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Tema 13: Evangelio de Mateo

[Capítulo 24-3] Seamos trabajadores fieles hasta el final (Mateo 24, 3-14)

Seamos trabajadores fieles hasta el final(Mateo 24, 3-14)
«Y estando él sentado en el monte de los Olivos, los discípulos se le acercaron aparte, diciendo: Dinos, ¿cuándo serán estas cosas, y qué señal habrá de tu venida, y del fin del siglo? Respondiendo Jesús, les dijo: Mirad que nadie os engañe. Porque vendrán muchos en mi nombre, diciendo: Yo soy el Cristo; y a muchos engañarán. Y oiréis de guerras y rumores de guerras; mirad que no os turbéis, porque es necesario que todo esto acontezca; pero aún no es el fin. Porque se levantará nación contra nación, y reino contra reino; y habrá pestes, y hambres, y terremotos en diferentes lugares. Y todo esto será principio de dolores. Entonces os entregarán a tribulación, y os matarán, y seréis aborrecidos de todas las gentes por causa de mi nombre. Muchos tropezarán entonces, y se entregarán unos a otros, y unos a otros se aborrecerán. Y muchos falsos profetas se levantarán, y engañarán a muchos; y por haberse multiplicado la maldad, el amor de muchos se enfriará. Mas el que persevere hasta el fin, éste será salvo. Y será predicado este evangelio del reino en todo el mundo, para testimonio a todas las naciones; y entonces vendrá el fin».
 

Los discípulos le preguntaron a Jesús: «¿Cuándo serán estas cosas, y qué señal habrá de tu venida, y del fin del siglo?». Entonces nuestro Señor les contestó empezando en el capítulo 24, versículo 36: «Pero del día y la hora nadie sabe, ni aun los ángeles de los cielos, sino sólo mi Padre. Mas como en los días de Noé, así será la venida del Hijo del Hombre. Porque como en los días antes del diluvio estaban comiendo y bebiendo, casándose y dando en casamiento, hasta el día en que Noé entró en el arca, y no entendieron hasta que vino el diluvio y se los llevó a todos, así será también la venida del Hijo del Hombre».
 


