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Tema 18: Génesis

[Capítulo 2-7] Debemos creer en la obra de Dios (Génesis 2, 1-3)

Debemos creer en la obra de Dios(Génesis 2, 1-3)
«Fueron, pues, acabados los cielos y la tierra, y todo el ejército de ellos. Y acabó Dios en el día séptimo la obra que hizo; y reposó el día séptimo de toda la obra que hizo. Y bendijo Dios al día séptimo, y lo santificó, porque en él reposó de toda la obra que había hecho en la creación». 
 
 
Hasta ahora hemos compartido la Palabra sobre lo que Dios hizo hasta el sexto día de Su creación. Ahora me gustaría que pensásemos en el pasaje acerca del séptimo día de la creación. Dios dijo en Génesis 2, 1-2: «Fueron, pues, acabados los cielos y la tierra, y todo el ejército de ellos. Y acabó Dios en el día séptimo la obra que hizo; y reposó el día séptimo de toda la obra que hizo». Se dice que en el séptimo día Dios terminó de hacer los cielos y la tierra en este mundo y todo el ejército de ellos. Y cuando Dios completó Su obra de creación, descansó el séptimo día. 
Aquí debemos prestar atención especial al pasaje que dice: “todo lo que había hecho” y darnos cuenta de lo que significa. Durante seis días Dios había creado el universo y todo en él, incluyendo los seres humanos, y primero debemos averiguar si había algo incompleto en toda la creación de Dios. ¿Hay alguna cosa imperfecta creada por Dios? No, de todas las cosas que Dios había creado durante seis días, no había nada que no hubiese conseguido, ni había nada imperfecto. En otras palabras, Dios lo terminó todo a la perfección en seis días. 
Cuando pasamos a Génesis 2, 9, vemos que la Biblia dice: «Y Jehová Dios hizo nacer de la tierra todo árbol delicioso a la vista, y bueno para comer; también el árbol de vida en medio del huerto, y el árbol de la ciencia del bien y del mal». Nuestro Dios quiso que nos diésemos cuenta de que lo terminó todo a la perfección, incluyendo el árbol de la vida en medio del Jardín del Edén, para que comiésemos del árbol de la vida y viviésemos para siempre. 
 
 

¿Quién recibe las bendiciones de Dios?

