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শিক্ষা

Tema 13: Evangelio de Mateo

[Capítulo 24-12] Estén alerta y prepárense para el Juicio (Mateo 24, 37-43)

Estén alerta y prepárense para el Juicio(Mateo 24, 37-43)
«Mas como en los días de Noé, así será la venida del Hijo del Hombre. Porque como en los días antes del diluvio estaban comiendo y bebiendo, casándose y dando en casamiento, hasta el día en que Noé entró en el arca, y no entendieron hasta que vino el diluvio y se los llevó a todos, así será también la venida del Hijo del Hombre. Entonces estarán dos en el campo; el uno será tomado, y el otro será dejado. Dos mujeres estarán moliendo en un molino; la una será tomada, y la otra será dejada. Velad, pues, porque no sabéis a qué hora ha de venir vuestro Señor. Pero sabed esto, que si el padre de familia supiese a qué hora el ladrón habría de venir, velaría, y no dejaría minar su casa».
 

¿Cuándo tendrá lugar la segunda venida del Señor? El pasaje de las Escrituras de hoy dice: «Mas como en los días de Noé, así será la venida del Hijo del Hombre». Solo el Padre en el cielo sabe cuándo vendrá el Señor porque la fecha está oculta para el Hijo y los ángeles. Por tanto, el Señor nos ha hablado a través de señales. Cuando las hojas de la higuera abunden, es decir, cuando la nación de Israel sea restaurada y revitalizada, Dios nos dice que esto será una señal de que el advenimiento de Jesús está cerca. Asimismo, el Señor nos dice que la venida de Cristo será como en los días de Noé y el diluvio. El Señor está hablando de estas dos cosas. 
La destrucción caerá sobre todo el mundo. Sin embargo, el Señor ha escondido la segunda venida del Señor a los que no creen en Él. Solo se la ha revelado a Su pueblo. Todas las Escrituras hablan de la salvación de los pecadores, del éxtasis, del Cielo, del juicio y de la vida eterna. 
El Señor nos ha dicho que Su venida será como los días de Noé. Hace mucho, en los días de Noé, la gente no era consciente del juicio de Dios y por tanto fue juzgada y pereció por el agua. El Señor dice que, de la misma manera, la gente no entenderá esto y sufrirá la destrucción cuando Él venga. Si no nos damos cuenta del día en que vendrá el Señor por segunda vez, y si no aceptamos la gracia de Dios que nos hace recibir la remisión de los pecados, seremos juzgados. 
Debemos entender en qué situación estaba la gente de los días de Noé en el Antiguo Testamento cuando Dios la juzgó y la destruyó. Génesis 6, 5-7 dice: «Y vio Jehová que la maldad de los hombres era mucha en la tierra, y que todo designio de los pensamientos del corazón de ellos era de continuo solamente el mal. Y se arrepintió Jehová de haber hecho hombre en la tierra, y le dolió en su corazón. Y dijo Jehová: Raeré de sobre la faz de la tierra a los hombres que he creado, desde el hombre hasta la bestia, y hasta el reptil y las aves del cielo; pues me arrepiento de haberlos hecho». 
La Biblia dice que los pecados de la gente eran muy numerosos en los días de Noé. Esto significa que, cuando haya muchos pecados en el mundo, llegará el fin. ¿Cómo es el mundo en el que vivimos? ¿Hay muchos pecados? ¿O acaso vivimos en una sociedad moral? El mundo en el que vivimos está lleno de pecados. Incluso dentro de los límites de la ley y el orden, el mundo sigue estando lleno de pecados. Es hora de que el juicio de Dios caiga sobre este mundo. Por tanto, ustedes y yo debemos darnos prisa para preparar una manera de evitar el juicio. 
Dios destruyó el mundo en tiempos de Noé mediante un diluvio. A excepción de Noé y los siete miembros de su familia, todo el mundo fue juzgado. Juzgó incluso a todas las criaturas que respiraban. Los planes y pensamientos de todo el mundo eran malvados. El Señor nos ha dicho esto, pero incluso los historiadores dicen que, como en Sodoma y Gomorra, en los días de Abraham (Génesis 19, 5), había muchos homosexuales en tiempos de Noé. La Biblia dice que en Sodoma y Gomorra los hombres cometían adulterio con hombres, y las mujeres con mujeres, y por eso el Señor los juzgó con fuego y azufre. Como consecuencia la palabra sodomita viene de Sodoma.
