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Tema 14: La Primera Epístola de Juan

[Capítulo 5-3] ¿En que Creemos? (1 Juan 5:1-11)

 
¿En que Creemos?(1 Juan 5:1-11)
«Todo aquel que cree que Jesús es el Cristo, es nacido de Dios; y todo aquel que ama al que engendró, ama también al que ha sido engendrado por él. En esto conocemos que amamos a los hijos de Dios, cuando amamos a Dios, y guardamos sus mandamientos. Pues este es el amor a Dios, que guardemos sus mandamientos; y sus mandamientos no son gravosos. Porque todo lo que es nacido de Dios vence al mundo; y esta es la victoria que ha vencido al mundo, nuestra fe. ¿Quién es el que vence al mundo, sino el que cree que Jesús es el Hijo de Dios? Este es Jesucristo, que vino mediante agua y sangre; no mediante agua solamente, sino mediante agua y sangre. Y el Espíritu es el que da testimonio; porque el Espíritu es la verdad. Porque tres son los que dan testimonio en el cielo: el Padre, el Verbo y el Espíritu Santo; y estos tres son uno. Y tres son los que dan testimonio en la tierra: el Espíritu, el agua y la sangre; y estos tres concuerdan. Si recibimos el testimonio de los hombres, mayor es el testimonio de Dios; porque este es el testimonio con que Dios ha testificado acerca de su Hijo. El que cree en el Hijo de Dios, tiene el testimonio en sí mismo; el que no cree a Dios, le ha hecho mentiroso, porque no ha creído en el testimonio que Dios ha dado acerca de su Hijo. Y este es el testimonio: que Dios nos ha dado vida eterna; y esta vida está en su Hijo».


¿En que Creen Los Cristianos Estos Días? 

El Apóstol Juan dice en el pasaje de la Escritura de hoy que nuestro Salvador Jesucristo ha salvado a todos los pecadores y les ha traído salvación a través de Su venida por el agua, la sangre y el Espíritu Santo. No existe un solo discípulo de Jesús que mencione el derramamiento de Su sangre sobre la Cruz sin además mencionar Su bautismo. Nuestra fe se hace más firme al meditar en el evangelio del agua y el Espíritu.
Por otro lado, existen muchos Cristianos que solo insisten en el derramamiento de la sangre sobre la Cruz de Jesús e ignoran el evangelio del agua y el Espíritu. ¿Cómo pueden distorsionar tanto el verdadero evangelio? Desde el tiempo de los Apóstoles, la Palabra del evangelio del agua y el Espíritu ha sido cubierto y reemplazado por muchas doctrinas que fueron hechas por gente ignorante del verdadero evangelio. Como resultado, la mayoría de los Cristianos de la actualidad creen en Jesús de manera equívoca, y fallan al reconocer la Verdad del evangelio del agua y el Espíritu. Podemos ver que la fe de aquellos que solo creen en la sangre derramada sobre la Cruz está desvaneciéndose en la nada conforme pasa el tiempo.
Hubo un tiempo, después de la Reforma, en que las iglesias de Europa aumentaron en supersticiones. En otras palabras, la expansión del Cristianismo trajo una fe supersticiosa y viceversa. La gente bajo el gobierno del Demonio es chamanística inherentemente en su fe. A partir de aquí, era previsible que distorsionaran la verdad del Cristianismo. Su fe supersticiosa estaba basada en la idolatría de la Cruz de Jesús. Sin bases creían que la Cruz tenía el poder para vencer a Satanás, y que, si tenían fe en el derramamiento de sangre sobre la Cruz de Jesucristo, recibirían la salvación y el poder de la sangre para vencer a Satanás.
El dominio de Satanás el Demonio se expandió en un tiempo en el que prevalecían las creencias supersticiosas. Satanás el Demonio engañó a la gente para que creyera solo en la sangre de Jesucristo, susurrando en los oídos de la gente, “¿Acaso no derramó Su sangre por ti?” Como resultado, la gente estaba convencida que su creencia solo en la sangre que Jesús derramó sobre la Cruz sería suficiente para adquirir su salvación.
Sin embargo, este no fue el evangelio original que los Apóstoles y los discípulos de Jesús predicaron desde el principio. Los Apóstoles creían no solo en la sangre que Jesús derramó sobre la Cruz sino además en el evangelio del agua y el Espíritu como el evangelio original verdadero (1 Juan 5:5-7). Los Apóstoles creían y daban testimonio de que ambos, el bautismo que Jesús recibió de Juan el Bautista y la sangre que Jesús derramó sobre la Cruz constituyen el evangelio verdadero (1 Juan 5:3-8).
¿Qué saben los Cristianos de la actualidad acerca del verdadero evangelio? ¿Creen que el evangelio del agua y el Espíritu es el verdadero? ¿O dan testimonio de la sangre de Jesús como el único evangelio verdadero?
Ellos no conocen el verdadero evangelio manifestado en la Biblia. No conocían el verdadero evangelio de la salvación de todos los pecadores de sus pecados que fue completado cuando Jesús vino por el bautismo que Él recibió de Juan el bautista y por la sangre que Él derramó sobre la Cruz. ¿De casualidad crees solamente en la sangre que Jesús derramó sobre la Cruz como el verdadero evangelio, en vez de en la Verdad del evangelio del agua y el Espíritu?
Si es así, debes conocer y creer que el verdadero evangelio consiste del bautismo de Jesús y de Su derramamiento de sangre sobre la Cruz. Debido a que Jesús ha tomado todos los pecados del mundo a través del bautismo que Él recibió de Juan el Bautista, Él pudo expiarlos todos derramando Su sangre sobre la Cruz. Por lo tanto, debes darte cuenta de que el agua en la Biblia implica el bautismo de Jesús, lo que corresponde a la salvación de todos los pecadores de sus pecados a través de la resurrección de Jesucristo (1 Pedro 3:21).


El Evangelio del Agua y el Espíritu es la Palabra de Testimonio de que Dios Ha Liberado a los Pecadores de Todos sus Pecados