 
Dios ha cumplido nuestra salvación perfectamente a través del Evangelio del agua y el Espíritu, pero ¿quién toma las bendiciones por fe para disfrutarlas? A través de los capítulos dos y tres del Génesis, Dios dice que es la gente de fe que come del árbol de la vida y disfruta de todo lo que el Señor Dios ha creado. Nuestro Dios dice que esa fe nos permite disfrutar de todos Sus logros. Dios ha cumplido la salvación completamente y los que disfrutan de esta obra por fe son las personas de fe verdadera. Por tanto, los que creen en la salvación completada por Dios pueden disfrutar de Sus bendiciones en Su creación. Pero los que no tienen fe en estas bendiciones de Dios no pueden disfrutar de ninguna de Sus bendiciones preparadas en el Jardín del Edén, y además serán expulsados de allí. 
La Biblia dice: «Fueron, pues, acabados los cielos y la tierra, y todo el ejército de ellos. Y acabó Dios en el día séptimo la obra que hizo; y reposó el día séptimo de toda la obra que hizo». Esto nos aclara que en el séptimo día Dios completó la obra de la creación que había planeado. ¿Creen en esta verdad de que Dios ha cumplido todo lo que necesitamos para que no nos falte de nada?
Nosotros creemos que Dios sigue obrando en la historia de la humanidad. Algunos teólogos insisten que Dios sigue creando a través del proceso evolutivo, un concepto que se denomina evolución creativa. Piensan que la creación del universo y de todo continúa. Pero eso no es así, ya que Dios lo terminó todo a la perfección el séptimo día. La única diferencia es que hay algunas personas que disfrutan de Su obra en este mundo, mientras que otras personas no pueden. 
Entonces, ¿cuál es la diferencia entre los que reciben y disfrutan todas las bendiciones de Dios y los que no pueden hacerlo? Ante Dios, la gente de fe toma la salvación que Dios ha conseguido por fe y vive disfrutando de todas Sus bendiciones libremente. Por el contrario, los que no tienen fe en las bendiciones que Dios nos ha dado no se dan cuenta de que Dios lo ha conseguido todo y por eso sienten que falta algo. Por eso intentan inventarse cosas para llenar el vacío. Todo lo que tenemos que hacer es tomar por fe lo que Dios ha cumplido para nosotros, pero por desgracia estas personas no lo saben y no pueden tomar la salvación de Dios ni la vida eterna. ¿Entienden lo que significa cuando digo que todo lo que tienen que hacer es tomar por fe todas las bendiciones que Dios ha cumplido por ustedes? De hecho, el único paso que necesitamos tomar, es agarrar nuestra fe para la salvación, nuestras bendiciones y la vida eterna que Dios ha cumplido. Entonces las bendiciones de Dios serán nuestras por fe libremente. 
Dios dijo el séptimo día: «Fueron, pues, acabados los cielos y la tierra, y todo el ejército de ellos». Esto significa que Dios completó toda la obra de Su creación. Mis queridos hermanos, el dominio de la fe de Dios está lleno de verdades impresionantes y bendiciones y podemos poseerlas todas por fe. Disfrutar de todo por nuestra fe en la Palabra de Dios es tener la fe verdadera. Con Su Palabra, Dios nos ha dado nuestra salvación de todos los pecados, toda la felicidad, y todas las bendiciones. Esto significa que Dios ha preparado todas las bendiciones en Su amor. ¿Creen en esto, en que Dios ha cumplido todas las bendiciones por nosotros? Creer en las bendiciones de Dios es tener la fe verdadera. 
Aunque ahora mismo estoy haciendo varias obras en mi vida de fe, es gracias a lo que Dios ya ha conseguido. Dios ya lo ha conseguido todo por nosotros. En otras palabras, Dios ya ha construido los cimientos y los recursos de Su Iglesia a través del Evangelio del agua y el Espíritu, y ha conseguido todo para que los santos puedan servir a Su Iglesia, unirse los unos a los otros, y vivan sus vidas de fe en Su Iglesia por fe como justos. Estamos viviendo en el presente después de haber tomado la vida eterna por nuestra fe en el amor de Dios. Dios ha cumplido toda la justicia para que podamos vivir una vida recta a través de Su Iglesia. Durante los seis días en que Dios creó los cielos y la tierra, lo terminó todo. Dios lo terminó todo y descansó el séptimo día. Dios completó Su obra en seis días y descansó en paz el séptimo día. 
Mis queridos hermanos, Dios ha cumplido esta obra bendita por nosotros. Miren cómo Dios ha cumplido todas las obras justas a través de los ojos de la fe. Cuando miramos a través de la Palabra de Dios, podemos ver que Dios lo ha cumplido todo a través de Su Iglesia. Podemos darnos cuenta de que Dios ha salvado a nuestros hermanos y hermanas de los pecados del mundo y nos ha hecho un cuerpo. Así es como nos ha hecho tener relaciones de hermanos que son tan hermosas. También ha construido relaciones muy bellas entre los líderes y los santos. Como ahora hemos tomado por fe lo que Dios ha completado perfectamente, estamos disfrutando de nuestras vidas. 
¿Cómo podemos hacer que la Iglesia de Dios sea aún mejor? ¿Cómo pueden los santos estar aún más cerca los unos de los otros? No hay nada de lo que preocuparse. Como Dios ya ha hecho estas cosas, solo tenemos que vivir por fe confiando en esto. Dios no le dijo a todo el mundo que construyese Su Iglesia. ¿Qué tipo de lugar dijo Dios que era Su Iglesia? Dios dijo que Su Iglesia es donde se reúnen los santos que han recibido la remisión de los pecados al creer en el Evangelio del agua y el Espíritu y que por tanto han sido santificados (1 Corintios 1, 2). En esta Iglesia hay líderes que guían a la congregación. Dios hace que estos líderes hagan Su obra a través del orden de la fe, y a través de Su Iglesia Dios también manifiesta Su gloria y Su amor, el Evangelio del agua y el Espíritu y todas las bendiciones. En otras palabras, Dios lo ha conseguido todo y se lo ha dado a los que creen en esto. Así que los que tienen fe en lo que Dios ha hecho por ellos toman Sus bendiciones por fe y las disfrutan, pero los que no tienen esta fe intentan hacer suyas las bendiciones de Dios a través de sus esfuerzos humanos. Esto significa que las bendiciones de Dios no son algo que debemos tomarnos a la ligera. 
Como Dios ha conseguido todas estas bendiciones por nosotros, estamos más felices cuando obedecemos Su voluntad y disfrutamos de Sus bendiciones por fe. Por ejemplo, una pareja casada en este mundo forma una familia y este es el principio divino del matrimonio. Si Dios ya ha establecido este principio, por el que un hombre y una mujer deben unirse y vivir en armonía unidos por su fe, entonces hacemos el bien cuando obedecemos esta voluntad de Dios por fe. Dios ha cumplido perfectamente la obra de salvar a toda la humanidad para siempre a través del Evangelio del agua y el Espíritu. Lo ha cumplido de la manera más justa y perfecta, y no hay nada que arreglar o añadir a este Evangelio del agua y el Espíritu. 
Las bendiciones de Dios son diferentes a las cosas que ustedes solían desear en el pasado. Antes de que Rusia cayese a manos del comunismo, la Iglesia Ortodoxa Rusa debatía si los sacerdotes debían llevar sotanas rojas, negras o blancas cuando predicaban en el culto. Mientras perdían el tiempo discutiendo sobre un tema tan trivial, en Rusia tuvo lugar una revolución comunista y el país entero cayó bajo el régimen comunista. Deben darse cuenta de sus creencias para convertirse en miembros de la Iglesia de Dios, y para ello primero deben descubrir el Evangelio del agua y el Espíritu. Muchos cristianos, completamente ignorando el Evangelio del agua y el Espíritu, afirman que sus iglesias son la Iglesia de Dios. Si los cristianos que vivían en Rusia cuando cayó bajo el comunismo hubiesen sabido que la Iglesia verdadera de Dios fue construida basándose en el Evangelio del agua y el Espíritu, no habrían malgastado el tiempo en asuntos tan triviales. Entonces Rusia no habría sido comunista. 
En la Iglesia Católica, el Papa tiene toda la autoridad. La Biblia explica claramente quién tiene toda la autoridad de la iglesia, y es la gente de fe como Pedro, es decir los que creen en el Evangelio del agua y el Espíritu. Pero, a pesar de esto, los católicos eligen a sus propios líderes y obedecen a su propia jerarquía. Esto es incorrecto porque no tiene nada que ver con la fe en la obra de Dios, el Evangelio del agua y el Espíritu, y solo siguen la voluntad de sus denominaciones. 
Dios dijo: «Fueron, pues, acabados los cielos y la tierra, y todo el ejército de ellos». Si nos damos cuenta de lo perfecta que es la salvación de Dios, y si creemos en ella, entonces es una gran bendición. En vez de vivir en vano, sabremos qué es la Iglesia de Dios y lo que no, y por tanto podremos darnos cuenta del Evangelio del agua y el Espíritu y podremos tomarlos por fe, y saber lo que debemos desechar. Dios nos está diciendo que tomemos por fe la perfecta salvación que ha cumplido por nosotros. 
Mis queridos hermanos, ¿qué está intentando decirnos la Biblia? ¿Qué significa vivir por fe? La mayoría de los cristianos no conocen la salvación de Dios y por eso creen en algo incorrecto en vez del Evangelio del agua y el Espíritu. Como estos cristianos no saben que Jesucristo vino al mundo por el Evangelio del agua y el Espíritu, están viviendo sus vidas de fe por su cuenta, y por tanto están desobedeciendo la voluntad de Dios solo para levantarse contra Él al final. Por el contrario, los que creen en la salvación que Dios ha conseguido a través del Evangelio del agua y el Espíritu, están siguiendo a Dios confiando en Sus bendiciones. Y por su fe están viviendo la vida bendita que Dios les ha dado. Como Dios ha terminado Su obra de salvación, podemos ver que el Reino de Dios está siendo construido en este mundo a través de las personas que siguen a Jesús confiando en el Evangelio del agua y el Espíritu. De esta manera, el Reino de Dios está siendo construido por los que creen en el Evangelio del agua y el Espíritu. El pasaje que dice: “Y acabó Dios en el día séptimo la obra que hizo” tiene esta implicación. 
Ustedes, los estudiantes de nuestra Escuela de la Misión deben darse cuenta de esto. Dios ha terminado toda la obra de nuestra salvación de los pecados. ¿Acaso nuestras mentes no deberían entender que Dios ha bendecido Su Iglesia con todas sus necesidades y no deberíamos vivir con esta fe? Si esto es cierto, entonces debemos cambiar de opinión y de modo de pensar. Si Dios ha terminado todo por nosotros, debemos vivir por fe, con nuestros corazones confiando en todo lo que Dios ha hecho por nosotros. No importa lo que Dios nos pida, el tipo de obra que nos confíe, debemos tomar por fe lo que Dios ha completado y debemos hacer Su obra confiando en Él. Solo entonces podremos ser utilizados correctamente para hacer la obra de Dios, y podremos ser instrumentos adecuados de palabra y acción para la obra de Dios. 
Si nuestros corazones no tienen fe en lo que Dios ha hecho por nosotros, no recibiremos Sus bendiciones. Incluso las tareas que deberíamos hacer en la Iglesia han sido establecidas por Dios. Sin embargo, la voluntad de Dios no puede cumplirse a través de nosotros si algunos hermanos y hermanas, en vez de tomar las bendiciones de Dios por fe, miran sus insuficiencias y dicen: “No tengo suficiente fe, no puedo orar bien así que no puedo hacer la obra de Dios”. Si no creemos en lo que Dios ya ha hecho, y no podemos disfrutarlo, nos lo perderemos. ¿Entonces que puede conseguir Dios a través de nosotros?
Debemos creer que Dios ha terminado de obrar a través de nosotros y nos ha hecho perfectos. Donde Dios nos pide que trabajemos, debemos creer lo siguiente: “Oh, Dios nos ha hecho personas perfectas. Lo ha terminado todo por Su parte. Lo ha preparado todo para que podamos hacer Su obra”. Mis queridos hermanos, ¿creen en Dios, en Su justicia y en el hecho de que Dios lo ha cumplido todo? Esto es de lo que se trata la fe. 
 