El pecado estaba muy extendido en los tiempos de Noé. Es normal que un hombre viva con una mujer. Es normal que una mujer ame a su marido y que el marido ame a su esposa. Los pecados de los tiempos de Noé estaban tan extendidos que la gente de esa generación solo buscaba el placer y aún peor, el hedonismo extremo. Dicho de otra manera, sobrepasaron los límites de la moral para disfrutar de los placeres físicos que Dios nos había dado e incluso buscaron el placer extremo. 
Este fenómeno también está presente hoy en día. Cierto cardenal de la Iglesia Católica dijo: «No debemos odiar a los homosexuales. No tenemos derecho a odiarles», y así los defendió. En otro caso, un candidato presidencial de los Estados Unidos dijo durante su campaña que si se convertía en presidente, reconocería a los homosexuales. Incluso en mi país, Corea del Sur, se dice que hay muchos homosexuales. La destrucción de Sodoma y Gomorra, el juicio que cayó sobre toda la gente durante el diluvio, tendrá lugar en el futuro, en la segunda venida de Cristo. Hoy en día, los gays y lesbianas están muy extendidos por el mundo. Por supuesto que estas personas deben recibir la remisión de los pecados, pero Dios odia a esta gente más que a nadie. Dios los odia porque rompen Su providencia divina y las leyes que ha establecido. 
Esta maldad en el mundo es enorme. Pero el Señor dice: «Como en los días de Noé, así será mi segunda venida». Sí, es correcto. Si las iniquidades del mundo son tan grandes, nuestro Señor volverá pronto. El mundo de hoy en día es así. Por tanto debemos estar despiertos. Los que no estaban despiertos comieron, bebieron, se casaron, y dieron en matrimonio hasta el día en que Noé entró en el Arca y el diluvio destruyó a la humanidad. Aunque el Día del Juicio sea mañana, la gente se reirá mientras el tiempo sea bueno y haya comida. La Biblia dice que esta gente es como las bestias que perecen (Salmo 49, 20). Un cerdo que va a ser degollado mañana, está contento hoy si se le alimenta bien. Las bestias son así. La gente que no sabe en qué tiempos vive es como esas bestias y no se da cuenta del día en que perecerá. No puede comprender el Advenimiento del Señor ni Su Juicio. Sin embargo, los que hemos nacido de nuevo debemos estar alerta de los tiempos que corren y debemos prepararnos para el futuro. Debemos pensar críticamente sobre el mundo de hoy en día y prepararnos para el futuro. 
Las estadísticas muestran que unos mil millones de personas en el mundo pasan hambre. En el Polo Sur, en la Antártica, un iceberg del tamaño de la isla Cheju se ha desprendido y está yendo a la deriva con la corriente del océano. Esto ha causado el descenso de la salinidad del agua del mar en los polos, y esto a su vez ha hecho que el ecosistema marino esté en peligro. Asimismo, al derretirse los icebergs de los dos polos rápidamente, se prevé una anormalidad atmosférica a gran escala. Por eso se está avisando tanto sobre los peligros del calentamiento global y hay tantas iniciativas contra la contaminación medioambiental que causa el derretimiento de los icebergs que pueden inundar las costas de todos los continentes. El clima por todo el mundo es bastante horrible. Hay muchas sequías por todo el mundo. Asimismo, las irregularidades climáticas por todo el mundo son bastante serias. Los tifones no solo ocurren en una estación del año determinada, sino que ocurren en partes del año en las que no solían ocurrir. La teoría de que los tifones solo se originan en el mar ha sido rebatida, ya que se han observado tifones originados en tierra firme. También hay muchos terremotos que ocurren con demasiada frecuencia últimamente. Dios dijo que cuando los desastres naturales se hagan cada vez más frecuentes, el mundo se vendrá abajo rápidamente. Aunque el fin del mundo no está muy lejos, debemos predicar el Evangelio con más ganas porque todavía nos queda un poco de tiempo. 
Si no hay comida, ¿cómo pueden sobrevivir la gente y los animales? ¿Qué pasará si no hay agua? Que nadie podrá vivir y todos morirán. Por todo el mundo ya hay hambre. Además, en el futuro, habrá una guerra global. Algún día, inevitablemente, habrá una guerra atómica. Ya no vivimos en una era donde disparemos desde las trincheras o utilicemos cañones en las guerras. Vivimos en una era en la que los misiles atómicos computerizados encuentran su objetivo con total precisión. Las naciones que poseen estas armas atómicas están apuntando a sus enemigos para maximizar sus ganancias. Han demostrado la voluntad de disparar al enemigo a la mínima señal de intimación. 