Como dice la Biblia: «Y tres son los que dan testimonio en la tierra» (1 Juan 5:8), hay tres testigos del hecho de que Dios nos libertó, a quiénes alguna vez fuimos pecadores. Los testigos de nuestra salvación de los pecados son el que Jesús tomó los pecados de este mundo al recibir el bautismo de Juan el Bautista, por lo que pagó todos los pecados derramando Su preciosa sangre sobre la Cruz, y que Jesús resucitó de entre los muertos. Nuestra verdadera salvación está basada sobre tres hechos, que Jesús vino a este mundo, recibiendo el bautismo, derramando Su sangre y por el Espíritu Santo todo para liberar a los pecadores. Si a alguien le falta creer en uno de estos tres hechos, la salvación de esa persona es incompleta.
El Señor es el Hijo de Dios y es Dios Mismo, quién vino a este mundo en semejanza de hombre. Jesús el Hijo de Dios vino a este mundo en semejanza de hombre por el Espíritu Santo para liberar a todos los pecadores de todos sus pecados a través de la recepción del bautismo del agua de parte de Juan el Bautista y al derramar Su sangre sobre la Cruz. Jesús tomó sobre Sí Mismo todos los pecados del mundo y pagó la deuda de todos los pecados sin deber nada. Esta salvación fue cumplida por Jesús al recibir el bautismo del agua y por derramar Su sangre sobre la Cruz.
Si una persona omite cualquiera de los tres, -el agua del bautismo de Jesús, Su derramamiento de sangre sobre la Cruz y el Espíritu Santo, -equivale a negar la Verdad de la salvación de Dios por parte de esa persona. Si seguimos la opinión de las masas, debemos creer en el derramamiento de la sangre de Jesús sobre la Cruz como nuestro único testigo de nuestra salvación. Sin embargo, los Apóstoles Juan y Pedro dijeron que los testigos de la salvación de los pecadores son el bautismo de Jesús y Su derramamiento de sangre sobre la Cruz. El bautismo de Jesús y Su derramamiento de sangre sobre la Cruz se convierten en las fuentes de nuestra salvación por todos nuestros pecados.
Escrito está en la Biblia que el Señor nació a través del Espíritu Santo. El Apóstol Juan detalla el testimonio de la salvación de la remisión del pecado en el agua, la sangre y el Espíritu Santo. En otras palabras, la fe que libera a un pecador de sus pecados es la fe en Jesucristo, quién vino por el agua, la sangre y el Espíritu Santo. Estos tres son el testimonio final y concreto a nuestra salvación.
Compañeros creyentes, ¿cómo vencemos al mundo? ¿Acaso no vencemos al mundo con nuestra fe en Jesús quién vino por el agua, la sangre y el Espíritu Santo? Debido a que creemos en el Salvador, quién vino por el agua, la sangre y el Espíritu Santo, podemos vencer al mundo y recibir la remisión de todos nuestros pecados (1 Juan 5:4-5). Para que todos nosotros derrotemos al mundo, tenemos que poseer la fe que nos trae la remisión total de todos nuestros pecados. Tienes que recibir la remisión del pecado, el poder para vencer el mundo y la vida eterna creyendo en Jesucristo como tú Señor y Salvador personal, quién vino por el agua, la sangre y el Espíritu Santo.
Antes de nacer de Nuevo, yo vivía una vida religiosa en el Cristianismo, creyendo solo en la sangre que Jesús derramó sobre la Cruz. En ese tiempo, yo pensaba que Jesús fue concebido por el Espíritu Santo y que Él vino a este mundo a morir en la Cruz vicariamente derramando Su sangre, en donde con toda justicia debí haber sido juzgado yo. Yo pensaba en cómo había sido liberado de todos mis pecados. Yo estaba determinado a sacrificar mi propia vida como Jesucristo lo hizo por toda la humanidad.
Aunque yo creía que Jesús es Dios y que Jesús había derramado Su sangre sobre la Cruz para expiar mis pecados, aún tenía pecado en mi corazón. Además, yo no podía vencer a un mundo pecaminoso con la fe tenía en ese entonces. Yo deseaba vencer y escapar del aguijón del pecado.
Llegue a darme cuenta de que no podía borrar los pecados de mi corazón simplemente con mi fe en la salvación por la sangre que Jesús derramó. Sin embargo, gracias al Señor, llegue a encontrar la Verdad. Dios me bendijo con el verdadero evangelio del agua y el Espíritu. En una ocasión, fui incapaz de recuperarme de mi caída en pecado. Así, después de que me di cuenta de los secretos del bautismo que Jesús recibió, mi alma se recuperó inmediatamente y se limpió. 
Al igual que yo luche en el pasado, mucha gente en la actualidad se halla luchando con sus pecados y están tratando de recuperar si primer amor ya que solo conocen y creen en la sangre de la Cruz de Jesús. Aun así, son incapaces de recuperar su primer amor y en vez de eso caen en condenación ya que no saben correctamente acerca de Jesucristo, quién vino por el agua y por la sangre.
Esto es lo que necesitan saber. Cuando Jesucristo recibió el bautismo de Juan el Bautista, todos nuestros pecados fueron tomados por el cuerpo de Jesús. La gente cae en la desesperación y en la vanidad de sus corazones, ya que tienen pecado por no conocer la Verdad.
Tenemos que pararnos firmes sobre esta Verdad. En el Espíritu Santo y en Jesucristo, quién recibió el bautismo de Juan el Bautista y derramó Su sangre sobre la Cruz. Aunque nos haga falta algo, debemos creer que nuestro Salvador tomó sobre Su propio cuerpo todos nuestros pecados a través del bautismo que Él recibió en el Río Jordán y lavó todos nuestros pecados de una vez por todas. Si vamos a recibir la salvación de inmediato, tenemos que llegar a entender en fe que el Señor es nuestro Salvador, quién ha borrado todos los pecados del mundo por Su bautismo y sangre. Por nuestra fe en el bautismo de Jesús y por Su sangre, somos liberados de todos nuestros pecados y por consecuencia del juicio. Al creer en el evangelio del agua y el Espíritu, hemos sido lavados de todos nuestros pecados y podemos vivir vidas victoriosas que vencen al mundo. Nuestra fe en el evangelio del agua y el Espíritu es el poder de la fe.
Nuevamente te digo a ti que no tienes la salvación a menos que tu fe esté basada sobre el evangelio del agua y el Espíritu. Si estas insistiendo en el derramamiento de la sangre de Jesús sobre la Cruz únicamente, seguramente aún tienes pecado en tú corazón. Como tal, debemos creer en el bautismo que Jesús recibió de Juan el Bautista y en la sangre que Él derramó sobre la Cruz. Tenemos que saber que Jesús nos hizo completos al venir por el agua, la sangre y el Espíritu Santo.


A Menos que Creamos en los Testigos Esenciales Del Bautismo de Jesús, Su Sangre y en el Espíritu Santo, Nunca Podremos Ser Salvos de Todos Nuestros Pecados


