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Tema 11: El Tabernáculo

[11-13] Aquellos Que Pueden Entrar en el Lugar Santísimo (Éxodo 26:31-33)

Aquellos Que Pueden Entrar en el Lugar Santísimo
(Éxodo 26:31-33)
«También harás un velo de azul, púrpura, carmesí y lino torcido; será hecho de obra primorosa, con querubines; y lo pondrás sobre cuatro columnas de madera de acacia cubiertas de oro; sus capiteles de oro, sobre basas de plata. Y pondrás el velo debajo de los corchetes, y meterás allí, del velo adentro, el arca del testimonio; y aquel velo os hará separación entre el lugar santo y el santísimo».
 


Los Materiales del Tabernáculo


El Tabernáculo era una casa pequeña movible con cuatro clases de sobrecubiertas. Estaba hecha de varios materiales – por ejemplo, sus paredes estaban hechas de 48 tablas de madera de acacia. La altura de cada tabla era de 4.5 m (10 cubos), y su ancho era de 67.5 cm (1.5 cubos). Todas las tablas estaban cubiertas con oro.
Las cubiertas del Tabernáculo fueron hechas de los siguientes materiales: la primera cubierta estaba hecha de cortinas tejidas de hilos azules, púrpura, carmesí y de lino torcido; la segunda cubierta fue hecha de pelo de cabra; la tercera cubierta fue hacha de pieles de carnero teñidas de rojo y la cuarta cubierta fue hecha de pieles de tejon.
Como ya lo hemos examinado, todas las puertas del Tabernáculo estaban tejidas con los hilos azules, púrpura, carmesí y el lino torcido.
Los colores de los cuatro hilos usados para el velo de puerta del Lugar Santísimo manifiestan las obras de Jesucristo que han salvado a la gente del pecado. Ya que estos cuatro colores son la luz de la verdad manifestando que Jesucristo nos daría el regalo de la remisión del pecado, son algo por lo cual los creyentes expresan su gratitud y su agradecimiento.
 

Los Materiales de las Puertas del Lugar Santo y del Lugar Santísimo
 
Los Materiales de las Puertas del Lugar Santo y del Lugar Santísimo
Los materiales de las puertas del Lugar Santo y del Lugar Santísimo eran telas tejidas con hilos azules, púrpura, carmesí y lino fino torcido. Todas las puertas del Tabernáculo fueron hechas con estas telas. Uno llegaba al velo de la puerta del Lugar Santísimo a través de la puerta del Tabernáculo que guiaba al Lugar Santo. La puerta del Lugar Santísimo nos muestra que el Señor ha remitido nuestros pecados con Sus cuatro ministerios manifestados en los hilos azules, púrpura, carmesí y el lino fino torcido.
Los hilos azules, púrpura, carmesí y el lino fino torcido empleados para el Lugar Santo y para el Lugar Santísimo son una sombra que revela que el Mesías vendría a esta tierra, seria bautizado, derramaría Su sangre, y de esta manera completó la obra de la salvación. Entre estos, el hilo azul es la sombra que manifiesta el bautismo que Jesús recibiría, y el hilo carmesí es la sombra del sacrificio que Él ofrecería por los pecados del mundo los cuales cargó. Para limpiar nuestros pecados, nuestro Señor fue bautizado y llevó la condenación del pecado. Esto es lo que implica el velo de la puerta del Lugar Santísimo. 
 

El Suelo del Tabernáculo

El Tabernáculo fue construido sobre la arena, su piso. El suelo aquí se refiere a los corazones de la gente. El que el suelo fuese de arena también nos dice que Jesús vino a esta tierra en semejanza de hombre para borrar los pecados de nuestro corazón. Debido a que Jesús vino, experimentó todas las debilidades de la humanidad, Él lavó todos sus pecados con el bautismo que recibió y con la preciosa sangre que Él derramó sobre la Cruz. Nuestro Señor vino a esta tierra para hacer resplandecer la gran luz de la verdad en este mundo y resolver el problema fundamental del pecado de la humanidad. Jesús es el Dios de la creación quién hizo todo el universo y todo lo que en le hay, y Él es la luz de la salvación que vino a esta tierra para liberar a la humanidad de todas sus maldiciones y pecados.
 

