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শিক্ষা

Tema 24: SERMONES PARA LOS QUE SE HAN CONVERTIDO EN NUESTROS COLABORADORES

[24-6] La justicia de Jesucristo: Una necesidad absoluta (Romanos 8:1-11)

(Romanos 8:1-11)
«Ahora, pues, ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús, los que no andan conforme a la carne, sino conforme al Espíritu. Porque la ley del Espíritu de vida en Cristo Jesús me ha librado de la ley del pecado y de la muerte. Porque lo que era imposible para la ley, por cuanto era débil por la carne, Dios, enviando a su Hijo en semejanza de carne de pecado y a causa del pecado, condenó al pecado en la carne; para que la justicia de la ley se cumpliese en nosotros, que no andamos conforme a la carne, sino conforme al Espíritu. Porque los que son de la carne piensan en las cosas de la carne; pero los que son del Espíritu, en las cosas del Espíritu. Porque el ocuparse de la carne es muerte, pero el ocuparse del Espíritu es vida y paz. Por cuanto los designios de la carne son enemistad contra Dios; porque no se sujetan a la ley de Dios, ni tampoco pueden; y los que viven según la carne no pueden agradar a Dios. Mas vosotros no vivís según la carne, sino según el Espíritu, si es que el Espíritu de Dios mora en vosotros. Y si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, no es de él. Pero si Cristo está en vosotros, el cuerpo en verdad está muerto a causa del pecado, mas el espíritu vive a causa de la justicia. Y si el Espíritu de aquel que levantó de los muertos a Jesús mora en vosotros, el que levantó de los muertos a Cristo Jesús vivificará también vuestros cuerpos mortales por su Espíritu que mora en vosotros».
 
 
Estamos creando páginas para nuestros colaboradores por todo el mundo, y tengo fe en que las utilizarán bien para predicar el Evangelio del agua y el Espíritu de manera eficaz. Ahora, los obreros de Dios, estamos viviendo nuestras vidas de manera leal para la predicación del Evangelio del agua y el Espíritu. Sin embargo, algunos colaboradores siguen trabajando pensando lo siguiente: “Si la predicación del Evangelio va bien, entonces me alegro. Si no, que sea lo que sea”. Me dan pena estos colaboradores. Pero estoy seguro de que hay muchos colaboradores dedicados en el extranjero que se dedican a la predicación del Evangelio. Le doy gracias a Dios por su devoción y los colaboradores de aquí los consideramos iguales que nosotros. Estoy muy agradecido porque podemos predicar el Evangelio del agua y el Espíritu a todo el mundo.
Y así, debemos crear páginas web de nuestra misión en todos los idiomas principales del mundo. Si lo hacemos, recibiremos noticias de que muchas almas han sido salvadas de sus pecados todos los días. Dentro de poco, en los mensajes que nos envían nuestros colaboradores de todos los países, habrá noticias de que más de miles de personas al día están solicitando nuestros libros de sermones en sus páginas web. Y también nos enviarán su testimonio de salvación los que han nacido de nuevo al leer nuestros libros que contienen el Evangelio del agua y el Espíritu. También nos dirán que están luchando una batalla espiritual contra las almas que se les oponen con fe en la justicia de Dios. Sé que no hay mejor medicina que esta para los que están enfermos espiritualmente. Y por eso espero que nuestras páginas web de la misión en los idiomas de cada país se terminarán pronto. Dios estará muy complacido cuando vea a todos nuestros colaboradores, de Corea y el extranjero, haciendo Su obra unidos. Estoy seguro de que tanto nuestros colaboradores de aquí y el extranjero podrán hacer la obra de Dios más. Estoy diciendo que si han sido salvados de todos sus pecados al creer en el Evangelio del agua y el Espíritu, ya se han convertido en discípulos de Jesucristo, sean quien sean.
Para los que están bajo el poder del pecado todavía debemos predicar el Evangelio del agua y el Espíritu. Es la obra que debemos hacer los que creemos en este verdadero Evangelio. Los que han recibido la remisión de los pecados al creer en el Evangelio del agua y el Espíritu deben convertirse en discípulos de Jesucristo y hacer la obra de Dios. Si alguien que cree en este verdadero Evangelio no hace la buena obra de Dios, entonces esa persona se vuelve contra Dios. La prueba de que residimos dentro de la justicia de Dios es el hecho de que el Espíritu Santo vive dentro de nosotros. ¿Cómo podemos no hacer la obra de Dios? Los que han recibido la salvación de todos sus pecados pueden estar mejor que los que no la han recibido. Pero deben recordar que si los justos hacen las cosas mal esto es un pecado ante Dios. Esperamos todos que la obra de Dios se haga aún mejor y antes.
Mientras creamos las URLs de nuestras páginas web para cada país, queremos poner las iniciales de nuestra Misión, “nlm” al nombre de cada país. Por ejemplo, si vamos a la página brasileña de nuestra misión, la dirección URL será “www.nlmbrasil.com”. Estas páginas web estarán a cargo de los colaboradores designados de cada país. Espero que los que han recibido la remisión de los pecados primero en cada país se conviertan en obreros de Dios como colaboradores devotos que sirven al Evangelio completamente. Espero que al hacerlo puedan administrar las páginas web de sus países y encargarse de las almas en sus países respectivos y hacer la obra de Dios allí como la hacemos aquí.
 
