(Génesis 6:13-14)
«Dijo, pues, Dios a Noé: He decidido el fin de todo ser, porque la tierra está llena de violencia a causa de ellos; y he aquí que yo los destruiré con la tierra. Hazte un arca de madera de gofer; harás aposentos en el arca, y la calafatearás con brea por dentro y por fuera».
Mirando a esa generación sin fe que no creía en la justicia de Dios, nuestro Señor dijo que eliminaría este mundo. Cuando miramos la realidad de hoy en día, podemos ver claramente que este mundo está yendo hacia la destrucción. Aunque la mayoría de las personas están esperando una utopía, las cosas nunca van a mejorar. Este mundo no se va a convertir en un paraíso terrenal, sino que se convertirá en un basurero, y después llegará el Reino Milenario y los Nuevos Cielos y la Nueva Tierra para los justos.
Aunque no sabemos exactamente cuánto durará este mundo, lo que está claro es que el fin no está lejos. La lectura de las Escrituras de hoy describe que en los días de Noé el mundo estaba también lleno de la maldad del hombre. Como en tiempos de Noé, esta era presente está llena de la maldad del hombre. En particular, la fe cristiana está plagada de falsas creencias. Hoy en día los cristianos que no han nacido de nuevo del agua y el Espíritu se están aferrando a las creencias falsas y enfrentándose a la justicia de Dios, que es lo que nos da la salvación.
Pero a pesar de esto, aunque este planeta acabase mañana, debemos predicar el Evangelio del agua y el Espíritu. De hecho, estamos cerca del fin del mundo y por eso es más urgente predicar el Evangelio del agua y el Espíritu para salvar a la gente de los pecados. Mientras que no sabemos exactamente cuando va a regresar nuestro Señor, sabemos que no está lejos y por tanto debemos predicar el Evangelio de la Verdad que nos ha confiado el Señor con más urgencia. El Señor dijo que para Él mil años son como un día y un día como mil años. Pero nosotros solo vivimos 70 o 80 años como mucho. Así que, en vez de pensar en el fin del mundo según nuestros propios pensamientos, debemos pensar según la Palabra del Señor y estar preparados con nuestra fe.
Pasemos a Génesis 6:14: «Hazte un arca de madera de gofer; harás aposentos en el arca, y la calafatearás con brea por dentro y por fuera». En este pasaje Dios nos está diciendo que construyamos la Iglesia con Su Palabra que nunca cambia. Noé tenía que hacer una cosa en este mundo, y era construir la Iglesia de Dios. Solo podemos vivir si construimos la Iglesia de Dios al poner nuestra fe en la Palabra eterna de Dios. Solo podemos vivir si construimos la Iglesia de Dios poniendo nuestra fe en la Palabra eterna de Dios. Por tanto, debemos vivir en la Iglesia de Dios por nuestro bien.
Dios nos dice que construyamos un arca espiritual y salvemos a las almas del pecado
Dios le dijo a Noé que construyese un arca. Gracias a este arca, la familia de ocho personas de Noé se salvó. Para que la gente de hoy en día escape de los pecados y el juicio de Dios, debe encontrar refugio en un arca espiritual. La obra más indispensable que debemos hacer en estos tiempos es predicar el Evangelio del agua y el Espíritu y construir la Iglesia de Dios al creer en esta Verdad del Evangelio con nuestros corazones. Esto es lo que significa construir el arca espiritual. La única manera de ser salvados del juicio de Dios es poner nuestra fe en el Evangelio del agua y el Espíritu. De la misma manera en que Noé construyó un arca en sus días, debemos construir la Iglesia de Dios juntos con nuestros hermanos espirituales en la Palabra de Dios y así salvar a todos los pecadores de sus pecados. Construir este arca espiritual y hacer que todo el mundo esté sin pecados para evitar la condena del pecado creyendo en el Evangelio del agua y el Espíritu es lo que debemos hacer sin falta ahora mismo.
