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শিক্ষা

Tema 8: El Espíritu Santo

[8-6] Crea para que el Espíritu Santo more en Usted (Mateo 25:1-12)

Crea para que el Espíritu Santo more en Usted(Mateo 25:1-12)
“Entonces el reino de los cielos será semejante a diez vírgenes que tomando sus lámparas, salieron a recibir al esposo. Cinco de ellas eran prudentes y cinco insensatas. Las insensatas, tomando sus lámparas, no tomaron consigo aceite; mas las prudentes tomaron aceite en sus vasijas, juntamente con sus lámparas. Y tardándose el esposo, cabecearon todas y se durmieron. Y a la medianoche se oyó un clamor: ¡Aquí viene el esposo; salid a recibirle! Entonces todas aquellas vírgenes se levantaron, y arreglaron sus lámparas. Y las insensatas dijeron a las prudentes: Dadnos de vuestro aceite; porque nuestras lámparas se apagan. Mas las prudentes respondieron diciendo: Para que no nos falte a nosotras y a vosotras, id más bien a los que venden, y comprad para vosotras mismas. Pero mientras ellas iban a comprar, vino el esposo; y las que estaban preparadas entraron con él a las bodas; y se cerró la puerta. Después vinieron también las otras vírgenes, diciendo: ¡Señor, señor, ábrenos! Mas él, respondiendo, dijo: De cierto os digo, que no os conozco.”
 
 
¿Quiénes están representados por las Vírgenes que tienen la vida en el Espíritu Santo?
 
¿A quien viene el Espíritu Santo?
Él viene a aquellos que son perdonados de sus pecados creyendo en el bautismo de Jesús y su sangre

En el pasaje de arriba, hay cinco vírgenes prudentes y cinco vírgenes insensatas. Las cinco insensatas piden a las cinco prudentes compartir algo de su aceite. Pero las sabias le dijeron a las insensatas, “Para que no nos falte a nosotras y a vosotras, id más bien a los que venden, y comprad para vosotras mismas.” Así que, las insensatas salieron para comprar el aceite, las cinco vírgenes sabias que tenían el aceite con sus lámparas entraron en la ceremonia de la boda. ¿Cómo podemos preparar el aceite para el Señor? La única cosa que necesitamos hacer es esperar por Él con el perdón de pecados en nuestros corazones.
Podemos encontrar dos tipos de fe entre las personas. Una es la fe en el evangelio del perdón de pecados. Esto lleva a recibir el Espíritu Santo. La otra simplemente es ser fiel a los propios credos religiosos de uno, indiferentes al Señor si ha perdonado los pecados de uno o no.
Para aquellos que son fieles a sus propios credos, el bello evangelio se les hace pesado. Como las vírgenes insensatas que salieron para comprar el aceite cuando el novio llegaba, aquellos que se mueven de una casa de culto a otra con la esperanza de recibir el Espíritu Santo se están engañando a sí mismos. Tales personas son ignorantes del hecho que ellos deben tener fe en el bello evangelio en sus corazones antes que en el Día del Juicio. Ellos desean recibir el Espíritu Santo impresionando a Dios con su fervor. Miremos la confesión de un diácono que hizo grandes esfuerzos para recibir el Espíritu Santo. Esta confesión le será útil a usted.
“Yo hice todo para recibir el Espíritu Santo. Pensé que si yo me consagraba fervorosamente a mi propia fe, yo podría recibir el Espíritu Santo y para lo cual me movía de una casa de oración a otra. En una de estas casas en la oración las personas tocaban el órgano eléctrico y tambores como parte del servicio. El pastor que dirigía la reunión llamó aquellos que deseaban recibir el Espíritu Santo uno por uno y cuando él palmoteaba en la frente de la persona, ésta empezaba a hablar en lenguas. Él corría alrededor con un micrófono y gritaba “Reciba el fuego, fuego, fuego” y ponía sus manos en las cabezas de las personas, encausando algunos de ellos a tener ataques y desmayos. Yo tenía mis dudas acerca de sí esta práctica era como se recibía el Espíritu Santo pero yo ya era adicto a estas reuniones. A pesar de todo esto, yo no tenía éxito para recibir el Espíritu Santo.