 

Somos los que no pueden vivir por la Ley de Dios

 
En mi sermón anterior les hablé de la última parte de Romanos 7. Y por eso hoy voy a hablarles del pasaje de las Escrituras de Romanos 8:1-11. En la lectura del Evangelio de hoy el Apóstol Pablo dijo que nuestro Señor bajó al mundo encarnado en un hombre para tomar todos nuestros pecados y cumplir la Ley.
¡Queridos hermanos! Debemos pensar si alguien puede vivir perfectamente por la Ley de Dios, pero la verdad es que no hay nadie que pueda. Todo el mundo es incapaz de seguir la Ley del Dios Santo. La razón es que los seres humanos son fundamentalmente débiles. Todos los seres nacidos en un cuerpo carnal son débiles. Por tanto, nadie puede vivir por la Ley del Dios Santo perfectamente.
Somos seres nacidos como descendientes de Adán y así, desde nuestro nacimiento en este mundo éramos personas que no conocían la justicia de Dios. Por tanto, debemos darnos cuenta de que somos una raza de maldad (Isaías 1:4), fundamentalmente nacidos con 12 tipos de pecados (Marcos 7:21-23). Durante toda nuestra vida somos personas incompetentes que no pueden cumplir la Ley de Dios aunque lo intentásemos, y no podemos evitar cometer pecados ante Dios. Asimismo, viviendo con nuestra fe en este mundo somos los que no podemos hacer el verdadero bien ante Dios. Todos los seres humanos deben darse cuenta de que, como somos descendientes de Adán, no podemos hacer el bien y por culpa de los pecados cometidos ante Dios, somos los que deben ser castigados por nuestros pecados.
Por eso el Apóstol Pablo nos dice que tenemos la necesidad absoluta de tener la justicia de Jesucristo, que es nuestro Salvador. Podemos recibir la salvación de todos nuestros pecados al creer en la justicia de Jesucristo. Podemos vivir eternamente al recibir la remisión de los pecados al creer en la justicia de Jesucristo, nuestro Salvador. Le doy gracias a nuestro Dios por ser verdaderamente justos.
 
 

Podemos recibir la remisión de los pecados al creer en la justicia de nuestro Señor

 
Como somos débiles, no podemos vivir por la Ley de Dios. Por eso Jesucristo vino a este mundo, tomó todos los pecados del mundo para siempre a través del bautismo que recibió de Juan el Bautista, fue juzgado por todos los pecados al derramar Su sangre en la Cruz en nuestro lugar, y así se convirtió en nuestro verdadero Salador. Y por eso debemos creer en esta Verdad: Jesucristo había tomado todos los pecados del mundo para siempre mediante el bautismo que recibió de Juan el Bautista. Así, todos pudimos conocer la justicia de Dios al creer en el Evangelio del agua y el Espíritu. Podemos conseguir la vida eterna al creer en el Evangelio del agua y el Espíritu, que es la justicia de Dios. Este es el mensaje clave del Apóstol Pablo, cuando dijo: «Ahora, pues, ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús» (Romanos 8:1).
Muchas personas en este mundo dicen creer en Jesús como su Salvador, pero entre los cristianos, debemos pensar en cuántos de ellos creen el Él conociendo la justicia de Jesucristo. La realidad es que hay muchas personas que no han recibido la salvación de sus pecados. Entre los cristianos de hoy en día, ¿saben qué tipo de personas vive en la justicia de Jesucristo? Los que viven en la justicia de Dios son los que creen de corazón en el bautismo de Jesús que le impartió Juan el Bautista, Su muerte en la Cruz y Su resurrección. Los que reconocen la justicia de Dios no pueden evitar admitir el Evangelio del agua y el Espíritu. Por eso debemos tener la fe que nos permita estar con Jesucristo. Los que han entrado en Jesucristo al creer en la justiciad e Dios son los que han creído en el Evangelio del agua y el Espíritu. Cuando Jesucristo fue bautizado por Juan el Bautista, tomó todos los pecados del mundo sobre Su cuerpo. Los que han entrado en la justicia de Jesucristo son los que creen de verdad en el bautismo que Jesucristo recibió de Juan el Bautista, junto con el hecho de que tomó todos los pecados del mundo, Su muerte en la Cruz y Su resurrección. Podemos recibir la remisión de todos nuestros pecados por fe en esta Verdad.
Ahora, no puede haber pecado dentro de los corazones de los que han entrado en la justicia de Jesucristo por fe en el Evangelio del agua y el Espíritu aunque el pecado quiera estar allí. Estas personas sin pecados son las que han entrado en la justicia de Dios. No hay pecados dentro del corazón del hombre que cree en la justicia de Jesucristo, y tampoco hay pecados cuando Dios mira dentro de ese corazón. Por tanto, incluso en nuestros ojos los que creen en el Evangelio del agua y el Espíritu están sin pecados.
En Romanos 8:1 está escrito: «Ahora, pues, ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús». Este pasaje de las Escrituras nos dice que la gente no puede tener pecados dentro de sus corazones por su fe en la justicia de Jesús. Esto significa que creer en la justicia de Dios es creer en el Evangelio del agua y el Espíritu. Quien crea en la justicia de Dios puede ser liberado de todos sus pecados. En cuanto a los que creen en el Evangelio del agua y el Espíritu, no puede haber pecados dentro de sus corazones. Está escrito: «Ahora, pues, ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús», porque pudimos recibir la remisión de los pecados al creer en el Evangelio del agua y el Espíritu está absolutamente claro que hemos entrado en la justicia de Dios por fe. Por eso no puede haber pecados dentro de los que creemos en el Evangelio del agua y el Espíritu. Queridos hermanos, ¿no es cierto? Sí, es cierto. Es posible que nuestros pecados sean eliminados al creer en la justicia de Dios que cumplió el Señor para siempre. Por tanto, en cuanto a los que creemos en el Evangelio del agua y el Espíritu, no puede haber pecados dentro de nuestros corazones. Los que creemos en la justicia de Dios somos los que hemos sido bautizados en Jesucristo, muerto con Él en la Cruz y resucitado con Él (Romanos 6:1-9). En cuanto a los que ahora tenemos fe en el Evangelio del agua y el Espíritu, no puede haber pecados dentro de sus corazones.
 