Alguna gente, aunque no conozca el evangelio del agua y el Espíritu, puede pensar que el Señor los aprobara, ya que han vivido todas sus vidas para el Señor, manteniendo a Jesús como su Salvador. Deben ser pecadores, ya que aún tienen pecados aun cuando ya han aceptado a Jesús como su Salvador.
Otros aún podrán decir, “No existe más pecado, ya que Jesucristo vino a este mundo por el Espíritu Santo para tomar todos los pecados del mundo sobre Sí Mismo.” Sin embargo, a menos que su fe esté en el evangelio del agua y el Espíritu, nunca podrán recibir la remisión real de sus pecados con su fe. Muchos evangélicos aún insisten en tal fe. Pero, pero toda la fe está en creer en Jesús quién recibió el bautismo de Juan el bautista para tomar todos los pecados del mundo sobre Su propio cuerpo y derramar Su sangre sobre la Cruz.
La fe que es aprobada por Dios cree en Jesucristo quién vino por el agua y el Espíritu. Si no tienes esta clase de fe, no serás capaz de recibir totalmente la remisión de tus pecados. Jesucristo recibió el bautismo de Juan el Bautista, murió en la Cruz derramando Su sangre, y resucitó de entre los muertos. Puesto de otra manera, Jesús el Dios verdadero vino al mundo en semejanza humana y lavó todos los pecados del mundo por el agua y por Su sangre. El Señor vino por el evangelio del agua y el Espíritu y nos salvó totalmente de nuestros pecados. Al hacer eso, el Señor ha peleado contra Satanás el Demonio y ha vencido a Satanás completamente. Jesús ahora se sienta a la diestra de Dios Padre en el Trono del Cielo.
Dios Padre ha realizado Su voluntad al enviar a Su Hijo como Señor y Salvador de aquellos que creen en el bautismo y en la sangre de Jesús. Ahora, Dios Padre envía el Espíritu Santo a los corazones de aquellos que creen en el evangelio del agua y el Espíritu.
El Señor nos dice, los que creen en la Palabra del evangelio del agua y el Espíritu, “Ustedes son Salvos. Ustedes ya no tienen pecado. Si, Yo los he liberado de todos sus pecados por el agua, la sangre y el Espíritu Santo. Ahora, su salvación es completa en tú fe en el agua y en la sangre. Ustedes, que tienen esta fe, vencerán este mundo al igual que Yo lo hice. Ustedes ya no son pecadores ante Mí. Ahora, ustedes son justos. Ahora ustedes son Mi pueblo y Mis hijos. ¡Tened buen ánimo! Yo he vencido al mundo”.
Dios también dio testimonio de la salvación de los nacidos de nuevo que tienen fe en ambos, en Jesús como su Señor y Salvador, y en el bautismo y en la sangre de la Cruz. La evidencia concreta de la salvación en los corazones de los justos también se haya en el agua, la sangre y el Espíritu Santo. El evangelio del agua, la sangre y el Espíritu Santo testifica que Jesús ha tomado todos nuestros pecados con Su bautismo, y que Él los expía todos ellos derramando Su sangre sobre la Cruz. La Verdad es que todos los pecados del mundo fueron pasados a Jesús, cuando Jesús recibió el bautismo en el Río Jordán (Mateo 3:15). Tenemos que rumiar este evangelio perfecto y poderoso de vez en vez.
Una persona que ha recibido la remisión del pecado vence a Satanás el Demonio, los falsos profetas y todas las persecuciones de este mundo. Esto es posible a través de la fe en el bautismo recibido por Jesús y en la sangre de Jesús derramada sobre la Cruz. La Palabra de la Verdad, la cual es el evangelio del agua, la sangre y el Espíritu Santo que está en los corazones. Al creer en Jesucristo, quién vino por el agua, la sangre y el Espíritu Santo, podemos vencer a Satanás el Demonio y al mundo. Los creyentes del bautismo recibido por Jesús y en la sangre que Jesús derramó sobre la Cruz también tienen el poder de vencer a numerosos falsos profetas.
Nuestra verdadera “Victoria” depende de nuestra fe en el evangelio del agua, la sangre y el Espíritu. No tenemos una verdadera remisión del pecado ni el poder de vencer al mundo, si no creemos en Jesús como el Hijo de Dios y como nuestro Salvador de acuerdo a la Palabra del testimonio de Dios.
¿Tienes en tu corazón la fe para vencer al mundo? Puedes vencer el mundo, si en tu corazón tienes fe en los testigos que son el agua, la sangre y el Espíritu Santo. ¿Crees que todos los pecados del mundo ya han sido pasados sobre Jesús cuando Él fue bautizado? ¿También crees que Jesús recibió el juicio por todos nuestros pecados al morir por nosotros en la Cruz? Aquellos que creen en los tres testigos, que son el agua, la sangre y el Espíritu Santo han recibido la remisión de sus pecados totalmente y tienen el poder de vencer el mundo.
El Apóstol Juan creía en Jesús como su Señor y Salvador, quién vino por el agua, la sangre y el Espíritu Santo. Los discípulos de Jesús podían vencer el mundo creyendo en la misma Palabra del evangelio del agua y el Espíritu. Por ello, el Apóstol Juan dijo a sus hermanos, quienes habían sido perseguidos mientras predicaban el verdadero evangelio, “¡Tened animo! Puedes vencer el mundo con la fe en Jesucristo, quién vino por el agua, la sangre y el Espíritu Santo para salvarte.” El poder para vencer el mundo que es dado a todos los creyentes se haya en la fe en Jesucristo, quién vino por el agua, la sangre y el Espíritu.
1 Juan 5:8 dice como sigue: «Y tres son los que dan testimonio en la tierra: el Espíritu, el agua y la sangre; y estos tres concuerdan».
En esto días, los Cristianos rara vez hablan acerca de la Verdad del bautismo que Jesús recibió de Juan el Bautista. Excluyendo de sus creencias el bautismo que Jesús de Juan el bautista y se convierte en un obstáculo para que ellos reciban la remisión del pecado. Aquellos que creen en Jesús sin creer además en el bautismo recibido por Jesús de parte de Juan el Bautista son engañados por Satanás el Demonio.
Entonces, ¿qué pasa a aquellos que no creen correctamente? Fallaran eternamente en recibir la remisión de sus pecados. La Palabra de Dios es la Espada de la Verdad y la Luz de la Vida. No podemos ignorar aún el más pequeño pasaje de Su Palabra. Es por ello que tenemos que vivir en nuestra fe en el evangelio del agua y la sangre, la cual viene de Dios. Nadie puede vencer al mundo, a menos que la persona crea en el bautismo que Jesús recibió y en la sangre que Él derramó sobre la Cruz.
Sin embargo, aún existe mucha gente que no cree en el evangelio del bautismo de Jesús y en Su sangre en la Cruz, la cual ha lavado todos nuestros pecados. Tal gente no ha recibido la remisión completa de sus pecados ya que solo creen en la sangre que Jesús derramó sobre la Cruz. Esa gente desafortunadamente permanece en pecado a pesar de su creencia en Jesús ya que tienen pecado en su corazón.


La Gente Puede Creer y Ser Salva Solo Cuando Este Verdadero Evangelio les sea Testificado Correctamente

