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Tema 9: Romanos

[Capítulo 8-6] Aquellos Que Heredan El Reino de Dios (Romanos 8:16-27)

(Romanos 8:16-27)
“El Espíritu mismo da testimonio a nuestro espíritu, de que somos hijos de Dios.
Y si hijos, también herederos; herederos de Dios y coherederos con Cristo, si es que padecemos juntamente con él, para que juntamente con él seamos glorificados.
Pues tengo por cierto que las aflicciones del tiempo presente no son comparables con la gloria venidera que en nosotros ha de manifestarse.
Porque el anhelo ardiente de la creación es el aguardar la manifestación de los hijos de Dios.
Porque la creación fue sujetada a vanidad, no por su propia voluntad, sino por causa del que la sujetó en esperanza;
porque también la creación misma será libertada de la esclavitud de corrupción, a la libertad gloriosa de los hijos de Dios.
Porque sabemos que toda la creación gime a una, y a una está con dolores de parto hasta ahora;
y no sólo ella, sino que también nosotros mismos, que tenemos las primicias del Espíritu, nosotros también gemimos dentro de nosotros mismos, esperando la adopción, la redención de nuestro cuerpo.
Porque en esperanza fuimos salvos; pero la esperanza que se ve, no es esperanza; porque lo que alguno ve, ¿a qué esperarlo?
Pero si esperamos lo que no vemos, con paciencia lo aguardamos.
Y de igual manera el Espíritu nos ayuda en nuestra debilidad; pues qué hemos de pedir como conviene, no lo sabemos; pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos indecibles.
Mas el que escudriña los corazones sabe cuál es la intención del Espíritu, porque conforme a la voluntad de Dios intercede por los santos.
 

Toda la gente que ha sido perdonada de sus pecados cree en el evangelio del agua y el Espíritu y tienen el Espíritu Santo en sus corazones. Dice en 1 Juan 5:10, “El que cree en el Hijo de Dios,tiene el testimonio en sí mismo.” Aquel que tiene la justicia de Dios en su corazón tiene el Espíritu Santo morando en él, y es la fe en el evangelio del agua y el Espíritu que hace posible que el Espíritu Santo habite eternamente en su corazón.
Llegamos a ser hijos de Dios por tener nuestros pecados perdonados a través de nuestra fe en el evangelio del agua y el Espíritu. El Espíritu ha habitado en nuestros corazones y se ha convertido en nuestro testigo, diciendo, “Ustedes son hijos de Dios y su gente.” A aquellos que no tienen el Espíritu Santo en sus corazones, por otro lado, la ley da testimonio. “Ustedes no son hijos de Dios, sino pecadores.”
A aquellos que creen en el evangelio del agua y el Espíritu, el Espíritu Santo da testimonio, “Ustedes son hijos de Dios. Ustedes son la gente sin pecado de Dios.” Dios lo hizo lo suficientemente claro para que lo supiéramos, para llegar a ser hijos de Dios, debemos creer en el evangelio del agua y el Espíritu.
Te puedes preguntar, “No siento nada, así que ¿eso quiere decir que no soy hijo de Dios?” Alguna gente es tan infantil en su fe y puede que no se den cuenta que tienen el Espíritu Santo en sus corazones. Pero el Espíritu Santo nos confirma que aunque estamos en duda, el espíritu nos anima diciendo, “¡Ey! ¡Ustedes son hijos de Dios! ¿Acaso no creen en el evangelio del agua y el Espíritu? Porque crees, eres pueblo de Dios.” Aún cuando dudamos, por lo tanto, si creemos en el evangelio del agua y el Espíritu, somos hijos de Dios. El Espíritu santo da testimonio de que somos hijos de Dios. El Espíritu Santo no es algo que habite en nuestros corazones a través de nuestros sentimientos y nuestros sentidos. Aquellos que creen en el evangelio del agua y el Espíritu no tienen pecado en sus corazones, y ya que no tienen pecado, el Espíritu Santo habita en ellos. Ciertamente son hijos de Dios.
El Espíritu Santo nos dice en nuestros corazones, “Tú crees en el bautismo de Jesús, su cruz, y has sido perdonado; por lo tanto, tú no tienes pecado y eres hijo de Dios.”
Sin embargo, Su prueba no viene como la voz de un ser humano. Así, ¡no esperes escuchar una voz fuerte! Si tus deseos van tras el escuchar una voz, entonces satanás puede disfrazar su voz como la de un humano y tratar de tentarte.Satanás trabaja metiéndose en los pensamientos de la gente, mientras que el Espíritu Santo obra de acuerdo a la Palabra de Dios.