 
No necesitamos las cosas del mundo para construir la Iglesia de Dios 
 
Un día, mientras Mateo, el recolector de impuestos, estaba sentado en su oficina de impuestos, Jesús le dijo: “Sígueme y te haré pescador de hombres”. Entonces Mateo se levantó y siguió a Jesús. Siguió al Señor creyendo: “El Señor me ha hecho pescador de hombres”. En otra ocasión, cuando un discípulo fue llamado por el Señor, dijo que su padre había muerto y tenía que volver a enterrarlo. Jesús le dijo: “Deja que los muertos entierren a sus muertos, pero tú sígueme. Nadie que ponga la mano en el arado y mire hacia atrás será digno de Mí”.
Cuando nuestro Señor nos dice que confiemos en Su justicia y le sigamos, debemos simplemente obedecer Su llamado y seguirle dándonos cuenta de que el Señor nos ha permitido seguirle y que va a hacer Su obra. Los que dan gloria a Dios manifiestan este tipo de fe. ¿Creen en esto? ¿Creen que la gloria de Dios se revelará a través de todos nosotros? Esta es la fe que cree en la justicia de Dios. Esta fe no tiene nada que ver con la educación secular. No necesitamos facultades del mundo en la esfera de la fe. Todo es posible si Dios ha decidido llevar a cabo Su obra a través de nosotros. Cuando Dios decide utilizarnos como Sus instrumentos para hacer Su obra, entonces nos convertimos en Sus instrumentos, y cuando Dios decide manifestar Su gloria y cumplir Su obra a través de nosotros, esto se cumplirá sin falta.
Si lo que estamos haciendo es la voluntad de Dios y Su obra, ¿se completará? Por supuesto que sí. Esta es la fe de Dios. Imaginemos que estoy a punto de enviarles a algún sitio de misioneros. Entonces tienen que creer que Dios les ha hecho siervos Suyos y que manifestará Su gloria y cumplirá Su voluntad a través de ustedes. ¿Creen en esto? Seguir por fe con un sí es de lo que se trata la verdadera fe. Cuando Jeremías confesó: «¡Ah! ¡ah, Señor Jehová! He aquí, no sé hablar, porque soy niño» (Jeremías 1, 6), el Señor le dijo: “No tengas miedo. Irás y dirás lo que yo te he mandado”. Así que Jeremías obedeció la Palabra de Dios e hizo lo que Dios le ordenó y la obra de Dios se completó y Su voluntad se cumplió. 
 
