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Tema 6: Herejía

[6-9] Siete tipos de personas que serán malditas por Dios (Mateo 11, 1-19)

Siete tipos de personas que serán malditas por Dios (Mateo 23, 1-36)
«Entonces habló Jesús a la gente y a sus discípulos, diciendo: En la cátedra de Moisés se sientan los escribas y los fariseos. Así que, todo lo que os digan que guardéis, guardadlo y hacedlo; mas no hagáis conforme a sus obras, porque dicen, y no hacen. Porque atan cargas pesadas y difíciles de llevar, y las ponen sobre los hombros de los hombres; pero ellos ni con un dedo quieren moverlas. Antes, hacen todas sus obras para ser vistos por los hombres. Pues ensanchan sus filacterias, y extienden los flecos de sus mantos; y aman los primeros asientos en las cenas, y las primeras sillas en las sinagogas, y las salutaciones en las plazas, y que los hombres los llamen: Rabí, Rabí. Pero vosotros no queráis que os llamen Rabí; porque uno es vuestro Maestro, el Cristo, y todos vosotros sois hermanos. Y no llaméis padre vuestro a nadie en la tierra; porque uno es vuestro Padre, el que está en los cielos. Ni seáis llamados maestros; porque uno es vuestro Maestro, el Cristo. El que es el mayor de vosotros, sea vuestro siervo. Porque el que se enaltece será humillado, y el que se humilla será enaltecido. Mas ¡ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas! porque cerráis el reino de los cielos delante de los hombres; pues ni entráis vosotros, ni dejáis entrar a los que están entrando. ¡Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas! porque devoráis las casas de las viudas, y como pretexto hacéis largas oraciones; por esto recibiréis mayor condenación. ¡Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas! porque recorréis mar y tierra para hacer un prosélito, y una vez hecho, le hacéis dos veces más hijo del infierno que vosotros. ¡Ay de vosotros, guías ciegos! que decís: Si alguno jura por el templo, no es nada; pero si alguno jura por el oro del templo, es deudor. ¡Insensatos y ciegos! porque ¿cuál es mayor, el oro, o el templo que santifica al oro? También decís: Si alguno jura por el altar, no es nada; pero si alguno jura por la ofrenda que está sobre él, es deudor. ¡Necios y ciegos! porque ¿cuál es mayor, la ofrenda, o el altar que santifica la ofrenda? Pues el que jura por el altar, jura por él, y por todo lo que está sobre él; y el que jura por el templo, jura por él, y por el que lo habita; y el que jura por el cielo, jura por el trono de Dios, y por aquel que está sentado en él. ¡Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas! porque diezmáis la menta y el eneldo y el comino, y dejáis lo más importante de la ley: la justicia, la misericordia y la fe. Esto era necesario hacer, sin dejar de hacer aquello. ¡Guías ciegos, que coláis el mosquito, y tragáis el camello! ¡Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas! porque limpiáis lo de fuera del vaso y del plato, pero por dentro estáis llenos de robo y de injusticia. ¡Fariseo ciego! Limpia primero lo de dentro del vaso y del plato, para que también lo de fuera sea limpio. ¡Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas! porque sois semejantes a sepulcros blanqueados, que por fuera, a la verdad, se muestran hermosos, mas por dentro están llenos de huesos de muertos y de toda inmundicia. Así también vosotros por fuera, a la verdad, os mostráis justos a los hombres, pero por dentro estáis llenos de hipocresía e iniquidad. ¡Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas! porque edificáis los sepulcros de los profetas, y adornáis los monumentos de los justos, y decís: Si hubiésemos vivido en los días de nuestros padres, no hubiéramos sido sus cómplices en la sangre de los profetas. Así que dais testimonio contra vosotros mismos, de que sois hijos de aquellos que mataron a los profetas. ¡Vosotros también llenad la medida de vuestros padres! ¡Serpientes, generación de víboras! ¿Cómo escaparéis de la condenación del infierno? Por tanto, he aquí yo os envío profetas y sabios y escribas; y de ellos, a unos mataréis y crucificaréis, y a otros azotaréis en vuestras sinagogas, y perseguiréis de ciudad en ciudad; para que venga sobre vosotros toda la sangre justa que se ha derramado sobre la tierra, desde la sangre de Abel el justo hasta la sangre de Zacarías hijo de Berequías, a quien matasteis entre el templo y el altar. De cierto os digo que todo esto vendrá sobre esta generación».
 