 


Aquellos que tienen la justicia de Dios son sus Hijos y herederos 


Leamos el versículo 17 juntos. “Y si hijos, también herederos; herederos de Dios y coherederos con Cristo, si es que padecemos juntamente con él, para que juntamente con él seamos glorificados.”
Si somos hijos de Dios, también somos sus herederos. Un heredero es alguien que recibe todo de sus padres. En otras palabras, tenemos el derecho de compartir todo lo que Dios Padre tiene. Si se pregunta, “¿Quién es el heredero de Dios Padre?,” podemos responder, “La gente que cree en el evangelio del agua y el Espíritu y que han sido perdonados de sus pecados son sus herederos.”
La gente con esta clase de fe son bendecidos y heredarán la gloria de Dios en su reino con Cristo. Aquí se afirma que ya que somos coherederos con Cristo, para ser glorificados juntos, también tenemos que sufrir con él. Ser coherederos con Cristo significa vivir en el reino de nuestro Padre eternamente. Si tú crees en el evangelio del agua y el Espíritu, entonces eres coheredero con Cristo. Somos herederos ya que heredaremos todo lo que nuestro Padre tiene.
De vez en cuando, puedo sentir el reino de Dios acercándose a nosotros. Todo pasa en su propio tiempo. Las promesas de Dios en la Biblia se están cumpliendo una por una. Ahora todo lo que queda es que el pueblo de Israel se arrepienta, confiesen a Jesús como su Salvador y sean salvados de sus pecados, junto con algunas otras cosas. Se supone que Israel recibirá a Jesús como su Salvador durante la tribulación de los Siete años.
La realización del reino de Dios sobre la tierra y en el cielo esta unida con el arrepentimiento de los Israelitas. Yo creo que el día final vendrá pronto. Yo creo que el día se acerca cuando aquellos que creen en el evangelio del agua y el Espíritu habitarán eternamente con Dios. Todo el mundo esperaba el año 2000 y pensó que ese sería el día, pero el año 2000 ya pasó. Las preocupaciones tumultuosas acerca del Gusano del milenio han pasado y ya vamos a la mitad del año 2002, cuando en realidad, mucha gente en el mundo pensó que todos los cambios sobre la tierra ocurrirían en el año 2000.
A pesar de esto, nuestro anhelado reino de Cristo se continúa aproximando a cada uno de nosotros. El Espíritu Santo también guía a aquellos de nosotros, que fuimos perdonados de pecados, para sentir la aproximación del reino de Dios. Ahora, como antes, todo será cumplido como Dios dijo. Esperemos con fe por ese día.
En el futuro, Israel se convertirá en una piedra de tropiezo y en un obstáculo para la paz mundial y por esto almacenará la enemistad de muchas naciones. Esto es lo que nos dice la Biblia–que Israel será el enemigo de muchos y entonces algunos de los Israelitas se darán cuenta que el Mesías por quien han esperado por mucho tiempo era Jesús. Serán perdonados de sus pecados por creer en el evangelio del agua y el Espíritu. Lo que Dios ha planeado esta a punto de ser cumplido. Sin embargo, todas estas cosas ocurrirán a su debido tiempo, así que no debemos esperar que pasen en una cierta fecha y tiempo como lo predicen algunos que estudian escatología mal guiados. Aquellos que creen en el evangelio del agua y el Espíritu podrán ver las profecías de Dios hechas realidad. Los creyentes tienen la esperanza que el reino prometido de Dios sobre la tierra y el reino del cielo están en camino, creo que ese día esta cerca.
El tiempo vendrá pronto cuando las cosas que el Señor ha prometido se harán realidad una por una. Yo tengo confianza que el día en que el reino de los mil años y el reino de Dios prometido por él se haga realidad y esta muy cercano. ¿También crees eso como yo, inspirado por el Espíritu Santo? ¿Crees que cada profecía de Dios será cumplida a través del Espíritu Santo? El Espíritu Santo verdaderamente nos ayuda a creer en las promesas de Dios con todo nuestro corazón.
A través del Espíritu Santo, confiamos en nuestros corazones que las promesas de Dios sobre los últimos días pronto se harán realidad. Creemos a través del Espíritu Santo que lo que pasa en nuestras mentes y nuestras esperanzas se harán realidad junto con todas las profecías de Dios. Esta es la fe verdadera.
