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Tema 22: Evangelio de Lucas

[Capítulo 2-8] Vivan su fe creyendo que Jesús es Dios (Lucas 2, 1-21)

(Lucas 2, 1-21)
«Aconteció en aquellos días, que se promulgó un edicto de parte de Augusto César, que todo el mundo fuese empadronado. Este primer censo se hizo siendo Cirenio gobernador de Siria. E iban todos para ser empadronados, cada uno a su ciudad. Y José subió de Galilea, de la ciudad de Nazaret, a Judea, a la ciudad de David, que se llama Belén, por cuanto era de la casa y familia de David; para ser empadronado con María su mujer, desposada con él, la cual estaba encinta. Y aconteció que estando ellos allí, se cumplieron los días de su alumbramiento. Y dio a luz a su hijo primogénito, y lo envolvió en pañales, y lo acostó en un pesebre, porque no había lugar para ellos en el mesón. Había pastores en la misma región, que velaban y guardaban las vigilias de la noche sobre su rebaño. Y he aquí, se les presentó un ángel del Señor, y la gloria del Señor los rodeó de resplandor; y tuvieron gran temor. Pero el ángel les dijo: No temáis; porque he aquí os doy nuevas de gran gozo, que será para todo el pueblo: que os ha nacido hoy, en la ciudad de David, un Salvador, que es CRISTO el Señor. Esto os servirá de señal: Hallaréis al niño envuelto en pañales, acostado en un pesebre. Y repentinamente apareció con el ángel una multitud de las huestes celestiales, que alababan a Dios, y decían: ¡Gloria a Dios en las alturas, Y en la tierra paz, buena voluntad para con los hombres! Sucedió que cuando los ángeles se fueron de ellos al cielo, los pastores se dijeron unos a otros: Pasemos, pues, hasta Belén, y veamos esto que ha sucedido, y que el Señor nos ha manifestado. Vinieron, pues, apresuradamente, y hallaron a María y a José, y al niño acostado en el pesebre. Y al verlo, dieron a conocer lo que se les había dicho acerca del niño. Y todos los que oyeron, se maravillaron de lo que los pastores les decían. Pero María guardaba todas estas cosas, meditándolas en su corazón. Y volvieron los pastores glorificando y alabando a Dios por todas las cosas que habían oído y visto, como se les había dicho. Cumplidos los ocho días para circuncidar al niño, le pusieron por nombre JESÚS, el cual le había sido puesto por el ángel antes que fuese concebido».
 
 
Ya les he hablado en muchas ocasiones acerca del significado de la Navidad, pero quiero seguir predicando acerca de este significado. Seguramente porque la Navidad aún no ha pasado. Ayer descansé un poco. Mientras descansaba vi una película acerca de los glaciares que se están derritiendo por todo el mundo y las consecuencias. Esta película es ficción pero se basa en los datos científicos del calentamiento global y el cambio climático que está teniendo lugar en este mundo. En una de las escenas, el agua del mar se lleva por delante la Estatua de la Libertad en Nueva York e inunda toda la ciudad. Solo quedan unos cuantos rascacielos en el centro de la ciudad y algunos barcos de gran envergadura. Esta película era una película típica de Hollywood. 
Hace mucho tiempo vi una película titulada el Rapto y me hubiera gustado que los nacidos de nuevo hubieran hecho esta película. Quizás fuera porque la película era muy antigua y el sonido y la imagen estaban distorsionados. Pero aún así me pareció que la película estaba muy bien hecha. Hoy en día ya no se hacen películas así. Me quedé muy sorprendido cuando vi esta película, y no solo era divertida, sino que además daba que pensar al público. En la película algunas personas eran llevadas en el aire en el rapto mientras que otras se quedaban atrás para sufrir a manos del Anticristo y sus seguidores. Era una película muy educativa e impresionante. Después de ver esta película pensé en hacer este tipo de película para predicar el Evangelio. 
Por supuesto, estoy seguro de que muchos de ustedes se estarán riendo de esta idea. Pero esta obra no es diferente a las demás. Aunque es difícil empezar, una vez se empieza, no cuesta mucho tiempo terminar una película. Hay muchas hermanas aquí que podrían ser las protagonistas, y muchos hermanos que pueden ser el protagonista masculino. Además tenemos muchas personas que pueden ser extras. Todo está preparado, lo único que necesitamos para que la película sea un éxito es que yo no esté en ella. Cuando nos tomamos fotos juntos, yo nunca quiero salir en ellas. Cuando me veo en las fotos, me siento decepcionado. No sé por qué no me gusta mi cara. 
Como de costumbre hay algunas películas sobre Jesús en la televisión durante las navidades, pero yo me ofendo cuando las veo. Una de estas películas hablaba de Juan el Bautista. Pero en esta película Juan el Bautista era un vagabundo. Aunque Juan el Bautista era un hombre humilde en su apariencia física, ante Dios era un siervo fiel con un corazón lleno del Espíritu. Los productores de esta película redujeron a Juan el Bautista a un hombre sin valor e interpretaron la Palabra de Dios según sus propias ideologías para hacer esta película. No me gustó nada esta película, ya que obviamente la habían hecho personas que no entendían la Palabra de Dios. Entre los libros que se han publicado últimamente, hay uno que afirma que Jesús estaba casado con María Magdalena, y he oído que en Corea ha vendido millones de copias. Parece que no hay límite para las personas que quieren rechazar e insultar a Jesús. 
Es cierto que cuando Jesús vino a este mundo en la imagen de un hombre, Su apariencia externa era humilde y no tenía nada atractivo físicamente a parte de ser alto. Sin embargo, su corazón, su autoridad y su poder no eran tan bajos, ya que el Señor es el Creador y el Dios Todopoderoso. Aunque una persona sea poco atractiva físicamente, hay que mirarla bien si tiene una mente fuerte. Hoy en día hay muchos libros y películas que degradan a Jesús. 
La película Los Diez Mandamientos es una película excelente. Esta película se hizo basada en la Biblia. Pero hoy en día la gente está corrompiendo el contenido de la Biblia porque quieren hacer algo nuevo. Creo que por eso el Señor dijo: «Os digo que pronto les hará justicia. Pero cuando venga el Hijo del Hombre, ¿hallará fe en la tierra?» (Lucas 18, 8). En realidad, los que creen en el Evangelio del agua y el Espíritu son muy afortunados, pero hay muchas personas sin fe que no conocen este Evangelio. El estado divino de Jesús suele reducirse a medio humano medio divino, o incluso por debajo de Dios Padre. Esta es la obra del Diablo. 
El Señor dijo: «Los justos vivirán por fe» y yo creo en esto. Está escrito aquí en el pasaje de las Escrituras de hoy: «Aconteció en aquellos días, que se promulgó un edicto de parte de Augusto César, que todo el mundo fuese empadronado. Este primer censo se hizo siendo Cirenio gobernador de Siria». ¿Cuándo nació Jesucristo? Durante el reino de César Augusto, cuando se emitió un decreto que requería que toda la población se registrara en el censo. El emperador Augusto emitió este decreto para todos sus súbditos y ordenó que todos los habitantes de las colonias de Roma se registrasen. En aquel entonces Roma era el poder imperial prominente por todo el mundo conocido. Israel era una de sus colonias junto con el resto de los países vecinos. Según este decreto, José y María tuvieron que ir a la ciudad natal de José y registrarse en el censo. Este censo tuvo lugar porque todo el mundo se tenía que registrar para poder determinar el tamaño exacto de la población.
Como Jesucristo vino al mundo, muchas personas fueron inscritas en el Libro de la Vida que hay en el Reino de los Cielos. Esto significa que sus nombres pueden estar inscritos en el Libro de la Vida o en el Libro de los Hechos, y los que no estén inscritos en el Libro de la Vida serán arrojados al fuego del infierno y participarán en el segundo juicio por sus pecados. Sin embargo, la Biblia dice que los que están inscritos en el Libro de la Vida vivirán con el Señor y disfrutarán de la gloria y la vida eterna. Debemos estar agradecidos porque el Señor vino a este mundo.
En el Antiguo Testamento, solo los israelitas podían recibir la salvación, pero cuando el Señor vino al mundo en el Nuevo Testamento, todo el mundo puede ser salvado de los pecados y convertirse en ciudadano del Reino de Dios. No tengo suficientes palabras para expresar lo agradecido que estoy porque el Señor vino a nosotros y nos aceptó como ciudadanos del Reino de Dios. 
 