Las Columnas del Lugar Santísimo

Las columnas  del Lugar Santísimo estaban hechos de cuatro columnas de Madera de acacia. En la Biblia, el número cuatro significa sufrimiento. Las columnas del Lugar Santísimo nos muestran que la gente no puede ser salva si no cree en la luz brillante de la salvación manifestada en los hilos azules, púrpura, carmesí y en el lino fino torcido. En otras palabras, manifiestan que nosotros podemos descubrir la luz que resplandeciente de la salvación creyendo en el evangelio del agua y el Espíritu completado por Dios Mismo a través de Su sufrimiento.
Quienquiera entrar en el Lugar Santísimo y estar ante la presencia de Dios debe creer en el resplandeciente evangelio del agua y el Espíritu, el evangelio de la salvación que Dios ha preparado. Pero aquellos que vienen a Dios sin creer en el evangelio puesto por Dios encararan Su feroz ira. Aquellos que vienen ante Dios deben tener la fe que cree en la resplandeciente verdad manifestada en los hilos azules, púrpura, carmesí y el lino fino torcido. A través de la resplandeciente verdad, todos nosotros debemos venir al Lugar Santísimo en donde habita Dios.
El evangelio de la remisión del pecado revelado en el Antiguo Testamento es la verdad de la salvación manifestada en los hilos azul, púrpura y carmesí. El mismísimo evangelio de la remisión del pecado revelada en el Nuevo testamento fue completado a través del bautismo que Jesús recibió, la sangre de la Cruz y Su resurrección. Podemos entrar en el Lugar Santísimo solo cuando tenemos la fe que cree en el santísimo evangelio.
 


Debemos Creer en Nuestra Salvación Manifestada en los Hilos Azul, Púrpura y carmesí