Tú y yo somos herederos de todas las bendiciones prometidas por Dios, por lo tanto, necesitamos esperar dentro del Espíritu Santo. El reino de Dios vendrá a nosotros muy pronto. Los israelitas pronto creerán y aceptarán a Jesucristo como su Mesías.
Mucha gente está esperando por él ahora mismo, diciendo, “Por favor ven Señor Jesús.” Pablo dijo que ya que era heredero de Dios, el sufrimiento por el que paso no podía ser comparado con la gloria que pronto recibiría. Quiso decir que para recibir gloria junto con Cristo, también tendríamos que sufrir junto con él. Esto es porque creemos y esperamos que el reino de Dios venga. Para recibir la gloria con Cristo, también tenemos que sufrir con él.
La esperanza de Pablo era para toda la creación, incluyendo a todos los animales y a las plantas, para ser liberados de su muerte. Es por eso que toda la creación espera con diligencia la venida de los hijos de Dios. La esperanza para los hijos de Dios es que el día vendrá cuando todas las criaturas podrán vivir eternamente.
Por lo tanto, debemos darnos cuenta que nosotros los creyentes hemos sido bendecidos con vida eternal. Ya sea que veamos a nuestro Señor venir en nuestro tiempo o que nuestro Señor nos despierte de nuestro sueño para llevarnos, tendremos que esperar por él.
 


¿La Gloria de Dios que será revelada en nosotros Verdaderamente es grande?


La gloria que pronto será revelada a los justos es una gloria eternal–heredar el reino eterno y vivir por siempre en la gloria de Dios. No habrá más muerte, ni tristeza, ni llanto. No habrá más dolor en el reino, y el reino no tiene necesidad que resplandezcan el sol o la luna, porque la gloria de Dios lo ilumina. El Cordero es su luz. Es un lugar donde solo Jesús y los nacidos de nuevo, creyentes sin pecado son encontrados y esta lleno de la gloria de Dios. El Reino esta lleno de rayos dorados. La gloria del reino donde viviremos para siempre es tan grande que las palabras no pueden describirla. Porque la gloria que esperamos es tan grande, Pablo nos dice que nuestros sufrimientos actuales no son nada comparados a la gloria que será revelada a nosotros.
Algunas veces podemos ver la gloria de Dios en la naturaleza, mientras trabajamos en este mundo. Cuando observamos las flores multicolores, el pasto, la naturaleza mostrada en las hojas que brillan, la tibia atmósfera del verano, la frescura de los bosques, los vientos claros, las estrellas brillantes en las noches frías, cuando pensamos en las cuatro estaciones, no podemos evitar el pensar en el cielo. Cuando vemos estas maravillas de la creación de Dios, esperamos que el reino de Dios venga pronto.
Cuando el reino de Dios venga, no existirá la muerte y viviremos gloriosamente. No habrá nada que nos falte y viviremos en abundancia y prosperidad. Solo la idea de que vivire con gloria en un lugar en donde todo es perfecto y listo llena mi corazón con la gloria de Dios. El hecho de que todas esas cosas serán nuestras, los creyentes, es como un sueño y nos hace ser agradecidos una vez más de que hemos nacido de nuevo. Yo doy gracias al Señor quien ha llenado al máximo mi corazón con esta esperanza.
Ahora mismo, solo podemos esperar por el cielo a través de nuestra imaginación, pero sabemos que en el futuro todas las promesas de Dios se harán realidad. Así, nuestra esperanza se hace más intensa y el sentir la cercanía de la gloria de Dios se hace más fuerte conforme pasan los días.
Es por eso que los creyentes tienen su esperanza en el futuro. Fe en Dios y en la esperanza por el futuro, es la gloria y fe de aquellos que heredarán la gloria de Dios. Entonces, ¿es esta fe glorificada una bendición dada solo a aquellos que creen en el evangelio del agua y el Espíritu? ¡La respuesta es un enfático si! Solo necesita pasar el tiempo antes que la gloria de Dios sea dada a los justos, a aquellos que creen en el evangelio del agua y el Espíritu. A su debido tiempo, las promesas de Dios de todas sus glorias se harán realidad para nosotros. Todas esas cosas gloriosas ocurrirán verdaderamente a los creyentes. La gloria que nos espera es sobrecogedoramente esplendida y hermosa.
