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Tema 16: Evangelio de Juan

[Capítulo 4-5] ¿Qué Clase de Fe Necesitamos para Nuestro Avivamiento Espiritual? (Juan 4:19-26)

¿Qué Clase de Fe Necesitamos para Nuestro Avivamiento Espiritual?(Juan 4:19-26)
“Le dijo la mujer: Señor, me parece que tú eres profeta. Nuestros padres adoraron en este monte, y vosotros decís que en Jerusalén es el lugar donde se debe adorar. Jesús le dijo: Mujer, créeme, que la hora viene cuando ni en este monte ni en Jerusalén adoraréis al Padre. Vosotros adoráis lo que no sabéis; nosotros adoramos lo que sabemos; porque la salvación viene de los judíos. Mas la hora viene, y ahora es, cuando los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y en verdad; porque también el Padre tales adoradores busca que le adoren. Dios es Espíritu; y los que le adoran, en espíritu y en verdad es necesario que adoren. Le dijo la mujer: Sé que ha de venir el Mesías, llamado el Cristo; cuando él venga nos declarará todas las cosas. Jesús le dijo: Yo soy, el que habla contigo.”
 
 
¿Disfrutaste tu comida? Hace un momento, un hermano se paró ante ustedes y dio testimonio de cómo el Señor lo salvó del pecado por medio del evangelio del agua y el Espíritu. Yo pude ver la obra de salvación que Jesús Mismo realizó en él, doy toda mi gratitud a Dios. Aún le agradezco más a Él, por Aquel que ha salvado a este hermano es nuestro Señor, quién vino por el evangelio del agua y el Espíritu. Además, Jesús es Aquel que también te ha salvado de los pecados del mundo por medio del evangelio del agua y el Espíritu.
Esta noche, me gustaría compartir la Palabra contigo sobre el siguiente tema: “Para qué nuestras almas sean guiadas a un avivamiento espiritual, ¿qué clase de fe debemos tener ante Dios?”
En el pasaje de la escritura de hoy, vemos a nuestro Señor con una mujer Samaritana cerca de un pozo en un pueblo en Samaria. Mientras conversaba con Jesús, se dio cuenta que Jesús conocía todas sus circunstancias y todos sus pecados, así que le dijo al Señor, “Me parece que eres Profeta.” La mujer también dijo a Jesús, “Nuestros padres adoraron en este monte, y vosotros decís que en Jerusalén es el lugar donde se debe adorar.” Entonces el Señor le respondió, “Mujer, créeme, que la hora viene cuando ni en este monte ni en Jerusalén adoraréis al Padre. Vosotros adoráis lo que no sabéis; nosotros adoramos lo que sabemos; porque la salvación viene de los judíos. Mas la hora viene, y ahora es, cuando los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y en verdad; porque también el Padre tales adoradores busca que le adoren. Dios es Espíritu; y los que le adoran, en espíritu y en verdad es necesario que adoren” (Juan 4:21-24).
 
 

Entonces, ¿Quiénes Son Aquellos Que Adoran a Dios “en Espíritu y Verdad”?

 
Para que nosotros adoremos a Dios en espíritu y verdad es adorarlo después de haber sido remitido de todos nuestros pecados creyendo en el evangelio del agua y el Espíritu. Cuando Jesús dijo que debemos a Dios en espíritu y verdad, Él quiso decir que primero debemos ser libres del pecado creyendo en el evangelio del agua y el Espíritu dado por Dios, y después adorar al santo Dios. La adoración espiritual se refiere a la adoración honesta de los santos que creen con el corazón en el evangelio del agua y el Espíritu. Aquellos que adoran a Dios en espíritu y verdad son aquellos que han recibido la remisión del pecado en sus corazones al creer en el evangelio del agua y el Espíritu, y que adoran a Dios después de haber recibido el Espíritu Santo.
¿Crees en el evangelio del agua y el Espíritu con tu corazón? Puesto de otra forma, ¿honestamente crees en el evangelio del agua y el Espíritu con el cual Jesucristo ha lavado todos tus pecados? ¿Has sido remitido de todos tus pecados creyendo de todo corazón en el evangelio del agua y el Espíritu? Así, Dios nos esta diciendo que creamos en la Verdad del evangelio del agua y el Espíritu y que lo adoremos a Él en espíritu y verdad. Para que nosotros adoremos a Dios en espíritu y verdad, debemos habitar con aquellos que creen en el evangelio del agua y el Espíritu dado por Dios. Dios nos esta diciendo que Él esta buscando gente que tenga tal fe en sus reuniones.
Así que aquellos que adoran a Dios en espíritu y verdad buscan Su Iglesia. Aunque estemos lejos de la Iglesia, podemos unirnos en la Iglesia de Dios en nuestro corazón y pensamiento. Debido a que nuestra fe es la misma para todos nosotros, a través de la literatura podemos compartir nuestra fe y corazón los unos con los otros. Nuestros colaboradores del otro lado del océano pueden escribirse correos electrónicos o correo normal.
Dios Padre está buscando ahora a aquellos que han recibido la remisión del pecado al creer en el evangelio del agua y el Espíritu dado por Jesús, y que le adoren en espíritu y verdad. La mujer Samaritana sabía que el Mesías vendría a esta tierra, y también le dijo al Señor que cuando viniera el Mesías. Él nos diría todas las verdades. Entonces Jesús le dijo en esa ocasión, “Yo Soy ese de quién tú hablas. Yo Soy el Mesías por quien esperas.” Le dijo, “Ahora es el tiempo en que puedes adorar en espíritu y verdad.”
Ahora podemos venir ante Dios y adorarlo a Él en espíritu y verdad. Al creer en el evangelio del agua y el Espíritu, el cual agrada a Dios, podemos ser remitidos de todos nuestros pecados y adorarlo a Él en espíritu y verdad. Dios dijo que Él aceptaría la adoración ofrecida por aquellos que tienen tal fe y que sería glorificado por ellos. Si uno adora a Dios al creer en el evangelio que ahora conocemos y creemos-esto es, el evangelio del agua y el Espíritu-entonces esta adoración ciertamente llegará a nuestro Dios y también Él la aceptara. Y Dios derramara todas las bendiciones espirituales a tales personas, y Él los capacitara para realizar la obra de esparcir el evangelio en esta tierra, el cual cumple toda la justicia de Dios. Por lo tanto, todos los Cristianos que creen en Jesús como su Salvador ahora deben recibir primero la remisión del pecado, para que puedan ofrecer esta clase de adoración espiritual.
Así, ustedes mismos también deben examinar su fe ahora y ver si realmente están adorando a Dios en espíritu y verdad. Para que usted tenga un avivamiento espiritual ante Dios, primero usted debe examinar si esta espiritualmente calificado para ofrecer la clase de adoración que Dios aceptará placenteramente. Y usted primero debe creer en el evangelio del agua y el Espíritu. Esto se debe a que Dios nos ha dicho que le adoremos a Él en espíritu y verdad. Todos pudimos llegar a ser hijos de Dios al creer en el evangelio del agua y el Espíritu que Él nos ha dado.
Todos los Cristianos de la actualidad están tratando de recibir la remisión del pecado en sus corazones al creer en Jesús como su Salvador. Sin embargo la mayoría de ellos no conocen el evangelio del agua y el Espíritu. Se debe a que ignoran el plan de salvación de Dios escondido en el Antiguo y en el Nuevo Testamento.
Entonces, ¿cómo se salvaba del pecado el pueblo de Israel en la época del Antiguo Testamento? Los Israelitas eran lavados de sus pecados al reunirlos en el Tabernáculo. Había una Casa de Dios en Israel donde su gente se reunía y era lavada de sus pecados ante Dios. Ahí, aquellos que reconocían que habían pecado ante Dios ofrecían animales en sacrificio ante Él.
Ahora en esta época también, existe un lugar donde la gente adora a Dios espiritualmente al creer en la Palabra del evangelio del agua y el Espíritu. Es una reunión de la familia de Dios que ha llegado a ser una al creer en el evangelio del agua y el Espíritu. Ese lugar es la Iglesia de Dios. En la época del Antiguo Testamento, cuando cualquiera del pueblo de Israel cometía pecado, esta debería traer un animal para sacrificar en el Tabernáculo. Entonces pasaba sus pecados imponiendo sus manos sobre su cabeza, extraía la sangre, y lo pasaba al sacerdote. “Luego con su dedo el sacerdote tomará de la sangre, y la pondrá sobre los cuernos del altar del holocausto, y derramará el resto de la sangre al pie del altar. Y le quitará toda su grosura, de la manera que fue quitada la grosura del sacrificio de paz; y el sacerdote la hará arder sobre el altar en olor grato a Jehová; así hará el sacerdote expiación por él, y será perdonado” (Levítico 4:30-31).
Esta era la ofrenda por el pecado del sistema de sacrificios. Los Israelitas recibían la remisión del pecado al ofrecer tal sacrificio. Para recibir la remisión del pecado, ellos tenían que confesar sus pecados a Dios, diciendo, “Dios, he peleado con otros, he robado, y he cometido toda clase de pecados.” Entonces tenía que imponer sus manos sobre la cabeza de los animales del sacrificio y pasar sus pecados sobre ellos. Solo entonces estos pecados serían pasados sobre la cabeza de los animales del sacrificio. Así que era imponiendo sus manos sobre le oveja o el chivo sin defecto por lo que la gente en el Antiguo Testamento podía pasar sus pecados.
En el Antiguo Testamento, los pecados del pueblo eran pasados sobre la cabeza del sacrificio por medio de la imposición de manos. Este es el método de salvación establecido por Dios (Levítico 1:1-4; 4:20-35). Todo el sistema de sacrificio del Antiguo Testamento es una sombra del evangelio del agua y el Espíritu que el Señor ha dado en el Nuevo Testamento. Todos los rituales de sacrificio eran sombras del evangelio del agua y el Espíritu del cual habla el Nuevo Testamento.
Aquí primeramente examinemos como el pueblo de Israel en el Antiguo Testamento obtenía la remisión del pecado. Este mundo esta dividido en dos épocas: una es la época antes de la venida de Jesús, y la otra es la época después de Su venida. La época antes de que Jesús viniera a esta tierra es llamada la época del Antiguo Testamento. Y el tiempo posterior al cumplimento del ministerio de salvación-esto es, después de que Él vino a esta tierra, recibió el bautismo y murió sobre la Cruz para borrar los pecados del mundo, y salvarnos a nosotros humanos al levantarse de entre los muertos-es llamada la época del Nuevo testamento.
Así, la historia de la humanidad esta dividida en dos eras: Antes de la venida de Jesús a esta tierra, y después de Su venida. Ahora es la era del Nuevo Testamento, cuando han transcurrido 2005 años desde que Jesús vino a esta tierra. La mayoría de los países usan A.D. (Anno Domini; palabras griegas que significan ‘en el año de nuestro Señor’) como base del calendario. La gente en todo el mundo usa este calendario, desde los Filipinos hasta los Americanos, los Tailandeses hasta los Norcoreanos, desde los Chinos hasta los Esquimales.
Nadie puede ser remitido de sus pecados por medio de su propio esfuerzo no importa cuanto lo intenten. La remisión del pecado de la humanidad se realiza cuando alguien cree en el evangelio del agua y el Espíritu que el Señor nos ha dado. Aunque el Señor nos dio la Verdad del evangelio del agua y el Espíritu cuando Él vino a esta tierra, mucha gente en este mundo aún no conoce esta Verdad. Esto significa que aún queda mucha gente que llegará a recibir la remisión del pecado una vez que simplemente lo escuchen. Así que si les predicamos este evangelio a ellos, ellos también serán salvos.
Para alcanzar un entendimiento correcto y concreto del evangelio del agua y el Espíritu que el Señor Jesús a realizado, primero debemos examinar como y con que método Dios ha borrado los pecados de aquellos que vivían antes de la venida de Jesús.
 