Tenemos que esparcir el evangelio del agua y el Espíritu en cada oportunidad posible. Si fallamos en testificar a la gente el evangelio del agua y de la sangre correctamente, cada Cristiano alrededor del mundo terminara meramente como un religioso hipócrita.
¿Qué clase de fe posee el Cristianismo actual? Podemos ver que el Cristianismo no está basado sobre el fundamento de la Verdad de la remisión de los pecados, la cual viene del evangelio del agua y el Espíritu. Es por ello que el Cristianismo actual tiene que creer urgentemente en el evangelio del agua y el Espíritu. Todas las religiones del mundo fueron creadas por humanos. Sin embargo, el Cristianismo es la fe dada por Dios, y se basa distintivamente sobre la Verdad de Dios de la remisión del pecado a través del evangelio del agua y el Espíritu. La religión es algo muy diferente a la fe verdadera.
Por lo tanto, aquellos que piensan que el Cristianismo no es distinto de las demás religiones del mundo tienen un conocimiento falso. Enseñan ética y moral Cristiana como si esa fuera la clave de la voluntad de Dios. Primero tienen que llegar a conocer el evangelio del agua y el Espíritu. Jesucristo no vino a este mundo a establecer un orden ético sino a salvar a los pecadores a través de la Verdad del agua y el espíritu. En estos días, muchos Cristianos buscan satisfacer sus propias ambiciones abusando el Cristianismo.
Si crees en el Cristianismo sin primero conocer la Verdad del evangelio del agua y el Espíritu, el Cristianismo pierde lo que lo hace diferente a todas las demás religiones. Aquellos que creen en el Cristianismo como una más de las religiones mundanas enseñan ética y moral a la gente para satisfacer sus propios deseos de la carne. Puede que digan, “¿Qué importa si creo en esto o aquellos siempre y cuando vaya al Cielo?” Tal gente tiene que darse la vuelta y creer en el evangelio del agua y el Espíritu, sabiendo que el Cristianismo ha sido distorsionado en una mas de las religiones mundanas.
El evangelio del agua y el Espíritu es la Verdad central del Cristianismo. Así, tenemos que recibir la bendición de la remisión de todos nuestros pecados y la vida eterna creyendo en el evangelio del agua y el Espíritu. Las creencias que están basadas en los pensamientos personales y no en la Verdad del evangelio del agua y el Espíritu son todas formas de religiosidad, las cuales se practican en vano.
Pensemos nuevamente de que se trata la fe en la Verdad real. Supongamos que la gente sobrevive el hundimiento de un crucero en el Océano Pacifico, al sostenerse de un bote de goma. El capitán del barco ya ha enviado un mensaje de emergencia SOS. Una vez que llega el helicóptero de rescate, aquellos que se tomaron de la soga adherida al helicóptero y se amarran a sí mismos por la cintura es probable que hayan sido rescatados exitosamente. Sin embargo, si alguien se sintió confiado en la fuerza de su propio brazo y que simplemente se tomó de la soga, posiblemente caiga de nuevo en el Océano Pacifico una vez que se le acabe su fuerza.
De igual forma, si una persona cree en Dios sin creer en la Palabra del evangelio del agua y el Espíritu, esa persona estará en un amor no requerido de Dios. Dirán que de algún modo creen en Jesús como su Señor y Salvador, pero no conocen ni creen en el bautismo y en la sangre de Jesucristo, lo cual compone el evangelio del agua y el Espíritu. Entre ellos, existen muchos que aún piden ser liberados de los pecados del mundo.
Esta gente puede haber pensado que podían asirse de su fe religiosa. Sin embargo, en realidad, caen debido a sus pecados. Aunque sabían que el Señor los salvaría de sus pecados, caen en pecados de este mundo y mueren en pecado debido a que dependen de su propia fuerza. Queridos compañeros creyentes, los Cristianos con una fe incorrecta no pueden evitar vivir en este amor no requerido.
Primero deben orar a Jesús, “Jesús, yo creo en Ti como mi Señor y Salvador. Sin embargo, aún tengo pecados después de creer en Ti. ¿Qué debo hacer? Debo creer que soy salvo de los pecados ya que creo en Ti Jesús, pero a pesar de mis creencias aún tengo pecados y me preocupa que no vaya al Cielo. Oh Señor, todavía no puedo ser parte de Tú pueblo. Señor Jesús, por favor libérame de todos mis pecados.” Hasta que encuentren el evangelio del agua y el Espíritu ellos deben de orar así.
Queridos compañeros creyentes, tienes que ser lavado de todos tus pecados creyendo en el bautismo recibido de Juan el Bautista y en la sangre que Jesús derramó en la Cruz. Si haces eso, el poder de este verdadero evangelio te salvará de todos los pecados del mundo. El bautismo que Jesús recibió en este mundo y la sangre que Jesús derramó sobre la Cruz tienen amplio poder para lavar todos los pecados de aquellos que creen en Jesucristo como su Señor y Salvador.
A partir de ahora, aquellos que han creído solo en la sangre que Jesús derramó sobre la Cruz deben creer en el evangelio del agua y el Espíritu. Son gente que engaña a su propia conciencia creyendo que no hay pecado en ellos, aunque solo en la sangre que Jesús derramó sobre la Cruz. Esta gente piensa que pueden ser lavados a través de sus oraciones de arrepentimiento.
Algunas otras personas luchan emocionalmente ya que no sus pecados no están totalmente resueltos por su fe en las doctrinas de sus denominaciones. Tal gente tiene que reconocer primero que les falta ser salvos de todos sus pecados por sus propios méritos. Dios requiere que tengan fe en el evangelio del agua y el Espíritu, ya que esta es la clase de fe de la Verdad que Dios aprueba.
Los verdaderos Cristianos son aquellos que creen que Jesús tomó sobre Sí Mismo todos los pecados del mundo, y recibió el juicio por esos pecados por la Verdad del evangelio del agua y el Espíritu. Ellos conocen y creen en Jesucristo como su Señor y Salvador, quién recibió el bautismo de Juan el Bautista, murió sobre la Cruz en nuestro lugar derramando Su sangre, y resucitó de entre los muertos. El Señor nos ha dado testimonio de que Él vino por el evangelio del agua y el Espíritu para salvarnos lavando nuestros pecados. El Señor nos está diciendo, “Sí, Yo soy tú Señor y Salvador. Yo te salve por el agua y por la sangre. Yo soy Dios tú Salvador.” A partir de aquí, recibimos Su aprobación cuando de todo corazón creemos en nuestro Salvador, quién vino por el agua y por la sangre.
Jesús nos está diciendo que nuestras creencias son vanas si creemos en Él pero omitimos cualquiera de los testigos esenciales el agua, la sangre y el Espíritu Santo. Primero tenemos que creer en el bautismo que Jesús recibió de Juan el Bautista y en la sangre que Él derramó sobre la Cruz. Cada uno de los Apóstoles creía en el evangelio del agua y el Espíritu. Jesús presentó el bautismo que Él recibió de Juan el Bautista como una señal de la salvación de toda la humanidad (1 Pedro 3:21). Solo es porque Jesús primeramente recibió el bautismo por lo que en consecuencia Él murió sobre la Cruz derramando Su sangre y resucitando de entre los muertos para que cualquiera que crea en Él pueda recibir la salvación.


Los Apóstoles Pablo y Pedro También Dieron Testimonio del Bautismo de Jesús Junto con Su Sangre 

