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Tema 16: Evangelio de Juan

[Capítulo 4-1] El Señor Quien Resuelve Todos Nuestros Problemas (Juan 4:3-19)

El Señor Quien Resuelve Todos Nuestros Problemas(Juan 4:3-19)
“Salió de Judea, y se fue otra vez a Galilea. Y le era necesario pasar por Samaria. Vino, pues, a una ciudad de Samaria llamada Sicar, junto a la heredad que Jacob dio a su hijo José. Y estaba allí el pozo de Jacob. Entonces Jesús, cansado del camino, se sentó así junto al pozo. Era como la hora sexta. Vino una mujer de Samaria a sacar agua; y Jesús le dijo: Dame de beber. Pues sus discípulos habían ido a la ciudad a comprar de comer. La mujer samaritana le dijo: ¿Cómo tú, siendo judío, me pides a mí de beber, que soy mujer samaritana? Porque judíos y samaritanos no se tratan entre sí. Respondió Jesús y le dijo: Si conocieras el don de Dios, y quién es el que te dice: Dame de beber; tú le pedirías, y él te daría agua viva. La mujer le dijo: Señor, no tienes con qué sacarla, y el pozo es hondo. ¿De dónde, pues, tienes el agua viva? ¿Acaso eres tú mayor que nuestro padre Jacob, que nos dio este pozo, del cual bebieron él, sus hijos y sus ganados? Respondió Jesús y le dijo: Cualquiera que bebiere de esta agua, volverá a tener sed; mas el que bebiere del agua que yo le daré, no tendrá sed jamás; sino que el agua que yo le daré será en él una fuente de agua que salte para vida eterna. La mujer le dijo: Señor, dame esa agua, para que no tenga yo sed, ni venga aquí a sacarla. Jesús le dijo: Ve, llama a tu marido, y ven acá. Respondió la mujer y dijo: No tengo marido. Jesús le dijo: Bien has dicho: No tengo marido; porque cinco maridos has tenido, y el que ahora tienes no es tu marido; esto has dicho con verdad. Le dijo la mujer: Señor, me parece que tú eres profeta.”
 
 
Un corazón que reconoce sus propias insuficiencias es un corazón que encuentra la gracia de Dios. Mientras continuamos con nuestras vidas en este mundo, algunas veces sentimos claramente la necesidad de la ayuda de Dios debido a nuestras insuficiencias. Tal corazón verdaderamente merece recibir la gracia de Dios, y realmente experimentará Su gracia en Su tiempo. Aquellos que conocen sus insuficiencias y necesitan de la ayuda de Dios mientras viven en este mundo son mucho más bendecidos que aquellos que ni se dan cuenta de sus propias limitaciones ni tienen ninguna necesidad de la ayuda de Dios. Somos de aquellos que no podemos vivir sin la gracia de Dios cada día, y por lo tanto, necesitamos Su gracia día tras día. Cualquier cosa que hagamos, necesitamos la ayuda de Dios en toda nuestra vida y para todo, ya sea para difundir el evangelio alrededor del mundo o en Corea. Yo creo que esta necesidad de la ayuda de Dios es por si misma una bendición, y ciertamente es o que nos permite colocarnos las bendiciones de Dios.
Hoy pasó tan rápido que apenas si puedo recordarlo. El Pastor Shin vino a verme ayer, y pasamos todo el día trabajando en nuestro ministerio de literatura. Estaba tan ocupado que no me di cuenta del atardecer, y para la hora en que fui a la iglesia para el servicio de adoración, ya estaba oscuro. La luz diurna se ha hecho mas corta en estos días. Parece que el invierno se está acercando ahora. Mientras que el invierno se aproxima, mi corazón anhela Su gracia aún más, ya que aún quedan más cosas que tengo que hacer en este año. También es mi sincero deseo que me convierta en un hombre que nunca olvide sus insuficiencias durante toda su vida, y que siempre busque la verdad de Dios honestamente. No me quiero convertir en un hombre que tenga demasiada abundancia y prosperidad por si mismo que no necesite la ayuda de Dios. Prefiero ser un hombre cuyo corazón y cuerpo sean tan insuficientes, y que por ello necesite la ayuda de Dios constantemente. Yo quiero vivir cada día bajo la sombra de Dios pidiendo Su ayuda.
 