Hebreos 11:6 afirma: «Pero sin fe es imposible agradar a Dios; porque es necesario que el que se acerca a Dios crea que le hay, y que es galardonador de los que le buscan». Dios vivirá por siempre. Y para darnos vida eterna, Él nos ha bendecido con la remisión de los pecados a través de nuestra fe en Jesucristo quién vino a esta tierra en semejanza de hombre, fue bautizado y crucificado, sé levantó de entre los muertos, y de esta manera ha llegado a ser nuestro Salvador. Al lavar todos los pecados de nuestras viejas naturalezas con Su juicio vicario por nuestros pecados y dando a nuestras almas la fe que cree en el evangelio del agua y el Espíritu, el Señor nos ha vestido en la santidad de la perfección absoluta.
Al vestirnos de nueva vida, nuestro Señor nos ha permitido ir ante Dios y orar a Él. Aún más, Él también nos ha dado la gracia de ser capaces de estar ante la presencia de Dios y llamarlo Padre. Todas estas cosas son los regalos de Dios que nos han llegado por la salvación que Él nos ha dado. Dándonos esta salvación a través de la verdad de los hilos azules, púrpura y carmesí, Dios ha hecho que tengamos la fe que nos permite ser salvos y estar ante Él.
Si tú y yo muriésemos mañana, ¿tenemos la confianza de que iremos al Cielo? Aquí, vamos a pensar en nuestro futuro por un minuto. Cuando la gente muere, todos estaremos de pie ante el trono del juicio de Dios. Esto solo puede significar que debemos resolver el problema de todos los pecados que hemos cometido sobre esta tierra – entonces, ¿cómo podemos resolver este asunto? Si nosotros solamente creemos ciegamente en Jesús como nuestro Salvador, ¿significa esto que creemos meramente en una religión?
Hubo un tiempo en mi vida en que ignoraba el evangelio del agua y el Espíritu y trataba de resolver el problema de mis pecados solo creyendo ciegamente en la sangre de la Cruz. En ese entonces, yo creía obstinadamente que Jesús fue crucificado y que murió por la gente como yo, y que Él resolvió todos los problemas del pecado. Pero con esta fe, no podía resolver el problema de los pecados diarios que cometía. Lejos de eso, fue por creer en la salvación manifestada en los hilos azules, púrpura y carmesí el que mi fe haya nacido de nuevo en su totalidad.
¿Realmente son perdonados tus pecados cuando ciegamente crees en Jesús como tú Salvador? La fe que nos permite ir ante el santo Dios no es encontrada creyendo en Él ciegamente, sino que se encuentra conociendo y creyendo la verdad. No importa que tan fervientemente podamos creer en Jesús como nuestro Salvador, si no conocemos el evangelio de verdad el cual ha salvado a los pecadores con los hilos azules, púrpura y carmesí, entonces no podemos encontrarnos con el santo Dios. Es solo cuando tenemos la fe que cree en el evangelio del agua y el Espíritu que podemos encontrar al santo Dios. Entonces, ¿qué materiales de fe constituyen la verdad que nos permite estar de pie como salvos ante Dios? ¿Cuál es el evangelio que nos permite tener tal fe? Este evangelio es el resplandeciente evangelio del agua y el Espíritu.
Nuestro Señor vino a esta tierra, tomó los pecados del mundo al ser bautizado por Juan, fue crucificado, derramó Su sangre, sé levantó de entre los muertos en tres días, y de esta manera completó Su perfecta salvación para aquellos de nosotros que creemos. Si nuestras almas desean ser limpiadas del pecado, eso solo sucede cuando creemos en el bautismo que Jesús recibió de Juan (Mateo 3:15) y en la sangre de la Cruz (Juan 19:30) el que podamos entrar en el resplandeciente dominio de la verdad. A menos que creamos en Jesucristo quién ha venido del resplandeciente evangelio del agua y el Espíritu, jamás podremos tener corazones que sean tan limpios como la blanca nieve.
Algunas veces nos lamentamos cuando vemos las debilidades de nuestra carne. Pero aún así, debido al evangelio del agua y el Espíritu, continuamos acercándonos para dar gracias a Dios, ya que el Señor ha borrado todos nuestros pecados con Su bautismo y sangre. Tú y yo jamás podríamos haber sido santos en ninguna otra manera, sin embargo creyendo en el evangelio del agua y el Espíritu, hemos llegado a ser santos. Nuestro Señor perfectamente nos ha salvado del pecado. Creyendo en el evangelio de los hilos azul, púrpura y carmesí. Podemos descubrir la resplandeciente luz de la verdad que nos ha salvado de todos nuestros pecados. Con el evangelio del agua y el Espíritu, el Señor nos ha hecho íntegros y santos.
En Mateo 19:24, nuestro Señor dijo: «Otra vez os digo, que es más fácil pasar un camello por el ojo de una aguja, que entrar un rico en el reino de Dios». Aquellos que son ricos en espíritu no pueden ser salvos, ya que ellos no creen que pueden recibir la remisión del pecado por creer en el evangelio del agua y el Espíritu. Solo aquellos que verdaderamente son pobres en espíritu desean entrar al Cielo, piden la ayuda de Dios, se despojan de su propia justicia y en vez de eso creen en la justicia de Dios al 100 por ciento, ellos pueden recibir la vida eterna creyendo en el evangelio del agua y el Espíritu. El evangelio del agua y el Espíritu ha impactado con su brillante luz de salvación para que podamos encontrarnos con el Dios santísimo. Por nosotros mismos, nunca podremos ser santos, pero cuando creemos en el evangelio dado por el Señor, ciertamente podemos llegar a ser santos y entrar en el resplandeciente dominio de la verdad.
 

