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Tema 9: Romanos

[Capítulo 9-2] Debemos Saber que la Predestinación Estaba laneada Dentro de la Justicia de Dios (Romanos 9:9-33)

(Romanos 9:9-33)
Porque la palabra de la promesa es esta: Por este tiempo vendré, y Sara tendrá un hijo. 
Y no sólo esto, sino también cuando Rebeca concibió de uno, de Isaac nuestro padre 
(pues no habían aún nacido, ni habían hecho aún ni bien ni mal, para que el propósito de Dios conforme a la elección permaneciese, no por las obras sino por el que llama), 
se le dijo: El mayor servirá al menor. 
Como está escrito: A Jacob amé, mas a Esaú aborrecí. 
¿Qué, pues, diremos? ¿Que hay injusticia en Dios? En ninguna manera. 
Pues a Moisés dice: Tendré misericordia del que yo tenga misericordia, y me compadeceré del que yo me compadezca. 
Así que no depende del que quiere, ni del que corre, sino de Dios que tiene misericordia. 
Porque la Escritura dice a Faraón: Para esto mismo te he levantado, para mostrar en ti mi poder, y para que mi nombre sea anunciado por toda la tierra. 
De manera que de quien quiere, tiene misericordia; y al que quiere endurecer, endurece. 
Pero me dirás: ¿Por qué, pues, inculpa? porque ¿quién ha resistido a su voluntad? 
Mas antes, oh hombre, ¿quién eres tú, para que alterques con Dios? ¿Dirá el vaso de barro al que lo formó: ¿Por qué me has hecho así? 
¿O no tiene potestad el alfarero sobre el barro, para hacer de la misma masa un vaso para honra y otro para deshonra? 
¿Y qué, si Dios, queriendo mostrar su ira y hacer notorio su poder, soportó con mucha paciencia los vasos de ira preparados para destrucción, 
y para hacer notorias las riquezas de su gloria, las mostró para con los vasos de misericordia que él preparó de antemano para gloria, 
a los cuales también ha llamado, esto es, a nosotros, no sólo de los judíos, sino también de los gentiles? 
Como también en Oseas dice: 
Llamaré pueblo mío al que no era mi pueblo, 
Y a la no amada, amada. 
Y en el lugar donde se les dijo: Vosotros no sois pueblo mío, 
Allí serán llamados hijos del Dios viviente. 
También Isaías clama tocante a Israel: Si fuere el número de los hijos de Israel como la arena del mar, tan sólo el remanente será salvo; 
porque el Señor ejecutará su sentencia sobre la tierra en justicia y con prontitud. 
Y como antes dijo Isaías: 
Si el Señor de los ejércitos no nos hubiera dejado descendencia, 
Como Sodoma habríamos venido a ser, y a Gomorra seríamos semejantes. 
¿Qué, pues, diremos? Que los gentiles, que no iban tras la justicia, han alcanzado la justicia, es decir, la justicia que es por fe; 
 mas Israel, que iba tras una ley de justicia, no la alcanzó. 
¿Por qué? Porque iban tras ella no por fe, sino como por obras de la ley, pues tropezaron en la piedra de tropiezo, 
como está escrito: 
He aquí pongo en Sion piedra de tropiezo y roca de caída; 
Y el que creyere en él, no será avergonzado.”
 


¿Cuál es la verdadera predestinación planeada por Dios?


Volvamos nuestra atención a lo que es la ‘predestinación planeada por Dios.’ Para entender con precisión lo que es la predestinación debemos considerar la Palabra escrita como la Palabra de Dios y corregirnos si existe algo equivocado en nuestra fe. Para esto, primero debemos entender porque Dios amó a Jacob mientras que él odió a Esaú. También necesitamos descubrir si el entendimiento de los cristianos contemporáneos se desvía o no de la Escritura. Todos debemos tener un entendimiento preciso de la predestinación establecida por Dios.
Para recibir las bendiciones de Dios, nosotros los cristianos necesitamos descubrir cómo encaja la predestinación en su plan. Cuando pensamos en el plan de Dios, muchos cristianos contemporáneos piensan que sus destinos fueron predeterminados antes de su nacimiento, sin considerar su fe, como si la fe de Jacob y de Esaú fueran incondicional y unilateralmente determinadas por Dios. Pero este no es el caso. Si somos amados por Dios o no se determina por el hecho de si creemos o no en su justicia. Esta es la verdad que Dios nos ha dado en su plan.
 