En conflictos anteriores, cuando la tensión crecía entre dos países y se declaraba la guerra, como el país que iba a la guerra pasaba por un proceso de veto, declaraba la guerra y luego iba la batalla, era fácil predecir el ataque del enemigo. Incluso si la guerra ocurría sin una declaración oficial, llevaba una cantidad considerable de tiempo que los dos ejércitos se encontrasen, ya que avanzaban a caballo o en coche. Sin embargo, hoy en día la guerra comienza y los ataques de misiles empiezan al mismo tiempo. En 1995, el terremoto que agitó Kobe (Japón) se llevó las vidas de 6000 personas y duró solo 15 segundos, pero si hubiese una guerra ahora, es posible acabarla en la misma cantidad de tiempo. Así que no debemos pensar en la guerra de la misma manera desfasada, que duraba mucho tiempo. La victoria se decide en unos 10 o 20 minutos. No debemos olvidar que vivimos en una era en la que una catástrofe colosal es inminente, y debemos considerar seriamente cómo y con qué fe debemos vivir en estos tiempos. 
«Mas como en los días de Noé, así será la venida del Hijo del Hombre. Porque como en los días antes del diluvio estaban comiendo y bebiendo, casándose y dando en casamiento, hasta el día en que Noé entró en el arca, y no entendieron hasta que vino el diluvio y se los llevó a todos, así será también la venida del Hijo del Hombre» (Mateo 24, 38-39). Cuando la gente no sea consciente de lo cerca que está el fin, nuestro Señor llegará. Queridos hermanos, aunque los que no han nacido de nuevo no son conscientes de todo esto, los que hemos nacido de nuevo debemos saber que este es el período de la tribulación y debemos estar despiertos. 
Queridos hermanos, ¿no es extraño que fenómenos climáticos como El Niño y La Niña estén ocurriendo con más frecuencia? ¿No es correcto predecir un cambio climático masivo ya que la temperatura del mar está subiendo? Hay epidemias como las SARS o la enfermedad de las vacas locas por todas partes. Antes, si se tomaba medicina para el resfriado durante un par de días, se curaba, pero ahora un constipado dura un mes o dos, y hay gente que muere a causa de la gripe. Echen un vistazo a lo que está ocurriendo en la esfera política mundial. El mundo se está moviendo en la dirección de la unificación con las superpotencias en el centro. Estas observaciones son las señales que demuestran que el mundo está llegando a su fin. 
¿Pueden sentir esta realidad? Mientras se acerca el fin, debemos entender los tiempos en que vivimos y debemos tener fe. El Señor dice que vendrá cuando las hojas de la higuera nazcan. Ha dicho que vendrá cuando el Anticristo se levante sobre el arca del Tabernáculo en la nación israelita. Por tanto, tanto ustedes como yo debemos vivir sabiendo que el fin de los tiempos está cerca. Las Escrituras dicen que los que no han nacido de nuevo no pueden entender estas cosas, y que de la misma manera en que muchos murieron en los días de Noé, también perecerán en cuestión de segundos. Todo el mundo vive con miedo en este mundo. 
«Entonces estarán dos en el campo; el uno será tomado, y el otro será dejado» (Mateo 24, 40). Esto ocurrirá en el fin de los tiempos. Cuando no podamos predicar el Evangelio y empiecen los siete años de la tribulación, más o menos por la mitad de ese período el Señor se llevará a los nacidos de nuevo. Dijo que cuando dos personas estén trabajando en el campo, una será tomada y la otra dejada. 
Queridos hermanos, el éxtasis será un hecho verídico. Esto apunta al período de tres años y medio de la tribulación que durará en total siete años. Será entonces cuando dos personas estén trabajando en el campo y una sea tomada y la otra dejada. Los nacidos de nuevo y los que no han nacido de nuevo viven en el mundo juntos. Llevamos vidas similares, hacemos negocios, trabajamos y vivimos con fe. Pero una persona será tomada y la otra dejada para que la gente vea con sus ojos el éxtasis del que habían oído hablar antes, y los que estén sin pecado serán tomados mientras que los pecadores serán dejados atrás para sufrir tribulaciones abismales. Los que no hayan nacido de nuevo serán dejados atrás. 