Tú y yo, que tenemos la misma fe en el evangelio del agua y el Espíritu, somos la gente que entraremos en el glorioso reino de Dios. El confuso y malvado mundo puede oscurecer nuestros corazones en ocasiones y puede desmotivarnos y desorientarnos. Pero aquellos que han nacido de nuevo pueden vencer estas tribulaciones creyendo que ellos se han convertido en los herederos de Dios. Aunque pueda existir todo tipo de problemas en los corazones de los creyentes sin pecado, serán capaces de encontrar fuerza y vivir trayendo a su memoria las promesas de Dios. Yo estoy agradecido porque el Espíritu Santo recuerda a nuestros corazones, nos consuela y testifica a nuestros espíritus que somos hijos de Dios.
Aquellos que recientemente han sido redimidos de sus pecados también deberían de ver la gloria de Dios y vivir en esperanza. De la misma manera somos pueblo de Dios. Si tú has vivido la vida de fe en la iglesia durante mucho tiempo, puedes ver al Espíritu Santo dentro de las almas regocijándose en las riquezas de tu gloriosa herencia.
 


Aún los Corazones de los Justos gimen en esta Tierra


Leamos el versículo 23 juntos. “y no sólo ella, sino que también nosotros mismos, que tenemos las primicias del Espíritu, nosotros también gemimos dentro de nosotros mismos, esperando la adopción, la redención de nuestro cuerpo.” Preguntémonos, “¿Qué esperanza tenemos en la vida?” Nosotros, los creyentes, vivimos en la esperanza de la redención de nuestros cuerpos. Cuando decimos que somos hijos de Dios, quiere decir que solo nuestros espíritus son sus hijos. Nuestros cuerpos aún no han recibido la gloria, así que todos los creyentes tienen la esperanza de que nuestros cuerpos también sean cambiados.
Cuando los cuerpos de los creyentes tengan la gloria de Dios, serán capaces de pasar a través del fuego y no se quemaran y serán capaces de pasar a través de un sin número de obstáculos y paredes. Nuestros cuerpos cambiados serán libres de las limitaciones de tiempo y espacio.
Pero nuestros cuerpos todavía no han cambiado, así que nosotros que tenemos las primicias del Espíritu gemimos en nuestro interior. Así, la gente justificada que ha nacido de nuevo por creer en el evangelio del agua y el Espíritu esperan por la redención del cuerpo.
¡Gemir! Escrito está que aún nosotros que recibimos las primicias del Espíritu, gemimos. ¿Has escuchado al Espíritu Santo gemir dentro de ti? ¿Cuándo lo hizo? El Espíritu Santo gime cuando tratamos de perseguir deseos carnales.
Cuando miramos al mundo y amamos lo que vemos, el Espíritu santo gime en nosotros. Nuestros cuerpos no han cambiado, así que disfrutan y tratan de seguir las cosas mundanas, pero debido a que nuestras almas ya han sido cambiadas, el Espíritu Santo gime dentro de nosotros. Así que debemos de regresar a nuestros corazones que tratan de perseguir placeres mundanos y recibir la guía del Espíritu Santo.
El Espíritu Santo gime dentro de nosotros, quienes somos los herederos de Dios, ya que el Espíritu Santo está en nuestro interior. El vivir en este mundo nos hace que podamos ver cuan oscuro es el futuro y cuan débiles son nuestros cuerpos; durante tiempos como estos debemos mirar hacia arriba y anhelar las bendiciones de los herederos de Dios, ya que saben que sus cuerpos también serán redimidos. Los creyentes esperan por el día en que tendrán cuerpos perfectos, que serán completamente redimidos.
 

Viviendo con la esperanza gloriosa

Leamos los versículos 24 y 25 en una voz. “Porque en esperanza fuimos salvos; pero la esperanza que se ve, no es esperanza; porque lo que alguno ve, ¿a qué esperarlo?
Pero si esperamos lo que no vemos, con paciencia lo aguardamos.”
“¿Recibimos el perdón de todos nuestros pecados en la esperanza del reino de Dios?” Hagámonos esta pregunta. Dijimos que recibimos el perdón de nuestros pecados por creer en el evangelio del agua y el Espíritu. “Pero si esperamos lo que no vemos, con paciencia lo aguardamos.” Dios dice eso.
Para ir al cielo y ser libre de de nuestros pecados, debemos de ser salvados por creer en la Palabra del agua y el Espíritu Santo. Después de ser salvados de todos nuestros pecados, si volvemos nuestros ojos al mundo y ponemos nuestra esperanza en lo que puede ser visto, entonces esto quiere decir que no conocemos la gloria de Dios, ni estamos esperando en ello. Si ponemos nuestra esperanza en lo que vemos, entonces eso no puede ser esperanza. Es por eso que Pablo pregunto, “porque lo que alguno ve,¿a que esperarlo?” Nosotros que ahora hemos sido justificados no debemos tener esperanza en lo que esta en el mundo. Sino nosotros, de acuerdo a su promesa, debemos mirar por cielos y tierras nuevas en la cual habita su justicia (2 Pedro 3:13).