 
Pero hay muchos pecadores cristianos
 
Hay tantos cristianos pecadores que todavía no conocen la justicia de Jesús y que no pueden creer en ella. Estas personas no han creído en Jesús para recibir la remisión de los pecados. Les gusta vestirse de su propia justicia en vez de la salvación que se encuentra en la justicia de Jesús.
Cuando leemos la Palabra en Mateo 25, vemos que hay personas que pudieron entrar en el Cielo al vestirse con las vestiduras de boda del Dios justo preparadas por el Señor cuando fueron invitadas a la fiesta del Cielo, pero los que no se pusieron las vestiduras de boda no pudieron participar en el banquete. Para que los seres humanos entren en el Reino de los Cielos, la justicia de Dios es absolutamente necesaria. Si es así, ¿cómo podemos ponernos las vestiduras de la salvación? Las vestiduras de la salvación que Dios ha preparado no son más que la verdad de salvación creada por la justicia de Dios. El Señor dijo que solo los que han recibido la remisión de los pecados pueden entrar en el Reino de los Cielos. Esto se debe a que creen en la justicia de Dios. Por esta razón, los cristianos nominales que todavía tienen pecados en sus corazones son los que no creen todavía en la justicia de Dios. Estos cristianos nominales no pueden entrar en el Reino de Dios a pesar de haber recibido una invitación.
No puede haber pecados dentro de los corazones de los que han entrado en la justicia de Jesús por fe. Queridos hermanos creyentes, si quieren saber si están en la justicia de Dios o no, primero deben ver si tienen esta fe verdadera de creer en el Evangelio del agua y el Espíritu en su corazón. Esto se debe a que no puede haber pecados en los corazones de la gente que cree en el Evangelio del agua y el Espíritu aunque quiera. Una persona que cree en el Evangelio del agua y el Espíritu es alguien que ha entrado en la justicia de Dios.
No debemos olvidar que todos los seres humanos, habiendo nacido como descendientes de Adán, son una raza de pecadores que no puede evitar cometer pecados. Cada uno de nosotros tenía que ser destruido por sus pecados. Dicho de otra manera, todos estábamos destinados a ir al infierno por nuestros pecados inherentes. Pero Dios nos dio Su Ley a seres tan desesperados para que nos diésemos cuenta de nuestros pecados, y al darnos el Evangelio de salvación por el que podemos recibir la remisión de los pecados, nos dio una vida nueva.
 
 
Debemos darnos cuenta de esto para alcanzar la Verdad
 
Al darnos la Ley de Dios antes de la justicia de Dios, Dios hizo que nos diésemos cuenta de que somos pecadores primero. Nos hizo darnos cuenta de que tenemos pecados porque no podemos vivir según los mandamientos de la Ley de Dios y que debemos ser juzgados por nuestros pecados. La Ley nos enseña acerca de nuestros pecados y transgresiones, y nos enseña que el precio del pecado es la muerte (Romanos 6:23). Esta es la función de la Ley de Dios. Por eso Dios le dio Su Ley a todo el mundo. Por eso nadie puede decir que está sin pecados ante la Ley de Dios. Como todos somos pecadores ante la Ley de Dios, no podemos evitar Su juicio y maldiciones. Todos los seres humanos nacieron bajo la Ley de Dios, es decir, la ley del pecado y la muerte y no pudieron evitar merecer la ira de Dios.
Fundamentalmente, éramos los que no pueden evitar el juicio de sus pecados porque no pueden vivir por la Ley de Dios. Por eso Dios permitió la ley de la salvación a través de la cual podemos alcanzar una vida nueva. ¿Qué es la ley de la salvación o la ley de la vida que nos ha dado Dios? La ley de la salvación es que Dios Padre nos ha dado la verdadera salvación a los que creemos en Su justicia a través de Su Hijo Jesucristo. Esta es la ley del Espíritu de vida en nuestro Señor.
Dios Padre ha cumplido la ley de la vida de salvación para siempre a través de Su Hijo. La ley de la vida de salvación dice que Jesucristo, el Hijo de Dios, vino a este mundo y fue bautizado por Juan el Bautista para tomar todos nuestros pecados. Y también dice que ha tomado todos nuestros pecados de manera justa. La justicia de Dios consiste en que Jesucristo nos ha salvado al ser bautizado, crucificado y resucitado de entre los entre los muertos. Dios Padre nos ha permitido recibir la remisión de los pecados al creer en el Evangelio del agua y el Espíritu que Jesucristo cumplió por nosotros. Dios Padre había permitido que recibiésemos la remisión de los pecados al creer en el Evangelio del agua y el Espíritu que había cumplido por nosotros. Dios Padre nos había dado la verdadera salvación como un don a los que creen en Su justicia que Su Hijo había cumplido.
 
 

En Romanos 8:1 el Apóstol Pablo habló sobre el Evangelio del agua y el Espíritu al utilizar la conjunción “por tanto”

 
En Romanos 8:1-6 se dice que si alguien cree en la justicia de Dios en Jesucristo, por esa fe esa persona recibirá la salvación de todos los pecados. Dicho de otra manera, al creer en la justicia de Dios, podemos recibir la salvación de todos los pecados y vivir eternamente. Por eso los que creen en el Evangelio del agua y el Espíritu puede librarse de la maldición de todos los pecados. ¿Cómo podemos recibir la salvación? Podemos recibir la verdadera salvación al creer en la justicia de Dios que nuestro Señor Jesucristo ha cumplido para siempre. Podemos recibir la salvación por la fe que cree en la ley de salvación que Jesús nos dio. Esta ley del Espíritu de la vida fue cumplida por Jesucristo que se convirtió en nuestro Salvador al ser bautizado para tomar todos nuestros pecados, ser crucificado y resucitado de entre los muertos. Hoy podemos recibir la salvación de todos nuestros pecados al creer de corazón en este Evangelio del agua y el Espíritu de Dios. Este es el Evangelio del agua y el Espíritu del que el Apóstol Pablo nos está hablando y esta es la ley de salvación que debemos tener.
 