 
La Mujer que Encontró a Jesús
 
El pasaje de la escritura de hoy describe a una mujer Samaritana que encontró a Jesús. Jesús le pidió a esta mujer un poco de agua, pero la mujer le respingó, le dijo, “Es raro, ¿Cómo tú, siendo judío, me pides a mí de beber, que soy mujer samaritana? Entonces Jesús le dijo, “Si conocieras el don de Dios, y quién es el que te dice: Dame de beber; tú le pedirías, y él te daría agua viva.” Entonces la mujer le hizo muchas preguntas increíbles, y eventualmente, ella llegó a reconocer la identidad de Jesús. Ella llegó a darse cuenta que Jesús era el verdadero Profeta, y que Él era ni más ni menos que el mismísimo Salvador de quién Dios había profetizado en el Antiguo Testamento que habría de enviar a Israel y a este mundo. Así que la mujer llegó a reconocer y a creer en Jesús como su Salvador. Y ella también salió a predicar acerca de Él.
Mientras leemos este pasaje ahora, somos llevados a preguntarnos, “¿Quién es que realmente nos da agua viva?” ¿Quién nos da tal agua que calma nuestro corazón, que está viva, y que hace que nunca tengamos sed nuevamente? ¿No es Dios? ¿No es Jesús quién nos ha salvado del pecado? Mientras nos hacemos estas preguntas, creemos que no es ningún hombre ni ninguna sustancia material en esta tierra lo que nos da agua viva, sino que es Jesús el Todopoderoso quién es verdaderamente poderoso. ¿Quién calmará nuestro corazón, nos traerá paz mental, y resolverá los problemas del corazón, en ambos, espíritu y cuerpo?
La mujer Samaritana había estado con sed durante el tiempo que estuvo en este mundo con forma de desierto, y ella tenía que seguir hiendo al pozo para sacar agua una y otra vez. Sin embrago, nuestro Señor dijo a esta mujer, “Si conocieras el don de Dios, y quién es el que te dice: Dame de beber; tú le pedirías, y él te daría agua viva.” Al final, la mujer llegó a reconocer la identidad de Jesús. Y así, ella fue remitida de todos sus pecados, y recibió agua viva en su corazón.
Yo creo que solo nuestro Señor es capaz de darnos agua viva. Siempre que encontramos tribulaciones, siempre que nuestro corazón esta cansado, y siempre que tenemos cualquier necesidad en nuestro corazón, no es otro que Jesús nuestro Salvador quién verdaderamente provee para todas nuestras necesidades físicas y espirituales y resuelve todos nuestros problemas. El Señor solo ha resuelto todos los pecados de nuestro corazón, y solo Él nos ha dado verdadera paz a ti y a mí. Cuando estábamos desgastados por nuestros pecados. Atormentados por ellos, e infelices, y cuando estábamos sufriendo con muchos problemas y luchando con nuestras vidas en este mundo desierto, no fue ni más ni menos que nuestro Señor quién nos dio agua viva. Solo nuestro Señor nos ha dado agua viva.
Compañeros creyentes, ¿quién ha resuelto todos tus problemas y los míos? ¿Es el hombre, alguna religión, o la riqueza de este mundo? No, no es ninguno de estos. Jesús solo ha resuelto todos los problemas que encaramos en nuestras vidas. Debido a que Él es el Dios Todopoderoso, y debido a que Él verdaderamente nos ama, Él es capaz de resolver nuestros problemas. De Su amor por nosotros. Jesús momentáneamente dejó Su gloria y autoridad para venir a esta tierra, y Él resolvió todos tus problemas de pecado al igual que los míos. Es gracias a que Jesús resuelve no solo tus problemas y los míos, sino también todos nuestros problemas espirituales y físicos.
El Señor nos ha permitido tener esta agua viva del Cielo que no puede ser obtenida de ningún hombre. Él nos ha permitido recibir la remisión de los pecados y la vida eterna de Dios, Él nos ha bendecido para llegar a ser hijos de Dios, y Él nos ha dado todo lo que necesitamos para vivir en este mundo. Ciertamente hemos recibido muchas bendiciones de nuestro Señor que ni siquiera podemos contarlas todas. Me pregunto como podemos vivir en este desierto mundo si no fuese por el Señor. Cierto, pero para el Señor, nuestra vidas serían muy secas e insatisfactorias.
La gente arriesga todo por acumular riqueza. Pero, ¿alguien es feliz solo porque es rico? El rey salomón, quién disfrutó toda clase de riqueza y de esplendor, hizo la siguiente confesión: “El que ama el dinero, no se saciará de dinero;
y el que ama el mucho tener, no sacará fruto.
También esto es vanidad.
Cuando aumentan los bienes,
también aumentan los que los consumen.
¿Qué bien, pues, tendrá su dueño,
sino verlos con sus ojos?” (Eclesiastés 5:10-11).