 

Escrito Está en el Antiguo Testamento que la Remisión del Pecado Era Obtenida Ofreciendo Sacrificios a Dios

 
Vayamos a la Palabra de Dios y veamos Levítico capitulo cuatro. Entremos en Levítico 4:27-31: “Si alguna persona del pueblo pecare por yerro, haciendo algo contra alguno de los mandamientos de Jehová en cosas que no se han de hacer, y delinquiere; luego que conociere su pecado que cometió, traerá por su ofrenda una cabra, una cabra sin defecto, por su pecado que cometió. Y pondrá su mano sobre la cabeza de la ofrenda de la expiación, y la degollará en el lugar del holocausto. Luego con su dedo el sacerdote tomará de la sangre, y la pondrá sobre los cuernos del altar del holocausto, y derramará el resto de la sangre al pie del altar. Y le quitará toda su grosura, de la manera que fue quitada la grosura del sacrificio de paz; y el sacerdote la hará arder sobre el altar en olor grato a Jehová; así hará el sacerdote expiación por él, y será perdonado.” Así, la gente del Antiguo Testamento ofrecía sacrificios a Dios por sus pecados.
Dios es santo. Así, para hacer que todos conozcan Su Santidad, Dios dio la Palabra de la Ley que le permite a los seres humanos darse cuenta de sus pecados. Examinemos nuestros pecados primeramente de los Diez Mandamientos. El Señor nos dio diez mandamientos a todos nosotros:
“No tendrás dioses ajenos delante de mí.
No te harás imagen
No tomarás el nombre de Jehová tu Dios en vano
Acuérdate del día de reposo para santificarlo.
Honra a tu padre y a tu madre
No matarás.
No cometerás adulterio.
No hurtarás.
No hablarás contra tu prójimo falso testimonio.
No codiciarás la casa de tu prójimo” (Éxodo 20:1-17).
Los primeros cuatro estatutos son requerimientos que los seres humanos deben guardar hacia Dios, y los seis siguientes estatutos son requerimientos que deben ser guardados entre los seres humanos. Dios dijo que si uno de los Israelitas rompía Su Ley, y si este reconocía su pecado ante Dios, entonces para ser lavado de este pecado, debía traer un animal para sacrificio al altar de la ofrenda quemada e imponer sus manos sobre la cabeza de la ofrenda sin defecto para el sacrificio. Entonces el pecado sería pasado al animal del sacrificio. Dios también le dijo a la gente de Israel que después de pasar sus pecados por la imposición de manos sobre la cabeza del animal del sacrificio, tenían que matar al animal, extraer su sangre, y darla al sacerdote. Entonces el sacerdote tenía que poner esta sangre sobre los cuernos del altar de la ofrenda quemada.
Esto significa que para que nosotros nos acerquemos a Dios, primero debemos pasar nuestros pecados al animal del sacrificio por la imposición de manos (Levítico 1:3-5). Debido a que Dios es santo, si queremos entrar a Su presencia, debemos examinar si hemos pecado contra Él o no. Esto es porque si hemos cometido maldad ante Dios, entonces primero debemos admitir este pecado y darnos cuenta que merecemos recibir el justo juicio de Dios por este pecado. Aún si no parece un pecado en nuestros propios pensamientos, debemos darnos cuenta que de acuerdo a los estatutos de la Ley de Dios, es injusto y debe ser condenado.
Así que la Biblia dice, “Si alguna persona del pueblo pecare por yerro, haciendo algo contra alguno de los mandamientos de Jehová en cosas que no se han de hacer, y delinquiere” (Levítico 4:27). Esto indica que aún cuando la gente pecaba, no sabían que era un pecado. ¿Durante cuanto tiempo cometían pecados como este? Cometen pecados que traspasan hasta el día de su muerte. Para ser lavados de sus pecados, los Israelitas tenían que traer animales para sacrificar ante Dios e imponer sus manos sobre la cabeza de los sacrificios siempre que cometían pecados. Dios había prometido que cuando ellos impusieran sus manos sobre la cabeza del sacrificio, sus pecados serían pasados sobre el animal del sacrificio y serían expiados de sus pecados.
Los pecados de la gente están escritos en cada una de sus conciencias, así como en el Libro del Juicio en el Reino de Dios. Ya que sus pecados están escritos en dos lugares, así, tienen que lavar sus pecados en ambos lugares. Todos son atormentados muchísimo por sus pecados precisamente porque sus pecados están escritos en las tablas de sus conciencias. La gente que estaba bien en momento previo repentinamente se entristece y se siente miserable todo porque sus pecados están escritos en sus conciencias. En el Antiguo Testamento, Dios dio el sistema de los sacrificios al pueblo de Israel para salvar a tales personas del pecado. Cuando un Israelita traía un animal para sacrificarlo, imponía sus manos sobre su cabeza, y confesaba, “Señor, he cometido tal y tal pecados,” entonces de acuerdo al sistema de sacrificios dado por Dios, los pecados de las tablas de sus conciencias eran pasados sobre el animal del sacrificio. Por lo tanto, cuando este hombre para beneficio propio así sacrificaba ante Dios la carne y la sangre del animal sacrificado, entonces Dios le salvaba de sus pecados.
Es así como todos en el Antiguo Testamento eran remitidos de sus pecados. El sacerdote en el Antiguo Testamento tomaba la sangre del sacrificio de las manos del que ofrecía el sacrificio y lo ponía sobre los cuernos que estaban en las cuatro esquinas del altar de la ofrenda quemada. Hacía esto porque Dios había dicho, “Porque la vida de la carne en la sangre está, y yo os la he dado para hacer expiación sobre el altar por vuestras almas; y la misma sangre hará expiación de la persona” (Levítico 17:11). Y también dijo, “De otra manera le hubiera sido necesario padecer muchas veces desde el principio del mundo; pero ahora, en la consumación de los siglos, se presentó una vez para siempre por el sacrificio de sí mismo para quitar de en medio el pecado” (Hebreos 9:22).
La vida de uno se encuentra en la sangre. Que la sangre del sacrificio tenía que ser colocada sobre los cuernos del altar de la ofrenda quemada significa que el animal del sacrificio cargaba los pecados de quien ofrecía tal sacrificio y daba el pago por todos ellos. Como tal, los animales sacrificados del Antiguo Testamento daban sus vidas para llevar los pecados de los Israelitas. Estos animales aceptaban sus pecados para su beneficio y morían en lugar de ellos. En otras palabras, cada pecador en el Antiguo Testamento tenía que pasar sus pecados sobre un animal para sacrificio imponiendo sus manos sobre su cabeza, degollaba al animal, extraía su sangre, y luego se la daba al sacerdote. Entonces el sacerdote ponía parte de esta sangre sobre los cuernos del altar de la ofrenda quemada, derramaba el resto en el piso, cortaba su carne en pedazos, ponía la carne y la grosura sobre el fuego sobre el altar de la ofrenda quemada, y las ofrecía a Dios. Solo entonces Dios aceptaba este sacrificio. Por medio del sistema de sacrificios del Tabernáculo, Dios había preparado un camino para resolver el problema del pecado para toda la humanidad.
Dios no puede decirnos solamente, “¿Cometiste pecado? Muy bien, Yo declararé con Mis Labios que este pecado ya no existe más.” Esto se debe a que Dios es justo y honesto. Así que para borrar los pecados de la humanidad, estos pecados debían ser pasados sobre una ofrenda sacrificada sin falla, y su vida debía ser sacrificada. Solo cuando los pecados de uno son justamente condenados con el precio de la vida de un animal puede uno decir que el juicio por el pecado ha terminado y esta persona ha recibido la remisión del pecado.
Los Coreanos son tan perdonadores que aún cuando alguien les hace algún mal, son dados a tolerarlo y simplemente decir, “Esta bien; no te preocupes.” Nosotros los Coreanos perdonamos todo así con naturalidad. Pero, ¿el verdadero perdón puede ser obtenido de este modo ante Dios? A menos que pagues a deuda del pecado ante Dios, perdón verdadero no es obtenido. Él es completamente honesto. Debido a que Dios es Dios de ambos, el amor y la justicia, para borrar los pecados de la humanidad perfectamente de acuerdo a estos requisitos de amor y justicia, Él tuvo que establecer el sistema de sacrificios. Y Él hizo que la gente pasara sus pecados a la cabeza del animal del sacrificio y matar a este animal sin fallar de acuerdo a la ley. Se debe a que Dios ama a la humanidad por lo que Él acepta un sacrificio justo ofrecido por el paso de los pecados de uno al animal sacrificado, matándolo y quemándolo. Y en los días del Antiguo Testamento, Dios hizo libres del pecado a aquellos que creían en este justo sacrificio.
La gente del Antiguo Testamento también cometía pecado repetidamente día tras día, y a través de toda su vida. ¿Con que frecuencia comete pecado la gente en un día? Si alguien cometiera pecado en la mañana al maldecir a otro hombre, este tendría que traer una de sus ovejas o chivos al Tabernáculo y ofrecer el sacrificio de expiación. Pero digamos que este hombre, que al regresar a su casa después del sacrificio, se encontraba con una mujer hermosa y la deseara en su corazón. Entonces, esto significaría que había pecado de nuevo. Entonces, tendría que traer otro animal. Así que el pueblo de Israel en la época del Antiguo Testamento criaba este ganado de toros, ovejas, y chivos para borrar sus pecados. Criaban muchísimo ganado para hacer sacrificios a Dios, en vez de alimentarse. Pero ya que cometían pecado diariamente, ¿podría haber un fin al sacrificio de expiación?
Así que conociendo nuestra debilidad humana, Dios permitía que los Israelitas ofrecieran solo un sacrificio al año en la época del Antiguo Testamento, mientras que en la época del Nuevo Testamento, Jesucristo ofreció el sacrificio de salvación que por siempre borró todos los pecados de la humanidad de una vez y para siempre. Este sacrificio de salvación que Jesús ofreció por nosotros esta totalmente escrito en el evangelio del agua y el Espíritu. El Señor es el Maestro del evangelio del agua y el Espíritu.
 
 