Si tú quieres entender correctamente la Predestinación de Dios, necesitas arrancar tú Propio pensamiento y enfocarte en la justicia de Dios

Debido a que mucha gente no puede pensar y creer en la justicia de Dios manifestada a través de Jesucristo, tienden a pensar en el amor de Dios en cualquier forma que ellos escojan, y algunos aún piensan que el amor de Dios no es justo. Deben darse cuenta que esta no es la forma correcta de pensar. Debemos sacar aquellas conclusiones de fe a las que llegamos equivocadamente, al no considerar el justo plan de Dios manifestado a través de Jesucristo. Si tú simplemente crees que Dios ama a algunos y odia a otros, debes entender que esta clase de fe está equivocada, confeccionada por tu propio pensamiento erróneo.
Las mentes humanas están plagadas por pensamientos equivocados. Muchos cristianos contemporáneos no tienen la fe correcta debido a que sus mentes constantemente están desbordándose con pensamientos erróneos. Es por eso que necesitas arrojar tus pensamientos inútiles y poner tu fe en el camino correcto siguiendo la Palabra de Dios y creyendo en su justicia.
Debido a que la predestinación esta planeada dentro de la justicia de Dios, puede ser entendida y creída correctamente solo cuando creemos en su justicia. Por lo tanto, debemos tener fe en su plan y en su justicia. El plan de Dios es vestir a aquellos que creen en su amor, dentro de su justicia en justicia.
Así, su predestinación es que él convertiría a los creyentes en su pueblo, vistiéndolos con su salvación de la remisión de pecados, pagada por el bautismo de Jesús y su crucifixión. Debemos establecer la relación correcta con Dios, teniendo fe en la verdad planeada por el dentro de su justicia. Dios ha hecho a aquellos que son como Jacob los objetos de su amor, mientras que aquellos que son como Esaú son objeto de su ira.
 


La predestinación de Dios no es fatalista


La predestinación dentro del plan de Dios fue establecida dentro de su justicia. El amor de Dios no es algo impuesto arbitrariamente sin un plan. Si todos fueran elegidos incondicionalmente antes de su nacimiento, como si su vida fuera impuesta por el destino, ¿cómo alguien podría ser liberado de sus pecados por creer en la justicia de Jesús? Si el destino de alguien fuera puesto antes de su nacimiento de tal manera que si él / ella fueran a ser amados por Dios fuera un resultado planeado y predeterminado por Dios, ¿quién pensaría que Dios es justo? ¿y quién creería en un Dios así? Nadie desearía creer en un Dios arbitrario y dictatorial.
Pero el plan de nuestro Dios no es ni arbitrario, ni dictatorial, sino solo para liberarnos de nuestros pecados dentro de su justicia y para hacernos su pueblo. Dios nos dio su justicia dentro de su plan y dentro de esta justicia de amor, él nos dio su perdón. Él ha preparado vestir a aquellos que creen en el amor de su justicia, con amor, y a aquellos que no creen en ella, con ira.
Me gustaría decir lo siguiente a aquellos que están resentidos por la predestinación de Dios bajo un mal entendido. El plan de Dios es convertirnos, quienes fuimos creados por él, en su propio pueblo. Por lo tanto, debemos estar agradecidos por su predestinación. Es mejor para nosotros ser gente agradecida que cree en la justicia de Dios, que ser los que viven con resentimiento y reprochándole a él. Cualquiera que cree en Jesús como su Salvador debe tener un entendimiento y una fe precisa en la predestinación de Dios, planeada dentro de su justicia.
 

