Un hereje es el que tiene pecado en su corazón al confiar en Jesús. En Tito 3, 11, se dice: “sabiendo que el tal se ha pervertido, y peca, habiéndose condenado a sí mismo”. Jesús quitó todos nuestros pecados con Su bautismo, pero un hereje no confía en el Evangelio bendito, el agua (el bautismo de Jesús, el bautismo de redención) que es el regalo precioso de Dios, pero más bien rechaza la salvación y se condena a sí mismo como un pecador. La Biblia define a estos ‘herejes’ que confían en Jesús, se condenan a sí mismos como pecadores. (Tito 3, 11) Usted debe pensar si usted mismo es un hereje o no. Si usted confía en Jesús, pero todavía se llama a sí mismo un pecador, entonces no sabe la verdad espiritual del Evangelio del agua y el Espíritu. Si usted confía en Jesús, pero todavía se considera a sí mismo un pecador, entonces usted es un hereje; esto es para menospreciar la salvación del Evangelio del agua y el Espíritu y también para probar que usted es un hijo de Dios. Si usted es uno de los que confiesan sus pecados ante Dios y admite que usted es un pecador, debe reconsiderar en serio su fe. ¿Cómo puede todavía ser un pecador cuando todos sus pecados han sido quitados por Jesús? Porque continúa tratando de repagar la deuda cuando esta fue ya resuelta por Jesús como un regalo para usted. Si insiste en repagar la deuda por sí mismo, usted es un hereje porque usted difiere de Dios. La persona que confía en Jesús, pero no es nacida de nuevo es un hereje. Usted debe saber la verdad. Pues Dios quitó todos los pecados del mundo, si usted ignora Su salvación, usted es un hereje. Un hereje es el que se llama a sí mismo pecador. Si usted se llama a sí mismo un pecador al confiar en Dios Santo, usted es un hereje. A fin de no ser un hereje, usted debe confiar en el bautismo de Jesús y Su sangre en la Cruz juntos. Usted puede ser salvado sólo cuando confía en ambos: el bautismo de Jesús y Su sangre.