(Hebreos 11, 7)
«Por la fe Noé, cuando fue advertido por Dios acerca de cosas que aún no se veían, con temor preparó el arca en que su casa se salvase; y por esa fe condenó al mundo, y fue hecho heredero de la justicia que viene por la fe».
Cuando leemos la Biblia con los ojos de la fe, podemos ver que muchos de nuestros padres de la fe aparecen en ella. Y me gustaría hablar de uno de ellos, Noé.
¿Qué tipo de fe tuvo Noé hasta que fue a Dios?
Se dice que por fe Noé, al ser avisado por Dios de las cosas que todavía no se veían, preparó un arca para salvar a su familia. ¿Qué son las cosas que no pueden ver nuestros ojos todavía? Dios le había avisado que cubriría la tierra con agua y se llevaría a todas Sus criaturas de la faz de la tierra. Por fe, Noé creyó en esta advertencia que todavía no había tenido lugar. Al creer en esta Palabra de Dios, Noé construyó el arca y así salvó a su familia. Avisó a todo el mundo que los que no confiaran en la Palabra de Dios estaban completamente equivocados. Así es como se convirtió en heredero de la justicia por fe.
El mensaje de hoy está basado en solo un versículo del capítulo 11 del Libro de Hebreos, que nos enseña cómo podemos vivir por fe como hizo Noé. Por fe, Noé preparó un arca con temor a Dios por las cosas que todavía no había visto porque Dios le había avisado de ellas. Y entonces la gente que vive por fe vive como Noé. Nosotros también confiamos y obedecemos las cosas que no vemos todavía porque Dios nos lo ha dicho. Noé temió a Dios y le admiró igualmente, así que obedeció este mandamiento de Dios y construyó el arca.
No solo construyó esa arca enorme para salvar a toda su familia, sino que también avisó a la gente de sus tiempos diciendo: “Habéis cometido un grave pecado, habéis rechazado a Dios y no habéis creído en lo que va a hacer. Dios dijo que traería un diluvio en este mundo para destruir a toda la carne que hay bajo el cielo que tenga el aliento de la vida; todo lo que hay en este mundo morirá. Pero no estáis preparados con fe con esta simple razón: no habéis visto estas cosas con vuestros ojos. Desobedecer la Palabra de Dios a pesar de sus advertencias es un pecado que os llevará a la destrucción. Estáis cometiendo un terrible pecado que os llevará al infierno y seréis destruidos”. Dios dijo que destruiría este mundo, pero también prometió que la gente de los días de Noé sería salvada al construir un arca para refugiarse en ella.
Noé les había avisado claramente de su incredulidad, diciendo: “¿No creéis que estáis equivocados al no creer que Dios destruirá este mundo? Sois vosotros los que estáis equivocados a los ojos de Dios. Puede que penséis que estoy loco pero vosotros estáis equivocados a los ojos de Dios. Vosotros sois los que estáis locos. Estáis intentando morir y ser destruidos. No sois más que animales. Sois como meras vacas y cerdos que mueren. Seréis matados después de comer como bestias. Seréis completamente destruidos; os partirán la cabeza con un hacha; vuestros cuerpos serán cortados en trozos. Estáis totalmente equivocados”. Noé condenó al mundo de esta manera. Y salvó a su familia.
Según la Biblia, la gente que vivió por fe, confió y obedeció la Palabra de Dios completamente. Sin importar el tiempo ni el lugar, la gente de fe vive sus vidas como Noé; no dudan de la Palabra de Dios y creen firmemente en ella en cualquier situación como hizo Noé.
Dios dijo que destruiría el mundo. Había prometido destruir los cielos y la tierra originales y crear unos nuevos. Dios hizo lo que había prometido. Entonces nos envió al Salvador. Nos envió al Salvador para los que estábamos destinados a ser destruidos. Dios dijo: “Seréis salvados si creéis en la obra de salvación que el Salvador Jesucristo ha hecho por nosotros, es decir, la obra justa que nos ha salvado por el agua y el Espíritu. Poned vuestra fe en Mi Palabra para ser redimidos y ser adoptados como hijos Míos, recibid la vida eterna y vivid en los nuevos cielos y la nueva tierra para siempre”.