La verdadera predestinación de Dios fue Establecida por el que llama

El pasaje de hoy dice, de Romanos 9:9-13, “Porque la palabra de la promesa es esta: Por este tiempo vendré, y Sara tendrá un hijo.
Y no sólo esto, sino también cuando Rebeca concibió de uno, de Isaac nuestro padre
(pues no habían aún nacido, ni habían hecho aún ni bien ni mal, para que el propósito de Dios conforme a la elección permaneciese, no por las obras sino por el que llama),
se le dijo: El mayor servirá al menor.
Como está escrito: A Jacob amé, mas a Esaú aborrecí.”
Este pasaje nos dice que la predestinación de Dios es por amor, planeada dentro del amor de la justicia de Dios. Como es mostrada en Génesis 18:10, aunque era humanamente imposible que Sara diera a luz, Abraham creyó en la promesa de Dios debido a que él le había dado su palabra. Así es como Dios justifico a Abraham: Dios le dio a él a su hijo Isaac por que le creyó a él y Dios aprobó su fe.
Así que cuando hablamos acerca de fe en la justicia de Dios, estamos hablando acerca de fe en la Palabra de Dios. Nuestra discusión del plan y de la predestinación de Dios debe estar guiada por nuestra fe en su Palabra. Aquellos que lo hacen de otra forma–por ejemplo, la gente confunden su búsqueda de la justicia de Dios con ilusiones o señales que afirman haber visto mientras oraban o soñaban–están cometiendo un gran error con su fe.
Pablo además dice que, “cuando Rebeca concibió de uno, de Isaac nuestro padre
(pues no habían aún nacido, ni habían hecho aún ni bien ni mal, para que el propósito de Dios conforme a la elección permaneciese, no por las obras sino por el que llama),
se le dijo: El mayor servirá al menor.”
La Escritura nos dice que Isaac, no teniendo un hijo propio, oró a Dios y Dios le respondió dándole gemelos. Podemos ver que la predestinación planeada dentro de la justicia de Dios tiene una cierta relación con la fe de aquellos que son amados por él.
Aquí vale la pena repetir el versículo 11 de nuevo: 
(pues no habían aún nacido, ni habían hecho aún ni bien ni mal, para que el propósito de Dios conforme a la elección permaneciese, no por las obras sino por el que llama),
La clave para entender la verdad de la predestinación y la elección dentro del plan de Dios es que el propósito de Dios se establece en “del que llama.” Entre Jacob y Esaú, de acuerdo a la predestinación dentro del plan de Dios, Dios llamó y amó a Jacob.
Cuando Dios llama a la gente y las ama, en otras palabras, él llama y ama a la gente que como Jacob está lejos de ser justo. Dios no llamó a Esaú, quién pensaba de sí mismo como justo y estaba lleno de orgullo. En la predestinación de Dios puesta dentro de su plan, es un asunto, desde luego, de que Dios llamará y amara a gente como Jacob. El propósito de Dios al llamar a gente como Jacob fue convertir a los pecadores en sus propios hijos, libres de pecado. Él que llama para vestir a los llamados en amor es Dios, y entre Jacob y Esaú, él que fue llamado fue Jacob.
Debemos saber y creer en la justicia de Dios dentro de su plan. Jacob representa la típica figura de un pecador a quien Dios le ha mostrado su misericordia dentro de su justicia, mientras que Esaú representa a aquel que se vuelve en contra de Dios ignorando su justo amor y persiguiendo su propia justicia. Es por eso que la clave para descubrir la Palabra de Dios sobre la predestinación puesta dentro de su plan es entender que el propósito de Dios permanece sobre “Del que llama.”
Debemos liberarnos de la fe ilusoria creada por nuestros propios pensamientos. Dios podría, dentro de su justicia solo amar a Jacob y aborrecer a Esaú. La explicación de Dios de su plan y predestinación es proporcionada a todos a través de su declaración de que el propósito de Dios permanece “Del que llama.” El plan de Dios es la verdad de amor cumplida dentro de su justicia. Cuando Dios amó a Jacob pero aborreció a Esaú, la predestinación fue para cumplir la justicia de Dios, de acuerdo a su plan para la salvación.
No es, como lo afirman muchas otras religiones, por buenas obras que tú eres amado y salvado por Dios, sino solo por creer en su plan y su justicia que puedes convertirte en su hijo, redimido de tus pecados.
 

¿Está Dios equivocado?