Después de esa experiencia yo subí a la montaña e intenté llorar y orar toda la noche junto a un árbol de pino. Incluso probé el orar en una cueva pero eso no sirvió. Después de eso, yo probé el orar toda la noche durante 40 días pero nunca recibí al Espíritu Santo. Entonces un día fui invitado a un seminario en el Espíritu Santo. El seminario duró siete semanas.
El seminario fue acerca del amor de Dios, la cruz, la resurrección de Jesús, la imposición de manos, el fruto del Espíritu, y el crecimiento espiritual. En el momento cuando el seminario estaba casi por terminar, el predicador en el seminario impuso sus manos sobre mi cabeza y oró por el Espíritu Santo, yo hice cuanto él me dijo que hiciese. Me relajé y levanté mis palmas hacia el cielo y clamé “la-la-la-la” una y otra vez. De repente, mientras clamaba “la-la-la-la,” empecé hablando fluidamente en un idioma extraño. Muchas personas me felicitaron por recibir el Espíritu Santo. Pero cuando yo estaba solo en casa, tuve miedo. Así que, empecé a trabajar como obrero voluntario para el seminario. Yo pensé que debía ofrecer todo el trabajo posible para viajar alrededor del país para dar mis servicios. Y cuando yo pusiera mis manos en algunos pacientes, su enfermedad fuera sanada, aunque ellos recayeran poco después. Y entonces yo tenía visiones ante mis ojos y encontré que también podía profetizar. Sorprendentemente, mis profecías siempre se hicieron realidad. Desde ese entonces, yo era invitado a toda clase de lugares y era tratado como una celebridad. Pero aun yo continuaba con miedo. Entonces un día, oí una voz decir, “no vagues de un lugar a otro como hasta ahora, en cambio, ve a ayudar a tu familia para que reciba la salvación.” Sin embargo, yo no sabía a que salvación se refería. Sólo sabía lo qué otros me habían dicho – que si yo no usaba estos dones del Espíritu Santo, me serían quitados. Por un lado, yo tenía temor de usar mis habilidades y por el otro no podía dejar de hacerlo.
 Un día, escuché que una mujer shaman deseó creer en Jesús así que yo la visité con mis amigos. Nosotros no le informamos de antemano que estaríamos visitándola. Pero la mujer chaman ya nos estaba esperando fuera de su verja y dijo, “yo supe que ustedes vendrían.” ¡Entonces de repente ella comenzó a tirarnos agua y dijo, “no hay ninguna diferencia entre el chamanismo Oriental y el chamanismo Occidental!” Ella nos llamó “chamanes de Jesús” señalándonos dijo, “Este tipo es espantoso, pero ése no lo es.” Lo que la mujer chaman me dijo fue como un soplo a mi cabeza. Yo empecé a pensar que todo lo que yo había estado haciendo no era en nada diferente a lo que el chamán hace. Nada de lo que yo había hecho trajo el Espíritu Santo a mí vida debido a que yo todavía tenía el pecado en mi corazón.”
De esta confesión, aprendemos que recibir el Espíritu Santo va más allá de nuestras habilidades. Debido a que tal fe no está basada en el evangelio de Dios, aquellos que viven este tipo de vida religiosa no tienen el aceite en su lámpara.
La lámpara en la Biblia se refiere a la iglesia y el aceite se refiere al Espíritu Santo. La Biblia quiere decir que aquellos que asisten a la iglesia, sea iglesia de Dios o no, sin recibir el Espíritu Santo son insensatos.