 
Romanos 8:3-4 nos dice cómo el Señor nos ha salvado de la Ley del pecado y la muerte y de los pecados del mundo
 
Leamos este pasaje juntos. «Porque lo que era imposible para la ley, por cuanto era débil por la carne, Dios, enviando a su Hijo en semejanza de carne de pecado y a causa del pecado, condenó al pecado en la carne; para que la justicia de la ley se cumpliese en nosotros, que no andamos conforme a la carne, sino conforme al Espíritu» (Romanos 8:3-4).
Nos dice que Dios hizo lo que la ley no podía hacer por las debilidades de nuestra carne. Dios le dio a todo el mundo la Ley pero como la carne es débil, la ley no se pudo cumplir. Pero, está escrito que Dios hizo lo que la Ley no pudo hacer. En otras palabras, el Señor cumplió esa Ley al ser bautizado y derramar Su sangre para eliminar nuestros pecados. De esta manera, nuestro Señor nos ha librado del infierno. Para eliminar todos nuestros pecados, Dios Padre envió a Su Hijo a este mundo encarnado en un hombre e hizo que recibiese el bautismo. Al hacer esto, pasó todos los pecados del mundo sobre el cuerpo de Su Hijo. Esto significa que Juan el Bautista, el representante del pueblo, pasase todos los pecados de la humanidad a Jesucristo al bautizarle. Jesucristo cargó con todos los pecados de la humanidad al bautizar a Jesucristo. Jesucristo cargó con los pecados del mundo sobre Su espalda, caminó a la Cruz, fue crucificado al ser clavado a la Cruz, derramó Su sangre, murió por nosotros en la Cruz, fue resucitado y así se convirtió en el Salvador de todos los que creemos en esta Verdad. Así, al creer en esta Verdad, todos nuestros pecados fueron borrados. A través de Su Hijo Jesucristo, Dios había eliminado todos nuestros pecados para siempre y nos había librado de la muerte eterna.
De esta manera, Dios Padre había permitido a los que creen en su justicia de salvación, que nos dio a través de Su Hijo, recibir la salvación de todos los pecados, maldiciones, muerte y destrucción perfectamente. Dios Padre había pasado todos los pecados de los seres humanos a Su Hijo a través del bautismo e hizo que la carne de Su Hijo se quedase con esos pecados. Dios Padre hizo que Su Hijo muriese y después lo resucitó. Toda esta obra se cumplió para dar vida eterna a los que creemos en el Evangelio del agua y el Espíritu. Por tanto, debemos creer en el Evangelio del agua y el Espíritu para librarnos de los pecados, muerte y juicio.
¿Creen en el Evangelio del agua y el Espíritu ahora? ¿Creen que Dios Padre envió a Su Hijo a este mundo e hizo que Su Hijo recibiese el bautismo para librarnos de la muerte y las maldiciones? Dios Padre pasó todos nuestros pecados al cuerpo de Su Hijo al hacer que recibiese el bautismo. ¿Creen en esta Verdad? ¿Creen también en que Juan el Bautista, quien bautizó a Jesús, es el representante de toda la humanidad, es decir, el mayor de todos los hombres nacidos de mujer? Jesucristo tomó todos nuestros pecados para siempre a través del bautismo que le dio Juan el Bautista al obedecer la voluntad de Dios. Si se han dado cuenta de qué tipo de pecadores son a través de la Ley, que es la ley de la muerte y el pecado, deben aceptar ahora la remisión de sus pecados y una nueva vida al creer en el Evangelio del agua y el Espíritu como nos lo dio el Señor.
Dios Padre hizo que Su Hijo tomase todos los pecados de los seres humanos a través de Juan el Bautista, y Jesucristo fue juzgado por todos nuestros pecados en nuestro lugar. Los seres humanos tuvieron que morir por nuestros pecados. Pero Dios Padre nos había dado a Su Hijo; y al hacer que cargase con todos nuestros pecados al recibir el bautismo, Dios Padre hizo que muriese en nuestro lugar por nuestros pecados y se ha convertido en el Salvador eterno de toda la humanidad. Dios Padre liberó a los que creen en la justicia de Su Hijo de los pecados del mundo. Dios Padre nos ha salvado de los pecados del mundo y de la maldición de la Ley y el juicio de todos esos pecados para siempre, y nos ha dado la vida eterna.
El Evangelio del agua y el Espíritu es la Verdad de salvación perfeccionada por Su Hijo. Y Dios Padre permitió que los creyentes de su verdadero Evangelio recibiese la salvación de todos sus pecados. Para los que creen en esta salvación, el requisito de la ley ya se ha cumplido como está escrito: «Para que la justicia de la ley se cumpliese en nosotros». Dios Padre transfirió todos los pecados de la humanidad a Su Hijo porque ama a todos los seres humanos. Permitió que Su Hijo fuese juzgado por todos los pecados de la humanidad. Como Dios nos ama, permitió que todos los que creen en el Evangelio del agua y el Espíritu recibiesen la verdadera salvación. Y así, debemos creer en la justicia de Dios. Si todavía hay alguien que no cree en la Verdad de la salvación de Dios, les ha permitido recibir Su maldición como dice la Ley. Dios ha cumplido nuestra salvación para siempre para que nadie diga: “Dios es un Dios injusto”. Él permitió solo que los verdaderos creyentes reciban la salvación.
Ser salvado de nuestros pecados solo es posible cuando creemos en la justicia de Dios. No es algo posible gracias a ciertas acciones o esfuerzos nuestros. Dios nos habló de la obra que cumplió Su Hijo Jesucristo y nos permitió recibir la salvación al creer en ese Evangelio. Por tanto, debemos recordar que el Evangelio del agua y el Espíritu nos ha salvado de los pecados del mundo. El Apóstol Pablo dijo que a causa de nuestros pecados Jesucristo tuvo que ser bautizado por Juan el Bautista y morir en nuestro lugar. Por eso dijo: «Para que la justicia de la ley se cumpliese en nosotros, que no andamos conforme a la carne, sino conforme al Espíritu» (Romanos 8:4).
 
 

¿Qué significa caminar según la carne?

