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Tema 3: El Evangelio del agua y del Espiritu

[3-8] El Bautismo de Jesús es el Proceso Indispensable para la Redención (Mateo 3:13-17)

El Bautismo de Jesús es el Proceso Indispensable para la Redención(Mateo 3:13-17)
“Entonces Jesús vino de Galilea a Juan al Jordán, para ser bautizado por él. Mas Juan se le oponía, diciendo: Yo necesito ser bautizado por ti, ¿y tú vienes a mí? Pero Jesús le respondió: Deja ahora, porque así conviene que cumplamos toda justicia. Entonces le dejó. Y Jesús, después que fue bautizado, subió luego del agua; y he aquí los cielos le fueron abiertos, y vio al Espíritu de Dios que descendía como paloma, y venía sobre él. Y hubo una voz de los cielos, que decía: Este es mi Hijo amado, en quien tengo complacencia.”
 
 

EL BAUTISMO DE JUAN EL BAUTISTA

 
¿Qué es el arrepentimiento?
Volverse atrás de la vida de pecado y creer en Jesús para ser santificado.
 
Muchas personas en el mundo no saben por qué Jesús vino a este mundo y fue bautizado por Juan el Bautista. Por consiguiente permítanos hablar sobre el propósito del bautismo de Jesús y de Juan el Bautista quien lo bautizó.
Primero, debemos pensar sobre lo que llevó a Juan el Bautista a bautizar a las personas en el Jordán. En Mateo 3:1-12 se explica que Juan el Bautista bautizó a las personas para que se volvieran a Dios del pecado mediante la confesión de sus pecados.
“Yo a la verdad os bautizo en agua para arrepentimiento” (verso 11), y “Voz del que clama en el desierto: Preparad el camino del Señor, Enderezad sus sendas” (verso 3). Juan el Bautista, vestía con pelo de camello y llevaba un manojo de langostas, clamando en el desierto, predicando un bautismo de arrepentimiento para el perdón de los pecados.
Él decía a las personas, “Arrepiéntanse, el Salvador de la humanidad viene; prepara el camino para él, haga recto su camino de salvación. Detén la adoración a los dioses de los gentiles y reciba al Señor en su corazón.”
¿Volverse de que? De la adoración a los ídolos de otros hechos malos de la vida pecadora. ¿Entonces qué tenemos que hacer? Tenemos que ser bautizados en Jesús para ser santificados. Juan el Bautista clamó en el desierto, “sé bautizado por mí. Sé lavado de tus pecados. El Salvador, tu Mesías, viene a este mundo. Él se llevará todos tus pecados como el cordero del sacrificio del Antiguo Testamento y lavando todos tus pecados.”
En el Antiguo Testamento, los pecados diarios se pasaron a la ofrenda del pecado a través de imponerle las manos. Los pecados anuales de todo Israel también se pasaron a la cabra por el Sumo Sacerdote en el Día de Expiación que se hacía en el décimo día del séptimo mes cada año (Levítico 16:29-31).
De la misma manera, los pecados de la humanidad tuvieron que ser pasados sobre Jesús a través de su bautismo para que así fueran borrados a través de él. Así que Juan les instó a las personas que regresaran a Jesús y se bautizaran por él.
La principal importancia del bautismo realizada por Juan el Bautista era el arrepentimiento, que devolvía al pueblo de Israel a Jesús quien había de venir después. Arrepentimiento significa retroceder de la vida pecadora y creer en el Mesías para ser perdonado de todos los pecados.
El pueblo de Israel podría ser redimido esperando al Mesías que después vendría a lavar todos sus pecados. De manera similar nosotros somos redimidos creyendo en Jesús quien descendió del cielo hace 2000 años y lavó todos los pecados del mundo. Pero los Israelitas en el Antiguo Testamento abandonaron la ley de Dios, ofrecieron malos sacrificios y se olvidaron del Mesías.
Debido a que Juan el Bautista necesitó recordarles la ley de Dios y del Mesías que vendría después, empezó bautizando a las personas y eventualmente bautizó a Jesús en el Jordán.
Muchas personas vinieron a Juan y fueron bautizadas, arrepintiéndose por rendirle culto a los ídolos y abandonar la ley de Dios. Hay tres elementos indispensables en el sacrificio legítimo ─ un animal vivo, la imposición de manos, y su sangre. Todas las personas del mundo son salvadas creyendo en Jesús.
¡Cuando los fariseos y los saduceos venían para ser bautizados, Juan clamó a ellos, “Al ver él que muchos de los fariseos y de los saduceos venían a su bautismo, les decía: ¡Generación de víboras! ¿Quién os enseñó a huir de la ira venidera? Haced, pues, frutos dignos de arrepentimiento, y no penséis decir dentro de vosotros mismos: A Abraham tenemos por padre; porque yo os digo que Dios puede levantar hijos a Abraham aun de estas piedras” (Mateo 3:7-9).
Estos fariseos y saduceos, grupos de políticos y adoradores de ídolos, pensaron que ellos eran del pueblo de Dios a pesar de que no creyeron en la palabra de Dios. Ellos creyeron en otros dioses y en sus propios pensamientos.
Cuando ellos vinieron a Juan el Bautista para ser bautizados, él les dijo, “Ustedes no deberían ofrecer malos sacrificios sino volverse atrás del pecado y verdaderamente creer que el Mesías vendrá y lavará sus pecados. Ustedes deben creer esto en sus corazones.”
Arrepentirse es volverse atrás del mal camino. El verdadero arrepentimiento es retroceder del pecado y de las creencias falsas y volverse a Jesús. Es creer en la redención de su bautismo y su juicio en la cruz.
Así, Juan el Bautista exhortó al pueblo de Israel que había abandonado la ley de Dios y el sistema sacrificatorio para convencerles que se volvieran a Dios. El papel de Juan el Bautista era devolver a las personas a Jesús para que ellos creyeran en él y fueran salvados de todos sus pecados.
 
 

¿USTED CREE EN LA REDENCIÓN A TRAVÉS DEL BAUTISMO DE JESÚS?

 
¿Qué es lo que todo hombre debe hacer ante Jesús?
Debe creer en él para ser salvado de todos sus pecados.
 