¿Acaso el Apóstol Pablo también menciono el bautismo que Jesús recibió? Veamos cuan seriamente creía el Apóstol Pablo en el bautismo que Jesús recibió.
Romanos 6:3 dice: «¿O no sabéis que todos los que hemos sido bautizados en Cristo Jesús, hemos sido bautizados en su muerte?» aquí, la frase “todos los que hemos sido bautizados en Cristo Jesús” significa que nosotros los creyentes pudimos morir con Cristo y resucitar con Cristo ya que Jesús tomó sobre Su propio cuerpo los pecados de este mundo de una vez por todas por el bautismo que Jesús recibió de Juan el Bautista. Si creemos en el bautismo como la unión entre nosotros y Jesucristo, y si creemos que Él ha completado Su acto de justicia sobre la Cruz, Su regalo gratuito de la remisión del pecado es dado a cada uno de nosotros que como tal creemos en Él. Así, Romanos 6:3 lee: «¿O no sabéis que todos los que hemos sido bautizados en Cristo Jesús, hemos sido bautizados en su muerte?». 
Romanos 6:5 también dice: «Porque si fuimos plantados juntamente con él en la semejanza de su muerte, así también lo seremos en la de su resurrección». Aquellos que creen en el bautismo que Jesús recibió de Juan el Bautista murieron juntamente con Jesucristo sobre la Cruz y como resultado resucitaron con Él de entre los muertos.
Otro versículo de la Biblia en que Pablo mencionó el evangelio del agua y el Espíritu es Gálatas 3:27. Gálatas 3:27 dice: «porque todos los que habéis sido bautizados en Cristo, de Cristo estáis revestidos». Esto significa que aquel que cree en el bautismo de Jesús ha sido revestido de la perfecta justicia de Jesús. El Apóstol Pablo también dice: «El bautismo que corresponde a esto ahora nos salva (no quitando las inmundicias de la carne, sino como la aspiración de una buena conciencia hacia Dios) por la resurrección de Jesucristo» (1 Pedro 3:21). Como tal, todos los Apóstoles creían y testificaban el agua y la sangre de Jesús, y Su resurrección.
Queridos Cristianos, deben darse cuenta de que sus pecados no pueden ser lavados a menos que crean en sus corazones que Jesús recibió el bautismo de Juan el Bautista para tomar todos los pecados de sus corazones sobre Sí Mismo. También tienen que creer con sus corazones que la sangre que Jesús derramó sobre la Cruz fue el juicio vicario por tus pecados. La única manera de escapar de tus pecados es creyendo en el evangelio del agua y el Espíritu. No puedes ser justo, libre de todos tus pecados, a menos que creas en la Verdad de que Jesucristo, quién fundamentalmente es Dios, vino a este mundo y nos salvó por el agua y por la sangre.
Es por ello que Dios no aprueba la fe basada en la llamada “Doctrina de la Justificación.” Aquellos que abogan por esta doctrina afirman que aunque tienen pecado en sus corazones, Dios los trata como sin pecado solo porque de alguna manera creen en Jesús.
Jesús no le dice a un pecador que no tiene pecado. Existe mucha gente en este mundo que cree en la Doctrina de la Justificación sin conocer el evangelio del agua y el Espíritu. Aunque Dios es Todopoderoso, existe una cosa que Él no puede hacer. Mentir. Jesús no llama santos a aquellos que tienen pecado, tan solo porque creen en Él. De igual manera, Dios llama a aquellos que tienen pecado en sus corazones pecadores y los juzga como tales.
La gente presiona por la Doctrina de la Justificación ya que no pueden creer en la Palabra del evangelio del agua y el Espíritu. El Dios Omnisciente no puede reconocer a un pecador como santo. Deben reconocer la verdad de que la única manera para que ellos sean hechos santos es creyendo en el evangelio del agua y el Espíritu. A menos que crean en el bautismo recibido por Jesús de parte de Juan el Bautista, no existe forma para que ellos sean limpiados de todos sus pecados. Nuestro Dios no es un Dios, que llama santo al pecador.
Dios aprueba la fe de aquellos que creen en el evangelio del agua y el Espíritu. Por lo tanto, si has insistido sobre la Doctrina de la Justificación hasta ahora, has mal interpretado seriamente el juicio de Dios a pesar de tu fe en Jesús ya que fallaste en darte cuenta de la Verdad del agua y el Espíritu. Ahora es el tiempo de que la eches fuera y te tomes del verdadero evangelio del agua y el Espíritu. Esta es la única forma de que evites la necedad de oponerte a Dios.
Lo que tienes que saber es que la doctrina Cristiana de la justificación en es la Verdad real. La mayoría de los Cristianos ahora son consolados por esta doctrina, ya que todos tienen pecado en su corazón. Y es por ello que se están asiendo rápidamente de esta necedad, enseñanza hecha por hombres. Como dije antes, la Doctrina de la Justificación engaña a la gente diciendo que Dios considera un santo a un pecador siempre y cuando profese a Jesús como su Salvador de una forma u otra.
Pero, debes reconocer que cuando aún tienes pecado en tu corazón, Dios te dice que aún eres pecador y no Su pueblo propio. Si aún son pecadores, meramente llamándote pueblo propio de Dios, aunque Dios Mismo no piensa de esa manera. ¡Cuán necio es que pensemos por nosotros mismos que seremos considerados santos a pesar de los pecados que están intactos en tu corazón!
Dios es el Dios justo quién determina si son Su pueblo propio o no dependiendo de si tienes o no pecado en tu corazón. Dios es incapaz de una mentira. Ya que Dios Mismo es justo, Él odia las mentiras. Por lo tanto, tenemos que darnos cuenta de que es totalmente equivoco pensar que Dios llamaría santo a un pecador tan solo porque de alguna manera esa persona cree en Jesús. Debes creer que Dios te llama justo porque crees en Jesucristo como tú Salvador, quién vino por el agua, la sangre y el Espíritu.
Existe una sola clase de fe que Jesús reconoce como sin mancha. Dios reconoce solo a aquellos que poseen esta clase de fe. ¿Dónde podemos obtener esta clase de fe? Obtenemos esa clase de fe cuando creemos que Jesús vino a este mundo en semejanza de hombre, recibió el bautismo de Juan el Bautista en el Río Jordán y derramó Su sangre sobre la Cruz. A través de Su bautismo y derramamiento de sangre, Jesús tomó sobre Sí Mismo todos los pecados de todos los pecadores y los libero de sus pecados.
Recibimos el regalo del Espíritu Santo, si creemos en la Palabra del evangelio del agua y el Espíritu, el cual nos presentó Jesús. La fe real que es reconocida por Dios es de la siguiente manera. La fe real cree que Jesucristo vino a este mundo, recibió el bautismo de Juan el bautista para tomar sobre Sí Mismo todos los pecados de este mundo y sufrió el juicio de los pecados del mundo sobre la Cruz, en donde derramó Su sangre y murió. Ciertamente Dios reconoce la fe de aquellos que creen en el evangelio del agua y el Espíritu.
Jesús no hubiera muerto crucificado sobre la Cruz derramando toda Su sangre, si primero Él no hubiese recibido el bautismo de Juan el Bautista, el cual transfirió todos nuestros pecados sobre Él de una sola vez. Ni hubiera Jesús dicho: «Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar» (Mateo 11:28).
Jesús no puede llamar a esa gente, que solo cree en Su sangre, pueblo de Dios debido a los pecados intactos en sus corazones. Tal gente tiene que creer urgentemente en el evangelio del agua y el Espíritu, ya que sus pecados no están totalmente lavados. Quienquiera que aún tenga pecado en su corazón debe admitir que todavía no es salvo, y que los pecados en su corazón son prueba que él mismo está condenado al infierno.
Jesucristo puede reconocer a los que no tienen pecado de entre aquellos que han recibido la remisión total de sus pecados porque han creído en el evangelio del agua y el Espíritu. El evangelio del agua y el Espíritu nos dice que Jesús vino a este mundo para salvarnos de todos nuestros pecados por el bautismo que Jesús recibió de Juan el Bautista para tomar sobre Sí Mismo todos los pecados de este mundo y por la sangre que Él derramó sobre la Cruz, la cual pagó totalmente la deuda por los pecados del mundo. Jesús reconoce la fe de aquellos que creen en el bautismo que Él recibió y por la sangre que Él derramó sobre la Cruz. Jesús les dice a ellos, “Estas en lo correcto. Ahora tienes Mi salvación. Ahora, eres justo. Ustedes son Mis hijos.”
Aquellos que creen en el bautismo que Jesús recibió y en la sangre que Él derramó sobre la Cruz han recibido su salvación de todos los pecados de este mundo y en realidad no tienen pecado en su corazón. Aquellos de entre los Cristianos que solamente creen en la sangre que Jesús derramó sobre la Cruz tienen pecado en su corazón ya que no han reconocido el bautismo que Jesús recibió de Juan el Bautista.
Solo existe una Verdad, una Honestidad, un Amor y una Amabilidad en el Reino de Dios. Nada falso existe en el Reino de Dios, ni siquiera 0.1%. No hay favoritismo o juicio imparcial, llamar santo a un pecador.
Mateo 7:22-23 dice: «Muchos me dirán en aquel día: Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre echamos fuera demonios, y en tu nombre hicimos muchos milagros? Y entonces les declararé: Nunca os conocí; apartaos de mí, hacedores de maldad».
Jesús nunca índico que nuestras buenas obras de la carne o nuestra voluntad humana añadirían oportunidades para recibir la salvación de nuestros pecados. Aun así le responderán a Jesús, “Señor, ofrecí dos de mis casas para que se esparciera el evangelio. Hasta mi vida he dado por Ti. Señor, ¿no me viste viviendo por amor a Ti? ¿No me has visto ofrecer mi propio cuerpo y mi vida para no negarte a Ti?
Entonces, el Señor les preguntara, “¿aún tienes pecado en tu corazón a pesar de todo lo que has hecho?”
“Si, aún tengo pecado en mi corazón.”
“Entonces, tienes que apartarte de Mí. No hay lugar en el Reino de Dios para un pecador como tú.”
“Pero fui martirizado por Ti.” 
Jesús les contestara, “¿De qué martirio hablas? Moriste para mostrar tu propia voluntad. ¿Aceptaste en tú corazón la Verdad del evangelio en que tuve que recibir el bautismo de Juan el Bautista para tomar sobre Mí Mismo todos tus pecados, así como los del resto del mundo y que derramé Mí sangre sobre la Cruz? ¿Puede tú corazón, lleno de pecados, dar testimonio de que eres del pueblo de Dios? No hay ningún testigo que abogue por ti de que eres del pueblo de Dios, mientras que los pecados de tú corazón aún permanecen. Aún tienes pecado porque no has creído en Mi Jesucristo, que recibí el bautismo de Juan el bautista en el Río Jordán para tomar los pecados del mundo sobre Mí Mismo.”
Así como una chispa comienza un gran incendio, Jesús nos dice que la gente, que ha recibido la remisión de sus pecados a través de su fe en el evangelio del agua y el Espíritu, resplandecerá la luz de la salvación en el mundo ya que no tienen pecado en sus corazones. Los creyentes en el evangelio del agua y el Espíritu han recibido su salvación del pecado a través del amor de Dios y verdaderamente son capaces de practicar este amor de Dios.