Debemos Abandonar la Fe Religiosa y Doctrinal

En Juan 3:3, Jesús Mismo dijo: «Que el que no naciere de nuevo, no puede ver el reino de Dios». A esto, Nicodemo respondió: «¿Cómo puede un hombre nacer siendo viejo? ¿Puede acaso entrar por segunda vez en el vientre de su madre, y nacer?» (Juan 3:4).
Para aquellos que no han nacido de nuevo, el nacer de nuevo solo por fe les parece imposible. Algunas veces, aún Sus discípulos no entendían Su Palabra y más aún hasta dudaban. Así, el Señor dijo en una ocasión a Sus discípulos: «Para los hombres esto es imposible; mas para Dios todo es posible» (Mateo 19:26). Claro que es imposible para los seres humanos entrar en el Reino de Dios con una fe religiosa, pero es posible entrar en el Reino creyendo en el evangelio del agua y el Espíritu. Aunque no podemos llegar a ser santos por nosotros mismos, aquellos que creen que el Señor vino a esta tierra, tomó los pecados del mundo sobre Su cuerpo a través de Su bautismo, fue crucificado, sé levantó de entre los muertos, y de esta manera resplandeció la brillante luz de la salvación que ha borrado por siempre todos nuestros pecados – Dios los ha preparado para entrar a Su Reino.
La verdad manifestada en los hilos azul, púrpura y carmesí usados como materiales del Tabernáculo está intrínsicamente relacionado al evangelio del agua y el Espíritu que Jesús completó en el Nuevo Testamento. En otras palabras, el evangelio del agua y el Espíritu es igual a la verdad que se manifiesta en los hilos azules, púrpura y carmesí. Los hilos azules, púrpura y carmesí son una sombra de Su salvación actual, y el evangelio del agua y el Espíritu es la sustancia real de esta sombra.
Por lo tanto, podemos descubrir la resplandeciente verdad de la salvación a través del evangelio del agua y el Espíritu y descansar en el. Existe una paz en el resplandeciente evangelio del agua y el Espíritu, como un niño destetado que juega, descansa y duerme apaciblemente en los brazos de la madre. Es por descubrir la luz más santísima en el evangelio que hemos podido encontrar al Dios santísimo. Es por creer en el resplandeciente evangelio del agua y el Espíritu que podemos encontrar la salvación que Dios nos dado. Solo aquellos que creen en esta salvación dada por Dios pueden recibir el descanso permanente.
En concreto, creyendo en el santísimo evangelio del agua y el Espíritu que es la única fe que permite entrar al Lugar Santísimo. La fe que cree en este resplandeciente evangelio del agua y el Espíritu nos permite tomar la remisión del pecado y hacerla nuestra. Nuestro Señor vino a esta tierra en este resplandeciente evangelio que ha borrado nuestros pecados de una sola vez a través de Su bautismo y de la Cruz. Ahora, Él ha cumplido la promesa que nos hizo con los hilos azules, púrpura, carmesí y el lino fino torcido. Solo aquellos que creen en Jesús como su Salvador y en el evangelio del agua y el Espíritu pueden recibir vida eterna y entrar al Cielo.
Si este evangelio del agua y el Espíritu hubiera sido predicado hace 30 años, ciertamente hubiera arrasado por todo el mundo. Pero es la providencia de Dios que esta verdad sea esparcida en los tiempos finales. Nuestro Señor dijo en Apocalipsis que incontable multitud de personas serian salvos de sus pecados en los tiempos finales. También Él dijo que habría muchos mártires y que durante el tiempo de la tribulación un gran número de gente demostraría su fe confiando en el Señor y abrazando su martirio. En otras palabras, nuestro Señor se ha enfocado en los tiempos finales como el momento para recoger muchas almas. El plan de Dios es solo para aquellos que verdaderamente creen en este evangelio de la verdad para que reciban el regalo de la salvación de todos sus pecados.
Se debe a que tú has sido muy afortunado al escuchar el evangelio del agua y el Espíritu ahora en este tiempo que has podido ser salvo de todos tus pecados. Yo verdaderamente estoy agradecido con Dios por darnos este evangelio del agua y el Espíritu. ¿Qué hubiera pasado a todos nosotros si no hubiésemos escuchado el evangelio del agua y el Espíritu? Pero es un hecho que aún ahora no todos aceptan el evangelio del agua y el Espíritu. Esta verdad no es algo que pueda entrar en el corazón de cualquiera.
De hecho, vemos que aunque existen muchos Cristianos por todo el mundo, muchos de ellos ni conocen ni creen en el evangelio del agua y el Espíritu. Entonces, ¿cómo puede esta gente que ignora la verdad del evangelio ser liberada del pecado? Es por eso que Dios nos ha permitido expandir el evangelio verdadero a través de literatura Cristiana.