 

El Señor vino a este mundo

 
El día designado para conmemorar la venida del Señor es la Navidad. ¿Quién es este Jesús que vino a la tierra? Aunque vino encarnado en un hombre, como Hijo de María y José, es fundamentalmente Dios. Además no es solo un dios creado por el hombre, sino que es el Creador y el Rey de reyes. 
Está escrito en el pasaje de las Escrituras de hoy: «E iban todos para ser empadronados, cada uno a su ciudad. Y José subió de Galilea, de la ciudad de Nazaret, a Judea, a la ciudad de David, que se llama Belén, por cuanto era de la casa y familia de David; para ser empadronado con María su mujer, desposada con él, la cual estaba encinta».
Jesucristo nació en la ciudad de David. ¿Qué significa esto? Dios manifiesta su voluntad a través de la historia de la humanidad y el que naciese en la ciudad de David significa que el Cristo es Dios mismo. Como está escrito en la Biblia, Jesucristo nació como el Rey de reyes. Esto demuestra que es el Rey de reyes y Dios mismo. Es el Dios, el Rey supremo. Es el Creador del universo. En su esencia fundamental, Jesús es el Dios soberano. No hay nada en el universo que sea más exaltado que Jesucristo. 
Para creer en Evangelio del agua y el Espíritu y vivir por fe es muy importante darse cuenta de que Jesús es el verdadero Dios y la vida eterna (1 Juan 5, 20). Todos hemos recibido la remisión de los pecados de la misma manera, al escuchar la Palabra del Evangelio del agua y el Espíritu y creer en esta Palabra de Verdad. Sin embargo, después de recibir la remisión de los pecados, el poder del Señor se manifiesta mucho o poco, dependiendo de cómo entendamos y creamos en Jesucristo. Es muy diferente vivir por fe creyendo que Jesucristo es Dios y el Rey de reyes, o vivir sus vidas de fe sin creer en esto. El que el poder de Dios se manifieste abundantemente en sus vidas de fe o no depende de esta fe. 
El Señor vino a este mundo como Rey de reyes y Dios mismo. Además es quien nos ha hecho el pueblo de Dios al salvarnos de los pecados. Pero, si a pesar de esto, piensan que Jesús es su Salvador y nada más, el poder del Señor no se manifestará en sus vidas de fe. El poder del Señor no se manifiesta si no hay fe. En este caso, cuando el poder del Señor no se manifiesta, es inevitable que la gente del mundo nos pisotee o se aproveche de nosotros, y además cuando las circunstancias sean difíciles nos acobardaremos. Sin embargo, si el poder del Señor está con ustedes, por muy débiles e inadecuados que sean, podrán vivir por fe completamente, porque sus fuerzas se renovarán todos los días. 
Si tienen fe en que Jesús es Dios, pueden superar cualquier reto. Pueden orar a Dios: «Señor, estoy pasando por un momento difícil. Ayúdame a vivir una vida de fe. Ayúdame a no tener miedo. Como soy tan inadecuado, no puedo evitar ser un cobarde. Así que necesito tu ayuda para no vivir como un cobarde. Ayúdame, Señor, para vivir como un guerrero valiente y ganar la batalla. Me has salvado. Así que me he convertido en parte de tu pueblo y soy tu hijo, que entrará en el Reino de Dios. Señor, dame fuerzas, para que no me rinda ante las personas del mundo aunque sea débil». 
Al vivir nuestras vidas de fe, debemos entender quién es nuestro Salvador y Señor exactamente y qué estado tiene. Esta fe debe ser como un ancla que sostiene nuestros corazones y que debe gobernar nuestras vidas. 
 