Existen Tres Realidades Que dan Testimonio de la Salvación de los Pecadores de sus Pecados

1 Juan 5:8 dice: «Y tres son los que dan testimonio en la tierra: el Espíritu, el agua y la sangre; y estos tres concuerdan». Lo que el Señor hizo en este mundo es presentarnos la salvación por el agua, la sangre y el Espíritu.
1 de Juan 5:9-12 dice: «Si recibimos el testimonio de los hombres, mayor es el testimonio de Dios; porque este es el testimonio con que Dios ha testificado acerca de su Hijo. El que cree en el Hijo de Dios, tiene el testimonio en sí mismo; el que no cree a Dios, le ha hecho mentiroso, porque no ha creído en el testimonio que Dios ha dado acerca de su Hijo. Y este es el testimonio: que Dios nos ha dado vida eterna; y esta vida está en su Hijo. El que tiene al Hijo, tiene la vida; el que no tiene al Hijo de Dios no tiene la vida».
Nosotros los nacidos de Nuevo recibimos el testimonio de los hombres en ocasiones. Recibimos el testimonio de los demás en este mundo por el hecho de que somos justos. Pero la Biblia afirma que el testimonio de Dios es mayor que esto, y que el testimonio de Dios es acerca de Su propio Hijo.
¿Tienes en tú corazón la evidencia de tú salvación de todos tus pecados? En mi corazón, existe un testigo de que he sido liberado de mis pecados. Ese testimonio es que yo creo que Jesús vino por el Espíritu Santo a este mundo por mí y por todos los demás; al recibir el bautismo de Juan el Bautista a la edad de 30, lo que completo la justicia de Dios totalmente, Jesús tomó sobre Sí Mismo todos los pecados de este mundo; y Jesucristo llevó todos mis pecados a la Cruz y recibió el juicio por mis pecados. Para revivir a todos los creyentes de la muerte, Jesús resucitó de entre los muertos al tercer día.
El Señor nos ha salvado de los pecados de este mundo por el evangelio del agua y el Espíritu. ¿Qué pasaría a nuestra salvación, si Jesús no hubiera resucitado de entre los muertos sino que se hubiera quedado en la tumba? Si es así: «vana es entonces nuestra predicación, vana es también vuestra fe» (1 Corintios 15:14). Pero, nuestro Señor se ha levantado de entre los muertos, y ahora se sienta a la diestra del Trono de Dios. El Señor aún da testimonio a nosotros de que Él es nuestro Salvador a través del evangelio del agua y el Espíritu.
Yo creo que Jesús nos salvó de todos nuestros pecados a través del evangelio del agua y el Espíritu. Jesús ha salvado a toda la humanidad de sus pecados a través de la salvación por el bautismo que Él recibió y la sangre que Él derramó sobre la Cruz. Debido a que Jesús nos salvó de todos nuestros pecados por el evangelio del agua y el Espíritu, hemos recibido nuestra salvación creyendo en la Verdad de este evangelio. Este es mi testimonio.
Deseo que todos ustedes tengan el mismo testimonio que yo. Aquellos que han sido lavados de sus pecados completamente, nunca ignoran la Verdad del bautismo que Jesús recibió de Juan el Bautista y la sangre que Él derramó sobre la Cruz. Debido al bautismo que Jesús recibió es uno de los componentes esenciales de nuestra salvación, no debemos ignorar el bautismo. No excluyen ninguna esencia de la Verdad del evangelio del agua y el Espíritu. La esencia del verdadero evangelio son el agua, la sangre y el Espíritu Santo.
Mateo 3:15 dice: «porque así conviene que cumplamos toda justicia». Jesús recibió el bautismo de Juan el Bautista en el Río Jordán para tomar sobre Sí Mismo todos nuestros pecados de una vez por todas. Entonces, Él llevó los pecados de este mundo hasta la Cruz. No debemos llegar a ser incrédulos de este evangelio del agua y el Espíritu.
Si el Apóstol Juan estuviera vivo hoy, ¿Qué les diría a los Cristianos de la actualidad? Él daría testimonio que los pecados de este mundo fueron pasados sobre Jesús, cuando Jesús recibió el bautismo de Juan el Bautista.
Así, la mayoría de los Cristianos aún cree que tienen que hacer oraciones de arrepentimiento diariamente para que Dios lave sus pecados siempre que oran en arrepentimiento. Queridos compañeros Cristianos, ¿alguna vez han leído en la Biblia que sus pecados pueden ser lavados por sus oraciones de arrepentimiento? Aquellos que niegan que nuestros pecados fueran lavados por el bautismo recibido por Juan el Bautista, convierten a Jesús en un mentiroso.


Después de Recibir el Bautismo de Juan el Bautista, El Señor ha Borrado los Pecados de Este Mundo Llevándolos Hasta la Cruz y Derramando Su Sangre Sobre Ella

Jesús lavó todos los pecados de este mundo de una vez por todas al recibir el bautismo. Queridos Cristianos, compañeros creyentes, tienes que recibir la salvación de todos tus pecados creyendo en el evangelio de la salvación que consiste en el bautismo que Jesús recibió y en la sangre que Él derramó sobre la Cruz. La gente, que no cree en la esencia del evangelio del agua y el Espíritu, esto es, el bautismo que Jesús recibió y la sangre que Jesús derramó sobre la Cruz, están dirigiendo sus almas hacia el infierno.
El evangelio de la salvación que Jesús nos ha dado se aplica a todos. Jesús ha recibido el bautismo y derramó Su sangre sobre la Cruz para lavar los pecados de este mundo. Él ha cumplido toda la justicia por Si Mismo. Por lo tanto, ahora, la salvación depende absolutamente de ti. La gente que cree en esta Verdad recibe la salvación de sus pecados. La gente que no cree en las obras de Dios convierte a Jesús en un mentiroso, y, en consecuencia, son enviados al infierno de acuerdo a Su justa Ley que afirma que la paga del pecado es muerte.
La gente no va al Infierno debido a que comete muchos pecados en este mundo, sino porque no cree en el evangelio del agua y el Espíritu, el cual nos fue dado a nosotros por Jesús. Son abandonados y enviados al Infierno debido a que han convertido a Jesús en un mentiroso.
Queridos compañeros Cristianos, yo les pido que no conviertan a Jesús en un Dios que miente. La gente, que no cree que Jesús llevó sobre Sí Mismo todos nuestros pecados al recibir el bautismo de Juan el Bautista, tienen pecado intacto en su corazón. ¿Cómo pueden decir que son están sin pecado sin primero creer en el bautismo que Jesús recibió de Juan el Bautista y en la sangre que Él derramó sobre la Cruz?
En una ocasión le pregunte a un anciano de una iglesia cercana si él había recibido la remisión de sus pecados. Él dijo que había creído en Jesús hacía más de cincuenta años.
“Anciano, probablemente usted no tiene pecados en su corazón ya que usted cree en Jesús, ¿o sí?”
“Ciertamente, no los tengo. Mis pecados han desaparecido.”
“La Biblia nos dice que Jesús logró la salvación para todos llevando los pecados de este mundo. Si eso es verdad, ¿usted debe haber recibido salvación de todos sus pecados?”
“Desde luego, he recibido salvación de todos mis pecados.”
“Entonces, ¿usted no tiene pecado?”
“Yo no tengo pecado.” 
“Entonces, ¿cómo puede encargarse de los pecados que pueda cometer en el futuro?”
“Oro en arrepentimiento. Se me enseñó que mis pecados serían lavados mientras ofrezco mis oraciones de arrepentimiento por mis pecados diarios.”
“Entonces anciano, ¿desaparecerán los pecados de su corazón?”
“Los pecados de mi corazón no se extraen fácilmente.”
La gente que no sabe y, a partir de aquí, no cree en el evangelio del agua y el Espíritu no pueden ser lavados de sus pecados. Esta clase de gente que no cree en el evangelio dado por Dios del agua y el Espíritu convierte a Jesús en mentiroso. Desechan el amor de Jesús. Duele el corazón de ver su lucha con el pecado.
¿No es Jesús capaz de lavar los pecados del mundo? ¿Cómo puede Jesús ser nuestro Salvador, si Él fuere capaz de lavar los pecados del mundo por el evangelio del agua y el Espíritu? Tú y yo no debemos hacer de Jesús un mentiroso. La Biblia nos dice: «No os engañéis; Dios no puede ser burlado» (Gálatas 6:7). Este pasaje implica que hagamos de Jesús un mentiroso. No debemos burlarnos de Jesús, tratarlo a Él ligeramente, o tratarlo a Él como a un humano, uno más de nosotros.
El Apóstol nos informa del evangelio del agua y el Espíritu con gran detalle. Pero, aún mucha gente falla en recibir la salvación de sus pecados ya que no creen en Jesucristo, quién vino por el agua y por la sangre. Son pecadores que no creen en la Palabra del evangelio del agua y el espíritu exactamente como está escrita. La gente que cree en todo lo que hizo Jesús pueden considerarse a sí mismos como “justos.”
¿Qué clase de gente es mentirosa ante Dios? Un mentiroso no cree que Jesús dio Su salvación completa a los pecadores. Tal persona está condenada al infierno. Se está burlando de Jesús al convertirlo en un mentiroso.
Queridos compañeros creyentes, no deben convertir a Jesús en un mentiroso. Jesús llevó los pecados de este mundo de una vez portadas al venir a este mundo y al recibir el bautismo de Juan el Bautista en el Río Jordán (Mateo 3:15). Por medio de la imposición de manos, Jesús recibió el bautismo de Juan el bautista, y así, Él ha cumplido toda la justicia.