Existen muchos en todo el mundo que dan testimonio de que han llegado a saber lo que es el evangelio del agua y el Espíritu solo después de leer la literatura evangélica que hemos repartido. Ellos solo habían conocido la sangre de la Cruz antes de conocer este evangelio del agua y el Espíritu, pero ahora están agradeciendo a Dios por ser capaces de alcanzar un entendimiento claro y de creer en el evangelio del agua y el Espíritu. También, existen muchos que dan testimonio que no sabían que tan grande significado se escondiera en el hecho de que Jesús fue bautizado por Juan. Ellos ahora creen en este evangelio y no pueden agradecer a Dios lo suficiente.
Podemos ver que al igual que el evangelio del agua y el Espíritu, la puerta de los atrios del Tabernáculo también fue hecho de hilos azul, púrpura, carmesí y lino fino torcido. Estos cuatro colores son iguales al evangelio del agua y el Espíritu. Y de la misma manera, el resplandeciente evangelio del agua y el Espíritu también se manifiesta en la cortina-puerta del Lugar Santo y en el velo-puerta del Lugar Santísimo. Aún más, la primer sobrecubierta del Tabernáculo también estaba tejida de los mismos cuatro colores; azul. púrpura, carmesí y el lino fino torcido.  Esta verdad se refiere al bautismo y a la sangre de Jesús. Es por eso que Jesús Mismo declaro ser el camino al Reino del Cielo. Al venir a esta tierra y salvar a los pecadores con la verdad del evangelio del agua y el Espíritu, Él ha hecho limpios a aquellos que creen.
El camino al Reino del Cielo es encontrado en la fe que cree en el bautismo y en la sangre de Jesús. Con los hilos azules, púrpura, carmesí y el lino fino torcido, Jesús nos ha salvado del pecado perfectamente. ¿En donde piensa que puedes encontrar esta verdad? Si tu crees en el bautismo que Jesucristo recibió y en la sangre de la Cruz, entonces serás salvo de todos los pecados y recibirás la vida eterna de una sola vez.
Entonces, ¿cual es la fe que de alguna manera cree en Jesucristo y la fe que cree exactamente en el evangelio del agua y el Espíritu? Debido a que es con el evangelio del agua y el Espíritu que el Señor ha salvado a los pecadores de sus iniquidades, el creer en este evangelio es creer en el Señor correctamente. Debido a que el Señor a salvado a los pecadores con Su bautismo y con la sangre de la Cruz, el creer en este Señor como el Salvador es lo mismo que ser salvo del pecado creyendo en el evangelio del agua y el Espíritu que Él completó. El solo creer en Su nombre no significa que seremos remitidos de nuestros pecados y que entraremos al Cielo.
Mas bien, es por creer exactamente que Jesucristo fue bautizado por Juan por amor a nosotros, derramó Su sangre sobre la Cruz, llevó la condenación de todos los pecados y se levantó de entre los muertos el que podamos recibir la remisión de nuestros pecados y convertirnos en el propio pueblo de Dios. Dios solo permite a aquellos que tienen la fe que cree en el santísimo evangelio del agua y el Espíritu que entren en el Reino del Cielo. Pero aquellos que no creen en el evangelio del agua y el Espíritu no pueden entrar en el Reino del Cielo, ya que no han nacido de nuevo.
Al creer en el resplandeciente evangelio del agua y el Espíritu manifestado en el Tabernáculo, hemos sido capaces de recibir la más santa fe mientras estamos en esta tierra. Aunque nuestras obras son insuficientes, cuando tenemos tal fe, ¿cómo es posible que alguien pueda decir que no hemos sido justificados? Cuándo hemos llegado a ser santos creyendo en el evangelio del agua y el Espíritu, ¿cómo podemos aún tener pecado? Alguna gente se pregunta como podemos decir que estamos limpios cuando aun estamos en la carne la cual continúa pecando.
Pero estos son sus propios pensamientos carnales. Aquellos que conocen y creen en el evangelio del agua y el Espíritu concuerdan en que los seres humanos tenemos cuerpos imperfectos y que por lo tanto no pueden evitar pecar hasta que mueren. Sin embargo, ellos también creen que han sido remitidos por siempre de todos sus pecados, incluyendo los pecados que cometerán en el futuro, dentro de la perfecta salvación del bautismo de Jesús y de Su Cruz.
El que tú y yo podamos compartir esta Palabra de fe espiritual y tener la más santísima fe mientras vivimos en esta tierra se debe al hecho de que el Señor nos ha dado nuestra salvación perfecta manifestada en los hilos azules, púrpura, carmesí y en el lino fino torcido. Se debe a que el Señor nos ha dado la fe que nos permite creer en la verdad del evangelio del agua y el Espíritu como Su regalo para nosotros. Con nuestra fe en el Señor, podemos tener comunión los unos con los otros y vivir nuestras vidas mientras servimos al Señor y nos amamos los unos a los otros – aquí es donde reposa la verdadera felicidad.
No podemos evitar dar gracias a Dios por este evangelio. ¡Cuán maravilloso es el que yo haya podido llegar a conocer el evangelio del agua y el Espíritu y creer en el! Cuando yo no tenía ni pizca de conocimiento acerca del bautismo de Jesús, a través de la Palabra de la verdad, Dios ha dado a mi corazón la fe que cree en este evangelio del agua y el Espíritu. Al creer en el evangelio del agua y el Espíritu, todos hemos recibido las bendiciones del Cielo.
 

