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Tema 25: El Cantar de los Cantares

[25-8] ¿En quién está interesado Dios? (Cantar de los Cantares 6:1-13)

¿En quién está interesado Dios?(Cantar de los Cantares 6:1-13)
“¿A dónde se ha ido tu amado,
oh la más hermosa de todas las mujeres? 
¿A dónde se apartó tu amado, 
Y lo buscaremos contigo? 
Mi amado descendió a su huerto,
a las eras de las especias, 
Para apacentar en los huertos,
y para recoger los lirios. 
Yo soy de mi amado, y mi amado es mío; 
El apacienta entre los lirios. 
Hermosa eres tú, oh amiga mía, como Tirsa; 
De desear, como Jerusalén; 
Imponente como ejércitos en orden. 
Aparta tus ojos de delante de mí, 
Porque ellos me vencieron. 
Tu cabello es como manada de cabras 
Que se recuestan en las laderas de Galaad. 
Tus dientes, como manadas de ovejas que suben del lavadero, 
Todas con crías gemelas, 
Y estéril no hay entre ellas. 
Como cachos de granada son tus mejillas 
Detrás de tu velo. 
Sesenta son las reinas, y ochenta las concubinas, 
Y las doncellas sin número; 
Mas una es la paloma mía, la perfecta mía; 
Es la única de su madre, 
La escogida de la que la dio a luz. 
La vieron las doncellas, y la llamaron bienaventurada; 
Las reinas y las concubinas, y la alabaron. ¿Quién es ésta que se muestra como el alba, 
Hermosa como la luna, 
Esclarecida como el sol, 
Imponente como ejércitos en orden? 
Al huerto de los nogales descendí 
A ver los frutos del valle, 
Y para ver si brotaban las vides, 
Si florecían los granados. 
Antes que lo supiera, mi alma me puso 
Entre los carros de Aminadab. 
Vuélvete, vuélvete, oh sulamita; 
Vuélvete, vuélvete, y te miraremos. 
¿Qué veréis en la sulamita? 
Algo como la reunión de dos campamentos.”
 
 
Acabamos de leer Cantar de los Cantares 6. Aquí el Señor nos está hablando a Sus esposas. Cuando el Señor vio a Sus esposas trabajando en la viña, le parecieron tan hermosas que las alabó. Hoy me gustaría compartir la Palabra acerca de este tema importante: ¿En quién está interesado Dios? El pasaje de las Escrituras de hoy del Cantar de los Cantares está dividido en tres pasajes principales.
 
 

Primero ¿En quién está interesado Dios?

 
Podemos ver que Dios está interesado en los obreros de Su viña. Pasemos a Cantar de los Cantares 6:1-3: “¿A dónde se ha ido tu amado, oh la más hermosa de todas las mujeres? ¿A dónde se apartó tu amado, Y lo buscaremos contigo? Mi amado descendió a su huerto, a las eras de las especias, Para apacentar en los huertos, y para recoger los lirios. Yo soy de mi amado, y mi amado es mío; El apacienta entre los lirios”.
En este pasaje podemos ver que el Señor y Sus obreros están unidos por fe. Los obreros de Dios están cuidando de Su rebaño en Su Iglesia. Podemos ver que el Señor está interesado en los que están trabajando duro para apoyar el ministerio del Evangelio hoy en día.
 
 

El Señor está interesado en los ministros que apoyan el ministerio del Evangelio por el bien de la obra del Señor