La primera cosa que Jesús hizo en su ministerio público fue ser bautizado por Juan el Bautista. De esta manera todos los pecados del mundo se pasaron sobre él.
Así el bautismo de Jesús fue el principio de la salvación de Dios para la humanidad así como el acto justo de Jesús que lavó todos los pecados del mundo. Dios redime a todos los que creen en la verdad de que Jesús se llevó todos los pecados del mundo a través de su bautismo.
Cuando Jesús vino a este mundo y fue bautizado por Juan el Bautista, empezó el evangelio del reino del cielo. Los cielos se abrieron con su bautismo y como está descrito en Mateo 3:15, esto fue exactamente igual como el sacrificio de expiación descrito en Levítico 1:1-5, 4, 27-31 en el Antiguo Testamento.
Todo en el Antiguo Testamento tiene su equivalencia en el Nuevo Testamento y viceversa. “Inquirid en el libro de Jehová, y leed si faltó alguno de ellos; ninguno faltó con su compañera; porque su boca mandó, y los reunió su mismo Espíritu” (Isaías 34:16).
 
 

AMBOS EL ANTIGUO Y NUEVO TESTAMENTOS HABLAN SOBRE LA EXPIACIÓN DE LOS PECADOS DE TODOS LOS HOMBRES

 
¿Tenemos que arrepentirnos de nuestros pecados diarios cada día?
No. El verdadero arrepentimiento es admitir que todos somos pecadores y volver nuestra mente al bautismo de Jesús para obtener la redención.
 
En el Antiguo Testamento, el pecado diario se pasaba a la ofrenda de pecado mediante la imposición de manos. Entonces la ofrenda sangraría y sería juzgada en lugar del pecador. Y los pecados acumulados de un año entero también se pasaban a la ofrenda de pecado imponiéndole las manos, para que todas las personas pudieran ser perdonadas del pecado de un año.
En el Nuevo Testamento, exactamente de la misma manera, Jesucristo vino y fue bautizado en el Jordán para llevarse todos los pecados de la humanidad. Así fue cumplida la palabra de Dios profetizada en el Antiguo Testamento.
Juan el Bautista que bautizó a Jesús era el siervo de Dios que fue enviado 6 meses antes que Jesús. Él testificó que Jesús fue quien se llevó todos los pecados del mundo, diciendo en Juan 1:29. “He aquí el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo.”
Juan el Bautista pasó los pecados de la humanidad sobre Jesús bautizándolo en el Jordán. De esta manera, el Señor hizo la expiación por todos los pecados de la humanidad. Todo lo que nosotros tenemos que hacer ahora es creer.
Todos los pecados del mundo se pasaron a Jesús. Los discípulos de Jesús dijeron en Hechos 3:19, “Así que, arrepentios y convertios, para que sean borrados vuestros pecados; para que vengan de la presencia del Señor tiempos de refrigerio.”
Ellos nos estaban urgiendo que entendiéramos por qué Juan el Bautista bautizó a Jesús, por qué les decía a las personas que lo siguieran a él. Juan dijo, “Arrepiéntanse y conviértanse. Crean en la redención del bautismo de Jesús. Sean limpios de sus pecados.”
El Mesías vino y lavó todos nuestros pecados de una vez para siempre, siendo bautizado. De esta manera todos los pecados del mundo se pasaron a Jesús. Así el pacto de Dios se cumplió con el bautismo de Jesús, como se registra en Mateo 3:13-17.
“Entonces Jesús vino de Galilea a Juan al Jordán, para ser bautizado por él. Mas Juan se le oponía, diciendo: Yo necesito ser bautizado por ti, ¿y tú vienes a mí? Pero Jesús le respondió: Deja ahora, porque así conviene que cumplamos toda justicia. Entonces le dejó. Y Jesús, después que fue bautizado, subió luego del agua; y he aquí los cielos le fueron abiertos, y vio al Espíritu de Dios que descendía como paloma, y venía sobre él. Y hubo una voz de los cielos, que decía: Este es mi Hijo amado, en quien tengo complacencia.”
Para cumplir la salvación de Dios, Jesús vino a Juan para ser bautizado. Juan el Bautista era siervo especial de Dios. En Lucas capítulo 1 dice que Juan era un descendiente de Aarón, el primer Sumo Sacerdote. Dios había escogido a Juan, un descendiente de Aarón, porque Él quería que el representante de toda la humanidad cumpliera toda justicia.
Así que, Dios hizo que Juan naciera en la casa del Sumo Sacerdote 6 meses antes del nacimiento de Jesús. ¡Juan el Bautista preparó el camino para Jesús clamando en el desierto, “Arrepiéntase, generación de víboras! Arrepiéntase y conviértanse. El mesías vendrá. Conviértanse a él, o él los dejará fuera y los arrojará en el fuego. Crea en su bautismo y su sangre en la cruz. Arrepiéntase y bautícese, entonces usted será redimido.”
El evangelio de redención se describe claramente en Hechos 3:19. Cuando Juan el Bautista predico acerca de los pecados de la humanidad, muchos fueron convertidos.
Debido a que Juan pasó los pecados del mundo sobre Jesús, todos los pecados de la humanidad fueron borrados a una sola vez. Porque Juan el Bautista testificó que Jesús se llevó todos nuestros pecados, sabemos que podemos salvarnos creyendo en el evangelio de redención, el evangelio del agua y la sangre.
 
 

LA RAZÓN POR LA QUE JUAN EL BAUTISTA TUVO QUE VENIR ANTES QUE JESÚS

 
¿Cuál es el significado de“Porque así?”
① lo más apropiado
② lo que mejor encaja
③ necesariamente de esta manera solamente (No hay otra manera)
 
Aquéllos cuyos pecados fueron lavados creyendo en Jesús, el Salvador, pueden confirmar su salvación a través del testimonio de Mateo el evangelio del bautismo de Jesús. En Mateo 3:15-16, Jesús vino a Juan y dijo, “Bautízame.” ¿Y Juan contestó, “yo necesito ser bautizado por Ti, y Tú vinieres a mí?”
Era Juan el Bautista que bautizó a Jesús, reconociendo quién era Jesús. Juan era el siervo de Dios que fue enviado para pasar todos los pecados de la humanidad sobre Jesús. Porque Jesús vino como el Salvador para cumplir la profecía del Antiguo Testamento, él le ordenó a Juan el Bautista que lo bautizara para asumir todos los pecados del mundo sobre su cabeza.
¿Por qué? Porque Jesús es el Hijo de Dios Todopoderoso, el Creador, y el Salvador. Él vino a nosotros para lavar todos nuestros pecados. Así que para salvar a todas las personas, él tuvo que ser bautizado.
“Porque así” Jesús fue bautizado por Juan el Bautista y lavó todos nuestros pecados. él fue juzgado en nuestro nombre en la cruz. El bautismo de Jesús era el testimonio para nuestra salvación. Como Dios había prometido en el Antiguo Testamento que todos los pecados se pasarían sobre un cordero sacrificatorio, el Hijo de Dios vino a ser el cordero y tomó todos nuestros pecados en él.
Así que ambos; la imposición de manos en el Antiguo Testamento y el bautismo de Jesús en el Nuevo Testamento son el traspaso de los pecados, y la salvación y la vida eterna se da a aquéllos que creen en el evangelio del agua y el Espíritu.
 