Dios le dijo a Noé que construyese un arca de madera de gofer. Entre los muchos árboles que hay en este mundo, ¿por qué instruyó Dios a Noé que construyese un arca de madera de gofer? El significado de la palabra hebrea gopher en este contexto es desconocido, así que algunas versiones y traducciones simplemente lo traducen como gofer y añaden la palabra madera. Se ha intentado averiguar qué es este tipo de madera, y la respuesta más común es la de ciprés. Adam Clarke, un comentador de la Biblia famoso citó la palabra griega para ciprés, kuparisson, y la similitud de la raíz de esta palabra, kupar con la palabra hebrea gophar. De esto podemos deducir que la madera de gofer es un tipo de árbol perenne como un ciprés que crece hacia arriba hasta un tamaño considerable.
Espiritualmente la madera de gofer implica la Palabra de Dios que no cambia. La Palabra de Dios no cambia nunca y es recta; y su tronco nunca se dobla y sus hojas nunca se vuelven de color amarillo. Lo que es absolutamente indispensable es creer en la Palabra de Dios que nos ha salvado en todas las circunstancias, así como construir la Iglesia de Dios con esta fe. Dios le dijo a Noé que construyese la iglesia, y si Noé no hubiese construido el arca a pesar de encontrar la gracia de la remisión de los pecados, es decir, si no hubiese hecho la obra de Dios, habría sido juzgado por Dios. En aquel entonces, aunque Noé estaba viviendo en un mundo lleno de iniquidades, fue salvado del pecado y construyó el arca espiritual por fe. Encontró gracia a los ojos de Dios, se convirtió en un hombre justo, perfecto en sus generaciones.
Por eso Dios le dijo a Noé, un hombre espiritual, que construyese Su arca. Debemos obedecer la Palabra de Dios, trabajar para construir Su Iglesia, y siempre predicar el Evangelio del agua y el Espíritu. No podemos detener esta obra. Construir la Iglesia de Dios por fe fue para el bien de Noé, y para salvar a este mundo. Cuando los justos predican la Palabra de Dios, deben explicar el Evangelio del agua y el Espíritu tal y como es. Y el hombre justo debe vivir por fe, lo que requiere formación.
Debemos eliminar los pecados de la gente con la Palabra de Dios y hacer que todo el mundo sea justo. Es nuestro deber cuando predicamos mencionar que el Evangelio del agua y el Espíritu es el Evangelio poderoso que redime todos nuestros pecados. Este Evangelio es el Evangelio que nos deja sin pecados, y nos hace trabajar para construir la Iglesia de Dios por fe. Al creer en la Palabra de Dios y predicarla estamos santificando el mundo.
Si creen en la Palabra de Dios, ustedes podrán también recibir la remisión de los pecados y ser santificados. El Evangelio del agua y el Espíritu, es decir, la Palabra de Dios, entrará en sus corazones y eliminará sus pecados sucios, santificándoles y glorificándoles. De la misma manera en que Noé se convirtió en un hombre justo al encontrar la gracia de Dios, nos hemos convertido en personas justas a través de la gracia de salvación de Dios al creer en la Palabra de Dios pura. De vez en cuando los justos somos visitados por los que no han nacido de nuevo, y cuando tratamos con esta gente debemos recordar que nosotros hemos sido limpiados por la Palabra de Dios, y debemos vivir en nuestra fe en el Evangelio del agua y el Espíritu. Cuando meditamos acerca de la Palabra del Evangelio del agua y el Espíritu podemos descubrir que hemos sido santificados. Por fuera, los que han recibido la remisión de los pecados no son diferentes a los que han nacido de nuevo, pero si hay algo diferente es que no hay pecados en los corazones de estos creyentes nacidos de nuevo.
De la misma manera en que le costó a Noé 100 años construir el arca, debemos construir la Iglesia de Dios predicando el Evangelio del agua y el Espíritu hasta que regrese el Señor. Cuando Noé construyó el arca con madera de gofer, cortó las ramas que no servían. Entonces el clima era diferente al nuestro, los árboles creían muy altos y muy resistentes. Noé cortó estos árboles enormes y les dio forma para construir el arca. Esto nos dice claramente que si no hacemos la obra de Dios y nos dormimos en los laureles porque hemos recibido la remisión de nuestros pecados, seremos destruidos. Aunque hayamos recibido la remisión de los pecados, si no vivimos en la Iglesia de Dios, nuestras debilidades y fallos evitarán que nuestros corazones mantengan esta justicia de Dios. Así que debemos cortar nuestros pensamientos carnales que nacen de nuestras debilidades y fallos para no ser tentados y capturados por Satanás. De la misma manera en que Noé cortó estos árboles, nosotros debemos podar nuestros pensamientos carnales confirmando el Evangelio del agua y el Espíritu dentro de la Iglesia de Dios. Y debemos dedicarnos completamente a construir la Iglesia de Dios predicando el Evangelio verdadero de la justicia como hizo Noé. Debemos llevar a cabo esta tarea sin fin para defender nuestros corazones santificados.