 
El Libro de Romanos 8:5-8 dice: «Porque los que son de la carne piensan en las cosas de la carne; pero los que son del Espíritu, en las cosas del Espíritu. Porque el ocuparse de la carne es muerte, pero el ocuparse del Espíritu es vida y paz. Por cuanto los designios de la carne son enemistad contra Dios; porque no se sujetan a la ley de Dios, ni tampoco pueden; y los que viven según la carne no pueden agradar a Dios».
Dios dijo: «Porque los que son de la carne piensan en las cosas de la carne; pero los que son del Espíritu, en las cosas del Espíritu». En otras palabras, vivir según la carne significa tener confianza en los pensamientos propios y seguirlos; y vivir según el Espíritu se refiere a creer en la Palabra de Dios y la obra que ha hecho. Si creemos en la Palabra de Dios recibiremos la salvación de todos nuestros pecados como está escrito: «Porque el ocuparse de la carne es muerte» (Romanos 8:6). En otras palabras, la gente que cree en la Palabra del Evangelio de las Escrituras recibirá la salvación de sus pecados y una nueva vida. Asimismo, recibirá paz en el corazón, y en el futuro, entrará y vivirá en el Reino de Dios. Pero hay muchos cristianos nominales hoy en día. Dicen creer en Jesús como su Salvador solo con sus pensamientos carnales. Entonces, ¿han recibido la remisión de los pecados perfectamente? Algunas personas no aceptan el hecho de que Jesucristo nos ha salvado por el Evangelio del agua y el Espíritu que nos dio. Pero deben recordar que quien no se entregue al Evangelio del agua y el Espíritu será juzgado por sus pecados.
Entonces, ¿qué tipo de personas son las que siguen sus propios pensamientos carnales hoy en día? Son las que siguen las doctrinas cristianas y por eso todavía tienen pecados en sus corazones aunque crean en Jesucristo. Los cristianos de todo el mundo creen en Jesús como su Salvador, pero los pecados dentro de sus corazones no han sido eliminados. Estoy diciendo que estas personas son las que están en la carne.
 
 
La gente de esta fe carnal dice: “¿Cómo puede decir que no tiene pecados cuando está cometiendo pecados constantemente desde su nacimiento hasta su muerte?”
 
Así son las personas que no creen en la Palabra de Dios y siguen los pensamientos de sus mentes carnales. Una vez conocí a un pastor que no creía en el Evangelio del agua y el Espíritu. Y le dije: “Creo que Jesucristo vino al mundo, tomó todos los pecados de la humanidad al ser bautizado por Juan el Bautista, murió en la Cruz en nuestro lugar, resucitó de entre los muertos y así se ha convertido en nuestro Salvador para siempre. Por tanto, puedo decir, que quien crea en Jesús así ha eliminado sus pecados con la fe que cree en el Evangelio del agua y el Espíritu”. Pero ese pastor que no creía en el Evangelio del agua y el Espíritu dijo: “Bien, seguiremos cometiendo muchos más pecados, ¿cómo podría el Señor haber eliminado completamente los pecados del futuro que no hemos cometido?”.
Estoy diciendo esto, las palabras de la gente que no cree en el Evangelio del agua y el Espíritu y tienen mentes carnales. Deben darse cuenta de que Dios transciende el tiempo y el espacio. Estamos viviendo en el año 2008 y los científicos dicen que Dios creó este mundo hace 6000 millones de años. Aunque Dios crease el mundo unos 6000 millones de años o antes, debemos recordar que Dios existía antes de toda la eternidad y vivirá durante toda la eternidad, porque es el ser eterno. Esto también significa que la salvación de Dios del pecado es eterna, que transciende el tiempo y el espacio. Dios tiene tanto poder que borrará incluso los pecados 6000 millones de años después.
Debemos creer en cómo y cuánto Dios se ha encargado de nuestros pecados. Dios dijo: «Porque los que son de la carne piensan en las cosas de la carne; pero los que son del Espíritu, en las cosas del Espíritu». Algunas personas que piensan en las obras del Espíritu son las que creen correctamente ante Dios.
Dios Padre eliminó todos sus pecados y los míos para siempre mediante el Evangelio del agua y el Espíritu a través de Su Hijo. El verdadero Evangelio dice que Jesucristo, el Hijo de Dios, tomó todos los pecados de la humanidad al ser bautizado por Juan el Bautista, murió al ser clavado en la Cruz, volvió a la vida y se convirtió en el Salvador para todos los que creemos en el Evangelio del agua y el Espíritu. Por tanto, quien crea en el hecho de que Jesucristo ha salvado a la humanidad mediante el Evangelio del agua y el Espíritu puede recibir la remisión de los pecados. Dios Padre hizo que quien crea en el Evangelio del agua y el Espíritu pueda recibir sus pecados para siempre. Así, quien crea que Jesucristo nos ha librado de todos los pecados y el juicio no tendrá pecados, se convertirá en hijo de Dios y vivirá en Jesucristo también.
Pero, ¿cómo es la mente carnal de un ser humano? Carnalmente la gente piensa: “Seguiré cometiendo pecados, ¿cómo puede el Señor haber tomado mis pecados que todavía no he cometido?”. Pero este tipo de pensamientos sigue la mente carnal y no es la verdadera fe que cree en la Palabra de Dios, es decir la justicia de Dios. Estas personas que siguen y creen en estos pensamientos carnales no han recibido la remisión de los pecados.
 
 

