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Tema 16: Evangelio de Juan

[Capítulo 5-4] La vida espiritual que Dios aprueba (Juan 5, 30-44)

La vida espiritual que Dios aprueba(Juan 5, 30-44)
«No puedo yo hacer nada por mí mismo; según oigo, así juzgo; y mi juicio es justo, porque no busco mi voluntad, sino la voluntad del que me envió, la del Padre. Si yo doy testimonio acerca de mí mismo, mi testimonio no es verdadero. Otro es el que da testimonio acerca de mí, y sé que el testimonio que da de mí es verdadero. Vosotros enviasteis mensajeros a Juan, y él dio testimonio de la verdad. Pero yo no recibo testimonio de hombre alguno; mas digo esto, para que vosotros seáis salvos. El era antorcha que ardía y alumbraba; y vosotros quisisteis regocijaros por un tiempo en su luz. Mas yo tengo mayor testimonio que el de Juan; porque las obras que el Padre me dio para que cumpliese, las mismas obras que yo hago, dan testimonio de mí, que el Padre me ha enviado. También el Padre que me envió ha dado testimonio de mí. Nunca habéis oído su voz, ni habéis visto su aspecto, ni tenéis su palabra morando en vosotros; porque a quien él envió, vosotros no creéis. Escudriñad las Escrituras; porque a vosotros os parece que en ellas tenéis la vida eterna; y ellas son las que dan testimonio de mí; y no queréis venir a mí para que tengáis vida. Gloria de los hombres no recibo. Mas yo os conozco, que no tenéis amor de Dios en vosotros. Yo he venido en nombre de mi Padre, y no me recibís; si otro viniere en su propio nombre, a ése recibiréis. ¿Cómo podéis vosotros creer, pues recibís gloria los unos de los otros, y no buscáis la gloria que viene del Dios único?».
 
 
¿Cómo están todos? Estoy seguro de que en los últimos días les han pasado muchas cosas como a mí. Nuestras vidas siempre tienen dificultades y tareas. Pero si hemos recibido la remisión de los pecados, debemos entender lo que Dios está diciendo y creer para establecernos firmemente en la Palabra y seguir al Señor con fe. Creo que es mejor vivir todos los días con fe en la justicia del Señor en vez de estar deprimido por las dificultades y el trabajo duro mientras nos lamentamos en agonía.
El Señor nos ha dado Su gracia en todas las cosas y en todas las tareas del mundo desde el momento en que nos dio la gracia de salvación. Cuando entendemos al Señor más después de conocerle, podemos sentir que nos ha dado una gracia de misericordia increíble todos los días y eternamente en nuestras vidas cuando caminamos junto al Señor. Como ya sabemos, hay personas con las que debemos tener una buena relación durante mucho tiempo en nuestras vidas y otras personas con las que no. El Señor es la Persona con la que debemos tener una relación durante mucho tiempo, en realidad para la eternidad. Esto se debe a que es el Dios del amor, el Dios que existe siempre, lleno de gloria bendita. Los que conocen al Señor desde hace mucho tiempo pueden vivir una vida bendita y bella. Como dijo el Apóstol Pablo: «Estad siempre gozosos. Orad sin cesar. Dad gracias en todo», debemos entender la voluntad de Dios en todo y vivir dándole gracias.
Por supuesto puede haber tiempos difíciles aunque vivamos una vida con fe espiritual después de conocer al Señor en la Verdad. Entonces, ¿por qué permitió Dios estos tiempos difíciles? Porque Dios quiere enseñarnos algo a través de estas dificultades. Por tanto debemos soportar estas dificultades que estamos pasando por la fe. Y debemos prestar atención a lo que el Señor nos está diciendo en dichas dificultades. El Señor nos está guiando perfectamente, tengamos dificultades o no.
Es igual cuando Satanás, el Diablo, nos tienta. El Señor sabe cómo Satanás, el Diablo, nos ataca y qué método intenta para arruinarnos. Por eso debemos orar al Señor cuando Satanás nos tiente. Entonces podemos escuchar perfectamente cómo el Señor nos guía, lo que nos enseña, lo que nos da y cómo nos protege, cómo nos bendice y la Palabra que nos da para enseñarnos todas estas cosas.
Yo también he experimentado muchas cosas maravillosas después de conocer al Señor. Hay algunas partes que no entendía antes en las Escrituras, pero llegué a entender la verdad difícil después de conocer al Señor y vivir mi vida espiritual en Él. Al contrario que los libros de texto del mundo, no podemos entender las Escrituras a través del aprendizaje o la memorización. Experimentar la Palabra de Dios en nuestras vidas diarias y profesar en nuestros corazones: «Esta es la verdad que Dios nos ha dado» es el verdadero conocimiento de las Escrituras. Al igual que yo muchos se dan cuenta a menudo de que Dios está diciendo las cosas en su contexto cuando pensamos en nuestras vidas y las examinamos a la luz de la Palabra. Es la obra de Dios la que nos enseña la Verdad de Dios y nos guía personalmente. Podemos llevar una vida espiritual porque Dios nos guía en cada paso de nuestras vidas. Esto significa que podemos seguir al Señor si buscamos la justicia y la gracia de Dios y confirmamos Su amor y Su Verdad todos los días.
La semana pasada ocurrieron muchas cosas y por eso no pude estar con ustedes. Después de recibir la remisión de los pecados al creer en el Evangelio del agua y el Espíritu, me han pasado muchas cosas en una semana. Por eso una semana parece mucho tiempo. Una semana parece tanto tiempo que podría escribir más de un libro si intentara describir todo lo que me ha pasado en una semana. Supongo que es igual para todos los cristianos que tienen fe y no solo para mí. Hay una autora japonesa cristiana llamada Miura Ayajo y podemos ver en sus libros como The Freezing Point y The Hill of Tending Sheep que han ocurrido muchas cosas en su vida espiritual. Nosotros también podríamos escribir una serie de novelas largas si tuviésemos que escribir lo que nos ha pasado en una semana.
Hay tantas cosas de las que queremos hablar. Hay tantas cosas de las que ocuparse hasta ahora y tantas cosas de las que ocuparse a partir de ahora. Doy gracias a Dios por protegernos a pesar de todas estas dificultades y tareas, y por darnos las gracias para poder reunirnos y adorarle así. Somos personas que no podrían reunirse en este lugar para adorar si no fuera por la gracia y el amor misericordioso de Dios. Los seres humanos pueden ir por el mal camino viviendo una vida pródiga durante una semana. Por eso debemos mirar la gracia de Dios todos los días y confirmar Su amor.
En el siglo XIX había una persona llamada George Mueller y se dice que oró tanto que la gente le empezó a llamar el hombre de oraciones. Se dice que buscó todos los versos de las Escrituras relacionados con las oraciones que son contestadas y que los repetía constantemente cuando oraba a Dios. También se dice que siempre recibía respuesta a sus oraciones. Nosotros, los creyentes, debemos hacer que nuestra fe sea más firme y para ello debemos confirmarla con la Palabra del Señor como este hombre y a la vez vivir siguiendo la verdadera justicia de la Palabra de Dios.
 