Nuestro Señor vendrá cuando la corrupción del mundo sea enorme como en los días de Noé, y si estamos vivos en este tiempo, seremos tomados. Los que no tengan pecados serán tomados por Dios. No nos tomará porque nosotros así lo queramos, sino porque es Su voluntad. Sin embargo, los que no han nacido de nuevo serán dejados atrás. Entonces la gente se dará cuenta de lo siguiente: «Oh, era verdad», pero será demasiado tarde. Solo cuando acepten el Evangelio de la remisión de los pecados, es decir, el Evangelio del agua y el Espíritu, serán salvados en el fin de los tiempos. Si rechazan el Evangelio de Verdad, morirán al final. Ahora tenemos la última oportunidad de predicar el Evangelio o de recibir la remisión de los pecados porque cuando lleguen los últimos días, no habrá segundas oportunidades. Si aceptan el Evangelio ahora, serán salvados. Sin embargo, si rechazan el Evangelio, será su fin. 
Últimamente los corazones de la gente son cada vez más tercos. Esto se debe a la manipulación de Satanás. Pero, cuando venga el Señor, los justos serán tomados. Por tanto, los que han nacido de nuevo esperan ese día con fe. Sin embargo, los que viven sus vidas espirituales sin haber nacido de nuevo, serán dejados atrás por el Señor aquel día. Los que no creen en Jesucristo, los que creen en Él pero rechazan el Evangelio del bautismo, y los que creen pero tienen pecados en sus corazones, serán dejados atrás. 
«Entonces estarán dos en el campo; el uno será tomado, y el otro será dejado. Dos mujeres estarán moliendo en un molino; la una será tomada, y la otra será dejada» (Mateo 24, 40-41). La primera parte de este pasaje habla de dos hombres y la segunda parte de dos mujeres. Aquí las mujeres indican la Iglesia. Aunque ambas creen en Jesús y sirven a Dios, una mujer es tomada y la otra es dejada. El que las dos mujeres estén moliendo en el molino significa que ambas están haciendo el mismo trabajo. ¿Qué trabajo es este? Ambas están sirviendo a Dios. Los que no han nacido de nuevo sirven a Dios. Los que han nacido de nuevo también sirven a Dios. Por supuesto, Dios no acepta la adoración de los que no han nacido de nuevo, mientras que sí acepta la de los que han nacido de nuevo. 
Sin embargo, muchos cristianos, aunque no han nacido de nuevo, se esconden en las denominaciones aprobadas por el mundo y se sienten aliviados porque son parte de esa denominación. Hay gente que piensa: «No me pasará nada porque soy parte de una iglesia ortodoxa tradicional. Aunque tengo pecados en mi corazón, voy a ir al Cielo porque estoy con gente que tiene una fe fuerte». Esta gente que rechaza la verdad del Evangelio será abandonada. Sin duda, los que son tomados por el Señor, son los que han recibido la remisión de los pecados. Solo los que han recibido la remisión de los pecados, cuyos corazones son tan blancos como la nieve, serán llamados por el Señor para ir al banquete del Cielo. Los pecadores no pueden entrar en el Cielo. Ese día los que profetizaron en nombre del Señor, demostraron gran poder en el nombre del Señor, y dijeron expulsar demonios en nombre del Señor, serán condenados y arrojados por el Señor. Los que creen en Jesucristo pero todavía tienen pecados en sus corazones son abandonados por el Señor. 
«Velad, pues, porque no sabéis a qué hora ha de venir vuestro Señor» (Mateo 24, 42). El Señor nos dice que tengamos cuidado. Los que vivimos en el final de los tiempos debemos estar alerta y preparados. Esto es tan importante como predicar el Evangelio. En el final de los tiempos, es muy importante saber correctamente la era en la que vivimos para estar bien preparados para la persecución y la tribulación que estar por venir. Los que están alerta se dan cuenta de que no queda mucho tiempo y por eso están preparados de corazón y tienen la fe correcta. Además están administrando sus vidas en la tierra correctamente. Si una persona sabe cuándo el ladrón va a venir y está alerta, tendrá un plan de defensa preparado y lo esperará. Los que saben que el Señor vendrá no acumulan tesoros en la tierra ni ponen todo su corazón en este mundo. Debemos vivir preparados para el fin de los tiempos.
Debemos estar alerta. En nuestras vidas de fe, no debemos estar dormidos, sino que debemos estar despiertos. Sin embargo, en estos tiempos hay más gente dormida que despierta. Entre los que han nacido de nuevo hay dos creencias. Hasta el último día, la persona que está despierta predica el Evangelio y vive preparada para ese día. Entre los nacidos de nuevo, también hay gente que no está preparada y se deja llevar por la corriente del mundo. La gente que está despierta no pone su corazón en el mundo como si le quedaran mil años por vivir.