Los insensatos queman sus emociones y sus cuerpos día a día. Estúpidamente queman sus sentimientos junto con sus cuerpos fervorosos ante Dios. Si dijéramos que nuestras emociones suman 20cm y que toma un día para quemar 1cm, entonces tomaría sólo 20 días para consumir en el fuego todo nuestras emociones. Las emociones detrás de su fe ganan nuevas fuerza a través de las oraciones matutinas, oraciones de toda la noche, ayunos y las reuniones del avivamiento, pero sus emociones también se queman a lo largo de sus vidas. Ellos son adictos a este proceso interminable de quemar sus propias emociones.
Sus emociones se queman en el nombre de Jesús. Ellos asisten a la iglesia y queman sus emociones pero sus corazones todavía están desconcertados y buscan algo más. La razón para esto es que su fe viene de las experiencias corporales; por consiguiente, ellos tienen una necesidad constante de reforzar estos sentimientos para que la llama no se apague. Sin embargo, ellos no pueden recibir el Espíritu Santo con este tipo de fe. Quemar sus emociones no los llevarán a recibir el Espíritu Santo.
Todos nosotros debemos apropiarnos a la fe correcta para recibir el Espíritu Santo en la presencia plena de Dios. Entonces y sólo entonces seremos dignos de recibir el Espíritu Santo. ¿Cómo ganamos la fe que nos hace dignos de recibir el Espíritu Santo? La verdad descansa en el bello evangelio que fue cumplido con el bautismo de Jesús en el Jordán y el derramamiento de su sangre en la cruz.
Dios se refirió a nosotros como “generación de malignos” (Isaías 1:4). Debemos admitir esto de nosotros mismos. Las personas nacen con 12 tipos de pecados (Marcos 7:21-23). Los seres humanos no pueden sino pecar desde el día que ellos nacen hasta el día que mueren.
En Juan 1:6-7, está escrito, “Hubo un hombre enviado de Dios, el cual se llamaba Juan. Este vino por testimonio, para que diese testimonio de la luz, a fin de que todos creyesen por él.” ¡Juan el Bautista bautizó a Jesús y pasó todos los pecados del mundo sobre él, diciendo, “He aquí el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo” (Juan 1:29). Nosotros nos salvamos de todos nuestros pecados gracias al bautismo de Juan en Jesucristo. Si Juan no hubiera bautizado a Jesús y no hubiera proclamado que él era el Cordero de Dios que se llevó los pecados del mundo, nosotros no podríamos saber que Jesús llevó todos nuestros pecados con él a la cruz. Ni hubiésemos podido conocer la manera de recibir el Espíritu Santo. Pero gracias al testimonio de Juan, nosotros vinimos a entender que Jesús se llevó todos nuestros pecados y pudimos recibir el Espíritu Santo.
Con esta fe, nosotros nos convertimos en las novias que están completamente preparadas para recibir a Jesús, el novio. Nosotros somos las vírgenes que creen en Jesús y están totalmente preparadas para recibir el Espíritu Santo.
¿Usted cree en el evangelio del agua y el Espíritu con todo su corazón? ¿Cree que Jesucristo se llevó todos sus pecados con su bautismo por Juan? La Biblia dice, “Así que la fe es por el oir, y el oir, por la palabra de Dios” (Romanos 10:17). Nosotros debemos creer que Jesús fue bautizado por Juan y que murió en la cruz, para recibir el Espíritu Santo. Debemos comprender que recibir el Espíritu Santo sólo puede proceder de creer que Jesús vino a la tierra como un ser humano y fue bautizado por Juan, que él se murió en la cruz y resucitó.
Incluso hoy, hay dos grupos de creyentes, así como las diez vírgenes en la historia, eran de dos tipos. ¿En qué lado está usted? Usted debe recibir el Espíritu Santo creyendo en el agua y el Espíritu. ¿Usted asiste a la iglesia, pero todavía se encuentra esperando que el Espíritu Santo venga a usted? Usted debe conocer la verdadera manera para recibir el Espíritu Santo.