 
Damos gracias a nuestro Señor una vez más
 
Hemos leído la Palabra de Juan 5, 30-44 hoy: «No puedo yo hacer nada por mí mismo; según oigo, así juzgo; y mi juicio es justo, porque no busco mi voluntad, sino la voluntad del que me envió, la del Padre». El pasaje de las Escrituras de hoy empieza así. A través de esta Palabra, podemos ver lo que nuestro Señor dice sobre Satanás y la gente que no sigue a Dios, y también podemos ver lo que dice a la gente como nosotros que creemos en Él.
Ustedes saben que nuestro Señor sanó a muchas personas que sufrían enfermedades como la lepra o que sangraban durante mucho tiempo, y también sanó a personas discapacitadas que eran ciegas o no podían andar. Un día Jesús sanó a un ciego en sábado, y los fariseos le criticaron: «Es bueno que pueda ver, pero ¿por qué ha curado en sábado?». Miraron este asunto sin importancia y lo criticaron, aunque Jesús vino a este mundo y curó a muchos enfermos. Los judíos de aquel entonces se aferraban a la Ley. La Ley debía haberse utilizado como un medio para cumplir la justicia de Dios, ya que Jesús estaba en el mundo, pero abrir los ojos de un ciego en Sabbath era una gran ofensa para esta gente que no se podía librar de la rigidez de la Ley. Pero a pesar de que la gente decía que era pecado, el ciego que abrió sus ojos por primera vez en su vida no los podía cerrar de nuevo. Caminó con los ojos abiertos a pesar de lo que decía la gente. Los judíos al final expulsaron a este hombre ciego y después conoció a Jesús.
La razón por la que estoy contando esta historia de repente acerca de las cosas que el Señor hace es nuestras vidas es que quiero informarles del criterio correcto para juzgar. El Señor dice: «Según oigo, así juzgo; y mi juicio es justo» (Juan 5, 30). Los fariseos juzgaron a Jesús diciendo que era un pecado curar a un hombre ciego en Sabbath. Ellos dijeron: «¿Cómo puedes abrir los ojos y sanar en Sabbath?». Pero el Señor respondió a su criticismo: «Yo no puedo juzgar por Mí mismo. Es justo juzgar según lo que oigo. No hago lo que quiero, sino según la voluntad del que me envió. Por tanto mi juicio es justo».
¿Qué significa esta Palabra? Significa que no debemos juzgar según nuestros propios pensamientos cuando juzgamos a los demás ante la presencia de Dios y que no debemos reaccionar con nuestras propias ideas cuando Dios nos juzga. Está diciendo que no debemos juzgar como queramos en nuestro juicio de Jesucristo como los fariseos de aquel entonces y que debemos llegar a la conclusión según la Palabra de Dios únicamente. El Señor dice que juzgar según la Palabra de Dios Padre es la manera más correcta y perfecta de juzgar. Debemos juzgar solamente según la Palabra de Dios cuando juzgamos a una persona. Debemos pensar en el juicio que recibiremos ante Dios si hemos nacido de nuevo. Nosotros estaremos ante Dios para ser juzgados, ya sea un juicio bueno o malo, y seremos juzgados según la Palabra, la Palabra que Dios intentó decirnos a los que hemos nacido de nuevo. Somos seres que serán juzgados por Dios según la Palabra de Dios; y la gente que no cree no puede juzgarnos.
Por tanto, siempre debemos considerar lo que Dios nos ha dicho y lo que está escrito en la Palabra del Señor y vivir nuestra fe según esta Palabra. Jesús nos está hablando sobre esto en el pasaje de las Escrituras de hoy. Nos dijo que es correcto juzgar según lo que Él oye de Dios Padre. En otras palabras, nos está diciendo que nuestra fe debe ser aprobada según la Palabra de las Escrituras y que seremos juzgados según esa Palabra. No hay ningún otro criterio moral más alto en este mundo que pueda juzgarnos. Si hay un solo criterio para juzgar, es la Palabra de Dios. Incluso Jesús, que es el Salvador y el Creador, dijo que no juzgaba al mundo por Sí mismo, sino que juzgaba con el criterio que escuchó del Padre.
Entonces, ¿cómo somos los nacidos de nuevo ante Dios? Debemos reflexionar sobre nosotros mismos con la Palabra de Dios para ser aprobados por Él. Así es como debemos ser aprobados por hacer lo correcto y rechazados por hacer el mal. Debemos ser aprobados y juzgados según la Palabra de Dios únicamente. Por tanto debemos tener la misericordia y la gracia a través de la Palabra de Dios. Nuestro Señor nos dice que este es el juicio perfecto y correcto.
 