Ciertamente, la riqueza no tiene beneficio excepto que los ojos la vean. Hoy pase algo de tiempo buscando una casa para rentar ya que planeo cambiarme pronto. Siento que mientras vivimos en este mundo, ya se que vivamos en una gran mansión o en un cuartito todo depende de lo que Dios permita. Vi una casa desde afuera sin entrar, pero de cualquier modo, el agente dijo que el interior de la casa también era bonito, ya que era nueva. Su dueño ha construido la casa para vivir ahí con dinero prestado. Pero ahora que estaba terminada, no podía vivir ahí ya que ahora debía $100,000 extra a la constructora además del préstamo del banco. Así que me comentó que aunque el dueño construyó la casa elegantemente para él mismo, no podía vivir ahí sino que tenía que rentarla. Construyó una casa pintoresca para vivir ahí con sus seres amados, pero como no podía pagar todo el dinero que debía, prácticamente la constructora era la dueña.
Me di cuenta que a menos que Dios lo permita, ni aún el dueño podía vivir en la casa que había construido para si mismo. Aunque el dueño había construido la casa para vivir ahí felizmente, debido a que Dios no permitió esto, tristemente estaba forzado a ponerla a la venta para resolver la situación. No me importa si mi casa es chica o grande; si tan solo puedo descansar mi cuerpo, y si puedo seguir difundiendo el evangelio del agua y el Espíritu, entonces estoy satisfecho. La mayoría de las casas pueden ser compradas tan solo con $200,000-$300,000 USD. La casa que vi hoy también podía ser comprada tan solo con $300,000. De hecho, aún so no tenía $300,000, si tenía $100,000 en efectivo, entonces fácilmente pude haber comprado la casa. Si hubiese estado de acuerdo para asumir la responsabilidad por el préstamo bancario que el dueño había obtenido, entonces yo hubiera podido ser el dueño. Pero, ¿de que sirve ser el dueño de la casa? Yo hubiera tenido que luchar para pagar el préstamo bancario.
Aún si no tienes mucha riqueza, si no tienes deuda, entonces eres una persona rica. ¿Captas esto? En estos días, estar libre de deudas por si solo significa que eres rico. Hace mucho, un limosnero se hallaba viviendo bajo un puente con su hijo. Un día, un incendio se dio en el río. Así que el padre dijo al hijo, “Hijo, deberías agradecerme porque no tenemos nada, ya que no tenemos nada de que preocuparnos en un incendio como este.” No había nada bajo el puente que se pudiera quemar. Y ya que vivían bajo este puente como techo sobre sus cabezas, no tenían nada de que preocuparse aún cuando llovía fuertemente. No había nada que robarse, ni impuestos que pagar. Así que en algunas cosas, tal vida pudiera ciertamente ser una vida feliz. Si tenían hambre, solo tenia que salir un bote, pedir algo de comida, y comer lo que tenían. El padre podía decirle al hijo, “¿Qué quieres de comer? ¿Pollo? Toma, una pierna de pollo. ¿Deseas fruta? ¡También tengo!” Puedes imaginarte como el bote contenía toda clase de comida. En los días de antaño en Corea, la gente solía ser muy generosa con los limosneros, si iban a cian casas, entonces les daban cien platillos diferentes para comer. Es por ello que une cena de limosnero sabe mejor.
No importa si eres rico o pobre, una vida feliz es aquella que pide ayuda a Dios y se viste con Su gracia. Yo creo que los felices son aquellos que viven en la gracia de Dios, le piden Su gracia, y viven revestidos en esta gracia. Es mejor para nosotros que nos falten algunas cosas que tener todo en abundancia mientras vivimos en este mundo.
Cuando vivimos en un mundo que es como un desierto, Dios permite agua viva en nuestro corazón. El Señor resuelve todos nuestros problemas. En otras palabras, cuando le pedimos al Señor por Su gracia, diciéndole, “Señor, realmente necesito Tú gracia. Por favor derrámala sobre mí. Necesito Tú ayuda,” finalmente podemos saborear la gracia de Dios. Es bueno que tengamos un corazón que le pide a Dios Su ayuda. Aunque hemos vivido por la gracia de Dios hasta ahora, es mi sincera esperanza que también continuemos viviendo por la racia del Señor en los días que vienen. Yo se y creo que al igual que el Señor Jesús dio agua viva a esta mujer Samaritana, y ciertamente resolvió todos sus problemas, también Él nos revestirá con toda la gracia y todas las bendiciones que necesitamos para vivir en este mundo.
Nuestro Dios es poderoso, y Él no solamente nos ha salvado del pecado, sino que además Él ha llegado a ser nuestro Pastor y nuestro Padre. Debido a que Dios derrama Su gracia sobre todo lo que hacemos, no podemos evitar darle gracias, y no podemos evitar creer en este Dios. Verdaderamente creemos y le damos gracias a Él. Ciertamente damos toda nuestra gratitud. Damos gracias a nuestro Señor porque Él nos llenará con todo lo que necesitamos y nos falta en nuestras vidas. Porque el Señor es poderoso, porque Él conoce todas nuestras necesidades y porque somos Sus hijos y Su pueblo, creemos que el Señor estará con nosotros y nos ayudará hasta el fin del mundo.
 