El Sacrificio del Día de la Expiación Ofrecido por el Sumo Sacerdote

 
En la época del Antiguo Testamento, el Sumo Sacerdote sacrificaba una vez al año, en el décimo día del séptimo mes, para borrar los pecados anuales del pueblo de Israel. Este es el sacrificio del Día de la Expiación. Aquí, vayamos a Levítico 16:29-34: “Y esto tendréis por estatuto perpetuo: En el mes séptimo, a los diez días del mes, afligiréis vuestras almas, y ninguna obra haréis, ni el natural ni el extranjero que mora entre vosotros. Porque en este día se hará expiación por vosotros, y seréis limpios de todos vuestros pecados delante de Jehová. Día de reposo es para vosotros, y afligiréis vuestras almas; es estatuto perpetuo. Hará la expiación el sacerdote que fuere ungido y consagrado para ser sacerdote en lugar de su padre; y se vestirá las vestiduras de lino, las vestiduras sagradas. Y hará la expiación por el santuario santo, y el tabernáculo de reunión; también hará expiación por el altar, por los sacerdotes y por todo el pueblo de la congregación. Y esto tendréis como estatuto perpetuo, para hacer expiación una vez al año por todos los pecados de Israel. Y Moisés lo hizo como Jehová le mandó.”
Aarón fue el primer Sumo Sacerdote de Israel, y para hacer expiación por el pueblo de Israel una vez al año, él pasaba sus pecados sobre un animal para sacrificio al imponer sus manos sobre su cabeza. La redención se completa cuando los pecados de alguien son pasados sobre un sacrificio y así son expiados. Dios puso el décimo día del séptimo mes como el día para borrar los pecados anuales del pueblo de Israel. En este día, para beneficio de todo el pueblo, el Sumo Sacerdote pasaba sus pecados anuales sobre el animal del sacrificio, extraía su sangre, tomaba su sangre al Lugar Santísimo, la rociaba sobre el asiento de la misericordia encima del arca, y quemaba su carne.
Vayamos a Levítico 16:6-15: “Y hará traer Aarón el becerro de la expiación que es suyo, y hará la reconciliación por sí y por su casa. Después tomará los dos machos cabríos y los presentará delante de Jehová, a la puerta del tabernáculo de reunión. Y echará suertes Aarón sobre los dos machos cabríos; una suerte por Jehová, y otra suerte por Azazel. Y hará traer Aarón el macho cabrío sobre el cual cayere la suerte por Jehová, y lo ofrecerá en expiación. Mas el macho cabrío sobre el cual cayere la suerte por Azazel, lo presentará vivo delante de Jehová para hacer la reconciliación sobre él, para enviarlo a Azazel al desierto.”
“Y hará traer Aarón el becerro que era para expiación suya, y hará la reconciliación por sí y por su casa, y degollará en expiación el becerro que es suyo. Después tomará un incensario lleno de brasas de fuego del altar de delante de Jehová, y sus puños llenos del perfume aromático molido, y lo llevará detrás del velo. Y pondrá el perfume sobre el fuego delante de Jehová, y la nube del perfume cubrirá el propiciatorio que está sobre el testimonio, para que no muera. Tomará luego de la sangre del becerro, y la rociará con su dedo hacia el propiciatorio al lado oriental; hacia el propiciatorio esparcirá con su dedo siete veces de aquella sangre. Después degollará el macho cabrío en expiación por el pecado del pueblo, y llevará la sangre detrás del velo adentro, y hará de la sangre como hizo con la sangre del becerro, y la esparcirá sobre el propiciatorio y delante del propiciatorio.”
Para que el Sumo Sacerdote pasara los pecados anuales de los Israelitas sobre el animal del sacrificio para su beneficio, él y su familia tenían que recibir la expiación primeramente. Así que el Sumo Sacerdote primero tomaba un toro como su animal de sacrificio y pasaba sus pecados y los pecados de su casa sobre el toro imponiendo sus manos sobre su cabeza. Y después mataba este animal, tomaba su sangre dentro del Lugar Santísimo y rociaba su sangre sobre el propiciatorio y ante el Arca del Pacto. Así, daba una ofrenda por el pecado.
Después de esto, traía dos chivos por toda la congregación de Israel y echaba suerte por ellos, siendo uno el sacrificio para ser ofrecido ante Jehová, y el otro para ser ofrecido ante el pueblo. Aarón primero confesaba los pecados de los Israelitas imponiendo sus manos sobre el animal de sacrificio para ser ofrecido ante Dios, degollaba su garganta, extraía su sangre, tomaba la sangre en el Santuario, y rociaba la sangre sobre el propiciatorio siete veces. Cuando rociaba la sangre, las campanas de oro sobre la bastilla del atavío del Sumo Sacerdote (Éxodo 28:34) sonaban siete veces.
Así después de sacrificar ante Dios, Aarón traía entonces otro chivo. Vayamos ahora a Levítico 16:20-22: “Cuando hubiere acabado de expiar el santuario y el tabernáculo de reunión y el altar, hará traer el macho cabrío vivo; y pondrá Aarón sus dos manos sobre la cabeza del macho cabrío vivo, y confesará sobre él todas las iniquidades de los hijos de Israel, todas sus rebeliones y todos sus pecados, poniéndolos así sobre la cabeza del macho cabrío, y lo enviará al desierto por mano de un hombre destinado para esto. Y aquel macho cabrío llevará sobre sí todas las iniquidades de ellos a tierra inhabitada; y dejará ir el macho cabrío por el desierto.”
Debido a que Aarón había ofrecido el primer sacrificio dentro de la Casa de Dios, el pueblo de Israel no podía ver lo que estaba ocurriendo adentro, aunque estaban parados cerca de la Casa de Dios. La cerca de los atrios del Tabernáculo tenía 2.5 m de altura. La mayoría del pueblo no podía ver por encima de esta cerca. Dentro de esta cerca estaban el altar de la ofrenda quemada y el lavatorio de bronce, y al lado del lavatorio estaba el tabernáculo, esto es, el Santuario. Debido a que Aarón iba adentro del velo del Santuario, los Israelitas no podían ver lo que hacía. Había otra pequeña casa en el Tabernáculo, así que el pueblo de Israel no podía ver lo que Aarón hacía en ese momento. Ellos solo oían el sonido de las campanillas de oro sonando siete veces, y esa era la única forma en que ellos se daban cuenta, “¡Ah! ¡El primer sacrificio por nuestros pecados fue ofrecido totalmente ante Dios!”
Con el pueblo de Israel esperando afuera, Aarón traía otro chivo e imponía sus manos sus manos sobre él mientras que el pueblo observaba. El versículo 21 dice, “y pondrá Aarón sus dos manos sobre la cabeza del macho cabrío vivo, y confesará sobre él todas las iniquidades de los hijos de Israel, todas sus rebeliones y todos sus pecados, poniéndolos así sobre la cabeza del macho cabrío, y lo enviará al desierto por mano de un hombre destinado para esto.” Aquí todas las iniquidades se refieren a cada pecado. Se refiere a todos los pecados anuales que el pueblo de Israel había cometido debido a sus debilidades, intencionalmente o sin intención. Aarón confesaba todos los pecados y las transgresiones de un año de los Israelitas, diciendo, “Señor, el pueblo de Israel ha cometido adulterio, homicidio y robo; han fallado en honrar a sus padres; se han opuesto a Ti; y han cometido locuras.” Así, después de confesar sus pecados, Aarón entonces quitaba sus manos de la cabeza del chivo.
El chivo no se mataba inmediatamente después de que Aarón quitaba sus manos. ¿Qué dije que pasaba cuando Aarón imponía sus manos sobre el sacrificio? Se pasaban los pecados de un año de los Israelitas sobre la cabeza del chivo. La imposición de manos significa pasar algo. Cuando Aarón, como representante del pueblo de Israel, imponía sus manos sobre la cabeza del chivo y confesaba, “El pueblo de Israel ha cometido tales y tales pecados,” sus pecados anuales eran pasados sobre el chivo. Después de pasar los pecados sobre el chivo, Aarón entonces se lo pasaba a alguien más para que fuese llevado al desierto. Entonces, este hombre tomaba el chivo hasta el desierto completamente estéril y seco, y lo abandonaba ahí antes de regresar. Entonces el chivo vagaba en el desierto hasta su muerte mientras que cargaba todos sus pecados e iniquidades.
¿Por qué moría este chivo? Se deben a que este chivo aceptaba todos los pecados de un año cometidos por el pueblo de Israel. La Biblia dice, “Porque la paga del pecado es muerte, mas la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro” (Romanos 6:23). Esto significa que aunque el amor que se encuentra en Jesucristo nos da vida eterna y salvación, el pecado nunca es tolerado por Dios a menos que se pague por el precio de la vida. La paga del pecado es muerte. Dios amaba al pueblo de Israel, pero debido a que Él no podía recibirlos mientras estaba en pecado, Él quitó sus pecados de ellos y los pasó al chivo. Dios mataba a este chivo para su beneficio por Su amor hacia ellos. Esto es lo que significa el sacrificio del Día de la Expiación. Es así como los Israelitas eran expiados de sus pecados al ofrecer su sacrificio a Dios.
 
 
Pero, Cuándo Pasaba el Día de Expiación, ¿No Cometían Pecado Los Israelitas Nuevamente?
 
¿Acaso los Israelitas de algún modo no cometían pecado nuevamente, una vez ofrecido el sacrificio del Día de la Expiación? Ellos sacrificaban ante Dios debido a que cometían pecado todos los días, pero muchos de ellos se decepcionaban ya que se cansaban de hacer esto diariamente. Entre mas devotamente alguien ofrezca sacrificios, mayor era su decepción. Así que algunos de los Israelitas dejaron de ofrecer sacrificios diarios, pensando ellos mismos, “Cuando el décimo día del séptimo mes llegue, yo puedo resolver este problema de pecado de una vez por todas.” Así, el pueblo de Israel comúnmente esperaba “ese día” para expiar todos sus pecados anuales con este sacrificio anual, y era Aarón el Sumo Sacerdote el que ofrecía en el décimo día del séptimo mes. Esa era la única forma para que el pueblo de Israel recibiera la remisión de sus pecados anuales.
Es así como los Israelitas en el Antiguo Testamento obtenían la remisión del pecado. La Biblia dice que este sistema de sacrificios eran sombra de la propiciación eterna de Jesús, quién vendría a esta tierra y borraría los pecados de la humanidad de una vez por todas (Hebreos 10:1-14).
 