Debido al Verdadero Evangelio en mi Corazón, Yo lo Predico con Verdadera Gratitud

Mientras leía la Biblia, una pregunta comenzó a surgir en mi mente: ¿Por qué fue bautizado Jesús? Debido a que esta pregunta continuó surgiendo, decidí encontrar la respuesta a través de la Biblia, porque nadie tenia la capacidad de enseñarme. Es por eso que ya estaba muy interesado en este tema hasta que llegue a conocer el evangelio del agua y el Espíritu.
Frecuentemente leo el versículo de Mateo 3:13-17, especialmente donde Jesús le dice a Juan antes de ser bautizado: «Deja ahora, porque así conviene que cumplamos toda justicia. Entonces le dejó», pero yo no podía entender su significado. Así que frecuentemente le preguntaba a otros acerca del porque Jesús fue bautizado en el Río Jordán, pero nunca escuche una respuesta totalmente satisfactoria. A pesar de eso, Dios me permitió realizar este propósito acerca del bautismo que Jesús recibió de Juan. Esto fue para mi una revolución espiritual, como si un hombre ciego recibiera la vista. Así, fue después que percibí el significado de Mateo 3:13-17 que llegue a entender la verdad manifestada en los hilos azules, púrpura y carmesí que me salvó de mis pecados.
Antes de que entendiera esta verdad, yo había creído solo en la sangre de la Cruz para mi salvación, pero la realidad era que yo aun tenia pecado y por lo tanto era un pecador. En ese tiempo, yo creía que solo podía ser remitido solamente del pecado original por la sangre de Jesús, y mi pecado actual permanecía en mi corazón. No conocía la fe que nos limpia completamente – esto es, yo estaba totalmente en ignorancia en cuanto al bautismo que Jesús recibió de Juan. Sin embargo, Dios iluminó mi corazón con la brillante luz de la remisión del pecado, al igual que una luz se prende en un cuarto oscuro. “¡Ah, el bautismo que Jesús recibió de Juan esta íntimamente relacionado a la imposición de manos del sistema de sacrificios del Antiguo Testamento! ¡Así que esto es lo que es el evangelio del agua y el Espíritu!”
¿Y entonces qué? Sorprendido por el descubrimiento, un gran torbellino comenzó a formarse en mi corazón después de darme cuenta de esta verdad: si ningún otro evangelio mas que este evangelio del agua y el Espíritu es el único evangelio verdadero, ¿qué le ocurrirá a este mundo? Yo pensaba que la fe de los evangélicos había sido fundamentada bíblicamente. Pero ahora, eventualmente llegue a darme cuenta que todos los evangelios aparte del evangelio del agua y el Espíritu son falsos y vienen de Satanás.
Así que, todo lo que he hecho a partir de entonces es creer y predicar que no hay otro evangelio aparte del evangelio del agua y el Espíritu. Alguna gente me ha criticado por esto. Dios también me ha mostrado, a un hombre lleno de limitaciones, la verdad de la salvación manifestada en los hilos azules, púrpura y carmesí, y Él también me ha permitido creer y predicar que esta verdad es el evangelio verdadero. Existen muchos evangelios similares en este mundo, pero solo hay un evangelio verdadero. Es por eso que he decido esparcir el evangelio del agua y el Espíritu por todo el mundo.
Cuando pienso acerca de como llegue a predicar la verdad de la remisión del pecado, y como llegue a conocer, creer y esparcir el santísimo evangelio del agua y el Espíritu, llegue a darme cuenta de cuan grandemente he estado bendecido por Dios. Todo lo que hice fue creer que Jesús tomó los pecados del mundo siendo bautizado por Juan y derramó Su sangre sobre la Cruz, y, sin embrago ¡todos mis pecados han desaparecido! El evangelio del agua y el Espíritu es la verdad real, y le doy gracias a Dios por darme este evangelio. Yo soy un hombre que ciertamente ha sido bendecido grandemente por Dios. Aquellos que creen en el evangelio del agua y el Espíritu también son gente bendecida.
