en tinieblas, mentimos, y no practicamos la verdad;
pero si andamos en luz, como él está en luz, tenemos comunión unos con otros, y la sangre de Jesucristo su Hijo nos limpia de todo pecado.
Si decimos que no tenemos pecado, nos engañamos a nosotros mismos, y la verdad no está en nosotros.
Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad.
Si decimos que no hemos pecado, le hacemos a él mentiroso, y su palabra no está en nosotros.”
 

¿Porqué habló el Apóstol Juan de Jesucristo Quién Era Desde el Principio?

¿Conoces a Jesús correctamente?
Debemos saber y creer que Jesús es Dios Mismo.

Para que entendamos 1 Juan, primero debemos conocer a Jesús correctamente, quién es Dios Mismo. Todos nosotros debemos estar parados firmemente sobre la roca de esta fe que verdaderamente conoce y cree que Jesucristo es Dios. Para conocer y creer en Jesús Dios como nuestro Salvador necesariamente significa que sabremos que Él fundamentalmente es el Dios que nos creó. Para todos nosotros, Jesucristo básicamente es el Dios Creador y nuestro perfecto Salvador. Así que para Dios Padre, Jesús es Su Hijo unigénito, mientras que para nosotros, Él se ha convertido en nuestro verdadero Salvador. Es solo cuando conocemos a Jesucristo como Dios que podemos encontrar la verdadera luz de la salvación y también creer en ello.
Por otra parte, si tú no conoces a Jesucristo como Dios, entonces solo confusión espiritual caerá sobre ti. Por lo tanto, permanece firme sobre la Verdad de que Jesucristo verdaderamente es Dios Mismo, Aquel que nos ha dado vida eterna.
En 1 Juan 5:20, el Apóstol Pablo da testimonio de que Jesucristo es el verdadero Dios, diciendo, “Pero sabemos que el Hijo de Dios ha venido, y nos ha dado entendimiento para conocer al que es verdadero; y estamos en el verdadero, en su Hijo Jesucristo. Este es el verdadero Dios, y la vida eterna.” En otras palabras, para todos nosotros es Jesucristo quién es Dios, y es Él quién nos ha dado vida eterna. Como tal, al poner nuestra fe en Jesús Dios y creyendo en este Salvador, debemos ser lavados de nuestros pecados y convertirnos en hijos de Dios. Debemos ser salvos de todos nuestros pecados conociendo y creyendo en Jesús correctamente como el Dios que nos ha dado salvación a través del evangelio del agua y el Espíritu.
 

El Pasaje de la Escritura de 1 Juan 1 Nos Está Diciendo de Donde Viene la Verdadera Salvación

¿De donde viene la verdadera comunión con Dios?
Esta verdadera comunión se obtiene solamente cuando sabemos que Jesucristo es Dios para nosotros y creemos en el evangelio del agua y el Espíritu.