Existe Gente Que Niega el Bautismo que Jesús Recibió y la Divinidad de Jesús

1 Juan 5:10 dice: «El que cree en el Hijo de Dios, tiene el testimonio en sí mismo». Yo creo que Jesús nos ha concedido la remisión de nuestros pecados de una vez por todas por el agua y la sangre. Jesús nació en este mundo a través del cuerpo de la Virgen María. Yo creo que Jesús recibió el bautismo de la remisión del pecado de Juan el Bautista en el Río Jordán, tomando los pecados del mundo y llevando los pecados hasta la Cruz, en donde Él fue crucificado y murió derramando Su sangre, y que Jesús resucitó de entre los muertos.
La gente que ha recibido la salvación a través de su fe en la Palabra del evangelio del agua y el Espíritu tiene el testimonio de la Palabra en sus corazones. El testigo de la salvación de los justos es la Palabra de fe en Jesús, quién vino por el agua, la sangre y el Espíritu Santo.
¿Tienes el testimonio de la salvación de Jesús, quién vino por el agua, la sangre y el Espíritu Santo? La Biblia dice que tenemos el testimonio en nosotros mismos (1 Juan 5:10). La gente que tiene la Palabra del testimonio de su salvación en sí mismos creen que sus pecados han sido transferidos sobre Jesús por el bautismo y por la sangre.
Queridos compañeros creyentes, ¿tienen la fe que da testimonio de su salvación? No puedes recibir una salvación total con tu fe en el derramamiento de la sangre de Jesús sobre la Cruz., si no crees también en el bautismo que Jesús recibió de Juan el Bautista. Es esta Verdad que merece un énfasis especial en cualquier circunstancia.
El Apóstol Juan dice: «El que cree en el Hijo de Dios, tiene el testimonio en sí mismo» (1 Juan 5:10). Alguna gente dice que cree en el derramamiento de sangre de Jesús sobre la Cruz, aunque no cree en el bautismo que Jesús recibió de Juan el Bautista. Pero, tal fe no es nada más que la mitad de la fe que nunca podrá ser aprobada por Dios. Jesús reconoce la fe que cree en los tres esenciales del evangelio autentico: el agua, la sangre y el Espíritu Santo.
La gente que no cree en ambos, en el agua y en la sangre como la remisión de sus pecados, cree solo en la sangre como su salvación. Viven en su religiosidad, creyendo solamente en la sangre que Jesús derramó sobre la Cruz como su salvación. Tales Cristianos solo creen en la mitad del evangelio del agua y el Espíritu. No sé cómo la gente que se dice a si misma “evangélicos” no se avergüenzan de su falta de reconocimiento del “agua,” la cual es el bautismo que Jesús recibió de Juan el bautista.
Deseo decirle, a cada Cristiano en el mundo, que no puedes nacer de nuevo de todos tus pecados a menos que creas en Jesucristo, quién vino por el agua, la sangre y el Espíritu Santo. La Biblia da testimonio de que solamente esa gente, que ha aceptado a Jesucristo como su Salvador, quién vino por el agua, la sangre y el Espíritu Santo, son salvos de todos sus pecados. No podemos recibir el testimonio de nuestra salvación de todos nuestros pecados sin primero creer en el evangelio del agua y el Espíritu.
El evangelio del agua y el Espíritu tiene el poder de limpiar todos los pecados del mundo de una sola vez. El evangelio da a sus creyentes plena certidumbre de salvación total en el amor de la Verdad de Dios. Es por ello que el Apóstol Pablo dijo en 1 Tesalonicenses 1:5: «pues nuestro evangelio no llegó a vosotros en palabras solamente, sino también en poder, en el Espíritu Santo y en plena certidumbre, como bien sabéis cuáles fuimos entre vosotros por amor de vosotros».
Sin embargo, muchos líderes Cristianos aún niegan el evangelio del agua y el Espíritu. Insisten solamente sobre la sangre de Jesucristo derramada sobre la Cruz como su salvación, y se burlan de los creyentes del evangelio del agua y el Espíritu. ¿Acaso Cristo testifica por nosotros de que hemos recibido la salvación, aún si solamente creemos en la sangre de Jesús derramada sobre la Cruz? De ninguna manera. La fe solamente en la sangre de Jesús derramada sobre la Cruz es una fe arbitraria que viene de Satanás el mentiroso. Jesús reconoce nuestra fe, cuando creemos en ambos, el bautismo que Jesús recibió de Juan el Bautista y en la sangre que Él derramo sobre la Cruz.
Lo que más asusta a Satanás el Demonio y a los falsos profetas es la Verdad del evangelio del agua y el Espíritu, el cual afirma que Jesús ha lavado todos nuestros pecados de una vez por todas al recibir el bautismo de Juan el Bautista. La gente que pertenece a Satanás hace todo lo que puede para desacreditar la salvación de los pecadores por el bautismo que Jesús recibió y por la sangre que Jesús derramó sobre la Cruz. Pero, podemos ver que su fe es falsa por la presencia del pecado en sus corazones.
Hay una escena en la película “el Omen,” en donde alguna gente está tratando de realizar un exorcismo con un crucifijo. Sin embargo, no pueden vencer a Satanás el Demonio solo porque le enseñas una cruz. No se repele a Satanás meramente con una cruz. La gente que ha nacido de nuevo por el agua y por la sangre tiene un testigo delante de Dios de su remisión de los pecados. Y Satanás el Demonio también sabe que tienen la Palabra del testimonio por lo que él no puede vencer por cualquier forma.
Tenemos que vencer a Satanás el Demonio a través de nuestra fe en Jesucristo, quién vino por el evangelio del agua y el Espíritu. Cuando el Demonio dice esto y aquellos para acusarte por tus pecados personales, tienes que rechazar al Demonio preguntándole, “¿Acaso no sabes que Jesús ha quitado mis pecados?” Satanás y sus seguidores no pueden resistir escuchar la palabra del agua y de la sangre. Así, Satanás huye de los justos después de tratar de engañarlos una o dos veces.
La gente que pertenece al Demonio odia sentarse junto a los justos que creen en el evangelio del agua y el Espíritu. La Biblia dice: «el que no cree a Dios, le ha hecho mentiroso» (1 Juan 5:10). Ellos no creen en el testimonio del agua, la sangre y el espíritu Santo, que son acerca del Hijo de Dios.
¿Cuál es la evidencia concreta de que el Hijo de Dios nos ha liberado de nuestros pecados? La evidencia es que Jesucristo vino a este mundo concebido por el Espíritu Santo, tomó sobre Sí Mismo todos los pecados del mundo de una vez por todas al recibir el bautismo de Juan, expió todos nuestros pecados derramando Su sangre sobre la Cruz, y resucitó de entre los muertos para cumplir toda justicia. La evidencia de nuestra remisión del pecado se haya en nuestra fe en Jesucristo, quién vino por el agua y por la sangre y por el Espíritu Santo.