 

EL BAUTISMO DE JESÚS LAVÓ TODOS NUESTROS PECADOS

 
¿Cómo podemos vestirnos en Cristo?
siendo bautizados en Cristo
 
¿Cuándo Jesús quiso ser bautizado, Juan el Bautista trato de evitarlo, diciendo, “yo necesito ser bautizado por ti, y tu vienes a mí?”
Pero Jesús contestó y dijo, “Pero Jesús le respondió: Deja ahora, porque así conviene que cumplamos toda justicia.” Deja ahora. Permítelo. Él le dijo a Juan, “Tú debes pasar los pecados de todas las personas sobre mí para que yo pueda atraer a mí a todos aquéllos que creen en el evangelio del agua de redención. Yo seré juzgado entonces por todos sus pecados para que todos lo que creen en mi bautismo sean redimidos de todos sus pecados. Pásame los pecados del mundo a través del bautismo para que todos los que vengan después sean redimidos de todos sus pecados de una vez. Por lo tanto permítelo ahora.”
Jesús fue bautizado por Juan el Bautista y el bautismo de Jesús estaba de acuerdo con la justa ley de redención de Dios. Debido a que todos los pecados se pasaron a Jesús cuando él fue bautizado, nosotros podemos ser redimidos de todos nuestros pecados de una vez cuando creemos en Jesús y en su bautizmo. Debido a que él asumió todos nuestros pecados a través de la imposición de manos, murió en la cruz en nuestro nombre y ahora se sienta a la derecha de Dios, nosotros podemos salvarnos creyendo en la redención del agua y el Espíritu.
Él es Jesús quien nos salvó de todos los pecados del mundo. Nosotros podemos ser salvados creyendo que Jesús se llevó todos nuestros pecados y pagó el precio de todos nuestros pecados en la cruz. El bautismo de Jesús fue el principio del evangelio de redención.
El bautismo de redención a menudo se menciona en la Biblia y el apóstol que Pablo dice en Gálatas que él fue crucificado con Cristo porque él fue bautizado en Cristo y revestido de Cristo. El apóstol Pablo habla sobre su fe en la
redención a través del bautismo de Jesús y su muerte en la cruz.
 
 
“DEJA ASÍ AHORA”
 
¿Cuál fue el papel de Juan el Bautista?
Su papel fue pasar a Jesús los pecados del mundo como sumo sacerdote de toda la humanidad.
 
Jesús dijo, “porque así conviene que cumplamos toda justicia.” Toda justicia significa cubrir todos los pecados a través de su bautismo y hacer a todos los hombres puros en sus corazones. “Entonces le dejó.” Jesús fue bautizado en el Jordán.
Así como el sumo sacerdote puso sus manos en la cabeza de una cabra, Juan el Bautista puso sus manos en la cabeza de Jesús y le pasó todos los pecados del mundo. Juan el Bautista era el sumo sacerdote cuya tarea era pasar todos los pecados del mundo a Jesús como el representante de la humanidad. “Dios, yo le paso todos los pecados del mundo sobre tu cordero, Jesús.” Así todos los pecados de la humanidad se pasaron sobre de Jesús.
Juan el Bautista puso sus manos en la cabeza de Jesús, lo sumergió en el agua, y se tomó sus manos cuando Jesús emergió del agua. El bautismo de Jesús constituyó la salvación justa. Así Jesús salvó a toda la humanidad que cree en su bautismo.
 
 
LOS CIELOS FUERON ABIERTOS Y UNA VOZ VINO DEL CIELO
 
¿En qué momento fue abierto el reino del cielo?
Desde los días de Juan el Bautista (Mateo 11:12)
 
“Y Jesús, después que fue bautizado, subió luego del agua; y he aquí los cielos le fueron abiertos, y vio al Espíritu de Dios que descendía como paloma, y venía sobre él. Y hubo una voz de los cielos, que decía: Este es mi Hijo amado, en quien tengo complacencia” (Mateo 3:16-17).
Cuando Jesús se llevó todos los pecados del mundo con su bautismo, los cielos se abrieron ante él. Así el Pacto que Dios había hecho muchos miles de años antes se cumplió a través del bautismo de Jesús en el Jordán.
Así Jesús, como el cordero de Dios, salvó a todas las personas del mundo de sus pecados. Todos los pecados del mundo se pasaron sobre Jesús y él cumplió la voluntad de Dios.
En Juan 1:29 se testifica, “He aquí el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo” Debido a que todos los pecados se pasaron sobre Jesús, él cordero de Dios, caminó hacia la cruz al gólgota después de tres años con esa carga en sus hombros. Después de que él asumió todos los pecados con su bautismo, a todas partes donde él iba, le decía a aquéllos que lo recibieron por fe que todos sus pecados fueron perdonados.
En Juan 8:11, le dijo a la mujer que fue sorprendida en el acto de adulterio, “Ni yo no te condeno.” Él no podía condenarla porque el que tenía que ser juzgado era el propio Jesús, quién había asumido todo el pecado. Así él les dijo a todas las personas que él era el Salvador de los pecadores.
Debido a que él, el Hijo de Dios, quitó todos nuestros pecados, cada creyente en el mundo puede santificarse. Los cielos se abrieron cuando él fue bautizado. Las puertas del reino de cielo se abrieron y cualquiera que cree en el bautismo de Jesús puede entrar libremente.
 
