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Tema 22: Evangelio de Lucas

[Capítulo 14-4] En vez de confiar en ustedes mismos, crean en la Palabra de Dios (Lucas 14, 31-35)

En vez de confiar en ustedes mismos, crean en la Palabra de Dios(Lucas 14, 31-35)
«¿O qué rey, al marchar a la guerra contra otro rey, no se sienta primero y considera si puede hacer frente con diez mil al que viene contra él con veinte mil? Y si no puede, cuando el otro está todavía lejos, le envía una embajada y le pide condiciones de paz. Así, pues, cualquiera de vosotros que no renuncia a todo lo que posee, no puede ser mi discípulo. Buena es la sal; mas si la sal se hiciere insípida, ¿con qué se sazonará? Ni para la tierra ni para el muladar es útil; la arrojan fuera. El que tiene oídos para oír, oiga».
 
 

Hagan las paces con el Señor primero

 
La Palabra del Señor de hoy es una metáfora en la que un rey de cierta nación estaba pensando en declarar la guerra a otra nación que tenía un ejército de veinte mil soldados, mientras que el suyo tenía solo diez mil. El Señor nos dice que si el rey decidía que era imposible ganar, debería intentar declarar la paz lo antes posible. Mientras el enemigo estaba todavía lejos, el rey intentó declarar la paz para que su reino no fuese devastado. Al utilizar esta metáfora, el Señor dice: «Así, pues, cualquiera de vosotros que no renuncia a todo lo que posee, no puede ser mi discípulo». A través de esta metáfora el Señor nos está diciendo lo que debemos hacer para convertirnos en Sus discípulos.
A veces, cuando una persona intenta hacer algo bien, su trabajo no progresa como querría y la persona se cansa como si estuviese atrapada. Esto ocurre porque la persona intenta hacer su trabajo con sus propias fuerzas en vez de confiar en el Señor. Por tanto, es más importante que la gente se vacíe completamente que tener una convicción firme cuando hace algo. En vez de tener un corazón que piense que puede hacerlo por sí mismo, la gente debe vaciarse y llevar una vida de fe confiando en Dios. Cuando yo hago algo, me dedico completamente a la tarea. Pero las cosas no salen siempre como espero. A veces me canso. Cuando algo no me va bien, y hasta que no lo resuelvo, no dejo de pensar.
 
 