Señales que aparecerán al final de los tiempos

 
El Señor dijo varias cosas sobre las señales que aparecerán al final de los tiempos. Una de ellas es que, del mismo modo en que la gente de los tiempos de Noé no sabía que iba a haber un diluvio, la gente no sabrá nada sobre la venida del Señor hasta que llegue. No estarán interesados en las cosas que van a ocurrir en el futuro. En los días de Noé la gente comía, bebía, se casaba y daba en matrimonio, y no se dio cuenta de que el diluvio se le venía encima, por lo que murieron todos. 
Jesús dijo que la venida del Hijo del Hombre sería así. Ahora mismo, la cultura de la gente que come, bebe, se casa y da en matrimonio, ha crecido mucho. Al final de los tiempos la gente pensará que el mundo civilizado es una utopía creada por los hombres. Así era la situación en los días de Noé, y así es hoy en día. Las cosas han evolucionado rápidamente. Además vivimos en una era en la que todo el mundo hace lo que quiere. 
El comer, beber, casarse y dar en matrimonio es cada vez más común a medida que se acerca el fin. Por supuesto estas cosas siempre han existido en la sociedad humana, y no estoy diciendo que sean malas. Pero lo que estoy diciendo es que la gente solo se interesa por los deseos carnales. No hay nada que la gente no haga hoy en día. Podemos crear aeropuertos en el mar y fuentes extravagantes con luces de láser y agua. Si la gente se lo propone, puede disfrutar de más placeres que los reyes de la antigüedad. 
Hoy en día comemos todo tipo de comida. Siempre que tengamos dinero, podremos disfrutar de la comida en restaurantes que sirven comida exótica que nunca hemos comido antes. Estas cosas entran dentro de la categoría de casarse y dar en matrimonio. Aunque la economía esté mal, la industria de las bodas siempre está en alza.
Los salones de bodas están llenos. Vamos a ceremonias de boda, y el novio y la novia esperan en diferentes salas. En vez de entrar en el salón cuando se les llama, esperan en un lugar y aparecen al mismo tiempo subidos en un modelo de tren rodeados de niebla, como un rey y una reina, mientras todo el mundo aplaude. Vivimos en un mundo en el que todos hacen lo que quieren. 
Jesús dijo que las señales del fin del mundo serían como en los días de Noé. La gente está distraída comiendo, bebiendo, casándose y dando en matrimonio. Los corazones de la gente están llenos de las cosas de este mundo. Las emociones humanas están cautivadas con cualquier cosa que las estimule. Como resultado, la cultura se ha vuelto hedonista y la gente solo busca los placeres de comer, beber, y mantener relaciones sexuales.
Los discípulos le preguntaron a Jesús: «¿Qué señal habrá de tu venida, y del fin del siglo?». Nuestro Señor les dijo que tuviesen cuidado con la gente que engaña en el fin de los tiempos. Entonces dijo: «Y oiréis de guerras y rumores de guerras; mirad que no os turbéis, porque es necesario que todo esto acontezca; pero aún no es el fin». Dijo que las naciones se levantarían contra las naciones y los reinos contra los reinos; que habría hambre, pestes y terremotos en lugares distintos; pero que estas cosas eran solo el comienzo de los dolores. 
Las guerras y los rumores de guerras en el fin de los tiempos se refieren a un mundo caótico. He oído que unas 300 personas han muerto en unas inundaciones en Méjico. Me pregunto cómo ha podido llover tanto que un gran número de personas ha muerto de esa manera. Parece que hoy en día vemos hambrunas y grandes terremotos. Hay hambrunas en Somalia y en Corea del Norte, y terremotos en Turquía y en Taiwán. Ahora Rusia está atacando Chechenia, que antes estaba bajo su poder. Pero Chechenia es un país pequeño, de unos 19,000 km2 y unos 800.000 habitantes. Pero un país tan grande como Rusia envidia a este país que es una milésima parte de su territorio. Esto ocurrirá mucho más en el futuro. Nuestro Señor ha dicho que las naciones se levantarán contra las naciones y los reinos contra los reinos. 