Esta clase de fe es en la cual tienen su esperanza los justificados. Los justos viven en la esperanza del nuevo cielo y nueva Tierra. Lo que podemos ver con nuestros ojos corporales, no es en realidad nuestra esperanza. No podemos ver con nuestros ojos humanos, así que esperamos por el reino de gloria prometido por Dios con nuestros ojos espirituales. Es por eso que aquellos que verdaderamente son justificados ponen su esperanza en el reino del cielo. La esperanza es creer que lo que Dios nos ha dicho en realidad ocurrirá.
Dios dijo, “Y ahora permanecen la fe, la esperanza y el amor, estos tres” (1 Corintios 13:13). Hemos recibido la remisión de nuestros pecados a través de nuestra fe y esperanza en el reino del cielo. Su Reino vendrá a la tierra y estará presente en los cielos, y tenemos la esperanza de que vivamos eternamente en su reino. Es por eso que creemos en la Palabra prometida de Dios y soportamos los sufrimientos presentes.
Esta escrito aquí, “Pero si esperamos lo que no vemos, con paciencia lo aguardamos.” Por lo que perseveramos no es algo que podamos ver con nuestros ojos. Esperamos por las promesas de Dios que no podemos ver físicamente. Las promesas se harán realidad a nosotros los creyentes ya que se nos dijo que la gloria de Dios será revelada pronto y creemos en esta promesa. Ya que creemos que nuestro Señor regresará de nuevo a esta tierra, podemos soportar los sufrimientos actuales.
El reino de Dios, sin la menor duda, vendrá a esta tierra. Cuando el evangelio sea predicado a todas las naciones, el reino de Dios vendrá con seguridad. Los justos esperan ese día con paciencia. Nuestro Señor vendrá mientras estamos esperando. Esta es la verdad para ti y para mí que vivimos en esta era.
Existe una mujer de Ucrania, una colaboradora que traduce nuestros libros en su lengua. Recientemente ella vio los edificios del World Trade Center colapsarse ante los ataques terroristas y comento que se sentía confundida y con miedo. Ella pregunto si esto podría estar anunciando “la era del caballo pálido” de Apocalipsis y pregunto por libros relacionados a esta parte de la Escritura.
No podemos decir definitivamente que este incidente es un omen ( juego)de la era del caballo pálido, pero no podemos negar que puede estar relacionado. Si cosas como esas pasan frecuentemente, entonces habrá guerras y las naciones pelearán unas con otras. Cuando se desaten las guerras, el mundo sufrirá hambrunas y “la era del caballo pálido” podría hacerse realidad repentinamente.
Así que cuando veo estos incidentes que predicen la destrucción del mundo, Yo renuevo mi voluntad en que debemos predicar el evangelio hasta los fines de la tierra. Es verdad que estamos perdiendo esperanza por este mundo y que nuestros corazones gimen cuando las tragedias nos golpean. Sin embargo, mientras vivamos, tenemos que esperar por el reino de Dios, el cual no podemos ver con nuestros ojos físicos, sino solo con ojos espirituales.
Ya que creemos en el evangelio del agua y el Espíritu, esperamos el reino del cielo y esperamos con perseverancia. Porque creemos que el reino de Dios se esta acercando, podemos soportar todas nuestras tribulaciones. Esto es posible ya que el Espíritu santo reside en nuestros corazones.
¿Estas sufriendo? Soporta y ten paciencia. No solo eres tú quien esta sufriendo, todos nosotros también. Tenemos la esperanza de que cuando esto se acabe, todo saldrá bien. ¿Sabes que no puedes desarrollar esperanza espiritual si físicamente no estas sufriendo tribulaciones? Cuando el cuerpo esta muy cómodo, no miramos a Dios y no buscamos sus bendiciones. Así nos alejamos de Dios. Nosotros que hemos nacido de nuevo debemos tener esperanza en la gloria venidera y soportar nuestras tribulaciones presentes.