 

JESÚS FUE CRUCIFICADO DESPUÉS DE QUE ÉL SE LLEVÓ TODOS LOS PECADOS DEL MUNDO A TRAVÉS DE SU BAUTISMO

 
¿Cómo aplastó Jesús la cabeza de satanás?
Mediante la resurrección de la muerte después de aceptar el juicio por todos los pecados
 
Debido a que todos los pecados se pasaron sobre su cabeza, Jesús tuvo que ser juzgado en la cruz. Él estaba profundamente afligido y con problemas cuando pensó sobre la agonía que sufriría en la cruz. Él oró hasta que su sudor se volvió como grandes gotas de sangre. Cuando él fue con sus discípulos a un lugar llamado Getsemaní, él clamó, “Padre mío, si es posible, pase de mí esta copa” (Mateo 26:39). “Yo fui bautizado y asumí todos los pecados del mundo, pero no me permitas morir por esto.” Pero Dios no contestó.
En el Día de Expiación en el Antiguo Testamento, la ofrenda de pecado tenía que matarse para que su sangre se rociara ante el propiciatorio por el sumo sacerdote. De la misma manera, Jesús tuvo que ser crucificado y Dios decidió que no podía ser hecho de otra manera.
El altar es el juicio de Dios y la sangre de la ofrenda de pecado es la vida. Rociar la sangre siete veces ante y delante del propiciatorio significa que todo el juicio se pasó sobre la ofrenda (Levítico 16:1-22).
Jesús oró a Dios para que le permitiera pasar esa copa. Pero su Padre no lo permitió y Jesús finalmente dijo, “pero no sea como yo quiero, sino como tú” (Mateo 26:39). Él oró a Dios para hacer que él lo viera. Él terminó orando y siguió la voluntad de su Padre.
Jesús dejó su propia voluntad y obedeció a su Padre. ¿Por qué? Porque si él no hubiera sido juzgado después de llevarse todos los pecados del mundo, la salvación no se habría completado. Él fue crucificado porque se llevó todos los pecados de la humanidad a través de su bautismo. “Porque la paga del pecado es muerte, mas la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro” (Romanos 6:23).
Dios cumplió el Pacto que había dicho que él enviaría el Salvador y salvaría a la humanidad a través de la imposición de manos, el bautismo de Jesús. Jesús obedeció la voluntad de Dios y aceptó el juicio aceptado por nosotros.
Este fue también el cumplimiento de la profecía en Génesis 3:15, “pondré enemistad entre tú y la mujer, y entre tu simiente y la simiente suya; ésta te herirá en la cabeza, y tú le herirás en el calcañar.” Dios le prometió a Adán enviar al Mesías, una simiente de Eva, y él podría ganarle al poder de satanás que hizo al hombre pecador e ir al infierno.
Cuando conocemos y creemos en el bautismo de Jesús y su muerte en la cruz, todos nuestros pecados se lavan y nosotros nos salvamos del juicio.
Tenemos que tener la creencia legítima en nuestros corazones cuando nosotros consideramos el bautismo de Jesús y su sangre en la cruz. Créanlo en sus corazones, y entonces ustedes se salvarán.
 
 

EL BAUTISMO DE JESÚS ES EL PRINCIPIO DEL EVANGELIO CELESTIAL

 
¿Cuál fue el último mandamiento del Señor antes de que ascendiera al cielo?
ÉL ordenó a sus discípulos hacer discípulos en todas las naciones bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
 
El bautismo de Jesús fue el principio del evangelio, y él salvó a todos los pecadores con su bautismo y sangre. En Mateo 28:19, está registrado que, “Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo.” Jesús les dijo a sus discípulos que testificaran que el Padre y el Hijo y el espíritu santo habían salvado a toda la humanidad de sus pecados y que los habían lavado a través de su bautismo y su sangre.
Jesús les dio el poder para hacer a los discípulos de todas las naciones, enseñarles sobre el bautismo de Jesús, el bautismo de la redención, el bautismo que lavó todos los pecados del mundo.
Hace aproximadamente 2000 años, Jesús vino a la tierra en carne y fue bautizado por Juan el Bautista. Con el bautismo de Jesús, todos los pecados del mundo, incluyendo todos nuestros pecados, fueron pasados sobre él.
¿Cuánto pecado se pasó sobre él? ¿Qué hay sobre los pecados de mañana? Él nos dice que incluso los pecados de mañana se pasaron sobre de él. Los pecados de nuestros niños, aquéllos de todas las generaciones, pasado, presente y futuro, incluso aquéllos de Adán se pasaron sobre Jesús.
¿Cómo puede no haber ningún pecado? ¿Cómo podemos estar sin el pecado? Porque Jesús se llevó todos nuestros pecados y todos los pecados del mundo con su bautismo para que todos los creyentes pudieran librarse del pecado y ganar el acceso al Reino del cielo.
“Mas el que practica la verdad viene a la luz, para que sea manifiesto que sus obras son hechas en Dios” (Juan 3:21).
Jesús lavó todos nuestros pecados con su bautismo, su sangre en la cruz, su muerte, y su resurrección. Por consiguiente creer en su bautismo y su muerte en la cruz es ser salvado de todo el pecado. Ésta es la fe de redención.
Cuando nosotros creemos en el bautismo y la sangre de Cristo, nosotros nos salvamos. Cuándo creemos correctamente en Jesús, ¿Somos justos o pecadores? Somos justos. ¿Estamos sin pecado aun cuando nosotros somos seres incompletos? Sí, nosotros estamos sin pecado. Creer en el bautismo de Jesús y el juicio en la cruz es tener la fe completa y apropiada.
 
 
PARA BAUTIZAR Y SER BAUTIZADO EN EL NOMBRE DE JESÚS
 
¿Cuál es el principio del evangelio celestial?
El bautismo de Jesús
 
Debido a que el hombre es un ser incompleto, los ministros bautizan a aquéllos que creen en el bautismo de Jesús y su sangre para hacerles confirmar su fe. El nacido de nuevo asegura ser salvado bautizándose de la misma manera que el bautismo de Jesús como la prueba de la fe.
El ministro primero ora con sus manos en la cabeza del nacido de nuevo pidiendo la bendición de Dios para que esta persona adore a Dios hasta el fin de sus días. Entonces él lo bautiza en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
 Nosotros nos bautizamos en las bases de nuestra fe en el bautismo de Jesús y su sangre. Este bautismo es mostrar que todo el pecado se pasó sobre Jesús, que la persona bautizada murió con Jesús y resucitó con él.
Ser bautizado es proclamar la creencia de uno en el traslado de los pecados sobre Jesús a través de su bautismo, siendo juzgado por los pecados de uno junto a Jesús y resucitando con Él. Es proclamar la fe de uno ante el Padre, el Hijo, el Espíritu Santo, satanás, y a nuestros hermanos y hermanas. Es confesar que uno ha nacido de nuevo de agua y el Espíritu.
Aquéllos que creen en Jesús, sabiendo el verdadero significado del bautismo de Jesús y su sangre en la cruz, se salvan de todos los pecados del mundo. Por consiguiente ellos se bautizan en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
“Las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas” (2 corintios 5:17). Nuestras cosas viejas han pasado y nosotros hemos nacido de nuevo como personas de fe. Para asegurarlo en nuestros corazones, nos bautizamos. Nosotros nos bautizamos en Jesús creyendo en el bautismo de Jesús.
 