 

La gente de hoy en día está viviendo en tiempos difíciles

 
Hoy en día, muchos ministros y líderes religiosos del mundo intentan dar consuelo a sus congregaciones diciendo que Dios les bendecirá incondicionalmente. Esto es una exageración y una mentira. La gente de hoy en día, cristianos y no cristianos, y nuestros santos también, pasan por muchas dificultades en este mundo. 
Mis queridos hermanos, si alguien cree solamente en la Cruz, o dice creer solamente en la sangre derramada en la Cruz sin tener fe en el Evangelio del agua y el Espíritu, sus pecados seguirán estando en sus corazones porque su fe es incorrecta. Este es un método humano y falso de salvación, y así nadie puede recibir la remisión de los pecados. Estas personas hacen una caricatura de Jesús y creen en Él según sus pensamientos, como si estuvieran adorando a Jesús como un ídolo. 
¿Creen que Dios ayuda a la gente cuando le ora a ciegas? No. Muchos pastores en este mundo les enseñan a sus congregaciones que no deben preocuparse por sus dificultades, porque Dios les ayudará incondicionalmente si le oran. Pero todo esto es mentira. Dios no tiene nada que ver con las oraciones de los pecadores (Isaías 59, 1-2). 
Entonces, ¿quién ha recibido la remisión de los pecados? Los que creen en el Evangelio del agua y el Espíritu. ¿Quién nos ha salvado del pecado y nos ha convertido en el pueblo de Dios a través de esta Palabra del Evangelio del agua y el Espíritu? Dios. Jesucristo, nuestro Salvador y el Rey de reyes. Jesucristo es el Juez, Salvador y Creador. Jesús es quien nos bendice y quien se sienta en el trono del juicio para castigar y condenar a los malvados. Jesús es el Rey supremo. Es el Dios vivo que obra en nuestras vidas. 
Las religiones del mundo no son más que productos de la imaginación humana. Así que no deben creer en Jesús como si se tratase de una práctica religiosa. Nuestro Salvador no es un icono pintado en un cuadro, sino el Dios inmortal, que vive y obra en nuestras vidas incluso ahora mismo. Esto se debe a que es el Dios vivo que puede proteger a los santos salvados y darles fuerzas cuando tienen problemas. Aunque se sientan inseguros pensando que son insuficientes para seguir viviendo por fe, y sientan que necesitan ayuda especial para seguir viviendo, si confían en que Jesucristo es su Salvador y Dios, el Creador todopoderoso que creó el universo y el Rey de reyes, contestará sus oraciones, les guiará, les ayudará y les bendecirá. El que Jesucristo naciese en la ciudad de David, el mayor de los reyes de Israel en el Antiguo Testamento, tiene este significado. Esto significa que Jesús es el Rey soberano. 
Sin embargo, aunque una persona diga haber sido salvada al creer en Jesucristo, y piense que es simplemente uno de los grandes sabios de la humanidad como Confucio o Buda, caerá en la fe falsa, será engañado por Satanás y vivirá una vida maldita. Jesús, quien nos ha salvado a través del Evangelio del agua y el Espíritu, no es uno de esos sabios, no es una mera criatura, sino que es el Dios Creador. Como Dios existe por Sí mismo, es el Rey de reyes. Es el Rey soberano sobre todo, y también es el Juez que da su gracia de salvación a los que la merecen y quien maldice a los que lo merecen. 
Cuando recibimos la remisión de los pecados al creer en el Evangelio del agua y el Espíritu, estamos preocupados de cómo ganarnos la vida, qué comer y qué beber. Sin embargo, si creen en este Evangelio de la remisión de los pecados, el Evangelio del agua y el Espíritu, deben asegurarse de que entienden quién es el Salvador, y qué tipo de poder tiene. Lo importante no es su poder o el mío, sino su estado y el poder de quien nos ha salvado y nos ha convertido en el pueblo de Dios. La pregunta fundamental es si Jesús es Rey o súbdito, si es omnisciente y omnipotente o si tiene poder limitado. 
Nuestra fe florece si percibimos el poder y estado de Jesús correctamente, y depende de si lo entendemos claramente. El conocimiento correcto de todas estas cosas es creer que Jesús es el Dios Todopoderoso, y con este conocimiento se puede orar y recibir su ayuda. En otras palabras, pueden vivir una vida de fe correcta. Jesucristo nació en la ciudad de David. Tanto Jesús como David nacieron en la ciudad de David y ambos son de la casa de Judá. Esto significa que Jesucristo nació de la casa de David y que su linaje es real. 