Este pasaje también dice que habrá muchas guerras y rumores de guerra. Corea del Sur ha estado en una situación inestable de alto el fuego desde 1953. Esto significa que las dos Coreas podrían romper el trato y entrar en guerra en cualquier momento. Sin embargo, Corea del Sur ha mantenido la paz. Esto se debe a que Dios ha protegido a este país por Su amor por los justos de Corea del Sur. Doy gracias a Dios por proteger a este país cada vez que ha habido una crisis, y así habernos permitido predicar el Evangelio sin cesar. 
 


Los dolores han empezado por todo el mundo

 
«Y todo esto será principio de dolores». Los dolores han empezado por todo el mundo. Está escrito: «Y habrá pestes, y hambres, y terremotos en diferentes lugares. Y todo esto será principio de dolores». Estos son desastres naturales que Dios permite. No son cosas que Dios no pueda controlar. Nuestro Señor sabe que estas cosas ocurrirán. Los seres humanos no saben qué ocurrirá en el futuro, pero nuestro Dios omnisciente lo sabe todo. 
El Señor dijo que habría hambre y terremotos. ¿Qué creen que ocurrirá cuando el hambre y los terremotos comiencen? Que empezarán los dolores. ¿Creen que la gente puede vivir cundo hay terremotos y hambrunas? Cuando ocurre un gran terremoto, todo el mundo muere. Hubo un terremoto de un 7 en la escala de Richter en Taiwán, pero la gente no se sorprendió. Como siempre tienen terremotos de un 5 de magnitud, parecía no importarles. ¿Qué pasaría si el terremoto hubiese sido aquí? Si vieran libros cayendo de las estanterías y las lámparas agitándose mientras adoramos, todos saldrían corriendo. Los taiwaneses correrían también, pero no tendrían tanto miedo. Son bastante distintos.
Sin embargo algunos países desaparecen como consecuencia de terremotos. Imaginen que hay un fuerte terremoto en Corea. Si tuviese lugar un terremoto de un 7 de magnitud, probablemente amenazaría nuestra existencia. No solo se vendría abajo la economía, sino que la mitad de la población moriría, y el país desaparecería. Por supuesto esto es mera especulación por mi parte. 
«Y todo esto será principio de dolores» (Mateo 24, 8). Cuando la gente solo quiere comer, beber, casarse y dar en matrimonio, cuando la cultura se parece a la que había en tiempos de Noé, sabremos que ha llegado el fin de los tiempos. Entonces ocurrirán terremotos y hambrunas frecuentemente, y habrá pestes y guerras en este mundo. En el presente estamos en alerta por la gripe aviar. Esta enfermedad solo se daba en aves al principio, pero a través de la mutación, se convirtió en una enfermedad mortal que se puede transmitir a los humanos. Un patólogo predijo que unos 150 millones de personas podían morir de esta enfermedad. También está la SARS, y el SIDA o el virus del ébola, que amenaza a África y al mundo civilizado. 
Hoy en día han empezado los dolores. Nuestro Señor dijo que, al final de los días, el amor de muchos se enfriaría porque la iniquidad abundaría. Hay muchas personas en este mundo que han dejado de ser humanas. Hay mucha gente atroz en este mundo. El Señor dijo que el amor de muchos se enfriaría, y así ha ocurrido. No hay mucho amor en este mundo. No hay amor entre vecinos. No hay interés entre vecinos y no sabemos quién vive a nuestro lado. Nuestro amor está tan frío e indiferente que hay casos en los que los cuerpos de ancianos muertos permanecen en sus casas durante 5 meses antes de que alguien se de cuenta. 
Hace mucho tiempo, cuando nos mudamos a un vecindario nuevo, solíamos regalar pasteles de arroz a los vecinos. En Corea, la gente hacía esto cuando los vecinos celebraban un cumpleaños. Pero con el aceleramiento de la urbanización, las costumbres bellas como esta han desaparecido. Todavía hay gente que regala estos pasteles envueltos en papel de aluminio, pero suele ser cuando abre una tienda nueva. El amor se ha enfriado mucho en nuestra civilización. 
 