 
LA VIDA DESPUÉS DE NACER DE NUEVO DEL BAUTISMO DE JESÚS Y SU SANGRE EN LA CRUZ
 
¿Para quién debe vivir los que han nacido de nuevo?
Ellos viven para el reino de Dios y su justicia, predicando el evangelio alrededor del mundo.
 
La vida después de haber sido redimidos y nacidos de nuevo debe involucrar la fe en la palabra de Dios. No debe ser una vida emocional en la cuál tiene que arrepentirse por los pecados diarios todos los días. Más bien, tiene que ser una vida fiel en la que estemos seguros todos los días de que Jesús quitó todos nuestros pecados con su bautismo.
 Todos nuestros pecados se pasaron sobre Jesús cuando él fue bautizado. Él vivió entonces durante tres años con esta carga hasta que él aceptó el juicio por todos nuestros pecados y fue crucificado.
Por consiguiente nosotros los creyentes debemos tener la fe en la palabra escrita, no en meras emociones. Si fallamos en esto, entonces sólo nos preocuparemos por nuestros pecados diarios después de que hayamos sido redimidos y nacido de nuevo.
Tenemos que desechar el punto de vista subjetivo de pecado y sólo creer en el evangelio del agua y la sangre. Ésta es la vida que debe llevar la persona redimida.
¿Qué dijo Juan el Bautista acerca de Jesús? Él dijo, “He aquí el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo” (Juan 1:29). Él testificó que Jesús se llevó los pecados de hoy, de mañana, y de ayer, todas las formas se llevan al pecado original.
¿No se llevó él todos esos pecados? ¿No se pasaron todos esos pecados sobre Jesús? El pecado del mundo incluye todos nuestros pecados del pasado, el presente, y el futuro. Nosotros tenemos que confirmar el evangelio de redención a través del bautismo de Jesús.
Aquél que cree en la verdad del bautismo de Jesús y su sangre se salvará. Cualquiera que cree en el bautismo de Jesús no tiene ningún pecado en su corazón.
Sin embargo, muchas personas piensan que ellos todavía tienen el pecado porque no se han dado cuenta de que todos sus pecados ya se habían pasado sobre Jesús a través de su bautismo. Ellos fueron engañados por satanás. Satanás les susurra a través de sus pensamientos carnales. “Tú pecas todos los días. ¿Cómo puedes estar sin el pecado?”
Ellos sólo tienen que creer en Dios para estar sin el pecado. Pero satanás los engaña, les hace pensar que ellos son pecadores porque siguen pecando. Nadie está con el pecado si cree en el bautismo de Jesús y su sangre en la cruz.
Debido a que nosotros vivimos en este mundo como seres insuficientes y débiles, nosotros nunca debemos decir que venimos a ser hechos justos a través de nuestras obras. Sino que nosotros podemos decir con fe que nosotros nos salvamos por la verdad del bautismo de Jesús y su sangre en la cruz. Una vez que entendemos que creyendo en el bautismo de Jesús y su sangre, nuestros corazones se santifican, sabemos con seguridad que nosotros no tenemos ningún pecado.
“♬ Yo he sido redimido. Tu has sido redimido. Todos nosotros hemos sido redimidos. ♬” Es tal la felicidad y el gozo, que se vive con el deseo de predicar el evangelio a todos y sabemos que nosotros somos guiados por el Espíritu.
Claro que nosotros los creyentes pecamos todos los días pero no tenemos ningún pecado. Tenemos el bautismo de Jesús y su sangre en nuestros corazones. Nuestros corazones se llenaban del pecado, pero ahora que nosotros creemos en el bautismo de Jesús, ¿Cómo podemos permanecer pecadores?.
“Este es el pacto que haré con ellos Después de aquellos días, dice el Señor: Pondré mis leyes en sus corazones, Y en sus mentes las escribiré” (Hebreos 10:16).
Nuestros corazones están libres del pecado. Jesús hizo esto posible para que nosotros fuéramos redimidos completamente con su bautismo y su muerte en la cruz. La salvación del pecado procede de la fe en la palabra de Dios.
 
 
CUALQUIERA QUE CREE EN EL BAUTISMO DE JESÚS Y SU SANGRE EN LA CRUZ NO PUEDE VOLVER A SER UN PECADOR DE NUEVO
 
¿Volvemos a ser pecadores de nuevo cuando pecamos?
No, nunca volvemos a Ser pecadores de nuevo.
 
Cuando nosotros no creímos en el bautismo de Jesús y su sangre, no importa qué tan a menudo oráramos para pedir perdón, había pecado en nuestros corazones. Pero cuando nosotros venimos a creer en el verdadero evangelio, todos nuestros pecados fueron lavados.
“¿Eh, por qué estás tan alegre y brillante en estos días?”
“Mira, yo ya no tengo más pecado en mi corazón.”
“¿De verdad? ¿Entonces supongo que ahora puedes pecar tanto como quieras?”
“Tú sabes, que el hombre no puede hacer el bien sino solo pecar. Eso es lo qué el hombre es. Pero Jesús se llevó todos los pecados con su bautismo y aceptó el juicio por ellos en la cruz. Por esta razón ahora yo me consagro a servir al evangelio en la iglesia. Romanos capítulo 6 dice que todos nosotros debemos vivir así. Desde que yo ya no tengo el pecado en mi corazón, yo quiero hacer las cosas justas. ¡Nosotros tenemos que creer en el bautismo de Jesús y en su sangre en la cruz y predicar el evangelio a lo largo del mundo! Cuando creemos en Jesús, nuestro Maestro de la redención, no podemos nunca más volver a ser pecadores de nuevo. Nosotros tenemos que creer en la salvación eterna del bautismo de Jesús y de su sangre en la cruz. ¡Estoy tan lleno de gratitud!”
 
 

¿QUIÉN RECIBE EL ESPÍRITU?