1 Juan nos dice que para que tengamos verdadera comunión con Jesucristo, Dios Mismo, primero debemos comenzar conociendo y creyendo en Él como nuestro Salvador.
En otras palabras, de acuerdo al entendimiento del Apóstol de la divinidad de Jesús, Él no tenía ninguna imperfección. Y el Apóstol Juan también dice en 1 Juan 1:6-7, “Si decimos que tenemos comunión con él, y andamos en tinieblas, mentimos, y no practicamos la verdad; pero si andamos en luz, como él está en luz, tenemos comunión unos con otros, y la sangre de Jesucristo su Hijo nos limpia de todo pecado.”
Este pasaje nos dice que si verdaderamente creemos en Jesús como nuestro Salvador, entonces podemos tener verdadera comunión con Él creyendo en el evangelio del agua y el Espíritu que Él nos ha dado. El Apóstol Juan está testificando aquí que el tener esta verdadera comunión con Dios es ser lavado de nuestros pecados creyendo que Jesús es el Mismo Dios y el Hijo de Dios Padre, y también creyendo que Jesucristo tomó los pecados del mundo a través del bautismo que Él recibió de Juan el Bautista en el Río Jordán y derramó Su preciosa sangre sobre la Cruz. Esto se debe a que el evangelio de la verdad del agua y el Espíritu, que Jesucristo, Dios Mismo, nos ha salvado de todos nuestros pescados, permanece para siempre.
El pasaje, donde dice, “la sangre de Jesucristo su Hijo nos limpia de todo pecado,” menciona lo siguiente: Debido a que Jesús fue bautizado por Juan el Bautista, Él pudo tomar los pecados del mundo; y así, el que Jesús haya sido crucificado y haya derramado Su preciosa sangre sobre la Cruz llegó a ser Su meritoria obra que ha lavado los pecados de la gente como consecuencia. Nuestro Divino Señor fue bautizado por Juan el Bautista para cargar con todos nuestros pecados, y Él fue crucificado y derramó Su sangre sobre la Cruz para cargar con toda la condenación del pecado. Por lo tanto, el pasaje de la Escritura de hoy nos dice que esta sangre derramada por Jesucristo sobre la Cruz llega a ser nuestra salvación que ha expiado los pecados y las iniquidades de todos los pecadores.
Ciertamente es a través de Jesucristo que hemos sido lavados de todos nuestros pecados por la fe. Debemos creer que Jesucristo, Dios Mismo, vino a esta tierra como el Salvador encarnado en semejanza de hombre; y que para borrar nuestros pecados, Él tomó los pecados del mundo siendo bautizado por Juan el Bautista, fue crucificado y derramó Su sangre sobre la Cruz, y se levantó de entre los muertos; y al hacer todas estas cosas Él nos ha dado una vida nueva (Mateo 3:13-17, Juan 19:30). Debido a que como tal Jesucristo completó la perfecta salvación, para conocer al Señor Jesucristo como nuestro Salvador y Dios, primero debemos conocer Su bautismo y derramamiento de sangre, y al colocar nuestra fe en eso, recibir la remisión de nuestros pecados que nos limpia de todos ellos de una sola vez y para siempre.
1 Juan 1:9 testifica, “si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad.” Este pasaje nos dice que si confesamos que somos montones de pecado que nacimos con pecado desde el día de nuestro nacimiento (Marcos 7:21-22), y si confesamos nosotros mismos nuestras insuficiencias ya que no podemos evitar pecar todo el tiempo, podremos recibir la remisión de nuestros pecados creyendo en el evangelio de la verdad – ya que nuestro Señor Dios ha limpiado todos nuestros pecados con el bautismo que Él recibió de parte de Juan El bautista, y además Él llevó toda la condenación del pecado al derramar Su sangre sobre la Cruz. En otras palabras, aunque somos de tal modo que no podemos evitar el ir al infierno, cuando admitimos que somos seres tan pecaminosos y cuando creemos en la Verdad de que Jesucristo ya ha lavado todos nuestros pecados con Su bautismo y con el derramamiento de la sangre sobre la Cruz, al ver nuestra fe, Dios, entonces, nos limpiara de todos nuestros pecados. Esto fue posible debido a que nuestro Divino Señor es el verdadero Dios quién fue más que capaz de limpiar de una vez por todas todos nuestros pecados con Su bautismo y con el derramamiento de Su sangre.
