(Apocalipsis 3:1-6)
«Escribe al ángel de la iglesia en Sardis: El que tiene los siete espíritus de Dios, y las siete estrellas, dice esto: Yo conozco tus obras, que tienes nombre de que vives, y estás muerto. Sé vigilante, y afirma las otras cosas que están para morir; porque no he hallado tus obras perfectas delante de Dios. Acuérdate, pues, de lo que has recibido y oído; y guárdalo, y arrepiéntete. Pues si no velas, vendré sobre ti como ladrón, y no sabrás a qué hora vendré sobre ti. Pero tienes unas pocas personas en Sardis que no han manchado sus vestiduras; y andarán conmigo en vestiduras blancas, porque son dignas. El que venciere será vestido de vestiduras blancas; y no borraré su nombre del libro de la vida, y confesaré su nombre delante de mi Padre, y delante de sus ángeles. El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias».
Exégesis
Versículo 1: «Escribe al ángel de la iglesia en Sardis: El que tiene los siete espíritus de Dios, y las siete estrellas, dice esto: Yo conozco tus obras, que tienes nombre de que vives, y estás muerto».
El Señor tiene los siete Espíritus de Dios y las siete estrellas. La Iglesia de Sardis tenía muchas limitaciones en su vida de fe. Por lo tanto, Dios advirtió a la Iglesia vivir por fe. Dios dijo aquí al siervo de la Iglesia de Sardis, “tienes nombre de que vives, pero estás muerto.” Con esto, Dios quiso decir que la fe del siervo de la Iglesia de Sardis estaba muerta para cualquier propósito práctico.
Versículo 2: «Sé vigilante, y afirma las otras cosas que están para morir; porque no he hallado tus obras perfectas delante de Dios».
El Señor ya no le permitió al ángel de la Iglesia de Sardis continuar sin fe. Él reprendió a esta iglesia debido a que había vivido sin toda la fe en la Palabra de Dios. Ya que para los santos el no vivir sus vidas creyendo de todo corazón en la Palabra de Dios escrita es semejante a cometer pecado ante la presencia de Dios.
Aún cuando son débiles, si los santos viven por su fe en la Palabra de Dios, serán levantados en alto ante ambos, Dios y los hombres. Para llegar a esos santos cuya fe es total, debemos vivir nuestras vidas creyendo fielmente y siguiendo la Palabra de Dios que ha hecho a los santos completos.
Versículo 3: «Acuérdate, pues, de lo que has recibido y oído; y guárdalo, y arrepiéntete. Pues si no velas, vendré sobre ti como ladrón, y no sabrás a qué hora vendré sobre ti».
Los santos y los siervos de la Primera Iglesia tuvieron que pagar innumerables sacrificios para escuchar y guardar el evangelio del agua y el Espíritu. Por lo tanto, el Señor les dijo que no perdieran su fe en este precioso evangelio del agua y el Espíritu, el evangelio que tomó tanto sacrificio y aún sus vidas para que ellos lo recibieran. Los creyentes deben demostrar claramente su fe y sus obras a Dios, sosteniéndose rápidamente de este perfecto evangelio de salvación del agua y el Espíritu.
Aquellos que son salvados deben recordar siempre cómo escucharon primeramente y creyeron en el evangelio del agua y el Espíritu, viviendo sus vidas con gratitud por la gracia de la salvación. Los santos nacidos de nuevo y los siervos siempre deben meditar en cuan grande bendición es el evangelio que han recibido del Señor. Si no, entonces estarán en el lugar de los necios, sin saber cuándo el Señor regresará a esta tierra.
Versículo 4: «Pero tienes unas pocas personas en Sardis que no han manchado sus vestiduras; y andarán conmigo en vestiduras blancas, porque son dignas».
A pesar de esto. El Señor nos dice aquí que la Iglesia de Sardis tenía unos cuantos creyentes quienes no habiendo ensuciado sus vestiduras, se tomaban rápidamente de su fe. El Señor también dice que estos fieles santos vivirán como los siervos de Dios, quienes, vestidos en Su justicia, caminarán con el Señor. Podían caminar con el Señor debido a que su fe era digna de caminar con Él.
Los santos cuya fe es aprobada por Dios siguen al Señor a donde quiera que Él los guíe. El hecho de que ellos no habían ensuciado sus vestiduras significa que ellos, confiando en la Palabra de Dios, no se rindieron a las cosas del mundo. Aquellos que han sido revestidos con las vestiduras de la justicia por el evangelio del agua y el Espíritu dado por el Señor se sostienen de Su Palabra, dicho de otra manera, una línea clara de separación con los falsos evangelios.
Aquellos que han sido vestidos de blanco creyendo en el evangelio del Señor trabajan por esto mismo y llevan una vida en este mundo que camina con Él. Es por eso que el Señor siempre está con ellos, ya que siempre lo han seguido a Él creyendo en Su Palabra.
Versículo 5: «El que venciere será vestido de vestiduras blancas; y no borraré su nombre del libro de la vida, y confesaré su nombre delante de mi Padre, y delante de sus ángeles».
Aquellos que vencen al mundo creyendo en la Palabra de Dios vivirán eternamente, revestidos de la justicia de Dios como Sus santos y sirviendo a la obra del Señor. El Señor también aprobará su fe y escribirá sus nombres en el Libro de la Vida, y estos nombres jamás serán borrados.
La promesa de la palabra de Dios nos dice que aquellos que tienen le fe verdadera triunfarán seguramente en su lucha de fe en contra de los enemigos de Dios. «El que venciere será vestido de vestiduras blancas». Las vestiduras significan victoria en la batalla de fe en contra de los enemigos de Dios. A los vencedores de la fe les es dada la bendición por la cual sus nombres no serán borrados nunca del Libro de la Vida. Y sus nombres también estarán escritos en la Nueva Jerusalén. «Y confesaré su nombre delante de mi Padre, y delante de sus ángeles». “Confesar” significa aquí que el Señor aprobará su fe.
Versículo 6: «El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias».
Aquellos que tienen la fe verdadera siempre escuchan Lo que el Espíritu les dice a través de Sus Iglesias. De tal manera que viven con Dios, y están constantemente guiados por el Espíritu santo.
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