En el fin de los tiempos, el amor se enfriará

 
El amor se ha enfriado en mí también. En el pasado, solía guardar las sobras de mi comida para dárselas a los pobres. Pero ahora no tengo tiempo de buscarlos. Cuando era pequeño nunca había arroz en el tarro del arroz. Así que mis padres no me dejaban comer arroz sin permiso. Me decía que si comía arroz en secreto, ellos morirían. A pesar de esto, había poco arroz. Como los niños robaban el arroz, era una medida preventiva para evitar que desapareciese. 
Sin embargo, cuando alguien venía pidiendo comida, mis padres le daban el poco arroz que teníamos. Aunque teníamos muy poco arroz, mis padres no dudaban en darles arroz a los monjes o mendigos que nos pedían algo. Creo que esto se debía a que en la cultura coreana se animaba a hacer el bien y castigar el mal. Este sistema de valores se demuestra bien en las historias coreanas como Heungbu y Nolbu, una historia tierna sobre un muchacho y su hermano mayor malvado. Kongjui y Patjui es otra historia similar sobre una huérfana y su hermanastra malvada. 
Hace mucho tiempo vivieron dos hermanos llamados Heungbu y Nolbu. El mayor de los dos, Nolbu, era muy rico, pero era malvado. Era muy avaro y perverso. Sin embargo, el hermano pequeño, Heungbu, aunque era muy pobre, era muy bueno. Nolbu era tan avaro que, por muy hambriento que estuviese su hermano, nunca le ayudaba. Un día, una cría de golondrina se cayó de su nido y se rompió una pata. Heungbu le curó la pata. Las golondrinas emigran cuando llega el frío, pero esta golondrina volvió a casa de Heungbu la primavera siguiente. Agradecida por su ayuda, la golondrina le trajo una semilla de calabaza a Heungbu. Este la plantó y pronto crecieron calabazas, que al abrirlas tenían oro y plata y piedras preciosas dentro. Así que él y su familia vivieron en una casa que era como un gran palacio.
Cuando Nolbu vio esto, tuvo envidia. Así que cogió una golondrina sana, le rompió la pata y luego se la curó. Esa golondrina volvió la primavera siguiente con una semilla de calabaza en su pico. Nolbu la sembró lleno de gozo y esperó a que diera frutos. Cuando salieron las calabazas y las abrió, empezaron a salir demonios y globins de dentro, que atormentaron a Nolbu. Así que dice la leyenda que Nolbu se arruinó. 
Gracias a los principios morales, la gente solía dar cubos de arroz o lo que tuvieran a mano a la gente que sufría. Aunque no todo el mundo hiciera esto, el corazón de la gente era generoso. Por tanto, los que pedían dinero en las calles, y los niños que vivían en orfanatos, comían bien. Todo gracias a que la gente les daba lo poco que tenían. Los huérfanos se paseaban por ahí con zapatos nuevos y trajes buenos, mientras que los niños que tenían familias llevaban ropa heredada de sus hermanos mayores. Pero el corazón de la gente era generoso en aquellos tiempos. 
Sin embargo, con el paso del tiempo, los corazones de la gente se hicieron malvados y el mundo quedó sin gozo. A veces, cuando vemos a algunas personas, pensamos instintivamente: «¡Vaya! ¿Es un ser humano? No quiero tener nada que ver con ese hombre. Me apartaré de él». En muchos casos los ricos son así. En estos tiempos la generosidad se ha evaporado junto con la humanidad. 
Hoy en día el amor se ha enfriado. Se dice que los que duren hasta el final serán salvados. También está escrito: «Y será predicado este evangelio del reino en todo el mundo, para testimonio a todas las naciones; y entonces vendrá el fin» (Mateo 24, 14). Deben prestar atención a esto. Cuando el Evangelio se predique por todo el mundo, llegará el fin. 
Por tanto debemos hacer todo lo posible por difundir el Evangelio. Este año, como la publicidad no ha ido muy bien, y como no hemos hecho todo lo posible en los preparativos, nuestros libros casi no han llegado a los Estados Unidos. Sin embargo, tengo fe en que habrá más ventas y la obra de los siervos de Dios seguirá, y podremos plantar más iglesias el año que viene. 
En estos momentos nuestros libros están en venta en Amazon.com e Ingram. Cuando nuestros libros sean conocidos, los que quieran leerlos, podrán hacerlo. Nos hemos asegurado un mercado mucho más amplio que Corea. En EE.UU. hay 50 estados, muchos de los cuales son más grandes que Corea. Nuestros libros ya han entrado en las regiones anglófonas del mundo y pronto lo harán en las regiones en las que se habla chino. El Evangelio será predicado en pequeños países asiáticos, incluido Japón, y en Europa. 
Este Evangelio del reino se refiere al Evangelio del agua y del Espíritu que tenemos. Solo nos costará unos pocos años predicar este Evangelio por todo el mundo. Lo hemos empezado con mucha dificultad, pero ahora ya estamos metidos de lleno. En cuanto se establezca firmemente, el Evangelio se difundirá rápidamente. 
Durante los días del Apóstol Pablo este Evangelio fue predicado por gente que viajaba, reunía a la gente, y les contaba el Evangelio de viva voz. Pero con los avances tecnológicos actuales y los avances en los medios de transporte, podemos predicar el Evangelio más efectivamente a través del ministerio literario. Puedo predicar sobre un solo tema todo lo que quiera en un solo volumen. Estamos en una era en la que todo el mundo puede compartir y leer aunque solo publicásemos un solo volumen en inglés. De esta manera, el Evangelio puede ser predicado rápidamente por todo el mundo. Estos son buenos tiempos. El Evangelio puede predicarse a través de libros, Internet, radio y televisión. Así que no cuesta mucho tiempo predicar el Evangelio por todo el mundo. 
 
 
El Evangelio del agua y el Espíritu será predicado por todo el mundo y entonces será el fin
 