 

Jesús Nos Ha Dado una Fuente de Agua que Salta para Vida Eterna

 
Jesús le dijo a la mujer Samaritana, “Mas el que bebiere del agua que yo le daré, no tendrá sed jamás.” El Señor también dijo, “sino que el agua que yo le daré será en él una fuente de agua que salte para vida eterna.” Entonces la mujer le dijo a Jesús, “Señor, dame esa agua, para que no tenga yo sed, ni venga aquí a sacarla.” Mientras esta mujer se encontraba con Jesús, su más grande deseo en lo profundo de ella también fue revelado. Debido a su vergüenza, esta mujer no había podido ir a sacra agua durante la mañana, sino que había ido durante el caluroso medio día. Así que su vida era una vida deshecha. Sin embargo, aunque llevado una vida pesada cada día, Jesús le dijo que había una fuente de agua que, una vez que la bebes, saltará para vida eterna. Impresionada por esto, la mujer le preguntó, “¡Si existe tal agua, dámela solo una vez!”
Nos da sed una y otra vez aunque tomamos agua todos los días. Así que, ¿cuan maravilloso sería si hubiera agua que hiciese que nunca tuviéramos sed de nuevo si la bebiéramos una sola vez? ¿No te sorprendería, si hubiese tal agua que hiciera que nunca tuvieras sed de nuevo y que calmará tu garganta y todo tu cuerpo tan solo por beberla una vez? No morirías tú también para tomar de esta agua, diciendo, “¡Bebámosla una sola vez! ¡No me importa que pase después, déjame probar esta agua una sola vez!” Así que la Samaritana también estaba sorprendida, y le pidió al Señor de esta agua.
Entonces Jesús le dijo a ella, “Llama a tu marido.” Entonces la mujer pensó, “Caray, que suerte la mía. De toda la gente, ¿Por qué quiere Él ver a mi marido?” Así que ella le dijo a Él, “Aunque estoy viviendo con un hombre, él no es mi marido, yo no tengo marido.” Entonces Jesús dijo, “Bien has dicho: No tengo marido; porque cinco maridos has tenido, y el que ahora tienes no es tu marido; esto has dicho con verdad.” “Wow, tienes razón. ¿Cómo sabes? Señor, yo percibo que Tú eres profeta.”
Al principio, esta mujer pensó que Jesús era un profeta. Un profeta es alguien que sabe las cosas del pasado, del presente, y del futuro. Así que la mujer pensó que Jesús era un profeta. Sin embargo, después que ella continuó platicando con Él, llegó a darse cuenta finalmente que Jesús era el verdadero Mesías. La mujer reconoció que Jesús era el Mesías de la humanidad, el Salvador que había sido profetizado en el Antiguo Testamento desde el Libro de Génesis hasta su encuentro con el Señor. Esta mujer estaba tan feliz de reconocer y creer en Jesús que dejo su jarra de agua, fue hasta su villa, y testificó, “¡He conocido al Mesías!” debido a ella, mucha gente llegó a creer en Jesús.
Realmente no hay nada que nuestro Señor no sepa acerca de nosotros. Él lo sabe todo acerca de nosotros. ¿Existe algo que el Señor no sepa acerca de cada uno de nosotros? No, Él lo sabe todo acerca de nosotros. Jesús sabe todo acerca de mi vida. Él sabe lo que ocurrirá en mi vida en el futuro, lo que pasó en el pasado y lo que está pasando ahora. ¿No conocerá Jesús nuestros pecados? Cuando Jesús le dijo a la mujer Samaritana, “Yo te daré agua viva que hará que nunca tengas sed de nuevo,” la mujer estaba tan feliz que dijo, “¡Dámela! ¡La beberé!” pero el Señor le dijo, “Trae a tu marido.”