Dios ama a aquellos que creen y aman su justicia. No existe, en otras palabras, nada malo con el hecho de que nuestro Padre decidió amar y convertir a aquellos que creen en la justicia de Dios en Jesucristo sus hijos. Dios no planeó amar a todos en Jesucristo, sino amar a gente como Jacob.
Entonces debemos preguntarnos si somos Jacob o como Esaú. Pero aun aquellos que están llenos de sus propias obras y su propia justicia aún deseen ser amados por Dios, pero nadie los puede detener de su apresuramiento hacia el camino equivocado. Así que estas dos clases de personas siempre están ahí, amadas o aborrecidas por Dios, aun ahora mientras hablamos.
Debemos dar gracias a Dios y alabar su gloria creyendo en su justo amor y su plan para nuestra salvación. También debemos darle gracias a él por el hecho que el evangelio del agua y el Espíritu, en el cual creemos, refleja gloriosamente sobre la justicia de Dios. Todo mundo debe darse cuenta de que para estar vestido en el amor de Dios, el / ella primero deben reconocer sus propias debilidades y pecados ante Dios, y creer en su justicia.
El problema es que muchos cristianos, incapaces de creer en el bautismo de Jesús y la verdad de la cruz que cumplieron la justicia de Dios, equivocadamente creen que Dios ama a cierta gente mientras que otros simplemente están destinados a ser abandonados por él.
Aun mas problemático es el desafortunado hecho que esta clase de fe insensata prevalece y es predicada a otros con gran convicción. Rápidamente está siendo esparcida; guiando a más y más gente a malinterpretar el amor de Dios, mostrada por la predestinación de Dios planeada por él. Lo que Dios está tratando de decirnos con la historia de Jacob y Esaú es que para ser sus hijos, no es la justicia humana lo que se necesita, sino solo la fe en el amor de la justicia de Dios, predestinada de acuerdo a su plan.
La escritura nos dice que Dios dio a Sara el hijo que él le prometió a Abraham. Esto nos dice, aun hoy, que solo aquellos que tienen fe en el amor y en la Palabra de la justicia de Dios pueden llegar a ser sus hijos. Para convertirse en tales hijos, debemos reconocer la verdad que fue dada con nuestra fe en la justicia de Dios y en su plan, y creer en esta verdad, necesitamos creer en el amor de Dios y en su justicia.
El amor de Jesucristo y el plan de Dios son la verdad y el amor absoluto dado a todos nosotros. Para salvarnos de nuestros pecados, Jesús tomó todos nuestros pecados con su bautismo, murió en la cruz y resucitó de la muerte, todo para dar a aquellos que creemos en él vidas eternas.
Esta verdad no quiere decir que solo por ser religiosos y exhibir nuestros propios esfuerzos podemos llegar a convertirnos en hijos de Dios, significa que el único camino para convertirse en hijo de Dios es creer en la Palabra de amor y en la justicia de Dios, que se nos dijo y se planeo para nosotros por él. Debemos darnos cuenta que solo aquellos que creen en el amor y el la justicia de Dios, están vestidos con su amor.
¿Entonces cuál debe ser nuestra disposición? Tener fe en el bautismo de Jesús y su sangre sobre la cruz. Podemos pedirle a Dios que tenga misericordia de nosotros. Debemos reconocer ante él que no merecemos ser llamados su pueblo, porque todos somos pecadores. Debemos entender que es solo a través de su plan para nosotros–que podemos conocer su justo amor–podemos llegar a ser sus hijos.
Aquellos que son aborrecidos por Dios, son aborrecidos debido a que no necesitan o creen en su amor y justicia. Por lo tanto, debemos conocer y creer en el plan de amor que Dios a predestinado para nosotros. La verdad clara es que aquellos que conocen y creen en el amor de la justicia de Dios serán amados por él, mientras que aquellos que rechazan y repudian su amor serán aborrecidos por Dios.
 

¿Quién puede recibir el evangelio del agua y el Espíritu?