Por lo tanto, primero debemos confesar a nuestro Señor Dios diciendo, “Somos hacedores de maldad quienes ciertamente pecamos todo el tiempo.” Y debemos conocer y creer en la Verdad de que este Señor ya ha borrado todos nuestros pecados de una vez por todas con el bautismo que Él recibió de Juan y con la preciosa sangre que Él derramó sobre la Cruz. Este perfecto lavamiento del pecado fue posible debido a que Jesucristo es el verdadero Salvador y el verdadero Dios para todos nosotros. Nuestro Divino Señor es el Dios que nos ha permitido a todos nosotros reconocer y saber el verdadero lavamiento del pecado a través del evangelio de la verdad del agua y el Espíritu. Ahora, todo lo que tenemos que hacer es tan solo conocer y creer que nuestro Señor ha lavado todos nuestros pecados de una vez por todas con Su bautismo y con el derramamiento de Su sangre sobre la Cruz. Este Divino Señor es el verdadero Dios y el verdadero Salvador para nosotros.
El Apóstol Juan dijo en 1 Juan 1:10, “Si decimos que no hemos pecado, le hacemos a él mentiroso, y su palabra no está en nosotros.” Somos de tal modo que no podemos evitar pecar todo el tiempo. Necesitamos darnos cuenta que si le decimos a Jesucristo nuestro Dios que no pecamos en nuestra carne, en realidad estaríamos cometiendo el pecado de despreciar y de oponerse a la obra de la salvación que Dios ha realizado por nosotros. Sin embargo, estos pecados que cometemos todo el tiempo mientras continuamos con nuestras vidas también están incluidas en estos pecados del mundo, y por lo tanto esto significa que nuestro Señor Dios ha lavado todos nuestros pecados con el evangelio del agua y el Espíritu que Él nos ha dado. También debemos darnos cuenta que nuestro Señor dijo esto para que aquellos que no conocen ni creen en el evangelio de la Verdad del agua y el Espíritu no fuesen capaces de recibir el verdadero lavamiento del pecado a menos que creyesen en esta Verdad.
Si ahora tú verdaderamente conoces y crees que Jesús Dios es el Hijo de Dios, entonces serás capaz de creer que el Señor nos ha liberado a todos nosotros de nuestros pecados al venir a esta tierra, ser bautizado por Juan el Bautista, y derramar Su sangre. De hecho, solo es cuando primeramente comenzamos conociendo a Jesucristo nuestro Dios que se facilita para todos nosotros creer en el evangelio del agua y el Espíritu que el Señor nos ha dado. No es algo tan difícil el que todos creamos en este verdadero evangelio, ya que la Biblia claramente dice que Jesucristo, el verdadero Dios, ha completado esta Verdad. Si es algo que el verdadero Dios Jesús ha hecho, entonces debe ser cierto y perfecto. No puede ser una mentira ni un error, que Él sé arrepintiera de ello, ya que está escrito en Números 23:19,
“Dios no es hombre, para que mienta, 
Ni hijo de hombre para que se arrepienta. 
Él dijo, ¿y no hará? 
Habló, ¿y no lo ejecutará?”
Jesús, nuestro verdadero Dios, ha salvado a toda la humanidad de todos nuestros pecados a través de Su bautismo y de Su derramamiento de sangre sobre la Cruz. Él también fue resucitado de entre los muertos, ascendió al Cielo para revelar su posición original como Dios verdadero, y llegó a ser el verdadero Salvador para todos los creyentes en el evangelio del agua y el Espíritu. Ciertamente, es por nuestra fe en Jesucristo, el Dios que vino del evangelio del agua y el Espíritu, el que podemos tener una fe inquebrantable en este evangelio verdadero.
 