El fin llegará cuando este Evangelio se predique a todo el mundo. El que el fin llegue significa que la tribulación llegará y todo se cumplirá según la Palabra de Dios. ¿Cuánto tiempo nos queda? No nos queda mucho tiempo. ¿Cuántos años nos costará? Por ahora ha entrado en EE.UU. (Nota del editor: este sermón fue predicado en 1999 cuando empezamos a distribuir nuestros libros por todo el mundo). Como ha entrado en los EE.UU., también entrará en otras regiones donde se hable inglés. Por supuesto solo estamos hablando de esos países que conocemos, pero hay muchos otros que no conocemos, aunque no son demasiados. Hay muchas cosas que hacer, pero no creo que nos cueste demasiado. Con algunos años más de predicación, habremos terminado de predicar el verdadero Evangelio a todo el mundo. 
Creo en lo que la Palabra nos enseña. Es decir, cuando el Evangelio sea predicado a todo el mundo, llegará el fin del mundo. Debemos creer que estamos viviendo en el principio de los dolores y en los últimos días. Sin embargo, debemos predicar el Evangelio viviendo al máximo. Debemos tener fuerzas y servir al Evangelio. Todos nosotros tenemos que entregar el Evangelio a los que viven cerca y regalarles nuestros libros. Todos debemos tener interés en difundir el Evangelio por todo el mundo. Debemos considerarlo nuestro objetivo en la vida, uniendo nuestros cuerpos y corazones.
Mis queridos hermanos, la obra que hacemos puede parecer muy pequeña, pero hay buenas noticias, porque las librerías online de los EE.UU. han empezado a vender nuestros libros. Como ya saben, nuestra intención no es ganar dinero. Solo queremos distribuir nuestros libros por los medios que tenemos a nuestra disposición. Además pronto publicaremos nuestro segundo libro en inglés, que es mucho mejor que el primero. El este segundo volumen, se incluyen debates sobre el Evangelio, y tiene mucho más contenido que el primero. Estoy seguro de que dará mejor resultado. Tengan en cuenta que no cuesta mucho tiempo predicar el Evangelio por todo el mundo.
Debemos tener en cuenta que los tiempos que corren son similares a los tiempos de Noé. Aunque nos casemos, demos en matrimonio y hagamos todas esas cosas, los justos debemos recordar que estamos viviendo en el fin de los tiempos. Debemos recordar esto todos los días. Cuando vean la televisión se darán cuenta de que los tiempos están cambiando y que están pasando cosas en Corea. No solo en Corea, sino en todo el mundo están empezando los dolores, y por eso digo que debemos creer que estos tiempos se asemejan a los tiempos de Noé. Debemos creer que, cuando el Evangelio se predique a todo el mundo, el fin llegará. 
Debemos darnos cuenta de esto y creer, y vivir como si el fin fuera hoy. Debemos seguir siendo conscientes de que no nos queda mucho tiempo. Dios dice que, en los días de Noé, la gente siguió casándose, dando en matrimonio, sin saber que el diluvio llegaría y les destruiría. Ahora mismo, solo los nacidos de nuevo saben en qué tiempos vivimos. Los demás no lo saben. Suelen pensar que los terremotos son simples fenómenos naturales que ocurren y seguirán ocurriendo en el futuro. Piensan que la humanidad seguirá existiendo. Los que comen bien y son ricos seguirán viviendo bien. Los que están destinados a morir, morirán. Piensan que la humanidad seguirá viviendo bien porque la ciencia está floreciendo y el futuro será una utopía.
 

Mientras uno tenga dinero, el mundo es bueno y vale la pena vivir
 
Hace tiempo yo pensaba igual. Sentía que si tenía dinero, el mundo era bueno y valía la pena vivir. Pero como lo que sentía no era grandioso, no esperen mucho. Por favor, escúchenme, porque la gente le da importancia a cosas triviales. 
Cuando van a un mercado de la Cooperativa Agrícola, ven muchos tes naturales y otras cosas. Una vez pasé por al lado de uno y entré. Había muchas cosas maravillosas. Compré una bolsa de té, herví un poco de agua y lo probé. Era té de Schisandra. 
Cuando era más joven vivía en Busan. Cerca de nuestro vecindario había un árbol de Schisandra. El fruto rojo que daba era muy apetitoso. Cuando pienso en esto, recuerdo que sembramos algunos árboles de Schisandra cerca de la vaya. Recogíamos los frutos y los secábamos durante algún tiempo para poder hacer té de Schisandra. Era un trabajo bastante duro que ponía a prueba nuestra paciencia. Este tipo de trabajo requería mucha devoción. Pero en este mercado pudo comprar una bolsa entera de té por poco dinero. Mientras hervía el agua y ponía los frutos dentro, el agua se volvió de un color precioso. ¡Vaya! Mientras tenga dinero, vale la pena vivir. 
Por eso entiendo la mentalidad de los que tienen dinero y no quieren creer que se acerca la destrucción. Mientras bebía el té de Schisandra que había preparado, pensaba que el mundo era bueno mientras se tuviera dinero. Pensaba que los que tienen dinero viven muy bien y que temerán la venida del Señor. En realidad ha habido gente que tenía miedo de que el Señor viniese pronto. Había diáconos y ancianos que decían: «No vengas todavía», porque este mundo era bueno y cómodo para ellos y porque tenían pecados en sus corazones, y por eso no querían que viniese pronto. Se dice que algunas personas no quieren que venga el Señor porque creen que no tendrán tiempo de disfrutar de la vida. 
Este mundo es bueno. Puedo comprar y beber todo el té que quiera, cuando en realidad hacerlo por uno mismo cuesta mucho trabajo. Pero con dinero se puede comprar. ¿Cómo de cómodos viven los que tienen dinero? Siempre que se tenga dinero, se puede comprar todo lo que se quiera, incluso un abrigo de piel de cocodrilo. Piensen en todo el trabajo que cuesta cazar un cocodrilo, secar la piel, tratarla con productos químicos y después hacer un abrigo con ella. Si tuviesen que perseguir un cocodrilo durante toda su vida, no podrían tener un abrigo de piel de cocodrilo. Se romperían un brazo persiguiéndolo. Pero si pagan cierta cantidad de dinero, pueden llevar un abrigo de cocodrilo cuando quieran. De la misma manera, una persona que se muere de miedo con tan solo ver a un leopardo, puede llevar un abrigo de leopardo si paga por él. Este mundo es bueno si se tiene dinero.
No hace mucho, la mujer de un ex-ministro Coreano, avergonzó a su marido al aceptar un abrigo de leopardo como regalo. Yo pensé: «Todo es posible en este mundo si se tiene dinero». La gente está tan intoxicada por este mundo que no sabe si Jesús les ha salvado o no, si la tribulación ha llegado o si los dolores han comenzado. No solo no lo saben, sino que no les importa. No les importa si hay Cielo o si son justos, o si sus pecados han sido redimidos. Vivimos en tiempos así de difíciles. 
 