Una persona que está en Jesucristo no puede tener pecados

 
¿Saben que nuestro Señor nos salvó de los pecados del mundo con Su obra justa? ¿Cómo nos salvó el Señor de los pecados del mundo? Nos ha salvado de los pecados del mundo para siempre a través de la Verdad del Evangelio del agua y el Espíritu.
Muchos cristianos de hoy en día quieren entrar en el seno de Jesucristo. Así, aunque tengan pecados en sus corazones piensan por su cuenta que viven en Jesucristo porque creen en Él como su Salvador. Pero, ¿de verdad viven en Jesús? ¿O están fuera de Jesús? En otras palabras, deben preguntarse si han sido salvados o no. Deben darse cuenta de que su salvación depende de que crean en el Evangelio del agua y el Espíritu. ¿Por qué? Porque Dios Padre ha cumplido Su obra de salvación mediante el Evangelio del agua y el Espíritu a través de Su Hijo. Desgraciadamente, hay muchas personas que no creen en la justicia de Dios simplemente porque no la conocen. Por tanto, si no creen en el Evangelio del agua y el Espíritu por su ignorancia, deben creer en este verdadero Evangelio ahora misma sabiendo que este Evangelio es la verdadera justicia de Dios.
La Biblia no es un libro científico ni de historia. Contiene la Verdad absoluta de salvación que es más precisa que la lógica científica. El Evangelio del agua y el Espíritu nos habla de manera precisa de cómo se han eliminado nuestros pecados. El Evangelio del agua y el Espíritu es la Palabra de Dios. Nos dice que el Señor nació en este mundo vestido de carne humana, tomó todos nuestros pecados para siempre al ser bautizado por Juan el Bautista a los treinta años y fue juzgado por esos pecados para siempre al ser crucificado.
¿Saben cómo hacer kimchi (un plato tradicional coreano) utilizando coles del campo? ¿Cuál es la receta del kimchi? Para hacer kimchi, primero tienen que cortar la col por la mitad y echarle sal. Después de diez horas, tienen que lavar esta col con sal bien con agua corriente y sazonarla con una mezcla de especias y condimentos que incluyan pimiento rojo. Entonces, ponen las coles dentro de un tarro de barro bien amontonadas. Después las coles empiezan a fermentar con este sazón. Y así se hace el kimchi. ¡Así de fácil! Pero durante el proceso de fermentación intervienen algunas bacterias muy útiles. Si no hacen su trabajo correctamente, no hay kimchi que comer. De la misma manera, si un hombre se acuesta con una mujer, se concibe un embrión. Cuando ese embrión está en el vientre materno durante 9 meses, el feto que nace en un ser humano. Sin este proceso el bebé humano no puede salir del seno materno.
En todas las cosas del mundo hay una razón. Pero, ¿cómo nos salvó Dios mediante el Evangelio del agua y el Espíritu a los seres humanos? Cuando el Señor nos salvó de los pecados del mundo, cumplió el Evangelio del agua y el Espíritu. Por tanto, quien crea en la justicia de Dios está en Jesucristo. La que gente cree en la justicia de Dios es la que ha sido bautizada en Jesucristo y ha sido devuelta a la vida. Por eso el Libro de Gálatas 3:27 dice: «Porque todos los que habéis sido bautizados en Cristo, de Cristo estáis revestidos». Jesucristo fue bautizado por Juan el Bautista para tomar todos nuestros pecados sobre Su cuerpo; fue clavado en la Cruz para recibir el juicio de nuestros pecados. Y Su resurrección fue para darnos vida nueva. ¿Cómo de perfectamente eliminó nuestros pecados el Evangelio del agua y el Espíritu?
Sin embargo, ciertas personas ignoran el Evangelio del agua y el Espíritu que Jesús cumplió para siempre. Creen en Dios según sus pensamientos carnales. Se aferran a su justicia propia mucho más que a la salvación que nos dio el Señor. Por eso el Señor dijo que la obra carnal que estas personas hacen es el camino a la muerte. La gente carnal tiende a preocuparse, pensando: “Muchos cristianos no creen de esta manera, y si digo que creo en el Evangelio del agua y el Espíritu, ¿me considerarán un hereje?”. O pueden pensar: “Aunque la Biblia diga que todos nuestros pecados fueron eliminados por el Evangelio del agua y el Espíritu, todos los cristianos de las denominaciones principales no lo creen así. Por tanto, si creo en el Evangelio del agua y el Espíritu, que es diferente de lo que creen, esos cristianos me odiarán”. Estos pensamientos salen de las mentes carnales. ¿Son personas de la carne? Si no, ¿son personas del Espíritu? Si son personas del Espíritu, deben creer en la Palabra de Dios tal y como es. Aunque todos los demás digan que creer solamente en la sangre derramada en la Cruz constituye la salvación, si la Palabra de Dios dice que el Señor nos ha salvado de todos nuestros pecados por el Evangelio del agua y el Espíritu para siempre debemos creer lo que dice la Palabra exactamente.
La única cosa en este mundo que no cambia es la Palabra de Dios. El Señor dijo: «Y conoceréis la verdad y la verdad os hará libres» (Juan 8:32). Aquí, la palabra verdad significa el Evangelio del agua y el Espíritu. El Señor Jesús, que es el Hijo de Dios Padre, nos ha salvado al venir a este mundo y tomar nuestros pecados al ser bautizado por Juan el Bautista, ser crucificado y resucitar de entre los muertos. Esta Verdad de salvación es el Evangelio del agua y el Espíritu que no cambia eternamente. Este Evangelio del agua y el Espíritu que nos ha dado Dios no puede cambiar por muchos años que pasen o por muchas personas que digan que es una herejía.
Había un predicador que dijo haber leído la Biblia muchas veces y conocerla muy bien. La gente lo llamaba doctor de la Biblia. Por supuesto era solamente un pastor. Este denominado doctor de la Biblia no conocía el Evangelio del agua y el Espíritu. Incluso ahora dice ser fiel a pesar de que solo conoce la crucifixión de Jesús y no la verdad de que Jesús había tomado todos los pecados de la humanidad al ser bautizado. Así, aún dice con seguridad que es un pecador. Una vez dijo que había orado por una persona enferma con imposición de manos y que la había sanado. Estaba muy orgulloso de este caso de sanación y no le importaba como salvar a las almas perdidas de sus pecados.
Sin embargo, concentramos nuestros esfuerzos en la predicación del Evangelio del agua y el Espíritu. El Señor dijo: «Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna» (Juan 3:16). Porque Dios amó tanto al mundo que le entregó a Su único Hijo para salvar a todo el mundo de sus pecados. Estamos intentando predicar este amor incondicional de Dios a todas las almas perdidas.
 
 
Todos hemos recibido la salvación al creer en la justicia de un Hombre, Jesucristo
 