 

Los que conocen la voluntad de Dios pueden guiar Su Iglesia

 
¿Por qué les estoy formando en la Mission School? Porque la Iglesia de Dios les necesita desesperadamente en Corea y el mundo entero. Están siendo formados en la Mission School precisamente porque la Iglesia de Dios debe establecerse por todo el mundo y necesita siervos de Dios. Por supuesto, no necesitamos edificios grades. Es suficiente construir la Iglesia de Dios en un lugar pequeño y acogedor en todo el mundo, como un hogar. Aunque solo podamos permitirnos alquilar una oficina, poner una cruz, un poco de moqueta y un púlpito, será suficiente siempre que podamos predicar el Evangelio del agua y el Espíritu a los que vengan. Lo que se necesita son iglesias que prediquen el Evangelio del agua y el Espíritu a las personas de alrededor. 
Cuando Dios empezó esta Mission School yo declaré: “Dios lo ha hecho todo. Ha hecho toda Su obra. Ha borrado todos los pecados del mundo con el Evangelio del agua y el Espíritu. Ha hecho que los que creen en el Evangelio del agua y el Espíritu sean Sus santos. Ha hecho a esta gente feliz”. Podemos cumplir las tareas que Dios ha dado a Su Iglesia si predicamos por fe todo lo que Dios ha cumplido. Podemos guiar a la gente a la fe en la justicia de Dios y hacerles felices y así dar esperanza y salvación a los que no tienen esperanza si creemos que Dios ya ha cumplido todas esas cosas. 
¿Qué debemos hacer con los que están poseídos por demonios? El Señor nos ha dado la autoridad de expulsar demonios por el poder del Evangelio del agua y el Espíritu. Por tanto, debemos llevar la Palabra de Dios a sus corazones y mantenerlos en el Evangelio del agua y el Espíritu. 
Estamos enseñando en la Mission School para llevar a cabo la obra de Dios y establecer Su Iglesia a través de los que han unido sus corazones con la Iglesia de Dios. ¿Creen en esto? Si Dios les dice a través de Sus siervos que vayan a algún lugar a plantar Su Iglesia, entonces les está diciendo que ya lo ha cumplido todo. 
Les he hablado de cómo establecer la Iglesia de Dios. Cuando hay más hermanos y hermanas, habrá más contribuciones monetarias para ayudar a plantar iglesias, pero los obreros de Dios primero deben entregar sus posesiones para servir al Señor. Esto es lo correcto. Si desean seguir al Señor, no deben estar demasiado apegados a sus posesiones, sino que deben pensar en ellas como posesiones del Señor y utilizarlas para hacer Su obra. ¿Qué ocurre cuando se establece la Iglesia de Dios y los santos crecen espiritualmente aún más en Su Iglesia? Cuando muchas más almas surjan para creer en el Evangelio del agua y el Espíritu, esta Iglesia de Dios plantará una Iglesia nueva con las contribuciones y seguirá cultivando más Iglesias. ¿Acaso no están seguros de esto?
¿Qué significa cuando la Biblia dice: “Y acabó Dios la obra que había hecho”? Esto significa que debemos vivir confiando en la voluntad de Dios. Y que debemos servir el Evangelio del agua y el Espíritu. No hay discípulo que pueda seguir al Señor a no ser que se entregue a sí mismo por el Evangelio del agua y el Espíritu y su predicación. Aunque crean que Dios lo ha cumplido todo, si no nos entregamos a Él confiando en esta verdad, ¿cómo se cumplirá la voluntad de Dios? ¿Cómo puede una persona que no se sacrifica llamarse seguidora de la Palabra de Dios? Si de verdad creemos en la Palabra de Dios, debemos seguirla por fe. Cuando creemos en el pasaje que dice que Dios acabó Su obra y seguimos al Señor por fe, los creyentes jóvenes de la Iglesia también empezarán a seguir al Señor. ¿No es cierto esto, mis queridos hermanos? Por supuesto que sí. Deben resolver estas cuestiones cuando siguen al Señor. 
Dios ya lo ha terminado todo lo que tiene que terminarse en este mundo. Esto significa que la gente puede recibir la remisión de los pecados al creer en el Evangelio del agua y el Espíritu. Pero como hay muchas personas que no se dan cuenta de que Dios ha terminado la obra de salvación, están yendo camino de la destrucción. ¿Quién se va a ofrecer para esta obra? ¿Quién va a entregar su propia vida por esta misión? ¿Quién va a vivir de verdad por la Verdad del Evangelio del agua y el Espíritu?
El Señor está diciendo que son ustedes. Nuestro Dios dijo en el Libro de Isaías: 
«Levántate, resplandece; 
porque ha venido tu luz, y la gloria de Jehová ha nacido sobre ti» (Isaías 60, 1). Esta Palabra está dirigida a los justos que conocen la voluntad de Dios. Dios no habla a los que no conocen Su voluntad, sino que habla a los que creen en Su Palabra, a los que han aceptado Su voluntad, diciendo: “Sois Mis obreros”. Dios no confió Su obra a cualquier persona que no cree en el Evangelio del agua y el Espíritu. El Señor nos está diciendo: “Id y haced brillar la luz de la salvación”. Por tanto, a través de los que creen en el Evangelio del agua y el Espíritu y conocen la voluntad de Dios, la obra de Dios se hace. ¿Pueden decir amén a esto? 
 