 
El verdadero testigo
 
El Señor dice en el versículo siguiente: «Si yo doy testimonio acerca de mí mismo, mi testimonio no es verdadero. Otro es el que da testimonio acerca de mí, y sé que el testimonio que da de mí es verdadero». Esto significa que el Señor pone el fundamento de Su juicio y testimonio y de todo lo demás, incluyendo la gloria de Dios, en la Palabra de Dios Padre. Si de verdad queremos recibir un testimonio correcto y ser aprobados, ¿a quién debemos buscar? Correcto. Debemos buscar a Dios Padre. Entonces, ¿cómo podemos recibir la aprobación que dice que somos buenos según Dios? Con nuestras vidas espirituales, las cosas en las que creemos, nuestro juicio, la vida eterna o las bendiciones, nuestras vidas rectas y haciendo la obra de Dios. ¿Cómo podemos recibir el testimonio que dice que estas cosas son correctas o incorrectas? El Señor nos habla de esto en este pasaje. Dice que debemos recibir el testimonio de la Palabra de Dios.
Dice que Jesucristo no dio testimonio según Él mismo, sino según la Palabra de Dios Padre. Nosotros debemos ser aprobados ante Dios como personas justas a través de la Palabra de Dios. Esto no es demasiado difícil. Si las obras y la fe de una persona son correctas según la Palabra de Dios, entonces son correctas. Si nuestro ministerio de salvación es perfecto y refleja la Palabra de Dios, entonces es correcto. Lo que se aprueba como correcto no cambia nunca. Este testimonio y la aprobación que hemos recibido ante la presencia de Dios se hacen más reales y eternos si la Palabra de Dios dice que nuestro ministerio de salvación es correcto y que hemos recibido la salvación del pecado a través del Evangelio del agua y el Espíritu.
No fue Jesucristo mismo quien dio testimonio de que es el Hijo de Dios, el Salvador que borró todos los pecados del mundo. El Espíritu Santo le dijo todas estas cosas a Juan el Bautista y Juan el Bautista, según la inspiración del Espíritu Santo, dio testimonio de Jesucristo a través de la Palabra. Está escrito: «Vosotros enviasteis mensajeros a Juan, y él dio testimonio de la verdad» (Juan 5, 33). Juan el Bautista también dio testimonio: «He aquí el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo». De hecho, este es el testimonio de Dios, y el que escribió este testimonio en la Biblia fue el Apóstol Juan. Jesús reveló el hecho de que es el Hijo de Dios no a través de Sí mismo, sino a través de la Palabra de Dios escrita en el Antiguo Testamento. Jesús tomó un poco de vino agrio cuando estaba en la Cruz, pero no quiso beber más y gritó: «¡Está acabado!» (Juan 19, 30). De esta Palabra podemos ver que Su voluntad sólida era cumplir nuestra salvación perfectamente según las Escrituras.
Por tanto nuestro Señor vino a este mundo y cumplió la obra de salvación sin seguir Sus propios deseos. Lo hizo según lo que dicen las Escrituras y lo cumplió exactamente como está escrito. Si nuestro Señor, el único Dios, lo hizo así, ¿cómo debemos vivir nuestras vidas espirituales en este mundo? Correcto. Debemos creer en las Escrituras y seguirlas como nuestro Señor hizo. Entonces debemos recibir el testimonio a través de la Palabra Espiritual y nada más. Estoy diciendo que debemos recibir la confirmación del testimonio a través de la Palabra de Dios. Debemos prestrs atención siempre a la Palabra que Dios nos ha dado a los nacidos de nuevo a través de la fe, sin importar lo que la gente que no cree diga.
Está escrito: «Vosotros enviasteis mensajeros a Juan, y él dio testimonio de la verdad. Pero yo no recibo testimonio de hombre alguno». Nuestro Señor dijo que no recibe testimonio de la gente. Los santos debemos recibir testimonio solo de Dios y de nadie más. El Señor no le pidió a nadie que le aprobase cuando estaba en el mundo. Se dijeron muchas cosas sobre Él, pero Él no buscó el testimonio de nadie en este mundo. Nuestra fe y estilo de vida debe ser así también.
 