Pero la gente no creyó en la Palabra de Dios porque no pudo encontrar ningún signo de dicha Palabra con sus ojos carnales. Dijeron: “¿Cómo va a acabar este mundo? El mundo ha existido durante miles de millones de años y sigue existiendo. Muchas personas dicen que el mundo acabará, pero ¿dónde está el final? Estamos viviendo en la era de la ciencia y la tecnología. Estamos a punto de conquistar el universo entero. Estamos incluso cerca de crear un sol artificial. Entonces, ¿de qué tipo de fin estáis hablando?” La gente de este mundo duda de lo que le dice la gente justa. Insiste diciendo: “Esto no tiene sentido. Esto es solo lo que dicen ciertas sectas religiosas. Podemos morir de viejos o por enfermedad, pero el mundo existirá para siempre”. De esta manera, los incrédulos se ríen y se mofan de los creyentes. No creen en Jesús como su Salvador; no creen que vayan a ir al infierno. No creen en ninguna advertencia de Dios. Esta es la razón por la que van a ser destruidos. Se lo merecen.
Nosotros advertimos constantemente a la gente de este mundo que morirá si no cree en Dios y esta Palabra diciendo: “Vais a ir al infierno. ¿Qué puede haceros obedientes a Dios cuando ya habéis decidido ir al infierno? ¿Qué no vais a hacer cuando estáis listos para ser destruidos? ¿Qué no vais hacer si estáis listos para ser condenados física y espiritualmente? Os negáis a creer que seréis destruidos. Ya veréis lo que pasa”. Aunque no podemos ver el resultado ahora, todavía creemos que todo se cumplirá como dijo Dios porque la Biblia lo dice. Esta es la misma fe que tuvo Noé.
Noé, con miedo, creyó en la Palabra de Dios aunque no pudo ver estas cosas con sus ojos. Confió y se preparó para esta advertencia, porque tenía miedo y adoró a Dios. Siguiendo las instrucciones de Dios, preparó un arca y salvó a su familia. También intentó desesperadamente salvar a la gente del mundo, pero no creyeron en sus palabras. Noé les dijo que estaban completamente equivocados. Está escrito que condenó al mundo por no creer.
La gente de este mundo dice que el mundo durará para siempre, pero esta noción no es cierta. Este mundo verá su final un día en el futuro. Veremos cómo el sol se va apagando y como la gente se quema por el calor del sol. Los occidentales, especialmente los americanos, construyen sus casas con madera en vez de cemento y ladrillo. Así que los huracanes pueden destruir sus casas fácilmente. Incluso los Estados Unidos, la mayor superpotencia del mundo, no puede evitar los desastres naturales como los huracanes y los tsunamis.
Nuestro país Corea también ha sufrido muchos cambios climáticos. Afortunadamente, no ha habido muchas calamidades. Deberíamos estar agradecidos por esto. He oído que algunos países están perdiendo tierra porque el nivel del mar sigue subiendo debido al calentamiento global. Por ejemplo, Venecia en Italia es una ciudad bien conocida por sus festivales de cine y se está hundiendo bajo el mar. Las islas maldivas, que suelen ser conocidas como el “último paraíso” están pasando por el mismo problema. No podemos ni contar todos los terremotos y tsunamis que están arrasando el mundo. Este fenómeno empeorará pero no mejorará. Habrá guerras y la gente se hará más violenta. Entonces vendrá el juicio de Dios. El sol se apagará y se calentará demasiado hasta quemar a la gente.
Sin embargo, la gente no se da cuenta de que estos desastres naturales son señales de que el fin está cerca. Lo que es seguro es que pronto el final del mundo llegará. Sin embargo, nadie puede asegurar la fecha y la hora exacta del fin del mundo. Podría ocurrir después de mi muerte o antes. Pero lo que es cierto es que ocurrirá en el futuro cercano. En estos tiempos, le pedimos a la gente que crea en el auténtico Evangelio del agua y el Espíritu, pero la gente se niega. No solo se niega a creer en el Evangelio bendito, sino que nos considera herejes. Esto es ridículo. Es lo mismo que pasó en los tiempos de Noé, quien fue rechazado y ridiculizado. Dios le dijo a Noé que construyese un arca porque la condena estaba cerca. Noé confió en Dios y construyó un arco. Le advirtió a la gente que la condena total llegaría. Pero aunque él predicaba, la gente no creía en sus palabras, sino que se reía de él y le ridiculizaba. Noé seguramente pensó lo siguiente: “Vosotros, los que no os dais cuenta de que vais a morir, pero os reís de mí, merecéis ir al infierno”.