Dios dijo que aquellos que soporten los problemas con perseverancia en el Señor son bendecidos. El día en que el reino de Dios venga a la tierra llegará y entraremos a su reino. Tenemos que soportar, tener paciencia y no perder la esperanza de ese día. Debemos soportar y esperar por ese día. No importa cuan triste y cuan duro pueda ser ahora, tenemos que esperar y perseverar hasta que el reino de Dios venga como un cielo y tierra nueva.
 

El Espíritu Santo ayuda a aquellos que tienen la Justicia de Dios

Leamos el versículo 26. “Y de igual manera el Espíritu nos ayuda en nuestra debilidad; pues qué hemos de pedir como conviene, no lo sabemos, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos indecibles.”
¿Acaso el Espíritu santo ora por nosotros? ¡Si, si lo hace! El Espíritu Santo conoce nuestras debilidades y ora por nosotros. 
Yo hable un poco acerca de los gemidos del Espíritu Santo. Para repasarlo, el Espíritu Santo gime cuando nos dirigimos hacia una dirección a la cual Dios no quiere que vayamos. Cuando vemos las circunstancias del mundo y gemimos con él, cuando vamos en dirección contraria a la que Dios Padre no quiere que vayamos o cuando omitimos la voluntad de Dios y vivimos indiferentemente a su voluntad, el Espíritu santo gime.
Cuando el espíritu santo que habita en un creyente nacido de nuevo gime lo que no puede ser expresado, perdemos la energía en nuestros corazones y nos debilitamos. Es ahí cuando el Espíritu Santo nos hace orar. Algunas veces el Espíritu Santo hace intercesión por nosotros o nos hace darnos cuenta del hecho que necesitamos orar.
El Espíritu Santo gime en nuestros corazones y nos hace orar ante nuestro Padre de acuerdo a su voluntad. “Señor Dios, tú has borrado nuestros pecados a través de tú bautismo y tú sangre sobre la cruz, y a través de esto hemos llegado a ser sus hijos. Tenemos la esperanza de que su segunda venida se haga realidad sobre la tierra pronto. Oramos porque tu voluntad se haga realidad.” Así oramos.
Pedimos fe espiritual. “Dios, somos pobres y limitados a Tus ojos, así que danos la fe necesaria para que tú voluntad se haga realidad.” Dios, entonces nos ayuda, él conoce nuestras debilidades. El Espíritu Santo no nos deja solos, sino que nos hace orar de acuerdo a la voluntad de Dios y también ora por nosotros, fortaleciendo nuestros corazones.
El Espíritu Santo nos hace orar de acuerdo a la voluntad de Dios y cuando pedimos ayuda, nos hace saber cual es la voluntad de Dios para nosotros y nos da nuevas fuerzas.
“Y de igual manera el Espíritu nos ayuda en nuestra debilidad; pues qué hemos de pedir como conviene, no lo sabemos, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos indecibles.”
¿Sientes estas cosas? ¿Cuándo piensas y actúas diferente de lo que Dios quiere que hagamos, sientes el Espíritu Santo diciéndonos, al pueblo justo, que algo esta mal? El Espíritu Santo dice, “¡Ey, estas equivocado!,” y nuestros corazones comienzan a gemir. ¿Sabías que este es el Espíritu Santo gimiendo? Probablemente has experimentado eso cuando el corazón de una persona justificada esta en gozo, se debe a que el Espíritu Santo se está regocijando en su interior. Entonces tú sabesque cuando tu corazón gime, es el Espíritu Santo gimiendo.
Cuando somos débiles y actuamos equivocadamente, el Espíritu Santo gime y intercede por nosotros y Dios nuestro Padre nos da fuerzas. El Espíritu Santo te ha hecho orar por todas las cosas, dándonos nueva fuerza espiritual. Es por eso que aquellos que tienen el Espíritu Santo en sus corazones son muy felices. El Espíritu Santo nos da fuerza a través de la Palabra de Dios. En otras palabras, el Espíritu Santo obra con su Palabra dentro de nuestros corazones para darnos esa nueva fuerza espiritual.
El Espíritu Santo no desea hablar a través de otros medios. Él nos da fuerza a través de la Escritura, la iglesia de Dios y a través de nuestra comunión con nuestros hermanos y hermanas. Es por eso que la iglesia de Dios es muy importante y porque la iglesia tiene un papel importantísimo en las obras del Espíritu Santo.