Los justos debemos defender la fe en la justicia de Dios
La Biblia dice que “Noé era un hombre justo, perfecto en sus generaciones”, y que encontró “gracia a los ojos del Señor.” En otras palabras, Noé se había convertido en un hombre justo por la gracia de Dios. ¿Por qué le dijo Dios a Noé, que se había convertido en un hombre justo para construir el arca, que la construyese para sí mismo? Esto significa que Dios nos está diciendo que construyamos el arca para nosotros. Es absolutamente indispensable que construyamos el arca por nosotros al creer en la Palabra de Dios.
A través de la Palabra de Dios hemos encontrado gracia y hemos recibido la remisión de nuestros pecados. Pero a pesar de esto seguimos viviendo en un mundo malvado y sucio. Por tanto, aunque los justos pueden mancharse de pecado y por eso la única manera de evitar el juicio de Dios es vivir en Su Iglesia y meditar acerca del Evangelio del agua y el Espíritu, afirmando que nuestros corazones están sin pecados. Cuando los deseos sucios y los deseos carnales surgen en nuestros corazones, ¿cómo podemos ser justificados y librados de estas cosas sucias? Podemos ser limpiados si ponemos nuestra fe en el Evangelio del agua y el Espíritu que ha redimido nuestros pecados. No hay ninguna otra manera de estar firmes por fe en la Palabra de Dios inamovible.
Cuando Dios le dijo a Noé que construyese el arca y la cubriese con brea por dentro y por fuera, lo hizo para evitar la condena del pecado completa y perfectamente. En otras palabras, Dios se aseguró que ni una gota de juicio entrase en el arca. En estos tiempos, lo que debemos hacer los que creemos en el Evangelio del agua y el Espíritu es construir Su Iglesia como hizo Noé. Si han recibido la remisión de los pecados al creer en el Evangelio del agua y el Espíritu, deben construir el arca en su corazón, que es una sombra de la Iglesia de Dios. Si no pueden construir un arca correctamente aunque digan creer en Jesús, no podrán ser salvados de sus pecados. Después de reunir los materiales de construcción y cortar la madera no pueden decir haber terminado de construir el arca solo con palabras. De la misma manera, deben recibir la remisión de los pecados correctamente al creer en la Palabra de Dios de la Verdad de corazón. En otras palabras, de la misma manera en que se construye un arca cortando lo que hay que cortar, clavando y atornillando todas las tablas y cubriéndolas con brea por dentro y por fuera para asegurarse que no hay fugas, si esto no se hace correctamente aunque hayan recibido la remisión de los pecados a través del Evangelio del agua y el Espíritu, serán destruidos. En resumen, como personas que han recibido la remisión de los pecados al creer en el Evangelio de la Verdad, deben defender su corazón de todas las doctrinas cristianas que intentan engañarles. Pueden hacer esto al sellar todas las fugas en su fe con la Palabra de Dios dentro y fuera.
Incluso después de recibir la remisión de nuestros pecados al creer en el Evangelio del agua y el Espíritu, todavía es posible corromperse espiritualmente. Si no entramos en el arca, nos sentiremos como si tuviésemos pecado de nuevo. Satanás nos acusa continuamente de nuestras debilidades humanas e intenta hacernos caer en la perdición. Como Satanás acusa y condena a todo el mundo, intenta sacudir las almas de los nacidos de nuevo con sus palabras llenas de decepción diciendo: “Habéis pecado una y otra vez, ¿no es así? ¿Cómo pueden decir que no tienen pecados cuando cometen pecados sin cesar? ¡Sois demasiado insuficientes!”. Al escuchar estas palabras una y otra vez, es muy posible que sean engañados espiritualmente y acaben diciendo: “Tienes razón, sigo teniendo pecados”. Si no guardan la prueba de la perfecta remisión de los pecados de la Palabra en sus corazones y basándose en sus conciencias, empezarán a pensar: “Cierto, sé que todavía tengo pecados”.