 

¿Viven la vida espiritual ante Dios?

 
¿Viven su fe ante Dios? ¿O viven su vida espiritual intentando parecer buenos ante la gente? Sí. Los nacidos de nuevo a través del Evangelio del agua y el Espíritu debemos vivir la vida espiritual ante Dios. Hay una palabra griega, Koram Dea, que significa ante Dios. Esta palabra se utilizaba muy a menudo anteriormente, pero hoy en día a penas se usa. Como implica esta palabra, debemos tener en mente el hecho de que Jesús solo tomó el testimonio de Dios cuando buscó testimonio. Nuestra vida espiritual es recta cuando seguimos la misma fórmula de fe que Jesús. ¿Qué dice la Palabra acerca de la obra que estoy haciendo, acerca de mis pensamientos y obras? La verdadera orientación de la fe es prestar atención a la Palabra de Dios en estos asuntos. Solo cuando tenemos esta orientación podemos librarnos de nuestros errores rápidamente y recibir la perfecta gracia de Dios. Solo podemos hacer esto cuando nos confirmamos en la Palabra.
Quiero repetirlo. Jesús no recibió testimonió de la gente. Entonces, ¿de quién debemos los cristianos recibir testimonio sobre todo lo que hacemos? De la Palabra de Dios. Entre las cosas que hacemos probablemente hay cosas que Dios aprueba como correctas y cosas que no. Cuando la Palabra de Dios determina que una cosa es buena o mala, debemos tomar este criterio y hacer las cosas que Dios dice que son correctas y descartar por completo las cosas que dice que son incorrectas. Así es como hemos recibido el testimonio ante Dios.
El Señor dijo: «Vosotros enviasteis mensajeros a Juan, y él dio testimonio de la verdad. Pero yo no recibo testimonio de hombre alguno; mas digo esto, para que vosotros seáis salvos». Como dice esta Palabra, la gente que confía en Juan el Bautista, la gente que confía en el Evangelio del agua y el Espíritu que Dios ha cumplido, ha recibido la salvación. Nosotros somos esta gente que ha recibido la salvación.
Los seres humanos encontramos al fin el camino que nos lleva a la Verdad después de muchos fracasos. Los nacidos de nuevo también hemos experimentado muchos fracasos en la carne, pero siempre tenemos la Palabra de Verdad a nuestro lado. Solo el Señor nos dice la Verdad en este mundo a través de la Palabra. Al creer en la Verdad podemos darnos cuenta de lo siguiente: «Esta parte de mí es correcta, pero esta otra es incorrecta» y podemos escoger el camino correcto. El discípulo amado de Jesús, Pedro, también cometió muchos errores como nosotros, pero después dijo: «Sí, Señor. Sabes que Te amo» y recibió el testimonio en la Verdad, creyó en la Verdad, siguió la Verdad, y al final se convirtió en un verdadero siervo de Dios.
Nosotros también podemos caer y cometer muchos errores como Pedro. Pero, ¿qué nos dice la Palabra de Dios? ¿Acaso no nos dice que estamos salvados? Por eso podemos ver como todos los problemas se resuelven ante Dios por muchos errores que hayamos cometido si vemos lo que el Señor está diciendo, confirmamos la Palabra de testimonio y nos arrepentimos de nuestros errores. Por muchos errores que nuestros hijos cometan, ¿qué haremos si se arrepienten y vuelven al buen camino? Que ellos lo recuperarían todo. Quiero que sepan que seguir a nuestro Señor es similar a esta situación.
Aunque no les he seguido durante esta semana, puedo adivinar hasta cierto punto cómo han vivido durante ese tiempo. Sé demasiado bien cómo Satanás, el Diablo, les ha tentado y en qué áreas han sido débiles. Pero la persona que mejor les conoce es el Señor. Por eso el Señor nos dice: «Recibid Mi testimonio y no intentéis recibir el testimonio de los hombres».
Cuando recibimos el testimonio de lo que es correcto y lo que es incorrecto a través de la Palabra, podemos hacer lo correcto y descartar lo incorrecto. Lo más importante es que el método para corregir el mal también está en la Palabra. Debemos ir a la Palabra que da testimonio de la Verdad, aferrarnos a la Palabra de Dios, e ir por el camino correcto al creer en la Palabra. No vale de nada seguir haciendo resoluciones en términos carnales. Debemos preguntarnos: «¿Qué dicen las Escrituras acerca de esto? ¿Qué dicen las Escrituras acerca de mis debilidades? ¿Qué dice la Palabra sobre mi vida?». Debemos escuchar y leer la Palabra de Dios acerca de estos asuntos y confirmarla con un conocimiento perfecto. Y entonces podemos entender exactamente qué debemos hacer y podremos ir por el buen camino creyendo en esa Palabra.