¿Con qué creencias podemos recibir el Espíritu Santo? ¿Usted puede recibir el Espíritu Santo a través del entusiasmo extático del chamanismo? ¿Usted puede recibir el Espíritu Santo en estado de coma? ¿Puede recibir el Espíritu Santo creyendo en las religiones fanáticas? ¿Tiene usted que orar de forma consistente a Dios para el perdón de sus pecados? La Biblia dice que cuando Jesús había sido bautizado y emergió del agua, el Espíritu de Dios descendió sobre él como una paloma. Él fue bautizado para llevar todos nuestros pecados, y para decirnos que él sería crucificado para llevarse todas nuestras transgresiones.
Jesús fue bautizado por Juan para llevar el pecado del mundo y fue a la cruz para que nosotros pudiéramos salvarnos y poder recibir el Espíritu Santo. Ésta es la verdad. Jesús fue bautizado por Juan, fue juzgado por todos nuestros pecados en la cruz y resucitó. Nosotros debemos creer en el bautismo de Jesús por Juan y su sangre en la cruz para recibir el perdón por nuestros pecados. Nosotros podemos ver en el bautismo de Jesús (Mateo 3:13-15) que el Espíritu Santo viene apaciblemente como una paloma en aquellos de nosotros que hemos sido limpiados creyendo en su bautismo.
Para recibir el Espíritu Santo, es esencial creer en el bautismo de Jesús por Juan y en su sangre en la cruz. El Espíritu Santo viene a una persona tan apaciblemente como una paloma cuando él cree en el perdón de pecados. Aquellos que ya han recibido el Espíritu Santo deben reconocer que esto ha sido posible debido al perdón de pecados mediante la fe. El Espíritu Santo desciende en aquellos que creen en el perdón de pecados con todo su corazón.
Jesucristo fue el pan y el vino de vida eterna (Juan 6:53-56). Cuando Jesús emergió del agua en su bautismo, hubo una voz del cielo, diciendo, “Este es mi Hijo amado, en quien tengo complacencia” (Mateo 3:17).
Es fácil de creer en Dios como la Trinidad. Dios es el Padre de Jesús y Jesús es el Hijo de Dios. El Espíritu Santo también es Dios. La Trinidad es un solo Dios para nosotros.
Usted debe saber que nunca recibirá el Espíritu Santo sólo creyendo en la cruz o intentando santificarse con hechos justos. Usted sólo puede recibir el Espíritu Santo cuando cree que Juan bautizó a Jesús para poner todos nuestros pecados en él, y que él fue crucificado para llevarse todos nuestros pecados. ¡Qué simple y clara es la verdad! No es difícil recibir el perdón de pecado y el Espíritu Santo.
Dios nos habló en términos simples. Un hombre ordinario tiene un coeficiente Intelectual promedio alrededor de 110 a 120. Su evangelio es lo suficientemente sencillo para que lo entienda la gente ordinaria. Aun para los niños cuyas edades van de los 4 a los 5 años, el bello evangelio nunca les será difícil de entender. Pero si Dios nos hubiera hablado sobre el vivir en el Espíritu Santo de una forma más sofisticada, ¿Le hubiéramos entendido? Dios perdonó todos nuestros pecados justamente y nos dio el Espíritu Santo como un regalo a aquellos que creyeron en él.
Dios nos dice que nosotros no podemos recibir el Espíritu Santo a través de la imposición de manos u oraciones de arrepentimiento. El Espíritu Santo no viene debido a los ayunos o por nuestra devoción o incluso por orar toda la noche en las montañas. ¿Qué tipo de fe resulta para la recepción del Espíritu Santo dentro de nosotros? Es la fe en el hecho que Jesús vino a este mundo, fue bautizado para llevarse todos nuestros pecados, se murió en la cruz, y resucitó.
 
 

¿Tenemos realmente que creer en esto?

 
¿Por qué tenemos que recibir el perdón de pecados y así recibir el Espíritu Santo? Para ser los ciudadanos del Reino de Dios, nosotros necesitamos su Espíritu. Por consiguiente, para recibir el Espíritu Santo, necesitamos creer en Jesús como nuestro Salvador, en su bautismo y sangre, y finalmente, debemos ser perdonados de nuestros pecados.