¿No es extraño que la gente no tenga miedo de ir al infierno incluso hoy en día? Las personas piensan: “Todo el mundo va a ir al infierno; ¿por qué no yo también? ¿Acaso no hay muchas personas que van a ir al infierno? Entonces no estaré solo en el infierno. No me quiere aburrir en el Cielo”. Esta noción puede ser razonable desde el punto de vista de los hombres. Pero, ¿cómo de ignorantes son por no saber lo doloroso que es el infierno? Puede que hayan visto cómo se hace a la barbacoa un trozo de carne. También habrán visto como un pulpo vivo es cocinado en agua hirviendo. ¿Acaso no ponemos pulpo vivo en nuestras sopas? ¿Qué le pasa al pulpo entonces? ¿Acaso no se retuerce desesperadamente hasta que muere? La Biblia nos dice que los seres humanos no morirán en el infierno.
La gente del mundo considera nuestras palabras cuentos de hadas. Piensan que son historias ficticias. Pero la verdad es que son la Palabra de Dios. Debemos creer en la Palabra de Dios. No es un mentiroso. Solo hay una cosa que Dios no puede hacer y es mentir. Puede que la gente nos conteste diciendo: “¿Puedes probar eso?”. Hablando físicamente no tenemos nada que decir. Sin embargo, según la Palabra de Dios no puede mentir. Lo sabemos porque creemos en la Palabra de Dios. Dios siempre cumple Su Palabra y nunca dice nada que no puede hacer. Nos habla individualmente, a una nación y a todo el universo; habla de este mundo presente y del mundo futuro. Dios siempre cumple lo que promete.
Dios dice: «Y de la manera que está establecido para los hombres que mueran una sola vez, y después de esto el juicio» (Hebreos 9, 27). Cuando la gente muere, se presenta ante Dios para ser juzgada; cuando es condenada por sus pecados, va directamente al infierno. Por eso la gente debe darse prisa y recibir la remisión de los pecados antes de morir, de lo contrario irá al infierno. Algunas personas, incluyendo los católicos insisten en que existe el purgatorio. Dicen: “¿Acaso Dios no nos va a dar otra oportunidad para ser salvados?” ¿Quién ha decidido esta cosa tan absurda? El purgatorio es una cosa absurda que sale de una interpretación arbitraria de la Palabra de Dios.
¿Acaso no he hablado de que no deben interpretar la Biblia como quieran? Encontramos una advertencia similar en 2 Pedro 3, donde dice: «Casi en todas sus epístolas, hablando en ellas de estas cosas; entre las cuales hay algunas difíciles de entender, las cuales los indoctos e inconstantes tuercen, como también las otras Escrituras, para su propia perdición» (2 Pedro 3, 16). El Señor viene a salvarnos cuando estamos condenados y destinados al infierno. Lo hace antes de que nos enfrentemos a nuestras muertes. ¿Qué tipo de personas irán al infierno después de morir? Las personas que nunca han recibido la remisión de los pecados durante sus vidas. Están sentenciados a ir al infierno por no recibir la remisión de los pecados. Los pecadores deben ser arrojados al infierno, pero el Señor no los visita en el infierno. No aparece en el infierno diciendo: “Hola, soy vuestro Salvador. Levantad la mano si creéis en Mí. Si creéis en Mí ahora, iréis al Cielo”. Pero algunas personas dicen que serán salvadas del infierno. Están completamente locas. Están fuera de sí. Esto no puede ser cierto y nunca lo será. En resumen, desobedecimos a Dios y estábamos destinados a ser condenados por Dios. Sin embargo, el Señor vino a nosotros y nos salvó por el Evangelio del agua y el Espíritu.
Dios hizo la obra justa a través de Noé
Noé creyó en la promesa de Dios y la predicó. Predicó el Evangelio. Gracias a Noé nosotros estamos viviendo en este nuevo mundo. La gente de los tiempos de Noé murió. Solo los ocho familiares de Noé sobrevivieron. Se multiplicaron y ahora hay 6600 millones de personas viviendo en este planeta.