 
¿Por qué Dios bendice y ama a los justos que creen en el Evangelio del agua y el Espíritu? El Señor está interesado en todos los que creen en el Evangelio del agua y el Espíritu que están haciendo la obra del Señor. Hay ciertas cosas que el Señor quiere cumplir para toda la raza humana en este mundo y entre ellas está salvar a las almas de los que creen en el Evangelio del agua y el Espíritu.
Su objetivo es salvarlas de este mundo, sus pecados y su condena para que vivan felices para siempre con Él. Al haber venido a este mundo con este objetivo, el Señor cumplió la salvación de la raza humana a través del Evangelio del agua y el Espíritu. Entonces les encomendó a Sus obreros el deber de predicar el Evangelio del agua y el Espíritu a todo el mundo. Por eso hay muchos siervos de Dios que apoyan el ministerio del Evangelio en Su Iglesia y el Señor se complace en ellos. Por eso el Señor está tan interesado en ellos.
Dios dijo en el Cantar de los Cantares 6:2-3: “Mi amado descendió a su huerto, a las eras de las especias, Para apacentar en los huertos, y para recoger los lirios. Yo soy de mi amado, y mi amado es mío; El apacienta entre los lirios”.
La mujer sulamita era uno de los siervos de la Iglesia de Dios. Así que perteneció a nuestro Señor, y el Señor le perteneció a ella. Ahora podemos ver que la mujer sulamita estaba haciendo lo que el Señor deseaba unida a Jesucristo. Los obreros de Dios son los que son capaces de hacer Su obra. Lo que el Señor quiere conseguir a través de nosotros es salvar a muchas almas y nosotros estamos haciendo esta obra ahora mismo. Podemos ver que el Señor está interesado en los que están trabajando duro para apoyar el ministerio del Evangelio. Me estoy centrando en esto porque nosotros somos algunos de estos obreros que apoyan el ministerio del Evangelio. Dios está interesado en todos sus siervos dedicados a Su ministerio del Evangelio. Así que amo a todos los trabajadores que apoyan este ministerio del Evangelio.
 
 

Estamos apoyando el ministerio ahora porque no podemos permitirnos no hacerlo

 
Como queremos predicar el Evangelio del agua y el Espíritu por todo el mundo, debemos hacerlo enseguida. Como el Apóstol Pablo escogió trabajar por sí mismo cuando predicaba el Evangelio, nosotros también hemos escogido este camino en nuestras vidas. Al igual que nosotros, el Apóstol Pablo también se mantuvo durante el ministerio de la predicación del Evangelio del agua y el Espíritu.
Se dice que los rabinos judíos tienen por lo menos algunas habilidades para mantenerse. Lo hacen porque, a través de sus habilidades, no solo cubren sus necesidades básicas, sino que también ofrecen sus servicios a otros voluntariamente. Cuando el Apóstol Pablo seguía las reglas del judaísmo estrictamente, tenía una habilidad. Así que, cuando iba a otras regiones como Corintio trabaja con personas que tenían la misma profesión.
Como he dicho, el Apóstol Pablo tenía por lo menos una habilidad cuando predicaba el Evangelio del agua y el Espíritu. Trabajaba como fabricante de tiendas de campaña. Con esta profesión pudo mantenerse a sí mismo en su ministerio. Ponía comida en su mesa y un techo sobre su cabeza con sus propios ingresos. La Iglesia de Dios está contribuyendo a que se predique el Evangelio del agua y el Espíritu costeando su ministerio. ¿Por qué debemos seguir manteniendo el ministerio del Evangelio? Esto se deba que no podemos contribuir a que se predique el Evangelio si no podemos costearlo.
No podemos permitirnos apoyar al ministerio del Evangelio, la obra de Dios, si Su voluntad no puede cumplirse. Si no satisfacemos las necesidades básicas de la vida por nuestra cuenta, esto podría perjudicar la predicación del Evangelio. Como siervos que hacen la obra de Dios, estamos ofreciendo a la Iglesia dinero que hemos ganado y con este dinero estamos predicando nuestros libros de sermones y predicando el Evangelio. Si no hacemos esta obra, multitud de almas morirán de sed.
Podemos servir al Evangelio apoyando la obra de Dios. Por eso es el objetivo de nuestros ministros ganar dinero, utilizar este dinero para satisfacer sus necesidades básicas y ayudar a predicar el Evangelio. Piensen en esto. Si no estuviésemos manteniéndonos con nuestro trabajo duro, ¿podríamos predicar el Evangelio como estamos haciendo ahora? En realidad, si nuestros trabajadores no estuviesen trabajando voluntariamente, nuestro ministerio tendría muchos obstáculos. No podríamos obedecer el mandamiento del Señor.
Los santos de la Iglesia tienen que cuidar de sus propias familias, asegurarse de que sus hijos reciben educación y poner comida en la mesa para sus seres queridos. Ya tienen mucho trabajo que hacer en este mundo, ¿cómo vamos a esperar que nos sirvan a los obreros de Dios? ¿Cuántas ofrendas pueden hacer los santos a la Iglesia de Dios? Sus ofrendan no serían suficientes para cubrir los costes operativos de la Iglesia. ¿Cómo puede la Iglesia de Dios cumplir su llamado para predicar el Evangelio por todo el mundo? ¿Deberíamos pedirles a nuestros santos que hagan esto por nosotros también? No, por supuesto que no.
Por eso los obreros de Dios voluntariamente apoyan el ministerio del Evangelio con sus manos. Y por eso Dios está interesado en los obreros de Su Iglesia. El Señor ama a los siervos que trabajan duro apoyando al ministerio del agua y el Espíritu. ¿Por qué iba a estar interesado el Señor en nosotros? Porque estamos haciendo Su obra. Como estamos predicando el Evangelio por todo el mundo como Dios quiere que hagamos. Por eso Dios se complace con nosotros y por eso nos ama tanto.
Por esta razón el Señor dijo: “Yo soy de mi amado, y mi amado es mío.” Esto significa que todos los que están apoyando el ministerio del Evangelio del agua y el Espíritu se convierten en uno con nuestro Señor. Pertenecemos al Señor. De la misma manera en que el Señor nos ama, nosotros también amamos al Señor. Nos ha salvado por Su amor, y según Su deseo ahora estamos trabajando duro para predicar el Evangelio del agua y el Espíritu por todo el mundo. Por tanto, somos un cuerpo con el Señor y vivimos por el mismo objetivo. Por eso el Señor está tan interesado en nosotros. Las palabras no pueden describir cómo de interesado está Dios en nosotros. Después de todo, ¿cómo puede alguien expresar el corazón de Dios con palabras?
 