 
Entonces, ¿Porqué Clase de Fe la Gente en la Era del Nuevo Testamento Recibe la Remisión del Pecado?
 
Nosotros ahora vivimos en la era del Nuevo Testamento, después de que Jesús vino a esta tierra. Entonces, ¿por qué clase de fe recibimos la remisión del pecado? En la era del Antiguo Testamento, el pueblo de Israel recibía la remisión del pecado creyendo que Aarón había pasado todos sus pecados al animal sacrificado de una vez por todas al imponer sus manos sobre su cabeza para su beneficio. En la era del Nuevo Testamento, la remisión del pecado es obtenida creyendo que todos los pecados de este mundo fueron puestos sobre Jesús de una vez y para siempre cuando Juan el Bautista, quién realizó un papel parecido al de Aarón, bautizó a Jesús a la manera de la imposición de manos. En otras palabras, es creyendo en el evangelio del agua y el Espíritu, la Verdad, de que uno es remitido de todos sus pecados para entrar al Reino de Dios.
La mujer Samaritana acerca de quién leímos hot también dijo, “Yo se que Jesucristo el Mesías viene,” pero, ¿Qué le dijo Jesús a ella? Él le dijo que Él era Aquel de quién habló ella. Dicho de otro modo, la remisión del pecado se recibe creyendo que Jesús vino como el Mesías, aceptó todos nuestros pecados por medio de Su bautismo, y dio todo el pago de nuestros pecados al derramar Su sangre y morir sobre la Cruz.
Vayamos a Mateo 3:13-17: “Entonces Jesús vino de Galilea a Juan al Jordán, para ser bautizado por él. Mas Juan se le oponía, diciendo: Yo necesito ser bautizado por ti, ¿y tú vienes a mí? Pero Jesús le respondió: Deja ahora, porque así conviene que cumplamos toda justicia. Entonces le dejó. Y Jesús, después que fue bautizado, subió luego del agua; y he aquí cielos le fueron abiertos, y vio al Espíritu de Dios que descendía como paloma, y venía sobre él. Y hubo una voz de los cielos, que decía: Este es mi Hijo amado, en quien tengo complacencia.”
Jesús se encarno y nació por medio del cuerpo de la Virgen María. Y de acuerdo cómo el Ángel Gabriel instruyó, Él fue llamado “Jesús.” Como dice Mateo 1:21, “Y dará a luz un hijo, y llamarás su nombre JESÚS, porque él salvará a su pueblo de sus pecados,” el nombre “Jesús” significa el Salvador. Jesús es el mismo Hijo de Dios y Dios Mismo quién creó el universo y todo en el. Sin embargo debido a que los seres humanos, quienes creó Dios, cayeron en pecado y han tenido que llevar la justa condenación del pecado, para liberar a Sus criaturas del pecado, Él vino a notros encarnado en semejanza de hombre.
Cuando Jesús cumplió 30 años en esta tierra, Él buscó ser bautizado por Juan el Bautista. La razón por la Jesús fue bautizado por Juan el Bautista se explica aquí. Mateo 3:14 dice, “Mas Juan se le oponía, diciendo: Yo necesito ser bautizado por ti, ¿y tú vienes a mí?” ¿Quién era Juan aquí? Él era un descendiente de Aarón. El Sumo Sacerdote solo trabajaba entre las edades de 30 y 50. Cuando el Sumo Sacerdote cumplía 50, se retiraba de su sacerdocio. Y una vez que pasaba su sacerdocio a su hijo al imponer sus manos en él, este hijo comenzaba a trabajar como el nuevo Sumo Sacerdote para representar al pueblo de Israel. Cuando este Sumo Sacerdote cumplía 50, entonces pasaba su sacerdocio a su hijo. El oficio de Sumo Sacerdote pasaba de generación en generación hasta que finalmente llego a reposar sobre un hombre llamado Juan el Bautista. Fue Dios quién envío a Juan el Bautista a esta tierra y lo estableció como representante de toda la humanidad. Podemos ver esto al observar la genealogía de Juan el Bautista, y lo que Jesús dijo acerca de este hombre.
El padre de Juan el Bautista fue Zacarías. Como se describe en Lucas, Zacarías fue un descendiente de Aarón, y un sacerdote de la clase de Abías, uno de los nietos de Aarón (Lucas 1:5, 1 Crónicas 24:1-10). La razón por la que aquí Jesús busco ser bautizado por Juan el Bautista es que él era el representante de la humanidad y el último Sumo Sacerdote del Antiguo Testamento.. así que fue Juan el Bautista quién pasó los pecados de este mundo sobre Jesús al bautizarlo a Él.
¿Por qué Jesús fue al Río Jordán? Él fue con Juan el Bautista para aceptar nuestros pecados, al igual que el chivo expiatorio del Antiguo Testamento. Es por ello que Jesús quería ser bautizado por Juan el Bautista en el Río Jordán, y por lo que Juan el Bautista tenía que bautizar a Jesús. Sin embargo cuando Jesús apareció repentinamente y dijo a Juan el Bautista, “Bautízame,” Juan el Bautista reconoció quién era Jesús, así que dijo, “¿Cómo puedo yo bautizarte a Ti, cuando yo debería ser bautizado por Ti?”
Aquí podemos ver que el trabajo de Juan el Bautista era diferente al de Jesús. ¿Quién es el mayor de los dos? ¿Jesucristo el Hijo de Dios quién vino como Salvador de la humanidad, o Juan el bautista el mayor de todos los hombres? ¿Acaso no es mayor el Hijo de Dios? Sin embargo Jesús bajó Su cabeza voluntariamente ante Juan el Bautista, y le dijo, “Deja ahora, porque así conviene que cumplamos toda justicia” (Mateo 3:15). Jesús quiso decir, “Tú debes bautizarme para pasar todos los pecados de toda la gente en este mundo sobre Mí. Yo debo convertirme en la propiciación por estos pecados, y tú, como descendiente de Aarón, debes pasar los pecados de la humanidad sobre Mí de una vez y para siempre al imponer tus manos sobre Mi cabeza. Mientras tú me bautizas y Yo soy bautizado por ti, Yo puedo salvar a todos los seres humanos de sus pecados y condenación. Así que debes permitirlo ahora.”