Según las tradiciones de Israel, solo los miembros de la tribu de Judá podían heredar el trono y ser reyes. En cuanto a los sacerdotes, solo los descendientes de Aarón, de la tribu de Leví, podían ser nombrados sacerdotes. Solo esta tribu tenía el privilegio de servir a Dios en el Tabernáculo. Esta era la norma establecida por Dios. No cualquiera podía ser rey. ¿De quién era descendiente el rey Salomón? Era el hijo de David, de la tribu de Judá. ¿Cuál era el linaje de David? Su linaje era de la casa de Judá, Jesucristo nació también en la casa de David, de la tribu de Judá. En otras palabras, nació en un linaje de reyes. Esto resalta el hecho de que Jesús es el Rey celestial y que vino al mundo como Rey para salvar a la gente de sus pecados. Así que mi corazón está triste y ofendido cuando me encuentro con personas que creen en Jesús como si fuera una práctica religiosa sin conocer la Biblia, o que subestiman a Jesús y rebajan su autoridad. A veces siento ganas de gritarles y decirles: «¡Idiotas! Todo os pasa por creer así y hacer todas esas cosas inútiles». 
Mis queridos hermanos, si no hubiésemos sido salvados del pecado, Dios no escucharía nuestras oraciones. Él escucha nuestras oraciones porque hemos recibido la remisión de los pecados. Sin embargo, hay una condición, que nuestras oraciones deben estar de acuerdo con los principios de su Reino y su justicia, y ser ofrecidas para buscar la justicia de Dios. Por eso debemos pedirle ayuda. Solo entonces Dios escucha nuestras oraciones, nos contesta y nos guía. Dios nos lo dejó claro. Por eso debemos vivir por fe como dice la Biblia: «Los justos vivirán por fe». 
Entonces se preguntarán: «¿Cómo puedo vivir por fe si nunca lo he hecho?». Es más fácil de lo que piensan: todo lo que tienen que hacer es mirar a los predecesores de la fe, seguir a los líderes de la iglesia y buscar su consejo. ¿Creen que el trabajo de su pastor es solamente predicar? No, un pastor es más que un predicador; es también un líder. 
Mi mente está llena de ideas sobre cómo predicar el Evangelio por todo el mundo a través de esta Iglesia. Aunque esto no sea fácil, me enfrento a estos retos porque creo en Dios y le sigo. Como creo en Dios, y Dios es mi Dios y mi Rey, por fe hago la tarea difícil de crear algo de la nada. Aunque no pueda ver el futuro con claridad, me aferro a mi fe y sigo trabajando. Así es como hago la obra de Dios. 
¿Y qué hay de ustedes? ¿Trabajan así también? Sí, lo hacen todo por fe. Esto es lo que significa vivir por fe. Todos debemos aprender a vivir así. Estoy convencido de que cuando aprendan a tener esta fe, se den cuenta de que su Salvador es el Dios Todopoderoso y el Rey absoluto de reyes, entiendan su poder, confíen en Él por fe, le pidan ayuda y busquen su justicia, el Señor les abrirá un camino. Todos debemos vivir en el mundo de esta manera, mirando las cosas del mundo y esperando que todo se cumpla por fe. El Señor nos enseñará lo que ocurrirá en el mundo. A través de la fe, debemos poder ver lo que ocurrirá en el futuro, y debemos prepararnos para estos eventos ahora, aunque no podamos verlos con nuestros ojos ahora. 
Cuando José era el primer ministro de Egipto, sabía que iba a llegar una hambruna de siete años, así que almacenó la cosecha durante siete años mientras la cosecha era abundante. Llenó todos los graneros de la tierra de Egipto y a los siete años Egipto pasó por una hambruna. ¿Qué hizo José? Alimentó a todo Egipto y a su familia con el grano que había guardado. Por eso la fe se trata de creer en la Palabra de Dios y seguirla y de prepararse. Deben aprender a hacer esto. Si solo actúan según sus propios méritos y sus métodos humanos, su fe no podrá florecer ni crecer, ya que no estarán actuando según la fe en Dios. 
Hace algún tiempo, le di el siguiente consejo a una de nuestras hermanas que tiene una sastrería: «Como tienes tanto talento, ¿por qué no empiezas un negocio más lucrativo y creas diseños para tu propia línea de ropa en vez de simplemente arreglar otras prendas? Al principio será difícil, pero estoy seguro de que tendrás éxito». Al principio, parecía que estuviese escuchando mi consejo, pero al cabo de un tiempo me dijo que no podía hacerlo. No confió en mi consejo. Si no puede aceptar el reto por fe, seguirá arreglando ropa durante el resto de su vida. Incluso una persona que arregla prendas de ropa puede convertirse en una diseñadora famosa. Todo esto es posible siempre y cuando la persona haya recibido la remisión de los pecados, y se deje guiar por Dios para embarcarse en este camino por fe. Aunque no sé nada acerca del diseño y no sé hacer nada con un trozo de tela, si tengo determinación, puedo hacer cualquier cosa. Todo es posible si acepto el reto por fe. Todo esto es posible porque creo en Dios. Para los que creen en Dios, su poder viene de Dios. En un año podría convertirme en un diseñador prestigioso. Es posible. 