El evangelio del agua y del Espíritu dado a nosotros por Dios es la única verdad que revela su justicia. Entonces, ¿qué clase de gente es aquella que recibe esta verdad en su corazón? Es la gente que reconoce que su destino está en la condenación eterna y que son pecadores ante Dios y su Palabra y piden su misericordia. “Soy un pecador, Señor, que no puede vivir para nada en tus leyes. Te doy mi corazón y me rindo a Ti.” Esta es la gente a la que Dios le ha concedido la remisión de pecados de su amor en su justicia. La fe en el evangelio que manifiesta la justicia de Dios es de vital importancia para todos los pecadores.
Dios no nos dio su ley para que siguiéramos cada una de las cláusulas de ella, un hecho frecuentemente mal interpretado por muchos. Mas bien el propósito de la ley, es el de guiarnos al reconocimiento de nuestra propia pecaminosidad. Entonces, ¿porqué los pecadores intentan seguir la ley? Es debido a que el instinto de cada pecador busca la redención y la absolución de sus pecados.
Pero nadie es capaz de seguir todas las leyes. Los intentos fueron solo imitaciones, meramente mímica instintiva, tratando de cubrir sus pecados en desesperación–una fe mentirosa ante Dios. Es por eso que los pecadores deben hacer a un lado esta fe mentirosa, volverse a la fe en la justicia de Dios y ser revestidos en su amor.
Para vestirnos en su amor, Dios envió a Jesús a la tierra, quien siendo bautizado por Juan, tomó sobre sus hombros los pecados del mundo y sangrando sobre la cruz los borró todos completamente. Dios ha reconocido la fe de aquellos que creen en el amor de su justicia. Cuando somos liberados de todos nuestros pecados a través de nuestra fe en el evangelio del agua y el Espíritu, el cual es el cumplimiento de la justicia de Dios, llegamos a ser vestidos en su amor. Esta es la verdad prometida que Dios ha puesto para nosotros en su plan.
Dios aborrecerá a aquellos que dependen de sí mismos. Existe mucha gente así alrededor de nosotros. Pero tú debes de ser salvo de todos tus pecados por creer en el bautismo de Jesús y su sangre que han cumplido el amor de Dios y su justicia. Seguramente entonces serás vestido en el amor de Dios, el cual ha sido reservado para aquellos a quien él llama. La gente frecuentemente trata de hacer cosas para Dios para ganar su amor y perdón, pero estos esfuerzos son vanos sin ninguna fe en la justicia de Dios.
Dios solo llamó a Jacob para ser vestido en su amor, y no llamó a Esaú. Ante Dios, Jacob era un mentiroso y un tramposo, pero debido a que él creía en el amor de Dios y en su justicia, él se convirtió en uno de los padres de la fe. Nosotros también debemos recibir el amor de Dios creyendo en el bautismo de Jesús y en su sangre sobre la cruz, el cumplimiento de la justicia de Dios, como nuestra redención. Debido a que Esaú trató de ser bendecido por su padre con su propia caza, él se convirtió en el símbolo de aquellos que no podían ganar la bendición de Dios. Necesitamos pasar algún tiempo pensando cuidadosamente sobre este asunto. ¿Quiénes en este mundo son como Esaú? ¿No somos como él?
La gente como Jacob son aquellos que engrandecen el amor justo de Dios. También nosotros sabemos que somos débiles y perversos, como era Jacob. Dios, quien nos ha llamado aun antes de que naciéramos para afirmarnos, no por nuestras obras sino por su llamado, nos ha dicho que creamos en su amor y justicia para recibirlo. Dios envió a Jesús, quien cumplió la justicia de Dios dentro de su plan para todos nosotros.
Cuando Dios primeramente nos llamó, él vino a llamar a los pecadores, no a los justos. Aquellos que son aborrecidos por él son aquellos que piensan de sí mismos que están llenos de su propia justicia y no creen en su amor misericordioso. Aquellos que tienen tal fe desviada son aborrecidos por Dios y no pueden ser vestidos en su amor para ser su pueblo. Dios ha predestinado esta verdad para nosotros en su corazón. Así, Pablo afirma definitivamente, “¿Qué, pues, diremos? ¿Que hay injusticia en Dios? En ninguna manera.” (Romanos 9:14).
 