Voy a volver al pasaje de las Escrituras de hoy de nuevo, a Juan 5, 35-38: «El era antorcha que ardía y alumbraba; y vosotros quisisteis regocijaros por un tiempo en su luz. Mas yo tengo mayor testimonio que el de Juan; porque las obras que el Padre me dio para que cumpliese, las mismas obras que yo hago, dan testimonio de mí, que el Padre me ha enviado. Nunca habéis oído su voz, ni habéis visto su aspecto, ni tenéis su palabra morando en vosotros; porque a quien él envió, vosotros no creéis».
El Señor apuntó hacia Juan el Bautista y dijo que era la antorcha que ardía durante un tiempo. El Señor dijo que hay un mayor testigo que el Evangelio del agua y el Espíritu del que Juan el Bautista dio testimonio. «Mas yo tengo mayor testimonio que el de Juan; porque las obras que el Padre me dio para que cumpliese, las mismas obras que yo hago, dan testimonio de mí, que el Padre me ha enviado». Aquí, el mayor testimonio que el de Juan el Bautista se refiere a la obra justa de salvación que Jesucristo hizo según la Palabra de Dios. Por supuesto que el testimonio de Juan el Bautista es valioso, pero Jesucristo está diciendo que toda la obra que Él hizo en este mundo es el testimonio mayor de Dios. Esto significa que Dios mismo dio testimonio. Nuestro Dios está diciendo que el testimonio de Su promesa para hacernos nuevas criaturas y el testimonio de borrar todos los pecados de los seres humanos según la Palabra en el Antiguo Testamento que decía que borraría todos nuestros pecados, son los verdaderos testimonios.
¿Creen en el hecho de que Jesús vino a este mundo y borró todos nuestros pecados a través del Evangelio del agua y el Espíritu como está escrito en las Escrituras, el testimonio de la salvación? No podemos expresarlo de otra manera a parte de que decir que es un testimonio extraordinario. En resumen, toda la Palabra escrita en la Biblia es acerca de cómo Jesucristo borraría los pecados del mundo eternamente y cómo cumpliría la obra de salvación perfectamente. ¿Quién lo prometió y lo cumplió? Dios lo prometió y Su Hijo Jesucristo lo cumplió.
Creer en esto es estar salvado. Como dicen las Escrituras: «No tenéis su palabra morando en vosotros; porque a quien él envió, vosotros no creéis» (Juan 5, 38), creer en la Palabra de Dios es creer en Él, y es la única manera de recibir el testimonio de Dios. Sin embargo, hay muchas personas que desechan la Palabra de Dios y hablan de cosas extrañas cuando la Palabra nos dice esto. En nuestro país, Corea, llegará el momento en que será difícil escuchar el Evangelio del agua y el Espíritu que es la Verdad de Dios. Dicen que es difícil predicar con una Biblia correcta en algunos países occidentales porque la Biblia ha sido distorsionada. Pero creer según la Palabra es la roca más sólida de la fe incluso cuando miramos en la historia. La Palabra de las Escrituras es el testimonio más fundamental y perfecto.
Pero hay muchas personas hoy en día que distorsionan la Biblia, la Palabra de Dios. Muchos que se llaman teólogos han publicado nuevas versiones traducidas de la Biblia, y probablemente hay muchas más hoy en día. Pero esas versiones nuevas de la Biblia son incorrectas en muchos puntos. La Biblia que utilizamos ahora fue impresa por la Sociedad Bíblica Coreana. Como seguramente pasa en otros países, muchas otras versiones de la Biblia se venden bien en nuestro país. ¿Deberíamos hacer otra versión de la Biblia nosotros? Es posible. Pero quiero seguir utilizando la versión que tengo ahora porque hay muchas versiones que han traducido incorrectamente la Palabra de Dios. Quiero concentrarme exclusivamente en predicar el Evangelio del agua y el Espíritu durante un tiempo.
 
 

¿Por la gloria de quién estamos viviendo?