El primer tipo de personas que serán malditas por Dios


En Mateo 23, 13-28, el Señor habló de siete tipos de personas que serán malditas por Dios. Es muy importante para todos nosotros entender qué tipo de personas están malditas por Dios y debemos tener cuidado, para evitar esas maldiciones.
¿Quién es el primer tipo de personas sobre las que Dios hará caer Su ira? Jesús dijo en Mateo 23, 13: «Mas ¡ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas! porque cerráis el reino de los cielos delante de los hombres; pues ni entráis vosotros, ni dejáis entrar a los que están entrando». La Biblia dice que las maldiciones de Dios descienden sobre aquellos cuya fe es similar a la de los escribas y fariseos. Estos son los que fingen creer en la justicia de Dios aunque no la conocen. Esta gente tiene una fe hipócrita y por eso será maldecida por Dios. La razón por la que esta gente tiene una fe hipócrita, es que no cree en la Palabra de Dios de la justicia como la Verdad de la salvación. Dios castigará a los hipócritas que no creen en Su justicia y sólo fingen creer. 
El Señor dijo, cuando rechazó a los fariseos que son como los líderes religiosos: «Porque cerráis el reino de los cielos delante de los hombres; pues ni entráis vosotros, ni dejáis entrar a los que están entrando». Aquí Jesús dijo que el primer tipo de personas que son malditas por Dios, son las que no creen en la Palabra de Dios y por eso están condenadas a cerrar las puertas del Reino de los Cielos. A pesar de que Dios ha hecho posible que todo el mundo reciba la remisión de los pecados por creer en el Evangelio del agua y el Espíritu, algunas personas ponen obstáculos para que el Evangelio no se predique y se extienda. Por esto recibirán las maldiciones de Dios. Esta gente maldita impide que los que buscan la verdad y desean conocer el Evangelio del agua y el Espíritu crean en él, aunque muchas personas ahora pueden encontrar este Evangelio a través de los libros impresos o electrónicos que estamos compartiendo, o a través de los santos que nacieron antes que ellos. Estas personas se levantan contra los testigos del Evangelio del agua y el Espíritu porque creen que solo la sangre derramada en la Cruz constituye la salvación. Por eso están siempre intentando impedir que los demás crean en este verdadero Evangelio.
Sin embargo, la mayoría de los cristianos dicen que el bautismo que Jesús recibió de Juan el Bautista, que aparece en el Nuevo Testamento, es completamente irrelevante para nuestra salvación. Pero en la Biblia, ¿qué dijo el Señor sobre el Evangelio del agua y el Espíritu? 1 Pedro 3, 21 dice: «El bautismo que corresponde a esto ahora nos salva». Pero este bautismo que Jesús recibió de Juan el Bautista es la Verdad absoluta que demuestra que Cristo tomó nuestros pecados personalmente. Sin embargo, son pocos los que conocen esta Verdad definitiva de salvación, mientras que son demasiados los que no conocen la Verdad de la salvación, el Evangelio del agua y el Espíritu. Esto se debe a que muchos cristianos han sido contaminados por el falso Evangelio, y por tanto, incluso cuando tienen una oportunidad de encontrar el verdadero Evangelio del agua y el Espíritu, no creen en él. Por eso estas personas intentan engañar sus propias conciencias e incluso a Dios.
Los cristianos de hoy en día deben darse cuenta sin falta de que el bautismo que Jesús recibió de Juan el Bautista es la Verdad, de que a través de este bautismo, Jesús tomó los pecados de todo el mundo sobre Sí mismo. Cuando algunas personas se encuentran por primera vez con la Palabra del Evangelio del agua y el Espíritu, sus ojos sólo ven la Palabra de la Ley, y por eso parece que solo importen sus pecados. Y por eso no se dan cuenta de que el Evangelio del agua y el Espíritu es el Evangelio bíblico. Esto ocurre porque sus ojos espirituales están cerrados todavía, porque no han recibido la remisión de sus pecados. Como hay un evangelio falso tapando sus ojos espirituales, solo miran sus pecados, y como son prisioneros de las oraciones de penitencia, no pueden escapar de esta ceguera espiritual. Aquellos cristianos que solo creen en la sangre de Jesús derramada en la Cruz como la Verdad de la salvación, están ciegos espiritualmente. Por su propia fe, que se basa solo en la sangre derramada en la Cruz, son prisioneros del pecado. Por eso no pueden revestirse de la verdadera salvación a través del bautismo que Jesús recibió de Juan el Bautista y la sangre que derramó en la Cruz. 
Esta gracia de la verdadera salvación se recibe cuando alguien cree en la Verdad de que Jesús tomó los pecados del mundo para siempre al ser bautizado por Juan el Bautista cuando vino al mundo. La gracia de Dios es la Verdad de la salvación que se manifiesta en el Evangelio del agua y el Espíritu. La gracia de la salvación que Jesús ha derramado sobre nosotros, la podemos encontrar solo en el bautismo que recibió de Juan el Bautista y en la sangre que derramó en el Cruz. Y por tanto cualquiera que no crea en este verdadero Evangelio del agua y el Espíritu se enfrentará al juicio del pecado, ya que ha cometido un pecado muy grave ante Dios. Así que los que ignoran el bautismo que Jesús recibió de Juan el Bautismo y Su sangre derramada en la Cruz, están llevando sus almas al infierno. Al final, como cierran las puertas del Cielo, no solo se quedan sin entrar ellos mismos, sino que impiden que otros muchos entren en el Cielo. Por tanto, deben darse cuenta de que solo el Evangelio del agua y el Espíritu es la Verdad de la salvación.
Así que los que practican la hipocresía espiritual ante Dios son el objetivo de Su ira. Como no creen en el Evangelio de Dios, es decir en el Evangelio del agua y el Espíritu, y creen solo en el evangelio de la sangre derramada en la Cruz, están bajo la sombra del pecado. Además, como se han unido a multitud de personas que comparten la misma fe y se levantan contra el pueblo de Dios, serán malditos todavía más. Pero a pesar de esto, todavía dicen que creen en Jesús como su Salvador. Por tanto serán castigados por Dios más severamente por su pecado de hipocresía. Esta gente será juzgada por Dios duramente por sus pecados, y estas personas son herejes malvados a los ojos de Dios. 
Pero a pesar de esto, muchos líderes cristianos no tienen ni idea de que el Evangelio del agua y el Espíritu que Dios nos ha dado es la Verdad definitiva de salvación, y aún así creen en Dios en vano. No quieren creer en este Evangelio de Verdad porque es diferente del evangelio que han aprendido en el cristianismo. En el pasaje en el que Jesús dijo: «Un debe nacer de nuevo del agua y el Espíritu», enseñan que el agua se refiere a la Palabra de Dios. Pero 1 Pedro 3, 20-21 dice que hay un equivalente al agua que ahora nos salva: el bautismo de Jesús. No pueden librarse de todos los pecados del mundo porque han desechado el bautismo que Jesús recibió de Juan el Bautista, diciendo que no significa nada para ellos. Por tanto serán juzgados por Dios por los pecados que están cometiendo contra Él. Por culpa de este malentendido se han convertido en herejes a los ojos de Dios. 
La Biblia dice que la verdadera fe de la salvación consiste en creer en Jesucristo, que ha venido por el agua y el Espíritu. Esto está bastante claro. El agua, la sangre y el Espíritu que aparecen en la Biblia, constituyen una Verdad de salvación que surge del plan de Dios. 1 Juan 5, 5-8 dice que Jesús vino por el agua, la sangre y el Espíritu, y que estas tres cosas son una. El Dios de la Trinidad en el que creemos, es decir, Dios Padre, Jesucristo y el Espíritu Santo, han cumplido el plan de salvación en Jesucristo. Cuando Juan el Bautista bautizó a Jesús cuando este vino al mundo, el Hijo de Dios tomó los pecados del mundo para siempre. Al cargar con todos los pecados del mundo cuando fue bautizado por Juan el Bautista, el Señor fue crucificado hasta morir, se levantó de entre los muertos y así se ha convertido en el Salvador de todos los pecadores. Incluso en este mismo momento, está salvado a los que creen en el Evangelio del agua y el Espíritu. La Verdad de salvación que el Señor ha dado a la humanidad, está en el Evangelio del agua y el Espíritu. Este Evangelio del agua y el Espíritu es la buena noticia de la verdadera salvación que salva a toda la raza humana de los pecados del mundo.
El Evangelio del agua y el Espíritu es el único Evangelio de Verdad que aparece en la Biblia. Sin embargo, muchos cristianos hoy en día solo creen en la sangre derramada en la Cruz. Por eso estoy tan triste. De hecho, si alguien quiere recibir la remisión de los pecados, debe creer en el bautismo de Jesús y Su sangre derramada en la Cruz. ¿Es en vano creer solo en la sangre que Jesús derramó en la Cruz? Sí. No se puede recibir la remisión de los pecados si se cree así. Para poder ser salvado de los pecados, se debe creer tanto en el bautismo que Jesús recibió de Juan el Bautista, como en Su muerte en la Cruz. Los cristianos que no quieren conocer este Evangelio de Verdad ni creer en él, y por tanto no pueden evitar el juicio de Dios. Así que los que no creen en el Evangelio del agua y el Espíritu, incluso después de escucharlo, deben darse cuenta de que están en contra del Evangelio de la justicia de Dios. Están cometiendo un pecado grave porque no solo rechazan el Evangelio del agua y el Espíritu, sino que hacen que otras personas no crean en este verdadero Evangelio.
Así que Dios no tiene más remedio que juzgar a esta gente, porque es el Dios justo que castiga a cualquier persona que tenga pecados en su corazón. ¿Pueden permitirse ser juzgados por sus pecados ante Dios? Si el Señor nos ha salvado de todos nuestros pecados a través del Evangelio del agua y el Espíritu, ¿cómo pueden no creer en este Evangelio como el verdadero? Aunque los líderes cristianos de hoy en día nieguen que el Evangelio del agua y el Espíritu, que el Señor nos ha dado, es la Verdad de la salvación, si la Biblia dice en ambos Testamentos que este Evangelio es la Verdad, entonces es la Verdad. Y por eso, quien no cree en el Evangelio del agua y el Espíritu debe arrepentirse y creer en él.
La Verdad del Evangelio del agua y el Espíritu no es algo imprescindible que no tenga relevancia para nuestra salvación, y que no necesita que creamos en ella. La verdad es que este Evangelio del agua y el Espíritu es la Verdad absolutamente imprescindible en la que todo el mundo debe creer para conseguir la salvación. Para todo el mundo, la salvación se consigue si se cree en la Verdad acerca del Evangelio del agua y el Espíritu. Pero a pesar de ello, muchos cristianos rechazan este Evangelio, e insisten en que pueden ser salvados por creer en Jesús como su Salvador. Pero no pueden limpiar sus pecados con esta fe, sin importar donde la hayan conseguido. 
Deben darse cuenta de que la verdadera salvación solo se puede conseguir al creer en el Evangelio del agua y el Espíritu, y que esta fe es la correcta a los ojos de Dios. Por tanto deben creer que solo el Evangelio del agua y el Espíritu es la Verdad que trae la remisión de los pecados. Solo entonces podrán resolver el problema de los pecados del pasado que se han ido acumulando en sus corazones, y los pecados futuros que cometerán con sus acciones también. Solo al creer en el Evangelio del agua y el Espíritu podrán recibir la verdadera remisión de sus pecados y entrar en el Reino de los Cielos.
 

El segundo tipo de personas que serán malditas por Dios 

¿Cuál es el segundo tipo de personas que están malditas por Dios? Mateo 23, 15 dice: «¡Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas! porque recorréis mar y tierra para hacer un prosélito, y una vez hecho, le hacéis dos veces más hijo del infierno que vosotros». La Biblia sigue diciendo que Dios maldecirá a los hipócritas. Los fariseos son los hipócritas espirituales. Fingen creer solo en apariencia. Y los cristianos de hoy, como los fariseos, también creen solamente en la sangre derramada en la Cruz, en vez de creer en la Palabra del Evangelio del agua y el Espíritu. Estas personas son hipócritas espirituales ante Dios. Dios maldecirá a estas personas. 
Pero en las comunidades cristianas, estas personas están prosperando, y muchos las veneran en el nombre de Jesús. Algunas personas se esfuerzan mucho en evangelizar, y viajan por todo el mundo para convertir a la gente de otras religiones al cristianismo. Pero como estas personas solo están predicando un evangelio imperfecto por todo el mundo, los que escuchan este evangelio falso creen en Jesús a través de estas enseñanzas y siguen sin poder recibir la remisión de sus pecados, aunque confiesen que Jesús es Su Salvador. Dios maldecirá a estas personas. Por eso el Señor dijo: «Porque recorréis mar y tierra para hacer un prosélito, y una vez hecho, le hacéis dos veces más hijo del infierno que vosotros». Hay muchas personas en el cristianismo de hoy en día. El problema es que esta gente está evangelizando mucho. Sería mucho mejor que se quedaran en casa sin hacer nada. Entonces, los que conocen el Evangelio del agua y el Espíritu correctamente, podrán predicar la Palabra a los que no lo conocen.
Algunas personas, a pesar de que no reconocen la remisión de los pecados por sí mismas, predican con afán este evangelio falso que ni siquiera puede salvarles a ellas. ¿Cuál es el resultado? Que acaban convirtiendo a otros en pecadores infectados por una fe legalista, y hacen que estén más lejos de creer en el Evangelio del agua y el Espíritu. ¿Entonces cuál es el resultado de la fe de los cristianos actuales? Como los cristianos creen en Jesús sin entender la Verdad del Evangelio del agua y el Espíritu correctamente desde el principio, hacen que multitud de personas que se conviertan en hijos del infierno como ellos mismos. Por eso, entre los considerados «buenos» cristianos, casi ninguno ha conseguido borrar sus pecados, porque no conocen el Evangelio del agua y el Espíritu correctamente. Por tanto, los que han creído en Jesús hasta ahora sin entender el Evangelio del agua y el Espíritu correctamente, deben arrepentirse inmediatamente, deben recibir la remisión de los pecados al conocer el Evangelio de Verdad, y predicarlo. Esto es lo que Dios nos está pidiendo.
 