Yo creo que todo esto es la bendición que Dios ha puesto sobre mí. Como confesó el Apóstol Pablo: «Pero por la gracia de Dios soy lo que soy; y su gracia no ha sido en vano para conmigo, antes he trabajado más que todos ellos; pero no yo, sino la gracia de Dios conmigo» (1 Corintios 15:10). No puedo evitar alabar Su gracia dada a mí. Honestamente, si no fuese en la Iglesia de Dios, ¿en donde podrías escuchar el evangelio de la verdad manifestado en los hilos azules, púrpura y carmesí? Cualquiera que oye y cree en la Palabra de los hilos azules, púrpura, carmesí y en el lino fino torcido será limpiado su corazón. Entonces, ¿qué piensan aquellos que no creen en el evangelio del agua y el Espíritu? Para ellos, la verdad del agua y el Espíritu solo les es aburrida.
¿Tienes la fe que cree en los hilos azules y carmesís del velo de la puerta del Lugar Santísimo? Cuando tú escuchas esta Palabra, piensas que ya la conoces, pero examínate a ti mismo para ver si la verdad se encuentra en tu corazón. En otras palabras, ahora tú debes ser uno de los que cree en el evangelio del agua y el Espíritu de acuerdo a la Palabra de las Escrituras. Seria de bendición y afortunado si tú puedes venir a la Iglesia de Dios, escuchar la Palabra de Dios y tener el privilegio de entrar al Cielo.
Pero si no es así, si eres incapaz de conocer el evangelio del agua y el Espíritu, de tener la verdadera fe y de entrar en el Reino del Cielo, todo por estar oyendo únicamente lo mundano e historias superficiales hechas por hombres, ¿qué posible beneficio puede traerte esto? Si el evangelio en el cual tú crees es diferente al evangelio del agua y el Espíritu, ¿cómo puede tu alma tener alguna importancia ante el Señor? La Palabra de Dios y tu fe deben ser exactamente iguales, al igual que la fe del Apóstol Pablo y nuestra fe es la misma. El evangelio del agua y el Espíritu en el que Pablo creía y es también igual al evangelio en el que creemos nosotros (1 Pedro 3:21).
Yo estoy tan agradecido con Dios por permitirnos creer en el verdadero evangelio del agua y el Espíritu en estos tiempos finales. Y cuando tú tienes en tu libro la verdad del evangelio agua y el Espíritu y lo compartes con otros, ellos, también, llegaran a recibir la remisión del pecado y darán gracias a Dios con gozo. Debemos darnos cuenta que todos los patrones y utensilios del Tabernáculo proporcionan un retrato detallado del Señor de la salvación quién ha borrado todos nuestros pecados y debemos dar gracias a Dios por esta verdad.
Somos bendecidos con la salvación y con entrar al Cielo cuando creemos en la verdad revelada en el velo de la puerta del Lugar Santísimo. Más aún, Dios nos ha permitido esparcir por todo el mundo la verdad de la remisión del pecado hecha con los hilos azules, púrpura, carmesí y el lino fino torcido. Dios nos ha comisionado con esta obra. Desde la perspectiva de nuestros lugares de servicio, somos fieles a las obras que nos han sido asignados a cada uno de nosotros y Dios nos está bendiciendo por esta fidelidad.
Yo doy gracias a Dios. Yo le doy gloria a Él con mi fe, creyendo que el evangelio del agua y el Espíritu manifestado en los hilos azules, púrpura, carmesí y el fino lino fino torcido usados para la puerta de los atrios del Tabernáculo es la misma que los cuatro colores revelados el velo de la puerta del Lugar Santísimo. Ahora, es mi mas sincera esperanza que todos ustedes sean salvos de todos sus pecados por fe, quienes puedan entrar en el Lugar Santísimo en donde Dios habita por siempre. ¿Es tu fe también firme sobre esta verdad?
 
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El TABERNÁCULO: Un Retrato Detallado de Jesucristo (II)