¿Creen que estoy diciendo esto porque estoy loco? No. Si se necesita dinero para predicar el Evangelio, el Señor nos dará estas habilidades. Todo lo que tenemos que hacer es aceptar el reto por fe. Pueden alcanzar sus metas si promueven su obra por fe paso a paso. El dinero no aparece por arte de magia. Sin embargo, si aceptan el reto por fe, deben prepararse paso a paso, hacer todo lo que puedan, alcanzarán sus metas. Los que no tienen fe se darán cuenta de esto solo después de fracasar. Los justos creen que tendrán éxito sin falta aunque al principio no tengan nada, y trabajan diligentemente para esto. Debemos vivir por fe. 
Jesucristo nació en la ciudad de David. José vivía en la ciudad de Nazaret, así que Jesús también podría haber nacido en Nazaret. En la Biblia se habla de Jesús como Jesús de Nazaret, pero esto hace referencia a la ciudad donde creció, ya que nació en Belén, la ciudad de David. En aquel entonces, José y María no tuvieron más remedio que ir a la ciudad de David según el decreto del emperador romano. Esta era la providencia de Dios. Todo ocurrió según la voluntad de Dios. Dios había profetizado que Jesucristo nacería en Belén, y por eso, para cumplir esta profecía, Dios hizo que César Augusto fuese el emperador romano, permitió que Israel se convirtiese en una colonia romana, e hizo que el emperador emitiese este decreto. 
De esta manera Dios mueve la historia del mundo. Se mueve en esta historia del mundo. Debemos aprender a tener fe. El Evangelio del agua y el Espíritu puede aprenderse y cualquier persona con un corazón honesto y humilde puede aceptarlo y creer en él. En otras palabras, cualquier persona puede ser salvada. Sin embargo, la fe no se puede aprender sin ayuda. 
Cuando los niños aprenden a montar en bicicleta, primero utilizan un triciclo y después pasan a una bicicleta. Pero no siempre son los padres los que les enseñan a montar, sino que a veces son los hermanos o hermanas. Algunos niños aprenden de sus amigos: «¿Cómo se monta en bici?». «Yo te enseñaré. Te empujaré». «¿Y si me caigo?». «No te preocupes. Yo sujetaré la bici por detrás. Sigue pedaleando». Aunque normalmente se suelen caer un par de veces mientras están aprendiendo, al final aprenden de sus hermanos o amigos que les dicen: «Así se monta en bici. No te preocupes. Mira hacia delante, sujeta el manillar firmemente y pedalea. Si no quieres ir rápido, dale al freno». De la misma manera, la fe debe aprenderse de los predecesores de la fe en la Iglesia. 
En tiempos turbulentos, debemos orar. Podrán experimentar al Señor si oran. Si hacen todo por su propia cuenta antes de orarle y pedirle ayuda, Dios no podrá ayudarles, y sus oraciones serán una mera formalidad. Será como decirle a Dios: «Señor, yo me encargaré de esto. ¿Por qué no descansas?». Entonces, ¿qué puede hacer Dios? ¿Cómo puede Dios obrar en sus vidas? Cuando tienen problemas, deben orar a Dios y pedirle ayuda y hacer todo lo que puedan. Entonces podrán recibir ayuda de Dios. 
¿Lo entienden ahora? La fe es algo que se aprende. Muchas personas saltan de gozo cuando reciben la remisión de los pecados, pero en realidad eso no es lo que significa tener la verdadera fe. La verdadera fe empieza entonces. Esto significa que deben seguir aprendiendo a vivir con rectitud y fe en la Iglesia y observando a los predecesores de la fe desde el momento en que nazcan de nuevo del Evangelio del agua y el Espíritu. Dicho de otra manera, tienen que obedecer a los líderes de la iglesia para no caer en la trampa de Satanás y morir. 
Poco después de que Jesús naciese en este mundo, cuando el rey Herodes supo que Jesús había nacido gracias a los sabios de Oriente, se produjo una gran conmoción en Jerusalén. Entonces los reyes de Oriente engañaron a Herodes y no le dijeron el lugar donde había nacido, se enfadó y ordenó matar a todo niño nacido en la vecindad de Belén que fuera menor de dos años. Así que hubo una gran masacre en la zona. Esto ocurrió porque los reyes de Oriente se habían desviado de dónde la estrella les estaba guiando y habían ido a ver a Herodes. De la misma manera, si ustedes no se dejan guiar por el Señor, morirán. Aunque hayan recibido la remisión de los pecados, morirán. 
Sin embargo, los magos de Oriente llegaron a Belén al final guiados por la estrella y allí encontraron a Jesús. ¿Qué les dijo Dios cuando estaban a punto de ofrecerle sus regalos a Jesús? Les dijo que volvieran por una ruta diferente. Así que siguieron una ruta diferente a la vuelta, mientras Herodes desataba su ira y esperaba a que volvieran para matar al Señor y a los magos. 
Dios guió a estos hombres hasta un lugar seguro. Les dijo que no volviesen por el mismo camino, sino que tomaran una ruta diferente y ellos le escucharon. José y María también huyeron de Belén después de tener a Jesús porque un ángel les avisó. Todos se libraron de la muerte porque el Señor les guió y ellos siguieron su consejo. 
 