Es muy importante saber que Dios nos ha dicho que debemos construir Su Iglesia espiritual al creer en el Evangelio del agua y el Espíritu. La reunión de los santos sin pecados en este mundo es la Iglesia de Dios. Este lugar llamado Iglesia De Dios es el lugar donde los que no tienen pecados al creer en el Evangelio del agua y el Espíritu se reúnen para hacer la obra de Dios. Dios nos ha pedido que construyamos Su Iglesia. Cuando Satanás les ataca, Dios nos enseña Su Palabra a través de Sus siervos viviendo en la Iglesia. Debemos ser personas justas de fe a través de la Palabra de Dios y esto es solo posible mediante la gracia de Dios.
Sin embargo, cualquier persona que tenga pecados en sus corazones no puede conseguirlo por mucho que lo intente, por muy devota que sea y por mucho que intente no cometer pecados. Estas personas seguidoras de la religión no han sido santificadas, sino que solo son piadosas por fuera, como una tumba limpia por fuera, cuando por dentro está sucia. Este tipo de personas son hipócritas. Por otro lado, mientras que los nacidos de nuevo no impresionan con sus actos, por lo menos por dentro están limpios.
Cualquiera que no tenga pecados al creer en la Palabra de Dios (el Evangelio del agua y el Espíritu) es una persona nacida de nuevo. Pero aunque ahora estén limpios por dentro, sus acciones no son santas y por eso deben recordar que son perfectos por su fe en el Evangelio del agua y el Espíritu, y deben construir su casa de fe con la Palabra de Dios.
Los seguidores de la religión «por la hipocresía de mentirosos que, teniendo cauterizada la conciencia» (1 Timoteo 4:2). “Sus conciencias están selladas con un hierro caliente” significa que una persona ni siquiera sospecha de sus propios pecados. A una persona que no siente ninguna culpa incluso después de haber cometido pecados le decimos que “su conciencia está sellada con un hierro incandescente”. A menudo pensamos en criminales crueles cuando pensamos en personas cuyas conciencias están selladas, pero no es así. Son los seguidores de la religión de este mundo que fingen vivir una vida santa los que tienen la conciencia sellada con un hierro incandescente. Por contraste, muchos criminales malvados admiten serlo y se arrepienten de sus crímenes, derramando lágrimas aunque parezcan duros por fuera. La mayoría de líderes religiosos no creen en la Palabra de Dios aunque deberían conocerla y señalan a los demás, fingiendo ser más santos que los demás. Estas personas tienen la conciencia sellada con un hierro incandescente.
Por muy virtuosos y justos que sean estos hipócritas delante de los demás, si tienen pecados, serán condenados por Dios. La Biblia dice claramente acerca de estas personas: «¡Guías ciegos, que coláis el mosquito, y tragáis el camello!» (Mateo 23:24). De esta manera, aunque le piden a Dios que les perdone por pecados pequeños que cometen, no revelan sus grandes en sus oraciones de Dios. Cuando miramos a los cristianos que no han nacido de nuevo, vemos que oran para pedir perdón por sus pecados pequeños: “Señor, por favor, perdona mis pecados”, ¿pero solo han cometido estos pecados pequeños? Cuando vemos a una persona que esconde sus pecados grandes y le pide al Señor que le perdone por sus pecados pequeños, podemos darnos cuenta de que es un hipócrita completo.