Debemos Saber Que Jesús, el Verdadero Dios, Nos Ha Salvado con el Evangelio del Agua y el Espíritu


Si los Cristianos de la actualidad hubiesen comenzado su viaje de fe desde un conocimiento y creencias apropiadas en Jesús el verdadero Dios, hubieran sido capaces de aceptarlo como algo natural Él que haya tomado los pecados de la humanidad al ser bautizado por Juan el Bautista (Mateo 3:15). Sin embargo, debido a que mucha gente no cree que Jesús es el verdadero Dios, como resultado, aún no han recibido la gracia de la salvación que fue completada por Su bautismo y derramamiento de sangre.
Por lo tanto, para que tú y yo tengamos verdadera comunión con Dios, debemos comenzar desde la fe que cree en Jesús como Dios verdadero. Permítame repetir esto una vez más. Si todos nosotros no comenzamos nuestra fe desde esta fe que sabe y cree en Jesús Dios, nuestra fe sé convertirá en algo totalmente vano. Si usted tiene esta fe en la divinidad de Jesús, entonces descubrirá lo fácil que es creer en el evangelio del agua y el Espíritu. Y es por nuestra fe en este verdadero evangelio que podemos ser perfeccionados. Al creer en Jesucristo, el Dios que nos ha salvado de todos nuestros pecados, todos podemos ser lavados de todos nuestros pecados de una vez por todas por fe.
Si ni siquiera nos damos cuenta que Jesús es Dios, ¿Cuál es el caso de creer en Él como nuestro Salvador? Y si usted no cree en el evangelio del agua y el Espíritu dado por este Divino Jesús, no puede haber absolutamente ningún beneficio para ti. Pero si tú tienes esta fe en Jesús como el Salvador y Dios, entonces creyendo en el evangelio del agua y el Espíritu dado por el Señor, serás capaz de recibir el lavado del pecado y la vida eterna en tu corazón.
Jesucristo, Dios Mismo, vino a esta tierra para salvarnos a ti y a mí de nuestros pecados, y al ser bautizado por Juan el Bautista, al ser crucificado y al morir sobre la Cruz, y al levantarse de entre los muertos, ciertamente Él nos a salvado perfectamente. Es mi más sincera esperanza y oración que todos ustedes crean en este Jesucristo que nos ha permitido ser salvos de todos los pecados como el Hijo de Dios y como el Mismo Dios verdadero.
El problema, sin embargo, es que muchos Cristianos de la actualidad no conocen correctamente a Jesús. Los falsos maestros del Cristianismo han confundido la Verdad espiritual desde la era de la Iglesia Primitiva (Hechos 15:24), ya que no conocieron para nada el evangelio del agua y el Espíritu. Para deshacerse de sus pecados aquellos cuya fe está toda confusa como una madeja de hilo y creen en Jesucristo nuestro Dios solo vagamente, tenemos que creer en Jesús el Dios verdadero como nuestro Salvador aún con mayor fervor. Como tal, tenemos la obligación de dar testimonio del verdadero evangelio del agua y el Espíritu a toda la gente. Tú y yo ahora debemos conocer y creer que Jesucristo nuestro Dios es el Creador quien hizo el universo y todas las cosas en el, y que Él es el verdadero Salvador.
 