Aquellos que son amados por Dios son aquellos Que son como Jacob

Cuando Dios te ve, ¿eres verdaderamente la clase de persona sobre la cual él tendría misericordia? ¿Qué razón necesita Dios para tener compasión de quien él quiere tener compasión y para aborrecer a quien él quiere aborrecer? ¿Cómo podemos decir que Dios nos ha hecho un mal?
Existe un incontable número de gente viviendo sobre esta tierra. Mientras que algunos de ellos son amados por Dios, otros no lo son. ¿Acaso esto quiere decir que Dios les ha hecho un mal?
Dios también es un Dios justo que juzga los pecados de aquellos que se han vuelto en contra de su justicia. Debemos evitar cualquier mala interpretación en este asunto, entendiendo el plan de Dios manifestado dentro de su justicia con nuestra fe en esta justicia. Existen muchos cristianos desviados cuyos corazones, como el Faraón, están endurecidos esta es la clase de gente que es aborrecida por Dios, como lo explica el versículo 17 de este capítulo: “Porque la Escritura dice al Faraón: Para esto mismo te levanté, para mostrar en ti mi poder y para que mi nombre sea proclamado por toda la tierra.”
Todos somos insuficientes ante Dios. Entonces, no debemos llegar a ser como el Faraón. ¿Debería Dios aborrecer a quienes somos tan obstinados como el Faraón, por no creer en el bautismo de Jesús y su sangre sobre la cruz como nuestra redención? Si. La gente como el Faraón se vuelve en contra de Dios. Tal gente se jacta y confía en su propia justicia, pero su propia justicia no puede redimirlos de sus propios pecados.
¿De qué dependía el Faraón? Él confiaba y dependía en el río Nilo. Él pensaba que mientras él tuviera toda esta provisión abundante de agua, todo estaría muy bien. Es por eso que Dios aborrece a la gente como Faraón. Cualquiera cuyo corazón esté endurecido como el de Faraón será aborrecido y maldecido por Dios. Tú no debes ser como él. Recibiendo el misericordioso amor que Dios te ha dado tan libremente, en lugar de eso tú te puedes convertir en su hijo.
 

¿Estas de acuerdo con gozo, con el justo plan de Dios?