Por lo tanto, si una persona falla en creer en Jesucristo, quién vino por el agua y por la sangre y por el Espíritu Santo, no puede sino permanecer como pecador. Los líderes Cristianos que no creen en el evangelio del agua y el Espíritu no pueden sino convertirse en falsos profetas que creen falsamente y enseñan falsamente.
1 Juan 5:11 dice: «Y este es el testimonio: que Dios nos ha dado vida eterna; y esta vida está en su Hijo». Este versículo de la Biblia nos dice que Jesús nos ha presentado la vida eterna y que la vida eterna está en Jesucristo. Nuevamente, esa vida está en el Hijo de Dios.
La gente que cree y que enseña la Palabra del evangelio del agua y el Espíritu son maestros de la Verdad real. La gente que ha obtenido la vida eterna delante de Dios son aquellos que nacen de nuevo por su fe en el bautismo y en la sangre. Ellos reciben la vida eterna y viven por siempre delante de Dios, ya que han recibido la remisión de sus pecados creyendo en el verdadero evangelio.
1 Juan 5:12 dice: «El que tiene al Hijo, tiene la vida; el que no tiene al Hijo de Dios no tiene la vida». Puesto de otra manera, la gente que cree en lo que el Hijo de Dios ha hecho tiene vida. Por otro lado, aquellos que excluyen una sola cosa de las que ha hecho el Hijo de Dios están privados de la vida. Jesucristo el Hijo de Dios ha venido a este mundo por la remisión de los pecados de los pecadores por el bautismo que Él recibió de Juan el Bautista, por la sangre que Él derramó sobre la Cruz hasta Su muerte, y por la resurrección de entre los muertos.
El Apóstol Juan ha hecho una distinción entre la gente de Dios que ha recibido la remisión de sus pecados y aquellos que no son del propio pueblo de Dios. Él ha discernido entre los justos y los pecadores por medio de si creen o no en el agua, la sangre y el Espíritu Santo. Los siervos de Dios conocen la diferencia entre las ovejas y las cabras. No solo el Apóstol Juan, sino además Pablo y Pedro fueron capaces de distinguir entre los justos y los pecadores. La gente que no ha nacido de nuevo por el agua y el Espíritu no puede distinguir las ovejas de las cabras. 
¿Cómo pueden los siervos de Dios saber quienes son del pueblo de Dios? Se debe a que han recibido el poder de discernir junto con la remisión de sus pecados por lo que ellos pueden discernir quienes son salvos y quienes no lo son.
Muchos líderes Cristianos no pueden distinguir entre un santo y uno que meramente asiste a la iglesia. Aunque les han sido asignadas posiciones en sus iglesias, esta gente debe estar sin salvación y sin vida en sí mismos. Sin embargo, la gente, que ha recibido la remisión de sus pecados por su fe en el agua y la sangre de Jesús, puede discernir si una persona es oveja o es cabra. Esto es posible debido a que el evangelio del agua y el Espíritu está en ellos al igual que el Espíritu Santo. La gente que está en el Señor puede discernir los espíritus de los demás. En contraste, la gente que no tiene la vida de Dios no puede distinguirlo en los demás.
Es como si una persona daltónica es incapaz de distinguir rojo de verde. El verde es verde, y el rojo es rojo. La gente que no es daltónica pude distinguir entre los colores por las pequeñas diferencias de sus tonos. “Este es verde y aquel es rojo.” Sin embargo, existe gente que no puede ver los colores claramente debido a que son daltónicos, nosotros sabemos que el rojo es diferente del verde porque hemos visto la diferencia. Pero es totalmente imposible explicar el color a una persona daltónica.
La habilidad para discernir entre la gente que ha recibido la salvación de la remisión de sus pecados y aquellos que no la han recibido es una de las habilidades que Dios les ha dado a aquellos que han recibido la verdadera remisión de sus pecados.
Debemos creer y esparcir el evangelio de la remisión de los pecados, el cual hace que la gente nazca de nuevo a través de la Verdad que el Hijo ha realizado con el agua, la sangre y el Espíritu Santo. Tenemos que levantarnos y hacer resplandecer la luz de la Verdad. 
Cuando esparcimos el evangelio de la remisión del pecado, en algunas ocasiones nos encontramos opositores del evangelio, que dicen, “¿Es esa la única verdad?” Ante estos incidentes, no debemos hablar de nuestra propia sabiduría sino compartir la interpretación del pasaje de la Escritura en 1 Juan 5. Debemos expandir este pasaje de la Escritura sobre un tema y luego tomar otro pasaje para otro tema para que no se confundan. Entonces, llegaran a acepar la Verdad.
La Palabra de la remisión del pecado, la cual estamos predicando por todo el mundo, es la Luz. Dios nos ha guiado fuera de las tinieblas para que podamos vivir con una vista espiritual clara para discernir la Verdad de lo falso. Ya que tenemos el poder para discernir, debemos vivir nuestras vidas tras la Verdad. Al esparcir el evangelio del agua y de la sangre es la Luz de la vida para nosotros. Tenemos que enseñar esta Verdad a todos para que no exista una sola persona que no se dé cuenta de esta Verdad.
Dios puede juzgarnos si mucha gente muere debido a que nosotros, que hemos recibido la remisión del pecado, no hacemos resplandecer la Luz del evangelio del agua, la sangre y el Espíritu. Dios ciertamente reprenderá a aquellos que no trabajen para el evangelio, llamándolos siervos flojos y malvados. Para recibir la aprobación de Dios de que hemos sido siervos buenos y fieles, tenemos que esparcir el justo acto de Jesús, quién vino por el agua, la sangre y el Espíritu santo.
Estoy enfatizando la importancia de proclamar el evangelio del agua y el Espíritu repetidamente, ya que a menos que la gente tenga la oportunidad de oír la Verdad, no podrá ser liberada de sus pecados. Escrito está: «¿Cómo, pues, invocarán a aquel en el cual no han creído? ¿Y cómo creerán en aquel de quien no han oído? ¿Y cómo oirán sin haber quien les predique?» (Romanos 10:14).
Vivimos vidas verdaderamente bendecidas cuando nuestro corazón esta empapado con la pasión de predicar el evangelio. Para vivir espiritualmente, necesitamos tener sabiduría espiritual. Obtenemos sabiduría al darnos cuenta de la Verdad real a través de nuestra fe en Dios.
Necesitamos explicar el verdadero evangelio repetitivamente a aquellos que les faltan las bases de la verdadera fe. Al hacer eso, la persona llega a entender el evangelio. Jesús vino a este mundo por el agua del bautismo y por la sangre de la Cruz y por el Espíritu Santo.
Queridos compañeros Cristianos, oro para que nazcan de Nuevo y reciban la remisión total de sus pecados a través de creer en Jesucristo, quién vino por el agua, la sangre y el Espíritu Santo.