El peor pecado de todos es no creer en Jesús, que vino por el Evangelio del agua y el Espíritu como nuestro Salvador 


Los que ni siquiera han empezado a creer en Jesús como su Salvador están bien, porque todavía tienen la oportunidad de creer en la Verdad del Evangelio del agua y el Espíritu. Sin embargo, los que dicen creer en Jesús sin conocer el Evangelio del agua y el Espíritu deben examinar su salvación una vez más y ver si está bien, y después deben creer en el Evangelio de Verdad. Estos cristianos pecadores pueden ser salvados si escuchan a los evangelistas que Dios ha enviado, porque así podrán conocer el Evangelio del agua y el Espíritu correctamente y podrán creer en él. 
Sin embargo, los cristianos que no conocen el verdadero Evangelio de salvación ni creen en él, es decir en el Evangelio del agua y el Espíritu, a pesar de creer en Jesús como su Salvador, tienen muchos problemas espirituales. Algunas personas predican a los demás para que sean salvados simplemente por creer en la sangre derramada en la Cruz. Pero la realidad es que ellos no conocen el Evangelio del agua y el Espíritu. Deben darse cuenta de que este tipo de fe está mal. Los que todavía tienen pecados en sus corazones, aunque crean en Jesús como su Salvador, se enfrentarán a la temible ira de Dios. 
¿Cuál es el Evangelio del agua y el Espíritu que Dios nos ha dado? Proclama que Jesús nos ha salvado de los pecados del mundo a través del bautismo que recibió de Juan el Bautista y la sangre que derramó en la Cruz cuando vino al mundo. ¿Entonces por qué la gente no cree en el Evangelio del agua y el Espíritu de corazón? Al ser bautizado por Juan el Bautista, Jesús tomó nuestros pecados, y al derramar Su sangre en la Cruz, pagó la condena de nuestros pecados. Así nos ha salvado de los pecados y la muerte. Entonces ¿cómo puede la gente seguir a ciegas a la gente que solo predica la sangre derramada en la Cruz? Esta gente insensata no se da cuenta de que el Evangelio del agua y el Espíritu es la Verdad de la perfecta salvación. Entre los que creen en Jesús como su Salvador, no hay casi nadie que crea en el Evangelio del agua y el Espíritu aunque sepan que serán malditos por Dios. Por eso, a los ojos de Dios, estas personas son herejes. 
 


Los escribas y los fariseos de los que se habla en el pasaje de las Escrituras de hoy se refieren a los líderes cristianos de hoy en día 


Así que los denominados líderes de las comunidades cristianas tienen la responsabilidad de llevar a sus seguidores por el buen camino. Esta responsabilidad es absolutamente indispensable. Si cumplen esta tarea con fidelidad, recibirán la recompensa de Dios, pero si no lo hacen, serán castigados. Por eso la Biblia dice: «Hermanos míos, no os hagáis maestros muchos de vosotros, sabiendo que recibiremos mayor condenación» (Santiago 3, 1). Aunque hay muchos líderes cristianos en todas las denominaciones, la mayoría de ellos no conocen el Evangelio del agua y el Espíritu, y por eso guían a sus seguidores con su hipocresía espiritual. No pueden reconocer la Verdad del Evangelio del agua y el Espíritu de verdad, y sus testigos, están tratando de evitar que se proclame este Evangelio.
Aunque los cristianos de hoy en día han entendido mal el Evangelio del agua y el Espíritu, si los que conocen este Evangelio de Verdad correctamente se lo enseñan, podrán conseguir la fe correcta y tener la salvación. Si algún cristiano pecador se encuentra con un testigo nacido de nuevo y escucha la Palabra, se puede dar cuenta de lo siguiente: «¡Oh! Todo este tiempo no conocía el Evangelio del agua y el Espíritu y solo creía en la sangre derramada en la Cruz. Solo conocía un seudo-evangelio». Si esta persona se arrepiente y cree en el Evangelio del agua y el Espíritu como la Verdad de salvación, podrá conseguir su perfecta salvación. Sin embargo, los denominados «líderes cristianos» no solo no han reconocido que el Evangelio del agua y el Espíritu es la Verdad de salvación, sino que, aún peor, están intentando que este Evangelio de Verdad se predique. El problema es que rechazan creer en el Evangelio del agua y el Espíritu intencionadamente. Incluso ante este verdadero Evangelio, se aferran a su orgullo porque son muy tercos. Son como Jeroboam a los ojos de Dios, y por eso deben arrepentirse de su fe o si no Dios los maldecirá. 
Jesús dijo que esta gente viajan por tierra y mar para ganar prosélitos, y cuando convierten a alguien, esa persona es está destinada a ser hija del infierno el doble que ellos. Por eso, como los evangelistas de hoy en día no conocen el Evangelio del agua y el Espíritu, están cometiendo los mismos pecados que cometieron los falsos profetas del Antiguo Testamento. Esta gente peca ante Dios porque no conoce la Verdad del Evangelio del agua y el Espíritu. Viajan por todo el mundo, y cuando ganan a un creyente lo hacen hijo del infierno. Sin embargo, el problema es que esta gente no solo existe en Corea, sino que también está por todo el mundo. Incluso los denominados «evangelistas» de hoy en día no conocen la Verdad del Evangelio del agua y el Espíritu correctamente, y por eso solo creen en la sangre de la Cruz como única Verdad de salvación. Muchos de los evangelistas famosos del mundo no conocen el Evangelio del agua y el Espíritu, pero aún así dicen predicar un evangelio que trae la remisión de los pecados y que convierte a las personas a la justicia. Estos son los líderes de la Iglesia Evangélica. Esto significa que están llevando a sus congregaciones por el mal camino. 
Esta gente es insensata según mi parecer. No lo digo porque yo sea mejor que esas personas, sino porque su fe no está aprobada por el Reino de Dios. Esta gente alardea de poseer la única convicción de la salvación. También dicen que, como Jesús se ocupó de los pecados presentes, pasados y futuros de la humanidad en la Cruz, quien cree en esto no tiene pecado. Insisten en que son justos. Pero, ¿de verdad han recibido la remisión de sus pecados a través del Evangelio del agua y el Espíritu?
Mis queridos hermanos, si alguien cree de una manera errónea, y añade su conocimiento humano para predicar a su congregación, ¿puede esta persona ser aprobada como siervo de Dios? Al aprender de los que solo predican la sangre de Jesús, y creer en estas enseñanzas, no pueden alcanzar su salvación por mucho que aprendan. Muchos conversos quieren conocer y creen en Jesús como su Salvador sinceramente, pero los líderes cristianos de hoy en día impiden que estos reciban la salvación al predicar un evangelio falso, y se levantan contra los siervos de Dios que predican el Evangelio del agua y el Espíritu. ¿Cómo de severo será el juicio de Dios por sus pecados? Muchos líderes cristianos siguen cometiendo estos pecados. 
Entonces, puede que digan: «Si sabe todo esto, ¿por qué no hace algo?». En realidad esa es la razón por la que siento que mi misión es predicar esta Verdad en esta era. Hasta ahora, he intentado evitar cuestiones controvertidas, pensando que sería mejor predicar el Evangelio del agua y el Espíritu a través de mis libros. Así que, a través de mis series sobre el Evangelio y mis series de crecimiento espiritual, he estado predicando el Evangelio del agua y el Espíritu a la gente de todo el mundo. Pero ahora, creo que mi misión es enseñar a los cristianos sobre la herejía, para que sepan exactamente quién es un hereje en las comunidades cristianas de hoy en día. Así que predicaré sobre esto hasta que todos los cristianos sepan si son herejes o no. 
Estoy muy agradecido a Dios por todos nuestros colaboradores en el extranjero. En sus correos electrónicos que nos llegan de todas partes del mundo, todos testifican que han sido salvados a través del Evangelio del agua y el Espíritu. Dicen que todo este tiempo se consideraron buenos cristianos, y por eso no sabían que eran herejes, pero al leer nuestros libros, se han dado cuenta de la Verdad del Evangelio del agua y el Espíritu. No exagero cuando digo que casi todos los ministros de las comunidades cristianas no saben que son herejes. Así que, a pesar del riesgo que corremos de ser criticados por los cristianos, no puedo dejar de gritar a los herejes: «¡Vuestra fe está mal! ¡Arrepentíos y creed en el Evangelio de Verdad!». Hago esto porque solo entonces pueden escapar de la herejía y ser salvados al creer en el Evangelio del agua y el Espíritu.
Si un vigía no grita y por su culpa mucha gente muere a manos de enemigo, entonces toda la responsabilidad recae sobre el vigía. Ahora les estoy predicando el Evangelio del agua y el Espíritu. Y sé qué cristianos son herejes a los ojos de Dios. Sé que son quiénes son herejes a los ojos de Dios y quiénes serán malditos. Por eso tengo que predicar esta Verdad. ¿A quién maldecirá dios? A los herejes. El que los herejes sean malditos por Dios significa que serán juzgados por sus pecados. ¿A qué tipo de juicio harán frente? Cuando sean condenados por sus pecados, serán arrojados al fuego eterno del infierno y sufrirán durante toda la eternidad. En otras palabras, serán condenados a ser odiados y abandonados por Dios para siempre. Por eso estoy predicando esta Palabra de Verdad, para poder salvarles de la maldición que caerá sobre ellos.
El Señor hace convierte en Sus hijos a los que creen en el Evangelio del agua y el Espíritu porque Él es el Dios de Verdad. Dicho de otra manera, como Jesús es Dios, cumple todo según Su Palabra de promesa. Y juzgará sin falta a todos los cristianos que tienen fe en una herejía. Como hemos sido escogidos como mensajeros de Dios, estamos intentando reconciliar a la gente con Dios como intermediarios. Así que les pido que entiendan este punto de vista, que predicamos el Evangelio del agua y el Espíritu y sobre la herejía para salvar a la gente. 
 