 
Les quiero contar una historia acerca de una mujer joven
 
Hace mucho tiempo había una mujer joven que trabajaba en una empresa. Empezaba a trabajar a las 8 de la mañana y terminaba a las 6 de la tarde. Todos los días se iba a trabajar a las 6 en punto. Y acabó casándose con el hijo del dueño de la empresa. ¿A qué hora creen que empezó a salir del trabajo desde entonces? Antes solía irse a casa a las 6 de la tarde, pero después de casarse con el hijo del dueño empezó a trabajar hasta las 11 de la noche. ¿Por qué piensan que esto es así? Porque ahora estaba casada con el hijo de dueño y todo lo que había en la compañía era su propio trabajo. En otras palabras, cuando empezó a trabajar como empleada solo se preocupaba de su salario, pero ahora toda la empresa era suya y por eso trabajaba hasta tan tarde.
Esto es lo que significa trabajar con un sentido de propiedad. Esto ilustra la diferencia entre ser un dueño o solo un empleado. ¿Por qué quieren hacer la obra del Señor tanto? Porque el Señor mismo es nuestro Esposo. Porque el Señor quiere que hagamos nuestro trabajo. Por eso estamos trabajando tanto y por eso estamos tan apegados a nuestra obra. ¿Por qué trabajamos tanto cuando podríamos simplemente quedarnos de brazos cruzados? Porque pertenecemos a nuestro Señor amado y nuestro Señor amado nos pertenece. Esto se debe a que estamos casados. Por eso lo que le pertenece al Señor, nuestro Esposo, es nuestro, y lo que es nuestro es del Señor.
Este es el tipo de relación que tenemos con el Señor. Así que, los que han recibido la remisión de los pecados al creer en el Señor están llenos de gozo y deleitados cuando la obra del Señor va bien. No hay manera de vivir si no es trabajando para cumplir la obra del Señor. No tiene sentido vivir de cualquier otra manera. Si no trabajásemos por el Señor, la vida no valdría la pena.
 