Todos en este mundo han cometido pecado, y toda la gente peca hasta el día de su muerte. El pueblo de Israel traía animales para sacrificar ante Dios por sus pecados y por su culpa, y la gente del Nuevo Testamento también debe traer una ofrenda en sacrificio a Dios Padre por sus pecados y por su culpa, imponer sus manos sobre la cabeza de esta ofrenda, y creer que la ofrenda llevo todos sus pecados. Solo entonces usted puede ser lavado de sus pecados.
Todos cometemos pecado desde el nacimiento hasta la muerte. Para ser honestos ante Dios, todos hemos cometido pecado en nuestras vidas hasta ahora, estamos pecando aún ahora, y continuaremos pecando en el futuro aún si llegásemos a vivir cien años. ¿No nos encontraremos cometiendo pecado nuevamente? Desde luego que cometeremos pecado de nuevo. ¿No tenemos todos defectos? Ciertamente todos tenemos defectos. Todos estos defectos son pecados a la vista de Dios, y estos pecados son cometidos en ambos nuestro corazón y nuestros actos. Pero la mayoría de la gente piensa que solo lo que se comete con los actos constituye pecado. Sin embargo, la Biblia dice que todos los pecados cometidos con el corazón y con los hechos juntamente pertenecen a “los pecados del mundo,” y declara que al ser bautizado, el señor tomó todos estos pecados del mundo.
Jesús dijo, “Deja ahora, porque así conviene que cumplamos toda justicia. Entonces le dejó.” Al decirle a Juan el bautista que le permitiera a Él ser bautizado, Jesús explicó la razón por la que Él tenía que ser bautizado. El Señor estaba diciendo, “es apropiado que pases los pecados de todos sobre Mí al imponer tus manos en Mí y al bautizarme a Mí, y para que Yo salve a toda la humanidad al recibir este bautismo, aceptando los pecados de todos, y al ser crucificado a muerte. Por lo tanto tú debes bautizarme a Mí, y Yo debo ser bautizado por ti.”
Jesús fue bautizado por Juan el Bautista de la misma manera de la imposición de manos. Es en ese momento en que Él por siempre tomó sobre Sí Mismo todos los pecados del mundo. Es por ello que Él pudo ir hasta la Cruz y se convirtió en la ofrenda del sacrificio por los pecados de la humanidad. Así es como Jesús fue bautizado por Juan el Bautista. En la actualidad, la gente se lavada de sus pecados y libre de la condenación de estos pecados al creer que Jesús cargó los pecados de este mundo al ser bautizado por Juan el bautista, y que Él expió por la condenaciónol del pecado al ser crucificado.
Por lo tanto, aquellos que creen en Jesús son bautizados en el nombre Dios Padre, el Hijo, y el Espíritu Santo. El verdadero bautismo debe ser recibido después de creer en el evangelio del agua y el Espíritu. Bautismo por inmersión, donde las manos son colocadas sobre la propia cabeza y el cuerpo es totalmente sumergido en agua, es el bautismo correcto. El Bautismo por infusión, en donde el agua esta en un contenedor y solo se rocía, es una forma corta de bautismo. El Bautismo también se realiza al imponer las manos en la cabeza de alguien, y esto se refiere a la imposición de manos del Antiguo testamento. El que Juan el Bautista haya impuesto sus manos sobre la cabeza de Jesús fue para pasar sobre Él los pecados de todos en este mundo; el que Jesús haya ido al agua con la imposición de manos de Juan el bautista manifiesta la muerte del Señor; y el que Él haya emergido desde el fondo de las aguas significa Su resurrección. Esta palabra bautismo conlleva tales significados espirituales tales como “ser lavado, ser sepultado, ser transferido, y pasar algo.”
Nosotros los humanos cometemos pecado durante todo nuestro tiempo de vida. Sin embargo, Jesús fue bautizado por Juan el Bautista. Cuando Jesús fue bautizado por Juan el Bautista, los pecados del mundo fueron pasados sobre Él. Todos los pecados de toda la raza humana fueron puestos sobre Jesús. Entonces, ¿los pecados de tu corazón fueron lavados o no? Ya han sido lavados. Así que si tu crees que Jesús fue bautizado para aceptar tus pecados y los míos, entonces los pecados de tu corazón son lavados ahora mismo. Aunque has hecho mal ante Dios al igual que a los hombres, tus pecados son lavados cuando crees, “Todos estos pecados ya fueron pasados sobre Jesús cuando Él fue bautizado. Señor, yo creo eso. Tú eres mi Salvador.” Es por fe que tus pecados son limpiados.
Es por ello que Jesús salió del agua después de Su bautismo. Dios padre dijo que Jesús era Su amado Hijo, en quién tiene complacencia. Jesús es el Hijo de Dios, y de acuerdo a la voluntad de Dios padre, Él aceptó todos los pecados de toda la humanidad por medio de Juan el Bautista, el representante de la humanidad.
Dios Padre no quería que todos pusieran sus manos sobre Su Hijo Jesús. Para que todos en el mundo pusieran sus manos sobre Jesús, Él tendría que estar vivo aún en esta tierra, y Él no habría ido a la Cruz. Yo hice un pequeño calculo, y con la población del mundo que ahora es de 60 billones, si toda esta gente estuviera en una fila y cada uno de ellos pusiera sus manos sobre Jesús aunque fuese por un segundo. Les tomaría 190 años. Dado esto, es imposible para nosotros que cada uno pusiese sus manos sobre Jesús individualmente para pasar nuestros pecados. Así que en vez de hacer esto, Jesús sabiamente levantó a un representante de la humanidad, y al recibir Su bautismo de este representante en la forma de la imposición de manos, Él aceptó todos los pecados de la humanidad de una vez y para siempre. Es por medio de este bautismo que Jesús aceptó todos los pecados del mundo de una vez por todas.
 