 

Los obreros de Dios elegidos por el Señor

 
Mis queridos hermanos, los obreros de la Iglesia de Dios no son elegidos por el hombre. Dios es el que elige a Sus obreros, y es Dios quién nos eleva y nos guía; el hombre no es quien elige a los obreros de Dios. Una persona que cree que Dios ha terminado Su obra toma Su Palabra por fe y la disfruta por fe. Por otro lado, los que no tienen fe en la justicia de Dios dicen: “No entiendo la obra de Dios. Soy demasiado insuficiente”. Pero yo les pido que ofrezcan su vida al Señor por fe y se den cuenta de lo que significa servir la justicia de Dios. 
¿Saben cuál es la voluntad de Dios? La voluntad de Dios es que ofrezcan sus vidas para servir al Evangelio del agua y el Espíritu. Está escrito: «Y esta es la voluntad del que me ha enviado: Que todo aquel que ve al Hijo, y cree en él, tenga vida eterna; y yo le resucitaré en el día postrero» (Juan 6, 40). Y creer en Jesús significa creer en el Evangelio del agua y el Espíritu. Así que Dios quiere dar testimonio del Evangelio del agua y el Espíritu. Así que Dios quiere que den testimonio del Evangelio del agua y el Espíritu. 
Cuando llegué a ustedes por primera vez y empecé la obra de predicar el Evangelio del agua y el Espíritu, vi que incluso los estudiantes de la Mission School no estaban uniendo sus corazones conmigo, y cuando cantaban alabanzas, cantaban solo con sus labios pero no con su fe. Aún así, confiando en que Dios acabó la obra que había hecho, di un salto de fe y ofrecí mi vida al Señor. Entonces vi el espíritu de la fe levantándose entre ustedes. 
Cuando terminen el curso de formación en la Mission School, podrán seguirme por fe. Si se les dice que se embarquen en el ministerio por completo, ¿podrán ir hacia delante por fe para predicar el Evangelio del agua y el Espíritu? Cuando se les dice que lo ofrezcan todo al Señor, que confíen en Él completamente y marchen con fe, podrán caminar hacia delante. Pero, ¿creen que no pueden entregar sus posesiones materiales? Hay un himno que dice: “♬No digan amor solo con sus labios, ♪No digan amor solo con sus ojos♪”. Decirlo solamente con palabras no es amor verdadero. Como la fe no es solo una teoría, sino práctica, creer en la Palabra de Dios desde lo más profundo del corazón y seguir esta Palabra es la verdadera fe. Así, simplemente decir que se cree con palabras no es la fe verdadera. 
Debemos considerar el siguiente ejemplo. Si digo: “La Iglesia de Dios necesita los recursos financieros para llevar a cabo su misión por el mundo. Oremos todos a la vez” estoy seguro de que todos orarán. Pero si digo: “No solamente debemos orar, sino que debemos servir al Evangelio de verdad. Así que debemos ofrecer nuestras posesiones al Señor”, ¿qué pensarán? ¿Acaso no pensarán que es demasiado difícil en cuanto oigan esto? Pero esto es exactamente cómo se habla con amor con solo los labios y los ojos. Aunque ninguno de ustedes tiene ningún problema en orar a Dios, algunos de ustedes reaccionan mal cuando se les dice que sirvan al Evangelio. Pero ¿sienten que todas sus posesiones son demasiado valiosas para ustedes? ¿Piensan que su valor es demasiado importante como para ofrecérselo a Dios? ¿Dudan antes de ofrecer sus posesiones materiales al Señor, pensando en cómo construir su riqueza? 
Estas cuestiones no pueden plantearse si la persona que las plantea cree en la Palabra de Dios y se hace por Dios. Para plantear estas cuestiones con tanta confianza, uno debe dedicar su vida a Dios. Yo puedo plantearlas. Los que siguen al Señor unidos a Él creen que comerán cuando el Señor les alimente y que tendrán hambre cuando el Señor les deje tener hambre. Esto es lo que significa estar unido al Señor. Como me he dedicado completamente al Señor, ¿por qué no voy a ofrecer todas mis posesiones materiales al Señor? Si lo que le ofrezco al Señor se invierte en la Iglesia de Dios para predicar el Evangelio del agua y el Espíritu, ¿no debería dar gracias? Debemos tener fe en estas cuestiones. 
Deben ver si los líderes de sus iglesias simplemente quieren su dinero, o si invierten el dinero de sus ofrendas en hacer la obra de Dios hasta el último centavo. Deben saber de verdad si los líderes de sus iglesias viven por su propio interés o por la justicia de Dios. Cuando averiguan que cada centavo se ofrece al Señor, entonces pueden ofrecer sus posesiones materiales, porque todas serán utilizadas para el Señor. Todo lo que tenga la Iglesia de Dios no debe convertirse en propiedad privada. La Iglesia de Dios se construyó con estos bienes materiales. Se creó con las ofrendas de nuestros hermanos y hermanas. Entonces, ¿de quién son estos bienes? No son propiedad privada. Si alguien dice ser dueño de estos bienes, entonces todo el que haya contribuido se rebelará. Nadie puede decir que esos bienes son suyos. Todas nuestras posesiones deben ofrecerse solo a Dios. Nuestras ofrendas deben ofrecerse al Señor para ser utilizadas para construir la Iglesia de Dios con el Evangelio del agua y el Espíritu. 
Si Dios me envía a algún sitio después de predicar aquí, dejaré atrás todo lo que le pertenezca a esta Iglesia de Dios. Mientras me lleve mis pertenencias personales y mi familia, el resto se quedará intacto. Todas estas cosas deben entregarse al sucesor. Todas estas cosas pertenecen a Dios y por la gracia de Dios vivimos. Lo que le pertenece a Dios, nos pertenece a nosotros, y lo que nos pertenece a nosotros, le pertenece a Dios. Por eso, vaya a la Iglesia que vaya, lo dejo todo atrás. Cuando vayamos a la siguiente Iglesia de Dios, todas las necesidades están allí, ya que la persona que estaba antes también lo dejó todo atrás. 
 