 
¿Ama Dios a Sus obreros?
 
Como he dicho, Dios está interesado en Sus obreros, pero ¿significa esto que Dios aprecia a Sus obreros? Por supuesto que sí. Pasemos a Cantar de los Cantares 6:4-10: “Hermosa eres tú, oh amiga mía, como Tirsa; De desear, como Jerusalén; Imponente como ejércitos en orden. Aparta tus ojos de delante de mí, Porque ellos me vencieron. Tu cabello es como manada de cabras Que se recuestan en las laderas de Galaad. Tus dientes como manadas de ovejas trasquiladas, Que suben del lavadero, Todas con crías gemelas, Y ninguna entre ellas estéril. Como cachos de granada son tus mejillas Detrás de tu velo. Sesenta son las reinas, y ochenta las concubinas, Y las doncellas sin número; Mas una es la paloma mía, la perfecta mía; Es la única de su madre, La escogida de la que la dio a luz. La vieron las doncellas, y la llamaron bienaventurada; Las reinas y las concubinas, y la alabaron. ¿Quién es ésta que se muestra como el alba, ¿Hermosa como la luna, ¿Esclarecida como el sol, Imponente como ejércitos en orden?”
De esta manera el Señor está diciendo cuánto Dios ama a Sus obreros. El Señor ama a todos Sus obreros. El tema principal de este pasaje es que los obreros del Señor son muy valiosos para Él. El que el Señor ame a Sus obreros tanto solo puede significar una cosa: Que nos ama más de lo que las palabras pueden expresar. Podemos ver aquí lo hermosos que somos a los ojos del Señor y cuánto nos ama.
Mis queridos hermanos, mientras hacemos la obra del Señor, aveces va bien y aveces no va tan bien. A menudo estamos tan cansados en cuerpo y espíritu que acabamos haciendo las cosas como rutina y sin pensarlas. De vez en cuando, podemos preguntarnos si estamos en el buen camino y si el Señor nos ama y nos guía. Mientras hacemos la obra del Señor, aveces estamos demasiado cansados y nos caemos. En momentos así podemos recibir más fuerzas si recordamos que nuestro Señor ama a Sus obreros. Mientras que los obreros de Dios y Sus mujeres saben que su Esposo les ama, pueden recibir más fuerzas espirituales y llevar a cabo la obra de Dios con todas nuestras energías.
Por otro lado, si no nos damos cuenta del amor del Señor y empezamos a dudarlo, no podremos hacer la obra del Señor. Sin el amor de Dios, ¿cuántos de nosotros podemos decir que estamos haciendo Su obra? Sin nuestra fuerza espiritual, no podremos hacer la obra de Dios. Lo que todos debemos darnos cuenta es que nuestro Dios nos ama. Como Dios nos ama de todo corazón, escribió el Cantar de los Cantares y nos lo dio. Así es como podemos apreciar lo que hay en el corazón del Señor y así podemos llevar a cabo Su obra por fe. Cuando nuestro Señor ve a Sus obreros, se queda maravillado por nuestra belleza, como dijo en el Cantar de los Cantares 6:10: “Quién es ésta que se muestra como el alba, ¿Hermosa como la luna, ¿Esclarecida como el sol, Imponente como ejércitos en orden?”
Esto se refiere a los obreros de Dios amados. ¿Mis queridos hermanos, a los ojos de Dios somos “ésta que se muestra como el alba, ¿Hermosa como la luna, ¿Esclarecida como el sol, Imponente como ejércitos en orden?” Los que estamos haciendo la obra de Dios son valientes, claros, justos, limpios y transparentes ante el Señor y el hombre. ¿Quién en este mundo puede vivir una vida tan valiente? No son más que los obreros de Dios que se han vestido de Su amor en sus vidas. ¡Qué vida tan valiente estamos viviendo! Siempre y cuando sepan que Dios les ama, podemos vivir una vida con valor. No vivimos con miedo, ni temblamos ante las cosas del mundo. Tenemos un objetivo claro en la vida. Aunque estemos pasando por muchas dificultades en este mundo, seguimos decididos a servir al Evangelio del agua y el Espíritu. Todo lo que hacemos, lo hacemos con este objetivo y esto es lo que explica nuestro valor.