El tercer tipo de personas que serán malditas por Dios 

Mateo 23, 16-17 dice: «¡Ay de vosotros, guías ciegos! que decís: Si alguno jura por el templo, no es nada; pero si alguno jura por el oro del templo, es deudor. ¡Insensatos y ciegos! porque ¿cuál es mayor, el oro, o el templo que santifica al oro?». En Mateo 23, 16-22, el Señor dice que los líderes espiritualmente ciegos serán malditos por Dios. Estos líderes ciegos son los que no conocen el Evangelio del agua y el Espíritu, pero que desafortunadamente guían a muchos en el cristianismo de hoy en día. 
Los ciegos espirituales enseñan lo siguiente a su congregación: «Quien jura por el templo, no hace nada; pero quien jura por el oro del templo, está obligado a hacer lo que ha jurado». Algunas personas juraban por el Templo de Jerusalén, pero eran lo bastante tolerantes como para decir si ese juramente era válido o no. Sin embargo, cuando alguien juraba sobre el oro del Templo de Dios, este juramente debía cumplirse sin falta. El Señor dijo que estas enseñanzas eran de lo ciegos. Incluso hoy en día, los líderes espiritualmente ciegos, piensan que un compromiso económico es más importante que un juramento hecho en el nombre de Dios. Así que si sus seguidores ofrecen dinero, dicen que esta promesa debe cumplirse. Esto significa que los líderes ciegos hacen más hincapié en los compromisos económicos que en cualquier promesa hecha a Dios. 
Cuando un cristiano, hoy en día, hace un juramento ante un pastor, y dice: «Dios, viviré con rectitud y devoción de ahora en adelante». Entonces el pastor diría: «¡Bien! Las acciones son más importantes que las palabras de penitencia. Así que haz lo que puedas para cumplir tu promesa». A este juramento no se le da mucha importancia, si no se cumple no pasa nada. Sin embargo, si este creyente hubiera jurado ofrecer dinero a Dios, en vez de prometer cambiar de vida, el pastor le habría advertido que no puede romper el juramento: « ¿Por qué no ofrecer ese dinero que prometiste?». En otras palabras, si este creyente hubiese prometido ofrecer dinero a Dios, el pastor le hubiera presionados para cumplir la promesa sin falta. En casos como este, el ministro visitaría al miembro de la iglesia y diría: «¿Por qué no cumples tu promesa? ¿Por qué no cumples la promesa que le has hecho a Dios? Si no la cumples, Dios Jehová te maldecirá».
Esto se debe a que los pastores de hoy en día están adorando a becerros de oro. Los que hacen esto acumulan maldiciones sobre su congregación en nombre de Jehová. Estos pastores solo quieren dinero, en vez de creer en el Evangelio del agua y el Espíritu, la Palabra de Dios. Por eso esta gente es ciega espiritualmente, y se convierte en herejes que adoran a becerros de oro ante Dios. El Señor dijo que estarían malditos. 
Mis queridos hermanos, ¿qué es más importante para Dios? ¿El oro o Su nombre? ¿Puede haber alguien que no conozca esta respuesta? Pero aún así, los pastores actuales, que están predicando con falsedad porque están ciegos espiritualmente, están interesados solamente en las ofrendas de sus congregaciones. No importa que alguien que haya hecho un juramente sobre el Templo de Jerusalén, no cumpla su promesa, pero si alguien jura por su oro, debe cumplir su promesa. ¿Es esto válido? Cuando evalúan sus promesas, la que hacen en el nombre de Dios debería ser la más importante. Sin embargo, los líderes judíos le daban más importancia al juramento hecho con dinero. Esto es lo que ocurre hoy en día. Cuando miramos a los pastores que sirven a becerros de oro, vemos que consideran el dinero más importante que Dios. Muchos pastores adoran a becerros de oro de esta manera. 
Hemos estado compartiendo con nuestros hermanos y hermanas nacidos de nuevo en Costa de Marfil a través del correo electrónico. Según las noticias que nos han llegado, hay una congregación de evangélicos que aceptan las palabras de su líder con la misma autoridad que las de Dios. El líder de esta congregación es un misionero de Corea, y ha estado enseñando a sus seguidores que sus palabras con como la Palabra de Dios. En palabras de uno de los miembros de esta iglesia: «Teníamos que someternos a las palabras del misionero, aunque nos quedásemos sin dinero». Hubiera sido mejor si su ofrenda hubiera estado dirigida a Dios por fe, pero en realidad estaban explotados. 
Este misionero enseña a su congregación así: «Como nuestro Señor nos salvó al venir al mundo, derramar Su sangre en la Cruz, y levantarse de entre los muertos, debemos ofrecerle todas nuestras posesiones. Cuando el Señor estaba en este mundo, ni siquiera tenía una casa propia. Como El Señor nos ha salvado así, si de verdad creemos en este amor, debemos obedecerle hasta llegar a ser pobres. Nosotros también debemos ofrecerlo todo por el Reino del Señor y vivir en la pobreza». ¿Entonces quién coge el dinero de los miembros de esta iglesia y cómo lo gasta? En otras palabras, ¿se dedican a Dios estas ofrendas?
¿Es correcta esta fe? Está mal que este misionero invoque el nombre de Jesús para sacarle dinero a su congregación mediante estos sermones tan herejes. ¿A caso estos creyentes no merecen tener una casa donde vivir? Para que estas personas puedan servir al Señor hasta que vuelva, necesitan una casa y otras posesiones. Pero el misionero les había enseñado que tenían que vender sus casas y ofrecer ese dinero a Dios. Este hombre está explotando a Su congregación con esta lógica. 
¿Cuánto dinero tienen los cristianos en África? Pero aún así este misionero ha estado explotando a su congregación de esta manera, y ahora me han comunicado que casi nadie en su iglesia tiene techo bajo el que dormir. Cuando estos pastores predican en Corea, también les dicen a sus congregaciones: «Vended vuestras casas y ofrecer el dinero al Señor. Podéis vivir de alquiler». Este tipo de ministerio equivale a la adoración de becerros de oro por parte de Jeroboam. Estos pastores invocan el nombre de Dios para presionar a los miembros de sus iglesias y así estos ofrezcan más dinero, y así hacen que compitan los unos con los otros para ver quién ofrece más dinero, y al final todo el mundo se queda sin nada. Cuando la congregación tiene poco dinero, les dicen que sirvan como puedan, ya sea haciendo negocios o buscando otro trabajo. Y cuando la congregación no tiene más dinero, les hacen dejar la iglesia y los critican: «Como no tenéis fe no podéis servir con vuestras posesiones materiales». Si queda alguien, les dicen que busquen un trabajo para el Señor, que pidan un préstamo a un banco con sus salarios como garantía, y que sirvan al Señor con este dinero.
En el cristianismo de hoy en día, esta gente está adorando a becerros de oro. Están más interesados en el dinero de sus congregaciones que en la obra de Dios. Sin excepción, están todavía más interesados en los becerros de oro. Entre los líderes cristianos de hoy en día, Dios maldecirá a los que adoran a becerros de oro como dioses. La Biblia dice que Dios maldecirá a esta gente. Su fe está caracterizada por el hecho de que no les importa la Palabra de Dios de justicia, y por que están obsesionados con acumular riqueza. El objetivo de su ministerio es explotar a sus congregaciones por dinero. Así que al final, no son los líderes los que se sientes decepcionados, sino la congregación que ha entregado todas sus posesiones. Estos ministerios son inútiles y estúpidos. ¿A quién dicen que se le ofrece el dinero? Dicen que a ellos. Este tipo de ministerio es una herejía. 
 