¿Serán destruidos lo pecadores de esta era de la misma manera en que la gente fue destruida en los tiempos de Noé? Por tanto, en nuestros días, creemos y predicamos el Evangelio del agua y el Espíritu. Los que aceptan el Evangelio recibirán la salvación, pero los que no morirán eternamente. Por este motivo, condenamos a los que no creen: “Si no creen en el Evangelio que predicamos y viven por fe, irán al infierno”. Pero la gente ignora nuestras advertencias y se niega a poner su fe en el verdadero Evangelio.
Desafortunadamente, la verdad es que este mundo se convertirá en lo que hemos predicho. Dios creará unos cielos y una tierra nuevos a través de nosotros, de la misma manera que lo hizo a través de Noé. Dios volverá a crear el mundo y nos dará un lugar en ese nuevo mundo. Dios ya ha construido los nuevos cielos y la nueva tierra y nos permite disfrutar de la gloria y esplendor del nuevo mundo. Somos los herederos de la justicia. Nuestro Señor ha cumplido la obra justa y nosotros nos hemos convertido en herederos de la justicia al creer en Dios. Predicamos la Palabra de Dios a todo el mundo y les avisamos de que serán condenados por sus pecados si no ponen su fe en Su Palabra. Por lo tanto, nosotros nos hemos convertido en herederos de la justicia. En otras palabras, nos convertimos en herederos de su justicia al hacer la obra justa hasta el final.
Noé obró por fe. Nosotros también estamos obrando por fe. Nadie puede hacer la obra de la justicia sin fe. Sin fe no podemos ser siervos de Dios; sin fe no somos santos; sin fe no podemos hacer la obra justa. No podemos hacer nada sin fe.
Algunos de nuestros colaboradores del ministerio se han ido de la Iglesia de Dios quejándose de que no podían sufrir más. Cuando se van dicen: “Este no es el único lugar donde puedo trabajar. Puedo ganar cuatro mil dólares al mes fácilmente. No saben reconocer lo que valgo”. ¿Para qué sirve ganar dinero sin una causa justa? ¿Puede alguien hacer la obra justa mientras gana mucho dinero? No. Para ganar mucho dinero tienen que trabajar sin cesar y por tanto no pueden hacer la obra justa. Aún es más, ganar cuatro mil dólares al mes no es tan fácil. Sin embargo, bastantes colaboradores del ministerio se sienten ofendidos por no ser reconocidos y abandonan la Iglesia de Dios y la obra justa. He oído que uno de ellos está trabajando como repartidor y gana como mucho 700 dólares al mes. Pero aún así es orgulloso y terco y desprecia a nuestros pastores.
Un hombre no puede hacer un trabajo mundano y la obra de la justicia a la vez. Si tiene ambos trabajos, morirá de estrés. Algunas personas que habían abandonado la Iglesia de Dios volvieron pidiendo perdón y aceptación, reconociendo que estaban mejor en la Iglesia. Querían trabajar con nosotros de nuevo ya que se habían dado cuenta de que el lugar donde debían estar era la Iglesia y que esa vida había sido una bendición de Dios. Pero no los aceptamos porque sus mentes todavía estaban buscando las cosas del mundo. ¿Qué podemos hacer con estas personas? ¿Cómo podemos trabajar con personas tan egoístas?
Las palabras “heredero de la justicia” se refieren a alguien que hace la obra de Dios. El Señor nos había salvado de todos nuestros pecados con Su obra justa. Y a todos los que creemos en el Evangelio del agua y el Espíritu nos confió la obra de Dios, la obra que salva almas que consiste en predicar Su Palabra. Dios nos ha hecho servir al Evangelio. ¿Puede cualquier persona hacer esta obra? Solo los que tienen el corazón recto ante Dios pueden hacerlo. Los obreros de Dios deben tener fe y mantener sus corazones fieles a Dios. Hay una canción muy famosa en Cora que dice: “¿Puede alguien amar?”. De la misma manera, ¿puede alguien servir al Evangelio? Los que se aferran fuerte a sus deseos egoístas no pueden servir al Evangelio. En el libro de Proverbios se dice que un hombre que se aísla a sí mismo busca sus propios deseos (Proverbios 18, 1). Los que buscan sus propios deseos no pueden hacer la obra de Dios. No pueden predicar el Evangelio. Por otra parte, los que pueden abandonar sus deseos y los que se dan cuenta de que sus deseos no significan nada pueden hacer la obra de Dios.