Para tener vida, los que han nacido de nuevo por el Evangelio del agua y el Espíritu deben estar despiertos en los últimos días. No debemos preparar una casa en el mundo, sino que debemos preparar una casa en el Cielo. La gente así es sensata. Debemos ser personas sensatas. Entre los creyentes, los que están despiertos no consideran importantes estas cosas mundanas. Consideran la venida del Señor y piensan: «¿Qué tipo de fe debo tener hasta ese día y cuánto me queda de vida? ¿Cuántas décadas quedan para el fin del mundo? ¿O cuántos años quedan?». Con estos cálculos se dan cuenta de que no queda mucho tiempo para trabajar y viven por fe. Este es el tipo de persona que está despierta. Por otro lado, la persona que sigue la corriente del mundo como si tuviera mil años por vivir, está todavía dormida, aunque haya nacido de nuevo al creer en el Evangelio del agua y el Espíritu. 
«Velad, pues, porque no sabéis a qué hora ha de venir vuestro Señor». Debemos estar preparados y despiertos. Debemos prepararnos de antemano. Debemos estar despiertos, y debemos prepararnos. ¿Lo entienden? Aquellos de ustedes que están solteros, cuando tengan edad para casarse, se casarán antes de que venga el Señor, pero habrá gente que no se case. Si el Señor llega tarde, se casarán, y si llega pronto, no se podrán casar. Piensen en esto, pero no le den más o menos importancia de la que tiene. Esto es tener sabiduría espiritual.
No debemos poner nuestros corazones en el mundo, sino que debemos ponerlos en el Señor y seguir preparándonos. ¿Qué debemos preparar? Debemos preparar nuestra fe, y debemos dedicar nuestros corazones al Señor de antemano mientras consideramos lo que haremos y cómo recibiremos al Señor cuando venga. Esto quiere decir que debemos prepararnos para encontrarnos con el Señor mientras vivimos una vida espiritual de fe. Debemos prepararnos así porque hemos nacido de nuevo. Como hemos nacido de nuevo, debemos esperar al Señor. Como el Señor es nuestro Señor, debemos esperarle. Como va a venir para que podamos vivir con Él en el Cielo, debemos estar preparados. 
Si la Iglesia no se está preparando, está haciendo algo estúpido. Si una iglesia de Dios está interesada en construir una capilla enorme, no está aplicando la sabiduría. ¿Lo entienden? Es estúpido que una persona nacida de nuevo se interese solamente en tener éxito en el mundo y ganar dinero. La persona que se prepara y espera al Señor trabajará en su puesto de trabajo secular por el Evangelio, vivirá su vida social por el Evangelio, y vivirá el resto de su vida por el Evangelio. Quien vive por el Evangelio está alerta, y hace lo que le complace al Señor mientras espera y se prepara para la venida del Señor. 
Mis queridos hermanos, no se preocupen por no tener ninguna propiedad en este mundo. No entristezcan porque otra persona tenga esto o lo otro. Puede que sea una pena el no poder servir al Señor más por falta de dinero, pero la falta de dinero no implica que no podamos servir al Señor. Incluso sin dinero podemos predicar el Evangelio, orar y servir al Señor. Por tanto, no se preocupen por ser pobres o incapaces. Debemos convertirnos en siervos sabios que se preparan y piensan en cómo seguir al Evangelio y cómo predicar las buenas noticias a más gente. Debemos convertirnos en personas que se preparan para ir con el Señor, para que cuando Él venga, le oigamos decir: «Bien hecho, siervo bueno y fiel; has sido fiel sobre pocas cosas, y ahora te haré gobernar sobre muchas cosas».
Queridos hermanos santos, no somos una congregación que se dedique a construir capillas grandes. Somos una congregación cuyo único deseo es predicar el Evangelio del agua y el Espíritu a todo el mundo. En esta era debemos recibir la remisión de los pecados, preparar nuestra fe y vivir velando. Debemos prepararnos para ir al Cielo. ¿Lo entienden? Mientras se acerca el fin, no debemos dejar de reunirnos, como hacen algunos (Hebreos 10, 25). Debemos reunirnos más a menudo. Como el fin está cerca, debemos reunirnos más frecuentemente. Para poder preservar nuestras vidas, debemos congregarnos a menudo. Para preparar nuestra fe, debemos congregarnos con frecuencia.
Queridos hermanos santos, aunque seamos perseguidos y suframos, nuestro Señor volverá pronto. No nos queda mucho tiempo para hacer la obra del Señor. Dentro de poco el Señor volverá, y por eso debemos prepararnos para ese día. El Señor volverá pronto.