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2-9. ¿Cómo es que el Espíritu Santo aparece de manera diferente en el Nuevo y Antiguo Testamento?
El Espíritu Santo es el mismo Dios sin tener en cuenta el tiempo. Por consiguiente, su naturaleza divina no cambia no importa si nosotros leímos sobre él en el Antiguo o Nuevo Testamento. Sin embargo, es verdad que él trabajó de forma diferente en el Antiguo y Nuevo Testamento por la providencia de Dios para salvar la humanidad de sus pecados. En el Antiguo Testamento Dios derramó el Espíritu Santo a los hombres de Dios por métodos especiales a fin de que hablaran sus palabras, para mostrar su voluntad a través de maravillas, y para hacer su obra. Por ejemplo, el Espíritu de Dios empezó a moverse en Sansón el Juez, mostrando muchas obras portentosas a través de él (Jueces 13:25, 14:19) En otras palabras, el Espíritu Santo vino sobre personas seleccionadas restrictivamente en el tiempo del Antiguo Testamento. Sin embargo, en el tiempo del Nuevo Testamento, el día del Pentecostés fue designado como el punto de partida para la venida del Espíritu Santo, Dios envió el Espíritu Santo a cada santo que ha recibido el perdón de pecados a través de la fe en el evangelio del agua y el Espíritu. Y él permite que el Espíritu Santo more para siempre en ellos. Por lo tanto, después de la llegada del Espíritu Santo en el día del Pentecostés, todos los justos cuyos pecados habían sido perdonados mediante la fe en el evangelio de la verdad pueden tener el gozo de vivir en el Espíritu Santo (Hechos 2:38) Pedro fue a la casa de Cornelio, un gentil y Centurión Romano, y le predicó el evangelio del bautismo de Jesús y su sangre en la cruz. Mientras Pedro hablaba del evangelio, el Espíritu Santo cayó sobre todos los que escuchaban la Palabra (Hechos 10:34-45) Esto prueba que en el momento que uno escucha y cree en el evangelio del bautismo de Jesús y su sangre en la cruz, recibe el Espíritu Santo como un regalo. Dios encausó al Espíritu Santo para morar en todos los justos que han sido perdonados de sus pecados mediante su fe en el verdadero evangelio. El Espíritu Santo en el Antiguo Testamento desempeña el papel de guiar a la gente a Jesús, y el Espíritu Santo en el Nuevo Testamento da el testimonio que la justicia de Dios permanece como una garantía. La Justicia de Dios significa que Jesús perdonó todos los pecados del mundo a través de su bautismo y su sangre en la cruz. Y el Espíritu Santo permanece como garantía del evangelio de salvación ayudando a todos a creerlo.