 

Es muy importante dejarse llevar por los siervos del Señor

 
Sin embargo, muchas personas se niegan a dejarse llevar por los siervos de Dios. Incluso después de recibir la remisión de los pecados, ¿les gusta recibir consejo de los predecesores de la fe o sienten como si les estuviesen molestando? La mayoría de la gente no quiere consejo. Muchas personas abandonan por orgullo diciendo: «¿Se creen que soy un niño? ¿Se creen mejor que yo aunque no son tan virtuosos como yo? No quiero seguir yendo a esta Iglesia. No me gusta que me den órdenes como si fuera un niño pequeño, ni que me digan lo que tengo que hacer. Me voy. Está bien recibir la remisión de los pecados, pero me siento demasiado ofendido como para seguir yendo a esta Iglesia». 
Deben dejar de lado sus pensamientos humanos y su orgullo. Todo el que ha recibido la remisión de los pecados es una nueva criatura en Cristo. La Biblia dice: «De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas» (2 Corintios 5, 17). Mis queridos hermanos, su fe es nueva y están viviendo una vida nueva. Ya no están viviendo su vida antigua. Todo es nuevo. Así que deben aprenderlo todo de nuevo. Deben seguir a los predecesores de la fe desde un nuevo comienzo. Deben ser humildes. Incluso los que recibieron la remisión de los pecados hace mucho tiempo, si juzgan y deciden por su cuenta, morirán. Todo el mundo debe dejarse guiar por la Iglesia. Todo el mundo tiene que ser instruido. Todo el mundo debe preguntar si tiene dudas. Esto no solo se hace con palabras, sino que se hace viviendo la vida. 
Por ejemplo, digamos que no les queda comida. No que no les quede nada de la compra, sino que no tengan dinero para comprar comida. A veces se necesita dinero u otras cosas, y aunque está bien buscarlas con los métodos humanos, primero se debe orar a Dios para pedirle ayuda, confiar en Él y buscar una solución entonces. Entonces Dios obra en nuestras vidas. De esto se trata caminar con el Señor. Si no se dejan llevar por el Señor, perecerán. 
Cuando siguen sus propios pensamientos en sus vidas de fe, los predecesores de la fe les aconsejarán que no hagan esto. Pero si ignoran su consejo y no lo siguen, será inevitable que acaben abandonando la vida de fe y que al final mueran. Si alguien que ha recibido la remisión de los pecados, abandona su vida de fe, no solo está abandonando la fe, sino también su vida. Para los que acaban de recibir la remisión de los pecados recientemente, abandonar sus vidas de fe es como abandonar su felicidad. Algunos de ustedes se preguntarán por qué digo estas palabras tan duras, pero solamente estoy siendo sincero. Digo estas cosas con mucho cuidado porque hay que decirlas. Lo que estoy diciendo es absolutamente indispensable. 
La vida de fe que viven después de recibir la remisión de los pecados está relacionada con su felicidad. Si alguien que ha recibido la remisión de los pecados no puede vivir una vida de fe recta, todo lo demás le irá mal. Por eso deben vivir con fe correctamente, aprender acerca de la fe y seguir adelante paso a paso. Aunque no puedan dar pasos grandes desde el principio, primero deben aprender a dar pasos pequeños y avanzar poco a poco en sus vidas de fe. Poco a poco todos sus problemas se resolverán por fe y verán cómo el Señor les ayuda en esta vida. De esto se trata la vida de fe. 
Cuando no tenía nada, solía pedirle a Dios lo siguiente: «Señor, no tengo nada. No tengo dinero ni para comprar comida. Estoy arruinado. No tengo ni para pagar el alquiler de mi habitación. Pero soy Tu siervo, ¿no? Sé que dejas que esto me pase porque quieres que se haga tu voluntad. Señor, aunque no tengo nada, quiero hacer tu voluntad. Obedeceré tu voluntad. Señor, ahora no tengo nada que comer, me da vergüenza pedir limosna y además soy demasiado débil para hacer trabajo físico. Por favor, dame algo de comer. Ayúdame a encontrar un trabajo». Así que el Señor vino para ayudarme y encontré un trabajo. Entonces el Señor me ayudó a establecer su Iglesia y predicar el Evangelio del agua y el Espíritu hasta hoy. 
Mis queridos hermanos, sus vidas de fe no son solo teoría. Son reales. Son sus vidas reales. ¿Tienen problemas en este mundo? Sus problemas no son imaginarios, sino que son reales. Cuando escuchan que otras personas tienen problemas, puede parecer real, pero nuestras propias dificultades son más difíciles de aceptar. En momentos de dificultad debemos orar sin cesar a Jesús, quien nos salvó y se convirtió en nuestro Pastor de verdad y no solo en nuestra imaginación. El Señor resolverá todos sus problemas si nos dejamos guiar por el Señor y avanzar paso a paso ante la presencia del Señor orando: «Señor, estas son mis circunstancias. Ayúdame, por favor. Líbrame de estas circunstancias difíciles y resuelve mis problemas para que viva mi fe con confianza y gozo». 
Cuando uno de nuestros ministros era un laico, tenía muchas deudas. Tenía un trabajo, pero no le llegaba el dinero hasta fin de mes y no podía pagar todas sus deudas. Así que le aconsejé lo siguiente: «Tienes que empezar un negocio aunque no tengas mucho capital. No puedes avanzar sin un negocio. Tu salario no es suficiente. Empieza un negocio». Aunque sus expectativas no eran grandiosas al principio, su negocio prosperó, pagó todas sus deudas y ganó mucho dinero. Ahora vive como siervo de Dios y como obrero suyo. 
Les estoy contando esta historia como ejemplo para resaltar lo indispensable que es dejarse llevar por Dios como este hermano. Para dejarse llevar por Dios, debemos creer de todo corazón que Jesucristo es nuestro Rey, el Rey de reyes y el Rey del poder. Jesucristo es nuestro verdadero Rey. «Emmanuel» significa que Jesucristo, Dios mismo, está con nosotros. «Cristo» se refiere al Rey de reyes. Se refiere al ungido. El Rey de reyes vino a este mundo como el Salvador que libraría a todo su pueblo de sus pecados, y cumplió la salvación perfectamente. Al venir a salvarnos, eliminó todos nuestros pecados y ahora nos guía y nos ayuda a Su pueblo salvo.
¿Acaso nos dijo el Señor: «Estáis solos, vivid como queráis. No me importa lo que os pase»? Por supuesto que no. El Señor no solo nos ha salvado, sino que además es nuestro Pastor que nos guía por el buen camino, el camino de la felicidad, el camino de las bendiciones, y el camino de la Verdad. ¿Cómo consigue esto el Señor? A través de la Iglesia de Dios. 
 