Queridos hermanos cristianos, debemos entender que predicar el Evangelio es lo más valioso y gratificante que podemos hacer. Debemos darnos cuenta de que servir al Evangelio es obedecer el mandamiento de Dios y es la cosa más maravillosa que podemos hacer en nuestras vidas. Solo entonces podemos hacer la obra de Dios. Solo los que aprecian la obra de Dios pueden hacer Su obra. Por esta razón, los que están haciendo la obra de Dios son maravillosos.
No puedo imaginar lo que haría si no hubiese conocido al Señor y recibido la remisión de los pecados. Probablemente habría muerto joven si no hubiese hecho la obra de Dios. Habría muerto paseando por toda la ciudad con dos botellas de alcohol. No puedo vivir sin hacer la obra de Dios porque cualquier vida que no haga la obra de Dios no tiene significado alguno. Es horrible vivir una vida así durante 60 o 70 años. Es mejor morir que vivir una vida sin significado mientras no se hace nada justo.
Si no hubiese sido por la llamada de Dios algunos de ustedes se habrían convertido en estafadores y otros en mujeriegos, y otros en mendigos. ¿Acaso no les he mostrado lo que les podría haber pasado? ¿Acaso no estamos viviendo vidas valiosas porque el Señor nos ha encontrado y nos ha permitido recibir la remisión de los pecados? ¿Acaso no estamos sobreviviendo porque el Señor nos dio un corazón justo para servir al Evangelio? ¿Podemos hacer la obra de Dios sin preocuparnos de nada porque creemos en Dios?
Queridos hermanos cristianos, intenten hacer alguna obra justa mientras viven en este mundo. ¿Pueden hacerlas por su cuenta? No, no pueden. No pueden hacer la obra justa solos, aunque tuviesen muchas manos. ¿No se dan cuenta de lo difícil que es hacer lo correcto? Si Dios no lo permite, nadie puede hacerlo. Debemos estar agradecidos. Deberíamos estar agradecidos por tener a tantos colaboradores dedicados que están haciendo la obra de la justicia y dar la ofrenda de acción de gracias rápidamente. ¿Cómo de gratificante es esto? ¿Cuánto nos satisface que Dios nos use a los que nos podríamos haber convertido en basura? Si no se dan cuenta de esto, dejen de ser tan estúpidos. Debemos darle gracias a Dios por utilizarnos en la obra de la justicia.
Noé condenó al mundo y nosotros también lo hacemos. ¿A quién condenamos? Condenamos a la gente de este mundo diciendo: “Sois pecadores. Estáis equivocados. Iréis al infierno”. Cuando vamos a la tumba, nos sentimos mal por la gente en las tumbas que debe haber ido al infierno. Hay muchas tumbas con cruces en las lápidas y esto significa que la cantidad de personas que acabarán en el infierno después de creer en Jesús es muy grande. ¿Para qué sirve ser llamado pastor si se va al infierno? ¿De qué sirve tener el título de diácono si se va al infierno? El pastor en esta tumba y el diácono en aquella están en el infierno. Entonces, ¿cuántas personas de este cementerio no están en el infierno?
Hace unos años, el diácono Myungchan Kim, el padre de la hermana Jihye, murió y lo enterramos en un cementerio cercano. Y pusimos una lápida que dice: “Un hombre justo, el diácono Myungchan Kim duerme aquí esperando el retorno de Cristo Jesús”. Esto es lo que inscribimos en la lápida del difunto diácono Kim. La gente que lee esta inscripción quiere copiarla. Simplemente copia la mayor parte de las palabras excepto la parte que dice “un hombre justo”. Por ejemplo, encontré una lápida que decía: “Diacona tal y cual duerme aquí esperando el retorno de Cristo Jesús”. Me resultó gracioso ver tantas inscripciones copiadas de la lápida del diácono Kim cuando visitamos el cementerio un año después. Aunque copiaron la mayoría de sus palabras, no pusieron las palabras “hombre justo”.
Cuando me muera, por favor, escriban lo siguiente en mi tumba: “Pastor Jong, un hombre justo, era tan impaciente que se dio prisa para conocer al Señor” o “Pastor Jong, un hombre justo que tenía tanto carácter que fue a buscar al Señor en vez de esperar a que volviese”. Si no caben todas estas palabras en la parte de delante, escriban también por detrás. También pueden poner mentiras como: “El Pastor Jong tenía mal genio y era impaciente. Tenía muchos problemas con su sistema nervioso y su circulación, etc.” Pero lo cierto es que deben escribir en mi lápida lo siguiente: “Confió en el Señor sin pecados en su corazón, pero se dio prisa en ir al Señor a pesar de que tenía mucho que hacer”.