¿Qué hubiera ocurrido si su fe fuera como la nuestra, por la que creemos en el Evangelio del agua y el Espíritu? 

Los que están predicando correctamente ante Dios le enseñan a su congregación lo siguiente: «Quiero que todos sirváis al Evangelio del agua y el Espíritu al máximo. Y para servir a este Evangelio, es más importante que dediquéis vuestros corazones, cuerpos y mentes al Señor, que vuestras posesiones materiales. Esto se debe a que para servir a este Evangelio solo se necesita fe. Así que debemos unir nuestras fuerzas y dedicar toda nuestra energía a predicar el Evangelio del agua y el Espíritu».
A los ojos de Dios, estas creencias y enseñanzas están en una dimensión diferente de las que explotan a la congregación. Aunque debemos contribuir con ofrendas para servir al Evangelio del agua y el Espíritu, si ofrecemos todo nuestro dinero, ¿cómo podremos vivir? Por eso deben ofrecer lo que puedan, y es mejor pensar en la obra del Señor y servirla con su cuerpo, su corazón, su tiempo y su mente, en vez de ofrecer todas sus posesiones materiales. 
Pero, ¿qué intentan los pastores cuando explotan a su congregación por dinero? Les dicen que ofrezcan dinero aunque tengan que vender sus casas, que son un elemento esencial para sus vidas, y al final, la congregación se queda sin nada y tiene que dejar la iglesia. Por eso estos pastores son tan malvados. Los que llevan a la congregación por el mal camino no son buenos pastores ante Dios, sino que son pastores malvados. No son más que trabajadores asalariados. Así que en las iglesias en que predican estos pastores, el que más dinero ofrece, es el mejor considerado. En las iglesias que adoran a los becerros de oro, los ricos y los que dan grandes cantidades de dinero, reciben el mejor trato. Por eso el Señor llamó a los escribas y fariseos líderes ciegos. Estos líderes ciegos solo quieren oro. Su único interés es el dinero de la congregación.
Todos los herejes en las comunidades cristianas de hoy en día están predicando así. Aunque viven en el cristianismo, no creen en el Evangelio del agua y el Espíritu, y solo les interesa el dinero. Su fe está llena de confusión e hipocresía. Dicen que el Evangelio del agua y el Espíritu es correcto, pero que también es correcto creer solo en la sangre derramada en la Cruz. Citan la Palabra de Dios a su favor según las circunstancias, pero lo que de verdad quieren es el dinero de la congregación. Es como si estuviesen locos por el dinero. Confiscan el dinero de la congregación invocando el nombre de Jesucristo. Al final, los creyentes se quedan sin dinero y son abandonados, y por eso dan pena. La ira de Dios descenderá sobre los que están predicando así. Serán juzgados por Dios. Todos los que solo quieren el dinero de su congregación serán malditos por Dios. Esto se debe a que los frutos de su fe son los becerros de oro. 
 

El cuarto tipo de personas que serán malditas por Dios 

Jesús dijo: «¡Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas! porque diezmáis la menta y el eneldo y el comino, y dejáis lo más importante de la ley: la justicia, la misericordia y la fe. Esto era necesario hacer, sin dejar de hacer aquello. ¡Guías ciegos, que coláis el mosquito, y tragáis el camello!» (Mateo 23, 23-24).
Al igual que el tercer tipo, el cuarto tipo de personas que serán malditas por Dios son los escribas y fariseos que practican la hipocresía. Esta gente pagaba un diezmo de menta, anís y comino, pero descuidaban los asuntos de la Ley más importantes, como la justicia, la misericordia y la fe. Esto significa que el cuarto tipo de personas malditas son las que tienen una fe legalista. 
Esta gente no cree en la Palabra de Dios tal y como es. Le dan más importancia a sus rituales religiosos y a las doctrinas de sus denominaciones que a Dios. Además viven siguiendo la ética y la moral humana. Descartan el Evangelio del agua y el Espíritu, y ponen más interés en las doctrinas de sus denominaciones que en la Palabra de Dios. Viven su fe motivados por qué piensan de ellos los otros creyentes. No les importa creer en la Palabra de Dios, sino que quieren la aprobación de sus hermanos creyentes. Cuando miramos a los líderes de estas iglesias y a los cristianos que han aprendido de ellos, podemos ver que son expertos en parecer justos solo en apariencia externa. Cuando alguien va a una iglesia por primera vez, le enseñan a ofrecer el diezmo, después a hacer una ofrenda de acción de gracias, y observar el Día del Señor. Entonces le enseñan a ser un buen cristiano desde el punto de vista ético y moral, y a ser alabado por la gente del mundo. Sin embargo, el Señor dice que este tipo de gente, que no tienen ningún interés en la justicia de Dios, y que consideran el cristianismo como una religión que enseña ética y moral, será maldita por Dios. 
Ofrecer diezmos con menta o anís a Dios no está mal. Aunque solo es cuestión de tiempo que sirvamos a Dios con diezmos y ofrendas, no debemos olvidar nuestra fe en el Evangelio del agua y el Espíritu, que constituye la justicia de Dios. En otras palabras, como Dios nos ha dado el Evangelio del agua y el Espíritu por amor, y como Su justicia está en este Evangelio, no debemos hacer hincapié en los rituales formales ante Dios, como el diezmo y el trabajo voluntario, mientras dejamos de lado nuestra fe en esta Verdad y la bendición de servir a este Evangelio. Los que hacen esto no piensan en la justicia de Dios, ni la sirven. No debemos abandonar nuestra fe en la Palabra de Verdad, que dice que a través de nuestra fe en el Evangelio del agua y el Espíritu hemos recibido nuestra salvación, la vida eterna, y la remisión de nuestros pecados, que nos hemos convertido en una familia por esta fe y que iremos al Reino de los Cielos. 
Por ejemplo, ¿está mal ofrecer el diezmo a Dios? No. Esto es algo que Dios quiere que hagamos. Por eso nuestro Señor dice: «Esto se debe hacer sin que lo demás deje de hacerse». Pero, ¿ofrecemos los nacidos de nuevo solo el diezmo a Dios? Los que cree en el Evangelio del agua y el Espíritu lo dan todo; dar solo una décima parte de lo que tenemos no es nada. Después de todo, ¿no hemos dedicado nuestras vidas enteras al Señor? Como dice la Biblia: «Los justos vivirán por la fe» (Romanos 1, 17), y por eso confiamos en Dios y le servimos completamente durante toda nuestra vida. Sin embargo, el problema es que los cristianos legalistas hacen demasiado hincapié en los rituales formales de adoración y en las creencias éticas que promueven las doctrinas cristianas, porque no conocen el Evangelio del agua y el Espíritu ni creen en él. Se preguntan por qué creer en el Evangelio del agua y el Espíritu. En otras palabras, este Evangelio del agua y el Espíritu no los importa. 
¿Qué les está diciendo Dios? Les dice que están equivocados. No piensan que la justicia de Dios sea importante. Le dan más importancia a su propia justicia que a la justicia de Dios. Así que para ellos lo importante es lo que han hecho y sacrificado por Dios. En otras palabras, creen en una religión que ellos se han inventado. Lo que les importa es establecer su propia justicia ante Dios. La justicia de Dios, que Jesucristo ha cumplido para nosotros al ser bautizado por Juan el Bautista y derramar Su sangre en la Cruz, no es tan importante para ellos. Aunque Jesucristo tomó todos nuestros pecados para siempre al ser bautizado por Juan el Bautista, fue condenado por ellos al ser crucificado, se levantó de entre los muertos y nos salvó a todos los que creemos en el Evangelio del agua y el Espíritu, ellos no pueden darle las gracias por creer en esta Verdad. Dicho de otra manera, son unos ingratos ante Dios aunque les salvó de los pecados del mundo a través de Su poder. Esta justicia poderosa de Dios no les importa. 
El mayor problema en el cristianismo de hoy en día es que, aunque estas personas son ciegas espiritualmente ante Dios, tienen mucho poder e influencia como líderes. Estas personas son pecadoras que cuelan a un mosquito y se tragan un camello entero. No pueden librarse de sus pecados. Como son ciegos espiritualmente, se preocupan por los pequeños pecados en sus vidas diarias y ofrecen oraciones de penitencia por ellos, pero no se lo piensan dos veces antes de cometer el pecado de no creer en la justicia de Dios. En otras palabras, mientras que se preocupan por pecados tan pequeños como mosquitos, no les importa cometer pecados tan grandes como un camello. El peor pecado, que puede condenar a alguien al infierno es desobedecer el Evangelio del agua y el Espíritu. Este es el pecado de la blasfemia contra el Espíritu Santo (Hebreos 10, 26-29). Pero muchos cristianos se están tragando el peor pecado contra Dios. 
Somos salvados si creemos en el Evangelio del agua y el Espíritu de verdad ante Dios porque en este Evangelio está la justicia de Dios. Sin embargo, muchos cristianos hacen más hincapié en bendiciones como las relaciones pacíficas entre creyentes, el dinero, la fama, el poder, y creen que esto es más importante que la justicia de Dios. Por eso hacen el mal al colar los pecados tan pequeños como un mosquito. Por ejemplo, si le levantan la voz a otro creyente, oran al Señor: «Señor, he cometido estos pecados. Es mi culpa, por favor, perdóname». Cuando hacen algo malo, admiten que tienen la culpa pero no les importa no creer en el Evangelio del agua y el Espíritu, que es la justicia de Dios. 
Por Su amor hacia nosotros, Dios ha borrado todos nuestros pecados para siempre con el Evangelio del agua y el Espíritu. Así los cristianos deben dar gracias a Dios por creer en Su justicia que ha recaído sobre ellos a través del Evangelio del agua y el Espíritu. Pero en realidad muchos están demasiado ocupados estableciendo su propia justicia y alardeando del dinero que han ofrecido a Dios y sus iglesias, de todas las ofrendas para la construcción de la iglesia, y los servicios y sacrificios que han hecho. Esta gente es ciega espiritualmente, pero hoy en día, muchos líderes son así. Si un líder de una iglesia, que debe guiar a la congregación, es ciego espiritualmente, el resto de la congregación es ciega también. Los que viven sus vidas de fe así serán juzgados por Dios. 
 