 
Un líder debe demostrar su vida de fe
 
Pueden seguir al Señor confiando en la justicia de Dios. Si nuestros corazones de verdad desean vivir por el Señor, podemos ofrecer nuestras vidas de fe. El Señor no quiere que le sigan obligados. Si los bienes que le ofrecen al Señor son demasiado valiosos para ustedes, ¿cómo van a hacer la obra del Señor? Si consideran que sus posesiones son más valiosas que Dios mismo, ¿cómo van a seguir al Señor? Ofrecemos nuestras posesiones materiales al Señor para que sean invertidas en Su obra precisamente porque el Señor es mucho más valioso que cualquier cosa material, y porque estas cosas materiales, aunque son valiosas, son mucho menos importantes que el Señor. La gente de fe que cree en el Evangelio del agua y el Espíritu está viviendo una vida de fe ante Dios. 
Sin embargo, solo si el líder de la iglesia vive una vida así primero, los santos contribuirán con sus posesiones para el Señor, harán la obra de Dios y ofrecerán su tiempo y servicio por el Evangelio. ¿No es esto cierto? Por supuesto que sí. ¿Hay alguna Iglesia que pertenezca a alguien que no sea Dios? No, no hay ninguna Iglesia que le pertenezca a otra persona. Todo lo que tienen que hacer es trabajar en la Iglesia de Dios e ir a encontrarse con el Señor cuando les llame. 
Mis queridos hermanos, los siervos de Dios que nos precedieron ofrecieron hasta sus hijos por el Evangelio del agua y el Espíritu del Señor. Algunos de ellos perdieron a sus hijos mientras vivían sirviendo al Evangelio del agua y el Espíritu porque no pudieron cuidar de sus familias, y otros perdieron a sus esposas. Durante la época oscura de las catacumbas, era normal que quien creyese en Dios sufriese muchos sacrificios. Aunque esta era presente no es la épica oscura de las catacumbas, todavía hay siervos de Dios que se han entregado por el Reino del Señor y que están viviendo para predicar Su Evangelio. 
 
 
Vamos a volar por el cielo por nuestra fe en la justicia de Dios
 
Hay un pasaje en Génesis que dice: «Produzcan las aguas seres vivientes, y aves que vuelen sobre la tierra, en la abierta expansión de los cielos». Hay una vida que se vive volando libremente por el mundo de Dios por fe, comiendo lo que Dios nos ha dado y manifestando Su gloria. El dominio de la fe es un mundo glorioso. Por tanto, sacrificarse por el Reino de Dios es algo muy pequeño, como está escrito: «Pues tengo por cierto que las aflicciones del tiempo presente no son comparables con la gloria venidera que en nosotros ha de manifestarse» (Romanos 8, 18). No estoy diciendo que tengan que hacerse daño intencionadamente. Pero lo que estoy diciendo es que si de verdad quieren convertirse en siervos de Dios, deberán poder entregarse a sí mismos. Esta verdad es evidente, pero no la entendemos porque nos amamos a nosotros mismos demasiado. Esto se debe a que el mundo está demasiado sucio y a que muchas personas están levantándose contra Dios y haciéndose enemigos Suyos, y a que las mentiras reinan sobre la verdad mientras que la Verdad no puede brillar. 
La Biblia dice que el Cielo es como un tesoro escondido en el campo. También dice que el Cielo es como una perla preciosa por la que un mercader, cuando la encontró, vendió todas sus posesiones para comprarla (Mateo 13, 46). Una vida que se dedica a predicar el Evangelio del Cielo es la vida más valiosa y la obra más importante. Mi fe es así: “Prefiero ser un siervo de Dios que un siervo de los hombres. Haga lo que haga, haré la obra por el Señor e iré a mi Señor después de trabajar por una buena causa como esta. El Señor, toma responsabilidad sobre mi vida”. 
Si su fe no es suficientemente fuerte para ofrecer el 100% de sus pertenencias al Señor, por lo menos ofrezcan el 50%. Entréguense al Señor para que les enseñe hasta que su fe esté arraigada en sus corazones. Entonces podrán vivir por el Señor por fe. En otras palabras, cuando empecemos a vivir así, al final podremos ofrecer el 100% de todo lo que tenemos por el Reino del Señor. El Señor es quien hace que esto ocurra. Nuestro Señor está diciendo: “Si no abandonáis a vuestros padres, hijos, parientes, mujeres, posesiones y todas las cosas del mundo, no podréis convertiros en Mis discípulos”. Quiero que tengan más gozo por servir a Dios que por trabajar en una agencia de viajes, por enseñar la Verdad que por enseñar el conocimiento secular, por hacer la obra de Dios y vivir como siervos del Señor que por trabajar en una oficina, y por vivir como verdaderos pastores dedicados al Evangelio del agua y el Espíritu y predicarlo que por servir a la gente del mundo. 
 