Jesús el Verdadero Dios es el Creador Que Hizo los Cielos y la Tierra, y el Señor del Universo


En Génesis 1:1-3, está escrito, “En el principio creó Dios los cielos y la tierra. Y la tierra estaba desordenada y vacía, y las tinieblas estaban sobre la faz del abismo, y el Espíritu de Dios se movía sobre la faz de las aguas. Y dijo Dios: Sea la luz; y fue la luz.” Aquí este Dios que dijo, “Sea la luz,” no es ni más ni menos que Jesucristo.
Vayamos a Juan 1:1-3: “En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios. Este era en el principio con Dios. Todas las cosas por él fueron hechas, y sin él nada de lo que ha sido hecho, fue hecho.” Este pasaje nos dice que en el principio, Dios creó el universo con la Palabra. Así que Dios creó todas las cosas, y si alguien pregunta quién es Él, la respuesta es que Él es Jesucristo, Dios Mismo.
Juan 1:10 también dice, “En el mundo estaba, y el mundo por él fue hecho; pero el mundo no le conoció.” El pronombre “Él” usado aquí se refiere a Jesucristo, el único y absoluto Dios. Jesús el verdadero Dios vino a esta tierra encarnado a semejanza de hombre para salvar a los pecadores.
Jesucristo es Aquel que creó el universo y todas las cosas en el. En otras palabras, Él es Dios Mismo. Jesucristo es el Dios que nos ha liberado de todos nuestros pecados y muerte viniendo a esta tierra encarnado en semejanza de hombre, siendo bautizado por Juan el bautista, cargando los pecados del mundo y siendo crucificado, y levantándose de entre los muertos, este Divino Jesús es el Hijo de Dios, y Él llegó a ser el Mesías, nuestro Salvador. Es por Jesucristo el Dios verdadero que este mundo fue creado.
Por lo tanto, mientras creemos en Jesucristo el verdadero Dios, aunque nunca hemos visto a Dios con nuestro ojos carnales, aún podemos encontrarnos con Él a través de Jesucristo (Juan 1:18). Dios Padre envió a Su Hijo unigénito a esta tierra encarnado en semejanza de hombre, y a través de Jesús el Hijo de Dios, Él nos ha permitido descubrir quién es nuestro Salvador. Es desde este conocimiento-“Jesús es Dios”- que debe comenzar nuestra carrera de la fe. Es solo entonces que la carrera puede comenzar desde la fe que conoce la Verdad de la salvación. Todos debemos conocer la Verdad de que Jesucristo, Dios Mismo, vino a esta tierra con el verdadero evangelio del agua y el Espíritu.
Debemos tener el conocimiento y la fe en que el Divino Jesús es Dios Mismo. Él quién es Dios, Él quién es el Creador que hizo el universo, vino a esta tierra como nuestro Salvador y nos ha salvado de los pecados del mundo. Dios Mismo, en otras palabras, vino a esta tierra en semejanza de hombre, cargó los pecados del mundo al ser bautizado, fue crucificado y derramó Su sangre hasta la muerte, se levantó de entre los muertos, y por consiguiente nos salvó de los pecados del mundo de una vez por todas.
Aquí necesitas darte cuenta de que Jesucristo se ha sacrificado a Sí Mismo para salvarte de los pecados del mundo. Aunque Jesús es Dios mismo, Él tuvo que llegar a ser una criatura para liberarnos de nuestros pecados y convertirnos en el pueblo de Dios, Él tuvo que tomar los pecados de todos al ser bautizado por Juan el Bautista, y Él tuvo que sacrificarse a Sí Mismo derramando la sangre de Su propia carne sobre la Cruz. Y al levantarse de entre los muertos, Él ha otorgado Su misericordia sobre todos aquellos que creen en esta Verdad que los ha convertido en el propio pueblo de Dios. Se debe a que creemos en Jesús el Dios verdadero por lo que nosotros, que creemos en Su bautismo y en Su sacrificio sobre la Cruz, hemos recibido el verdadero poder de la salvación. Es así como todos los seres humanos que creen en Jesús el verdadero Dios ahora pueden ser perfectamente salvos a través del evangelio verdadero del agua y el Espíritu.
Nuestro Señor, en otras palabras, es el Dios que vino a esta tierra para liberarnos de los pecados del mundo. En contraste, sin embargo, todos los grandes hombres del mundo y los fundadores de las religiones que han ido y venido en este mundo no son más que simples criaturas. Pero el divino Jesús básicamente es Dios Mismo. Jesús quién es nuestro Dios es nuestro Creador, y nosotros somos Su creación. Todos los seres humanos son criaturas hechas por Jesucristo. Se debe a que Jesús el verdadero Dios creó los cielos y la tierra que todo existe. Se debe a que este Jesús divino dijo, “Sea la luz,” por lo que esta luz aún existe en este mundo. Es por eso que Pablo dijo que el conocimiento de Jesucristo es lo mejor (Filipenses 3:8).
 