La gente que confía en la Palabra de Dios siempre tiene conversaciones íntimas. Nosotros también. Lo que decimos por fe tiene sentido, pero lo que decimos sin fe no lo tiene.
Los hijos de Noé escucharon la Palabra de Dios a través de Noé. ¿Qué piensan que dijeron los hijos de Noé a la gente? “Mi padre dijo que llovería en la tierra. Dios dijo que la tierra está llena de maldad y violencia así que destruirá el mundo con agua. Le dijo a mi padre que construyese un arca enorme. Mi padre dijo que quien entrase en este arca sería salvado”.
Desde la perspectiva del mundo los hijos de Noé no eran normales. ¿Cómo creen que les trataba la gente? “No tenéis cabeza. Vuestro padre debe estar loco. Vuestro padre parece un lunático y vosotros también. De tal palo, tal astilla”. ¿Cuánto se rieron y mofaron de ellos? Si no los consideramos con los ojos de la fe, en la familia de Noé estaban todos locos.
No sabemos dónde construyó el arca Noé, No hay ningún versículo específico que mencione dónde se construyó el arca, en una montaña o en la playa. Aunque no lo sabemos cierto, estoy seguro de que el arca fue construida en una montaña. ¿Por qué creo esto? Porque seguramente habría muchos árboles gofer. No se puede utilizar madera de gofer recién cortada. Se tarda un año entero en secar la salvia. Cuando la madera está seca, es mucho más fácil de transportar y de trabajar. Entonces, ¿cómo pudieron cargar con toda la madera aunque la hubiesen secado? ¿No creen que necesitarían una cantidad grande de madera de gofer para construir el arca? Pero en una playa no se puede encontrar ese tipo de madera. El suelo cerca del agua salada no es bueno para los árboles como el gofer. Esto es lo que dicen los expertos.
De todas formas Noé hizo algo que todo el mundo consideraba negativo y le decían: “Ya has causado bastante alboroto. ¿Quieres que nos creamos esto? Mira el cielo. ¿Parece que va a llover?” Seguramente la gente los criticó. ¿Hace cuánto pasó esto? Cuando no había contaminación, ¿cómo de despejado estaba el cielo? “¿Has dicho que Dios va a mandar lluvia y cubrir las montañas con agua con este tiempo? Nos has contado bastantes mentiras”. Desde la perspectiva de este mundo la familia de Noé seguramente fue ridiculizada y tratada como si estuviesen todos locos.
A pesar de todo esto, Noé, temiendo a Dios, construyó el arca y salvó a su familia, condenó al mundo y se convirtió en heredero de la justicia. Lo hizo todo por fe. Sin embargo, no debemos ser como Noé. No se sorprendan. No me he equivocado. Pero ahora escuchen atentamente.
¿Cómo es el mundo en el que vivimos ahora? Hoy en día es bastante difícil hacer lo que hizo Noé. Y si creen de la manera en la que creyó Noé pueden acabar en el infierno después de perder su fe. Si dicen las cosas que dio Noé, les pegarán bofetadas todos los días. Mientras predican el Evangelio, no digan fácilmente: “Irán al infierno”. Cuando la gente escucha esto, se enoja y dice: “¿Cómo? ¿Qué voy al infierno? Entonces te voy a matar”. Esto podría ser un problema.
¿Entonces cómo les pueden decir la verdad a los demás? Cuando conozcan a algunas personas, pregúntenles si son cristianas. Si dicen que sí, aplaudan su elección de religión y hagan la siguiente pregunta: “¿Puedo hacerles una pregunta: tienen pecados en sus corazones”? Entonces en la mayoría de casos les contestarán que sí. Por lo que deben hacer algunas preguntas más intensas como: “¿Cómo pueden tener pecados después de tantos años de creer en Jesús? Me parece que han sido sinceros en su vida religiosa, pero ¿cómo pueden seguir teniendo pecados después de todos estos años?”. Deben centrarse en esto y empezar a “cocinarlos” lentamente. En el momento que empiecen a parecer convencidos de sus pecados, prediquen el Evangelio a estas personas. “¿Qué dijo Dios? ¿Acaso no dijo que todos los pecados llevan al infierno? Hay una cosa que no saben. No se han dado cuenta de que nuestro Señor eliminó todos los pecados del mundo”. Entonces en ese momento deben compartir el Evangelio del agua y el Espíritu.