En vez de vivir inmersos en las cosas del mundo, debemos reconocer los tiempos actuales
 
Está escrito que cuando el Evangelio se predique por todo el mundo, llegará el fin. Como vivimos en estos tiempos, estamos predicando el Evangelio ahora. Los nacidos de nuevo pueden seguir viviendo, persiguiendo las cosas mundanas, después de haber caído presa de ellas. Pero debemos reconocer los tiempos que corren. Si seguimos viviendo inmersos en el mundo, volviendo nuestras espaldas a Dios, a la Iglesia del Señor y a la predicación del Evangelio, estaremos en las filas de los muertos, como la gente que fue destruida en tiempos de Noé. 
Sufrirán tribulaciones si caen en las cosas mundanas y no sirven al Evangelio en estos tiempos. Lot, el sobrino de Abraham, fue juzgado porque vivió en Sodoma y Gomorra. Sufrió la tribulación y no pudo salvar ni una mínima parte de la fortuna que poseía. Su mujer se convirtió en un pilar de sal. Como tuvo relaciones con sus hijas sin saberlo, se convirtió en antecesor de las naciones gentiles, los moabitas y los amonitas, que se levantaron contra el pueblo de Dios. 
El Señor renovará nuestros corazones a través de la tribulación, y nos llevará a Su Reino. Entonces nos encontraremos con el Señor y puede que seamos mártires. Puede que muramos atados por las extremidades y cortados en pedazos por vivir por el Señor. Los nacidos de nuevo sufrirán todo tipo de atrocidades. Moriremos ejecutados o caeremos en la tentación. Pero si vencemos por la fe, aunque seamos torturados, recibiremos algo más glorioso. 
Por muy severa que sea la tortura, los que creen en el Evangelio no podrán negarla. Aunque quiera decir que no creen, dentro de ellos, el Espíritu Santo dirá: «¡Eh! ¡No digas tonterías! Eres un hijo de Dios y estás destinado a ir al Cielo. ¿Me vas a negar? Yo también te negaré». No podrán traicionar al Señor o al Evangelio. Aunque las palabras estén a punto de salir de sus bocas, el Espíritu Santo evitará que traicionen al Evangelio. 
Queridos hermanos, podemos hacernos adictos a este mundo al primer error. Ya lo admitamos o no, nuestros corazones están sumergidos en el mundo ahora. Vayamos donde vayamos, estamos en peligro de hacernos adictos a las cosas del mundo. Debemos vivir con nuestros corazones rectos. Podemos vivir por fe porque queremos difundir el Evangelio por todo el mundo como meta en nuestras vidas. Teniendo esta meta en mente, podemos mantener nuestra fe. Si no tuviésemos esta meta, ya habríamos caído. 
Si solo predicásemos el Evangelio en Corea, lo conseguiríamos en un año. Corea nos costaría poco. Podemos predicar el Evangelio a toda Corea incluso en un día. Si distribuyésemos nuestros libros a todas las librerías de Corea, pusiésemos un anuncio de doble página en todos los periódicos y en la televisión, lo conseguiríamos en un día. Cuando el Evangelio es introducido de esta manera, los que no necesiten el Evangelio no comprarán nuestros libros. Pero los que lo necesiten, los comprarán. Si trabajamos así durante un día, el Evangelio se difundirá a todo el país en pocos días, aunque no hiciésemos nada más. 
Queridos hermanos, podemos seguir viviendo porque predicamos el Evangelio por todo el mundo. Cuando el Señor estaba en el mundo, dijo lo siguiente: «¿Quién es, pues, el siervo fiel y prudente, al cual puso su señor sobre su casa para que les dé el alimento a tiempo? Bienaventurado aquel siervo al cual, cuando su señor venga, le halle haciendo así» (Mateo 24, 45-46), entonces dijo: «Pero si aquel siervo malo dijere en su corazón: Mi señor tarda en venir; y comenzare a golpear a sus consiervos, y aun a comer y a beber con los borrachos, vendrá el señor de aquel siervo en día que éste no espera, y a la hora que no sabe, y lo castigará duramente, y pondrá su parte con los hipócritas; allí será el lloro y el crujir de dientes» (Mateo 24, 48-51). Si se es hipócrita y no se sigue la Verdad, al igual que los fariseos, se es arrojado al infierno. Del mismo modo en que los fariseos eran maestros en fingir vivir según la Ley, y en ser hipócritas, esta gente recibirá su recompensa junto con ellos. Esto es lo que dijo nuestro Señor. 
 