Como muchos de ustedes ya saben, este mundo no es un lugar fácil. Estudio tras estudio demuestra que la gente tiene miedo de perder su trabajo. Pero nosotros no tenemos miedo. Como obreros de Dios, no tenemos que preocuparnos de perder nuestros trabajos. Vivimos una vida con valor. Aunque no seamos elegantes, vivimos con valor con nuestra fe inamovible, libres de las restricciones mundanas de la vida diaria. Muchas personas están sufriendo para ganarse la vida, enterradas bajo sus deudas. Por lo menos no somos deudores. Como obreros de Dios, ninguno de nosotros en la Iglesia de Dios le debe nada al mundo. Aunque estemos endeudados espiritualmente porque no hemos terminado de predicar el Evangelio del agua y el Espíritu, no le debemos nada al mundo. En realidad, somos ricos en cuerpo y espíritu. Para exactos, nuestra Iglesia debe un pequeño préstamo al banco, pero puede pagarse en poco tiempo.
Hay muchas personas en este mundo que tienen mucha deuda. En los países desarrollados no es inusual que una persona tenga entre $40,000-$50,000 de deuda. Por ejemplo, en Corea se dice que la deuda de un hogar típico es de una media de $40,000. Muchas personas viven con esta carga pesada. Por el contrario, no se deben preocupar de sus necesidades básicas o de que les vayan a echar de sus casas. Es cierto que en el pasado solíamos preocuparnos de estas cosas. Cuando empezamos nuestra Iglesia, era difícil pagar el alquiler y poner comida en la mesa.
Sin embargo, el Señor nos dijo que buscásemos primero el Reino de Dios y Su justicia y que cubriría todas nuestras necesidades. Creímos en la Palabra de Dios. Teníamos toda confianza en que, mientras viviésemos según lo que complace a Dios, no nos abandonaría. Por eso hicimos la obra de Dios, decididos a vivir con valor a pesar de nuestra pobreza. Entonces Dios nos bendijo a todos y gracias a estas bendiciones estamos viviendo sin preocuparnos por nuestras necesidades básicas.
Es una bendición maravillosa no tener que preocuparse por cómo vivir ni perder el sueño por las deudas. Casi todo el mundo tiene muchas deudas. Esta es la triste realidad. Por el contrario, estamos bendecidos como la mujer sulamita, como está escrito en el Cantar de los Cantares 6:10: “Quién es ésta que se muestra como el alba, ¿Hermosa como la luna, ¿Esclarecida como el sol, Imponente como ejércitos en orden?” Este pasaje está hablándonos a nosotros. ¿Quién es esta mujer que es imponente como ejércitos en orden? Y esto nos describe a nosotros.Del pasaje de las Escrituras de hoy hemos aprendido cuánto ama Dios a Sus obreros de todo corazón. Debemos recordar esta bendición maravillosa y debemos decidirnos a vivir con esta seguridad. Le debemos nuestras vidas al amor de Dios; vivimos nuestras vidas porque sabemos que Dios nos ama. La verdad es que estamos haciendo la obra de Dios porque sabemos que Dios está de nuestro lado y nos ama. Sabemos que Dios nos ha dado el Evangelio a todos los que le amamos y nos ha dado Su amor, y sabemos que este amor de Dios no cambia nunca. Le doy gracias a Dios.