 
¿Qué testimonio dio Juan el Bautista acerca de Jesús?
ÉL testificó que Jesús era el cordero de Dios que quita todos los pecados del mundo, entiéndase, Los pecados delpasado, del presente y del futuro, incluso el pecado original.
 
Él que cree en el bautismo de Jesús y su sangre en la cruz recibe la salvación. ¿Cómo recibimos el Espíritu? Hechos 2:38-39 nos dicen la respuesta. “Pedro les dijo: Arrepentios, y bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de los pecados; y recibiréis el don del Espíritu Santo. Porque para vosotros es la promesa, y para vuestros hijos, y para todos los que están lejos; para cuantos el Señor nuestro Dios llamare.”
 Ser bautizado en el nombre de Jesucristo significa creer en el bautismo de Jesús y se redimido. Entonces el Espíritu será dado como un regalo de Dios.
Ser bautizado en el nombre de Jesucristo también significa santificarse creyendo en el bautismo de Cristo y su sangre. Cuando nosotros abrazamos esta creencia, somos redimidos y venimos a ser justos. Los creyentes se vuelven blancos como la nieve a través del bautismo de Jesús y su sangre en la cruz.
“Y usted recibirá el regalo del Espíritu Santo.” Cuando nosotros creemos firmemente que todos nuestros pecados se pasaron sobre Jesús a través de su bautismo y que él fue juzgado por ellos con su muerte en la cruz, nuestros corazones se lavan. Nuestras nuevas vidas empiezan cuando nosotros creemos en el bautismo de Jesús y su sangre y se recibe el regalo del Espíritu Santo y nos volvemos hijos de Dios.
“Y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres” (Juan 8:32) Nosotros debemos conocer el verdadero significado del juicio del Señor en la cruz. La verdad es que Jesús borró todos nuestros pecados con su bautismo y su muerte en la cruz. La redención nos es dada cuando creemos la verdad.
 
 

EL BAUTISMO DE JESÚS NOS REDIME

 
¿Quién recibe el Espíritu?
Aquél que es redimido de todos sus pecados mediante su fe en el bautismo de Jesús y su sangre en la cruz
 
La expiación para el pecado a través del sistema sacrificatorio del Antiguo Testamento representa el bautismo de Jesús en el Nuevo Testamento. El bautismo de Jesús es el centro de todas las profecías del Antiguo Testamento. El equivalente de la imposición de manos en el Antiguo Testamento puede encontrarse en el bautismo de Jesús en el Nuevo Testamento.
Todos los pecados del mundo se pasaron sobre Jesús a través de su bautismo así como los pecados de Israel se pasaron sobre la víctima propiciatoria “Azazel” a través de la imposición de manos.
¿Tenemos que creer en el bautismo de Jesús para ser salvados de todos nuestros pecados? ¡Sí! ¡Así lo hacemos! Tenemos que aceptar la verdad del hecho que Jesús se llevó todos los pecados del mundo a través de su bautismo. Si nosotros no creemos en el bautismo de Jesús, nuestros pecados no pueden pasarse sobre él. Nosotros debemos creer para hacer nuestra salvación completa. Por otra parte, De otra manera no podemos llegar a ser justos.
Jesús salvó a todos los pecadores del mundo de la manera más digna y justa con su bautismo. No puede ser de ninguna otra manera. Debido a que el bautismo de Jesús era el proceso por el que todos los pecados se pasaron sobre él, nosotros tenemos que creer en él para mantener nuestros corazones limpios de pecado permanentemente.
También debemos creer que la sangre de Jesús era el juicio por todos nuestros pecados. Así que todos los que creen en el bautismo de Jesús y su sangre en la cruz son salvados del pecado.
Nosotros tenemos que creer en el bautismo de Jesús para entrar en el reino del cielo. Ésta es la única manera en que podemos liberarnos de todo el pecado y podemos escaparnos del justo castigo.
El bautismo de Jesús en el Nuevo Testamento y la imposición de manos en el Antiguo Testamento son equivalentes. Ellos son el broche que une y se dobla entre los Testamentos Antiguo y Nuevo.
En el Nuevo Testamento, Juan el Bautista vino 6 meses antes de Jesús. Cuando Jesús fue bautizado, era “Principio del evangelio de Jesucristo, Hijo de Dios” (Marcos 1:1). El evangelio empieza en el momento en que Jesús se llevó todos los pecados del mundo a través de su bautismo.
El ministerio de la salvación de la humanidad se llevó a cabo a través de una cadena de eventos: el nacimiento de Jesús, su bautismo, su muerte en la cruz, su resurrección, y su ascensión al cielo. Cuando nosotros conocemos, entendemos y creemos en el proceso de salvación de esta cadena de eventos, nosotros nos salvamos de todos nuestros pecados. El bautismo de Jesús era el principio del evangelio, la sangre en la cruz fue su realización.
“Principio del evangelio de Jesucristo, Hijo de Dios” (Marcos 1:1). Nosotros no podemos omitir ninguno de sus justos hechos ― su bautismo, su sangre en la cruz, su resurrección, su ascensión, y su Segunda venida ―, del evangelio del Hijo de Dios.
Jesús vino a este mundo en la carne y lavó todos los pecados de la humanidad con su bautismo, éste era el principio del evangelio celestial. Si inclusive uno de éstos faltara, el evangelio celestial no estaría completo.
Por consiguiente, si un hombre es nacido de nuevo, él tiene que creer en el bautismo de cristo y su sangre. Estos días, muchas personas no creen la verdad del bautismo de Jesús y su sangre. Ellos piensan que el bautismo de Jesús era meramente un ritual. Seriamente éste es un concepto erróneo. Cualquiera que cree en Jesús también debe creer en su bautismo y sangre.
¿Cómo pueden lavarse nuestros pecados simplemente orando por el perdón? Todos nuestros pecados se pasaron sobre Jesús cuando él fue bautizado por Juan el Bautista. No había ninguna otra manera para que él asumiera los pecados de la humanidad.
El hombre tiene que nacer de nuevo de agua y el Espíritu para entrar en el reino del cielo. No puede haber ninguna redención sin el agua del bautismo, la sangre en la cruz, y el Espíritu. Sólo alguien que ha nacido de nuevo puede ver a Dios, cuando Jesús le dijo a Nicodemo en Juan 3:5. Que la verdadera salvación sólo viene a nosotros cuando creemos en el bautismo de Jesús y su sangre.
 
 

¿PODEMOS SER SALVADOS SIN EL BAUTISMO DE JESÚS?