En Romanos 5:19 está escrito: «Porque así como por la desobediencia de un hombre los muchos fueron constituidos pecadores, así también por la obediencia de uno, los muchos serán constituidos justos.» Todos los seres humanos se convierten en pecadores y van al infierno porque Adán y Eva pecaron contra Dios. Pero Jesucristo vino a este mundo por esos pecadores, tomó todos los pecados de la humanidad para siempre al ser bautizado por Juan el Bautista y salvó a todo el mundo de sus pecados al recibir el juicio por los pecados de todo el mundo en la Cruz. Por tanto, todo el que cree en esta obra que Jesucristo hizo puede entrar en el Cielo. Por la obediencia de un solo Hombre, todo el mundo puede ser justo y estar sin pecados. Según la ley de salvación establecida por Dios Padre, Jesucristo vino a este mundo y nos salvó de todos los pecados.
Estoy seguro de que ahora creen en el Evangelio del agua y el Espíritu. Entonces, ¿creen que tienen pecados dentro de sus corazones? No, no los tienen. ¿Creen que el hecho de que no hay pecado está basado en su fe en el Evangelio del agua y el Espíritu? No dudamos de esto porque la base de nuestra fe está arraigada en el hecho de que Dos ha eliminado nuestros pecados para siempre mediante el Evangelio del agua y el Espíritu. Para los que creen en el Evangelio del agua y el Espíritu, no hay pecados. Basamos nuestra condición de estar sin pecados en el Evangelio del agua y el Espíritu. En otras palabras, nuestra falta de pecados está garantizada por el Evangelio del agua y el Espíritu. Podemos estar seguros de la verdadera salvación a través de la fe en el Evangelio del agua y el Espíritu. Así, podemos difundir este verdadero Evangelio que permite a todo creyente estar convencido de su salvación por todo el mundo.
Si piensan en términos carnales, pueden pensar que la afirmación de que la gente que cree en el Evangelio del agua y el Espíritu no tiene pecados es una locura. Y entonces, pueden llegar a la conclusión de que está bien tener pecados en sus corazones. Pero si son personas espirituales, primero deben pensar en la obra de salvación que Dios ha hecho por ustedes, y sabrán que es verdad que no hay pecados en los que creen en el Evangelio del agua y el Espíritu. No hay pecados si pueden verse a sí mismos desde la perspectiva de Dios basada en el Evangelio del agua y el Espíritu. Esto se debe a que Dios ha eliminado todos los pecados de la humanidad para siempre mediante el Evangelio del agua y el Espíritu. Como el Señor ha eliminado todos sus pecados para siempre, es verdad que los que creen en esto no tienen pecados.
 
 
Pero, ¿por qué hay tanta gente que vive con los pecados intactos en sus corazones?
 
Serán destruidos porque se niegan a aceptar en sus corazones la Palabra del Evangelio del agua y el Espíritu que fue cumplido por el Señor. Dios ha cumplido el Evangelio del agua y el Espíritu para satisfacer los requisitos de la Ley, pero los que se niegan a aceptar este don de gracia serán destruidos. Por tanto, los que creen en este Evangelio del agua y el Espíritu se han convertido en los hijos de Dios y han entrado en el seno de Jesucristo. Pero, la gente que no cree en esta Verdad será arrojada a un lugar oscuro donde habrá rechinar de dientes y llanto inconsolable. De esta manera, los pecadores que tienen pecados dentro de sus corazones serán malditos en el futuro con el Diablo. La Biblia dice que los que no creen, junto con el Diablo, serán arrojados en el fuego eterno.
 
 

¿Está el Espíritu Santo dentro de sus corazones?