¿Por qué Dios concede el Espíritu Santo a aquellos cuyos pecados han sido perdonados? La razón es para sellarlos como su pueblo. Sella a aquellos que creen en Jesús basados en la Palabra de Dios, él les da el Espíritu Santo como garantía.
Muchas personas mantienen tipos de fe erradas. Es tan fácil creer en el bautismo de Jesús y recibir el Espíritu Santo. Es fácil para aquellos de nosotros que ya hemos recibido el Espíritu Santo, pero es imposible para aquellos que no han recibido el perdón de pecados. Ellos no conocen la verdad y en cambio buscan otras formas de recibir el Espíritu Santo, como hundirse en el coma religioso a través de acciones fanáticas. Ellos son tan ignorantes que son confundidos por las simientes que satanás les muestra y caen bajo la influencia de religiones supersticiosas.
El Espíritu Santo mora en aquellos que creen en el bautismo de Jesús y su sangre en la cruz y quién recibe el perdón de pecados. Sólo aquellos que creen en la salvación de Dios pueden confesar, “yo no tengo ningún pecado.” Si una persona no cree en el evangelio del agua y el Espíritu, entonces ellos no pueden decir que no tiene ningún pecado. De la misma manera, Dios ha concedido el Espíritu Santo como una prenda a sus hijos que creen en el bautismo de Jesús y sangre en la cruz y han recibido el perdón de pecados.
¿Quién testificó que el bautismo de Jesús y su sangre se llevó todos nuestros pecados? Jesús, sus discípulos, y el Espíritu Santo lo testificaron así. ¿Quién planeó salvar a todas las personas de sus pecados? El Santo Padre lo hizo. ¿Quién llevó a cabo este plan? Jesucristo lo hizo. ¿Finalmente quién garantizó que este plan se llevara a cabo? El Espíritu Santo lo hizo.
Dios quiso hacernos su pueblo y por consiguiente determinó salvarnos de todos nuestros pecados a través del bautismo de Jesús y su sangre. Por lo tanto, la divina trinidad garantiza nuestra última salvación y aprueba el perdón de nuestros pecados.
En Mateo 3:17, está escrito, “Y hubo una voz de los cielos, que decía: Éste es mi Hijo amado, en quien tengo complacencia.” Aquellos que tienen el Espíritu Santo de Dios son el pueblo de Dios. Ellos son sus hijos. “Éste es mi Hijo amado, en quien tengo complacencia.” Originalmente Jesús es Dios. Dios el Padre nos dice, “Si usted quiere recibir el perdón por sus pecados, crea que los pecados de toda la humanidad fueron llevados para siempre por Jesús, Mi Hijo Unigénito, reciban el Espíritu Santo, y vuélvanse mis hijos.” Aquellos que creen en esto recibirán el perdón por sus pecados y se volverán los hijos e hijas de Dios. Él les dará el don del Espíritu Santo para sellarlos como sus hijos. Nosotros sólo recibimos el perdón por nuestros pecados cuando creemos en el bautismo de Jesús y su sangre.
Cuando las personas no vacían sus corazones y no creen en el evangelio del perdón, ellos tienden a creer que el pecado original ya se ha ido, pero que no obstante ellos deben orar incesantemente oraciones de arrepentimiento para traer el perdón por sus pecados actuales. Si ellos caen víctima de pensamientos así, la Biblia se vuelve incomprensible y confusa. Por consiguiente, ellos vienen a tener creencias diferentes de las de los discípulos de Jesús.
Algunos dicen que el Espíritu Santo viene a ellos “a través de las oraciones.” Pero esto no es estrictamente verdad desde el punto de vista Bíblico. Esto puede parecer creíble, pero la Biblia dice que cuando Jesús emergió del agua después de ser bautizado por Juan, el Espíritu Santo descendió en él como una paloma. Lo que esto demuestra es que si nosotros deseamos recibir el Espíritu Santo, sólo necesitamos creer que Jesús vino a este mundo, fue bautizado por Juan para llevarse todos los pecados del mundo, fue juzgado en la cruz por ellos y resucitó para volverse nuestro Salvador.