Dios dijo: «No tomarás el nombre de Jehová tu Dios en vano; porque no dará por inocente Jehová al que tomare su nombre en vano» (Éxodo 20:7). Esto significa que no debemos tratar a Dios de cualquier manera. Esto significa que no debemos considerarle una criatura. ¿Creen que pueden esconder sus pecados de Dios? Solo porque la gente lleve sus pecados pequeños ante Dios, ¿les aprueba Dios diciendo: “Bien hecho, veo que solo habéis cometido estos pecados pequeños?”. No. Dios creó a la humanidad y este Dios reina sobre toda la historia del universo. ¿Acaso este Dios que es omnisciente no lo sabe todo acerca de nosotros? No, lo sabe todo acerca de nosotros. Lo sabe todo acerca de la naturaleza del corazón humano y conoce todos los pequeños actos de la humanidad. Pero aún así la gente sigue llevando sus pecados pequeños y pidiendo a Dios que los perdone con lágrimas. Pero Dios, en vez de perdonarles, les dice: “Os tragáis todo sin masticar si os interesa, por muy malvado que sea, pero me traéis vuestros pequeños fallos que pensáis que está bien que los demás vean, pidiendo mi perdón. Sería mejor que no vinieseis a Mí. Estaría mucho más feliz si cerraseis vuestra iglesia”. Esto es lo que Dios dice a los líderes religiosos cuyo único interés es reunir cuanto más dinero posible y construir iglesias más grandes y altas.
La verdad detrás de estos falsos profetas es que estas personas roban a sus congregaciones a cambio de posiciones de ancianos y diáconos. Si fueran verdaderos líderes, enseñarían a sus seguidores cómo borrar sus pecados de sus corazones y escapar de la condena de sus pecados. Pero solo entregan cargos en la iglesia a sus congregaciones, haciéndolos piadosos solo por fuera. Y obligan a sus ancianos y diáconos a dar el diezmo, y en sus sermones atan a la congregaciones bajo el yugo de la Ley, y simplemente predican el arrepentimiento. Pero, ¿desaparecen los pecados de la gente al ofrecer oraciones de penitencia por muy fervientemente? No, los pecados diarios siguen intactos y esto se debe a que se niegan a creer en el Evangelio del agua y el Espíritu.
Pasemos a Génesis 6:14 y miren este pasaje: «Hazte un arca de madera de gofer; harás aposentos en el arca, y la calafatearás con brea por dentro y por fuera». Otra cosa que debemos recordar es que debemos mantener nuestra santidad en la Palabra de Dios por nuestro bien. Cuando recibimos la remisión de los pecados, tenemos que centrar nuestra atención en defender nuestra santidad. Al defender con la Palabra de Dios nuestra creencia de que estamos sin pecados estamos construyendo el arca.
Satanás está diciendo a muchas personas que tienen pecados. Engañados por estas artimañas del Diablo, muchas personas están atrapadas por el pecado, y mientras siguen sin conocer el Evangelio del agua y el Espíritu, no puede llamarse personas justas. Mientras que nadie puede ser perfecto en sus acciones, todo el mundo puede tener fe y decir con confianza: “Como Jesucristo cargó con todos mis pecados al ser bautizado, no tengo pecados”. Sin embargo, para evitar que la gente tenga esta fe verdadera, Satanás les ataca sin cesar. Pero los cristianos que no tienen fe en el Evangelio del agua y el Espíritu solo pueden decir en sus confesiones: “Soy un hombre justo con muchas debilidades, un hombre justo con muchos pecados”.
Pero cuando Noé construyó el arca, se aseguró de que no entrase agua en ella. Esto nos dice que quien haya entrado en la salvación de Dios se ha convertido en un hombre justo que no será pecador nunca más. Por tanto, si alguien no tiene pecados en un momento dado, pero sí al siguiente, no es una persona justa. Los que no tienen fe en el Evangelio del agua y el Espíritu son pecadores un momento y al otro son justos. Esta no es la fe correcta.