Comenzando desde la Creencia de que Jesús es Dios, Debemos Buscar Entender la Palabra de la Biblia

Cuando sabemos y creemos en Jesucristo, Dios Mismo, no existe nada difícil acerca de la Verdad del evangelio del agua y el Espíritu. El Apóstol Juan nos dice que Jesucristo el Dios verdadero ha salvado a Sus creyentes de los pecados del mundo. Si creemos en Él como el Dios Omnisciente, no podemos sino confesar ante Él que somos seres débiles e insuficientes -en otras palabras, que somos semillas de maldad- y así llegamos a aceptar el evangelio del agua y el Espíritu. Sin embargo, si nos consideramos nosotros mismo creyentes de Jesucristo mientras que ni reconocemos que Él es Dios ni creemos en el evangelio de la verdad del agua y el Espíritu, terminaremos engañándonos ambos nosotros y a Dios, por siempre seremos incapaces de recibir la gracia de la salvación.
Jesucristo el Dios Todopoderoso nos ha salvado de todos los pecados del mundo con el evangelio del agua y el Espíritu. Debemos conocer y creer que para salvarnos de los pecados del mundo, Jesucristo, el Dios verdadero, vino a nosotros a través del evangelio del agua y el Espíritu. Él nos ha dado el evangelio del agua y el Espíritu, y Él ha otorgado a todos aquellos que creen en esta verdad de la salvación el tener una comunión verdadera con Dios.
Por lo tanto, cada Cristiano debe reconocer a este Dios verdadero Jesús como el Salvador y creer de esta manera.
Aquellos que no creen que Jesús es Dios son incapaces de entender la Palabra del evangelio del agua y el Espíritu escrita en las escrituras. Aunque está claramente escrito en la Biblia que Jesucristo, Dios mismo, ha borrado todos nuestros pecados con el evangelio del agua y el Espíritu, aún no reconocen esta obra de Dios. Se debe a que no reconocen a Jesucristo como su Dios y Salvador por lo que no reconocen toda la Palabra verdadera escrita en la Biblia. ¿Ahora crees que Jesucristo es Dios Mismo y el Salvador?
Si Jesús es nuestro Dios, entonces también Él es Dios de toda la humanidad. Entonces también debe ser cierto que Jesús nos ha salvado al venir a esta tierra, ser bautizado, morir sobre la Cruz, y al levantarse de entre los muertos. Aunque Satanás ha enlodado y retorcido el entendimiento del pueblo de Dios, la Verdad del evangelio es, de hecho, muy sencilla de creer.
Necesitamos decirles a otros que deben tener fe en Jesús como Dios. Sin embargo cuando le hablamos a innumerables Cristianos, descubrimos que mientras que creen que Jesús es el Hijo de Dios, no muchos de ellos conocen y creen que Él es Dios Mismo. Es de esto de lo que está hablando el Apóstol Juan. Aquellos que no creen que Jesús es básicamente Dios Mismo tienen todos una fe imperfecta.
La razón por la que estoy diciendo esto repetidamente se debe a que la gente por todo el mundo no conoce la Verdad del evangelio del agua y el Espíritu, la cual es la verdad de la salvación el que Jesús, Dios Mismo, nos ha dado. Nuestra obligación sobre esta tierra es conocer a Jesús como el verdadero Dios y predicar Su salvación, que Dios ha remitido todos los pecados de este mundo con el verdadero evangelio del agua y el Espíritu. ¿Qué puede valer más la pena que esto?
Mis queridos amigos creyentes, por favor oren por mí y también por nuestros colaboradores. Cuando aquellos de nosotros quienes creemos en el evangelio del agua y el Espíritu oramos, el Divino Jesucristo y Dios Padre nos escuchan, ya que Jesucristo nos ha salvado y se ha convertido en nuestro Dios Salvador, y Él es el Hijo Unigénito de Dios Padre. Jesucristo nuestro Dios escucha nuestras oraciones y nos responde. Yo te pido que ores ahora para que Dios salve a todo la gente de todo este mundo. Y yo espero que todos oren a Dios colocando su fe en el Dios Todopoderoso Jesús.
Permítanme una vez más reiterar mi exhortación para ustedes aquí. Cree que Jesucristo es el verdadero Salvador y Dios. A partir de aquí, Jesucristo, Dios Mismo, te protegerá de todo peligro en contra tuya. Sin embargo, si tú no crees en Jesús como el verdadero Dios, entonces Él no puede guiar tu fe al camino correcto.
Satanás está tratando de corromper tu fe. Y esta era se está volviendo peor. Tú deberías por lo tanto creer aún con mayor firmeza que Jesús es Dios, y que Él ha venido a esta tierra a través del evangelio del agua y el Espíritu. Lo que tú debes saber es la Verdad de que Jesucristo es Dios, que Él vino a esta tierra encarnado en semejanza de hombre para liberarnos de los pecados del mundo, y que Él nos ha salvado a través de Su bautismo y la sangre de la Cruz – en esto tú debes creer. Yo espero y creo que todos ustedes sepan y crean en Jesucristo y en la Verdad del agua y el Espíritu.
También debemos darnos cuenta que si perdemos esta fe en el Dios verdadero Jesús como nuestro Salvador, no somos nada para Dios. Satanás tratará insistentemente de corromper nuestra fe en Jesús nuestro Dios y en el evangelio del agua y el Espíritu. Pero esta es la misma razón por la que debemos tomarnos del Evangelio de Verdad del agua y el Espíritu para que creamos aún con mayor firmeza.
La fuerte ola del ateismo está fluyendo por todo el mundo. Después de que Friedrich W. Nietzsche sé atrevió a decir, “Dios está muerto,” la gente de este mundo públicamente reta a Dios, diciendo, “¿En donde está el Dios vivo?” Uniéndose, tratan de oponerse a Dios y de obstaculizar a aquellos que creen en Él.
Sin embargo, nosotros los fieles creyentes tenemos que nadar en contra de esta corriente manteniéndonos de pie con nuestra fe en Jesús el verdadero Dios. Sería trágico si fallamos en guardar esta fe. Solo cuando creemos que el divino Jesús es nuestro Dios es cuando realmente creemos en Él; de otra manera, no creemos en nada.
Entre mas tiempo pasa, este mundo, a partir de ahora, solo empeorará. Pero creyendo en Jesús como el Dios nuestro, continuaremos predicando el evangelio del agua y el Espíritu por todo el mundo. Estoy seguro que Jesús el verdadero Dios nos protegerá de todos los espíritus inmundos siempre que tengamos fe en Su divinidad y en el evangelio del agua y el Espíritu.
Yo doy toda mi gratitud a Dios.