 
Leamos Romanos 8:9: «Mas vosotros no vivís según la carne, sino según el Espíritu, si es que el Espíritu de Dios mora en vosotros. Y si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, no es de él». Esta frase “si el Espíritu de Dios mora en vosotros” implica que el Espíritu Santo mora dentro de los corazones de los que creen en el Evangelio del agua y el Espíritu. Ustedes, los que creen en el Evangelio del agua y el Espíritu, escuchen. ¿Está el Espíritu Santo viviendo en sus corazones? Si es así, ustedes no son los que están en la carne, sino en el Espíritu.
Entonces, ¿cómo es el corazón de los que creen en el Evangelio del agua y el Espíritu? ¿Todavía tiene pecados? No. Si no hay pecados en sus corazones por tener fe en el Evangelio del agua y el Espíritu, entonces el Espíritu de Dios mora en ustedes. Por eso Dios dijo: «Mas vosotros no vivís según la carne, sino según el Espíritu, si es que el Espíritu de Dios mora en vosotros. Y si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, no es de él». Queridos hermanos, si no hay pecados en nuestros corazones, el Espíritu de Dios vive en nuestros corazones. Por esta razón y por el Espíritu Santo, podemos decir que Jesús es nuestro Salvador. Como el Espíritu Santo está en nuestros corazones, por ese Espíritu podemos decir que Dios Padre es Abba Padre. Si no fuese por el Espíritu Santo, ningún hombre podría confesar que es un hijo de Dios. Por esta razón, debemos recibir la remisión de los pecados al creer en el Evangelio del agua y el Espíritu. Solo entonces vivirá el Espíritu Santo en nuestros corazones. Tenemos la prueba de que el Espíritu Santo vive en nuestros corazones y por tanto no tenemos más pecados, pero sí la Palabra del Evangelio del agua y el Espíritu en nuestros corazones.
En Romanos 8:10-11 está escrito: «Y si el Espíritu de aquel que levantó de los muertos a Jesús mora en vosotros, el que levantó de los muertos a Cristo Jesús vivificará también vuestros cuerpos mortales por su Espíritu que mora en vosotros».
¡Amén! Esto significa que no hay pecados dentro de nuestros corazones porque hemos recibido la salvación de los pecados al creer en la obra que Jesús ha hecho. Si alguien cree en el Evangelio del agua y el Espíritu, el Espíritu Santo morará en el corazón de esa persona y el resultado será la vida eterna. Esto significa que viviremos una vida eterna y no moriremos porque los que no tenemos pecados tenemos el Espíritu Santo en nuestros corazones. Esto significa que participaremos en la primera resurrección.
Sin embargo, si no tienen el Espíritu Santo por culpa de sus pecados que siguen intactos en sus corazones, serán eternamente condenados. Un pecador cristiano es un pecador y por tanto Cristo no reside en el corazón de esa persona. Dicho de otra manera, una persona que cree en el Evangelio del agua y el Espíritu tiene el Espíritu Santo en su corazón; de lo contrario, una persona que no tenga al Espíritu Santo en su corazón no está en Cristo. Un hombre que tiene el Espíritu Santo sigue al Espíritu de Dios. Uno que está en Jesucristo tiene al Espíritu Santo en su corazón y sigue la dirección del Espíritu Santo.
Dios Padre, el Hijo y el Espíritu Santo, estas Tres Personas son un mismo Dios para nosotros. Así, alguien que tenga el Espíritu Santo acepta y sigue la Palabra de Dios. Si alguien tiene el Espíritu Santo en su corazón acepta las instrucciones de los líderes de la iglesia y sus hermanos santos aunque no conozca la Palabra de Dios bien todavía. Por supuesto esta persona puede desobedecer a sus predecesores de la fe. Pero después de haber sido tan terca se niega a sí misma y acepta la Palabra de Dios porque su corazón se siente incómodo si no se niega a sí misma. Y el que tiene el Espíritu Santo en su corazón al haber recibido la remisión de los pecados se sentirá sofocado cuando escuche sermones de los que no han nacido de nuevo. Por eso la gente que ha recibido la remisión de los pecados no puede seguir viviendo si escucha estos falsos sermones que dan los que no han recibido la remisión de los pecados.
Si los pecadores gritan: “Oh, Señor mío, querido Señor”, ¿escuchará el Señor sus plegarias? Cuando leemos el Libro de Isaías, está escrito: «He aquí que no se ha acortado la mano de Jehová para salvar, ni se ha agravado su oído para oír; pero vuestras iniquidades han hecho división entre vosotros y vuestro Dios, y vuestros pecados han hecho ocultar de vosotros su rostro para no oír.» (Isaías 59:1-2). ¡Escuchen! Digamos que este hombre no cree que Jesucristo le salvó de todos sus pecados al venir a este mundo, ser bautizado, ser crucificado y ser resucitado de entre los muertos. Entonces, si simplemente ora: “Mi querido Señor, por favor, contesta mi plegaria”, ¿escucharía Dios esa plegaria? No solo no la escucharía, sino que además se sentiría muy incómodo con estas oraciones. Esta es la razón por la que los justos, cuyo corazón tiene el Espíritu Santo después de haber recibido la remisión de sus pecados, no pueden aceptar los sermones de estas personas.
El Apóstol Pablo dijo que los que han recibido la salvación de los pecados al creer en la obra justa de Cristo no pueden estar con pecado. El Señor cumplió todos los requisitos de la Ley al tomar la maldición de la Ley por los pecados de toda la humanidad: lo hizo al bajar a este mundo y ser bautizado por Juan el Bautista; al morir clavado en la Cruz para ser juzgado por todos nuestros pecados en nuestro lugar; y al convertirse en nuestro Salvador resucitando de entre los muertos. Por tanto, cuando simplemente creen en el Evangelio del agua y el Espíritu, reciben la salvación. La gente que cree en el Evangelio del agua y el Espíritu se convierte en hijos de Dios al haber recibido la perfecta remisión de los pecados, cree en la Palabra de Dios y se deja guiar por el Espíritu Santo en cada paso que da. Sin embargo, la gente que no cree en el Evangelio del agua y el Espíritu rechaza el amor de Dios con sus mentes carnales. Aquí, en el pasaje de las Escrituras de hoy, esto es lo que quiso decir el Apóstol Pablo.
Se dice que el último día nuestro Señor hará que los que crean en el Evangelio del agua y el Espíritu vivan de nuevo. El Señor vino a este mundo para salvarnos de los pecados del mundo, y lo que es más, dijo que lo hizo a través del Evangelio del agua y el Espíritu. La mayor gracia que el Señor nos ha dado es el Evangelio del agua y el Espíritu. El Señor nos dio la remisión de los pecados y la vida eterna a los que creemos en el Evangelio del agua y el Espíritu. Así, nosotros damos gracias a Dios por la fe que cree en el verdadero Evangelio. Asimismo, se dice que Dios devolverá a la vida incluso a los que no han recibido la remisión de los pecados para que los juzgue. Y Dios los arrojará al infierno, al castigo eterno.
Nosotros hemos sido liberados de la ley del pecado y la muerte, pero ¿quién no liberó? Nuestro Jesucristo es quien nos ha liberado a través del Evangelio del agua y el Espíritu. El Liberador es Jesucristo. Cuando el pueblo de Israel estaba en la esclavitud en Egipto, ¿quién lo liberó? Fue Moisés. En realidad fue Jehová Dios quien liberó al pueblo de Israel de la esclavitud a través de Moisés. Nos dio la Ley a través de Moisés, pero la gracia y la Verdad de Dios vino a nosotros a través de Jesucristo. Jesucristo vino a este mundo y nos libró de la ley del pecado y la muerte a través de la Verdad que constituye la justicia de Dios. Así es como los que creemos en esta Verdad somos liberados de todos nuestros pecados por fe. Para recibir la salvación de los pecados del mundo.
Hemos recibido la salvación al creer en el Evangelio del agua y el Espíritu y ¿cuál es el resultado de esta salvación? Es la remisión de los pecados y la vida eterna. Esperamos que toda la gente del mundo crea en este Evangelio del agua y el Espíritu.
Recientemente he publicado un libro de sermones sobre el Libro de Romanos. Pero estoy intentando seguir predicando acerca de Romanos con más profundidad. Mientras siguen escuchando esta Palabra, surgirá una mente carnal en ustedes y ahora sus corazones.
Todos creemos que el Señor nos ha salvado con el Evangelio del agua y el Espíritu. Pero hay demasiadas personas en este mundo que no creen en este verdadero Evangelio. Como hay multitud de personas que no han sido liberadas de los pecados del mundo, los verdaderos creyentes tenemos mucho trabajo que hacer.
Aunque un hombre crea en Jesús, si no recibe la salvación de sus pecados, será poseído por demonios. Si una persona no recibe la salvación de los pecados, no solo sigue siendo pecadora, sino que el Diablo le poseerá. Le controlará como a un siervo y hará que la persona cometa acciones atroces y hará que viva una vida maldita. Este será el final de los que siguen siendo pecadores.
Ahora, queridos hermanos, ¿qué van a hacer? ¿Van a recibir la remisión de los pecados al aceptar en sus corazones el Evangelio del agua y el Espíritu que les dio Dios y así convertirse en Sus siervos? ¿O van a seguir viviendo gobernados por el Diablo? Al haber completado su salvación, Dios les espera. Ahora tienen que tomar la decisión correcta. Dios les está preguntando si van a creer en el Evangelio del agua y el Espíritu. Por eso la fe que cree en la justicia de Jesucristo es algo absolutamente esencial para toda la humanidad.
Espero que todos tengan fe en el Evangelio del agua y el Espíritu.