El quinto tipo de personas que serán malditas por Dios 

Jesús dijo: «¡Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas! porque limpiáis lo de fuera del vaso y del plato, pero por dentro estáis llenos de robo y de injusticia. ¡Fariseo ciego! Limpia primero lo de dentro del vaso y del plato, para que también lo de fuera sea limpio» (Mateo 23, 25-26).
En otras palabras, el Señor dijo que, aunque los herejes en las comunidades cristianas de hoy en día, que adoran a becerros de oro, intentan limpiar sus pecados con su apariencia externa, sus corazón están llenos de extorsión y excesos. Los corazones de los fariseos están llenos de extorsión y excesos. Pero fingen tener corazones impecables mediante su apariencia exterior. Siempre están orgullosos de sí mismos y dicen: «Vivo una vida recta así». En realidad, se están engañando a sí mismos, a su congregación e incluso a Dios.
Cierto pastor en Corea siempre alardea de su frugalidad: «Vivo solo con 700 $ al mes». Mediante estas palabras está implicando que sus compañeros que gastan más que eso para vivir, deberían arrepentirse. Al final solo está diciendo que sus compañeros más jóvenes deben gastar menos, y ya que él vive con poco, deben respetarle. ¿Quién es este pastor? Un famoso líder en una denominación evangélica que la mayoría de la gente reconoce. Una hermana que solía venir a nuestra iglesia me lo contó, pero después se fue a esa iglesia. Esta hermana me vino a visitar y me dijo: «El pastor de mi denominación dice que solo gasta 700 $ al mes. Ni siquiera se lleva dinero cuando viaja. Pero dice que cuando ora, Dios provee en ese momento. Cuando sube a un autobús sin dinero, se encuentra con algún miembro de la iglesia, y este no solo le cede el asiento, sino que además le da dinero para el viaje».
Así que este pastor dice que dondequiera que va, Dios le da dinero para sus necesidades si le ora, y por tanto tiene bastante con 700 $ al mes. Es oficial en su congregación creer que solo necesita 700 $ al mes. El periódico de su iglesia dice que solo se gasta 700 $ al mes. Y su congregación está muy orgullosa de esto. Así que los ministros que trabajan para él piensan: «El pastor de nuestra denominación es muy espiritual. No solo tiene una voz y una apariencia espiritual, sino que también su vida es espiritual. Solo gasta 700 $ al mes. Ni siquiera se lleva dinero cuando viaje. Cuando ora, Dios provee enseguida». Pero, ¿acaso no le pagaban los viajes los miembros de su congregación? ¿Acaso solo cuenta el dinero de su bolsillo, pero el de los miembros de la iglesia no cuenta? De hecho, cuando uno de estos pastores visita una sede de su iglesia, esta iglesia paga todos los gastos y le dan dinero para otros gastos. Es un fraude que un pastor diga que solo se gasta 700 $ al mes, cuando en realidad gasta el dinero de otras personas. ¿No es este hombre ridículo?
Con esta gente en mente, el Señor dijo: «Limpiáis lo de fuera del vaso y del plato, pero por dentro estáis llenos de robo y de injusticia». El pastor de la historia anterior tiene un montón de tarjetas de crédito y débito. Y con tan solo quedarse sentado, puede recibir como mínimo un millón de dólares al mes en efectivo, porque todas sus iglesias afiliadas compiten entre ellas para ver quién hace la mayor contribución. Si se gastase todo este dinero en el Evangelio, y solo se quedase 700 $ para sí mismo, este hombre se merecería todo respeto y sería un siervo de Dios. Pero la realidad es muy distinta, y no es más que un timador. 
La gente como él es igual que los escribas y fariseos hipócritas de los que habla la Biblia. Son líderes espirituales ciegos. Esto se debe a que, en vez de exaltar la justicia de Dios, alardean de su propia justicia. Su fe está maldita por Dios, quien les dice: «¡Ay de vosotros, hipócritas!». Hay muchos pastores así en este mundo. 
Los pastores que practican la hipocresía en las comunidades cristianas, serán malditos por Dios. Son herejes que adoran a becerros de oro. El hecho de que los pastores y los laicos en el cristianismo de hoy en día estén practicando la hipocresía ante Dios es la prueba de que no creen en el Evangelio del agua y el Espíritu. Esto demuestra que no creen en la Verdad, en el Evangelio del agua y el Espíritu, tanto con sus acciones como con sus corazones. Toda su fe es falsa porque se desvía de la justicia de Dios. No son más que practicantes de una religión a los ojos de Dios. Las maldiciones de Dios les esperan. Dios les dijo a estos hipócritas: «Fariseos espiritualmente ciegos, limpiad vuestro interior y vuestro exterior estará limpio también».
Si cualquiera de nosotros cree que el Señor vino al mundo por nosotros, y que borró nuestros pecados al ser bautizado por Juan el Bautista, esta persona puede puede librarse de todos sus pecados y convertirse en una persona justa para siempre. Cuando recibimos la remisión de nuestros pecados al creer en el Evangelio del agua y el Espíritu de corazón, nuestro interior queda limpio. El Señor dice que cuando estamos limpios por dentro, también estamos limpios por fuera. ¿Qué ocurre cuando quedan limpios por dentro? Aunque sean insuficientes, como creen en el Evangelio del agua y el Espíritu, servirán al Señor siempre y recibirán Sus bendiciones en sus vidas. Esta vida que sirve a la justicia de Dios vale la pena vivirla. 
A no ser que creamos en el Evangelio del agua y el Espíritu de todo corazón, por mucho que hagamos la obra de Dios, nuestros corazones volverán al mundo y se corromperán. En las comunidades cristianas de hoy en día, los que fingen ser líderes espirituales sin creer en el Evangelio del agua y el Espíritu, piden muchas cosas a sus congregaciones, pero ellos no mueven ni un dedo. Todo lo que hacen es pedir dinero y construir iglesias grandes. 
La mayoría de los pastores no pueden decir ni una sola palabra sobre la remisión de los pecados, es decir sobre el Evangelio del agua y el Espíritu, a su congregación. Pero aún así se consideran líderes de sus iglesias. Les dicen a sus seguidores que deben creer en la sangre de Jesús solamente. Insisten en que sus congregaciones ofrezcan oraciones de penitencia y enseñan doctrinas cristianas que dicen: «Como crees en Jesús como tu Salvador, fuiste escogido antes de la creación del mundo. Por tanto perteneces al pueblo de Dios y Dios aprueba tu fe. Ya has recibido la bendición de la salvación de Jesucristo. Pero, para recibir más bendiciones, debes ofrecer más dinero a tu iglesia». Esta es la esencia de los sermones que predican los herejes hipócritas que adoran a becerros de oro. Así es como predican los líderes ciegos espirituales del cristianismo de hoy en día. 
 