Debemos pensar en lo que debemos hacer para convertirnos en Sus discípulos

 
Debemos darnos cuenta rápidamente de que no podemos hacer nada y dejar de lado la idea de que podemos hacerlo todo. En vez de pensar que vamos a hacer esto y lo otro, debemos vaciarnos, esperar a que el Señor nos ayuda, y creer completamente en lo que el Señor va a hacer. Esto es más importante. Debemos convertirnos en santos cuyos corazones estén limpios. Cuando planeemos hacer algo con nuestra propia voluntad, ponemos nuestro corazón en esa cosa y trabajamos para conseguirla. No podemos dejar de pensar en esa obra hasta que la completamos. Pero una verdadera vida de fe no es así. Debemos vaciar nuestros corazones y confiárselos al Señor porque esto es más importante que hacer las cosas por nuestra cuenta. Hay un límite en las obras que hacemos con nuestras fuerzas. Aunque aspiren a llevar una vida de fe diligentemente, no les irá tan bien como piensan. Nuestros pensamientos, nuestra determinación y las cosas no saldrán como esperamos. ¿No sería maravilloso que las cosas fueran como las planeamos?
Sin embargo, siempre nos falta algo. No somos personas perfectas, sino que tenemos debilidades. Por tanto, si queremos seguir al Señor de verdad, debemos vaciarnos. Debemos darnos cuenta de que solo cuando nos vaciamos a nosotros mismos podremos seguir al Señor y convertirnos en Sus discípulos. Cuando nos vaciemos, podremos ofrecer nuestras oraciones que dicen: «Por favor, Señor, haz esto por mí». Podemos poner nuestra fe en el hecho de que el Señor lo hará todo por nosotros. La verdadera fe surgirá en nuestros corazones. Puede parecer que conseguimos las cosas por nuestros propios esfuerzos, pero las cosas no salen bien. Queridos hermanos, una vida de fe correcta, y un discípulo del Señor hacen estas cosas. Si nuestras habilidades son diez mil, el Señor quiere veinte mil. Entonces, lo que debemos hacer es deshacernos de nuestras habilidades y pensamientos. ¿Podemos tener el mismo poder que el Señor? No, es imposible. No podemos seguir al Señor con nuestras habilidades individuales.
Entonces, ¿cómo podemos seguir al Señor? Al vaciarnos completamente: «Señor, no puedo hacer nada. Creo que Tú me has salvado y que eres el Dios que me guiará». Debemos creer en nuestro Señor Jesús que tiene el poder de veinte mil. Convertirse en un discípulo del Señor es creer en el Señor omnipotente y seguirle. En otras palabras, vaciarnos completamente y seguir al Señor con este tipo de corazón. Debemos vaciarnos, confiarle todas las cosas al Señor, orar y esperar. Cuando creemos en el Señor al vaciarnos completamente, podremos convertirnos en discípulos del Señor, hacer las cosas que el Señor hace y seguirle. Cuando vaciamos nuestros corazones queremos convertirnos en Sus discípulos. Debemos creer que el Señor hará nuestra obra solo si le seguimos. Podemos seguir al Señor porque creemos que el Señor nos ha salvado y que seguirá protegiéndonos y ayudándonos. Podemos convertirnos en discípulos del Señor.
Sin la fe que cree en el Señor y le sigue, si creemos por nuestra propia voluntad, veremos el límite de nuestro poder y entonces nuestra determinación será imposible. El Señor dice a través del pasaje de las Escrituras de hoy: «Así, pues, cualquiera de vosotros que no renuncia a todo lo que posee, no puede ser mi discípulo». Aquí renunciar a todo lo que se posee no se refiere solamente a dejar todas las posesiones. Es fácil deshacerse de todo. Es más fácil que vaciar el corazón. Es muy simple. Debemos vaciar nuestros corazones, confiar en el Señor diciendo: «Por favor, haz esto y lo otro por mí, Señor» y creer en Él dejando de lado nuestra propia voluntad que dice: «Haré esto sin falta». Entonces, los discípulos del Señor tienen que creer que el Señor está trabajando por nosotros y seguirle por fe. Debemos practicar nuestra fe. Solo cuando hacemos esto podemos convertirnos en verdaderos discípulos del Señor. Cuando nos vaciamos, podemos convertirnos en discípulos del Señor. Nos convertimos en discípulos del Señor solamente cuando seguimos al Señor al haber aceptado que somos insuficientes.
En nuestro libro de himnos hay una canción que dice: «♬Este cuerpo mío comete errores sin el Señor. ♩Navega como un barco sin rumbo sin el Señor ♪Jesús. O, Jesús». Y esta frase indica que la fe que intenta hacer cosas por uno mismo sin creer en el Señor no es correcta. Antes de embarcarnos en una tarea, es decir, antes de pensar que podemos hacer las cosas por nuestra cuenta, primero debemos reconocer que somos seres humanos que no pueden hacer nada sin el Señor. Podemos seguir al Señor verdaderamente y convertirnos en Sus discípulos solo cuando reconocemos que no podemos hacer nada sin el Señor, y seguir al Señor con la fe que nos ayudará y hará todo lo que queramos.
A través del sermón de hoy, solo quiero hacer hincapié en una cosa. Queridos hermanos, no podemos vivir sin el Señor. Tenemos cuerpos que no tienen valor, que solo cometen errores. Quiero que piensen en que pueden hacer por su cuenta. Quiero que piensen si pueden seguir al Señor a través de su fe en ustedes mismo en vez de la fe que cree en el Señor. Si vivimos por nuestra propia voluntad, no podemos convertirnos en discípulos del Señor. Podemos convertirnos en Sus discípulos cuando le seguimos con la fe que le obedece, al deshacernos de nuestras posesiones, nuestra fe terca que cree que podemos hacerlo todo, y de nosotros mismos. Esto es lo que nos dice la Biblia.
Queridos hermanos, en cuanto a las cosas carnales, debemos vivir luchando. Las cosas carnales deben hacerse de esta manera. No podemos descuidar estas cosas. Deben hacer las obras carnales con diligencia y esfuerzo, inspirados por nuestra voluntad firme. Pero, cuando se trata de servir al Señor, es decir, de convertirse en un discípulo del Señor, nuestra voluntad y nuestras fuerzas no valen de nada. Estas cosas de la voluntad propia son inútiles cuando se trata de convertirse en un discípulo del Señor. Al convertirnos en discípulos del Señor, nuestras fuerzas y voluntad solo son un obstáculo.
 