Preparémonos y vayamos a Dios después de haber servido al Evangelio
 
Espero que estén preparados. Deben prepararse y tener claro su objetivo. Nuestro objetivo es vivir por fe durante el poco tiempo que nos queda. Aunque los tiempos sean así, y las circunstancias sean difíciles, deben vivir por fe sin preocuparse. Sea cual sea la situación no deben abandonar la Iglesia. Pase lo que pase, deben seguir sirviendo al Evangelio y cuidando los unos de los otros, con un corazón y una mente. No deben abandonar la Iglesia y no deben dejar de predicar el Evangelio por todo el mundo. Es absolutamente cierto que somos los que tienen que hacer esta obra. 
Queridos hermanos, habrá más desastres en el futuro. Aunque haya más desastres y dificultades por delante, no vamos a esperar a que lleguen de brazos cruzados. Cuando llegue ese día, debemos pensar en lo que debemos hacer. Debemos planear antes de tiempo. Cuando llegue ese día habrá dolores y tribulaciones, las naciones se levantarán contra las naciones y la gente de todo el mundo capturará a los justos. ¿Qué nos pasará? Que podremos ser martirizados e ir al Reino del Señor. Sin embargo, como la iglesia en Filadelfia, mencionada en el Apocalipsis, podremos escapar la tribulación. Podemos vivir como miembros de la Iglesia y como santos y conocer al Señor. Elegiremos una de las dos opciones. 
Sea cual sea el caso, el martirio o la tribulación no se pueden evitar. Yo espero que nos vaya bien. Si el Señor no nos llama pronto, podremos ir al Señor en el martirio. O podremos tomar parte en el éxtasis sin morir. Si servimos al Evangelio y vivimos hasta el final, sé que el Señor nos dará Su gracia. 
Estamos viviendo en una era como la de Noé. Debemos prepararnos, predicar el Evangelio, hacer la obra que tenemos que hacer e irnos. El Señor decidirá el día en que vendrá. En cuanto a la tribulación y el éxtasis, también están en manos de nuestro Señor. Lo que tenemos que hacer mientras llega ese momento es predicar el Evangelio del agua y el Espíritu por todo el mundo. Si el Señor se nos lleva en medio de la tribulación, puede que tengamos que ser martirizados. Pero si nos considera santos fieles, como los de la iglesia de Filadelfia, se nos llevará en el éxtasis y no tendremos que morir. 
En mi corazón espero ser transformado de repente como Elías o Enoc. Espero que mi cuerpo sea transformado en vida en vez de tener que morir en la tribulación. ¿Desean lo mismo? Vivimos en una era en la que debemos considerar la Palabra sobre el fin de los tiempos. No podemos bromear o pensar que está lejos. La Palabra nos dice lo contrario. 
Este mundo ya casi ha llegado a su fin. Sin embargo, debemos vivir unos años más, quién sabe si diez o cien. Espero que vean al Señor después de haber hecho todo lo que puedan en la obra que les ha confiado, que es predicar el Evangelio. Espero que todos estén bendecidos.