 

¿Qué ocurre si el Señor no encuentra sitio en nuestros corazones? 

 
Pasemos a Lucas 2, 6-7: «Y aconteció que estando ellos allí, se cumplieron los días de su alumbramiento. Y dio a luz a su hijo primogénito, y lo envolvió en pañales, y lo acostó en un pesebre, porque no había lugar para ellos en el mesón».
Cuando José y María llegaron a la ciudad de David, María estaba a punto de dar a luz. Normalmente el embarazo dura nueve meses. Así que, como Jesucristo estaba a punto de nacer, María necesitaba un lugar donde dar a luz. Aunque hoy en día los moteles o posadas tienen mala fama, en aquel entonces eran lugares con un significado positivo. Las posadas eran lugares donde los viajantes descansaban y comían. Pero todas las posadas en la pequeña ciudad de David estaban llenas. Seguramente había mucha gente que había viajado para registrarse en el censo ordenado por el emperador romano. 
Como no había sitio en la posada, María tuvo que dar a luz en un establo, y lo tuvo que acostar en un pesebre envuelto en pañales. Un pesebre era un comedero para el ganado. Esto significa que Jesús nació en un establo donde dormía el ganado. La Biblia también dice que María dio a luz a su primogénito, lo envolvió en pañales y lo acostó en un pesebre. 
¿Qué implica aquí la palabra primogénito? Significa que Jesús era el primer Hijo de María. En otras palabras, era la primera vez que daba a luz. La Biblia dice que la virgen María concibió a un Hijo porque creyó en la Palabra, y no tuvo relaciones con José hasta que nació el niño. Los discípulos de Jesús conocían bien su procedencia. ¿Qué significa que Jesús fuera el primogénito de María? Implica que María tuvo seis o siete hijos más con José. Me río de las enseñanzas católicas que dicen que los hermanos de Jesús eran solamente sus primos, para así deificar a María. 
Está escrito en el pasaje de las Escrituras de hoy que María dio a luz al niño Jesús, su Hijo primogénito y lo acostó en un pesebre envuelto en pañales. ¿Qué nos dice esto? Nos dice que Dios tomó prestado el cuerpo de la virgen María durante un tiempo para venir al mundo como un Hombre. Por eso Dios dijo: «He aquí que la virgen quedarán en cinta y tendrá un Hijo, y le llamarán Enmanuel». El nombre «Enmanuel» indica que Dios nació en este mundo al tomar prestada la carne de un hombre para estar con nosotros. En otras palabras, Dios vivió con los humanos en este mundo. Esto significa que el Señor nos ha convertido en hijos suyos a pesar de ser tan humildes, y que ahora está viviendo con nosotros. Así que María se llamó sierva ante Dios y su ángel, y nosotros debemos confesar que somos siervos también. Pero el Señor vino al mundo para buscar a seres tan desesperados como nosotros, cargó con nuestros pecados en su cuerpo, fue crucificado, se levantó de los muertos y así eliminó todos nuestros pecados. Al convertirnos en el pueblo de Dios, santo y sin pecados, nos ha tomado en sus brazos. 
De la misma manera en que Dios utilizó a María como instrumento para su obra justa, también nos está utilizando como instrumentos de su justicia para predicar el Evangelio por todo el mundo. Dios utilizó a María de esta manera, como instrumento de su obra justa. Así que nadie debe exaltar a María como a Jesús o a Dios. 
Cuando los católicos rezan el rosario dicen: «Dios te salve, María, llena eres de gracia, ora por nuestros pecados». También oran a san Pedro y muchos más santos para que intercedan por ellos. Pero no deberían hacerlo. Aunque María fuese una mujer que encontró gracia de Dios, sigue siendo una criatura que fue utilizada por el Señor. No es una persona que debe ser exaltada tanto. Es incorrecto deificarla de esta manera. 
Jesucristo había tomado prestado el cuerpo de la Virgen María y nació en la ciudad de David para cumplir la promesa de salvación de su Palabra. María no concibió a Jesús porque fuera la mujer de Dios Padre. María encontró gracia a los ojos de Dios. Cuando el ángel se le apareció la llamó «favorecida» y dijo que era bendita entre todas las mujeres. Esto significa que de la misma manera en que hemos recibido la remisión de los pecados al escuchar la Palabra de Dios y Dios nos utiliza, María también fue utilizada. 
Sin embargo, muchas personas exaltan a María más que a Jesús y la deifican y adoran como un ser divino. Este concepto se originó en las religiones paganas. Las religiones paganas solían adorar a diosas como Aserá. Las sociedades agrarias le daban significados religiosos a la fertilidad femenina. Incluso hoy en día podemos encontrar este tipo de nociones, como el de la diosa fortuna. Por ejemplo, cuando Brasil y Alemania juegan un partido de fútbol en la Copa del Mundo, se habla de a quién favorecerá la diosa fortuna. Deifican a una mujer y la adorar como diosa. 