 

Las obras del Evangelio del agua y el Espíritu se manifiestan a través de la Iglesia de Dios

 
Entre los estudiantes de nuestra Mission School, hay algunas personas que son jóvenes en su fe y por eso les estoy explicando con todo detalle cuál es la voluntad de Dios. ¿Pueden dejar la codicia de la carne y vivir por el Señor? Por supuesto que sí. Eso es todo lo que importa. 
El Señor nos está diciendo cómo Él nos guiaría. A través de la Iglesia de Dios Él nos guía. Debemos creer que Dios obra en nuestras vidas. Lo que pidamos según la voluntad de Dios, Él nos lo dará. Lo que hagamos según la voluntad del Señor, dará frutos gracias a Dios. Quiero establecer la Iglesia de Dios en todo el mundo. Tanto en Corea como en el extranjero, quiero plantar muchas Iglesias que crean en el Evangelio del agua y el Espíritu de Dios. Vamos a unir nuestras fuerzas y nuestro trabajo duro hasta que la Iglesia de Dios esté establecida en todo el mundo. 
A través de Su Iglesia Dios hace Su obra y a través de la Iglesia se predica el Evangelio del agua y el Espíritu. Si no es a través de la Iglesia de Dios nuestra fe no podrá crecer y la obra del Evangelio del agua y el Espíritu no podrá hacerse. Así que debemos establecer la Iglesia de Dios en todas partes. Se necesitan colaboradores en todas partes. ¿Quién va a ir? ¿Van a ir ustedes? ¿Van a ir a predicar el Evangelio? La gente de fe que cree en el Evangelio del agua y el Espíritu va a todas partes por fe si Dios quiere que vayan, por muy insuficientes que sean. 
Algunas personas dicen que somos arrogantes, pero ¿dónde está nuestra arrogancia? ¿Es arrogante creer en el Evangelio del agua y el Espíritu? ¿Cómo es arrogante seguir la voluntad de Dios al confiar en el Evangelio del agua y el Espíritu? Después de siete años de formación teológica de grado y postgrado uno puede convertirse en pastor, y algunos de ustedes se preguntarán cómo se pueden convertir en evangelistas con tan solo seis meses de formación en nuestra Mission School. Pero debemos examinar si la gente de fe en la Biblia recibió alguna formación teológica para convertirse en obreros de Dios. Todos se convirtieron en obreros de Dios por fe: la gente de fe hizo la obra de Dios confiando solamente en el Evangelio del agua y el Espíritu. Pero los que no creen en el Evangelio del agua y el Espíritu no pueden hacer la obra de Dios aunque estudien teología durante cientos de años. Mientras no tengan fe en el Evangelio del agua y el Espíritu, no podrán convertirse en obreros de Dios ni en un millón de años. Por el contrario, los que creen en el Evangelio del agua y el Espíritu pueden convertirse en siervos de Dios incluso en un solo día. 
Como estamos haciendo la obra de Dios por nuestra cuenta, los líderes de la iglesia de este mundo creen que no podremos predicar el Evangelio de Dios, pero donde se establece la Iglesia de Dios, nuestros obreros están bien. Simplemente confíen en la obra de Dios a Sus siervos y verán qué pasa. Habrá muchos resultados a través de su fe en Dios. Mis queridos hermanos, por la justicia del Señor todos podemos hacer la obra de Dios. Aunque esto no sea posible por nuestra propia cuenta, es posible si creemos en el Evangelio del agua y el Espíritu y si confiamos en Dios. Hagamos lo que hagamos debemos completarlo todo. 
Debemos tomar la Palabra de Dios por fe. Durante su estancia en la Mission School, les pido que aprendan a vivir por fe confiando en Dios. Oren a Dios de la siguiente manera: “Señor, ¿dónde debo plantar la Iglesia de Dios?”. Debemos orar a Dios: “Danos un lugar donde plantar Tu Iglesia y ayúdanos a salvar almas”. Y debemos ver cómo se desarrolla la obra de Dios, atrayendo a muchas almas y plantando iglesias en todo el mundo. ¿No es cierto que todo lo que necesita un ministro es vivir confiando en Dios, de la misma manera en que la vida física se mantiene con pan? De hecho, la gente trabaja para ganarse el pan. Si no pasamos hambre mientras vivimos en el Señor y vivimos haciendo la justicia de Dios, ¿no es esto suficiente para vivir una vida maravillosa? Si seguimos la justicia del Señor por fe, podrán hacer la obra de Dios. 
 