Este intercambio implica que para que nosotros obtengamos vida eternal, lleguemos a ser hijos de Dios, y convertidos en gente justificada, el mayor obstáculo no es ni más ni menos que el problema del pecado. Así que señalando el problema del pecado a esta mujer, Jesús hizo que ella sometiera su problema de pecado al Señor, y al resolver este problema de pecado por ella, Él la vistió con las vestiduras de la salvación que la convirtieron en una mujer justa y en una hija de Dios.
Cuando Dios nos da agua viva, Él primeramente resuelve los problemas de nuestros pecados y después nos da Su agua viva. Es por ello que Jesús primero expuso el problema del pecado de la mujer Samaritana y luego lo resolvió. El Señor había derramado Su gracia sobre ella. A Él no le importaba como había llevado esta mujer su vida hasta entonces o que clase de mujer era ella; Él simplemente resolvió todos sus problemas. La mujer había vivido con no menos de cinco hombres. ¿De algún modo eso es insignificante? No, esto es algo enorme. En Corea, ella habría podido imponer un Nuevo record. Ninguna mujer en Corea puede tener tantos maridos. Sin embargo, a pesar de esto, Jesús no solamente expuso su problema de pecado, sino que Él lo resolvió todo.
Cuando continuemos leyendo el pasaje de la Escritura de hoy, vemos que Jesús se hizo a Sí Mismo conocido. Así que cuando la mujer reconoció quién era Él, ella se dio cuenta que al igual que el cordero de la expiación del Antiguo Testamento había aceptado el pecado por medio de la imposición de manos, Jesús había venido a esta tierra como el Salvador del mundo y llevó todos sus pecados al ser bautizado. El Señor ha resuelto el problema de todos tus pecados y de los míos.
¿Porque vivimos vidas bajo maldición, incapaces de recibir las bendiciones de Dios? Todo fue debido a los mismos pecados que estaban en nuestro corazón. Nada más importa ante Dios. La pared que nos separa de Dios no son nuestras insuficiencias ni ninguna otra cosa, sino que es el problema de nuestros pecados. Es por ello que el Señor vino a esta tierra, aceptó los pecados del mundo al ser bautizado en el Río Jordán, y resolvió completamente este problema del pecado sobre la Cruz.
Así, debido a que el Señor ha resuelto el problema de todos tus pecados y de los míos, al creer en esto, hemos recibido la remisión del pecado. La mujer samaritana anhelaba que Jesús le diera el agua viva de la vida eterna, y nuestro Señor ciertamente le dio esta agua viva. Él no solamente le dio agua viva a esta mujer, sino también a ti y a mí.
¿Es esta la única persona que ha vivido con cinco hombres? ¿Acaso no vivimos también con cinco esposas? Hablando espiritualmente, aquí kas esposas significan los valores de este mundo que se espera nos haga felices. Por ejemplo, la riqueza, el poder, el prestigio, la religión, el placer, y así sucesivamente. No podemos evitar cometer pecado persiguiendo tales cosas hasta el día en que morimos, y no podemos evitar ser lanzados al infierno debido a nuestros pecados.
Así nuestro Señor ha borrado todos nuestros pecados. Al ser bautizado y al morir sobre la Cruz, Jesús ha borrado todos y cada pecado. Debido a que Dios es Todopoderoso, y debido a que Él nos ama, Él ha derramado Su gracia sobre nosotros y ha resuelto todos nuestros problemas sin ninguna excepción. Al hacer eso, el Señor calmó la sed del corazón de la mujer Samaritana, y también Él ha calmado la sed de tu corazón y del mío.
 