 
¿Cómo es que Jesús vino a ser nuestro Salvador?
Al tomar todos nuestros pecados a través de su bautismo
 
Si nosotros omitiéramos del ministerio público del Señor el hecho de que Jesús vino a este mundo y se llevó todos nuestros pecados a través de su bautismo, o pasar por alto la santidad de Jesús que nació de la virgen María o negarnos a creer en la cruz de Jesús, el cristianismo se habría vuelto meramente una religión supersticiosa que lleva a los creyentes para cantar “perdóname, perdóname, perdóname” como los Budistas hacen en sus templos.
Omitir el bautismo de Jesús significarían que nuestros pecados no se pasaron sobre de él. Nuestra fe sería sin valor, haciéndonos iguales al deudor que reclama que él ya pagó sus deudas por completo cuando de hecho no ha pagado nada en absoluto. Nos haría a todos mentirosos. Si un deudor dijera que él ha pagado todas sus deudas cuando de hecho él no lo ha hecho, él seguiría siendo un deudor de hecho y en la conciencia.
Jesús limpió a los creyentes con el agua de su bautismo y les hizo hijos de Dios. Jesús se llevó todos los pecados del mundo a través de Juan el Bautista, para que todos los creyentes pudieran santificarse. Cuando nosotros conocemos y creemos esto, nuestros corazones se tornan limpios para siempre.
Gracias a Dios por su gracia. Lucas 2:14 dice, “¡Gloria a Dios en las alturas, y en la tierra paz, buena voluntad para con los hombres!” Nuestra fe en el agua y la sangre de Jesús nos trae la salvación completa y nos hace los hijos de Dios. El bautismo de Jesús y su sangre nos salvó y cualquiera que cree en estas dos cosas es salvado.
Nada puede omitirse de sus obras. Algunos creen sólo en la sangre, diciendo que el apóstol Pablo habló nada más de la cruz. Sin embargo el bautismo de Jesús estaba incluido en su cruz.
Nosotros podemos ver en Romanos capítulo 6 que Pablo fue bautizado en Cristo y murió con Cristo. Y también en Gálatas 2:20, “Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí; Y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a sí mismo por mí.”
Y en Gálatas 3:27-29, “porque todos los que habéis sido bautizados en Cristo, de Cristo estáis revestidos. Ya no hay judío ni griego; no hay esclavo ni libre; no hay varón ni mujer; porque todos vosotros sois uno en Cristo Jesús. Y si vosotros sois de Cristo, ciertamente linaje de Abraham sois, y herederos según la promesa.”
Ser bautizado en Cristo significa creer en todas las cosas que él hizo en este mundo, Su bautismo y su sangre en la cruz. Creer en el bautismo de Jesús y su sangre es creer en la verdad de que Jesús ya quitó hace casi 2000 años todos nuestros pecados. De ninguna otra manera hay salvación.
 
 
SOMOS SALVADOS POR DIOS CUANDO CREEMOS EN EL BAUTISMO DE JESÚS Y SU SANGRE EN LA CRUZ
 
¿Pueden nuestros pecados ser lavados sólo por las oraciones de arrepentimiento?
No. El perdón del pecado es únicamente posible a través de nuestra fe en que todos los pecados se pasaron a Jesús cuando él fue bautizado por Juan el Bautista.
 
“Porque con el corazón se cree para justicia, pero con la boca se confiesa para salvación” (Romanos 10:10).
“Porque todos los que habéis sido bautizados en Cristo, de Cristo estáis revestidos” (Gálatas 3:27). Nuestra fe nos lleva ser bautizado en Cristo, revestirnos de Cristo, y ser hechos hijos de Dios. Cuando Jesús vino a este mundo y fue bautizado, todos nuestros pecados y los pecados del mundo se pasaron sobre él.
Nuestra fe nos ha llevado a unirnos con Cristo. Nosotros morimos cuando él murió. Fuimos resucitados cuando él resucitó. Ahora debido a que creemos en el bautismo de Jesús, Su sangre, Su resurrección, Su ascensión, y su advenimiento, nosotros podemos entrar en el reino del cielo y vivir para siempre.
Cuando las personas creen sólo en la sangre de Jesús, ellos padecen el pecado que permanece en sus corazones. ¿Por qué? Porque ellos ni saben ni aceptan el significado del bautismo de Jesús que se llevó todos sus pecados y limpió sus corazones pecadores haciéndolos blancos como la nieve para toda la eternidad.
¿Tú crees en el bautismo de Jesús y su sangre que te salva de todos tus pecados? Por favor créelo. Sin la fe en el bautismo de Jesús, tu fe es en vano. Sin la fe en el bautismo de Jesús, tú no puedes ser redimido de tus pecados; tú estás comprometido con un amor no correspondido.
Aquéllos que únicamente creen en la cruz dicen, “Jesús es mi Señor, mi Salvador que murió en la cruz por mí. Él ascendió de nuevo de la muerte y dio testimonio de su resurrección durante 40 días antes de ascender al cielo y ahora se sienta a la derecha de Dios. Yo creo que Él vendrá por segunda vez para juzgarnos y yo oro para que Jesús me cambie completamente para que yo pueda encontrarme con Él. Oh, mi querido Jesús, mi Señor.”
Ellos piden perdón de sus pecados y esperan estar sin pecado, pero hay pecado en sus corazones. “Yo creo en Jesús pero mantengo el pecado en mi corazón. Yo amo a Jesús pero mantengo el pecado en mi corazón. Yo no puedo decir, ‘Por favor ven a mí, mi novio’ porque yo tengo pecado y yo no puedo estar seguro de mi salvación. Así que yo espero que Jesús venga cuando yo me encuentre bien preparado y sólo después de que yo oro más intensamente y me arrepiento más intensamente. Yo amo a Jesús con todo mi corazón pero no puedo atreverme a enfrentarlo debido a los pecados en mi corazón.”
Si Jesús le preguntara a esa gente, “¿Por qué piensas que no estás completo?”
Ellos contestarían, “Señor, yo sé que yo no soy justo porque yo peco todos los días. Así por favor llámame cuando llames a los pecadores.”
Ellos no saben que Dios, el Creador y Juez, no aceptará a los pecadores ni le hará sus hijos.
El novio vino y resolvió todos los problemas del pecado para la novia, pero porque la novia no lo conoció, ella fue atormentada. Cuando nosotros pensamos que nosotros somos pecadores porque hemos pecado con la carne, nosotros no tenemos fe en Dios. Cuando nosotros no conocemos ni entendemos la verdad de la palabra de Dios, el pecado en nuestros corazones se sigue multiplicando.
 