 

La verdadera fe viene cuando creen en la Palabra de Dios

 
«Y acabó Dios en el día séptimo la obra que hizo». Los que toman esta Palabra por fe prosperarán y vivirán una vida feliz. Pero los que no pueden seguir por fe solo intentan adivinar qué hacen sus líderes, preguntándose todos los días: “¿No me está intentando engañar ese hombre? Dice cosas con mucha confianza, ¿pero son bíblicas?”. Mis queridos hermanos, si creen en Dios, la fe saldrá, pero si no creen en Dios, no tendrán fe. Es así de simple. Como el objeto de la fe es Dios mismo, la cuestión principal para nuestras vidas es la siguiente: “¿De verdad creo en Dios?”. ¿Quién será el siervo de Dios? Los que creamos en la justicia de Dios, la obedezcamos, y la sigamos por fe, nos convertiremos en siervos de Dios. Pero los que no crean en la justicia de Dios, no la obedezcan y no la sigan, no se convertirán en siervos de Dios, por mucho talento que tengan. No están cualificados. 
Conozco a un empresario que está planeando ir al seminario a su edad avanzada, después de que la empresa que tenía fracasase. Me entristece ver a un hombre de 50 años a punto de entrar en un seminario. Cuando visitan un seminario, ven que hay muchas personas mayores. Muchas de ellas solían ser ancianos de sus iglesias, pero ahora quieren convertirse en pastores, y hay muchas personas que quieren dedicar sus vidas a la obra de Dios. Pero los motivos de estas personas no son hacer la obra de Dios, sino conseguir el título de pastor o evangelista. Es casi insoportable verles pagar la matricula todos los semestres e intentar memorizar vocabulario en inglés, en hebreo y en griego con sus cerebros ya endurecidos. He oído que un conductor de autobús de una iglesia cercana se matriculó en un seminario en Seúl, y lo dejó después de un semestre. Es un anciano en su iglesia. Cuando la gente así planta una iglesia nueva después de terminar el seminario, al principio experimenta problemas económicos, y a veces no tienen ni para comer. Hay muchos pastores que están haciendo todo lo posible por sobrevivir de esta manera, después de ofrecer todo su dinero y hacer que sus mujeres pasen muchas dificultades. Sin embargo, lo que es verdaderamente trágico es que como no creen en el Evangelio del agua y el Espíritu no pueden convertirse en verdaderos obreros de Dios. Pero, a pesar de esto, muchos de ellos intentan vivir según la voluntad de Dios, sacrificándolo todo, incluyendo su riqueza y sus propios hijos, todo para vivir por el Señor. Después de todo, ¿acaso todos los pastores no dicen que han dejado sus vidas pasadas completamente por el Señor?
Mis queridos hermanos, si el Señor les ha salvado de los pecados a través del Evangelio del agua y el Espíritu, les ha llamado y guiado, entonces lo correcto es vivir para hacer la obra de Dios. Cuando nacemos en este mundo, lo mejor que podemos hacer es vivir por la justicia del Señor y después ir a Dios. No hay otra vida más bendita y más feliz que esta. Todos somos afortunados porque hemos sido escogidos para vivir por la justicia del Señor. ¿No es esto cierto? En el mundo hay muchas personas que parecen ángeles de la luz, pero que en realidad están dedicando su vida entera al Diablo como esclavos. Por el contrario, tenemos que nacer de nuevo del agua y el Espíritu y ahora estamos viviendo por el Señor como valiosos siervos del Dios vivo. ¿Cómo de maravilloso es esto? ¿Cuánto gozo nos dará esto? Les pido que se den cuenta de la gran bendición que es que nuestro Dios nos haya escogido entre tantas personas. 
¿Cuántas personas han dejado todo por el Señor y aún así no han guiado a los demás correctamente, por no mencionar que han perdido la seguridad de tener un lugar en el Cielo? ¿No han conocido ustedes a este tipo de almas? Hay muchas personas que quieren vivir según la voluntad del Señor, pero entre ellas, Dios nos ha llamado y nos ha hecho vivir según Su voluntad. El Señor nos ha hablado, nos ha nutrido, y nos ha confiado la obra de Dios. Debemos responder a esta llamada por fe. Esta es la decisión correcta y gozosa que vale la pena tomar. 
Mis queridos hermanos, debemos darnos cuenta de por qué debemos vivir. Si vivimos, debemos vivir por el Señor, si morimos, debemos morir por el Señor; si jugamos, debemos jugar por el Señor; y hagamos lo que hagamos, ya comamos o bebamos, debemos hacerlo todo por la gloria de Dios (1 Corintios 10, 31). ¿Quieren vivir según la voluntad de Dios? Dios nos ha escogido y nos ha levantado para que suframos con el Señor y seamos glorificados con Él. Por tanto, debemos seguir al Señor con nuestros corazones firmemente por fe. Les pido que todos sigan al Señor por fe y vivan su fe por Él. No vivan su fe en vano. No sean como Esaú, quien vendió su derecho como primogénito por un plato de estofado. No sean personas que sufren toda la vida en este mundo solo para sobrevivir y que al final acaban muriendo de todas formas. 
Mis queridos hermanos, aunque no tengo nada más que el Evangelio del agua y el Espíritu, estoy viviendo mi vida sin envidiar a nadie en este mundo. Mientras predico el Evangelio del agua y el Espíritu, he conocido a muchas personas ricas que viven en mansiones lujosas. Pero sus posesiones no significan nada. Puedo hacerlo todo en esta Iglesia de Dios, si quiero comer, puedo comer; si juego al fútbol, puedo jugar con mis compañeros; si quiero dormir, puedo dormir. 
Quiero vivir una vida recta aunque sea corta, en vez de vivir una vida larga pero sin sentido. Y aunque no tenga muchas fuerzas, quiero vivir por fe en el Evangelio del agua y el Espíritu, el Evangelio a través del cual el Señor me da fuerzas. Espero y oro para que puedan vivir siguiendo al Señor por su fe en el Evangelio del agua y el Espíritu, y después ver al Señor cara a cara.