 
¿Cómo Podríamos Satisfacer Nuestra Sed sin el Señor?
 
Se debe a que el Señor ha resuelto el problema de nuestros pecados por lo que la sed de nuestro corazón puede ser totalmente satisfecha; si Él no hubiera hecho esto, entonces no tendríamos otra opción más que morir bajo el peso constante del pecado. Más aún, habíamos sido destinados a morir no solamente bajo la carga de nuestros pecados, sino también bajo el peso de nuestras preocupaciones, las opresiones del malvado Satanás, y aún las tristes realidades de la vida en este mundo. Así debido a que el Señor es poderoso, Él ha resuelto no solo el problema de nuestros pecados, sino además todos los otros problemas. Y aún ahora, Él esta resolviendo nuestros problemas. Siempre que enfrentamos un problema, Él Señor derrama Su gracia. Siempre que las cosas van mal, el Señor las corrige para asegurar el éxito. Dios también derrama Su gracia sobre aquello que no podemos lograr por medio de nuestro propio esfuerzo. Dándonos sus bendiciones cada momento, Dios hace posible que nosotros alcancemos lo que es imposible.
Sabemos que Dios nos ha llenado con Su gracia de salvación. Así, estamos agradecidos de todo corazón con el Señor. Sabemos que el Señor en el cual creemos es todopoderoso, ha borrado nuestros pecados, y también derrama Su gracia sobre nosotros dándonos todo lo que necesitamos para vivir. De casualidad, ¿tu corazón tiene algún asunto, le falta o necesita algo? Entonces sometan esos problemas a Dios y pídanle que los resuelva. Orando es como sometes tus problemas a Dios.
Cuando vas a un hospital, primero presentas tu tarjeta de salud, ¿correcto? Así, primero tienes que presentar tus problemas ante Dios. Una vez que sometes tu petición a Dios, diciendo, “Señor, esto es lo que necesito,” entonces este problema será resuelto tarde o temprano. Dios se ocupará cuando realmente lo necesites. Tenemos tal privilegio de someter nuestros problemas al Dios Todopoderoso en la manera en la que Él existe. El pasaje de la Escritura de hoy me mueve a reflexionar en cuan poderoso nuestro Dios es, y que privilegio tan maravilloso es saber que hemos sido salvados. Yo reconozco y creo que es nuestra felicidad el saber que tuvimos un encuentro con el Señor, y es nuestro privilegio como Cristianos que el señor nos provea agua viva cada día, y que podemos beberla cada día. ¿Reconoces y crees de esta manera?
Nuestro Señor derrama Su gracia sobre todo lo que necesitas en tu vida de acuerdo a Su tiempo. Te exhorto a que también creas en esto. ¡Que Dios tan maravilloso y poderoso es nuestro Señor! Dios es el Señor que derrama Su gracia sobre todo lo que hacemos, sobre cada pensamiento y aspiración. Escrito está, “Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús” (Filipenses 4:7). Debemos orar y dar gracias a Dios porque hemos llegado a ser Sus hijos. Y debemos dar gracias a este Señor quién da agua viva a ti y a mi cada día, el Señor que resuelve todos nuestros problemas y ya ha llevado la carga de todos nuestros pecados. Ciertamente, no tenemos opción más que dar gracias a Dios. Estoy seguro que aún en los días que vienen, continuaremos viviendo por la gracia del Señor.
¿Crees también esto? ¿También necesitas la gracia de Dios cada día? ¿Tienes alguna necesidad? ¿Te falta algo? Si es así, entonces eres una persona feliz. ¿Porque? Tú y yo somos gente feliz debido a que todas nuestras necesidades y limitaciones serán satisfechas y suplementadas por el Señor todopoderoso. ¿Crees esto? Te exhorto para que creas esto.
Yo, también, creo así. Yo creo que si necesito algo, Dios me llenará y derramará gracia sobre mí. Y yo creo que el Señor hará lo mismo contigo también. Al principio no sabía que ser salvo era tan sorprendente y tan maravilloso. Cuando escuche por primera vez el evangelio del agua y el Espíritu y recibí mi salvación, pensé que solo el problema del pecado estaba resuelto. Sin embargo, mientras proseguí con mi vida en este mundo después de recibir la remisión del pecado, llegué a darme cuenta que tenía muchas necesidades, y que muchas cosas me faltaban. Y llegué a darme cuenta que el Señor derrama Su gracia sobre nosotros de vez en vez, provee nuestras necesidades de acuerdo a ello, provee para que nosotros vivamos por fe, nos permite vivir diferente a la gente del mundo, y hace posible que nosotros escojamos recibir agua viva de Dios cada día. Así que entre más tiempo ha pasado desde que recibí la remisión de mis pecados, más agradecido estoy con el Señor. Estoy agradecido debido a que Él es el Señor que resolverá nuestros problemas.
Compañeros creyentes, ¿han recibido la remisión del pecado? Es algo enorme el que hayan recibido la remisión del pecado. Es tremendo. Desde que recibiste la remisión del pecado, te convertiste en hijo de Dios y en Su pueblo bendecido. Compañeros creyentes, aunque puedan existir muchos problemas después de recibir la remisión de tus pecados, te exhorto a que sigas al Señor. Te exhorto a que sigas al Señor con tu corazón unido con los hermanos y hermanas y con la Iglesia de Dios, a leer Su Palabra, así como a orar. Si no estas seguro de que hacer, entonces, solo sigue a aquellos que van a delante de ti. Déjate guiar por ello, comparte comunión con ellos, déjate ser gobernado por ellos y sigue al Señor. Entonces vivirás una vida bendecida. No puedo agradecer lo suficiente cuando pienso acerca de cómo hemos llegado a convertirnos en hijos de Dios, recibido vida eterna, y obtener agua viva cada día todo porque hemos recibido una cosa, la remisión del pecado.
Mientras vivimos en este mundo en nuestra carne, tenemos muchas necesidades, en ambos, en nuestro cuerpo y en nuestro espíritu, y también necesitamos la ayuda de Dios para muchas cosas. Sin embargo, debido a que hemos llegado a ser hijos de Dios, nos hemos revestido con esta gracia en donde Dios nos ayuda. Aún ahora, estamos vestidos con ella. Nos ponemos la gracia de Dios para siempre. Las palabras no pueden expresar cuan agradecido estoy. Al Dios que nos da agua viva cada día, al Señor que resuelve todos nuestros problemas cada día, demos nuestra gratitud por fe, y también sigamos al Señor diligentemente por fe.
 
 

Jesús Nos da la Remisión del Pecado y Vida Eterna por medio de la Palabra de la Biblia