 
Volvamos a la Palabra y leamos el pasaje de Juan 5, 39: «Escudriñad las Escrituras; porque a vosotros os parece que en ellas tenéis la vida eterna; y ellas son las que dan testimonio de mí». La Biblia es la Palabra que da testimonio del Señor. El Señor dijo: «Escudriñad las Escrituras; porque a vosotros os parece que en ellas tenéis la vida eterna; y ellas son las que dan testimonio de mí» (Juan 5, 39). Todas las Palabras de la Biblia dan testimonio de Jesús y de Dios mismo. Jesús, que es Dios, el Creador de todas las cosas en el universo, nos prometió Su salvación a través de la Palabra. Entonces vino a este mundo y cumplió todas las cosas según lo prometido. ¿Creen en esto? La Biblia no es una novela literaria ni un libro de historia. La Biblia es la Palabra de Dios que cumple la remisión de los pecados a través de Jesucristo. No hay otro objetivo en este Libro. El único objetivo de la Biblia es salvar a la humanidad del pecado y hacernos recibir la vida ante la presencia de Dios.
El Señor sigue diciendo: «Y no queréis venir a mí para que tengáis vida. Gloria de los hombres no recibo» y «¿Cómo podéis vosotros creer, pues recibís gloria los unos de los otros, y no buscáis la gloria que viene del Dios único?».
¿Saben que es lo que disgusta más a nuestro Señor? Nuestro Señor se disgusta sobre todo cuando buscamos nuestra propia gloria y no la gloria de Dios cuando vino a este mundo, y habla del juicio, la prueba de la salvación, la Palabra de Dios y Su gloria. Por eso nuestro Señor dijo: «Y no queréis venir a mí para que tengáis vida. Gloria de los hombres no recibo. Mas yo os conozco, que no tenéis amor de Dios en vosotros. Yo he venido en nombre de mi Padre, y no me recibís; si otro viniere en su propio nombre, a ése recibiréis. ¿Cómo podéis vosotros creer, pues recibís gloria los unos de los otros, y no buscáis la gloria que viene del Dios único?». Debemos buscar la gloria de Dios según esta Palabra y recibir esta gloria en nuestros corazones. 
Debemos pensar siempre ante la presencia del Señor si debemos ser aprobados por la gente o por Dios; si debemos ser amados por la gente o por Dios. Aunque el Señor nos habló de esto como si fuera fácil, debemos considerarlo porque somos seres humanos que no aceptan fácilmente la Verdad. El Señor dijo: «Gloria de los hombres no recibo». Pero, ¿y nosotros? No somos el Creador omnipotente. Somos criaturas que viven con preocupaciones y confusión. Somos seres débiles. Por tanto, debemos pensar si vamos a vivir una vida victoriosa o un fracaso. No podemos ser aprobados por Dios si recibimos gloria y honor del mundo. Y no podemos ser aprobados por el mundo si somos aprobados por Dios. Debemos escoger entre estas dos opciones. ¿Deberíamos amar a Dios o amarnos a nosotros mismos y al mundo? La gente que ama a Dios, cree en Él y le sigue, pero la gente que no ama a Dios no cree en Él y sigue al mundo para ser aprobado por el mundo. 
La historia del hombre ciego cuyos ojos abrió Jesús en sábado nos habla del aspecto más fundamental de nuestra fe. Jesús dijo: «¿Qué pasa si es sábado? Es bueno abrir los ojos de los ciegos cualquier día de la semana. ¿Tiene que haber un día designado para abrir los ojos?». Por eso, aunque los ojos se hayan abierto el sábado u otro día de la semana, hay que estar agradecido cuando un hombre ciego abre sus ojos. Pero muchas personas en aquel entonces pensaban que era un pecado en vez de dar gracias por este milagro. Debemos dar gracias por todo. Debemos dar gracias como base del amor por los demás, amar a los demás, buscar el beneficio de todas las personas, y buscar la gloria de Dios. 
Pero hay muchas personas que buscan su propia gloria como los judíos de aquel entonces. Abrir los ojos de un ciego el sábado era un pecado según su criterio. Pero fueron las personas las que establecieron la ley que dice que no se puede ni mover una aguja el sábado, y no la justicia de Dios. Es muy triste que haya personas en este mundo que busquen su propia gloria como los judíos de entonces que se aferraban a los mandamientos que habían establecido. 
Queridos hermanos, los que buscan la Gloria de Dios recibirán la gloria de Dios. Estas personas también recibirán la salvación. Nosotros recibiremos la salvación ante la presencia del Señor e iremos por el camino de la justicia al ser aprobados por Dios. Los que quieren una fe fuerte ante la presencia de Dios, la reciben. ¿Cuál es la fe que viene de Dios? Él aprueba nuestra fe a través de la Palabra. Da testimonio de nuestra fe a través de la Palabra. Esta es la fe que viene de Dios. No se trata de creer de una manera concreta, sino de tener la fe que el Señor nos da como confirmación y que dice: «La Palabra de Dios habla de esto y creo en esta Palabra. El Señor me da testimonio a través de esta Palabra si creo en ella. Esto es cierto».
¿Dónde debemos poner la base de nuestros pensamientos los que creemos en la Palabra del Señor? En el lugar adecuado ante Dios. La base de nuestros pensamientos solo debe ponerse ante Dios y no en nuestros pensamientos subjetivos. Por tanto, debemos prestar atención a lo que Dios nos está diciendo que hagamos, la Palabra de Dios, y no en cómo pensamos que debemos vivir. A veces tenemos planes. Estoy diciendo que a veces hacemos lo que queremos con nuestros pensamientos. Pero si hemos nacido de nuevo, debemos pensar primero si Dios estará contento con nuestros planes antes de llevarlos a cabo. Las Escrituras dicen: «Si Jehová no edificare la casa, En vano trabajan los que la edifican» (Salmo 127, 1). Si hacemos algo que no le complace a Dios, sufrimos aún más por lo que hemos hecho.
Sin embargo, si hacemos la obra con la que Dios está contento, siempre nos aprobará, recibiremos Su gracia y las bendiciones, aunque estemos exhaustos. Dios tiene autoridad sobre todas las bendiciones. Es el único que nos da gozo y felicidad. Por tanto, quiere que entiendan que está satisfecho con la forma de vida más sensata.
¿Qué dice nuestro Señor sobre Su juicio y Sus testimonios en el pasaje de las Escrituras de hoy? ¿Qué dice el Señor acerca de la vida eterna, la salvación y la gloria de Dios? El Señor dice que nos dio esta Palabra a través de Jesús porque los humanos no lo hemos pensado todo y porque no hemos puesto a Dios en el centro de nuestros corazones hasta ahora. Si hubiésemos puesto a Dios en el centro de nuestros corazones, habríamos dado gloria a Dios con fe cuando Jesús vino al mundo y tomó todos los pecados de la humanidad al ser bautizado por Juan el Bautista y morir en la Cruz. Pero los pensamientos de las personas eran diferentes a los de Dios y a la Palabra de Dios. Por tanto, se rebelaron contra todo lo que el Señor hizo. Lucharon contra Jesús tanto que el pasaje del Evangelio de Juan, capítulo 5, lo repite una y otra vez. Creo que esta Palabra se nos ha entregado a los que vivimos en este mundo ahora, así como a las personas de aquel entonces.
 