Pero en contraste, Noé encontró la gracia de la salvación de Dios. En las iglesias del mundo, cualquiera puede ser ordenado pastos o anciano sin encontrar la gracia de salvación de Dios. Como estos cristianos no tienen la fe perfecta no se atreven a decir que no tienen pecados. Pero ¿cómo es posible que ningún cristiano diga que no tiene pecados aunque diga creer en Jesús? Si fuesen tratados en un hospital por un buen médico, deberían curarse completamente o por lo menos mejorar. Pero a pesar de esto, si su condición empeorase, ¿tendría esto sentido? Si una enfermedad curable empeora, entonces el médico que la trató debe ser un médico falso. De esta manera, la gente va a la iglesia agonizando por sus pecados, pero hay muchos pastores que se convierten en peores pecadores. Estos pastores son charlatanes espirituales. Si creen en Jesús, deben ser personas justas y entonces ¿cómo van a ser pecadores de nuevo? Pero como estos falsos siervos de Dios no conocen el Evangelio que proclama que Jesús borró todos los pecados, están convirtiendo a sus congregaciones en peores pecadores. Además, les dicen a los que han nacido de nuevo a través del Evangelio del agua y el Espíritu: “¿Cómo podéis ser tan arrogantes y decir que no tenéis pecados?”. Pero si los conocen de verdad se darán cuenta de que son ciegos espiritualmente y que no viven con la verdadera fe. Refiriéndose a estas personas, la Biblia nos dice: «Dejadlos; son ciegos guías de ciegos; y si el ciego guiare al ciego, ambos caerán en el hoyo» (Mateo 15:14).
Como creemos en Jesucristo como nuestro Salvador, debemos vivir por fe. Para ello debemos librar batallas espirituales. Dios ha borrado todos nuestros pecados perfectamente para siempre. De la misma manera en que Noé construyó el arca con madera de gofer a la perfección, así que debemos nacer de nuevo completa y perfectamente a través de la Verdad pura de la Palabra de Dios. Dios puso todos nuestros pecados sobre el Señor a través de Juan el Bautista, el Señor fue condenado por nosotros perfecta y completamente y nos ha salvado a la perfección. Así que, ¿cómo pueden seguir teniendo pecados? Pero el Diablo engaña a la gente susurrando a sus oídos: “¿Cómo podéis no tener pecados? Es arrogante decir que no tienen pecados”.
Cuando Dios le dijo a Noé que construyese el arca, también nos pidió a nosotros que predicásemos el Evangelio del agua y el Espíritu, y explicó cómo debemos vivir después de nacer de nuevo. Debemos mantener nuestra santidad. No podemos mantenerla mediante nuestra santidad, sino que al afirmar sin duda alguna que Jesús ha eliminado todos nuestros pecados, y al confesar esta fe nuestra podemos librarnos de las palabras de decepción y engaño que intentan engañarnos para que pensemos que seguimos teniendo pecados.
Al creer en el Evangelio del agua y el Espíritu, la Palabra inamovible de Dios, hemos recibido la remisión de los pecados. Si no continuamos defendiendo nuestra fe en que hemos sido librados de nuestros pecados al creer en el Evangelio del agua y el Espíritu, nuestra arca de fe se hundirá. Nuestros corazones deben guardar la fe que nos ha dado la remisión de nuestros pecados. Somos como Noé espiritualmente, y cuando hemos encontrado la gracia de salvación, solo hay una manera de que naufrague nuestra arca: decir que todavía tenemos pecados en nuestros corazones aunque creamos en Jesús. Aunque Noé encontró la gracia de Dios y era perfecto en sus generaciones, si caemos en la decepción de Satanás, que sigue señalando las insuficiencias de nuestras acciones y acusándonos de ser pecadores, y si sucumbimos al Diablo aceptando que tenemos pecados, nuestras arcas de fe naufragarán. Por tanto, debemos defender nuestra fe por todos los medios posibles, porque si caemos en la trampa del Diablo, perderemos nuestro estatus como nuevas criaturas y volveremos a ser como antes, destinadas a ir al infierno. Como Satanás nos ataca con nuestras debilidades y fallos, debemos luchar con nuestra fe. Sin fe, no podemos soportar los ataques de Satanás. Pase lo que pase podemos defender la fe con la que el Señor ha eliminado nuestros pecados. Y debemos recordar que por la fe en el Evangelio del agua y el Espíritu podemos seguir siendo santos.
Mis queridos hermanos, nuestras batallas espirituales no acabarán. Satanás seguramente atacó a Noé muchas veces con sus secuaces, provocándole: “Aunque construyas este arca estúpida, entrará agua cuando llueva, ¿para qué la construyes? Estás perdiendo el tiempo en este proyecto”. Si Noé hubiese desesperado con estas palabras, no podría haber completado el arca, ni haber sido salvado.