 
El libro más leído en todo el ancho mundo es la Biblia, la palabra de Dios. Esta Biblia es la Verdad, ya que es la Palabra de Dios. La Biblia es el almacén de la Verdad profunda, tanto que difícilmente hay algo que no se mencione en la Palabra de Dios. Shakespeare, el reconocido gigante de la literatura mundial a quién conocemos muy bien, se dice que leyó la Biblia más de 200 veces. Sus escritos se jactan de expresiones extremadamente precisas y poderosas, pero se dice que todos sus escritos realmente emulan el poder expresivo de la Palabra de Dios. Aunque Shakespeare descubrió buenas expresiones en la Biblia, debemos descubrir en la Biblia el bandito evangelio que nos permite nacer de Nuevo. Por lo tanto debemos recibir la vida eterna ofrecida por el Señor.
La Biblia es la Palabra de Dios que da testimonio de Jesús. Enseña la Verdad que nos permite recibir el espíritu santo al creer en el maravilloso evangelio del agua y el Espíritu. La Palabra de la Biblia escribe acerca del misterio de la maravillosa salvación que Jesús ha dado a la humanidad. Esta Biblia escribe cómo el mundo fue creado en el principio, quién es Dios Padre, quién es Su Hijo Jesús, y lo que Jesús ha hecho por la humanidad.
Génesis 1:1-3 también escribe acerca de Jesús. También está escrito en génesis, “Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza.” Aquí podemos ver que Dios es el Dios Trino del Padre, el Hijo y el espíritu Santo. El hecho de que Dios cuando creó a la humanidad, “Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza,” manifiesta que Él es el Dios Trino. Puesto de otro modo, lo que el Dios Trino hizo es diferente en cada manifestación de la mente de Dios; Dios Padre planeó cada aspecto de esta salvación, Jesús ha logrado el plan del Padre de la salvación y da testimonio del padre, y el Espíritu Santo esta testificando lo que hizo el Hijo.
Esta Biblia dice desde el principio que es Jesús nuestro Salvador quién creó el mundo y todo el universo. Jesús es el Sumo Sacerdote del reino del Cielo, el Profeta para toda la humanidad, y el Rey de reyes. Jesús tiene los tres oficios de Sumo Sacerdote, Sacerdote y Rey. Jesús es el Hijo de Dios y el salvador de la humanidad quién vino para liberarnos de Satanás, de la destrucción y del juicio, y para destruir la obra de Satanás. No existe una historia en la Biblia que sea más maravillosa que el precioso evangelio del agua y el Espíritu que Jesús nos ha dado.
Sin embargo, los Judíos pensaron que Moisés era mayor que Jesús. Fue ignorancia y necedad que salió de su falta de fe en Jesús. Aún ahora, negando que Jesús es el Hijo de Dios, ellos aún están esperando a que el Mesías venga. Sin embargo, toda la Biblia revela que Jesús ya ha venido, y que Él regresará nuevamente. En Juan 5:46, Jesús dijo, “Porque si creyeseis a Moisés, me creeríais a mí, porque de mí escribió él.”
Moisés grabó la Biblia. Él recibió la ley de Dios y la grabó, y también escribió en detalle acerca del sistema de sacrificios en el tabernáculo. La palabra de la Biblia se convirtió en la base de nuestra fe. Por medio de Moisés, Dios había dado el sistema de sacrificios para lavar todos los pecados de todos en este mundo.
El Libro de Levítico, el cual conocemos muy bien, claramente menciona y muestra la clase de sacrificio que debe ser ofrecida por el hombre para poder recibir de Dios la remisión del pecado. Dice que si alguien común de la gente del pueblo cometía pecado ante Dios y deseaba sacrificar una ofrenda a Jehová para recibir la remisión de ese pecado, entonces tenía que traer un animal sin defecto. Y de acuerdo a este sistema de sacrificios, el pecador tenía que imponer ambas manos sobre la cabeza del animal sacrificado sin falla. Habiendo así pasado todos sus pecados al animal del sacrificio, entonces tenía que matarlo en lugar suyo, y así extraer su sangre. Luego tenía que pasarlo a un sacerdote, y el sacerdote ponía parte de esta sangre sobre los cuernos del altar de las ofrendas quemadas, derramaba el resto en el piso, cortaba la carne del animal sacrificado, lo ponía sobre el altar de la ofrenda quemada junto con la grasa tomada de las entrañas del animal, y las quemaba con fuego para ser ofrecida a Dios. La Biblia dice que estaba establecida que toda la gente recibiría la remisión de sus pecados mientras el sacerdote hacía estas cosas por ellos. Y Dios también estableció el Día de la Expiación en el décimo día del séptimo mes para borrar los pecados anuales de los israelitas. Este sistema de sacrificios era una ley que Dios dio por medio de Moisés.
 
 

¿Con Que Propósito Creemos en Jesús?

 
El propósito por el cual creemos en Jesús es para recibir la remisión de nuestros pecados. Cuando Jesús vino a esta tierra por primera vez, Él no vino en majestuosidad como los reyes del mundo. Al contrario, Él dejó la gloria del Cielo y vino como una raíz de piso seco. Aunque Jesús vino a esta tierra encarnado en un cuerpo que no tenía nada deseable, Él no fue un hombre ordinario, sino que Él es Dios Mismo. Debido a que Jesús a esta tierra en humildad, mucha gente de esos días no le recibieron a Él. Por lo tanto fueron excluidos de Su maravillosa salvación. La mayoría de los Israelitas no creían en la Palabra de la Biblia. Ya que cada uno estaba más interesado en la gloria carnal que en la salvación ofrecida por Jesús, ellos no creían en el maravilloso evangelio del agua y el Espíritu con el deseo de obtenerlo.
 