 

Para convertirnos en discípulos del Señor y seguirle hasta el final, debemos creer en la justicia del Señor

 
El pasaje de las Escrituras de hoy significa que podemos seguir al Señor hasta el final si nos convertimos en discípulos del Señor al tener fe en Él y deshacernos de nosotros mismos y vaciar nuestros corazones. Queridos hermanos, ¿podemos seguir al Señor con nuestra propia voluntad? ¿Están convencidos de que nunca negarán al Señor, nunca se sentirán defraudados, nunca le traicionarán y nunca dejarán la Iglesia para siempre? Además, ¿piensan que podrán seguir viviendo sin dejar a Dios, sin dejar a sus hermanos y hermanas, y sin separarse de los siervos de Dios durante toda la eternidad? Cuando el Apóstol Pedro estaba con Jesús, Jesús les dijo a los discípulos: «Todos me dejaréis y tú Me traicionarás». Entonces, aunque Pedro dijo: «Yo no sé qué harán los demás discípulos, pero yo no te traicionaré, Señor. No te traicionaré hasta el día de mi muerte», negó al Señor tres veces antes del amanecer del día siguiente. Esto es lo que hace nuestra voluntad humana. Seguir al Señor con nuestra propia voluntad es tener la fe incorrecta. Intentar seguir al Señor con la fe propia está mal. Nuestras habilidades tienen un límite. Estoy diciendo que nuestras habilidades solo equivalen a diez mil soldados. Nuestra voluntad y fuerzas son insuficientes para seguir al Señor. No podemos estar completos con nuestra voluntad que dice: «Seguiré al Señor hasta el final».
Entonces, ¿qué podemos hacer para estar enteros? La Biblia nos dice: «Debes rendirte. El enemigo todavía está lejos, y debes buscar la paz. Debes confiar en el enemigo al dejar todo lo que tienes y pedir la paz». Solo entonces podremos sobrevivir sin perder la guerra y morir. Por eso, si quieren convertirse en un verdadero discípulo del Señor, la fe de creer que el Señor nos ha salvado y que nos protegerá y dará bendiciones es más importante que la fe que se construye con su propia voluntad. Debemos darnos cuenta de que nuestras habilidades no sirven para nada. Los seres humanos no son nada sin el Señor. Nuestra propia voluntad y sabiduría no son nada. Nuestra fe terca es inútil. Solo el Señor es el Ser más poderoso. Los seres humanos somos meras criaturas. No somos nada. Mientras seguimos al Señor, si le seguimos con nuestra fe en nosotros mismos, fracasaremos. Sin la otra fe es la que le permite convertirse en discípulos del Señor y seguirle, la fe que confía en el Señor, la fe que cree en el Señor, y la fe que puede decir, después de vaciar los corazones: «Soy insuficiente. Aunque no puedo hacer nada, tengo fe en el Señor, que me ha salvado, me bendecirá y me guiará».
Queridos hermanos, esto es lo que nos está diciendo el pasaje de las Escrituras de hoy. ¿Creen en esto? La gente sigue haciendo todo a pesar de decir que no puede hacer nada. Aunque a menudo diga que lo puede hacer todo, otras veces dice que no puede hacer nada. Esto nos demuestra que somos insuficientes. Nos muestra que para ser perfectos necesitamos esta fe, la fe que cree en las obras que el Señor ha hecho y las que hará. Si creen en el Señor de esta manera, podrán convertirse en Sus discípulos y seguirle hasta el final. Podrán seguirle hasta el final y podrán recibir todo el gozo y las bendiciones que el Señor les da. Pero si confían en ustedes mismos más que en el Señor, fracasarán. No debemos seguir nuestra propia voluntad mientras vivimos nuestras vidas de fe, sino que debemos dejar de lado nuestra arrogancia que piensa que podemos hacerlo todo y tener fe en el Señor, la fe en que el Señor les ha salvado, que les protegerá y le guiará a mejores pastos, al lado de un riachuelo donde podrán descansar y hacerlo todo aunque piensen que no pueden.
 