Ahora estamos trabajando duro para construir nuestras arcas respectivas. Todos ustedes son arcas. Cuando se arman con fe su salvación está completa. La mayor arca es Jesucristo. Dios dijo que no hay condena para los que vivimos en Jesucristo (Romanos 8:1). En otras palabras, como creemos en el Evangelio del agua y el Espíritu, estamos completamente sin pecados, y no hay condena, sino solo santidad. Esta es la verdadera fe que todos debemos tener y defender.
La Palabra de Dios no es tan flexible que se la puedan poner cuando quieran para apoyar sus propias ideas. ¿Está bien que digan, según sus propios pensamientos: “Jesús tomó mi pecado original en la Cruz, pero tengo que recibir la remisión de los pecados personales todos los días”? ¿Somos justos al ser redimidos de nuestros pecados un momento y después convertirnos en pecadores al momento siguiente cuando pecados? No, no es así. Esta falsa doctrina solo la formulan los siervos del Diablo.
Yo viví una vida religiosa durante 10 años antes de ser salvados de todos mis pecados y durante todo ese tiempo ofrecí oraciones de penitencia todos los días porque mis pastores me dijeron que lo hiciese. Para mí era mucho trabajo. Solía quedarme despierto toda la noche arrepintiéndome de mis pecados, y cuando esto no era suficiente, ayunando mientras oraba. Pero en pocos días me encontraba cometiendo pecados de nuevo, y tenía que ofrecer oraciones de penitencia mientras ayunaba. Era muy duro. Casi me suicidé, porque no paraba de escuchar a mis pastores diciendo que debía arrepentirme e intentaba desesperadamente hacer lo que me pedían ofreciendo oraciones de penitencia. Estuve a punto de suicidarme, y llegó un momento en que me dije a mí mismo: “Por muchas oraciones de penitencia que ofrezca, mis pecados no desaparecerán. ¿Acaso no desaparecerán si estoy muerto?”.
Pero entonces, cuando volví a leer la Palabra de Dios de nuevo, entendí que las oraciones de penitencia no eran una solución para mis pecados. Así que le pregunté a mi pastor: “Esto es lo que dice la Palabra de Dios aquí, ¿por qué no me lo habías dicho?”. Y le pregunté: “Reverendo, ¿usted tiene pecados?” y él contestó: “No, no tengo pecados”. Y le pregunté de nuevo: “Si comete pecados, ¿tendrá pecados o seguirá sin pecados?”. Entonces el pastor contestó: “Entonces tendré pecados”. Así que le dije: “Hubiera sido mejor no haber aprendido de usted. Si hubiese dormido todas esas horas y leído la Biblia por mi cuenta, podría haber alcanzado la fe verdadera antes. Debemos dejar de servir a Dios juntos ahora”. Entonces dejé esa iglesia inmediatamente y no volví. Incluso los que se llamaban a sí mismos pastores acabaron apartándose por la falta de la fe perfecta.
Al creer en el Evangelio del agua y el Espíritu, hemos nacido de nuevo de nuestros pecados y hemos sido santificados perfectamente. Debemos defender esta fe santa al seguir creyendo en el Evangelio del agua y el Espíritu. Debemos mantener nuestra fe en la Verdad de que Jesús ha eliminado nuestros pecados para siempre. Si no guardamos esta fe, nuestra arca se hundirá.
Donde no hay pecado, donde un pecador puede recibir la remisión de los pecados es la Iglesia. Satanás siempre intenta destruir su fe. Debemos reunirnos con los que han recibido la remisión de los pecados a través de la Palabra. Cada uno de nosotros debe convertirse en un hijo de Dios. Esta es la responsabilidad de la tripulación que hay abordo del arca de salvación.
Hasta el día en que todo el mundo esté sin pecados, el Evangelio debe seguir siendo predicado. Creyendo en el Evangelio del agua y el Espíritu y uniéndonos juntos, debemos proclamar este Evangelio del agua y el Espíritu por todo el mundo hasta el día en que vuelva el Señor.