En la iglesia se encuentran los creyentes, su comunión, alabanzas y mensajes. Sin importar quienes sean los predicadores, el Espíritu Santo esta presente y obra en ellos para que lleven los mensajes apropiados, que se necesita en el tiempo correcto. El Espíritu Santo obra en ambos, aquellos que dan el mensaje y aquellos que lo reciben, despertando sus mentes y dando a cada uno de ellos la bendición que necesitan. El Espíritu Santo hace esto en la iglesia de Dios donde el pueblo justificado se reúne. Es por eso que la iglesia es muy importante para los creyentes. Cuando un creyente atraviesa por un momento difícil en su corazón y aún así no puede compartir su dolor con otros, los siervos de Dios serán capaces de darse cuenta a través del Espíritu Santo. Si los creyentes están en una reunión de la iglesia de Dios, el Espíritu Santo será capaz de tocar y consolar sus corazones. El Espíritu Santo los ayudará a tomarse de las Escrituras y darles la fuerza para recuperarse.
Cuando vivimos nuestras vidas de fe, creemos en el evangelio del agua y el Espíritu, recibimos el perdón de nuestros pecados, nos convertimos en hijos de Dios y como prueba recibimos el Espíritu Santo como regalo. Entonces, Dios nos da su iglesia. Después de dar su iglesia, Dios habla a través de la iglesia y hace que sus siervos prediquen su mensaje. Él sana nuestras heridas con la Escritura, da fuerza a aquellos que son débiles, bendice a aquellos que son pobres de corazón y les da la habilidad de llevar a cabo su obra. Su voluntad es hecha a través de nosotros. Por lo tanto, los creyentes nunca podrán separarse de la iglesia.
Los creyentes jamás podrán separarse de interactuar con otra gente religiosa o de su crecimiento en las Escrituras de Dios. La verdad absoluta solo es encontrada dentro de la iglesia de Dios. Por lo tanto, los creyentes necesitan unirse con otros dentro de la iglesia. La fe sin unidad es falsa.
¿Crees que el Espíritu Santo reside en tu corazón? Cuando nos unimos con la iglesia de Dios, como dice en la Escritura y como la iglesia nos dice en su mensaje, el Espíritu Santo nos ayudará y abrirá nuestros ojos a la verdad, dándonos bendiciones. Así que únete con la iglesia con tal fe. Entonces, el Espíritu Santo se regocijará.
Hemos vivido hasta esta hora con la ayuda del Espíritu Santo. También viviremos con su ayuda en el futuro. Es por eso que el Espíritu Santo es tan importante para nosotros los que hemos recibido el perdón de todos nuestros pecados. Tenemos que conocer y creer que el Espíritu Santo existe. Debemos saber que tenemos que vivir por medio del Espíritu Santo y recibir su guía en nuestros corazones. Aquellos que tienen el Espíritu Santo en sus corazones tienen que seguir su voluntad. Si tú eres una persona justificada, entonces el Espíritu Santo habita en ti y así debes seguir la ley de vida como el Espíritu Santo te guíe.
Leamos el versículo 27 juntos. “Mas el que escudriña los corazones sabe cuál es la intención del Espíritu, porque conforme a la voluntad de Dios intercede por los santos.” Nuestro Dios Padre conoce la mente del Espíritu que habita en nosotros. El Espíritu Santo conoce todo en nuestras mentes; por lo tanto, Dios el Padre conoce todo lo que esta en nuestras mentes. Como tal, “porque conforme a la voluntad de Dios intercede por los santos.”
Esto significa que nuestro Padre conoce lo que esta en la mente del Espíritu Santo y el Espíritu Santo ora de acuerdo a la voluntad del Padre. De esta manera los creyentes llegan a vivir de acuerdo a la voluntad de Dios. Es por eso que aquellos que son perdonados de sus pecados encuentran los beneficios de sus vidas de fe a través del Espíritu Santo. Las mentes de los justos son guiadas por el despertar del Espíritu Santo.
Los problemas surgen en la iglesia cuando aquellos que no tienen el Espíritu Santo en sus corazones se encuentran en la iglesia de Dios. Aquellos que no creen en el evangelio del agua y el Espíritu no tienen el Espíritu Santo en ellos y así no son capaces de comunicarse con los verdaderos creyentes que si tienen el Espíritu Santo. Ellos ocasionan muchos problemas en la iglesia. En contraste, cuando aquellos que tienen el Espíritu Santo escuchan un sermón de un siervo de Dios que esta lleno del Espíritu Santo, sus corazones están en paz porque ellos pueden entender lo que Dios esta tratando de decirles a través de su siervo.
Cualquiera que haya sido perdonado de sus pecados seguramente tiene el Espíritu Santo morando en él/ella. Tenemos el Espíritu Santo en nosotros y vivimos de acuerdo a la voluntad de Dios y por la guía del Espíritu Santo.