¿Por qué alguna gente sufre por el pecado que permanece en sus corazones?
Porqué no conocen ni aceptan en su corazón el significado del bautismo de Jesús, quien quitó todos los pecados.
 
El novio se llevó los pecados del mundo. ¿Dónde? En el Jordán cuando él fue bautizado. Aquéllos que no creen esto siguen siendo pecadores. Ellos siguen siendo las novias insensatas.
¿El novio le pregunta a la novia, “Cómo puedes tú amarme cuándo tú no eres Mi novia? Antes de que tú me llames ‘tu novio,’ debes ser lavada de todos tus pecados.”
¿Podemos ser redimidos sin el bautismo de Jesús? ¡No! Nosotros fuimos creados a la imagen de Dios, por lo tanto buscamos la justicia en nuestros corazones, y nuestras conciencias tratan de ser justas. Pero es imposible para nosotros pensar que somos puros si nuestros corazones siguen sucios de pecado. Sólo cuando aceptamos y creemos en el bautismo de Jesús podemos decir de verdad que no tenemos ningún pecado y somos justos.
Nuestras conciencias nunca pueden santificarse si nos consideramos a nosotros mismos que estamos sin pecado cuando en realidad tenemos pecado en nuestros corazones. Ni Dios puede aceptarnos bajo esas circunstancias. Dios nunca miente.
Dios le dijo a Moisés que hiciera un censo de los Israelitas para contarlos y pagar un rescate por sus vidas. El rico no iba a dar más que medio siclo y el pobre iba a dar menos. Todos teníamos que pagar un rescate.
¿Por consiguiente, cómo puede santificarse un hombre si él no cree en Jesús que pagó el rescate por su vida? Él tiene el pecado.
Cuando creemos sólo en la sangre de Jesús, tenemos el pecado en nuestros corazones y tenemos que confesar que somos pecadores. Pero cuando creemos en el evangelio de su bautismo y la cruz juntos, podemos declarar de verdad que ya no tenemos ningún pecado. La salvación y la vida eterna son nuestras.
 
 

LA BLASFEMIA CONTRA EL ESPÍRITU

 
¿Qué tipo de pecado condena al hombre al infierno?
El pecado contra el Espíritu, en otras palabras el no creer en el bautismo de Jesús
 
Romanos 1:17 dice, “Porque en el evangelio la justicia de Dios se revela por fe.” La justicia de Dios se revela en el evangelio. Jesucristo vino a este mundo y lavó todos nuestros pecados con su bautismo y su muerte en la cruz. El bautismo de Jesús y su sangre es el poder del evangelio. Jesús lavó una vez para siempre nuestros pecados.
Creer significa salvación y no creer significa infierno eterno. Nuestro Padre en el cielo envió a este mundo a Jesús su único hijo quien tenía que ser bautizado para la expiación de nuestros pecados. Así que, aquél que cree en él puede limpiarse de todas sus transgresiones.
El único pecado que permanece en este mundo es el pecado de no creer en su bautismo y sangre. No creer, es la blasfemia contra el Espíritu y un pecado que será juzgado por Dios, condenando a los no-creyentes al infierno. Este es el pecado más grave de todos. Cualquiera de ustedes que cometa este pecado debe arrepentirse y debe ser redimido creyendo en el bautismo de Jesús. Si no, usted se arruinará para siempre.
¿Eres salvado con el testimonio de la redención a través de su bautismo y sangre? Has recibido el testimonio de Juan como está escrito en Juan 1:29, “He aquí el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo” Crees en el bautismo de Jesús y su sangre como está escrito en Hebreos 10:18, “Pues donde hay remisión de éstos, no hay más ofrenda por el pecado.”
Dios certifica a aquéllos que creen en el bautismo de Jesús y su sangre en sus corazones. Dios les hace sus hijos. Aquéllos que creen en el bautismo de Jesús y su sangre son redimidos a través del amor justo de Jesús.
El que es enviado por Dios habla las palabras de Dios, pero el que es de la tierra, el que no ha sido enviado por Dios, predica de acuerdo con sus propios pensamientos. Hay muchos en esta tierra que predican la palabra de Dios, y aquéllos que han sido enviados por Dios hablan del bautismo de Jesús y Su sangre.
Pero aquéllos que predican sus propias palabras están expresando sólo sus propios pensamientos. Ellos dicen, “Nosotros somos redimidos del pecado original, pero cada uno tiene que arrepentirse de sus pecados diarios.” Ellos dicen que tenemos que santificarnos gradualmente.
¿Pero puede un hombre santificarse por sí mismo? ¿Podemos santificarnos en la fuerza de nuestros propios méritos y a través de nuestros propios esfuerzos? ¿Nosotros nos santificamos porque Dios lavó todos nuestros pecados, o porque intentamos alcanzar la redención solos?
La verdadera fe es la que nos santifica. ¿Podemos hacer que el carbón se vuelva blanco lavándolo mil veces? ¿Podemos hacer la piel negra, blanca con la lejía? Ninguna cantidad de jabón o lejía puede lavar nuestros pecados, y nuestra propia justicia es como un trapo sucio. ¿Nosotros venimos a ser justos creyendo en el bautismo de Jesús y su sangre o sólo creyendo en la sangre en la cruz?
La verdadera fe sale del agua del bautismo de Jesús y Su sangre en la cruz. La salvación no viene como resultado de nuestros propios esfuerzos. Sólo nuestra fe en el bautismo de Jesús y su sangre nos libera del pecado y nos hace justos.
El Padre ha puesto a todos los hombres en las manos de su Hijo, y quién crea en Él tendrá la vida eterna. Creer en el Hijo significa creer en la redención a través de su bautismo y sangre. Él que cree, tendrá la vida eterna como un hijo de Dios. Aquél que es salvado vive para siempre a la derecha de Dios.
La fe en el bautismo de Jesús y su unidad con Dios también es la fe en el Espíritu. La palabra de verdad nos permite nacer de nuevo. Nosotros nos salvamos creyendo en el bautismo de Jesús y su sangre.
Tener la fe. Creer en el bautismo de Jesús y su sangre es ganar la redención. Tenga la fe en el verdadero evangelio y obtenga el perdón de pecado.
 
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REGRESA AL EVANGELIO DEL AGUA Y DEL ESPÍRITU