 

Jesús es el Cordero de Dios Quién Cargó los Pecados del Mundo, y Él es el Salvador de la Humanidad Quién Llevó Sus Pecados y Derramó Su Preciosa Sangre

 
Vayamos a la Palabra de Dios aquí. Juan 1:29 dice, “El siguiente día vio Juan a Jesús que venía a él, y dijo: He aquí el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo.” Debido a que Jesús había recibido Su bautismo de Juan el bautista, a la vista de Dios, ahora Él era el chivo expiatorio que aceptó los pecados del mundo y que tenía que morir. Al igual que el chivo expiatorio cargaba los pecados anuales de todos los Israelitas en la era del Antiguo Testamento, cuando Jesús fue bautizado, Él aceptó todos los pecados del mundo y realizo todo perfectamente por nosotros, y por lo tanto, ahora Él estaba cargando los pecados del mundo.
Todos los pecados cometidos alguna vez hasta el día en este planeta desaparezca son los pecados del mundo. En otras palabras, cada pecado cometido desde la cuna hasta el sepulcro, desde el momento en uno nace hasta el momento en que es sepultado, pertenece a los pecados del mundo. Ya que Jesús cargó los pecados del mundo, entonces ¿no estaban también incluidos ahí los pecados de tus padres? Claro que estaban. ¿Qué hay de los pecados de tus hijos? ¿Estaban también incluidos? Todos estaban incluidos. ¿Que pasa con tus pecados cometidos en el pasado distante? Estos pecados, también, estaban incluidos. Entonces, ¿fueron estos pecados pasados sobre Jesús? Ciertamente, todos fueron pasados sobre Jesús. En concreto, Jesús tomó todos tus pecados de una vez y para siempre, aún los pecados que cometerás en el futuro. Y debido a que Dios ama no solo a ti sino además a todos en este planeta, Él aceptó todos los pecados de la humanidad de una vez y para siempre. Ahora Jesús ha hecho posible que todos sean salvos si tan solo cree en Él como su Salvador. Este es el sorprendente amor de la salvación de Dios preparada para nosotros.
Al día siguiente del bautismo de Jesús, Juan el Bautista dijo, “He aquí el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo” (Juan 1:29). Jesús se había convertido en el Cordero de Dios. Se debe a que Él aceptó los pecados del mundo por lo que más adelante Él fue crucificado. ¿Fueron o no pasados sobre Jesús los pecados del mundo cuando Él fue bautizado? Claro que si. Ya que los pecados del mundo fueron pasados sobre Jesús, y ya que la paga del pecado es muerte, entonces ¿debía Jesús morir o no? Él tuvo que morir. Solo si Él moría sobre la Cruz y se levantaba de entre los muertos en tres días podemos tú y yo ser salvos. Debido a que Jesús fue bautizado, cargó los pecados del mundo, murió sobre la Cruz, y nos salvo, es creyendo en este Jesús por lo que somos libres de todo pecado, todos nuestros pecados son borrados, y llegamos a ser hijos de Dios para entrar al Cielo.
Así que debemos poner especial atención al hecho que Jesús ha cargado los pecados del mundo. El Señor quitó aún los pecados que cometeremos en el futuro. Aunque no tenemos ningún merito ante Jesús, y aunque no le podemos ofrecer mucho a Él y no hemos hecho nada por Él, al creer en Jesús, hemos sido remitidos de todos los pecados de nuestro corazón. No se debe a que tengamos alguna clase de merito por lo que hemos obtenido nuestra salvación, sino que todo es por creer en Jesús. Tú y yo hemos alcanzado la justificación al creer en Jesús con nuestro corazón, ya que lo que Él ha hecho por nosotros constituye nuestra perfecta salvación. Así es como la salvación ha venido a nosotros.
Después de tomar todos tus pecados y los míos por medio de Su bautismo, ¿a dónde llevó Jesús los pecados del mundo? Aquí vayamos a la Palabra. Juan 19:17-18 dice, “Y él, cargando su cruz, salió al lugar llamado de la Calavera, y en hebreo, Gólgota; y allí le crucificaron, y con él a otros dos, uno a cada lado, y Jesús en medio.” Jesús fue crucificado. ¿Por qué Jesús tuvo que ser crucificado? Esto es porque Él aceptó los pecados del mundo por medio de Su bautismo. Jesús tuvo que rendir Su cuerpo sobre la Cruz ya que la paga del pecado es muerte. Es por ello que Él fue crucificado en ambos Sus pies y manos. Y debido a esto, toda la sangre que estaba en Su corazón fue derramada. ¿Por qué pasó esto? Fue porque Jesús aceptó todos tus pecados y los míos al ser bautizado, Él fue condenado por estos pecados. Es por ello que Él fue crucificado.
Juan 19:28-30 continua diciendo, “Después de esto, sabiendo Jesús que ya todo estaba consumado, dijo, para que la Escritura se cumpliese: Tengo sed. Y estaba allí una vasija llena de vinagre; entonces ellos empaparon en vinagre una esponja, y poniéndola en un hisopo, se la acercaron a la boca. Cuando Jesús hubo tomado el vinagre, dijo: Consumado es. Y habiendo inclinado la cabeza, entregó el espíritu.” Compañeros creyentes, cuando Jesús murió sobre la Cruz, Él dijo, “Consumado es.” Él vino a esta tierra para hacernos libre de pecado, y Él completó esta obra al ser bautizado por Juan el Bautista y al derramar Su sangre hasta la muerte sobre la Cruz.
Aquí vayamos a Hebreos 10:5-18:
“Por lo cual, entrando en el mundo dice:
Sacrificio y ofrenda no quisiste;
Mas me preparaste cuerpo.
Holocaustos y expiaciones por el pecado
no te agradaron.
Entonces dije: He aquí que vengo,
oh Dios, para hacer tu voluntad,
Como en el rollo del libro está escrito de mí.
Diciendo primero: Sacrificio y ofrenda y holocaustos y expiaciones por el pecado no quisiste, ni te agradaron (las cuales cosas se ofrecen según la ley), y diciendo luego: He aquí que vengo, oh Dios, para hacer tu voluntad; quita lo primero, para establecer esto último. En esa voluntad somos santificados mediante la ofrenda del cuerpo de Jesucristo hecha una vez para siempre.
Y ciertamente todo sacerdote está día tras día ministrando y ofreciendo muchas veces los mismos sacrificios, que nunca pueden quitar los pecados; pero Cristo, habiendo ofrecido una vez para siempre un solo sacrificio por los pecados, se ha sentado a la diestra de Dios, de ahí en adelante esperando hasta que sus enemigos sean puestos por estrado de sus pies; porque con una sola ofrenda hizo perfectos para siempre a los santificados.