¿Está tu corazón preparado para recibir el justo amor de Dios predestinado para ti en su plan? Existe alguna gente que, aunque cree en Jesús, sufre angustiosamente debido a que han malinterpretado el plan de Dios. Tal gente se pregunta, “Yo creo en Jesús, pero ¿realmente me escogió Dios? Si él no me ha elegido, ¿de que sirve mi fe? ¿qué debo hacer entonces? No puedo dejar de creer en Jesús; ¿qué puedo hacer? Realmente creo en Jesús, pero ¿qué pasa si no estoy en su elección?”
Tratarán de consolarse a sí mismos pensando, “Ya que yo creo en Jesús y asisto a todos los servicios de la iglesia, Dios debe de haberme elegido.¡Seguramente este es el caso! ¡El cielo ciertamente tiene un lugar para mi!” Pero cuando caen en pecado, se preguntan de nuevo “¡Dios no debe de haberme elegido! ¡Puede que sea tiempo para que deje de creer en Jesús!” En otras palabras, ellos piensan por si mismos, llegan a conclusiones por si mismos y terminan todo por si mismos. Particularmente esta gente necesita retomar su entendimiento del plan de Dios y obtener la comprensión correcta para creer en Jesús como su Salvador.
Por otro lado, aquellos que creen mas en enseñanzas teológicas que en la propia Palabra de Dios, pueden decir, “¿Acaso no dijo Dios que el mayor serviría al menor, y que él amó a Jacob mientras aborreció a Esaú, aun antes de que nacieran? Ya que creemos en Jesús ahora, seguramente hemos sido puestos para ser salvos aun antes de nuestros propios nacimientos.” Pero el apóstol Pablo nos dice que la predestinación planeada por Dios “conforme a la elección permaneciese, no por las obras sino por el que llama)” 
Seguir la ley no convierte a nadie en hijo de Dios. Solo teniendo fe en la justicia de Dios y en su misericordia y en el amor mostrado por el bautismo de Jesús y su sangre sobre la cruz, podemos convertirnos en sus hijos.
Debido a doctrinas puestas por teólogos, mucha gente es incapaz de creer en el bautismo de Jesús y su sangre, la manifestación de la justicia de Dios, como su salvación. Aquellos que han escuchado el amor del evangelio, mostrando su justicia, aun no creen en el y son como el Faraón. Dios aborrece a aquellos que sin creer en la justicia de Dios revelada en Jesucristo, tratan de convertirse en hijos de Dios creyendo en Jesús de acuerdo a lo que les parece mejor.
Si tú no creyeras en el justo amor de Dios mostrado a través de Jesucristo, es hora de que lo hagas. Entonces, estarás vestido en el amor de Dios. Originalmente todos éramos como Esaú, aún así fuimos salvados de una sola vez de nuestros pecados creyendo en el amor de la justicia de Dios. Hemos recibido el bendito amor de Dios creyendo en su justicia.
Dios ha hecho disponible para ambos los israelíes y los gentiles, la bendición de permitir a aquellos que creen en su justo amor convertirse en sus hijos. Como dijo Dios, “Llamaré pueblo mío al que no era mi pueblo,Y a la no amada, amada.” Él nos ha dado el evangelio del bautismo de Jesús y su sangre y a aquellos de nosotros que creamos en él, su justo amor.
El siguiente pasaje, “Y en el lugar donde se les dijo: Vosotros no sois pueblo mío,
Allí serán llamados hijos del Dios viviente” es la Palabra de amor de Dios que ha sido cumplida para nosotros hoy. Entonces podemos darnos cuenta de que estábamos muy lejos de Dios, Dios nos salvó viniendo a nosotros en la carne y poniendo el amor de su justicia disponible a nosotros.
El que tú y yo seamos salvos de nuestros pecados ante Dios es el amor redentor que ha sido planeado dentro de la justicia de Dios. Ser redimido de todos nuestros pecados creyendo en el amor de la justicia de Dios, sin endurecer nuestros corazones, solo puede ser posible por fe en la verdad. Excepto por este camino de fe, no existe otro camino para recibir la remisión de pecados. Todos nacemos con corazones necios, pero la Palabra de Dios puede ganar nuestros corazones y nuestra obstinación. Nuestros corazones, entonces, estarán gobernados por la paz de Dios. Si tú crees en Dios, la justicia de Dios será tuya.
Si el evangelio de la verdad que contiene la justicia de Dios que estamos predicando no existiera, todos en este mundo estarían encarando su propia destrucción. Sin aquellos que están esparciendo el evangelio del agua y el Espíritu, toda la humanidad hubiera perdido su esperanza. Si no fuera por aquellos que están vestidos con el justo amor de Dios, el mundo ya hubiera llegado a su fin, con todo el mundo siendo juzgado por sus pecados. Pero Dios ha dejado en este mundo a aquellos de nosotros que creemos en el amor de su justicia. Solo podemos ser agradecidos con Dios ya que el obra a través de nosotros, a pesar de nuestras muchas debilidades y limitaciones.
La fe que esta vestida en el amor de la justicia de Dios que ha venido del bautismo de Jesús y su sangre sobre la cruz. La fe en la justicia de Dios es encontrada en un corazón que cree en el bautismo y su sangre. Es a través de nuestra fe en su justicia que somos liberados de nuestros pecados. Esta verdad es el plan, predestinación y elección que Dios ha preparado para nosotros.
Dios ha dicho que cualquiera que cree en la Palabra de Dios, la cual cumple su justicia en Jesucristo, será salvado de sus pecados. Uno encara la destrucción, no porque la justicia de Dios no haya eliminado todos los pecados, sino que debido al endurecimiento de su corazón, él / ella no creen.
Debemos hacer mansos nuestros corazones ante la Palabra de Dios y creer en el evangelio del agua y el Espíritu. Nuestros corazones deben arrodillarse ante él. Fuimos bendecidos creyendo en el amor de la justicia de Dios. Él nos salvó de todos nuestros pecados debido a que tuvo mucha misericordia de nosotros. Le damos gracias a él. Nosotros los que creemos en la justicia de Dios no tenemos nada de que avergonzarnos. Al contrario, tenemos todas las razones para estar orgullosos de su justicia.
Dios nos ha salvado totalmente de nuestros pecados, ya que nosotros estábamos limitados ante él-¡Alabado sea el Señor por esta salvación! Ser amado por Dios, debemos de ser capaces de creer en su justicia.
¿Conoces esta justicia de Dios? Si es así, entonces cree en ella. El justo amor de Dios vendrá entonces a tú corazón. Que tú fe en el amor de la justicia de Dios que él ha planeado para ti sea libre de malos entendidos.
Que el amor de la redención que Dios ha puesto para ti venga a tu corazón. ¡Aleluya! Doy gracias a la Divina Trinidad que nos ha convertido en sus hijos en su justicia. 
 
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La justicia de Dios es revelada en Romanos - Nuestro Señor Quien Llego a Ser la Justicia de Dios (II)