 

¿Cómo debemos vivir entonces?

 
¿Por qué debemos vivir de ahora en adelante? ¿Debemos vivir por la gloria de Dios o por la gloria de la gente? No quiero que ninguno de ustedes busque la gloria del hombre. Esto es lo que más disgusta a Jesús. Lo que más le desagrada a Jesús es que los seres humanos se aprueban los unos a los otros mientras desperdician la gloria de Dios. La mayoría de la gente busca su propia gloria. La mayoría de la gente busca su propio beneficio y es muy raro encontrar a alguien que busque la gloria de Jesucristo. Pero nosotros estamos exaltados cuando le alabamos al igual que los hijos son alabados automáticamente si exaltan a su padre en una familia. 
Ya estén trabajando, estudiando, o haciendo cualquier otra cosa, ¿lo hacen por ustedes o por Dios? Deben hacerlo todo por la justicia de Dios. Nuestra vida siempre está orientada hacia la justicia de Dios. Los seres humanos siempre estamos en los planes de Dios seamos quienes seamos. Si Dios nos dice que lo hagamos todo por la gloria de Dios, entonces debemos tener la fe que piensa: «Viviré si el Señor me hace vivir, y moriré si el Señor me deja morir. Entonces tengo que hacer las cosas que complacen al Señor. Entonces, ¿cómo podemos darle gloria? Es posible cuando lo hacemos todo por la gloria del Señor». Debemos hacerlo todo con esta fe. Él nos da Su gloria y bendiciones cuando utilizamos todos nuestros logros por la gloria de Dios. Pero Dios no nos daría ningún tipo de paz y gloria y después nos ignoraría diciendo: «Bien. Haz lo que quieras» si buscásemos nuestra gloria.
Debemos tener el corazón en el lugar correcto siempre. Debemos tener el corazón en el lugar correcto porque nadie en este mundo es perfecto. ¿Cómo pueden manifestarse las buenas obras cuando tenemos el corazón en el lugar equivocado? Si tienen el corazón puesto en la gloria humana en este momento, cámbienlo de lugar. El Señor nos está diciendo que este corazón no está en el lugar correcto. ¿Cuál es el corazón que está en el lugar correcto? El Señor dice que el corazón que busca la gloria de Dios está en el lugar correcto.
La vida espiritual no termina cuando dicen: «Estoy contento de haber recibido la remisión de los pecados. El problema del pecado está solucionado y ya está». Cuánto buscamos la gloria de Dios y cómo hacemos la obra que se nos ha confiado, ya nos apruebe la gente o no, esto es buscar la gloria de Dios y vivir la vida espiritual. Quiero que sepan que buscar solamente la gloria de Dios diligentemente, digan lo que digan los demás cristianos del mundo, y digan lo que digan sus padres, es tener el corazón en el lugar adecuado.
Todos los errores pueden ser corregidos cuando los creyentes ponen sus corazones en el lugar correcto ante la presencia de Dios. Pero vamos por el mal camino cuando no ponemos nuestros corazones en el lugar adecuado. Cuando veo a una persona, miro para ver si su corazón está en el lugar adecuado. Algunos errores no importan si el centro del corazón está en el lugar adecuado. Por supuesto que hay algunas personas cuyos corazones están en el lugar incorrecto, aunque sus obras parezcan ser buenas. Yo aparto mis ojos inmediatamente de estas personas.
Debemos tener el corazón en el lugar correcto. El Señor nos ha dicho multitud de veces: «¿Me amáis? ¿Buscáis Mi gloria» incluso después de haber recibido la remisión de los pecados? ». ¿Han escuchado a Dios decir esto? La persona que se da cuenta de los errores de su vida y se arrepiente, aunque nadie le reprenda, es la persona que busca la gloria de Dios. Estas personas reciben el amor y las bendiciones de Dios. Toda la Palabra del Señor se cumple en la vida de una persona a través de la fe que confiesa: «El Señor es mi Pastor».