¿Qué nos dice Dios cuándo creemos en esta verdad y recibimos el Espíritu Santo? Él dice, “Usted es mi Hijo amado, en quien tengo complacencia.” Dios dirá lo mismo a aquellos que llegan a creer en Jesús y son perdonados de sus pecados en el futuro. Esta verdad es la promesa de Dios para hacernos sus hijos. 
Sin embargo muchas personas todavía piensan que hay otras maneras de recibir el Espíritu Santo. ¿Usted piensa que el Espíritu Santo viene a través de sus lamentos y esfuerzos terrenales? Las obras de Dios sólo se dictan por su voluntad y él sólo da el Espíritu Santo a aquellos que reciben el perdón por sus pecados. Él dice, “Yo hice bautizar a Mi Hijo para que él pudiera llevarse todos sus pecados y permití que fuera juzgado y crucificado por ellos. Yo hice a Mi Hijo su Salvador. Si usted acepta el perdón de pecado que Mi Hijo cumplió, entonces yo le enviaré el Espíritu Santo.”
Nuestro Padre hace su voluntad. Aun cuando un hombre permanece arrodillado toda la noche y se lamenta ante Él, hasta que sus pulmones estén listos para estallar, Dios no necesariamente le enviará el Espíritu Santo. Él sólo lo reprenderá, diciendo, “Usted no ha aceptado el verdadero conocimiento todavía y ha continuado aferrándose a las creencias equivocadas. El Espíritu Santo no vendrá a usted mientras que usted se niegue a la verdadera fe.”
En este mundo, las decisiones de los seres humanos pueden cambiar según las circunstancias, pero la ley que Dios estableció para perdonar los pecados y conceder del Espíritu Santo permanece inmutable. Si usted cae bajo el hechizo de las creencias equivocadas, será difícil encontrar el camino correcto de nuevo. La Biblia dice que Jesús es piedra de tropiezo a aquellos que son desobedientes (1 Pedro 2:8).
Las personas que creen en Jesús pero que todavía no saben por qué Él fue bautizado, solo creen la mitad del evangelio de redención y ciertamente entrarán en el Infierno. Por consiguiente, cuando usted cree primero en Jesús, usted debe conocer el bautismo de Jesús y su sangre del cual está compuesto el evangelio del perdón de pecados. Y si usted recibe el perdón de sus pecados, entonces usted también recibirá el Espíritu Santo.
Pensemos sobre la vida de Jesús en la tierra. Jesús se hizo hombre y se llevó todo el pecado de este mundo con su bautismo. Él también murió en la cruz y fue juzgado por nuestros pecados para salvarnos del fuego del Infierno. Aquellos que creen en él reciben el Espíritu Santo como un regalo.
Por consiguiente, todos nosotros debemos seguir el verdadero camino para recibir el Espíritu Santo. Lo que se necesita es pensar según las palabras de la verdad. Cuando nosotros hacemos esto, Jesús lo guardará y lo bendecirá. Aquellos que vacían sus corazones y creen en sus palabras pueden vivir en la verdad recibiendo el perdón de pecados, y ser guiados por el Espíritu Santo. Es más, ellos pueden guiar a otros a lo largo del camino correcto con la ayuda del Espíritu Santo.
 Crea en la redención completada por el bautismo de Jesús y su sangre. Sólo entonces lo podemos seguir con fe y recibir la bendición del perdón de pecados, de vida eterna y la vida en el Espíritu Santo. Jesús es el Señor del perdón, quien se llevó todos los pecados del mundo a través de su bautismo y muerte en la cruz. Jesús limpió todos nuestros pecados y dio el Espíritu Santo a aquellos que creyeron en el evangelio de la verdad. Usted puede recibir el Espíritu Santo adoptando la verdadera fe.
 
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