Los seres humanos son todos pecadores. Por tanto, mientras compartimos el Evangelio, no podemos evitar decir que los pecadores van al infierno. Sin embargo, cuando decimos esto muchas personas lo escucharán y se enojarán. No escucharán más y nos darán la espalda. En ese momento debemos dejar de predicar el Evangelio. Debemos dejar de predicar de momento. Les podrían matar si no los dejan en paz, pero aún así dicen: “¿Qué dijo Dios en el Libro del Apocalipsis? ¿Acaso no dijo que los arrojaría en el fuego del infierno si sus nombres no estaban escritos en el Libro de la Vida? Esto es la segunda muerte. Si se han olvidado, deben saberlo”. ¿De verdad quieren ser mártires? Si les matan los incrédulos, su muerte será en vano. No lo hagan. Debemos ser sabios.
Están viviendo en el mismo mundo que Noé
Trabajamos por fe. Predicamos el Evangelio por todo el mundo por fe. No piensen en términos carnales. Tener una mente carnal es la muerte. No merece la pena. No es nada. Debemos pensar con sabiduría espiritualmente. Al mismo tiempo debemos ser puros y sinceros.
A medida que se acercan las fiestas, sus familias quizás se quejen de que no llaman o no les hacen caso. Deben decirles: “Lo siento. Pero en este mundo maldito, estoy sobreviviendo”. Si siguen molestándoles después de decirles esto amablemente, entonces ayuden con sus tareas. Limpien los platos y frieguen los suelos. Por muy enojados que estén no digan: “¡Qué maleducados! ¡Sois solo pecadores!”. Aunque lo sean, deben bajar la cabeza ante sus mayores. No deben dejar que les odien por actuar con arrogancia. Cuando les odien, ya no les escucharán. Por eso deben decirles cosas amables como: “Lo siento. Soy un poco tonto y el mundo es un lugar oscuro”. Sé que harán lo correcto en estas situaciones.
Me preocupan nuestras hermanas en la Iglesia. Los hermanos no suelen tener problemas familiares. Las mujeres suelen perder los papeles de repente. Queridas hermanas, no intenten contestar a sus familiares que no están salvados. Si pierden su credibilidad, será peor. Hay un dicho coreano que dice: “Una palabra bien dicha puede pagar miles de dólares en deudas”. Queridos hermanos santos, por lo menos pueden ser amables con sus palabras.
¿Cómo me ven ustedes a mí? Hago cosas espirituales por fe pero al mismo tiempo intento ser amable en los asuntos de este mundo. Sin embargo, no puedo evitar odiar cuando alguien dice algo malo sobre el Evangelio del agua y el Espíritu y termino esa relación enseguida. No puedo perdonar a esa persona. Sin embargo, cumplo con mis deberes básicos como ser humano. Los nacidos de nuevo somos las personas más benditas en el mundo. Así que debemos ser tolerantes y sabios con los pecadores.
Me preguntaba por qué la gente estaba tan ocupada, pero ahora veo que las fiestas empiezan el viernes. Tendremos un descanso largo de viernes a miércoles. ¿Cuánto dinero creen que gastarán en entretenimiento esos 6 días? ¿Has oído esta canción que dice: “Have fun, fun, fun while you can, before you are too old to have fun ♪”? No estoy seguro de quién la compuso, pero seguramente no pensó en el dinero que se gasta pasándolo bien. Deben trabajar duro mientras son jóvenes y pueden; no se diviertan sin tener planes. Pero estoy de acuerdo en que no podemos pasarlo bien cuando somos muy viejos.
Cuando escucho a la gente decir que soy anciano, me estreso. Trabajé duro mientras era joven y seguiré trabajando cuando sea viejo. Trabajaré aunque esté postrado en cama. Venga a verlo. Si alguien viene a verme cuando esté postrado en cama todo el día, tendré comunión en Cristo con esa persona. Aunque intenten convencerme de lo contrario, haré la obra del Señor hasta el último momento. Mientras tanto nuestro Señor volverá sin demora, porque nunca se retrasa.