Cuando David luchó contra Goliat, este le dijo a David: «¿Soy yo perro, para que vengas a mí con palos?» (1 Samuel 17, 43). En realidad, David lo consideraba como un perro. David no luchó contra Goliat porque era fuerte y podía vencerle. La honda y la piedra con la que David venció a Goliat, el filisteo, eran nada más que juguetes de niños, ¿cómo pudo pensar Goliat que iba a ser vencido? Pero David profesó por fe: «Dios, sé que vas a matar a ese hombre perro» porque tenía el corazón en el lugar adecuado ante la presencia de Dios. Pudo ser tan valiente porque confiaba en el Dios Todopoderoso. Así que David le dijo a Goliat, el filisteo: «Entonces dijo David al filisteo: Tú vienes a mí con espada y lanza y jabalina; mas yo vengo a ti en el nombre de Jehová de los ejércitos, el Dios de los escuadrones de Israel, a quien tú has provocado. Jehová te entregará hoy en mi mano, y yo te venceré, y te cortaré la cabeza, y daré hoy los cuerpos de los filisteos a las aves del cielo y a las bestias de la tierra; y toda la tierra sabrá que hay Dios en Israel. Y sabrá toda esta congregación que Jehová no salva con espada y con lanza; porque de Jehová es la batalla, y él os entregará en nuestras manos» (1 Samuel 17, 45-50). Esta es la verdadera fe. Esta es la fe que cree en el Señor con el corazón en el lugar adecuado y que manifiesta las maravillosas obras de Dios.
Los que creemos al Señor y le seguimos en este mundo como personas con faltas debemos poner el centro de nuestros corazones en el lugar adecuado porque tenemos faltas y debilidades. Esto significa que debemos buscar la gloria de Dios y vivir para darle gloria a Dios. Todo es posible si ponemos nuestros corazones en el lugar adecuado. Ustedes también deben darle gloria al Señor. Antes de preguntar a los demás, nosotros debemos darle gloria a Dios primero. Esto es lo que complace a Dios. Simplemente crean en esto si saben lo que es la gloria de Dios y qué es lo correcto aunque sean débiles. De la misma manera en que Goliat fue vencido por la honda de David fácilmente, nosotros podremos hacer obras increíbles por fe. Nuestros corazones están fijados por la fe y nuestras obras se hacen por la fe. Quiero que reconozcan la verdad de que la fe correcta va antes que las obras correctas. En otras palabras, solo cuando tienen la fe correcta, pueden comportarse de la manera correcta. «El corazón era así antes de hacer la acción» en las cosas que hacemos. Quiero que sepan por fe que el corazón es el que dicta la acción.
Nuestro Señor dijo: «Y no buscáis la gloria que viene del Dios único». Dios sigue hablando de esto en el Evangelio de Juan, capítulo 5. El Señor estaba muy disgustado. Dijo: «Yo no juzgo por Mí mismo, sino que juzgo según lo que escucho del Padre. Yo no doy testimonio de Mí mismo, sino según lo que el Padre Me ha dicho». Está escrito que incluso Jesucristo, el Rey de todas las criaturas, lo hizo todo según los mandamientos del Padre. Entonces, ¿qué debemos hacer las criaturas? Debemos vivir exactamente según la Palabra de la Biblia. Es cierto. Debemos hacer todas las cosas según la Palabra de las Escrituras, no según una simple regla de la Ley. 
Yo quiero darle toda la gloria a Dios a través de la fe que cree en la justicia de Dios y no quiero buscar la gloria de otras personas. Creo que nos vestiremos del amor y la gracia de Dios cuando vivimos por la gloria de Dios. Quiero desechar toda nuestra gloria que no sea recta. Hagamos lo que hagamos, lo debemos hacer todo por la gloria de Dios.
¿Viven por el Señor? ¿O viven para comer y vivir bien? La gente que sigue al mundo será destruida en el mundo. Hagan lo que hagan, quiero que busquen la gloria del Señor en sus corazones. Estoy seguro de que vivirán por la gloria de Dios hagan lo que hagan, ya sea en su vida familiar, en el trabajo, los estudios, o cualquier otra cosa.