El Espíritu Santo nos guía en estos caminos: algunas veces a través de la iglesia, algunas veces a través de la comunión con los creyentes y otras veces a través de las palabras de Dios. Él nos hace encontrar la voluntad de Dios y nos permite seguir su justo camino. El Espíritu Santo nos da nuevas fuerzas para vivir del lado de Dios hasta que alcancemos su reino.
Tú y yo, por lo tanto, debemos darnos cuenta cuan importante es el Espíritu Santo en nuestras vidas de fe. Cuando creemos en el evangelio del agua y el Espíritu, recibimos al Espíritu Sant
o como un don, como se dice en la Escritura, “Arrepentíos, y bauticese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de los pecados; y recibiréis el don del Espíritu Santo” (Hechos 2:38).
Dios nos dio el Espíritu Santo como un don para que él pueda guiarnos a vivir de acuerdo a su voluntad. Esta es la voluntad de nuestro Dios Padre. Él nos dice que debemos de vivir de acuerdo a su voluntad para poder entrar en su reino. Tenemos que tener el Espíritu Santo para poder vivir de acuerdo a la voluntad de Dios y solo aquellos que creen en el evangelio del agua y el Espíritu reciben el Espíritu Santo. Por lo tanto debemos creer en el evangelio del agua y el Espíritu para que podamos recibir el Espíritu Santo como un don y vivir de acuerdo a la voluntad de Dios y entrar a su reino.
No recibimos el Espíritu Santo y la redención separadamente. La gente en la actualidad piensa que estas dos bendiciones son cosas diferentes. Piensan que el Espíritu Santo descenderá sobre ellos si van y oran fervientemente en cuevas en la montaña, diciendo oraciones en lenguas extrañas. Piensan que el Espíritu Santo entonces descenderá sobre ellos y directamente les dará sus mensajes y conversará con ellos. Pero esto, simplemente no es verdad.
El Espíritu Santo y la Escritura no pueden estar separados, y el Espíritu Santo y el creyente tampoco pueden estar separados. Es por eso que las relaciones entre los creyentes y el Espíritu Santo, la iglesia y la Divina Trinidad–el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo–están tan unidas.
Nosotros que vivimos en esta última era, vivimos por el Espíritu Santo. Vivimos de acuerdo a la voluntad de nuestro Padre y por el Espíritu Santo. El Padre conoce todo lo que esta en la mente del Espíritu Santo. El Espíritu Santo guía nuestros pensamientos y se comunica con Dios. De esta manera, el Espíritu Santo ora de acuerdo a la voluntad del Padre y nuestro Padre responde esas oraciones, haciéndonos vivir de acuerdo a su voluntad.
Es por eso que Pablo habló en Romanos capitulo 8 versículos del 16 al 27 acerca de las obras del Espíritu Santo.
Somos capaces de esperar por el reino de Dios a través del Espíritu Santo. Podemos permanecer en nuestras tribulaciones actuales y vivir de acuerdo a la voluntad de nuestro Señor, con la esperanza de su reino con el poder del Espíritu Santo morando en nuestros corazones. Podemos permanecer a través del Espíritu Santo, obedecer a nuestro Señor a través del Espíritu Santo y tener la habilidad de servir a nuestro Señor a través del Espíritu Santo. Todas estas cosas nos han sido dadas a través del Espíritu Santo. Debemos de darnos cuenta que somos la gente que camina con el Espíritu Santo, siempre estudiando la Palabra de Dios, uniendo nuestros corazones con la Palabra, y escuchando y siguiendo la Palabra. Debemos vivir nuestras vidas para que nuestro Padre y el Espíritu Santo puedan regocijarse en nosotros, y no vivir vidas carnales que solo agradan a nuestra carne. Esto es lo que Pablo dice en este pasaje.
Dios esta siempre con nosotros en nuestras vidas. Él guarda nuestros corazones y quiere ayudarnos. Que el Señor continué bendiciéndonos. Cuando nuestro Señor venga de nuevo, todo se convertirá en gloria. Nosotros, quienes tenemos la justicia de Dios, heredaremos toda la gloria y el reino de Dios. Quienquiera heredar el reino de Dios debe escuchar cuidadosamente y creer en el evangelio del agua y el Espíritu.
¡Aleluya! Yo oro porque la justicia de Dios este contigo y te bendiga.
 
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La justicia de Dios es revelada en Romanos - Nuestro Señor Quien Llego a Ser la Justicia de Dios (II)