De la misma manera los católicos elevan a María por encima de Jesús y oran: «Dios te salve, María, llena eres de gracia». Esta oración implica que María es capaz de dar gracia y salvación. La gracia se refiere al amor y el don de Dios, es decir, a su misericordia. Pero, ¿creen que un ser humano puede darle su misericordia a otro ser humano? Los seres humanos pueden tener un poco de misericordia que han recibido de Dios por ser hechos a su imagen, pero son incapaces de tener misericordia como Dios. Sus corazones y sus mentes desean tener misericordia pero no tienen la habilidad de demostrarla. 
Como saben, muchas personas adoran a María. Pero en realidad María no merece tanta exaltación. Jesús es su Salvador, aunque fuese su Hijo. Pero parece que a veces María olvidaba esto. Cuando leemos el Evangelio de Lucas, vemos que cuando Jesús tenía doce años, toda la familia fue a Jerusalén para la Fiesta de la Pascua, y a la vuelta María y José lo perdieron de vista. Así que volvieron al Templo de Jerusalén para buscarle y se lo encontraron conversando con los rabinos. Jesús les estaba enseñando. Al ver esto, María le dijo: «¿Qué haces aquí? Te hemos estado buscando pensando que estabas perdido». Entonces Jesús le dijo: «¿Por qué Me buscabas? ¿No sabes que debo estar en la casa de Mi Padre?». 
Esto significa que, aunque María era la madre biológica de Jesús, y le dio a luz y lo cuidó, a los ojos de Jesús no era más que una criatura humilde. Jesús tomó su cuerpo prestado. Solo porque María fuese su madre en la carne, no era superior que Jesús ni su guía. Si María solo hubiese dado a luz a Jesús y hubiese seguido siendo virgen, podríamos tener más respeto por ella. La podríamos respetar de la misma manera que los sacerdotes y religiosas católicos por no casarse y por intentar hacer obras buenas con sus vidas. Sin embargo, María tuvo más hijos, hermanos de Jesús en la carne. Se puede contestar que no es pecado tener hijos, pero solo estoy diciendo esto para demostrar que no hay que elevar a María al mismo nivel que Jesús ni convertirla en la mujer de Dios Padre. 
La gente suele pensar en Jesús y Dios Padre en términos carnales. Les voy a contar una historia graciosa. Hace mucho tiempo, había dos hermanos, pero el hermano mayor murió y el pequeño tuvo que cuidar de su hijo. Como vio que el sobrino se sentía solo, el tío le sugirió que fuese a la iglesia. Así que el sobrino empezó a ir a la iglesia y el pastor le pidió que llevase a su tío. El tío vio como el sobrino oraba a Dios, llamándole Padre. El tío pensó que como el sobrino llamaba a Dios Padre, que entonces Dios era su hermano. Pero le pareció poco posible que Dios fuese su hermano pequeño, por lo que decidió llamarle hermano mayor. Así que oró de la siguiente manera: «Gracias, mi hermano mayor, Jesús. He traído a mi sobrino a la iglesia, así que te pido que seas bueno con nosotros». 
De esta manera, todo el mundo tiende a buscar a Dios y su reino espiritual con sus instintos carnales. Es un gran error. El tío que aparece en la historia que les he contado llamó a Dios hermano porque era ignorante, y muchas personas como él adoran a María y la llaman la Madre de Dios. Los católicos rezan el Ave María y le piden que ore por nosotros los pecadores. ¿Qué implica que la llamen la Reina de los Cielos? ¿Implica que creen que es la mujer del Padre de Jesucristo, es decir de Dios Padre? ¿No significaría esto que María es más exaltada que Jesús? Por lo menos, en términos carnales, debemos considerar que una madre está por encima de su hijo, y que es igual que el padre. ¿No es cierto?
Esto es cierto, por lo menos en términos de la carne. Por eso los católicos exaltan a María más que a Jesús y oran: «Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte». Oran a María una y otra vez. Esto es completamente incorrecto. Es un concepto carnal. Seguir creyendo y orando de esta manera es blasfemar contra Dios. Es un atajo hacia el infierno. Los católicos dicen que aunque creen en Jesús, también creen en María y oran a Jesús, María y el Espíritu Santo. Pero, ¿es cierto? No, está mal. 
Por eso es tan importante tener el conocimiento correcto y la vida de fe correcta. Antes, cuando estaba atrapado en el mundo, solía pensar que era un hombre inteligente. Pero entonces encontré al Señor y empecé a tener fe, pero fue muy difícil vivir con fe ya que nunca había vivido de esa manera. No hubiera tenido ningún problema en vivir una vida religiosa porque tenía experiencia, pero nunca había vivido con fe verdadera. 
Así que Dios me enseñó, pero este aprendizaje fue muy duro. Me puso en un desierto espiritual solo para enseñarme disciplina. Por eso ahora puedo enseñarles acerca de la vida de fe. Si hubiera vivido con todo lujo, sin dificultades, después de haber encontrado al Señor, no podría decirles nada acerca de la vida de fe. Sin embargo, como me di cuenta de quién es el Señor y creí en Él, acepté el reto por fe y empecé a vivir una vida de fe y a entender su significado. Al seguir al Señor y confiar en Él, me enseñó el camino. 
Por tanto, debemos confiar en Jesús, nuestro Salvador, orarle y vivir en su unidad, dándonos cuenta de que es nuestro Rey y nuestro Pastor, y que siempre está vivo.