Y nos atestigua lo mismo el Espíritu Santo; porque después de haber dicho: Este es el pacto que haré con ellos Después de aquellos días, dice el Señor: Pondré mis leyes en sus corazones, Y en sus mentes las escribiré, añade: Y nunca más me acordaré de sus pecados y transgresiones. Pues donde hay remisión de éstos, no hay más ofrenda por el pecado.”
Mis compañeros creyentes, aquí Dios dijo en hebreos 10:16-18, “Este es el pacto que haré con ellos Después de aquellos días, dice el Señor: Pondré mis leyes en sus corazones, Y en sus mentes las escribiré, añade: Y nunca más me acordaré de sus pecados y transgresiones. Pues donde hay remisión de éstos, no hay más ofrenda por el pecado.”
¿Por qué Dios dijo eso? El Señor dijo eso para explicar que después que Él vino a esta tierra y concretó nuestra salvación a la perfección por medio de Su bautismo y Cruz, Dios hizo un pacto con nosotros, prometiendo que para nosotros que creemos en el evangelio del agua y el Espíritu, Él colocaría Su Ley de salvación en nuestro corazón. Dios también dijo que Él no recordaría nuestros pecados y nuestras obras ilegales ya más. ¿Por qué? “Porque,” dice el Señor, “Yo he borrado todos tus pecados. Cuando cumplí 30 años después de haber nacido en esta tierra, ¿no tome todos tus pecados? ¿No esta escrito aquí? La Biblia grabó lo que Yo logre cuando vine a esta tierra, y ¿acaso no lo has oído y visto?” para aquellos que creen esto, Dios ha dado una nueva ley en sus corazones.
El Señor no recuerda más ninguno de tus pecados. ¿Por qué? Porque cuando Él vino a esta tierra, Él aceptó todos nuestros pecados al ser bautizado por Juan el Bautista, fue condenado a muerte sobre la Cruz, se levanto de entre los muertos en tres días, y ahora se sienta a la diestra del trono de Dios; ya que así ha llegado a ser nuestro Salvador; y debido a que Él ha borrado todos nuestros pecados; Él ha erradicado estos pecados también ya que Sus creyentes aún se quedan cortos. Es por ello que Dios esta diciendo que Él no recordara más nuestros pecados. ¿Creen en esto, mis queridos compañeros creentes?
Dios también dijo en el versículo 18, “Pues donde hay remisión de éstos, no hay más ofrenda por el pecado.” Esto significa que Dios ha remitido los pecados del mundo al igual que los pecados anuales del pueblo de Israel habían sido pasados sobre el chivo expiatorio por medio de la imposición de manos de las manos del Sumo Sacerdote en el Antiguo Testamento, cuando Jesús fue bautizado en esta tierra, Él por siempre tomó sobre Sí Mismo todos los pecados. ¿Entiendes esto?
¿Eres una persona o un animal? Jesús no tomó los pecados de ningún animal. Sino que Jesús llevó todos y cada pecado de todos los seres humanos, sin importar si son negros o blancos, jóvenes o viejos, y Budistas, Musulmanes o Confusionistas. Jesús tomó sobre Sí Mismo todos los pecados aún de nuestros antepasados. Al mismo tiempo que no se que tan lejos vaya tu genealogía y que tanto continué hasta el fin del mundo, sin importar eso Jesús cargó todos los pecados de tu casa. Es por ello que Jesús es el Salvador de toda la humanidad. Él es el Salvador de todos. Entonces, ¿aún tienes pecado? No, no hay ninguno. ¿Es posible que tus pecados existan hasta ahora? No, es imposible.
Vayamos aquí a Hebreos 10:19-22: “Así que, hermanos, teniendo libertad para entrar en el Lugar Santísimo por la sangre de Jesucristo, por el camino nuevo y vivo que él nos abrió a través del velo, esto es, de su carne, y teniendo un gran sacerdote sobre la casa de Dios, acerquémonos con corazón sincero, en plena certidumbre de fe, purificados los corazones de mala conciencia y lavados los cuerpos con agua pura.”
Al creer en el bautismo que Jesús recibió cuando Él vino a esta tierra, ganamos el atrevimiento para entrar al Santísimo Cielo donde Dios habita gracias a la sangre de Jesús. Él murió en la Cruz debido a este bautismo. Podemos entrar al Cielo “Así que, hermanos, teniendo libertad para entrar en el Lugar Santísimo por la sangre de Jesucristo, por el camino nuevo y vivo que él nos abrió a través del velo, esto es, de su carne.” Nuestro Señor borró todos tus pecados y los míos con Su carne. El más joven de todos nosotros es el Hermano Dongwook; cuando crezca, se casara y tendrá hijos. Entonces ¿Qué pasara con los pecados de sus hijos? ¿Borró también Jesús sus pecados cuando Él fue bautizado? ¿O no los tocó? Él los borró todos aproximadamente hace 2,000 años.
Jesús vivió en esta tierra durante 33 años. A la edad de 30, Él recibió Su bautismo, y a la edad de 33, Él murió sobre la Cruz, se levanto de entre los muertos, y ascendió al Cielo. Y el Señor prometió regresar algún día. Tú y yo que vivimos en esta era actual somos justificados al oír y al creer con nuestro corazón lo sucedió hace 2,000 años. Somos salvos de nuestros pecados. Esta obra de salvación que Jesús completó hace 2,000 años es efectiva por siempre. La efectividad del evangelio de poder que el Señor nos ha dado es eterna. Si alguien anhela ir al Cielo y cree en la Palabra de Dios en el Antiguo Testamento, su deseo ciertamente se realizara y será libre de sus maldito destino que lo había enviado al infierno. La Biblia dice, “Porque con el corazón se cree para justicia, pero con la boca se confiesa para salvación” (Romanos 10:10). Es creyendo en la Palabra de Verdad por lo que somos salvos.
“Así que, hermanos, teniendo libertad para entrar en el Lugar Santísimo por la sangre de Jesucristo, por el camino nuevo y vivo que él nos abrió a través del velo, esto es, de su carne.” Jesús recibió el bautismo por el cual Él cargó los pecados de la humanidad sobre Su carne, y Él llevó el justo juicio del pecado sobre Su carne. Él tomó todos nuestros pecados sobre Su cuerpo al ser bautizado. Él cargó todos nuestros pecados de una vez por todas por medio de Su bautismo, sin pedirnos nada. Aunque cometemos pecado hasta el día de nuestra muerte, Dios tuvo compasión de nosotros para no ser condenados por nuestros pecados. Dios nos amó de tal manera que Jesús tomó sobre Sí Mismo todos nuestros pecados por medio de Su bautismo y borró todos esos pecados con Su sangre. Y Jesús realizó todo Su ministerio como el Sumo sacerdote del Cielo. Este Sumo Sacerdote nos hizo a ti y a mí libres del pecado, no por ofrecer un chivo o cualquiera de los animales de sacrificio, sino que aceptando todos los pecados sobre Su propio cuerpo y rindiendo este cuerpo sobre la Cruz como nuestra propiciación. Compañeros creyentes, ¿creen ustedes esto? ¿Quiénes somos nosotros para rechazar este amor de Dios?