 

Crean en la justicia de Dios

 
Si lo hacen, la fe será suya. Debemos vivir con esta fe y esta creencia. Cuando tenemos esta fe en el Señor podemos vivir una vida de fe correcta. También podemos recibir bendiciones. Antes que nada, debemos darnos cuenta de que no somos nada. Debemos darnos cuenta pronto. Aunque piensen que pueden hacer cosas por su cuenta y que son buenos, un ser humano no puede hacer nada. Siempre ha sido así y lo seguirá siendo. No podemos controlar el futuro con nuestra voluntad ni nuestros deseos; ni mañana, ni nunca. No podemos hacer nada con nuestra voluntad, ni por un segundo. Todo lo que podemos hacer es confiar en el Señor. Solo podemos confiar en el Señor. No hay nada que podamos hacer por nuestra voluntad. Debemos darnos cuenta de esto rápidamente. Queridos hermanos, ¿creen que nada es más importante que nuestra fe en el Señor? La fe en el Señor nos ha permitido recibir la remisión de los pecados. La fe en el Señor nos hace felices y cuida de nosotros. Además, ¿creen que seguiremos viviendo por fe en el Señor? Queridos hermanos, quiero que tengan esta fe. Quiero que crean firmemente.
En Seoksa-dong, un distrito de nuestra ciudad, hay una iglesia para persona con discapacidades físicas. Van a celebrar una reunión allí y su pancarta dice: «Puedo hacerlo». Alguien ha dicho que este eslogan en todas las reuniones de resurgimiento en las que predica. No me acuerdo quién era. Pero lo que está claro es que el Señor lo puede hacer todo. Solo el Señor puede hacerlo todo. Solo Él es omnipotente.
Pero hay una frase extraña que ha entrado en el cristianismo de hoy en día. ¿Qué frase es? «Yo puedo hacerlo», Esta frase es buena si se interpreta bien, pero si la interpretamos espiritualmente la frase es del diablo. La gente no puede, pero Dios puede. Esa es la frase correcta. Pero la frase «Yo puedo hacerlo» significa que los creyentes pueden orar por la mañana y por la noche cien días seguidos.
El Pastor Rober H. Schuller dijo esto una vez que después de haber escrito un libro titulado Sigue adelante con pensamiento de posibilidad. En Corea, hay muchos cuadros con la frase «Yo puedo hacerlo». Pero, ¿qué puede hacer un ser humano? ¿Qué puede hacer una persona? ¿Qué? ¿Puede una persona hacer lo que quiere? No. ¿Creen que el mundo sería como es si todo el mundo hiciera lo que quisiera? Si tuviésemos este poder el mundo sería maravilloso. Entonces, ¿viviríamos así? ¿Acaso no vivimos así porque no podemos? Como no podemos hacer todo lo que queremos, solo cuando creemos en el Señor y le seguimos, se nos garantiza la belleza y las bendiciones. Solo lo podemos hacer por fe y el Señor es el único que puede hacerlo. El Señor hace estas cosas por nosotros.
Queridos hermanos, más que nada, debemos darnos cuenta rápidamente de que no tenemos ningún valor. No estoy diciendo que no deban hacer nada porque no sepan cómo hacerlo. No quiero decir eso. Lo que estoy diciendo es que no podemos hacer nada con nuestra propia voluntad solamente. No podemos hacer nada perfectamente. Estoy diciendo que no podemos hacer las cosas sin fallos. Estoy diciendo que debemos darnos cuenta de que somos insuficientes y debemos creer en Dios. No debemos creer en nosotros mismos, sino en Dios. Este es el camino para convertirse en discípulos del Señor. Solo los que se dan cuenta rápidamente de que son insuficientes pueden convertirse en discípulos del Señor y seguirle. Solamente con nuestras habilidades no podemos seguir al Señor. Con tan solo nuestras habilidades no podemos hacer nada. Solamente con nuestras capacidades no podemos recibir la salvación de los pecados.
Si dejamos todo lo que tenemos y creemos en el Señor, todo es posible. Nos convertimos en discípulos del Señor y recibimos la salvación. El Señor nos cuida y nos da bendiciones por ser hijos Suyos. Estoy diciendo que todo se hace posible con el Señor.
Queridos hermanos, ¿quieren convertirse en discípulos del Señor? Si quieren ser discípulos del Señor, deberán saber que no tienen ningún valor. En vez de creer en nuestras habilidades, debemos creer en el Señor. Debemos vaciar nuestros corazones. ¿Acaso no fracasamos muchas veces? Estoy seguro de que muchas personas han fracasado muchas veces. Hay muchas personas que han fracasado después de haber luchado con su boca cerrada y pensando que podían hacer las cosas por su cuenta. El sermón de hoy no es una simple doctrina. Les estoy diciendo que los seres humanos no somos nadie. Estoy diciendo que tener fe en Dios es lo único perfecto. Estoy diciendo que solo cuando creemos en el Señor seremos perfectos.
Queridos hermanos, ¿creen en esto?