 
Moisés es el representante de la Ley en el Antiguo Testamento.
 
Moisés recibió la ley de Dios, y él pasó Sus claros mandamientos a la gente. Dios dio no menos de 613 estatutos y mandamientos a la humanidad. Esta Ley esta constituida por los estatutos que deben ser guardados hacia Dios, y las normas divinas de la vida que son indispensables para que los seres humanos vivan en armonía los unos con los otros. Moisés claramente pasó la Ley de Dios al pueblo. Sin embargo a pesar de esto, la gente no se daba cuenta de sus pecados aún después de recibir la Ley de Dios.
Dios enseñó el método de la remisión del pecado por medio del sistema de sacrificios en la Biblia. En el Antiguo Testamento, para que un pecador recibiera la remisión de sus pecados, él tenía que pasarlos a su animal sacrificado al imponer sus manos sobre su cabeza sin falla. Y él tenía que extraer su sangre y ponerla sobre los cuernos del altar de la ofrenda quemada. Es así como Dios había puesto la ley de la salvación, y como Él decidió bendecir a la humanidad liberándola del pecado.
Los pecados de la humanidad tenían que ser pasados sobre la cabeza del animal del sacrificio por medio de la imposición de manos. Y Dios dijo que si alguien creía en Su Palabra de acuerdo a la ley establecida por Él, sería salvo de todos sus pecados. A pesar de esto, el pueblo de Israel continua aún ahora esperando por su Salvador estilo Superman. Pero Jesús, un líder más poderoso que el propio Moisés, ha venido a ellos y ya ascendió al Cielo. Él ya vino por igual al pueblo de Israel y a los Gentiles, y ascendió nuevamente al Cielo.
Pero ellos no creyeron en Jesús. Este Mesías era tan sabio que para completar la obra de la perfecta salvación, Él vino a esta tierra calladamente, recibió el bautismo dado por Juan el Bautista, como resultado cargó los pecados de este mundo al ser crucificado, y por lo tanto salvó a toda la raza humana. Después de ser bautizado por Juan el Bautista, Jesús derramó Su sangre sobre la Cruz, y justo antes de morir, dio testimonio de que Él realizó la salvación del pecado totalmente, diciendo “¡Consumado es!” (Juan 19:30). Entonces se levantó de entre los muertos, y habiendo ascendido al Cielo, ahora Él está sentado a la diestra del trono de Dios Padre.
En una villa en Israel llamada Belem, Jesús el Salvador de los pecadores nació. En la apariencia exterior, parecía que Él vino como alguien más insignificante que una persona ordinaria. Así que mucha gente no podía creer que Jesús era el Mesías. Sin embargo, ahora somos capaces de reconocer a Jesús, quién vino por el evangelio del agua y el Espíritu, y también podemos creer en Él. Si tan solo examinamos a este Jesús más cercanamente, podemos ver que Él es el Hijo de Dios, el Creador, y el Salvador de la Humanidad. Podemos reconocer claramente que Jesús es Dios Mismo, y también podemos encontrarnos con Él por la fe.
 
 

¿Cuál es el Maravilloso Evangelio que Todo Pecador Debe Creer?

 
Para ser remitido de los pecados, todos deben creer en el evangelio del agua y el Espíritu que Jesús ha realizado por medio del bautismo que recibió de Juan y por Su sangre sobre la Cruz. Todos deben creer en este maravilloso evangelio del agua y el Espíritu. Sin embargo a pesar de esto, muchísima gente esta cometiendo un error irrevocable al rehusarse a reconocer la Verdad de que el bautismo que Jesús recibió de Juan el Bautista y Su sangre constituyen su salvación. Ellos entienden y creen que Jesús ha salvado a la humanidad simplemente por derramar Su sangre sobre la Cruz.
Pero, ¿que entendimiento tan erróneo es este? Jesús fue el Cordero de Dios quién borró los pecados del mundo de una vez por todas. Al ser bautizado por Juan el Bautista, Él aceptó todos los pecados y manchas de este mundo, y con la sangre que Él derramó al ser crucificado en la Cruz, Él borró todos estos pecados. Sin embargo mucha gente no lo reconoció a Él como su Salvador.
Jesús siempre nos trata amablemente. En esta Biblia esta contenido la bendita Palabra, el maravilloso evangelio del agua y el Espíritu. Todos aquellos que quieren creer en Jesús deben creer en Jesús como el Hijo de Dios quién ha venido por el evangelio del agua y el Espíritu, y así recibir la remisión de sus pecados.
La palabra de Dios es un Tesoro en casa del maravilloso evangelio que nos permite recibir la remisión del pecado y al Espíritu Santo. Creamos todos en el evangelio del agua y el Espíritu dado por el Señor, y recibamos así la verdadera remisión de nuestros pecados, la vida eterna y el agua viva.