La voluntad de Dios para nosotros fue cumplida. ¿Quién en este mundo llevaría los pecados de alguien más y moriría por él? Algunos padres morirían por sus hijos y algunos otros morirían por su país, pero ¿existe alguna razón u obligación para que Dios hiciese esto por ti y por mí? Ciertamente Jesús es el amor de Dios, el Dios Creador que creó el universo y todo en el. Él es el Dios de amor que nos ha salvado a ti y a mí por medio del evangelio del agua y el Espíritu.
Hebreos 10:21-22 dice, “y teniendo un gran sacerdote sobre la casa de Dios, acerquémonos con corazón sincero, en plena certidumbre de fe, purificados los corazones de mala conciencia, y lavados los cuerpos con agua pura.”
Compañeros creyentes, ¿no teníamos todos pecado antes? Todos teníamos pecado. Probablemente ninguno de nosotros blasfemó contra Dios intencionalmente. Si algún gran desastre llegó a ti para rendirte completamente acabado y miserable, ¿no habrías culpado a Dios? Recientemente nueva Orleáns en los Estados Unidos fue devastado por un tremendo huracán; ¿acaso la gente que perdió sus casas habrían maldecido a Dios y lo habrían señalado a Él? Todo eso es pecado. Todos nosotros teníamos pecado, e inevitablemente todos estábamos destinados al infierno, sin embargo a pesar de esto, ¿no lavó el Señor nuestros corazones y cuerpos con agua pura? ¿No borró Él nuestros pecados de una vez y para siempre al ser bautizado? Él los borró todos.
A través de Su bautismo, Jesús aceptó todos nuestros pecados de una vez y para siempre. Para aquellos que creen esto, sus cuerpos han sido lavados con agua pura, y por lo tanto ahora pueden acercarse a Dios con un corazón sincero con plena certidumbre de fe. Aunque no tenemos ningún merito, aún así podemos acercarnos a Dios, confesando, “Señor, todo lo que he hecho siempre es cometer pecado. Y yo soy ignorante. Trate duro de no pecar, pero he pecado de nuevo. Pero Tú llevaste estos pecados también. Tú has hecho todo esto por mí y te doy gracias. No puedo agradecerte los suficiente, Señor.” Así, ahora podemos estar ante la presencia de Dios con un corazón sincero en certidumbre de fe.
¿No estas agradecido por esto? ¿No es verdad que ahora puedes entrar al Cielo? ¿Esta tu corazón regocijándose por esto? El avivamiento espiritual se abre cuando recibes la remisión de los pecados y crees en la Verdad. El Señor tomó sobre Sí Mismo tus pecados y los míos por igual cuando Él fue bautizado. Él cargó estos pecados del mundo hasta la Cruz y fue condenado por ellos. Entonces Él se levanto de entre los muertos. Entonces Jesús dijo, “Consumado es.” Él dijo que no recordaría nunca más nuestros pecados ni nuestras obras ilícitas. “Pues donde hay remisión de éstos no hay más ofrenda por el pecado.” Jesús nos ha salvado perfectamente, para que ya no estemos condenados por nuestros pecados ni seamos arrojados al infierno.
Es creyendo en el evangelio del agua y el Espíritu por lo que adoramos a Dios en espíritu y verdad. Si tu y yo creemos con nuestro corazón que todos nuestros pecados fueron pasados sobre Jesús cuando Él fue bautizado, entonces no tenemos pecado en nuestro corazón. ¿Queda pecado en nuestro corazón? No, no queda pecado. Si verdaderamente creemos, entonces nuestros corazones no tienen pecado. Ya que no tenemos pecado, ahora tenemos el Espíritu Santo. Y Dios acepta nuestra adoración precisamente porque la Palabra de Verdad y el Espíritu Santo ahora están en nuestro corazón. Dios acepta la adoración ofrecida por aquellos que lo llaman “Abba, Padre,” esto es, por aquellos que han recibido la remisión del pecado de parte de Él. Dios acepta tal adoración ofrecida en espíritu y verdad de gente como nosotros que hoy escuchan esta Verdad con sus oídos, y saben y creen en ello con sus corazones.
Ni más ni menos esto es el avivamiento espiritual. Cuando alguien recibe la remisión del pecado en su corazón y se convierte en una persona justificada, este corazón se regocija, y no tiene nada de que preocuparse no importa cuando le llegue la muerte. Es en el corazón de tales personas donde se levanta el avivamiento espiritual. Uno puede entrar al Cielo por fe. Usted va al Cielo creyendo que Jesús aceptó todos los pecados de toda tu vida al ser bautizado en lugar tuyo cuando Él vino a esta tierra; creyendo que Él fue condenado sobre la Cruz en lugar suyo; y al aceptar en su corazón y creyendo que este Jesús es su Dios de la salvación. Dios ha bendecido su corazón y el mío para poder adorarlo a Él en espíritu y verdad. Usted primeramente debe convertirse en una persona libre de pecado por fe, y después adorar a Dios en espíritu y verdad basado en Su Palabra. Y usted debe agitar tal avivamiento espiritual en los corazones de las personas, y ayudarlos a también entrar añ Cielo por fe. Dios se agrada de tal gente,y ni más ni menos usted y yo somos tales personas.
Compañeros creyentes, ¿creen de esta manera? ¿Estas agradecido con Dios, o piensas que hay muy poco por que agradecerle? Todos ustedes deben dar gracias a Dios. Yo, también creo igual que tú. Si el Señor no hubiese borrado mis pecados, yo hubiese muerto en este mundo hace mucho tiempo. El Señor me ha salvado, mi corazón ha sido avivado espiritualmente, yo he llegado a predicar esta Verdad a otros, y por todas estas cosas yo estoy agradecido con Dios. Los siervos nacidos de nuevo de Dios y Su gente se han vestido todos con Su gracia. Dios esta buscando a aquellos que le adoran en espíritu y verdad, y hemos llegado a ser tales personas que le adoran en espíritu y verdad.
Yo doy toda mi gratitud a Dios, quién es por siempre verdadero. Yo le doy gracias a Él, conociendo y creyendo que el evangelio del agua y el Espíritu es Su regalo. Para que nuestros corazones tengan un genuino avocamiento espiritual, debemos valorar la salvación que el Señor nos ha dado. Y debemos creer en esta salvación.