El sexto tipo de personas que serán malditas por Dios 

El Señor señaló el sexto tipo de personas que maldecirá: «¡Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas! porque sois semejantes a sepulcros blanqueados, que por fuera, a la verdad, se muestran hermosos, mas por dentro están llenos de huesos de muertos y de toda inmundicia. Así también vosotros por fuera, a la verdad, os mostráis justos a los hombres, pero por dentro estáis llenos de hipocresía e iniquidad» (Mateo 23, 27-28). Aquí Jesús está hablando a los que predican sin haber nacido de nuevo. Esto significa que los que viven con una fe falsa serán malditos por Dios. 
Este pasaje es difícil de entender si no se conoce el contexto. En Corea, las tumbas están hechas de tierra. Las tumbas coreanas tienen montones redondos de tierra encima. Así que todo el mundo puede diferenciar una tumba por este montón de tierra. Las costumbres funerarias de los israelitas eran diferentes. Normalmente enterraban a los muertos en cuevas hechas en las rocas que se cerraban con un canto rodado grande. La parte externa de estas tumbas se lavaba con cal para que estuvieran limpias y después de sellaban para que no entrase nada, ni siquiera lluvia. Así que los Israelitas reconocían una tumba cuando veían un canto rodado lavado con cal. 
Una tumba embellecida de esa manera, parece blanca por fuera, pero por dentro está llena de suciedad. La fe de los pastores herejes que adoran a becerros de oro ante Dios, es como estas tumbas. Tienen pecados en sus corazones. Los cristianos que aprenden de estos pastores herejes, que adoran a becerros de oro, tienen pecados en sus corazones. Como estos líderes tienen pecados, solo es cuestión de tiempo que sus seguidores también tengas pecados. Aunque estos pastores dicen ser buenos cristianos, están robando a sus congregaciones, los están asesinando espiritualmente, y los convierten en hijos del infierno como ellos mismos. Así que, cuando la congregación quiere conocer el Evangelio del agua y el Espíritu y le preguntan a su líder, en vez de contestarles, estos líderes les amenazan diciendo: «Si pensáis demasiado en esas cosas, os perderéis espiritualmente». Dicen que es peligroso que una persona laica intente entender la Biblia en profundidad. 
Hace un tiempo, mientras iba en taxi a la iglesia, tuve una pequeña conversación con el conductor. El taxista empezó a predicar. Así que le dije que parecía un buen cristiano. Entonces le pregunté cuánto tiempo hacía que era cristiano y me dijo que solo unos cuatro años. Dijo que antes era alcohólico pero ya había superado su adicción. Le dije que era muy afortunado. Pero el taxista no dejaba de predicar. 
Así que le pregunté: «Pero señor, ¿tiene pecados en su conciencia o no?»
Él dijo: «No».
«Si cree en Jesús, por supuesto que está libre de pecado», le contesté. Entonces le pregunté: «Pero todavía cometemos pecados en nuestras vidas, ¿cómo puede decir con la conciencia limpia que no tiene pecados ante Dios?».
Dijo que aún así no tenía pecados, porque sus pecados fueron condenados en la Cruz porque creyó en la sangre de Jesús. Dijo que el precio de sus pecados ya lo pagó Jesucristo en la Cruz, y por eso no tenía pecados. Estaba seguro de que no tenía pecados. 
Así que le pregunté de nuevo si de verdad no tenía pecados en su conciencia ante Dios, es decir, cuando examinaba su conciencia ante Él. El taxista se empezó a enfadar y gritó: «¡Por supuesto que no!». Pero yo le volví a preguntar: «Está convencido de que la doctrina de la sangre derramada en la Cruz es la correcta. Usted es libre de tener esta convicción, pero ¿está seguro de que no le molesta nada en su conciencia?». Le pregunté esto porque sin creer en el Evangelio del agua y el Espíritu, nadie puede estar sin pecado con la conciencia limpia. Los que conocen el Evangelio del agua y el Espíritu y creen en él de verdad, no tienen pecados en su conciencia. Esto se debe a que la Verdad del Evangelio del agua y el Espíritu nos ha salvado del pecado y nos ha liberado, y por tanto no tenemos pecados en nuestra conciencia. Cuando pecamos, nos sentimos mal, pero como el Señor ha borrado todos nuestros pecados y nos ha salvado a través del Evangelio del agua y el Espíritu, al creer en esta Verdad podemos decir que no tenemos pecados. Pero cuando le pregunté al taxista sobre su conciencia, se enfadó tanto que si le hubiese seguido hablando, habría perdido el control. Así que le dije: «Vamos a dejarlo aquí. Usted tiene una buena fe. No beba y conduzca con cuidado. Le deseo lo mejor». Casi no pude calmarlo, y como ya había llegado a mi destino, me bajé del taxi. 
Aunque este hombre dijo que creía en Jesús, en realidad, solo creía en sus propias emociones. Así que, mientras daba testimonio de Jesús, parecía que creía, pero si se presenta ante Dios con su conciencia, no solo recordará sus pecados, sino que además están escritos en su corazón, y se sentirá miserable si no cree en el Evangelio del agua y el Espíritu. Por eso el Señor nos ha dado la verdadera salvación a través del Evangelio del agua y el Espíritu. Entre los cristianos que viven en este mundo, los que creen solo en la sangre de la Cruz, tienen pecados en sus corazones. Esto se debe a que no creen en la Verdad del Evangelio del agua y el Espíritu. Por mucho que la gente se jacte de ser predicadores revivalistas, y por mucho que dejen de beber o de fumar, todavía son pecadores. Por tan solo dejar de fumar o beber, ¿significa que se cree en Jesús correctamente? Eso tampoco es tan difícil de conseguir, cualquiera puede dejar de beber y fumar. Sin embargo, si alguien aprende de los escribas y fariseos hipócritas, empieza a creer que estos cambios externos son la prueba de que son buenos cristianos. Y por consiguiente, aunque parezcan buenos, están llenos de hipocresía e iniquidad. Se están pudriendo por dentro, y Satanás obra en sus corazones junto con el pecado. 
Entre los ministros cristianos de hoy en día, hay muchos que se han convertido en pastores porque hicieron una promesa errónea a Dios. Le prometieron a Dios que serían pastores, y por eso muchos pastores son ahora ministros de Dios. Sin embargo, sus corazones todavía tienen pecados y predican como hombres santos de Dios, aunque sus pecados no han desaparecido. Por eso los que se han convertido en pastores por una promesa a Dios, tienen muchos problemas espirituales, y la mayoría predican falacias sin conocer el Evangelio del agua y el Espíritu. Si todavía tienen pecados en sus corazones, y a pesar de ello le prometieron a Dios que serían pastores, ¿han hecho bien? Si el primer motivo no es correcto, el segundo tampoco lo será. Por eso, primero hay que recibir la remisión de los pecados al creer en el Evangelio del agua y el Espíritu.
 

El séptimo tipo de personas que serán malditas por Dios 

¿Cuál es el séptimo tipo de personas que serán malditas por Dios? El Señor dijo en Mateo 23, 29-30: «¡Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas! porque edificáis los sepulcros de los profetas, y adornáis los monumentos de los justos, y decís: Si hubiésemos vivido en los días de nuestros padres, no hubiéramos sido sus cómplices en la sangre de los profetas».
He explicado que los fariseos y los escribas de la Biblia se refieren a los que adoran a becerros de oro hoy en día. 
Cuando los que no conocen el Evangelio del agua y el Espíritu, dicen: «Si hubiésemos vivido en esos tiempos, habríamos reconocido a los justos y no los habríamos matado». Sin embargo, el Señor dijo que aquellos que dicen esto son testigos contra sí mismos porque testifican que son los descendientes de los que asesinaron a los profetas en el Antiguo Testamento. Y el Señor dijo: «¡Vosotros también llenad la medida de vuestros padres! ¡Serpientes, generación de víboras! ¿Cómo escaparéis de la condenación del infierno?» (Mateo 23, 32-33). Jesucristo les llamo hijos del Diablo. En otras palabras, Jesús estaba preguntando cómo los herejes, los hijos del Diablo, pudieron escapar de la condena del infierno. Aunque Dios nos ha salvado al venir al mundo, ser bautizado, derramar Su sangre en la Cruz, y levantarse de entre los muertos, los herejes no creen en esto aunque lo sepan, ni tampoco lo predican tal y como es. Y en su lugar predican mentiras al añadir doctrinas al verdadero Evangelio, llevar a los demás por el mal camino, y convertirlos en hijos del infierno el doble que ellos mismos. Así que, ¿cómo pueden estos herejes escapar la condena del infierno? Están todos destinados al infierno. 
Los que no conocen el Evangelio del agua y el Espíritu, y los que no creen en él aunque lo conozcan, no son más que seguidores de una religión del mundo. Si alguien aprende la Palabra de Dios a través de esta gente, se convertirá en un hereje. ¿A quién persigue esta gente? Del mismo modo en que sus antepasados encarcelaban y asesinaban a los profetas antiguamente, ellos persiguen a los justos en esta era. Y los herejes son expertos en mentir. No son nada más que mentirosos. 
Los cristianos de todo el mundo están muy interesados en esta cuestión de saber quiénes son los herejes. Pero, ¿para qué sirve predicar sobre la herejía sin conocer el Evangelio del agua y el Espíritu? No vale para nada predicar sobre la herejía sin predicar sobre la ortodoxia. Así que he decidido hablar sinceramente sobre la herejía junto con el verdadero Evangelio del agua y el Espíritu. Aunque no he hablado muchos de esto hasta ahora, creo que ha llegado la hora de hacerlo. Ahora es hora de predicar: «¿Quiénes son los herejes ante Dios? ¿Quiénes son los herejes en las comunidades cristianas? Son los que se parecen a Jeroboam».
Deben entender lo trágico que es que todo el cristianismo se haya convertido en una mera religión de este mundo. El hecho de que la corrupción surgiera en el cristianismo significa que se ha convertido en una herejía a los ojos de Dios. Deben entender correctamente lo que la Palabra de Dios está diciendo, y deben creer en esta Palabra. En primer lugar, a través del Evangelio del agua y el Espíritu, que limpia nuestros pecados, deben darse cuenta de la Verdad y creer en ella. Es decir, deben saber cuánto nos ama el Señor, cómo se sacrificó por nosotros y a través de qué método nos ha salvado de nuestros pecados. A través de este Evangelio del agua y el Espíritu, deben creer que Dios ha hecho cosas buenas por nosotros, y que ha hecho lo correcto. Deben creer en el Evangelio del agua y el Espíritu correctamente. Solo entonces podrán complacer a Dios. 
Estoy tan contento de tener el amor de la justicia de Dios y Su gracia que no puedo evitar predicar el Evangelio del agua y el Espíritu. Por eso, a pesar de mis insuficiencias, dedicaré el talento que Dios me ha dado a servir al Señor con todas las habilidades y los dones que Él me ha dado. Y predicaré este Evangelio. Debemos ser así ante Dios. En las comunidades cristianas de hoy en día, hay demasiada gente que no ha nacido de nuevo, y esta gente se ha convertido en herejes. Este mundo tiene demasiados herejes a los ojos de Dios que creen en Jesús según sus propias doctrinas, sin conocer el Evangelio del agua y el Espíritu. Hay multitud de personas en el cristianismo que se han convertido en herejes. Pero, a pesar de esto, no se dan cuenta de que son herejes. 
A esta gente, el Señor le dice: «Nunca os conocí; apartaos de mí, hacedores de maldad» (Mateo 7, 23). Mis queridos hermanos, la razón por la que les estoy diciendo esto y estoy predicando esta Palabra, es que quiero pedirles que conozcan el Evangelio del agua y el Espíritu y vuelvan a él. Si los herejes no vuelven al Evangelio del agua y el Espíritu de Dios, serán destruidos. No importa que sean insuficientes, porque Dios les ama de verdad. Para salvarnos de nuestros pecados justa y correctamente, el Señor vino al mundo encarnado en un hombre, tomó nuestros pecados al ser bautizado, pagó la condena del pecado al ser crucificado, se levantó de entre los muertos, y así nos ha salvado. Debemos darnos cuenta de que el Señor nos amó así, y de que nos ha salvado justamente con esta Verdad. Esta es la justicia de Dios. 
Si entendemos el Evangelio del agua y el Espíritu, debemos creer en él y exaltar la justicia de Dios manifestada en este Evangelio. Debemos estar agradecidos por la justicia de Dios con nuestra fe. Así que, ya estemos solos o en medio de una multitud, ya trabajemos, durmamos o estemos despiertos, comamos o bebamos, el amor del Señor debe reinar para siempre en nuestros corazones. Siempre debemos estarle agradecidos por Su amor que nos ha salvado de una manera abundante, justa, verdadera y perfecta. La justicia de Dios, que nos ha salvado perfectamente, debe vivir en nuestros corazones siempre por fe. 
Todo lo que hay en nuestros corazones se resolverá por fe. Toda la injusticia desaparecerá, nuestros pecados serán eliminados, y nuestra suciedad se limpiará. Seremos santos y nuestros errores serán corregidos y nuestras maldiciones desaparecerán. Recibiremos la remisión de nuestros pecados, y todo lo que hemos hecho mal, tanto en pensamiento como en obra, será deshecho. Entonces nos daremos cuenta, a través de nuestra fe, de que Dios nos ama de una manera correcta, abundante y perfecta. Y seremos salvados por fe, seremos justos y no tendremos pecados ante Dios, entraremos en Su Reino y recibiremos Sus bendiciones. 
Sin embargo, los que no han nacido de nuevo porque no creen en el Evangelio del agua y el Espíritu, siguen enfrentándose a sus propias acciones. Pero no saben qué hacer cuando obran mal. Como son incapaces de resolver el problema de sus pecados, tienen todo tipo de problemas espirituales, y como sus corazones están sucios, siguen viendo la suciedad de las demás personas. Como siguen excavando en su inmundicia pero no pueden resolver este problema, caen en la debilidad y la perdición, y se dicen a sí mismos: «Aún tengo más suciedad». Como un cerdo que se ha caído en el lodo, intentan limpiarse, pero sus días están contados y no podrán evitar ir al infierno. 
Nuestro Señor ha eliminado toda la suciedad de este mundo con Su Verdad, que es el Evangelio del agua y el Espíritu. Nuestro Señor ha borrado todos nuestros pecados. Por tanto debemos darle gracias por nuestra fe, y darnos cuenta de que nos ha salvado de nuestros pecados de una manera abundante, perfecta y justa; y que nos ha hecho Sus hijos, a través del Evangelio del agua y el Espíritu. Aunque nuestros hermanos y hermanas, trabajadores, y yo mismo somos insuficientes y tenemos muchos fallos, Dios nos ha salvado perfectamente de nuestros pecados. Debemos darle gracias por esto. Debemos convertirnos en gente de fe. Todos los cristianos deben escapar de la herejía cuanto antes. 
Cada vez que leo la Palabra de Dios y la predico de esta manera, estoy muy agradecido por Su amor perfecto y Su gracias de salvación. A veces es demasiado difícil para mí hacer mi trabajo, porque es demasiado pesado y mi cuerpo se debilita. Nuestros colaboradores también están cansados. Así que, para llevar a cabo la obra de Dios, intento sistematizar nuestras tareas. Cuando trabajamos sistemáticamente, obtenemos mejores resultados y podemos predecir el progreso de nuestro trabajo. Todos nosotros intentamos hacer todo lo que podemos por nuestra cuenta, pero así no se consigue nada. Ahora tenemos algunos negocios para aportar fondos para la misión. Por ejemplo, algunos ministros y trabajadores tienen máquinas de coser en una pequeña planta, y aunque nos cuesta mucho sacarla adelante, en el futuro expandiremos este negocio y lo controlaremos de manera sistemática para aumentar la producción.
Como tengo que trabajar tanto y sacar adelante estos negocios, a veces me meto tanto en mi trabajo, que no sé ni qué día es, si sábado o domingo. Estoy tan ocupado estos días que, esta mañana cuando me he levantado en nuestro centro de formación en Inje, pensé que estaba en casa. Así de ocupado estoy. Aunque esté tan ocupado, hay algo que nunca cambia, que nunca desaparece de mi corazón, algo que debo recordar en mi corazón y que no perece, y eso es el hecho de que Dios me ha salvado perfectamente a través del Evangelio del agua y el Espíritu. De esta misma manera, los que creen en el Evangelio del agua y el Espíritu son verdaderos creyentes. Esto se debe a que Dios nos hace creyentes, y no a nuestros propios méritos. Por eso estoy tan agradecido. 
Espero y oro por que todos los cristianos escapen de esta fe hereje y le den gracias a Dios de corazón. Oro por que todos los que quieren adorar a Dios le den gracias en espíritu y en verdad. Doy gracias a nuestro Señor. 
Espero que todo el mundo en este planeta vuelva al Evangelio del agua y el Espíritu. Los que se han convertido en siervos del Señor les piden que crean en Jesucristo. Amén.